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REFLEXIONES CATÓLICAS SOBRE LA BIBLIA Arquidiócesis de Miami - Ministerio de formación cristiana 2 de noviembre de 2008 Todos los Fieles Difuntos (Ciclo A)* *La práctica de orar por los difuntos es sumamente antigua. El libro 2° de los Macabeos en el Antiguo Testamento dice: "Mandó Juan Macabeo ofrecer sacrificios por los muertos, para que quedaran libres de sus pecados" (2Mac. 12, 46); y siguiendo esta tradición, en los primeros días de la Cristiandad se escribían los nombres de los hermanos que habían partido en la “díptica”, que es un conjunto formado por dos tablas plegables, con forma de libro, en las que la Iglesia primitiva acostumbraba a anotar en dos listas pareadas los nombres de los vivos y los muertos por quienes se había de orar. Lectura del Evangelio según san Juan 6,37-40 Todo el que el Padre me ha dado vendrá a mí, y yo no rechazaré al que venga a mí, porque yo he bajado del cielo, no para hacer mi propia voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. Y la voluntad del que me ha enviado es que yo no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite en el último día. La voluntad de mi Padre es que toda persona que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna: y yo lo resucitaré en el último día. Comentario breve: La lectura de hoy aparece inmediatamente después de que Jesús multiplica los panes para alimentar a la multitud y el pasaje continúa delante de la multitud. Jesús nos asegura que todos los que vayan a él no serán rechazados sino que resucitarán con él. El pan que baja del cielo no es una cosa, sino Alguien. Ese pan verdadero nos comunica la vida eterna, pero para recibirlo se necesita dar un paso, o sea, creer en Cristo. Después de la alianza de Dios con Israel en el Sinaí, con sus leyes y sus ritos destinados a educar a este pueblo, debían abrirse tiempos nuevos en que Dios se comunicaría con cada uno de sus fieles, de la misma manera que había hecho con los grandes profetas. Jesús recuerda estas promesas, pero añade algo nuevo: En Jesús, como en el perfecto espejo de Dios, descubrimos la voluntad del Padre sobre nosotros. Jesús es «la» Palabra de Dios; en él el Padre lo ha dicho todo, y las revelaciones más auténticas no pueden sino llevarnos a él. La lectura de hoy nos presenta tres ideas importantes: • • • Dios no quiere que nadie se pierda. Si construimos con Jesús aquí el reino del amor, Jesús nos llevará a participar de ese reino después de la muerte. Oramos por los fieles difuntos que quizás no estén listos para disfrutar de la totalidad de Dios. Para la reflexión personal o comunitaria: Después de una pausa breve para reflexionar en silencio, comparta con otros sus ideas o sentimientos. 1. ¿Cómo te sientes sabiendo que Dios desea la salvación de todos? Explica. 2. ¿Cuál ha sido tu experiencia con la muerte? ¿Cómo te sientes al pensar en la tuya? Explica. Lecturas recomendadas: Catecismo de la Iglesia Católica, párrafos 161; 606; 989; 994; 2824.