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Temas de Actualidad
A2003/03
Agricultura andaluza y trabajadores
extranjeros: del jornalero andaluz
al temporero inmigrante
Estrella Gualda Caballero
TURISMO ANDALUZ
Consejería de Relaciones Institucionales
centrA:
Fundación
Centro de
Estudios
Andaluces
Consejería de Relaciones Institucionales
centrA:
Fundación
Centro de
Estudios
Andaluces
Las opiniones contenidas en los Documentos de Trabajo de centrA reflejan
exclusivamente las de sus autores, y no necesariamente las de la Fundación
Centro de Estudios Andaluces o la Junta de Andalucía.
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Fundación Centro de Estudios Andaluces
Temas de Actualidad
A2003/03
Agricultura andaluza y trabajadores
extranjeros: del jornalero andaluz al
temporero inmigrante1
Estrella Gualda Caballero 2
“La cuarta clase es la de braceros y jornaleros. Estos hombres no tienen nada más que
sus brazos y con ellos han de ganar su sustento... La mayor parte de éstos, que es lo que
forma la muchedumbre, son jornaleros; hombres los más infelices que yo conozco en
Europa... No hay cosa tan común en Andalucía como ver en invierno inundarse las grandes
y pequeñas poblaciones de hombres que llaman del campo, que el día antecedente
trabajaban por su jornal, y que al otro día, en que las lluvias impiden las faenas, se acogen
al poblado, echándose, como enjambres, a pedir limosnas por las calles. Cada invierno
entran a Sevilla millares de ellos. Estos hombres la mitad del año son jornaleros y la otra
mitad mendigos...” (Pablo de Olavide, 1767; tomado de Calero,1987:104-105).
“Con las medidas jurídicas que se toma en 1836 y 1837, que culminan las decisiones
tomadas en las Cortes de Cádiz, los antiguos señoríos territoriales se convierten en
propiedad particular, quedando en las manos de la misma nobleza que los detentaba;
los bienes desamortizados pasarán, en buena parte, a manos de la nueva burguesía
agraria andaluza. En conjunto, constituirán el núcleo central del sistema latifundista”
(Lacomba, 1996: 302-303).
“¿Por qué luchar sólo por el PER cuando lo que hay que pedir es la tierra? Hay que
desenterrar todos los anhelos de clase. Marcha del SOC a Madrid, una de sus
consignas fue <<Si no nos dan el PER que nos den la tierra>>” (Tomado de De
verdad, nº 10,julio 2002. Movimiento Obrero. Sindicatos Obreros del Campo:ése es el
camino”.
En
http://www.uce.es/DEVERDAD/ARCHIVO_2002/10_02/
DV10_02_15mov obrer).
1
Presentado como Tema de Actualidad en Sevilla,diciembre de 2002,en el Grupo de Trabajo de Migraciones de la Fundación
Centro de Estudios Andaluces,así como en Almería, en febrero de 2003. Agradezco los comentarios realizados a la primera
versión en las diferentes presentaciones por las siguientes personas: Jaime Andréu Abela (Universidad de Granada), Joaquín
Aurioles (Fundación Centro de Estudios Andaluces), Francisco Romanco (Dirección General de Bienestar Social de la
Consejería de Asuntos Sociales), Ignacio García (Fundación Centro de Estudios Andaluces), Pilar Castillo (Asociación
Almería Acoge),Andrés Sánchez Picón (Universidad de Almería), Jerónimo Molina,Davis Udés Cámara Comercio,Angeles
Escrivá (IESA-CSIC, Córdoba), Emilia Martínez-Brawley (Arizona State University) y, Pilar Rodríguez Martínez, Juan
Carlos Checa,Angeles Arjona,todos ellos de la Universidad de Almería.
2 Investigadora principal del grupo de trabajo de Migraciones de la Fundación Centro de Estudios Andaluces.
Correspondencia a Universidad de Huelva. Dpto. de Sociología y Trabajo Social. Campus El Carmen. Facultad de Ciencias
del Trabajo. Huelva- 21071. [email protected]
Fundación Centro de Estudios Andaluces
Presentación
Las citas anteriores, ordenadas cronológicamente, representan de alguna forma una de las ideas que
queremos transmitir a través de este trabajo,básicamente, la de que existe en estos momentos un importante
proceso de cambio social en la agricultura andaluza, que afecta a múltiples dimensiones de nuestra sociedad.
Entre las parcelas más afectadas está la del factor humano, entendido éste en un sentido amplio. Intentando
recoger algunos de los debates que específicamente conciernen a la temática inmigración y agricultura, nos
parece necesario situar la cuestión abordando algunos elementos de nuestra historia socioeconómica, de
forma que contextualicemos el presente teniendo en cuenta algunos de los condicionantes pasados que nos
han influido. Nos hacemos eco de esta forma de esa dimensión de la sociología histórica que implica no
perder de vista la variable “tiempo” en la comprensión de los fenómenos sociales. A la vez, intentamos
analizar más específicamente dónde se sitúa Andalucía y cómo le están afectando procesos de sustitución de
la mano de obra agraria nacional por extranjera –procesos que no son exclusivos de nuestra región-, todo
ello en este contexto de globalización que no opera de las misma forma ante el capital y las personas.
1. El campo andaluz: breve presentación sociohistórica
Ha sido lugar común entre los analistas que se refieren a la región andaluza subrayar que uno de los
“problemas endémicos” que ha mantenido el llamado “subdesarrollo” o atraso andaluz, tiene que ver con
los aconteceres seguidos por nuestra agricultura. Aún más, se ha situado la preocupación y el debate por la
reforma agraria como una cuestión permanente de la historia andaluza del siglo XX (Lacomba, 1996). E
incluso podemos decir que tampoco queda resuelta esta cuestión a la entrada del siglo XXI si tomamos en
cuenta la polémica que sigue suscitando en Andalucía (y España) todo lo que concierne a la reforma del
sistema de “subsidio agrario” y al “Plan de Empleo Rural”, que recientemente se ha contestado socialmente
ante algunas de las últimas modificaciones legislativas que se han producido3, cuyos recortes de prestaciones
y de derechos afectan negativamente a jornaleros andaluces y extremeños principalmente.
No ha sido infrecuente, por otra parte, asociar algunos de estos condicionantes o “lastres”históricos
propios del sector (constante paro agrario y deficiente creación de empleo4, estructura social
desigualitaria,conflictos y agitaciones diversas en el campo, retraso tecnológico y debilidad inversora del
sector...-) a ese multifacético “subdesarrollo andaluz”. La existencia dilatada en el tiempo de una sociedad
y una economía articulada en gran medida en torno a la agricultura, unida a la debilidad industrial de la
región, entre otros factores, hacen que entremos y terminemos el siglo XX con esa constante del “atraso
andaluz”5, llegándonos a configurar como una sociedad de servicios, que al parecer de algunos no llegó
3
Véase la exposición que lleva a cabo sobre la reforma reciente García (2002). La prensa andaluza y española hace un seguimiento de
las movilizaciones en curso, que vienen a plantear que el llamado “Decretazo”produce un importante recorte de los derechos laborales
y sociales de la población afectada. Un seguimiento de las protestas en curso, cierres de oficina,manifestaciones,cortes de carretera...
pueden hacerse en las webs de sindicatos como UGT o CCOO, así como en las páginas del SOC o CGT. Otras páginas de prensa
colgada en la red se hacen eco de estas demandas igualmente (véanse los diarios El Militante o Rebelión, por ejemplo).
4 Distintivo de la región:Cazorla (1977),Román (1987),Delgado (1990).
5 Como ya escribimos en nuestra tesis doctoral (Gualda,1994 y 2002),hasta los años noventa son muchos los analistas que se refieren
a la economía andaluza como subdesarrollada,desarticulada,periférica,dependiente, marginada... Sobre esta cuestión véase en Delgado
(1981), Plaza (1984), Ferraro (1990), Román (1987), Alburquerque (1984), Pérez (1987), Cuadrado, Granados, Aurioles y Villalva
(1987),Eseca (1991), Villalva (1991). Este atraso estructural, siempre “relativo”,parece ser palpable al comparar la posición de las
regiones españolas a través de múltiples indicadores,siendo ya habitual la infraposición andaluza en indicadores como puedan ser la
renta, el desempleo,la pobreza... (INE,1991; IEA-Sima,2002; Torres, 2002; Gualda y Vázquez, 1998). Este rezago respecto a otras
áreas de España se produce, no obstante, acompañado de una mejora de la economía andaluza,si comparamos los niveles de vida de
la región desde hace un siglo (véase en CES –2001-; respecto al rezago, en este caso a través del Índice de Desarrollo Humano, en
Serrano y Alcober, 2000; Pino y Prados,2002 y Gualda y Pino,2003).
1
A2003/03
a lograr una fase intermedia de desarrollo industrial6, fase que parece haber sido canonizada por diferentes
analistas como paso previo necesario para el logro de una óptima modernización.
Aunque no puede decirse que hayamos estado totalmente ausentes de industrialización en la región
si atendemos a investigaciones como la de Nadal (1986), sino más bien que ésta no termina de cuajar y
expandirse de forma sostenida en el tiempo, hasta el punto de que cuando se produce hacia los años
sesenta del siglo XX un trasvase de población activa agraria hacia el sector servicios,no habíamos llegado
a pasar antes por un desplazamiento de la mano de obra y de la producción del sector primario al
secundario, como había ocurrido en otros muchos lugares (Caravaca, 1988; Delgado, varios años). De
esta forma, según señalara Delgado (1981, 1989) en el tránsito de 1955 a 1989 Andalucía dejó de ser una
región eminentemente agraria, aunque se haya mantenido a la cabeza de España en este sector7.
Este salto directo del primario al terciario viene a ser señalado como una de las causas del atraso
andaluz, o de nuestra retardada y particular modernización, aspecto éste en el que han coincidido
bastantes analistas. El alargamiento en el tiempo de la sociedad agraria se tiende a asociar como uno de
los factores que han influido a la “mentalidad” andaluza, que en materia de valores, y desde una
perspectiva internacional, parece también acusar dicho rezago modernizador. Y en este sentido, algunos
análisis vinculan la influencia de la sociedad agraria a una serie de actitudes más familistas que
universalistas, una menor predisposición a la movilidad, una tendencia a solicitar el proteccionismo
estatal, etc. (Pino y Bericat, 1998; Bericat, 2002; Yruela, 2002).
De otro lado, el que el poder político, económico y social se haya vinculado tradicionalmente a la
propiedad de la tierra en Andalucía se ha visto determinante del subdesarrollo andaluz y de la génesis y
mantenimiento de una clase campesina marginada históricamente (con especial influencia aquí de la
estructura de propiedad latifundista) (Aurioles, 1989). Lacomba, por ejemplo (1996), al describir los
inicios del siglo XIX andaluz se refiere a una sociedad desarticulada y fuertemente polarizada a finales del
Antiguo Régimen cuyos parámetros sociales vendrán a condicionar directamente nuestra estructura agraria
y social futura. Ya en esta época, según su descripción, se consolida una poderosa oligarquía agraria
(formada por la vieja nobleza señorial y los nuevos burgueses, ambos grupos con grandes propiedades de
tierra), que convive con un amplio campesinado muy proletarizado (gran parte de ellos jornaleros, un grupo
que socialmente se encuentra en desventaja) y con pequeños propietarios de minifundios.
Retraso y polarización que encontramos igualmente en España que, de acuerdo a lo señalado por
Tezanos, cuenta igualmente con un “lento y dificultoso <<despegue>> del proceso de
industrialización”. España, cuyo perfil en el siglo XIX era el de un “país poco industrializado, y con
acusados arcaísmos y desigualdades económicas y sociales”, siendo la “masa campesina... el sector
social predominante”. Encontramos en la España del siglo XIX a una España rural, con una propiedad
agraria basada en modelos semifeudales, con un reducido proleariado industrial y una clase social media
burguesa que no existía en sentido estricto. De esta forma, hasta bien entrado el siglo XX no se consolida
en nuestro país el proceso de disolución de la sociedad tradicional agrícola (Tezanos, 1990: passim). Y en
esta línea hasta hace poco tiempo se venía señalando que el desarrollo socioeconómico español dependía
de alguna manera de lo que ocurriera en la a gricultura (Juliá, 1991).
6
Recordemos que no hace mucho Lebón señalaba que Andalucía perdió la oportunidad de su industrialización en los años sesenta (en
Plaza,1984).
7 Sobre este tránsito, véase igualmente en los textos clásicos del Banco Bilbao Vizcaya sobre la Renta Nacional y su distribución
provincial (varios años).
