Download ¿Acojo la gracia como el don de la reconciliación?

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TEMA
Betania
UNIDAD 8
¿Acojo la gracia
como el don de la
reconciliación?
Miramos la realidad
Quien se propone participar en una competencia deportiva o alcanzar las
altas cimas de una montaña, tiene que poner los medios adecuados para
lograrlo. Por eso si nos proponemos alcanzar la santidad como meta de
nuestra vida cristiana, para ser verdaderamente felices, debemos recordar
dos cosas muy importantes. La primera es que la santidad solamente la
podemos alcanzar con la gracia con la que el Señor Jesús nos bendice
abundantemente y la segunda es que estamos invitadas a cooperar desde
nuestra libertad con esta gracia para que dé fruto en nuestras vidas.
Así, quien aspira a la santidad convencido de que, aunque difícil, es posible, se apresta a poner su máximo empeño para responder a tal llamado.
¿Estás dispuesta a cooperar con la gracia para
alcanzar la santidad?
“Pero él me dijo:
‘Mi gracia te basta,
que mi fuerza se
muestra perfecta en la
flaqueza’. Por tanto,
con sumo gusto seguiré
gloriándome sobre todo
en mis flaquezas, para
que habite en mí la
fuerza de Cristo”1.
1 2Cor 12, 19.
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Betania
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UNIDAD 8
Iluminamos al mundo con la fe
1. La Gracia
“Yo soy la vid, vosotros los
sarmientos.
El que permanece en mí y yo
en él, ése da mucho fruto,
porque sin mí no podéis hacer
nada”2.
El Señor Jesús es la fuente de una
fuerza sobrenatural que nos sostiene, fortalece, nutre, vivifica, y nos
transforma interiormente en el camino de la vida cristiana, contando
siempre con nuestra libre e indispensable cooperación. A esta fuerza
del Señor Jesús, que es transmitida
a nosotras por su Espíritu, la llamamos gracia.
Por la gracia “participamos en la
vida de Dios”3, y somos santificados por el don del Espíritu Santo.
Así pues, decimos que la gracia es
el don que Dios nos hace de su vida
y que nos lleva a obrar rectamente
según su Plan.
2
3
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5
2
Debemos enfatizar algunos elementos de esta afirmación:
En primer lugar, decimos que es
un don, lo que implica que es Dios
quien en su Hijo Jesucristo y a través
del Espíritu Santo sale al encuentro
de nuestra realidad personal y nos
concede la ayuda sobrenatural para
llegar a la meta: la santidad. Es Dios
quien nos busca: “Mira que estoy
a la puerta y llamo; si alguno oye
mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y el
Conmigo”4. Es Él quien nos concede
su propia vida, “porque Él nos amó
primero”5.
Un segundo elemento es que la gracia nos lleva a actuar según el Plan de
Dios. Recorrer el camino hacia la santidad sin la gracia es imposible, pero
aunque la iniciativa siempre es de Dios, es necesaria nuestra libre cooperación; de lo contrario nuestra libertad se vería rebajada. Dios no nos obliga
a ser santos, puesto que su amor le lleva a respetar nuestra libertad, pero sí
nos concede todos los medios para alcanzar la santidad, para responder a
su amoroso Plan y así vivir de acuerdo a lo que anhelamos en lo más profundo de nuestro corazón.
“La gracia es el auxilio que Dios nos da para responder a nuestra
vocación de llegar a ser sus hijos adoptivos. Nos introduce en la
intimidad de la vida trinitaria”6.
Si no colaboramos siguiendo
las indicaciones de una receta y
teniendo todos los ingredientes,
no obtendremos buenos
resultados.
Así nosotras tenemos que
colaborar con la gracia para
alcanzar nuestra propia santidad.
2. Los Sacramentos
Para nutrirnos de su gracia en el proceso de conversión y maduración continua al que estamos llamadas, el Señor Jesús instituyó los sacramentos y
los confió a su Iglesia; por medio de ellos nos da su gracia y nos alimenta
en cada etapa de nuestra vida; participamos en su muerte y resurrección, y
somos invitadas a morir con Él, para poder resucitar con Él. Es decir, morir
a todo lo que nos aleje de Dios, para poder vivir la vida eterna.
