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Año 10, número 16, Heroica Puebla de Zaragoza, noviembre de 2007
Héctor Azar, zar del teatro mexicano
Por Arturo Garmendia
Héctor Azar Barbar nació el 17 de octubre de
1930 en Atlixco, Puebla. Licenciado en derecho
y maestro en letras españolas y francesas por la
Universidad Nacional Autónoma de México fue
dramaturgo (más de 60 obras de teatro), director
de teatro (un centenar de obras del repertorio universal, narrador (dos novelas) y ensayista, asi como
destacado promotor cultural. Entre los múltiples
premios y distinciones que ha recibido destacan
el Xavier Villaurrutia de Literatura, el del Festival
Mundial de Teatro en Nancy, Francia, las Palmas
Académicas del Gobierno de la República de Francia, la “Medalla Ignacio Zaragoza”, otorgada por
el Gobierno de Puebla y el doctorado honoris causa
que le concedió en 1991 la Benemérita Universidad
Autónoma de Puebla.
C
onocí al maestro Héctor Azar el año
de 1960 al ingresar a la Escuela Nacional Preparatoria No. 5 de la UNAM,
ubicada en la entonces lejana ex-Hacienda de Coapa, en la Delegación Tlalpan. Azar impartía la cátedra de Literatura Mexicana y debe
haberle llamado la atención un adolescente al
que no le eran desconocidos los nombres de Juan
Rulfo, Juan José Arreola, Carlos Fuentes o las letras clásicas españolas. A mi vez, descubrí un
profesor que verdaderamente había leído a esos
y muchísimos más autores —en particular los del
Siglo de Oro español, a juzgar por sus clases— y
no solamente sus fichas biográficas, como los
maestros que había tenido en la secundaria.
A éste motivo de admiración se añadieron
otros dos: en primer lugar, el reluciente MG
convertible rojo que manejaba por entonces
—verdadera provocación a la envidia para todo
el alumnado, me imagino— y sí, también el que
fuera responsable de haber puesto a la Prepa en
el mapa cultural por lo menos del DF, mediante
la creación del Teatro en Coapa. En efecto, desde
1955 el maestro echó mano de los escasos recursos
disponibles para difundir cultura en el plantel, y
del abundante material humano constituido por
los alumnos —joven, fresco y disciplinado por la
férrea mano del novel promotor cultural— para
conseguir novedosas interpretaciones de textos
clásicos, que tenían la virtud de atraer públicos
diversos: los habitantes del entorno de la preparatoria —muchos de ellos todavía dedicados
a las labores agropecuarias— y el público culto
de la ciudad, para quien constituía una atracción
desplazarse “al campo” a disfrutar de los clásicos
castellanos sin la polilla con la que generalmente
1
se montaban. Así me fue dado conocer su versión
de El periquillo Sarniento, con la que ganó ese año,
1960, el Premio Xavier Villaurrutia.
Antes de que terminara el año escolar me permití presentarle al maestro uno de mis primeros
textos literarios: un melodramático cuento titulado Tormenta de verano, que quizá se vio obligado
a aceptar por provenir de quien había obtenido las
mejores calificaciones en su curso lo cual, desde
luego, no era garantía de nada. Benévolamente,
cuando me lo devolvió me felicitó... pero por mi
buena ortografía y me aconsejo que perseverara
en el intento de, algún día, llegar a ser escritor.
Zoon Theatrykón, animal teatral
Después, los dos nos fuimos a la Universidad: yo,
a explorar una titubeante vocación por la arquitectura; él, a desarrollarse como Zoon Theatrykón
(animal teatral), como gustaba denominarse a
si mismo, encargándose en primer término del
Departamento de Teatro de la Dirección General
de Difusión Cultural de la UNAM, donde reglamentaría las actividades teatrales universitarias;
fundaría el Teatro del Caballito (primera sala
teatral de la UNAM instalada en el centro de la
Ciudad); el Teatro de la Ciudad Universitaria
2
Héctor Azar, durante un ensayo de su obra Olímpica
Olímpica, en el Teatro
Macedonio Alcalá de Oaxaca.
(en el teatro Carlos Lazo, Anexo a la Facultad de
Arquitectura) e iniciaría y dirigiría la colección de
Textos de Teatro de la UNAM. Esta infraestructura
fue de inmediato aprovechada por toda una generación de teatristas universitarios, renovadora de
las artes escénicas en la década de los sesentas:
Juan José Gurrola, Juan Ibáñez, José Luis Ibáñez,
Héctor Mendoza, etc.
