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Transcript
Plan Estratégico 2015­2020
Equipo Coordinador del proceso de Planificación Estratégica Participativa
María Elena Parras
Wilma Rommel
Alan Eldrid
Asesoría externa, diseño de la implementación, y facilitación de encuentros regionales y en Asamblea
de Vida y Misión
Carlos Vigil
Agradecemos especialmente el asesoramiento de Raquel Rodriguez (ELCA/GM/Latin
American Desk), y Gustavo Driau (FLM/Programa de Sustentabilidad)
Gracias también a Mirta Iurinic, Karin Michelin Salomón, Andrea Peterson, Gladys
Hut, Diego Cepeda, Andrea Baez, Fabián Kreischer, Paola Ledesma, Gustavo
Kreischer, Ivan Vivas, Octavio Burgoa y Gustavo Gómez (de la cohorte 2009­2010 de
Facilitadores/as de Procesos Comunitarios), y a Karin Schöller y Pilar Cancelo, del
Servicio Evangélico de Diaconía, por la facilitación de los encuentros en las
comunidades. Gracias al staff de la oficina sinodal por el soporte logístico para todo el
proceso.
Este proyecto ha sido posible gracias al aporte financiero de la Evangelical Lutheran
Church in América
Iglesia Evangélica Luterana Unida | Octubre de 2015
2
1. Presentación
3
“Nuestra Iglesia Evangélica Luterana Unida ha sido y es una iglesia misionera, por
ello se siente convocada a la evangelización“. Con esta contundente precisión se inicia
el documento “Convocados para Evangelizar” elaborado y adoptado por IELU a inicios de
la década de 1980. Dicho documento es el antecedente más cercano con que cuenta
nuestra iglesia en términos de planificación participativa.
Después de 35 años es posible presentar un nuevo esfuerzo de discernimiento de todo el
cuerpo de la iglesia en cuanto al llamado que Dios le hace a contribuir con su misión en el
mundo.
El presente documento presenta el plan estratégico participativo cuya implementación fue
decidida en la Asamblea de vida y Misión 2013, y que el cuerpo de la iglesia
(congregaciones, misiones, comunidades de fe, pastoras, pastores y ministros) elaboró
durante 2014 y refrendó en la Asamblea de Vida y Misión 2015.
En esta tarea se destaca la metodología de trabajo orientada a la participación y al
consenso mediante el esfuerzo de numerosas personas miembros de la iglesia que han
participado generando cohesión, sinergias y partiendo del respeto por las diferencias. Ha sido un anhelo de todas las personas participantes que este documento sea un
nuevo referente en la vida de IELU, y que también sea útil para visibilizar todo aquello que
Dios está haciendo en nuestras congregaciones, comunidades de fe, obras educativas y
diaconales.
Introducción
Los desafíos que enfrentan las comunidades de fe de identidad luterana para cumplir con
su misión (la proclamación, el servicio y la defensa de causas justas) son enormes, y
demandan esfuerzos hasta hace poco impensados. La fidelidad, buena voluntad, la entrega, el compromiso, que surge de la fe son
indispensables para enfrentar esos desafíos, tal como ha sido siempre en la iglesia, pero
no aseguran por sí la sustentabilidad espiritual, económica y organizacional de las
iglesias. De igual modo, tampoco aseguran la sustentabilidad las buenas prácticas de la
administración secular: porque la misma existencia, razón de ser y porvenir de las
comunidades de fe y las iglesias están radicados en la acción redentora de Dios; que es
quien en definitiva sustenta la iglesia.
Como pueblo de Dios reunidos y reunidas bajo la denominación Iglesia Evangélica
Luterana Unida en Argentina y Uruguay hemos podido detenernos, reconocernos, volver a
proyectar el futuro de nuestra iglesia en la renovada confianza de que estamos en las
manos de un Dios de amor y fidelidad, aunando esfuerzos como Iglesia y reconociendo
que la planificación estratégica participativa es una herramienta útil y necesaria en la
construcción de un nuevo futuro.
Que es lo que diferencia una planificación participativa de una organización secular de
una planificación participativa de la iglesia? la confianza en el propósito de Dios es el
elemento clave. En el libro de Proverbios 19:21 leemos: "Muchos pensamientos hay en el
corazón del hombre, pero es el propósito del Señor el que prevalece." Esto deja claro que
no ponemos nuestra la confianza en nuestros propios planes y estrategias sino que nos
apoyamos y confiamos en la guía del Espíritu Santo
4
“Para navíos sin puerto de destino no existen buenos vientos”. Este dicho también vale
para el navío llamado “iglesia”. Todos los recursos humanos y financieros, todos los
programas y actividades pierden gran parte de su dimensión constructiva cuando no
cooperan de forma eficaz con la Misión de Dios en el mundo.
Empezamos este proceso preguntándonos ¿A qué iglesia nos sentimos llamados? ¿Con
qué iglesia soñamos? Porque la planificación se inicia cuando comenzamos a entrelazar
el llamado que Dios nos hace, con nuestros anhelos en la construcción de una visión
compartida en comunidad. El camino en la dirección de esta visión será realizado paso a
paso. Pequeñas metas y objetivos parciales ayudarán a mantener la perseverancia y la
dirección. Lo importante es que a lo largo del camino nos tornemos más agradecidos y agradecidas,
más solidarias y solidarios. Planificar siempre es un proceso de transformación personal
y comunitaria; proceso que nos devuelve la capacidad para inspirar y encantar. Resultado
de este proceso es el desarrollo de la sustentabilidad de la iglesia.” Es el Espíritu el que abre el camino a la Iglesia; no es la Iglesia quien planifica los caminos del Esp íritu.
Planificación Estratégica Participativa en la Iglesia
La visión y misión de la iglesia es la que nos encomendó el Señor Jesús en Mateo
capítulo 28 (vers 19ss) “... vayan, pues, y hagan que todos los pueblos sean mis
discípulos. Bautícenlos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y
enséñenles a cumplir todo lo que yo les he encomendado a ustedes”
Todo lo que la iglesia realice debería ser poner en acción ese mandato de Jesús. Porque
cualquier cosa que se le agregue al mandato de Jesús corre el serio riesgo de ser un
intento de “reprogramar” el plan de Dios, de “corregirle la agenda” al Señor.
Pero, entonces, qué sentido tiene invertir esfuerzo y expectativas en una “planificación
Estratégica” de la iglesia? Para intentar responder esta pregunta, exploremos brevemente
las distintas dimensiones del concepto de “iglesia”: Para Lutero, la iglesia comprende aquellas personas que se reúnen para escuchar la
palabra del Evangelio, para orar, para recibir perdón, para celebrar los sacramentos, para
consolarse y aconsejarse mutuamente. Lutero se inspira en Mt 18.20: “donde dos o tres
se reúnen en mi nombre, allí estaré en medio de ellos”. Dos, tres o más personas se
reúnen en nombre de Cristo, invocan su nombre, escuchan su palabra, comparten pan y
vino. Es posible planificar y organizar estas reuniones. Ahora bien, en este encuentro el
propio Cristo se hace presente; en este encuentro las personas son consoladas,
transformadas y restauradas porque el resucitado está presente con su poder. Y esto no
se puede planear u organizar; solamente es posible pedirlo y esperar en fe; acontece
como regalo divino, solamente perceptible a los ojos de la fe.
5
Son los dos lados de la misma iglesia: por una parte, el encuentro que es posible planear
y organizar; por otra la realidad espiritual, el presente y el don Divino. Un lado es visible y
depende mucho de nuestro esfuerzo y trabajo; de los escasos recursos humanos y
materiales que nos obligan a planear y administrar de forma profesional y efectiva. El otro
invisible, y que Lutero considera la verdadera iglesia, es evento y realidad creada por el
Espíritu de Dios a través de su palabra y sus sacramentos, no está a disposición de
nuestros deseos, no puede ser influenciado y vive de la plenitud Divina.
El lado visible nos lleva al trabajo y a la organización; el lado invisible a la oración y a la
adoración. Espiritualidad y gestión son ciertamente diferentes, pero, en la edificación de la
iglesia, deben constituir una alianza. Resguardando lo que hace a la iglesia ser iglesia ­ el
llamado de Cristo a través del Evangelio– es posible “organizar lo organizable”. De esta
forma, una buena gestión, puede ser comparada como el que “prepara el camino” (Mt 3.3)
para el evento de la fe, y de la iglesia.” Antecedentes
En la década del 80 a través de la acción y reflexión expresadas en el documento
“Convocados para Evangelizar” se acordaron pautas en toda la IELU para las próximas
décadas. El documento partió de un consenso: la Iglesia Evangélica Luterana Unida ha sido y es
una iglesia misionera; y fue planteado como un instrumento o herramienta para articular
nuestra misión en un momento histórico.
