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Viviendo y Proclamando la Buena Nueva
UN PLAN PASTORAL PARA LA
DIÓCESIS CATÓLICA DE MEMPHIS,
TENNESSEE
Diócesis Católica de Memphis, Tennessee
Declaratoria de la Misión Diocesana
La misión del pueblo Católico en el Oeste de Tennessee es vivir y proclamar la
buena nueva de Jesucristo, de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia Católica
Romana a través de:
-
El culto divino y la oración;
La enseñanza y predicación de la Palabra de Dios;
El testimonio comunal del Evangelio;
La caridad y el servicio a los demás.
Viviendo Nuestra Misión a través de
A. “El culto divino y la oración”
“No se aflijan por nada, sino preséntenselo todo a Dios en oración; pídanle, y
denle gracias también. Así Dios les dará su paz, que es más grande de lo que el
hombre puede entender; y esta paz cuidará sus corazones y sus pensamientos,
porque ustedes están unidos a Cristo Jesús.”
Filipenses 4. 6-7
Declaración de la Visión:
Como católicos todos estamos llamados a la santidad. Respondemos a este llamado a través de
una vida de oración por medio de la oración personal, y especialmente por medio de los
sacramentos de la Iglesia. En la Diócesis de Memphis, Tennessee, llevamos a cabo esta misión
asegurando que los sacramentos sean celebrados fervientemente, y que sean accesibles al mayor
número posible de fieles. Para lograrlo, tenemos que estar comprometidos con la formación
espiritual de toda nuestra gente y en especial con la formación de aquellos que nos servirán como
ministros eclesiásticos laicos; como diáconos y como sacerdotes (ahora en el presente, y en el
futuro). En nuestras parroquias y como Diócesis, debemos fomentar experiencias de oración
basadas en la riqueza y la diversidad de nuestra tradición. Tenemos que alcanzar a las personas
de todas las lenguas y todos los orígenes étnicos, invitándolas a servir con sus dones a la Iglesia,
apoyándose en la herencia de muchas de las comunidades religiosas que han servido –y
continúan sirviendo– a la gente de nuestra Diócesis. Debemos ofrecer dirección espiritual al
igual que experiencias de oración profundas a través de nuestras parroquias, nuestras
Instituciones Católicas y, especialmente, a través de nuestro Centro de Retiro Diocesano. En
todos estos esfuerzos, nuestro objetivo debe ser ayudar a los fieles para unir su oración grupal y
personal a sus alegrías y luchas que enfrentan en sus vidas cotidianas.
Objetivo A1
La Diócesis fomentará las vocaciones al sacerdocio, al diaconado y a la
vida consagrada entre los fieles del Oeste de Tennessee, y evaluará las
necesidades de incrementar el número de clérigos para el futuro.
Antecedentes: Desde la época del origen del Concilio Vaticano
II, el número de vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada
ha disminuido dramáticamente y -al menos en algunas áreas-,
ha demostrado un aumento en los últimos diez años.
Adicionalmente, la restauración del diaconado permanente, ha
provisto a otros trabajadores para la viña del Señor. La
Diócesis debe continuar apoyando el llamado del Espíritu Santo
en las vidas de los hombres y mujeres jóvenes del Oeste de
Tennessee. Además, con el propósito de prepararse para el
futuro, la Diócesis deberá examinar el número de párrocos;
párrocos asociados; capellanes y diáconos que serán
necesarios, tanto en el futuro cercano, como para los próximos
veinte años. La Diócesis también deberá examinar el número
actual de sacerdotes y diáconos, así como las fechas previstas de
su jubilación con el fin de planear en este aspecto y de manera
razonable el futuro.
Objetivo A2
Reconociendo que cada familia es una “iglesia domestica”, la Diócesis
trabajará para promover y fortalecer la vida familiar en general, y la
vocación del matrimonio en particular, a través de la educación; de
grupos de apoyo, y de consejería pastoral en los idiomas predominantes
que se hablen en la Diócesis, siempre y cuando se disponga de los
recursos humanos necesarios para llevarlo a cabo.
