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Transcript
INGENIERÍA Y
CONSTRUCCIÓN
DE GRANDES OBRAS
[email protected]
Santiago de Chile
VIERNES 27 DE DICIEMBRE DE 2013
6
Terremotos:
Aislación sísmica y disipación de
energía ganan espacio en grandes obras
Tecnologías de vanguardia hoy reducen
de manera significativa el impacto
de un sismo en una estructura.
En algunos casos incluso permite
mantener la continuidad de operación,
clave para grandes industrias y
recintos de salud, por ejemplo.
La ingeniería sísmica de grandes
obras vive una revolución.
Según Carl Lüders, socio
fundador de SIRVE S.A. y Raúl
Álvarez, gerente de Industria &
Minería de SIRVE S.A., a través
de los años se han implementado
diferentes tecnologías sísmicas
para la ejecución de grandes
construcciones. En general, todas
ellas apuntan a su materialidad y a
la mejoría de su estructuración.
“Sin embargo, hoy en día se
ha dado un salto cuántico en
relación a dichas tecnologías
con la incorporación de la
aislación sísmica, la disipación
de energía o una combinación
de ambas técnicas. Con estos
conceptos ya no le damos toda la
responsabilidad a los materiales
constructivos, a los cuales ya se
les ha dado buena parte de la
responsabilidad a través de los
años en el tema de su resistencia
sísmica, sino que filtramos la
energía proveniente de grandes
eventos sísmicos y/o liberamos
energía por dispositivos bien
diseñados y ubicados en lugares
estratégicos de la estructura”,
señalan.
Claro que, explican, introducir
estos nuevos conceptos no es
tarea sencilla.
“Dado que una estructura debe
concebirse como un todo integral,
la ingeniería sísmica y estas
nuevas tecnologías –llamadas
sistemas de protección sísmica–
deben integrarse preferentemente
desde su concepción y a todas
las disciplinas. De esta manera,
como la implementación de
estos dispositivos de aislación
sísmica y/o disipación conllevan
movimientos relativos entre la
estructura misma y todo lo que
circunda dicha estructura, las
demás especialidades deben
también incorporar estos
conceptos para, por ejemplo,
desarrollar e implementar
sistemas flexibles de transmisión
de líneas de fuerza, de gas,
de agua, de piping, de señales
débiles, elementos de arquitectura
deslizantes y otros. Todos estos
temas deben ser considerados
para que la estructura como un
todo funcione armónicamente,
protegiendo a la estructura,
su contenido y asegurando
continuidad de operación, temas
que son de relevancia en este
nuevo enfoque o nueva filosofía
de diseño sísmico”.
Según indican los expertos,
estas nuevas tecnologías sísmicas
preferentemente deben entrar
en escena durante el estudio
del anteproyecto para que sean
concebidas en forma eficiente
y se compatibilicen en forma
armónica con el resto de las
especialidades.
“Al comienzo de los proyectos
se tiene mayor flexibilidad para
incorporar estos dispositivos,
para que sean amistosos
arquitectónicamente y sean
emplazados en los lugares
más idóneos. Por cierto,
estas tecnologías pueden ser
incorporadas en forma posterior,
ya que una de sus características
es su flexibilidad y relativa
facilidad de implementación, pero
muy probablemente su costo
e impacto en la estructura será
mayor, y en algunos casos su
eficiencia no será todo lo que
se podría haber logrado si se
hubiera implementado desde su
comienzo”, aclaran.
Más valor
Afirman los ejecutivos de SIRVE
que incorporar estas tecnologías
finalmente agrega más valor a los
proyectos.
“La antigua filosofía de diseño
a la que todos estábamos
acostumbrados solo señalaba que
para sismos de gran magnitud, la
estructura no debía colapsar y se
debía resguardar la vida humana.
Sin embargo, la estructura podría
sufrir grandes daños estructurales,
Los sistemas
El edificio Titanium La Portada
contempló disipadores sísmicos.
Y el estanque del proyecto GNL
Mejillones incorporó aisladores
sísmicos.
a veces su demolición una vez
finalizado el evento sísmico,
destrucción parcial o total de su
contenido, que en muchos tipos
de estructuras era más valioso
que la estructura misma, y no
aseguraba por cierto la continuidad
de operación”.
