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FRANCISCO CAMINO ARIAS
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EDIFICIO EN CALLE DESAMPARADOS. MURCIA
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Edificio Casa Carmela • Estudio: CAMINOARK Arquitectos Asociados S.L. Arquitecto: Francisco Camini Arias • Colaboradores: David Saura González, Roberto Solórzano Pérez, Maria del
Carmen Muelas Romero • Año del proyecto: 2000 • Año final obra: 2006 • Promotor: D. José Enrique Navarro Nuño de la Rosa • Ubicación: Esquina calle Desamparados con calle San
Pedro. Murcia • Programa: 4 viviendas, local comercial y sótano para trasteros e instalaciones • Empresas colaboradoras: Construcciones Picoespuña S.A. carpintería Carsan S.L.• P.E.M.:
480.000 euros • Metros cuadrados construidos: 809,05m2
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CASA CARMELA
(Algunos recuerdos de un interesante proceso)
Una tarde navideña recibí en mi estudio a una curiosa y
peculiar familia (más bien un clan) que era propietaria de un
pequeño solar de aproximadamente 135m2 en pleno casco
histórico de Murcia. Querían vivir todos juntos, a pesar de
que casi ningún miembro, entendía la vida del otro (este
dato lo comprobé bastante más tarde). El clan lo lideraba el
segundo hijo, un pequeño empresario que había prosperado
mucho en los últimos años, que manifestaba inquietudes
artísticas y a la vez estaba muy orgulloso de pertenecer a la
cofradía nazarena de más prestigio de la ciudad; tenía tres
hijas y una mujer de gran personalidad. El hijo mayor, era
un médico con una vida un poco gris, que tenía dos hijos, a
punto de casarse. La hermana pequeña, vivía sola y se dedicaba al diseño gráfico, aparentaba no querer salir de la adolescencia (aunque hacía bastante tiempo que la había pasado) y presumía de las fiestas que organizaba. El patriarca, era
un buen hombre que le dijera lo que dijera, me daba siempre la razón; viudo desde hacía tiempo, vivía con una pareja ecuatoriana que le cuidaba. El encargo que querían hacerme era un edificio de cuatro plantas más el bajo comercial,
que contuviera cuatro viviendas para los tres hermanos y el
padre. Independientemente de las diferentes concepciones
de la vida que tenían cada uno de ellos, solo las plasmaban
en sus conversaciones conmigo, en el número de habitaciones que querían cada uno de ellos.
Pensé en algún momento desistir del encargo por el gran
número de interlocutores que tenía, hasta que me di cuenta que si sacaba a relucir mis cualidades de negociador (consistentes en dar siempre la razón a todos y a la vez) podía
ser una oportunidad para poner en práctica todo lo experimentado en diferentes concursos en torno a la vivienda flexible y los diferentes y cambiantes modos de habitar.
Poco a poco, el segundo hermano (lógicamente, el de más
posibilidades) se convirtió en el líder familiar. Tenía claro lo
que quería, pero la solución que me dibujaba en cuartillas
cuadriculadas era justo lo contrario a lo que creía desear.
Por otro lado, estaba obsesionado dada su condición de
nazareno, en tener un gran balcón para ver las procesiones
e invitar a sus amigos a contemplarlas (y si pudiera ser,
hacer negocios con ellos), hasta el punto que la
imagen que tenía era la de un gran mirador con un edificio
debajo. Cuando el proyecto fue cogiendo forma, apareció
en escena su mujer, muy introvertida, pero con una interesante concepción de la vida, a la que le horrorizaban las tradiciones que apasionaban a su marido; esto generó, innumerables discusiones en mi presencia. Yo opté por seguir a
mi aire, dando la razón a todo el mundo y llevando la máxima flexibilidad de las plantas también al exterior. De la
imagen del edificio, solo hablaba con Carmela la hija
pequeña, del matrimonio, una encantadora niña de doce
años, a la que le enseñaba mis dibujos. Mira, le decía, si está
tu padre solo en casa, todo el edificio es un mirador hacia
la plaza de San Pedro; si está tu madre sola, cerramos el edificio, lo convertimos en un telón y mira hacia dentro, como
las casas árabes que tanto admiraba; si están los dos, tenemos este otro edificio, y si está todo el clan tenemos hasta
catorce edificios diferentes.
Y con todo este proceso de generación, salió este edificio,
que se podía vivir de tantas y tan variadas formas, y que
podía ser percibido a su vez de infinitas maneras.
De la puesta en valor del entorno, con nuestra propuesta
urbana y de los criterios de eficiencia, ahorro energético,
sostenibilidad…etc, hablaremos otro día.
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