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Víctor Beltrí y Roqueta
(Tortosa 1862 - Cartagena 1935):
Arquitecto
INTRODUCCION
Víctor Beltrí es uno de esos personajes con el que se cumple el famoso tópico de que
“nadie es profeta en su tierra”. A pesar de ser uno de los tortosinos más ilustres de su
tiempo, apenas queda nada de su obra y su memoria en esta ciudad. De hecho en
Tortosa ejerció como arquitecto sólo durante dos años y medio. Avatares políticos,
unidos a la falta de ambiente y el conservadurismo de sus vecinos, le obligaron a
abandonar su tierra natal para dirigirse a la localidad valenciana de Gandía.
Tampoco allí tendría suerte. Demasiado avanzado para el entonces ambiente
provinciano de esta ciudad, vuelve a cambiar de nuevo de residencia en busca de mejor
fortuna. Tras un breve paso por la ciudad de Murcia, se instala en la entonces floreciente
Cartagena, donde el resurgir de la minería en la cercana sierra de La Unión había
propiciado la aparición de una nueva y acaudalada burguesía.
Estos nuevos ricos estaban ansiosos de poder demostrar al mundo su fortuna. El
Modernismo había pasado de ser una excentricidad a estar considerado como la última
moda. Los ricos mineros miraban con envidia las ilustraciones de las revistas que
mostraban los nuevos edificios levantados en París y Barcelona.
¿Qué mejor caldo de cultivo podía encontrar Beltrí para poder desarrollar todo su
genio?. Su origen catalán, él haber sido discípulo y compañero de los mejores
arquitectos modernistas del momento, su juventud y sus enormes ganas de trabajar,
representaban un magnífico aval para esta burguesía, que quería estar a la última. De
esta forma, por fin, pudo Víctor desarrollar toda su creatividad para acabar dejándonos
los mejores edificios de la ciudad de Cartagena: la “Casa Cervantes”, el “Palacio
Aguirre”, la “Casa Maestre”, la “Casa Zapata”, la “Casa Dorda”, la “Casa Llagostera”,
la “Casa del Niño”, el “Gran Hotel” y un sin fin de otras obras que son desde entonces
su mejor legado.
Siempre en vanguardia, supo evolucionar con los tiempos pasando desde un inicial
eclecticismo, a un final racionalista, tras haber cultivado con gran acierto el
modernismo, el secesionismo vienés y el casticismo.
A pesar de todo Víctor Beltrí no es un personaje muy conocido. Por un lado desarrolló
casi toda su obra muy lejos de la cosmopolita Barcelona, donde los trabajos de sus
amigos y compañeros alcanzaban gran resonancia. Por otro, diferentes avatares
históricos, algunos desastres naturales y, sobre todo, la enorme especulación de los años
sesenta y setenta, borraron su imagen de la memoria de la gente y acabaron con buena
parte de sus obras. Apenas F. Javier Pérez Rojas en sus libros “Casinos de la Región de
Murcia (1850-1920) ” y, sobre todo, en “Cartagena 1874-1936. Transformación urbana
y arquitectura” se ha ocupado de su vida y obra. Sirva este modesto trabajo para intentar
reparar en parte, este injusto olvido.
1
La creación continúa incesantemente por
mediación de los hombres, el hombre no crea:
descubre y parte de ese descubrimiento. Los que
buscan las leyes de la naturaleza para formar
nuevas obras, colaboran con el creador.
Antonio Gaudí
Capítulo 1.- Los Beltrí
El apellido Beltrí o Beltri (el tema del acento es un aspecto que no está del todo claro)
es muy poco frecuente. De hecho apenas unos cientos de personas se apellidan así en
España, y casi todas son originarias de la comarca del Baix Ebre de Tarragona, y más
concretamente de las localidades de Amposta y Tortosa. La familia del arquitecto
procede, al menos desde final del siglo XVII, de esta última ciudad, siendo el primer
antecesor directo conocido Salvador Beltrí, de profesión “soguero”, que debió de nacer
alrededor de 1675 1 .
Aunque no está muy claro, parece que el origen del apellido hay que buscarlo en Italia.
El hecho de que el apellido Veltri 2 (probablemente se transformara la “B” en “V” en
España, aunque también hemos encontrado una rama italiana en que el apellido es con
“B”) sea muy frecuente en dicho país, especialmente en la región de Nápoles, nos hace
sospechar que este fuera su primitivo origen. Sobre cuando y como se establecieron en
Tortosa barajamos diferentes hipótesis, ninguna de ellas aun confirmadas
documentalmente.
En 1148 el Conde de Barcelona Ramón Berenguer IV, ayudado por caballeros
templarios y genoveses, conquista la ciudad de Tortosa a los árabes. A partir de ese
momento la ciudad se convierte en un importante centro comercial, siendo el río Ebro,
que en aquellos tiempos era navegable hasta Zaragoza, su principal eje de transporte.
Esto motiva que un numeroso grupo de comerciantes de sedas y telas de origen genovés
se establezcan en ella. Es posible que entre ellos se encontrara algún Beltrí, ya que la
principal profesión de la familia del arquitecto fue el negocio de las telas, y más
concretamente la sastrería 3 .
Otra posibilidad es que el primer ancestro del arquitecto que se instaló en España fuera
alguno de los miembros del ejercito castellano de Felipe IV. En él había soldados
napolitanos que formaban parte de los Tercios de la “Unión de Armas”. Esta englobaba
a 16.000 soldados del Reino de Nápoles alistados para luchar contra los franceses.
Felipe IV ocupó Tarragona en 1640, al comienzo de la “Guerra de los Segadores”
contra los catalanes. Con posterioridad, y una vez terminada ésta en 1652, unidos
castellanos y catalanes prosiguieron la guerra contra las tropas francesas. Posiblemente
al finalizar la contienda, alguno de estos soldados apellidado Beltrí decidiera quedarse a
vivir en Tortosa.
1
Libros de matrimonios de la Catedral de Tortosa.
De hecho en el “Diccionario de Artistas Catalanes” de Rafols, las entradas tanto de Víctor, como de su
padre José María y de su hermano Ignacio, son por el apellido Veltri con “V”.
3
En los mismos libros de matrimonios se puede constatar dicha profesión en al menos tres antepasados
del arquitecto.
2
2
Otras fuentes sugieren que algún Beltrí de origen italiano formara parte del séquito que
acompañaba a Isabel de Farnesio para su boda con Felipe V en 1714. Esta hipótesis
parece menos probable, puesto que hay constancia de la presencia en Tortosa de un tal
“Massiá Beltri, espardenyer” a mediados de 1678 4 . En definitiva, todo parece apuntar a
un origen italiano, pero bastante antiguo.
Todos los antecesores directos del futuro arquitecto, desde el anteriormente mencionado
Salvador Beltrí, nacieron, se casaron y fallecieron en Tortosa.
4
R. Vergés “Espurnes de la llar”. Volumen V, Pág. 41. Tortosa, 1912.
3
Capítulo 2.- Infancia y primera juventud en Tortosa: 1862 – 1880
El padre del futuro arquitecto fue el escultor José María Beltrí Belilla (1829-1898). Este
formaba parte de un numeroso grupo de artistas que desarrollaron su labor artística en
Tortosa en la segunda mitad del siglo XIX. Su estudio estaba situado en el nº 13 de la
calle Taules Velles. Posteriormente, concretamente en septiembre de 1887, lo trasladó al
entresuelo del nº 14 de la calle de la Rosa. En el taller se trabajaba, sobre todo, en la
realización de esculturas en madera de tipo religioso 5 .
Entre los escultores de la ciudad se encontraba Ramón Cerveto (1828-1906), que por
aquellos días era famoso en toda España por sus crucifijos y “dolorosas” para ser
expuestos bajo vitrina. José María trabajó con este artista realizando conjuntamente
algunos de los pasos de la famosa Procesión del Domingo de Ramos de esta ciudad.
Concretamente hacía 1859 tallaron “El Sant Sopar”, “L’Oració a l’Hort”, “Sentencia de
Pilat” y “Els Assots, considerados como obras de la mejor escuela imaginera catalana 6 .
Todos ellos fueron destruidos durante la Guerra Civil de 1936. No sabemos si este
trabajo fue una colaboración esporádica, o si lo hacían de forma habitual. También
participó con él, y con otro escultor llamado Asencio, en la realización de las esculturas,
hoy desaparecidas 7 , que adornaban las capillas del Calvario que “aunque no son de
gran valor material, tienen mucha propiedad” 8 . Tuvo numerosos discípulos, entre los
que destaron José Reverter Gasulla 9 y Tomás Cardona y Abelló (1856-1901) 10 .
Además de ser un gran escultor, José María fue un buen dibujante. Amante de la
docencia, ejerció como profesor particular de dibujo. También dio clases en el colegio
que tenía su mujer en la calle de la Rosa y llegó a abrir en 1893, junto con su hijo
Ignacio, una academia para enseñar esta disciplina a las señoritas de la ciudad 11 .
Se casó con la maestra tortosina Carmen Roqueta Estampres (1829-1887). Fruto de este
matrimonio tuvieron cinco hijos: Víctor, el mayor, Julián Vicente (1864-¿) que fue
sacerdote, José María (1866-1888), que siguiendo la tradición familiar, fue sastre, Mª
Cinta Dolors (1871-¿), de la que se ignora si ejerció alguna profesión remunerada e
Ignacio (1872-1901) 12 , el pequeño, dibujante y escultor que trabajó en el estudio de su
padre hasta su temprano fallecimiento.
La familia del futuro arquitecto era cristiana y tradicionalista, de ideología carlista (algo
corriente en esa época en la ciudad natal del General Cabrera), humilde y con pocos
recursos económicos 13 .
5
R. Vergés “Espurnes de la llar”. Volumen VI, Pág. 581. Tortosa, 1912.
“La Santa Cena”, “La Oración en el Huerto”, “Sentencia de Pilatos” y “Los Azotes”. Joan Moreira “Del
folklore tortosí”. Págs. 546-550. Tortosa, 1934.
7
R. Vergés “Espurnes de la llar”. Volumen III, Pág. 105. Tortosa, 1912.
8
R. O’Callaghan “La Catedral de Tortosa”. Pág. 247-250. Tortosa, 1890.
9
Según algunos autores su apellido era Rebarter.
10
O. Rodríguez “Album Biográfico Dertosense”, Pág.138. Tortosa, 1892.
11
R. Vergés “Espurnes de la llar”. Volumen VI, Págs. 495 y 581. Tortosa, 1912.
12
Todas estas fechas proceden de los Libros de Bautismo, Matrimonios y Defunciones existentes en la
Catedral de Tortosa.
13
En un artículo publicado en el número 32 de la revista local “LA ZUDA”, en el que se rendía homenaje
a su paisano, la definían como: “una familia asaz modesta”.
6
4
Víctor José Beltrí y Roqueta 14 nació en Tortosa, el 15 de abril de 1862 15 , en la casa
donde vivían sus padres que estaba ubicada en la calle Bonaires, muy cerca de la
Catedral. Fue bautizado en dicho templo al día siguiente de nacer, siendo los padrinos
su abuelo materno José María Roqueta (1800?-1879) y una tal María Beltrí16 .
Sabemos que estuvo dotado para los estudios desde su más temprana edad,
probablemente alentado por sus padres, destacando por sus grandes cualidades artísticas
y su facilidad y aplicación en el dibujo.
Víctor fue uno de los 66 alumnos del curso inaugural (1877-1878) del Colegio San Luis
Gonzaga de Tortosa 17 . Este centro era de tipo confesional y estaba muy clericalizado.
Ello tendría una indudable influencia en la religiosidad del futuro arquitecto. Dada la
cercanía del Colegio a la casa de sus padres, cursaría sus estudios durante ese curso y el
siguiente como alumno externo, pagando únicamente los derechos de matrícula 18 .
José María tuvo una influencia decisiva en los primeros años del futuro arquitecto y,
muy especialmente, en la forja de su temperamento artístico y en el desarrollo de su
amor por la escultura, la talla, el modelado y el dibujo. Víctor dedicaba muchas horas a
dibujar y a ir al taller con su padre donde, a la vez que le ayudaba, charlaba con los
artesanos y aprendía el oficio.
En junio de 1879 termina con brillantez sus estudios de segunda enseñanza, realizando
en el Instituto de Tarragona los exámenes de grado correspondientes. La situación
económica de la familia no debía de ser muy desahogada, pues según consta en su
certificado académico “no se le ha pedido(sic) el título por no haber satisfecho los
derechos correspondientes” 19 . A partir de ese momento, comienza a trabajar en el taller
de su padre.
Víctor formaba parte de un grupo de apasionados jóvenes artistas que se reunían
habitualmente para compartir sus experiencias e inquietudes. Este grupo lo integraban,
entre otros, los aprendices de escultor: Víctor Cerveto (1861-1936), hijo de Ramón
Cerveto, Antonio Riba y García (1859-1936), Agustín Querol y Subirats (1860-1909) 20 ,
Joaquín Anglés Cañé (1859-1911) y los mencionados José Reverter Gasulla y Tomás
Cardona y Abelló y los aspirantes a pintores: Josep María Marqués (1862-1936),
Federic Illa, Francesc de Asís Lleyxá Ribera (1868-¿) y el propio Beltrí. Era frecuente
verlos al alba, junto con cazadores y payeses, haciendo cola ante las puertas de la
muralla esperando a su apertura por parte del oficial Clavero, para poder ir al campo a
observar la naturaleza, y captar las primeras luces de la mañana 21 .
14
Roquetas según algunos autores, aunque realmente era Roqueta como demuestran múltiples
documentos oficiales y privados.
15
La mayoría de los autores citan como año de nacimiento 1865, pero es erróneo como demuestra su
Libro de bautismo (Pag. 391 del Tomo de 1862), en la catedral de Tortosa.
16
Ignoramos el parentesco que tenía con el futuro arquitecto.
17
R. Vergés “Espurnes de la llar”. Tomo VI. Págs. 656 y 659. Tortosa, 1912.
18
Los alumnos internos pagaban 10 duros al mes y los mediopensionistas 7. R. Miraval “L’ Institut de
Batxillerat de Tortosa”. Tortosa 1982.
19
Expediente de V. Beltrí. Escuela de Arquitectura de Barcelona.
20
Con el que pudo estar emparentado, pues tenemos constancia de la existencia de unos hermanos Querol
Beltrí que también eran escultores (comunicación personal de Enric Querol).
21
Revista “La Zuda” nº 145. Pág. 183. Tortosa, 1925.
5
Tal vez el más conocido de los artistas de este grupo fue Agustín Querol22 . Formado
también en el taller de Ramón Cerveto, se trasladó en 1878 23 a Barcelona para estudiar
Bellas Artes y trabajar como aprendiz en el taller de Domingo Talarn (1838–1891). Con
él se marcha también Josep María Marqués, alojándose juntos durante esos primeros
años. En 1881 se trasladaría a la ciudad condal Víctor Cerveto. Sabemos que también
siguieron el mismo camino Antonio Riba (que más tarde trabajaría con Gaudí), José
Anglés, Tomás Cardona, Fransec de Asís Lleyxá y José Reverter, aunque es difícil
precisar con exactitud en que fecha lo hicieron.
En septiembre de 1880 Víctor decide buscar horizontes más amplios para sus
inquietudes artísticas y, siguiendo los pasos de sus amigos, abandona Tortosa y se
traslada a Barcelona. Allí se instala en el nº 72 de la calle Lauria 24 , muy cerca de la
Parroquia de la Asunción.
22
Con los años tendría una dilatada y exitosa carrera profesional tanto en España como en América. A su
muerte, su amigo Víctor Cerveto se haría cargo de su estudio de Madrid.
23
Obdulio Rodríguez en su “Album Biográfico Dertosense” Pág.125, en cambio fija esta fecha en 1881.
24
Expediente de V. Beltrí. Escuela de Arquitectura.
6
Capítulo 3.- Estudiante en Barcelona: 1880 – 1886
En aquellos años la población de Barcelona ronda los 250.000 habitantes, que se
concentraban con una densidad que doblaba la del Londres de Dickens. La ciudad vieja
es húmeda, estrecha y oscura. Según palabras de Joan Castellar-Gassol “ver el sol desde
una ventana era un lujo”. Y aunque cada vez va llegando más gente a la urbe, ésta
apenas ha empezado todavía a expandirse.
La alimentación era escasa y pobre, sobre todo en las casas y las pensiones de la gente
de pocos recursos económicos que, por otra parte, era la inmensa mayoría. La verdura y
el pan era la comida de todos los días, aderezada por un vino que se agriaba con suma
facilidad. El bacalao y el arenque, al contrario, ya eran más difíciles de ver. La carne, en
forma de las extremidades del cerdo o la ternera, sólo hacía acto de presencia, con
suerte, los sábados.
La falta de higiene y la ignorancia generalizada contribuían a la extensión de las
epidemias. De hecho era frecuente ver a las mujeres haciendo la colada en los charcos
de una plaza, o en los descampados. Así el cólera de 1865 había causado casi 3.800
muertes. La epidemia de fiebre amarilla de 1870 se había cobrado otras 1.600 víctimas.
Una vez en la ciudad, y dada su precaria condición económica, el joven Víctor, que
apenas tiene dieciocho años, tiene que trabajar para poder costearse los estudios.
Empieza a hacerlo como delineante en el estudio del arquitecto Augusto Font y Carreras
(1845-1924), que por entonces era catedrático de la recién creada Escuela de
Arquitectura 25 . Este tenía una academia preparatoria, que abrió nada más regresar de
Madrid 26 . Es posible que Beltrí fuera uno de sus más aventajados alumnos y eso
facilitara su contratación. Esta actividad era muy común entre los estudiantes de
arquitectura, y muchos de ellos trabajaron para otros arquitectos. Así, Antonio Gaudí y
Cornet (1852-1926) lo hizo para los arquitectos Francisco de Paula del Villar Lozano
(1828-1903) y Leandro Serrallach Mas, así como para el maestro de obras José Fontseré
y Mestre (1829-1897); José María Jujol y Gibert (1879-1949) para Antonio María
Gallisá Seque (1861-1903) y José Font y Gumá (1859-1922) o Francisco Berenguer y
Mestres (1866-1914) para Gaudí y el propio Font y Carreras.
Por los impresos de matrícula parece deducirse que durante el curso 81-82 se aloja en
casa de un familiar llamado José Beltrí (ignoramos el grado de parentesco), que vivía en
la calle Bailén nº 51, en las proximidades del Mercado de la Concepción. En el curso
82-83 se traslada al nº 239 de la cercana calle Consejo de Ciento. En septiembre de
1883 se instala en la calle Ludovico Pío nº 3, junto a la Iglesia de Sant Pere de les
Puelles. Entre 1884 y 1886 vive en una casa recién construida en el nº 9 de la calle
Elisabets, haciendo esquina con la calle Notariado, y situada frente a la Casa de
Misericordia 27 . Todas estaban situadas en sitios tranquilos. Estos cambios al parecer
eran muy habituales entre los estudiantes que dejaban la ciudad para regresar a su
población natal durante el verano. Aunque se podría deducir por las informaciones que
figuran en los correspondientes impresos de matrícula, que durante los cursos 80-81,
83-84 y 85-86 sus padres vivían con él, no parece estar nada claro. De hecho sabemos
25
F. J. Pérez Rojas “Cartagena 1874-1936. Transformación urbana y arquitectura” Pag.416. Murcia,
1986.
