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La
Crisis
del
canal
de
Suez
2009
Además de la hegemonía sobre el estratégico
canal, este conflicto puso en el foco de la
atención internacional el tema de las dos
esferas de influencia en el mundo de la Guerra
Fría y la intromisión de cada una de las partes,
Occidente y la URSS, en el área correspondiente
al adversario. Aunque Moscú amenazó con
tomar parte en la guerra de Suez e incluso con
atacar a Londres y París, el conflicto se resolvió
con respeto de las áreas de influencia de cada
bloque. Este hecho, como apuntan algunos
historiadores, contribuyó a consolidar la idea de
la existencia de un mundo bipolar con fronteras
"inviolables". Fuentes utilizadas para el
presente trabajo www.bbcmundo.com
Política internacional
Contemporánea
La Crisis del Canal de Suez
Hungría y Suez en el mundo bipolar
Por Rolando Aniceto, Redacción BBC Mundo
Mientras en Hungría la intervención soviética ponía fin a una revuelta
popular, en Egipto se gestaba otra crisis que haría tambalearse la paz
mundial.
Muchos historiadores se empeñan en ver una relación entre ambos
conflictos a pesar de que tuvieron lugar en regiones del mundo con muy
pocas similitudes.
Hungría pasó a ser vista como pieza clave en las
relaciones Este-Oeste, según algunos
historiadores.
"Nos enteramos de la decisión catastrófica de ir a la guerra por el Canal de
Suez, y ahí comprendimos que la causa húngara sería olvidada y que
perderíamos", dijo a la BBC el doctor G.M. Barabas, quien como líder
estudiantil intervino en los sucesos de la Revolución Húngara de 1956.
A la vez, Cecilia Curtis, descendiente de húngaros que se refugiaron en
Australia, también declaró a la BBC que "cuando estalló la revolución todo el
mundo creía que Occidente ayudaría, pero
nadie lo hizo".
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No sólo estuvo en juego la hegemonía sobre el
estratégico Canal de Suez.
Aunque la revolución húngara contó con el apoyo de los gobiernos
occidentales (el presidente de EE.UU., Dwight D. Eisenhower, dijo estar "de
todo corazón" con los revolucionarios) y causó una gran conmoción
alrededor del mundo, la falta de apoyo efectivo occidental es vista como
una de las causas del fracaso revolucionario.
En opinión de algunos historiadores, el estado de cosas surgido tras la
Segunda Guerra Mundial determinó la existencia de un mundo bipolar con
esferas de influencia muy demarcadas, e incluso "inviolables", como
condición para la buena marcha de un proceso de "distensión" internacional.
Siguiendo este punto de vista, la insurrección de Hungría dañaba el
equilibrio necesario para la relación Este-Oeste y la convivencia entre las
potencias de la época.
Suez
A la vez que Moscú aplastaba el movimiento revolucionario húngaro, se
desataba otra crisis internacional: la guerra del Canal de Suez, que contó
con la alianza entre Reino Unido, Francia e Israel contra Egipto y pudo
haber involucrado a la Unión Soviética y a Estados Unidos.
El fracaso de la revolución húngara pudo
haber contribuido a consolidar una idea
geopolítica del mundo.
Además de la hegemonía sobre el estratégico canal, ese conflicto puso en el
foco de la atención internacional el tema de las dos esferas de influencia en
el mundo de la Guerra Fría y la intromisión de cada una de las partes,
Occidente y la URSS, en el área correspondiente al adversario.
Aunque Moscú amenazó con tomar parte en la guerra de Suez e incluso con
atacar a Londres y París, el conflicto se resolvió con respeto de las áreas de
influencia de cada bloque.
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Así, tanto la insurrección de Hungría como la Crisis de Suez,
acontecimientos de hace ahora 50 años, pueden ser vistos como hechos
clave que ayudaron a dar forma a una concepción geopolítica del mundo
que se mantendría, en esencia, vigente por las próximas tres décadas.
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Este hecho, como apuntan algunos historiadores, contribuyó a consolidar la
idea de la existencia de un mundo bipolar con fronteras "inviolables".
Suez: fin del imperio
Paul Reynolds, Especialista en asuntos internacionales, BBC
Hace 50 años estalló la crisis del Suez por la
decisión del presidente egipcio de nacionalizar
el canal.