2
Fundación Centro de Estudios Andaluces
2. Breve nota sobre algunos rasgos socioeconómicos andaluces actuales
A pesar de los cambios tan notables que parece haber experimentado la economía andaluza en los
últimos años (Torres, 2002), el retraso y la dependencia parecen seguir siendo dos de sus rasgos
característicos. Hay que añadir a esto que Andalucía no mejora su posición respecto al conjunto español
y que es idiosincrásica su disparidad intrarregional.
Siguiendo a Pérez Yruela (2002), la desigual distribución de riqueza atribuida a nuestra historia
agraria ligada a la importancia de la estructura de propiedad latifundista es uno de los factores que están
bajo gran parte de los problemas socioeconómicos de Andalucía: pobreza, desempleo, malas condiciones
de vida, carencia de servicios públicos, falta de instrucción educativa, etc. Junto a este lastre histórico,
existen otros rasgos que parecen estar limitando actualmente nuestra economía, entre ellos, un contexto
de transnacionalización y de mercados desregulados que no nos favorece, y ante el que habitualmente
estamos infraposicionados.
De acuerdo con el informe de CES (2001) sobre la economía andaluza en el año 2000, nuestra
región, si tenemos en cuenta la producción que aporta al conjunto nacional, se sitúa como la tercera
potencia económica española, detrás de Cataluña y de la Comunidad Autónoma de Madrid. En cambio,
atendiendo al PIB per cápita, Andalucía aparece como la segunda región con menor índice de renta
español, siendo la peor Extremadura. Se encuentra igualmente entre las 25 regiones con menor PIB de
Europa en marzo de 2001. Al mismo tiempo se señalaba que su ritmo lento de desarrollo le hacía perder
posiciones en la convergencia con Europa. Según el indicador elaborado por el Instituto Nacional de
Estadística PIB por habitante a precios de mercado en 2001, frente a un valor medio nacional de 16,15
mil euros,Andalucía se sitúa entre las comunidades autónomas con valor más bajo,por debajo del 13 mil
euros, junto a Extremadura y Galicia (Ine, 2002).
Otro rasgo es el importante grado de informalización de la economía andaluza8 (incluido el de su
agricultura),de economía sumergida que lleva a la invisibilización de una parte de la población extranjera
inmigrante (Martín, 2002). Junto a esto, un mercado de trabajo con g randes diferencias intrar regionales
y elevadas tasas de desempleo, superiores a la media española, según datos que sistemáticamente nos
viene ofreciendo la Encuesta de Población Activa. En el segundo trimestre de 2003 la mayor tasa de paro
española era la andaluza (18.17%), que destacaba frente a la española (11.12%) (Ine, 2003). Y a la vez,
en la línea de lo que ocurre en España, se trata de un mercado precarizado, flexible y segmentado
(Cachón, 2003), en algunos de cuyos “nichos laborales” hay una importante presencia de población
inmigrante (agricultura, construcción, venta ambulante...).
Estos rasgos son propios de las llamadas “agriculturas mediterráneas”, basadas en la existencia y
disponibilidad de un ejército de reserva inmigrante que permite la reducción de costes laborales, en un
contexto de escasez de mano de obra nacional, que, aunque parezca contradictorio, convive con un
importante paro estructural que motiva la existencia de formas precapitalistas de producción, actividades
de “refugio”, de fácil acceso y de escasa productividad (véase en Martín, 2002).
En otro orden de cosas, la propia población andaluza ha atesorado una imagen colectiva sobre sí
misma en la que muestra una autopercepción subjetiva de pertenencia a una región menos desarrollada
8
Constante histórica,por otra parte, en la agricultura andaluza.
3
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que la media española, de acuerdo a lo que indican los resultados de diferentes encuestas del CIS e IESA
(Pérez Yruela y Moyano, 1999).
3. Agriculturas andaluzas: trabajadores y cultivos
De acuerdo con diversos indicadores,Andalucía se ha mantenido en los últimos años como una de
las regiones españolas en las que la actividad agraria representa un peso superior a la media nacional,
generándose en la región una parte importante de la producción agraria nacional y manteniéndose la
demanda de trabajadores para el sector 9.
Algunos de los rasgos de la agricultura andaluza, así como de su evolución reciente, pueden
entenderse como facilitadores de que en los últimos años la población inmigrante se haya hecho más
necesaria en el campo. Rasgos como el carácter de las cosechas, especialmente en lo que concierne a su
temporalidad, pero también factores que tienen que ver con la capitalización y con la incorporación de
elementos propios de una agricultura moderna: nuevos productos y variedades, continua mecanización y
tecnificación de la actividad agraria (consumo de fertilizantes, fitosanitarios y plaguicidas, técnicas de
riego, plásticos, etc.), mayor actividad comercial y desarrollo de industrias agroalimentarias.... (Cubero,
1993; Consejería de Cultura y Medio Ambiente, 1990), pueden estar en la base del cambio. Aunque
también otros factores sociológicos como los sugeridos por Cachón (2002)10, respecto al cambio de
expectativas de los trabajadores autóctonos o su nivel de aceptabilidad, están en la base de las
transformaciones que afectan a la necesidad de mano de obra agraria.
Pero al mismo tiempo,contamos con unas tasas de paro agrícola elevadas,que se sitúan por encima
igualmente de la media española. Y junto a esto puede caracterizarse el sector por la estacionalidad de la
demanda de trabajo, sector en el que las tasas de empleo temporal son muy importantes, algo muy
evidente si tenemos en cuenta, por ejemplo, datos de la campaña del 2000, en la que el 82% del empleo
agrario fue temporal, por encima de la media nacional (CES, 2001). Junto a esto, más del 50% de la
población activa agraria era perceptora del subsidio agrario, dependiendo la economía de algunos
municipios andaluces en buena medida de este hecho (García, 2002).
Por otra parte , si atendemos a datos correspondientes a las altas laborales del “Régimen Especial
Agrario” en el año 2000, las provincias andaluzas con mayor peso relativo en este régimen eran:Almería
(76,7%), Huelva (62,1%) y Jaén (50%), con tasas superiores a la media andaluza (32,9%) y española
(12,3%), según esta fuente (CES, 2001), justo las tres provincias donde parece situarse el mayor número
de población extranjera dedicada a la agricultura.
9
Apuntan a ello claramente datos como los de la Encuesta de Población Activa (3er trimestre de 2002), en la que el 11,6% de la
población andaluza puntúa como población activa de la agricultura; y el 8,7% de la población ocupada. Respecto a la producción
agraria, sigue siendo de gran relevancia en la región, como se atestigua en IEA (2002). Esta importancia no disminuye a tenor de
fuentes más actuales (Ine, 2003).
10 Se sugiere en esta tesis que hay algunas ocupaciones en el mercado en las que las condiciones de trabajo hacen que se defina un “nivel
de aceptación”,por debajo del cual tenderían a considerar sus oportunidades de empleo “socialmente”inaceptables. Factores como el
mantenimiento de las redes familiares, el incremento del nivel educativo de la población autóctona joven, o las mismas expectativas
laborales de la población española incidirían en la reducción del número de personas dispuestas a incorporarse a un mercado de trabajo
secundario,como pueda ser el de la recogida de productos agrarios en Andalucía.
4
Fundación Centro de Estudios Andaluces
Estos datos iniciales sitúan algunos elementos del contexto socioeconómico en el que se encuadra
la agricultura. Si aludimos al tipo de cultivos que se desarrollan en la región, habría que subrayar que no
existe una única modalidad agraria, de forma que parece oportuno referirse a las “agriculturas
andaluzas”11. Algunas de estas agriculturas se vinculan estrechamente con la distribución de la tierra
(básicamente en función de si se trata de cultivos asociados a explotaciones latifundistas o
minifundistas12). Siendo más específicos podemos pensar en un tipo más moderno o más antiguo de
agricultura, una agricultura intensiva frente a la clásica extensiva. Aunque también, dado que las
anteriores divisiones parecen muy tajantes para el tipo de desarrollo que se observa hoy (incluso en
algunos espacios tradicionales de agricultura extensiva que se han modernizado), podríamos pensar en
diferentes comarcas agrarias o incluso, cabría distinguir en Andalucía con López Ontiveros (1993) entre
diferentes sistemas productivos: agriculturas de punta, campiñas andaluzas con productos de secano,
regadíos del Valle del Guadalquivir, zonas de monocultivos como el olivo y la viña-vino, así como
agriculturas marginales de reforestación. Sea una o otra la categoría que empleemos para la clasificación,
el resultado es que existen diferentes tipos de cultivo, formas de propiedad, así como de gestión de la
tierra, acusándose pues la enorme diversidad interna del sector.
Quizás uno de los factores que más ritmo de cambio haya implantado en el sector (especialmente
en sus implicaciones sobre la mano de obra) sea el impulso que toma la llamada agricultura intensiva,
que ya había producido incrementos importantes de superficie dedicada a cultivos forzados o protegidos
desde mediados de los años setenta13. Rasgos propios de este tipo de agricultura son su modernización,
en cuanto a la intensificación en capital, innovación tecnológica y productividad, pero también respecto
a la intensificación de la necesidad de mano de obra temporal, así como la orientación de una parte
importante de la producción a la exportación (Pérez Yruela,1990). Esto último es especialmente relevante
con respecto a algunos cultivos que se desarrollan (frutas, hortalizas, flores...), que basan su
competitividad en gran medida en las ventajas que proporciona nuestro clima: principalmente, llegar
antes a los mercados nacionales e internacionales. Y al mismo tiempo, al ser algunos productos
perecederos y seguir siendo el clima en gran medida imprevisible, la carencia de un conocimiento
totalmente exacto sobre la maduración del producto lleva a necesitar habitualmente mano de obra que
pueda trabajar en la recolección de la producción. Esta fuerte necesidad de mano de obra es lo que hace
que algunos autores denominen a las “nuevas a griculturas” como “cultivos sociales”, que responden a
procesos de descentralización productiva (Márquez, 1986; Martín, 2001; Gordo, 2000, 2001, 2002a, y
2002b).
De esta forma, ya a finales de los ochenta se podía ha blar en Andalucía de un sector importante de
agricultura intensiva en el que las frutas y hortalizas de la costa atlántica y mediterránea, la horticultura
y productos subtropicales del litoral andaluz se estaban desarrollando, junto al mantenimiento de otros
cultivos extensi vos más tradicionales en la región como el olivar, trigo, girasol, remolacha o algodón
(Valle del Guadalquivir). (Pérez Yruela, 1990). Una “nueva agricultura andaluza” con sus innovaciones
químicas y mecánicas que vienen a representar una <<revolución verde>>”, escribían Castells y Hall
(1992).
11 Aurioles
(1989),Grupo E.R.A (1980) y Cuadrado y otros (1987).
al clásico “dualismo”económico andaluz (véase en Lacomba,1996).
13 Algunas notas sobre la evolución de la introducción de este tipo de agricultura en Andalucía pueden consultarse en: Instituto de
Desarrollo Local (1984),Martín (2001),Consejería de Cultura y Medio Ambiente (1990),Checa (2001),Sánchez (2002).
12 Atendiendo
5
A2003/03
Las dos últimas décadas, por tanto, acusan la tendencia a la disminución en importancia relativa de
la agricultura tradicional frente al desarrollo que experimenta la agricultura intensiva.
Atendiendo ahora a las estimaciones de Analistas Económicos de Andalucía (2001) respecto al
valor de la producción agraria por subsectores agrícolas a nivel provincial, y sin necesidad de llegar a
entrar en un análisis pormenorizado de la Tabla 1 y Gráfico 1, se aprecia la evidente especialización
diferencial y concentración provincial existente según la producción en cada subsector agrícola. Algunos
de los casos más relevantes son quizás respecto a:
– Sevilla que concentra el 45,9% del valor generado por la producción de cereales y pajas en el
año 2000; el 52,4% de los cultivos industriales y el 82,6% de la correspondiente a las aceitunas
de mesa.
– Almería, que acumula el 57,8% del valor generado por la producción de hortalizas o
– Jaén, que concentra el 46,4% de la producción de aceite de oliva.
Otros subproductos agrícolas se encuentran menos concentrados provincialmente, siendo común el
reparto de casi toda la producción entre tres o cuatro provincias, como es el caso por ejemplo de las
leguminosas, cultivos forrajeros o tubérculos.