Antecedentes: El matrimonio y la familia son el fundamento de
la sociedad humana. Sin embargo, la institución del matrimonio,
en particular el matrimonio sacramental como la Iglesia lo
entiende, se encuentra atacado en varios frentes. La Diócesis, en
coordinación con los esfuerzos de la Conferencia
Estadounidense de Obispos Católicos (USCCB), debe buscar
nuevas formas para ayudar a los que se preparan para el
casamiento; apoyar a las personas cuyos matrimonios son
sólidos; a fortalecer a los esponsales que están en problemas, y
a alentar a quienes están viviendo con alguien fuera del
sacramento del matrimonio, para que reconsideren que éste es
una vocación. Debemos asegurar que los principios de la fe sean
conservados y heredados, específicamente los que conciben al
matrimonio como un compromiso exclusivamente de amor y
afecto para toda la vida, abierta a la procreación de los hijos.
Logramos esto a través de programas como Encuentros
matrimoniales (que promueven una relación más profunda entre
los cónyuges); de Educación para la planificación de la familia;
de Clases para aprender a ser padres, y del Programa
Retrouvaille (un programa de ayuda para matrimonios en
conflicto). Llevamos a cabo esto al asegurar que la estabilidad
de la familia se apoya en nuestras escuelas, en los programas de
educación religiosa, y en nuestras obras de caridad. Si
esperamos que la familia sea valorada por nuestra sociedad,
primero debemos asegurar que la familia sea valorada y
apoyada por la Iglesia.
Objetivo A3
La Diócesis desarrollará un plan pastoral extenso para el ministerio
sacramental, educacional y de servicio a nuestras hermanas y hermanos
cuya primera lengua sea el español.
Antecedentes: En los últimos quince años, la nación entera –y
nuestra Diócesis en particular–, ha visto un incremento
significativo en el número de inmigrantes de habla hispana. En
nuestros días la Diócesis cuenta con 47 comunidades de culto
(42 parroquias y 5 misiones). En la actualidad, la Misa se ofrece
en español semanalmente en 11 parroquias y de forma regular
en otras 8. La Diócesis reconoce que el ministerio a los
Católicos Latinos no es la misión de un número aislado de
parroquias, sino de la Diócesis en su conjunto. Así como el
ministerio en inglés va más allá de la celebración de los
sacramentos, para tener completa aceptación de los nuevos
parroquianos, el ministerio en español también deberá ser igual,
con el propósito de que obtenga los mismos alcances.
Objetivo A4
La Diócesis alentará y apoyará a las parroquias en sus esfuerzos para
celebrar la liturgia de la Iglesia de manera que sea fiel al Magisterio de la
propia Iglesia; que sea ferviente para los feligreses y para que éstos se
incorporen a los ministerios litúrgicos.
Antecedentes: La liturgia de la Iglesia –en especial la
celebración de la Santa Eucaristía–, es la fuente y cumbre de su
vida. Todas las actividades de una comunidad parroquial deben
llevar al altar del Señor y deben tener su origen en el mismo. La
Diócesis debe ofrecer asesoramiento y apoyo a las comunidades
parroquiales en su deseo de ofrecer alabanzas apropiadas y
culto a nuestro amado Dios, ofreciendo recursos para la
educación de los fieles en la tradición litúrgica de la Iglesia, y
programas de formación para ministerios, con especial énfasis
en la participación de nuestros jóvenes y adultos jóvenes en el
acto de Culto Divino, que ha sostenido a nuestra Iglesia durante
más de dos mil años.
Objetivo A5
La Diócesis alentará y dará oportunidades para que los creyentes –de
todas las edades, formación y origen étnico–, experimenten al Señor en
oración en lugares de retiro que sean apropiados y fieles a la tradición de
la Iglesia.
Antecedentes: Con frecuencia Jesús se retiraba a un lugar
tranquilo para orar. Esa tradición continúa cuando se vive la
experiencia de asistir a un retiro –porque significa un tiempo
dedicado a la oración y al descanso con el Señor-. La Diócesis
opera el Centro de Retiro Nuestra Señora Reina de la Paz. A
través de este centro, la Diócesis deberá proporcionar
oportunidades para ofrecer de manera accesible a todas las
personas, grupos grandes o pequeños de cualquier nacionalidad
e idioma, la oportunidad de experimentar la asistencia a retiros
y a recibir dirección espiritual. Las Parroquias, grupos de
oración, organizaciones católicas, y otras –en la Diócesis de
Memphis y fuera de ella– deben ser alentadas para hacer uso de
este servicio. En particular, la experiencia de asistir a un retiro
debe ser inculcada a los jóvenes y adultos jóvenes, que suelen
ser atraídos por la programación de los medios de
comunicación social, a que mejor se ocupen de su relación con
el Dios que los creó.