El conflicto marcó el fin del imperio
británico.
La referencia
de Eden fue el
pasado y no
el futuro.
Cuando quien fue el primer ministro del Reino Unido durante la
crisis murió en 1977, el diario The Times describió no sólo lo
que había sido la experiencia de Anthony Eden sino también del
país con esta frase: "Fue el último premier en creer que el
Reino Unido era un gran poder y el primero en confrontar una
crisis que probó que no lo era".
El veredicto tradicional respecto a la operación en el Canal del Suez me lo
dio el historiador Corelli Barnett, quien se refirió al tema en su libro "El
colapso del poderío británico".
"Fue el último coletazo del imperio. Un último intento del gobierno británico
de comportarse como lo había hecho hasta entonces cuando se trataba de
defender intereses más allá de sus fronteras. Fue una locura completa".
No es fácil ahora transportarse 50 años atrás, a 1956. El Reino Unido
todavía tenía un imperio. La Segunda Guerra Mundial era un recuerdo
fresco y a los pupilos en las escuelas inglesas aún les enseñaban que fue su
país el que la ganó.
Se sabía que los estadounidenses habían participado, pero habían llegado
sólo al final, y no se mencionaba a la Unión Soviética. Nos decían: "los
británicos son los mejores".
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Fue el último premier en creer que el Reino Unido era un gran poder y el
primero en confrontar una crisis que probó que no lo era
The Times, 1977
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No obstante, en el fondo, no todo estaba bien. A pesar de que el Reino
Unido mantenía barcos al este del Suez, el fin del imperio estaba
próximo.
Se sabía que algunos lugares estaban por perderse: Ghana (la Costa de
Oro), Nigeria. Algunos ya se habían perdido, particularmente India. Y en
otros sitios -Kenia, Chipre, Malasia- los británicos luchaban por contener
rebeliones y levantamientos.
En casa, a pesar de ser cada vez más prospero, el Reino Unido seguía muy
debilitado tras la guerra.
Pero no renunciaba a las pretensiones de sentarse a la cabeza de la mesa
internacional. Acababa de participar en la guerra en Corea, pero su reducido
papel debió haber puesto en evidencia cuál era su verdadero poder.
Eden mismo rechazó la idea de que debía unirse al entonces joven y
continental "mercado común", declarando muy ufano: "Nuestros horizontes
son más amplios".
Su visión respondía a una era que había pasado y no a la que estaba por
comenzar.
Influencia de los '30
Eden creció políticamente durante la década de los años '30. Se oponía a la
pacificación y era particularmente hostil al líder fascista italiano Benito
Mussolini. En 1938 renunció al cargo de canciller cuando el primer ministro
Neville Chamberlain quiso negociar con Italia.
EL CANAL DEL SUEZ
El Canal del Suez abrió sus esclusas en
noviembre de 1869. Fue obra del francés
Ferdinand de Lesseps quien utilizó
trabajo forzoso; se estima que 120.000
empleados egipcios murieron durante la
construcción. Se extiende por 192
kilómetros entre el Mediterráneo y el Mar
Rojo. En su punto más estrecho mide
300 metros. En 1955 aproximadamente
dos tercios del petróleo de Europa pasaba por el canal.
El canal cerró en 1967 debido a la Guerra de los Seis Días y volvió a abrir
en 1975. Cerca del 7,5% del comercio marítimo mundial pasa por el canal
en la actualidad. En 2005, 18.193 embarcaciones pasaron por esta vía
interoceánica. Es ahí donde está el origen de la crisis del Suez.
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Cuando en 1954 un nuevo tipo de líder político, el nacionalista árabe Gamal
Abdel Nasser, emergió como dirigente de Egipto, Eden no comprendió que
el mundo había cambiado. Lo que vio fue a otro dictador, a otro Mussolini.
Eden no pudo aceptar que Egipto debía administrar el Canal del Suez, a
pesar de haber aceptado previamente que las tropas británicas se retiraran
de la zona del canal.
El lugar había perdido algo de su importancia estratégica para el Reino
Unido, pero no toda. Y había adquirido una nueva relevancia, como el paso
para que el petróleo llegara a Europa.
Cuando Nasser anunció que iba a nacionalizar la Compañía del Canal del
Suez, que el Reino Unido y Francia controlaban (en parte, dijo, para pagar
por la represa de Asuán que Estados Unidos se rehusó a financiar), Eden se
alarmó.
