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1
Plan Pastoral Diocesano 2010-2015
EN CRISTO NO NOS PUEDE FALTAR LA
ESPERANZA
"Dad razón de vuestra esperanza a los que la
pidan"(1 Pe 3,15)
2
PRESENTACIÓN
Queridos diocesanos:
Con alegría pongo en vuestras manos el Plan Pastoral para los
próximos cinco años y os pido que lo asumáis en el corazón y lo
hagáis vida, se trata de una nueva llamada, a toda la Iglesia
diocesana, a la evangelización. El Plan Pastoral Diocesano es un
instrumento al servicio de la acción pastoral en la Diócesis y es
también un precioso medio de comunión, porque nos anima a
trabajar juntos y a unir nuestros corazones y nuestras voluntades para
cumplir la de Dios, solo así seremos capaces de superar los
obstáculos.
Me dirijo en primer lugar a todos los que han trabajado en la
elaboración del nuevo Plan Pastoral, agradezco cordialmente sus
esfuerzos, el estudio, el tiempo dedicado y la oración… todo con el
deseo de que llegara a feliz término este Proyecto Pastoral.
En su primera encíclica Ecclesiam Suam, de agosto de 1964,
escribía Pablo VI estas palabras: “Esta es la hora en que la Iglesia
debe profundizar la conciencia de sí misma, debe meditar sobre el
misterio que le es propio, debe explorar, para propia instrucción y
edificación, la doctrina conocida, y en este siglo estudiada y
difundida, acerca de su propio origen, de su propia naturaleza, de
su propia misión, de su propia suerte final” (Pablo VI, Ecclesiam
Suam, 4).
Me parece que todo plan, todo instrumento pastoral, debe
ayudarnos a reflexionar sobre nosotros mismos, sobre la naturaleza
del misterio de la Iglesia, sobre su misión y, ¿por qué no?, también
sobre lo fundamental de nuestra vida ya que –como dice San Juan de
la Cruz- (…) seremos examinados sobre el amor, en estos tiempos de
profunda renovación de la Iglesia, de grandes cambios en el mundo y
en la mentalidad de los hombres sobre los que debemos ejercer la
tarea evangelizadora.
La Iglesia, al reflexionar sobre sí misma, se ha visto en
Cristo como un sacramento… como un signo e instrumento de la
3
unión íntima con Dios de la unidad de todos los seres humanos (C.
Vaticano II LG 1). Fue Cristo quien la instituyó, y fue Cristo quien le
confió la misión de anunciar el Reino de Dios.
El Plan Pastoral está destinado a todos los miembros del
Pueblo de Dios, la Iglesia de Jesucristo que camina en CoriaCáceres. Los objetivos, los medios, competen a todos, el
cumplimiento de esta misión evangelizadora se encomienda por
igual, a todos los miembros del Pueblo de Dios que, por los
sacramentos de la Iniciación Cristiana, se hacen partícipes del
sacerdocio de Cristo para ofrecer a Dios un sacrificio espiritual y dar
testimonio de Jesucristo entre los hombres. Cada uno, queridos
diocesanos, ha de realizar la parte que le compete, dentro de esa
misión total, en servicio y edificación de la Iglesia diocesana.
Ponemos en marcha este nuevo Plan Pastoral, que no difiere
mucho de los anteriores, ni de las otras diócesis, en el marco del Año
Sacerdotal que ha sido querido y proclamado por el Santo Padre
Benedicto XVI, con motivo del 150 aniversario de la muerte del
Cura de Ars.
La Evangelización es misión universal porque se extiende a
todos los hombres y mujeres: por todos murió Cristo. Para esta
misión única, universal, hay un único sacerdocio, el de Cristo,
Sacerdote Eterno, de cuyo sacerdocio participan, en diferente grado y
modo, todos los fieles. De entre los fieles que poseen el sacerdocio
común, algunos son llamados al sacerdocio ministerial, que se
diferencia esencialmente del anterior.
Sólo al sacerdocio ministerial compete ofrecer el Sacrificio
Eucarístico, perdonar los pecados y ejercer públicamente el
sacerdocio sacramental en beneficio de los hombres, porque este
sacerdocio surge de un Sacramento peculiar, el Orden, mediante el
cual el Espíritu Santo dota a quien lo recibe de un carácter especial
que lo configura a Cristo sacerdote y le capacita para obrar en
nombre de Cristo, Cabeza del Cuerpo Místico (C. Vaticano II LG
28).
4
Pero la misión de la Iglesia no es sólo ofrecer a los hombres
el mensaje y la gracia de Cristo, sino también el impregnar y
perfeccionar todo el orden temporal con el espíritu evangélico (C.
Vaticano II OT 1). La misión evangelizadora de la Iglesia se extiende
también a la vida. No se trata de salvar a los hombres fuera de su
contexto, fuera del mundo en el que viven, porque tales hombres no
existen, por eso me alegra enormemente poner en marcha un Plan
Pastoral sencillo, práctico, evaluable y sobre todo realista, para que
se pueda poner en práctica. Con el buen deseo de formar cristianos
maduros en la fe que vivan con gozo la vocación cristiana en medio
del mundo, “para la vida del mundo”.
La Iglesia quiere evangelizar a hombres y mujeres reales, que
viven en la tierra, en ésta época concreta, inmersos en un orden
temporal, en nuestra sociedad. A esos hombres y mujeres hay que
evangelizar, se trata incluso de evangelizar ese mundo, al que Dios
amó tanto que le dio a su Unigénito Hijo para que todo el que crea
en Él no perezca, sino que tenga la vida eterna (Jn 3,16).
La acción evangelizadora de la Iglesia se realiza a través del
sacerdocio común de los fieles, por eso un Plan Pastoral está
encomendado a todos los que forman la Iglesia diocesana, haciendo
posible entre todos, a través de estos objetivos y medios, que la fe de
Cristo y la vida de la Iglesia no sea extraña a la sociedad en que se
predica, sino que empiece a penetrarla y transformarla (C.
Vaticano II AG 21), y esto debe hacerse, no mediante el mero
dominio exterior ejercido con medios puramente humanos (C.
Vaticano II GS 42), sino promoviendo la unidad de todos los
hombres a través de la fe y de la caridad. Los fieles laicos ejercen el
sacerdocio común, como parte del pueblo de Dios, y ejercen un papel
activo en la Iglesia en la difusión del Evangelio.
Los fieles laicos deben mostrar al mundo el sentido de la vida
y de la creación, la ordenación del hombre y de las cosas a Dios por
Cristo; deben mostrar al mundo el misterio profundo de la Redención
y el misterio de la Iglesia, a través de la cual esta Redención se
realiza en los hombres a lo largo de los siglos.
5
A todos se nos invita a ser valientes amigos de Cristo,
sacando fuerza del Evangelio, dejarnos conquistar por Jesús. Solo el
conocimiento personal y la unión profunda con Cristo proporcionan
la energía espiritual para realizar plenamente la vocación cristiana,
objetivo último de todo Plan Pastoral. Sólo el amor de Cristo hace
eficaz la acción apostólica, sobre todo en los momentos de dificultad
o de prueba. El amor a Cristo y a los hermanos debe ser la
característica de todo bautizado y de toda comunidad cristiana. Este
amor es el que quiere favorecer el nuevo Plan Pastoral. En los
Hechos de los Apóstoles leemos que la multitud de los creyentes no
tenían sino un solo corazón y una sola alma (Hch 4,32). Y
Tertuliano, un autor de los primeros siglos, escribió que los paganos
se maravillaban ante el amor que unía a los cristianos (cf
Apologeticum, XXXIX).
