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TEXTO 1
El Imperio Alemán se ha convertido en un Imperio mundial. Por todas partes, en las regiones
más remotas del globo, viven millones de compatriotas nuestros. Los productos alemanes, la
ciencia alemana, el espíritu de empresa alemán atraviesan los océanos. Las riquezas que
Alemania transporta a través de los mares se cifran en miles de millones. A vosotros os
incumbe, señores, el deber de ayudarme a sujetar sólidamente esta gran Alemania a nuestra
patria.
Discurso de Guillermo II en 1896, 25° aniversario del imperio
TEXTO 2
Francia no está aún preparada para el combate. Inglaterra se enfrenta con dificultades
interiores y coloniales. Rusia rechaza la guerra, porque teme la revolución interior. ¿Vamos a
esperar a que nuestros adversarios estén preparados o debemos aprovecharnos del momento
favorable para provocar la decisión? Esta es la grave cuestión que hay que zanjar.
El ejército austríaco es aún fiel y útil. Italia está todavía firmemente ligada a la Triple Alianza e
incluso si prefiere (...) mantener la paz para restañar las heridas de la última guerra, sabe (...)
que si Alemania es derrotada, quedará sin remedio a merced de la violencia de Francia e
Inglaterra y perderá su posición independiente en el Mediterráneo (...) Podemos igualmente
contar llegado el caso con Turquía y Rumania (...) Podríamos tener la dirección de la política
europea mediante una ofensiva resuelta, y podríamos asegurar nuestro porvenir.
Esto no quiere decir que debamos provocar la guerra; pero allá donde se manifieste un
conflicto de intereses (...) no debemos retroceder, sino solucionarlo mediante la guerra y
comenzarla con una ofensiva resuelta, poco importa el pretexto, porque no se trata de ese
conflicto, sino de nuestro porvenir, lo que está en juego.
Artículo del diario alemán Die Post (24 de febrero de 1914)
TEXTO 3
La historia de los últimos años, y especialmente los acontecimientos dolorosos del 28 de junio,
han demostrado la existencia en Serbia de un movimiento subversivo cuyo fin es separar de la
Monarquía austro-húngara algunas partes de sus territorios. Este movimiento, que ha ido
creciendo ante los ojos del Gobierno serbio, ha llegado a manifestarse más allá del territorio
del reino con actos de terrorismo, con una serie de atentados y de muertes (...)
El gobierno Real serbio debe comprometerse a:
1. a suprimir toda publicación que incite al odio y al desprecio de la Monarquía (...).
2. a disolver inmediatamente la sociedad llamada “Narodna Odbrana” y a confiscar todos sus
medios de propaganda (...)
3. a eliminar sin demora de la instrucción pública en Serbia (...) todo lo que sirva o pueda servir
para fomentar la propaganda contra Austria-Hungría
4. a separar del servicio militar y de la administración a todos los oficiales y funcionarios
culpables de la propaganda contra la Monarquía austro-húngara, de los cuales el Gobierno
imperial y real se reserva el comunicar los nombres y los hechos al Gobierno real (...)
6.a abrir una encuesta judicial contra los participantes en el complot del 28 de junio que se
encuentran en territorio serbio. Los órganos delegados por el gobierno Imperial y real tomarán
parte en las investigaciones correspondientes (...)
8. a impedir el concurso de las autoridades serbias en el tráfico ilegal de armas y de explosivos
a través de la frontera (...) El Gobierno imperial y real espera la respuesta del Gobierno real lo
más tarde hasta el sábado 25 de este mes, a las cinco horas de la tarde.”
Comunicado del gobierno austríaco (23 de julio de 1914)
TEXTO 4
Esta guerra no la hemos querido nosotros (...) Conducidos a la lucha, nos movilizamos para
rechazar al invasor, para salvar el patrimonio de la civilización y la ideología liberal que nos ha
legado la historia. No queremos que se pierdan las pocas libertades arrancadas a las fuerzas
del mal con tantos sufrimientos. Contestamos "presente" a la orden de movilización. Nunca
haremos una guerra de conquistas (...) Emperadores de Alemania y de Austria-Hungría (...) que
habéis querido la guerra, nos comprometemos a doblar las campanas, tocar a muerto, de
vuestro reino.
