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DIPLOMADO EN ÉTICA SOCIAL DE LA IGLESIA CATÓLICA De la modernidad a la postmodernidad Universidad Mayor de San Andrés Centro de Promoción del Laicado “Ricardo Bacherer” Pastoral Universitaria Normalista Arquidiocesana Módulo HISTORIA DE LA ÉTICA SOCIAL DE LA IGLESIA CATÓLICA Contenido: Cinco siglos de conflicto social en América Latina De Bartolomé de las Casas a las repúblicas latinoamericanas Docente: Fecha: Lic. Blithz Lozada Pereira, M.Sc. 26 -28 de julio de 2004 MATERIAL DE EXPOSICIÓN 1 EL ROL POLÍTICO DE LA IGLESIA CATÓLICA EN BOLIVIA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX LA REVOLUCIÓN NACIONAL El periodo de 1936 a 1952 * Sucesión alternada de gobiernos reformistas y reaccionarios Fueron gobiernos reformistas los de Germán Busch (1936-1940) y Gualberto Villarroel. Busch tuvo en contra a los barones del estaño y gobernó tendiendo a preservar el bien común; Villarroel promovió congresos campesinos y mineros, gobernó con el MNR atribuyéndose un carácter nacionalista Fueron gobiernos reaccionarios los de Enrique Peñaranda (1940-43), responsable de la masacre de Catavi; de Enrique Hertzog y de Mamerto Urriolagoitia, quienes pretendieron frenar el cambio revolucionario que se avecinaba El periodo de 1952 a 1964 * Los líderes del MNR dirigieron el país. Es la clase media y la burguesía, con una fuerte base obrera pero sin participación campesina, la que desplegó hasta 1964, un populismo de Estado Las milicias obreras y campesinas fueron, durante los primeros años de la revolución, la garantía de cumplimiento de los cambios En particular, para resguardar la ampliación de la ciudadanía, y para que los indios pudieran adquirir tierras La Iglesia no combatió las medidas sociales de la Revolución Nacional, pero criticaba la tendencia de “izquierda” del MNR. Por ejemplo, apoyó la Reforma Agraria pero adujo que los campesinos eran arrastrados en actos de violencia, terror y anarquía Salvo el caso de algunos franciscanos, no se dio un apoyo comprometido de la Iglesia al proceso de la revolución En 1958 se emitió una “Carta Pastoral de los Obispos” donde convocan a formar una nueva conciencia social, exigen que los cristianos y el clero abandone su 2 confortable catolicismo, y critique el matiz “comunista” de la Revolución Nacional El Cardenal José Clemente Maurer condenó la Reforma Agraria como una violación del derecho de propiedad El Arzobispo Jorge Manrique criticó que el gobierno tolere a los comunistas, convocando en una carta a no votar por los ateos Durante estos años comenzaron su labor los sacerdotes oblatos en Catavi Los obispos no defendieron los derechos humanos, sino la propiedad y los derechos de la Iglesia Los gobiernos revolucionarios de Paz Estensoro y Siles Zuazo no efectuaron ninguna acción contra la Iglesia. Al contrario, mantuvieron sus prerrogativas: - Personería jurídica Exención de impuestos para sus instalaciones e importaciones Exoneración del pago de servicios postales y telegráficos 50% de descuento en viajes aéreos y en ferrocarril Desde 1960 se incrementaron las posibilidades de ayuda al campesinado, iniciándose el trabajo de las misiones Adveniat y Misereor Según Jeffrey Klaiber durante los años 60, la Iglesia comienza a adquirir un perfil progresista, superando su tendencia tradicional y conservadora, empieza a despreocuparse por el comunismo y el protestantismo, a dejar de ser insensible a los problemas sociales y económicos; y comienza a crecer LA IGLESIA DE LAS ÚLTIMAS DÉCADAS El periodo de Barrientos * Para Klaiber, con el gobierno de René Barrientos Ortuño se da inicio al periodo en el que la Iglesia cumple un rol político de “mediación” MEDIACIÓN Implica una participación de la Iglesia convocada para resolver problemas que no le atingen directamente: huelgas, impasses políticos y de elección, excesos de los gobiernos de turno y