En los últimos 30 años hemos dado pasos importantes de reflexión y acción: espacios de
Vida y Misión, incorporación del ministerio de la Diaconía, fortalecimiento y
empoderamiento de jóvenes, mujeres y educadores/as cristianas; asimismo en la
asamblea de Vida y Misión del año 2007 reflexionamos sobre la espiritualidad presente en
toda la vida cotidiana que se enriqueció más con el trabajo activo en las comunidades;
dos años más tarde compartimos el aprendizaje de varias congregaciones que trabajan
según los dones que Dios les regaló, a partir de ministerios o equipos pastorales. Al
mismo tiempo deliberamos si la forma legal reconocida por el estado es la que más nos
representa como Iglesia.
Durante la asamblea de Vida y Misión del año 2011, visualizamos y reafirmamos nuestro
“ethos” como Iglesia en palabras del Pastor Dr. Pietrantonio “somos iglesia misionera, es
nuestro ser y deber ser”1, así nació así y continuó su caminar durante estos más de 100
años. Mirando el contexto, adaptándose y dejándose desafiar, anunciando el evangelio en
ese contexto”.
El Proceso Planificación Estratégica Participativa (PEP) IELU 2020
Enfoque:
Para planificar es fundamental ser realistas, saber de dónde partimos y con qué se
1
Tal como quedo expresado en el siguiente video: https://www.youtube.com/watch?v=IVF6au2hByY
6
cuenta; mirar con honestidad fortalezas y debilidades: “Jesús les preguntó: ustedes tienen
panes. ¿Cuántos? Vayan a ver” (San Marcos 6,37). También nosotros y nosotras
comenzamos la tarea en nuestras comunidades relevando los dones y recursos que el
Señor nos da, y la manera en que los utilizamos.
El propósito que guió el proceso PEP es el ardiente deseo de la IELU de responder con
fidelidad al mandato evangélico en éste tiempo que le toca vivir, abriéndose a la acción
del Espíritu, adoptando decisiones y organizándose con realismo, prudencia y audacia. En
este marco, la planificación estratégica está destinada a ser un instrumento que ayude a
orientar conceptual y metodológicamente las acciones de la Iglesia, a marcar tendencias y
rumbos, caminos y criterios que inspiren las acciones que se impulsarán en sus distintos
niveles y componentes en el mediano plazo (entre cinco y diez años), fortaleciendo el
sentido de pertenencia, la unidad en la pluralidad y favoreciendo la sinergia del conjunto.
Durante todo el proceso PEP se impulsó un diálogo abierto, valiente, procurando abrir
ventanas, potenciar las fuerzas capaces de vencer la inercia (¿para qué cambiar si
siempre se hizo así?), la comodidad (así estamos bien) y el miedo (¿qué pasará si
cambiamos?). Se alentaron actitudes que ayuden a descubrir senderos y pistas:
•
Habilidad para reconocer los signos de los tiempos;
•
Sencillez para compartir miradas y escuchar todas las voces;
•
Confianza para bajar las barreras;
•
Humildad para reconocer la variedad de dones con que ha sido colmada la Iglesia;
•
Disposición para aprender;
•
Disponibilidad para dejarse guiar por el Espíritu;
•
Amor para actuar;
•
La porfiada esperanza en que el Señor calma las tempestades y guía la barca a
buen puerto.
La Asamblea de Vida y Misión:
La culminación del proceso PEP fue la Asamblea de Vida y Misión realizada los días 16 y
17 de mayo 2015 en ISEDET, a la que fueron convocados dos delegados/as de cada
Comunidad y todos los Ministros/as. Participaron 55 personas y fue coordinada por el
Facilitador Externo que acompañó el proceso, Dr. Carlos Vigil. Los temas fueron
trabajados en cinco Comisiones cada una integrada de acuerdo a la elección del/de la
participante al inscribirse. Los ejes temáticos se seleccionaron tomando en cuenta las
principales cuestiones señaladas en las Asambleas Comunitarias y Distritales y fueron:
•
Comunidades evangelizadas y evangelizadoras;
•
Espiritualidad comprometida y diaconal;
•
Ministerios según los dones;
•
Comunión y comunicación eclesial;
•
Sustentabilidad, gestión y organización.
La documentación preparada para la Asamblea de Vida y Misión, que las/los participantes
recibieron con anterioridad, incluyó:
•
un borrador de análisis de contexto;
•
una síntesis con información sobre la situación actual de la IELU;
•
una síntesis de los aportes provenientes de las Asambleas Distritales, de Ministros
y de Jóvenes sobre cada eje, temáticamente organizados;
•
una guía para la reflexión de los temas correspondientes a cada Comisión.
7
La Asamblea comenzó y finalizó con espacios celebrativos, y durante el evento se
realizaron devocionales; se reflexionó en las Comisiones y se mantuvieron ricos diálogos
en los plenarios. El programa se puede consultar en Anexo 3
8
2. Identidad y Escenarios
9
Misión:
Anunciar la Buena Noticia de Jesucristo a trav és de la predicación de
la Palabra, el Bautismo y la Mesa. El Esp íritu Santo nos reúne, nos
renueva y nos envía para contribuir con la salud integral del mundo,
mediante la dimensión diaconal de la fe, y partiendo de lo más cercano
y cotidiano.
Visión La Iglesia Evangélica Luterana Unida fomenta, acompaña y facilita el desarrollo de
comunidades de fe y de servicio que comparten la presencia transformadora de Cristo de
manera fiel e innovadora.
La Iglesia Evangélica Luterana Unida promueve la acción diaconal a favor de la
liberación, la inclusión y la transformación de las personas y grupos sociales. La Iglesia Evangélica Luterana Unida acompaña las causas que promueven dignidad y
justicia en las relaciones y estructuras humanas y que desafían a la iglesia a su propia
transformación para poder ser un instrumento de transformación en el mundo.
Un grupo significativo de personas de diversas edades y condiciones encuentra en las
comunidades de la Iglesia Evangélica Luterana Unida una referencia en la que apoyarse y
a la que aportar sus dones
La Iglesia Evangélica Luterana Unida aporta a un sistema de formación para el servicio en
la iglesia y en el mundo adecuado a su misión y valores, y en constante revisión y
actualización
La Iglesia Evangélica Luterana Unida es parte activa y responsable del concierto de voces
y expresiones que hacen a la vida de los países y la región en los que está inserta
Valores





Pensamiento crítico
Espiritualidad comprometida
Relaciones saludables y justas entre las personas que conforman la iglesia, y entre
esta y su contexto
Respeto a la diversidad, con especial cuidado en la justicia de género
Cuidado de la Creación
10
Enfoques





Sencillez
Funcionalidad/eficacia
Sustentabilidad organizacional, movilización de dones y recursos existentes, e
interdependencia mutua
Participación responsable en gestión y toma de decisión
Transparencia y rendición de cuentas mutua e integral
El contexto social, político y económico en el Río de la Plata (Argentina
y Uruguay)
En los últimos años se acentuó el pluralismo como rasgo cultural en nuestra sociedad y
no sin dificultades se han dado pasos de superación de conflictos por opciones sexuales,
razones étnicas, sociales o religiosas, lo que no significa que las expresiones y actitudes
discriminatorias hayan desaparecido ni que las situaciones de injusticia se hayan
superado. Por tanto, es de esperar que en el futuro las actividades de las iglesias
protestantes en general y de la IELU en particular no encuentren mayores obstáculos para
desarrollar libremente sus acciones.
El respeto y defensa de los derechos humanos tienen amplio consenso en la sociedad, lo
mismo que la preservación de la democracia y el rechazo a la intervención militar.
Apreciamos la paz como un bien; los y las rioplatenses nos reconocemos
latinoamericanos, más que en el pasado y progresivamente vamos asumiendo una
integración más plena con los países hermanos. Es una oportunidad para la IELU de
profundizar y consolidar estos valores y fortalecer los vínculos con la comunión luterana,
y el diálogo ecuménico e interreligioso.
