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 RIESGO PSICOLÓGICO EN LOS EQUIPOS DE PRIMERA INTERVENCIÓN EN
SITUACIONES DE DESASTRE Y CATASTROFE.
CURSO INTERNACIONAL DE GESTIÓN DE CRISIS.
INSTITUTO UNIVERSITARIO GUTIERREZ MELLADO.
MADRID 2012
Sergio Castillejo Pérez
Servicio de Anestesiología y Reanimación. Hospital Universitario Central de la Defensa
Gómez Ulla. Madrid.
Amparo Osca Segovia.
Dra. Psi. Profesora de Psicología de las organizaciones. UNED. Madrid.
Curso Internacional en Gestión de Crisis. Instituto Universitario Gutierrez Mellado-­‐UNED. Marzo 2012. INTRODUCCIÓN. ______________________________________________________ 1
¿UN PROBLEMA DE SALUD LABORAL ?_________________________________ 4
SÍNTOMAS COMUNES _________________________________________________ 7
PREPARACIÓN DE LOS EQUIPOS ______________________________________ 10
EXPERIENCIA ESPAÑOLA _____________________________________________ 12
CONCLUSIONES ______________________________________________________ 14
BlBLIOGRAFIA _______________________________________________________ 15
iii Curso Internacional en Gestión de Crisis. Instituto Universitario Gutierrez Mellado-­‐UNED. Marzo 2012. INTRODUCCIÓN.
Los avances y el desarrollo de la humanidad entrañan cambios científicos, tecnológicos y
sociales, donde la persona, de forma individual debe afrontar, sin cesar, nuevos problemas
y la modificación de otros, por lo que, el cuadro de morbilidad y mortalidad de las
enfermedades infecto-contagiosas en las sociedades modernas, es desplazado por las
llamadas enfermedades de la civilización (1).
Los factores socioeconómicos y psicosociales desempeñan una función muy relevante en la
génesis de estas enfermedades (2). Todas ellas relacionadas con estados de tensión
psicosocial y de conflicto, capaces de introducir cambios biológicos, metabólicos y
funcionales.
Hacer frente a estas amenazas comunitarias potencialmente dañinas constituye el principio
de gestión de crisis, siendo una labor propia de gobiernos, instituciones y/o organizaciones
internacionales. Acontecimientos tales como el 11S en Nueva York, el 11M en Madrid, o
Fukusima en Japón (3), han hecho que la seguridad de los países más desarrollados sea
cuestionada, por lo que la sociedad actual se encuentra muy sensibilizada ante el impacto
de los desastres y catástrofes.
Las catástrofes (inundaciones, explosiones, atentados, terremotos, descarrilamiento, etc)
producen una serie de efectos psicológicos de naturaleza traumática que se definen por su
carácter negativo extremo, inusual y porque se asocia a la amenazas hacia las personas (4).
Según Ventura Velazquez et al (5), el desastre puede ser definido como
aquel
acontecimiento extraordinario, provocado por un fenómeno, con capacidad potencialmente
lesiva y que es propiciado por la conjugación de factores que hacen vulnerable a una
comunidad, en la que se ve amenazada la vida de las personas, se producen muertes,
lesiones, destrucción, pérdidas materiales, así como sufrimiento humano y que para
afrontarlo requiere de la intervención o cooperación de múltiples agentes.
1 Curso Internacional en Gestión de Crisis. Instituto Universitario Gutierrez Mellado-­‐UNED. Marzo 2012. De igual forma Ventura Fernández (6) afirma que durante el desastre, los equipos de
primera intervención se exponen a emociones intensas, que implican demandas físicas y
psíquicas extraordinarias, realizadas en condiciones de trabajo excepcionales, como:
- Presenciar la muerte masiva de personas y compañeros con excesivo dolor humano.
- Realizar el trabajo bajo amenaza física real, poniendo a prueba el valor, las capacidades
técnicas y de liderazgo.