conflictos en general - La primera “mediación” se produjo en 1968, fue entre los mineros y el gobierno de Barrientos. Concluyó con la firma de un Convenio tras cuatro 3 meses de negociación, y permitió establecer las bases de pacificación de un momento de crisis. Participaron Maurer, Manrique y tres obispos - Posteriormente, en la historia democrática de Bolivia, la “mediación” de la Iglesia habría de repetirse varias veces entre los políticos, motivando el entendimiento, la concertación y el diálogo - En periodos de dictadura (la de Bánzer o García Meza), la Iglesia “medió” entre los conflictos, velando por los derechos humanos y precautelando los intereses de la población civil en relación a los gobiernos militares El populismo militar de René Barrientos se expresó en el apoyo que le brindaron algunos sectores del campesinado. Sin embargo, en su régimen desarmó a las milicias, reprimió al movimiento estudiantil y re-privatizó varias minas de estaño. También indemnizó a latifundistas rescindiendo en los hechos la Reforma Agraria Los rasgos del carácter “progresista” de la Iglesia fueron los siguientes: - - - Notorios obispos comprometidos como Jorge Manrique y López de Lama Sacerdotes convertidos en mineros Constitución de varios centros de estudio y promoción, como el IBEAS (Instituto Boliviano de Estudio y Acción Social, 1966) y el CID (Centro de Desarrollo Integral, 1969) Fundación de unidades dependientes de la Compañía de Jesús: Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA); Acción Cultural Loyola (ACLO) y Escuelas Fe y Alegría Fundación de varias emisoras de radio Administración de los seminarios a cargo de OCSHA (Obra de Cooperación Sacerdotal en Hispanoamérica) Inicio de un programa para diáconos aymaras En 1965 Jorge Manrique pide al gobierno que revise su política en relación a los obreros. En Sucre, un grupo de sacerdotes critica a la jerarquía señalando que sólo construye edificios y discute sus problemas internos En 1967 se produce la guerrilla del Ché Guevara. El arzobispo de La Paz y el nuncio, apoyaron a Barrientos contra la amenaza del “Castro-comunismo”, condenando a la guerrilla 1968: De nuevo la jerarquía es criticada señalándose que no cumplía ningún papel evangélico apoyando por el contrario, una formación elitista y clasista, por ejemplo en sus principales escuelas 1968: Bajo la presidencia del Cardenal Maurer, en Cochabamba, 350 sacerdotes se manifiestan con el documento “Solidarios en la frustración”. Confiesan su 4 culpa por no haber protestado enérgicamente contra la situación socio-política y afirman una inevitable revolución. Además, denuncian y exigen lo siguiente: - - Denuncian la injusticia social, las condiciones inhumanas de trabajo, la desocupación, la falta de escuelas, la mendicidad, la esclavización de los grupos laborales, los sueldos bajos, la sub-alimentación, la prohibición sindical y la burocracia represiva Reclaman que los obreros participen de las ganancias y que se supere el burocrático Estado capitalista del MNR Dos arzobispos auxiliares de La Paz se niegan a dejar sus residencias en barrios pobres para no perder credibilidad en su denuncia El periodo de 1969 a 1971 * Caracterizado por los gobiernos de Alfredo Ovando (1969-70) y Juan José Torres (1970-71) Pese a que se caracteriza el gobierno de Ovando como un “nacionalismo de derecha”, sus decisiones evidencian una total desorientación: nacionalizó la Gulf Oil y le dio una excesiva indemnización, devolvió garantías arrebatadas por Barrientos pero intervino la Universidad, no esclareció el asesinato de periodistas opositores, permitió la reorganización de sindicatos pero no autorizó la reposición de salarios de 1964, y así mostró muchas más inconsistencias. Con todo, representó la fractura de la cohesión militar Probablemente la razón por la que el gobierno de Torres es caracterizado como “populista de izquierda” radica en que