26
B. Bassegoda “Elogio del arquitecto D. Augusto Font y Carreras (1845-1924)” Pag. 9. Barcelona, 1925.
27
Expediente de V. Beltrí. Escuela de Arquitectura.
7
que su madre Carmen Roqueta, junto con la señorita Concepción Trulls, abrió a
principios de 1883 un colegio particular en Tortosa, concretamente en el piso principal
del número 13 de la calle de la Rosa, bajo la advocación del Sagrado Corazón de Jesús.
En él se enseñaban todo tipo de labores y colaboraba como profesor de dibujo su
marido, José Mª Beltrí 28 .
Durante los cursos 80-81 y 81-82 se matricula a la vez en la Escuela de Arquitectura, en
la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y en la Escuela Oficial de Bellas
Artes y enseñanzas de Pintura, Escultura y Grabado. En el curso 82-83 sólo se matricula
en Arquitectura. De todas formas no está muy claro el motivo de esta decisión. Podría
deberse a que inicialmente tuvo la intención de dedicarse a la pintura, especialidad por
la que sentía gran preferencia y predisposición, o tal vez fue una cuidadosa y planificada
formación académica.
La vida del joven estudiante en Barcelona no debía de ser fácil. Por un lado tenía que
acudir a las diferentes Escuelas, que no se encontraban precisamente cerca de las casas
donde estaba alojado. Además debía compaginar las clases de las diversas carreras,
muchas veces con horarios inhumanos, el estudio de las diferentes asignaturas y la
realización de los diversos trabajos que se le encargaban, con su actividad como
delineante en el estudio de Font. Y por supuesto, la precaria situación económica
familiar no le permitía hacer ningún gasto extraordinario. Probablemente las reuniones
con sus amigos del grupo de Tortosa, debía de ocuparle el poco tiempo libre del que
disponía.
La Escuela de Bellas Artes estaba ubicada en la calle Consolat del Mar, muy cerca del
puerto, concretamente en la Casa Llotja, en el lugar donde hoy tiene su sede la Real
Academia Catalana de Bellas Artes de Sant Jordi. Allí recibió las enseñanzas de José de
Manjarrés que impartía “Teoría estética e Historia de las Bellas Artes”, de Luis Rigalt
(1814–1894), gran paisajista y experto en la técnica de la acuarela, que impartía la
asignatura de “Paisaje” y de Claudio Lorenzale (1816–1889) 29 , cultivador del retrato y
la pintura religiosa, que impartía “Dibujo del Antiguo” y “Dibujo del Natural”, y que
además era el Director de la citada Escuela. Estos dos últimos practicaban el llamado
nazarenismo catalán, caracterizado por su admiración del quatrocento italiano y la
exaltación de la historia catalana. En esa misma Escuela habían sido profesores de
algunos de los mejores pintores de la época tales como Antonio Caba (1838–1874) o
Mariano Fortuny (1838–1907).
La metodología y el sistema de enseñanza de la citada Escuela aun no están bien
estudiados, y se desconoce cual era su funcionamiento. Según parece nadie se
matriculaba de todas las asignaturas, sino que escogía algunas sueltas, seguramente a la
conveniencia de cada uno. Probablemente no se puede hablar de que se estudiara una
“carrera” tal como lo entendemos hoy en día, sino que se realizaban estudios sueltos
dentro del campo de las Bellas Artes 30 . En este contexto parece que a Beltrí le
interesaban especialmente las enseñanzas de Lorenzale pues, a pesar del duro horario
(de 7 a 9 de la noche hasta fin de abril y de 6 a 8 de la mañana el resto del curso) repitió
28
R. Vergés “Espurnes de la llar”. Volumen VI, Pág. 495. Tortosa, 1934.
Libro de matrícula de “Enseñanzas Superiores de Pintura, Escultura y Grabado (1880-1881/18841885), según informe de la Conservadora del Museo de la Reial Acadèmia Catalana de Belles Arts de
Sant Jordi, Dª Victoria Durá.
30
Comunicación personal de la Conservadora de Museo Dª Victoria Durá.
29
8
los dos cursos las mismas asignaturas que éste impartía, incluso habiendo obtenido el
primer año “las menciones honoríficas de 1ª, 2ª y 3ª” en “Dibujo del Antiguo”. Víctor
debía estar especialmente dotado para la pintura, pues según consta en su expediente,
obtuvo la calificación de Sobresaliente en los exámenes ordinarios de fin de curso.
En la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales cursó las asignaturas de:
“Geometría analítica”, “Geometría descriptiva” y “Mecánica racional”, que con
posterioridad le serían convalidadas en Arquitectura, ignorándose quienes fueron sus
profesores.
La Escuela de Arquitectura de Barcelona fue un triunfo de la política de potenciación de
la Universidad y de las enseñanzas superiores en Cataluña. Sería la Diputación
Provincial la que posibilitaría económicamente la creación en 1869 de esta nueva
Escuela, coincidiendo con la desaparición de la antigua de Maestros de Obra.
La idea original era la de crear un centro docente reducido, que su primer director Elías
Rogent y Amat (1821-1897), uno de los catedráticos procedentes de la escuela de
Maestros de Obra, situaría en el tercer piso del edificio de la Universidad, en el ala de
poniente.
Los profesores son inicialmente ocho. Tres catedráticos procedentes de la citada Escuela
de Maestros de Obra: el citado Rogent, Francisco de Paula del Villar y Lozano y Juan
Torras Guardiola (1827-1910), todos arquitectos ya maduros y con una línea profesional
consolidada. A ellos se les unen tres catedráticos más: Leandro Serrallach Mas, el ya
mencionado Augusto Font y Carreras y Antonio Rovira y Rabassa (1845-1919), que
juntamente con dos profesores interinos: Luis Domenech y Montaner (1849-1923) y
José Vilaseca y Casanovas (1848-1910) forman el primer cuadro docente de la citada
Escuela. Todos ellos son arquitectos que han estudiado en la Escuela de Arquitectura de
Madrid.
Rogent era la figura profesionalmente más prestigiosa, siendo considerado como el más
preeminente representante de la arquitectura ochocentista en Cataluña. Compañero de
los catalanes de la generación republicana (Prim, Cerdá, Figuerola, Pí i Margall..) era el
prototipo de una manera de entender el trabajo de arquitecto desde una formación
técnica e histórica como base de la actividad proyectiva. Respetuoso con el sentido
regional de la Arquitectura, llegó a quemar públicamente siendo todavía alumno en la
Escuela de Madrid, un ejemplar del Vignola como protesta contra el neoclasicismo. Su
actuación en las primeras intervenciones públicas importantes en el Ensanche
(Universidad, Seminario...), la dirección técnica de los trabajos de la Exposición de
1888, sus actuaciones en el Barrio de Salamanca de Madrid o la importante restauración
del Monasterio de Ripoll cimentan su prestigio basado en una arquitectura sobriamente
historicista, sólidamente estructurada sin concesiones a la fantasía. Junto con Villar es el
arquitecto más aplicado y preciso, donde el oficio es el componente principal de su
aportación.
Leandro Serrallach Mas es el arquitecto municipal de Barcelona, que va a realizar entre
otras obras algunas tan importantes como el diseño de las Rondas, el desarrollo del
saneamiento de la ciudad y el encauzamiento de las ramblas.
9
Juan Torras Guardiola, al que se conocía popularmente como “L'Eiffel català”,
representaba la aportación más tecnológica con una componente fuertemente
autodidacta. Industrial del hierro y gran conocedor de las novedades y descubrimientos
en este campo, tenía una visión actual pero pragmática. En este sentido la componente
técnica que aporta a la enseñanza es rica por su propia experiencia y, por consiguiente,
poco académica.
Con Antonio Rovira y Rabassa, que también llega a ser arquitecto municipal, la
enseñanza técnica se hace rigurosa, conceptualmente al día y a la altura de la que por
aquellos días se impartía en el resto de Europa. Sus clases sobre superficies alabeadas y
el estudio de la perspectiva eran de las que más éxito tenían entre los alumnos. Algunos
de sus libros, de obligado estudio, eran “El hierro, sus cortes y enlaces” y
“Estereotomía”
Augusto Font y Carreras, considerado en palabras del compañero de promoción de
Beltrí, Buenaventura Bassegoda y Amigó(1862-1940): “brazo derecho y auxiliar adicto
y fiel de Rogent”, era la figura del diseñador brillante. Formado con la generación más
ecléctica madrileña (Arbós, Villajos, Velázquez, Aníbal, Repullés..) muy dotado para el
dibujo y para la asimilación de cualquier corriente, su personalidad representa en
Barcelona la continuidad de la actitud más típicamente académica, es decir, con una
gran brillantez formal. Fue responsable, entre otras, de la enseñanza de la fundamental
asignatura de “Proyectos”. Muy querido por sus alumnos, era: “De trato ameno, poseía
gran don de gentes y trataba a cada cual como es debido. Sabía, en todo momento,
conservar su prestigio usando para ello formas que no resultaran molestas... Apenas
ponía la mano sobre los dibujos de los alumnos, para no fomentar la pereza de pensar
o para no malograr alguna idea que, si no era expresada adecuada o correctamente,
revelaba contener el germen de algún elemento de belleza”. Así limitábase a hacer
observaciones, algunas veces en tono humorístico, para atenuar, en lo posible, el rigor
de la observación. “Enseñábanos a no mortificar en vano el cerebro para trazar
proyectos, “para salir del paso”, como suele decirse, sino que las ideas debían tener
por base la lógica, a las que luego había que revestir con formas adecuadas y
resistentes en lo menester” 31 .
Con la incorporación de los dos más jóvenes, Luis Domenech y Montaner y José
Vilaseca y Casanovas, que a menudo trabajaban de forma conjunta, la Escuela adquiere
un horizonte también más amplio. No sólo es la cultura técnica y arquitectónica
francesa, sino también la centroeuropea, la que llega a Barcelona posibilitando el
alumbramiento del modernismo en Cataluña. No se trata únicamente de una formación
universitaria con sólidas y actualizadas bases compositivas, históricas y técnicas, sino
también de la expresión de una cultura recibida de segunda o tercera mano, lo que
Vilaseca y, sobre todo, Domenech representan.
Vilaseca, que tanta influencia tendría en la obra de Beltrí, fue el primero en introducir el
modelado de barro dentro del programa de estudios. Matemático genial, literato,
pianista y actor fueron algunas de las múltiples facetas de un hombre realmente
comprometido con el fenómeno de la “Renaixença”. Menos audaz que Domenech en lo
31
B. Bassegoda “Elogio del arquitecto D. Augusto Font y Carreras (1845-1924)” Págs. 9-10 Barcelona,
1925.
10
que a las principales características arquitectónicas se refiere (composición, estructura y
espacio), lo igualaba en el exotismo y colorido de los detalles 32 .
Semejantemente a lo que Otto Wagner (1841-1918) o Hendrik Petros Berlage (18561934) significan para la arquitectura, pero también para la docencia en Viena o
Amsterdam, Luis Domenech y Montaner acabará significando para la de Barcelona el
progreso desde la pura existencia administrativa a la realización de un cierto proyecto
de arquitectura con personalidad propia.
A este grupo inicial se les unen en el curso 1877-1888 otros dos profesores: Achiá
Casademunt Vidal, procedente de la Escuela de Bellas Artes, para impartir la asignatura
de “Máquinas y motores” y José Artigas Ramoneda (¿-1912) para las de “Historia de la
Arquitectura”, “Tecnología” y “Copia y formación de Conjuntos” 33 .
El lenguaje gráfico era la base de las enseñanzas de los arquitectos de este periodo. Si se
analiza el programa de asignaturas que formaban los estudios, se puede observar que al
menos la mitad tienen un desarrollo no sólo práctico, sino también teórico. El dominio
de las diferentes técnicas no obedecía, por tanto a un capricho o a demostraciones de
habilidad pictórica, sino que tenía una razón en los procedimientos de conocimiento de
la disciplina en cuestión.
La base de este aprendizaje era ciertamente el dibujo de la figura, que proporcionaba
destreza a los estudiantes. A esto le seguía, por un lado la geometría, y por otro la copia
de edificios de la antigüedad, que se convertirían en los canales de preparación técnica y
formal que habían de permitir la maduración de los conocimientos que comportaba la
formación profesional. Así sesiones interminables de copia se sucedían en las frías y
oscuras aulas de la Escuela iluminadas por la mortecina luz de las lámparas de gas 34 .
La estereotomía era justamente el tipo de conocimiento que hacía posible el enlace entre
las técnicas de representación gráficas, ordenadas según las reglas de la geometría
descriptiva y la construcción, y la tecnología. El tratado de Rondelet y las obras de
Viollet-le-Duc, y muy especialmente su Diccionario (Font solía decir: “Hágalo lo mejor
que pueda y lo que no sepa, mírelo en el Diccionario”), textos básicos sin duda durante
esta época, exploraban las materias técnico-constructivas a través de procedimientos de
representación y de análisis que no sólo se referían a la construcción en piedra sino a
todo tipo de materiales.
Pero esta conexión entre aprendizaje del dibujo y tecnología es simultanea con otro
procedimiento de conocimiento de la arquitectura como era la copia de edificios ya
existentes. Esta era una técnica clásica en la enseñanza de la Arquitectura desde la
época del Renacimiento.
También se intentaba redescubrir la propia arquitectura del pasado a través de viajes y
excursiones a lo largo de la geografía española e incluso a veces a otros lugares de
Europa. Los profesores y estudiantes hacían de estas excursiones, para observar
32
R. Bletter “El Arquitecto Josep Vilaseca i Casanovas. Sus obras y dibujos” Barcelona, 1977.
Varios autores “Exposició Conmemorativa del Centenari de l’Escola de’ Arquitectura de Barcelona
1875-76/1975-76”. Barcelona, 1977.
34
Aunque en 1882 se instaló el alumbrado eléctrico en algunas de las calles de Barcelona, su uso en los
edificios no se generalizaría hasta bastantes años después.
33
11
monumentos de diferentes estilos arquitectónicos, un método de estudio fundamental
que se completaba con la realización de copias de los detalles, planos de los edificios y
vistas de los conjuntos. Hemos de señalar el papel destacado que tuvieron en la
enseñanza las magníficas colecciones de láminas, los libros con preciosos grabados y
los fondos fotográficos existentes en la Escuela, que ligados al conocimiento in situ de
estos edificios del pasado eran un procedimiento básico de aprendizaje.
Durante esos años, y como consecuencia de estas visitas, los profesores de la Escuela
impulsaron investigaciones directas de la propia arquitectura nacional. El interés por las
formas de origen árabe-mudéjar y en general por aquellos estilos diferentes del
Renacimiento, así como las monografías de edificios importantes que realizaron como
trabajos de investigación son, entre otras, muestras elocuentes de esta orientación
pedagógica. Pero no solamente les interesaban los edificios del pasado. También, y
encabezados por el propio director Elías Rogent, realizaban diversas excursiones para
visitar edificios contemporáneos que ellos consideraban de interés, como por ejemplo
algunos de los construidos por Rafael Guastavino Morena (1842-1908).
De una primera fase de la Escuela muy conectada con el lenguaje de la arquitectura seca
y elemental de los Maestros de Obra, en la que templos, panteones o monumentos
conmemorativos son los objetos de los ejercicios que deben realizar los alumnos, se
pasa paulatinamente a proyectos más coherentes y cercanos a la realidad de una nueva
ciudad que demanda la definición formal de sus equipamientos públicos. Así
bibliotecas, mercados, estaciones de ferrocarril, puentes, centros administrativos, de
enseñanza u hospitales pasan a ser los temas de estos proyectos orientados por los
profesores de la Escuela, que están fuertemente vinculados al crecimiento de una gran
ciudad como Barcelona.
Durante aquellos años se cursaban en la Escuela las siguientes asignaturas:
Ingreso
- Dibujo lineal con la extensión necesaria para dibujar y lavar un trazo arquitectónico.
- Cálculo diferencial e integral
Curso Preparatorio
- Sombras, perspectiva y egnómicas.
- Copia del ornato y fragmentos arquitectónicos de yeso.
- Copia y formación de conjuntos de edificios y monumentos de todas las épocas y
estilos.
Curso Primero
- Estereotomía de la piedra, la madera y el hiero; la egnómica, la perspectiva y las
sombras.
- Resistencia de Materiales.
- Conocimiento de Materiales.
- Historia de la Arquitectura.
- Dibujo de Conjuntos.
Curso Segundo
- Aplicación de los materiales a la construcción y a la decoración civil e hidráulica.
- Teoría del arte arquitectónico.
- Hidráulica y sus aplicaciones.
- Primer Curso de proyectos.
Tercer Curso
12
- Máquinas y Motores más empleados en la construcción.
- Tecnología.
- Segundo Curso de Proyectos.
- Estudio de los edificios desde el punto de vista de su fin social
Cuarto Curso
- Arquitectura Legal.
- Topografía.
- Tercer Curso de Proyectos.
- Aplicación de las ciencias físico-naturales a la Arquitectura
- Modelado
Beltrí recibió, junto con otros muchos arquitectos de la época que después engrosaron
las filas del modernismo, una formación ecléctica en la que como ya hemos comentado
se concedía gran importancia, junto a la técnica, a la preparación artística. Ignoramos
los edificios que visitó en las excursiones que se realizaron durante esos años, pero
probablemente se incluiría alguno de tipo mudéjar que impactaría fuertemente en el
futuro arquitecto. Probablemente este estilo arquitectónico había despertado
previamente su atención en su Tortosa natal, donde existían diferentes salones
decorados en este estilo. Interés que se habría acrecentado en la Escuela al ojear las
páginas de los libros de Owen Jones “Grammar of ornament”, “Designs for mosaics
and tesselated pavements” y “Plans, elevations, sections and details of the Alhambra”,
o las de los libros que había escrito el restaurador de la Alhambra, Rafael Contreras.
Con el tiempo Beltrí sería un maestro en este estilo de decoraciones.
Buen alumno 35 , destacó en las asignaturas de “Dibujo de Conjuntos”, “Hidráulica”,
“Primer curso de Proyectos”, “Aplicación de las ciencias físico-naturales a la
Arquitectura” y “Modelado”. Parece que las únicas asignaturas que se le “atragantaron”
fueron las de “Detalles arquitectónicos”, “Historia de la Arquitectura” y muy
especialmente la de “Calculo diferencial e integral”, que no aprobó hasta el curso 84-85,
a pesar de ser una asignatura de primer curso. Contrariamente a lo que sucede con otros
arquitectos de su tiempo, no se conservan en los fondos de la Escuela ninguno de los
múltiples dibujos y trabajos que ejecutó a lo largo de la carrera.
Finalizó la carrera, al parecer sin llegar a realizar el ejercicio de reválida, el 23 de
diciembre de 1886 36 , obteniendo el título con fecha de 28 de enero de 1887, siendo
todavía director de la Escuela Rogent y secretario Font. Por tanto formó parte de la 11ª
promoción de esta Escuela junto con los arquitectos: Antonio Costa Guardiola, Enrique
Fatjó y Torras (1862-1908), Pedro García Faria (1858-1927), Ignacio Romanañá Sauri,
Francisco de Paula del Villar y Carmona (1860-1926) y el ya mencionado,
Buenaventura Bassegoda y Amigó 37 .
35
De hecho sólo tardó seis años en terminar sus estudios (a curso por año). Sirva como ejemplo que el
propio Gaudí había tardado diez años, cosa que se consideraba por entonces como algo habitual.