Queridos hermanos y hermanas: Que el amor resplandezca en
todas las parroquias y comunidades de la diócesis, en las distintas
asociaciones, cofradías y movimientos. Que nuestra Iglesia, según la
imagen de San Pablo, sea un cuerpo bien estructurado, que tenga a
Cristo por Cabeza, y en el que cada miembro actúe en armonía con
el todo. Alimentad el amor a Cristo con la oración y la escucha de su
Palabra; nutríos de Él en la Eucaristía y sed, con su gracia, artífices
de unidad y de paz en todos los ambientes.
Que el nuevo Plan Pastoral
nos ayude a seguir
comprometidos en las actividades diocesanas. Nuestra actividad
pastoral ha de abrazar con particular celo la educación y formación
cristiana de las nuevas generaciones, promover el respeto al
hombre… Cristo es para todos. Que a través de este instrumento el
Señor nos conceda ser como la sal de la que habla el Evangelio, que
da sabor a la vida. En primer lugar nos compete a nosotros sacerdotes
trabajar incansablemente, como tan admirablemente lo venís
haciendo y soy testigo, por el bien de cuantos nos han sido confiados.
Inspiraos siempre en la imagen evangélica del buen Pastor, que
conoce a sus ovejas, las llama por su nombre, las conduce a un lugar
seguro y está dispuesto a dar su vida por ellas (cfr. Jn 10, 1-19).
6
“En Cristo no puede faltarnos la esperanza”… la mayor de las
crisis es la pérdida de la esperanza. Porque son muchas las
dificultades y porque no podemos perder la esperanza todos
sacerdotes, religiosos y laicos necesitamos ir a Cristo… vayamos por
el camino más seguro y más corto, la Virgen María, Spes nostra. A
las comunidades de religiosas contemplativas de nuestra diócesis
pido que encomienden a la Virgen de Argeme y a San Pedro de
Alcántara los frutos de este nuevo Plan Pastoral Diocesano.
En Cáceres a 25 de enero de 2010, festividad de la
Conversión de San Pablo.
+ Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria-Cáceres
7
OBJETIVOS Y ACCIONES
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
I.-
LA FAMILIA CRISTIANA
Afirmar que se ha perdido el proceso de transmisión de la fe
en las familias, es algo muy doloroso, pero absolutamente cierto. ¿Es
que las llamadas familias cristianas no lo son en su amplitud? Eso
está dando a entender, en ocasiones, si atendemos a su vivencia de fe
y formación religiosa.
Quisiéramos que se realizara un cambio radical en las
familias cristianas. A conseguirlo tiende el objetivo primero de
nuestro Plan Diocesano de Pastoral. De ahí que sugiramos:
Nos alegra muchísimo la decisión que tienen muchos novios
de recibir el Sacramento del Matrimonio. Pero, no lo hagáis en vano.
Sed conscientes de vuestro compromiso conyugal y familiar y cómo
vivirlo en el día a día. Preparaos bien, sin ninguna reticencia por
vuestra parte.
Una vez casados, buscad un movimiento familiar que os
ayude a vivir, desde la fe, vuestro compromiso matrimonial y social.
Participad en la Misa dominical, celebrando el gran Misterio de
nuestra fe con vuestros hijos y otros cristianos, haciendo realidad la
comunión eclesial. Si así lo hacéis, buscaréis una escuela de padres,
de signo cristiano, para educar mejor a vuestros hijos.
Para ayudaros en esta tarea, la Iglesia Diocesana pondrá todos
los medios a su alcance: breves y sencillas catequesis para ayudaros
al despertar de la fe de vuestros hijos, así como los necesarios para
que vosotros mismos impartáis los conocimientos y vivencias
imprescindibles para una buena educación cristiana de los niños y
8
jóvenes, sin olvidar las referencias a la vocación sacerdotal y
religiosa, como lo más grandioso que pueda ocurrir en una familia.
Pediremos, finalmente, a los Agentes de Pastoral, una formación
adecuada a la responsabilidad que ostentan.
Objetivo General 1º
“Promover familias cristianas que vivan los valores
evangélicos y sean testimonio de fe para sus hijos”.
* Objetivos específicos
1.- Facilitar la profundización en la fe a quienes se preparan
al sacramento del matrimonio.
Acciones:
• Editar, desde la diócesis, un material sencillo, para
que los novios, antes de asistir a los cursillos, puedan
tener un conocimiento previo del contenido de los
mismos. (Responsables: Delegación de Familia y Vida
y párrocos).
2.- Ofrecer a los padres medios (materiales, reuniones…) que
les ayuden en su tarea de hacer realidad el “despertar religioso” de
sus hijos (Responsables: Delegación de Catequesis, Consejos de
Pastoral Parroquial, párrocos y catequistas).
3.- Potenciar la catequesis familiar para que, en el periodo de
iniciación a la fe, los padres reciban la formación y sean los
transmisores de la fe a sus hijos, junto con los catequistas.
9
Acciones:
• Reunir a los padres, durante el proceso catequético,
para preparar los temas que después transmitirán.
(Responsables: párrocos y catequistas).
• Elaborar materiales que faciliten la catequesis
familiar. (Responsable: Delegación de Catequesis, en
coordinación con los agentes implicados).
4.- Fomentar la formación y la experiencia de fe de los
agentes de pastoral familiar: catequistas, sacerdotes, equipos de la
Delegación de Familia y Vida…
Acciones:
• Reuniones periódicas de formación de los catequistas,
encuentros de los agentes de pastoral familiar, etc.
(Responsables: Delegación de Familia y Vida,
Delegación de Catequesis, párrocos).
• Elaborar materiales para la formación de los agentes
de pastoral familiar. (Responsable: Delegación de
Catequesis).
5.- Impulsar los movimientos de pastoral familiar en la
diócesis: Movimiento Familiar Cristiano, Equipos de Nuestra Señora,
Encuentro Matrimonial, etc.
Acciones:
•
Dar a conocer a los sacerdotes y seminaristas los
movimientos familiares. (Responsables: Delegación
de Familia y Vida y Rector del Seminario).
• Suscitar animadores seglares y consiliarios que
acompañen a estos movimientos. (Responsables:
Vicaría de Pastoral, consiliarios y párrocos).
•
Presentar estos movimientos en las parroquias.
(Responsables: movimientos familiares y párrocos).
10
6.- Potenciar las experiencias de fe, a través de las
celebraciones familiares.
Acción
• Que en todas las parroquias se lleven a cabo
celebraciones en las que participen tanto los padres
como los hijos, preparadas por los grupos de liturgia y
de catequesis. (Responsables: párrocos, grupos de
liturgia y catequesis).
7.- Crear y potenciar escuelas de padres en la diócesis.
Acción
• Presentar las escuelas de padres en los cursillos
prematrimoniales, en los cursillos prebautismales, en
la celebración de la palabra y en los sacramentos de la
Iniciación Cristiana. (Responsables: Delegación de
Familia y Vida, párrocos y los equipos de los
cursillos).
8.- Alentar a los matrimonios cristianos para que participen
en los ámbitos sociales especialmente relacionados con la familia:
AMPAS, asociaciones de vecinos, ayuntamientos, etc.
Acción
• Ofrecer espacios en la parroquia y en el arciprestazgo,
a los laicos que participan en ámbitos sociales, para
compartir
su
experiencia
como
cristianos.
(Responsables: párrocos y arciprestes).
9.- Ayudar a las familias a hacer la propuesta vocacional, en
todas sus dimensiones, a sus hijos.
11
Acción
• Incluir la oferta vocacional en las catequesis de la
parroquia. (Responsables: párrocos, Delegación de
Catequesis, Delegación de Misiones y Delegación de
Pastoral Vocacional)
II
EL LAICADO CRISTIANO
Juan Pablo II en Christifideles laici hace dos afirmaciones
respecto a los seglares: “es la hora de los seglares” y “una parroquia
no puede funcionar sin el concurso de los laicos”. Son dos frases de
un calado extraordinario. Nos viene a decir que la Iglesia no será
auténtica sin los seglares, como no puede estar completo el cuerpo si
le falta alguno de sus miembros. ¿No es el Cuerpo Místico de Cristo
imagen de la Iglesia, donde todos los miembros son necesarios y
deben ser tratados con la misma dignidad?
