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EXÉGESIS CIENTÍFICA Y LECTIO DIVINA
José Mª Melero Martinez.
Lección inaugural en el ITDA.
15-X-2012.
1. Introducción.
En los últimos años asistimos, en el área católica, a un prometedor
crecimiento en el nivel de la exégesis bíblica, que se hace cada vez más
científica, así como a la práctica de la lectio divina1. Podemos preguntarnos:
¿cuál es el motivo de este doble crecimiento?, y ¿cuál es la relación entre la
exégesis científica y la lectio divina?
Nos situamos para responder a esta pregunta en el campo de la
exégesis bíblica católica2 . Siguiendo las etapas de su desarrollo, veremos
sus características, precisaremos las exigencias y focalizaremos la
metodología.
Después veremos la evolución verificada en el campo católico en la
aplicación de la lectio divina, especialmente en los últimos decenios3.
1
GILBERT, M., Il Pontificio Istituto Biblico. Cento anni di storia (1909-2009), Editrice Pontificio Istituto
Biblico, Roma 2009; SWETNAM, J. H., Le persone del Biblico (1909-2009), Editrice PIB, Roma 2009;
AA.VV., Parole del Centenario (1909-2009), Gregorian&Biblical Press, Roma 2010.
2
URIBARRI, G., “La “exégesis teológica” según el Sinodo” en: Razón y Fe 259 (2009) 193-206; ID., “Para
una racionalidad de la exégesis. Diagnóstico y propuesta” en: EstBib 65 (2007) 253-306; ID., “Exégesis
científica y teología dogmática. Materiales para un diálogo” en: EstBib 64 (2006) 547-578; APARICIO
VALLS, C-PIE NINOT, S., (eds.) Commento alla Dei Verbum. PUG, Roma 2011; PIE NINOT, S., “Vers una
teologia della Paraula de Déu” en: Revista Catalana de Teología 34 (2010) 541-555 y 36/2 (2011);
BERTULETTI, A., “Esegesi biblica e teologia sistematica” en: ANGELLINI, G., (ed.), La Rivelazione
attestata. La Bibbia fra Testo e Teologia. Racolta di Studio in onore del Cardinale Carlo Maria Martini,
Arcivescovo di Milano pero il suo LXX cumpleanno, Milano 1998, 133-157.
3
VANNI, U., “Exégesis científica y lectio divina. Dos realidades inseparables”, Jornada de estudio.
Universidad Eclesiástica san Dámaso, Madrid, 12 Marzo 2012. La presente lección seguirá muy de cerca
esta conferencia del profesor de la PUG.
1
2. La exégesis científica, hoy.
La exégesis, entendida como explicación de la palabra de Dios, ha
existido siempre en la historia de la Iglesia. Están las primerísimas
explicaciones de los Padres apostólicos, de toda la Patrística griega y latina,
las del Medioevo, las de los tiempos modernos. Baste señalar, a título de
ejemplo, a Orígenes, Juan Crisóstomo, Agustín o Tomás de Aquino para
encontrar exposiciones y explicaciones sugerentes de muchos textos
bíblicos. Es una exégesis a la cual se puede acudir con verdadero interés y
provecho4 .
Pero no es lo que llamamos en nuestro lenguaje de hoy una exégesis
científica. Esta denominación, siempre en campo católico, se impone a partir
de 1943.
2.1.
Divino afflante Spiritu (Pio XII, 1943). Representa un salto
cualitativo también respecto a los documentos eclesiales precedentes.
Teniendo en cuenta el alto nivel de la investigación alcanzado en el estudio
de los textos antiguos por las universidades civiles, la Encíclica aplica esta
metodología a la investigación bíblica: desde el examen de la transmisión de
los textos (crítica textual), al estudio del ambiente histórico en que
nacieron, de su arqueología, de los aspectos literarios, de los diversos
géneros de los escritos y el estudio minucioso de los aspectos lingüísticos.