36
Este hecho también quedó reflejado en la prensa local (“El Semanario de Tortosa” nº 264 de 1 de enero
de 1887. Pag. 353)
37
No incluimos en esta relación a Miguel Garriga Palau, que también aparece en la relación de titulados
pertenecientes a la 14ª promoción de 1889. Esta fecha nos parece más lógica, pues según Antonio Pérez y
Jesús Martínez en su libro “El Modernismo en la ciudad de Teruel” dicho arquitecto nació en 1868. Si
fuera cierto que perteneció a la 11ª promoción habría finalizado la carrera con 18 años, lo que parece
improbable. Este infortunado arquitecto falleció en Teruel a la edad de 26 años.
13
Esa década de los 80 fue un período de transición en el que surgieron los primeros
brotes modernistas, tanto en Barcelona como en Madrid, en especial entre los
cultivadores de la arquitectura neomudéjar en ladrillo. Durante esos años Gaudí, que
había terminado sus estudios de arquitecto en 1878, construía la “Casa Vicens” (18831885), los “Pabellones y la cerca de la finca Güell” (1884-1887), el “Palacio Güell”
(1885-1889) y comenzaba a trabajar en la “Sagrada Familia” (1883); Vilaseca levantaba
la “Fábrica de Industria de Arte F. Vidal” (1884) y la “Casa de Bruno Quadros” (1885);
Domenech i Montaner la “Editorial Montaner y Simón” (1880) y el “Ateneo
Catalanísta” (1885-1887); Domenech Estapá (1858-1908) la “Academia de Ciencias y
Arte” (1883); Font y Rogent reconstruían la Catedral de Tarragona (1884), y todos ellos
se preparaban para la inminente Exposición Universal que iba a celebrase en Barcelona.
El alcalde Rius y Taulet (1833-1890) había encargado la dirección general de las obras
de dicha Exposición a Rogent, que tuvo la feliz idea de subdividir el trabajo repartiendo
todos los proyectos entre profesores de la Escuela y arquitectos premiados en concursos
públicos de la ciudad. A Font le correspondió el “Palacio de las Bellas Artes”, en el que
se albergaría todo lo relacionado con las mismas.
1886 fue un año de gran actividad en el estudio de este arquitecto. Por un lado estaba
preparando el mencionado proyecto para la Exposición Universal, a la vez que trabajaba
en la redacción de la memoria para la finalización de la fachada principal de la Catedral
de Barcelona, de cuyas obras fue colocada la primera piedra 10 de abril de 1887. Para
este último trabajo Font incluso llegó a montar una oficina técnica específica, en la que
se trabajó de forma muy intensa durante años. Seguramente Víctor, que había alcanzado
la categoría de delineante jefe, participó activamente en la delineación de los planos y
en la preparación de estos trabajos
La influencia que Font tuvo en la posterior obra de Beltrí parece que fue importante en
su primera etapa de Tortosa. La experiencia que pudiera haber adquirido en arquitectura
religiosa, podría haberle facilitado el encargo de obras tan importantes como la
restauración de la Catedral de Santa María la Vieja de Cartagena. No en vano este
arquitecto era uno de los mayores especialistas del momento en este tema, pues trabajó
en la restauración de las catedrales de Barcelona, Girona y Tarragona, en la “Basílica
del Pilar” en Zaragoza, en conventos y en otras muchas construcciones religiosas.
Aunque se sabe por testimonios de la familia que Víctor trabajó en su juventud con
Gaudí, no está claro como se produjo dicho encuentro, ni en que consistió su
colaboración. Sabemos que en 1883 su compañero de grupo Antonio Riba y García
trabajó en la Casa Vicens, realizando una serie de esculturas. Bien pudo ser este el
momento, pues la maestría que posteriormente manifestó Beltrí en los diseños de tipo
oriental pudo haberla aprendido del propio Gaudí, que durante esos años realizaba obras
en, él por entonces popular, estilo neomudéjar.
En la Escuela Beltrí conoció al que con el tiempo sería el mayor colaborador y discípulo
de Gaudí (considerado su “brazo derecho”): Francisco Berenguer y Mestres. Este, que
no llegó a terminar la carrera entre otros motivos por su temprana boda, era algo más
joven que él y, al igual que Gaudí, era también tarraconense. También este último hecho
pudo servirle a Beltrí para ponerse en contacto con el maestro, pues es bien conocida la
predilección que este tenía por la gente de su tierra. De hecho la mayoría de sus
colaboradores, e incluso sus clientes y mecenas, habían nacido en la provincia de
14
Tarragona: Berenguer en Reus, Jujol (1879-1949) en Tarragona, Rubio (1871-1952) en
Reus, Antonio Riba en Tortosa, Eusebio Güell en Torredembarra o Salvador Pagés en
Reus. Como cita Gijs van Hensbergen en su libro sobre Gaudí, recogiendo las palabras
de Menédez Pidal: “Él haber nacido en la misma provincia crea entre españoles un
compañerismo y una obligación de ayuda a todo trance tanto o más que entre
parientes, haciéndose cerradamente exclusivista”. En cualquier caso, parece seguro que
Víctor fue uno de los jóvenes tarraconenses que por aquellos años frecuentaron su
estudio.
Durante la carrera conoce, por medio de sus compañeros de clase que eran por regla
general jóvenes adinerados de elevada posición social, a Teresa Villaseca Zanetti (18641937). Era una bella joven perteneciente a la alta burguesía de la ciudad, que vivía en el
barrio de El Ensanche.
Su padre Guillermo Villaseca Aguado (1825?-1875), natural de Zaragoza, había sido un
Ingeniero de Caminos de gran prestigio y posición que había fallecido cuando ella sólo
tenía diez años. Su madre Balbina Zanetti Hijazo (1834?-¿) no vio con agrado la
relación de su hija con Víctor, ya que éste provenía de una familia de artesanos que,
para colmo, tenía que trabajar para poder costearse los estudios. Además la profesión de
arquitecto en aquella época no estaba bien remunerada, y no tenía el prestigio que tiene
ahora. Pero la tenacidad del futuro arquitecto, rasgo característico de su forma de ser
que mostró a lo largo de toda su vida, le llevó a enfrentarse no sólo a la familia de su
novia, sino también al rígido ambiente de la burguesía barcelonesa de la época,
continuando su relación con Teresa pese a la oposición familiar.
Una vez terminados sus estudios deja el estudio de Font. El propio Berenguer le
sustituyó como delineante a media jornada, simultaneando durante algún tiempo este
trabajo con el que realizaba en el de Gaudí 38 . Es posible que el mismo Víctor
interviniera ante Font para su contratación. En diciembre de 1886, se traslada a Tortosa
instalándose en la casa de sus padres situada en el 2º piso del nº 13 de la calle de la
Rosa.
38
Tesis doctoral sobre F. Berenguer existente en la Cátedra Gaudí de Barcelona.
15
Capítulo 4.- Los primeros años de profesión: Tortosa 1887 – 1890
A pesar de las diferentes guerras y los desastres naturales que padeció la ciudad, a
principios del siglo XIX la población había experimentado un significativo aumento
demográfico. Como en tantas ciudades se empezó a estudiar la posibilidad de
ensancharla haciéndola salir del recinto amurallado.
Ya en 1855 el Ministerio de la Guerra había aprobado el ensanche de la ciudad siempre
que no afectara a las zonas de castillos o fortines. En 1878 se demolieron las murallas
de Remolinos. A partir de ese momento la ciudad creció a lo largo de los bordes del río.
En 1886 el arquitecto Sebastián Cabot presentó un proyecto para ampliar los barrios de
Remolinos y del Temple, proponiendo un modelo de estructura reticular en la que
amplias calles se disponen ortogonalmente, tal como Ildefonso Cerdá (1815-1876) había
propuesto para Barcelona.
Cuando Beltrí llega a Tortosa la ciudad estaba expandiéndose no sólo por estos
Ensanches, sino también por el Rastro y, al otro lado del río, por el Puente. Así mismo
se encontraban en pleno crecimiento los Arrabales de Bitem, Capuchinos, la Cruz, la
Leche, Jesús y San Vicente.
Por entonces estaba vacante la plaza de arquitecto municipal que venía siendo ocupada
por el maestro de obras José María Vaquer. El joven arquitecto (sólo tiene 24 años)
solicita la plaza que se le concede de forma interina y con el sueldo del presupuesto, en
el pleno del Ayuntamiento del día 16 de marzo de 1887. También se nombra a Vaquer
como su auxiliar. 39
Ante la posibilidad de que fuera aceptada su solicitud, Víctor había acelerado la
presentación al Ayuntamiento, para su aprobación, de varios proyectos de tipo
particular: tres el día 7 y dos el día 15. Una vez nombrado, y antes de tomar posesión de
su plaza, presentó otros cuatro entre los días 21 y 22. Eran trabajos importantes: siete
edificios, un almacén y un aparcadero para los coches del tranvía de Roquetas y Jesús 40 .
El mes de marzo de 1887 no lo olvidaría fácilmente el joven Víctor. El mismo día 22
fallecía su madre, tras una larga y penosa enfermedad 41 . Al día siguiente tomaba
posesión de su nuevo cargo 42 . Apenas un año después, concretamente el 29 de julio de
1888 fallece su hermano José María de una “hemotisis”.
Ese año se inaugura la célebre Exposición Universal de Barcelona, siendo la mayoría de
edificios levantados una fusión de eclecticismo e incipiente modernismo. Aunque para
esa fecha, el arquitecto estaba establecido en Tortosa, con toda seguridad debió de
visitarla. Sin lugar a dudas estuvo influenciado de forma decisiva por todo el
movimiento que se estaba produciendo durante aquellos días en Cataluña.
39
AHC Actas Municipales 1887 Pág. 19.
Puede observarse en una gran fotografía que existe en el Arxiu Històric Comarcal de Tortosa y que
decora una de sus paredes.
41
Carcinoma rectal. Acta de defunción y “El Semanario de Tortosa” de 27 de marzo de 1887. Pág. 31.
42
Curriculum vitae incluido en el expediente de V. Beltrí existente en el Archivo Municipal de Gandía
(Valencia).
40
16
En la Exposición había varios edificios singulares. Uno de ellos fue el “Castell dels Tres
Dragons” (1887-1888), construido por Domenech y Montaner en colaboración con su
discípulo Antonio Gallisá, como café-restaurante, que a la finalización de ésta albergó,
gracias al impulso del propio autor del edificio, un taller que reunía a escultores,
arquitectos y artesanos varios: forjadores, vidrieros, ceramistas... que trabajaban de
forma conjunta, y que contribuyó de manera decisiva a la expansión de la arquitectura
de estilo modernista. Beltrí pondría en práctica esta teoría en su época de mayor
esplendor en Cartagena, integrando la arquitectura con el resto de las artes, hasta
conseguir conjuntos de una indiscutible belleza plástica.
En la época en que trabajó el arquitecto no estaba muy claro si los arquitectos
municipales podían o no compaginar su trabajo oficial con el ejercicio libre de la
profesión. Algo que hoy nos parece evidente, sufrió numerosos cambios de opinión a lo
largo de décadas. Según la ciudad o el equipo de gobierno, unas veces estaba permitido
y otras no. En cualquier caso era muy frecuente que ante la escasez que había de
titulados (concretamente en aquella época sólo había dos arquitectos en Tortosa: Joan
Abril y el propio Beltrí), esta actividad estuviera de alguna forma consentida, aún en el
caso de no estar autorizada oficialmente.
Por tanto era frecuente que un arquitecto amigo foráneo, firmara los proyectos privados
del que estuviera ejerciendo como arquitecto municipal. Es casi seguro que esto también
ocurrió en el caso de Beltrí. De hecho durante el periodo en que trabajó en el
Ayuntamiento se presentaron a este, para su estudio y aprobación, 233 proyectos. De
ellos 63 estaban firmados por su maestro Augusto Font, que por entonces vivía en
Barcelona. El primero está fechado el 10 de abril de 1887 (como ya hemos comentado
Víctor tomó posesión el día 23 de marzo) y el último el día 13 de julio de 1890 (el
arquitecto presentó la dimisión de su cargo el día 14 de ese mismo mes). Ni antes, ni
después Font presentó ningún otro proyecto en Tortosa. Además en muchos casos se
trataba de proyectos menores tales como: sustituir una ventana baja por una puerta,
cercar un solar o abrir una puerta, que difícilmente hubieran movilizado desde
Barcelona hasta esta ciudad a un arquitecto tan importante. Pero además hemos
encontrado una prueba que demuestra que al menos en uno de los edificios más
importantes que se construyeron por esa época en Tortosa, y que durante más de un
siglo se le atribuyó a Font (incluso así figura en los libros), intervino Víctor Beltrí. Se
trata de la “Casa Nicolau”.
El 30 de septiembre de 1888 D. Cristóbal Nicolau Duart presentaba un proyecto 43
firmado por Augusto Font, que había sido el ganador del concurso abierto entre los
propietarios de la ciudad, para edificar los solares 64, 65, 71, 73, 75 y 81 de El
Ensanche del Temple, entre las calles Campomanes (hoy República Argentina),
Berenguer IV y Temple (actualmente Avda. de la Generalitat). Dicho edificio estaba
destinado inicialmente para ser la sede de la Audiencia de lo Criminal y Juzgado de
Primera Instancia y Juzgado Municipal, que se instalaron en el piso primero.
Existe en el Archivo Municipal de Gandía, acompañando al expediente de Víctor Beltrí,
un escrito del propio Nicolau fechado en Tortosa el 16 de febrero de 1890, en el cual
afirma textualmente: “..que el estudio del proyecto de dicho edificio ... fue ejecutado
43
AHC Caja 972, nº 83/1888
17
por Víctor Beltrí y Roqueta Arquitecto estando también a su cargo la dirección de las
obras..”.
El imponente edificio ocupaba una manzana entera y se convirtió en uno de los más
importantes de la nueva ciudad. Además de la actividad para la que fue diseñado,
también tuvo con los años otros múltiples usos tales como: Club de Caballeros, Hotel
París u Oficina de Telégrafos. Fue destruido en la Guerra Civil, durante la Batalla del
Ebro.
Es muy posible que también interviniera en la reforma que realizó en septiembre de
1889 Dª Carmen Nougués, Condesa Viuda de Torre Español, en su palacete situado en
la esquina que forma la calle Garidells con la Plaza de Santa Ana, junto a la Catedral
(actualmente Palacio Montagut). Según el proyecto 44 la obra consistió en “Señalar
rasante y elevar un piso”. Aunque estaba firmado también por Font, en las torres
gemelas cubiertas de tejas vidriadas azules y verdes que servían como palomar, así
como en la escalera interior, se adivina la mano de Beltrí. De hecho la estatua firmada
por Pedro Mir que hay en el arranque de la escalera, representando a Diana cazadora
con un farol redondo en la mano, es muy parecida a las que unos años más tarde instaló
el arquitecto en las escaleras del Casino de Cartagena. Actualmente este edificio es
propiedad de la Comunidad de Regantes del Canal de la Margen Izquierda del Ebro.
Como arquitecto municipal Beltrí realizó numerosos trabajos desde el mismo momento
de su incorporación. Su ímpetu juvenil (25 años recién cumplidos) y su afán por ayudar
a la modernización de la ciudad le empujaban a presentar múltiples proyectos, muchas
veces muy por encima de lo que el propio Ayuntamiento se podía permitir. En una de
las Actas Municipales de 1887 se hacía constar que "Si se tiene en cuenta la
imposibilidad en que se encuentra el Ayuntamiento para practicar ciertas obras que
redunden a embellecer y mejorar notablemente el aspecto general de la población por
la penuria que sufre el erario municipal, no hay necesidad de formular proyectos ni
hacer grandes trabajos de bufetes puesto que la misión del Arquitecto está reducida a
inspecciones y vigilar las obras que los particulares hayan de practicar y denunciar las
que se realicen sin el competente permiso del Ayuntamiento, así como los edificios que
considere amenazan inminente riesgo para que pueda acordarse su derribo". Este
estado de penuria se fue agravando con el paso del tiempo. Así en las Actas de abril de
1889 se hacía constar el “..precario estado de las arcas municipales..” y en el mes de
septiembre de ese año se mencionaba expresamente “..el estado angustioso en que se
encuentra el erario municipal..”. 45 . Todo ello no facilitaba la labor del joven Beltrí.
No obstante se realizaron en la ciudad ciertos trabajos de relevancia proyectados y
dirigidos por el arquitecto: alcantarillado del Ensanche del Rastro y de la calle Ancha
(actual c/ Gil de Federich), incluyendo el trazado de un plano de la ciudad para poder
proceder a dichas obras; trazado y ordenación de las calles de la Unión (actual c/ Teodor
González Cabanes), Cambios (actual c/ dels Canvis), Constitución, de la Sangre (actual
c/ de la Sang), San Blas (actual c/ Sant Blai), calles O (actual Rambla Felip Pedrell) y
Mayor del Ensanche de Remolinos y Plaza de Tetuán (actual Plaza de Mossén Sol,
también conocida popularmente como del Rastre); construcción de aceras para la Plaza
Nueva (actual c/ Bisbe Aznar Pueyo) y la calle Cambios ; remodelación del Hospital
44
45
AHC AF nº15/1889
AHC Actas Municipales 1887 Pág. 123; 1889 Pág. 120-b y 207-b.
18
Civil; mejoras en el Parque de Bomberos, Parque Municipal, Cárcel y Cementerio;
fielato de consumos en el puente de “Cuatro Caminos”; construcción de un puente en el
Portalet y otro en el barranco de Remolinos; desviación del barranco de Remolinos;
construcción de una carretera desde la calle Berenguer IV a la ermita de Nª Sª del
Temple; deslinde de los límites de los municipios de Roquetas y Tortosa; instalación de
escalas Ebrométricas en Mequinenza, Mora de Ebro y Tortosa... 46 .
En marzo de 1889 la Sociedad de Electricidad de Barcelona le encargó un estudio para
la instalación del teléfono en la ciudad, así como que realizara las gestiones pertinentes
para reunir un número suficiente de abonados 47 .
Pero el principal trabajo que va a realizar Víctor Beltrí durante su etapa como arquitecto
municipal en esta ciudad va a ser la ordenación de los Ensanches, que se concreta en su
proyecto de 1890 48 , aunque en 1887 ya había realizado la ordenación del Ensanche del
Puente y del Arrabal de Jesús 49 . Este proyecto quedó plasmado en el “Plano Industrial
y Comercial de Tortosa. Reformado y adicionado por el arquitecto D. Víctor Beltri y
Roqueta” que imprimió ese mismo año Calvet y Compañía, a una escala aproximada de
1: 2.500, y que se encuentra localizado en el Archivo del Colegio Oficial de Arquitectos
de Cataluña. En él se pueden observar, bien en fase inicial de construcción o
simplemente proyectados, los Ensanches de Remolinos, del Temple y de Ferrerías, que
se formaría al unir los Arrabales de la Cruz y San Vicente, así como la “casa Nicolau”
(señalada como “Audiencia-Juzgados”) y el trazado del futuro puente del Estado. La
Jefatura de Obras Públicas había notificado su emplazamiento con fecha 7 de marzo de
1888, frente a la iglesia de Roser, que posteriormente sería derruida y sustituida en el
margen derecho. Su construcción se inició en 1894 en sustitución del puente de barcas
incendiado el 4 de julio de 1892 50 .