6
Fundación Centro de Estudios Andaluces
TABLA 1. DISTRIBUCIÓN PROVINCIAL DEL VALOR REAL DE LA PRODUCCIÓN FINAL 2000 (% de fila)
SUBSECTOR AGRÍCOLA
ALMERÍA
CADÍZ
CÓRDOBA
GRANADA HUELVA
JAÉN
MÁLAGA SEVILLA
CEREALES Y PAJAS
1,1
13,2
24,0
5,6
3,6
2,8
3,8
45,9
LEGUMINOSAS
3,6
13,2
33,1
6,4
6,0
8,8
15,2
13,9
TUBÉRCULOS
1,6
23,4
14,6
19,8
2,0
6,2
17,9
14,4
CULTIVOS INDUSTRIALES
-
25,6
11,9
2,7
2,4
3,9
1,0
52,4
CULTIVOS FORRAJEROS
1,7
11,3
26,6
32,8
5,7
6,3
2,3
13,4
57,8
12,0
3,0
6,8
10,6
1,4
6,4
1,9
ORNAMENTALES
15,8
39,3
2,2
5,1
5,1
CÍTRICOS
15
4,3
5,9
1,9
25,0
HORTALIZAS
FLOR CORTADA Y PLANTAS
2,8
17,2
12,4
0
24,5
23,4
FRUTALES NO CÍTRICOS
9,4
1,5
6,2
35,4
4,0
4,9
13,6
25,0
ACEITUNA DE MESA
0,6
0,3
7,2
0
2,0
3,4
3,8
82,6
ACEITE DE OLIVA
1,0
0,9
24,6
8,6
0,7
46,4
10,0
7,8
VINO Y MOSTO
3,3
34,1
35,5
5,5
13,2
1,4
4,3
2,8
Fuente:Elaboración propia a partir de Analistas Económicos de Andalucía (2001). Se toma de la Consejería de Agricultura y Pesca.
GRÁFICO 1. Distribución provincial del valor real de la producción final, 2000
Nota: Para hacer más visible la especialización provincial, se han seleccionado sólo aquellas provincias que en cada
subsector tenían al menos el 10% del valor de la producción. Los datos completos están en la Tabla 1.
7
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Por otra parte, de acuerdo con las Tablas 2, 3 y 4, en las que se ofrecen datos sobre la evolución de
la producción agrícola estimada (tms), la superficie (en has.-) y los rendimientos estimados, (tms./ ha),
que amplían la información de la Tabla 1, se pone de relieve el importante peso que ocupan representan
productos como las hortalizas, frutales cítricos y no cítricos, flores cortadas o cultivos industriales,
expresivo esto de la intensificación agraria regional.
Si tenemos en cuenta lo que afirmaba Lacomba (1996) respecto a que los principales cultivos en
Andalucía en la primera parte del siglo XX eran el olivar, el viñedo y el trigo, cabe afirmar ahora, con los
datos aportados, que el panorama se ha alterado sustancialmente, siendo algunos de los productos propios
de las “nuevas agriculturas” los que han tomado la delantera, tendencia que se ha producido básicamente
en el último cuarto del siglo XX.
Y es precisamente este tipo de producción agraria, que se inició en gran medida basada en mano
de obra perteneciente a la unidad familiar, la que parece estar empleando gran parte de la población
extranjera (documentada e indocumentada) en Andalucía. Especialmente en áreas de explotaciones de
menor tamaño que las clásicas latifundistas14, en donde con el fin de mejorar los rendimientos productivos
y mantener una elevada tecnificación, se ha producido la tendencia a incrementar el tamaño de las
explotaciones, lo que sumado al no reemplazo generacional en el campo y la disminución del nivel de
aceptabilidad que estas tareas conllevan para la población autóctona, genera una mayor necesidad de
mano de obra que viene a estar cubriéndose con la población inmigrante.
TABLA 2. EVOLUCIÓN PRINCIPAL DE LA PRODUCCIÓN ESTIMADA (tms.)
AGRÍCOLA EN ANDALUCÍA
SUBSECTOR AGRÍCOLA
CEREALES Y PAJAS
LEGUMINOSAS
TUBÉRCULOS
CULTIVOS INDUSTRIALES
CULTIVOS FORRAJEROS
HORTALIZAS
FLOR CORTADA (1)
PLANTAS ORNAMENTALES
CÍTRICOS
FRUTALES NO CÍTRICOS
ACEITUNA DE MESA
ACEITE DE OLIVA
VINO Y MOSTO (2)
Media 1995/98
1999
2000
Tms.
Tms.
Tms.
2.006.695
68.119
475.484
2.647.090
801.567
4.085.390
1.496.078
61.114
719.174
350.193
171.965
644.345
1.714.007
1.117.847
20.348
639.809
2.428.944
828.749
4.560.115
1.548.198
25.966
1.116.500
439.065
295.782
465.484
1.935.353
2.224.629
36.578
534.469
3.768.381
670.940
4.481.606
1.642.002
32.355
1.065.263
385.336
249.560
840.185
1.935.907
Fuente: Elaboración propia a partir de Analistas Económicos de Andalucía (2001).
Se toma de la Consejería de Ag ricultura y Pesca. (1) Se trata de miles de unidades. (2) hls.
14
Se incluyen al final del apartado varios mapas de Andalucía, con la distribución de las explotaciones agrarias según su tamaño.
Contrástense con los que incorporamos en el apartado 4 respecto a la distribución de la población extranjera.
8
Fundación Centro de Estudios Andaluces
TABLA 3. EVOLUCIÓN PRINCIPAL DE LA SUPERFICIE ESTIMADA (has.)
AGRÍCOLA EN ANDALUCÍA
SUBSECTOR AGRÍCOLA
CEREALES Y PAJAS
LEGUMINOSAS
TUBÉRCULOS
CULTIVOS INDUSTRIALES
CULTIVOS FORRAJEROS
HORTALIZAS
FLOR CORTADA
PLANTAS ORNAMENTALES
CÍTRICOS
FRUTALES NO CÍTRICOS
ACEITUNA DE MESA
ACEITE DE OLIVA
VINO Y MOSTO (2)
Media 1995/98
1999
2000
Has.
Has.
Has.
844.603
105.529
25.455
555.717
34.073
114.290
1.017
366
46.783
228.999
83.221
1.240.446
-
812.140
72.632
26.966
498.593
33.892
118.549
1.029
343
50.740
234.185
77.969
1.321.330
41.076
787.731
61.939
22.318
511.421
19.866
119.132
1.140
380
50.792
234.064
78.011
1.321.330
41.076
Fuente:Elaboración propia a partir de Analistas Económicos de Andalucía (2001). Se toma de la Consejería de
Agricultura y Pesca. (1) Se trata de miles de unidades. (2) hls.
9
A2003/03
TABLA 4. EVOLUCIÓN PRINCIPAL DE LOS RENDIMIENTOS ESTIMADOS
AGRÍCOLAS EN ANDALUCÍA (tms./has.)
Media 1995/98
1999
2000
SUBSECTOR AGRÍCOLA
Tms./has.
Tms./has.
Tms./has.
CEREALES Y PAJAS
LEGUMINOSAS
TUBÉRCULOS
CULTIVOS INDUSTRIALES
CULTIVOS FORRAJEROS
HORTALIZAS
FLOR CORTADA (1)
PLANTAS ORNAMENTALES
CÍTRICOS
NO CÍTRICOS
FRUTALES
ACEITUNA DE MESA
ACEITE DE OLIVA
VINO Y MOSTO (2)
2,38
0,65
18,68
4,76
23,52
35,75
1.471,07
166,98
15,37
166,98
15,37
1,53
2,07
0,52
1,38
0,28
23,73
4,87
24,45
38,47
1.504,57
75,70
22,0
75,70
1,87
3,79
0,35
47,12
2,82
0,59
23,95
7,37
33,77
37,62
1.440,35
85,13
20,97
85,13
1,65
3,20
0,64
47,13
Fuente: Elaboración propia a partir de Analistas Económicos de Andalucía (2001).
Se toma de la Consejería de Ag ricultura y Pesca. (1) Se trata de miles de unidades. (2) hls.
ANDALUCÍA. ALTITUD.
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos contenidos en IEA-SIMA (2002).
10
Fundación Centro de Estudios Andaluces
ANDALUCÍA. EXPLOTACIONES AGRARIAS CON SUPERFICIE AGRARIA UTILIZADA.
Fuente:Elaboración propia a partir de los datos contenidos en IEA-SIMA (2002).
ANDALUCÍA, SEGÚN EL TAMAÑO DE LAS EXPLOTACIONES (I)
Fuente:Elaboración propia a partir de los datos contenidos en IEA-SIMA (2002).
11
A2003/03
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos contenidos en IEA-SIMA (2002).
ANDALUCÍA, SEGÚN EL TAMAÑO DE LAS EXPLOTACIONES (II)
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos contenidos en IEA-SIMA (2002).
12
Fundación Centro de Estudios Andaluces
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos contenidos en IEA-SIMA (2002).
ANDALUCÍA, SEGÚN EL TAMAÑO DE LAS EXPLOTACIONES (III)
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos contenidos en IEA-SIMA (2002).
13
A2003/03
4. Características de la población extranjera andaluza
Desde el punto de vista demográfico y considerando los datos ofrecidos por algunas fuentes
estadísticas oficiales es posible trazar un perfil sociológico de la población extranjera andaluza, así como
obtener algunos rasgos diferenciados de la misma según la provincia de residencia. Cabe anotar, no
obstante, que factores como la indocumentación,la insuficiencia de los registros e incluso,a veces,la falta
de actualidad de los mismos cuando se ofrecen al investigador (dados los rápidos cambios que pueden
suceder en el panorama migratorio), siguen (y seguirán) siendo importantes obstáculos que dificultan la
investigación en esta materia.
Otro rasgo a tener en cuenta es que, según la fuente que consultemos, el objeto de atención para la
recogida de datos varía, de forma que la tarea de obtención de los rasgos de la población extranjera se
convierte a veces en una especie de confección de un puzzle, que intenta reunir piezas concebidas para
cuadros diferentes.
Si atendemos a datos procedentes de los censos, padrones y registros del Ministerio del Interior con
la idea de esbozar sintéticamente cuál ha sido la pauta migratoria en estos últimos años,puede decirse que
se ha producido en Andalucía un fuerte incremento de la población extranjera residente, con un intenso
crecimiento en los últimos veinte años, incluso teniendo en cuenta un hipotético “subregistro” de la
población que reside en el territorio (IEA, 2002:15 15). De acuerdo a la fuente anterior, que opera siempre
con registros oficiales, constatamos que se ha triplicado la población extranjera censada en Andalucía en
estos últimos veinte años acusándose un incremento del 265%, con una tasa de crecimiento del 7%
interanual de 1981 a 1998.
Evolución de los permisos de residencia
en Andalucía (1981-2001)
Andalucía
1981
1986
1991
1996
1998
1999
2000
2001
23.164
38.253
48.722
67.127
83.943
95.970
109.129
143.384
Fuente: Elaboración propia a partir de IEA (2002:15). Se construye la
serie a partir de datos de censos, padrones e información de permisos
de residencia a extranjeros en vigor del Ministerio de Interior.
De acuerdo con el indicador “permisos de residencia a extranjeros” que viven en Andalucía se
obtiene una caracterización diferenciada provincialmente. Comparando datos de diferentes años podemos
15
Véase en esta fuente la e volución de la población residente presentada en el cuadro 1.2.1.1.
14
Fundación Centro de Estudios Andaluces
constatar algunos rasgos básicos que se mantienen en los últimos tiempos: la mayor parte de la población
extranjera residente en Andalucía se concentra en las provincias de Málaga, en primer lugar, y de
Almería,en segundo (entre las dos vienen a representar dos tercios del conjunto de la población extranjera
residente en Andalucía en marzo de 2002). Aunque se alude a meses diferentes, se aprecia que el perfil
es prácticamente igual entre 2001 y 2002 si se toma como referencia el registro del Ministerio del Interior.
Evolución de la población extranjera residente en Andalucía (%)
Almería
Cádiz
Córdoba
Granada
Huelva
Jaén
Málaga
Sevilla
Andalucía
1998 (a)
2001 (b)
2002 (c)
2002 (d)
13
7
2
6
3
1
61
7
99.063
25
8
3
9
4
3
40
8
138.127
25,5
7,2
2,7
8,2
4,1
3,5
41
7,6
164.194
8,08
1,05
0,59
1,68
1,48
0,90
5,27
0,72
2,24
Fuente: Elaboración propia a partir de (a) IEA, 2002:45; “Población extranjera”, con datos del
Padrón de Habitantes de 1998; (b) “Permisos de residencia a extranjeros según el Ministerio del Interior.
Dirección General de la Policía a 1/1/2001; (c) “Población extranjera con permisos de residencia a 31/
03/ 2002; según el Ministerio del Interior. Dirección General de la Policía. (d) % de extranjeros residentes
a 31-03-2002 sobre la población andaluza según el Padrón de 1-1-2000.