Le dijo a sus colegas en el gobierno que no permitiría que Nasser "ponga su
pulgar en nuestra tráquea".
El plan secreto
Así, Eden tramó un plan tripartito secreto con
Francia e Israel. Francia era hostil a Nasser
porque Egipto apoyaba a los rebeldes
argelinos. Además su asociación con el canal
era histórica: al fin y al cabo, fue un francés el
que lo construyó.
Kennedy y
Macmillan fueron
muy buenos
amigos.
Israel, por su parte, estaba ansioso por
desafiar a Nasser debido a los ataques de los
fedayines palestinos y el bloqueo egipcio al
estrecho de Tiran.
La estratagema era que Israel invadiría a Egipto a través de
la península del Sinaí. Londres y París darían entonces un
ultimátum a ambas partes diciendo que dejaran de pelear o
que tendrían que intervenir para "proteger" el canal.
Y así fue. Los israelíes tuvieron que moderar su ataque para no ganar antes
de que las fuerzas de "intervención" pudieran llegar. Los británicos y los
franceses fueron a "salvar" el canal.
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Y al presidente Dwight Eisenhower, preocupado por las repercusiones en las
relaciones con el mundo árabe y horrorizado ante tal aventura, no le cayó
en gracia.
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Sólo cometieron un error: no le avisaron a los estadounidenses.
"Nuestro más cercano aliado nos retiró el
apoyo", señala Corelli Barnett. "Actuamos
cuando la economía estaba en problemas;
Macmillan, titular de Finanzas, le dijo al
gabinete que la única manera de resolver
la situación era conseguir un préstamo del
Fondo Monetario Internacional respaldado
por Estados Unidos.
“Fue todo un
fiasco”, señaló
Corelli Barnett.
"Los estadounidenses se negaron a
respaldarlo. Nos dijeron que no avanzáramos y que
evacuáramos inmediatamente. Así que lo hicimos. Fue
todo un fiasco". Las tropas británicas y francesas se
fueron de Egipto en diciembre de 1956. Eden dejó su
cargo a principios del año siguiente.
Efectos
Las consecuencias fueron estruendosas.
Para empezar, la crisis acaparó de tal
manera la atención internacional que le
permitió a la Unión Soviética aplastar
brutalmente el levantamiento húngaro que
ocurrió al mismo tiempo.
Pero también implicó que ni el Reino Unido
ni Francia pudieron volver a actuar de
manera independiente en el plano
internacional. No obstante, cada uno llegó
a conclusiones diferentes.
Harold Macmillan, quien sucedió a Eden,
decidió que en el futuro Londres debía
aliarse con Washington. Fue muy
buen amigo del presidente John F.
Nasser, sigue
Kennedy y hasta lo persuadió de
siendo
el héroe
que le permitiera al Reino Unido
para muchos
tener el misil nuclear Polaris.
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Desde entonces, Londres ha no ha estado muy dispuesto a
oponerse a las decisiones de la Casa Blanca. Incluso durante la
guerra de Vietnam, el primer ministro Harold Wilson, un laborista, no
permitió que se criticara a Washington al tiempo que astutamente se rehusó
a mandar la fuerza simbólica que Lyndon Johnson le pidió.
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árabes.
Desconexión francesa
Francia, por su parte, siguió su propio camino de la mano de Charles de
Gaulle. Dejó en manos de la OTAN la estructura del comando militar y se
dedicó a dirigir los destinos de Europa junto con la recientemente próspera
Alemania.
Así como desde entonces Londres ha tendido a estar de
parte de Estados Unidos, París ha tendido a estar en su contra
Así como desde entonces Londres ha tendido a estar de parte de Estados
Unidos, París ha tendido a estar en su contra.
Las teorías revisionistas modernas dicen que realmente quien cometió un
error fue el presidente Eisenhower, pues reveló una debilidad que la Unión
Soviética explotó.
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Cualquiera que sea la opinión, no hay duda de que el Suez representó el
final de una larga fase de la historia del imperio británico.
La crisis vista desde EGIPTO
Port Saíd, 1956: resistencia popular
Karim Hauser, BBC Mundo, Port Saíd
Nasser
nacionalizó la
compañía anglofrancesa del canal
de Suez.