El desarrollo de este proyecto sería realizado posteriormente entre 1900 y 1924, por
Joan Abril i Guanyavents (1852-1939) arquitecto autor de algunos de los edificios
modernistas levantados posteriormente en la ciudad. Una gran parte de lo construido en
los Ensanches fue destruido en la Guerra Civil.
No obstante el hecho que durante esos años generó mayor polémica en la ciudad fue el
Mercado de Abastos. Promovido por el Banco de Tortosa había empezado a construirse,
al parecer, según proyecto del propio Joan Abril 51 . En plena construcción el edificio se
había derrumbado por lo que el citado Banco había tenido que recurrir al ingeniero y
profesor de la Escuela de Arquitectura Juan Torras Guardiola para que volviera a
levantarlo.
En mayo de 1887 dicho Banco intenta que el Ayuntamiento lo recepcione
provisionalmente, a lo que este se niega, acordando encargar a su arquitecto municipal
46
AHC Actas Municipales 1887 Págs. 51, 51-b, 63-b, 100-b, 129, 160-b, 162-b y 167-b; 1888 Págs. 11-b,
20-b, 26, 28, 68, 83, 92-b y 121; 1888 Págs. 118, 120-b, 133-b, 134-b, 159, 166, 218-b y 277-b y 1890
Pág. 41.
47
“El Correo de Tortosa” de 29 de marzo de 1889. Crónica General.
48
M.A. Baila “La ciutat de Tortosa. Evolució de l’espai urbà”. 1999.
49
AHC Actas Municipales 1887 Pág. 162-b; 1888 Pág. 2-b, 3, 3-b y 4
50
Comunicación personal de Carles Llupià Morales.
51
Aunque a Abril le requirió el Ayuntamiento varias veces que entregara el proyecto original, al parecer
nunca llegó a hacerlo.
19
(Beltrí) "el estudio de las mejoras que en él pudieran introducirse, aprobándose las
modificaciones propuestas después de haber sido aceptadas por el concesionario". 52
Tras múltiples polémicas decide proceder a la recepción de la obra siempre que el
arquitecto municipal certifique "la solidez y seguridad del Mercado de Abastos", cosa
que éste hace de forma concluyente en el mes de agosto 53 . Como consecuencia se
aprueba su recepción, decisión que es revocada posteriormente dadas las grandes
diferencias existentes entre el proyecto original y la obra definitiva, que suponen un
gasto muy superior a lo presupuestado.
Finalmente, en agosto de 1888 se recepciona de forma provisional, y tras los trabajos de
medición, valoración y liquidación realizados por el arquitecto en el mes de noviembre,
ésta se eleva a definitiva en febrero de 1889 54 . De forma inmediata, en marzo de 1889
se encarga al arquitecto municipal a que proceda a efectuar obras de reparación y
conservación.
Aunque es difícil demostrar 55 la intervención del recién titulado Beltrí en esta obra,
dada la sorprendente similitud existente entre dicho Mercado y el Matadero que unos
años más tarde proyectaría en Gandía o el Mercado de La Unión, parece indiscutible
adivinar su mano, al menos en el diseño de la fachada 56 . Dichos trabajos pudo
realizarlos antes de ser nombrado arquitecto municipal, o como consecuencia de las
modificaciones que se hubieran realizado en 1887 o de las reparaciones de 1889,
anteriormente mencionadas.
En el aspecto laboral su relación con su ayudante Vaquer fue difícil desde un principio,
tal como queda reflejado en la Actas Municipales donde se hace constancia del
"marcado antagonismo entre el delineante y el arquitecto". Finalmente fue despedido
como consecuencia de sus ausencias reiteradas, sin que fuera sustituido por los motivos
anteriormente citados "de manera que no tiene razón de ser haya en dicha oficina un
Auxiliar y un Delineante". Al año de ser nombrado Beltrí solicita "que se le confiera en
propiedad el cargo así como un sueldo de 3.000 pesetas anuales" 57 , lo que no sabemos
si le fue concedido.
En 1889, contando ya con un empleo que parecía estable y una seguridad económica,
Víctor y Teresa deciden casarse, contrayendo matrimonio el día 8 de junio en la
parroquia de la Concepción de Barcelona 58 .
El 20 de mayo de 1890 nace su primera hija Carmen. Apenas un mes mas tarde,
concretamente el 11 de junio, su hermano Julián canta su primera misa en la Iglesia de
los Dolores, siendo sus padrinos Víctor y Teresa. Con posterioridad Julián fue destinado
como coadjutor al pueblo de Bot 59 .
52
Correo de Tortosa de 1 de junio de 1887.
AHC Actas Municipales 1887 Pág. 111-b
54
AHC Actas Municipales 1888 y 1889
55
El proyecto original está extraviado y en las colecciones de periódicos locales faltan la mayoría de los
números de esas fechas.
56
Ver fotografías comparativas.
57
AHC Actas Municipales 1887 Págs. 86-b y 123; 1888 Págs. 56 bis
58
Expediente de matrimonio canónigo.
59
“El Semanario de Tortosa” de 15 de junio de 1890. Pag. 191.
53
20
Los años durante los cuales Beltrí ejerció como arquitecto municipal fueron muy
turbulentos desde el punto de vista político. Cánovas y Sagasta se alternaban sin
solución de continuidad al frente del Gobierno de España, arrastrando en sus caídas a
cargos políticos locales que, a su vez, arrastraban con ellos a todos sus equipos. El
arquitecto fue una de las víctimas de estas turbulencias políticas. Así a mediados de
1890, y como consecuencia de la llamada “crisis de la corazonada”, cae el gobierno
liberal de Sagasta al que sustituye, como siempre, el conservador Cánovas. El 14 de
julio de ese año dimite todo el consistorio municipal encabezado por el alcalde D.
Enrique Tremoleda, al que sustituye D. Julio González Caba. El nuevo equipo de
Gobierno remodela completamente el Ayuntamiento tomando, entre otras, la decisión
de cesar a numerosos funcionarios municipales 60 así como suprimir la plaza de
arquitecto municipal porque “No hay fondos” 61 De esta forma el arquitecto se vio
obligado a su vez a presentar la dimisión, que le fue aceptada el día 23 de julio 62 .
Apenas cinco meses más tarde, y ante las numerosas quejas recibidas por parte de los
vecinos, el Gobernador Civil se vió obligado a enviar a la ciudad a un delegado del
Gobierno que procedió a relevar de sus cargos a todos los concejales y al propio
alcalde 63 .
En septiembre de 1890 se traslada a vivir al piso principal del propio Edificio de la
Audiencia y Juzgados. Allí mismo abre un despacho desde donde ejerce como
arquitecto, trabajo que alterna con el de agrimensor 64 . De esta época destaca el trabajo
realizado por encargo de la administración del Banco de Tortosa, consistente en un
proyecto de construcciones de tipo económico destinadas a obreros.
Víctor era joven (28 años), estaba recién casado y acababa de nacer su hija. Estaba
deseoso de ejercer su profesión. El ambiente de la ciudad no era el más propicio para el
desarrollo de sus inquietudes artísticas, tal vez demasiado avanzadas para la época. Por
ello toma la decisión de abandonar Tortosa. La citada revista “La Zuda” decía
textualmente en el artículo antes citado:“.. pero falto de ambiente para desarrollar sus
iniciativas marchó a Cartagena (sic)”.
El 3 de octubre solicita la plaza de arquitecto municipal de la ciudad valenciana de
Gandía que en aquella época ya era un importante centro económico, cuya vacante
había sido publicada pocas fechas antes. El día 20 de ese mismo mes es nombrado para
el cargo, con un sueldo anual de dos mil quinientas pesetas 65 . Beltrí abandona su tierra
natal y se traslada inmediatamente con su familia a ésta ciudad.
60
Fueron cesados: el Visitador de Consumo, el Fiel del Matadero, el Director del Hospital, el Interventor
del Mercado, el Médico Higienista, el Adiministrador de Consumo y el Depositario. El Arquitecto
municipal presentó la dimisión. AHC Actas Municipales 20 de julio de 1890.
61
“El Orden” de 9 de noviembre de 1890.
62
“El Semanario de Tortosa” nº 29 de 20 de julio de 1890. Pág. 229 y expediente de V. Beltrí existente en
al Archivo Municipal de Gandía.
63
AHC Actas Municipales de 13 de diciembre de 1890.
64
“El Semanario de Tortosa” nº 36 de 7 de septiembre de 1890. Pág. 280 y “El Orden” de 14 de
septiembre 1890.
65
Expediente de V. Beltrí. Archivo Municipal de Gandía (Valencia).
21
Capítulo 5.- Los años de Gandía: 1890 –1893
Por aquellos años Gandía estaba en pleno crecimiento. El ferrocarril estaba próximo a
llegar y se pensaba en el futuro Ensanche de El Grao. A pesar de ello la ciudad estaba
falta de algunas infraestructuras básicas.
Al llegar, Víctor, Teresa y la pequeña Carmen se instalan en el número 2 de la calle de
Alfaro 66 , muy cerca de la futura estación de ferrocarril, tal vez para facilitar tanto sus
desplazamientos como los de sus familiares de Tortosa y Barcelona.
Pronto el Ayuntamiento le encarga una serie de trabajos importantes tales como el
diseño del proyecto del Ensanche del Grao 67 , una iglesia para el mismo barrio (que no
llega a construirse) 68 y unos puestos laterales para el futuro Mercado Municipal 69 .
En 1892 le encargan que haga el proyecto completo para la finalización del Mercado.
Este trabajo, que se conserva integro en el Archivo Municipal, es magnífico, muy en la
línea del mercado que luego se construiría en La Unión. Sus cálculos tuvieron que
suponer un gran esfuerzo para el arquitecto pues al ser la plaza irregular, todos los
pilares eran distintos al tener que soportar cargas diferentes. Aunque el Ayuntamiento
aprobó el proyecto presentado, acuerda posponer su construcción. La decisión
municipal debió de suponer una gran decepción para el arquitecto.
En marzo de ese año un tal Francisco Soler solicita que el Consistorio le ceda unos
terrenos para la construcción de una plaza de toros de madera, a lo que el Ayuntamiento
accede ya que “resulta como único sitio a propósito el cuadro de la parte Sur del
Mercado al por mayor de esta ciudad con la unión al mismo de una hanegada y
cuarenta y una brazas de terrenos colindante de los señores Vallier según proyecto del
Arquitecto Municipal Víctor Beltrí, por todo lo cual propone que el Ayuntamiento
acuerde ceder sin remuneración alguno a D. Francisco Soler Oliver el terreno indicado
para que sobre él construya la plaza de toros de madera” 70 . Esto significaba la
imposibilidad de construir el Mercado tal como estaba diseñado. El enfado del
arquitecto debió de ser considerable. Entonces Víctor piensa en abandonar su oficio
solicitando ocupar una de las vacantes de la cátedra de modelado y vaciado en las
Escuelas de Arte y Oficios de Alcoy, Almería, Béjar, Gijón, Logroño, Santiago de
Compostela o Vilanueva i la Geltrú 71 . Al arquitecto no parecía, por lo visto, importarle
el punto geográfico. Lo que él quería era marcharse de la ciudad. Al ministerio
correspondiente presentó Beltrí su programa de modelado y vaciado, en el que queda
plasmado su idealismo y la importancia de la práctica decorativa en el campo de la
arquitectura. Al parecer no obtuvo la plaza, o la rechazó ante el nuevo encargo que le
hizo el consistorio: el Matadero Municipal 72 .
66
Padrón Municipal de 1891, Pag. 161.
Aunque no hemos encontrado el proyecto original, existe una referencia a él y a su autoría, escrita de
puño y letra del propio Beltrí, en un proyecto de casa para D. Manuel Quiles existente en el citado
Archivo.
68
AHCG Plano CE-219. La Iglesia actual del Grao se levantó en los años 50.
69
AHCG B, 1779/28.
70
AHCG Actas Municipales de 16 de marzo de 1892.
71
F. J. Pérez Rojas “Cartagena 1874-1936. Transformación urbana y arquitectura” Pag.416. Murcia,
1986.
72
AHCG B, 1780/8-1.
67
22
Beltrí trabaja duramente en este proyecto realizando un excelente trabajo (tal vez
contiene los mejores planos que se conservan del arquitecto), pero de nuevo se pospone
su construcción. También se le encarga un nuevo proyecto para un edificio que agrupe
unas Escuelas públicas y las oficinas de Correos y Telégrafos, que de nuevo es
aprobado pero no construido. Años más tarde el arquitecto municipal D. Juan Manuel
Cortina lo rescata y sin apenas tocarlo, salvo en su intento de reducir el presupuesto, lo
presenta al Ayuntamiento que, aunque otra vez aprueba, tampoco llega nunca a
construirlo 73 .
Meses después en el pleno del Ayuntamiento de marzo de 1893, se presenta el siguiente
decálogo de “..acciones inmediatas que deben ejecutarse de forma inmediata en una
ciudad de la importancia de Gandía:
1) Dotación de aguas potables
2) Construcción de un nuevo cementerio
3) Matadero público
4) Lavadero público
5) Construcción de un edificio para correos y escuela pública
6) Expropiaciones para aperturas y ensanches de calles y plazas
7) Paseos públicos
8) Construcción de un gran mercado central
9) Alcantarillado de la población
10) Otros proyectos que puedan surgir”
Y como colofón le encargan un nuevo proyecto para colocar unas cubiertas de tela al
mercado. Esto ya es demasiado para Beltrí. En el siguiente pleno se da lectura a la carta
enviada por el Arquitecto Municipal (no se dice nada sobre su contenido) y el 31 de
marzo se nombra como sustituto provisional al maestro de obras D. José Bru Izquierdo.
El arquitecto ha tomado la decisión definitiva de abandonar la ciudad. A partir de ese
momento comienza a aceptar cualquiera de los encargos particulares que se le ofrecen,
ante la dura perspectiva de los próximos meses en los que no va a trabajar. Entre las
obras privadas que realiza durante estos años hay que reseñar un par de casas, cuatro
reformas y una captación de aguas.
Parece que el motivo por el que no llegaron a construirse prácticamente ninguno de los
proyectos que realizó para el Ayuntamiento fue el que eran muy caros y demasiado
avanzados para los regidores de la villa 74 . Como dice Jesús Alonso, responsable del
Arxiu de Gandía, “era un hombre que se adelantó cincuenta años a su tiempo”.
De su paso por esta ciudad hemos de resaltar, además de su actividad constructiva, la
labor pedagógica y social, ya que allí fundó las clases gratuitas de dibujo para obreros75 .
Beltrí concede a la actividad artística un papel regeneracionista y básico en la formación
de las capas populares, con lo cual aboga por la recuperación y revitalización de la
artesanía. El ambiente artesanal en el que se desarrolló su primera infancia en el taller
de su padre, le llevó a darse cuenta de que el arte de la edificación no nacía de los
grandes conceptos teóricos que había aprendido en la Escuela de Arquitectura, sino que
73
AHCG Caja 1780/2
A. Vázquez “Miscelania: Josep Camarena. Capítulo: Los Arquitectos” Pag. 176. Gandía, 1997.
75
F. J. Pérez Rojas “Cartagena 1874-1936. Transformación urbana y arquitectura” Pag.416. Murcia,
1986.
74
23
eran los tallistas, escultores, ebanistas, forjadores y otros artesanos los que elevaban a la
arquitectura a la categoría de arte; eran pues, las capas populares las que merecían la
mayor formación y atención.
El 5 de julio de 1893 presenta la dimisión “por motivos de salud” después de haber
abandonado la ciudad unos días antes, dimisión que le es aceptada el día 11 de ese
mismo mes 76 .
En el certificado que se le expide se hace constar textualmente: “.. que vino
desempeñando sin interrupción alguna, con aplauso del vecindario en general, .....
debiendo hacer constar los infrainscritos, que este Muy ilustre Ayuntamiento estimó en
mucho los buenos servicios y vastos conocimientos del Señor Beltrí del que aun se
conserva grata memoria en esta Ciudad no sólo por los trabajos técnicos que dejara
sino también por su laboriosidad y rectitud, aparte de que en el orden privado su
conducta fue intachable bajo todos los conceptos..”.
76
Expediente de V. Beltrí en el Arxiu Historic de la Ciutat de Gandía.
24
Capítulo 6.- La etapa de Murcia: 1893 – 1895
Aunque según la mayoría de los investigadores se instala directamente en Cartagena, en
realidad pasó primero por la ciudad de Murcia, tras ganar una plaza como “Arquitecto
Inspector técnico de la Hacienda de la provincia de Murcia, con categoría de Oficial de
3ª Clase” 77 . De hecho firmó desde esta ciudad la carta en la que presentaba su dimisión
del citado puesto de Arquitecto Municipal de Gandía.
Al poco de llegar, concretamente el 21 de agosto de ese mismo año, es nombrado
Arquitecto de 1ª Clase en comisión. Tenemos constancia de su trabajo en las Actas
Capitulares del Ayuntamiento de Murcia de 4 de octubre y de 27 de noviembre de 1893
con motivo del aviso comunicado sobre la instrucción de un expediente de defraudación
al Concejo “por resultar que el Teatro Romea, con arreglo al contrato de arriendo,
contribuye con menos cantidad de lo que le corresponde..”. 78 Posteriormente en el
pleno de 20 de diciembre de 1893 se da cuenta de la recepción de “otro comunicado
fechado el catorce del actual del repetido Administrador de Hacienda de la provincia
con la que remite copia del recurso de alzada interpuesto por el Inspector técnico de
Hacienda D. Víctor Beltrí ante el Tribunal Gubernativo del Ministerio, contra lo
resuelto por la Junta Administrativa en diez y ocho de Noviembre último en el
expediente sobre ocultación de riqueza de las fincas del Teatro Romea notificando
haber sido admitido dicho recurso y que el Ayuntamiento puede acudir al citado
Tribunal dentro de quince días, se acordó pase a las Comisiones de Hacienda y
Propios, unidas, para que en vista de antecedentes, y conforme al acuerdo último sobre
el particular, informen al Señor Alcalde y este ejecute desde luego lo que estimen
convenientes a los intereses y derechos del Municipio”.
Seguramente durante el curso de estas actuaciones conocería al que sería uno de sus
grandes amigos, el arquitecto municipal Pedro Cerdán Martínez (1862–1947), que se
encontraba por esas fechas trabajando en la reforma del citado Teatro Romea.
Además de esta faceta poco más sabemos de estos años. Aunque ignoramos si hizo
algún proyecto de tipo particular 79 , es posible que su cargo fuera incompatible con el
ejercicio libre de la profesión. Siendo una persona tan inquieta y trabajadora es posible
que colaborara con Pedro Cerdán 80 , o con su compañero de promoción Pedro García
Faria, que durante esos años trabajaba en el proyecto de nuevo plano de población de
Murcia.
Parece que en 1894 todavía residía en la ciudad, concretamente en la calle Rocamora.
Así es citado por el propio Pedro Cerdán, quien así lo afirma con motivo de un litigio
con el maestro de obras José Gallego Bernal, a propósito de la construcción de un
panteón en el cementerio de Nuestro Padre Jesús Nazareno 81 .
77
No podemos precisar la fecha de este nombramiento pues, curiosamente, en su expediente figura que
éste se produce con fecha “24 de Murcia (sic) de 1893”.
78
A. Crespo “El Teatro Romea de Murcia en el siglo XIX” Pág. 327 Murcia, 2001. (Comunicación
personal de F. J. Ródenas Rozas).