La pauta observada en los últimos años respecto al incremento de la población extranjera en Andalucía
no responde de igual forma en cada provincia, y nos podemos encontrar diferencias de relevancia según
variables como a qué población extranjera nos refiramos (fundamentalmente si se trata de Residentes en el
Espacio Económico Europeo –E.E.E.- o no) y a qué provincia y municipio aludimos. Atendiendo a la primera
distinción (véase en la tabla que sigue), en los datos ofrecidos por el Ministerio respecto a Permisos de
Residencia a 31-03-2002, se destaca Málaga como la provincia que mayor porcentaje de población tiene en
Andalucía procedente del E.E.E. y le siguen a ésta, Almería, Cádiz y Granada. Si pensamos en la población
residente de países ajenos al E.E.E. los datos muestran que Almería es la que más se destaca, seguida de Málaga.
Siguiendo con la misma tabla,a través del cálculo del peso que representan los “Residentes en cada
provincia”, comprobamos que existe una clara “especialización” provincial puesto que la población
residente del E.E.E. tiende a concentrarse más en unas provincias que en otras y lo mismo ocurre con la
población que no pertenece al E.E.E., todo lo cual, veremos después responde en gran medida a las
peculiaridades del mercado de trabajo andaluz donde se inserta la población extranjera, en el que la
segmentación por nacionalidad se nos ofrece como un rasgo característico. Así, la mayor parte de las
provincias andaluzas destacan respecto al ma yor peso relativo de su población extranjera ajena al E.E.E.
(resaltan Almería, Córdoba, Huelva y Jaén, por encima del 80%). En el lado contrario se sitúa Málaga,
que es la única que tiene proporcionalmente mayor peso de población perteneciente al Espacio
Económico Europeo que ajena al mismo. Por orden, las cuatro provincias con mayor peso de extranjeros
de la órbita europea son Málaga (63%), Cádiz (43%), Granada (34%) y Sevilla (27%).
15
A2003/03
Población Extranjera con Permisos de Residencia a 31-03-2002
Del Espacio
Económico Europeo
Ajenos al Espacio
Económico Europeo
Residentes
%
Residentes
%
% E.E.E.
Almería
Cádiz
Córdoba
Granada
Huelva
Jaén
Málaga
Sevilla
Andalucía
5.403
5.125
774
4.614
1.505
463
42.500
3.371
63.755
8,48
8,04
1,21
7,24
2,36
0,73
66,66
5,29
100
36.493
6.688
3.760
8.954
5.267
5.331
24.890
9.056
100.439
36,33
6,66
3,74
8,92
5,24
5,31
24,78
9,02
100
Residentes en cada
provincia
% Ajenos
al E.E.E.
13
43
17
34
22
8
63
27
39
Total
87
57
83
66
86
92
37
73
61
residentes
41.896
11.813
4.534
13.568
6.772
5.794
67.390
12.427
164.194
%
25,52
7,19
2,76
8,26
4,12
3,54
41,04
7,57
100
Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Ministerio del Interior.
Población Extranjera con Permisos de Residencia en Andalucía a 31-03-2002
A fin de poder ofrecer una imagen con desagregación municipal de la población extranjera
andaluza,hemos calculado el peso que representa esta población respecto a la de cada municipio andaluz,
a partir de los datos disponibles en el Sistema de Información Multiterritorial de Andalucía-SIMA (IEA,
2002), para posteriormente llevar a cabo un mapa que -de manera sencilla- nos permita reproducir las
pautas de asentamiento de esta población en nuestra comunidad autónoma. Los datos empleados para este
cálculo pertenecen a la revisión del Padrón Municipal de Habitantes de 1 de enero de 1999 que hace el
16
Fundación Centro de Estudios Andaluces
INE. El indicador que manejamos es Población de Derecho (presentes y ausentes). Ofrecemos datos
respecto a “Población de derecho total”,“Población extranjera”, o específicamente, población de derecho
africana, europea, etc.
En el primer mapa, en el que se representa el peso de los extranjeros respecto a la población total
de cada municipio, queda perfectamente reflejada la que entendemos era la principal pauta de
asentamiento en 1999 (que creemos ha variado escasamente en estos años, si lo observamos a través de
magnitudes generales), esto es, que la mayor parte de los extranjeros se concentraban en municipios del
litoral andaluz, lo que se liga tanto al desarrollo de actividades agrarias como a la importancia y
dinamismo turístico de la región. Añádase también la elección de Andalucía como lugar de residencia en
el periodo de jubilación. El mapa es muy explícito igualmente respecto a la menor concentración de
extranjeros residentes en el interior de la región.
% de extranjeros respecto a la población de derecho del municipio
Fuente:Elaboración propia a partir de IEA-SIMA (2002).
Los dos mapas que siguen son muy claros respecto al perfil existente. En el primero de ellos se
aprecia que los municipios con mayor proporción de extranjeros africanos tienden a situarse en ámbitos
donde la agricultura juega un papel importante. En cambio, los extranjeros del E.E.E. tienden a ocupar
municipios más volcados en actividades terciarias, especialmente servicios. Y, en este sentido, según
señalan García y Granados (2002) no son fortuitas situaciones como la de la concentración en la costa del
sol malagueña y en la costa de Almería de una parte importante de la población extranjera.
17
A2003/03
% de africanos respecto al total de extranjeros residentes en el municipio
Fuente: Elaboración propia a partir de IEA-SIMA (2002).
% de europeos respecto al total de extranjeros residentes en el municipio
Fuente: Elaboración propia a partir de IEA-SIMA (2002).
18
Fundación Centro de Estudios Andaluces
% de América respecto al total de extranjeros residentes en el municipio
Fuente: Elaboración propia a partir de IEA-SIMA (2002).
% de Asia respecto al total de extranjeros residentes en el municipio
Fuente: Elaboración propia a partir de IEA-SIMA (2002).
19
A2003/03
% de resto de Población Extranjera respecto al total
de extranjeros residentes en el municipio
Fuente: Elaboración propia a partir de IEA-SIMA (2002).
Téngase en cuenta, no obstante, que estos datos, no contemplan la presencia de población no
residente de forma habitual en los municipios (como sería el caso de los trabajadores de temporada
agrícola), que en momentos determinados es muy importante en algunos municipios andaluces.
Sintetizando ahora otros rasgos sociodemográficos de la población extranjera andaluza recopilados
de fuentes diversas en el Boletín del Observatorio Permanente Andaluz de las Migraciones (Consejería de
Gobernación, 2001) constatamos que:
–
–
–
–
Andalucía es la tercera región con mayor volumen de población extranjera residente en España
en 1999, situándose en este dato detrás de Cataluña y Madrid a 31-12-1999.
Predomina la población extranjera residente masculina en las provincias de Almería, Huelva
y Jaén, lo cual es aún más palpable si en vez de referirnos a “residentes” en su conjunto
tomamos la variable “trabajadores”.
Se destacan los dos grupos de extranjeros de origen más próximo a España: los europeos
comunitarios y los africanos,que sumados representan más del 80% en 1999 de los extranjeros
residentes en Andalucía.
Las mayores concentraciones de extranjeros se producen en las franjas costeras, siendo así
que los comunitarios residen en municipios turísticos en mayor medida (especialmente en
Málaga,con mayor equilibrio por género),mientras que en otras áreas como Almería y Huelva
destacan diferentes grupos de nacionalidad (con gran importancia de los africanos). Hay que
matizar, de todas formas, que en lugares como Almería otros grupos como los británicos dan
buena cuenta de la dedicación tanto turística como agraria existente en la zona.
20
Fundación Centro de Estudios Andaluces
Respecto a la presencia de la población extranjera en el mercado de trabajo andaluz, el cuadro que
sigue ofrece de forma sintética algunos de los rasgos de la población trabajadora extranjera que en el
período 1999-2000 se encontraba con alta laboral en Andalucía 16.
Perfil del trabajador extranjero en Andalucía,
según las altas laborales (1999-2000)
Régimen General
(38%)
y Régimen Especial
de Trabajadores
Autónomos (22%)
Mayoría masculina, aunque con bastante presencia de mujeres
Predominio de los europeos
Trabajan sobre todo en Mála ga, seguido de Sevilla y Almería
Grupo mayoritario en Málaga, Cádiz, Sevilla, Granada y Córdoba
Régimen Especial
Agrario
(34%)
Grupo fuertemente masculinizado
Predominio africano, sobre todo, marroquí (otras nacionalidades como la
senegalesa, guineana y argelina se sitúan a distancia)
Almería y Huelva son los lugares de mayor concentración
Se trata de un grupo mayoritario en Almería,Huelva y algo menos en Jaén
Régimen
Especial del Mar
(0,6%)
Grupo fuertemente masculinizado
Predominio africano
Es importante la presencia de altas laborales en Huelva y Cádiz, y de
mucha menor importancia cuantitativa en otras provincias andaluzas
Régimen
Especial del
Hogar
(5%)
Grupo fuertemente feminizado
La nacionalidad marroquí es la más numerosa, seguida de las filipina y
ecuatoriana, peruana y colombiana
Se concentran sobre todo en Mála ga, seguida de Sevilla y Granada
Fuente: Elaboración propia a partir de información extraída de IEA (2002). Los datos se obtienen a partir de un total
de 53.859 altas laborales en el año 2000.
Por otra parte, datos más recientes de la afiliación a la Seguridad Social,a 31 de diciembre de 2001
(tomados de Ortiz, 2002), permiten confirmar que algunos regímenes laborales son predominantes para
los extranjeros de cada provincia. De acuerdo con el cuadro que sigue, destacan el régimen general en las
provincias de Málaga, Sevilla, Cádiz y Córdoba; el régimen especial agrario en Almería, Huelva y Jaén.
En la provincia de Granada se distribuyen de forma más equilibrada las afiliaciones laborales entre el
régimen general, el agrario y el de autónomos.
16
Tratamos ahora con datos de la Tesorería General de la Seguridad Social.
21
A2003/03
PRINCIPALES REGÍMENES DE AFILIACIÓN LABORAL, POR PROVINCIAS (31-10-2001)
Rg. Gral
y MC
R.E.Agrario
R.E. Tr. Aut.
TOTAL
ALMERÍA
CÁDIZ
20%
74%
56%
94%
30%
86%
CÓRDOBA
GRANADA HUELVA
54%
16%
17%
87%
39%
23%
30%
92%
JAÉN
21%
65%
32%
48%
86%
80%
MÁLAGA SEVILLA
58%
57%
33%
91%
21%
78%
Fuente:Elaboración propia a partir de Ortiz (2002). Incluimos en el cuadro sólo las categorías cuantitativamente más
importantes.
Otros rasgos que sintetizan algunas de las pautas del mercado de trabajo andaluz son los que
siguen: existe un protagonismo laboral de africanos y europeos (que concentran la mayor parte de las altas
laborales), la mayor concentración de extranjeros se da en Málaga y Almería (si bien de nacionalidades
bien diferenciadas) y, hay una importante desigualdad respecto a la distribución provincial y local de los
extranjeros (tanto cuantitativa como cualitativa, respecto a su perfil sociodemográfico). Se trata de datos
semejantes a los obtenidos respecto a la población residente extranjera.
La distribución provincial del peso que los trabajadores agrarios representan en Andalucía es uno
de los aspectos que más nos interesan para este trabajo. Con los datos que ofrecemos en la tabla que sigue,
de los años 2000 a 2001, puede afirmarse que su distribución ha permanecido prácticamente inalterable,
destacándose Almería como la provincia andaluza que mayor número de extranjeros tienen en el Régimen
Agrario (un 76% del total de Andalucía), seguida de Huelva (9%).
Trabajadores extranjeros afiliados a la Seguridad Social en alta laboral en Andalucía según
Régimen Especial Agrario, por provincias (% de columna)
A 31 de diciembre de 2000
Total17
R.E.Agrario
Almería
Cádiz
Córdoba
Granada
Huelva
Jaén
Málaga
Sevilla
Andalucía
12.580
123
170
608
1.493
693
502
325
16.494
76%
0,7%
1%
3%
9%
4%
3%
2%
100%
A 31 de octubre de 2001
16.402
2.655
1.046
3.221
2.404
1.383
18.936
4.141
50.188
R.E.Agrario
33%
5%
2%
6%
5%
3%
38%
8%
100%
17.070
187
230
963
2.137
890
631
469
22.577
76%
0.8%
1%
4%
9%
4%
3%
2%
100%
Fuente: Elaboración propia a partir de Ortiz, 2002:8 y 9.
17
Corresponde a la suma del Rg-Gral y MC.,R.E.Agrario,R.E. del Mar, R.E. Hogar y R.E. Tr. Aut.