También a principios de los años sesenta, el
maestro Azar dió un paso más en su proyecto fundacional del teatro universitario mexicano: crea
en el seno de la UNAM, la Compañía de Teatro
Universitario (primer grupo de teatro profesional
de la universidad), de la que es director. Inicia la
construcción de su repertorio encomendando al
joven director escénico Juan Ibáñez el montaje de
las Divinas palabras, de Ramón del Valle-Inclán,
que viaja a Nancy, Francia al Primer Festival de
Teatro Universitario en 1964 y obtiene el Gran
Premio Mundial.
En 1965 la CTU asiste al el II Festival de Teatro
Universitario, con la obra Olímpica, de la pluma
de Héctor Azar y nuevamente dirigida por Juan
Ibáñez, con la que se hizo patente la calidad del
teatro joven de México ante 22 países, todos ellos
presentando, en mayor o menor grado, el nuevo
teatro de genuina búsqueda que se daba en el
mundo al inicio de la década de los sesenta, saturada de propuestas y originales hallazgos.
Se consolidaron así las metas que habían sido
anunciadas en 1962, en el llamado que animó la
creación del Centro Universitario de Teatro. En
este llamado, también, apareció por primera vez
el dibujo de Picasso, La Cabra, que se transformó
en signo y emblema de lo que aspiraba a ser el
teatro universitario de México: agilidad y frescura
en el trazo, gracia juvenil, precisión en la imagen,
gentileza, hasta convertirse en un símbolo familiar
aún extramuros del Alma Mater.
El zar del teatro mexicano
En 1965 Azar es nombrado Jefe del Departamento
de Teatro del Instituto Nacional de Bellas Artes.
Durante su gestión en esta dependencia inaugura
el Teatro Jimenez Rueda; funda el movimiento de
Teatro Trashumante con el propósito de extender
las actividades teatrales a otros espacios en la
República; crea el Centro de Teatro Infantil y el
Centro de Experimentación Teatral del INBA; dirige
las Temporadas de Teatro Escolar para Jardín de
Niños, Primaria y Secundaria (5,500 niños diarios),
y promueve el proyecto editorial del Teatro del
INBA, que alcanza a publicar 17 volúmenes.
Los archivos son el fundamento mismo de la memoria consciente
que tiene el hombre de sí mismo. Bruno Delmas
Episodio que podría equipaPero no se detuvo ahí: en
rarse a la toma del edificio de
1967 es nombrado Director de
rectoría por el autollamado
la Casa del Lago de la UNAM,
grupo de los “enfermos”, que
en el Bosque de Chapultepec.
propiciaron la renuncia del
Ahí funda el Foro Abierto y el
doctor Ignacio Chávez a la recTeatro de Cámara, asi como
toría de nuestra máxima casa
el Primer Salón de Primavera
de estudios.
de la pintura joven; en 1968
La renuncia del maestro
inaugura el Foro Isabelino
Azar llegó acompañada, en
del Centro Universitario de
palabras del maestro, “de la
Teatro, también dentro de la
decisión rectora de no volver a
UNAM; en 1971 funda y dirige
aceptar un cargo público más,
el grupo Teatro Espacio 15 de
decisión que pude sostenerse
la UNAM, como segunda época
durante 20 años (1973-1993),
de la Compañía de Teatro Unial cabo de los cuales Manuel
versitario, a la vez que edita
Bartlett me brinda el priviley dirige la revista teatral La
gio, largamente esperado, de
cabra.
trabajar en la cultura de Puebla.
Finalmente, en 1972 funda
Portada de su libro que contiene dos obras
Aunque siempre con el equipaje
la Compañía Nacional de
dramáticas.
preparado”.