tuvo relación con grupos extremistas y marginales de izquierda, autorizó la ocupación de empresas económicas insignificantes, propició la Asamblea Popular, y ocasionó el aislamiento de la clase obrera, enfrentándolas con las Fuerzas Armadas. También admitió la propuesta para disolver el ejército y formar milicias. Aunque repartió armas a los milicianos, ya era tarde puesto que su gobierno caía frente al golpe militar de Hugo Bánzer Jorge Manrique se convirtió en el símbolo y portavoz de la Iglesia progresista emitiendo en octubre de 1970 un “Manifiesto” que inmediatamente fue apoyado por los sacerdotes mineros. En el documento pidió “una nueva política para Bolivia” ante la necesidad de transformar el país Por su parte, Clemente Maurer mostró prudencia y cautela El clero progresista (representado por Jorge Manrique, Jesús López de Lama y Adhemar Esquivel) seguía representando una minoría en la Iglesia 1969: No se renueva el contrato con la OCSHA y dos años más tarde se evita la entrada de los sacerdotes a Bolivia 5 1970: Se produce una crítica de la Iglesia protestante (Iglesia y Sociedad en América Latina, ISAL), al papel del nuncio Gravelli en los asuntos políticos de Bolivia. A esa protesta se sumaría posteriormente, el obispo católico Jesús López de Lama. ISAL emite un documento de denuncia titulado “Manifiesto a la nación”, con el siguiente contenido: - Denuncia la existencia de cementerios de trabajadores por las condiciones laborales, critica la marginación de los campesinos y reclama que Bolivia tenga el ingreso per cápita más bajo de América. Expresa su preocupación por el poder militar y se complace de que se haya dado el retiro del ejército de las minas, la nacionalización de las riquezas naturales y haya un buen propósito por realizar una Reforma Educativa - La ISAL expresa su deseo de colaborar en la educación del hombre boliviano, según el Evangelio de Cristo La Iglesia católica apoya el Manifiesto de los protestantes En julio de 1970, un ex seminarista, Néstor Paz Zamora muere en la guerrilla de Teoponte. El sacerdote José Pratts le rinde su homenaje como “mártir de la Iglesia de hoy”. Ovando expulsa a Pratts En septiembre es expulsado el teólogo social revolucionario Maurice Lefébvre La reacción popular fue inmediata con el saldo de 20 heridos y un muerto En noviembre, los sacerdotes mineros invitaron a que la Iglesia demande la socialización de los medios de producción - Se basan en el sustento doctrinal de la Encíclica Populorum progressio, y en el Documento de Medellín (1968) - Plantean la búsqueda de corporativismo, de modo que la redistribución de la riqueza cree paz social - Demandan que la Iglesia entregue sus instalaciones para el bien común En 1971, Clemente Maurer que impidió todo diálogo entre las iglesias cristianas, declara sorpresivamente que había encargado la valoración de la riqueza de la Iglesia para venderla y comenzar una verdadera acción de servicio a los pobres. La realización de su compromiso no se da por el golpe de Hugo Bánzer En 1971, Genaro Prata expresa abiertamente su oposición al curso nacionalista del proceso, apoyando posteriormente a la dictadura de Bánzer. Presencia asume la misma línea La dictadura de Bánzer * Gobierno de facto de 1971 a 1978 justificado en el Estado de Seguridad Nacional. La dictadura se inició gobernando con civiles, pero posteriormente los 6 últimos cuatro años, se convirtió en un gobierno militar abiertamente autoritario La dictadura representó una respuesta a la tendencia de Torres, la confluencia de intereses de la industria, los latifundistas y los oficiales del ejército; confluencia que impuso un régimen de tortura y terror. Creo Tribunales excepcionales en contra de la Constitución, y la pena de muerta por hechos políticos como traición a la patria, terrorismo o secuestro Los resultados de la dictadura fueron los siguientes: 19,140 bolivianos exiliados (entre ellos Juan Lechín y cuatro ex–presidentes de la República) y más de 100 sacerdotes expulsados. El cierre de la Universidad, la prohibición de la actividad sindical y la masacre del Valle de Cochabamba Ya en 1972 había 18 sacerdotes, 4 religiosas y 3 pastores protestantes expulsados, 15 casas de religiosos allanadas, 1,500 presos políticos (de los cuales 100 eran mujeres) y 5,000 refugiados o deportados. Bánzer también ordenó el allanamiento de la casa de un obispo, la detención de sacerdotes en las comisarías y la clausura de emisoras de la Iglesia. El “plan Bánzer” incluía detener a clérigos y sacerdotes en la calle y mandarlos al extranjero. La jerarquía eclesiástica apoyó inmediatamente al gobierno de Bánzer, especialmente por el temor que le infundía el régimen de Torres. Años después inclusive, en un Te Deum, el Cardenal Maurer otorgó la bendición papal a Hugo Bánzer (1975). De los 23 obispos, sólo el 30% era bolivianos, y entre los 16 obispos extranjeros había 7 nacionalidades Presencia publicó un aviso del gobierno que manipuló una procesión. El gobierno agradecía a los franciscanos por la muestra de fe del pueblo de La Paz y el apoyo que manifestaba a favor de Bánzer y su partido, el FPN. El matutino católico mantuvo esa línea apoyando al régimen En Santa Cruz el obispo Luis Rodríguez apoyó a la dictadura abiertamente. En sus homilías predicaba en contra del comunismo y los sacerdotes que destruían según él, la Iglesia. Días antes del golpe, organizó la “semana misional” que congregó a 40 mil personas, y el día del golpe hizo repicar las campanas saludando el triunfo de su amigo, el coronel Bánzer Posteriormente en 1975 otro cura cruceño, Luis Rojas Caballero seguía condenando la “infiltración marxista en la Iglesia”, apoyó, como otros grupos religiosos, incondicionalmente a la dictadura y condenaba a la Iglesia progresista. Esos grupos fueron la Legión Boliviana Social-Nacionalista en Cochabamba y los Jóvenes Bolivianos Pro-civilización Cristiana en La Paz Los golpistas dijeron ser representantes del catolicismo y se presentaron como liberadores frente al socialismo y el comunismo La virgen de Cotoca fue 7 declarada protectora del gobierno. Durante su dictadura, Bánzer empleó imágenes religiosas para fortalecer su pretensión de aparecer como defensor de los valores cristianos “Acción católica” apoyó la expulsión del padre Dewulf, y de los curas tercermundistas que después de Medellín, se comprometieron con la liberación de los más pobres. Apoyaba que el gobierno los expulse “para proteger al pueblo en peligro”. También atacó al Cardenal Maurer llamándolo “el sacerdote extranjero” En septiembre de 1971 el nuncio Gravelli dice que las relaciones entre la Iglesia y el Estado eran cordiales Sin embargo, la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Boliviana expresó su consternación por los muertos y heridos, por el llanto, el dolor, las detenciones, los destierros y la pobreza, denunciando que la situación descrita producía odio y represalias En 1973 se produjo otro manifiesto de la Iglesia progresista titulado “Evangelio y violencia”. El documento denuncia a la dictadura de Bánzer como la responsable de asesinatos y la violación de los derechos humanos, la denuncia como un gobierno que habría instrumentado el poder judicial y suprimido la democracia A la cabeza de Luis Adolfo Siles Salinas, la Comisión de Justicia y Paz se constituyó en la principal entidad defensora de los derechos humanos y la justicia social. Comenzó su labor con el caso de cinco mujeres detenidas ilegalmente y la muerte de Andrés Selic, primer Ministro del Interior de Bánzer asesinado a golpes por su sucesor, Mario Adett Zamora La presión del gobierno por anular el trabajo de la Comisión dio resultado y ésta fue declarada por los obispos “en receso”. A fines de 1977, se creó la Asamblea Permanente de Derecho Humanos que se convirtió