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A. ORIGINAL FARRÉ-RIBA, ET AL Escalas de Conners en la evaluación del trastorno por déficit de atención con hiperactividad: nuevo estudio factorial en niños españoles A. Farré-Riba, J. Narbona a Resumen. Nuestra versión castellana de las escalas de Conners (para padres y para profesores), de amplia utilización en la valoración del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDA-H), se somete a análisis estadístico y de contenido con el objetivo de estudiar su validez de constructo. Se analizan los resultados obtenidos en las escalas por un grupo control de 633 niños (edades entre 6 y 8 años) y un grupo clínico de 33 sujetos con TDA-H (edades de 5 a 10 años). A partir del análisis del contenido, se distribuyen a priori las distintas cuestiones de las escalas en varias áreas, lo que se somete a análisis factorial; asimismo se estudian la fiabilidad, la validez y la correlación entre escalas. Los resultados apoyan una alta fiabilidad y validez de la escala para profesores y confirman una distribución de las cuestiones en 3 factores: hiperactividad, déficit de atención y trastorno de conducta. Los ítems referidos a trastornos emocionales no constituyen un factor coherente. Estas cualidades psicométricas no son compartidas por la versión de la escala para los padres, cuya fiabilidad es menor, la validez no significativa y la distribución por factores poco consistente. La correlación entre ambas escalas es también baja. Se propone una forma castellana revisada de la versión para profesores compuesta por 20 ítems, con carácter experimental; permite valorar separadamente el déficit de atención, la hiperactividad-impulsividad y el trastorno de conducta, en coincidencia con los actuales criterios de la CIE-10 y del DSM-IV [REV NEUROL 1997; 25: 200-204]. Palabras clave. Trastorno por déficit de atención con hiperactividad. Impulsividad. Trastorno de conducta. Evaluación. Niños españoles. Escalas de conducta de Conners. Análisis factorial. Fiabilidad. Validez. Summary. The use of Conner’s Rating Scales (CRS) is very extended for the assessment of attention deficit disorder with hyperactivity (ADD-H). The main objective of this work is to study the validity of construct of CRS from theoretical basis and data statistical analysis. The study is based on a control group of 633 children and a clinical group of 33 subjects. We used a Spanish version of the Conner’s Teacher Rating Scale (CTRS) and Conner’s Parents Rating Scale (CPRS) in both groups. From the analysis of scales contents we attribute the items to several behavioral areas and we performed a factorial analysis. Studies of reliability, external validity versus clinical criteria, and analysis of correlations between parents and teachers scales were also performed. Findings from factorial analysis and study of reliability have shown the questions of CTRS to be clustered in three well-defined and reliable factors: hyperactivity, attention deficit, and conduct disorder. The questions dealing with emotional disorders are not sufficiently consistent to constitute a separate factor. CPRS has a lower reliability than CTRS, and its factorial analysis does not allow to consider a factorial distribution. The validity is high in CTRS and no significative in CPRS. Correlation between scales is also low. As a consequence of these results we propose a Spanish experimental revised form of the CTRS, with 20 items. This new form can assess separately: attention deficit, hyperactivity and conduct disorder, according to the current clinical criteria of CIE-10 and DSM-IV [REV NEUROL 1997; 25: 200-204]. Key words. Attention Deficit-Hyperactivity Disorder. Conduct Disorder. Assessment. Conner’s Teacher and Parents Rating Scales. Factor analysis. Reliability. Validity. Spanish children. INTRODUCCIÓN El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) se