Hay situaciones de violencia que tienen mayor visibilidad y/o que se agravaron desde
hace unos años. Por ejemplo, el empleo no registrado y la explotación laboral; la violencia
contra la mujer; la inseguridad ciudadana; la trata de personas y la circulación de drogas.
Varias de estas situaciones están relacionadas entre sí y con la corrupción política,
judicial, sindical, policial, la delincuencia organizada en bandas de traficantes, de
proxenetas, entre otros. Estas situaciones que destruyen personas, vínculos y jaquean la
convivencia son de los desafíos más grandes y difíciles que deben enfrentar, cada uno
con el grado de responsabilidad que les compete el estado, los gobiernos, el mercado
empresarial y la sociedad civil, y dentro de ella las iglesias.
La corrupción y la trampa a la ley son viejos males en la región que benefician más que
nada a los grupos de poder político, judicial, sindical, etc., pero también infectan a otros
sectores sociales y perjudican a los más pobres. Beneficiarse o apropiarse de bienes
públicos; evadir impuestos; sobornar voluntades; mentir; procurar la impunidad,
dolorosamente son cuestiones cotidianas y, lo que es peor, naturalizadas, aceptadas y en
muchos casos justificadas por deteriorada ética individual y colectiva. Tampoco faltan
líderes sociales, políticos, culturales y religiosos que dieron y siguen dando ejemplos de
una ética hipócrita. La corrupción también alcanza a la Justicia, con diferentes
modalidades y grados en los diversos sistemas y fueros judiciales. Son las personas
vulnerables quienes padecen las consecuencias: sus reclamos no son atendidos, el
11
acceso al sistema se les hace imposible, quedan marginadas de la atención ciudadana.
En este contexto desafiante las iglesias llamadas “históricas” gozan de cierta credibilidad
y confianza; Por tanto, tienen la posibilidad de denunciar estos lamentables hechos,
llamar a la conciencia colectiva y la obligación de predicar con el ejemplo.
En cuanto a la situación económica, más allá de los desacuerdos que generan
determinadas políticas y la puja de sectores que pretenden imponer el interés particular
sobre el bien común, el Estado tiene una presencia activa como regulador, distribuidor y
actor que podría ser atenuada pero difícilmente revertida. A diferencia de lo que ocurrió en
el período neoliberal la mayoría de las opiniones están de acuerdo en la participación del
Estado en sectores básicos como las comunicaciones, la energía y el transporte; adhieren
a las medidas de preservación de recursos naturales ­o reclaman por ellas en los
numerosos casos en los que no existen­ y a las limitaciones a la extranjerización de la
tierra; no se oponen, por lo menos explícitamente, a las políticas distributivas universales,
al crecimiento de la inversión en educación, salud y servicios públicos. La distribución se
va haciendo más equitativa; sin embargo persisten diferencias grandes e inequidades, por
ejemplo en poderosos grupos económicos amigos del poder (o que son parte del poder) y
de los gobiernos, que deben ser denunciadas y las iglesias estamos desafíadas a
participar de la concientización por una distribución más justa, ética y transparente de
bienes y servicios.
Observamos que en sectores de nuestra sociedad la opinión política se define
emocionalmente o sin suficiente sentido crítico; A esto se suma la insuficiencia de
mecanismos de exigencia de cumplimiento de las promesas electorales y de control
ciudadano sobre los actos de gobierno.
Al considerar las prácticas religiosas en la región, los estudios informan que entre un 85 y
90% de los argentinos dicen creer en Dios; que la mayor cantidad de creyentes está en
las regiones del NOA, Cuyo y NEA (en ese orden) y en el Gran Buenos Aires y la
Patagonia es algo más baja; que la mujeres tienden a creer más que los varones, pero las
diferencias no son grandes; los adultos más que los jóvenes; las personas con menores
niveles de instrucción más que quienes cursaron estudios formales prolongados y los
pobres estructurales más que quienes tienen una mejor situación económica . Estos datos
son mayormente extrapolables a la situación en Uruguay, siempre teniendo en cuenta la
fuerte impronta de laicidad que atraviesa la historia de ese país.
Si analizamos la composición religiosa: hay una amplia mayoría católica (el 77%. y el 54%
en Uruguay ); un 7% dice pertenecer a algún culto evangélico; un 3% a otras religiones y
el 13% restante se considera no religioso. El sentirse perteneciente a una religión no
revela el grado de adhesión y compromiso, ni lo qué significa esa pertenencia en la vida
personal.
En los estudios sobre religión se utilizan como sinónimos evangélico y protestante
incluyendo tanto a las iglesias históricas (p. e. la IELU) como a las pentecostales, quienes
concentran la mayor cantidad de adherentes entre cristianos no católicos. El porcentaje
de personas sobre el total de población que se auto califica evangélico se mantuvo casi
constante en la última década: en el año 2000 se estimaba que un 6% de la población
creyente pertenecía a alguna iglesia evangélica; en 2013 el porcentaje era del 7%.
Conclusión: la cantidad de evangélicos aumenta muy lentamente y, según se estima, los
nuevos miembros provienen del catolicismo más que de los ateos o agnósticos.
12
No disponemos información sobre cantidad de miembros por iglesia evangélica. Pero
teniendo en cuenta que en la Dirección General del Registro de Cultos hay más de 2500
cultos inscriptos y que las religiones no cristianas son pocas en el país, se puede deducir
que hay muchas iglesias/cultos evangélicos con una cantidad reducida de miembros cada
una.
Si miramos la práctica religiosa: el 73% de los miembros de las iglesias evangélicas dicen
ser practicantes (que asisten regularmente al culto), muy por encima de los católicos (32%
de practicantes). Entre quienes dicen ser evangélicos los menos practicantes son los
miembros de las iglesias históricas. Los que más asisten son las personas mayores de 60
años.
La condición legal de la iglesia
En Argentina existe una historia de diversidad religiosa, especialmente a partir de la
llegada masiva de inmigrantes luego de 1860 y la libertad de cultos está consagrada en la
Constitución Nacional (artículo 14). No hay religión oficial, pero la Iglesia Católica
Apostólica Romana tiene un status jurídico diferenciado. Por un lado, el artículo 2 de la
Constitución establece que “el Gobierno federal sostiene el culto católico apostólico
romano” y en leyes específicas se reglamenta este sostenimiento (remuneraciones a
obispos, parroquias de frontera, aportes a seminarios donde se preparan candidatos al
sacerdocio, etc.). Por otro, el Código Civil y Comercial establece que la “Iglesia Católica
es persona jurídica pública igual que el Estado nacional, provincias, municipios…”
(artículo 146); mientras que otras Iglesias, confesiones o entidades religiosas son
“personas jurídicas privadas” y se rigen por las leyes, sus propios estatutos y
reglamentos, en la medida que se adecuen a la legislación vigente (artículo 147). Por esa
razón, mientras la Iglesia Católica no necesita registrarse en la Secretaría de Culto, otras
Iglesias deben solicitar que se las reconozca y tramitar su personería jurídica como
cualquier otra entidad del derecho privado (un club, una ONG, etc.).
Esta situación marca una clara desigualdad religiosa, hace más difícil el funcionamiento
institucional en Argentina de iglesias no católicas ­como la IELU. Además, percibimos que
la posibilidad de simbiosis iglesia­Estado puede generar dependencia ideológica ­o
influencias escondidas­ y es una puerta abierta a integrismos y fundamentalismos.
En el caso de Uruguay, al ser declarado país laico por el Presidente Battle y Ordoñez a
principios del siglo XX, todas las iglesias tienen los mismos derechos y obligaciones ante
el Estado.
13
La Iglesia Evangélica Luterana Unida en 2015
Las Fortalezas
­Congregaciones y misiones 2
Distrito
Comunidades
Norte
8
Oeste­
Rioplatense
14
Sur (no
hubo
Misiones
Don Santiago,
Mártires
La Anunciación,
Cristo Salvador,
Nicolich,
Jaureguiberri
Personas que
participan (1)
Comunidades que
hicieron Asamblea PEP
1607
8
1663
14
Sin información
1 (no
Asamblea
Distrital)
4
Patagonia
3
Cushamen, Los
Antiguos
276
29
7
3546
hubo en Tandil,
Olavarría, Azul)
3
La auto­percepción de las congregaciones y misiones (comunidades de fe)
Comunidades con espíritu evangélico:
Ese espíritu evangélico se manifiesta en que las Congregaciones:
­Se sienten “comunidades fraternas”, donde hay unión, solidaridad entre los miembros,
apoyos y ayudas mutuas;
­Tienen miembros comprometidos y trabajan con entusiasmo;
­Tienen identidad propia y reconocimiento social (en el medio en que actúan);
­Confían en su futuro, proyectan, tienen planes;
­Tienen capacidad de gestión y administraciones transparentes;
­Tienen grupos de niños, mujeres y jóvenes; continuidad en reuniones bíblicas y grupos
de oración;
­ Participan personas con diversos dones, oficios y formaciones que aportan al diálogo de
la iglesia con las distintas ciencias, disciplinas y modos del conocimiento.