en la principal entidad que apoyó la huelga que terminó derrocando a Bánzer (con la participación de sacerdotes y otras instituciones incluida la Iglesia metodista). La Asamblea sin embargo, ya no era una institución de la Iglesia. Por su parte, Jorge Manrique rechazó la utilización de imágenes religiosas para fines políticos de parte del régimen dictatorial El Cardenal Maurer presentó pruebas a Bánzer de que el gobierno de hecho fomentaba el control de la natalidad en el país. A la imagen fascista y racista del régimen se sumó la denuncia de que protegía al ex comandante de la Gestapo, Klaus Altmann En 1976 los obispos publicaron la carta “Paz y Fraternidad” en la que denuncian la desigualdad entre una minoría privilegiada y la gran mayoría paupérrima. 8 Criticaron la suspensión de partidos, sindicatos y otras instituciones, y condenaron el intento de controlar a la Iglesia en su enseñanza de la doctrina social Una huelga iniciada por cuatro mujeres en el Arzobispado fue el principio del fin de la dictadura. El Cardenal Maurer se nombró “mediador” del conflicto para que concluya. Lo apoyaban Genaro Prata y Alejandro Mestre. Sin embargo, la acción enérgica de Jorge Manrique puso fin a los intentos de minimizar los efectos de la huelga, la cual continuó hasta masificarse y lograr que Bánzer convoque a elecciones De Pereda a García Meza * Después de Bánzer se sucedieron los gobiernos de Juan Pereda Asbún y David Padilla Arancibia, ambos dictatoriales de facto. Posteriormente el de Wálter Guevara Arce, constitucional y transitorio, de Alberto Natusch Busch, otro gobierno de facto, Lidia Gueiler, también constitucional y transitorio, y el gobierno de Luis García Meza, una de las peores dictaduras de los últimos años. Después de él estuvieron los gobiernos de transición de corte militar: de Celso Torrelio y Guido Vildoso En total, cuatro golpistas, dos gobernantes constitucionales de transición y dos también de transición aunque inconstitucionales. Ocho presidentes en cuatro años y cuatro meses. Pereda fue el candidato de Bánzer para que dé continuidad a su gobierno. Pese a hacer un descarado fraude electoral y a la protesta popular, se levantó contra el propio Bánzer, siendo rápidamente después derrocado por el Gral. Padilla quien se comprometió a convocar a nuevas elecciones en 1979 El ex–dictador Bánzer organizó su propio partido, ADN y se presentó a las elecciones compitiendo con Paz Estenssoro y Siles Zuazo. El resultado fue el empantanamiento en el Congreso que terminó designando a Wálter Guevara como Presidente interino. Para esta transacción, la mediación de Jorge Manrique ofrecida por él mismo, fue decisiva En noviembre de 1979 Natusch protagonizó el siguiente golpe de Estado, con un saldo de 500 muertos entre soldados y civiles. La Iglesia ayudó a disuadir al coronel a retirarse del gobierno y restablecer la paz. El compromiso de trabajo con el movimiento obrero y la lucha popular, de parte del sacerdote jesuita Luis Espinal, a través del Semanario Aquí en La Paz, le costo la vida. El mismo mes que Arnulfo Romero fuera asesinado en El Salvador, (marzo de 1980), Espinal fue asesinado por paramilitares que 9 anticipaban el nuevo golpe de Estado, esta vez liderado por la mafia militar narcotraficante de Luis García Meza y Luis Arce Gómez La nueva dictadura fue brutal. Asesinó a Marcelo Quiroga Santa Cruz, un carismático dirigente socialista. Hubo un asesinato en masa de ocho dirigentes políticos del MIR, produciéndose en el año de gobierno de García Meza, tortura, asesinatos, los más descarados robos, e inefables violaciones a los derechos humanos y ciudadanos. Un obispo y varios sacerdotes fueron detenidos La Conferencia Episcopal emitió el documento “Dignidad y Libertad” denunciando que miembros de la Iglesia fueron objeto de detenciones, torturas, vejámenes, allanamientos y silenciamientos. Alejandro Mestre a inicio del golpe