caracteriza por un patrón de conducta con atención lábil, impulsividad y exceso de actividad no propositiva. Como patología del desarrollo, se observa típicamente en las edades preescolar y escolar, si bien recientemente se reconoce también una forma residual en la edad adulta. Durante la infancia Recibido: 24.07.96. Aceptado: 26.08.96. Equipo de Asesoramiento Psicopedagógico (EAP). Sant Vicenç dels Horts, Barcelona. a Unidad de Neuropediatría. Dptos. de Pediatría y de Psicopedagogía. Clínica Universitaria de Navarra. Universidad de Navarra. Pamplona, España. Correspondencia: Dra. Anna Farré Riba. Marqués de Monistrol, 17 bis, 2º 2ª. E-08960 Sant Just Desvern, Barcelona. © 1997, REVISTA DE NEUROLOGÍA 200 frecuentemente se presentan, en forma comórbida con el TDAH, trastornos de conducta, dificultades de aprendizaje, dispraxo-gnosia del desarrollo y trastornos emocionales. La sintomatología puede presentarse en grados y combinaciones distintos. A partir de esta realidad, en las recientes ediciones del DSM-IV [1] y de la CIE-10 [2] se distinguen tres formas clínicas de TDA-H: el tipo combinado (que es, con mucho, el más común), el tipo con predominio del déficit de atención y el tipo con predominio de la hiperactividad y la impulsividad. La hipótesis fisiopatológica de una disfunción frontoestriada con déficit monoaminérgico se apoya en estudios clínicos de función ejecutiva, en estudios neurofisiológicos y de neuroimagen funcional, en investigación animal y en la valoración de la respuesta comportamental a los fármacos agonistas monoaminérgicos, que suelen ser el tratamiento de elección junto con las terapias cognitivo-conductuales y con las intervenciones psicopedagógicas [3]. REV NEUROL 1997; 25 (138): 200-204 ESCALAS DE CONNERS Tabla I. Composición de la muestra. Grupo control Tabla II. Análisis factorial EEC (n = 666). Grupo clínico n= 633 (6 a 8 años) n= 33 Niños Niñas Niños Niñas 526 107 Recogida de datos: Escalas de Conners Rendimiento Aptitudes 27 6 Recogida de datos: Escalas de Conners Motivos de consulta Rendimiento académico CI (Leiter) Integración perceptiva (Fig. Rey) Diagnóstico: DSM-III La diversidad de síntomas dificulta de manera especial la evaluación del trastorno, puesto que son muchos los aspectos comportamentales y neurológicos que deben valorarse. En lo que respecta al perfil de comportamiento del sujeto, es preciso recabar información desde distintas fuentes. Ningún instrumento escalar puede sustituir a una buena anamnesis y a la observación directa del niño; no obstante, las escalas de conducta disponibles ayudan a sistematizar y a cuantificar los rasgos; además permiten acceder al medio escolar de una forma sencilla y bastante fiable. Existen escalas de tipo general; otras están elaboradas para el diagnóstico específico de determinados trastornos y, por tanto, suponen que el evaluador ha elaborado ya ciertas hipótesis diagnósticas acerca del sujeto. Entre estos últimos instrumentos, ciñéndonos a la evaluación del TDA-H, destacan las escalas de conducta de Conners para profesores y padres [4,5]. Ampliamente utilizadas en Estados Unidos, en el Reino Unido y en Australia, han sido objeto de distintos estudios acerca de sus cualidades psicométricas que han dado lugar a sucesivas revisiones y adaptaciones de los cuestionarios en el mundo angloparlante [6-9]. El principal objetivo del presente trabajo es el estudio de la validez de constructo de las escalas de Conners en versión española. Con este fin se parte del análisis del contenido de los cuestionarios y se realiza su estudio factorial, cuyos resultados se complementan con los obtenidos por otras técnicas: estudio de la fiabilidad, de la validez y de la correlación entre las dos escalas. También se propone, como consecuencia de todo ello, una forma revisada de la escala para profesores en castellano, con nuevos datos normativos en niños españoles. MATERIAL Y MÉTODOS