Por eso, bajando al terreno de los hechos, como se ha dicho
muchas veces, no debe haber parroquia alguna en la que no esté
constituido el Consejo de Pastoral Parroquial para que, junto al
párroco, los laicos decidan las acciones pastorales para una mejor
evangelización, salvo circunstancias especiales, pues así, “se
contribuye, con todas las fuerzas, al crecimiento de la Iglesia” (LG
33)
Se insiste en este objetivo específico, porque no creo que
haya otra institución más eficaz, para una buena evangelización. En
su seno, los laicos descubrirán los signos de los tiempos y las
acciones adecuadas, mientras que los sacerdotes aportarán,
principalmente, la iluminación doctrinal o teológica.
Para eso, todos sus componentes deben estar adornados de
una buena formación y, ¡ojalá!, todos estuvieran asociados en alguno
de los movimientos aceptados y recomendados por la Iglesia.
12
Recomiendo vivamente que en los distintos grupos se tenga, como
medio y método de formación el recomendado por la CEE: el
llamado Itinerario de Formación Cristiana, cuyos autores sin
personas distinguidas por sus conocimientos doctrinales y trabajo
apostólico, entre ellos, por citar alguno, está el Arzobispo emérito de
Zaragoza D. Elías Yanes.
Y como, teniendo en cuenta el dicho de que “noticia no
publicada, noticia no realizada”, es necesario caer en la cuenta de que
los MCS son hoy los nuevos púlpitos, desde donde la Palabra de
Dios puede ser más conocida que desde las propias iglesias. Por eso,
es necesario llenar de contenido, cada vez más, nuestra Hoja semanal
“Iglesia en Coria-Cáceres”, sin olvidar a los periódicos regionales y
nacionales, bien directamente o a través de la Delegación de Medios
de Comunicación Social.
Objetivo General 2º
“Establecer, fomentar y animar cauces y medios para que
los laicos vivan su compromiso bautismal en la comunidad
y en la sociedad.
* Objetivos específicos:
1.- Crear Consejos de Pastoral en todas las parroquias y
arciprestazgos donde no existan.
Acciones
• Dar a conocer a sacerdotes y laicos el contenido del
Estatuto Marco y animar a la constitución del Consejo
de Pastoral en todas las parroquias y arciprestazgos
(Responsables: Vicaría de Pastoral, párrocos y
arciprestes).
13
•
El Consejo de Pastoral de cada parroquia y
arciprestazgo redactará su plan pastoral anual en
coherencia con el diocesano, que evaluará a final de
curso (Responsables: Vicaría de Pastoral, arciprestes y
párrocos).
2.- Promover el “Itinerario de Formación Cristiana” como
medio de formación.
Acciones
• Se ofrecerá a todas las parroquias un plan de
formación general siguiendo el “Itinerario de
Formación Cristiana”. (Responsables: Vicaría de
Pastoral y Delegación de Apostolado Seglar).
• Coordinar y dar a conocer los programas formativos
diocesanos que se ofrecen en la Escuela Diocesana de
Teología, en el Instituto Superior de Ciencias
Religiosas, en la Escuela de Agentes de Pastoral, en
la Escuela de Formación Cofrade, en la Escuela
Diocesana de Familia y Vida, etc. (Responsables:
Vicaría de Pastoral y delegaciones implicadas).
• Ofrecer en las parroquias y arciprestazgos talleres de
formación: bíblicos, de oración, de misiones…
(Responsables: arciprestes, párrocos, Consejos de
Pastoral Parroquial, Consejos de Pastoral Arciprestal
y delegaciones que correspondan).
3.- Fomentar grupos de cristianos comprometidos no sólo
dentro de la Iglesia sino también en la sociedad, que colaboren en su
transformación y dinamicen nuestra iglesia diocesana.
14
Acciones
• Fomentar el asociacionismo laical. (Responsables:
Delegación de Apostolado Seglar, Delegación de
Peregrinaciones y Foro de Laicos).
• Fomentar animadores y consiliarios, en sintonía con la
opción fuerte que la Diócesis hace por la Acción
Católica, tanto general como especializada.
(Responsables: Vicaría de Pastoral, Rector del
Seminario y Delegaciones de Pastoral Rural, de
Infancia y Juventud y de Apostolado Seglar, Pastoral
Obrera…).
• Potenciar el Movimiento de Vida Ascendente.
(Responsable: Delegación de Apostolado Seglar).
4.- Informar a la sociedad, a través de los medios de
comunicación, de toda la vida laical.
Acciones
• Publicar en la prensa las noticias más relevantes
(Responsable:
Delegación
de
Medios
de
Comunicación Social).
• Que en cada parroquia, movimiento o asociación haya
un ‘vocal de prensa’ que elabore noticias para la
Delegación Medios de Comunicación Social.
(Responsables: párrocos, Consejo de Pastoral
Parroquial y Delegación de Medios de Comunicación
Social).
15
III
EL SERVICIO DE LA CARIDAD
El compromiso socio-caritativo, con sus implicaciones
personales, parroquiales y sociales, ha sido objeto de especial
atención en todos los planes pastorales diocesanos, y no quiero deje
serlo en este primero de mi pontificado. No en vano es la caridad una
de las misiones fundamentales de la Iglesia, encomendada por el
mismo Cristo.
Quiero expresar mi alegría y satisfacción porque, en mis
visitas a los diversas parroquias de la diócesis, compruebo que en
muchas de ellas está constituida la organización eclesial de Caritas.
No obstante, encontramos en ellas, aún, muchos defectos, que
deseamos sean subsanados. Estos se refieren, principalmente, al
compromiso y formación específica de los voluntarios, necesarios
para un buen trabajo entusiasmado por los pobres, nuestros señores.
Pero sabemos que el objetivo de la caridad de la Iglesia y, por
tanto, de la institución Caritas, no es sólo atender a los pobres
individualmente. Es verdad que, en muchas ocasiones, debemos
darles los alimentos necesarios para subsistir, pero el objetivo de la
Iglesia y, por tanto, de Caritas, consiste en la transformación de la
persona y, para ello, es muy necesario el cambio social del mundo de
hoy, a la consecución de cuyo objetivo, los cristianos nos sentimos
especialmente llamados. No es auténtico el ejercicio de la caridad,
que no pretenda sacar de su degradación física o moral a los pobres,
así como esforzarse para que desaparezcan las estructuras de pecado,
para que la misma sociedad ayude, con su organización, a que nada
de esto ocurra.
A conseguir lo señalado hasta aquí, van dirigidos los
objetivos y acciones propuestos. Espero sean aceptados y hechos
carne de nuestra carne, para que, cualquier clase de necesitado, pueda
encontrar en la Iglesia aquellos remedios que solicita. No lo dudo
que así será.
16
Objetivo General 3º
“Asumir, impulsar y dar a conocer el compromiso sociocaritativo en los diversos ámbitos de la Iglesia Diocesana”.
* Objetivos específicos:
1.- Potenciar el funcionamiento y la coordinación de Cáritas
en los niveles diocesano, arciprestal y parroquial.
Acciones
• Crear, donde no existan, nuevos grupos de Cáritas
parroquiales y arciprestales, como expresión de la
caridad de la Comunidad Cristiana. (Responsables:
párrocos, arciprestes, Consejos de Pastoral Parroquial
y Consejos de Pastoral Arciprestal).
• Desarrollar una campaña de concienciación en todas
las parroquias de la diócesis para transmitir que todos
somos de Cáritas. (Responsable: Cáritas Diocesana).