El presidente de Egipto, Gamal Abdel Nasser,
necesitaba fondos para financiar el proyecto de
la Gran Represa de Asuán, y Estados Unidos y
el Reino Unido se retractaron a último
momento, argumentando que el bloque
soviético proveía de armas al Cairo. Acto
seguido: jaque a los intereses de Londres y
París con la nacionalización de la compañía
anglo-francesa del canal de Suez. Ese 26 de julio de
1956, las relaciones de Egipto con las potencias
imperiales se tensaban al máximo.
"Ellos estaban en contra de la nacionalización, porque no
creían que Egipto iba a poder controlarlo y, sobretodo,
porque iba a dar un mal ejemplo. De hecho, Indonesia
nacionalizó las posesiones de Holanda el 1º de agosto, tan sólo
cinco días después de Egipto", le dijo a BBC Mundo el diplomático retirado
Salah Shaarawi.
Estados Unidos sugirió varias iniciativas para reducir las tensiones, pero sin
éxito. Sin embargo, nadie esperaba el desenlace del 29 de octubre.
"La agresión tripartita fue una verdadera sorpresa", explicó Shaarawi, quien
era comandante de la resistencia popular en el sector oriental del Cairo en
1956.
Y agregó: "nadie explícitamente prohibió la nacionalización; inclusive los
laboristas en el Reino Unido habían hecho nacionalizaciones y parecía ser
parte de los derechos soberanos".
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Israel invadió la franja de Gaza, en aquél
entonces bajo jurisdicción egipcia, y comenzó
su avance hacia el canal por la península del
Sinaí. Días más tarde, los europeos soltaron
varios batallones de paracaidistas sobre Port
Saíd.
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La campaña militar
"Israel quería interrumpir el progreso egipcio; la educación iba por
excelente camino, y en segundo lugar porque recién habíamos adquirido
armas de la URSS", explicó el ex embajador Shaarawi. Los franceses eran
hostiles hacia Nasser porque Egipto respaldaba abiertamente a la
insurgencia argelina. Los británicos no podían soportar la afrenta de verse
sin el control de un punto tan estratégico. Un encuentro secreto entre los
tres países resultó en el Protocolo de Sèvres. Según Shaarawi, "primero
enviaron a los israelíes por el Sinaí, pero Abdel Nasser se dió cuenta de que
iban a aislar a nuestro ejército y regresaron a defender el canal".
En efecto, años más tarde se reveló el contenido de la "Operación
Mosquetero", en la que Inglaterra y Francia pedirían a egipcios e israelíes
retirarse a una distancia de 16 kilómetros de ambos lados del canal, para
instalar una fuerza de intervención anglo-francesa en la zona del canal y de
Port Saíd.
Este acuerdo fue fundamental para que Estados Unidos, que no supo de su
existencia, retirara su apoyo a los europeos y pidiera un cese el fuego.
La resistencia
Nunca olvidaré aquel 2 de noviembre. Le prendieron
fuego a todo, quizás porque gran parte de la
resistencia vivía aquí, y sin duda por el cañón que
usaban contra los extranjeros. Señaló Reda Al
Aryan, camarero en Port Said.
Sería incompleto hablar de 1956 sin hablar del papel de Port Saíd y sus
ciudadanos. BBC Mundo pudo constatarlo en el Museo de la Guerra, donde
se exhiben pinturas, fotografías, armas y parafernalia de la época.
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"Nunca olvidaré aquel 2 de noviembre. Le prendieron fuego a todo, quizás
porque gran parte de la resistencia vivía aquí, y sin duda por el cañón que
usaban contra los extranjeros", me dijo Reda Al Aryan, camarero en el café.
"El dueño nunca quiso reconstruir el último piso, que era de madera, porque
ahí murió una familia entera", explicó a BBC Mundo el veterano camarero.
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Una de las pinturas es un retrato de Mohamed Marhan, quien perdió ambos
ojos en la tortura sufrida a manos de los ingleses y del cual escucho hablar
a lo largo de mi recorrido por el puerto. En otra se muestra el barrio de
Manáj, incendiado por la pólvora inglesa. Decidí aventurarme al Manáj
contemporáneo para ver si quedaba algo de aquellas ruinas. Me detuve
frente a un café, cuyo último piso permanece vacío y con rastros de hollín.