22
Total
23.030
3.415
1.398
4.259
3.283
1.866
23.854
5.165
66.270
35%
5%
2%
6%
5%
3%
36%
8%
100%
Fundación Centro de Estudios Andaluces
Si con los mismos datos pensamos en la distribución existente dentro de cada provincia apreciamos
la fuerte especialización agraria de los trabajadores extranjeros con alta laboral en Almería, Huelva y
Jaén, por este orden, manteniéndose la pauta prácticamente sin alterar entre 2000 y 2001.
Trabajadores extranjeros afiliados a la Seguridad Social en alta laboral en Andalucía según
Régimen Especial Agrario, por provincias (% de fila)
A 31 de diciembre de 2000
Almería
Cádiz
Córdoba
Granada
Huelva
Jaén
Málaga
Sevilla
Andalucía
A 31 de octubre de 2001
R.E.Agrario
Total18
% R.E
Agrario/ Total
R.E.Agrario
Total
12.580
123
170
608
1.493
693
502
325
16.494
16.402
2.655
1.046
3.221
2.404
1.383
18.936
4.141
50.188
76,7
4,6
16,2
18,9
62,1
50,1
2,7
7,8
32,9
17.070
187
230
963
2.137
890
631
469
22.577
23.030
3.415
1.398
4.259
3.283
1.866
23.854
5.165
66.270
% R.E.
Agrario/Total
74,1
5,5
16,4
22,6
65,1
47,7
2,6
9,1
34,1
Fuente: Elaboración propia a partir de Ortiz,2002: 8 y 9.
Junto a esta especialización provincial (que realmente lo es municipal, según podía intuirse en los
mapas mostrados previamente respecto a datos de “residentes”), y que ya se encontraba en años pr evios
(Consejería de Gobernación, 2001), hay que resaltar que los datos de la Tesorería de la Seguridad Social
confirman para el caso de los trabajadores “legalizados” la idea de que existe una especialización en
función de la nacionalidad de origen, de manera que puede hablarse claramente de nichos laborales
estratificados étnicamente en Andalucía si tenemos en cuenta que el 95,4%, el 88,2% y el 97% de las
afiliaciones a la Seguridad Social en los regímenes agrario,especial del mar y del hogar, respectivamente,
correspondían a extranjeros procedentes de países que no pertenecen a la Unión Europea. Así mismo,
puede subrayarse que los dos primeros grupos se encuentran masculinizados, mientras que feminizado el
tercero. Como señala Ruiz (2002) en determinadas áreas geográficas el impacto en el mercado de trabajo
andaluz de los inmigrantes se produce en regímenes más flexibles y con contraprestaciones menos
ventajosas que el régimen general (donde más se concentran los no comunitarios).
El mantenimiento de población indocumentada, así como la incorporación progresiva de algunos
grupos de nacionalidad en el escenario andaluz, especialmente de origen Europeo no comunitario (con
nuevas fórmulas de acceso documentado a España: contratos de temporada, contratos en origen...) nos
llevará a incorporar en un capítulo posterior a éste otras dimensiones de la segmentación que tienen que
ver con procesos de exclusión, precarización de las condiciones de vida y rechazo al inmigrante (que
afectan especialmente al africano).
18
Corresponde a la suma del Rg-Gral y MC.,R.E.Agrario,R.E. del Mar, R.E. Hogar y R.E. Tr. Aut.
23
A2003/03
5. Trabajadores agrarios, nacionales y extranjeros: del jornalero andaluz al temporero inmigrante
En páginas previas hemos mencionado algunos cambios que han operado en la agricultura andaluza
en las últimas dos décadas: desde una tendencia al desarrollo de la agricultura intensiva, hasta una
capitalizacion y diversificación de la misma, pasando por la llegada de nuevos cultivos, nuevos productos
y nuevas tecnologías, junto al incremento de la presencia de población extranjera, especialmente en las
tareas de recolección. No obstante estos cambios,señalamos también que la región mantuvo hasta no hace
mucho tiempo a una parte significativa de la población activa ocupada en actividades agrarias, e incluso
hoy la agricultura sigue generando una parte importante de la producción y ocupa a un número importante
de personas, encontrándose Andalucía por encima de la media española respecto a la tasa de ocupación
agraria (ver, por ejemplo,la Encuesta de Población Activa, Ine –2003-). A pesar de esto, no puede decirse
que la Andalucía de hoy sea básicamente una sociedad agraria.
La debilidad industrial y la dilatada experiencia agrícola de la región, y en particular su trayectoria
histórica latifundista y caciquil, así como la desigual distribución de la propiedad de la tierra, parecen
haber dejado en la región una serie de secuelas que alcanzan entre otras parcelas de la vida social a las
relaciones laborales, así como a la cultura cívica y política, caracterizada en este caso por su debilidad
asociativa19 y por ser poco proclive a la participación. A excepción, eso sí, de la importante acogida
participativa que suponen entidades y eventos ligados a la institución religiosa en la región, o a factores
de índole lúdico. Esta participación más “social y cultural” que, podríamos decir, “cívico-política”parece
enlazada con la presencia y mantenimiento de valores comunitaristas y comportamientos localistas en la
región, según parece desprenderse de algunas investigaciones (Bericat, 2002).
La fuerte presencia de una cultura orientada al paternalismo,la dependencia y la subordinación (De
los Santos, 1979), así como una estructura social polarizada hasta hace poco tiempo entre una minoría
propietaria de la tierra y una mayoría de jornaleros agrícolas, con una clase media de reciente formación
(hacia los años setenta del siglo XX) son otros rasgos que conforman nuestra herencia histórica andaluza.
Pero, precisamente, es el grupo social representado bajo la denominación de “jornalero”, el que
debido a sus pésimas condiciones de vida (miseria, desempleo, explotación, etc.) ha protagonizado una
de las experiencias participativas históricamente más importantes en la región. Nos referimos al
fortalecimiento del asociacionismo sindical y político, así como al movimiento social al que se conecta,
de fines del siglo XIX y primer tercio del XX (Ramos,2001; Díaz del Moral, 1979; Calero, 1987; Sevilla
–Dir.-, 1988).
19
Véase en Yruela (2002) respecto a la menor pertenencia a asociaciones de los andaluces o en la misma base de datos contenida en
IEA-Sima (2002). Según la Encuesta Social Andaluza 2003 llevada a cabo por la Fundación Centro de Estudios Andaluces, la
participación de los andaluces de 15 y más años en el movimiento asociativo (como miembros de entidades asociativas o clubs) viene
a ser sistemáticamente inferior al 12% del total de los andaluces, independientemente del tipo de asociación que sea. En las que el
número de miembros supera el 10% es en “Clubs o asociaciones de actividades al aire libre” (11.4%), “culturales o recreativas”
(10.6%),“grupos parroquiales u otras organizaciones de carácter religioso”(10.3%),“científica, educativa,profesores o de padres de
alumnos” (10.2%), así como en “club social de jóvenes, de jubilados o personas mayores, de mujeres, o una sociedad de amigos”
(10.7%). Con una participación entre el 5% y el 10% de los andaluces estarían: “sindicatos” (7.4%), “organizaciones empresariales,
profesionales o agrícolas” (6.5%) y organizaciones “de ayuda humanitaria, de derechos humanos, de minorías sociales o de
inmigrantes” (6.2%). Con la menor participación inferior las “asociaciones de consumidores o de automovilistas”(1.7%),“ecologista,
pacifista o protectora de animales”(2.2%) o los “partidos políticos”(3.3%). La participación activa,donación de fondos económicos y
realización de trabajos voluntarios para esas or ganizaciones es siempre menor. Para otros detalles véase también en Fundación Centro
de Estudios Andaluces (2003).
24
Fundación Centro de Estudios Andaluces
Teniendo en cuenta estos elementos dedicamos unas líneas ahora a la comparación entre la figura
clásica del “jornalero andaluz” y lo que hemos llamado “temporero inmigrante” intentando localizar
algunos parámetros del importante cambio social operado, así como algunos de los rasgos diferenciadores
de ambos grupos. Pensar en estos dos grupos sociales, de épocas bien distintas, y tan diferentes entre sí
en muchos aspectos, permite condensar una parte sustancial del cambio histórico en la agricultura. La
incorporación del “temporero inmigrante”, que reside y trabaja hace unos años en el campo andaluz,
representa ya un importante factor de cambio en la vida cotidiana de muchos municipios agrarios
andaluces, como pondremos de relieve más adelante, cuando nos detengamos en la cuestión de las
actitudes de la población autóctona hacia la inmigración, entre otros temas.
Aunque podríamos haber asignado otras denominaciones, nos referimos al “temporero inmigrante”,
para diferenciarlo del habitualmente llamado “jornalero andaluz” (o incluso temporero andaluz), que sigue
presente en la región. La palabra “temporero” se emplea aquí en un doble sentido: por una parte, para aludir
a que estas personas llevan a cabo actividades agrícolas que son “de temporada”, con la particularidad de
que en los últimos tiempos en algunos lugares se van sucediendo los trabajos a lo largo de casi todo el año
(especialmente por efecto de los avances tecnológicos aplicados a la agricultura, así como de la
diversificación de productos agrarios), lo cual dificulta el uso del término “temporero” en esta primera
acepción para todo trabajador agrícola inmigrante. Aunque no sea el uso habitual, con el término queremos
representar también el hecho de que estos trabajadores agrarios suelen ocupar actividades temporales20 (y
en este sentido sus condiciones de trabajo son marcadas por la inestabilidad laboral y en gran número de
casos, por la “itinerancia”21). Esta temporalidad se aplicaría también a los trabajadores que vienen en los
últimos años en virtud de acuerdos suscritos con algunos países (muy habituales en el caso de Huelva). En
primer término, por tanto, la palabra “temporero”, tal y como la empleamos aquí, se refiere a aspectos
relativos al trabajo, más que a su tiempo de estancia en nuestro país, que puede ser permanente, aunque su
historia laboral alterne trabajos de temporada y/ o contratos temporales. Respecto a la palabra
“inmigrante”, tan denostada últimamente en España por su uso indiscriminado y a veces impreciso, en este
caso, la empleamos para distinguir al “temporero inmigrante” del que podría ser llamado “temporero
extranjero”. La idea básica a trasmitir es que una parte sustancial de los extranjeros (especialmente de la
UE o el EEE) no trabaja en la agricultura, siendo este nicho laboral (la recogida especialmente) ocupada
por personas que proceden de países menos desarrollados que los que conforman las áreas arriba citadas,
de forma que al referirnos a inmigrante, asumiendo la imprecisión, venimos a querer decir también “de
países menos desarrollados”, que vendría a ser el sentido más impreciso que se le ha venido dando a la
palabra inmigrante. En gran medida porque la población tiende a no percibir que también son
“inmigrantes” los extranjeros procedentes de la UE, etc. Queremos, por tanto, subrayar que son algunas
nacionalidades las predominantes en el campo andaluz (generalmente de países con desarrollo escaso o
medio). O, lo que es lo mismo, hay muchos extranjeros en Andalucía que no realizan habitualmente tareas
agrícolas, lo que suele ir unido a su mejor posicionamiento social.
Rescatamos ahora, en el cuadro que sigue, algunos de estos rasgos tipológicos de los contextos
sociales y aspectos que suponen grandes diferencias entre el “jornalero andaluz” de finales del XIX y
principios del XX y del “temporero inmigrante” que se incorpora a los mercados de trabajo a grícolas
andaluces a finales del XX e inicios del XXI. No se trata de recoger exhaustivamente los parámetros del
cambio sino más bien de localizar y sintetizar algunos de las tendencias operadas. Hay que observar
20 Lo cual no es infrecuente en España. En el año 2000, de un total de 13.828,0 contratos registrados 12.621,0 eran temporales (Ine,
2003).
21 Márquez y otros (1994); Gualda y Vázquez (2001).
25
A2003/03
también que no tratamos de buscar la continuidad histórica entre la figura del “jornalero andaluz”y la del
“temporero inmigrante”, que son por así decirlo “figuras de su tiempo”, sino más bien queremos resaltar
que algunas de las precariedades sociales que se encontraban tiempo ha depositadas en el “jornalero
andaluz”, son ahora propias del “temporero inmigrante”, especialmente de aquellos más precarizados.
Cambio que se produce en virtud, entre otras cosas, de una mejora de la situación social del “jornalero
andaluz”y las nuevas necesidades de mano de obra generadas,que nos permite llevar a cabo una reflexión
sobre el presente e inmediato futuro de la agricultura andaluza, en cuanto a su mano de obra se refiere,
así como sobre otros aspectos relacionados.