dijo que había una “actitud de diálogo” aunque después objetó un proyecto de ley contra la pena de muerte. Durante la dictadura la Iglesia medió para que el gobierno devolviera los cadáveres de los miristas asesinados, aunque falló en el intento. En febrero de 1980 la Conferencia Episcopal criticó al régimen por las torturas, asesinatos y violaciones a los derechos, lo cual sumado al malestar de las Fuerzas Armadas, derrocó al régimen en agosto de ese año. Los gobiernos militares de transición debían llevar a cabo nuevas elecciones, con lo que se esperaba encontrar una salida constitucional. Sin embargo, enfrentaron conflictos sociales liderados por los mineros. La Iglesia de nuevo, medió en el conflicto, propiciando la firma de un acuerdo en diciembre de 1981 para alcanzar gradualmente plenas libertades sindicales. La propuesta fue efectuada por la Iglesia en situación de extrema tensión. Participaron por el Iglesia, Mestre, Esquivel y Julio Terrazas La Iglesia en democracia * Durante los gobiernos democráticos (a partir de 1982), la mediación de la Iglesia sirvió para resolver los problemas políticos y sociales; a preservarla y a encontrar caminos de salida ante situaciones al parecer, difíciles e insostenibles La hiperinflación durante el gobierno de la UDP y la imposibilidad de gobernabilidad, obligaron al Presidente Siles Zuazo a efectuar una huelga de hambre. Ante tal situación, la Iglesia medió para que, con la participación de los partidos políticos, la COB y la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia, después de una semana de negociación se alcance un acuerdo que implicó acortar el periodo presidencial en un año. Participaron en la mediación Luis Rodríguez, Alejandro Mestre, Armando Gutiérrez y José Gramunt En 1985 con la promulgación del D.S. 21060, se precipitó una larga serie de huelgas, represión y estados de sitio, incluso hasta el año 1987. En casi todas 10 esas oportunidades, la Iglesia actuó como mediadora para encontrar una salida a los conflictos, mientras la COB tenía fuerza. Ese año, 1985, el MNR rechazó la mediación de la Iglesia cuando impuso el estado de sitio en las minas, para sentar la autoridad del gobierno. En agosto de 1986 la Iglesia expresó su solidaridad con la marcha de diez mil mineros hacia La Paz, y promovió un acuerdo que permitió evitar graves enfrentamientos. En marzo de 1987 Paz Estenssoro aceptó la mediación de la Iglesia y se llegó a un acuerdo entre Lechín y el gobierno Cuando la COB perdió fuerza, la Iglesia siguió mediando a favor de los trabajadores, esta vez defendiendo sus derechos sociales. A Manrique y la vieja guardia les sucedieron Julio Terrazas y Luis Sáinz En 1989 la Iglesia medió en una crisis política en relación a las elecciones presidenciales. Sánchez de Lozada trató de manipular la participación de la Iglesia para redactar un documento de modificación de las leyes electorales. La Conferencia Episcopal logró reunir a los principales partidos y comprometerlos a respaldar la democracia. En la nunciatura papal los principales líderes de los partidos firmaron un acuerdo para alcanzar el consenso nacional, pudiendo encontrarse una salida ese año Incluso la Iglesia ayudó a resolver conflictos políticos en contextos más específicos, como el empate electoral en la Alcaldía de La Paz entre Raúl Salmón y Ronald McLean en 1989 CONCLUSIONES La Iglesia boliviana que vio la Revolución Nacional, reaccionó con los temores y gestos de una Iglesia secularmente identificada con las clases dominantes y sus prerrogativas. Aunque no luchó en contra de la revolución, la criticó como “comunista”, defendió sus propiedades y convocó incluso a que el pueblo boliviano no votara por los “ateos”. No superó su tendencia tradicional y conservadora, ni se volvió sensible a los problemas sociales El fantasma del comunismo, la identificación clasista y los prejuicios coloniales, han