6 Catecismo de la Iglesia Católica, 2021.
Jn 15, 5.
Ver Catecismo de la Iglesia Católica, 1997.
Ap 3, 20.
Ver 1Jn 4, 19.
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UNIDAD 8
Los sacramentos son signos sensibles y eficaces mediante los cuales Dios
nos transmite su Gracia. Son siete:
• Los tres primeros son los llamados Sacramentos de Iniciación Cristiana:
Bautismo, Confirmación y Eucaristía;
En este conjunto, la Eucaristía ocupa un lugar único, y “todos los sacramentos están ordenados a éste como a su fin”7.
Los sacramentos son signos sensibles y eficaces de la gracia,
instituidos por Cristo y confiados a la Iglesia por los cuales nos
es dispensada la vida divina. Los ritos visibles bajo los cuales los
sacramentos son celebrados significan y realizan las gracias propias
de cada sacramento. Dan fruto en quienes los reciben con las
disposiciones requeridas8.
Los sacramentos son signos sensibles, pues, todos se valen de una “materia”, por la que podemos percibirlos mediante los sentidos.
• Otros dos son los llamados Sacramentos de la Curación: Reconciliación
y Unción de los enfermos;
Los sacramentos son eficaces porque en ellos actúa Cristo mismo y nos
transmiten eficazmente la gracia de Dios, es decir, aquello que dicen que
hacen, realmente lo hacen. Son necesarios para nuestra reconciliación.
Un sacramento se compone de materia y forma junto al ministro que lo
realiza con la intención de hacer lo que hace la Iglesia:
• La materia es la realidad o acción sensible, como el agua natural en el
bautismo.
• La forma son las palabras que al hacerlo se pronuncian.
• El ministro es la persona que hace o administra el sacramento.
Materia de los Sacramentos
• Los dos restantes son llamados Sacramentos de la Misión: Orden Sacerdotal y Matrimonio.
Bautismo: Agua bendita.
Confirmación: La unción con el crisma en la frente
Eucaristía: Pan ácimo de trigo y el vino puro de uva
Reconciliación: Dolor de corazón, los pecados dichos al confesor
de manera sincera e íntegra y el cumplimiento de la penitencia
Matrimonio: El Sí en cuanto donación total al otro: consentimiento
Unción de los Enfermos: Aceite consagrado por el Obispo o por
el sacerdote en caso de necesidad
Orden Sacerdotal: Imposición de las manos por parte del Obispo
La gracia se distribuye de manera privilegiada por los sacramentos. “Los
sacramentos están ordenados a la santificación de los hombres, a la edificación del Cuerpo de Cristo y, en definitiva, a dar culto a Dios; pero, en cuanto
7 Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica, 3, 65, 3.
8 Ver Catecismo de la Iglesia Católica, 1131.
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signos, también tienen un fin pedagógico. No sólo suponen la fe, sino que a
la vez, la alimentan, la robustecen y la expresan por medio de palabras y de
cosas; por esto se llaman sacramentos de la ‘fe’. Confieren ciertamente la
gracia, pero también su celebración prepara perfectamente a los fieles para
recibir fructuosamente la misma gracia, rendir culto a Dios y practicar la caridad. Por consiguiente, es de suma importancia que los fieles comprendan
fácilmente los signos sacramentales y reciban con la mayor frecuencia posible aquellos sacramentos que han sido instituidos para alimentar la vida
cristiana”9.
3. El Sacramento del Bautismo11
Nos dice el Señor Jesús: “Id,
pues, y haced discípulos a
todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y
del Hijo y del Espíritu Santo,
enseñándoles a guardar todo
lo que yo os he mandado”12.
¿Dónde encuentro los
sacramentos?