Teatro, del INBA y es nombraSólo resta mencionar que a
do director titular.
lo largo de esos años, mi relación con el maestro
Fueron los siete años (1965 – 1972) más fructífesólo fue de fiel espectador. Conocía y apreciaba su
ros que haya conocido el país en cualquier época.
trayectoria, pero entre mis modestas actividades
Los dominios de Azar comprendían distintos esy las brillantes suyas no había punto de contacto.
pacios de la UNAM y se extendían hasta el Instituto
El afortunado —para mí— reencuentro se produjo
Nacional de Bellas Artes; y si bien es cierto que la
cuando las borrascas del movimiento estudiantil
concentración del poder en manos de Héctor Azar
de 1968 se llevaron mi no muy firme vocación por
fue inmensa, justificándose así el apodo de “zar del
la arquitectura y me lanzaron al Centro de Estuteatro” con que se le motejó, también lo es que el
dios Cinematográficos de la UNAM, poco tiempo
maestro se multiplicó construyendo y adaptando
después de haberse fundado. Ahí fui parte de
teatros, organizando grupos teatrales y compañías
una pequeña comunidad de amigos, que se unió
estables, formando actores, directores y cuadros
para editar un boletín cinematográfico destinado
técnicos para la escena en las cantidades necesaa reseñar, en primer término, el movimiento
rias para hacer funcionar la infraestructura que
cineclubístico en ese momento muy activo, que
había construido, sin por ello dejar de atender su
se llamó 35 mm. El maestro tuvo a bien apoyar
labor como dramaturgo y director escénico.
esta aventura cultural estudiantil, permitiendo su
Huelga decir que a lo largo de su gestión en
difusión en la Casa del Lago, y aun llamándonos
estas instancias surgieron nuevos talentos escénia presentar algún filme en su cine-club.
cos, como Jorge Esma, José Estrada, Julio Castillo,
El Periquillo Sarniento, de Fernández de LiHéctor Ortega, Wilebaldo López y otros muchos
zardi, El coloquio de los cuatro doctores de la iglesia,
actores y agentes teatrales.
de Fernán González de Eslava o Los falsos profetas,
Sin embargo tal situación era demasiado idíbasada en El Anticristo, de Juan Ruiz de Alarcón;
lica para sobrevivir por mucho tiempo, máxime
Inmaculada (1963), Adán retorna (1980) y La inconcuando el medio teatral —y aún el cultural, para
tenible vida del respetable señor Ta Kah Brown ((1984).
ser justos— es uno en el que el culto al ego, la enRetomó la dirección del Teatro Espacio 15, que revidia, la maledicencia y la intriga son inmanentes.
cién había formado, y con aquellos actores que perLlegó el momento en que esas fuerzas malignas se
manecieron cercanos y leales a él, Martha Ofelia
conjuraron para proporcionarle al Zar un golpe
Galindo, Eloísa Gotdiener, Selma Beraud, María
de Estado: la toma, el 13 de enero de 1973, del Foro
del Carmen Farías, Carlos de Pedro, César Arias,
Isabelino por un grupo de teatristas amotinados
Adalberto Parra y Paco Toledo instaló en pocos
que anunciaron que no devolverían el local a la
días un despacho titulado Asuntos Teatrales, con
UNAM mientras no renunciara el “odiado tirano”.
Los archivos llegan a ser la memoria viva de todo lo que
un día se construyó, se defendió, se amó y se soñó. Hermes Tovar
3
Martha Ofelia Galindo como Inmaculada,
Inmaculada
dirigida por Héctor Azar.
4
el que programó temporadas
escolares, cursos particulares
y elaboró diseños de acciones
institucionales, siempre con
la idea de encontrar un sitio
donde instalar un conjunto
teatral estable.
El 2 de febrero de 1975 el
maestro Azar congregó a un
grupo de amigos en una casona en el centro del tradicional barrio de Coyoacán (en la
esquina que forman las calles
Centenario y Belisario Domínguez) para inaugurar el Centro
de Artes Dramáticas AC (CADAC) “como una contribución
al desarrollo de conceptos
congruentes con las mutaciones sucesivas que la actividad
teatral ha presentado en el siglo que nos ha tocado vivir”,
de acuerdo con su fundador.
Se trataba de establecer “un
lugar de encuentro de las
nuevas generaciones atentas
a participar en la búsqueda
novedosa, y también como un
punto de reencuentro armonizado mediante la esperanza de
comprender y aceptar el teatro
como una labor conjunta inexcusable... alejada de las posturas egocéntricas y desplantes
narcisistas que parecen carac-
terizar los quehaceres teatrales en
el mundo”. Así, en más de treinta
años de actividades ininterrumpidas CADAC se ha constituido
como un espacio abierto a toda
persona que se interese por el
arte teatral, puesto que ofrece
opciones formativas para personas de cualquier profesión, edad
o nivel académico a través de dos
posibilidades:
El teatro al servicio de la persona: para todo aquel que desee
aprovechar las capacidades psicoterapéuticas que el teatro contiene
como medio integrador del ser
humano, o
La persona al servicio del teatro:
para quienes deseen explorar el
ejercicio teatral entendido y practicado como una elevada responsabilidad profesional.