79
Es muy probable que nunca se sepa, ya que en el Archivo Municipal de Murcia reina un auténtico caos
en lo referente a esos años, siendo imposible encontrar ni un solo proyecto presentado al consistorio
durante esa época.
80
Aunque no hay constancia documental creemos que es muy posible que fuera así, concretamente en la
Casa del Piñón de la Unión que se construyó por estas fechas.
81
D. Nicolás “Arquitectura y arquitectos del siglo XIX en Murcia” Pag. 154 Murcia 1993.
25
Por aquella época el citado arquitecto e ingeniero García Faria, también estaba
trabajando con el arquitecto cartagenero Francisco de Paula Oliver Rolandi (1861-1915)
(al que también habría conocido Beltrí en la Escuela de Arquitectura de Barcelona), en
el proyecto de El Ensanche de Cartagena. En diciembre de 1894 habían propuesto al
Ayuntamiento de esta ciudad la realización de dicho trabajo, lo que éste aprobó
sugiriendo que se incorporara al equipo redactor el coronel de ingenieros Francisco de
Paula Ramos Bascuñana que había sido miembro activo de la Junta de Saneamiento de
Cartagena.
El 26 de julio de 1892 el gobierno había aprobado las disposiciones pertinentes para que
se pudiera realizar el Ensanche de Madrid, que luego se haría extensible a Barcelona.
Tras una intervención en las Cortes del político cartagenero D. Justo Aznar y Butigieg
(1849-1915) el 19 de diciembre de 1894, fue aprobada la ampliación del Ensanche a la
ciudad de Cartagena por motivos de salud pública y “humanidad”. Hemos de recordar
que desde hacía siglos la laguna interna del Armarjal había sido causante de terribles
epidemias de malaria, fiebre amarilla, tifus y cólera tanto entre la población civil, como
entre las tropas acuarteladas en la ciudad. Uno de los puntos fundamentales de este
proyecto incluía la desecación de dicha laguna. El 21 de marzo de 1895 se aprobaba la
Ley especial por la que se creaba la Comisión de Ensanche y Saneamiento de
Cartagena.
Es posible que Beltrí tuviera conocimiento por los propios García Faria y Oliver, de
estos trabajos y de las posibilidades que se le brindarían al aunarse en Cartagena la
necesidad de reconstruir la ciudad devastada tras la Guerra del Cantón, con el auge que
estaba experimentando la minería en la zona y la necesidad de levantar el futuro
Ensanche.
Hasta entonces Víctor apenas ha desarrollado trabajos importantes como arquitecto. Es
joven, tiene 33 años, y se encuentra en plena madurez artística. Así es que en 1895,
probablemente coincidiendo con su nombramiento como Oficial de 2ª Clase 82 ,
nuevamente embarca a su familia y se traslada a vivir a Cartagena 83 .
82
Nombrado con fecha 17 de octubre de 1895. Expediente de V. Beltrí en el Ministerio de Hacienda.
AMC Padrón Municipal de 1930. Libro 211 tomo 2 Folio 52. En el se hace constar que tanto él, como
su mujer, residen en Cartagena desde hace 35 años.
83
26
Capítulo 7.- Al fin en Cartagena. Llega el éxito: 1895 - 1935
En estos momentos Cartagena era una ciudad en plena reconstrucción tras la guerra, con
una economía floreciente y vida social muy intensa marcada, por un lado por su
condición de Departamento Marítimo del Mediterráneo, que le confería un ambiente
castrense a todos los niveles, y por otro por la burguesía adinerada surgida como
consecuencia del auge experimentado en estos momentos por la industria minera.
El 28 de febrero de 1897 abandona su puesto de Arquitecto Provincial de Hacienda 84 ,
probablemente como consecuencia del importante encargo que le hizo el rico
propietario minero D. Serafín Cervantes, para la construcción de su residencia 85 .
Ubicado en la calle Mayor, el edificio se construyó entre 1897 y 1900. La “Casa
Cervantes” está en el punto más visible de la por entonces principal arteria de la ciudad,
ya que aprovecha un ligero recodo que hace esta calle.
Es una de las primeras y más importantes muestras del modernismo arquitectónico en
Cartagena, y en él se combinan la naturaleza barroca y escultórica con el expreso deseo
de evocar la importancia del emplazamiento y la adopción de un nuevo lenguaje
iconográfico en los elementos decorativos.
El edificio destaca por la impresión de dinamismo que imprimen los motivos
decorativos y, especialmente, las columnillas y zapatas curvas que están concentradas
en las cornisas. En la planta baja se puede hablar de una elaboración arquitectónica
clásica. La fachada, que incorpora miradores blancos de madera en los extremos, es
eminentemente simbólica
Los diversos motivos ornamentales de los guardapolvos, embocaduras y dinteles,
especialmente en sus detalles florales y vegetales, son completamente modernistas. El
conjunto de la fachada es de un cuidadísimo diseño y una exquisita ejecución, en la que
intervienen conjuntamente con el arquitecto magníficos marmolistas, carpinteros y
orfebres, dentro del más puro espíritu modernista, que propugnaba la integración de
todas las artes aplicadas.
El éxito indiscutible de la “Casa Cervantes” le sirvió al arquitecto para abrirle
definitivamente las puertas de la fama en Cartagena. También llamó la atención fuera de
esta ciudad, siendo reproducido con elogios en el número 101, de 5 de mayo de 1901,
de “Arquitectura y Construcción”, que en aquellos momentos era la más prestigiosa
revista especializada que se editaba en España.
Del antiguo edificio sólo se conserva la fachada, ya que todo el interior fue remodelado
para adaptarlo a las necesidades de una entidad bancaria. Actualmente es sede de la
Jefatura de Zona de la CAM, que en 1994 procedió a restaurar e iluminar su fachada.
Mientras está construyendo la “Casa Cervantes” recibe el encargo de realizar las obras
de reforma del Casino de la ciudad, ubicado en la misma calle 86 . Víctor Beltrí
84
Algunas fuentes de la familia señalan como principal motivo el que se aburriera con este tipo de
trabajo, eminentemente burocrático.
85
M. y N. Estrada “Guía de Cartagena 1902” Pág. 24.
86
F. J. Pérez Rojas “ Cartagena 1874-1936”. Pag. 338.
27
conjuntamente con el decorador R. Amaré, iniciaron unas profundas reformas de estilo
modernista. Este último realizó las decoraciones de la escalera y el arquitecto dirigió la
remodelación arquitectónica del local. Con posterioridad (1919) realizó la reforma de la
fachada trasera 87 . Como en el caso de otras tantas obras del arquitecto, el estado actual
del Casino es lamentable.
En abril de 1898 el rico minero D. Camilo Aguirre y Alday solicitó licencia de obra
para derribar una casa que poseía en el número 10 la Plaza de la Constitución 88 , con
objeto de poder levantar un nuevo y lujoso edificio. Para ello encargó el trabajo a Beltrí,
que había adquirido gran fama con la reforma del Casino y con la obra que estaba
realizando para la familia Cervantes.
El 20 de junio de 1898, mientras está trabajando en este nuevo encargo, el arquitecto
recibe la fatal noticia del fallecimiento de su padre en Tortosa89 .
El arquitecto realizó para el “Palacio Aguirre” varios proyectos 90 antes del definitivo.
Aún así, éste fue modificado a su vez durante su construcción. Es una buena muestra de
como a Beltrí le gustaba improvisar sobre la marcha, hasta que el resultado final era de
su agrado. Ubicado en la esquina que formaban la citada Plaza y la calle de San Diego,
es uno de los más bellos edificios modernistas de la ciudad y una de sus obras maestras.
Beltrí aprovechó el emplazamiento de extraordinarias posibilidades visuales y levantó,
en la misma esquina, una sobresaliente torre, rematada por una brillante cúpula, que
sirve para salvar la transición entre los dos frentes del edificio, adornada con un mirador
a la altura del primer piso. A partir de esta torre se despliegan sendas fachadas que dan a
las dos calles. Dichas fachadas están profusamente decoradas con motivos cerámicos de
aire rococó, y con abejas en la torre, símbolo de laboriosidad. El empleo de palmetas y
flores le dan un aire ligeramente oriental.
El “Palacio Aguirre” es de perfecto acabado hasta en el más mínimo detalle, tanto
exterior como interiormente. Digna de resaltar también es la integración en él de todas
las artes decorativas: cristaleros, pintores, carpinteros, cerrajeros, ceramistas... El
edificio dio a Cartagena un aire de modernidad acorde con el nivel de la rica burguesía
minera, convirtiéndose desde su construcción en uno de los edificios más emblemáticos
de la ciudad. Actualmente es sede de la Delegación del Gobierno Autónomo de la
Región, así como del Centro Histórico Fotográfico de la Región de Murcia. Su aspecto
exterior es excelente tras una reciente restauración.
En junio de 1899 comienza las obras del Colegio del Patronato del Sagrado Corazón de
Jesús 91 . El 28 de julio se convocan Juegos Florales en Murcia. El Premio de
Arquitectura, ofrecido por el Gobernador Civil de la provincia D. Juan Campoy, se
otorgará al “Proyecto para la construcción de un Asilo de Inválidos” presentado bajo el
seudónimo “Adelante siempre” (titulo que define perfectamente su personalidad) bajo el
cual se ocultaba el nombre del arquitecto 92 .
87
AMC Caja 909 Exp. 2524.
Actualmente Plaza de la Merced.
89
“El Semanario de Tortosa” de 20 de junio de 1898.
90
En el Archivo Municipal de Cartagena (AMC) existen los planos enmarcados de dos proyectos
diferentes del mismo edificio.
91
M. y N. Estrada “Guía de Cartagena 1902” Pag. 259. AMC planos enmarcados.
92
D. Nicolás “Arquitectura y arquitectos el siglo XIX en Murcia” Pag. 154-155.
88
28
Ese mismo año se le encarga la reconstrucción de la Catedral de Santa María la Vieja 93 .
Tradicionalmente se la ha considerado como una fundación del Apóstol Santiago hacia
la mitad del siglo I d. C., aunque la realidad es que se desconoce con exactitud la fecha
de su construcción. Si se sabe que fue reconstruida en el siglo XIII tras la reconquista de
la ciudad en 1245. Bombardeada durante la guerra civil del Cantón, fue reconstruida en
1876 y en 1879, aunque todas estas restauraciones fueron insuficientes: la falta de
solidez de los pilares, su situación y el excesivo peso de la techumbre, reclamaban una
gran obra. El actual aspecto del edificio se lo proporcionaron los trabajos dirigidos por
Beltrí, que se prolongaron hasta 1904.
La reconstrucción consistió básicamente en una fachada exterior de estilo neorrománico
y el interior goticista con ángeles modernistas en los capiteles y columnas. Más que una
reconstrucción se podría hablar de una nueva construcción en la que se englobaron
algunas capillas barrocas y la torre. En 1904 añadió la Casa Parroquial 94 y en 1915
realizó una nueva puerta de acceso a la Catedral 95 .
Poco duró el templo con tal fisonomía: el 25 de julio de 1936, durante la Guerra Civil,
fue incendiada por un grupo de milicianos, quedando prácticamente destruida.
Posteriormente fue bombardeada por los nacionales, quedando en ruinas, estado en el
que permanece hoy en día.
En 1900 se presentó al concurso de la Exposición Murciana, obteniendo una medalla de
plata 96 . Ese año realiza la reforma del edificio del Círculo Militar 97 (derribado) y el
proyecto de “Villa Calamarí” para el que fuera gerente de la fábrica de explosivos
“Franco-Española”, D. Camilo Calamarí 98 . Pero sin duda la obra más importante que
realiza ese año es el proyecto del Mercado de Abastos de La Unión 99 .
En enero de 1900 se había aprobado el proyecto de urbanización y construcción del
mercado elaborado por el arquitecto municipal de esta localidad Pedro Cerdán. Era un
momento caracterizado por un gran auge económico del municipio gracias a la minería.
Ya para entonces esta ciudad era tras Murcia, Cartagena y Lorca, el cuarto núcleo más
poblado de la provincia.
Tras una gran polémica sobre su ubicación, finalmente y por acuerdo municipal del 11
de mayo de 1901, se aprueba su construcción en los terrenos de D. Francisco Rentero
según el proyecto que éste adjuntaba elaborado por Beltrí, en detrimento del de
Cerdán. 100
Sin embargo Beltrí no dirigió la obra, tal vez por la cantidad de trabajos que tenía en
Cartagena, o por la lejanía de La Unión (no debemos olvidar que en esa época los
desplazamientos no tenían nada que ver con los de ahora). Finalmente fue el propio
93
M. y N. Estrada “Guía de Cartagena 1902” Pag. 28.
AMC Caja 489 Exp. 3654.
95
AMC Caja 526 Exp. 5207.
96
F. J. Pérez Rojas “ Cartagena 1874-1936”. Pag. 416.
97
AMC Caja 491.
98
F. J. Pérez Rojas “ Cartagena 1874-1936”. Pag. 259.
99
Idem. Pag. 192.
100
F.J. Ródenas "Yo, el Mercado" La Unión, 1991.
94
29
Pedro Cerdán el encargado de su dirección respetando en gran medida el proyecto
original, aunque introdujo algunos cambios.
Los trabajos se desarrollaron entre 1903 y 1907, siendo finalmente inaugurado el
Mercado en 1908. Este edificio es una de las joyas de la arquitectura de la región y uno
de los mejores edificios de Beltrí, construido de acuerdo con las exigencias técnicas de
los nuevos materiales, el vidrio y el hierro, en el auge de la arquitectura modernista.
El Mercado posee una planta de desarrollo longitudinal y está atravesada por una nave
menor en cuyo cruce se levanta una sombrilla metálica octogonal. Los muros exteriores
son de mampostería enfoscada y los paños están horadados con cinco arcos angulares de
pilares de ladrillo. El edificio está rematado por formas puntiagudas que nacen de
motivos vegetales, acentuando la monumentalidad de la edificación.
En el edificio se conjugan la utilización de materiales tradicionales y modernos. El
hierro se empleó, sobre todo, en el interior, aprovechándose para cubrir amplios
espacios, manteniendo la limpieza del edificio y evitando obstáculos. La formidable
estructura de hierro era de la “Fundición Metálica La Valenciana”. Las columnas, con
arriostramientos de cercha, son muy esbeltas y consiguen un efecto de amplitud y
diafanidad asombrosas. También sorprenden las excelentes soluciones arquitectónicas
adoptadas para poder aprovechar al máximo todas los rincones del edificio.
A finales de los años setenta dejó de prestar servicio como mercado convirtiéndose en
1978, coincidiendo con la XVIII edición, en la sede del “Festival Nacional del Cante de
las Minas” que se celebra todos los veranos durante el mes de agosto. El citado Festival
está considerado como la más importante muestra anual de cante flamenco que se
celebra en el mundo. Para adecuarlo a este uso, para el que inicialmente no estaba
diseñado, el Antiguo Mercado (rebautizado por el Ayuntamiento como “Catedral del
Cante”) ha sido sometido a diversas reformas, siendo la más importante la realizada en
1985 por el arquitecto Pedro Antonio Sanmartín Moro.
El 17 de Agosto de 1901 se publicó un Real Decreto del Ministerio de Educación
Pública y Bellas Artes que en su Art. 49 creaba una serie de centros con la
denominación genérica de Escuelas Superiores de Industria. Una de ellas, a instancia del
Ayuntamiento y a sus expensas, fue asignada a la ciudad de Cartagena, dependiendo de
la Universidad de Valencia. Comenzaron los estudios en el curso 1901/1902,
dedicándose inicialmente como locales para el Centro los de la Real Sociedad
Económica de Amigos del País. Desde su comienzo Beltrí, siguiendo la tradición
familiar, fue profesor de “Dibujo Geométrico e Industrial” en la citada Escuela 101 .
A finales de ese año recibe la triste noticia del fallecimiento de su hermano Ignacio a los
29 años de edad, como consecuencia de una “tisis pulmonar”. En 1902 vivía en el
número 28 (anteriormente número 14) de la calle Santa Florentina 102 , donde el
despacho del arquitecto ocupaba la planta primera, la familia vivía en la segunda y el
ama de su hijo José Luís ocupaba la tercera.
101
102
F. J. Pérez Rojas “ Cartagena 1874-1936”. Pag. 416 y Archivo de la Cátedra Gaudí.
M. y N. Estrada “Guía de Cartagena”. Pag. 35
30
En 1904 le tocó la lotería y decidió construirse un Hotelito en el nº 10 del Paseo de
Alfonso XIII de El Ensanche 103 (hoy derribado). Las obras se prolongaron dos años,
trasladándose a vivir allí a su finalización.
Durante la primera mitad de la década del nuevo siglo realiza múltiples trabajos
destacando entre ellos “Torre Catá” 104 , el “Huerto de las Bolas” para la familia
Llagostera 105 , el Edificio “Dorda Bofarull” 106 y otro proyecto de Mercado Público
realizado conjuntamente con el arquitecto Tomás Rico (¿-1912) 107 que finalmente no
llegó a construirse. En 1905 solicitó ocupar la cátedra de dibujo de la mencionada
Escuela Superior de Industria 108 , que parece ser no se le concedió, probablemente por
motivos políticos.
1905 y 1906 van a ser igualmente años muy productivos. Va a realizar entre otros: el
Almacén de la Sociedad “El Día” 109 , el Edificio del nº 24 de la c/ San Francisco 110 , la
“Casa Cortés” en La Unión 111 , el Edificio del nº 14 de Puertas de Murcia 112 , la reforma
de la fachada de la Iglesia de San Diego 113 y el Edificio “Alessón” 114 . Pero lo más
importante de su obra está por llegar.
Por entonces el rico minero y terrateniente D. José Maestre había decidió construirse
una mansión aún más deslumbrante y lujosa que las que habían construido hacia poco
D. Serafín Cervantes y D. Camilo Aguirre, en su solar de su propiedad en la Plaza de
Valarino Tagores 115 . Para ello encargó, no se sabe muy bien por qué motivo, un
proyecto al arquitecto ilicitano Marceliano Coquillat Llofriu (1865-1924), que en
aquella época estaba establecido en Barcelona. Este diseñó, tal vez por expreso deseo
del propietario, un edificio inspirado en la “Casa Calvet” de Gaudí.
En 1906 Maestre encargó a Víctor Beltrí 116 la dirección de la obra, tal vez por el
conocimiento que este tenía de la obra de Gaudí, o por el indudable éxito que habían
tenido sus anteriores obras.
El edificio, claramente gaudinista, está marcado por su eje central que parte desde la
notable puerta con adornos de inspiración rococó, hasta llegar al piñón que forma el
remate superior, pasando por el hermoso mirador y los ventanales situados sobre él.
También es original el ritmo ternario con que aparecen dichos elementos y que se
reparte en la combinación de los restantes huecos, así como la gran ventana circular,
típicamente modernista.
103
AMC Caja 511 Exp. 7800
F. J. Pérez Rojas “ Cartagena 1874-1936”. 426.
105
F. J. Pérez Rojas “ Cartagena 1874-1936”. Pag. 437.
106
AMC Caja 512.
107
AMC Cajas 948 y 453.
108
F. J. Pérez Rojas “ Cartagena 1874-1936”. Pag. 416.
109
AMC Caja 511.
110
F. J. Pérez Rojas “ Cartagena 1874-1936”. Pag. 431.
111
F. J. Pérez Rojas “ Cartagena 1874-1936”. Pag. 431.
112
F. J. Pérez Rojas “ Cartagena 1874-1936”. Pag. 428.
113
F. J. Pérez Rojas “ Cartagena 1874-1936”. Pag. 290 e Historia de la Región de Murcia.
114
F. J. Pérez Rojas “ Cartagena 1874-1936”. Pag. 428.
115
Actualmente Plaza de San Francisco.