• Preparar y realizar una campaña para que todos los
organismos de la Diócesis profundicen en la
Comunicación Cristiana de Bienes (Responsable:
Caritas Diocesana).
2.- Cuidar la formación.
Acciones
• Ofrecer materiales concretos y sencillos para la
formación teológico-social de las personas que
colaboran en Cáritas, especialmente de aquellos recién
incorporados. (Responsable: Cáritas Diocesana).
17
•
•
Promover y procurar la formación en Doctrina Social
de la Iglesia para todos los cristianos. (Responsable:
Vicaría de Pastoral Social).
Incluir la Doctrina Social de la Iglesia en los planes de
formación y en los procesos catecumenales, a todos
los niveles. (Responsables: Vicaría de Pastoral Social
y Delegación de Catequesis).
3.- Fomentar el Voluntariado.
Acciones
• Realizar una campaña parroquial anual, clara,
concreta, de búsqueda de personas voluntarias que se
comprometan en la tarea socio-caritativa de la
Diócesis. (Responsables: Cáritas Diocesana y
coordinadores arciprestales de Cáritas).
• Invitar a participar en actividades concretas de Cáritas
a todos aquellos que se preparan para recibir el
sacramento de la Confirmación y otros jóvenes, para
que la conozcan y se animen a ser voluntarios.
(Responsables:
párrocos,
catequistas,
Cáritas
Parroquial y Cáritas Diocesana).
• Cuidar la espiritualidad del voluntario. (Responsables:
párrocos y Cáritas Diocesana).
4.- Promover la coordinación de las instituciones sociocaritativas diocesanas para un mejor funcionamiento de las mismas.
Acciones
• Ofrecer y coordinar todos los proyectos y recursos
que están al servicio de los necesitados y que se están
realizando en las distintas delegaciones diocesanas:
pastoral de la salud, pastoral penitenciaria, pastoral
18
•
obrera, pastoral de inmigrantes, pastoral rural…
(Responsable: Vicaría de Pastoral Social).
Canalizar los proyectos de Cooperación Internacional
a través de Manos Unidas, Cáritas y Delegación de
Misiones. (Responsables: párrocos, Cáritas Diocesana,
Manos Unidas y Delegación de Misiones).
5.- Realizar propuestas de transformación social en el mundo
de hoy.
Acciones
• Denunciar las situaciones de injusticia y marginación
existentes en la sociedad. (Responsables: Vicaría de
Pastoral Social y delegaciones correspondientes).
• Actuar sobre la prevención y las causas de la pobreza
y la exclusión social. (Responsables: Vicaría de
Pastoral Social y delegaciones correspondientes).
• Animar a una mayor coherencia entre fe y vida de los
católicos en celebraciones, comuniones, fiestas,
cofradías, gastos… (Responsables: párrocos y
Delegación de Pastoral Obrera).
• Aportar nuestra visión cristiana del mundo y del
hombre, mediante la participación en los medios de
comunicación social y en otros foros: medios de
comunicación, cartas al director, Internet, redes
sociales… (Responsable: Vicaría de Pastoral Social,
Delegación de Medios de Comunicación Social y
Cáritas Diocesana).
• Alentar y apoyar la institución Proyecto Hombre.
(Responsables: párrocos)
19
IV
EL ANUNCIO DEL EVANGELIO
Después de estudiar lo que nos dicen los objetivos anteriores,
nos viene a la mente la pregunta: ¿qué Iglesia queremos? Estoy
seguro que todos responderíais: Una Iglesia basada en la Palabra de
Dios, evangelizadora y transformadora. Pero, a veces, nuestras
parroquias no responden a este modelo y muchas personas
bautizadas, sin embargo no tienen en cuenta las enseñanzas de
Jesucristo ni del Magisterio de la Iglesia en su vida concreta. Sin
embargo, todas son hijas de Dios y entran bajo el cuidado del Pastor.
¿Cómo debe ser nuestro comportamiento? El realizado por nuestro
Maestro y Señor, nos dará la pauta.
Si “nadie puede ser excluido de nuestro amor desde el
momento en que, por la Encarnación, el Hijo de Dios se ha unido, en
cierto modo, a cada hombre” (NMI 49), todo ser humano merece
nuestro respeto y prestarle un trato como el que daríamos a nuestro
Señor Jesucristo, aunque muchos de estos no crean en Él.
Con quienes solicitan la recepción de los sacramentos de
Iniciación Cristiana para sus hijos, pero su comportamiento se
desarrolla al margen de la Iglesia, debemos seguir la misma norma:
acogimiento sin límites, pero quedando claro que todo sacramento
supone fe y compromiso. Debemos, pues, hacer lo posible para una
formación digna en lo esencial. Así nos lo pide la santidad del
sacramento.
Para conseguir esto, lo primero que se pide es el testimonio
de los cristianos. Eso es lo que nos indica el Plan Pastoral al
recomendarnos unas celebraciones eucarísticas dignas, un
catecumenado de adultos basado en unos temas como los propuestos
por el Itinerario de Formación Cristiana, así como una presencia
eclesial en la universidad. Unas recomendaciones que debemos
vivirlas desde nuestro interior, pretendiendo santificarnos nosotros
20
mismos a través de ellas, pues los hombres cambiarán para vivir su
fe, no tanto por lo que les digamos, sino por lo que vivamos.
Y todo esto debe ser presentadoen los medios de
comunicación social a nuestro alcance, pues la Iglesia ha de vivir, no
sólo hacia sí misma, sino también hacia el exterior. Debemos abrir
sus puertas, para que entre en ella aire fresco, al decir del Beato Juan
XXIII.
Objetivo General 4º
“Presentar el Evangelio a los alejados de la Iglesia y a
quienes, ocasionalmente, se acercan a la misma.
* Objetivos específicos
1.- Cuidar la acogida de las personas que se acercan a la
Iglesia.
Acción
 La Comunidad expresará con gestos concretos la
acogida a todos aquellos que se acerque a las
celebraciones y otras actividades que se realicen.
(Responsables: Consejos de Pastoral Parroquial y
equipos de liturgia).
2.- Ofrecer una evangelización completa a quienes se
preparan para recibir un sacramento.
Acciones
 Poner en práctica lo señalado en el Directorio
Diocesano de Iniciación Cristiana para la recepción de
los sacramentos. (Responsables: párrocos y
arciprestes).
21




Ofrecer materiales a los padres para que los niños que
accedan al proceso catequético, tengan una formación
básica. (Responsables: padres, párrocos y catequistas).
Dar a conocer y ofrecer a los jóvenes, durante el
proceso de Confirmación, los diferentes movimientos
y asociaciones apostólicas, para ayudarles en su
compromiso cristiano. (Responsables: catequistas,
Consejos de Pastoral Parroquial y Delegación de
Infancia y Juventud).
Elaborar y poner en práctica un plan especial de
catecumenado de confirmación. (Responsables:
Delegación de Catequesis).
En la preparación al sacramento del matrimonio,
realizar una oferta amplia en la que se presenten, de
manera sencilla y clara, los contenidos de la fe y de la
moral cristianas, para que los ilumine, oriente y guíe
en su vida matrimonial y familiar. (Responsables:
arciprestes y Delegación de Familia y Vida).
3.- Potenciar la formación y vivencia de la fe en jóvenes y
adultos.
Acciones
 Potenciar los grupos de formación litúrgica en los que
se preparen los cantos, se proclame de la Palabra de
Dios, se expliquen las celebraciones litúrgicas..., para
enriquecer y hacer más participativas las
celebraciones (Responsables: Delegación de Liturgia
y párrocos)
 Cuidar con esmero las celebraciones dominicales, las
homilías, las celebraciones matrimoniales, las
exequias... (Responsables: párrocos y grupos de
liturgia parroquial).