­Mantienen relaciones ecuménicas fraternas; comparten espacios con otros cultos;
algunas comunidades participan del Circuito Taizé, entre otros espacios ecuménicos;
­Algunas tienen un patrimonio importante (templos, casas, mobiliario).
Comunidades con espíritu evangelizador y misionero:
Que se manifiesta a través de las siete Obras de Misión que hay actualmente: ­Don Santiago, Garupá, Misiones;
2(Información obtenida de los informes de Asambleas de las Comunidades. El criterio fue
considerar a “participantes” que no es lo mismo que “miembros”. En algunos casos la información
disponible es sobre cantidad de familias y no de personas; en esos casos se estimó tres
participantes por familia)
14
­La Anunciación, San Gregorio, Santa Fe;
­Cristo Salvador, en Florencio Varela, Buenos Aires;
­Empalme Nicolich, y Jaureguiberry (Uruguay)
­Cushamen, Esquel, Chubut.
­Los Antiguos, Santa Cruz
Comunidades con espíritu diacónico/de servicio:
Que se manifiesta en:
­Comunidades en las que hay talleres sobre distintos temas respondiendo a los debates
que se dan en la sociedad; la presencia y colaboración con hogares de ancianos que no
pertenecen a la Iglesia; en acciones solidarias con escuelas y hogares de niños; atención
pastoral y material a personas que viven con VIH y grupos de recuperación de adicciones;
participación en programas sociales (“Vamos a la fiesta”; Movimiento “No a la mina”);
organización de actividades para expresión y desarrollo cultural (coros, música, centros
culturales, cine clubes).
­Importantes obras diacónicas/misionales institucionales:
•
Siete Hogares: 4 en La Plata (con aproximadamente 8 jovenes residentes cada
uno); 1 en Montevideo (con aproximadamente 12 residentes); 1 en Villa Ballester (con
aproximadamente 20 chicas/señoras); 1 en Corrientes (con aproximadamente 6
residentes).
•
Obras Educativas, de las cuales:
­La obra educativa bajo la órbita sinodal tiene tres sedes: Instituto Evangélico Argentino
en Grand Bourg (con 1200 estudiantes de preprimaria a secundaria), Instituto Evangélico
Americano en Caseros (con 850 estudiantes, de preprimaria a secundaria) e Instituto
Evangélico Americano en José C. Paz (con 1600 estudiantes, de preprimaria hasta
Instituto de Profesorado).
­También hay obra educativa de la IELU bajo la órbita de congregaciones: Instituto
Evangélico Americano en Villa del Parque e Instituto Gutenberg en Posadas.
­ Además, un acuerdo vincula a la iglesia con el Instituto San Esteban, otorgandole un
encuadre confesional luterano.
•
Un Hogar Sinodal para ancianos con aproximadamente 75 residentes.
Las Relaciones fraternas y ecuménicas: Con iglesias de la comunion luterana regional y mundial; ecuménicas; con actores del
estado. La IELU está afiliada a la Federación Luterana Mundial desde el inicio de la
misma, y mantiene relaciones de fraternidad y cooperación con las Iglesia Evangélicas
Luterana en Estados Unidos y Canadá (ELCA y ELCIC, por sus siglas en inglés), la
Iglesia Sueca y la Iglesia Evangélica Luterana Unida de Alemania (VELKD, por su sigla en
alemán). Como parte de la Comunión Luterana participa de la Conferencia de Liderazgo
de las iglesias luteranas de América Latina y el Caribe. En el ámbito del Río de la Plata es
parte de las federaciones FAIE y FIEU, y de la CEICA (Comisión Ecuménica de iglesias
Cristianas en Argentina) y la CICU (en Uruguay)
La organización institucional
­ Los objetivos y el modo de organización están plasmados en tres documentos: el
Estatuto, los Reglamentos y las Normas de vida interna de la iglesia.
­El Consejo Directivo es elegido por Asamblea. Participan mujeres y varones, clérigos y
15
laicos
­La iglesia tiene una Oficina Sinodal desde donde se acompaña la gestión cotidiana en
sus diversos aspectos (administración y gestión, proyectos, grupos y comisiones de
trabajo). El Staff de la oficina es de 5 personas a tiempo parcial y una persona (el
Presidente) a tiempo completo .
­Las Comunidades están organizadas en Distritos: Norte (Misiones, Chaco, Corrientes),
Oeste (San Nicolás, San Gregorio y noroeste del AMBA), Río­Platense (incluye Uruguay y
La Plata), Sur (de la provincia de Buenos Aires) y Patagonia (Río Negro y Chubut)
­ en cuanto a la planta de personas que trabajan en la iglesia, actualmente:
•
Hay 26 personas en la planilla laboral, sin contar los empleados de las obras
educativas, diaconales o de misión. Los Pastores de Comunidades sin personería jurídica
propia, tienen relación laboral con la IELU.
•
Desde octubre 2013 el personal se rige por el convenio UTEDYC. Esto ha traído
dificultades para lograr el pago de los salarios según la escala del nuevo convenio.
­Los ingresos provienen de:
•
Aportes de las Congregaciones: $ 60 mensuales por congregación
•
Cuando las Congregaciones obtienen rentas de bienes, un 10% corresponde a la
administración general. Se decidió que desde 2015 este aporte debe ser del 50%.
•
Un 3% de lo facturado por los colegios y el hogar,.
•
Rentas de edificios, con dos alquileres actualizados (José C. Paz y San Miguel); Y
los demás en proceso de renegociación
•
Un equivalente al 22/23% del presupuesto se cubre con aportes de la cooperación
internacional:
­ELCA: becas para estudiantes; proceso PEP; 4 proyectos de desarrollo;
­Federación Luterana Mundial: para financiar espacios de capacitación;
­Iglesia Luterana de Canadá: para la misión en Patagonia;
­Iglesia Luterana de Suecia (proyecto de Teología y HIV)
Las debilidades, dificultades y desaf íos.
En relación al Ministerio:
­Hasta ahora solamente se reconocen los Ministerios de Pastorado y Diaconado.
­La cantidad de Ministros es reducida:
Ministras
8
Ministros
20
Total de Ministros y 28
Ministras
Ministros en actividad
20
Ministros
12
Ministras
8
Diácona
1
Diácona 1
Vicario
1
Estudiantes de Teología
2 (1 de ELCA)
16
Distribución por Distritos
Distribución por distritos
Oeste­ Rioplatense
Norte
Sur­Patagonia
Pastores/as
Pastores/as
19 (14 en actividad)
4
5 (2 en actividad)
Diáconos/as
Diáconos/as
1
1
­Las/os Ministros actuales no son suficientes para atender a todas las Comunidades y
algunas no tienen Pastor o Pastora (o la distribución no es la más adecuada)
­Hay pocas ordenaciones Pastorales: 10 en los últimos 20 años. También hay muy pocos
estudiantes para Pastorado: actualmente 3 propios y 1 por intercambio. Esta situación
compromete el futuro de atención Pastoral.
­No hay un plan de formación permanente de Ministros ya que los encuentros
Ministeriales son principalmente para cuestiones institucionales y no para
formación/capacitación.
En relación a la vida de las Comunidades
Las principales dificultades y desafíos identificados en las Asambleas son:
Según la opinión de las/los Ministros
­En algunos casos se mantienen
“modelos” ministeriales que ya no
responden a la realidad y las
posibilidades
de
la
Iglesia/Congregaciones:
los
Pastores/as hacen tareas que podrían
estar a cargo de otros ministerios o de
miembros de la Comunidad; las
Comunidades no pueden remunerar a
los Pastores como corresponde; las
cuestiones logísticas y administrativas
insumen mucho tiempo a los
Pastores/as.
­Se cree en el sacerdocio universal de
los creyentes, pero ello no siempre se
refleja en la práctica en la que se
reproducen modelos de iglesia
“pastor­céntrica” y clerical en el que
muchos Ministros fueron formados y
que las Comunidades a veces exigen.