Léon Jouhaux, Discurso en los funerales de Jaurès (4 de agosto de 1914)
TEXTO 5
Nos proponemos comenzar el primero de febrero la guerra submarina, sin restricción. No
obstante, nos esforzaremos para mantener la neutralidad de los Estados Unidos de América.
En caso de no tener éxito, proponemos a México una alianza sobre las siguientes bases: hacer
juntos la guerra, declarar juntos la paz; aportaremos abundante ayuda financiera; y el
entendimiento por nuestra parte de que México ha de reconquistar el territorio perdido en
Nuevo México, Texas y Arizona. Los detalles del acuerdo quedan a su discreción [de Von
Eckardt].
Queda usted encargado de informar al presidente [de México] de todo lo antedicho, de la
forma más secreta posible, tan pronto como el estallido de la guerra con los Estados Unidos de
América sea un hecho seguro. Debe además sugerirle que tome la iniciativa de invitar a Japón
a adherirse de forma inmediata a este plan, ofreciéndose al mismo tiempo como mediador
entre Japón y nosotros.
Haga notar al Presidente que el uso despiadado de nuestros submarinos ya hace previsible que
Inglaterra se vea obligada a pedir la paz en los próximos meses.
Telegrama del Ministro de Asuntos Exteriores alemán a su embajador en México (16-1-1917)
TEXTO 6
Cariño mio,
Ahora, si no hay problemas, vas a saber todo acerca de lo que ocurre aquí. Sé que te llevarás
una gran sorpresa cuando te llegue esta carta... ¡Si alguna autoridad la ve! (...)
Quizá te gustara saber como está el ánimo de los hombres aquí. Bien la verdad es que (y como
te dije antes, me fusilarán si alguien de importancia pilla esta misiva) todo el mundo está
totalmente harto y a ninguno le queda nada de lo que se conoce como patriotismo. A nadie le
importa un rábano si Alemania tiene Alsacia, Bélgica o Francia. Lo único que quiere todo el
mundo es acabar con esto de una vez e irse a casa. Esta es honestamente la verdad, y
cualquiera que haya estado en los últimos meses te dirá lo mismo.
De hecho, y esto no es una exageración, la mayor esperanza de la gran mayoría de los hombres
es que los disturbios y las protestas en casa obliguen al gobierno a acabar como sea. Ahora ya
sabes el estado real de la situación.
Yo también puedo añadir que he perdido prácticamente todo el patriotismo que me quedaba,
solo me queda el pensar en todos los que estáis allí, todos a los que amo y que confian en mí
para que contribuya al esfuerzo necesario para vuestra seguridad y libertad. Esto es lo único
que mantiene y me da fuerzas para aguantarlo.
Carta de un soldado británico (5 de febrero de 1918)
TEXTO 7
7. Plena restauración de Bélgica en su completa y libre soberanía.
8. Liberación de todo el territorio francés y reparación de los perjuicios causados por
Prusia en 1871.
9. Reajuste de las fronteras italianas de acuerdo con el principio de la nacionalidad.
10. Oportunidad para un desarrollo autónomo de los pueblos del Imperio austrohúngaro.
11. Evacuación de Rumanía, Serbia y Montenegro, concesión de un acceso al mar a Serbia
y arreglo de las relaciones entre los Estados balcánicos de acuerdo con sus
sentimientos y el principio de nacionalidad.2
12. Seguridad de desarrollo autónomo de las nacionalidades no turcas del Imperio
otomano, y el Estrecho de los Dardanelos libres para toda clase de barcos.
13. Declarar a Polonia como un estado independiente, que además tenga acceso al mar.
Wodrow Wilson, Discurso ante el Congreso de los EE UU (8 de enero de 1918)
TEXTO 8
Cuando se piensa en las consecuencias de la gran guerra que acaba de terminar (...), cabe
preguntarse si no palidece la estrella de Europa y, si con el conflicto en el que tanto ha sufrido
no ha comenzado para ella una crisis vital que presagia su decadencia. Diezmando su multitud
de hombres, vastas reservas de vida de donde extraía fuerzas el mundo entero; dilapidando
sus riquezas materiales, precioso patrimonio ganado con el trabajo de generaciones;
desviando durante años los espíritus y los brazos de la labor productiva hacia la bárbara
destrucción; despertando con ese abandono las iniciativas latentes o adormecidas de sus
rivales, la guerra ¿no habrá asestado un golpe fatal a la hegemonía de Europa en el mundo?
Albert Demangeon, Le declin de l'Europe (París, 1920)