22



Promover en todas las parroquias un catecumenado de
adultos, que les permita el descubrimiento y la
maduración de la fe basado en la propuesta de la
Conferencia Episcopal Española. (Responsables:
Delegación de Catequesis y Consejo de Pastoral
Diocesano).
Cuidar la presencia de la Iglesia en la Universidad,
potenciando la pastoral universitaria y poner en
contacto con sus responsables a los jóvenes de las
parroquias que comienzan sus estudios universitarios.
(Responsables: Delegación de Pastoral Universitaria,
Consejos de Pastoral Parroquial, Delegación de Fe y
Cultura y párrocos).
Evangelizar a través de los medios que proporciona la
piedad popular: novenas, procesiones, romerías...
(Responsables: Delegación de Hermandades y
Cofradías, párrocos y directivos de las cofradías).
4.- Mejorar la comunicación de la Iglesia con la sociedad,
cuidando con esmero las tareas de la Delegación de Medios de
Comunicación Social.
Acciones:
 Fomentar la comunicación interna en la Iglesia
Diocesana (hoja diocesana, página WEB, etc.). Para
ello es necesario:
.- Nombrar, en cada grupo, movimiento o
parroquia, un responsable de establecer una
relación permanente con la Delegación de
Medios
de
Comunicación
Social.
(Responsables: párrocos y Delegación de
Medios de Comunicación Social).
.- Ofrecer, a los agentes de pastoral, cursos
formativos sobre técnicas de comunicación.
23
(Responsable: Delegación de Medios de
Comunicación Social).

Transmitir información constante de la vida y
actividad de la Iglesia Diocesana a los medios de
comunicación social. (Responsables: párrocos y
Delegación de Medios de Comunicación Social).
5.- Participar en las nuevas iniciativas sociales para llegar a
otro ‘mundo posible’, a un mundo nuevo para una nueva humanidad.
Acción:
 Hacerse presente en los foros y plataformas donde se
busque la justicia, el desarrollo, el cuidado de la
Naturaleza… ofreciendo los valores evangélicos.
(Responsable: Vicaría de Pastoral Social).
24
ANEXO
LA DIÓCESIS DE CORIA-CÁCERES EN LOS ÚLTIMOS
AÑOS
1.- Aspectos demográficos
Actualmente nuestra diócesis cuenta con unas 226.500
personas. Desde 1981 apenas ha crecido un uno por ciento1. No
obstante el crecimiento demográfico ha sido desigual según las
diversas comarcas que la conforman. Y así mientras que la ciudad de
Cáceres ha aumentado su población durante este periodo en un 27,7
% y el arciprestazgo de Arroyo de la Luz en un 10 %, todos los
demás la han disminuido. Por ejemplo el arciprestazgo de de Hurdes
ha perdido un 29 %, el de Valencia de Alcántara el 25 % y el de
Alcántara un 19 %.
Globalmente hablando son las zonas rurales que se ocupan de
la agricultura de secano las que pierden más población y también
donde se da una mayor tasa de envejecimiento. Los arciprestazgos
según el mayor número de personas con más de 65 años, en términos
relativos, van por este orden: Valencia de Alcántara, Alcántara,
Granadilla, Sierra de Gata, Montánchez, Hurdes, Montehermoso,
Arroyo de la Luz, Coria y Cáceres.
También, se ha experimentado en los últimos años un
incremento del número de inmigrantes. En nuestra diócesis hay
aproximadamente 4.000 inmigrantes, la mitad de los cuales viven en
la ciudad de Cáceres2
1
Tenía entonces según el Instituto Nacional de Estadística unos 225.000
habitantes.
2
D. Francisco Cerro Chaves. Iglesia en Coria-Cáceres. 18 de enero de 2009.
Suponen el 1,5 % aproximadamente de la población. Dentro del ámbito rural son
más numerosos en las zonas donde se da la agricultura de regadío (Coria, Moraleja,
Montehermoso, Galisteo…) y también en los pueblos cercanos a la ciudad de
Cáceres.
25
La concentración demográfica se producen sobre todo en la
ciudad de Cáceres que supone el 40 % de la población de la
diócesis: Además hay otras siete localidades que superan los cinco
mil habitantes: Coria, Arroyo de la Luz, Montehermoso, Moraleja y
Valencia de Alcántara, si bien ésta última viene perdido población de
forma sensible.
2.- La situación socio-económica
Durante los últimos años, y hasta la aparición de la crisis
económica actual, la economía española venía creciendo a un ritmo
espectacular, situándonos entre los países más ricos del mundo. Sin
embargo este crecimiento económico no ha servido para reducir la
desigualdad y la pobreza en el conjunto de la población. Ha
aumentado el número de pobres y, además, la riqueza está más
desigualmente distribuida. Según el informe FOESSA de Cáritas
Española hay en España ocho millones y medio de pobres, lo que
suponen el 18,8 % de la población y en Extremadura el 39 % de la
población está bajo el umbral de la pobreza3.
En la actualidad vivimos una recesión económica en toda
regla, uno de cuyos efectos más graves es el crecimiento del paro.
Hay en España actualmente (enero de 2010) alrededor de cuatro
millones de parados4 y en Extremadura se cuentan 112.320
desempleados, con una tasa del 21,3 %, según la Encuesta de
Población Activa. Por provincias se reparten así: 37.389 en Cáceres
y 74.931 en Badajoz.
3
Se entiende aquí por pobre aquella persona cuyos ingresos mensuales suponen
una cifra inferior al 60 % de la mediana del umbral nacional. Si se corrige ese
umbral con la capacidad adquisitiva que se da en la región extremeña la cifra
porcentual se reduce al 30 %.
4
Estas cifras se refieren a los desempleados inscritos en el INEM y en el SEXPE.
No se tienen en cuenta, pues, aquellos parados que no aparecen inscritos en estos
organismos. Según la EPA la cifra es de 4.326.500 parados con una tasa del 18,8
%.
26
El desempleo afectó primero más fuertemente al sector de la
construcción y a los niveles menos cualificados del sector servicios,
y después se ha ido extendiendo también a la industria y al
agricultura5.
El desempleo presenta su rostro más dramático cuando afecta
a todos los miembros del hogar, se prolonga en el tiempo y las
ayudas sociales no son suficientes para que la familia pueda llevar
una vida digna. A este propósito, Benedicto XVI recuerda en su
encíclica Caritas in veritate que “el estar sin trabajo durante mucho
tiempo o la dependencia prolongada de la asistencia pública o
privada, mina la libertad y la creatividad de la persona y sus
relaciones familiares y sociales, con graves daños en el plano
psicológico y espiritual” (CV. 25 b)
Según el citado informe de Cáritas las nuevas pobrezas tienen
estos rasgos: pobreza infantil, trabajadores pobres, personas solas,
familias monoparentales con menores a cargo, familias numerosas e
inmigrantes en general.
Detrás de los asuntos económicos hay también unos valores y
unas actitudes que mueven el comportamiento de las personas y de
las instituciones. El principio generador responsable de la crisis hay
que buscarlo en lo que ha venido siendo un dogma del capitalismo:
un afán de ganancia ilimitada con el menor control social posible.
Impera el principio cultural del consumismo, en que la
pulsión por comprar no se detiene nunca: el deseo de un nuevo
producto impide el goce del que acabamos de obtener y se sucede
una serie interminable de frustraciones. Es un principio que rige las
conductas de los compradores pero también la actuación de los
empresarios y gobernantes bajo el signo de la competitividad. La
insaciabilidad es hoy un modo de estar en el mundo y se puede
aplicar tanto a los bancos como a las empresas y a los ciudadanos de
a pie.