B. “Enseñando y predicando la Palabra de Dios”
“Vayan, pues, a las gentes de todas las naciones, y háganlas mis discípulos;
bautícenlas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a
obedecer todo lo que les he mandado a ustedes”. Mateo 28. 19-20.
Declaración de la Visión:
La evangelización está en el corazón de nuestra misión como el pueblo Católico de la Diócesis
de Memphis, Tennessee. Esta misión la llevamos a cabo mediante la enseñanza y la predicación
de la Palabra de Dios, a través de la educación religiosa permanente en los programas
parroquiales dirigidos a niños, jóvenes y adultos; en las escuelas católicas (privadas, parroquiales
y diocesanas); en programas de preparación para los sacramentos y formación del ministerio; y a
través de muchas otras obras de evangelización. Nuestro objetivo debe ser tocar a todas las
familias con el Verbo Encarnado de Dios, lo que les permitirá vivir su fe durante toda su vida. El
énfasis especial debe ser posicionar nuestro trabajo de evangelización con los jóvenes y adultos
jóvenes de nuestra Diócesis, induciéndolos a los principios infinitos de la fe, a través de los
modernos medios de comunicación. Nuestra iniciativa estratégica nos llama a ser
administradores eficientes de los recursos con los que hemos sido bendecidos; fortaleciendo los
esfuerzos educativos viables; apoyando a aquellos cuya viabilidad es puesta en tela de juicio, y
explorando medios alternativos para cumplir nuestra misión de la educación religiosa, aún
cuando algún programa o escuela en particular, se considere inasequible. Nuestras escuelas
católicas en general –y cada escuela en particular–, deben demostrar un verdadero testimonio del
mensaje del Evangelio, de acuerdo con la tradición católica y en fidelidad a ella; asimismo deben
cumplir con los más altos estándares académicos; demostrar responsabilidad financiera y a largo
plazo, ser autosustentables.
Objetivo B1
Todas las personas involucradas en la operación de las escuelas
católicas en la Diócesis (diocesanas; parroquiales; privadas y planteles
de Jubileo), se vincularán para desarrollar un plan de colaboración, que
funcione para unificar el sistema de escuelas católicas; para fortalecer
los lazos con las parroquias en donde se ubican y para garantizar la
identidad Católica en cada centro educativo.
Antecedentes: Uno de los ministerios más visible de la Iglesia
Católica en los Estados Unidos ha sido el sistema de escuelas
católicas. En el pasado, la mayoría de ellas fueron operadas
directamente por las parroquias. Las Diócesis y comunidades
religiosas a menudo dirigían secundarias que reclutaban a
alumnos de diferentes congregaciones o de toda una comunidad.
En la Diócesis de Memphis, hemos sido bendecidos al tener
planteles manejados por las mismas iglesias, (actualmente 12
primarias y una secundaria), escuelas operadas por la Diócesis
(3 secundarias); escuelas privadas (2 primarias y 3 secundarias)
y las escuelas de Jubileo ubicadas en instalaciones de las
iglesias pero dirigidas por la Diócesis a través de un fideicomiso
establecido por donadores privados (8 primarias y con iniciativa
de Jubileo en 2 de los 12 planteles parroquiales). Si bien estos se
coordinan en algunas tareas, en su mayoría son dirigidos de
manera independiente. La Diócesis debe apoyar el carácter
único de cada escuela, y al mismo tiempo asegurar una
educación de calidad e identidad católica en todos y cada uno
de los planteles del sistema. Ya sea que un centro educativo sea
operado o no directamente por la iglesia, por definición una
escuela católica debe ser parte integral de una parroquia –o de
varias-, induciendo siempre a sus alumnos hacia el altar, y
reconociendo su misión, como algo que tiene su origen en el
altar.
Objetivo B2
La Oficina de las Escuelas Católicas y cada escuela en la Diócesis
(parroquial, diocesana y de Jubileo), desarrollará un plan estratégico
viable para mejorar en las áreas de la identidad católica; en el rendimiento
académico; en la permanencia del cuerpo docente y en la administración;
en la planificación de sucesión; en la matriculación y gestión y en la
viabilidad financiera.