A largo plazo, estas condiciones adversas de trabajo, pueden producir una serie de
reacciones cognitivas, conductuales, emocionales y físicas, que pueden afectar tanto en la
realización de la tarea, como posteriormente en la reincorporación a la vida familiar y
social. Los trastornos cognitivos descritos incluyen pesadillas, ideas fijas y sobrevaloradas
de peligro, recuerdo de olores desagradables vinculados al episodio, y/o preocupaciones
excesivas por la familia. Los trastornos conductuales descritos incluyen evitar lugares
específicos, retraimiento social, aumento del consumo de tabaco y otras sustancias. Las
alteraciones de tipo emocional se manifiestan por tristeza, sentimiento de minusvalía,
soledad, labilidad afectiva, irritabilidad, e intranquilidad. Se debe tener cuenta que los
rescatadores son victimas indirectas de los desastres y, por tanto, sufren de manifestaciones
psicológicas relacionadas a los eventos a los que se enfrentan, siendo el trastorno de estrés
postraumático el más frecuente (7)(8).
Las manifestaciones clínicas van a depender de factores:
1. Relacionados con el sujeto: Experiencias previas, antecedentes de enfermedades
mentales y crónicas, no contar con un sistema de apoyo social y psicológico, y/o
encontrarse en crisis vital reciente.
2. Relacionados con el evento: Tipo e intensidad del desastre, dimensión de la destrucción,
número de fallecidos, duración y rapidez con la que ocurrieron los hechos, y conocimiento
previo de que ocurriría.
3. Relacionados con la falta de preparación: Social, comunitaria, familiar, e individual con
la crisis, a destacar las dificultades en la comunicación y cooperación de las instituciones,
2 Curso Internacional en Gestión de Crisis. Instituto Universitario Gutierrez Mellado-­‐UNED. Marzo 2012. ausencia de preparación del personal, y de la atención pre-hospitalaria.
Los factores de riesgo en los rescatadores (6) de sufrir trastornos psíquicos se relacionan
con:
1. Mala selección del personal.
2. Mala preparación técnica.
3. Ausencia de red de apoyo social.
4. Alta vulnerabilidad previa al estrés.
5. Exposición simultanea a otros traumas o situaciones estresantes recientes, como
fallecimiento de familiares, divorcios, etc.
6. Problemas psicosociales previos como pobreza, desempleo, discriminación, etc.
7. Exposición prolongada a las consecuencias del desastre o al propio desastre vivenciando
situaciones muy psico-traumáticas.
8. Problemas de organización del trabajo como demandas laborales excesivas, asumir
riesgos sin la preparación o el equipamiento necesario.
3 Curso Internacional en Gestión de Crisis. Instituto Universitario Gutierrez Mellado-­‐UNED. Marzo 2012. ¿ UN PROBLEMA DE SALUD LABORAL ?
No hay que olvidar revisar la salud mental del personal de los llamados “first responders“,
aunque se trata de un personal preparado, pero esto no les concede una total inmunidad.
Durante los 11 meses posteriores (9) a los atentados del 11S, se observaron 1.277
incidentes relacionados con el estrés entre los bomberos de Nueva York, un aumento de 17
veces en comparación con los 75 incidentes reportados durante los 11 meses previos a los
ataques.
Entre los años 2003 y 2011 (10), sólo en EE.UU 60000 veteranos que han participado en
los conflictos de Irak y Afganistán han sido diagnosticado de stress postraumático.
En el ámbito de Naciones Unidas se otorga gran importancia a la llamada Gestión de
Riesgos de Desastres (11), la medición de la efectividad ha sido dada mediante la evidencia
científica, y en términos de coste-beneficio existe un proceso transversal desde la medicina
preventiva hacia la medicina paliativa (12), y en todo este proceso se identifican puntos
críticos y vulnerabilidades (13). El planeamiento logístico-operativo se fundamenta en
evidencia científica en base a la experiencia acumulada en la gestión de eventos críticos
(14).