5
Actualmente el sector servicios presenta en Extremadura 62.384 desempleados;
seguido de la Construcción, con 20.949 parados; el colectivo Sin Empleo Anterior,
con 13.128 desempleados; la Industria, con 9.497 parados, y la Agricultura, con
6.362.
27
“Tanto en las causas como en los efectos, la crisis de los
mercados es expresión de una verdadera crisis moral. Se ha buscado
el beneficio inmediato y particular olvidando el bien común y el
interés general. Una vez más, el dinero se ha instalado en muchas
personas e instituciones como el único y falso dios.
El simple crecimiento económico, cuando se produce al
margen de los valores morales, como la justicia, la paz, el respeto a
la vida y a la dignidad de todo ser humano, no es un auténtico
desarrollo. La verdadera felicidad de las personas y de los pueblos no
reside en el simple incremento de los saldos bancarios. Hace veinte
años Juan pablo II afirmaba que “junto a las miserias del
subdesarrollo (…) nos encontramos con un superdesarrollo
igualmente inaceptable porque, como el primero, es contrario al bien
y a la felicidad auténtica (Solicitudo Rei Sociales, 28)”6.
Sigue teniendo actualidad lo que se decía en el Plan Pastoral
Diocesano del año 2001. “En el mundo de las relaciones humanas y
de los valores, el individualismo egoísta, la competitividad, la
violencia, la inhibición ante las responsabilidades sociales, la
exacerbada libertad omnímoda, etc.”
No cabe duda de que una situación económica como la que se
ha descrito plantean nuevos retos a la acción social y caritativa de la
Iglesia y, en particular, a Cáritas, a través de sus diversos programas
diocesanos y de los servicios parroquiales de acogida y atención
primaria parroquiales.
3.- Situación socio-religiosa
A la hora de elaborar un plan de trabajo pastoral para el
futuro debemos partir de lo reflexionado y recorrido en los últimos
años y también de la situación socio-religiosa de nuestro pueblo que
es el destinatario de la evangelización.
Conviene detenernos en los elementos socio-religiosos
porque condicionan de manera importante la acogida del Evangelio.
6
D. Francisco Cerro Chaves. Iglesia en Coria-Cáceres. 21 de diciembre de 2008.
28
Las encuestas revelan que el perfil de religiosidad en España
es prácticamente el mismo en 1992 y en 2002. Los datos de ésta
última fecha son éstos: 26 % católicos practicantes, 54 % no
practicantes y 16 % irreligiosos7.
Otras tipologías reflejan de forma parecida el mapa religioso
de nuestro país:
-una minoría activa de católicos comprometidos e integrados,
con su comunidad, con su asociación o con su parroquia;
-una gran masa de católicos más o menos practicantes, entre
los que persisten los ritos de pasaje (bautizos, bodas, entierros,
primera comunión…) y la religión festiva y popular.
-una minoría religiosa no-católica, que, siendo aún escasa, ha
aumentado en nuestra región de manera sensible en los últimos años
como efecto de la inmigración musulmana y de la implantación de
otras confesiones cristianas.
-y una minoría no religiosa, bien por indiferencia, bien por
una postura más o menos definida de agnosticismo y ateísmo.
En lo que respecta a la asistencia a Misa podemos establecer
una tipología de católicos españoles8:
-Católico practicante habitual (asistencia a misa semanal):
24,32 %
-Católico practicante esporádico (de 1 a 3 veces al mes): 14,8
%
-Católico practicante ocasional (varias veces al año): 25,2 %
-Católico no practicante (nunca o casi nunca): 25,6 %
7
En esta última encuesta a la pregunta “Se definiría usted a sí mismo
como una persona…? Contestan: Muy religiosa (7,3 %), bastante religiosa (35,4
%), poco religiosa (37,6 %), nada religiosa (17,8 %) no sabe (0,6 %) o no
contesta (1,3 %). PEREZ ARGOTE, A. SANTIAGO GARCÍA, J.A. C.I.S.,
Madrid, 2005)
8
Si se le da tanta importancia en los estudios socioreligiosos a la
asistencia a la misa dominical es porque, en los tiempos presentes, para no pocos,
ha pasado de ser una rutina más o menos impuesta por la familia, el colegio y la
sociedad a convertirse en un indicador o criterio sólido de religiosidad católica.
(GONZÁLEZ ANLEO, J. :La situación sociorreligiosa en España. Pliego de Vida
Nueva, 24-30 octubre, 2009.
29
En las últimas décadas se ha producido una importante
“emigración” espiritual de españoles que abandonan el espacio del
catolicismo practicante para instalarse en el llamado “catolicismo
nominal” o “no-practicante”. También se ha dado un crecimiento del
bloque que hemos llamado “a-religioso” y la llegada de inmigrantes
no católicos ha hecho que se incremente entre nosotros el número de
personas que pertenecen a otras confesiones cristianas.
Veamos algunos rasgos que caracterizan la situación socioreligiosa de nuestro contexto social.
3.1.– Permanencia del catolicismo desde el punto de vista
sociológico
Si nos fijamos en la población extremeña, casi toda ella no
sólo está bautizada sino que se autodefine como católica, aunque las
cifras bajan sensiblemente si nos referimos a los jóvenes. En ello se
manifiesta un cierto grado de identificación y de pertenencia
religiosa, pero existe una considerable distancia entre la simple
afiliación a una iglesia y la práctica religiosa o el seguimiento de las
pautas de comportamiento que ella señala. Y así muchos bautizados
no se sienten obligados a asistir a la Misa dominical, no comparten
las orientaciones de la Iglesia en el campo de las creencias o la
moral, o, incluso, proclaman abiertamente su alejamiento de los
ámbitos eclesiales9.
Esta ambigüedad religiosa en la que se mueve un importante
número de cristianos ocasiona no poco malestar en los pastores y
desajustes en la organización pastoral de las parroquias a las que
masivamente siguen demandando celebraciones litúrgicas que tienen
una especial significación social y cultural: el bautismo, la primera
comunión, el matrimonio, las exequias y muchas otras englobadas en
9
En Extremadura se declaraban católicos en 2002 el 94,4 % (en el
conjunto del país el 80,8 %); y creyentes de otras religiones el 0,8 % (en España el
1,5 %), y asistían regularmente a los servicios religiosos el 18,6 % en Extremadura
y el 21 % en España.
30
la piedad popular. Se constata, incluso, que piden estos ritos muchas
personas que vienen manifestándose como no creyentes,
anticlericales y, frecuentemente, con grandes dosis de heterodoxia
tanto en el campo de las creencias como en su comportamiento
moral.
3.2- Importancia creciente de la secularización.
A pesar de estas expresiones masivas de religiosidad vividas
sobre todo en el campo individual y familiar, en el plano cultural la
secularización se va implantando y ganando terreno. Por
secularización entendemos el proceso de cambio experimentado en
las sociedades occidentales que, si bien tiene consecuencias positivas
como el hecho de que las instituciones sociales sean cada vez más
autónomas respecto de la Iglesia, también produce efectos negativos
en la religiosidad de muchas personas: un declive en las prácticas
religiosas –sobre todo la práctica frecuente-, debilitamiento de los
vínculos institucionales entre los fieles y la Iglesia, aumento del
subjetivismo en la construcción de la religiosidad personal.
Todos estos elementos de la secularización van dejando a la
fe sin apoyos externos, producen una fuerte crisis de identidad, van
derrumbando el universo simbólico en que nos movíamos
tradicionalmente en nuestro país y reduciendo la fe estrictamente al
ámbito de la vida privada. También hace difícil el desarrollo de la
vida cristiana la atmósfera cultural promovida por la mentalidad
científico-técnica dominante, que niega o prescinde de cualquier
referencia a lo trascendente.
