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La Ingeniería y arquitectura chilena muestran al mundo su calidad y potencial de exportación Especialistas internacionales destacan las características técnicas de las infraestructuras del país sudamericano que han soportado un seísmo mayor que el acontecido en Haití sufriendo menores daños. "La norma sísmica chilena dice que para temblores de baja intensidad un edificio no debe sufrir ningún daño. Que los terremotos grandes los debe soportar con daños estructurales, pero reparables. Y que en los sismos muy fuertes, en casos de excepción histórica, no puede colapsar, o sea caerse. En esa condición hay un solo edificio en Chile, por lo que desde el punto de vista técnico resistimos bien", comenta Rodrigo Mujica, ex presidente de la Asociación de Ingenieros Civiles Estructurales de Chile en referencia al comportamiento de las construcciones en Chile luego del terremoto del 27 de febrero. El mensaje común de los especialistas chilenos ha hecho patente la calidad y seriedad de los profesionales que participan en las construcciones, así como también las exigentes normas y códigos que se han ido perfeccionando luego de los distintos terremotos que ha debido soportar el país sudamericano. "Los edificios en general se comportaron por sobre lo que indica la norma sísmica chilena, siendo un porcentaje mínimo los que deberán ser reparados y muy pocos los que deberán ser demolidos, lo que no quiere decir que no hagamos una revisión de nuestras especificaciones para corregir lo que pueda haber fallado. Este terremoto de 8,8 grados Richter es el quinto más grande del que se tenga registro en el mundo y podemos asegurar que la ingeniería y arquitectura chilenas han demostrado un altísimo rigor y nivel profesional", explica Yves Besançon, vicepresidente de la Asociación de Oficinas de Arquitectos de Chile (AOA). La Infraestructura pasó la prueba Medios de prensa y expertos internacionales han comparado el terremoto en Chile con el ocurrido poco tiempo antes en Haití, que a pesar de haber sido alrededor de 500 veces menos intenso, provocó mayores muertes y destrucción. Además de la estabilidad política y económica de Chile, se ha destacado la preparación, profesionalismo, planes de contingencia, capacidad de respuesta y los altos estándares de diseño y códigos de construcción antisísmicos vigentes en el país. "Cuando se ve la arquitectura en Chile hay edificios que tienen daños, pero no el completo desastre que ocurrió en Haití", dijo Cameron Sinclair, director ejecutivo de la ONG Architecture for Humanity. Algunos de los puertos, aeropuertos, carreteras y autopistas más importantes del país sufrieron daños locales pero están totalmente operativos y el Metro de Santiago funcionó normalmente y sin restricciones apenas volvió el suministro eléctrico. "Todo esto valida los procedimientos de ingeniería, inspección técnica de obras y construcción que se aplican en Chile en esta área", analiza Jorge Araya, presidente de la Asociación de Empresas Consultoras de Ingeniería de Chile (AIC), mientras que la ONG GeoHazards International enfatizó la calidad de los profesionales chilenos graficando que, "sobre una base per capita, en Chile hay más sismólogos e ingenieros especializados en terremotos que en cualquier otra parte del mundo". El edificio Titanium ubicado en Santiago tiene 52 pisos y 190 metros de altura, pero no tuvo ni siquiera un vidrio roto gracias a los 21 disipadores sísmicos (cada uno de diez metros de alto) que fueron capaces de absorber el 30% de la energía con que el terremoto azotó a la torre. "Pasamos la mejor prueba en el mundo para un edificio de esta altura de hormigón armado. Nos sentimos contentos por haber resistido", comentó el arquitecto de la torre, Abraham Senerman, quien agregó que en Chile "cuando tomamos la decisión de construir un edificio podemos ahorrar en lujos en los muros, pero no se puede ahorrar en la estructura ni en la calidad de la construcción". ProChile apoya exportación servicios de ingeniería y arquitectura: una oferta integral de calidad internacional A través de un trabajo coordinado con las asociaciones gremiales encargadas de promover los distintos sectores de la construcción, como la Asociación de Empresas Consultoras de Ingeniería de Chile (AIC), Asociación de Oficinas de Arquitectos (AOA) y la Cámara Chilena de la Construcción (CCHC), ProChile ha apoyado el proceso de internacionalización de las empresas proveedoras de estos servicios a través de un proceso de promoción que ha fortalecido el reconocimiento internacional en distintas áreas en las que el país ha generado una clara ventaja comparativa a nivel mundial. En el área de la ingeniería se destaca el diseño sísmico de estructuras, ingeniería de proyectos mineros y energéticos, desarrollo de infraestructura vial, portuaria, aeroportuaria, sanitaria, hidráulica y de proyectos industriales como celulosa, agroindustria, pesca y otros. En Chile estos servicios son aproximadamente un tercio más económicos que en Estados Unidos o Europa, generando proyectos de inversión por más de 10.000 millones de dólares en 2008. Por su parte, el desarrollo de los servicios de arquitectura en Chile ha tenido un explosivo crecimiento que se ha visto complementado por un creciente reconocimiento internacional y obtención de premios por destacados arquitectos nacionales. Entre sus capacidades, el sector puede ofrecer servicios profesionales integrados de desarrollo de proyectos de gran envergadura y en diversos especialidades, tales como vivienda social, desarrollo de proyectos de arquitectura residencial y arquitectura interior, educacional, institucional, hospitalaria, deportiva, industrial, hotelera, proyectos concesionados, planeamiento urbano; así como consultorías específicas en aspectos relacionados a temas inmobiliarios, de eficiencia energética u otras, y plataformas de difusión internacional de arquitectura. Finalmente, el desarrollo del sector de la construcción ha abierto una nueva área exportadora de servicios. Actualmente la capacidad total de esta industria en Chile asciende a 8.000 millones de dólares por año, esperando que a mediano plazo las exportaciones del sector se dupliquen para alcanzar los 800 millones de dólares anuales.