Cristo los dejó en la Iglesia
Católica
Cristo dejó a sus discípulos el poder
de celebrar los sacramentos que
fueron instituidos por Él mismo, y
ha sido la Iglesia, aquella a quien
Él delegó la función de preservar
su Palabra, la que ha ido reconociéndolos poco a poco y precisando su dispensación. Asimismo, los
sacramentos son dispensados por
la Iglesia y para la Iglesia. Existen
por la Iglesia puesto que ella es el
misterio de la acción del Señor, y
existen para ella misma puesto que
manifiestan y comunican a los hom-
bres el misterio de Dios10. Los sacramentos obran ex opere operato, es
decir, que no deben su eficacia a la
santidad o virtud de la persona que
los da o recibe, sino que es por virtud de Cristo mismo que actúa. Debido a esto, ningún rito sacramental
puede ser cambiado, modificado o
manipulado a voluntad del ministro
que lo celebra o de la comunidad
que lo recibe, puesto que afecta de
manera directa la validez del sacramento.
Gracias a este sacramento:
Este sacramento recibe el nombre
de Bautismo en razón del carácter
del rito central mediante el que se
celebra: bautizar (baptizein en griego) significa “sumergir”, “introducir
dentro del agua”; la “inmersión” en
el agua simboliza el acto de sepultar
al bautizado en la muerte de Cristo,
de donde sale por la resurrección
con Él como “nueva criatura”14.
• Somos “una nueva creatura”, hijas adoptivas de Dios —”partícipes de la naturaleza divina”—.
11
12
13
14
9 SC, 19, se refiere a la Constitución Sacrosanctum Concilium
sobre la Sagrada Liturgia, publicada en Roma el 4 de diciembre de 1963, durante el Concilio Vaticano II.
10 Ver Catecismo de la Iglesia Católica, 1118.
6
El Bautismo es el “primer” sacramento que recibimos, es la puerta
que nos permite recibir los demás
y nos hace renacer como hijos de
Dios. Nos dice el Catecismo de la
Iglesia Católica, “El santo Bautismo
es el fundamento de toda la vida
cristiana, el pórtico de la vida en el
Espíritu y la puerta que abre el acceso a los otros sacramentos”13.
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• Se borra y perdona el pecado
original y todos los pecados en el
caso de ser una persona mayor.
• Somos incorporadas a Cristo, pues,
nos hace miembros de su Cuerpo
-que es la Iglesia- y partícipes de
su misión.
• Ingresamos a formar parte de la
Iglesia, que es el Pueblo de Dios,
el Cuerpo de Cristo, y la comunidad en que obra visiblemente
y espiritualmente nuestra salvación.
Ver Catecismo de la Iglesia Católica, 1213–1284.
Mt 28, 19-20.
Ver Catecismo de la Iglesia Católica, 1213.
Ver Catecismo de la Iglesia Católica, 1214.
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• Nos hace miembros de Cristo;
coherederas con Él, del Reino; y
templos del Espíritu Santo.
En resumen, el Bautismo nos introduce en la Iglesia, en donde somos
reconciliadas con Dios, y en donde
recibimos sus promesas, y formamos su pueblo que peregrina en la
tierra hacia su Reino. En el Bautismo, pasamos de la muerte del pecado, a la vida de la gracia. Por último,
el bautizado es hecho un miembro
de la Iglesia que debe tener una actitud activa para obrar su salvación.
Por esto, los padres bautizados son
los primeros llamados a procurar el
bautismo de cada hijo. Es una ma-
nera también de cooperar con el
don de la fe recibido y una forma
concreta de hacer crecer a la Iglesia.
Junto con los padrinos, son los primeros responsables de que la gracia
recibida por el bautizado dé frutos.
La familia católica, como iglesia doméstica, es la primera escuela de fe,
de vida y de oración para los niños,
por lo que hay que tomar conciencia
de esta realidad y asumir la responsabilidad de estar llamadas a ser esa
referencia cristiana de cómo asumir
el camino de santidad.
Miremos que nos dice el Catecismo
de la Iglesia Católica:
“Desde que el bautismo de los niños vino a ser la forma habitual de
celebración de este sacramento, ésta se ha convertido en un acto
único que integra de manera muy abreviada las etapas previas a la
iniciación cristiana. Por su naturaleza misma, el Bautismo de niños
exige un catecumenado postbautismal. No se trata solo de la necesidad de una instrucción posterior al Bautismo, sino del desarrollo
necesario de la gracia bautismal en el crecimiento de la persona.
