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LATÍN I.
PROF. JESÚS SAIZ ESTÉBANEZ
TEMA 1. LAS LENGUAS FLEXIVAS Y LA FLEXIÓN
El latín es la lengua de la que proceden algunas importantes lenguas de Europa y,
naturalmente, el castellano. La nómina de las lenguas más importantes procedentes
del latín es la siguiente: castellano, gallego, catalán (España), francés, italiano,
portugués, rumano y romanche. Naturalmente, las lenguas procedentes del latín se
parecen a la lengua madre. Repasemos estos parecidos:
►a. Léxico: El castellano ha heredado del latín algo más de un 70% de su
vocabulario. Naturalmente de ese léxico heredado del latín, algunos términos
permanecen sin alteración en el castellano. Así, palabras como gloria, audacia, ala,
ira, consul o amor son términos latinos que perviven (tildes y pronunciación aparte) en
castellano. Otras palabras como insula > isla, auaritia > avaricia, formica > hormiga
perviven en nuestra lengua bastante reconocibles aunque, como se ve, han sufrido
pequeñas alteraciones. Otras, como puer (niño), dominus (señor) uir (varón), etc. no
perviven como tales sustantivos en castellano, pero es fácil reconocer sus raíces en
palabras como puericultura, dominio o viril. Por fin, ciertos términos latinos (sustantivos
en este caso) son difícilmente reconocibles a primera vista; es el caso de penna
(pluma), ancilla (esclava), hordeum (cebada) y otros muchos. Éstos prácticamente se
han perdido pues han sido sustituidos por otros términos bien de origen latino o bien
de origen no latino. Lo mismo sucede con los verbos.
►b. Categorías gramaticales: El latín y el castellano comparten las mismas clases de
palabras: determinantes (salvo el artículo que no existe en latín), sustantivos,
adjetivos, verbos, adverbios, preposiciones, etc. Y para cada una de ellas distingue
parecidos accidentes: género, número, persona, tiempo, modo, voz, etc.
►c. Sintaxis oracional: El castellano y el latín comparten los mismos tipos de
oraciones: simples y compuestas, y, dentro de estas, sustantivas, adverbiales y
adjetivas.
Sin embargo, aunque latín y castellano coinciden, como vemos, en muchos niveles,
existen algunas diferencias profundas entre ambas lenguas. Las más significativas y
las que en este momento interesan para nuestro estudio (otras se verán más adelante)
se presentan a continuación.
En una frase latina como
Serva bonam cenam parat
es fácil reconocer el léxico porque no existen grandes diferencias: serva = sierva,
bonam = buena, cenam = cena, parat = prepara
Algo más alejada del castellano parece, sin embargo, una frase como:
Dux
El jefe
animaduertit
hostes
se da cuenta (de que) los enemigos
appropinquare
se acercan
No obstante existen también importantes diferencias que se han ido produciendo a
medida que las lenguas romances se han hecho diferentes del latín por evolución.
En la oración latina
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LATÍN I.
PROF. JESÚS SAIZ ESTÉBANEZ
Claudia
Claudia
videt
ve
patrem
al padre
Iuliae
de Julia
podemos reconocer sin duda el léxico, pero observamos ciertas diferencias. La oración
castellana se analiza de la siguiente manera:
Claudia
Suj
ve
verbo
al padre
C. D.
de Julia
C.N.
Efectivamente el sintagma al padre cumple misiones de C.D. Pero esto lo sabemos
porque una preposición (a+el) nos indica que, en esta frase, el sintagma al padre es C.
D. Esto es, el sintagma tiene una marca (una preposición, en este caso) que nos
aclara la función que desempeña en la frase (es cierto que el orden de palabras, por
ejemplo, también contribuye a aclararlo). Otro tanto podríamos decir para el sintagma
de Julia. Es la preposición de la que nos indica que Julia está completando al
sustantivo padre
Pero si observamos otra vez la frase latina
Claudia uidet patrem Iuliae
veremos que no hay ni rastro de preposiciones, de elementos externos a los
sustantivos que nos indiquen la función. En efecto, los propios sustantivos expresan
por sí mismos la función que desempeñan en la frase. ¿Cómo lo hacen? Cambiando
de forma.
Una misma palabra, pater (padre) por ejemplo, puede adoptar distintas formas para
expresar una función en la frase: patrem, patris, patres, patrum, patribus, etc.
Esta capacidad que tienen las palabras variables (sustantivos, adjetivos, verbos,
etc.) de cambiar su forma para expresar una función o determinadas nociones se
llama flexión; y las lenguas que lo poseen se llaman lenguas flexivas.
El procedimiento de la flexión no es extraño a las lenguas procedentes del latín. Lo
que ocurre es que se da en otras clases de palabras, como por ejemplo, en el verbo.
Veamos: canto, cantabas, cantará, cantamos pertenecen todas al verbo cantar lo
mismo que, en latín, patrem, patris, patres, patrum, patribus pertenecen al sustantivo
pater. Cada una de ellas expresa algo distinto, pero en todas reconocemos el mismo
verbo.
Es por eso por lo que se distingue una flexión verbal (llamada conjugación) de una
flexión nominal, a la que habitualmente llamamos declinación. En resumen, el latín es
una lengua con flexión verbal, con conjugación, igual que el castellano o que el resto
de las lenguas romances, pero también con flexión nominal (a diferencia de las
lenguas romances, que sólo conservan un pequeñísimo resto en los pronombres
personales).
Por tanto:
La flexión nominal es la capacidad que tienen los sustantivos, los adjetivos y los
pronombres de variar su forma para expresar una función en la frase (además,
naturalmente, de las nociones de género y número).
