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Portbou
Escrito por Administrator
Lunes, 27 de Junio de 2011 15:52 - Actualizado Miércoles, 24 de Agosto de 2011 10:59
La primera vez que visité Portbou, me pareció un pueblo inglés. Sería a finales de una otoño, y
acababa de llover. Las montañas peladas que rodean la villa, junto al mar, ofrecían un verde
intenso, oscuro. Las olas del mar golpeaban contra las rocas carcomidas y morían
convirtiéndose en espuma blanca, la saliva de Poseidón. Las barcas de los pescadores no
habían salido a pescar, porque la mar estaba bastante picada. El paseo frente al mar restaba
solo, sin nadie en ninguna parte, hacía frío y podía volver a llover en cualquier momento. Las
grandes casas, de anchas balconadas, fachadas negras y húmedas, escupían hilos de humo
por las chimeneas, que se abrazaban con la niebla que empezaba a desvanecerse tras la
lluvia. Vi la gran estación de los trenes, los almacenes, las vías, las viejas y destartaladas
dependencias de la antigua aduana, el cuartel de la guardia civil... Cerca de la estación se
levantaba, solitaria y tétrica, la gran iglesia neogótica... Y por una calle, por casualidad, pasaron
unos ingleses, hablando en inglés y con grandes paraguas juntos a las naves. Por un
momento, con los verdes prados, el mar y la costa arisca que le acompaña, la estación y los
trenes, la iglesia de estilo gótico y los ingleses; pensé que me encontraba en un pueblo de la
costa inglesa.
Portbou, pese a su aspecto inglés, es un pueblo ampurdanés, municipio situado en el extremo
nororiental del Alt Empordà, en la costa y a tocar el límite con la comarca francesa del
Vallespir. El Tratar dels Pirineus convirtió Portbou en frontera internacional.
La villa nació con la construcción del ferrocarril durante la segunda mitad del siglo XIX. Se
estableció una importante estación y la aduana internacional. Durante más de 100 años
Portbou ha vivido del ferrocarril y sus servicios, de la aduana, de la pesca, y en los últimos
años también del turismo.
En el año 1992 con la suspensión de las fronteras de la comunidad europea se perdieron
algunos puestos de trabajo. Esto ha producido que la población haya quedado estancada,
algunas familias marcharon del pueblo. Pero los servicios al turismo han aumentado y ha
ayudado a cubrir los empleos que se perdieron de la aduana.
El paisaje es duro y a la vez atrayente. La vegetación es escasa debido a la sequía y a los
golpes fuertes de la tramontana. El terreno es muy accidentado. Las Alberas, últimas montañas
de los Pirineos se ahogan en la mar ofreciendo un paisaje terrible.
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Portbou
Escrito por Administrator
Lunes, 27 de Junio de 2011 15:52 - Actualizado Miércoles, 24 de Agosto de 2011 10:59
El límite septentrional del término (de 9'3 km2) es el cordal de La Albera, frontera actual con
Francia. En el municipio de Portbou esta divisoria se inicia, a poniente, con el cuello de
Taravaus y sigue verso levante por el cuello de los Empedrats y Rumpisó, el Pla del Ras y el
Quenoig, el pico más alto del sector con 671 mts. Ahí desciende hacia el collado de la Farella,
cuello dels Frares y el cuello de Belitres hasta tocar el mar en la punta del Pájaro. Este último
punto, situado entre la cabeza Cervera, en el norte, y la punta Falcó, en el sur, es el límite de
tramontana de la costa ampurdanesa
A mediodía de la punta de Falcó, entre Portbou y la punta Claper, se forma la gran apoyada de
la cala o bahía de Portbou en el fondo de la cual está el pueblo.