Antecedentes: Las escuelas católicas han sido tradicionalmente
conocidas por su excelencia académica y por infundir en sus
estudiantes un carácter moral sólido. Se espera, en la medida de
lo posible, que todo niño católico acceda a una escuela propia
de su fe. En el siglo veintiuno, nuestras escuelas deben competir
con las públicas, las privadas y con las que son de otras
tradiciones religiosas, incluso en las que asisten estudiantes
católicos. Con esta orientación, debe hacerse todos los esfuerzos
para mejorar el nivel académico de nuestros planteles
educativos, para elevar la matricula (sobre todo entre los
católicos) y para asegurar que nuestra identidad, que distingue
a nuestros centros educativos de todas las demás, no únicamente
se conserve, sino se amplíe. Cada escuela debe operar dentro de
sus posibilidades sólo con los subsidios disponibles previamente
aprobados, y actuar como administrador eficaz y cuidadoso de
sus recursos.
Objetivo B3
Con el objetivo de fomentar la formación de ministros eclesiásticos laicos,
y generar un acercamiento más profundo, los esfuerzos diocesanos de
educación para adultos se consolidarán y/o coordinarán entre sí y con los
de las parroquias.
Antecedentes: La Diócesis y muchas parroquias y ministerios,
ofrecen directamente una diversidad de programas de educación
religiosa para adultos. Para que estos programas sean más
accesibles y completos, la Diócesis debe trabajar para
coordinarlos, eliminando la duplicidad y asegurando que se
ofrezcan no sólo en inglés, sino también en español y de ser
posible, en los idiomas que se hablen en la Diócesis. La
coordinación hecha por la Diócesis revelará las deficiencias y
diferencias en la operación de esos programas, cuya
responsabilidad deberá ser atribuida a la necesidad de lograr
un esfuerzo conjunto y organizado de manera eficaz y
coordinada.
Objetivo B4
La Diócesis trabajará para fortalecer y apoyar los programas del
ministerio juvenil y de educación religiosa para niños de las parroquias y
misiones, con el propósito de asegurar que los fundamentos de la fe se
estén enseñando con efectividad a las futuras generaciones de católicos.
Accedentes: A diferencia de generaciones anteriores, la Diócesis
reconoce que la mayoría de los niños católicos no están
matriculados en las escuelas propias de su fe. Debemos trabajar
para hacer que la educación en una escuela católica sea más
accesible y factible para la mayoría de los fieles, la importancia
de las clases de educación religiosa fuera de las escuelas
católicas no puede ser relegada. Nuestros jóvenes en edad de
cursar estudios de educación secundaria, a menudo son alejados
de la Iglesia por la cultura en la que viven y por invitaciones a
sumarse a otras tradiciones religiosas. La Iglesia debe redoblar
sus esfuerzos para recibir y apoyar la creciente y vulnerable fe
de este grupo en particular. Estas tareas deben ser tan
importantes como nuestros esfuerzos de evangelización y por
ello, debemos destinar a éstas los recursos necesarios para
formar a los futuros discípulos.
Objetivo B5
La Diócesis se enfocará en aquellos católicos que no practican su fe,
invitándolos a que regresen; reconciliando a los que han sido lastimados,
y trabajando para resolver cualquier problema o malentendido que pueda
existir.
Antecedentes: Los Católicos en los Estados Unidos constituyen
el grupo religioso más numeroso, y a la vez, desafortunadamente
en segundo lugar, están los católicos que no practican su fe.
Existen muchas razones que explican esta situación; entre ellas,
el hecho de que los fieles en su infancia sólo recurran a la
iglesia para recibir un determinado sacramento, y ya no
continúen con su educación católica posterior; el predominio de
la separación de la familia; el agravio experimentado por los
fieles en la Iglesia, y las presiones de nuestra sociedad para que
la práctica religiosa sea estrictamente un asunto privado y no
una forma de vida. Ya no podemos suponer que un niño
bautizado como católico continuará siéndolo. Debemos hacer
todo lo posible por recuperar a aquellos que se han separado de
su herencia católica.
Objetivo B6
La Diócesis trabajará para construir una cultura de compromiso entre
feligreses jóvenes, invitándolos a través de programas formales, reuniones
informales, medios modernos de comunicación, y de oportunidades de
servicios que trasciendan, para que tengan un encuentro con el Señor
Resucitado en la tradición católica.
Antecedentes: Fundada por Jesucristo a través del don del
Espíritu Santo, la Iglesia Católica ha crecido y florecido en los
dos milenios desde aquel día del primer Pentecostés. La fe es
eterna e inmutable, sin embargo, el encuentro privilegiado con
Cristo que ofrece la Iglesia en la Palabra y los Sacramentos, es
siempre cambiante, siempre nuevo. Ese encuentro es diferente y
único para cada generación, para cada individuo. A medida que
avanza la tecnología, y aumenta la separación de las familias, la
interacción social se hace al mismo tiempo más frecuente y
menos personal, por lo que la Iglesia debe llegar a las nuevas
generaciones de católicos de manera diferente a la tradicional.