En nuestra sociedad secularizada, privado el hombre de su
fundamento último, eliminadas las cuestiones relativas al “sentido” y
puestos en entredicho los valores de verdad y de bien, prevalece una
razón instrumental, que busca la eficacia y la utilidad inmediata. En
un contexto fuertemente consumista lo que se busca, en última
instancia, es disfrute de lo inmediato.
La actual crisis antropológica, a la que ya quiso dar respuesta
Juan Pablo II en su encíclica sobre “el esplendor de la verdad”, ha
31
dado lugar en la sociedad actual a un concepto perverso de la
libertad. Reducida ésta a la pura capacidad de elegir, sin preguntarse
si lo elegido responde a la verdad del hombre y, en definitiva, a la
verdad divina de las cosas, pueden acabar justificándose hasta los
actos más perversos. El mundo de la libertad queda sin condicionante
alguno, abierto a que cada cual pueda marcarle sus propios fines en
función de sus intereses o deseos. Se ha instalado así en la conciencia
de muchos un relativismo en el que “todo vale”. Tal concepción
dificulta la evangelización porque siembra la desconfianza ante la
proposición de cualquier verdad o norma que se presente con valor
definitivo y permanente.
3.3. – Significativa realidad de la increencia y del
catolicismo no-practicante
Ya hemos dicho que es relativamente bajo el número de los
extremeños que se confiesan no-creyentes, pero son muchos los que
se declaran católicos no practicantes o viven un catolicismo nominal
y sólo se acercan a algunas prácticas religiosas de manera ocasional.
Este bloque, que las encuestas señalan en torno al sesenta por ciento
de la población, en la práctica está más próximo a los umbrales de la
increencia que de la vuelta responsable y comprometida al seno de la
Iglesia.
La increencia así entendida, preocupa, primero, porque va
siendo un fenómeno masivo y, segundo, porque es cada vez más
relevante desde el punto de vista cultural, siendo especialmente
fuerte en los sectores más dinámicos de la sociedad: el mundo de la
cultura, los medios de comunicación y la juventud en general. Las
encuestas a las que nos hemos referido indica que la media de
personas “irreligiosas” (16 %) sufre notables variaciones si tenemos
en cuenta el sexo y la edad de las mismas: llega a ser el 32 % para los
varones jóvenes y el 3 % para las mujeres de más de 64 años.
Juan Pablo II se hacía eco de esta situación con las siguientes
palabras: “En los países de antigua cristiandad, existen grupos
enteros de bautizados, que han perdido el sentido de la fe, o no se
32
reconocen como miembros de la Iglesia, llevando una existencia
alejada de Cristo y de su Evangelio. En este caso, es necesaria una
Nueva Evangelización o reevangelización” (R.M. 33).
Ciertamente en nuestra tierra son pocas las personas que están
absolutamente alejadas de la Iglesia, porque casi todas tienen algún
contacto con las parroquias con ocasión de múltiples circunstancias.
Entre nosotros el conjunto dominante es el de los creyentes no
practicantes pero que mantienen alguna relación ocasional con la
Iglesia. Sobre este colectivo J. Martín Velasco dijo muy
acertadamente: “Constituyen un bloque muy numeroso y en
crecimiento constante... Desertan del culto o acuden a él tan sólo
esporádicamente y por razones sociales o reminiscencias culturales.
Tienen un sistema de creencias seriamente erosionadas en relación
con el conjunto del credo cristiano y van viendo disminuir la
intensidad de su adhesión. Organizan su vida sin tener en cuenta las
normas de la jerarquía. Se han alejado abiertamente de la
pertenencia a la Iglesia y confían escasamente en ella. Mantienen
preguntas y necesidades religiosas y seleccionan entre las
mediaciones cristianas y otras procedentes de otros horizontes
aquellas que mejor encajan en su forma de vida y resultan más
fácilmente compatibles con las creencias vigentes en su medio
ambiente. Son pues cristianos, pero con un cristianismo “light”,
barniz sobre una vida que el cristianismo no llega a transformar de
verdad”.10
Por otro lado, y aunque aparentemente parece contradecir lo
que venimos afirmando, nos encontramos con una sociedad que
suspira por lo religioso. La increencia y la secularización hacen que
florezcan otros intentos de vuelta al mundo trascendente, muchas
veces al margen de las grandes religiones establecidas y
frecuentemente en oposición a ellas. Aquí podría encontrar su
explicación desde la proliferación de sectas y otros círculos mágico-
10
MARTÍN VELASCO, J. : El malestar religioso de nuestra cultura. Ed.
Paulinas, Madrid, 1993, p.182.
33
adivinatorios hasta el sorprendente resurgimiento de determinadas
devociones11.
Preocupa de modo especial el distanciamiento práctico que
existe entre la Iglesia y los jóvenes. Sólo algo más de la mitad se
declaran católicos12 (un 58,1 %) mientras que en 1994 lo hacía un 77
%. Un 33,8 % se declara no creyente (en 1994 lo decía el 22 %) y
uno de cada seis (el 18 %) se considera católico practicante.
Cuando sobre una lista de instituciones se les propone que
indiquen aquella que les suscita mayor confianza señalan la Iglesia el
20 %. Por debajo del Ejército y la Policía, pero por encima de los
jueces (15,2 %), el gobierno (11,4 %), el Congreso y el Parlamento
(8 %), los partidos políticos y sindicatos (4,2 %)13.
En otro lugar se les pide que indiquen donde “se dicen las
cosas más importantes para orientarse en la vida”. La Iglesia es
señalada únicamente por el 1,1 % y a la pregunta de “dónde te han
enseñado más la igualdad y solidaridad humana” señalan la Iglesia el
8,3%.
El 39, % dicen que no van nunca a la iglesia o que hace años
que no va (11 %). Un 20 % van por Semana Santa o fiestas y un 10
% dicen que van una vez a la semana.
Un dato curioso es que no desaparece por igual lo que
podríamos denominar “actos de piedad individual”. Dicen “rezar a
solas” algunas veces al año un 20,4 %, con mucha frecuencia el 13,7
% y todos los días el 9,5 %.
En los últimos años se ha producido un gran descenso en
todos estos parámetros de religiosidad entre los jóvenes extremeños,
siendo muy similares ya al perfil del conjunto de los jóvenes
11
Así se expresaba Mons. Teodoro Úbeda, Obispo de Mallorca en
Evangelización y Laicado CEAS. Jornadas 24-25 de mayo de 1997. pp. 24-25
12
En lo que se refiere a la religiosidad de los jóvenes nos fijamos en los
datos ofrecidos por TOMÁS CALVO BUEZAS en su estudio “Actitudes ante la
Inmigración y Cambio de Valores. CEMIRA. La encuesta fue realizada en toda
España en el primer cuatrimestre de 2008 a una población entre 14 y 19 años.
13
En esta pregunta no se incluían instituciones tan valoradas en otros
apartados como la familia o la escuela.
34
españoles. Podemos observar que se mantiene una minoría de
jóvenes comprometidos, “cada vez más comprometidos” con su
parroquia, su grupo… pero también se ha dado un trasvase de lo que
sería el catolicismo “nominal” o “practicante” hacia el ámbito de la
increencia.
Todo parece confirmar que no se está produciendo una
adecuada socialización religiosa de las nuevas generaciones. Ello es
debido a la incapacidad de la Iglesia para conectar con ellos, por un
lado, y por otro, por la retracción de las familias en su papel como
transmisora de la fe.
3.-Momento eclesial en el que estamos
En las últimas décadas hemos vivido momentos de clara
presencia del Espíritu en la Iglesia y, más concretamente, en nuestra
diócesis. Vemos la necesidad de construir una iglesia encarnada en el
mundo de hoy, la urgencia de una nueva evangelización –dirigida
tanto a las personas no creyentes como a los mismos bautizados que
no viven conforme a su fe-, el papel del laicado, la necesidad de una
opción decisiva por los más desfavorecidos, etc.