En definitiva todo aquello que se practicaba en el estudio de los textos
profanos, debía ser trasladado al área de los estudios bíblicos. El discurso
de Pio XII es particularmente alentador, tanto por la referencia a la
actividad fatigosa y comprometida de quienes se dedican a la exégesis,
como por la acogida por parte del pueblo de Dios de los resultados
4
SIMONETTI, M., Lettera e/o Allegoria. Un contributo alla storia dell´esegesi patriótica, Agustinianum,
Roma 1985; GARGANO, G. I., Il sapore dei Padri della Chiesa nell´esegesi biblica. Una introduzione, San
Paolo, Cisinello Balsano, 2009; DEL COVOLO, E., Lampada sui miei passi. Leggere la Parola como i nostri
Padri, Elledici, Torino 2008; ID., La Bibbia e i Padri, Tau Editrice, Todi 2011; REVENTLOW, H. G., Storia
dell´interpretazione biblica. I-IV, Edizioni Piemme, Casale Monferrato 1999***.
2
propuestos por ellos. Así lo reconoce Benedicto XVI “esta Encíclica fue
verdaderamente un hito importante para la exégesis católica”.
2.2.
Se creó progresivamente una nueva mentalidad que hizo
emerger y constatar la utilidad de este tipo de exégesis. La Constitución
Dei Verbum (1965) absorbe y favorece ulteriormente este hermoso
crecimiento. Dirigiéndose explícitamente a los “exégetas católicos” la
Constitución les pide que “estudien y expliquen con métodos adecuados las
divinas Letras” (23). La DAS había indicado los campos. Ahora se trata de
continuar. “El sagrado Sínodo exhorta a los hijos de la Iglesia que cultivan
las ciencias bíblicas para que… sigan realizando con todo su afán… la obra
felizmente emprendida” (23)5. “Para descubrir la intención del autor, hay
que tener en cuenta, entre otras cosas, los géneros literarios”…”La
Escritura se ha de leer e interpretar con el mismo Espíritu con que fue
escrita”…”A los exégetas toca aplicar estas normas de trabajo para ir
penetrando y exponiendo el sentido de la Sagrada Escritura, de modo que
con dicho estudio, pueda madurar el juicio de la Iglesia” (DV 12). Es la
crítica textual, la historia de las formas (literarias), la historia de la
redacción y la historia de la tradición, los así llamados métodos histórico-
críticos6.
2.3.
Otro paso importante en la exégesis científica está constituido
por el documento de la Pontificia Comisión Bíblica titulado La interpretación
de la Biblia en la Iglesia (1993). Se trata de un documento muy conocido
que, acogiendo la doctrina madurada en los dos grandes documentos
magisteriales (DAS, DV), y teniendo en cuenta por una parte su aplicación
(que continuaba introduciéndose en la Iglesia) y por otra los nuevos
hallazgos que en el campo del análisis literario se estaban desarrollando en
el campo de los estudios literarios, indica los diversos métodos que, incluso
5
ALONSO SCHÖKEL, L., La palabra inspirada. La Biblia a la luz de las ciencias del lenguaje, Herder,
Barcelona 1969; ID., “Argument d´Escriture et théologie biblique dans l´enseignement théologique” en:
Nouevelle Revue Théologique 91, 4 (1959) 337-354; ALFARO, J., “El tema bíblico en la enseñanza de la
teología sistemática” en: Gregorianum 50 (1969) 507-542; RAHNER, K., Curso fundamental sobre la fe,
Herder, Barcelona 2000.
6
ZIMMERMANN, H., Los métodos histórico-críticos en el Nuevo Testamento, BAC, Madrid 1969; ALONSO
SCHÖKEL, L-ARTOLA, A. M., La Palabra de Dios en la historia de los hombres. Comentario temático a la
Constitución “Dei Verbum”, Universidad de Deusto-Ediciones Mensajero, Bilbao 1991.
3
entrecruzándose, pueden ser aplicados para captar hasta el fondo, hasta en
sus matices, lo que viene expresado, inculcando o quizá solo sugerido por la
maravillas de la Palabra de Dios. A partir de esta línea emerge el máximo de
la “cientificidad propia de la exégesis de la Palabra”7.
Una mirada al amplio documento de la PCB permite percibir el
auténtico alcance de la exégesis bíblica, que se refiere a la Palabra de Dios:
métodos de análisis literario (retórica clásica, retórica bíblica, análisis
narrativo, análisis semiótico), acercamientos basados en la tradición
(acercamiento canónico, recurso a las tradiciones interpretativas judías,
historia de los efectos del texto), acercamiento a través de las ciencias
humanas (sociológico, de la antropología cultural, acercamiento psicológicos
y psicoanalíticos), acercamientos contextuales (acercamiento liberacionista,
acercamiento feminista). Está finalmente la lectura fundamentalista,
expuesta en la historia y valorada críticamente.
