Download Presentación de Encuentro Matrimonial en el Consejo Pontificio

Document related concepts
no text concepts found
Transcript
Presentación de Encuentro Matrimonial en el Consejo Pontificio
para la familia, celebrado en Roma el 11 de septiembre de 2009.
Escrito por los Coordinadores Europeos, Bernard y Françoise Pouvreau con Ángel López.
UNA FORMA DE DECIR “SI” A NUESTRA VOCACIÓN
1.1
Origen, objetivo y misión de E.M.
E.M. es un movimiento nacido en la Iglesia en los años 60, al amparo del Vaticano II, como un
servicio ofrecido a la Iglesia y, por consiguiente, a la sociedad.
E.M. abarca los diversos modos de vida cristiana. La base es laical y matrimonial, pero quiere
influir, como carisma específico, en la renovación del matrimonio y del sacerdocio, dos
sacramentos relacionales por excelencia.
EL PRINCIPAL OBJETIVO DE E.M ES: AMAR MÁS Y MEJOR
El principal objetivo de E.M. se puede resumir así: amar más y mejor, según las enseñanzas de
Jesús: “Amaos unos a otros, como Yo os he amado”, que es, por otra parte, su lema.
Estar casado o ser sacerdote no son formas de vida estáticas, más bien, son vocaciones
dinámicas, como un proceso que se comprueba en la realidad de cada día y que puede ser un
foco de fertilidad y de seguridad afectiva, no sólo para los que están directamente implicados,
sino también para todos los que les rodean. Amar de esta forma es todo un estilo de vida, su
esencia puede formularse así: “Creo que soy amado. Decido amarte”. El matrimonio y el
sacerdocio vividos así provocan y contribuyen a construir la Iglesia. Y esto no sólo se aplica a
los sacerdotes, también a las parejas que son células vivas de la Iglesia. En efecto, el
matrimonio hace visible el amor de Cristo a su Iglesia. El corazón de la familia reside en la
relación profunda, honesta y fiel de los cónyuges. El matrimonio es el corazón de la “iglesia
doméstica” abierta a la vida de los hijos y de la IGLESIA.
Por esta razón, E.M. es un movimiento de renovación. Estimula el crecimiento personal y
espiritual de cada miembro de cada pareja casada, de cada sacerdote ordenado. Cada uno es
confirmado en su vocación en función de su misión y compromiso dentro de la parroquia, en el
colegio, en las asociaciones, etc. En E.M. los sacerdotes son reconocidos como simples
peregrinos hacia la santidad, servidores de la Alianza de Dios con su pueblo y de la alianza de
los matrimonios. Los laicos –desde el origen del movimiento– no son considerados como
simples colaboradores del clero sino como corresponsables de la vida y de la marcha de la
Iglesia, así nos lo dijo Benedicto XVI en S. Juan de Letrán, el mes de mayo pasado.
E.M. tiene una identidad católica clara. Está pensada para las parejas casadas, católicas, que
quieren mejorar su relación y descubrir el sentido de su sacramento. Desde esta identidad está
abierta a diferentes religiones y confesiones cristianas. Sabemos que más de diez confesiones
cristianas diferentes han adoptado el esquema base de los Fines de Semana. de E.M., con gratitud
y respeto hacia el origen católico de este último. A partir de esta
identidad claramente afirmada, E.M. quiere ser un movimiento
abierto y misionero para los matrimonios indiferentes o alejados de
la Iglesia.
1.2
Punto de partida
Todo carisma de fundación incluye una dimensión pedagógica propia. E.M. toma en serio la
experiencia humana y la profundiza. La experiencia de E.M. comienza en un FDS. Durante éste,
los participantes (matrimonios, sacerdotes, religiosos/as) pueden descubrir los cuatro aspectos
del carisma de E.M.:
1º. El primero de todos: pueden vivir la experiencia de ser respetados, reconocidos y por
tanto amados durante este FDS.
2º. Esto hace más fácil una conversión que pueden experimentar los participantes; una
conversión a sí mismos, una conversión al otro/los otros y una conversión a Dios. No
nos estamos refiriendo a una conversión racional, más bien a una conversión emocional
que tiene un impacto en sus vidas reales.
3º. Los participantes pueden también volver a contactar con su sueño de felicidad en una
relación de amor (amar y ser amados). Al mismo tiempo pueden descubrir que su sueño
es también el sueño de Dios para ellos. Este método inductivo es indispensable en el
mundo actual: los participantes –creyentes o no creyentes– aceptan más fácilmente un
camino que se inicia en su amor de esposos para hacerles descubrir el amor de Dios y si
son cristianos la dimensión sacramental de su vida.