Hace unos veinte años, bajo el pontificado de D. Jesús
Domínguez, tuvo lugar la Asamblea Sinodal (1984-1987) que
buscaba una renovación de la diócesis para la evangelización de
nuestra tierra. En todo el proceso de la asamblea se constataba la
dificultad que tenemos en la transmisión de la fe de unas
generaciones a otras y la necesidad de construir una Iglesia
auténticamente comunitaria en el ámbito básico de la Parroquia. Los
tres grandes ejes de su reflexión y las propuestas de actuación giraron
en torno a tres preocupaciones: la juventud -un sector que ya se veía
especialmente descreído-, la familia –primera transmisora de la fe-,
y la parroquia –comunidad eclesial básica-.
Unos años más tarde (1995), siendo obispo D. Ciriaco
Benavente, la Asamblea Presbiteral abundó en las mismas
preocupaciones y nos hizo descubrir diversas problemáticas y retos
35
pastorales: el hecho de la escasez y el envejecimiento progresivo de
los presbíteros y la necesidad de cuidar los aspectos humanos de los
sacerdotes, su espiritualidad y su formación. En lo que se refiere a la
tarea pastoral se descubrían estas urgencias: plantear una buena
Iniciación Cristiana, promover un laicado participativo en lo eclesial
y comprometido en los ámbitos sociales, potenciar la figura de los
catequistas y otros agentes de pastoral, revitalizar Cáritas y crearla en
las parroquias donde no la hubiere, etc.
Fruto de toda ésta reflexión se han ido ofreciendo en nuestra
diócesis distintos documentos y se han emprendido iniciativas
importantes: publicación de los directorios de la Iniciación
Cristiana y del Catequista, creación del Consejo de Pastoral
Diocesano y del Foro Diocesano de Laicos, elaboración de planes
diocesanos (1996-2000; 2001-2009), que proponían, entre otras
cosas, la promoción del laicado y de la acción caritativa y social, la
corresponsabilidad eclesial, la pastoral familiar, la pastoral
vocacional, etc. la revitalización de los movimientos de Acción
Católica y de Cáritas en toda la Diócesis, etc. Por otro lado en la
provincia eclesiástica emeritense-pacense se celebró un Congreso
sobre la Pobreza, cuyo décimo aniversario se ha cumplido el año
pasado, que nos ha permitió escuchar el clamor de los excluidos y
ver la necesidad de coordinar la acción social y caritativa buscando
una Iglesia auténticamente “samaritana” que se acerque a quienes
sufren y haga por ellos cuanto pueda por su liberación integral.
Durante los años que preside la diócesis D. Francisco Cerro
se ha continuado impulsando los objetivos y acciones del último plan
citado. Con este objetivo ha publicado diversas cartas pastorales y se
celebró en el año 2009, Año de San Pablo, el primer Congreso
Teológico Pastoral de la diócesis, en el cual nuevamente se planteó la
necesidad de impulsar una nueva evangelización, siguiendo el
ejemplo del apóstol.
Con la ayuda de Dios, no pocas orientaciones trazadas en
estos documentos van siendo realidad, pero otras muchas sólo están
36
ahí (habladas, debatidas, escritas...), como líneas que marcan el
horizonte hacia el que debemos caminar. (N.M.I. 1)
El Papa Juan Pablo II en Novo Millennio Ineunte (a que no
“hay una fórmula mágica para los grandes desafíos de nuestro
tiempo”, sino que nos salvará la confianza puesta en Jesucristo que
nos dijo: “Yo estoy con vosotros”. Y más adelante invitaba a que en
cada Iglesia local se ofrezcan orientaciones pastorales adecuadas a
cada realidad particular en orden a la evangelización:
“No se trata, pues, de inventar un nuevo programa. El programa
ya existe. Es el de siempre, recogido por el Evangelio y la Tradición viva.
Se centra, en definitiva, en Cristo mismo, al que hay que conocer, amar e
imitar, para vivir en él la vida trinitaria y transformar con él la historia
hasta su perfeccionamiento en la Jerusalén celeste. Es un programa que no
cambia, aunque tiene cuenta del tiempo y de la cultura para un verdadero
diálogo y una comunicación eficaz.
Sin embargo, es necesario que el programa formule orientaciones
pastorales adecuadas a las condiciones de cada comunidad. ..
En las Iglesias locales es donde se pueden establecer aquellas
indicaciones programáticas concretas –objetivos y métodos de trabajo, de
formación y valorización de los agentes y la búsqueda de los medios- que
permiten que el anuncio de Cristo llegue a las personas, modele las
comunidades e incida profundamente mediante el testimonio de los valores
evangélicos en la sociedad y en la cultura” (N.M.I. 29)
Departamento de Estadística y Sociología
Obispado de Coria-Cáceres
37
MIEMBROS DEL CONSEJO DIOCESANO DE PASTORAL,
PARTICIPANTES EN LA ELABORACIÓN DE ESTE PLAN
DIOCESANO DE PASTORAL
Comisión Permanente:
D. Francisco Cerro Chaves (Obispo de la Diócesis)
D. Juan M. Cuadrado Ceballos ( Vicario Pastoral)
D. José Manuel López Perera (Director de Cáritas Diocesana)
D. Carlos Ongallo Gil (En representación de Cáritas de
Cáceres)
D. Cristina Álvarez Llorente (En representación de los
jóvenes de Cáceres)
D. Felisa Aceituno Luengo (En representación de la
Delegación de Misiones)
D. Valentín Gómez Escobar (En representación de la
Pastoral Universitaria)
D. Ángel Martín Chapinal (Designación episcopal)
OTROS MIEMBROS DEL PLENO
D. José Antonio Fuentes Caballero ( Vicario General
D. Angel Maya Talavera (D. Angel Maya Talavera (Delegado de
Apostolado Seglar)
P. Juan Manuel Díaz Buiza (Presidente de CONFER
diocesana)
Dª. Antonia Alvarado Durán (Presidenta del Foro Diocesano
de Laicos)
D. Antonio Durán Garrudo (En representación de la
Adoración Nocturna Española)
D. Isaac Macarro Flores (En representación de la Pastoral
Vocacional)
D. Juan Narciso García Plata (En representación de las
Cofradías y Hermandades)
38
Dª Ana María Barriga Sánchez (En representación de la
Acción Católica de Cáceres)
Dª Flor García Jiménez (En representación de la Acción
Católica Rural).
D. Agapito Domínguez Viejo (En representación de los
sacerdotes de la Zona Norte)
D. Felipe Pulido Solís (En representación de los sacerdotes de
Cáceres)
D. Ceferino de las Heras Cambero (En representación de los
sacerdotes de la Zona Sur)
P. Juan Carlos González del Cerro (En representación de los
religiosos)
Dª. Carmen Jiménez M. (En representación de la Tercera
Edad)
D. Joaquín Solís Pérez (Em representación de Cáritas rural)
D. Antonio Rolo Ordiales (En representación de la Pastoral
Familiar)
D. Miguel Fresneda Corchado (En representación de la
Pastoral de los Medios de Comunicación)
Dª. Lourdes Domínguez Moreno (En representación de los
jóvenes rurales)
D. Juan José Comendador Hernández (En representación de
la Pastoral de la Enseñanza)
Dª. Mª Isabel Fernández Ramos ( En representación de los
catequistas de Cáceres)
D Consuelo Arias Moreno (En representación de los
catequistas rurales)
D. Luis González Durán (En representación del Consejo
Arciprestal de Cáceres)
Dª Carolina García Morín (En representación de la Pastoral
de la Salud)
D. Jesús Moreno Ramos (Designación episcopal)
D. Ricardo Cano Sánchez (Designación episcopal)
39
40