Composición de la muestra El estudio se realizó sobre 666 sujetos; de ellos, 633 son niños de edades entre 6 y 8 años, reclutados aleatoriamente en varios colegios de Pamplona; los 33 sujetos restantes constituyen un grupo clínico reclutado correlativamente en la Unidad de Neuropediatría de la Clínica Universitaria de Navarra (Tabla I). Los sujetos de este grupo clínico tenían edades comprendidas —= 8) y cumplían los criterios clínicos del DSM-III [10] entre 5 y 10 años (x para TDA-H; el 58% de ellos habían repetido curso a causa de problemas de aprendizaje. Los motivos iniciales de consulta fueron principalmente problemas de rendimiento escolar (51,5%), seguidos de conducta hiperactiva (48,5%) y de déficit de atención (39,4%). En todos los sujetos se evaluó el cociente intelectual con el test de Leiter, siendo criterio de inclusión en el estudio un CI superior a 80; todos los sujetos de ambos grupos tenían un CI entre 80 y 110, con distribución similar a la de la población general. REV NEUROL 1997; 25 (138): 200-204 Ítem Factor I 7. 9. 21. 26. 28. 1. 3. 8. 14. 15. Se distrae Está en las nubes No termina Inconstante Aprendizaje Inquietud mot. Exige satisf. Molesta Intranquilo Impulsivo 2. 4. 5. 12. 17. 19. 20. 23. 24. 25. 27. Sonidos... Arrogante Mal genio Discute Mal aceptado No reglas No líder Niega No amigos No coopera No acepta 6. 10. 11. 16. Susceptible Enfadado Cambios Exige atenc. 0,685 0,699 Var. Expl. 5,998 % 0,359 Factor II 0,812 0,793 0,821 0,790 0,776 0,547 0,661 0,359 0,608 0,718 0,762 0,637 0,626 0,596 0,680 0,446 0,689 Factor III Factor IV 0,366 0,852 0,563 0,534 0,817 0,477 0,602 0,516 0,418 0,433 0,579 0,394 0,374 0,618 0,768 37,3 4,734 29,46 0,482 0,555 3,547 1,788 22,1 11,13 Instrumentos de valoración y recogida de datos En ambos grupos se obtuvieron las respuestas en las escalas de Conners por parte de padres y profesores. Las escalas de Conners utilizadas son las adaptadas al castellano por Farré y Narbona en 1989 [11] de las versiones originales, con 28 y 48 cuestiones para la escala escolar (EEC) y familiar (EFC), respectivamente. Las cuestiones hacen referencia a distintos aspectos de la conducta del sujeto en el ámbito escolar y familiar; el profesor o los padres han de crucear en el casillero la respuesta cuantificadora que estimen para cada cuestión: nada/ poco/bastante/mucho. Luego el examinador puntúa mediante una plantilla estas cuatro alternativas respectivamente desde 0 a 3; las puntuaciones parciales son luego sumadas para la escala total y para cada agrupación factorial. Para estudiar la validez de constructo de la escala española, una vez reclutados y puntuados todos los cuestionarios, dos evaluadores independientes (AFR y JN) acordaron distribuir a priori las cuestiones en tres áreas con arreglo a criterios clínicos: 1. Hiperactividad-déficit de atención. 2. Trastorno de conducta. 3. Trastorno emocional. Esta distribución por áreas se sometió seguidamente a análisis factorial. Tratamiento de datos Para el análisis factorial se aplicó el programa estadístico BMDP y para el estudio de la fiabilidad se utilizó el programa específico ITEMAN. Otros cálculos, como el estudio de la validez, la diferencia de medias, etc., se realizaron en hojas de cálculo Lotus para PC y Excel para Macintosh. Los cálculos se realizaron en el Departamento de Metodología de la Facultad de Psicología de la Universidad de Barcelona. RESULTADOS Y DISCUSIÓN Análisis factorial Se sometieron a un primer análisis factorial las puntuaciones obtenidas en las escalas de Conners por los 666 sujetos de la muestra, lo que permitió la eliminación de los ítems de menor fiabilidad y de menor coherencia con los factores propuestos. Tras esta primera reducción del número de cuestiones se re- 201 A. FARRÉ-RIBA, ET AL Tabla III. Análisis factorial EFC (n = 666). Ítem 9. 10. 25. 31. 37. 1. 4. 11. 13. Está en las nubes Dif. aprend. No acaba Distrae Inconstante Manosea Impulsivo Movido Quieto 2. 