Ahora bien, ¿por qué la importancia del puerto, cuando hay otros puntos
estratégicos, como Suez o Ismiliya? "Port Saíd es una ciudad cerrada.
Tienes que llegar por puentes si vienes del sur, y al norte está el
Mediterráneo", explicó el empleado Eid Ahmad, nacido en 1956, cinco
meses antes de la guerra.
"Por eso estamos tan orgullosos de haber resistido a tres países, ellos con
aviación, paracaídistas y armas convencionales; nosotros con armas
ligeras", dijo el porteño, quien memorizó los relatos de sus padres sobre los
sucesos.
Hazañas y sacrificios
Movíamos las armas en carriolas con bebés. Otra
vez se las puse en el pecho a una abuela. Zeinab el
Kafrawi, líder del grupo de resistencia femenina.
Tanto el viejo camarero como el empleado de cincuenta años de edad
insistieron que el papel de las mujeres en la resistencia fue clave. Y en el
afán de saber más me di cita con Zeinab el Kafrawi, líder del grupo de
resistencia femenina en Port Saíd. "Quizás porque las mujeres de Port Saíd
tenemos un carácter más abierto. Aquí la gente de la costa está
acostumbrada a pedir lo suyo y no temer", comenzó por explicarme.
Le pedí más detalles sobre su rol. "Movíamos las armas en carriolas con
bebés. Otra vez se las puse en el pecho a una abuela. Una vez me detuvo
un oficial inglés y me preguntó cómo se llamaba el niño, le dije 'Gamal'."
"No era cierto -continuó- pero cuando se enfureció el tipo, la gente se
amontonó y salí indemne. Saltaba paredes, corría descalza, yo era muy
deportista", me relató la señora Zeinab. "Vivimos esos tiempos y
participamos en distintas capacidades".
Lecciones
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"En realidad la guerra de 1956 duró pocos días. Pero se tradujo en el
colapso de los imperios clásicos y la llegada de EE.UU. y la URSS a la
política del Medio Oriente", aseveró el ex embajador egipcio Salah
Shaarawi. "En Egipto se tradujo en un incremento en la confianza en Abdel
Nasser, porque logró deshacerse de los ingleses y recuperar el canal de
Suez. Económicamente ha sido un éxito", añadió Salah Shaarawi a BBC
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1956 fortaleció a todos los movimientos de resistencia en los países
árabes y africanos. Inglaterra y Francia perdieron todo su prestigio
Mundo. "Es cierto que significó la partida de los extranjeros de Egipto, que
era algo que el pueblo quería. Claro, hoy las cosas han cambiado. Pero yo
creo que nadie en Port Saíd se lamenta de haber defendido a su país",
admitió Zeinab el Kafrawi, de la resistencia.
Todo el mundo coincide en que el sentimiento de nacionalismo de esos días
era intoxicante. Nadie pedía dinero por sus favores a la patria, insisten
todos los supervivientes del 56. Ahmad Hilal es uno de ellos: "1956
fortaleció a todos los movimientos de resistencia en los países árabes y
africanos. Inglaterra y Francia perdieron todo su prestigio".
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Los países árabes admiraron durante décadas el temple de Gamal Abdel
Nasser, como me lo confirmó una pareja de libaneses que visitaban el
Museo de la Guerra. "Pero hoy hay que volver a despertarse y espabilarse",
concluyó Zeinab el Kafrawi.
La crisis vista desde ISRAEL
Israel, 1956: "La realidad nos empujó"
Jana Beris, Jerusalén para BBC
En octubre de 1956, al estallar la Guerra del Sinaí, habían
transcurrido tan solo poco más de ocho años desde la
fundación del Estado de Israel.
Los israelíes, gobernados en ese momento por el primer
ministro David Ben Gurion, habían comprendido que los
combates de 1948, con la guerra de Independencia, no
habían sido los últimos. Sabían que habría una segunda
vuelta. Esa fue la guerra del 56, que en Israel se la conoce
más como "Operativo Sinaí" u "Operativo Kadesh", a
nombre de la ciudad Kadesh Barnea en la península del
Sinaí.
David Ben Gurion,
primer ministro
israelí en esa
época.
El prologo de la guerra fue el cierre del canal de Suez por
parte de Egipto, la obstaculización de la navegación israelí
y los ataques armados de los fedayin.
