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Reglamento Diocesano de los Sacramentos de la Iniciación Cristiana para niños y pre-adolescentes Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana 2 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana J. A JESU MARTINEZ ZEPEDA GRATIA DEI ET APOSTOLICÆ SEDIS EPISCOPUS IRAPUATENSIS Prot. 66/2011 A TODA MI QUERIDA FAMILIA DIOCESANA: SACERDOTES, DIÁCONOS, RELIGIOSOS (AS), FIELES LAICOS. LES SALUDO CON EL SALUDO DE LA PAZ QUE NOS OFRECE CRISTO EL SEÑOR. La Iniciación Cristiana es una de las realidades centrales de la vida de la Iglesia que toma, en el momento presente, de manera particular, una importancia capital. Pues, por una parte, no podemos negar que vivimos una crisis cada vez más aguda en todos los ámbitos de la vida de las personas: social, política, moral, pero, sobre todo, en el nivel de la conciencia personal. Esto lo podemos decir, también, y de manera especial, de los creyentes en Dios y en Jesucristo. Por otro lado, nadie puede negar que acontece, también, en nuestra Iglesia Latinoamericana y muy concretamente en nuestra Iglesia de Irapuato como un “Kairos” del Espíritu, es decir, un “tiempo oportuno”, un “tiempo de gracia”, un “tiempo de salvación” en el que el mismo Espíritu de Jesús nos llama a dejarnos transformar en la mente y en el corazón Ante esta realidad, la Iniciación Cristiana, entendida como el proceso por el cual se hace un cristiano; como la manera práctica de poner en contacto con Jesucristo e iniciar en el discipulado; como el proceso de inserción en el misterio de Cristo y de su Iglesia, se convierte en un verdadero desafío. Pues no se trata sólo de "cómo" hay que administrar unos sacramentos de iniciación, sino de "cuál" es el cristiano que "conformamos" al preparar y celebrar estos sacramentos. Por tanto, en la acción de la iniciación completa están en juego la seriedad del proceso evangelizador y la autenticidad de la comunidad eclesial, así como la verdad de nuestro ser cristiano. 3 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana Por las presentes letras DECRETO LA PROMULGACIÓN DEL REGLAMENTO PARA LOS SACRAMENTOS DE LA INICIACIÓN CRISTIANA PARA NIÑOS Y PRE-ADOLESCENTES para esta Iglesia Particular de Irapuato. El presente Reglamento, es un esfuerzo inicial de nuestra Iglesia Diocesana por afrontar con seriedad la realidad de la Iniciación Cristiana. Los elementos contenidos en él tienen carácter obligatorio para todos los que formamos parte de esta Iglesia Particular: Obispo, Sacerdotes, Religiosos (as), laicos, Movimientos, Asociaciones, Colegios. Dispongo que su entrada en vigor sea el día 1 de Enero de 2012, Solemnidad de Santa María Madre de Dios, con una vigencia de tres años, al cabo de los cuáles será evaluada su aplicación. Los sacerdotes que vienen de fuera ocasionalmente, a administrar algún Sacramento de la Iniciación, deberán observar en su totalidad el presente Reglamento. Pido a todos que esta realidad de la Iniciación Cristiana sea abordada y vivida en toda su integralidad de elementos: 1. La celebración de los sacramentos que consagran los comienzos de la vida Cristiana. El Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía son fuente y cima de la Iniciación Cristiana, ellos guardan entre sí una íntima unidad, nacida en el Misterio de la Pascua de Jesús. 2. La inserción en el Misterio de Cristo va unida a un itinerario catequético que ayuda a crecer y a madurar la vida de fe. En nuestra Diócesis lo hemos definido con claridad. 3. Completada la Iniciación Cristiana, es necesaria, también, la educación permanente de la fe en el seno de la comunidad eclesial. Hoy se impone para todos nosotros la tarea irrenunciable de ofrecer una modalidad operativa, con creatividad, de Iniciación Cristiana que, además de marcar el qué, dé también elementos para el quién, el cómo y el dónde, se realiza. (DA 287) Sólo así seremos coherentes, en nuestra Iglesia Diocesana, 4 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana con la firme decisión que asumimos de hacer una Pastoral eminentemente misionera. Les recuerdo a todos que la parroquia ha de ser el lugar donde se asegure la Iniciación Cristiana (DA 293) A los Padres de familia los animo, pues la familia está llamada a introducir a los hijos en el camino de la Iniciación cristiana (DA 302). A las asociaciones y movimientos laicales, a las escuelas católicas les recuerdo que son espacios y medios subsidiarios y complementarios y les pido unirse al proyecto diocesano. Sea derramada sobre todos nosotros la bendición de Dios Padre Creador, Dios Hijo Redentor y Dios Espíritu Santificador y, que los cuidados de nuestra celestial Patrona, Nuestra Señora de la Soledad, nos acompañen siempre. El presente Decreto se expide en la Ciudad Episcopal de Irapuato, Guanajuato, a los veintinueve días del mes de Agosto del año dos mil once, en la memoria del Martirio de San Juan Bautista. + José de Jesús Martínez Zepeda I Obispo de Irapuato Pbro. Lic. Juan Manuel Cuevas Granados. jcl Canciller. C.C.P. Archivo Diocesano 5 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana INTRODUCCIÓN O EDUCAMOS EN LA FE, PONIENDO REALMENTE EN CONTACTO CON JESUCRISTO E INVITANDO A SU SEGUIMIENTO, O NO CUMPLIREMOS NUESTRA MISIÓN… (DA n.287). Entre los grandes aciertos del Documento de Aparecida está el habernos presentado una visión real, cruda e imperante de la Iniciación Cristiana (IC1) en nuestros días. De igual manera, nos anima a caminar, renovar e impulsar la preparación y vivencia de la IC. Mencionamos algunas líneas textualmente del documento: Son muchos los creyentes que no participan en la Eucaristía dominical, ni reciben con regularidad los sacramentos, ni se insertan activamente en la comunidad eclesial… (DA n.288). Estos hechos constituyen un gran desafío que cuestiona a fondo la manera como estamos educando en la fe… (DA n.287). El tiempo que vivimos nos invita a replantear muchas de las propuestas pastorales que estamos realizando, de modo que respondan a las exigencias actuales. Debemos imaginar y organizar nuevas formas de acercamiento para quienes no frecuentan los sacramentos, para ayudarles a valorar el sentido de la vida sacramental y de la participación comunitaria… (DA n.286). Estas nuevas propuestas tienen que estar pensadas en un clima de decisión, valentía y creatividad. De modo que la forma de presentar la IC, sea operativa y responda al siempre vivo desafío de la Nueva Evangelización. 1 6 En adelante abreviamos el término: “Iniciación Cristiana” con las siglas IC. Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana Nuestra Diócesis, en el marco de la Nueva Evangelización y del PDP, quiere atender a esta llamada de Aparecida. Presentamos este REGLAMENTO DIOCESANO SOBRE LOS SACRAMENTOS DE LA INICIACIÓN CRISTIANA PARA NIÑOS Y PRE-ADOLESCENTES, que pondrá las bases operativas de la IC en nuestra Diócesis. La finalidad, es darle un mismo rumbo y un nuevo rostro a la IC en esta Iglesia diocesana. Asumimos los principios teológicos y pastorales del Directorio Provincial para la Digna Celebración de los Sacramentos de la Iniciación Cristiana, así como el formato de presentación. EL PRESENTE REGLAMENTO ES UNA CONCRETIZACIÓN DE NORMAS Y DIRECTRICES PARA EL AMBIENTE PROPIO DE NUESTRA DIÓCESIS. Incluimos en la reflexión y normativa el Sacramento de la Reconciliación que, aunque no se considera teológicamente dentro de la IC, entra en este proceso de recepción de los demás sacramentos. Presentamos algunas cuestiones especiales de la IC, como son: migrantes, personas con capacidades especiales, colegios, etcétera. Que al plantear las normas y directrices correspondientes podamos mejorar los medios para que nuestra gente tenga un Encuentro Vivo y Personal con Jesucristo, para que haga de ellos auténticos DiscípulosMisioneros. Dimensión Diocesana de Catequesis 7 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana I.- LA REALIDAD ACTUAL DE LA INICIACIÓN CRISTIANA EN NUESTRA DIÓCESIS A través de las iniciativas del PDP, encontramos en nuestra Diócesis un creciente interés por recibir y vivir la fe católica. Aunque no es un número todavía muy grande; sin embargo, van apareciendo más católicos fuertes y convencidos de la fe que profesan. El PDP va poniendo y reforzando las bases de una renovada propuesta de evangelización en nuestras parroquias; situación que beneficia a los procesos de formación para vivir la IC. Por otro lado, vivimos un fenómeno preocupante de debilitamiento de la fe en muchas familias, que trae como consecuencia inmediata la creciente falta de fe de muchas personas que ya no creen ni practican la fe católica. Seguimos arrastrando una visión fragmentada, tradicional, cultural y social del significado de los Sacramentos de IC. Esto es; no hablamos de un proceso de IC, hablamos de hacer y recibir sacramentos: hacer la Primera Comunión, recibir la Confirmación, Bautizar al niño, etcétera. Nos falta una verdadera conciencia de que un verdadero cristiano se completa hasta recibir la preparación necesaria y los tres Sacramentos como tal. Es un hecho que se da tanto en nuestro ambiente clerical como en nuestro pueblo fiel. Encontramos una resistencia viva en la mentalidad de nuestra gente y en algunos de los sacerdotes que se niega a cambiar los esquemas y formas ya conocidos por las nuevas propuestas. El fenómeno de la movilidad humana impide a muchas parroquias llevar procesos de IC; se hace un proyecto con determinado número de gente y luego se cambian a otro lugar o llegan nuevas personas, lo que impide llevar un verdadero proceso. 8 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana Se ha avanzado en la conciencia de formarse para la Recepción de los Sacramentos de la IC. No obstante, todavía existe mucha gente que busca los lugares en que le pidan menos tiempo y requisitos. Lo triste es que hay quienes se prestan a abaratar la preparación y los requisitos. II.- ¿QUÉ ES LA INICIACIÓN CRISTIANA? 1. Naturaleza de la Iniciación Cristiana Antes de dar una definición concreta tenemos que recordar de manera breve la naturaleza de la IC: La Iniciación Cristiana es un don de Dios que recibe la persona humana por la mediación de la Madre Iglesia.2 Sólo Dios puede hacer que el hombre renazca en Cristo por el agua y el Espíritu; sólo Él puede comunicar la vida eterna e injertar al hombre como un sarmiento a la Vid verdadera, para que el hombre, unido a Él, realice su vocación de hijo de Dios en el Hijo Jesucristo, en medio del mundo, como miembro vivo y activo de la Iglesia.3 La originalidad esencial de la IC consiste en que Dios tiene la iniciativa y la primacía en la transformación interior de la persona y su integración en la Iglesia haciéndole partícipe de la muerte y resurrección de Cristo.4 2. Sentido amplio de la palabra “Iniciación” Al vocablo “iniciación” se le entiende como un proceso de aprendizaje o introducción progresivo en el conocimiento de una teoría (doctrina) o de una práctica, oficio, disciplina, ocupación o profesión; y también el significado 2 CONCILIO VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 14. JUAN PABLO II, Exh. ap. Christifideles laici, 32-44. 4 Cfr. 1Co 15, 10. 3 9 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana del proceso de socialización por el cual una persona asimila existencialmente las creencias, normas, valores, comportamientos, actitudes y ritos de un determinado grupo social.5 En muchas religiones primitivas se entiende por “iniciación” cuando un niño tiene que superar un conjunto de pruebas, ritos y enseñanzas para poder ser introducido en la vida adulta, ganando con ello que se le reconozca ante los demás y adquiriendo una nueva identidad personal. 3. Concepto de la “Iniciación Cristiana” La Conferencia Episcopal Española en el n.19 de sus reflexiones sobre la IC la define así: Es la inserción de un candidato en el misterio de Cristo, muerto y resucitado en la Iglesia por medio de la fe y de los sacramentos. El Catecismo de la Iglesia Católica en sus nn.1212 y 1275 la define así: Participación de la naturaleza divina que se realiza mediante el conjunto de los tres sacramentos: el Bautismo, que es el comienzo de la vida nueva; la Confirmación, que es su afianzamiento; la Eucaristía, que alimenta al discípulo con el Cuerpo y la Sangre de Cristo para ser transformado en Él. El Documento de Aparecida da en el n.288 la siguiente definición: La iniciación cristiana, que incluye el kerigma, es la manera práctica de poner en contacto con Jesucristo e iniciar en el discipulado. Nos da también la oportunidad de fortalecer la unidad de los tres sacramentos de la iniciación y profundizar en su rico sentido. 5 CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, La Iniciación Cristiana, Reflexiones y orientaciones, LXX Asamblea Plenaria, 27 de Noviembre de 1998, n.19. 10 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana Finalmente, una definición que da el P. Dionisio Borobio en su obra: “La Iniciación Cristiana”, que nos parece la más completa, la cual tomamos como referencia, señala: Es aquel proceso por el que una persona es introducida al misterio de Cristo y a la vida de la Iglesia, a través de unas mediaciones sacramentales y extra-sacramentales, que van acompañando el cambio de actitud fundamental, de su ser y de su existir con los demás y en el mundo, de su nueva identidad como persona creyente.6 Expliquemos más: Un proceso: Es un conjunto de fases sucesivas, no se da en una sola acción sino que para conseguirla se deben recorrer varias etapas. Por el que una persona es introducida al misterio de Cristo: Aunque el Bautismo es un sacramento fundamental, no se puede decir que alguien está plenamente iniciado en las cosas de Cristo si no se completa todo el proceso de Iniciación. A la vida de la Iglesia: A través de la IC podemos participar de los regalos que nos ofrece nuestra Madre Iglesia. A través de mediaciones sacramentales y extra-sacramentales: Los sacramentos vienen a ser el momento culmen de la IC, son los momentos palpables en que se completa la IC. Pero previo a estos momentos, se debe tener un itinerario catequístico que ayude a crecer y madurar la fe. La catequesis es, por tanto, un medio extrasacramental y un elemento fundamental e indispensable de la IC, pues no se ama lo que no se conoce. Este caminar catequístico tendrá un vínculo muy estrecho con los sacramentos de la IC. No obstante, habiéndose iniciado en Dios necesitamos de la catequesis para seguir profundizando la fe recibida. 6 BOROBIO, D., La Iniciación Cristiana, Sígueme, Salamanca 1996, p.33. 11 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana Que van acompañando el cambio de actitud fundamental de su ser y de su existir con los demás y en el mundo: Queremos que el Encuentro Personal con Dios vaya transformando la vida, el entorno y las relaciones con los demás de quienes reciben la IC. De igual modo, recibir la IC nos hace hijos de Dios plenamente iniciados en el misterio de Cristo y de la Iglesia. 4. Meta y Elementos de la Iniciación Cristiana El cambio de época que vivimos respecto a la recepción de la fe nos invita a replantear las propuestas pastorales que hacemos. Hemos cambiado; de un ambiente religiosamente positivo que nos permitía dentro y fuera de la casa la transmisión de la fe a un ambiente adverso, relativo, confuso y hasta agresivo que impide que nuestra fe arraigue en las familias y en las personas. La Iglesia quiere responder con mucha seriedad a estas necesidades con el “Proceso de la Iniciación Cristiana” que, aunque a mucha gente le parezca lento y largo, asegura las bases de nuestro cristianismo. Está demostrado que cuando aceleramos los procesos catequísticos, no logramos una personalidad humana y cristianamente sólida, en todo caso fomentamos un católico inmaduro. Por lo tanto, la meta principal de la IC es PONER LAS BASES EN UNA PERSONA PARA QUE LLEGUE A SER UN CATÓLICO ADULTO: ESTO SE LOGRA PROPORCIONANDO LA FORMACIÓN ESPIRITUAL QUE LE OTORGA UN CORAZÓN ABIERTO A DIOS, EL ENCUENTRO PERSONAL CON JESUCRISTO Y LA PARTICIPACIÓN CORRESPONSABLE COMO UN MIEMBRO MÁS DE LA 7 COMUNIDAD CATÓLICA. La IC comprende los siguientes Elementos Propios: La iniciativa eficaz y gratuita de Dios: Quien se inicia en Dios lo hace llamado por Dios Padre en Jesucristo y el Espíritu Santo por 7 12 Cfr. TALTAVULL-ANGLADA, S., La Iniciación Cristiana, un itinerario a proponer, en: http:www.vidanueva.es, 2008-05-30. Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana medio de la predicación del Evangelio. La fe viene como un fruto de la predicación. Respuesta de fe y acogida del Evangelio: Aquel que se inicia le responde libremente a Dios, se entrega y hace suyo su mensaje. La acogida de la Iglesia: Como Madre recibe a los nuevos iniciados que han aceptado el Anuncio y los inserta en el misterio de Cristo y de la propia vida eclesial. La acción de la Iglesia comprende algunas acciones básicas: La predicación y explicación de la Palabra de Dios; la catequesis por medio de la cual conocemos y profundizamos los misterios de la fe, esto nos anuncia otros aspectos de la vida eclesial.8 De este modo vemos que no sólo es recibir los sacramentos, sino todo una serie de pasos que se deben de dar para que una persona esté iniciado en las cosas de Dios. La Iniciación cristiana desarrolla todas las dimensiones de la fe y de todos los componentes de la persona. Así es el actuar de Dios, en su específica pedagogía con nosotros: su actuar afecta, de forma completa e integral a todos los diversos aspectos que configuran nuestra personalidad y desarrolla todas las dimensiones de la fe.9 Todo esto, nos lleva a concluir que la iniciación es un proceso de entrada a la vida cristiana que se encuentra llena de elementos significativos que se deben conocer y asimilar. 8 CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, o.c., n.7. LÓPEZ, J., “Iniciación Cristiana, Comunidad Eclesial y Vocación”, en: Phase, 47 (2007), p.365. 9 13 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana III.- SACRAMENTOS DE LA INICIACIÓN CRISTIANA El Concilio Vaticano II afirmaba de modo categórico la importancia de los sacramentos de IC. La celebración de los sacramentos propios de la IC son: el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía. Hacen que los hombres que los reciben entren a formar parte de forma definitiva en el Plan Salvífico del Padre y, por consiguiente, al misterio Pascual de Cristo. De modo que liberados del pecado y regenerados a una Vida Nueva, gracias al Espíritu Santo, sean hijos de Dios y miembros del Cuerpo Místico de Cristo.10 Por eso podemos señalar que la celebración de los sacramentos de la IC constituye: El último grado o etapa, en el que los elegidos, perdonados sus pecados, se agregan al pueblo de Dios, reciben la adopción de los hijos de Dios, y son conducidos por el Espíritu Santo a la plenitud prometida desde antiguo y, sobre todo, a pre-gustar el Reino de Dios por el sacrificio y por el banquete eucarístico.11 La celebración de dichos sacramentos es el último paso de la IC, porque en ella la persona participa en la vida divina como un don que guarda cierta analogía con el origen, desarrollo y sustento de la vida natural, de forma que como dice el Catecismo de la Iglesia Católica en el n.1212: Los fieles renacidos en el Bautismo se fortalecen con el sacramento de la Confirmación y, finalmente, son alimentados en la Eucaristía con el manjar de la vida eterna, y, así por medio de estos sacramentos de la iniciación cristiana, reciben cada vez con más abundancia los tesoros de la vida divina y avanzan hacia la perfección de la caridad. 10 CONCILIO VATICANO II, Decr. Ad gentes, 14. RITUAL DE LA INICIACIÓN CRISTIANA DE ADULTOS (RICA) n.27. En el RICA Observ. gen. n.6, también se dice que: “El tercer grado, cuando acabada la preparación espiritual, el catecúmeno recibe los sacramentos, con los que comienza a ser cristiano”. 11 14 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana La unidad de los tres sacramentos de la IC no es sólo un criterio que ha buscado denodadamente la reforma litúrgica, sino sobre todo, un principio teológico reafirmado y precisado en su fundamento y en sus finalidades.12 Los tres sacramentos se fundamentan en la misma unidad del misterio pascual; son tres ritos significativos y eficaces de dicho misterio, destinados a realizar la progresiva y completa configuración del creyente con Cristo en la Iglesia, a construir su exacta identidad cristiana y eclesial. Hasta que el creyente no haya sido introducido íntegramente en el misterio, no se puede decir que haya alcanzado su plenitud.13 Estos tres sacramentos tienen como objetivo fundamental, no sólo incorporar a la persona en el Cuerpo Místico de Cristo que es la Iglesia, sino ayudar al nuevo cristiano a realizar su misión específica en el Pueblo de Dios. Y es por ello, que los que han sido unidos a Cristo por el Bautismo, sellados por el don del Espíritu Santo en la Confirmación y al hacerse partícipes en la Asamblea Eucarística y recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo, manifiestan con sus vidas la unidad del Pueblo de Dios ofreciéndose a sí mismos con Él, para realizar la misión de todo el pueblo cristiano en la Iglesia y en el mundo.14 A pesar que los sacramentos de la IC van marcando los pasos inmediatos de las distintas etapas de quien se inicia en la vida cristiana, el proceso de la IC no puede reducirse únicamente a la celebración de los sacramentos, pues, ésta no abarca la totalidad de los elementos mistagógicos necesarios en la IC pues como ya indicamos, la mistagogía: Es la forma típica de preparar a los iniciados, integrando todos los elementos que conducen a alguien a ser verdadero cristiano: doctrina, ritos y símbolos, conducta moral y vida nueva.15 12 Cfr. PERE, LL., La Iniciación Cristiana, el gran sacramento de la nueva creación, en: Phase, 29 (1989), p.184. 13 Cfr. R. FALSINI, Confirmación en: NDL, pp.440-441. 14 Cfr. RICA Observ. gen. n.2; CONCILIO VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 28. 15 BOROBIO, D., La Iniciación Cristiana, o.c., p.276. 15 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana Ramiro González, en su obra: “La Mistagogía en el Ritual de la Iniciación Cristiana de Adultos”, nos resume de manera magistral la esencia de cada uno de los sacramentos de la IC, señalando lo siguiente: Los sacramentos de la iniciación cristiana insertan al neófito en Cristo muerto y resucitado, en una triple graduación. El Bautismo le regenera e inserta en la Iglesia; la Confirmación, mediante el don del Espíritu Santo, le configura más con Cristo y le abre más a la Iglesia entera; la Eucaristía, donación del Cuerpo y la Sangre del Señor, le alimenta para ser presencia viva de Cristo en el mundo y fermento de nueva humanidad.16 EL BAUTISMO El Sacramento del Bautismo es la base de la vida de todo cristiano. Además es el primero de los sacramentos en ser administrado al fiel, no sólo porque sea imprescindible para la salvación, sino porque de algún modo determina a los demás sacramentos.17 Pero en sí mismo, está ordenado a conseguir la plenitud de la unión con Cristo en la Eucaristía que es donde el Bautismo alcanza su verdadero significado, y a su vez, la culminación como sacramento. Por tanto, de lo dicho podemos afirmar que el Bautismo es el inicio de la participación de la vida divina. Por otro lado, los neo-bautizados por estar configurados con Cristo, no sólo deben renunciar al pecado, sino que también están llamados a testimoniar y confesar su fe delante de los hombres y a participar en la actividad apostólica y misionera del Pueblo de Dios. El documento de la Conferencia Episcopal Española sobre la IC expresa estas mismas ideas afirmando: Por el Bautismo somos regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su misión. 16 GONZÁLEZ, R., La Mistagogía en el Ritual de la Iniciación Cristiana de Adultos, en: Phase 32, (1992), pp.392. 17 Cfr. JULIÁN L., o.c., en: Phase 47, (2007), pp.381-382. 16 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana El Bautismo, por sí mismo es sólo un principio y un comienzo porque todo él tiende a conseguir la plenitud de la vida en Cristo. Así pues, el Bautismo se ordena a la profesión íntegra de la fe, a la plena incorporación a la economía de la salvación tal como Cristo en persona estableció y, finalmente, a la íntegra incorporación en la comunión eucarística.18 Los escritos de los Padres de la Iglesia tienen una gran riqueza de reflexiones sobre esta cuestión, citamos unas bellas palabras que proclama Dídimo de Alejandría respecto al Bautismo: En el Bautismo nos renueva el Espíritu Santo como Dios que es, une con el Padre y el Hijo (obra de la Trinidad), y nos devuelve desde el informe estado en que nos hallamos a la primitiva belleza (vuelta al estado del paraíso), así como nos llena con su gracia de forma que ya no podemos ir tras cosa alguna que no sea deseable (transformación vital); nos libera del pecado y de la muerte (aspecto purificador); de terrenos, es decir, de hechos de tierra y polvo, nos convierte en espirituales, partícipes de la gloria divina (nueva creación), hijos y herederos de Dios Padre (filiación divina), configurados de acuerdo con la imagen de su Hijo, herederos con él y hermanos (nueva vida en Cristo), que habrán de ser glorificados con él (dimensión escatológica); en lugar de la tierra nos da el cielo y nos concede liberalmente el paraíso (recuperación del estado primigenio); nos honra más que a los ángeles; y con las aguas divinas de la piscina bautismal apaga la inmensa llama inextinguible del infierno (liberación de la condenación). Pues los hombres son concebidos dos veces: una corporalmente, la otra por el Espíritu divino (regeneración y nuevo nacimiento). Así pues, de una manera visible, la pila bautismal da a luz a nuestro cuerpo mediante el ministerio de los sacerdotes (mediación eclesial); de una manera espiritual, el Espíritu de Dios, invisible para 18 CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, o.c., n.54. 17 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana cualquier inteligencia, bautiza en su propio nombre y regenera al mismo tiempo cuerpo y alma, con el ministerio de los ángeles (dimensión pneumatológica).19 LA CONFIRMACIÓN La Confirmación aparece como segundo momento de la celebración unitaria de los sacramentos de la IC, y por eso surge inserta entre el Bautismo y la Eucaristía. La Confirmación, por lo tanto, es el segundo sacramento de la IC, y representa la segunda etapa del camino hacia la plena entrada en el misterio de Cristo y de la iglesia. Ante esto, el Catecismo de la Iglesia nos dice: A los bautizados el sacramento de la Confirmación los une más íntimamente a la Iglesia y los enriquece con una fortaleza especial del Espíritu Santo. De esta forma quedan obligados aún más, como auténticos testigos de Cristo, a extender y defender la fe con sus palabras y sus obras.20 Cierto es, como ya hemos visto, que la Confirmación es un don del Espíritu Santo, por el cual los neo-bautizados son sellados como signo de que Jesucristo ha marcado sus nuevas vidas, revistiéndolos de la fuerza del Espíritu para que sean sus testigos, quedando así configurados sacramentalmente a la imagen de Cristo, el Ungido, y constituidos miembros de la comunidad cristiana.21 De este modo, la Confirmación además de representar la plenitud del Bautismo está íntimamente ligada al Bautismo, de tal manera que como dice el RICA: 19 Cfr. BOROBIO, D., La Iniciación Cristiana, o.c., pp.276-277. CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA, n.1285; CONCILIO VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 11. 21 CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, o.c., n.28. 20 18 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana Al enlazar ambos sacramentos se significa la unidad del misterio pascual, y el vínculo entre la misión del Hijo y la efusión del Espíritu Santo, y la conexión de ambos sacramentos, en los que desciende una y otra Persona divina juntamente con el Padre sobre los bautizados.22 Por este motivo recordamos que la Confirmación también está ordenada a una más perfecta participación del misterio Eucarístico. La Conferencia Episcopal Española poniendo de relieve este sacramento, afirma: Significa y confiere una más profunda vinculación a la Iglesia, Cuerpo de Cristo, y se orienta hacia una más intensa y perfecta participación en el Sacrificio Eucarístico, fuente y cima de la vida cristiana, de manera que los confirmados ofrezcan a Dios la Víctima divina y a sí mismos juntamente con Ella para formar en Cristo un solo Cuerpo y un solo Espíritu.23 Sin embargo, la Confirmación no debe ser considerada como el sacramento de la madurez cristiana como si la fe recibida en el Bautismo tuviera que ser ratificada para hacerse efectiva, sino como dice Falsini: Bautismo y Confirmación (…) constituyen un todo celebrado en dos tiempos: ambos sacramentos conforman con Cristo y agregan a la Iglesia para una misión en el mundo, hacen del creyente un nuevo ser en Cristo resucitado y lo vivifican mediante el Espíritu. Bautismo y Confirmación son dos realidades complementarias en la constitución del ser cristiano.24 Por último, no se puede olvidar que la Confirmación por su misma realidad sacramental, como don del Espíritu, tiene como finalidad producir en el cristiano los frutos de las bienaventuranzas. Puesto que estas constituyen el “buen olor de Cristo”. Además, como recuerda el Catecismo en una frase de San Basilio: 22 RICA, n.34. CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, o.c., n.55. 24 FALSINI, R, o.c., p.441. 23 19 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana Por el Espíritu Santo se nos concede de nuevo la entrada en el paraíso, la posesión del Reino de los cielos, la recuperación de la adopción filial: se nos da la confianza de llamar a Dios Padre y de participar en la gracia de Cristo, de ser llamado hijo de la luz y de tener parte en la gloria eterna.25 LA EUCARISTÍA La Eucaristía es el tercer sacramento de la IC, y como su culminación. En esta primera Eucaristía, los neo-bautizados hallan la consumación de todo el proceso mistagógico de su IC. Y esto: Porque en esta Eucaristía los neófitos, llegados a la dignidad del sacerdocio real, toman parte activa en la oración de los fieles, y en cuanto sea posible en el rito de llevar las ofrendas al altar; con toda la comunidad participan en la acción del sacrificio y recitan la Oración dominical, en la cual hacen patente el espíritu de adopción filial, recibido en el Bautismo. Finalmente, al comulgar el Cuerpo entregado por nosotros y la Sangre derramada también por nosotros, ratifican los dones recibidos y pregustan los eternos.26 El Catecismo de la Iglesia dice que el neo-bautizado, una vez convertido en hijo de Dios por el Bautismo, es admitido al festín de las bodas del Cordero y recibe el alimento de la vida nueva, el Cuerpo y la Sangre de Cristo.27 En la Eucaristía se significa y se realiza verdaderamente la plena comunión del neo-bautizado con Dios y la unidad eclesial por eso es pregustación de la vida eterna y compendio y suma de nuestra fe.28 25 GONZÁLEZ, R., Mistagogía de la Confirmación II, en: Liturgia y Espiritualidad 28, (1997), p.5ss. 26 RICA, n.36. 27 CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA, nn.1244, 1326, 1327. 28 CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, o.c., n.57. 20 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana Al respecto, es interesante traer a colación que en la encíclica Sacramentum Caritatis en el n.70, el Papa Benedicto XVI delinea magistralmente la forma eucarística de la vida cristiana: El Señor Jesús, que por nosotros se ha hecho alimento de verdad y de amor, hablando del don de su vida nos asegura que “quien coma de este pan vivirá para siempre” (Jn 6, 51). Pero esta “vida eterna” se inicia en nosotros ya en este tiempo por el cambio que el don eucarístico realiza en nosotros: “El que me come vivirá por mí” (Jn 6, 57). Estas palabras de Jesús nos permiten comprender cómo el misterio “creído” y “celebrado” contiene en sí un dinamismo que hace de él principio de vida nueva en nosotros y forma de la existencia cristiana. En efecto, comulgando el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo se nos hace partícipes de la vida divina de un modo cada vez más adulto y consciente. El Papa Juan Pablo II ya lo había mencionado también en la encíclica Ecclesia de Eucharistia en su n.22, la importancia de la Eucaristía: La incorporación a Cristo, que tiene lugar por el Bautismo, se renueva y se consolida continuamente con la participación en el Sacrificio Eucarístico, sobre todo cuando ésta es plena mediante la comunión sacramental. Podemos decir que no solamente cada uno de nosotros recibe a Cristo, sino que también Cristo nos recibe a cada uno de nosotros. Él estrecha su amistad con nosotros: “Vosotros sois mis amigos” (Jn 15, 14). Más aún, nosotros vivimos gracias a Él: “Él que me coma vivirá por mí” (Jn 6, 57). En la comunión eucarística se realiza de manera sublime que Cristo y el discípulo “estén” el uno en el otro: “Permaneced en mí, como yo en vosotros” (Jn 15, 4). El Catecismo de la Iglesia enseña como el Sacramento Eucarístico es vital para que los fieles en Cristo puedan unirse realmente a su Cuerpo Místico, que es la Iglesia, y por tanto, se puede decir sin temor de equivocación que la Eucaristía hace la Iglesia y la Iglesia vive de la Eucaristía. 21 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana Los que reciben la Eucaristía se unen más estrechamente a Cristo. Por ello mismo, Cristo los une a todos los fieles en un solo cuerpo: la Iglesia. La comunión renueva, fortifica, profundiza esta incorporación a la Iglesia realizada ya por el Bautismo. En el Bautismo fuimos llamados a no formar más que un solo Cuerpo.29 Todo esto explica la importancia medular de preparar con una excelente catequesis a quienes van a Creer, Celebrar y Vivir este Sacramento; animarlos a ir participando en las celebraciones litúrgicas, para que se vayan introduciendo en los sagrados misterios, especialmente, para que participen sacramentalmente del banquete eucarístico con las debidas disposiciones. En definitiva, el sacramento de la Eucaristía es la cumbre y el cénit de un auténtico itinerario de IC. Por eso, vivir como cristiano significa hacer actual el don del Bautismo, revivido por la Confirmación, alimentándolo con la participación frecuente en la Santa Misa. 29 22 CEC n.1396. Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana 23 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana . NUESTRA REALIDAD DIOCESANA 1. Nuestro pueblo católico le sigue teniendo una gran estima a este sacramento. Esto se nota en una sincera preocupación: que los niños reciban este sacramento. 2. Sin embargo, debemos reconocer que aunque a la celebración de este sacramento se le da más importancia, sigue predominando la ausencia de un proceso de crecimiento cristiano en la fe. 3. Se sigue dando mayor importancia a los festejos que al sacramento mismo. 4. De parte de un gran número de fieles, sigue habiendo una renuencia a la preparación previa a la recepción de este sacramento: se siguen buscando las parroquias que tengan menos exigencias y requisitos, se asiste a las pláticas pre-bautismales sólo para cumplir, incluso en algunos lugares se quiere engañar enviando a otras personas que no son las interesadas. 5. En relación a la celebración, sigue predominando un ambiente individualista, despreciando el sentido comunitario y la celebración en común; prefiriendo hacerlo, incluso, en lugares no aptos ni sagrados, y hasta queriendo innovar cosas que no son propias del sacramento. 6. Respecto a la preparación pre-bautismal, sigue habiendo grandes lagunas en las formas y los contenidos que se les ofrecen a los papás y padrinos en nuestras parroquias. 7. Se necesita reforzar el papel y la misión de los padrinos y clarificar los requisitos para poder participar como tales. 24 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana NORMATIVA DIOCESANA Preparación 8. No se bautice a nadie sin la debida preparación de los papás y padrinos [(c.30) c.851,1.°)]. 9. El Párroco es el principal responsable de la formación y delega a los catequistas para que realicen esta labor (c.851,2.º). 10. La preparación de los papás y padrinos debe ser tomada con mucha importancia y seriedad, ya que no es sólo un requisito que cumplir sino una verdadera preparación catecumenal. En ella debemos tocar por lo menos tres dimensiones: 1) Catequética: En donde explicamos el significado del sacramento a recibir y el compromiso personal y comunitario que exige; 2) Litúrgica: En la cual explicamos el desarrollo y el significado de la celebración y cómo deben participar activamente; 3) Seguir educando en la fe al que va a ser bautizado. 11. La preparación pre-bautismal deberá constar de, por lo menos, 3 a 5 sesiones de una hora mínima de duración, en donde se tocarán las dimensiones mencionadas. 12. Instamos a que cada decanato pueda ofrecer oportunamente, de cada una de las parroquias que lo conforman, un programa con los horarios y días de preparación pre-bautismal. De este modo podemos facilitar a los fieles el acceso al lugar y horario más conveniente. 13. Al término de su preparación pre-bautismal, los papás recibirán un comprobante que será válido por espacio de seis (6) meses. Para renovarlo deberán asistir nuevamente a la preparación. 14. Respecto a las personas que deben ser bautizadas bajo condición, su preparación será como se indica en el n.57 del Directorio Provincial para 30 CÓDIGO DE DERECHO CANÓNICO, citado por c. Es decir, canon. 25 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana la Digna Celebración de los Sacramentos de Iniciación Cristiana (DPSIC): Cuando se trate de personas que deben ser bautizadas bajo condición, si son menores de 7 años, la preparación se dará a los papás y padrinos como ordinariamente se hace… 15. A quienes son mayores de 7 años y menores de 14 años, y no han recibido ningún sacramento de la IC, su preparación será más completa para que pueda recibir los tres sacramentos de la IC; es decir, el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía. Su preparación durará al menos un año. 16. Aunque el Código de Derecho Canónico nos dice que se considera como “adulto” a los niños de 7 años en adelante (Cfr. cánones: 97,2; 98, 1-2; 99; 852; 866) y deberían de recibir los Sacramentos de la IC completa; por razones pastorales y buscando que su formación catequística sea más completa, recomendamos que sólo reciba el Bautismo y siga con su preparación para que, a un tiempo conveniente y con su respectiva formación catequística, reciba los sacramentos de la Confirmación y de la Eucaristía sucesivamente, y así completar su IC. 17. En los casos de personas adultas que no han recibido ningún sacramento y que ya participaban en muchas celebraciones litúrgicas de nuestra Iglesia, su preparación tiene que ir encaminada a hacer consciente el don que quieren recibir en los sacramentos de IC a través de un firme itinerario de catequesis catecumenal. El tiempo lo decidirá el párroco a donde pertenece el candidato. 18. A quienes, por error o ignorancia, hubieran recibido algún sacramento de la IC en alguna iglesia no católica y ahora quisieran regularizar su situación en nuestra Iglesia Católica, se les deberá ofrecer una preparación catequística en la que se les instruya a ellos, si son adultos, o a las familias si son pequeños acerca del Bautismo bajo condición y de la necesidad de recibir válidamente los Sacramentos de la Confirmación 26 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana y de la Eucaristía.31 El tiempo lo decidirá de manera conveniente el párroco. Si fueran personas que viven cerca de la vida de la Iglesia, cuídese de que la preparación no sea tan prolongada sino encausarlos a un camino de “Re-iniciación Cristiana”. 19. No obstante se debe tener en cuenta lo que señala el c.869 acerca de estos casos en los que no se debe administrar inmediatamente el Bautismo bajo condición, a no ser que haya duda seria de la validez del Bautismo recibido (c.845). Ordinariamente se enviarán estos casos a la Cancillería del Obispado en donde se les darán las indicaciones pertinentes. PERSONAS Sujeto 20. Es capaz de recibir el Bautismo todo ser humano aún no bautizado, y solo él (c.864). 21. A los que fueron bautizados en iglesias no católicas y hay duda de su validez, bautícense bajo condición (DPSIC, 63; c.869). Téngase en cuenta los elementos fundamentales para el bautismo: materia (agua), fórmula (yo te bautizo…) e intención. 22. A aquellas personas de quienes, por no tener datos fehacientes, se duda de que hayan sido bautizadas, si después de una cuidadosa investigación permanece la duda, adminístreseles bajo condición (DPSIC, 64; cánones: 845; 869; 867). Ministro 23. El Ministro Ordinario del Sacramento del Bautismo es el Obispo, Presbítero y Diácono (c.861,1). 31 En cuanto a este caso, ya la Santa Sede, a través de la CONGREGACIÓN PROSACRAMENTOS, ha dicho que si lo recibieron por error o ignorancia, se les dé por válido y no se les inquiete (Cfr. Respuesta a dudas planteadas…). 27 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana 24. En peligro de muerte, si no hay posibilidad de disponer del ministro ordenado, todo fiel cristiano puede bautizar; incluso puede ser una persona no bautizada con tal de que tenga la intención de hacer lo que hace la Iglesia y utilice la fórmula sacramental trinitaria. Es importante que la comunidad reciba periódicamente la información y la catequesis sobre este tema (DPSIC, 66; cánones: 861,2; 865) Catequistas 25. Quienes imparten la preparación pre-bautismal deberán ser capacitados de manera integral y diligente respecto al proceso de la IC y en la doctrina exacta sobre el sacramento por su párroco, para que puedan compartir con quienes asisten a la preparación pre-bautismal los contenidos de manera completa, clara y convincente. 26. Es recomendable que el párroco haga acto de presencia y participación en estos encuentros de preparación, su presencia y su atinada palabra son muy importantes en esta preparación de los papás y padrinos. 27. Cuide el expositor de utilizar algunos recursos técnicos; proyecciones, apuntes, etc., para que sea más entendible. 28. Téngase en cuenta los subsidios que la Dimensión Diocesana de Liturgia y la Dimensión de la Catequesis Diocesana han sugerido, y sugerirán algunos subsidios para la catequesis pre-bautismal, salvo causa justa, véanse otros subsidios. Papás y Padrinos 29. La presencia de los Papás en la celebración del Bautismo es fundamentalmente importante, ya que ellos tienen la obligación de bautizar a sus hijos (c.867,1). Sin embargo, no deberá negarse ni aplazarles la recepción del Bautismo; si sólo puede asistir alguno de ellos, caso de los migrantes, o por enfermedad, etcétera. 28 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana 30. No es un impedimento, que los papás de los niños estén en unión libre, para poderlos bautizar. Buscará exhortárseles a que regularicen su situación si es posible. 31. Respecto a los padrinos, se seguirán las directrices mencionadas en el Directorio Provincial (nn.68, 69 y 70). 32. Ante el avance de la creciente ola de corrupción que invade todos los ambientes donde nos movemos, además de la renuencia de algunas personas de tomar la formación pre-bautismal, debe pedirse entre los requisitos identificación oficial; IFE, Licencias, etc., de los padrinos. Suele darse en algunos ambientes que asisten a la formación prebautismal otras personas que no son los padrinos, y sólo por cumplir con el requisito. 33. ASIMISMO, SE TOMARÁN LAS RECOMENDACIONES DADAS EN LA CIRCULAR DIOCESANA (12/2009) SOBRE LOS PADRINOS: - El padrino contará con la mayoría de edad. - La función del padrino en la Iglesia es, según el c.872, asistir en la IC al adulto que se bautiza, y si se trata de un niño, presentar al ahijado junto con los papás, acompañarlo en la celebración y sobre todo procurar que después lleve una vida cristiana congruente con estos sacramentos que ha recibido y cumpla fielmente las obligaciones inherentes a los mismos. - En la práctica resulta difícil constatar que la intención de los papás, cuando eligen a los padrinos, y de los padrinos mismos, sea coincidente con la que exige la normativa canónica en función de la delicada e importante tarea que ellos van a desempeñar. Por esta razón, sobre todos los pastores, padres de familia y catequistas, tomemos conciencia de la importancia de la misión de los padrinos en la Iglesia. Es muy provechoso consultar los cc.872-874 del Código de Derecho Canónico: 29 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana - Se ha de tener un solo padrino o una sola madrina, o uno y una (c.873). Evítese la multiplicación de los padrinos, lo cual mostraría una “devaluación” de la figura del padrino; así mismo, los padrinos de un mismo género, y que sean padrinos los divorciados vueltos a casar o quienes viven en unión libre o “amasiato”. Todo lo anterior, porque el padrino debe llevar una vida congruente con la fe y la misión que va a asumir, tal como lo señala el citado canon. - Si los padrinos están casados por la Iglesia deberán presentar constancia de ello; o bien, si son solteros, hacer juramento de ello ante el párroco o, en su defecto, ante el vicario parroquial (c.874,1,3.º). - Que el padrino sea católico, haya sido confirmado y hecho su primera comunión, el párroco deberá cerciorarse de ello por documento o por juramento, sin que lo contrario obste para la validez del sacramento que pretende recibir (c. 874,1,3.º). - Quien no sea católico, o el bautizado pertenece a una comunidad no católica, sólo puede ser admitido junto con un padrino católico, pero no como padrino, sino exclusivamente en calidad de testigo del bautismo o, si fuera el caso, de otro de los sacramentos de la IC (c.874,2). CELEBRACIÓN 34. Siempre debe quedar clara la estrecha relación del Bautismo con el misterio Pascual de Cristo. Por ello, en las parroquias y demás templos con derecho de pila, procúrese tener la celebración del Bautismo principalmente de adultos en la Vigilia Pascual. El Domingo es un día especial para nuestra fe por celebrar el triunfo del Señor resucitado, por esto se dará preferencia a este día para la celebración del Bautismo (c.856). 35. Sin embargo, salvo honradas y pocas excepciones podrán tenerse en otros lugares de la parroquia con motivo de su fiesta patronal. Tratando de 30 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana hacer todos los trámites como lo pide la parroquia y cumpliendo todos los requisitos pedidos: pláticas, documentación, etcétera. 36. No obstante dadas las diversas circunstancias de la vida actual, que ya no deja los fines de semana libres para muchas personas, puede verse otros días convenientes para administrarse el sacramento. 37. La Celebración del Bautismo tiene un carácter Comunitario, por lo que se cuidará que esta forma sea la primordial y ordinaria de celebrarlo. 38. Se permitirán bautismos individuales, a juicio del Ordinario y el párroco correspondiente, sólo por causas justas y pastorales, cuidando el ser fieles a la forma de la celebración y evitando que sean sólo por lucimiento personal o interés económico. 39. No debe celebrarse el Bautismo en lugares privados y hospitales, ni en casas. A no ser que sea un caso de emergencia y lo que el Ordinario del lugar le haya permitido por causas graves (c.860). 40. El sacerdote que realice el bautismo de emergencia deberá tomar algunos datos con los papás o familiares del neo-bautizado y referirlo con precisión a la parroquia donde él ejerce su ministerio. Esto, para que, si es posible, se complete el rito del Bautismo y realizar todos los trámites administrativos correspondientes (c.877,1). 41. El Bautismo deberá celebrarse en la parroquia propia, esto es, en el domicilio de los papás, pero por justo motivo lo podrán hacer en otra parroquia (c.857,2). En estos casos, el párroco bautizará sólo si han cumplidos los requisitos y trae un permiso escrito y expreso de la parroquia de donde proviene. LO ADMINISTRATIVO 42. Para las cuestiones administrativas seguiremos las directrices expresas del Directorio Provincial en los nn.75, 77 y 78: 31 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana - - 32 Toda parroquia debe tener los libros adecuados para anotar los bautizos celebrados en su jurisdicción, que deberá mantener al corriente y conservar cuidadosamente. Los libros de bautizos en las parroquias serán revisados periódicamente por el decano respectivo (c.555,1,3.°). El estipendio que los fieles ofrecerán a la parroquia por la celebración del Bautismo, está estipulado en las disposiciones episcopales o aranceles. Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana NUESTRA REALIDAD DIOCESANA 43. Es un sacramento que es un tanto desconocido todavía en algunos ambientes de nuestra Diócesis, al cual no se le ha dado la importancia que tiene en el conjunto de la IC. De hecho, se ve como un sacramento aparte, no como una parte de los sacramentos de la IC. 44. No obstante, en nuestro caminar diocesano va adquiriendo su lugar y su importancia, pues había un descuido en cuanto a la reflexión y preparación, ya que se celebraba inmediatamente posterior al Bautismo. 45. Existe una confusión respecto a la edad, al tiempo de preparación y a los contenidos de catequesis. En este aspecto se han presentando tres vertientes: a) Quienes le es indiferente la edad, el tiempo de preparación y los contenidos a enseñar. b) Quienes apoyan y defienden la recepción y preparación de este sacramento en el orden teológico de la IC: Bautismo, Confirmación y Eucaristía. c) Quienes basados en la experiencia pastoral apoyan que el sacramento se prepare y se reciba después de la primera Comunión. La razón aludida es que se pretende reforzar en la etapa preadolescente y adolescente los valores humanos, morales y religiosos. Sabiendo que muchos de los candidatos pueden regresar a otro tipo de formación religiosa o con la idea que quizás muchos de ellos sólo se acerquen hasta la celebración del Sacramento del Matrimonio. 33 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana 46. La preparación para recibir este sacramento, al no haber directrices concretas tiene una policromía de opciones, lugares donde se recibe con toda la profundidad y seriedad requerida, y lugares donde se dan preparaciones muy cortas y superficiales que diluyen el conocimiento y la valoración de este sacramento. 47. Por consecuencia, en muchos de nuestros fieles, hay una tendencia a buscar lugares donde se den las preparaciones más cómodas y menos exigentes. NORMATIVA DIOCESANA Preparación 48. Al ser un Sacramento de la IC, nos inspiramos en los procesos catecumenales de evangelización, por lo que la preparación para la recepción de este Sacramento será mínimo de un año para su mejor aprovechamiento. 