En este contexto, regresé a
Coyoacán, de donde soy oriundo,
después de varios años de residencia en Puebla. Había trabajado
ahí, en la Universidad, desempeñándome entre otros cargos como
responsable del Departamento de
Cine en el área de Difusión Cultural. Como tal había filmado el
cortometraje Vendedores Ambulantes, que mereció un premio en el
Festival de Oberhausen, Alemania, en 1974, con el apoyo de un
grupo de teatro callejero cuya animadora principal, Olga Corona,
fue la protagonista de la película.
El caso es que me casé con ella;
y puesto que ya establecidos en
la ciudad ella manifestó interés
en iniciar estudios formales de
teatro, la llevé a CADAC a presentarla con su director. La química
fue instantánea. El maestro Azar
—taciturno, introvertido, con
fama de ogro— no tuvo para ella
más que cortesía y deferencias.
Sería que ambos eran poblanos, o
que llevaban el teatro en la sangre,
el caso es que congeniaron estupendamente y Olga se incorporó a
los cursos vespertinos de CADAC,
a la vez que el maestro me solicitó que impartiera un curso
de apreciación cinematográfica en sus instalaciones.
Se inició así una feliz temporada, que supuso para mí
una inmersión express en
el mundo del teatro: conocí,
por interpósita persona, el
proceso de formación actoral;
leí las obras que ahí se recomendaban; asistí a los cursos
y conferencias que el maestro
y otros especialistas dictaban y
tuve oportunidad de observar
ensayos y puestas en escena
desde adentro. El caso es que
ante mi dificultad de seguir
haciendo cine, hacer teatro me
pareció una buena opción.
Elegí para mi debut como
director escénico una pieza
en un acto de Yukio Mishima,
Lady Aoi, adaptación de una
obra tradicional del teatro
Noh al Japón moderno, en
la que Consuelo Rodríguez,
actriz estable de CADAC que
recién había actuado en La rosa
tatuada de Tennesse Williams
bajo la dirección de Azar, me
Jorge Rojo en una escena de Ifigenia Cruel
de Alfonso Reyes, dirigida por Azar.
Los archivos cosntituyen la posibilidad de conservar la memoria de nuestra sociedad,
de conservar en los documentos las acciones de los hombres y la vida de las instituciones. Gustavo Villanueva.
Nicolás Núñez y Gloria Leticia Ortiz
ensayan Juegos de Masacre, de Eugene Ionesco, montada por Azar.
hizo el favor de incorporar a
la protagonista; mientras Olga,
mi esposa, aparecía en una
parte más pequeña. Generosamente, el maestro Azar facilitó
el “Espacio C” de CADAC para
la representación.
Envalentonado por la modesta pero buena acogida de
esta empresa, adapté como
comedia musical un ballet de
Bertolt Brecht, Los siete pecados
capitales, substituyendo la partitura de jazz de Kurt Weill por
una de música tropical popular y haciendo de la trama no
un tour de force dancístico,
sino el irresistible ascenso a la
fama de una cabaretera. Por
el estímulo que supuso haber
aprendido de su práctica teatral, la obra está dedicada a
Héctor Azar.
Montar las coreografías de
los once números musicales,
con el apoyo de Raúl Platas
fue todo un reto, pero también
una de las tareas más placenteras que haya acometido. En
esta oportunidad Olga llevó
el peso de la parte dramática.
La obra se estrenó en 1991 en
el Teatro Isabel la Católica del
Seguro Social, en el corazón de
Tlatelolco, y se mantuvo en cartelera un mes. Posteriormente, el
maestro me facilitó nuevamente
el “Espacio C” para alojar a Los
siete pecados... un mes más.
Solo me falta mencionar que
en 1987 le entregué a don Héctor
el manuscrito de Historia portentosa, insólita y prodigiosa de la Antigua California, obra de mi autoría
que recibiera el primer premio en
el Concurso Nacional de Teatro
Histórico convocado ese año
por la Secretaría de Educación
Pública, el INBA , y el Seguro
Social, entre otras instituciones.
Me felicitó, hojeó el documento,
me pidió que le hiciera una breve
reseña verbal y me lo devolvió.