"El mundo árabe todo era hostil", dice a BBC Mundo el Dr. Meir
Pail, historiador militar y Coronel (R). "A pesar de que el Reino de
Jordania controlaba en ese momento Cisjordania y la mitad de
Jerusalén, y los egipcios controlaban la Franja de Gaza, el mundo
árabe proclamaba que, llegado el día, iniciarán una nueva guerra y
terminarían lo que no habían alcanzado a hacer en 1948".
"No sin defendernos"
A pesar de que desde el punto de vista político el presidente de
Egipto, Nasser, fue el gran ganador en esta situación en 1956,
comprendió que las Fuerzas de Defensa de Israel eran mucho más
fuertes de lo que pensaba.
Coronel israelí Mordejai Bar-On
Con este trasfondo, explica el Dr. Pail, fue un proceso natural elaborar una
doctrina de defensa basada de hecho en la ofensiva.
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Durante aquella guerra, Meir Pail fue el jefe del batallón que conquistó la
zona de Rafah al sur de la Franja de Gaza, de manos egipcias.
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"El Operativo Sinaí fue la primera ocasión en la que la implementamos",
recalca. "Habíamos comprendido que las dimensiones de Israel eran tales
que si dejamos la iniciativa en manos de los árabes, si nos atacan, en una
semana pueden cortar el país a pedazos".
Años después se convirtió en un activo diputado de izquierda y afirma hoy
que sigue siendo socialista y convencido de que la paz es posible e
imprescindible.
"Pero no sin defendernos", recalca."Si vemos que no hay más remedio que
salir a una guerra, pues mejor que nosotros tomemos la iniciativa. La
realidad nos empujó".
Logros
En aquel momento, al frente del despacho del Comandante en Jefe del
Ejército israelí Moshe Dayan, estaba el Coronel Mordejai Bar-On, hoy Doctor
en Historia militar.
También él cree que existe la necesidad de mantener una posición de fuerza
a fin de poder garantizar la defensa de Israel.
"A pesar de que desde el punto de vista político el presidente de Egipto,
Nasser, fue el gran ganador en esta situación en 1956 , comprendió que las
Fuerzas de Defensa de Israel eran mucho más fuertes de lo que pensaba.
Por lo tanto, durante diez años, se abstuvo, no sólo de iniciar otra guerra,
sino de volver a su política anterior de hacer "pequeños" problemas:
mandar fedayin, colocar minas a lo largo de la frontera con la Franja de
Gaza y demás".
Este oficial retirado, que al igual que Meir Pail fue luego diputado de
izquierda, destaca que de la guerra del 56, Israel obtuvo dos logros claves,
manifestados a largo plazo.
"Dado que Ben Gurion aquí tomó muy en cuenta lo que pedían los franceses
en cuanto a cuándo empezar la guerra, disfrutamos luego de la ayuda
francesa en la construcción de un ejército fuerte y moderno .De ese modo,
pudimos luego ganar en la vuelta verdadera, más tarde, en 1967".
La paz
Pero está también lo político: "Supimos retirarnos a tiempo. Moshe Dayan le
discutía a Ben Gurion por qué aceptaba ceder a las presiones y retirarse del
Sinaí conquistado. Y el primer ministro respondió que uno tiene que saber
renunciar cuando todavía parece que no está obligado a hacerlo".
"Además del tema de la navegación bloqueada y de los ataques de los
fedayin infiltrados enviados por Egipto, había otra consideración. En la
situación anterior, los tanques egipcios podían empezar una guerra desde
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Bar-On, al igual que Pail, está seguro de que la guerra , desde el punto de
vista israelí, estaba justificada.
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"Eso llevó a que Estados Unidos se torne comprometido con nosotros y se
convierta, con el tiempo, en nuestro mejor amigo", agrega.
Beit Hanun, al norte de la Franja de Gaza, a tan solo 70 kilómetros de Tel
Aviv. Y eso no lo podíamos permitir".
Hoy, 50 años después, Egipto está en paz con Israel y el Sinaí, hace
tiempo, se halla en sus manos. En la Franja de Gaza no hay control egipcio,
sino palestino.
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Pero Beit Hanun, a 70 kilómetros de Tel Aviv,
como el resto de la Franja, sigue siendo
escenario de guerra.