49. Los contenidos de la preparación deberán tener como meta conducir al cristiano a una unión más íntima con Cristo, a una familiaridad más viva con el Espíritu Santo, su acción, sus dones y llamadas, a fin de poder asumir mejor las responsabilidades apostólicas de la vida cristiana. Por ello, la catequesis de la Confirmación se esforzará por suscitar el sentido de la pertenencia a la Iglesia de Jesucristo, tanto a la Iglesia universal como a la comunidad parroquial.32 50. Aunque hemos optado por el Proceso de Iniciación Cristiana de la Arquidiócesis de Guadalajara, por acuerdo de la Provincia Eclesiástica del Bajío, sustituimos el texto n.5 de Guadalajara por el que elaboró la Arquidiócesis de León con la línea exclusiva de formación catequística para recibir los sacramentos de la Reconciliación y la Confirmación. 32 34 CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA, n.1309. Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana 51. En el conjunto de textos de Guadalajara se tiene el n.9 también sobre la Confirmación. Podría prestarse a pensar que si los catequizandos perseveran sería repetitivo sin embargo debe estudiarse como una profundización y reafirmación de lo que ha recibido. 52. En algunas parroquias suele presentarse que por las vacaciones, fiestas y otras fechas, se reducen las reuniones de catequesis y no se alcanza a ver en su totalidad el programa de formación planteado. Por lo que se recomienda el llevar un curso intensivo por lo menos de unas tres semanas o un mes para afianzar la formación y preparación necesarias; de igual modo, nos ayudará a tener una mejor vivencia de este sacramento. 53. Al ser un requisito el “estado de gracia”, para recibir la Confirmación, deberá insistirse en su preparación a este Encuentro con el Padre Misericordioso. El texto que hemos mencionado tiene una firme preparación del sacramento de la Reconciliación. De igual modo, debe recibirse este sacramento de la Reconciliación en una marco de solemnidad y previo a la Confirmación. 54. Para inscribirse en la preparación deberán presentar su boleta de Bautismo original y copia para poder constatar que ha recibido válidamente este sacramento; de igual manera para que los datos por anotarse sean los mismos del Bautismo. 55. Ya que la Parroquia es responsable de la preparación y de la tramitación del Sacramento de la Confirmación, no se reciba a la preparación y celebración de este sacramento a niños y personas de otras parroquias sin el conocimiento y permiso escrito de parte del párroco correspondiente. 56. Las Rectorías pertenecientes a la Parroquia podrán ofrecer preparación para la Confirmación con el permiso del párroco y deberán ajustarse a los acuerdos parroquiales; es decir, requisitos, tiempos, textos, etcétera. 57. Es importante insistir en la asistencia de la Misa Dominical, para que la preparación vaya siendo más completa en la escucha y vivencia de la 35 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana Eucaristía. Recomendamos un tarjetón de control, distinto al que se pide en la preparación de la primera Comunión, que pueda ser firmado por el sacerdote o el catequista designado. 58. Respecto a los colegios católicos que quieran organizar preparación y la recepción de este sacramento; deberán contar con el conocimiento y permiso escrito del párroco correspondiente. Asimismo, deberán ajustarse a la normativa diocesana y llevar los textos de preparación que ha elegido la Diócesis y hacer todos los trámites administrativos en la parroquia correspondiente. 59. No se admita a la recepción de este sacramento, sin no se ha recibido la suficiente y debida preparación acorde al proceso de formación catequística adoptado por la Diócesis. PERSONAS Sujeto 60. Es candidato a la Confirmación todo bautizado suficientemente preparado y que no haya recibido este sacramento (c.889,1). 61. En consonancia con el itinerario de catequesis que hemos elegido para la formación de este sacramento, la edad para un mejor aprovechamiento de la preparación será los 8 años cumplidos para iniciar su curso de preparación. Ministro 62. El Ministro Ordinario del Sacramento de la Confirmación es el Obispo; también lo es el Presbítero dotado de esta facultad por el derecho común o por concesión peculiar de la autoridad competente (c.883,1.º). 36 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana 63. Goza, por derecho de la facultad de confirmar, respecto a la persona de que se trata, bautiza a quien ha sobrepasado la infancia o admite a uno ya bautizado en la comunión plena de la Iglesia Católica (c.883,2º ). 64. En peligro de muerte cualquier presbítero puede administrar la Confirmación (c.883,3.º). 65. En casos especiales o de verdadera necesidad, ya sea por el gran número de los confirmandos, el Obispo o el sacerdote facultado para confirmar por el derecho o por la autoridad competente puede admitir que otros presbíteros le ayuden a administrar el sacramento (c.884,2). Catequistas 66. El catequista tiene un papel fundamental para formar, orientar y animar a este primer Encuentro con Dios en dos sacramentos distintos: La Confesión y la Confirmación. 67. En la Reconciliación se encontrará con Dios Padre Misericordioso. Que sea fructífero y pleno; por lo tanto, el catequista debe hablar y compartir de su experiencia personal respecto de los frutos de la Confesión para que su palabra y testimonio sean más ricos y efectivos en la preparación y acompañamiento de este sacramento. 68. Asimismo, señalar la importancia de ratificar su fe en el Sacramento de la Confirmación con mayor conocimiento y compromiso, cosa que se debe lograr a través de su preparación. Papás y Padrinos 69. Es fundamental, para el candidato a la Confirmación y que recibirá por primera vez la Reconciliación, el testimonio de los papás y padrinos que se acercan a la confesión, por lo que deben acercarse con frecuencia a este sacramento siempre que no estén canónicamente impedidos: vivir en 37 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana unión libre, divorciados vueltos a casar, etcétera. Con el fin de que puedan acompañar al hijo y al ahijado a su Encuentro con el Padre Dios Misericordioso. 70. Los papás que habiendo pedido la fe para sus hijos en el Bautismo, tienen una grave responsabilidad ante Dios, ante la Iglesia y con sus hijos en educarlos en esta fe católica. Por lo tanto, es vital su participación en la preparación y en la celebración del sacramento. 71. En la medida que sea posible, tenga el confirmado solo un padrino o madrina (c.892). 72. Los requisitos para ser padrino serán los mismos señalados en el n.33 de este reglamento. Sólo debe tenerse en cuenta que el c.892 nos dice: en la medida de lo posible, tenga el confirmado un padrino (madrina), a diferencia del Bautismo en el cual pueden ser dos. 73. El papel del padrino en la confirmación es ayudar al ahijado a crecer en la fe y práctica cristiana, mediante el ejemplo y la palabra (c.774,2) y procure que se comporte como verdadero testigo de Cristo y cumpla fielmente las obligaciones inherentes al sacramento (c.892). 74. Deberán asistir con carácter obligatorio a algunas pláticas de información y formación sobre el sacramento en el que han de participar; asimismo, saber de las obligaciones y responsabilidades que van a adquirir. Se recomiendan como mínimo 5 sesiones. Cada parroquia verá la modalidad; sea semanal, fin de semana, un retiro, etcétera. La Dimensión Diocesana de Catequesis propondrá los contenidos de esta plática. CELEBRACIÓN 75. Sabiendo que la Confirmación pide estado de gracia y que muchos candidatos recibirán su Confesión por primera vez, decimos lo siguiente respecto a la Confesión: 38 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana - - La “Primera Confesión” es de suma importancia para la vida espiritual de cualquier persona, por lo que debe cuidarse de hacerla en el marco de una celebración penitencial; si es posible, para señalar la importancia de este Encuentro con Dios. Cuidemos que el ambiente se desenvuelva con tranquilidad y confianza, agradeciendo a Dios por el perdón que hemos recibido. En el caso de grupos numerosos, procuremos dividirlos en grupos menores para que la celebración no sea cansada y extenuante para ellos. 76. La Celebración del Sacramento de la Confirmación reviste un significado muy especial; pues regularmente lo celebra el Obispo, Ministro Ordinario del Sacramento. Que el Obispo administre la Confirmación pone de relieve que gran parte de su ministerio es unir más estrechamente a la Iglesia a los que reciben la Confirmación. 77. La estructura del Rito de la Confirmación nos marcará las pautas y las directrices pastorales para la celebración. Obsérvense las normas prescritas en los libros litúrgicos aprobados. 78. Es conveniente que la Confirmación se celebre en la Iglesia y dentro de la Misa; sin embargo, por causa justa y razonable, puede celebrarse fuera de la Misa y en cualquier lugar digno (c.881). 79. Es una realidad, suele haber muchas personas para confirmarse. Es prudente que, para una mejor vivencia y participación, se hagan tandas o grupos pequeños; sea en el mismo día o en diferente fecha. Conviene, de ser posible, que sea un horario diferente de la misa principal de la fiesta patronal. Esto, para asegurar que el lugar del sacramento y la festividad lo enmarca. LO ADMINISTRATIVO 80. Deberá existir en todas las parroquias un libro para registrar las confirmaciones. En dicho libro deberá estar de manera clara el nombre 39 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana del confirmado, el de los papás, el de padrinos, del ministro, lugar y el día de la recepción del sacramento (c.895). 81. El párroco tiene la obligación de notificar los datos del confirmado a la parroquia del lugar del bautismo en un lapso no mayor de un mes, para que se hagan las anotaciones correspondientes en el libro de bautismo de acuerdo al c.535,2; c.895. 82. El costo de la boleta y de la confirmación será puesto en el arancel diocesano. Es reprobable y bajo grave irresponsabilidad el utilizar este sacramento para obtener más recursos económicos. 83. En el caso de las Rectorías que preparen para la Confirmación, deberán ser los Rectores quienes entreguen a la parroquia correspondiente, en orden y sin demora, la documentación requerida a fin de evitar confusiones, abusos o engaños. 84. Para la expedición de la boleta de confirmación deberá presentar los siguientes documentos: Boleta de bautismo de quien será confirmado, comprobante firmado por el párroco o rector correspondiente de que ha sido completa y satisfactoriamente preparado, copia de la boleta de matrimonio eclesiástico del padrino o madrina, si fuera casado (Reglamento n.33); copia de su identificación oficial (IFE); comprobantes de pláticas de papás y padrinos y el monto de la boleta. 40 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana NUESTRA REALIDAD DIOCESANA 85. Nuestra Diócesis ha mostrado un gran avance en la conciencia y en la estructura de la preparación para recibir y vivir este sacramento. Sin embargo, no dejamos de contemplar algunas luces y sombras dignas de mencionar: 86. Casi en todas las parroquias se ha implementado un sistema escolarizado y una formación más rica para la recepción de este sacramento. 87. No obstante encontramos realidades parroquiales donde sólo se preparan con poco tiempo y únicamente para recibir este sacramento. 88. Encontramos en la mayoría de los catequistas una preocupación por prepararse y mejorar su ministerio pastoral. 89. Por otro lado, encontramos en nuestro ambiente diocesano algunos catequistas que, desligados de una organización parroquial y sin la debida formación, preparan en muy poco tiempo a los candidatos a recibir este sacramento y, a veces, reduciendo la preparación a la memorización del catecismo. Lo más lamentable es que algunos sacerdotes se prestan a este tipo de prácticas. 90. Entre nuestro pueblo, respecto a este sacramento, encontramos dos direcciones; por un lado, una mayor preocupación y conciencia de acercar y formar diligentemente a sus hijos para la recepción de este sacramento; por otro lado, descubrimos resistencia, búsqueda de la preparación rápida y fácil, lugares que no les exijan tanto compromiso. 91. En nuestras parroquias no hay una uniformidad en criterios, en textos, formas y tiempos para la recepción de este sacramento. 41 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana NORMATIVA DIOCESANA Preparación Textos, Contenidos y Tiempos 92. Entendemos por Catequesis: un proceso de formación en la fe, la esperanza y la caridad que informa la mente y toca el corazón, llevando a la persona a abrazar a Cristo de modo pleno y completo. Introduce más plenamente al creyente en la experiencia de la vida cristiana que incluye la celebración litúrgica del misterio de la redención y el servicio cristiano a los otros.33 En base a esto, optamos en la Diócesis de Irapuato que la catequesis sea un itinerario escolarizado y que dentro de ella se den los procesos de IC. 93. Esta opción la tomamos convencidos de que la catequesis debe acompañar la vida humana por edades y la vida humana por niveles. 94. La preparación a la primera Comunión se inscribe en el contexto de la IC, es el culmen de esta Iniciación. Ante este hecho, no debe perderse de vista que deberá tener un claro enfoque catecumenal. Esto pide incluir en la formación los siguientes puntos importantes: el conocimiento de los fundamentos de la fe; la participación en las celebraciones litúrgicas; la formación en los valores y virtudes cristianas; el aprendizaje y la práctica de la oración; para que con toda esta formación llevemos a los candidatos a un verdadero Encuentro con Dios. 95. Ante la carencia de textos elaborados en nuestra Diócesis, acorde a la decisión de la Provincia Eclesiástica, seguiremos el proceso catequístico para la infancia y pre-adolescencia de la Diócesis de Guadalajara. De modo concreto, el libro n.6 del itinerario para la preparación de la primera Comunión. Tratando a su vez de abarcar de manera intensiva, o los temas más importantes: los libros n.4 y n.5 si no se recibieron en alguna etapa anterior. 33 42 JUAN PABLO II, Exh. ap. Ecclesia in America, 69. Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana 96. Entendemos que el itinerario nos marca un proceso integral y progresivo en la educación en la fe. Por lo que la meta ideal es seguir el camino con los pasos que se nos marca. Evítese el buscar sólo el texto que ayude a preparar un sacramento pues dejaría incompleto el proceso catequístico. 97. Debemos insistir durante la preparación que, aunque el catequizando haya completado su IC, los regalos que le ha hecho Dios sólo pueden ser más fructíferos en la vida personal y comunitaria al continuar con una catequesis permanente. Esta formación sigue después de la primera Comunión. El proceso que seguimos ofrece cursos de perseverancia. 98. Respecto al tiempo de preparación para la primera Comunión, durará normalmente un año siguiendo el itinerario marcado por el texto sugerido en el proceso elegido. Es recomendable apuntalar la preparación por lo menos con uno o dos meses intensivos que servirán para asegurar una mejor vivencia de este sacramento. 99. Esta exigencia sobre la duración del curso de preparación, puede adaptarse a la diversidad de condiciones que guardan las diferentes comunidades de nuestra Diócesis: comunidades rurales o lugares distantes, pero cuidando de no abaratar la formación o excusándose para disminuir los tiempos con el peligro de dañar la vida espiritual de nuestros fieles. 100. Dentro de este tiempo de preparación debe tenerse muy en cuenta la vivencia del Domingo, día de reunión como familia de Dios para agradecerle, escucharlo y formar comunidad. Es importante pedir la asistencia de los candidatos a la misa dominical, de preferencia en su parroquia o donde les pueda acomodar mejor. Recomendamos para este control un tarjetón que pueda ser firmado por el celebrante o por el catequista designado. Para que sea firmado necesita haber asistido a misa completa. Retiro, Pláticas con Papás y Padrinos 101. Es necesario un retiro espiritual con los candidatos, tal como lo sugiere el texto elegido, para que pueda prepararse la Reconciliación y el primer 43 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana Encuentro con Jesús Eucaristía. Cada parroquia verá el modo de organizarlo acorde a su calendario de actividades. 102. Durante el tiempo de preparación, la parroquia tendrá a bien citar periódicamente a los papás para hacerlos partícipes y corresponsables de este acontecimiento tan importante en la vida espiritual de sus hijos. Pedimos que las reuniones sean, por lo menos, bimestrales y, previo a la recepción, un mínimo de 5 pláticas a las que se tenga que citar a los padrinos. PERSONAS Candidato 103. Es el niño de 9 años cumplidos que haya cumplido entera y satisfactoriamente con su proceso de preparación catequística (c.913,1). 104. No puede ser admitido ningún niño sin la edad y la preparación requeridas en la normativa diocesana. 