3. 5. 14. 15. 17. 19. 20. 21. 22. Irrespetuoso Dif. amigos Controla Destructor Mentiroso Problemas Niega Discute Berrinches Roba 23. 26. 34. 35. 36. 38. 46. Desobediente Susceptible Desobedece Pelea Hermanos Molesta Exagerado 7. 12. 24. 30. 33. 41. 42. 43. Llorón Miedoso Preocupado Inseguro Cambios Vientre Sueño Otros Var. Expl. % F-I F-II F-III F-IV F-V F-VI F-VII F-VIII 0,708 0,689 0,723 0,837 0,750 0,637 0,559 0,362 0,814 0,799 -0,493 0,360 0,438 0,588 Fiabilidad de las escalas 0,494 0,787 0,447 0,481 0,463 0,688 Se halló el coeficiente alfa de Cronbach como índice de fiabilidad: α= 0,936 para la EEC y α= 0,894 para la EFC. Los índices de discriminación de los distintos ítems y factores fueron en general más altos en la EEC que en la EFC. Los resultados apuntan a una mayor fiabilidad de la versión escolar. 0,566 0,629 0,626 0,356 0,715 0,357 0,477 0,414 0,576 Correlaciones con otros criterios. Validez convergente 0,568 0,376 Se hallaron las correlaciones entre las puntuaciones en las escalas y los criterios del DSM-III en el grupo clínico. Existe correlación alta y significativa con la EEC (r = 0,612) pero no significativas en la EFC (r = 0,252). 0,435 0,814 0,781 0,355 0,449 0,405 0,491 0,629 Correlación entre las dos escalas 0,607 3,934 3,206 2,69 2,46 21,05 17,15 14,39 13,16 2,017 1,948 1,272 1,163 10,79 10,42 6,81 6,22 pitió el estudio factorial, cuyos resultados se muestran en la tabla II. En la primera columna de la tabla se hallan ordenados los ítems (abreviados) según nuestra distribución teórica inicial. El primer grupo corresponde a los ítems de déficit de atención; el segundo, a los de hiperactividad; el tercero, a los de trastorno de conducta y el cuarto, a los de trastorno emocional. Ello nos permite observar si se verifican las agrupaciones hipotetizadas. En la escala de profesores se observa un agrupamiento en sólo 4 factores y una gran coherencia dentro de cada factor, lo que coincide en general con la hipótesis propuesta, excepto para los trastornos emocionales y para algún ítem aislado. Hiperactividad y déficit de atención por sí mismos pueden formar factores separados, así como trastornos de conducta, mientras que el área emocional no queda representada consistentemente en ningún factor en esta escala. El estudio de las posibles consecuencias emocionales del TDA-H se deberá abordar, pues, con otros instrumentos específicos. En la escala familiar (Tabla III) se observa un factor compacto: déficit de atención y otro con cierta coherencia: hiperactividad. El resto de los ítems se distribuye de manera dispersa. En parte, las variaciones de resultados pueden 202 explicarse por la subjetividad de los padres al valorar a sus hijos, puesto que carecen del criterio comparativo que tiene el profesor al evaluar a un niño entre un grupo de iguales. Además, el análisis teórico de esta escala de padres también indica que el tipo de cuestiones es mucho más disperso y, en ocasiones, las expresiones utilizadas son ambiguas. Por todo ello, la escala familiar posee un valor mucho más limitado que la de profesores y, de hecho, ha sido poco utilizada en los trabajos de la literatura. Puesto que generalmente podemos acceder a los padres directamente, el uso de escalas no es tan necesario como lo es cuando se trata de extraer información de la escuela. Se halló una baja correlación entre las puntuaciones globales de una y otra escala (r = 0,380), aunque significativa (0,001). Los valores de las correlaciones por factores fueron muy similares, y especialmente bajos en el factor emocional. Los datos son similares a los de otros estudios [12,13] y confirman la diferencia entre las dos escalas. Elaboración de una escala escolar revisada Los resultados de estos análisis llevan a tomar dos importantes decisiones: – Adoptar como única versión de las escalas la EEC, puesto que sus cualidades psicométricas