Me dijo. “Tráemelo otra vez, cuando haya sido editado”. Se lo
prometí, pero no pude cumplir
mi palabra: permanece inédito.
No entendí su reacción como
un rechazo, sino como una motivación para que saliera de los
muros protectores de CADAC a
explorar otros espacios.
dientes—, llamada Nuestro
pueblo; y estrenar su creación
en ese entonces más reciente,
La incontenible vida del señor Ta
kah Brown.
Cumplió su deseo, y lo hizo
por todo lo alto. De la delicada
obra de Wilder extrajo un canto
a la efímera belleza de la vida
humana, pleno de agridulce
melancolía; y en el montaje de
su propia pieza vertió buenas
dosis de ironía y sarcasmo para
caracterizar a la clase media nacional en su reluciente entorno
sesentero caracterizado por el
metro, el conjunto habitacional
Tlatelolco y los colorines de la
decoración de la Olimpiada
que por entonces invadían la
ciudad.
Parecía ser el canto del cisne.
Aunque desde su refugio Azar
continuó ejerciendo su influencia
benéfica en la formación de nuevas generaciones de servidores
de teatro (de sus aulas surgieron
todavía dramaturgos de la talla
de Victor Hugo Rascón Banda,
y actores-directores como
Sergio Jiménez, por ejemplo)
y recibiendo reconocimientos
Trayectoria de una vida
No cabe duda de que los años
del Zar en el exilio de CADAC
fueron muy duros. No es posible
imaginar que para alguien como
él, que había regido simultáneamente los destinos escénicos de
las instituciones más poderosas
de su tiempo (la Universidad
Nacional Autónoma de México
y el Instituto Nacional de Bellas Artes) fuera fácil soportar
el ostracismo, cuando no el
desdén de sus adversarios. En
esa situación de exilado, varias
veces le oí mencionar que ya solo
aspiraba a montar la obra de un
dramaturgo bienamado, Thorton
Wilder —de quien en sus inicios
ya había puesto La piel de nuestros
Ofelia Medina en Un roman paladio,
dirigida por Héctor Azar.
Los archivos constituyen la expresión más completa de la actuación humana en todos
los aspectos de las relaciones de los hombre y las instituciones. José Manuel Mata Castillón
5
de instituciones nacionales y
extranjeras, lo cierto es que el
teatro mexicano se encaminó
por nuevos rumbos. Aún
así, durante los veinte años
siguientes, el maestro Azar:
Es nombrado, en 1980 Director de la Rama de Teatro de
la Sociedad General de Escritores de México (SOGEM).
Funda en 1985 CADAC
Atlixco, habiendo puesto su
primera piedra el escritor
poblano Pedro Ángel Palou.
Ahí celebraba anualmente las
tradicionales fiestas del Atlixcayotl; y en 1986 representó su
creación Atlixco por siempre.
Hasta mediados de 1986
había dirigido 18 cortometrajes
para el noticiero Cine Verdad.
Portada del ensayo de Héctor Azar, Cómo
acercarse al teatro.
En mayo de 1987 es admitido
como miembro de la Academia
Mexicana de la Lengua.
Entre 1988 y 1992 dirige las
Jornadas Alarconianas en Taxco,
Guerrero, dedicadas a preservar
y difundir la obra de Juan Ruiz
de Alarcón, gloria del teatro colonial y oriundo de ese lugar.
En 1989 inaugura CADAC*
TAXCO, como dependencia del
Instituto Guerrerense de Cultura.
En 1991 inaugura CADAC*
PUEBLA.
Además, en el periodo da a
conocer más de una decena de
obras de teatro, ocho libros de
ensayos, una autobiografía, un
libro de cuentos y una crónica,
A la luz de Puebla, en la que rinde
homenaje a su solar natal.
Regreso a la tierra natal
A
6
Héctor Azar,
por méritos,
la Benemérita
Universidad
Autónoma de Puebla, por acuerdo del H. Consejo Universitario, tuvo a bien otorgarle en
octubre de 1991 un doctorado
honoris causa. En la ceremonia
correspondiente el entonces
rector, licenciado José Doger
Corte, expresó lo siguiente:
“El grado de doctor honoris
causa es conferido a una persona que constituye un ejemplo señero de los valores que la
humanidad más aprecia, que
las universidades más necesitan: los valores del trabajo, de
la creación y del saber, que
se sintetizan en excelencia y
calidad. Representa también
Virginia Manzano, en Las alas sin sombra
sombra,
dirigida por Héctor Azar.
el paradigma del universitario
que ha sabido desarrollar armónicamente su multifacética
actividad, encontrando en ésta
equilibradas las tres funciones
sustantivas de la Universidad:
la docencia, la investigación y
la difusión cultural.