116
AMC Caja 891 Exp. 25822.
104
31
Aunque Beltrí respeta en gran parte el proyecto original, en la “Casa Maestre” consigue
realizar una de sus mejores aportaciones a la integración en un edificio de todas las artes
aplicadas dentro del más puro concepto modernista de obra global. Así se pueden
observar los magníficos trabajos de carpinteros, orfebres, cristaleros, pintores y otros
artesanos en puertas, rejas, tiradores, cristales, frescos.. que hacen que esta casa sea una
de las obras maestras del modernismo cartagenero. Su construcción fue un gran
acontecimiento, siendo desde entonces uno de los edificios más importantes de la
ciudad. Esta obra marcó de forma definitiva a Beltrí quien a partir de este momento
utilizó profusamente el trencadís, la piedra rústica y los piñones rococós.
En 1908 el arquitecto, que se encuentra en plena madurez artística y profesional, recibe
el encargo de reforma del edificio que la rica familia minera Dorda poseía en la calle del
Carmen de Cartagena 117 . Este edificio de monumental fachada articulada en cuatro
cuerpos y once ejes, es una de sus obras más importantes. La decoración de la fachada
es de inspiración barroca, rematándose con superficies curvas adornadas con grandes
molduras y motivos florales, muy próxima a la de los edificios barrocos modernistas
que jalonan la Gran Vía de Barcelona. Todos los detalles del interior, desde puertas a
pinturas decorativas, de techos a llamadores, son de estilo completamente modernista.
Pero quizá lo más singular de esta construcción sea precisamente el suntuoso patio
interior de estilo arábigo español, inspirado en las portadas de la Mezquita de Córdoba o
de la Aljafería de Zaragoza, siendo las columnillas neonazaritas con arcos de herradura
y muros de singular decoración geométrica de azulejos.
En 1909 D. Miguel Zapata Hernández (1879-1912) encarga a Beltrí el proyecto para la
construcción de una casa en El Ensanche 118 , que pase a ser su nueva residencia una vez
que contraiga matrimonio con una joven perteneciente a la más alta nobleza de
España 119 . Los Zapata, también emparentados con los Maestre, eran una de las familias
mineras más ricas de La Unión. Entre otras propiedades poseía las minas “La Purísima
Concepción” y “La Orcelitana” en Portmán, siendo esta última una de las pocas que
continuaron trabajando durante la crisis minera.
El lugar elegido era un sitio privilegiado. Se trataba de una manzana completa situada
en el punto de confluencia de El Ensanche y El Recinto 120 . Los Zapata querían un
edificio diferente y acorde con su categoría social: independiente, rodeado de jardines,
lujoso y único para que fuera la admiración de propios y extraños. Víctor tuvo aquí la
posibilidad de desarrollar todo su genio y realizar una de sus mejores obras,
consiguiendo una edificio que aún hoy en día maravilla tanto exterior como
interiormente.
La “Casa Zapata” es una de las obras del arquitecto donde más se puede apreciar la
influencia gaudinista en la decoración de la fachada en la que se trató de unir
arquitectura y naturaleza a través del jardín, hoy muy modificado, que rodeaba la
edificación.
117
AMC planos enmarcados.
F. J. Pérez Rojas “ Cartagena 1874-1936”. Pág. 433.
119
Concepción Echevarría y Carvajal (1888-1915), Marquesa de Villalba de los Llanos. M. Muelas y J.
Roca “La Unión en el recuerdo”. Pág. 112.
120
Actualmente Plaza de España.
118
32
Construido en 1910 destaca en la fachada el pórtico que da lugar a una terraza en el
primer piso y la torre almenada. Torreones medievales, arcos trilobulados, delgadas
columnillas, tejadillos apuntados, escudo nobiliario.., le dan un aire gótico muy
vinculado con la escuela modernista catalana a la que pertenecía Beltrí.
También es singular la reja que cierra el conjunto, realizada en hierro forjado con
formas geométricas que junto a los muros, construidos como todo el edificio con piedra
procedente del derribo de la muralla, dan lugar a un gran juego de líneas curvas, que
recuerdan a Gaudí y a Otto Wagner.
Pero si el exterior es magnífico, no lo es menos el interior. Tras franquear la espléndida
puerta de acceso a la vivienda se penetra en un amplío vestíbulo, decorado en sus
paredes con bajorrelieves de mármol que representan diversas y diferentes flores, del
que arranca la escalera de mármol con una preciosa barandilla modernista decorada
también con motivos vegetales, que representan repetidamente la letra “Z” del apellido
Zapata.
A través de dicho vestíbulo se accede a un increíble patio central, que es otra evocación
de un pasado medieval, construido en estilo neonazarí a base de yeso pintado y
columnas de fundición. Una gran vidriera polícroma cubre la claraboya, dando al patio
una sugerente y alegre luminosidad.
No podemos dejar de destacar, una vez más, el magnífico trabajo de los múltiples
artesanos: vidrieros, escayolistas, herreros, tallistas, carpinteros.., que intervinieron en la
obra.
Hace algunos años se convirtió en colegio. Con el tiempo se transformaron algunas de
las habitaciones, se levantaron tabiques, se pintaron techos y se sustituyeron suelos.
También se transformó el jardín de forma irreparable, construyendo en él un nuevo y
anodino edificio que contrasta sobremanera con la bella casa de Beltrí, así como un
parque infantil. Puertas de acceso y otras dependencias a su vez han dañado gran parte
del muro. A pesar de todo, el estado de conservación del edificio es aceptable 121 y si no
hubiera sido por las amables Hermanas que regentan el colegio, probablemente no
quedaría ya nada de esta obra maestra.
En julio de 1910 el propio arquitecto presenta una solicitud para construir “una pequeña
villa u hotel” en un solar de su propiedad, lindante con su vivienda del Ensanche 122 . En
este proyecto diseña una casa de cierta importancia que ocupaba el chaflán que
formaban el Paseo de Alfonso XIII y la calle nº 16. De dos plantas, incluía un jardín en
la parte posterior. Aunque creemos que este hotel fue construido, ignoramos si el
arquitecto o alguien de su familia, alguna vez lo habitó.
En 1911 construye el antiguo edificio del Real Club de Regatas123 . Situado en uno de
los extremos del muelle, junto a la dársena de botes, fue inaugurado oficialmente ese
mismo año con una concurrida fiesta social presidida por el rey Alfonso XIII. El
121
A pesar de que el patio, incluyendo la claraboya, necesita una urgente restauración.
AMC Caja 510.
123
A pesar de que últimamente ha habido cierta polémica sobre la autoría de este edificio, F.J. Pérez
Rojas (“ Cartagena 1874-1936”. Pag. 343.) y otros autores se lo han atribuido. Esta autoría se ha
confirmado cuando hemos encontrado el artículo aparecido en la “Revista La Zuda” (nº 72 Pag. 200.)
122
33
edificio era una de las obras de Beltrí resuelta con mayor gracia, dentro de un
modernismo rococó. Lo más original del edificio lo constituía su voluntad de apertura
hacia el exterior, algo que el diseñador solucionó a base de grandes ventanales en la
planta baja y un balcón corrido en la superior. Ha sido derribado en noviembre de 2002
por la Autoridad Portuaria, tras sufrir un incendio cuyo origen nunca ha sido
esclarecido, a pesar de que incluso el Congreso de los Diputados aprobó su
reconstrucción.
En 1909 su amigo Tomás Rico, que por aquel entonces era el Arquitecto municipal,
había realizado para D. Celestino Martínez, un proyecto para la construcción de un
Hotel. En 1912, y con las obras apenas comenzadas, se produjo su fallecimiento. Beltrí
se hizo cargo de su continuación, prolongándose los trabajos hasta 1916 124 .
Aunque no se sabe a ciencia cierta hasta donde llegó el trabajo de Rico, parece que en
las tres primeras plantas se aprecia el estilo de sus obras. A partir de ahí es indudable el
trabajo de Beltrí pero sin observarse una clara ruptura entre los trabajos de los dos
arquitectos, consiguiendo de esta manera una coherente integración.
El “Gran Hotel” tal vez es la obra mejor y más representativa del modernismo en
Cartagena y en la Región de Murcia, y probablemente la obra maestra del arquitecto. Lo
que más destaca en este imponente edificio de seis plantas es su acertada inserción en la
trama urbana de la ciudad, siendo uno de los puntos arquitectónicos de referencia en el
paisaje cartagenero, elevándose dominante sobre el resto de edificios de su entorno. A
ello ayudaba su ubicación en una esquina muy cerrada, donde el edificio emerge con su
rotonda rematada con una hermosa cúpula, como la proa de un barco gigante.
El edificio se caracteriza por su gran verticalidad y su abigarrada decoración con
motivos florales, guirnaldas y flores talladas en piedra, en cuyo modelado participó
personalmente. Probablemente debió de ser el edificio que más trabajo le dio al
arquitecto en toda su vida profesional.
También sobresalen sus grandes balconadas de gran barroquismo, así como una muy
acertada combinación de colores al alternar la piedra artificial y el ladrillo de tal forma
que impide cualquier sensación de monotonía. Dignos de destacar también son los
delicados trabajos de los hierros, muy especialmente en las marquesinas de las puertas
de acceso.
En él, Beltrí hace un alarde de barroquismo decorativo, demostrando, a manera de
síntesis, su capacidad libertaria al hacer arquitectura reuniendo en la obra lo francés, lo
italiano y lo austríaco, el ladrillo y la piedra, con una gran profusión artesanal integrada
dentro del mejor espíritu modernista.
Aunque actualmente sólo queda del Gran Hotel la fachada, su aspecto es magnífico tras
la reciente restauración a la que fue sometido. La parte baja del edificio la ocupan dos
bancos y el interior es un centro comercial.
En 1913 recibe el encargo del rico minero D. Miguel Zapata Sáez (1841-1918) 125 , para
que construya su mansión en un solar de su propiedad de la localidad costera de
124
125
F. J. Pérez Rojas “ Cartagena 1874-1936”. Pag. 436.
Padre de D. Miguel Zapata Hernández, propietario de la ya mencionada “Casa Zapata” de Cartagena.
34
Portmán, pedanía de La Unión. La “Casa del Tío Lobo” 126 , sobrenombre con que se
conocía a su propietario, pertenece a la tradición local de las construcciones de La
Unión: cubiertas de terrado plano, formas cúbicas y ladrillo visto. Pero sin duda la
mayor nota de exotismo del edificio es el templete en la esquina del edificio, rematado
por una cúpula de cinc con forma de bulbo, que le da un cierto aire colonial. También se
encuentra en estado lamentable, a pesar de estar protegida.
A mediados de la década de los años diez, se agrava la crisis de la minería como
consecuencia de la Guerra Mundial, produciéndose un descenso en el índice
constructivo de la zona. En 1914 Víctor solicita la vacante de profesor de dibujo
artístico en la Escuela de Artes y Oficios de Barcelona, puesto que parece ser no obtuvo,
o si lo consiguió renunció a la plaza, pues continuó ejerciendo en Cartagena 127 . Por la
insistencia con que solicitó éste tipo de puestos, parece desprenderse una preferencia
hacia el dibujo y el moldeado, casi similar a la profesión de arquitecto. Quizá esa fuera
la verdadera vocación de Beltrí desde su infancia y la carrera de arquitecto fuera sólo
una sólida garantía.
En 1915 fallece Francisco de Paula Oliver (1861-1915) que había sido nombrado
Arquitecto Municipal en 1912 en sustitución de Tomás Rico. En 1916, coincidiendo con
la victoria electoral de los liberales, y ante la general sorpresa de la profesión, Lorenzo
Ros (1890-1988), que apenas hacía tres años que había terminado la carrera y acababa
de llegar ese año a Cartagena, es nombrado para ocupar la plaza vacante en el
Ayuntamiento. Todo el mundo esperaba que el elegido hubiese sido Beltrí.
A pesar de este hecho, que sin duda debió influirle de forma negativa, siguió siendo el
arquitecto predilecto de la ciudad hasta los años veinte, cuando el propio Lorenzo Ros
desde su influyente puesto, empezó a desplazarlo entre la burguesía local 128 .
Durante esos años realiza entre otras muchas obras: un magnífico proyecto de
Mercado 129 (finalmente no construido), la Cooperativa “La Conciliación” 130 , la
“Fundición Frigard” 131 y el Edificio del número 19 de la calle del Carmen 132 . Pero en
esos años hay dos obras que destacan sobre las demás: la “Casa Llagostera” 133 y la
“Casa del Niño”.
Los Llagostera eran una familia de comerciantes de origen catalán instalados en
Cartagena. En este caso su enriquecimiento estaría relacionado con el que experimentó
la burguesía comercial en la época de la Gran Guerra, cuando ya la minería había
entrado en una fase de decadencia.
126
A.M. La Unión. Legajo “8.7.5. Obras singulares”.
F. J. Pérez Rojas “ Cartagena 1874-1936”. Pag.417.
128
No compartimos la tesis de F.J. Pérez Rojas sobre la posible enemistad existente entre ambos
profesionales, ya que además de trabajar juntos en varias ocasiones, presentaron comunicaciones
conjuntas a un Congreso de Arquitectos, promovieron conjuntamente la creación del Colegio de
Arquitectos de Murcia e incluso Ros fue testigo en la boda de su hijo Guillermo.
129
“Revista La Zuda” nº 72 de 31 de octubre de 1915 Pag. 201.
130
F. J. Pérez Rojas “ Cartagena 1874-1936”. Pag. 440.
131
Idem. Pag. 319.
132
Idem. Pag. 440.
133
AMC Caja 480.
127
35
También eran propietarios de una villa conocida como el “Huerto de las Bolas” que
había sido construida hacía unos años por el arquitecto. Satisfechos con el trabajo
realizado en ella le encargaron hacia 1916 la construcción de un edificio a la altura del
número 25 de la calle Mayor.
Se trataba de una casa de tres pisos y una planta baja. En ésta se encontraba el comercio
de la familia dedicado a la venta de tejidos, mientras que los propietarios ocupaban el
primer piso.
La obra constituye, en palabras de Pérez Rojas: “sin ninguna duda, el edificio con la
fachada más original y hermosa de la arquitectura murciana del siglo XX”. En efecto,
lo más interesante de la construcción es, sin duda, su extraordinaria fachada que aplica
el tradicional esquema cartagenero compuesto por balcones centrales y miradores
laterales. La característica que hace singular a este edificio es su decoración a base de
cerámica pintada, obra del ceramista y pintor Gaspar Polo. En ella aparecen
representadas las figuras de Minerva y Mercurio, símbolos de la sabiduría y del
comercio, y los escudos de Barcelona y Murcia (a los lados de Minerva) y los de
Manlleu y Cartagena (a los lados de Mercurio), en alusión a los lugares de origen y
trabajo de la familia Llagostera. En el último piso también figura el escudo de España.
La decoración de azulejos se reparte en la cornisa con un remate curvo adornado con
composiciones florales.
Completamente abandonado, su estado de conservación es lamentable, especialmente en
el caso de los balcones, faltando también algunos azulejos. Si no se actúa con prontitud,
correrá la misma suerte que muchos de los edificios del arquitecto.
En 1906 se firmó por parte del Gobierno de España una real Orden por la que se creaba
la Junta de Protección a la Infancia, cuya misión era acudir en ayuda de los niños cuyas
familias estuvieron en tan precaria situación económica que la comida diaria les
constituyera un gran problema a nivel social, familiar, e incluso humano. La Junta se
estableció en primer lugar en una casa de la calle de los Cuatro Santos. Allí se abrió una
cantina o comedor escolar. La obra social del Comedor Escolar arraigó profundamente
en Cartagena y pronto empezó a madurar la idea de edificar un local donde los niños
más desfavorecidos por la fortuna pudieran recibir cuidados físicos y espirituales. Así
fue como se pensó en crear la “Casa del Niño”.
Su construcción data de 1917 134 , fecha en la que la prensa aludía frecuentemente a la
mendicidad y delincuencia juvenil. Víctor Beltrí, que era el arquitecto de dicha Junta,
fue el encargado de diseñar el nuevo edificio en la zona de comienzo del Ensanche, en
un solar que era propiedad del rico minero D. Camilo Aguirre, también miembro de la
citada Junta. Éste cedió gratuitamente el solar y es posible que el arquitecto tampoco
cobrara nada por su trabajo.
El conjunto de las edificaciones fue construido entre ese año y 1929. Según se iban
añadiendo nuevos pabellones, así aumentaban las actividades del centro. La casi
totalidad de los edificios son obra de Beltrí, salvo las Escuelas que las proyectó Lorenzo
Ros, siguiendo las líneas estilísticas marcadas por el resto de edificaciones.
134
F. J. Pérez Rojas “ Cartagena 1874-1936”. Pag. 284.
36
La “Casa del Niño” es una de las más bellas obras del arquitecto dentro del estilo
vienés, haciendo en ella una de sus apuestas más atrevidas, reelaborando de una forma
muy personal los principios que animaban a esta la escuela.
Es uno de los pocos edificios que el arquitecto construyó en El Ensanche que siguen en
pie. El estado de conservación de la mayoría de los pabellones es bastante deficiente,
especialmente las fachadas que dan a la calle. En cambio las interiores y los pabellones
escolares se encuentran en bastante buen estado. Las últimas noticias indican que el
Ayuntamiento tiene la intención de derribarla en fechas próximas.
En 1917 construye un almacén de hierros para Antonio García Alemán en el solar
contiguo a su casa 135 del Ensanche. A partir de ese momento el continuo golpear de la
bola de grúa con los hierros le perturba enormemente y le dificulta el concentrarse en su
trabajo.
En septiembre de 1919 se produjeron unas importantísimas inundaciones en el Campo
de Cartagena que afectaron de forma particular a la zona de la antigua laguna del
Armarjal, lugar donde se estaba levantando El Ensanche. Como consecuencia la casa
del arquitecto sufrió daños importantes, incluyendo la destrucción de su estudio. El
temor a sufrir nuevas inundaciones, unido a las molestias que le producía el citado
almacén, le decidieron a abandonar su vivienda, trasladándose a vivir de nuevo al
Recinto. Allí se instaló en una casa que daba a la calle Mayor y tenía su entrada por el
nº 10 de la calle Bodegones. En esta casa residió hasta su fallecimiento.
Los años 1920, 1921 y la mayor parte de 1922 son un verdadero enigma en la vida del
arquitecto. No se conoce prácticamente ninguna obra suya durante esa época en
Cartagena. ¿Es posible que estuviera trabajando fuera de la ciudad? o ¿es que los
legajos correspondientes a esos años se encuentran extraviados en el Archivo
Municipal?. Hoy por hoy lo ignoramos. Este hecho sorprende aun más si se tiene en
cuenta que su estudio se había reforzado al incorporarse a él su hijo pequeño Guillermo,
que acaba de finalizar sus estudios de Aparejador.
Por testimonios de la familia es posible que a lo largo de su vida realizara varios
trabajos en Novelda (Alicante), lugar de donde se surtía de piedra y mármol para sus
obras. Es muy probable que algunos de ellos los realizara durante estos años 136 . De
hecho hay varios edificios en esta ciudad en los que se puede adivinar su mano, aunque
al no haberse conservado ni un solo proyecto de la época en los archivos municipales es
difícil comprobarlo.