El punto de partida es el “método histórico crítico” indispensable para
recoger los elementos históricos que le afectan, los aspectos diacrónicos.
Los exégetas están de acuerdo en la exigencia de comenzar el acercamiento
a cualquier texto bíblico con los “métodos histórico-críticos” que constituye
una base irrenunciable. Una exégesis científica, como hoy se entiende
normalmente, añade a los elementos fundamentales del método históricocrítico, una interpretación literaria que sea capaz de captar todo lo que
expresa el texto, situando el resultado en un contexto “canónico” que acoja
toda la Escritura como Palabra de único Dios 8.
Además hay que subrayar que sólo una “lectura creyente” responde
adecuadamente a la cientificidad típica, requerida para comprender y
explicar la Palabra de Dios, Palabra que mantiene su trascendencia incluso
cuando se expresa mediante un autor humano. Serán indispensables,
7
GRECH, P-ALETTI, J. N.-OUELLET M-SIMIAN-YOFRE, H., L´interpretazione della Bibbia nella Chiesa. Atti
del Simposio promosso dalla Congregazione per la Dottrina della Fede, Roma, Settembre 1999, Librería
Editrice Vaticana, Vaticano 2001; SÁNCHEZ CARO, J. M., Palabra de Dios y teología, UPSA, Salamanca
2010, pp. 21-74; ID., “La Biblia, libro sagrado. Teología de la inspiración en los últimos diez años, en:
Salmanticensis 48 (2001) 81-121; ID., “De la “Introducción general a la Sagrada Escritura” a la “teología
de la Biblia”. Una propuesta metodológica, en: Salmanticensis 56 (2009) 5-48.
8
SANECKI, A., La Biblia: entre historia y teología. La exégesis canónica de B: S. Childs, BAC, Madrid 2012.
4
siempre para una exégesis científica tal y como la requiere la Palabra de
Dios, aquellas luces que mediante la intervención de la Iglesia se enciende
en el interior de la Palabra escrita.
2.4.
El último documento magisterial en materia bíblica, es la
exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini (2010), no habla
explícitamente de la cientificidad técnica de la exégesis. Su intencionalidad
es prevalentemente “pastoral” pero resalta particularmente, la insistencia
en otros elementos que, aunque superan el aspecto estrictamente técnico,
pertenecen igualmente al cuadro de las exigencias de la exégesis científica
de un texto bíblico y la hacen, como hemos indicado antes, una “lectura
creyente”.
Las características de esta lectura quedan ampliamente ilustradas. La
primera y más importante está constituida por entronque “cristológico”. Se
retoman las bellas palabras de san Buenaventura: la clave para la
comprensión adecuada de la Palabra es “el conocimiento de Jesucristo del
que se derivan, como de una fuente, la seguridad y la inteligencia de toda la
sagrada Escritura. Por eso, es imposible adentrarse en su conocimiento sin
tener antes la fe infusa de Cristo, que es faro, puerta y fundamento toda la
Escritura” (VD 29). En esta situación actual, Cristo viene entregado a la
Iglesia por la acción del Espíritu; de ello se sigue que será el Espíritu quien
caracterizará nuestra interpretación cristológica de la Palabra de Dios: “Es
el Espíritu Santo, que anima la vida de la Iglesia, quien hace posible la
interpretación auténtica de las Escrituras” (VD 29). Todo esto implica, como
ya apuntaba de DV, una continuidad estrecha entre los exégetas y la vida
eclesial: “La interpretación de la Sagrada Escritura exige por eso… la
participación de los exégetas en toda la vida y la fe de la comunidad
creyente de su tiempo” (VD 29)9.
Desde Pio XII hasta nuestros días emerge un cuadro complejo y
sugerente de la exégesis científica que la Iglesia propone. Sólo mediante
este tipo de exégesis es posible alcanzar el ideal fascinante indicado en
DAS: el exégeta debería ser capaz de captar incluso los matices (“minima
9
APARICIO VALLS, C, L´Ermeneutica della Sacra Scrittura nella Chiesa, en: APARICIO VALLS, C-PIE NINOT,
S., Commento alla Verbum Domini, Gregorian&Biblical Press, Roma 2012, pp. 75-84.
5
quaeque”, “aún lo más mínimo” (EB 547) de un texto, que, en cuanto inspirado
e inspirante, está en contacto permanente con Dios.