En principio, cualquier persona involucrada en una catástrofe, incluidos los equipos de
socorro y los dirigentes, puede resultar psicológicamente afectados (15). Nadie es
totalmente inmune, por principio, a los efectos de la catástrofe. La mayoría de los
involucrados experimentan, en mayor o menor medida, emociones penosas (miedo, temor,
inseguridad, incertidumbre, preocupación, pena, dolor, etc.), que son reacciones
normalmente esperables en una situación anormal (excepcional) como es la catástrofe.
4 Curso Internacional en Gestión de Crisis. Instituto Universitario Gutierrez Mellado-­‐UNED. Marzo 2012. Desde el punto de vista de los efectos sobre la salud pública (16) en los desastres, es posible
identificar al menos cinco niveles de impacto:
1. La producción de un exceso de mortalidad, morbilidad y afectación de la población que
excede a lo habitual en la comunidad afectada.
2. La modificación del patrón de enfermedades transmisibles y de riesgos
medioambientales tradicionales de esa comunidad.
3. El impacto sobre el sistema de servicios sanitarios, cuya capacidad de actuación es
puesta a prueba en este tipo de circunstancias.
4. Los efectos sobre la salud mental y el comportamiento humano
5. La afectación de las posibilidades de desarrollo del colectivo afectado a medio y largo
plazo, incluyendo los aspectos de reconstrucción y rehabilitación.
Los sucesos traumáticos pueden producir reacciones emocionales graves e inusitadas las
cuales podrían interferir en su capacidad de funcionamiento durante o después de los
hechos (17). Estudios realizados con bomberos que han intervenido en accidentes
traumáticos describen que de un 31 a un 41% de los afectados presentan problemas de
ansiedad y un 29 % problemas relacionados con el consumo de alcohol (18).
Las consecuencias psicológicas están determinadas por varios aspectos:
- La magnitud y la naturaleza de la catástrofe.
- La prolongación en el tiempo de las tareas de asistencia en el lugar de la catástrofe.
- La incertidumbre de las situaciones por el número de victimas, traslado de cadáveres y
heridos y el apoyo a las familias con pérdidas múltiples.
Todo ello afectará a la salud física y psíquica, y además, repercutirá en una peor calidad en
el servicio de alta responsabilidad que prestan. Tradicionalmente la intervención en
desastres se ha caracterizado por proveer refugio, alimentos, ropa y servicios médicos. Sin
embargo, en la actualidad, queda demostrada la necesidad y la importancia del apoyo
psicológico tanto para las víctimas como para los equipos de rescate. Todo esto hace que
uno de los objetivos prioritarios de los servicios de emergencias y circuitos asistenciales sea
5 Curso Internacional en Gestión de Crisis. Instituto Universitario Gutierrez Mellado-­‐UNED. Marzo 2012. el atender a este grupo de profesionales para reducir el impacto de las posibles alteraciones
psicológica (19)
De hecho, recientes publicaciones consideran que los bomberos deberían recibir formación
psicológica en lo referente a la manera de proporcionar primeros auxilios psicológicos a
víctimas (20) como un entrenamiento en habilidades sociales básicas de comunicación ,asi
como el manejo de situaciones de crisis.
El concepto de riesgo psicosocial laboral (21) hace referencia a aquellas condiciones
presentes en un determinado entorno laboral, directamente relacionados con la
organización, el contenido del trabajo, y la realización de la tarea, con capacidad para
afectar tanto al bienestar como a la salud física, psíquica o social del trabajador así como al
desarrollo de su labor. Las causas son muchas y están mediadas por las percepciones,
experiencias y personalidad del trabajador y se clasifican:
- Características de la tarea (monotonía, repetitividad, excesiva o escasa responsabilidad,
falta de desarrollo de aptitudes, ritmo excesivo de trabajo).
- Estructura de la organización (falta de definición o conflicto de competencias,
comunicación e información escasa o distorsionada, pocas o conflictivas relaciones
personales, estilo de mando autoritario).