Es el momento propio de la catequesis”15.
“Los padres cristianos deben reconocer que esta práctica corresponde también a su misión de alimentar la vida que Dios les ha
confiado”18.
“Para que la gracia bautismal pueda desarrollarse es importante
la ayuda de los padres. Ese es también el papel del padrino o de
la madrina, que deben ser creyentes sólidos, capaces y prestos a
ayudar al nuevo bautizado, niño o adulto, en su camino de la vida
cristiana. Su tarea es una verdadera función eclesial19. Toda la comunidad eclesial participa de la responsabilidad de desarrollar y
guardar la gracia recibida en el Bautismo”20.
a. El Sacramento del Bautismo imprime carácter
Dios Amor, en el Bautismo imprime en nosotros un sello espiritual indeleble, el cual nos marca como hijos suyos. Este sello recibe el nombre de carácter. Nos dice el Catecismo: “Incorporado a Cristo por el Bautismo, el bautizado es configurado con Cristo21. El Bautismo imprime en el cristiano un
sello espiritual indeleble de su pertenencia a Cristo. Este sello no es borrado
por ningún pecado, aunque el pecado impida al Bautismo dar frutos de
salvación. Dado una vez por todas, el Bautismo no puede ser reiterado”22.
b. Consecuencias del Bautismo
b1. Llamado a la santidad
La primera tarea de todo hijo de la
Iglesia es la santidad. A eso nos invita el Bautismo.
“Puesto que nacen con una naturaleza humana caída y manchada
por el pecado original, los niños necesitan también el nuevo nacimiento en el Bautismo para ser librados del poder de las tinieblas
y ser trasladados al dominio de la libertad de los hijos de Dios16, a
la que todos los hombres están llamados. La pura gratuidad de la
gracia de la salvación se manifiesta particularmente en el bautismo de niños. Por tanto, la Iglesia y los padres privarían al niño de
la gracia inestimable de ser hijo de Dios si no le administraran el
Bautismo poco después de su nacimiento”17.
“La vocación a la santidad hunde
sus raíces en el bautismo”24.
Santa Rita de Casia23
15 Catecismo de la Iglesia Católica, 1231.
16 Ver Col 1, 12-14.
17 Catecismo de la Iglesia Católica, 1250.
8
18 Catecismo de la Iglesia Católica, 1251.
19 Sacrosanctum Concilium, 67.
20 Catecismo de la Iglesia Católica, 1255.
21 Ver Rm 8, 29.
22 Catecismo de la Iglesia Católica, 1272.
23 Santa Rita de Casia, (1381-1457), se casó a los 14 años con
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El don del bautismo es como una
semilla llamada a crecer, exigiendo por lo tanto nuestra coopera-
Paolo Mancini y tuvo dos hijos mellizos. Fue canonizada
el año 1900.
24 Juan Pablo II, Christifideles Laici, 16.
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ción con esta gracia. “Esto implica
asumir en la propia vida un doble
dinamismo por el cual nos vamos
asemejando cada vez más al Señor
Jesús: despojarse del hombre viejo y
revestirse del nuevo. Ambos procesos son simultáneos y complementarios”28.
¡Es posible
ser santa!
Santa Francisca Romana25
Chiara Badano
26
Giana Beretta27
25 Santa Francisca Romana, (1384 – 1440), se casó muy joven (1396) con Lorenzo de Ponziani de quien tuvo tres
hijos. Fue canonizada el año 1606.
26 Chiara “Luce” Badano, (1971 – 1990), fue una joven italiana que murió a los 18 años y fue beatificada el año
2010 por el Papa Benedicto XVI.
10
“La vocación a la vida cristiana y
el llamado a la santidad son, pues,
equivalentes, ya que todo fiel está
llamado a la santidad. La santidad
está en la misma línea que la conformación con Aquel que precisamente es Maestro y Modelo de santidad.
Nadie, pues, que realmente quiera
ser cristiano puede considerarse
exento del imperativo de aspirar a la
santidad. Ninguna excusa, como la
dificultad de ese camino o las atracciones del mundo o lo complejo de
la vida hodierna, puede aducirse
para escamotear el destino de felicidad al que Dios llama al hombre.