El imaginario más extendido en las
Congregaciones es que los
Pastores/as están al servicio exclusivo
de una comunidad (que por otra parte
Según la opinión de las Comunidades
­Hay clericalismo y el laicado no
asume el protagonismo que le
corresponde. Hay actitudes de las/los
Ministros que profundizan el
clericalismo y la dependencia.
­Hay Comunidades que se estancaron,
que no crecen, que quedaron
encerradas en un pequeño grupo y sus
miembros van envejeciendo sin que
haya renovación. Hay un gran desafío
de misión y servicio.
­Las divisiones internas y los conflictos
de poder debilitan a las Comunidades;
dejan heridas que no se cierran,
resentimientos que no se aclaran.
­Las Comunidades están dispersas
geográficamente, algunas muy
alejadas, lo que dificulta el
relacionamiento y acrecienta el peligro
que se sientan solas y abandonadas
por las demás. El desafío es una
comunicación que mantenga unidos
aunque se esté distante.
­A veces existe más preocupación por
el templo (mantener, adornar…) que
17
tiene serias dificultades para
mantenerlos) y muchas veces los
Ministros lo aceptan: o por comodidad;
o porque creen que son los únicos
capaces de hacer todo y de todo.
­Hay un Ministerio con buena
preparación teológica, pero poca
preparación para la acción pastoral.
ISEDET ofrece formación académica
pero no hay una instancia de
formación pastoral. Existe una
diferencia importante entre lo que
ofrece actualmente ISEDET y lo que
necesita la IELU. Es un desafío a
tener en cuenta en la formación de
futuros Ministros.
­Son pocos las/los Ministros, pero se
actúa como si fueran más y eso
desgasta.
­Hay pocas vocaciones al Ministerio;
algunos estudiantes abandonan.
­Hay heridas, conflictos no resueltos.
Faltan espacios de encuentro para
que las/los Ministros se conozcan
mejor, oren juntos, se acepten,
restañen y recompongan lazos, haya
perdón y reconciliación.
­Algunas de las frustraciones que
sienten los Ministros se deben a la
falta de reconocimiento o valoración
que hacen sus colegas de las tareas y
misiones que llevan adelante.
­A las/los Ministros les angustia que
las Congregaciones sean cada vez
más pequeñas.
­La expectativa de las Comunidades
es crecer. Las/los Ministros sienten
que les faltan elementos, métodos
pastorales para impulsar la misión y
colocar el servicio Pastoral y Diaconal
por la Iglesia.
­Son pocas, en algunos casos
ninguna, las oportunidades de
formación/capacitación de miembros
de las Comunidades mediante grupos
de reflexión, escuelas Bíblicas u otras
metodologías.
­Un desafío fuerte para las
Comunidades es ofrecer mayor
atención, espacios y oportunidades a
la juventud.
­La falta de acompañamiento pastoral
permanente desanima a algunas
Comunidades lo que desafía a
incentivar las vocaciones ministeriales
y a reconocer nuevos Ministerios.
­Debe haber una participación más
activa e intensa de las Comunidades
en su medio (el barrio, el municipio).
Que tengan mayor visibilidad, evitar el
aislamiento.
­Es necesario redefinir el sentido y la
función de los Distritos y fortalecerlos
como ámbito de intercambio fraterno.
­Hay falencias en el compromiso de los
miembros para el sostenimiento
económico y ello genera dificultades;
aunque hay casos de cooperación
fraterna entre Comunidades más
pudientes con otras más pobres, no se
tiene un sistema que facilite compartir
recursos. El aporte de las
Comunidades al sostenimiento de la
Iglesia es bajo y no siempre se
cumple.
­Es necesario mejorar la
administración de los bienes de las
Comunidades y de la Iglesia, ya que
hay recursos que no se aprovechan de
manera eficiente. Debe circular
información más transparente y
completa sobre los aspectos
económicos y administrativos.
18
en diálogo con la comunidad de fe.
­ Falta audacia para emprender
cambios y enfrentar desafíos:
­¿Un único “modelo” pastoral o la
posibilidad de diferentes vocaciones y
servicios?
­Organizar un programa de formación
permanente para Ministros.
En relación al financiamiento y administración del patrimonio
•Hay retrasos en los aportes que las Congregaciones deben remitir a la Iglesia;
•En 2013 se hizo un relevamiento de patrimonio: un 75% de los inmuebles están
deteriorados y no se aprovechan para renta, lo que muestra dificultades de gestión; entre
las acciones tendiente a mejorarla se contrató una inmobiliaria para la administración. Los
edificios de las Congregaciones que tienen personería jurídica están en mejor estado de
mantenimiento, lo que provoca que se responsabilice al Consejo sobre el abandono de los
que pertenecen a la Iglesia.
•Los ingresos y egresos se informan mediante las actas del Consejo Directivo y los
balances anuales; pero la información en algunos casos no llega a las comunidades
(faltan direcciones electrónicas y se utilizan modelos poco adecuados de comunicación); o
la recibe el Consejo Congregacional o los Pastores y no se comunica a las
Congregaciones. Por tanto, hay un doble déficit comunicacional.
•La falta de ingresos en tiempo y forma genera problemas presupuestarios y retrasos
salariales al personal (Pastores y Oficina).
•La meta del Consejo Directivo es disminuir la dependencia de aportes externos y lograr
mayor sostenibilidad, pero los resultados hasta ahora no son suficientes. Está pendiente
la tarea de explorar nuevas fuentes de financiamiento para diversificar ingresos.
19
3. Lineamientos Estratégicos
20
La misión de la Iglesia está dada por Jesús: “Vayan por todo el mundo y anuncien la
Buena Noticia a toda la creación” (Mc 16,15), en vista de la cual “… los discípulos salieron
a predicar por todas partes con la ayuda del Señor” (Mc 16,20). Confiada en ésta ayuda e
iluminada por el Espíritu la Iglesia Evangélica Luterana Unida busca responder con
fidelidad, en el actual momento histórico, al mandato recibido comprometiendo sus
fuerzas de los diez próximos años en la construcción de una Iglesia que ponga el acento
en los siguientes
Lineamientos estratégicos:
1. Ser iglesia de comunidades evangelizadas y evangelizadoras
2. Ser iglesia con espiritualidad comprometida y diaconal
3. Alentar, fortalecer y reconocer los ministerios según los dones
4. Ser iglesia que vive la comunión y fortalece la comunicación
5. Promover una mayordomía de la iglesia que desarrolle la sustentabilidad en
un marco de comunión
A continuación se desarrollan los lineamientos en cada uno de éstos objetivos
estratégicos que guiarán el camino de la IELU y las planificaciones de cada uno de sus
componentes: Comunidades; cuerpo Ministerial; obras diaconales, misionales, educativas;
organización y funcionamiento interno.
Lineamiento estratégico 1.
Ser iglesia de comunidades evangelizadas y evangelizadoras
Enfoque
Ser iglesia de comunidades evangelizadas es convertirse, dejarnos transformar
por el Amor de Dios. Ser iglesia evangelizadora es proclamar y transmitir el Amor
de Dios. El kerygma (proclamación), la diaconía (servicio) y la koinonía
(comunión), constituyen una unidad inseparable, inescindible, de la que se deriva
la oikonomia (sustentabilidad) de las Comunidades. El desafío es responder al
permanente llamado a dejarnos evangelizar para ser evangelizadores y
21
evangelizadoras.
Las Comunidades que permiten obrar al Espíritu se dejan interpelar por la Palabra y
transformar por el Amor de Dios, son facilitadoras de la Gracia; contagian sin hacer
proselitismo; testimonian sin hacer publicidad.
Las Comunidades evangelizadas expresan su espiritualidad a través de la diaconía; están
al servicio de los hermanos especialmente de quienes más lo necesitan, sin hacer
distinción acerca de si son o no personas religiosas.
Facilitan y promueven la diversidad de dones y experiencias. El amor de Dios las une y
les da fuerzas para superar y resolver los conflictos. Respetan y concilian la tradición y la
permanente novedad de la Palabra; valoran lo antiguo sin impedir la emergencia de lo
nuevo.
No quedan encerradas en los templos ni en sí mismas. Sus puertas están abiertas a la
inclusión de todas y todos los que buscan la Buena Noticia; tienen capacidad para
contener, escuchar, compartir; hacer que la gente se sienta cómoda de pertenecer.