105. Debe haber recibido ya el Sacramento de la Reconciliación (c.914). Ministro 106. El sacerdote asignado por el Ordinario a atender a la comunidad es el principal responsable del proceso de preparación, así como de la celebración de la primera Comunión. Aunque en algunos ocasiones puede invitar a otro sacerdote con la autorización correspondiente de parte del párroco o del Ordinario. 107. Sólo puede recibir e invitar a niños a la preparación y celebración de la primera Comunión de otras comunidades con un permiso firmado por el párroco del domicilio, que exprese su conocimiento y su autorización. 44 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana 108. Además, para su celebración fuera de su parroquia necesita el comprobante firmado por su párroco, que expresa que ha completado satisfactoriamente su preparación. CELEBRACIÓN 109. Las “Primeras Comuniones” se celebrarán en comunidad al finalizar el curso de preparación. Sólo a juicio del párroco, por motivos graves y por razones pastorales válidas se podrán hacer por separado. Ésto, con el fin de evitar todo aquello que sea sólo por lucimiento personal y menosprecio por la comunidad. 110. El permiso para realizar en otras fechas y lugares la primera Comunión deberá ser expreso, escrito y firmado por el párroco. 111. La celebración de la primera Comunión deberá hacerse en los lugares consagrados propios a ello, a no ser que las circunstancias exijan otra cosa. Por lo que se prohíbe estrictamente la celebración de este sacramento en lugares particulares como son: casas, jardines, etcétera. 112. Los casas de religiosas (os) que cuenten con Capilla deberán contar con el permiso del párroco correspondiente para la celebración de este sacramento. 113. Los colegios y escuelas católicas que deseen la celebración de la primera Comunión en su capilla o instalaciones deberán contar con el conocimiento y autorización de su párroco correspondiente. 114. Los rectores que preparen grupos para la primera Comunión deberán contar con el conocimiento y autorización del párroco correspondiente, quien vigilará que se cumplan con los acuerdos diocesanos y no se pierda el vínculo y la referencia con la comunidad parroquial. 115. La celebración debe tener un tono festivo que implique a toda la comunidad, pues se integran a este banquete de Dios nuevos invitados. 45 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana Cuidemos que los grupos no sean tan numerosos para que no se pierda el orden, la piedad y el ambiente celebrativo. 116. Si la celebración se hace en el marco de la fiesta patronal, hágase en una misa distinta a la principal para evitar aglomeraciones y se pierda el sentido exclusivo de este “Primer Encuentro con la Eucaristía”. 117. Debido a la confusión que hay en nuestras comunidades y que no existe un rito específico para la recepción de la primera Comunión, sugerimos que la explicación y entrega de signos sea en los siguientes momentos: 118. El Traje elegante y de fiesta que se porta significa, que asistir a la Santa Eucaristía es un motivo de alegría porque vamos a encontrarnos con nuestro Señor Jesucristo que nos invita a la Mesa de Palabra y de la Eucaristía. Evítese, por lo tanto, cualquier lucimiento. 119. La Vela simboliza la luz de la fe que fue recibida en el Bautismo y que hoy al renovar personal y vivamente esta fe, queremos recibir libre y gustosamente el Pan de los hijos de Dios. Se recomienda encenderla y entregarla después de la Homilía. Se proporcionará una guía para que los padrinos hagan la entrega de la vela con algunas palabras dichas a su ahijado. Se harán las renuncias al mal y la renovación de las promesas bautismales. La luz deberá tomarse del cirio pascual. Sugerimos que los catequistas ayuden a agilizar el rito. Se apagará al iniciar el ofertorio de la misa y se volverá a encender después del Rito de la Paz para que reciban el Cuerpo de Jesús con la vela encendida. 120. La Biblia simboliza el Pan de la Palabra de Dios que ya se ha empezado a degustar en la catequesis. Deberá ser para el nuevo comulgante luz, dirección y consuelo la Palabra de Dios. Es, también, un recuerdo de que tiene que seguir estudiando esta Palabra en la catequesis. Sugerimos que la entrega sea después de la Renovación de las Promesas Bautismales; igualmente con unas palabras sugeridas en algún formato previamente escrito y estudiado por los padrinos y los neo-comulgantes, dichas por el padrino a su ahijado. 46 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana 121. Por último, después de la Sagrada Escritura, se entrega el Rosario, que es un signo de que María nuestra Madre nos acompaña en este primer Encuentro con su Hijo Jesucristo. Recomendemos el rezo del rosario en familia para agradecerle a nuestra Madre Santísima su amor y protección. 122. Es recomendable hacer un ensayo previo de la celebración para evitar desorden, imprevistos y confusión. Asimismo, dar ánimo y confianza a los próximos comulgantes. LO ADMINISTRATIVO Comprobantes 123. Deberá darse al candidato, al terminar su Curso de Preparación y al haber cumplido los requisitos pedidos, un comprobante escrito, firmado y sellado por su párroco. Dicho documento avala y respalda su aceptación para la recepción de este sacramento. 124. En los casos en que el párroco haya autorizado la celebración de la primera Comunión particular o en otro lugar distinto de la parroquia, deberá expedirse un comprobante de haber cumplido con los requisitos de la preparación. Éste, tendrá un tiempo de validez máximo de tres meses. 125. Respecto a las pláticas para papás y padrinos que se efectúan previamente a la celebración; expídase un documento que avale su cumplimiento y asistencia. Este comprobante puede darse con un tiempo de validez de seis meses. Boletas y Libros Parroquiales 126. Para que se lleve un mayor orden y control en la cuestión administrativa, llévese en cada parroquia un libro de registros de los que reciben por primera vez la Comunión. De igual manera, expídase una boleta o un documento que avale la recepción de este sacramento. 47 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana 127. Para la expedición de su boleta de primera Comunión presentará la siguiente documentación: Boleta de bautismo y Confirmación (si ya la recibió) de quien recibirá su primera Comunión, comprobante firmado por el párroco o rector correspondiente de que ha sido completa y satisfactoriamente preparado, copia de la boleta de matrimonio eclesiástico del padrino o madrina, si fuera casado (Reglamento n.33); copia de su identificación oficial (IFE); comprobantes de pláticas de papás y padrinos y el monto de la boleta. 128. En los casos de las rectorías, el rector deberá referir a la parroquia los datos requeridos para su trámite y registro. No se autoriza que las rectorías lleven un libro distinto a la parroquia. 129. Instamos a los papás y padrinos a verificar el registro adecuado de todos los datos, revisando minuciosamente sus boletas. CUESTIONES ESPECIALES Los Migrantes 130. En el ambiente geográfico donde estamos establecidos es muy común el fenómeno de la migración. Muchos de ellos aprovechan los períodos vacacionales para visitar a sus familias y acercarse a los sacramentos, casi en su mayoría a los de IC. 131. Por consecuencia, encontramos una gran confusión entre las parroquias. Algunas muy exigentes e intransigentes en sus requisitos; otras muy holgadas y sin tantos trámites con peligro de abaratar el sentido y la importancia de los sacramentos o rompiendo el sentido de comunidad eclesial. 132. En base a esta problemática decimos lo siguiente: - 48 Los migrantes, que integrados en una comunidad parroquial en la Diócesis donde radican, presenten un documento que avale haber Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana recibido la preparación requerida para la recepción de los sacramentos de IC impartida en la Diócesis donde radican. - - - Deberá cuidarse que se les prepare diligentemente para vivir la celebración correspondiente buscando integrar a los papás y padrinos en tan importante acontecimiento. Si no hubo tal integración, la parroquia que los vaya a recibir cuide de responder a este punto con las pláticas correspondientes. En los casos en que sea imposible cumplir el punto anterior, tratando de salvar la negativa de que al no acceder a los sacramentos de IC podría en un futuro dañar la recta intención de acercarse a Dios; podrá brindarse una catequesis intensiva para que tenga una vivencia consciente y efectiva de la IC. Deberá cuidarse que esta preparación intensiva tenga por mínimo un mes. Al no existir un texto que responda a esta necesidad, se pide que el párroco o el catequista designado haga una selección de los temas más importantes que puedan orientar a la recepción del Sacramento correspondiente (libros: n.4, n.5 y n.6 del itinerario sugerido). 133. En este apartado de los migrantes, es necesario que los sacerdotes y las comunidades parroquiales busquen apoyar en sus decisiones el acceso a los sacramentos. Guardando una actitud comprensiva y equilibrada sin que se llegue a abaratar el sentido y lo sagrado de los sacramentos y siendo conscientes que debido a su situación migratoria: trabajos, las distancias de las parroquias, el idioma, el temor a la deportación, etc., impiden regularmente la frecuente práctica religiosa de su vida cristiana y, por consecuencia, una preparación y un acercamiento a los sacramentos de la IC. Personas con Capacidades Diferentes y/o Especiales 134. Entendemos con este término a todas las personas que, debido a su estado físico y mental, consideramos carentes de alguna facultad psicomotora que les impide llevar una vida y una actividad normal. 49 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana 135. Quien carece habitualmente de uso de razón se considera que no es dueño de sí mismo y se equipara a los infantes (c.99; c.852,2). 136. En el caso de personas con discapacidad psíquica, además de proveer una catequesis adaptada a sus condiciones, no se les debe negar el Sacramento de la Eucaristía siempre que, al menos, entiendan que el Pan Eucarístico es especial, no una comida corriente, conocimiento que pueden adquirir viendo a otros recibir con reverencia la Sagrada Comunión (c.913,2). 137. No obstante, puede recibir el Bautismo y la Confirmación cuando sus padres lo requieran y soliciten. 138. Existen otros casos de personas que a pesar de sus limitaciones pueden llegar a comprender partes esenciales de nuestra fe. A todos ellos, debemos apoyarles con una catequesis acorde a su condición y compresión. Evitemos negarles la Sagrada Comunión si hay fe y devoción para recibirla. Colegios y Escuelas Católicas 139. EL Directorio General para la Catequesis (DGC) alaba y distingue la labor educativa y evangelizadora de las escuelas católicas, en su n.259 dice lo siguiente: La escuela católica es un lugar muy relevante en la formación humana y cristiana… su nota distintiva es crear un ambiente de la comunidad escolar animado por el espíritu evangélico de libertad y caridad, ayudar a los adolescentes para que en el desarrollo de la propia persona, crezcan a un tiempo según la nueva criatura que han sido hechos por el bautismo. 140. De igual modo puntualiza que el ministerio de la Palabra de Dios se ejerce de diversas maneras: el ministerio de la palabra se puede ejercer de múltiples formas: primer anuncio, enseñanza religiosa escolar, catequesis, homilía. Dos de estas formas tienen, sin embargo, en la 50 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana escuela católica, un particular relieve: enseñanza religiosa escolar y la catequesis cuyo carácter propio ya ha quedado indicado (DGC, 260). 141. En este marco se justifica, en cierto modo, el que muchos colegios organicen catequesis de preparación para recibir los Sacramentos de IC: Confirmación y Eucaristía para sus alumnos. La educación se complementa y continúa a lo largo de los siguientes períodos escolares. Sin embargo, hay ciertas anomalías que se deben corregir. Mencionamos algunas: a) En algunos colegios hay la tendencia de abrir estas preparaciones a personas que no son alumnos de su institución, dando por consecuencia preparaciones rápidas que no forman adecuadamente y que no se continuarán. b) A muchas de estas preparaciones asisten personas de diversas localidades buscando algo rápido para salir del compromiso. Esto hace que se coarte el sentido comunitario que tiene la catequesis, pues a través de la educación en la fe buscamos insertar a las personas a una comunidad concreta que es su parroquia, donde debe vivir este crecimiento en la fe. c) Este tipo de preparación rompe los procesos y acuerdos que se llevan a nivel de la catequesis de la IC en las diversas parroquias de nuestra Diócesis promoviendo, como consecuencia, que no se respete nuestro caminar diocesano y un abaratamiento en la educación de la fe de nuestra gente. d) Muchas de estas iniciativas pastorales se hacen sin la autorización y conocimiento del párroco donde se ubican territorialmente. NORMATIVA DIOCESANA 142. Los “Colegios Católicos” deberán contar con el permiso escrito de la autoridad correspondiente (Obispo y/o Párroco) para la organización y realización de la preparación y recepción de los Sacramentos de IC. 51 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana 143. Deberán ajustarse a la normativa dada en el apartado correspondiente a la Confirmación y Eucaristía. Esto es, respetando los textos adoptados por la Diócesis, los tiempos, las personas, etcétera. 144. La preparación será sólo para alumnos de la institución. Si hubiese personas ajenas a la institución que requieran esta preparación deberán remitirlas a su parroquia correspondiente. 145. Deberán pedirse los documentos enunciados en el apartado correspondiente y hacer los trámites administrativos en su parroquia. 52 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana NUESTRA REALIDAD DIOCESANA 146. En gran medida sigue siendo un sacramento muy apreciado, señalemos algunos puntos dignos de resaltar: - En este sacramento, encontramos en nuestro pueblo católico un gran aprecio por lo que lo siguen frecuentando. - Muchas parroquias promueven este sacramento y ofrecen espacios y tiempos para recibirlo. - Este sacramento ha sido uno de los más afectados por las ideologías de la postmodernidad: relativismo moral, pérdida del sentido de pecado y deformación de la conciencia moral. Esto lleva a muchos de nuestros fieles a la confusión, a la “permisividad moral” creciente y dejando a criterio personal la bondad y malicia de las acciones personales; como consecuencia lógica, el no sentir la necesidad de este sacramento. - Sin embargo, tenemos que señalar con tristeza que necesitamos reforzar la preparación para acercarse a la Reconciliación. - Necesitamos RE-DESCUBRIR el verdadero sentido y la riqueza inapreciable de este sacramento. Es el sacramento que nos lleva al Encuentro con el Dios Amor y Misericordia, quien nos recibe, perdona y anima a seguir adelante. Antes de señalar la normativa diocesana debemos decir que el sacramento de la Reconciliación no es un sacramento de IC, pero es necesario mencionarlo pues es un paso previo para la recepción de algunos de los sacramentos de IC; por ejemplo, la Confirmación y Eucaristía. 53 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana NORMATIVA DIOCESANA Preparación 147. Quien se acerque al sacramento deberá estar debidamente preparado (c. 962,1) con un debido examen de conciencia basado en los mandamientos. La formación tendrá su lugar en la preparación del sacramento de la Confirmación dentro del proceso diocesano de la IC para niños y pre-adolescentes (libro n.5 del itinerario). 148. Es indispensable que los catequistas ayuden y preparen a los candidatos en los pasos previos para reconciliarse; apoyados en los textos elegidos para que este Encuentro con Dios Misericordioso sea eficaz y eficiente, además que establezca un camino para ser recorrido cuantas veces sea necesario. PERSONAS Sujeto 149. El c.989 señala que todo fiel que haya llegado al uso de la razón está obligado a confesar fielmente sus pecados. El uso de razón se presume desde los 7 años (c.97,2). 150. Aunque respetando las opciones que hemos hecho en nuestra Diócesis, sugerimos que se lleve una preparación para un mejor discernimiento y un mejor aprovechamiento de este sacramento. Momento que se da en el tiempo de la preparación de la Confirmación. 151. Comúnmente se le ha unido al sacramento de la Eucaristía ignorando su lugar y su importancia en el proceso del crecimiento en la fe de cada cristiano. Sin embargo, es necesario que el niño reciba este sacramento de la Reconciliación cuando va a confirmarse pues se necesita estado de gracia para acceder a este sacramento. Ésto, a pesar de la renuencia de algunos sacerdotes y padres de familia. 