No hay, pues, excusas válidas para
desoír el llamado a caminar hacia
la plenitud, hacia la felicidad plena. Existe sí la libertad de decir ‘no’.
Siempre existe esa posibilidad, pero
al decir ‘no’ la persona se está cerrando al designio que Dios le tiene
preparado, es decir, está renunciando a su felicidad. Es posible decir
‘no’, pero esa es una actitud no libre
de gravísimas consecuencias para la
persona y para la misión que está
llamada a realizar en el mundo. En
el fondo, decir ‘no’ es optar por la
muerte. Es sin duda rechazar la Vida
que trae el Señor Jesús, es no conformarse a la vida cristiana que de
27 Giana Beretta Molla, (1922-1969), fue una madre de familia y médico, canonizada el año 2004, por Juan Pablo II.
28 Miguel Salazar, El bautismo, fuente de la vocación y misión
del cristiano, Vida y Espiritualidad, Lima 1998, p. 15.
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Él proviene, es cerrarse al camino de profunda transformación y quedarse
sumergido en las propias inconsistencias, en el anti-amor, en la anti-vida”29.
b2. Llamado al apostolado, participando activamente en la
misión evangelizadora de la Iglesia
“Los bautizados ‘renacidos (por el bautismo) como hijos de Dios están
obligados a confesar delante de los hombres la fe que recibieron
de Dios por medio de la Iglesia’30 y de participar en la actividad
apostólica y misionera del Pueblo de Dios”31.
Al haber sido incorporadas a la Iglesia, vivimos y participamos de la comunión de todos sus miembros, tanto con los que todavía peregrinamos,
como con los que ya gozan de la presencia de Dios Trinidad de Amor.
Todo bautizado está llamado a ser fiel al Señor, a preocuparse por hacer
crecer y madurar su fe, a cooperar y comprometerse con la Iglesia en la misión que el Señor le encomendó, a ser sal y levadura en medio del mundo,
a morir a todo lo que nos aleja del Amor para poder vivir en y con el Amor.
Es decir, por el bautismo, estamos llamadas a ser sus discípulas y a que vivamos una vida plena, llena de amor, servicio, entrega y generosa donación.
Por el bautismo estamos llamadas a dar y ser testimonio, con nuestras palabras y acciones; a ser evangelizadoras permanentemente
evangelizadas; y a ser artífices de la reconciliación.
¡Todas las betanias estamos llamadas a ser santas!
29 Luis Fernando Figari, Familia, Santidad y apostolado, Vida
y Espiritualidad, Lima 2009, pp. 21-22.
30 Lumen Gentium, 11.
31 Catecismo de la Iglesia Católica, 1270.
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Vivamos nuestra fe
¿Qué haré para cooperar
con la gracia?
“…y no vivo yo, sino que es
Cristo quien vive en mi”.
Gal 2,20.
Acciones personales
Interiorizamos...
¿Cómo vivo esto?
“‘La puerta de la fe’, que introduce en la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está siempre abierta para nosotros. Se cruza
ese umbral cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma. Atravesar esa puerta supone emprender
un camino que dura toda la vida. Éste empieza con el bautismo, con el que
podemos llamar a Dios con el nombre de Padre, y se concluye con el paso
de la muerte a la vida eterna, fruto de la resurrección del Señor Jesús que,
con el don del Espíritu Santo, ha querido unir en su misma gloria a cuantos
creen en él”32.
Preguntas para el diálogo
• ¿Eres consciente de que puedes alcanzar la santidad cooperando con la
gracia?
• ¿Qué importancia le das a los sacramentos en tu vida?¿Recurres a ellos
con frecuencia?
• ¿Recuerdas el día de tu bautismo? ¿Le das importancia a este día tan
especial en tu vida?
• ¿Reconoces que al ser bautizada estás unida a la vida de la Iglesia y
llamada a cooperar con su misión apostólica? ¿Qué acción apostólica
realizas con los miembros de tu familia, con tus amigos y/o en obras
apostólicas del MVC?
• Eleva una oración al Señor dándole
gracias por haberte regalado el inmenso don de haber sido bautizada.