Antiguamente las montañas estaban cubiertas de viñas y olivos que trabajaban algunos
mansos. Las Escarcha hechas con paredes de piedra seca están hoy cubiertas de garrigas y
algún pino. Casi cada verano hay incendios que queman los pocos pinos pequeños. La
tramontana y la sequía ayudan a que la vegetación sea escasa. Desperdigados por el término
hay algunos monumentos megalíticos, en general no muy bien conservados. Se destaca el
Dolmen del Coll de la Farella, Querroig. En los últimos años se están encontrando restos de
nuevos dólmenes.
El valle y la cala de Portbou eran parajes deshabitados de la parroquia de Sant Miquel de
Colera, dominados por el monasterio de Sant Quirze de Colera que gozaba del diezmo del
pescado de este litoral al menos desde el siglo X.
En el 1592 el monasterio de Sant Quirze fue incorporado al de Sant Pere de Besalú la que
desde esa fecha poseía los derechos sobre las calas del término: Portbou, las Portes, Freixe y
Freixenet.
Durante el siglo XVIII consta que entre Sant Miquel de Colera y la frontera con Francia no
había ningún lugar habitado. Según un documento posterior al año 1768, el abad de Sant Pere
de Besalú, concedía beneficios a la familia Budallés, de Ripoll, para que pudieran trabajar la
tierra y explotar el bosque de parte del actual término de Portbou. El Mas Budallés se
encuentra a unos tres kms tierra adentro y a poniente de la villa.
Se cree que durante el siglo XVIII, por las calas próximas a donde está ahora Portbou o en la
misma playa del pueblo había algunas cabañas de pescadores de los pueblos vecinos.
Antes de la construcción del ferrocarril en Portbou vivían una docena de personas (unas
chabolas, dos o tres casas y un reducido destacamento de carabineros que vigilaban la
frontera). La población actual nació el 20 de enero de 1878, cuando se inauguró el tramo de
ferrocarril de Figueres a Francia y la estación internacional de Portbou. Para emplazar a las
vías, la estación y los diferentes servicios ferroviarios y aduaneros, se tuvo que construir, en el
pequeño valle de Portbou, entre el túnel de La Pineda (o de Colera) y el de Belitres (o de
Cervera), una explanada artificial de más de 22 metros de altura. Entre este terraplén y el mar
creció la población formada por trabajadores del ferrocarril y la aduana, y todo un rosario de
establecimiento para ofrecer servicios a los pasajeros.
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Portbou
Escrito por Administrator
Lunes, 27 de Junio de 2011 15:52 - Actualizado Miércoles, 24 de Agosto de 2011 10:59
Portbou fue, inicialmente, un agregado del pueblo vecino de Colera que era el núcleo del
municipio. El rápido crecimiento de Portbou hizo que tomara la capacidad municipal en Colera
(en el 1885). Eso provocó malestar entre los vecinos de Colera que se manifestaron por las
calles del pueblo. Colera logró la segregación del Ayuntamiento de Portbou en el 1934, en
tiempos de la segunda República.
La villa de Portbou presenta una Rambla o paseo, paralelo a la playa, que cubre la antigua
riera. El paseo posee unos plátanos que dan buenas sombras en verano y bancos para
sentarse. Hay muchas tiendas, bares y restaurantes.
La bahía de Portbou servía de refugio a los pescadores de los pueblos de este litoral, sobre
todo cuando se giraba la tramontana. Parece que se solían guarnecer las "barcas del bou",
especialmente de Argelès-sur-Mer, Banyuls y Colliure. Se cree que este es el origen del
nombre del lugar.
La iglesia parroquial de Santa Maria de Portbou fue levantada a finales de los años 70. Las
obras fueron financiadas por la compañía del ferrocarril. Es una obra neogótica del arquitecto
barcelonés Joan Martorell y Montells.
Destaca la fachada principal con varios relevos y leyendas alusivas a la Virgen. El campanario
es una torre de planta octogonal que tiene un piso superior de arcos apuntados y es remontada
por una gran cruz de hierro. La larga escalinata de acceso a la iglesia fue construida en 1933,
obra del arquitecto ampurdanés Pelagi Martínez.
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