Download historia de un edificio - IES Isabel de Castilla

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HISTORIA DE UN EDIFICIO: EL INSTITUTO “ISABEL DE CASTILLA” DE ÁVILA
Desde el año 1952, alertado por la expansión demográfica de Ávila el Ayuntamiento inició
un proyecto urbanístico caracterizado por tres ensanches: uno, entre el nuevo Seminario
y el Estadio Municipal de San Antonio; otro, la zona Este del ensanche, entre el Paseo de
la Estación y el Paseo de San Roque, y el último entre San Roque y el monasterio de
Santo Tomás. Aparte de la construcción de nuevas viviendas, los modernos barrios
estarán caracterizados por la creación de algunos edificios oficiales y un nuevo instituto,
situado entre la vieja plaza de toros y el paredón del convento de Las Gordillas. Hasta los
años sesenta del pasado siglo, las enseñanzas medias se impartían desde 1882 en el
Instituto General de la calle Vallespín, junto al palacio de los Polentinos.
Unas obras caracterizadas por su lentitud se promovieron a partir del proyecto
presentado en 1948 por el arquitecto J. L. Rasilla, planteando la construcción de un
enorme edificio de tres plantas, un semisótano y una planta abuhardillada con las
correspondientes mansardas exteriores, todo integrado en torno a un patio central
porticado. Seguía la línea arquitectónica de otros edificios abulenses de la década de los
cincuenta, adjudicándole inicialmente la titularidad de “Isabel la Católica” que mantendrá
hasta finales de los sesenta, pasando a denominarse, hacia 1970, Instituto Nacional de
Enseñanza Media Femenino “Isabel de Castilla”.
Aunque el Instituto llevaba ya un par de años abierto, la inauguración oficial del centro de
enseñanza tuvo lugar el 14 de diciembre de 1964, con la asistencia de todas las “fuerzas
vivas” de la ciudad (presidente de la Diputación, alcalde de Ávila, presidente de la
Audiencia, gobernador civil), los representantes
del antiguo Ministerio de Educación
Nacional y, además, el vicario general de la diócesis, el deán Castor Robledo. En esos
momentos, la directora del Instituto era D.ª Magdalena Díez de Bethencourt, que definía
el edificio como un “instituto de montaña”, con tejados de pizarra negra, ventanas dobles
y una eficaz calefacción para combatir los rigores invernales, destacando también la
amplia terraza-mirador orientada al valle de Amblés, la Serrota y las estribaciones de
Gredos. Contaba el Instituto con diecinueve aulas, dos laboratorios, gimnasio, campos de
deporte, dos comedores y una cocina, además de una capilla para seiscientos alumnos y
un salón de actos para cuatrocientos. Se había concebido un instituto de enseñanza
mixta, pero disgregada o segregada, según las orientaciones pedagógicas y morales de
los primeros años de la modernización española. En un amplio recinto exterior, en un
principio se habían diseñado pistas de tenis y baloncesto, para alumnos unas y para
alumnas las otras, contando asimismo –según el proyecto inicial- con un espacioso jardín
en el centro, en dos niveles y con una fuente central. Al norte se situaba un amplio
espacio ajardinado, es decir, el campo.
En el año 1970 el Instituto “Isabel de Castilla” es abandonado por los alumnos (varones,
se entiende), pues estaba próxima la apertura del nuevo Instituto “Alonso de Madrigal”,
proceso que convertirá el Paseo de San Roque –muy distinto del actual- en punto de
encuentro entre alumnos y alumnas del bajo instituto y el centro superior. Hasta ese
curso académico las alumnas habían permanecido en el viejo instituto de Vallespín. Se
trataba ahora de “reorganizar la enseñanza femenina”. Hay que reconocer que la intensa
labor de algunos profesores dio sus frutos en una futura preparación profesional.
En los años siguientes, el centro aguantó algunas reparaciones firmadas por el arquitecto
José Ignacio Sánchez (abril 1974), afectando fundamentalmente a una reorganización de
las aulas, mientras que en 1986 el Instituto es ampliado con un nuevo edificio con aulas
de idiomas, audiovisuales e informática, proyecto firmado por Santiago Herráez
Hernández, añadiéndose el “túnel del frío” como pasadizo entre un edificio y otro. Otras
obras se realizan posteriormente, como el polideportivo y el edificio anexo destinado a los
Ciclos Formativos. Así pues, en cuarenta años el Instituto ha aumentado su volumen
edificable, incrementado el número de aulas (de diecinueve a cerca de la treintena), la
plantilla de profesorado y el personal laboral y administrativo.
Hace unos años el IES ha sido incluido en la red de Institutos Históricos de Castilla y
León.