Mantienen relaciones fraternas con Iglesias hermanas, con otros credos, buscan
fortalecer las relaciones ecuménicas e interreligiosas.
Objetivos del Lineamiento Estrat égico 1
En cada Comunidad de Fe:
Objetivo 1­L1: Nos proponemos trabajar para que las Comunidades que conforman la
IELU se fortalezcan y consoliden; Para que sean comunidades con actitud receptiva y
convocantes; con capacidad para ofrecer apoyo y contención a quienes lo necesitan. Que
busquen el crecimiento cualitativo y cuantitativo; Comunidades respetuosas, pacientes,
esperanzadas y tolerantes de los procesos personales para que cada miembro desarrolle
el servicio al cual se siente llamado.
Objetivo 2­L1: Nos proponemos ser un espacio estimulante para personas activas, con
capacidad de expresarse y ser escuchadas; de asumir responsabilidades y Ministerios. Y
comunidades que valoren y reconozcan distintos ministerios; que permitan que se
manifiesten y potencien los dones para que se conviertan en carismas.
Objetivo 3­L1: Deseamos que las Comunidades valoren y aprecien a las personas en las
distintas etapas de su vida (de la niñez a la ancianidad); que fomenten espacios y
actividades de acuerdo a sus necesidades e iniciativas. Que se les otorguen
responsabilidades, permitiéndoles que asuman compromisos y tengan verdadera
participación.
Como conjunto de Comunidades que formamos la IELU:
Objetivo 4­L1: Nos comprometemos a trabajar para que la IELU sea cada vez más un
espacio de proclamación y celebración. Que sea misionera, amplia, acogedora, reflexiva,
donde todos y todas puedan expresarse; que admite, respeta y desarrolla la diversidad de
dones, vocaciones, capacidades y servicios. Una Iglesia tolerante, atenta a las realidades
22
en las que está inmersa.
Objetivo 5­L1: Nos comprometemos a volver a ser una Iglesia con deseos de crecer,
entusiasta y capaz de entusiasmar, que vive la alegría de la Buena Nueva. Que se anima
al cambio. Que reconoce, admite y desarrolla distintos ministerios como servicios a la
comunidad y hace palpable el sacerdocio universal de todos y todas los creyentes. +Que revisa y re­significa la riqueza de su identidad evangélica y luterana,
poniéndola al servicio del Reino de Dios.
+Que cuida a sus miembros, que no daña. Que potencia los talentos que posee y
busca ayuda en aquellas áreas en que tiene menos fortalezas. Donde las
preguntas puedan hacerse sin miedo y las respuestas estén inspiradas en el amor;
donde el silencio sea señal de respeto y no indicador de indiferencia.
+Que no esconde los conflictos y busca las mediaciones necesarias para
canalizarlos y en la medida de lo posible resolverlos.
Como alcanzaremos estos objetivos
De acuerdo a lo expresado por las congregaciones y misiones en los talleres de
planificación alcanzaremos estos objetivos con las siguientes acciones: ­Saliendo de la dinámica que muchas veces nos mantiene atados “al hombre viejo”
(heridas, conflictos internos) porque el Evangelio es siempre una invitación a abrirse a la
Gracia, y a partir de alli al hermano y la hermana
­Abriendo los círculos, a veces muy pequeños, en que nos sentimos cómodos. Creando
espacios de participación, de escucha, con actitud de comprensión.
­Con imaginación, como Zaqueo que se subió al árbol para descubrir a Jesús. Atentos a
los distintos contextos en que se desenvuelve la vida de las Comunidades.
­Con humildad, perdonándonos y sintiendo que somos perdonados.
­Superando la idea de que el anuncio es exclusividad las/los Pastores y que los Ministros
son el eje sobre el que gira la Comunidad; Cristo es el centro y el eje de la comunidad.
­Con atención especial a niños y jóvenes, para lo cual es necesario preparar personas
que se preocupan por la formación y la capacitación juvenil. Capacitando líderes juveniles
en temas teológicos, derechos humanos, trata, adicciones, relaciones familiares,
vocación.
­Reflexionando y profundizando el sentido y significado de la pertenencia eclesial
(¿“membresía” o “participantes”? Y las condiciones para cada caso, analizando las
cuestiones legales relativas a los asociados.
Encontrando un marco que haga justicia tanto a una actitud de parte de la iglesia de
búsqueda de la mayor apertura y transparencia posible, como a la toma de decisión
responsable de cada miembro en los aspectos legales institucionales de la iglesia y las
cuestiones patrimoniales que se derivan de esto.
­Repensando y desarrollando la relación de las instituciones educativas con las
Comunidades y la Iglesia.
Las Instituciones educativas son un llamado al servicio y una oportunidad para la
evangelización. Por ello nos proponemos:
+Profundizar el sentido de pertenencia comunitaria de las personas que son parte
de las obras educativas;
23
+Impulsar en los miembros de la comunidad de fe que acompaña la comunidad
educativa el trabajo misional; descubrir dones y trabajar en equipo;
+Generar herramientas y pautas que permitan vivir la docencia como una vocación
integral;
­La misión con niños y jóvenes requiere atención prioritaria. Para ello nos proponemos
+Formar líderes que se dediquen a la juventud.
+Escuchar a las y los jóvenes, conocer sus intereses y deseos. Abrir espacios de
participación y ofrecerles responsabilidades. Utilizar medios de comunicación y redes
sociales.
+Adecuar los Cultos a los horarios de los jóvenes; organizar cultos juveniles
preparados y protagonizados por jóvenes.
+Crear las condiciones para que los hogares universitarios luteranos sean espacios
de misión;
Lineamiento estratégico 2.
Ser iglesia con espiritualidad comprometida y diaconal
Enfoque
Un principio fundante del luteranismo es la justificación por la fe y la Gracia incondicional.
Pero a la vez, es necesario dejarnos transformar por Dios para transformar. Y no hay una
contradicción entre ambos conceptos: el cambio en nuestra vida se produce a partir de la
justificación por fe y la Gracia; la aceptación por parte de Dios es lo que nos permite ser
transformados. Ese es el fuego, la espiritualidad que se debe compartir. Partiendo de la
base de que Dios por su Gracia nos ama incondicionalmente y restablece el vínculo con
nosotros ­por medio de Cristo­ ese amor y aceptación que recibimos de Dios es
expresado a través del amor al prójimo. La diaconía es la expresión a través de nuestras
manos del amor de Dios. Y es porque Dios nos ama que podemos servir (pero notemos
que es porque Dios nos ama, y no “para que Dios nos ame”). Así, la diaconía es el
ejercicio de una espiritualidad de la que participa activamente toda la iglesia. Una
espiritualidad por la que el dolor ajeno duele como propio y se expresa en el servicio, en
lo que hace por, para y especialmente junto con el prójimo.
La diaconía, además, es una de las notas de la iglesia. Por eso es necesario recordar que
la Mesa del Señor es, también, la mesa con los y las excluidos y excluidas de la tierra (cf.
1° Corintios 11). Una comunidad de fe que tenga dos mesas, una santa y “espiritual”,
para las personas elegidas, y otra distinta que atienda las necesidades de “los otros” (los
que no son “santos, espirituales ni elegidos”) queda fuera de la comunión con Cristo.
Objetivos del Lineamiento Estrat égico 2
Objetivo 1­L2: Nos comprometemos con una diaconía que expresa el amor de Dios por la
humanidad. Que se encarna en las necesidades de las personas y reconoce el contexto
de cada comunidad de fe y servicio, y que se implementa a partir de la movilización de los
propios dones y recursos de nuestras comunidades.
Como alcanzaremos estos objetivos
­Creando redes para la generación de vínculos entre las comunidades que aborden temas
24
comunes. Por ejemplo, agroecología, migrantes y refugiados, pueblos originarios, VIH.
­Generando vínculos con otras organizaciones que aborden temas comunes.
­Buscando intencional y sistemáticamente relacionarnos con el barrio y con los vecinos y
vecinas para reconocernos en el contexto.
­Generando reflexiones comunitarias bíblico­teológico­pastorales para definir criterios de
incidencia.
­Reconociendo en las personas que sirven como diáconos y diáconas los recursos
humanos más capacitados para guiar a la iglesia en estas reflexiones y acciones.
­Renovando un firme compromiso social en la defensa de los derechos humanos.