La Diócesis –directamente o a través de sus parroquias y
ministerios–, deberá hacer un esfuerzo total para incorporar a
los adultos jóvenes; para continuar integrándolos al
conocimiento de Cristo, y para apoyar su lucha por hacer suya
nuestra fe la cual es infinita.
C. “Testimonio comunal del evangelio”
“Yo soy la vid, y ustedes son las ramas. El que permanece unido a mí, y yo unido a
él, da mucho fruto; pues sin mí no pueden ustedes hacer nada.” Juan 15. 5
Declaratoria de la Visión:
A pesar que representamos un porcentaje relativamente pequeño de la población del Oeste de
Tennessee, nuestra Declaratoria de la Misión exhorta a la Iglesia Católica para impactar a nuestra
sociedad a través del testimonio de la comunidad del evangelio. En la Diócesis de Memphis,
Tennessee, nuestro testimonio fehaciente se puede encontrar en las parroquias y otras
instituciones que operamos. Algunas de estas instituciones –que representan los sacrificios de
generaciones de fieles–, tienen una extensa y rica historia; aún más extensa que la historia de la
propia Diócesis. Sin embargo, nuestro testimonio no se encuentra en el pasado sino en el futuro.
Debemos considerar si las parroquias y las instituciones existentes continúan respondiendo
eficazmente a las necesidades de la Diócesis, o si existen oportunidades para realizar una
reestructuración y con ello, para hacer que nuestro testimonio sea aún más eficaz. Con este
propósito, cada parroquia y ministerio de la Diócesis deberá llevar a cabo su propia evaluación,
enfocándose específicamente en las aéreas donde la cooperación con los demás sea posible, y
elaborando su propio plan pastoral para el ministerio en el futuro. Debemos comprometernos a
ser administradores de integridad ejemplar en todo lo que decimos y hacemos. Tenemos que
proveer de un salario justo a nuestros empleados, y tratar con dignidad a los trabajadores,
voluntarios, feligreses y a todos aquellos a quienes servimos. En la medida de lo posible,
debemos trabajar para sanar y reconciliar a los que la Iglesia o sus representantes han lastimado
en el pasado, y para asegurar que ninguno sea agraviado en el futuro. En todas las cosas,
Jesucristo debe ser nuestro centro y nuestra fuente.
Objetivo C1
Cada departamento y ministerio de la Diócesis y cada parroquia y misión,
elaborará planes pastorales de uno, tres y cinco años de acuerdo con los
criterios establecidos por el Comité de Planificación Pastoral del Obispo.
Para ayudar a las parroquias en este proceso, la Diócesis publicará
normas para la medición de la vida y viabilidad parroquial.
Antecedentes: Una de las distinciones que caracteriza a la
enseñanza católica, es el principio de subvención. Este principio
nos enseña que la institución que mejor puede responder a una
situación particular, es aquella que está más cercana a la necesidad
de recibir subsidio. La subvención también ha de ser valorada en
asuntos pastorales. Así como la mayoría de los fieles no puede
asistir siempre a la misa semanal en Catedral, de manera análoga,
la Diócesis no puede siempre hacerse directamente cargo de todo.
Este Plan Pastoral sólo será eficaz, si el proceso de planificación
pastoral es asumido por cada ministerio, parroquia y misión de la
Diócesis; los objetivos establecidos en este plan sólo se lograrán a
través de los ministerios y comunidades de culto. La Diócesis
deberá ayudar a parroquias y ministerios en el desarrollo de sus
propios planes y en la realización de una evaluación precisa de sus
necesidades presentes y de sus desafíos (incluyendo su situación
financiera); los cambios demográficos que podrían esperar; las
necesidades de mantenimiento de sus edificios y sus terrenos; su
viabilidad a largo plazo, y las necesidades de la Diócesis en su
conjunto.
Objetivo C2
Cada parroquia implementará el modelo diocesano de la mayordomía:
“Mayordomía: Un Estilo de Vida.”