- Características del empleo (mal diseño del puesto, malas condiciones ergonómicas, de
seguridad o higiene, salario inadecuado).
- Organización del trabajo (trabajo a turnos, trabajo nocturno o en fines de semana).
- Factores externos a la empresa (calidad de vida de la persona, problemas sociales,
problemas familiares y todo tipo de problemática de índole social).
Normalmente se usan dos modelos (22) para evaluar los factores psicosociales en el
trabajo: el modelo Demand-Control, de Karasek, y el modelo Effort-Reward Imbalance, de
Siegrist, con resultados satisfactorios en el entorno español.
6 Curso Internacional en Gestión de Crisis. Instituto Universitario Gutierrez Mellado-­‐UNED. Marzo 2012. SÍNTOMAS COMUNES
El stress es la respuesta adaptativa del cuerpo a condiciones externas que perturban el
equilibrio emocional de la persona (23). El resultado fisiológico de este proceso es un deseo
de huir de la situación que lo provoca, o enfrentarlo de forma agresiva. En esta reacción
participan casi todos los órganos y funciones del cuerpo, incluidos: cerebro, nervios,
corazón, flujo de sangre, hormonas, digestión, y la función muscular. Estás reacciones son
mecanismos de defensa para evitar el peligro. A corto plazo no son dañinas. Pero si la
situación persiste, la fatiga resultante será nociva para la salud en general del individuo
La revisión de la literatura científica llevada a cabo por Donelly y Sieber (24) releva que los
porcentajes de exposición en paramédicos a eventos traumáticos es del 80% al 100%, y las
tasas de trastorno de estrés postraumático son mayores del 20%, el consumo de alcohol y
drogas fue del 40%. Ellos afirman que existen vínculos directos entre la exposición al estrés
ocupacional, incluyendo estrés postraumático crónico y crítico, trastorno de estrés
postraumático y el consumo de alcohol y drogas. Por otra parte, el apoyo social y los
recursos personales (por ejemplo, afrontamiento) se proponen como influencias mediadoras
y moderadoras positivas. Otras influencias moderadoras estudiadas fueron: el género, edad,
etnia, estado civil y nivel socioeconómico, nivel de formación y años de servicio.
El manejo del trastorno (25) por estrés post-traumático depende de la naturaleza del estrés,
la personalidad del paciente y la orientación clínica del terapeuta. Las situaciones
traumáticas pueden ser experimentadas por los individuos o por grupos, y pueden ser
incidentes aislados, como en el caso de los destares naturales, o bien como exposición
prolongada y constituir un riesgo laboral (personal sanitario, soldados, bomberos o policía).
La primera preocupación de los terapeutas, a pesar de sus métodos de tratamiento, es la
comprensión de la naturaleza del trauma y de las diferencias inherentes a cada tipo.
Southwick (26) encontró asociación entre el trastorno de estrés postraumático y la lesión
cerebral traumática leve en un total de 277 veteranos a los 2 años después del regreso de las
operaciones Libertad Duradera y Libertad Iraquí. El 18,8% de la muestra de examinados
7 Curso Internacional en Gestión de Crisis. Instituto Universitario Gutierrez Mellado-­‐UNED. Marzo 2012. dio positivo para lesión traumática cerebral leve, de estos se vio, que los mas jóvenes eran
más propensos a tener trastorno de estrés postraumático, más propensos a informar regular
o mala salud en general con mayor número de consultas médicas y psicológicas, así como
calificaciones más altas en las medidas de dificultades psicosociales y la percepción de
barreras a la salud mental.
Parece existir una clara relación entre el trastorno de estrés postraumático con pensamientos
y conductas suicidas independientemente del tipo de trauma (28). La presencia de
depresión co-mórbida parece aumentar el efecto del TEPT en las tendencias suicidas
El personal de rescate que trabajó directamente con cadáveres (29) no mostró diferencias
significativas a nivel de estrés agudo, disociación o síntomas depresivos con respecto a los
que no trabajaron directamente con cadáveres, aunque cabe la posibilidad de que dicho
stress no se manifieste en las primeras 24 horas. Otra posibilidad es que mecanismos de
adaptación como el de desprendimiento, pueden servir como un amortiguador para afrontar
las experiencias horribles encontrados durante el período stress agudo.