4º. Viviendo el FDS se les hace ver que otras personas tienen una influencia en sus vidas,
en ambos sentidos, positiva o negativamente. El FDS quiere hacerles vivir la
experiencia de una Comunidad que ama y, a partir de ella, experimentar el sentido de
la Iglesia.
1.3
Los pasos del FDS
Tener un sueño es primordial; pero descubrir de forma concreta, un modo de amar es también
esencial. El método que E.M. propone, consiste en una serie de pasos –presentados por 3
matrimonios y un sacerdote, desde sus experiencias personales– que constituyen las secuencias
del FDS de E.M. Los pasos más importantes son:
¾ tomar conciencia y experimentar la importancia de la comunicación en profundidad
¾ el reencuentro con uno mismo
¾ la decisión de amar
¾ entrar en la experiencia del otro (aceptarse uno a otro)
¾ vivir la confianza del uno en el otro y empezar a sanarse mutuamente
¾ descubrir el Plan de Dios para nuestra vida como matrimonio o como sacerdote. Las
dos vidas están llamadas a ser “sacramentales”
¾ descubrir como nuestro “si” del uno para el otro puede ser visible y tangible para los
otros (matrimonios abiertos)
¾ descubrir que nuestra vida sacramental implica una misión (matrimonios apostólicos)
1.4
Camino de presencia y de evangelización
Un paso del FDS merece una atención especial, puesto que es el comienzo de una auténtica
experiencia de relación, gracias a la cual, una persona puede hacerse totalmente presente a otra.
Es lo que queremos llamar “diálogo” hecho de forma correcta y con regularidad. Este diálogo,
como forma de comunicación, incluye tres niveles:
1) llegar a ser consciente de nuestros sentimientos más profundos como personas y
compartirlos con los otros
2) discernir entre lo que deseo para mi, por una parte, y mis necesidades reales por otra
3) descubrir cómo puedo comportarme de forma responsable de cara a mis necesidades.
Este diálogo nos ayuda a estar presente el uno al otro. Nos abre también a otras dos formas de
comunicación, es decir:
ƒ “construir el amor entre nosotros con el lenguaje corporal, la afectividad y para las
parejas con la sexualidad”
ƒ y orar en pareja, es decir, abrir nuestra intimidad a Dios lo que unifica nuestro día
haciéndonos presentes al otro (el cónyuge), a los otros y a Dios
Esta forma de dialogar nos ayuda también a construir una comunicación más real con otras
personas: parejas, sacerdotes, comunidad, etc. Estas tres vías de comunicación, como nosotros
las llamamos, son típicas de una espiritualidad de relación y de presencia.
PARA LAS PAREJAS Y LOS SACERDOTES, “DIALOGAR”, “CONSTRUIR
EL AMOR” Y “ORAR JUN TOS” SON TRES VÍAS POR EXCELENCIA
PARA VIVIR EL “SÍ” MUTUO Y SU “SÍ” A UNA COMUNIDAD
Las parejas sacramentales que viven esta espiritualidad “significan y participan en el misterio de
la unidad y del amor de Cristo a la Iglesia” (Ef. 5.32; Lumen gentium, 11; Gaudium et Spes, 48).
Si nosotros vivimos esta relación de amor nos hará libres y hará libres también a otras personas.
Somos, pues, capaces de compartir nuestro amor gratuitamente sin esperar ninguna respuesta ni
recompensa, puesto que encontramos la seguridad afectiva suficiente en nuestra propia relación.
E.M. tiene conciencia de que la estabilidad emocional y humana de las parejas se juega cada vez
más en los primeros años del matrimonio; etapa crucial de evangelización. Por eso E.M., desde
su origen, hace una pastoral preventiva de gran importancia para la sociedad y la Iglesia.
Como ya hemos dicho, E.M. es un instrumento de evangelización. Hay una unión evidente entre
la experiencia de una intensa relación de amor, por una parte, y la evangelización, por otra. Esto
forma parte de la vocación sacramental de las parejas y de los sacerdotes para llevar el Evangelio
de la familia a otras personas.
En este sentido, el testimonio de su vida es mucho más importante que su enseñanza verbal.
“¿Podemos pensar en otra forma de evangelizar que no sea mediante el testimonio de la propia
vida?” (Evangelii nuntiandi). La buena nueva –para nuestras parejas y sacerdotes– es compartir
lo que vivimos, no lo que hacemos. Es una actitud completamente nueva. Es la actitud de ir hacia
los otros para “descubrirles sus dones y acompañarlos en su sufrimiento” (J. Vanier).
En nuestros “pequeños grupos de diálogo” se teje, se forma, se acompaña y se experimenta
mejor el sentido de la Iglesia como la familia de familias.