son mejores y más estudiadas que las de la EFC. La agrupación por factores está más definida en la EEC, su fiabilidad es mayor y la correlación con los criterios clínicos del DSM-III es también mucho más alta. En el caso de utilizar la EFC deberá ser con precaución y siempre contrastando la información con la de otras fuentes. – La EEC puede quedar reducida a 20 ítems, eliminando los del área emocional y aquellos otros que carecen de fiabilidad y/o de correlación con su factor y con el cuestionario en general. Valorar los resultados de la escala de manera global puede conllevar cierto riesgo de obtener una puntuación muy alta REV NEUROL 1997; 25 (138): 200-204 ESCALAS DE CONNERS Tabla IV. Coeficientes de fiabilidad. Hiperact. Déficit de atención Nº ítems 5 5 Alpha 0,849 0,898 Escala Tabla VI. Validez convergente escala escolar de Conners-R/ DSM-III. H-DA Trastornos de conducta 10 Global 10 0,874 20 0,899 0,929 Escala Correlación Global (20 ítems) 0,6779 Hiperactividad-déficit de atención (10 ítems) 0,6761 Escala escolar de Conners-revisada. Tabla V. Escala escolar de Conners-revisada. Responda a cada cuestión con una cruz (x) valorando el grado en que el alumno presenta cada una de las conductas descritas. N P B M 1. Tiene excesiva inquietud motora 2. Tiene dificultades de aprendizaje escolar 3. Molesta frecuentemente a los niños Tabla VII. Escala escolar de Conners-revisada. Medias, desviaciones y puntos de corte. Escala Hiperact. Déficit de atención H-DA Trastornos de conducta EEC-R Global Media 4,41 4,15 8,56 4,41 12,97 Desv. T. 3,11 3,51 5,42 4,43 9,15 Punto de corte 10 10 18 11 30 4. Se distrae fácilmente, escasa atención 5. Exige inmediata satisfacción a sus demandas 6. Tiene dificultad para las actividades cooperativas 7. Está en las nubes, ensimismado 8. Deja por terminar la tarea que empieza 9. Es mal aceptado en el grupo 10. Niega sus errores y echa la culpa a otros 11. Emite sonidos de calidad y en situación inapropiada 12. Se comporta con arrogancia, es irrespetuoso 13. Intranquilo, siempre en movimiento 14. Discute y pelea por cualquier cosa 15. Tiene explosiones impredecibles de mal genio 16. Le falta el sentido de la regla, de ‘juego limpio’ 17. Es impulsivo e irritable 18. Se lleva mal con la mayoría de sus compañeros 19. Sus esfuerzos se frustran fácilmente, es inconstante 20. Acepta mal las indicaciones del profesor N: nada. P: poco. B: bastante. M: mucho. que incline hacia el diagnóstico de TDA-H cuando, en realidad, el peso principal de la puntuación puede proceder de una única área alterada [12,13]. Para evitar este sesgo y para lograr una mayor especificidad es necesario evaluar cada área como una subescala, de manera que sea posible diferenciar si la mayor parte del cuadro clínico está relacionada con los síntomas centrales del TDA-H (hiperactividad y déficit de atención) o se caracteriza más bien por un trastorno de con- REV NEUROL 1997; 25 (138): 200-204 ducta de tipo disocial. Y todavía más, es posible distinguir el TDA-H predominantemente hiperactivo-impulsivo del TDAH predominantemente con déficit de atención, según los más recientes criterios del DSM-IV [1] y de la CIE-10 [2], lo que nos parece una de las más interesantes cualidades de esta forma revisada de la escala. A partir de estas consideraciones proponemos, con carácter experimental para el medio castellano-parlante, la escala escolar de Conners-revisada (EEC-R), de 20 ítems, con dos subescalas de 10 ítems cada una: 1. Hiperactividad-déficit de atención. 