Antecedentes: La Diócesis ha desarrollado un enfoque destinado
a la “mayordomía” que deja a un lado los conceptos de tiempo,
talento y tesoro; y en su lugar, reconoce que una buena
mayordomía consiste realmente en vivir la fe Católica. Este
programa –disponible en inglés y en español– ha tenido éxito
hasta el momento en las parroquias donde se ha implementado,
porque está centrado en la mayordomía de la oración, el
ministerio y las finanzas. Cada parroquia, con el apoyo del
Director de Desarrollo, deberá implementar este modelo
apelando a los feligreses a emplear sus dones y habilidades para
su realización.
Objetivo C3
La Diócesis será un modelo de mayordomía a partir de mejorar su
administración y eficiencia. En particular, la Diócesis pondrá en marcha
un sistema de criterios de evaluación del rendimiento de los empleados;
llevará a cabo una revisión integral de su salario y de la estructura de sus
prestaciones; asimismo creará un departamento central de adquisición
con fecha límite al 31 de diciembre de 2011. La Diócesis se compromete a
realizar una administración previsora de los recursos, estableciendo la
meta de reducción de la deuda de un 25% para el 30 de junio de 2014, y
un 15% adicional para el 30 de junio de 2016.
Antecedentes: En mejores épocas económicas, nuestra sociedad
parecía impulsar a los individuos y a las empresas a crecer
oportunamente, a partir de incrementar considerablemente su
deuda. La Diócesis no fue la excepción en este proceso. Al
aumentar la adquisición de inmuebles y la apertura de
ministerios, se recurrió a la solicitud de préstamos superiores a
los que nuestra economía actual puede sostener. Como Diócesis
debemos adaptarnos a la transformación de los tiempos para
reducir nuestra deuda total. Así como la deuda no fue originada
por una sola parroquia o por un solo ministerio, tampoco la
responsabilidad de su reducción debe ser exclusiva de una sola
parroquia o de un solo ministerio. Cada entidad de la Diócesis
debe compartir este esfuerzo. De forma similar, la Diócesis tiene
que reconocer que a pesar de que estamos en el ministerio,
debemos ser buenos administradores de nuestros recursos
humanos. Las evaluaciones de rendimiento estimulan a dar lo
mejor de todos y a trabajar juntos –especialmente en el rubro de
adquisiciones–, lo que nos ayudará no sólo a ahorrar dinero,
sino también a coordinar mejor nuestros esfuerzos.
Objetivo C4
La Diócesis revisará, actualizará y emitirá una vez más una política
respecto al funcionamiento de los Consejos de Finanzas Parroquiales y
Consejos Pastorales Parroquiales y, en lo sucesivo, cada parroquia
establecerá y operará tanto un Consejo de Finanzas, como un Consejo
Pastoral de acuerdo con esas políticas.
Antecedentes: La parroquia es el vínculo básico e identificable
que un individuo católico tiene en la Diócesis y en la Iglesia
universal. Es aquí donde nos bautizamos; donde contraemos
matrimonio; donde traemos a nuestros seres amados para que
oren por su entrada a la vida eterna. La vida parroquial está en
el centro de nuestra experiencia católica. Si bien la liturgia es la
fuente y cumbre de nuestra fe, también una comunidad dedicada
al culto no puede ser una parroquia verdadera, a menos que
ofrezca más que un lugar para celebrar los sacramentos. Para
poder ir más allá de la celebración del domingo, el párroco
necesita la ayuda y las recomendaciones de los feligreses. El
Derecho Canónico establece dos medios principales para este
asesoramiento –un consejo pastoral parroquial y un consejo de
finanzas parroquial-. Cada parroquia en la Diócesis debe tener
en funciones tanto un Consejo Pastoral, como uno de Finanzas;
de lo contrario deberá considerar la viabilidad de seguir
operando como una parroquia.
Objetivo C5
La Diócesis establecerá procedimientos similares para parroquias,
ministerios y otras instituciones para solicitar anualmente los subsidios
financieros diocesanos. Los subsidios “automáticos” –como la
contribución a las escuelas secundarias– serán cancelados.
Antecedentes: Si bien cada parroquia y ministerio de la Diócesis
debe de subsistir con sus propios recursos, también
reconocemos que los más afortunados tienen la obligación de
apoyar a los menos afortunados. La misión de la Iglesia
Católica deberá continuar en las parroquias con feligreses
prósperos y en las parroquias donde los feligreses tienen una
desventaja económica. Mientras, nosotros como Diócesis,
debemos hacer un esfuerzo para asegurar que la misión
continúe; no podemos permitir que ministerios y parroquias
tomen decisiones unilaterales de cómo se deban asignar los
recursos diocesanos. Como buenos administradores, debemos
implementar un procedimiento para solicitar ayuda por
anticipado, responsabilizándonos unos y otros de las decisiones
que tomemos.