influido para que la jerarquía eclesiástica en Bolivia en general, tenga una actitud renuente a impulsar o a aceptar a la Iglesia progresista impulsada por el bajo clero. En algunos casos inclusive hubo un apoyo abierto a cruentas dictaduras como la de Bánzer en 1971. Una causa para que se dé esto es que incluso hasta los años 90, de poco menos de 770 sacerdotes, menos del 30% eran bolivianos de nacimiento; y de 29 obispos, más del 40% eran extranjeros de nacimiento 11 Pese a esta tendencia de la jerarquía, los distintos documentos firmados por los obispos en momentos cruciales de la historia contemporánea de Bolivia, hacen a la Iglesia local, sumamente comprometida con la defensa de los sectores más débiles de la sociedad, y congruente con las demandas de cada circunstancia. Aunque hubo presión de los actores, los grupos y los movimientos, los documentos de denuncia de los obispos son el referente obligado de evaluación de la posición de la Iglesia. Adquieren más valor cuanto se produjeron en momentos difíciles y cruciales de nuestra historia La biografía de los pastores de la Iglesia Católica boliviana, muestra su evolución. Gracias a ésta se percibe que recién hasta los años 60, la Iglesia comenzó a adquirir un perfil progresista. Tal es el caso de Jorge Manrique que de convocar a abstenerse de votar por los ateos en los años 50, pronto se fue convirtiendo por las circunstancias históricas, en el símbolo más esclarecido de la Iglesia progresista Según Darcy Ribeiro existen “pueblos testigo” que concentran la evidencia de la explotación y la opresión realizada durante siglos. La masa indígena que carece de derechos políticos y sociales; y ha carecido siempre, es un “pueblo testigo”. La Iglesia boliviana recién a partir de los años 60, gracias a las orientaciones del Concilio Vaticano II y el documento de Medellín comenzó a identificarse con los “pueblos testigo”, promoviendo su formación, su desarrollo individual y colectivo, y apoyándolos en sus diversas luchas. La Iglesia boliviana devino progresista Desde 1952 hasta los años 80 hubo más de 20 cambios de gobierno y una evidente ausencia de instituciones democráticas estables. Por esta razón, la Iglesia tuvo que actuar de distintos modos respondiendo a los requerimientos de la coyuntura. A veces, denunciando en dictadura la violación de los derechos humanos, en otras, procurando el entendimiento político entre los partidos dentro de regímenes democráticos; en fin, muchas veces auspiciando el diálogo y el entendimiento en situaciones críticas de conflicto. De cualquier modo contribuyó a la re-democratización del país y a su pacificación Más que una “mediación”, lo que la Iglesia hace es actuar en el contexto histórico que le corresponde. En Bolivia no sólo responde a los llamados de las partes en conflicto, sino gracias a su propia iniciativa, puede anticipar graves consecuencias, o minimiza situaciones críticas Pese a que algunos sacerdotes han criticado la “mediación” de la Iglesia, argumentando que los políticos debieran aprender a resolver sus propios problemas, la demanda social de que participe, dada la fuerza moral que detenta en un contexto histórico democráticamente débil, es un servicio especial para una vida colectiva institucional estable Ante un régimen represivo brutal no es extraño que sacerdotes comprometidos con la defensa de los más débiles, apoyen distintas formas de resistencia activa. 12 Si bien en la segunda mitad del siglo XX ya no se encuentran sacerdotes que luchen con las armas en la mano, como a principios del siglo XIX, su compromiso y acción en algunos casos, les ha costado la vida La formación y orientación en los seminarios que la OCSHA promovía, convirtió a estos sacerdotes en sospechosos de la responsabilidad de que la Iglesia boliviana se haga cada vez más progresista. La base para constituir un clero comprometido y consecuente es su formación 13