El aporte necesario desde la reflexión teológica
­Recuperar la hermenéutica luterana y el espíritu liberador de la Reforma; y del concepto
de Libertad cristiana con todo lo que ello implica para el pensamiento, la palabra y la
acción;
­Re significar la teología desde la Cruz, en los contextos de exclusión y discriminación que
sufren grupos de nuestra América Latina (hermenéutica contextual de la confesionalidad)
­Recuperar Teología de lo público desde los dos regímenes, desde la perspectiva
luterana, haciendo un reconocimiento crítico del medio en el que estamos. Aportar desde
la identidad luterana al concepto de ciudadanía, en lo local, y en lo global.
­Profundizar los estudios bíblicos como herramienta de aprendizaje e intercambio.
Lineamiento estratégico 3 Alentar, fortalecer y reconocer Ministerios seg ún los dones
Enfoque
El Luteranismo redescubrió el principio fundamental del sacerdocio universal de los
creyentes. Nos equivocaríamos de camino si olvidáramos o rebajáramos este principio, en
el pensamiento o en los hechos, al reflexionar sobre los Ministerios.
La misión de la Iglesia, que se realiza en contextos históricos específicos, determina el
tipo y función de los Ministerios necesarios en cada caso. Como las Comunidades se
transforman, en fidelidad a la invitación de una permanente acción evangelizadora,
también los Ministerios y las funciones ministeriales deben ir cambiando. El Pastorado es
necesario; pero los Ministerios tal como existen ­y esto incluye al pastorado­ no pueden
ser una mera repetición del pasado; es necesario de­construir para construir; dejar de
pensar exclusivamente en los servicios que necesita la Comunidad hacia adentro y
escuchar lo que requiere el anuncio y la diaconía hacia los y las demás.
Para lograr estas aspiraciones hay que superar obstáculos y enfrentar diversas
realidades: desde el ya mencionado Pastor­centrismo que hace recaer en las personas de
las y los Ministros virtualmente todas las actividades y responsabilidades hasta la
nostalgia cuando actúa como sentimiento paralizante. No se puede desconocer que la
actitud que asuman los Pastores y las Pastoras actuales será un factor muy importante a
favor de la renovación o la resistencia a nuevos modelos ministeriales.
Para pensar en nuevos Ministerios y modelos ministeriales hay que recoger la rica
experiencia que hay en las Comunidades de Fe. Es de las Comunidades que deben surgir
las propuestas y reconocimientos de Ministerios, que seguramente serán
25
mayoritariamente locales y voluntarios; pero una instancia eclesial debe establecer las
condiciones comunes de formación, reconocimiento y funciones.
En la reflexión durante la Asamblea surgieron propuestas de nuevos Ministerios que se
mencionan a continuación, sin que la presente enumeración sea ni indicativa (los que
deben crearse), ni limitativa (solamente estos y no otros):
+de la juventud y los niños;
+de la Educación Cristiana;
+Ministros Especiales de Palabra y Sacramento (MEPS), designado por el Consejo
Directivo de la iglesia, en acuerdo con la comunidad local, para un lugar determinado y
con la tutoría de un Pastor/Pastora
+de la música;
+de la Educación (instituciones educativas);
+de las personas mayores;
+de la mayordomía;
+de diaconía de acuerdo al contexto y necesidades de cada lugar y los dones de la
Comunidad. Objetivos del Lineamiento Estrat égico 3
La IELU tiene actualmente un reducido número de Ministras/os quienes no alcanzan a
satisfacer los requerimientos; de hecho, hay comunidades sin atención pastoral. Por tanto,
se debe enfrentar el desafío de incentivar y fortalecer las vocaciones; cuidar a los actuales
Ministros/as; romper la idea de un “único y reducido” modelo ministerial y abrirse a la
posibilidad de diferentes respuestas y servicios, para ser cada día más una Iglesia con
espiritualidad comprometida y diaconal, que desea vivamente ser evangelizada y
evangelizar. Para ello proponemos:
Objetivo 1­ L3: Promover procesos de reflexión y estudio sobre los antecedentes
históricos, las modalidades y sentido de los ministerios tradicionales y ministerios
diversificados en IELU en siglo XXI.
Objetivo 2­L3: Estimular a las comunidades para que asuman responsabilidad en los
procesos de formación para los ministerios y animar la multiplicación de vocaciones
ministeriales: el acompañamiento y animación de las y los candidatos y el estímulo a las
vocaciones; invitar y motivar a la formación de jóvenes para el ministerio en Colegios,
encuentros, campamentos. Reforzar la perspectiva de género en los ministerios y en la
formación de las y los ministros y ministras.
Objetivo 3­L3: Apoyar a las congregaciones en su corresponsabilidad de velar por las
condiciones para que los Ministros/as tengan el sostenimiento necesario; esta
responsabilidad también debe ser asumida por toda la iglesia en comunión, para que no
existan inequidades que no son acordes con el espíritu evangélico.
Objetivo 4­L3: Estimular la capacitación continuado de los ministros y ministras, en
estudios de grado, de posgrado y de extensión.
Como alcanzaremos estos objetivos
­Prestando especial atención al Ministerio actual (Pastorado y Diaconado). En
26
concordancia con los desafíos señalados al describir la situación actual, se recomienda:
+Organizar un programa sistemático de formación permanente para los Ministerios;
+Ofrecer insumos para la prédica de la Palabra y alentar la construcción conjunta
de recursos y subsidios;
+Organizar encuentros para el intercambio fraterno, la reflexión y oración conjunta;
+Fortalecer la autoestima y reconocer dones colocándolos al servicio.
+Que los procedimientos de acceso al ministerio sean transparentes, horizontales y
participativos.
+Si fuera necesario, procurar ayuda profesional especializada en resolución de
conflictos;
+Facilitar y alentar la posibilidad de que los Ministros/as desempeñen tareas
laborales independientes que les permitan obtener ingresos adicionales
necesarios que completen el estipendio de la iglesia
+Analizar las razones de la limitada cantidad de personas en el Ministerio del
Diaconado actualmente.
Lineamiento estratégico 4
Ser iglesia que vive la comunión y fortalece la comunicación
Enfoque
Al analizar la situación actual de la IELU constatamos que es un “coro de múltiples voces”
que busca la manera más evangélica de sonar armoniosamente. Otros la compararon con
un rompecabezas que está buscando la manera de encajar las piezas. En esa búsqueda
aparecen conflictos que no siempre se asumen, o que derivan en enfrentamientos que
hacen más difícil la superación. La Comunión y comunicación eclesial es el camino que la
IELU elige para reencontrarse a sí misma y con su medio en los próximos años.
Hay comunión eclesial cuando el Ministerio se nutre en relaciones fraternas, en apoyos
mutuos, en el intercambio de saberes y experiencias.
Hay comunión con el medio cuando las Comunidades tienen presencia y compromiso en
temas sociales, se involucran en las situaciones concretas de su barrio, ciudad, región o
país. Cuando están relacionadas con las instituciones del medio, con presencia activa y
participando como actores de la sociedad civil; abiertas a otras comunidades religiosas,
con actitud ecuménica sin perder identidad propia; comprometidas con otras iglesias e
instituciones en acciones de servicio. Haciendo acuerdos y trabajando en redes con otros.
Con este espíritu deseamos priorizar una estrecha relación con la comunidad
luterana/evangélica del país y del mundo.
La comunicación genera, alienta y consolida la comunión; crea vínculos entre sujetos­
actores (individuales o sociales) que, en la medida que se fortalecen, profundizan la
comunión.
Queremos que en la comunicación en la IELU, tanto al interior de la Iglesia como hacia
afuera, los contenidos de los mensajes tengan en cuenta al emisor como al receptor, lo
que implica colocarse en el lugar de la otra persona; que utilicen la información
responsablemente; que tengan presente que mensaje y medio utilizado tienen una íntima
conexión y que hay nuevos medios que aún tenemos que aprender a usar
adecuadamente. Se debe prestar especial atención a los diferentes contextos en que se
27
desarrollan las Comunidades: los mensajes se emiten y reciben en un marco que les
otorga significado.