D. “Caridad y servicio para todos”
“Pues tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de
beber; anduve como forastero, y me dieron alojamiento. Me faltó ropa, y ustedes
me la dieron; estuve enfermo, y me visitaron; estuve en la cárcel, y vinieron a
verme….Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos
más humildes, por mí mismo lo hicieron. ”Mateo 25. 35-36,40.
Declaración de la Visión:
Nuestra Declaratoria de la Misión hace un llamado al pueblo de la Diócesis de Memphis,
Tennessee, a que viva y proclame la Buena Nueva de Jesucristo por medio de la caridad y del
servicio para todos. Llevamos a cabo esta misión a través de distintos ministerios y programas
sociales puestos en marcha directamente por la Diócesis, a través de los esfuerzos de grupos
católicos afiliados, y a través de muchos otros programas vigentes en las parroquias. Por medio
de nuestra iniciativa estratégica se hace un llamado a todos los católicos en la Diócesis de
Memphis, a colaborar en los programas gubernamentales; fundaciones privadas; organizaciones
ecuménicas caritativas, y a cooperar unos con otros, para ampliar y llevar nuestros servicios a los
necesitados, así como para involucrar a más y más feligreses de nuestro pueblo a que se unan a
estos esfuerzos. En particular, nuestro alcance debe extenderse más allá del centro de la ciudad
de Memphis: hacia todos los rincones de la Diócesis y a las familias tanto grandes como
pequeñas. Es necesario difundir nuestro testimonio entre los pobres; los que se encuentran sin
hogar; entre las poblaciones de inmigrantes (documentados e indocumentados, quienes todos son
hijos de Dios); entre los que se encuentran luchando con dificultades físicas y emocionales; entre
las personas cuyo derecho a la vida se ve desafiada por nuestra sociedad, y entre los que lloran la
pérdida de sus seres queridos (especialmente los que están sepultados en cementerios Católicos).
Con el propósito de impactar positivamente a toda nuestra comunidad, podremos lograr esta
misión siendo administradores creativos y eficientes con nuestros recursos, afianzados al
principio de que llevar el rostro compasivo de Cristo a los demás, no significa que seamos
nosotros mismos exclusivamente quienes debamos tener a cargo o dirigir, todos los programas de
beneficencia.
Objetivo D1
Caridades Católicas del Oeste de Tennessee, Inc., las parroquias y
misiones de la Diócesis, así como las diferentes organizaciones, entidades
y grupos que participan con obras de caridad, colaborarán para ampliar
los servicios de caridad ofrecidos por la Iglesia Católica a todos los
rincones de la Diócesis; a cada comunidad de culto, y a todos los grupos
étnicos y de toda lengua.
Antecedentes: Los esfuerzos de caridad de la Iglesia Católica en
el mundo –especialmente en este país-, son destacados. En esta
Diócesis, continuamos honrando como “Los Mártires de
Memphis”, a los sacerdotes, hermanas, hermanos y ministros
eclesiásticos laicos que dedicaron su vida al servicio de la
caridad para las víctimas de las epidemias de fiebre amarilla en
la década de 1870. Sin embargo, al igual que la fiebre amarilla
ya no es la plaga peligrosa que alguna vez fue, tampoco los
problemas económicos y sociales que enfrenta el pueblo del
siglo veintiuno, son los mismos que los enfrentados por las
generaciones anteriores. Todas nuestras parroquias y misiones,
y muchas de nuestras organizaciones católicas, están prestando
activamente servicios de asistencia caritativa; sin embargo,
siguen desconociendo lo que se está haciendo en otras partes de
la Diócesis. Este plan pastoral nos llama a todos a la
colaboración para el fortalecimiento del trabajo de cada uno,
tratando de evaluar y atender las necesidades actuales.
Objetivo D2
La Diócesis trabajará para aumentar la visibilidad y diversidad de sus
obras de caridad, especialmente las de Caridades Católicas del Oeste de
Tennessee, Inc., con la intención de incrementar el número de
voluntarios; ampliar la base de apoyo financiero; explorar espacios
sociales con organizaciones de caridad no católicas y –lo más importante–,
constituirse en la entidad que ofrece mayor beneficio a los necesitados.