1.5
Camino en Comunidad
Para terminar, E.M. propone una Comunidad que ayuda a vivir nuestro sueño. Esta Comunidad
nos ayuda, con todas sus limitaciones, a creer, a esperar, a amar.
E.M. hace posible la experiencia de la pequeña y de la gran Comunidad:
9 La pequeña Comunidad tiene una importancia vital para el encuentro personalizado
(encarnado) de personas adultas que se acogen, que se retan y que se acompañan
mutuamente para vivir su “si”. Somos cada vez más conscientes de que las parejas
necesitan de la formación y del apoyo de otras parejas para seguir fieles a su vocación
“Mucha santidad se ha perdido en la Iglesia y en el mundo porque las personas no
comparten los secretos de su corazón los unos con los otros”, decía el Cardenal
Newman.
9 En la gran Comunidad, la catolicidad de E.M. se hace realidad; dicho de otra forma,
esta Comunidad propone una experiencia de amor universal que no se puede reducir a
una élite escogida o a una secta o a un grupo encerrado en sí mismo. Esta Comunidad
se basa en cuatro pilares:
* El fin de semana
* Los equipos que comparten sus experiencias durante el fin de semana
* La organización nacional, zonal o local de nuestro amor (estructura)
* Las parejas que salen del FDS (los grupos base de la Comunidad). A ellos se les
ofrece todo un proceso formativo que incluye otros programas, grupos de diálogo
en las casas, seminarios, encuentros en una pequeña o en una gran Comunidad,
formación de personas, etc.
Resumen del compartir personal del equipo:
El compartir con otros nos ha permitido siempre sentirnos amados y sostenidos, sin ser juzgados,
y por tanto replantearnos cosas muchas veces, ser interpelados y guiados en nuestro estilo de
vida de pareja, de familia y de vida de fe.
Esta comunidad de Iglesia también nos ha animado a unirnos a la gran Iglesia y a nuestras
distintas parroquias en la preparación para el matrimonio, en la catequesis o los equipos de
animación de las parroquias.
En E.M. hemos recibido formación y apoyo a lo largo de toda nuestra vida como pareja y como
familia.
Dentro de esta formación y apoyo, queremos
insistir en la importancia que ha tenido, para
nuestra pareja, el caminar junto a los
sacerdotes que, como compañeros de viaje,
comparten el modo en que ellos viven el día a
día de su sacramento con sus riquezas y sus
limitaciones. Es un regalo extraordinario que
ha nutrido nuestro sacramento matrimonial y lo ha vivificado con las confirmaciones y ánimos
que hemos recibido; damos gracias al Señor todos los días y en particular hoy en día por el
acompañamiento de Ángel López de la congregación de la Santa Familia. Estamos convencidos
de que la cooperación entre una pareja y un sacerdote, que es lo que llamamos nosotros “equipo
eclesial”, no es simplemente un regalo, es también una experiencia única y fascinante de aliento,
llamada y desafío mutuo.
Para mí, Ángel, vivir esta experiencia ha dado mayor sentido a mi vocación. Me ha ayudado a
ser mejor sacerdote y a vivir con mayor entusiasmo mi apostolado sacerdotal en los colegios.
Implicarme en E.M. no me “ha robado tiempo”, ha dado más bien sentido y energía a mi tiempo.
Compartir mi vida humana y sacerdotal con tantas parejas es una riqueza especial. Ser “profeta”
del sacramento y de la relación de pareja, vivir la historia cotidiana de tantas parejas que intentan
vivir el Evangelio en sus hogares, ser testigo de su crecimiento humano y cristiano en un mundo
tan complicado, es un privilegio y un aprendizaje inolvidable.
1.6
Sentido católico
Hemos definido anteriormente los objetivos de E.M. como un intento para renovar los dos
sacramentos de relación: el matrimonio y el sacerdocio.
En este sentido, E.M. es un movimiento universal. Asimismo, actualmente está presente con el
nombre de Worldwide Marriage Encounter, en 92 países de los cinco continentes con una
mínima estructura de seis Secretariados Continentales. Entre estos países vivimos la solidaridad
con las iglesias que lo necesitan, como los países del Tercer Mundo, el antiguo bloque del Este,
Cuba, Asia (un ejemplo: se ha realizado una experiencia maravillosa en China desde enero a
junio de 2009, donde se han dado 8 FDS con 148 parejas, 17 sacerdotes y 37 religiosos).
Durante el año 2008 cerca de 66.000 personas y casi 5.000 sacerdotes (religiosos/as) han vivido
el FDS en el mundo
La universalidad del movimiento de E.M. atestigua que “la familia como fuerza de
evangelización” es ya una realidad que se desarrolla en el mundo.