Puedes rezar la siguiente oración:
A través de ti, Santa María, que te
prodigas en cuidados maternales
quiero manifestar mi acción de
gracias a Dios Comunión de Amor,
por haberme llamado a la vida, y
por haber permitido que reciba
el Sacramento del Bautismo,
obteniéndome nacer en Cristo Jesús.
Amén.
• Pon medios concretos, cooperando
con la gracia que el Señor derrama en
tu vida, para crecer durante esta semana en tu vida cotidiana:
-- en tu relación con el Señor
-- en tu reconciliación personal
-- en tu entrega amorosa a tu familia
-- en tu relación de amistad con tu grupo de Betania y tus amigas en general.
• Haz un examen personal sobre las siguientes preguntas:
-- Eres consciente de lo que significa
haber sido ser bautizada? ¿Qué medios puedes poner para vivir las consecuencias de tu bautismo?
-- ¿Has puesto todos los medios para
que tus hijos bautizados crezcan en
la fe?
-- ¿Eres madrina de bautizo? ¿Has puesto todos los medios para que tus ahijados crezcan en la fe?
Acciones Comunitarias
• L ean diferentes historias de santos y
luego coméntenlas.
• Vean alguna de las siguientes películas y reflexionen sobre la invitación
que tenemos a la santidad. Les sugerimos:
-- Santa Rita de Cascia (Rita da Cascia)
-- San Agustín (Sant’Agostino)
-- San Francisco de Asís (Francesco)
-- San Alberto Hurtado (Alberto
¿Quién sabe cuánto cuesta hacer un
ojal?)
-- Santa Teresita del Niño Jesús (Thèrèse)
-- San Antonio de Padua (Sant’Antonio
di Padova)
-- San Pío de Pietrelcina (Padre Pío)
-- Santa María Goretti (María Goretti)
-- Beato Juan Pablo II (Karol, el hombre que llegó a ser Papa, Karol, El
Papa, el hombre)
32 Benedicto XVI, Carta Apostólica Porta Fidei, 1.
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UNIDAD 8
Celebramos nuestra fe
3. Guiados por la luz que recibimos,
ungidos como reyes en la frente,
tu marca salvadora en nuestras vidas
grabada en nuestra entraña para siempre.
Recemos en comunidad
Monitora:
Madre buena, te damos gracias por tu presencia maternal en medio de nosotras. Te
pedimos que sigas intercediendo por cada una de nuestras necesidades para que podamos vivir las consecuencias de nuestro bautismo y llevar a tu Hijo, el Señor Jesús,
a quienes nos rodean, especialmente a nuestras familias.
Todas:
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo. Amén.
Lectora:
“Respondió Jesús: ‘En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Lo nacido de la carne, es carne; lo nacido
del Espíritu, es espíritu. No te asombres de que te haya dicho: Tenéis que nacer de lo
alto’”33.
Monitora:
Señor Jesús te damos gracias por todo el Amor que nos tienes, por habernos regalado el don de nuestro bautismo. Te pedimos que nos ayudes a morir cada día a
nuestro hombre viejo para así renacer a una vida nueva y santa en Ti.
Cantamos: Nueva Vida.
Todas:
UNA NUEVA VIDA, TU MISMA VIDA;
UNA NUEVA FAMILIA, TU MISMA FAMILIA;
HIJOS TUYOS PARA SIEMPRE.
Rezamos juntos la “Oración del Fiat”34.
Todas:
Santa María, ayúdame a esforzarme
según el máximo de mi capacidad,
y el máximo de mis posibilidades,
para así responder al plan de Dios
en todas las circunstancias concretas de mi vida.
Amén.
Todas:
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
1. Por medio del Bautismo renacemos,
en agua que nos salva nos bañamos,
pasamos de la carne y de lo humano
al mundo de la gracia y de lo eterno.
2. Surgimos del sepulcro que es el agua,
teñidos en tu Sangre redentora.
Contigo incorporados a la Pascua,
vivimos en cristiano hora a hora.
33 Jn 3, 5-7.
14
34 Luis Fernando Figari, Con María en Oración, segunda edición, Fondo Editorial, Lima 2004, p. 46.
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NOTAS
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