En 1923 realiza la Casa de Misericordia 137 , actual sede del Rectorado de la Universidad
Politécnica. El 13 de septiembre de ese mismo año se produce el golpe de estado del
general Primo de Rivera. En Cartagena es destituido el consistorio municipal,
nombrándose como nuevo alcalde a D. Alfonso Torres. Se inician diferentes procesos
judiciales que afectan a diversos cargos públicos, entre otros al propio Lorenzo Ros. El
31 de diciembre Ros pidió un permiso al Ayuntamiento mientras se resolvía su
procesamiento. Con fecha 2 de enero de 1924 se nombra, de forma interina, a Víctor
135
AMC Caja 510.
No es posible saberlo con seguridad, ya que no se conserva ningún proyecto de esta época en Novelda.
137
F. J. Pérez Rojas “ Cartagena 1874-1936”. Pag. 443.
136
37
como arquitecto municipal 138 . El 14 de junio de ese mismo año regresa Ros de su
permiso, al haber sido sobreseido su procesamiento, aunque todavía estaba a expensas
de que se resolviera el expediente abierto para estudiar si había incurrido en alguna falta
de tipo administrativo. Este regreso provoca el cese de Beltrí. Lorenzo Ros fue
finalmente también exculpado de cualquier tipo de falta administrativa el 6 de
septiembre de ese mismo año.
El 21 de junio el Alcalde manifestaba, según reseña aparecida en “El Eco de Cartagena”
que: “El arquitecto don Víctor Beltrí que ha cesado de interinar la plaza ha ofrecido
sus servicios sin remuneración alguna hasta tanto se ponga en vigor el nuevo
presupuesto y el Ayuntamiento si procede designe quien ha de ocupar la plaza de
Arquitecto auxiliar. La comisión acuerda dar las gracias al Sr. Beltrí y que se tengan
en cuenta sus servicios al tiempo de proveerse nueva plaza”
Esas recomendaciones fueron tenidas en cuenta y finalmente Víctor es nombrado
arquitecto municipal auxiliar, con un sueldo anual de 5.000 pesetas, ocupando dicho
cargo durante todo el mandato del alcalde Torres, que se prolongó hasta la caída del
Directorio de Primo de Rivera.
Durante esos años se acometen por parte del Ayuntamiento numerosas obras para
embellecer el municipio y dotarlo de mejores infraestructuras. Un gran número de ellas
son proyectadas y dirigidas por Beltrí: el “Parque Torres”139 , la reforma de la calle
Real 140 , el “Asilo de la Concepción” 141 , un Instituto en El Ensanche 142 (inconcluso y
posteriormente derribado), un Mercado de Abastos 143 (finalmente no levantado), estos
dos últimos conjuntamente con Ros, la traída de aguas a la pedanía de Los Belones 144 ,
la calle Gisbert 145 y la escalera de la Muralla de Carlos III 146 , son una buena muestra de
ello.
En 1925, y dado que la Real Orden de 28 de noviembre de 1923 limitaba las realización
de trabajos de tipo particular a los arquitectos municipales, solicitó junto con Lorenzo
Ros poder dirigir éstos, dados los pocos profesionales existentes en el término de
Cartagena, solicitud a la que accedió la Corporación Municipal, lo que le permitió
durante cuatro años compaginar su actividad pública con el ejercicio libre de la
profesión.
Sabemos 147 por testimonios de la familia Cachá, que por entonces se trasladó varios
meses a Lorca, junto con su hijo Guillermo, para realizar una reforma de la emblemática
sede de esta familia: el “Huerto Ruano”.
138
AMC Expediente del arquitecto Víctor Beltrí y “El Eco de Cartagena” de 3 de enero de 1924.
F. J. Pérez Rojas “ Cartagena 1874-1936”. Pág. 138.
140
Idem. Pág. 113 y AMC Plano 39.
141
Idem. Pág. 444.
142
Idem. Pág. 287 y Cartagena Ilustrada de 15 de febrero de 1927.
143
“El Eco de Cartagena” de 22 de septiembre de 1924.
144
AMC Caja 956 Exp. 737.
145
AMC Cajas 494 y 882
146
“La Verdad” de 3 de enero de 2001.
147
Testimonio de José María Rodríguez de Vera Cachá.
139
38
Entre 1925 y 1935 una gran parte de sus trabajos para particulares se localizan en El
Ensanche. Se trata de casas unifamiliares denominadas “Hoteles” u “Hotelitos”, que la
nueva burguesía se está construyendo en esta zona de ampliación de la ciudad. Todos
ellos fueron derribados a partir de la década de los sesenta. En esos años tampoco
faltaron obras de mayor envergadura tales como: algún gran edificio dentro del
Recinto 148 , la fachada de la Iglesia del Barrio de Peral 149 , un Colegio en la localidad de
El Algar 150 , una Escuela para niñas en el barrio de Los Dolores 151 o la “Casa Cachá”.
Por aquellos días Lorenzo Ros triunfaba en Cartagena con edificios racionalistas
alejados del anticuado modernismo. En aquella época tardía Beltrí alternaba obras de
diferentes estilos, probablemente a petición de los diferentes propietarios. A él siempre
le gustó estar al día, evolucionando y experimentando las nuevas tendencias y es muy
probable que no quisiera quedarse atrás demostrando que él también era capaz de
realizar ese tipo de obras. La “Casa Cachá” realizada en 1929 para D. Lorenzo Cachá
Cachá, en la confluencia de las calles Puerta de la Palma (hoy Juan de Toledo) y Santo
Domingo de la localidad de Lorca 152 , es sin ninguna duda el edificio racionalista más
importante que realizó el arquitecto y el más significativo de las existentes en la ciudad
construidos en este estilo.
Se trata de una casa de tres plantas mas bajo. Cada uno de los pisos estaba destinado
para vivienda y el bajo a local comercial. El edificio tiene un chaflán redondeado
coincidiendo con la esquina y dos cuerpos cúbicos que lo determinan. El arquitecto era
especialista en enmarcar en el entramado urbano los edificios de esquina, dándoles un
realce y una prestancia que los hacen destacar sobre su entorno. En este caso, y con la
dificultad de estar encerrado por dos calles muy estrechas, consigue darle una
perspectiva que le da una gran esbeltez, a pesar de la rotundidad de sus formas. La
“Casa Cachá” destaca sobre todos los edificios de su entorno, siendo una digna vivienda
representativa de una de las familias más importantes de la ciudad. De hecho creó una
cierta escuela, construyéndose posteriormente en la calle Corredera otros edificios que
seguirían sus pautas.
En 1930 realiza uno de los proyectos urbanísticos más importantes de su carrera: la
construcción de 163 viviendas de tres modelos diferentes, para la Cooperativa “La
Conciliación”, de la que era el arquitecto titular, en el barrio de Los Dolores de
Cartagena. Se levantaron en el espacio ocupado hoy en día por las calles Muro, Dalia,
Clavel, Rosa, Azucena y la Avda. de Pío XII 153 . Salvo alguna excepción, actualmente
las viviendas se encuentran muy modificadas.
Durante su larga vida profesional Beltrí desempeñó también los cargos de Arquitecto de
la “Junta de Protección a la Infancia y Represión a la Mendicidad”, de la “Asociación de
Propietarios” y de la “Cámara Oficial de la Propiedad Urbana” 154 . En aquella época, era
frecuente que las familias adineradas tuvieran su propio arquitecto. Beltrí no fue una
excepción y, entre otros, fue el arquitecto de los Zapata, los Maestre, los Marín y los
Llagostera. También realizó numerosos proyectos para Francisco Rentero en La Unión
148
Edifico de la c/ Muralla del Mar (antiguo nº 13) AMC Caja 582 Exp. 107.
Internet: centros3-pntic.mec.es/
150
AMC Caja 956 Exp 1.061.
151
AMC Caja 910 Exp. 31.
152
AML nº 3.774.
153
AMC Caja 583 Exp. 9.788.
154
A. Oliver “Medio Siglo de Artistas Murcianos 1900-1950” Pag. 199.
149
39
y para Joaquín Madrid Victoria en Cartagena. No obstante la mayoría de sus trabajos se
los encargó gente normal, como puede observarse en la relación de sus proyectos.
Beltrí trabajó incansablemente hasta el final de sus días. Sólo en 1934, cuando ya
contaba con setenta y dos años de edad, realizó al menos 28 obras. Su último trabajo lo
presentó el 21 de enero de 1935 155 , quince días antes de su fallecimiento.
El día 31 de enero de 1935, y de forma imprevista, cayó una importante nevada en
Cartagena y sus alrededores, hecho harto infrecuente por esos pagos. Como
consecuencia de ella, el arquitecto cogió un gran resfriado. Su situación se agravó de tal
forma, que el día 2 tuvieron que regresar de Murcia sus hijos José Luis y Guillermo,
siéndole imposible a Matilde regresar al encontrarse en Larache, que entonces era parte
del Marruecos español, lugar donde estaba destinado su marido 156 . El día 4 de febrero
de 1935, a las diez y media de la noche, falleció en su domicilio a los 72 años de
edad 157 .
A continuación transcribimos la noticia de su fallecimiento, tal como apareció en
número de “El Noticiero” de 5 de febrero de 1935:
“Nos sorprende dolorosamente la noticia de haber fallecido D. Víctor, como familiar y
bondadosamente le llamábamos todos.
Nadie como este hombre sencillo, pudo ser tan generosamente conocido en Cartagena,
donde quedan numerosas muestras de su saber. Cerca de cincuenta años hace que se
hizo cartagenero, y aquí nacieron sus hijos y aquí se perpetúan esos otros hijos habidos
de sus bodas con el Arte y el Trabajo, y por eso era un cartagenero más, amantísismo
de esta madre que adoptara en sus mocedades.
Y de ahí su popularidad y la respetuosa admiración, y verdadero cariño con que todos
y a todos trataba; porque D. Víctor sólo tuvo dos fines bellos y ejemplares en su vida
ejemplarísima: hacer su labor y derrochar el bien.
Por eso este ilustre arquitecto que hoy nos dejó para siempre, era antes que nada, un
hombre bueno y un artista de genio, y como tal era conocido.
Al lamentar su muerte, hemos de expresar a su viuda e hijos, entre los que se
encuentran nuestros entrañables amigos don José Luis y don Guillermo, y nuestro
querido compañero don Pedro Bernal, el profundo sentimiento, conque participamos en
su justo dolor, sirviéndoles de lenitivo el considerar que el Supremo Bien, habrá
premiado como merecía, su vida ejemplar.”
Fue enterrado la tarde del día 5 en esta ciudad. Años más tarde se trasladaron sus restos
al panteón propiedad de su nuera Angelita García-Izquierdo, localizado en el nº 11 de la
calle del Rosario del Cementerio de Nuestro Padre Jesús de Murcia, que había sido
proyectado y construido por su nieto, el arquitecto Víctor Bernal Beltrí, y su hijo el
aparejador Guillermo Beltrí Villaseca, donde reposan hoy en día 158 .
155
Casa para D. Antonio Torres en San Antonio Abad. AMC Caja 583 Exp.1.212.
“El Noticiero de Cartagena” de 2 de febrero de 1935.
157
Partida de defunción.
158
Fuente familia Beltrí.
156
40
A su fallecimiento su esposa Teresa se trasladó a vivir a Murcia a casa de su hijo
Guillermo. Falleció en 1937 en plena Guerra Civil, y está enterrada en el mismo
panteón.
41
Capítulo 8. Víctor Beltrí: El arquitecto
Capítulo 9. Víctor Beltrí: el hombre
Físicamente era una persona de mediana estatura, más bien bajo, complexión normal
tirando a delgado, ojos azules, cabello rubio, tez clara y con un gran bigote al uso de la
época. En las fotografías, a partir de cierta edad (sesenta años?) aparece con gafas (tal
vez de vista cansada como consecuencia de las interminables horas pasadas dibujando
con pobre luz) y con el pelo, tanto de la cabeza como del bigote, totalmente blanco. Un
detalle característico suyo era su voz profunda y ronca que hacía parecer ante las
personas no relacionadas con su familia, como un hombre seco y autoritario, aunque en
realidad era sencillo y afectuoso. Siempre iba elegantemente vestido, con traje y
sombrero, aunque tanto los materiales como la confección eran sencillos. Al parecer en
su casa normalmente se hablaba en castellano puesto que, aunque su mujer Teresa era
natural de Barcelona, su origen era aragonés. Sólo en contadas ocasiones utilizaba su
lengua materna.
Víctor Beltrí era un hombre de esos que se dice que se han hecho así mismo. Amante de
todo lo relacionado con el arte y la cultura en todas sus manifestaciones era, según
decían los que le conocieron, una persona sencilla, trabajadora y, sobre todo, buena. Su
hija Matilde decía: “Era el hombre más bueno del mundo. No había nadie como él. Los
albañiles le adoraban”.
La arquitectura era para él algo vivo. Cada proyecto, cada nueva idea o encargo eran
trabajados de forma intensa con una mentalidad que podríamos llegar a calificar casi de
artesana. Incluso llegaba a desplazarse a vivir al lugar donde estaba la obra. No era el
tipo de arquitecto que se limita a realizar el proyecto, para a continuación desentenderse
de la obra.
Vigilaba atentamente hasta el más mínimo detalle, visitaba cada día sus obras, era el
primero en subirse a los andamios, e iba a los talleres de los canteros, tallistas,
cristaleros y forjadores a supervisar la realización de todos los elementos ornamentales,
llegando incluso a coger él mismo el martillo y el cincel para tallar algunos de los
detalles de la decoración.
Mantuvo siempre una estrecha relación con los trabajadores, dirigiéndolos sin que su
condición de arquitecto constituyera una barrera. De hecho siempre estuvo muy
preocupado por los temas sociales y por la mejora de sus condiciones de vida. Ya
hemos mencionado que en durante su estancia en Gandía creó las clases gratuitas de
dibujo para obreros. Muchos jóvenes aprendices de los talleres de forja y cantería solían
frecuentar su casa. Trabajaban en su taller aprendiendo las técnicas y prácticas de la
talla, el modelado y el dibujo. Conseguía así acercar el arte y la cultura a personas, que
por su condición social, nunca hubieran tenido acceso a ellas. De esta forma logró, no
sólo el respeto de aquellos que trabajaban con él, sino que además supo ganarse el
aprecio de todos, a pesar del tremendo obstáculo que en aquella época representaba el
pertenecer a diferentes ambientes sociales, y es que Víctor nunca renunció a sus
modestos orígenes, de los que estaba muy orgulloso.
42
Pero no se limitó a esto: gran parte de su obra tiene un fuerte contenido social. Las
construcciones económicas para obreros que realizó en Tortosa y en Cartagena, sus
trabajos para la Cooperativa “La Conciliación”, la “Casa del Niño”, el “Asilo de la
Concepción” y la “Casa de Misericordia” son una buena muestra de ello. Incluso el
proyecto con el que ganó el Premio de Arquitectura de los Juegos Florales de Murcia, se
refería a temas sociales: “Proyecto para la construcción de un Asilo de Inválidos”.
Se sabe que era una persona bastante religiosa (fue vocal de la Junta Parroquial de
Nuestra Señora del Carmen) y muy caritativa, que no pocas veces trabajaba
gratuitamente para entidades religiosas y de beneficencia, a costa de lo que les cobraba
a los ricos propietarios mineros.
Era un trabajador infatigable. Su obra sorprende por la cantidad y variedad de obras en
las que intervino. Parece que aceptaba cualquier trabajo: de iglesias a panteones,
pasando por jardines y hotelitos, tanto obras nuevas como reformas, todo valía. Pero no
se trataba de una ambición de tipo personal, era simplemente amor por el arte. Los
comentarios que sobre su persona aparecieron en 1915 en la citada revista “LA ZUDA”
lo explicaban perfectamente: “Pronto se ganó las simpatías de la ciudad levantina:
aquel hombre de poderosa imaginación y claro talento, no se daba cuenta de que sus
indicaciones, sus consejos, sus iniciativas en el arte de construir, eran fruto de una
clarividencia poco común. Beltri frente al tablero era un atleta y en el trato particular
era un niño: sus ideales estaban muy por encima de toda ambición y afectaciones.
Trabajaba por el arte al que rendía verdadero culto y esta suprema aspiración avivada
por el sacrosanto amor a su familia debía rendir óptimos frutos”.
A pesar de su origen humilde, llegó a tener una buena posición económica 159 . Aún así,
todo el dinero que conseguía (aunque en aquella época los arquitectos ganaban mucho
menos que ahora) era poco para satisfacer a su mujer Teresa, que llevaba un ritmo de
vida altísimo. Ya se lo advirtió su suegra: “Con lo que gana un arquitecto, mi hija no
tiene ni para alfileres”. Doncellas, criadas, amas para los niños, señoritas de compañía..
no faltaban en casa de los Beltrí 160 . También se sabe que mantenía a tres de sus cuñadas
que vivían juntas y solas en Barcelona. Cuando Teresa murió, apenas dos años después
de que él falleciera, no quedó prácticamente nada en herencia para sus hijos.
Sus hijos también seguían el ritmo de la alta burguesía de la de la ciudad. Sus nombres
aparecen con frecuencia en las reseñas de las recepciones y festejos de la época. En
cambio es difícil encontrar en ellas el nombre del arquitecto. Aunque Víctor estaba
perfectamente adaptado al ambiente de la ciudad departamental, no era una persona
partícipe de la vida frívola de la burguesía para la que trabajaba. Algo introvertido,
serio, de costumbres sencillas y hogareño, no gustaba de estos ambientes. Prefería
quedarse en casa.
Fruto de su matrimonio tuvo ocho hijos, de los que sólo sobrevivieron a la infancia
cuatro: Carmen, José Luis, Matilde y Guillermo (mi abuelo). Ellos lo recordaban como
un padre afectuoso, que intentaba dedicarles las pocas horas que su trabajo le dejaba
159
En el Legajo 440 figuran unas listas con una relación de las cien mayores contribuciones de impuestos
realizadas por los residentes en Cartagena entre 1917 y 1919 (¿). En ellas aparece Víctor Beltrí con unos
pagos de 792,08 pesetas, siendo el único arquitecto que figura en ella.
160
Algunos de sus nombres han llegado hasta nosotros: Antonia García Contreras, Nieves Moreno
Picazo, Francisca Rosas..
43
libres; era cariñoso con ellos, pero no podemos olvidar que estamos hablando de una
época en que las relaciones padre e hijo eran más distantes y lejanas que las de hoy en
día.
Su hijo José Luís se casó con una chica de gran fortuna y títulos: Angelita GarcíaIzquierdo, y María Matilde lo hizo con un importante marino: Manuel Guimerá. Ambos
por su elevada posición social, eran muy del agrado de su mujer. En cambio, el marido
de su hija Carmen, el periodista y escritor Pedro Bernal, y la mujer de su hijo menor
Guillermo, María Dolores, hija del administrador del famoso político D. Justo Aznar,
eran considerados por Teresa como de inferior clase social. Parece que el arquitecto no
participaba de estos prejuicios y es conocida la buena relación que mantenía con Pedro,
persona muy culta, con la que le gustaba conversar, pasear e incluso viajar.
Era muy metódico, algo sorprendente en una persona con un temperamento artístico tan
acusado y que se había movido en su juventud por ambientes tan bohemios. Por las
mañanas muy temprano, antes de meterse de lleno en su trabajo, le gustaba dar un largo
paseo por los campos de Cartagena, algo que para él era costumbre desde su juventud.