54 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana Ministro 152. Todo sacerdote debidamente facultado por su Ordinario o por el derecho (cánones: 965-966). Catequistas 153. El catequista tiene un papel fundamental para formar, orientar y animar a este primer Encuentro con Dios Padre Misericordioso; por lo tanto, debe hablar y compartir de su experiencia personal respecto al perdón y la misericordia de Dios, para que su palabra y testimonio sean más ricos y efectivos en la preparación y acompañamiento de este sacramento. Papás y Padrinos 154. Es vital el testimonio de los papás y padrinos acercarse con frecuencia a este sacramento, siempre que no estén canónicamente impedidos para que puedan acompañar al hijo y al ahijado a su Encuentro con el Padre Dios Misericordioso. CELEBRACIÓN 155. La “Primera Confesión” es de suma importancia para la vida espiritual de cualquier persona por lo que debe cuidarse lo siguiente: - - Hacerla en el marco de una celebración penitencial, si es posible, para señalar la importancia de este Encuentro con Dios. Cuidemos que el ambiente se desenvuelva con tranquilidad y confianza, agradeciendo a Dios por el perdón que hemos recibido. En el caso de grupos numerosos, procuremos dividirlos en grupos menores para que la celebración no sea cansada y extenuante para ellos. El sacerdote deberá mostrar una actitud de amabilidad, disposición y paciencia al niño y adolescente para hacerle experimentar este primer Encuentro como algo digno de recordar y repetir, y no como un momento doloroso. 55 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana 56 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana EL SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN: ENCUENTRO AMOROSO CON NUESTRO PADRE DIOS Introducción En muchos momentos de la historia ha habido grandes confusiones e injusticias respecto a este sacramento. Estas concepciones han influido bastante en la comprensión, aceptación y búsqueda de este sacramento. Aunque hemos hablado sólo de los Sacramentos de la IC, no podemos olvidar este sacramento que va implícito en el itinerario de iniciarse en Dios, lo exige la Confirmación y la Eucaristía. Desgraciadamente hay ignorancia y confusión para cuando se recibe antes de la Confirmación; y lo hemos pegado como requisito indispensable para recibir la Sagrada Comunión quitándole, en ocasiones, su importancia y su contenido. Trataremos de explicar la grandeza y el sentido tan profundo que tiene este sacramento. Ideas equivocadas sobre el Sacramento de la Reconciliación Confundir la totalidad con una parte: Esto lo entendemos cuando se reduce el sacramento a la sola confesión de los pecados, quitándole importancia al valor de la conversión, a la intervención de la Iglesia, al sincero arrepentimiento, etcétera. Pensar la Confesión como un remedio psicológico: Mucha gente busca confesarse sólo para liberarse de muchas cosas que le presionan psicológicamente. Esto va en detrimento, pues más que pecados compartimos problemas y situaciones complejas que traemos. Hay que reconocer que Dios nos regala una Paz muy especial al ponernos a mano con Él; sin embargo, no debemos reducirlo a tal. Ni el confesor tiene que jugar al psiquiatra ni la Penitencia es un gabinete psicológico. Buscar la Dirección Espiritual en la Confesión: A pesar de los pocos espacios y momentos que actualmente ofrecen el clero a los fieles. Muchos de ellos buscan la Confesión como la oportunidad para que los dirijan 57 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana espiritualmente. Ciertamente, parte del sacramento lleva esta dirección con la finalidad de quien se acerca a Dios a pedirle perdón tome un nuevo rumbo en su vida. No obstante, se deben ofrecer y recomendar otros momentos. Idea equivocada de la Reconciliación: Muchas personas inventan e imaginan muchas cosas no gratas de la confesión, situación que le hace ver en ocasiones como algo triste, negativo y que mejor hay que huirle. Ciertamente, para nadie es muy agradable el desnudar el alma y nuestros actos delante de una persona. No olvidemos que, ante todo, es un Encuentro gozoso que renueva la fe, el amor y la esperanza, que nos lleva a encontrar de nuevo al Padre y recibir su abrazo de perdón, como el hijo pródigo.34 ¿En qué consiste este Sacramento? Es el Encuentro gozoso de reconciliación del hombre con Dios, por mediación de la Iglesia.35 En este sacramento intervienen tres personajes muy importantes: Dios, la Iglesia y el sujeto penitente. a) Dios misericordioso que busca al pecador: Es obra divina la Reconciliación, pues en ella intervienen el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. 34 35 58 Dios Padre toma la iniciativa: Solamente Él es la fuente de Misericordia y Reconciliación. Ha sido su voluntad que hayamos sido salvados por Cristo. Es iniciativa suya que podamos actualizar la reconciliación en este sacramento. En muchas ocasiones las personas decimos que ya hemos vuelto a Dios; sin embargo, es Dios quien siempre nos busca primero, que busca a sus hijos con entrañas de Padre hasta que logra encontrarnos. No necesita de nuestro respuesta para darnos siempre su perdón, ni de mirar si tenemos méritos BOROBIO, D., Celebrar para Vivir, o.c., p.410. Ibíd. Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana suficientes para poder ofrecernos su perdón. De este modo, nos equivocamos si llegamos a pensar que obtener el perdón de Dios es una conquista personal porque me animé a confesarme o me arrepentí de mis pecados. ¡Es Dios quien me ha regalado su perdón gratuitamente! 36 37 La mediación salvadora de Cristo: Jesucristo es el centro de la salvación de los hombres. Por eso, cuando queremos reconciliarnos con nuestro Padre Dios no podemos ignorar a Cristo. El Sacramento de la Reconciliación recuerda y hace presente a Cristo y el misterio de su muerte y Resurrección.36 De esta manera, reconciliarse es proceso de lucha contra el pecado, una entrega al servicio de los demás, un camino doloroso hacia la creación de una situación nueva de amor.37 Hay diversos actos que expresan este itinerario: renunciar al pecado, conversión, confesión, compromiso, entre otros. La renovación en el Espíritu Santo: El Espíritu Santo es el gran ausente en este sacramento, puesto que no hacemos mucha mención de Él. Sin embargo, hay que recordar que Cristo cuando da esta potestad de perdonar los pecados a los apóstoles, lo hace por mediación del Espíritu Santo: Reciban al Espíritu Santo. A quienes les perdonen los pecados les serán perdonados… (Jn 20, 22-23). Es el Espíritu Santo quien nos mueve a la conversión, nos transforma y nos renueva en la fe. Por medio de esta fuerza podremos seguir esta obra de reconciliación entre los hombres. Incluso la Iglesia, tomando la necesidad de reafirmar el papel del Espíritu Santo, ha renovado la fórmula de la absolución: Dios, Padre Misericordioso, que reconcilió al mundo por la muerte y la resurrección de su Hijo y envió el Espíritu Santo para el perdón de los pecados, te conceda por el Ibíd. p.411. Ibíd. 59 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana ministerio de la Iglesia el perdón y la paz. YO TE ABSUELVO DE TUS PECADOS EN EL NOMBRE DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO… b) La intervención de la Iglesia en la obra de la Reconciliación: Recordemos este principio eclesiológico: La Iglesia es la asamblea del pueblo de Dios, la comunión de todos los que creen en Cristo Jesús, la familia de los que, por el Bautismo, han llegado a ser hijos de Dios y tienen un mismo Padre. Cada uno de los bautizados estamos llamados a vivir e incrementar la fe, el amor y la unidad de esta gran familia.38 Ante esta verdad, tenemos que decir que nuestros pecados son muestras de infidelidad a esta misión. Es una renuncia a nuestra fe bautismal, nos separamos de Dios y de la Iglesia. El pecado de uno, afecta a toda la comunidad. Pensemos cuando una parte de nuestra cuerpo está mal, ¿no afecta a todo su desempeño? Ante esta relación, es la Iglesia la que se preocupa por aquellos miembros que viven distanciados de Dios Padre. La Iglesia tiene y debe intervenir. Sólo así podremos entender el sentido comunitario de la Reconciliación. La Iglesia interviene en tres niveles: 38 60 La presencia de la Iglesia Universal: Todos los que formamos esta familia de Dios estamos unidos en la fe y en el amor, la esperanza y la gracia… el bien y el mal de otros son nuestros también. De esta manera entendemos que, a través de nuestra oración ayudamos al hermano caído en donde quiera que se encuentre. La ayuda de la comunidad particular: Todos hacemos referencia a nuestra parroquia que constituye nuestra comunidad concreta en esta familia de Dios. Dentro de ella se hace patente y concreto el proceso Ibíd. p.412. Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana penitencial de sus miembros. En nuestras parroquias podemos ayudarnos de diversas maneras para acceder a este sacramento: desde el testimonio sencillo de muchos de sus fieles, la corrección fraterna, las palabras de ánimo para aquellos que son más renuentes hasta el tiempo que deben dar los sacerdotes a este sacramento. La mediación del Sacerdote: No podemos renunciar a la figura del confesor. Aunque crezca esta falsa idea de, ¿por qué debemos develar nuestra alma a un hombre que puede ser igual de pecador que yo; o esa idea comodina de que nos podemos arreglar directamente con Dios? Es vital la presencia y el auxilio del confesor. Ante esta realidad entendamos la función del confesor: no busca ni lesionar nuestra conciencia, ni dañar nuestra personalidad, ni fungir como juez, ni despreciar los actos del penitente. Más bien, quiere hacer presente y visible el perdón que Dios otorga, busca hacer patente la intervención de la Iglesia y reconciliación con la familia de Dios y ayudarnos a volver a empezar nuestra vida con la fuerza que da el perdón misericordioso de Dios. El confesor no busca suplantar a Dios, es un testigo cualificado de Dios y de su Iglesia y nos asegura, a través de su palabra y presencia la Reconciliación con Dios y con la Iglesia. c) El hombre pecador que va al Encuentro del Padre Misericordioso: Todos estos regalos maravillosos de Dios sólo podrán ser efectivos si las personas respondemos al llamado de Dios y aceptamos el perdón que nos ofrece. Recordemos que Dios a nadie obliga a que reciba su perdón, nos deja en libertad. De ahí lo necesario de nuestra respuesta libre y consciente a Dios. En este apartado cobran una gran importancia los actos previos de todo hombre que quiere recibir el perdón de Dios. 61 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana Mencionemos los siguientes: La Conversión: Supone de inicio un reconocimiento sincero de que hemos pecado, de que somos seres débiles y necesitamos estar en una constante actitud de cambio en nuestra vida. La conversión exige una fe sincera, sin ella no hay una actitud constante de exigirnos un cambio de vida. Debemos cuidar de no confundir esta conversión con un simple malestar por haber obrado mal. Es un rechazo y alejamiento del pecado que nos impide seguir a Dios en nuestra vida. El centro de esta acción es el Amor que Dios nos tiene. Esta conversión implica re-orientar nuestra vida expresándola en obras concretas, distintas a las que nos hicieron fallarle a Dios. De igual modo, un compromiso serio de luchar por no fallarle a Dios. Es indispensable este acto pues sin él no habría perdón de Dios. Esto es, ¿cómo se le puede perdonar a una persona, que aunque confiese sus pecados, no está arrepentida? Donde hay conversión, hay perdón. Manifestar nuestra Conversión a través de Confesar nuestros pecados: Como creyentes debemos expresar concretamente nuestro arrepentimiento y nuestro deseo de convertirnos a Dios. Esto hace de la conversión algo humano y cristiano. Humano, pues necesita expresarse corporalmente; y cristiano, porque sólo a través de signos externos expresamos nuestra Reconciliación con Dios y con la Iglesia. Cuando son pecados leves podemos utilizar alguna forma de Reconciliarnos con Dios, pero si es algo grave requerimos de la Confesión. La confesión es el signo establecido por la Iglesia para que el penitente desvele su situación y para que ella misma (la Iglesia) pueda discernir su situación y reconocerlo como reconciliado.39 39 62 Ibíd. p. 417 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana Dicho de otra manera, no basta el reconocer y arrepentirse de los pecados graves que he cometido, debo expresar mi sincero deseo de Conversión acercándome a la “Confesión Oral” de mis pecados ante el sacerdote que representa Dios, el cual me dará por medio de la absolución el perdón de mis pecados y me reconciliará con la Iglesia Obra de penitencia y compromiso: Durante mucho tiempo no acostumbramos a mirar en la historia grandes y difíciles penitencias. Se solía hacer mala fama a los confesores porque regañaban o dejaban mucha penitencia. Ante esto tenemos que decir, equiparando a las ofensas que hacemos para con Dios, que son ridículas las penitencias que suelen dejarnos actualmente. Debemos decir con toda firmeza que no es un pago o intercambio de nosotros para con Dios por los pecados que hemos cometido haciendo ver a Dios como un juez vengativo que hasta que no se pagan la penitencia nos perdona. La penitencia como parte final de la Reconciliación es una parte muy importante que no debemos descuidar o quitarle la profundidad de sus gestos. A través de ella expresamos nuestra sincera conversión. Ella demuestra que debemos estar en una lucha constante contra el pecado y sus consecuencias. Visto de otra manera, los actos de penitencia son una expresión sincera de nuestro arrepentimiento, de nuestro esfuerzo por volver a tener la amistad de Dios y de una fe firme en la misericordia de Dios.Ventajas de este Sacramento Hemos mencionado que para muchos fieles el acceso a este sacramento es difícil por los prejuicios que se cargan o la ignorancia que se tiene para con él. Esto trae como consecuencia que muchos fieles no se confiesen. Para poder ir quitando estos escollos, hablemos de algunas ventajas y frutos que le dejan al que se confiesa: Los seres humanos tenemos en la palabra la forma más normal y profunda de expresarnos. De tal manera que a través de la confesión en 63 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana palabras de nuestros pecados externamos sincera y de manera palpable nuestra conversión. El confesarme expresa el carácter personal del proceso penitencial. Todos pueden ayudarme a convertirme, pero nadie puede convertirse por mí. A través de la confesión la Iglesia garantiza este carácter personal de la conversión. Es a una persona determinada a la cual se le dirige la palabra de consuelo y de ánimo a quien Dios vuelve a recibir personalmente en su amor y amistad. La confesión vocal de sus faltas y pecados expresa que se asume la propia responsabilidad de sus errores de alguien que ha ofendido a Dios y a su Iglesia. Cuando alguien ha pecado gravemente contra Dios y la Iglesia, no basta con que se reconozca pecador es preciso que se reconozca este pecado concreto para que como tal pueda ser reconciliado. La confesión da a la persona un regalo psicológico, pues a través de expresar en lo que ha fallado se libera de lo que no debería haber sido y le molesta grandemente. El Sacramento de la Reconciliación y la Vida del Católico Al repasar brevemente la esencia de este sacramento, tenemos que afirmar que este regalo de Dios no debe estar fuera de la vida de todo católico, ni ajeno a nuestras angustias y esperanzas, extraño a nuestras vivencias diarias. Debe considerarse como parte fundamental del ser cristiano, esto es, no podemos vivir como verdaderos cristianos si no frecuentamos este sacramento. 64 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana La razón es esta, porque sólo es cristiano el que cree, y sólo cree el que se convierte, y sólo se convierte el que constantemente reconoce su limitación y se esfuerza por llegar al ideal… No hay fe sin conversión, ni conversión sin fe. Y, porque esto es así, dado que la conversión es el centro del sacramento de la reconciliación, y que este es el ámbito o el signo eclesial propio por el que la expresamos. También debemos decir, que el sacramento es una necesidad existencial de la vida cristiana, del que no se puede prescindir.40 Por lo tanto, este sacramento no debe reducirse a una práctica diaria, ni distanciarse a un libre e irresponsable arbitrio de alguna vez será… Este sacramento es necesario celebrarlo cuantas veces el católico reconozca que su pecado es serio, que debe expresar y pedir la reconciliación para realizarla en plenitud ante Dios y la Iglesia. Conclusión El Sacramento de la Reconciliación: es el signo eclesial más excelente por el que se continúa y actualiza para una persona y por una persona concreta la historia de la reconciliación que ya Dios iniciara desde el pecado del primer hombre.41 Es Dios quien toma la iniciativa y nos ofrece este camino de amor y de perdón, es quien mueve nuestro corazón a la conversión. Debemos los católicos de agradecer grandemente a Dios por tan grandes gestos de Amor y Perdón. Tenemos que ser honestos, es incompresible en su totalidad el amor y el perdón que Dios nos da; sin embargo, debemos de dejar de despreciar este regalo de salvación y evitar reducir su valor e importancia en la historia de nuestra salvación personal. 