3. La lectio divina.
La lectio divina aparece en la exhortación postsinodal Verbum Domini
en los nª 86-87 y hasta 17 veces en todo el documento. Es una escucha
“aplicada” que se realiza mediante una “lectura” que es lectio divina y que
pertenece a la divinidad, más aún es propia de la divinidad.
¿Qué nos dice? ¿Cómo se explica?. La respuesta no es sencilla y nos
empuja a una profundización. “Divina” en un contexto cristiano, nos dice que
la acción de leer indicada en la “lectio” supera el nivel humano y se sitúa en
el campo inalcanzable de la trascendencia.
Emerge así una posibilidad más profunda: no sólo el contenido
percibido y anunciado pertenece a la trascendencia de la Divinidad, sino que
a ella atañe también la percepción y el anuncio de la Palabra. Hay un
contacto vivo con la trascendencia, podríamos decir “vis divina”, que está
presente en la Palabra y se extiende a la percepción-lectura que le afecta.
La Palabra es portadora de trascendencia. El contacto con Dios que la
convierte en “palabra inspirada” no es como un certificado externo de
autenticidad, sino que entra dentro de la Palabra y a ella queda
permanentemente adherido. La Palabra se hace y permanece, así, inspirada e
inspirante, con un dinamismo del todo propio. Como tal es percibida y
anunciada por la lectio: el contacto directo que la lectio tiene con la Palabra
portadora de trascendencia, hace que esta lectio sea llamada ella misma
divina. Se realiza a través de la Palabra como ósmosis entre la
trascendencia de Dios y la inmanencia del ser humano. Esta es la lectio
divina.
Gradualmente se van concretando las fases según las cuales se puede
desarrollar la lectio divina: indicadas separadamente –recogimiento, lectura
del texto bíblico (Orígenes), puesta en común (Isidoro de Sevilla)-, las
fases de la lectio quedan formuladas por el cartujo Guijo II (1188) en una
carta a sus hermanos de religión, conocida posteriormente con el título de
Scala Paradisi. Los peldaños eran cuatro: lectio, meditatio, oratio,
contemplatio. Con el pasar de los años se produjeron diversos añadidos
6
complementarios. El cuadro más amplio, la scala más larga comprende en
total siete: statio, lectio, meditatio, oratio, contemplatio, collatio, actio.
Pio XII, además de ocuparse de la exégesis científica, recomendó
insistentemente la práctica, colectiva e individual, de la lectio divina. La
recomendación fue acogida y bajo el impulso de los documentos de la Iglesia
DV y VD, se asiste hoy a un desarrollo creciente, cada vez más difundido. Es
verdaderamente una primavera en la Iglesia de hoy.
Para emprender la lectio divina se requiere antes de su comienzo, en
la persona que la quiere practicar, una decidida separación de sus
ocupaciones precedentes: se requiere la statio, el recogimiento necesario
para subir a la Scala Paradisi.
1)
La lectio “lectura” es el primero de los cuatro peldaños
indicados por Guijo II consiste en la primera relación directa entre el
texto-Palabra y la persona o personas. Define la lectio en estos términos:
“la lectura es el estudio atento de la Escritura hecho con un espíritu
totalmente entregado a comprenderla”. El texto, inspirado e inspirante,
pasa del estado yacente en que se halla, a interpelar directamente al lectoroyente.
2)
La meditatio, meditación consiste en “una operación de
inteligencia que se concentra, con la ayuda de la razón, en la investigación de
las verdades escondidas”. El texto de la Palabra de Dios es acogido y
aferrado en todo su alcance. Habla a nuestra inteligencia, habla a nuestra
sensibilidad. Nos hace gozar, nos hace temblar, nos abre perspectivas de
belleza inexpresable, nos sacude, nos estimula, nos atemoriza y nos
consuela.
3)
Es entonces cuando nuestra lectio se convierte en divina, es la
oratio, la oración “consiste en dirigir en fervor el corazón a Dios para evitar
el mal y llegar al bien”. La oración que brota en ese momento es del todo
particular. No se trata de una petición, sino de una dilatación de corazón
como dice el Salmo 119, 23 “Correré por el camino de tus mandatos, cuando
me ensanches el corazón”; una dilatación del corazón hacia Dios, realizada
suscitando en nosotros un “fervor” intenso, un máximo de amor. Semejante
fervor amoroso nos pondrá en contacto con Él y nos permitirá
7
comprenderlo, porque a Dios se le entiende también, y yo diría que sobre
todo, con el corazón. Este contacto cálido con Dios nos permitirá acoger e
interiorizar adecuadamente sus palabras inspiradoras, llenas de
trascendencia, palabras que ya hemos escuchado y comprendido. “Se harán
realidad” en nosotros, desplegando su potencialidad trascendente “Yo soy
el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tenga sed yo le daré de la
fuente del agua de la vida gratuitamente” (Ap 21, 6).