En cambio, dicen, “hoy en día
la sociedad está demandando
mucho más de lo que se podía
asegurar con esa concepción.
Están demandando cero daños
a la estructura, pero además
cero daños a los elementos no
estructurales, sus contenidos y
continuidad de operación. Estas
nuevas demandas es lo que
denominamos la nueva filosofía
de diseño sísmico, demandas que
se pueden satisfacer incorporando
dispositivos de aislación sísmica
y/o disipación de energía. Estos
dispositivos pueden hacer
reducciones significativas (hasta
8 veces) de las solicitaciones
con la consiguiente protección
de la estructura resistente, sus
elementos no estructurales,
su contenido y continuidad de
operación”.
¿En qué áreas convendría más
aplicar estos sistemas?
“Dado que el uso de
dispositivos de aislación sísmica
y disipación de energía están
entrando recién en la última
década en nuestro país, es que
hay que priorizar. Es de vital
importancia implementarlo en
infraestructura vial, para que el
país no quede aislado durante
eventos de gran magnitud, en
toda el área hospitalaria para
seguir prestando ayuda a los
damnificados, en cuarteles de
bomberos, en edificios públicos
y colegios donde se protegerá a
nuestros niños y que servirán de
albergues después de ocurrido
el evento. En resumen, en obras
de importancia vital. Otra área
que no hay que descuidar es el
área productiva, donde un evento
sísmico de gran magnitud pudiese
dejar al país sin fuentes de ingreso
o aislado, por lo que en el área
minera e infraestructura portuaria
se debe priorizar su incorporación.
Sin embargo, desde el punto de
vista “costo-beneficio”, en Chile
la incorporación de la aislación
sísmica es conveniente para
cualquier tipo de obra y debe ser
implementada”.
Y da algunos ejemplos:
“Tenemos innumerables casos
donde los sistemas de aislación
sísmica y/o disipación de energía
mostraron todas sus bondades.
Durante el evento del 27 de
febrero de 2010, SIRVE S.A.
había diseñado los sistemas de
protección símica de 13 de las 14
estructuras que poseían alguno
de dichos sistemas. Todas se
comportaron espléndidamente.
Casos emblemáticos tuvimos
muchos, como el Puerto de
Coronel, cerca del epicentro,
que siguió funcionando
inmediatamente ocurrido el
Explican los ejecutivos de
SIRVE S.A que los sistemas
de protección sísmica que
ofrece la nueva ingeniería
sísmica para el ámbito
residencial y en general para
todo tipo de estructuras se
podrían agrupar en tres tipos.
Por un lado están los
aisladores sísmicos, que son
dispositivos de protección
preferentemente usados
en edificios, estructuras o
instalaciones de baja altura
(normalmente menos de
15 pisos). Se instalan en
las fundaciones del edificio
o estructura, y absorben
la deformación frente a un
eventual sismo, protegiendo
al resto de la estructura
de gran parte del esfuerzo
sísmico.
Por otra parte, los
disipadores de energía
funcionan de mejor manera
en edificios altos (más de 15
pisos), tanto para minimizar
los efectos de los terremotos
(sismos) como del viento
(huracanes). Esta tecnología
reduce las deformaciones y
fuerzas que el sismo impone
a la estructura mediante el
aumento de la capacidad
de amortiguamiento de la
misma. Existen disipadores
de energía de distintas
familias: los más empleados
son los sistemas viscosos,
metálicos y friccionales.
Y los disipadores tipo AMS
(Amortiguadores de Masa
Sintonizada) son masas
de concreto, rellenas en
algunos casos con bolones
de acero, que se instalan en
los techos de los edificios
sobre apoyos elásticos y se
sintonizan al movimiento
del edificio. Son una especie
de contrapeso que siempre
se opone al movimiento
del edificio reduciendo sus
deformaciones y protegiendo
de esa forma a la estructura y
sus contenidos.
sismo, o el Hospital Militar,
donde su operatividad nunca se
detuvo al igual que la Clínica de la
Universidad Católica, o el edificio
Titanium, el edificio más alto de
Chile hasta ese minuto y tantas
otras estructuras que siguieron
funcionando exitosamente”.