DEL JORNALERO ANDALUZ AL TEMPORERO INMIGRANTE: RASGOS Y CONTEXTO
Rasgos
Jornalero andaluz
(fines del XIX- principios del XX)
Contexto migratorio
Emigración andaluza a ultramar
Saldo emigrante andaluz
Sistema normativo
Vacío respecto a la regulación de
las inmigraciones
Temporero inmigrante
(fines del XX- principios del XXI)
Migracuibes internacionales restringidas
Inmigración hacia Andalucía
Saldo inmigrante y retornos
Tendencia a las restricciones a la entrada
y permanencia. Influencia del contexto
europeo.
Acuerdos políticos para la regulación de
los flujos migratorios
Sociedad
Agraria
De la información, de servicios,
postindustrial,sociedad del riesgo
Política
Voto restringido a la elite
Oligarquía y clientelismo caciquil
Sufragio universal
Sistema de democracia representativa
Rezago tecnológico
Modernización tecnológica,
especialmente en los espacios de
agricultura intensiva
Agricultura intensiva-extensiva
Importancia de los mercados exteriores y
la competitividad
Influencia de la globalización económica
Se incorporan a la gestión criterios de
calidad, Just In Time, etc.
Tecnología agraria
Economía y
organización del
trabajo
Mercado de trabajo
agrícola
Agricultura extensiva,
principalmente dirigida a mercados
internos
Desempleo agrario
Dependencia del trabajo en el
campo por parte del trabajador
26
Desempleo agrario
Necesidad de mano obra extranjera, ante
el abandono del campo de la nacional
Una parte de los trabajadores nacionales
comparte tareas agrícolas y no agrícolas
Fundación Centro de Estudios Andaluces
DEL JORNALERO ANDALUZ AL TEMPORERO INMIGRANTE: (cont.)
Rasgos
Jornalero andaluz
(fines del XIX- principios del XX)
Educación y
aspiraciones
Temporero inmigrante
(fines del XX- principios del XXI)
Mayoría analfabeta
Importante alfabetización: pluralidad de
situaciones (también para la población
inmigrante)
Elevación de las aspiraciones sociales de
la población de municipios agrarios
Estratificación social
Fuertemente polarizada:
importancia de la elite ligada a la
propiedad de la tierra frente a la
importancia cuantitativa de los
peones agrícolas- jornaleros
Importancia de la pobreza
Múltiple fragmentación, incluyendo en
ésta factores étnicos y relativos a la
condición jurídica del extranjero:
autóctonos,documentados e
indocumentados; comunitarios y extra-comunitarios;
de diferentes categorías de nacionalidad
Servicios,prestaciones
y dispositivos públicos
Jornaleros no subsidiados
Ayuda ligada a la Caridad
No hay un dispositivo público de
atención al inmigrante
Subsidio agrario y Plan de Empleo Rural
Dispositivo público y privado dirigido al
inmigrante (Servicios Sociales, ONGs,
etc.)
Cultura
Basada mayoritariamente en grupos
pertenecientes a la población
autóctona
Incorporación de grupos culturales de
otras nacionalidades de origen
Movilización colectiva
Carácter local o r egional
Movimientos sociales de jornaleros,
con un importante componente de
identificación de clase
Heterogeneidad
Se producen vínculos supranacionales en
los procesos de movilización colectiva
(“sin papeles”,“antiglobalización”...)
Más débil el componente de clase, ante la
importancia de la defensa de los derechos
humanos o de situaciones específicas
Contexto actitudinal
No procede, no existe población
temporera inmigrante, no estudiado
empíricamente
Progresiva formación de una opinión
pública respecto a la población extranjera
Tendencias al rechazo de la población
extranjera, especialmente de países del
Magreb
Fuente: Elaboración propia.
El cuadro previo permite pensar en algunos de los cambios que se han producido en la sociedad
española en el transcurso de un siglo, así como, particularmente, en la agricultura andaluza, como
contextos que afectan a las figuras del clásico jornalero andaluz y del actual temporero inmigrante. Hay
27
A2003/03
que señalar, de todas formas, que aunque nos hayamos centrado en los rasgos que marcan la diferencia
secular, no es hasta los años setenta, al menos, que se empiezan a notar los cambios en la agricultura en
algunas zonas Andalucía como el Poniente almeriense (por ejemplo, respecto a su mayor modernización,
al hilo de la introducción y desarrollo de la agricultura intensiva). En lo que concierne a la presencia de
población de origen extranjero, a inicios de los años noventa, la mayor parte de los jornaleros eran
españoles. En los últimos años, no obstante, se intensifica la presencia de trabajadores extranjeros en el
campo andaluz, habiéndose hecho necesarios en muchos municipios agrícolas pues pese a las tasas de
desempleo agrícola, una parte de la población autóctona parece haber descartado como posibilidad
laboral la de las tareas agrícolas (especialmente las de la recogida)22.
De esta forma, de acuerdo con las tendencias de estos últimos años se observan procesos de
complementación y sustitución de la población agraria autóctona por inmigrantes en determinadas tareas
agrícolas. Estos procesos23 operan produciendo una jerarquización de componentes étnicos, que sitúa
habitualmente a los trabajadores autóctonos en mejores posiciones que a los extranjeros. Proceso de
complementación, por cuanto la población jornalera andaluza tradicional más que desaparecer en su
conjunto viene a compartir espacio laboral con nuevos compañeros de origen extranjero, especialmente
en aquellos lugares donde la población autóctona abandona ese espacio laboral. Ha de añadirse a lo
anterior que existe una inserción diferencial en los mercados locales entre jornaleros e inmigrantes, de
forma que el “compartir espacio” ha de entenderse unido a la idea de jerarquización que señalamos
posteriormente, donde la población autóctona, en caso de haber ocupaciones de mayor rango, es la que
habitualmente las ocupa. Y procesos de sustitución, que operan en Andalucía a la vez que los anteriores,
en un doble sentido: por una parte, en cuanto al cambio de mano de obra nacional por mano de obra
extranjera, muy evidente en las campañas agrícolas de lugares como Almería y Huelva. Por otra, si
tomamos en cuenta los cambios más recientes, en algunos lugares parecen haber empezado a operar
tendencias de relevo de mano de obra africana –sobre todo magrebí- por trabajadores que llegan para la
temporada agraria en virtud de acuerdos que se establecen con otros países –especialmente de la Europa
del Este, coincidiendo con su próxima incorporación a la UE-.
Respecto a las tendencias de jerarquización, son muy evidentes si se distingue entre documentados
e indocumentados, por los obvios efectos que produce nuestra legislación actual distinguiendo entre
“legales” e “ilegales”. Pero, yendo un poco más allá del si tienen papeles,dónde viven y cuánto ganan,la
jerarquización opera de forma especialmente importante en la parcela de las relaciones sociales, si
pensamos en el trato diferencial recibido, tanto en la vida cotidiana como en la laboral, reflejo de lo cual
es que las probabilidades de ascenso o promoción laboral en el campo se encuentran limitadas: a veces
por falta de papeles, otras por no haber “contingente”, a veces por la misma temporalidad de los
permisos24, y en otras ocasiones por la pertenencia a colectivos que han sido desprestigiados socialmente,
si contamos con algunos de los factores que participan. Estos procesos,en cualquier caso,no son cer rados
ni unidireccionales.
22
Nos hemos referido a esta idea en páginas previas. Ver en Cachón (2003).
Que no puede considerarse nuevo si lo observamos desde una perspectiva internacional.
24 Muy acorde con el tipo de trabajo de temporada desempeñado por el clásico jornalero; temporalidad ajustada hoy a los requirimientos
de flexibilidad que marca el modelo socioeconómico predominante y a una política migratoria restrictiva.
23
28
Fundación Centro de Estudios Andaluces
6. Agricultura andaluza y mecanismos recientes de ordenación de los flujos migratorios
La preocupación por la llegada de población extranjera, especialmente por los llamados
“inmigrantes”puede concebirse, desde una óptica histórica, como algo incipiente en España. Ello se debe
a que, salvo por la existencia de algunas leyes puntuales que afectaban a la salida o emigraciones de los
españoles25, durante la mayor parte del siglo XX ha existido un vacío respecto a la regulación y
ordenación de los flujos migratorios, vacío que iba parejo a su vez a la ausencia de una política migratoria
al efecto y al escaso volumen que representaban los inmigrantes frente a los emigrantes. El irse
convirtiendo España en un “país de inmigración”(desde la óptica del flujo o saldo migratorio)26, coincide
con que hacia finales de los ochenta e inicios de los noventa va cambiando el panorama, tanto de análisis
o focos de preocupación científica e intelectual, como respecto a las orientaciones políticas y normativas
que van teniendo lugar respecto a este tema, hasta el punto de que la llegada de población extranjera
empieza a hacerse palpablemente visible llegando a irrumpir intensamente en nuestro espacio
sociodiscursivo cotidiano en apenas tres lustros, quizás prestándose a este tema una importancia capital
que si perteneciéramos a otro contexto geopolítico, no tendría. Nos referimos obviamente a nuestra
inserción en la Comunidad Europea. Al mismo tiempo, nos parece que si las migraciones se observaran
más desde una óptica humanitaria y de derechos humanos, que desde la perspectiva del temor a perder
las seguridades socioeconómicas e identidades derivadas de nuestra pertenencia a determinados EstadosNación o a espacios como el europeo, a lo mejor no hubieran tenido lugar algunas de las estrictas
regulaciones a las que hemos asistido en estos últimos años en España.
La tónica que actualmente domina a nivel estatal viene caracterizada por el fortalecimiento de las
políticas de control de las migraciones, al hilo de los procesos de comunitarización de esta materia
derivados del Tratado de Amsterdam (Trinidad, 2002:3), que parecen irse confirmando por el lado de la
restricción si vamos observando diferentes documentos que se nos van presentando desde diferentes
instancias de la Comunidad Europea27. Junto a este énfasis en el cierre y control de las fronteras,así como
en los procesos de expulsión o “retorno”, que afectan especialmente a la población indocumentada, en el
escenario europeo e internacional se van desarrollando también diferentes instrumentos jurídicos y otros
textos programáticos encaminados a la lucha contra la discriminación, el racismo y la xenofobia 28.
Para el caso español, aunque simplificando en exceso,podríamos resumir este desarrollo normativo
(especialmente en lo que afecta a la integración de los inmigrantes) aludiendo sintéticamente a dos
importantes rupturas producidas en los últimos quince años del siglo XX:
–
la primera vendría a estar representada por el tránsito de la ausencia a la presencia de un
cuerpo jurídico, ley, reglamento y derivados que empieza a regular específicamente la llegada
de población extranjera, lo que se produce a partir de la incorporación de la Ley Orgánica
7/1985, de 1 de julio, sobre derechos y libertades de los extranjeros en España (Ley de
Extranjería o L.O.E.). A pesar de las irregularidades de la misma, que entre otras cosas, vivió
25
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, 1998 (véanse los apartados correspondientes a la legislación nacional en materia
migratoria).
26 Sobre este cambio en la evolución migratoria nacional ya observable en los ochenta véase en Campo (1994) e Izquierdo (1994).
27 Véase por ejemplo en: Comisión de las Comunidades Europeas (2002): Libro verde relativo a una política comunitaria de retorno
de los residentes ilegales. Bruselas (10-4-2002); más recientemente, pueden destacarse las “Conclusiones de la Presidencia” del
Consejo Europeo de Sevilla, 21-22 de junio de 2002. Boletín 24-06-2002. PE 320.285, pp.11-25. Puede obtenerse en
www.reicaz.es/extranjeria.
28 Algunos de los cuales los hemos recogido en Gualda (2002).
29
A2003/03
un recurso de anticonstitucionalidad por el Defensor del Pueblo, su puesta en marcha va
generando una serie de debates y propuestas de mejora,entre las que cabe resaltar en 1990 una
comunicación del Gobierno Socialista al Congreso de los Diputados sobre la situación de los
extranjeros en España. Líneas básicas de la política de extranjería,con algunas propuestas que
se aprueban en 1991 como proposición no de ley y se incorporan posteriormente al conocido
(y primero en España) Plan para la Integración Social de los Inmigrantes, aprobado por el
Consejo de Ministros el 2 de diciembre de 1994. A los pocos años y en esta línea de promover
la integración social de los extranjeros en nuestro país sale a la luz, con un alto grado de
consenso, la Ley Orgánica 4/2000 de 11 de enero, sobre Derechos y Libertades de los
Extranjeros en España y su integración social, que representa un esfuerzo importante por la
equiparación de derechos sociales y políticos de los mismos, entre otros factores.