Objetivos del Lineamiento Estrat égico 4
Para fortalecer la comunión y comunicación eclesial nos comprometemos a:
Objetivo 1­L4: Establecer formalidad, responsabilidad y efectividad de la comunicación
institucional;
Como alcanzaremos estos objetivos
­Retomando y actualizando el diagnostico comunicacional desarrollado por IELU en 2002
­Organizar un foro de comunicación informal en la página web: moderado por las
comunidades en forma rotativa;
­Publicar un newsletter interno y externo (boletín) con mensaje editorial, lugares de
publicación, lenguaje adecuado para cada receptor;
­Que estén disponibles las actas del Consejo Directivo en tiempo y forma para que
lleguen a las Comunidades, a los Pastores y que se publiquen en página web con acceso
restringido a los usuarios con derecho;
­Formar a jóvenes como comunicadores/as;
­Organizar un equipo de comunicación (de 4 a 6 personas) buscando equilibrio género,
con participación de Ministros, laicos, y jóvenes. La función de este equipo es recibir
información de las congregaciones, oficial de las autoridades de la Iglesia y difundirlas.
Sus integrantes deben tener disponibilidad y predisposición para la tarea comunicacional
y trabajar en equipo; se les deben ofrecer oportunidades de capacitación en comunicación
y utilización de medios. Para organizarlo se solicitará al Consejo Directivo la
implementación.
Lineamiento estratégico 5
Promover una mayordomía de la iglesia que desarrolle la
sustentabilidad en un marco de comuni ón
Enfoque
La sostenibilidad económica es una preocupación en la IELU. Pero no hay que perder de
vista que la sostenibilidad es solamente uno de los componentes o dimensiones de un
concepto más amplio: la sustentabilidad. En la perspectiva de las Iglesias Luteranas de
América Latina, sustentabilidad es “la capacidad de las Iglesias para crear las condiciones
favorables para misión y ministerio en el presente y en el futuro, evitando el agotamiento o
la sobrecarga de los recursos que la mantienen”. La organización y la buena
disponibilidad financiera no son una finalidad sino un medio para cumplir la misión.
Al analizar la realidad de la IELU se consideró la situación económica y organizacional,
con sus aspectos positivos y desafíos. Cada Comunidad debería lograr su propia
sostenibilidad, y los miembros deben tomar conciencia de la importancia del tema y
asumir la responsabilidad correspondiente. Sin embargo, muchas Comunidades tienen
problemas para sostenerse económicamente. Dado que hay Comunidades con más
posibilidades se debe promover la solidaridad para poner en común los recursos.
Nos proponemos una estrategia de sustentabilidad en que cada Comunidad:
28
+Aporte al sostén de los Ministros;
+Aporte al sostenimiento de la IELU;
+Destine algo a un fondo para la misión más allá de sí misma.
Objetivos del Lineamiento Estrat égico 5
Nos comprometemos a:
Objetivo 1­L5: Organizar administraciones ordenadas y transparentes, en las que existan
los controles que lo garanticen y que se informe sobre las cuestiones económico­
administrativas a todas las comunidades desde la oficina sinodal, y desde todas las
comunidades a la oficina sinodal; planificando prioridades, presupuestos y asignando
responsabilidades.
Objetivo 2­L5capacitar en estrategias de sostenibilidad y administración (mayordomía) a
miembros de las comunidades.
Objetivo 3­L5: Promover, impulsar y exigir
­ Titularizar los bienes (legalizar) y ordenar el patrimonio (saber qué se tiene y para
qué se puede utilizar);
­ Revisar situaciones (alquileres, convenios) que pueden aprovecharse mejor;
­ Utilizar tecnologías disponibles para administración (sistemas informáticos).
­ Revisar propósitos, funciones y reglamentos de los Distritos y adecuarlo a la situación actual;
Recomendaciones Generales
La tarea realizada en el proceso de planificación estratégica ­PEP­ dio abundante fruto: un
Plan a mediano plazo con orientaciones y recomendaciones para los principales aspectos
de la vida de una Iglesia que fervientemente desea ser cada día más fiel a la misión de
Dios.
Todas y cada una de las propuestas del PEP son importantes y el desafío es que las
Comunidades, las Obras, el Ministerio y la vida eclesial en su conjunto se inspiren en
ellas, programen las medidas concretas para alcanzar los objetivos y se organicen para
impulsarlas. Un plan a 10 años como el PEP requiere programas a más corto plazo (3 o 4
años) que se vayan articulando en función de la situación a la que se espera llegar en una
década.
Ratificando la importancia de todas las propuestas del PEP que, por otra parte,
constituyen un conjunto que se empobrecería si se divide o parcializa, consideramos que
hay cuestiones transversales que son complementarias y tienen capacidad para movilizar
a la totalidad, a las cuales se debería prestar especial atención en lo inmediato:
Favorecer una actitud positiva: que toda la Iglesia tenga conciencia de las fortalezas y
debilidades que existen en la IELU como camino para enfrentar los problemas con
decisión, prudencia y amor; asumir entre todas y todos una firme voluntad para renovarse
y renovar.
En el PEP se han identificado y puesto en evidencia las importantes fortalezas que el
Señor otorgó a la IELU y también las debilidades que frenan u obstaculizan un
29
cumplimiento más pleno de su misión evangelizadora. Para aprovechar este momento de
gracia concedido a la Iglesia es necesario:
Que el PEP sea conocido y asumido por toda la Iglesia. Que en las Comunidades, los
Distritos, las Obras, el Ministerio se compartan y socialicen los contenidos del Plan, se
dialogue sobre las conclusiones y recomendaciones comprometiéndose a cambiar lo que
sea necesario. Quienes participaron de las instancias de elaboración del PEP,
especialmente en la Asamblea de Vida y Misión 2015, tienen la responsabilidad de
informar y animar la reflexión y el diálogo en cada ámbito.
El PEP es una orientación global que debe inspirar a cada estamento de la Iglesia para
programar los pasos y medidas más convenientes que corresponden a cada uno, a fin de
potenciar los factores positivos, superar las falencias, corregir las equivocaciones y
enfrentar con valentía y amor los problemas o conflictos. Recomendamos que las
comunidades, y la iglesia toda a través de su Consejo Directivo, propongan un programa
a tres años en el que se pueda ver claramente:
A qué situación se quiere llegar (cómo se espera que sea la Comunidad, el Distrito, el
Ministerio, la sustentabilidad, etc) al final de los primeros 3 años del PEP;
Qué acciones, medidas, actividades se van a desarrollar para alcanzar las metas a 3
años;
Quienes tienen la responsabilidad de impulsar la acciones, medidas, actividades que se
programen;
En qué momentos se efectuarán evaluaciones sobre el desarrollo del programa a 3 años,
para ponderar los resultados que se van alcanzando y hacer las rectificaciones
necesarias.
Responder a un llamado prioritario que surge con fuerza del PEP: a construir una Iglesia
evangelizada y evangelizadora con espiritualidad comprometida y diaconal, todos
aspectos complementarios como caras de una misma moneda. Ello implica que la Iglesia
se deje transformar por el Amor de Dios para proclamar fielmente su mensaje en las
actuales circunstancias, en el momento histórico que se vive. Para ello es necesaria una
actitud interior (de escucha, fidelidad a la Palabra, compromiso con la realidad) y poner en
práctica acciones tendientes a:
Profundizar la reflexión teológica y pastoral, especialmente de lo que significa hoy la
perspectiva de fe de la Iglesia; los Ministerios que necesita la IELU en este momento
histórico; la formación de las y los Ministros (contenidos, metodología); el fortalecimiento
de la perspectiva de género; el impulso y acompañamiento de las distintas vocaciones
ministeriales.
Superar la tentación del encierro, de permanecer en lo que se tiene y en cambio construir
Comunidades receptivas, de puertas abiertas, especialmente para quienes más
necesitan. Comunidades misioneras. Comunidades que se sienten parte de una Iglesia y
mantienen relaciones fraternas y solidarias con las demás. Comunidades con espíritu
ecuménico. Comunidades servidoras y comprometidas con su medio (el barrio, la ciudad,
el país). Comunidades que se renuevan por la participación de nuevos miembros y el
servicio de nuevos Ministerios.
Superar el pastor centrismo, la alta dependencia de las/los Pastores que se percibe en
algunas Comunidades y en la Iglesia como conjunto. Priorizar la formación para el
crecimiento en la fe y en el compromiso y la capacidad para la misión. Privilegiar la
atención de niños y jóvenes dando lugar a actividades que los convoquen y les den
protagonismo
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Dar cuenta de una expectativa compartida: la IELU desea un Ministerio unido en la
diversidad y fortalecido, que sirva y aliente a la Iglesia y se sienta apoyado por ella. Para
esto es necesario generar condiciones superadoras de conflictos, que se reconozcan los
dones y se valore la riqueza de la pluralidad.
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4. Anexos
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