Evolución de contratos Fast-Track:
Modificaciones que beneficien a todos
Por Cristián Brinck M., gerente general Ingeniería
y Construcción Sigdo Koppers
En los últimos 50 años, las
compañías de construcción
y montaje industrial han
desarrollado una serie de
proyectos y obtenido una
importante experiencia,
permitiendo a Chile contar
con infraestructura productiva
para su progreso económico
y social. Este conocimiento
se ha complementado con
la colaboración de empresas
internacionales de ingeniería y
tecnología, logrando un nivel
de eficiencia y competitividad
reconocido en el resto de los
países de la región.
En la actualidad, el sistema
más frecuente para la ejecución
de grandes proyectos es
el denominado Fast-Track.
Este consiste en traslapar
los procesos de ingeniería,
compra de materiales y la
construcción, con miras a reducir
considerablemente el plazo
total. En términos prácticos,
la modalidad Fast-Track exige
cotizaciones por construcción
y montaje, cuando la ingeniería
está en una etapa inicial,
problema que se pretende
resolver con un contrato a
precios unitarios. El acuerdo
se firma sobre la base de
cantidades estimadas con muy
poca precisión, las que para
efecto de los pagos se ajustan a
la obra realizada. Dicho de otro
modo, el cliente paga metros
lineales, kilos, metros cúbicos
o la unidad correspondiente
realmente ejecutada, mientras
que el contratista gasta por horas
hombres contratadas.
El esquema anterior
funcionaría perfectamente si
la obra tuviera un programa
y una planificación exactas.
Sin embargo, en la realidad
esto es difícilmente posible
por tratarse de un proyecto
en que la ingeniería y la
adquisición de materiales están
aún en desarrollo. En estas
circunstancias, la eficiencia del
contratista de construcción no
logrará valores propios de un
sistema planificado, por lo que
las empresas se verán casi
sin excepción en la disyuntiva
de atentar contra el plazo del
proyecto, manteniendo su
eficiencia controlada, o incurrir
en mayores costos al no poder
trabajar con productividad.
En este sistema, los
desajustes entre lo gastado
y lo cobrado son inevitables
y muchos de ellos conducen
a discusiones, conflictos y
eventualmente a procesos
arbitrales largos y costosos.
Adicionalmente, esta situación
obliga a ambas partes a incurrir
en elevados costos por la
confección de estados de pagos
mensuales y su respectiva
revisión. También compromete
seriamente el trabajo en equipo
y polariza las relaciones, ya que
los profesionales se centran en
problemas de índole comercial,
atendiendo en menor grado
temas técnicos y de planificación.
Cabe destacar que no se
trata de un tema nuevo, se han
constituido numerosas mesas
de trabajo para revisar y mejorar
el modelo de gestión de obras
de construcción. Estas han
sido lideradas por la Cámara
Chilena de la Construcción,
el Consejo Minero, colegios
profesionales y universidades,
que han reparado en la pérdida
de productividad y las crecientes
controversias que derivan en
una excesiva judicialización de
los proyectos. Sin embargo, el
avance ha sido escaso, quedando
planteada la necesidad de
hacer modificaciones, pero sin
resultados prácticos.
Entendemos la necesidad
de los clientes de contar con
plantas en producción en
un mínimo plazo y es claro
que cada vez estarán menos
dispuestos a aceptar la duración
de la construcción convencional.
El punto es cómo disminuir
el impacto económico y de
recursos que representa para
las partes involucradas la actual
forma de contratación Fast- Track
serie de precios unitarios y
buscar un modelo que privilegie
los verdaderos objetivos del
proyecto, como son cumplir
con los plazos, el presupuesto,
la calidad de los servicios, la
eficiencia de las instalaciones y la
seguridad de las personas.
En mi opinión, el mejor claim
es el que no se presenta, ya que
se ha evitado a través de una
mecánica de contrato eficiente
que impide que las desviaciones,
inevitables en nuestra industria,
perjudiquen significativamente
a las partes involucradas en el
proyecto.
Creemos que es ineludible
revisar las prácticas de
contratación más comunes,
con miras a lograr una relación
más productiva entre mandante
y contratista, no hacerlo sería
resignarnos a desarrollar nuestra
actividad con mayores costos y
en un ambiente definitivamente
frustrante para los responsables
de llevar adelante el proyecto.