Y una idea más:
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LATÍN I.
PROF. JESÚS SAIZ ESTÉBANEZ
Cada una de las formas que puede adoptar una forma nominal (sustantivo, adjetivo
o pronombre) se llama caso.
Fácil, ¿no? Pero, atención: el caso no es la función ni la noción: el caso es solo
forma, pura forma y nada más que forma. Cuando el profesor habla de caso, el alumno
debe entender forma.
Naturalmente, la siguiente pregunta es: ¿cuántas formas puede adoptar el nombre
latino, esto es, cuántos casos tiene un nombre latino? Pues depende, porque algunas
formas coinciden, pero en términos generales son las siguientes:
● Dos formas (una singular y otra plural) para expresar la función sujeto o atributo. A
estas formas se las llama nominativos.
● Dos formas(una singular y otra plural) para expresar la función complemento
directo. A estas formas se las llama acusativos.
● Dos formas (una singular y otra plural) para expresar la función complemento del
nombre. A estas formas se las llama genitivos
● Dos formas (una singular y otra plural) para expresar la función complemento
indirecto. A estas formas se las llama dativos
● Dos formas (una singular y otra plural) para expresar la función complemento
circunstancial. A estas formas se las llama ablativos.
Cierto que también podríamos llamar a las formas, a los casos, caso1, caso2, caso3,
etc.; o caso azul, caso verde, caso rojo, etc. Pero los llamamos nominativo, acusativo,
genitivo, dativo y ablativo por pura tradición, porque siempre se ha hecho así.
Ahora ejemplifiquemos todo ello con las palabras latinas rosa (rosa) y lupus (lobo)
Caso (forma)
Nominativo
Acusativo
Genitivo
Dativo
Ablativo
Sg.
rosa
rosam
rosae
rosae
rosa
Plur.
rosae
rosas
rosarum
rosis
rosis
Sg.
lupus
lupum
lupi
lupo
lupo
Plur.
lupi
lupos
luporum
lupis
lupis
Función
Sujeto / Atributo
Comp. directo
Comp. del nombre
Comp. indirecto
C. Circunstancial
Lo que hemos hecho en el bonito cuadro anterior, presentar todas las formas
posibles de un sustantivo (dos en este caso), se llama declinar o flexionar ese
sustantivo. Ya se ve que hay formas que coinciden, pero de eso nos ocuparemos más
adelante.
Por tanto si quisiéramos traducir al latín la siguiente oración castellana:
Claudia da rosas a una amiga
no tendríamos demasiados problemas desde el punto de vista léxico, ya que los
sustantivos y el verbo se parecen (Claudia = Claudia; rosa = rosa; amiga = amica; dar
= dare) y, por tanto, a partir del análisis del texto castellano sólo tendríamos que
escoger la forma adecuada del sustantivo latino de acuerdo con la función que
desempeña en la frase. Veámoslo:
Claudia
da
rosas
Suj.
V. 3ª sg.
C.D.
a su amiga
C.I.
Claudia
dat
rosas
amicae
Nom. Suj.
V. 3ª Sg.
Ac. C.D.
Dat. C.I.
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PROF. JESÚS SAIZ ESTÉBANEZ
Tal procedimiento, la flexión, presenta pocos pero notables restos en nuestras
lenguas de uso. Así, el inglés presenta un resto del antiguo caso genitivo de su lengua
de origen (el anglo-sajón). Para traducir el sintagma de Pedro en El coche de Pedro
acudimos a una forma especial Peter's que desempeña la función C.N. de coche
(Peter's car).
Hemos dicho que en castellano las funciones sintácticas se verifican muchas veces
(aunque no siempre; a veces la lógica o el propio orden de palabras es suficiente. En
la oración El gato se comió al ratón, nadie duda que el gato es el sujeto y el ratón es el
C.D.) mediante elementos externos al sustantivo: las preposiciones. Podría pensarse
que el latín, puesto que tiene capacidad de flexión, no tiene preposiciones, pero no es
así: las tiene y muchas, porque sólo con las formas anteriores no es capaz de
expresar, por ejemplo, todas las circunstancias que pueden expresarse: origen,
instrumento, dirección, etc. De hecho, algunas de ellas las ha heredado directamente
el castellano: ad>a, cum>con, super>sobre, etc. Así, mediante el uso conjunto de
casos y preposiciones, el latín puede expresar todas las circunstancias.
Dentro de las lenguas indoeuropeas ya vistas hay muchas que conservan este
procedimiento de la flexión nominal en todo o en parte: el ruso, el griego (antiguo y
moderno), el alemán y muchas otras lo conservan. No todas tienen igual número de
casos, algunas tienen cuatro, otras ocho, otras cinco, otras conservan sólo uno
(genitivo sajón del inglés), otras sólo tienen flexión en el artículo. Vamos a ejemplificar
con el singular de un sustantivo alemán:
Caso (forma)
Nominativo
Acusativo
Genitivo
Dativo
Singular
der Wagen
den Wagen
des Wagens
dem Wagen
El castellano, en cambio, sólo tiene un pequeño resto de flexión en los pronombres
personales, heredados del latín. Para terminar veamos un ejemplo de esta rara flexión
pronominal del castellano:
Forma
Yo
Me
Mí
Conmigo
Función
Sujeto
CD o CI
Forma preposicional
Para la prep. con
Forma
Tú
Te
Ti
Contigo
Función
Sujeto
CD o CI
Forma preposicional
Para la prep. con
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