El personal militar normalmente forma parte como primer interviniente en la respuesta a los
desastres. Tras el terremoto de Sinchuan (30) se llevo a cabo un análisis en 1056 de los
1.125 soldados intervinientes. Se evaluaron las características sociodemográficas, la Escala
de Trauma de Davidson, y una escala de riesgo a la exposición. La prevalencia del trastorno
de estrés postraumático fue de 6.53% (69 casos). La regresión logística indicó que la
intensidad a la exposición traumática (odds ratio 6,46, IC 95% 4.47-9.32, p <0,001), la no
asistencia psicológica (odds ratio 3,28, IC 95% 1.31-8.20, p <0,02) y consumo habitual de
alchool (odds ratio 2,42, IC 95% 1.04-5.62, p <0,05) fueron predictores significativos de
trastorno de estrés postraumático.
Las catástrofes (31) amenazan o causan el agotamiento de los recursos y se acepta que los
cambios inherentes a estas son estresantes. La Teoría de Conservación de Recursos (32)
predice que los cambios positivos y negativos en los recursos tendrán muy diferentes
efectos. Esta teoría propone que las pérdidas de recursos son psicológicamente más
8 Curso Internacional en Gestión de Crisis. Instituto Universitario Gutierrez Mellado-­‐UNED. Marzo 2012. estresante, mientras que los recursos búfer son ganancias contra los efectos de la pérdida de
recursos.
En una encuesta llevada a cabo a los equipos de policía, bomberos, empleados municipales
y servicios médicos participantes en las labores de rescate a los 6 y a los 18 meses después
del huracán Katrina (33) se analizaron; el nivel de experiencias traumáticas, el consumo de
alcohol, los conflictos de pareja, la solicitud de ayuda médica, el estrés postraumático y la
depresión. Las experiencias traumáticas reportadas fueron las siguiente: testigo de lesiones
o muerte (70%), daños a su vivienda (93%), víctimas conocidas (25%), y la pérdida
anterior o trauma (30%) . Los datos también revelaron que al menos el 10% de los
encuestados tenían niveles significativos de síntomas de estrés postraumático, el 25% de los
participantes informaron de niveles significativos de depresión, y más del 40% reportó
aumento en el abuso de alcohol y los conflictos con la pareja (41%).
Los Dres. Sims (34) analizan y clasifican las experiencias subjetivas y los síntomas
psicológicos de las personas involucradas en un desastre mayor, sin lesiones físicas en 70
agentes de policía, 59 hombres y 11 mujeres, involucrados en el desastre de las colinas de
condados estadio de fútbol. Analizan el trastorno de estrés post-traumático, lo relacionan
con otros diagnósticos psiquiátricos y observan que el grado de sufrimiento y discapacidad
a largo plazo está más relacionada con la sintomatología depresiva que a la severidad de
trastorno de estrés postraumático en sí
9 Curso Internacional en Gestión de Crisis. Instituto Universitario Gutierrez Mellado-­‐UNED. Marzo 2012. PREPARACIÓN DE LOS EQUIPOS:
Muchos de los planes de emergencias a nivel nacional y autonómico como respuesta a
incidentes de múltiples víctimas, desastres o catástrofes están basados en el modelo francés
(35), con las siguientes fases de respuesta: Alerta, búsqueda y rescate, clasificación de las
víctimas y la prestación de cuidados críticos a las víctimas de primera prioridad, envío
regulado de las víctimas a los hospitales, y asistencia psicológica.