Antecedentes: Durante muchos años, la Iglesia Católica operó
instituciones de beneficencia –por ejemplo el Hospital San José,
en Memphis; el Hospital de Santa María, en Humboldt, y la
Casa de San Pedro para Niños. Al paso del tiempo las
instituciones fueron formando alianzas con organismos
financieros públicos y privados. En este nuevo siglo, cuando el
gobierno reajusta sus prioridades de financiamiento, habremos
de examinar si nuestros esfuerzos caritativos han sido
impulsados, más por los subsidios disponibles, que por el
complimiento de la misión a la que estamos llamados. Con el
propósito de colocar a nuestra misión en un primer plano,
tenemos que hacerla más visible permitiendo que otros vean el
trabajo que la Iglesia está haciendo, para invitarlos a formar
parte de nuestro trabajo, en lugar de que la Iglesia ponga en
marcha sus planes por sí misma y sólo con sus propios medios.
Objetivo D3
La Diócesis explorará nuevas y creativas formas de influir en nuestra
sociedad en el tema central de la dignidad de la persona humana, y de la
santidad de toda vida humana. Cada programa de la Diócesis afirmará la
dignidad humana y tendrá que aportar los recursos necesarios para
continuar su compromiso a favor de los que son más vulnerables.
Antecedentes: A pesar de que hemos tenido muchos avances
tecnológicos en las últimas décadas, no hemos logrado eliminar
la violencia y la injusticia de nuestra sociedad. Tal parece que,
conforme la ciencia avanza significativamente, el ser humano
retrocede al dejar de ser objeto del respeto que merece, puesto
que no es el mismo que en épocas anteriores. En lugar de ver a
los más vulnerables, como nuestros hermanos y hermanas, con
mucha frecuencia atendemos a unos y otros como si fuera una
obligación, como una carga o como cualquier organismo
inferior vivo. Como Iglesia y como Diócesis, debemos hacer
todo lo posible para reafirmar la dignidad humana, el respeto y
la santidad a la vida. Esta meta debe ser evidenciada en todas
nuestras políticas y procedimientos; en todos nuestros
comunicados; en los programas que patrocinamos, y en las
alianzas que se establezcan con los demás. El mensaje del
evangelio debe estar claramente articulado de manera que
nuestro testimonio a favor de los no nacidos, los ancianos, los
pobres, los vulnerables –de hecho todos los hijos de Dios–, sea
con firmeza y sin ambigüedades.
Objetivo D4
La Diócesis apoyará a quienes estén en duelo; exhortará a los fieles a
confiar los restos de sus seres queridos a los cementerios católicos, y
trabajará para asegurar la viabilidad financiera, a largo plazo, de nuestros
camposantos.
Antecedentes: Los católicos creen que cada persona es creada a
imagen y semejanza de Dios. La imagen de Dios no se limita a
nuestra alma inmortal, sino que abarca también el cuerpo
humano. Por esta razón, para ser nuestro Salvador y Redentor,
el Hijo eterno de Dios se encarnó como ser humano. A través de
la encarnación el cuerpo humano se exalta. Nosotros creemos
no sólo en la inmortalidad del alma humana, sino en la
resurrección del cuerpo; un día estaremos unidos cuerpo y alma
con nuestro Dios amoroso. Esta creencia en la naturaleza
sagrada del cuerpo humano, y en la certeza de la vida eterna, va
en contra de lo que promueve la cultura contemporánea, que
hace hincapié en lo profano y lo temporal. Durante siglos, los
católicos han afirmado la creencia en la naturaleza sagrada de
nuestra creación, dando sepultura a nuestros cuerpos para que
descansen en tierra consagrada. Antiguamente y a menudo, esta
acción se llevaba a cabo en un cementerio adyacente a la
parroquia. Hoy en día, los cementerios católicos dan servicio a
múltiples parroquias. En la Diócesis de Memphis operamos tres
camposantos: el Cementerio del Calvario y el de Todos los
Santos, localizados en Memphis; y el Cementerio del Monte
Calvario, ubicado en Jackson. Los que están en duelo necesitan
nuestro mensaje de esperanza. Necesitan el testimonio de fe que
nuestros cementerios católicos ofrecen. Mediante la sepultura de
los restos mortales de nuestros seres queridos, con los de las
generaciones de los fieles que nos han precedido, damos
testimonio de la realidad de la resurrección y de nuestra
esperanza segura y cierta, de que todos nos regocijaremos en la
presencia de Cristo.