“Quien hoy recibe la distinción constituye un ejemplo a
emular por todos los universitarios, tanto por sus méritos
excepcionales en los campos
de la literatura, del teatro y
de la dramaturgia, como por
su contribución al perfil ideal
del universitario, que integra
la formación de recursos
humanos, la producción de
conocimientos en su área y
la actividad creativa de la
difusión de la cultura”.
La posibilidad de hacer historia está en relación directa con la riqueza documental
Luis González
Poco tiempo después de este acontecimiento,
en 1993, el gobernador del Estado de Puebla, licenciado Manuel Bartlett Díaz, le ofrece el cargo de
Secretario de Cultura, que Azar, agradecido por la
oportunidad de trabajar en su tierra natal, acepta,
“Aunque siempre con el equipaje preparado”.
Faltaría espacio para aquilatar la obra como
promotor cultural en la entidad, durante el periodo 1993- 1999. Baste decir que, como de costumbre, desplegó toda su sabiduría y habilidades en la
labor de promover, difundir y aportar a la comunidad los valores de la cultura nacional. Mencionaríamos como hitos de su gestión cuyo preludio
fue la organización, en 1996, de las celebraciones
por el 350 aniversario de la Biblioteca Palafoxiana,
la primera abierta al público en la época colonial,
con eventos que incluyeron un magno concierto
de música clásica en la Catedral, titulado Salmodia Palafoxiana, para el cual seleccionó textos de
la época que fueron interpretados por el Coro del
Benemérito Instituto Normal del Estado.
Diseñó además un vasto programa de restauración de edificios con valor histórico, colaborando
en el rescate del antiguo Hospital de San Pedro
para alojar ahí el Museo Poblano de Arte Virreinal
e hizo un esfuerzo al dotar de un espacio físico
propio y permanente al acervo fotográfico Juan
C. Méndez e inicio las tareas de preservación de
esta colección.
El maestro Héctor Azar falleció el 11 de mayo
del año 2000. Poco tiempo después se le rindió un
Homenaje Nacional al que fuera uno de los dramaturgos mexicanos más importantes del siglo
XX, con la presencia de Rafael Tovar, presidente
del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes
(CONACULTA); Gerardo Estrada, director general
del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA);
Melquiades Morales, ex-gobernador del estado
Diana Bracho en su debut en la obra de Israfel de Abelardo Castillo
dirigida por Héctor Azar, estrenada en el Teatro Xola, 4 de mayo de 1973.
de Puebla; Antonio Crestani, en representación
de Juan Ramón de la Fuente, rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y
Víctor Hugo Rascón Banda, presidente de la Sociedad General de Escritores de México (SOGEM);
asi como la señora Antonieta Mansour viuda de
Azar. En ese acto luctuoso, el dramaturgo Rascón
Banda externó lo siguiente: “La dramaturgia del
maestro Azar es única: en ella encontramos lo
popular elevado a niveles artísticos y filosóficos.
El humor, el sarcasmo y la poesía permean toda su
obra, poblada de personajes insólitos en su grandeza y en su miseria. Explorador de la farsa, del
auto sacramental y de la tragedia, indagador de
géneros y estilos, experimentador por excelencia y
creador de nuevas formas dramáticas”; y puntualizó “el maestro Azar enriqueció nuestro teatro,
lo volvió moderno, lo alejó del costumbrismo de
los años setenta y lo transformó, nos ha enseñado
a respetar el escenario y a respetarnos a nosotros
mismos, a no ser complacientes”.
En la página siguiente
presentamos el acertijo
El autor y su obra,
quien acertadamente
lo conteste recibirá,
en la Casa de la Memoria
Universitaria (Reforma 531),
un portafolios del III Congreso
Iberoamericano de Archivos Históricos
Universitarios.
Héctor Azar y Gustavo Sainz.