En los equipos de primera intervención (36) , el nivel de preparación es crucial, por tanto
las inversiones en la planificación, formación y logística son necesarias para mitigar el
estrés asociado a una crisis. El estrés está relacionado con la incertidumbre de si sus seres
queridos han padecido muerte o incapacidad, en este sentido la legislación vigente y los
recursos financieros proporcionan seguridad hacia estos. Esta sensación de seguridad va a
proporcionar la paz suficiente para una primera respuesta de la mente. Otro incentivos es
saber que su labor es valorada y apreciada
Los artículos de Nocera y Di Giovanni (37) (38) hacen hincapié en la necesidad de crear
medidas preventivas para los miembros de los equipos de primera respuesta por su
potencial de mejora tanto en la eficiencia operativa de la respuesta como en la reducción de
la incidencia de los trastornos de estrés postraumático.
Mediante cuestionarios de autoinforme (39) los equipos de intervención israelíes han
encontrado correlación entre los factores psicosociales y el trauma psicológico (la
disociación y el estrés postraumático) en una muestra de 20 miembros del personal de
rescate que trabajaron en Haití. El estudio indicó que el afecto negativo y la crisis de
significado se asocia a mayores niveles de síntomas disociativos y trastorno de estrés
postraumático. Los resultados sugieren que el personal de rescate está abrumado por la
destrucción y el número de cuerpos,. Desvinculado del afecto negativo y la pérdida de
sentido, junto con los síntomas disociativos y el trastorno de estrés postraumático.
10 Curso Internacional en Gestión de Crisis. Instituto Universitario Gutierrez Mellado-­‐UNED. Marzo 2012. Una respuesta efectiva a los desastres requiere actuaciones y líderes competentes. King et al
en su estudio cualitativo realizado entre los directores médicos de los servicios de
emergencia de las principales ciudades de EE.UU. (40) clasificaron los atributos que
distinguen a las respuestas ineficaces de las eficaces en un desastre, en varias categorías
que incluyen conocimientos, habilidades, actitudes, comportamientos y características
personales como Mando y Control, formación en desastres, experiencia, formación general,
capacidad de trabajo en equipo, comunicación, resolución de problemas, toma de
decisiones, adaptabilidad, flexibilidad, capacidad de mantener la calma, carácter frío,
realizar su rol.
Algunos de los comportamientos resilentes descritos (41) se caracterizan por la identidad
compartida con la organización, el propósito y los valores, el apoyo mutuo, la confianza, la
flexibilidad, solución activa de problemas, auto-reflexión, liderazgo compartido, y el
desarrollo de habilidades.
Las sesiones informativas sobre estrés postraumático (42) constituyen un método de gestión
de crisis para los miembros de los equipos de intervención como policías según describen
Smithy y Chesney en su estudio de evaluación cualitativa en un Departamento de Policia en
forma de entrevistas semi-estructuradas a diez agentes de policía implicados en incidentes
violentos. Los resultados indicaron que este ejercicio fue percibido como útil por los
oficiales en el alivio de los síntomas del trastorno de estrés post-traumático que sufrieron
después de los incidentes violentos.
11 Curso Internacional en Gestión de Crisis. Instituto Universitario Gutierrez Mellado-­‐UNED. Marzo 2012. EXPERIENCIA ESPAÑOLA
Destacar uno de los estudios de campo en España (43) en donde se analizo una muestra de
165 profesionales entre psicólogos, policías, médicos, trabajadores sociales, pedagogos, y
educadores que intervinieron en distintos operativos de salvamento y ayuda del 11M, de los
cuales el 30,1% eran varones y el 69,9% mujeres, con una edad media de 34,9 años.