Allí encontraba en las formas que produce la naturaleza un material abundante para su
trabajo. Con frecuencia se detenía a apreciar y comentar el valor estético de las piedras,
plantas y objetos del camino. La naturaleza fue siempre para él un motivo de inspiración
que luego plasmaría en las decoraciones de sus obras.
Todos los días, a una determinada hora de la tarde, interrumpía su trabajo y se marchaba
al cine, al que era muy aficionado, aunque esto luego le suponía muchas veces restar
horas al sueño para poder finalizar sus obras. Decía que tanto el cuerpo como la mente
necesitaban un descanso fuera de la actividad diaria. Para él este rato de distracción era
algo obligado que le ayudaba a ahuyentar el peligro de convertir un trabajo creativo en
algo meramente rutinario y mercantilista. En los últimos años de su vida se quedó
sordo. A pesar de ello, le gustaba tanto el cine que continuaba asistiendo en compañía
de su nieto Víctor Bernal Beltrí, que luego le explicaba la película.
De vez en cuando participaba en pequeñas tertulias con algunos de sus amigos, o le
gustaba sentarse en el Casino a leer el periódico, siempre con un gran puro de los de
quince céntimos en la boca. De éstos fumaba siempre tres al día, no sobrepasando
nunca, por ningún motivo, esta cantidad.
Pero sobre todo era muy hogareño y familiar. Gran aficionado a la lectura, le gustaba
dedicar largas horas a esta actividad. De lo poco que quedó de su biblioteca se
conservan libros que son traducciones de la época de textos clásicos, sus predilectos, al
francés, idioma que conocía a la perfección.
Gran amante del mar no desaprovechaba ninguna ocasión para disfrutar de él. Una de
sus mayores aficiones era navegar con su velero, gustándole participar en las pequeñas
competiciones y regatas que se organizaban en el Mar Menor. Hay una foto del
arquitecto con su familia en una playa que bien podría ser la de la localidad costera de
Los Nietos, pedanía de Cartagena donde veraneaba en un Hotelito que se había
construido. También al final de su vida llegó a construir en Mazarrón un pequeño chalet
para sus vacaciones, hoy derribado, y del que sólo queda un dibujo meramente esbozado
fechado en 1933.
44
Le encantaba viajar y no dudaba en ir a Barcelona, Valencia o Sevilla a adquirir
personalmente los azulejos que luego empleaba en sus obras. Esto le permitía, sobre
todo en el primer caso, mantener el contacto con sus antiguos amigos y compañeros de
profesión, así como poder observar “in situ” las nuevas tendencias y edificios que
estaban cambiando la fisonomía de la ciudad condal. De esa forma, y a pesar de la
lejanía de Cartagena, podía estar siempre al día. Por desgracia para él, no disponía de
mucho dinero para poder viajar con la frecuencia que hubiera deseado. Sabemos por
fotografías que visitó, en compañía de sus hijos y su yerno, la “Exposición
Iberoamericana” de Sevilla de 1929. Según afirma Pérez Rojas parece que nunca viajó
al extranjero.
Estaba suscrito a las revistas profesionales “La Construcción Moderna” y
“Arquitectura y Construcción” 161 . Las noticias de España y del mundo le llegaban a
través de “Blanco y Negro” y “La Gaceta Ilustrada”.
El estudio del arquitecto estaba dentro de su casa y en él pasaba muchas horas
trabajando. Era una amplia habitación cuadrada, sencilla, con ventanas al exterior. Todo
el mobiliario estaba constituido por unos largos tableros sobre los que se esparcían de
forma desordenada los materiales e instrumentos propios de un arquitecto, de un pintor,
de un escultor y de un escayolista. Era como cualquier pequeño taller de un artesano,
como fue común entre la mayoría de los arquitectos modernistas de la época. Se
encerraba a trabajar allí y no permitía que nadie entrara a molestarle. Un día, una de las
criadas entró a limpiar y ordenar la habitación. El arquitecto se llegó a enfadar tanto que
tras maldecir en catalán, lengua que empleaba en estas ocasiones, mandó poner un
cerrojo en la puerta y prohibió a todos los de la casa volver a entrar allí.
Con frecuencia realizaba dibujos a tamaño natural de los elementos ornamentales que
iban destinados a las fachadas de los edificios. Eran dibujos realizados a la acuarela,
técnica a la que era muy aficionado, donde, con todo lujo de detalles y con la mayor
precisión, plasmaba sobre el papel lo que luego los canteros, tallistas y forjadores
habrían de trasladar a la piedra y al hierro. Le gustaba también realizar tallas y
modelados en barro, escayola o piedra, con la misma maestría que un artesano escultor.
También era aficionado a realizar dibujos y maquetas de los grandes edificios clásicos,
y de las esculturas griegas y romanas de la antigüedad. Debió de ser para él un
verdadero drama cuando todo su trabajo de años se perdió en la inundación de 1919.
Vivió dedicado al arte y a la profesión que amaba por encima de todas las cosas. Estaba
muy orgulloso de sus obras, sobre todo del “Gran Hotel”, el “Palacio Aguirre”, la “Casa
Zapata”, el “Real Club de Regatas” y la “Casa Cervantes”.
Murió con la gran preocupación de que un día su apellido se perdería, obsesión que se
acrecentó en los últimos días de su vida. Él era el único varón de la familia con
descendencia, ya que sus hermanos José María e Ignacio habían muerto solteros y
Julián Vicente era sacerdote. Sólo tenía dos hijos varones. José Luís, el mayor, tenía
muchos problemas con la supervivencia de sus hijos. Sin embargo su hijo Guillermo
tuvo ocho hijos, de ellos cinco varones, que a su vez tuvieron una numerosa
descendencia.
161
F.J. Pérez Rojas “Casinos de la Región de Murcia” (1850-1920) Pag. 125.
45
Capitulo 10.- El reconocimiento público
Como sucedió en otras partes, y muy especialmente en Barcelona, apenas finalizada la
primera década del siglo XX ya se alzaban voces criticando encarnizadamente el estilo
modernista, del que no se libraba ni el propio Gaudí. Con el tiempo las casas fueron
redecoradas, arrumbándose en sótanos y desvanes los objetos suntuarios. Los cafés,
restaurantes y comercios fueron transformándose en locales mejor equipados y más a
tono con los gustos de las nuevas épocas. Finalmente las propias viviendas fueron
siendo derribadas poco a poco, y las que sobrevivieron lo hicieron camufladas por una
capa de suciedad y contaminación que hacía que pasaran desapercibidos los motivos
florales y cerámicos, mientras avanzaba la erosión y el deterioro. Es ahora, cuando las
nuevas generaciones han comprendido el valor que tienen estos edificios, autenticas y
originales obras de arte, fruto de la imaginación y el trabajo de una generación que vivió
uno de los periodos más difíciles en la historia de España. Un importante trabajo de
rescate de estos edificios está siendo llevado a cabo, no sólo por parte de organismos
oficiales, sino también por entidades bancarias y los propios particulares.
Los edificios de Víctor Beltrí no corrieron mejor suerte. Una gran parte de los edificios
de los que proyectó el arquitecto han sido finalmente derribados por la piqueta. De
hecho prácticamente no queda nada en El Ensanche barrio donde el arquitecto realizó
gran parte de su obra, incluyendo su propia vivienda que estaba considerada por los que
la conocieron como una autentica maravilla.
Algunos sufrieron los rigores de la Guerra Civil, como la Catedral de Santa María la
Vieja o la Audiencia Criminal de Tortosa. Otros sólo salvaron sus fachadas al caer en
manos de bancos a los que no les era útil la anterior distribución interior, o se
convirtieron en colegios y algunas de sus dependencias sufrieron transformaciones para
adaptarse a un uso para el que no estaban diseñados. Mejor suerte corrieron aquellos
que fueron dedicados a actividades culturales.
Entre otras, la “Casa Cervantes” es actualmente la sede de la Jefatura de Zona de la
CAM; la “Casa Dorda Bofarull” alberga una oficina de Le Credit Lyones; la “Casa
Maestre” es sede de la Oficina Principal del SCH; la “Casa Cortés” de La Unión es sede
del SCH; la “Casa Zapata” es el actual Colegio de las Carmelitas; el “Antiguo Mercado
de Abastos” de La Unión es la sede del Festival del Cante de las Minas y la “Casa de
Misericordia” es la sede del Rectorado de la Universidad Politécnica de Cartagena.
Diferentes edificios han merecido la atención de las autoridades nacionales y
autonómicas, que han dictado diferentes normas de protección para ellos. Así son
monumentos históricos-artísticos: el “Palacio Aguirre” de Cartagena (nacional), el
“Gran Hotel” de Cartagena (local), la “Casa Dorda” de Cartagena (local) o el “Mercado
de Abastos” de La Unión (local). La “Casa del Tío Lobo” y la “Escalera de la Muralla
del Mar”, como parte de ésta, son Bienes de Interés Cultural (BIC). “Villa Calamarí”, la
“Casa Llagostera” y el “Huerto de las Bolas” de Cartagena tienen incoado expediente
para su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC), con categoría de monumento.
A pesar de ello algunos como la “Casa del Tío Lobo” o la “Escalera de la Muralla del
Mar” se encuentran en un estado lamentable, y otros como “Villa Calamarí”, o muy
recientemente, la “Casa Cervantes” han sufrido diversas agresiones, algunas de ellas
intencionadas. La peor parte se la ha llevado el “Real Club de Regatas”, que a pesar de
46
ser Bien de Interés Cultural (BIC) ha sido recientemente derribado, tras un incendio
cuyo origen nunca estuvo muy claro.
Ya en su época su obra despertó el interés de los medios especializados. Así la revista
editada en Barcelona “Arquitectura y Construcción” en su número 101 de 3 de mayo de
1901, hacía una reseña elogiosa de la Casa Cervantes, incluyendo diversas fotografías
tanto de su fachada como del “Café España” que se ubicaba en la planta baja.
Aunque nunca fue profeta en Tortosa, en 1915 la revista cultural de esta ciudad “LA
ZUDA” en su número 32, le dedicó la portada y un artículo muy elogioso. En ella se
decía textualmente: “Muchas son las obras de Beltri, que se distinguen no tanto por su
originalidad sino por que ellas marcan una orientación especial en la Arquitectura; su
estilo es muy suyo; sin extravagancias; un conjunto armónico de líneas que producen al
contemplarlas una sensación de infinita belleza: y es que une a los recursos inagotables
del consumado técnico, la imaginación brillante del artista.” y más adelante prosigue:
“LA ZUDA, fiel reflejo de las aspiraciones y anhelos culturales y artísticos de nuestra
amada ciudad, no puede, sin menoscabo de su patriótico fin, dejar inadvertido a tan
ilustre paisano, como inteligente artista y desde estas columnas, le ofrendamos
entusiástico homenaje de admiración y cariño.”
La revista “Cyrano” de Cartagena, también parece que se ocupó en su momento (1915)
de la obra del arquitecto162 .
Existen referencias 163 sobre una reseña dedicada al arquitecto aparecida el 15 de
septiembre de 1940, en el nº 10 de la Hoja Parroquial de Tortosa, dentro de la serie que
realizó titulada “Historia de Tortosa abreviada, fechas memorables”.
Tras muchos años de olvido y abandono, la Fundación “Emma Egea”, conjuntamente
con el Excelentísimo Ayuntamiento de Cartagena, decidieron rescatar su memoria y en
1994 celebraron el año de Víctor Beltrí con diversos actos conmemorativos. A dichos
actos acudieron en representación de la familia, sus nietas Mª Teresa y Mª Dolores
Beltrí Carreño. Con este motivo se imprimieron carteles, trípticos, felicitaciones
navideñas, un libro con imágenes recortables, se editó al efecto un matasellos
conmemorativo y se celebraron dos concursos, uno para estudiantes de EGB y otro para
los de BUP y FP, para trabajos relacionados con su figura y obra.
También se celebró una exposición sobre su obra, organizada por el Colegio Oficial de
Arquitectos de Murcia en colaboración con Cajamurcia, titulada: “Estampas de la
Memoria”, con fotografías de Juan Manuel Díaz Burgos.
Con motivo de dicho evento Francisco Javier Ródenas Rozas, Archivero Municipal de
La Unión, realizó un trabajo titulado “Víctor Beltrí en La Unión (1897 – 1917)”, que el
Ayuntamiento de esta localidad decidió finalmente no publicar.
Posteriormente se rindió otro homenaje conjunto a los arquitectos que trabajaron en
Cartagena en aquella época, dentro de la exposición celebrada por el Ayuntamiento de
162
Sabemos de su existencia por el artículo aparecido en “La Zuda”, aunque todavía no hemos podido
localizarlo.
163
En E. Bayerri “Historia de Tortosa” Pag. 976 Tomo IX se hace referencia a su existencia dentro del
“Legado Bayerri”, aunque todavía no hemos podido localizarla.
47
esta ciudad en 1998 titulada “Del modernismo al eclecticismo”, en la que el arquitecto
ocupaba, por derecho propio, un lugar destacado.
Figura así mismo en la exposición permanente inaugurada en abril de 2002 “Cartagena
Puerto de Culturas” en compañía de personajes tan señalados como Isaac Peral,
Asdrúbal o los cuatro Santos de Cartagena.
Algunos de sus edificios figuran con carácter destacado en las paginas Web producidas
por el Ayuntamiento (aunque contienen evidentes errores), e incluso es el único
arquitecto al que se le dedica una página de reconocimiento público en exclusiva.
Con todos estos homenajes el Ayuntamiento de Cartagena ha querido compensar el
maltrato que ha dado durante décadas a muchos de sus edificios y al propio arquitecto,
al que ni siquiera dedicó una calle.
Donde sí tiene dedicada una calle, al menos teóricamente, es en Portmán. El 26 de
octubre de 1995 el Pleno Municipal del Ayuntamiento de La Unión decidió dedicarle
una calle en esta pedanía, en las cercanías de la Casa del Tío Lobo 164 , aunque el cambio
efectivo del nombre de la calle no ha llegado a producirse todavía en 2002.
El arquitecto cuenta con capítulo propio, que en la zona de Murcia sólo comparte con
Pedro Cerdán, en el conocido libro de Angel Urrutia “Arquitectura Española Siglo
XX”. También es uno de los principales protagonistas del magnifico libro de F. Javier
Pérez Rojas. “Cartagena 1874-1936 (Transformación urbana y arquitectura)” (la
portada de este libro es una imagen del derruido Club de Regatas). Así mismo ocupa la
mayoría de las imágenes del magnífico libro editado por Caja Murcia “Arquitectura en
Cartagena. Eclecticismo y Modernismo”.
En la “Gran Enciclopedia de la Región de Murcia”, en el epígrafe “Beltri Roqueta,
Víctor”, se hace una amplia referencia al mismo en términos muy elogiosos a la vida y
obra del arquitecto. Así mismo aparece en el dedicado al “Arte” y aparecen referencias
específicas sobre varias de sus obras.
Ya en solitario es el protagonista del libro de fotografías en blanco y negro, editado por
Caja Murcia y el Colegio de Arquitectos de Murcia “Imágenes de la memoria. V.
Beltrí”, con motivo de la exposición fotográfica mencionada con anterioridad.
Su bisnieta Mercedes Beltrí Fernández hizo una tesina para obtener la licenciatura en
Historia, titulada: “Víctor Beltrí y Roqueta. El arquitecto de la calle Mayor”.
Sus edificios también han despertado la atención del Servicio Nacional de Loterías del
Estado. Así el Mercado de La Unión fue el protagonista del sorteo realizado el sábado 5
de agosto de 2000.
Por último, Víctor Beltrí figura con carácter destacado dentro de Internet165 , en
diferentes páginas Web dedicadas al Festival del Cante de las Minas, a Tortosa, a
Cartagena, a La Unión, a Lorca, a la Región de Murcia y al Modernismo.
164
Concretamente la situada entre las manzanas 5,6 y 7 con entrada por la Carretera del Cementerio y
salida por la calle Menéndez Pelayo, siendo transversales las calles Prim, Castelar y San José.
165
Ver Anejo correspondiente.
48
1. Agusto Font
3. V. Beltrí
2. Portada de la Zuda dedicada a V. Beltrí
4. V. Beltrí
7. Casa Nicolau (Tortosa) (*)
(*) Fotos gentileza de D. Luis Salamó
5. V. Beltrí
6. V. Beltrí
8. Casa del Viuda de Torre Español (Tortosa) (*)
9. Proyecto de Matadero Municipal (Gandía)
10. Interior del Casino (Cartagena)
11. Casa Cervantes (Cartagena)
13. Palacio Aguirre (Cartagena)
15. Catedral de Sª Mª la Vieja
(Cartagena)
12. Casa Cervantes (Cartagena)
14. Palacio Aguirre (Cartagena)
16. Catedral de Sª Mª la Vieja
(Cartagena)
17. Mercado Público (La Unión)
18. Mercado Público (La Unión)
19. Mercado Público (La Unión)
20. Casa Maestre (Cartagena)
22. Casa Dorda (Cartagena)
21. Casa Maestre (Cartagena)
23. Patio de la Casa Dorda (Cartagena)
24. Casa Zapata (Cartagena)
25. Casa Zapata (Cartagena)
26. Patio de la Casa Zapata (Cartagena)
27. Real Club de Regatas (Cartagena)
29. Gran Hotel (Cartagena)
28. Estado actual del Real Club de Regatas
tras el último incendio
30. Gran Hotel (Cartagena)
31. Casa Llagostera (Cartagena)
33. Casa del Niño (Cartagena)
35. Casa de los Cachá (Lorca)
32. Casa Llagostera (Cartagena)
34. Casa del Niño (Cartagena)
PIES DE FOTOS
1.- (4) Víctor Beltrí y Roqueta
2.- (8) Vista actual del Palacio de la Condesa Viuda de Torre Español (actualmente
Palau Montagut) en Tortosa (*)
3.- (10) Escalinata del Casino de Cartagena (***)
4.- (11) Casa Cervantes (Cartagena) tal como apareció en 1901 en la revista
Arquitectura y Construcción
5.- (14) Palacio Aguirre (Cartagena) (***)
6.- (18) Mercado de Abastos de La unión al poco de ser abierto al público
7.- (19) Vista actual del interior del Antiguo Mercado de Abastos de La Unión (***)
8.- (21) Fachada de la Casa Maestre (Cartagena) (**)
9.- (23) Patio de la Casa Dorda (Cartagena) (***)
10.- (25) Vista de la Casa Zapata (Cartagena) tal como estaba al poco de edificarse. Hoy
en día los árboles y otros edificios anexos apenas permiten su observación
11.- (26) Patio interior de la Casa Zapata (Cartagena) (**)
12.- (27) Real Club de Regatas de Cartagena al poco tiempo de construirse. Hoy en día
está en ruinas.
13.- (30) Vista general del Gran Hotel (Cartagena) al poco tiempo de su inauguración
14.- (32) Fachada de la Casa Llagostera (Cartagena) (**)
15.- (33) Vista de los pabellones de la Casa del Niño (Cartagena) en plena actividad al
poco tiempo de su apertura.
(*) Fotografía gentileza de D. Luis Salamó
(**) Fotografías de D. Juan Antonio Gutiérrez aparecidas en la publicación “Año de
Víctor Beltrí”
(***) Fotografías aparecidas en el libro de D. Cristóbal Belda y D. Carlos Moisés
“Arquitectura en Cartagena”