4)
El cuarto peldaño: “La contemplatio, por así decirlo, consiste en
la elevación del alma, que se alza por encima de sí misma hacia Dios,
saboreando los gozos de la eterna dulcura”. La acogida de la Palabra de Dios
produce una cierta elevación en el nivel interior. Su relación de reciprocidad
con Dios crece en intensidad. Aumenta el amor que, como ya hemos
observado, permite percibir una afinidad, asombrosa y creciente, con Dios
que es amor. Permaneciendo aún en la dimensión de la fe, el cristiano se
siente sin embargo más cerca de Dios. Y la reciprocidad con Él en un amor
creciente, podrá provocar a veces en el cristiano una sensación dulcísima de
bien, como un anticipo del gozo eterno. El creciente amor a Dios acerca a
Dios hacia nosotros y nos permite percibir como nuestro vecino de casa,
“Respondió Jesús y le dijo: “El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre
lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él” (Jn 14, 23).
Este genial esquema propuesto por Guijo II constituye un esquema
básico permanente para el desarrollo de la lectio divina. Según las
exigencias concretas puede ser modificado y ampliado. A menudo en la Scala
Paradisi se ha añadido un quinto peldaño, la collatio, para responder a la
necesidad de confrontar y compartir. Carlo María Martini se detiene, en la
exigencia de la actio, la acción, la obligación de poner en práctica tras la
experiencia de la lectio divina. Son también posibles otras variantes, de las
que obtendríamos un modo de escucha distinto10.
10
CALDUCH BENAGUES, N., Saboreando la Palabra de Dios. Sobre la lectura orante o creyente (lectio
divina), Verbo Divino, Estella 2012; ID., “Exégesis, teología y hermenéutica bíblica en la Verbum Domini,
en: Phase 302 (2011) 109-121; MARTINI, C.M., Al alba te buscaré. La escuela de oración, Verbo Divino,
Estella 1995 (org. It. Milano 1994); ID., Para vivir la Palabra, PPC, Madrid 2000 (org. It 1996); BIANCHI,
E., Orar la Palabra, Monte Carmelo, Burgos 2000 (org. It. Milano 1974), 2008 la ed. Nº 23; ID., Le parole
della spiritualità, Milano 1999; SECONDIN, B., La lectura orante della Parola. “Lectio divina” in comunità
e in parrochia, Messagero, Padova 2001; CONTRERAS MOLINA, F., Leer la Biblia como Palabra de Dios.
8
Para concluir: se puede comprobar con gozo cómo la lectio divina se
está hoy difundiendo más cada vez a nivel de diócesis, de parroquias, de
grupos y personas individuales, además de los monasterios donde siempre ha
reinado. Está en crecimiento, como lo está la exégesis científica.
4.
Relación recíproca entre exégesis científica y lectio divina.
Los documentos eclesiales que ya hemos mencionado insisten todos
ellos en una estrecha relación entre la exégesis científica y la lectio divina.
Pio XII insiste en la exégesis científica en el sentido pleno del término,
dirigida al provecho de los fieles, que se alcanza mediante las diversas
prácticas, entre las cuales se recomienda particularmente la lectio divina.
La Constitución Dei Verbum insiste particularmente en el paso de la
exégesis científica a la praxis pastoral –y la lectio divina pertenece a esta
categoría-, hasta el punto de no distinguir al pastor del exégeta. El dualismo
indicado por F. Dreyfus entre “exégesis en la Sorbona y exégesis en Notre
Dame”, para quien la Iglesia necesita una exégesis espiritual y no una
exégesis universitaria, semejante a la de la Sorbona, no es sostenible tras
un examen atento al texto de la Constitución. La Dei Verbum inculca que la
Iglesia, para comprender la Palabra de Dios en toda su riqueza, necesita
precisamente de una exégesis que antes pasa por la Sorbona, la exégesis
científica, entendida naturalmente en el sentido de la cientificidad
específica de la Palabra de Dios. De aquí la repetida insistencia en un
estudio serio, ya por parte del exégeta, ya por parte del agente pastoral,
hasta el punto de que más de una vez el texto de la Constitución parece no
distinguir las dos funciones. El exégeta es también el servidor de la Palabra
que él anuncia.