El archivo es la memoria de las instituciones, es también la memoria histórica de las
sociedades es el lugar que guarda la obra viva de los hombres muertos. Luis Núñez Contreras
7
EL AUTOR Y SU OBRA
* Por Isaac Wolfson
Tras escribir en el recuadro de la derecha las soluciones
a las definiciones, tacha las sílabas correspondientes a ellas
en el recuadro de la izquierda. Las sílabas que queden sin
tachar te darán el título de uno de los muchos libros que
escribió el historiador, humanista, diplomático y político
poblano (1918-2004) cuyo apellido y la inicial de su nombre
aparecerán en la primera columna de las soluciones, señalada
con una flecha.
A
DA
SEN
CER
AN
CIO
TRE
CO
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BLA
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A
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LA
ÑO
DO
RRE
BA
SE
PO
CA
Definiciones
1. Militar y político veracruzano que entre 1844 y 1851 fue
tres veces presidente de México y posteriormente director
del Monte de Piedad. (apellido).
2. Egresado del Colegio Militar, combatió al invasor estadounidense en 1847 y participó en la guerra de los Tres Años a
las órdenes de Ignacio Zaragoza y de González Ortega. En
1861 con el grado de general de brigada fue comandante
general del Distrito Federal y diputado federal por Jalisco. En
este año fue aprehendido y fusilado por Leonardo Márquez.
(nombre).
3. Quizás el más grande escritor que ha dado México. Fundó
el Ateneo de la Juventud y El Colegio Nacional. Presidió la
Academia Mexicana de la Lengua y recibió en 1945 el Premio
Nacional de Literatura. (nombre).
4. Médico y pedagogo poblano, creador de la Escuela
Nacional Preparatoria (1867) e introductor en México del
positivismo, teoría filosófica según la cual la única fuente
de conocimiento es la experiencia que se obtiene de los
fenómenos. (apellido).
5. Médico guerrerense que a mediados del siglo pasado fue
rector de nuestra universidad. Autor de obras de pediatría
y de creación literaria (por ejemplo: “Burla burlando”). En
su juventud dirigió la revista literaria “Don Quijote”. (apellido).
6. Miembro del Consejo de Honor (organismo creado por la
Ley Orgánica que le otorgó la autonomía a la Universidad
de Puebla en 1956) y directora durante 40 años de la Preparatoria del CENCH. (apellido).
1
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7. Integrante del Estado Mayor de los presidentes
Madero y Carranza. Fue ascendido a general de
división tras propinar algunas derrotas a las fuerzas
villistas. Muchos años después fue senador y fundador del Partido Auténtico de la Revolución Mexicana
que presidió. (apellido).
8. Escritor, periodista y político liberal. Participó en
la elaboración de las Leyes de Reforma. Fue ministro
de Justicia e Instrucción Pública en el gobierno de
Benito Juárez y creó la Biblioteca Nacional. También
fue secretario de Justicia en el primer periodo de Porfirio Díaz. Entre sus obras figuran: “Lecturas de historia
política de México” y “La lluvia de azogue”. (nombre).
9. Político liberal guanajuatense que fue ministro de
Relaciones Exteriores en el gabinete de Benito Juárez
en 1862. Antes había sido gobernador de su estado. En
1863 luchó contra los invasores franceses. (apellido).
10. Abogado potosino, ministro de Justicia e Instrucción Pública a mediados del siglo XIX y principal
redactor del proyecto de la Constitución de 1857.
Más tarde fue gobernador del Distrito Federal.
(apellido).
* Isaac Wolfson, ex director de la Escuela de Ciencias Químicas, distinguido profesor universitario y autor de varios libros. Dilecto
colaborador del Archivo Histórico Universitario
BENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA
Rector: Enrique Agüera Ibáñez Secretario general: José Ramón Eguibar Cuenca
Tiempo Universitario
8
Director: Alfonso Yáñez Delgado, Diseño gráfico: Armando López Vázquez. Tiempo Universitario es una publicación del Archivo Histórico
Universitario. Aparece quincenalmente. Impreso en: Litografía Magno Graf. El costo por ejemplar de 8 páginas es de noventa y ocho centavos
más IVA. Tiraje: Veinte mil ejemplares. Responsable de distribución: Marcos Medrano Flores. Los autores son responsables por los textos
publicados. Esta publicación se puede adquirir en La Casa de la Memoria Universitaria, Avenida Reforma 531. Puebla, Pue. teléfono: 2 32 74 79.
Se aceptan colaboraciones de investigación sobre la vida universitaria. E-mail: [email protected]
Distribución gratuita.