De ellos 20,6% de la muestra, estuvo implicado en labores de rescate dentro de los trenes,
el resto, así como parte de este 20%, prestaron ayuda directa a supervivientes, familias y
allegados, en lugares como IFEMA, hospitales, tanatorios, y demás centros operativos. El
porcentaje de afectados por ataque de pánico en este grupo es del 13,9%, superior al valor
encontrado en la población general. Sin embargo, el porcentaje de afectados por depresión
es del 2%, muy inferior al encontrado en la población general. De la misma manera, el
porcentaje de afectados por estrés postraumático es del 1,2%, también muy inferior al
encontrado en la población general. Estos datos sugieren que el personal de emergencia, en
su mayoría personas entrenadas y con experiencia en estas tareas, si bien no pueden evitar
las reacciones psicológicas peri-traumáticas adversas debido al alto grado de exposición al
estresor, sí son capaces de manejar sus emociones para evitar la cronificación de dichas
reacciones, dando lugar a trastornos como la depresión o el estrés postraumático.
Sin embargo, hemos de señalar que fueron los componentes de este grupo los que más
incrementaron el consumo de tabaco (29,7% frente a 10,7% en la población general) y
alcohol (13,9% frente a 1,9% en la población general), siendo ésta una vía de afrontamiento
al estrés no saludable; por el contrario, el consumo e incremento de psicofármacos fueron
menores en este grupo que en la población general. No obstante, existen considerables
diferencias entre los grupos profesionales que conforman esta muestra.
Por otra parte, se llevo a cabo un estudio en un contingente de 168 miembros (edad media
de 27 años, 12% mujeres y 88% hombres) del ejército español desplazado durante 4 meses
en el año 2005 a la antigua Yugoslavia (44), con el objetivo de analizar las modificaciones
generadas en los estados emocionales negativos de los citados individuos. La recogida de
12 Curso Internacional en Gestión de Crisis. Instituto Universitario Gutierrez Mellado-­‐UNED. Marzo 2012. datos tuvo lugar en dos momentos diferenciados: durante la fase de concentración previa al
despliegue y en una secuencia temporal posterior; al regreso a territorio nacional. En ambas
ocasiones se utilizó el cuestionario de Ansiedad Estado-Rasgo.
Los resultados ponen de manifiesto la presencia de diferencias significativas entre las
medidas de Ansiedad Estado en primera y segunda fase condicionadas por el sexo y el nivel
académico (58.93% tropa, 27.385 suboficiales, 13,70% oficiales). Aunque los niveles de
Ansiedad Estado y Ansiedad Rasgo no alcanzan en ningún momento puntuaciones de
marcación negativa. Los autores concluyen que la experiencia vivida altera los niveles de
Ansiedad Estado de la muestra. Los niveles formativos superiores favorecen un
afrontamiento positivo de la experiencia
13 Curso Internacional en Gestión de Crisis. Instituto Universitario Gutierrez Mellado-­‐UNED. Marzo 2012. CONCLUSIONES.
La exposición de los equipos de primera intervención a situaciones de desastre y o
catástrofe supone por si mismo un factor de riesgo para el desarrollo de psicopatología.
Tanto la madurez del sujeto, el apoyo social y familiar, parecen ser factores protectores.
La evaluación de los intervinientes mediante cuestionarios y/o escalas después de un
desastre constituye una buena práctica en prevención secundaria.
El consumo, alcohol y tabaco son medidas palitativas o de afrontamiento al stress no
saludables. El consumo de alcohol y en predispone a la aparición de patología, su consumo
aumenta en sujetos con diagnóstico de stress postraumático.
El entrenamiento y posteriormente el planteamiento logístico-operativo previo ante posibles
amenazas deben analizar este aspecto. De igual forma, el análisis de la experiencia tras una
catástrofe debe estimularnos a la mejora de nuestros procedimientos potenciando aptitudes
en los lideres y en la comunidad que favorezcan a la resilencia.
Los datos dados por la experiencia española parecen sensiblemente menores y no reflejan la
alta prevalencia de trastornos aportados por otros estudios internacionales. Son necesarios
estudios comparativos para evaluar si existe evidencia con significación estadística
14 Curso Internacional en Gestión de Crisis. Instituto Universitario Gutierrez Mellado-­‐UNED. Marzo 2012. BIBLIOGRAFÍA
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