2. Trastorno de conducta. A su vez, la primera subescala se compone de dos apartados con 5 ítems cada uno: hiperactividad y déficit de atención (Tabla V). En la tabla IV se presentan los coeficientes de fiabilidad de la EEC-R. No obstante el bajo número de ítems, los coeficientes se hallan en valores en torno a 0,90. Estudios con las Iowa Conners Teacher’s Rating Scale, abreviadas a 10 ítems, 5 para hiperactividad-inatención y 5 para trastorno de conducta, presentaron coeficientes alfa de 0,89 y 0,92, respectivamente [14,15]. Halperin et al [16] completan el estudio de estas escalas validando la distinción entre trastorno hiperactivo, trastorno de conducta y trastorno mixto hiperactivo/ agresivo; para ello se basan en las citadas escalas de Iowa contrastándolas con otras medidas de evaluación de cada uno de los trastornos. Respecto a la validez convergente de la EEC-R, se utilizó el mismo criterio externo que en las anteriores versiones estudiadas. Se hallaron las correlaciones entre la escala escolar de Conners-revisada y los criterios del DSM-III. Los resultados se expresan en la tabla VI: existe prácticamente la misma correlación entre la puntuación en el DSM-III y la escala global (de 20 ítems) que entre la puntuación en el DSM-III y la subescala de hiperactividad-déficit de atención. Puesto que dentro del TDA-H no se contemplan los trastornos de conducta en la clasificación, el DSM-III no consideró conveniente hallar la correlación con esta subescala. Se realizaron los baremos de la EEC-R y de las subescalas, expresando la correspondencia de las puntuaciones en centiles porque, debido a la falta de normalidad de la distribución, otro tipo de puntuaciones carecería de valor comparativo. Para la valoración de la escala es mejor esta- 203 A. FARRÉ-RIBA, ET AL blecer un punto de corte, basado en criterios estadísticos y epidemiológicos, que ayude al evaluador a tomar decisiones acerca del diagnóstico. Siempre teniendo presente que éste no será el único criterio a partir del cual se elaborará el diagnóstico. Las medias y las desviaciones típicas nos sirven para establecer el punto de corte para cada subescala (Tabla VII). Por último, la tabla V representa un modelo de la nueva escala que se propone. Los ítems de las distintas áreas se han mezclado entre ellos para que funcionen como distractores. Se ha cambiado la redacción original de algunas cuestiones que, por su sintaxis negativa, podían originar dudas en la respuesta. Debido a la dificultad de presentar aquí las plantillas de puntuación para cada área, se enumeran los ítems correspondientes a cada factor del cuestionario EECR. El profesor responderá marcando el espacio consignado, y el evaluador dará valor numérico de 0 a 3 a cada ítem. La suma de cada factor o, en su caso, los sumatorios de varios factores, se contrastarán con los puntos de corte establecidos en la tabla VII. – Hiperactividad: cuestiones nº 1, 3, 5, 13 y 17. – Déficit de atención: cuestiones nº 2, 4, 7, 8 y 19. – Trastorno de conducta: cuestiones nº 6, 9, 10, 11, 12, 14, 15, 16, 18 y 20. CONCLUSIONES Con el presente estudio se ha validado el constructo de la escala escolar de Conners en versión castellana, tanto desde el punto de vista psicométrico (fiabilidad, validez y análisis factorial) como de contenido teórico. La nueva escala revisada que se propone está adaptada a la población española, es de más fácil manejo y presenta como principal cualidad la posibilidad de evaluar cada agrupación de rasgos comportamentales por separado, atendiendo a la propuesta de la CIE-10 y del DSM-IV. Se destaca la utilidad de la escala en el proceso diagnóstico y se apunta también a su posible uso a lo largo del tratamiento, con el fin de medir los cambios en cada paciente bajo la intervención. BIBLIOGRAFÍA 1. American Psychiatric Association. DSM-IV Diagnostic and statistical manual of mental disorders. 4 ed. Washington: APA, 1994. Versión castellana: DSM-IV manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. 4 ed. Barcelona: Masson, 1995. 2. World Health Organization. ICD-10 International Classification of Diseases. 10 ed. Geneva: WHO, 1992. Versión castellana: CIE-10 Clasificación Internacional de Enfermedades. 10 ed. Madrid: Meditor, 1992. 3. Narbona J, Artieda J. 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