–
una segunda ruptura, muy abrupta,al venir tras el importante esfuerzo negociador que acababa
de producirse, viene de la mano de la aprobación L.O. 8/2000, de 22 de diciembre, de reforma
de la L.O. 4/2000, sobre derechos y libertades de los extranjeros en España y su integración
social, que representa una vuelta atrás, una “contrarreforma”29 (en sentido negativo, respecto
a la restricción y recorte de algunos derechos humanos y libertades universales30 de la
población extranjera). Y al mismo tiempo es una clara toma de posición del partido gobernante
hacia estas orientaciones más restrictivas a la entrada y al fortalecimiento del control de
fronteras que están siendo propias de la Comunidad Europea. Se sustituye también el anterior
Plan de Integración por el Programa Global de Regulación y Coordinación de la Extranjería y
la Inmigración en España (Plan Greco,2000) (2000-2004),en la misma línea que la nueva ley.
Como señala Trinidad (2002:2 y nota 3) respecto a las líneas directrices del Programa Greco,
parece desprenderse de las mismas que en esta nueva orientación “la inmigración no sólo tiene
que favorecer la economía española sino que debe estar regulada para garantizar la
convivencia en la sociedad española...”, convivencia que podría alterarse, “en el caso de un
flujo “desregularizado”.
Situado cronológicamente entre estas dos rupturas, quizás uno de los aspectos que más haya
afectado al discurso social existente hoy sobre las migraciones, así como a las opiniones y orientación
actitudinal de la población española respecto a las migraciones,sea precisamente todo el debate suscitado
respecto al diseño de la Ley 4/2000,y posteriormente, su retirada a través de la 8/2000,con un importante
tratamiento mediático.
Todo este contexto normativo condiciona y contextualiza necesariamente las migraciones que
tienen lugar en Andalucía, a lo que ha de añadirse, la puesta en práctica del Plan Integral para la
Integración de los Inmigrantes en Andalucía31, que contempla medidas importantes para la integración de
los inmigrantes en nuestro territorio, atendiendo a múltiples facetas, algunas de ellas ligadas directamente
a la población trabajadora en el sector agrario: cartilla sanitaria, aulas de acogida para hijos de
temporeros, prestaciones relacionadas con la vivienda, etc.
Por otra parte, otros aspectos de nuestra regulación en esta materia afectan de forma directa a la
agricultura andaluza y ponen de manifiesto, como subrayaba recientemente Trinidad (2002), que una
29
Es muy habitual su descripción en estos términos.
Véase sobre estas restricciones de derechos en Rodríguez Candela (2002); Ruiz (2002); Aguelo (2002) y Vázquez (2002).
31 Para una presentación breve, véase en Bravo (2002). Las versión completa en Consejería de Gobernación (2002).
30
30
Fundación Centro de Estudios Andaluces
parte importante del desarrollo jurídico va cambiando al hilo de las propias necesidades económicas
nacionales32. Este vínculo directo entre legislación y necesidades del mercado de trabajo se aprecia
claramente y se concreta en el contingente o política de cupos. Junto al contingente recientemente se
están estableciendo una serie de Acuerdos con países como Ecuador, Colombia, Marruecos, República
Dominicana, Polonia y Rumania (Reicaz, 2003) que están siendo encauzados en algunas áreas andaluzas
hacia la búsqueda de trabajadores para la a gricultura.
Respecto a la aplicación del contingente en la campaña de 2002 se ha denunciado que este
mecanismo de ordenación de los flujos ha interferido en la aplicación del procedimiento llamado
“Régimen General”33 en este mismo año, en la medida en que a raíz de la circular 1/2002 de 16 de enero
del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales se establecía que no se admitirían a trámite a partir de la
entrada en vigor del contingente las solicitudes de permiso de trabajo y residencia del “régimen general”
(véase en Aguelo, 2002).
Esta cuestión, de gran importancia en nuestra región en el transcurso de la campaña de 2002, se
traduce en que hemos visto cómo en algunas áreas de Andalucía se ha llevado a cabo la práctica de
vincular el contingente anual con los contratos en origen derivados de los Acuerdos o Convenios sobre
flujos migratorios laborales,lo que no tendría por qué ser así de acuerdo con el marco jurídico existente34.
A este respecto,siguiendo de nuevo a Trinidad (2002:8), ha de señalarse que “la política de favorecer los
contratos en origen reservando el Contingente en exclusiva a esta vía, limita las opciones de los
extranjeros residentes. En particular, lo acontecido con el Contingente 2002 al haberse aprobado cuando
aún había personas pendientes de contratación tras su regularización,u otras buscaban la renovación de
sus permisos, ha provocado situaciones caóticas con graves consecuencias humanitarias (caso de la
fresa de Huelva)” (el subrayado es nuestro)35.
Como viene señalándose recientemente, esta aplicación del contingente, perjudica claramente a
extranjeros residentes y a potenciales solicitantes de trabajo a través del régimen general para beneficiar
a un contingente que se empieza a cubrir en elevadas proporciones a través de contratos en origen que en
algunas áreas andaluzas representan una clara sustitución étnica en el mercado local de la mano de obra
agraria. Paralelamente se deja en manos del gobierno, a tr avés del Ministerio de Trabajo, el acceso al
trabajo según los criterios del mercado laboral (Aguelo, 2002).
Se ponen de relieve con este tipo de situaciones los límites existentes actualmente de la actual
política migratoria, que no superaría una evaluación no economicista, sino humana y social. Lo
paradógico además, como ya hemos argumentado para el caso onubense (Gualda, 2002), es que la
obsesión por el control y la regularización tampoco garantiza que el extranjero residente regularizado
pueda evitar los procesos de exclusión social operantes en el mercado, una vez se han puesto en marcha
procesos de sustitución de la mano de obra fomentados recientemente en el caso andaluz en virtud de
algunos acuerdos con países particulares.
32
Lo cual no es nada novedoso para los andaluces emigrantes continentales de los sesenta y setenta del siglo XX,si tenemos en cuenta
que, junto a otros grupos,fueron depositarios de importantes políticas restrictivas e incentivadoras del retorno en países de la Europa
central,a raíz de las crisis económica de los años setenta (Gualda,2001).
33 Permite a los extranjeros residentes en España el acceso al mercado de trabajo una vez evaluada la situación nacional de empleo.
34 Como acaba de poner de relieve una reciente resolución (véase en www.reicaz.es, Web de Extranjería).
35 Véase al respecto también en Ruiz,2002.
31
A2003/03
Respecto a la evaluación de la situación nacional de empleo, ligada legalmente al contingente36,
resulta un mecanismo nada acorde al funcionamiento real y en gran medida flexible de los mercados de
mano de obra agrícola, máxime cuando las previsiones se hacen con tanta antelación y de forma tan
genérica37, siendo a nuestro modo de ver una fórmula inoperativa e imprecisa, que si bien puede
responder parcialmente a llenar la necesidad real de los empresarios de tener cierta previsión de la
plantilla de tr abajadores que van a trabajar durante la campaña, no solventa ni responde con la agilidad
debida a las nuevas circunstancias que pueden ir sucediéndose a lo largo de la campaña. Por otra parte, la
búsqueda del trabajador fuera de las fronteras nacionales existiendo mano de obra residente legal interna
sin trabajo, nos plantea la duda sobre si se está obviando directamente la evaluación de la situación
nacional de empleo. Algunos datos que anticipan las contrataciones en origen de campañas como la
onubense, acentúan además la consolidación de este tipo de contrataciones, cuyo incremento ha sido
exponencial en cuestión de tres años.
Concretando estas cuestiones para el caso de Huelva y atendiendo a la perspectiva de algunos
inmigrantes con los que celebramos varios grupos de discusión entre enero y abril de 2002 (Gualda,
2002), éstos hacían, como contrapartida, una valoración negativa de esta nueva política de priorizar las
contrataciones en origen, tanto por entender que perjudica directamente a la población ya residente en la
zona, como también con argumentos como considerar que cualquier persona, independientemente de su
nacionalidad, tiene derecho a mejorar personal y económicamente. En algunos casos se señalaban
argumentos que acentuaban la idea de que después de haber huido de su país buscando libertades, era
lamentable encontrar estas restricciones, prefiriéndose en el mercado a las personas en razón de algunas
nacionalidades concretas. Así mismo, otro tipo de razones aludían a lo injusto del cambio de orientación
en las contrataciones, que entendían derivado del rechazo de la población hacia la población magrebí. A
su vez, por razones históricas y de proximidad geográfica a algunos les parecía injusto el desplazamiento
de la contratación hacia otros colectivos, máxime, teniendo que ir a buscarlos fuera.
La manera en que se ejecutó la búsqueda de contrataciones en origen en el año 2002, propiciada a
su vez por la administración pública, y criticada por algunas voces antes de que se produjera la llegada
de los nuevos trabajadores a la provincia de Huelva se vio acompañada de nefastas consecuencias, al
haberse unido a una no contratación de la población que en los últimos años trabajaba en la campaña (y
mantenerse esta población en la zona). Ya hacia el 8 de enero de 2002, se anticipaba el futuro. El Odiel
Información (p.11) reseñaba una noticia en la que se decía que la Plataforma contra la Ley de Extranjería
planteaba que, entre los no contratados documentados que habían participado en los encierros del 2001,
más los que vendrán sin documentación, lo previsible es que en momentos de campaña se produzcan
conflictos. Más adelante , como ya fue resaltado en el Informe Raxen:
“RACISMO. La provincia de Huelva es un polvorín. Entre 5.000 y 7.000 inmigrantes, la mayoría marroquíes
y con la documentación en regla, deambulan por los pueblos freseros sin posibilidad de trabajar en la campaña
de recogida del llamado oro rojo, ya que los empresarios ya han contratado a 7.200 polacos y rumanos.
Ante esta situación, los alcaldes y concejales de las comarcas freseras, se reunieron en Sevilla con el Defensor
del Pueblo, José Chamizo, para buscar soluciones a este grave conflicto, ya que los ayuntamientos carecen de
recursos para atender a los inmigrantes sin alojamiento y sin dinero para comprar comida.
36
Resolución de 11 de enero de 2002,de la Subsecretaría,por la que se dispone la publicación del Acuerdo del Consejo de Ministros
de 21 de diciembre de 2001,por el que se determina el contingente de trabajadores extranjeros de régimen no comunitario para el año
2002, B.O.E. nº 11,de 12 de enero de 2002,1582 y ss.
37 Las puntas de maduración previstas son siempre valores aproximativos (Martín,2002).
32
Fundación Centro de Estudios Andaluces
Las dos medidas que salieron fueron que Caritas de Huelva se ocupe de proporcionar alimentos a los
trabajadores y que el gobierno encuentre un empleo en otra parte de España a todos aquellos que cuentan con
un permiso de trabajo específico para la provincia de Huelva.
El Defensor del Pueblo señaló que las estrategias que están llevando los empresarios de dejar fuera a miles de
inmigrantes que habían trabajado otros años en la campaña de la fresa, está generando una exclusión dirigida
fundamentalmente a los marroquíes” (06-03-02). (Cita tomada de Movimiento contra la Intolerancia: Informe
Intolerancia en España. Racismo, Xenofobia, Discriminación y Violencia a través de los hechos, marzo de
2002, nº 13:13).
Un punto de inflexión importante se produjo cuando, a mitad de la campaña agrícola, se facilitó la
movilidad de los inmigrantes a través de la “Resolución de la Dirección General de Ordenación de las
Migraciones, por la que se concede validez de permiso de trabajo en todo el territorio nacional y para todos
los sectores de actividad a determinadas autorizaciones para trabajar”, firmada el 23 de abril de 2002.
Según se explica en la Resolución citada en unos escritos del 8 y el 12 de junio de 2001 del
Delegado de Gobierno para la Extranjería y la Inmigración del Ministerio del Interior hacia las
Delegaciones y Subdelegaciones del Gobierno “se establecía la posibilidad de autorizar a trabajar, sin
contemplar la situación nacional de empleo, a los extranjeros que hubiesen obtenido un permiso de
residencia temporal por la acreditación de una situación de arraigo basada en la presentación de una oferta
de empleo” “...en el Apartado 4 del segundo escrito –12 de junio- se consideraba que el ámbito territorial
de la autorización para trabajar debía coincidir con la provincia de residencia del solicitante, debiendo
limitarse en el ámbito funcional a una actividad concreta”38.
Más adelante, en la misma Resolución,se reconoce oficialmente el desajuste producido en algunas
zonas de España, como concretamente fue el caso de Huelva: “... las especiales circunstancias que han
concurrido en este proceso de documentación por la acreditación de arraigo ha supuesto la autorización
para trabajar de un elevado número de trabajadores extranjeros, lo que se ha podido traducir en un
excedente de mano de obra en determinadas provincias y sectores de actividad, y hace más difícil en
ciertos casos la incorporación real al mercado de trabajo”...