La exhortación postsinodal Verbum Domini insiste repetidamente en
la relación esa que llamamos exégesis científica y su actualización en la
Claves teológico-pastorales de la lectio divina en la Iglesia, Verbo Divino, Estella 2007, reimpr. 2009; DEL
COVOLO, E., Lampada sui miei passi: leggere la Parola como i nostri Padri, Elledici, Torino 2008;
GARGANO, I., Iniziazione alla “Lectio divina”, Edizioni Dehoniane Bologna, Bologna 1992; MASSINI M., La
lectio divina. Teología, espiritualidad, método, Madrid 2001; MESTER, C., Hacer arder el corazón.
Introducción a la lectura orante de la Palabra, Verbo Divino, Estella 2006..
9
praxis pastoral. Y el discurso se hace insistente: “Los aspirantes al
sacerdocio ministerial están llamados a una profunda relación personal con
la Palabra de Dios, especialmente en la lectio divina… El Sínodo ha
encomendado que se ayude concretamente a los seminaristas a ver la
relación entre el estudio bíblico y el orar con la Escritura (VD 82). Podemos
decir que la compenetración entre la exégesis científica y la actualización
es uno de los temas recurrentes en la Exhortación.
Estos importantes documentos nos dicen y nos inculcan una relación
estrecha entre exégesis científica y lectio divina; nos aparece ante todo
como una relación de reciprocidad necesaria. Para captarla podemos ahora
verificarla de cerca partiendo, ya de la exégesis científica, ya de la lectio
divina.
El proceso de la exégesis debe tener presente la reciprocidad que
abra la puerta a la lectio divina. Esto implica un diálogo entre el exégeta y el
agente pastoral, un diálogo que debería llegar a ser tan estrecho que hiciera
pensar –como parece insinuar la Dei Verbum-, que el exégeta es él mismo
quien después presenta la exégesis a la actualización pastoral. Si no se hace
esta la Biblia sería palabra solamente humana.
Pero existe también una reciprocidad que afecta directamente a la
lectio divina. Cuando, en el ámbito de esta lectio, se evita o se minimiza un
contacto serio con la exégesis, el contenido que se propone degenera
fácilmente en fantasía o arbitrariedad, en la esterilidad de un devocionismo
emotivo, incluso en banalidad. Y con esto rehuye la anhelante autoexposición a la Palabra de Dios, con los efectos asombrosos e imprevisibles
que sólo la plena Palabra de Dios puede provocar; y se desliza fatalmente
hacia la pobre palabra sólo humana. El Papa ha denunciado la falta de una
hermenéutica de la fe, sin la cual se desarrolla una hermenéutica positivista
que niega la posibilidad de que Dios se comunique en la historia11. La Iglesia
11
RATZINGER, J-BENEDICTO XVI., Jesús de Nazaret, Madrid 2007; AZZARO, P.L., Gesù di Nazaret
all´Università. Il libro di Joseph Ratzinger-Benedetto XVI letto e commentato negli Atenei italini, Librería
Editrice Vaticana, Vaticano 2012; PERA, M., “Gesù Nazareno, Gesù Cristo e il método storico”, pp. 31-61.
10
es la casa de la Palabra es decir el lugar de encuentro personal y
comunitario con la Palabra encarnada12
En una perspectiva constructiva: la exégesis científica y la lectio
divina tienen una necesidad irrenunciable la una de la otra, se reclaman y
completan mutuamente, sin jamás solaparse. La exégesis científica pone al
hombre en contacto con la maravilla de la Palabra de Dios tal como la
expresa el autor humano, con las riquezas infinitas que comporta para la
mente y el corazón, hasta los minima quaeque de que habla Pio XII.
12
MARTINELLI, P., “L´interese teologico fondamentale della XII assamblea generale ordinaria del Sinodo
dei Vescovi sulla Parola di Dio nella vita e nella missione della Chiesa”, pp. 9-39 (lo citado p. 27) en:
APARICIO VALLS, C-PIE NINOT, S.,(ed.), Commento alla Verbum Domini, PUG, Roma 2012; CARBAJOSA, I.,
De la fe nace la exégesis, Verbo Divino, Estella 2012.
11
12