40 41 BOROBIO, D., Celebrar para Vivir, o.c., p.382. Ibíd. p.418. 65 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana LA CONFIRMACIÓN ANTES DE LA PRIMERA COMUNIÓN Planteamiento Tenemos que recordar que la Confirmación durante mucho tiempo fue un sacramento olvidado y marginado, que se celebraba de forma masiva y sólo cuando había una visita del Obispo. Hoy las circunstancias actuales han pasado de un olvido a un resurgimiento del lugar y del momento del sacramento. Actualmente vemos que se ha puesto en muchos lugares la recepción de este sacramento en la adolescencia; se exige una preparación más fuerte y esquematizada, se acentúan los compromisos que lleva tratando de impactar en la vida humana y religiosa de quien la recibe. En realidad se quiere retomar lo recibido en el Bautismo para reafirmarlo con mucho éxito en la vida de los adolescentes y jóvenes que reciben el sacramento. Sin embargo, en ocasiones la preparación de este sacramento suele suplir la falta de propuestas pastorales para los adolescentes. Nuestra Diócesis durante mucho tiempo ha tenido la práctica de la Confirmación en dos vertientes: Una, que se daba inmediatamente después del Bautismo cuando eran los niños muy pequeños, lo cual se veía sólo como cumplir un requisito demeritando y se perdía el conocimiento y la valoración del sacramento. Esta vertiente ha sido superada poco a poco. La segunda, se da después de recibir la primera Comunión. Esta práctica ha generado buenos resultados pues al adolescente y al joven que se prepara y recibe podemos darle una firme formación sobre la fe; hecho que nos puede asegurar católicos más maduros y comprometidos con su Iglesia. Esta es actualmente la práctica. Los Obispos de la “Provincia Bajío” han decidido retomar el orden teológico de los sacramento de IC: Bautismo, Confirmación y Eucaristía. 66 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana Tal suceso ha desatado dudas e inconformidad por los cambios que en la Pastoral Parroquial nos tienen que generar. Tenemos que decir con toda certeza que no hemos inventado algo nuevo, el sacramento ya estaba. Su origen está en la misma economía del Espíritu a lo largo de la Historia de la Salvación, y sobre todo en el Misterio Pascual y en la Promesa de Cristo. El Espíritu prometido y enviado por Cristo necesita de una historización o sacramentalización que nos lo haga accesible y cercano a quienes necesitamos de signos externo.42 No obstante, es importante fundamentar esta decisión con algunas razones que a continuación presentamos: La Confirmación en la Sagrada Escritura El Nuevo Testamento no habla de IC ni de Confirmación; no obstante, nos ofrece elementos que nos servirán de punto de partida y de verificación para posteriores estudios: El Espíritu Prometido por Cristo: Es enviado a los apóstoles, a la comunidad de los creyentes y a todas las gentes (Jn 14, 17; Lc 24, 49; Hch 1, -8; Jn 20, 22-23; Hch 2, 1-39; 10, 44-48). Cristo cumple su Promesa de enviar al Espíritu Santo de triple forma: 1) Visible por medio de signos extraordinarios (Hch 1, 2-42); 2) Personal, que se ve por la fe y el amor de la vida ordinaria como sucede en quienes viven en Cristo y el Espíritu (Jn 14, 16.24; Col 2, 3; Rom 8, 8-10; Ga 2, 20); 3) Simbólica, a través de signos concretos como la imposición de manos.43 De este modo deducimos que el don del Espíritu Santo necesita expresarse en formas más visibles y concretas. Esto es: la forma sacramental. 42 43 BOROBIO, D., Celebrar para Vivir, Sígueme, Salamanca, España, p.244. Cfr. Ibíd. p.245. 67 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana La Confirmación en la historia de la Iniciación Cristiana Hasta el Siglo V se vendrá configurando más plenamente la IC. Se entiende como un proceso unitario, cuyos elementos más importantes son los siguientes: el catecumenado, los ritos bautismales; unción, baño de agua, ritos post-bautismales de imposición de manos, crismación o signación, participación en la Eucaristía, la experiencia celebrativa y el encuentro con la comunidad (mistagogía).44 Este proceso pretende tres fines: la conversión y la fe personal por la palabra catequética y el rito; la incorporación plena a la vida y a la comunión eclesial. Debemos puntualizar con mucha precisión que estos elementos estaban unidos por su significado; es decir, eran una sola unidad que se explica y entiende en plena referencia mutua y también porque el único ministro era el Obispo hasta el siglo IV. Esta unidad se romperá casi en su totalidad en el siglo V, con excepción de las Iglesias orientales y en partes de la Iglesia Hispánica. ¿Por qué razones se llega a la ruptura de los ritos de la Iniciación Cristiana y a la separación de los ritos post-bautismales? Aducimos algunas: La conversión de muchos paganos. La generalización del bautismo de los niños, el cual se consideró necesario. La multiplicación de las comunidades en áreas extensas y alejadas de la ciudad; situación que creó nuevas necesidades pastorales y la necesidad de una nueva praxis. Los presbíteros asumieron la función de presidir en una comunidad concreta. Asimismo, algunas funciones reservadas, antes, sólo a los obispos; por ejemplo, el bautismo de los niños. 44 68 BOROBIO, D., Celebración para Vivir, o.c., p.246. Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana Se reserva el rito “post-bautismal o confirmatio”, que es don del Espíritu para el Obispo, salvando y asegurando así la unidad y comunión eclesial. - Esto llevó a una inevitable separación ritual y cronológica de los ritos de IC.45 Retomando lo anterior se vislumbra una nueva ordenación práctica de la IC, que en el caso de los niños, se realizará así: Bautismo por el sacerdote o diácono al poco tiempo de nacer. Las fechas más señaladas eran Pascua y Pentecostés. Comunión a los bautizados bajo la especie de vino. Costumbre que vino a desaparecer hacia el siglo XI imponiéndose más tarde la edad del uso de la razón. Confirmación cuando el Obispo visitaba las comunidades; en todas las edades, prácticamente. Participación en la Eucaristía de la comunidad adulta, que sucedía antes de la confirmación, si la visita del Obispo se retrasaba.46 Al separarse los ritos de Iniciación, la Confirmación tendrá un período de aislamiento y de olvido en el conjunto de la vida eclesial. En la Edad Media se realiza un esfuerzo por elaborar un ritual y unos principios teológicos propios de la Confirmación. Fruto de esta iniciativa serán definir la unción crismal y la imposición de las manos como elementos constitutivos del sacramento. De igual manera, se crean oraciones y fórmulas propias del sacramento.47 En la época escolástica vendrá a darse un tinte más fuerte y definido a la Confirmación. Es el sacramento que aumenta la gracia en el cristiano bautizado y le da la fuerza para luchar valientemente contra los enemigos internos y externos de la fe y para confesar abiertamente el nombre de Cristo, siendo marcados por el carácter 45 Cfr. Ibíd. BOROBIO, D., Celebrar para Vivir, o.c., p.247. 47 Cfr. Ibíd. 46 69 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana del sacramento los cristianos que lo reciben de una vez para siempre.48 En el siglo XIV sufrirá un tiempo de olvido y poca atención. Era poco importante su puesto en la vida de la Iglesia: pocos obispos se preocupaban de confirmar o sólo lo hacían en sus catedrales, no importaba mucho la preparación. El resultado era que muchos fieles oían poco de la Confirmación, algunos eran confirmados en una edad madura y otros morían sin haberla recibido. El Concilio de Trento, en el siglo XVI, retomó este vacío y se preocupó de renovar la pastoral y la preparación de este sacramento. Los frutos fueron algunos catecismos que ilustraron al clero y a los fieles sobre esta cuestión. No obstante, seguía siendo algo sin relevancia en la Iglesia; se exigía bautizarse, hacer su primera Comunión pero si no se confirmaba no pasaba nada. El concilio Vaticano II, en el siglo XX, vino a dar un nuevo impulso a la renovación de este sacramento, dando como fruto la publicación del NUEVO RITUAL DE LA CONFIRMACIÓN (Ordo Confirmationis) del 17 de Septiembre de 1971.49 Al tener una visión panorámica de la historia de este sacramento hacemos las siguientes conclusiones: 48 La Confirmación en los inicios de la historia no aparece como un rito separado y distinto, ni como un sacramento de caracteres definidos junto al Bautismo, sino como una unidad iniciatoria.50 Todas las liturgias (orientales y occidentales) dan testimonio de un rito post-bautismal donde la crismación, signación y la imposición de las manos constituyen el don del Espíritu Santo. Ibíd., p.248. Ibíd. 50 Ibíd., p.247. 49 70 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana 51 52 Estos gestos del rito post-bautismal tiene como objetivo explicitar la misma gracia bautismal, dándole un carácter terminal, conclusivo y perfectivo.51 Debemos evitar resaltar este sacramento: No verlo como una solución a nuestras carencias pastorales en la edad de los adolescentes ni como el culmen de la IC. Cada uno de sus aspectos se comprende mejor en comparación con los otros; su sentido y función se aprecia mejor relacionándola siempre con los otros sacramentos y elementos del proceso global de la IC.52 Al recordar la historia de este sacramento, nos referimos al n.2 del Ritual del Bautismo de Niños para defender el orden teológico de los Sacramentos de la IC: Los tres sacramentos de la IC están íntimamente unidos entre sí, de tal modo que conducen a los fieles a aquella madurez cristiana para que puedan cumplir en la Iglesia y en el mundo la misión propia del pueblo de Dios. No es de ignorarse que causará muchas incomodidades el cambio de edades a nuestra pastoral parroquial. Sin embargo, vale la pena trabajar en unidad con la disposición diocesana teniendo una actitud de esperanza en la obra del Espíritu Santo. Nos obligará a luchar por implementar una pastoral de adolescentes atractiva y atrayente, cimentada en el mensaje de Jesucristo. Ibíd. Ibíd., p.249. 71 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana LA CONFESIÓN ANTES DE LA CONFIRMACIÓN: ALGUNAS CUESTIONES CANÓNICAS 1. Hay que recordar que el Sacramento de la Penitencia no es parte de los Sacramentos de la IC: Bautismo, Confirmación y Eucaristía. Téngase como referencia el orden que sigue el Código de Derecho Canónico y el Catecismo de la Iglesia Católica al tratar sobre los sacramentos. La Penitencia es de los llamados: “Sacramentos de curación”. El Sacramento de la Penitencia ocupa un lugar aparte, independiente de los Sacramentos de la IC aunque estrechamente unido a ellos.53 Partiendo de la unidad del misterio y de la vida cristiana; no podemos considerar a cada sacramento como algo aislado sino cada uno como parte integrante de un todo, que es la Vida en Cristo. 2. Desde el punto de vista canónico, el Sacramento de la Penitencia ha quedado unido a la Eucaristía por lo señalado en el c.914, que expresa: Los padres, en primer lugar, y quienes hacen sus veces, así como también el párroco, tienen la obligación de procurar que los niños que han llegado al uso de razón se preparen convenientemente y se nutran cuanto antes, previa confesión sacramental, con este alimento divino. Este canon establece que en la preparación de los niños para recibir la Eucaristía por vez primera, se incluya con la Confesión Sacramental. Este requisito no pretende alterar los principios de la teología moral recogidos en el c.916 del actual Código de Derecho Canónico que permite la Sagrada Comunión sin confesión previa a la persona que tenga conciencia de pecado mortal. El requisito que presenta este canon tiene carácter de mandato jurídico-pastoral dirigido a los que preparan los planes o programas de la primera comunión, para que también instruyan al niño en la práctica del Sacramento de la Penitencia como la mejor preparación para recibir la Sagrada Eucaristía. En este sentido el 53 Cfr. PROVINCIA ECLESIÁSTICA BAJÍO, Directorio para la Digna Celebración de los Sacramentos de la Iniciación Cristiana, n.131, p.49. 72 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana Catecismo de la Iglesia Católica en el n.1457, señala: Los niños deben acceder al sacramento de la Penitencia antes de recibir por primera vez la Sagrada Comunión. 3. Otra línea que une la Penitencia con los Sacramentos de la IC es la edad en la cual se establece que sean recibidos tanto la Comunión como la Penitencia. En cuanto a la Comunión ya ha quedado señalado en el c.914 arriba citado. En cuanto a la Penitencia, refiere el c.989: Todo fiel que haya llegado al uso de razón, está obligado a confesar fielmente sus pecados graves al menos una vez al año. - - - 54 La edad del uso de razón, según el c.97,2: cumplidos los siete años, se presume que tiene uso de razón. Es esta la edad próxima, la cual el niño debe prepararse para recibir el Sacramento de la Eucaristía y en la cual todo fiel está obligado a confesar sus pecados graves. Como podemos notar, coinciden las edades. Sin embargo, nada obstaría al que ha llegado al uso de razón y tiene ya la preparación necesaria54, pueda, y más aún “está obligado”, según el c.989 a acercarse a la Penitencia, aun cuando no haya recibido la Eucaristía. Pero no al contrario: quien va a recibir la Eucaristía por primera vez, debe acceder al Sacramento de la Penitencia como ya se ha señalado. Es interesante la observación que hacen los obispos de la Región Bajío respecto a este tema: En el caso particular de los niños, su primera Confesión no implica necesariamente la suposición de que sean capaces de cometer pecados graves y, por eso necesiten el sacramento de la Penitencia antes de la Eucaristía; significa más bien experimentar lo que este sacramento tiene de positivo y consolador: el encuentro gozoso con Cfr. Ibídem, n.145, p.55; n.150, p.56. 73 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana el Amor de Dios y con la Comunidad que acoge y anima al cristiano en el camino de la conversión.55 Conclusión 1. ¿Debe el niño acercarse al Sacramento de la Penitencia antes de la Primera Comunión? Afirmativo, a tenor del c.914. 2. ¿Puede un fiel cristiano que ha llegado al uso de razón, y de ahí en adelante, acercarse al Sacramento de la Penitencia aun cuando no haya hecho su primera Comunión? Afirmativo, no sólo puede, sino, a tenor del c.989 debe hacerlo siempre y cuando esté debidamente preparado. Ordinariamente la preparación para la primera Confesión se tiene también en el curso de preparación para la primera Eucaristía. 55 74 Ibid. n.152, p.57. Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana LAS ESCUELAS CATÓLICAS: SU REALIDAD Y SU FUTURO EN LA EVANGELIZACIÓN DE LA IGLESIA Introducción La educación ha cambiado bastante en todos los ambientes donde nos movemos desde los nombres de las materias, los horarios, las facilidades y las especialidades hasta llegar a quitar algunas materias o contenidos porque suena a religión o a Dios. Esto ha tenido consecuencias que ha afectado a nuestra sociedad, pero en especial, a las personas que reciben las nuevas propuestas educativas. El Documento de Aparecida en el n.328, de manera magistral ilustra esta realidad: Las nuevas reformas educacionales de nuestro continente, impulsadas por adaptarse a las nuevas exigencias que se van creando en el cambio global, aparecen centradas prevalentemente en la adquisición de conocimientos y habilidades, y denotan un claro reduccionismo antropológico, ya que conciben la educación preponderantemente en función de la producción, la competitividad y el mercado. Por otra parte, con frecuencia propician la inclusión de valores contrarios a la vida, a la familia y a una sana sexualidad. Por esta razón encontramos que la educación en las escuelas no despliega en los jóvenes ni los valores fundamentales, ni su espíritu religioso. De igual manera, no les enseñan caminos para superar las tentaciones que se les presentan en la vida y caminos para realizarse integralmente. Muchas propuestas educativas actualmente carecen de líneas que les ayuden a preparar las virtudes, costumbres y actitudes que los llevarán a ser excelentes guías familiares y personas que construyan una nueva sociedad. De este modo queremos reflexionar sobre el presente y futuro de nuestras escuelas católicas como punto de partida sobre el llamado que hace Aparecida: la escuela está llamada a transformarse, ante todo, en lugar 75 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana privilegiado de formación y promoción integral, mediante la asimilación sistemática y crítica de la cultura… (DA n.329). 1.- Algunos rasgos de la situación actual de las Escuelas Católicas a) La transformación de la sociedad: La Escuela no es lugar aislado de la sociedad, lo que le afecta a la gente ahí se refleja. Las modas, las corrientes de pensamientos, la televisión y lo que sucede alrededor, por supuesto que se refleja en los alumnos que se atienden. De ahí que si hay una estabilidad familiar, ésta dispone a un alumno íntegro para aprender. Por el contrario, si existe descuido, violencia familiar u otros problemas nos dan alumnos con situaciones muy duras que sanar y con un corazón y una mente poco dispuesta a aprender y a formarse. b) Una época de cambios: La vertiginosa ola de cambios que en todos los aspectos de la vida actual se presentan, hace que desaparezcan algunos elementos que son básicos para ser cambiados por unos que, suponen, son mejores. Pongamos algunos ejemplos: Hoy se privilegia de modo supremo la productividad, el progreso, la ciencia. Esto nos lleva en la educación a ser poco profundos en conocer la esencia de las cosas. Además, la vida se concibe en un sentido instrumental, no importan las personas como tales, importa más lo que me aporten. Crece tristemente un ambiente de crisis moral; hoy se exalta la libertad y la conciencia individual como la fuente de valores, sacando a Dios y a la personas de toda referencia. Lógicamente engendra un relativismo moral que está llevando a la decadencia de las personas y de las sociedades. Otro ejemplo, es la falta de sentido de trascendencia. Como todo se maneja bajo el principio de lo inmediato, vive el presente y no te importe lo demás; y, con ello dejamos a las nuevas generaciones con 76 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana personalidades endebles sin raíces donde apoyarse ni finalidades trascendentes a las cuales aspirar y luchar. c) Una sociedad pluralista: A las escuelas católicas asisten alumnos con diferentes valores familiares, creencias, éticas y prácticas religiosas que llegan a chocar con los principios que propone la institución. La valoración de esta realidad es ambivalente pues puede ser una oportunidad de enriquecer los principios y las personas; por otro lado, puede ser un foco negativo que contamine las rectas intenciones de formar y educar. d) Algunas familias que no sintonizan ni refuerzan la educación que se imparte en la escuela: Es algo paradójico que muchas familias inscriben a sus hijos en tal o cual institución católica por el prestigio que tienen, porque aseguran una sólida formación intelectual por la disciplina que les imponen, etcétera. Sin embargo, muchos de ellos ni son católicos, ni llevan una práctica constante en su religión. Algunas no participan en las responsabilidades educativas de sus hijos por eso buscan que la escuela católica supla ese papel. Se trabaja mucho en los alumnos, pero no hay eco en sus familias y la semilla sembrada muere pronto. e) Desencanto de algunas escuelas católicas: Es lamentable que a pesar de la entrega y amor con la que trabajan muchas personas en las escuelas católicas, no se logran siempre los objetivos planteados. Esto no es siempre culpa de la institución pues como ya mencionamos; llega una pluralidad de alumnos con situaciones muy complejas por resolver. Añadámosle los escándalos de abuso a menores por parte de algunos miembros del clero, situación que ha generado desconfianza y rechazo a lo que represente Dios y el sacerdote. f) Disminución de vocaciones Religiosas y Sacerdotales: El atractivo que tenían muchas escuelas católicas era que había religiosas (os) y sacerdotes como maestros y directores, lo que en un principio aseguraba la calidad y el prestigio de la educación. Sin embargo, es una realidad que han disminuido las vocaciones, factor que ha llevado a que muchos laicos tengan la dirección y la docencia de escuelas. Esto es ambivalente, pues existen muchos laicos 77 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana debidamente preparados que continúan el proyecto principal de la institución católica y lo hacen eficientemente; no obstante, puede haber casos que otros se aprovechen del nombre, para obtener otros fines. Con todo lo reflexionado anteriormente, decimos con esperanza y satisfacción, que actualmente contamos con instituciones católicas muy serias, quienes a pesar de todas las dificultades siguen ofreciendo educación católica de calidad. Escuelas que, fieles a su carisma, siguen ofreciendo a Dios como el fin último que ilumina y ofrece con su Palabra caminos de superación y humanización. 2.- La Identidad de la Escuela Católica Las fuentes históricas nos hacen remontarnos a los inicios de nuestra fe en donde encontramos el germen de la auténtica educación católica. Aunque actualmente el Estado se empeñe en querer sacar nuestra fe de toda educación escolar; no obstante, nuestra fe vivida y profesada en nuestra Iglesia católica a través de la historia ha sido el génesis y la misma configuración de la escuela católica. La Escuela Católica es una institución educativa que la Iglesia pone al servicio del hombre y la sociedad, al mismo tiempo que responde al derecho de los padres a que sus hijos reciban la formación religiosa y moral conforme a sus convicciones. Dichas instituciones están al servicio de la educación no por privilegio o concesión del Estado, sino para ofrecer este tipo de formación católica a los que libremente quiera acceder a ella.56 El Documento de Aparecida en el n. 330, completa estas descripciones diciendo lo siguiente: La educación católica debe humanizar y personalizar al ser humano, cuando logra que éste desarrolle plenamente su pensamiento y 56 CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, La Escuela Católica. Oferta de la Iglesia en España para la educación del Siglo XXI, LXXXIX Asamblea Plenaria, nn.17-18. 78 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana libertad, haciéndolo fructificar en hábitos de comprensión y en iniciativas de orden real. El fundamento principal de toda escuela católica debe ser Cristo, pues sólo en Él encontramos el fundamento de todos los valores humanos, en Él hará que se realicen. Es Jesucristo quien revela y promueve el sentido nuevo de la existencia y la transforma, capacitando al hombre y a la mujer para vivir de manera divina; es decir, pensar, querer y actuar según el Evangelio, haciendo las Bienaventuranzas la norma de vida (DA n.335). 3.- Características de la Educación Católica a) Cimentada en la Naturaleza y Dignidad de los Hombres: La esencia católica que se entraña en la escuela católica no son un simple añadido. Está enraizada en la misma naturaleza del hombre creado a imagen de Dios. De esta manera afirmamos los siguiente: La Iglesia sabe muy bien que su mensaje conecta con los deseos más profundos del corazón humano cuando reivindica la dignidad de la vocación humana, devolviendo la esperanza a quienes se desesperan ya de su destino más alto. Su mensaje, lejos de empequeñecer al hombre infunde luz, vida y libertad para su progreso; y fuera de Él nada puede satisfacer el corazón del hombre.57 b) Una Propuesta Diferente: La nota más clara que diferencia a una escuela católica de otra que no lo es, la describimos así: su nota más característica es crear un ámbito de comunidad escolar animado por el espíritu evangélico de libertad y de amor; ayudar a los adolescentes a que, al mismo tiempo en que se desarrolla en su propia persona, crezcan según la nueva criatura que, por el bautismo se han convertido y, finalmente, ordenar toda la cultura humana al anuncio de la salvación. c) Fomentar un Desarrollo Pleno de la Personalidad: Este objetivo requiere de que se conjunten varias finalidades. Esto es, añadir a una 57 CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, La Escuela Católica, o.c., n.20. 79 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana ambiciosa formación intelectual la visión cristiana del mundo y del hombre que le aporta la fe. De este modo, esperamos tener personas que puedan conjuntar su fe, su vida y su cultura. d) Formación Integral. La Escuela Católica no sólo se interesa por formar mentes, más bien busca atender los espacios propios de la persona: su mente, su cuerpo, su vocación, su familia, etcétera. La acción educativa de la Iglesia a través de una escuela católica, además de vincularse a la formación plena, entendida como desarrollo perfectivo de las capacidades básicas del alumno, propone una educación integral del mismo tratando que todas las capacidades puedan ser integradas armónicamente desde la Luz del Evangelio que fundamenta una cosmovisión integradora de la personalidad.58 La educación católica se interesa por una formación integral, esto exige un acompañamiento personalizado no sólo para verificar el aprovechamiento en los estudios sino también para acompañarle en su crecimiento afectivo, en su inserción social y en su progreso espiritual. e) Formación en los Valores Humanos y Cristianos: El mundo que vivimos ha caído en algunos aspectos en un literal relativismo donde no hay parámetros para medir y juzgar. El parámetro es uno mismo. La propuesta católica es formar en los principales valores humanos que buscan orientar el progreso evolutivo y perfectivo del alumno. Se busca que el alumno adquiera una personalidad crítica y libre, que pueda optar por el bien y la verdad. Asimismo, se debe educar en los valores morales y virtudes que proceden de la fe cristiana. Esto le dará a Dios como punto de referencia en su vida sus decisiones y sus acciones. Sin esta exigencia, se quitaría mucha de la esencia de la educación católica. 58 80 Ibíd. n.23. Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana 4.- ¿Qué lugar ocupa la Escuela Católica en la Misión de la Iglesia? El Documento de Aparecida nos recuerda la misión principal de la Iglesia en el n.331: La misión primaria de la Iglesia es Anunciar el Evangelio de manera tal que garantice la relación entre fe y vida tanto en la persona individual como en el contexto socio-cultural en que las personas viven, actúan y se relacionan entre sí. Así, procura “transformar mediante la fuerza del Evangelio los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de vida de la humanidad que están en contraste con la Palabra de Dios y el designio de Salvación”. Tomando en cuenta lo dicho, la educación católica promueve un proyecto donde se eduque para que el alumno conozca a Jesús, habite en su vida y transforme su existencia. Si el estudio tiene como fundamento y término a Cristo, entonces esta educación está “RECAPITULANDO TODO EN CRISTO”. Será, entonces, una verdadera educación cristiana. De ahí deducimos que la Escuela católica posee todos los elementos que le permitan ser reconocida; no sólo como medio privilegiado para hacer presente a la Iglesia en la sociedad, sino también como verdadero y particular sujeto eclesial, puesto que evangelizar no es para nadie un acto individual y aislado sino profundamente eclesial, pues para quien evangeliza hace presente a Cristo y a la Iglesia, su cuerpo visible y esto supone que lo haga no por una misión que ella se atribuye o por inspiración personal, sino en unión con la misión de la Iglesia y en su nombre.59 En otras palabras, la escuela podrá ser un medio excelente de evangelización, sí conduce a sus alumnos a que tengan un Encuentro con Jesucristo Vivo, Hijo del Padre… Lo hará colaborando con la construcción 59 CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, La Escuela Católica, o.c., n.48. 81 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana de la personalidad de los alumnos, teniendo a Cristo como referencia en mentalidad y en su vida (DA n.336). 5.- Principales Retos que tienen la Escuelas Católicas en la actualidad en nuestra Diócesis. a) Purificar su Identidad: Hemos hablado de la importancia de la propuesta católica; sin embargo, muchos de estos centros se visualizan como lugares a donde van sólo una élite de la sociedad. Se ve más como un ámbito social y de prestigio que un centro católico. De igual modo, se tendría que reconsiderar opciones para que personas de bajos recursos puedan tener acceso a estas oportunidades de formación. b) Revisar sus Fines y Objetivos: Esto se entiende que sea efectiva la formación católica que se ofrece tanto en sus planes como en sus obras, que no sea la fe católica un gancho para otros fines económicos. c) Promover una Identidad Eclesial: De gran importancia para la acción pastoral de la Iglesia son los centros de enseñanzas católicos promovidos por instituciones diocesanas, órdenes religiosos o grupos cristianos. Sin embargo, en muchos de ellos suelen parecer islas que no se prestan a trabajar con la parroquia a la cual pertenecen. Recordemos que el deseo de Jesucristo es trabajar en equipocomunión con la parroquia y la Diócesis respetando sus fines y metas. Necesitamos hacer comunidad, hacer confluir a la parroquia a la que pertenecen y a un proyecto pastoral diocesano. d) Suscitar una Verdadera Formación para la Recepción de los Sacramentos de IC: Se propone que la educación en la fe en las instituciones católicas sea integral y transversal en todo el curriculum, teniendo en cuenta el proceso de formación para encontrar a Cristo y para vivir como discípulos-misioneros suyos, e 82 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana insertando en ella verdaderos procesos de IC (DA n.338). Muchos colegios en sus programas ofrecen a sus alumnos oportunidades de prepararse para recibir formación para alguno de los sacramentos de IC. Puntualizamos que es loable esta propuesta de las escuelas católicas. No obstante, debemos cuidar la preparación y no confundirla con las clases de formación en la religión que llevan eventualmente. La preparación debe ser diferente, marcada por el sacramento que se va a recibir. De ahí la importancia de trabajar en equipo-comunión con la parroquia correspondiente y en consonancia con los textos propuestos por la Diócesis. e) Insistir en la Importancia de la Participación de la Familia en la Formación del Alumno: Los padres de familia son los primeros que asumieron la responsabilidad de sus hijos. Debemos reconocerlos como los primeros y principales educadores. f) El deber de la educación familiar, como primera escuela de virtudes sociales, es de tanta trascendencia que, cuando falta, difícilmente puede suplirse. Es un principio irrenunciable (DA n.339). Conclusión Reconocemos el enorme esfuerzo de muchas instituciones que trabajan en la educación católica, tratando que la religión sirva para formar su persona, su mente y su fe. Necesitamos seguir proponiendo verdaderos caminos para seguir al Señor y cumplir la meta de toda escuela católica: Conducir al Encuentro con Jesucristo Vivo, Hijo del Padre, hermano y amigo, Maestro y Pastor Misericordioso, Esperanza, Camino, Verdad y Vida y, así, a la vivencia de la alianza con Dios y con los hombres (DA n.336). 83 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana ÍNDICE DECRETO 3 INTRODUCCIÓN 6 I.- LA REALIDAD ACTUAL DE LA “IC” EN NUESTRA DIÓCESIS 8 II.- ¿QUÉ ES LA INICIACIÓN CRISTIANA? 1. Naturaleza de la Iniciación Cristiana 2. Sentido amplio de la palabra “Iniciación” 3. Concepto de la “Iniciación Cristiana” 4. Meta y Elementos de la Iniciación Cristiana 9 9 9 10 12 III.- SACRAMENTOS DE LA INICIACIÓN CRISTIANA 14 16 18 20 El Bautismo La Confirmación La Eucaristía 84 REGLAMENTO DIOCESANO 23 SACRAMENTO DEL BAUTISMO Nuestra realidad diocesana Normativa Diocesana Personas Celebración Lo Administrativo 24 24 25 27 30 31 SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN Nuestra realidad diocesana Normativa Diocesana Personas 33 33 34 36 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana Celebración Lo Administrativo 38 39 SACRAMENTO DE LA EUCARISTÍA Nuestra Realidad Diocesana Normativa Diocesana Personas Celebración Lo Administrativo Cuestiones Especiales - Migrantes - Personas con capacidades diferentes y/o especiales - Colegios y Escuelas Católicas 41 41 42 44 45 47 48 48 49 50 SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN Nuestra Realidad Diocesana Normativa Diocesana Personas Celebración 53 53 54 54 55 ANEXO 56 EL SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN: Encuentro amoroso con nuestro Padre Dios 57 57 57 58 63 64 65 Introducción Ideas equivocadas sobre el Sacramento de la Reconciliación ¿En qué consiste este Sacramento? Ventajas de este Sacramento El Sacramento de la Reconciliación y la Vida del Católico Conclusión 85 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana LA CONFIRMACIÓN ANTES DE LA PRIMERA COMUNIÓN Planteamiento La Confirmación en la Sagrada Escritura La Confirmación en la historia de la Iniciación Cristiana 66 66 67 68 LA CONFESIÓN ANTES DE LA CONFIRMACIÓN: Algunas cuestiones Canónicas LAS ESCUELAS CATÓLICAS: Introducción 1.- Algunos rasgos de la situación actual de las Escuelas Católicas 2.- La Identidad de la Escuela Católica 3.- Características de la Educación Católica 4.- ¿Qué lugar ocupa la Escuela Católica en la Misión de la Iglesia? 5.- Principales Retos que tienen la Escuelas Católicas en la actualidad en nuestra Diócesis ÍNDICE 86 72 75 75 76 78 79 81 82 84 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana 87 Reglamento Diocesano para los Sacramentos de Iniciación Cristiana Vicaría de Pastoral Diócesis de Irapuato 88