Con estas explicaciones previas resuelve finalmente la Resolución: “Conceder validez de permiso
de trabajo para todo el territorio nacional y todos los sectores de actividad a todas las autorizaciones
para trabajar que, como consecuencia de las solicitudes presentadas con anterioridad a la entrada en
vigor del Reglamento de ejecución de la Ley, se hayan concedido o se concedan en el marco de
acreditación por arraigo del artículo 31.4” de la Ley 4/2000, reformada por la Ley 8/2000.
La dimensión social alcanzada por esta situación se presenta más clara si atendemos a algunos
datos respecto al Plan de Emergencia Humanitaria que tuvo que desarrollarse antes de la citada
Resolución en algunos municipios afectados para evitar un exacerbamiento de la conflictividad social y
la miseria. Los datos que siguen, relativos también a la población residente en cada municipio y al peso
que los mismos tienen respecto al total de la población, son muy claros al respecto 39:
38
El subrayado es nuestro. Al margen de diferentes matices legales, la idea de los propios extranjeros afectados respecto a sus
posibilidades de movilidad laboral,viene a coincidir en dicho subrayado (trabajo de campo de la investigación,Gualda,2002).
39 Téngase en cuenta que, de acuerdo con el “Cuadro Resumen del Desarrollo”de dicho Plan (Servicio de Atención e Inserción Social
de la Delegación Pr ovincial de Asuntos Sociales, 2002),la primera actividad empieza el 11 de marzo de 2002, evaluándose el 26 de
abril de 2002.
33
A2003/03
Conceptos
Municipios
Cartaya
Almonte
Rocío
Matalascañas
Lepe
Moguer
Lucena del Puerto
Bollullos del Condado
Bonares
Palos de la F rontera
Isla Cristina
Mazagón
Rociana del Condado
San Bartolomé
Total
(A) Nº de
habitantes
(B) Nº de
extranjeros
empadronados y
%B/A
(C) Usuarios
atendidos en la
Oficina (1)
(D) Personas
atendidas durante
el Plan
Humanitario (2) y
%D/A
14.583
15.825
1.551
2.207
20.173
16.181
2.375
13.030
5.200
8.125
19.380
1.029 (7%)
1.928
185 (1,3%)
468 (2,4%)
1.162
36 (0,2%)
1.654 (8,2%)
1.073 (6,6%)
No disponible
161 (1,2%)
No disponible
825 (10,2%)
No disponible
1.932
1.452
185
185
No disponible
494
73
326 (1,6%)
327 (2%)
88 (3,7%)
6 (0,5%)
30 (0,6%)
172 (2,1%)
233 (3,8%)
360
6.200
-
63
180 (2,9%)
24
1437
Fuente: Elaboración propia a partir de datos facilitados por el Servicio de Acción e Inserción Social. Delegación
Provincial de Asuntos Sociales. Huelva, 2 de mayo de 2002. En la fuente original se indica “Además deberá tenerse
en cuenta los 6.409 trabajadores contratados en origen para la provincia de los que no disponemos datos de su
distribución por municipio y que por las características de su contrato no se encuentran incluidos en la tabla anterior”.
(1) Personas atendidas en la Oficina de Atención a Temporeros durante la Campaña. (2) Promedio de personas
atendidas a través del Plan Humanitario.
Salvo respecto a los cálculos porcentuales el resto de datos se transcriben tal cual nos fueron facilitados.
El Plan Humanitario consistió, básicamente, en actuaciones de reparto de alimentos, atención
sanitaria, facilitación de medios de aseo, lavandería y ropero, facilitación de desplazamientos, etc. para
atender a las circunstancias que se estaban produciendo en la provincia. Al mismo tiempo, entre febrero
y abril, se repartieron aproximadamente unas 450 comidas al día en comedores de la capital. Según la
evaluación que llevan a cabo la Delegación Provincial de Asuntos Sociales de Huelva,Cáritas y Cruz Roja
a 26 de abril, se consigue la “disminución sensible de la crispación social existente, facilitando la
convivencia y frenando posibles brotes xenófobos”40.
40Servicio de Acción e Inserción Social de la Delegación Provincial de Asuntos Sociales. Plan Humanitario de Emergencia Social para
la atención de inmig rantes en la provincia de Huelva. 2002. Inédito.
34
Fundación Centro de Estudios Andaluces
Este tipo de acontecimientos que van sucediendo en la región, derivados de un contexto
socioeconómico y una situación de discriminación institucional que sitúan en diferentes grados de logro
de ciudadanía a unos y otros, debería de conducirnos a una reflexión y observación sistemática de los
sucesos derivados de la presencia de población extranjera en los municipios agrarios andaluces, a fin de
que las instituciones y organismos responsables ganen en agilidad de respuesta cuando se producen
situaciones de extrema miseria, conflictividad, etc.
Téngase en cuenta también que por mucha planificación que exista, muchos precontratos
celebrados o previsiones realizadas, nunca se puede conocer con exactitud qué población será la que se
desplazará desde otros puntos geográficos buscando empleo 41. Aspectos como las “redes sociales”, que
están en otra órbita diferente a los contingentes, pueden tener el suficiente peso como para atraer
importantes grupos de población documentada o indocumentada, generando esto a su vez, necesidades
que no se habían previsto (sanitarias, educativas, etc.). Hechos recientes como los descritos u otros que
siguen sucediendo en la región, son lo suficientemente ilustrativos al respecto, aunque la lógica del
mercado navegue por otros derroteros.
7. Migraciones y cambio de actitudes y opiniones: elementos para la reflexión
Según sugeríamos, quizás uno de los aspectos que más haya afectado al discurso social existente
hoy sobre las migraciones, así como a las opiniones y orientación actitudinal de la población española
respecto a las mismas, sea precisamente todo el debate suscitado respecto al diseño de la Ley 4/2000, y
posteriormente, su retirada a través de la 8/2000, que fueron extensamente tratadas en los mass media.
También el posterior seguimiento que han ido teniendo las noticias relativas a la “invasión”, las “pateras”
o equivalentes, “conflictos” como el sucedido en El Ejido y sus correlatos, así como otros más próximos
a lo religioso (tipo velo de Fátima) u otras noticias relacionadas con el 11-S42 que vienen consolidando
día a día estereotipos sobre la inmigración y que parecen difundir la idea de cierta homogeneidad interna
de los extranjeros que sabemos no es real (García y Granados, 2002).
Si hace unos años probablemente muchos ciudadanos no habían tenido ocasión para pensar sobre
el “otro” extranjero, en estos momentos, de sobrecarga y saturación de información, estamos en el polo
contrario, una situación en la que probablemente la mayor parte de la población dispone de algún tipo de
opinión formada al respecto, como de hecho ocurre ante las encuestas que hacen preguntas sobre el tema
que prácticamente toda la población responde.
De acuerdo con Bericat, los datos correspondientes a la explotación de la Encuesta Mundial de
Valores de 1996 sugieren que si bien los andaluces,en la esfera valorativa, se caracterizaban por un menor
grado de modernidad que los españoles (con una cultura más tradicional que la de éstos), era destacable
también que su grado de tolerancia social con respecto a los inmigrantes era más alto que el de los
españoles, lo que se consideraba representativo de una mayor puntuación en los valores posmodernos.
Esto le llevaba a señalar que “Es evidente, pues, que la tolerancia social hacia lo diferente, hacia lo
marginal, hacia el otro en suma, constituye un valor diferencial de la cultura andaluza” (Bericat,
41Y generando con ello otro tipo de necesidades a los municipios,entre las más complicadas de atender con agilidad, las de vivienda véase el caso de Huelva y Almería en Girón (2002)-.
42 Fundación CIPIE,2002.
35
A2003/03
2002:51). No obstante esto,también se apreciaba a través de la encuesta que el grado de “posmodernidad”
andaluza en cuanto a los valores compartidos menguaba, toda vez que se constataba que en particulares
circunstancias (por ejemplo, “trabajo escaso”), se priorizaba la ocupación de los españoles frente a la de
los extranjeros (así se situaba el 71,6% de los andaluces).
Esta apreciación es equivalente a lo que en otros estudios se ha comprobado. Referidos los datos a
las investigaciones de CIRES y ASEP (Díez,1998a y 1998b),a través de una serie de ocho encuestas (una
por año) que tienen lugar entre 1991-1997, y en las que se contaba con una agregación de un 1.696
entrevistas en Andalucía (9.623 para España),en un trabajo previo observábamos ya esta ambivalencia en
la respuesta de los entrevistados, siendo más proclives a la no aceptación del inmigrante y de la
inmigración conforme las preguntas se referían a aspectos que podían suponer una mayor proximidad con
el inmigrante, algún tipo de competencia laboral, etc. Se observaba también que la mayor parte de los
entrevistados andaluces expresaba una opinión sobre los inmigrantes no sustentada en experiencias
previas de convivencia con ellos en la esfera laboral o personal. También se localizaban algunos
estereotipos clásicos negativos sobre la población inmigrante en una parte importante de la población
andaluza, a saber, los inmigrantes son muchos, contribuyen a elevar la delincuencia y el desempleo, así
como a hacer disminuir los salarios (Gualda, 2000).
A resultas de la exposición que hemos estado haciendo en páginas previas y de las tendencias
mostradas en estas tablas, nuestra hipótesis es que algunas de las actitudes y opiniones más negativas
respecto a la inmigración y el inmigrante se ha incrementado en Andalucía en estos últimos años,
siguiendo una pauta similar a lo que ya nos están mostrando los barómetros del Centro de Investigaciones
Sociológicas, que también acusan un cambio de opinión y actitudinal que se dirije hacia lo negativo en la
población española. Cambio que, por otra parte, suele estar asentado en algunas “ideas falsas” (Naïr,
2002) sobre la inmig ración, que vienen a sobredimensionar sus efectos negativos sobre la sociedad.
La reciente Encuesta Social Andaluza 2003 aplicada por la Fundación Centro de Estudios
Andaluces, con una muestra representativa de 3.200 personas de ambos sexos mayores de 15 años y
residentes en nuestra región, revela el mantenimiento de las actitudes de rechazo que ya se localizaban,
más tímidamente , años antes. Seleccionamos algunos resultados de la misma que recogen nítidamente
esta idea y subrayan que para una parte sustancial de la población andaluza la llegada de personas
procedentes de otros países no es grata, aunque también es cierto que frente a los detractores, un grupo
mayor a estos se muestra partidarios (especialmente por la conciencia de que son necesitados
económicamente).
Las tablas que siguen son ilustrativas de algunas creencias y opiniones que tiene la población
andaluza respecto a la población extranjera. En la primera de ella se aprecia que para gran parte de los
andaluces existe una percepción sobredimensionada sobre el peso que representan los extranjeros
respecto a la población andaluza (según datos del IEA, alrededor del 2.5%). En la Tabla 2 apreciamos que
para cerca de un tercio de los andaluces la llegada de extranjeros afecta a la baja a los salarios; también
que para dos tercios de los mismos se observa que esta llegada de personas es necesaria para el mercado.
La Tabla 3 es un buen ejemplo de la percepción de las consecuencias negativas derivadas de la
inmigración. Alrededor de uno de cada cinco andaluces cree que los inmigrantes quitan el trabajo, reciben
más beneficios sociales de lo que aportan y contribuyen a que Andalucía sea un peor lugar para vivir. De
manera más positiva es tratado el tema cultural pues alrededor del 40% considera que nuestra vida
cultural se enriquece con la llegada de personas de otros países, mientras que para el 10% esta llegada es
36
Fundación Centro de Estudios Andaluces
percibida como empobrecimiento cultural. Por último, se aprecia una clara asociación entre la
delincuencia y la llegada de extranjeros para al menos la mitad de los andaluces, lo cual puede ayudar a
entender opiniones como las mostradas en las Tablas 4 y 5 que vienen a decirnos que gran parte de los
andaluces no desean convivir con extranjeros en su entorno o barrio, y que la llegada de personas de otros
países es claramente percibida como “problema”, que sería el caso de un 24,7% de entrevistados que
afirman que si Andalucía desea evitar problemas, debe poner fin a la inmigración.
Tabla 1. DE CADA 100 PERSONAS QUE VIVEN EN ANDALUCÍA,
¿CUÁNTAS CREE UD. QUE HAN NACIDO FUERA DEL PAÍS?
1%-10%
11%-20%
21%-30%
31%-40%
41%-50%
51%-60%
61%-70%
71%-80%
81%-90%
91%-100%
No contesta
No sabe
Total
Frecuencia
Porcentaje
Porcentaje ajustado
1246
600
273
89
97
11
5
8
4
4
14
849
3200
38,9
18,8
8,5
2,8
3,0
,3
,1
,3
,1
,1
,4
26,5
100,0
53,3%
25,7%
11,7%
3,8%
4,1%
0,5%
0,2%
0,3%
0,2%
0,2%
2337
100%
Fuente: Gualda (2003). Elaboración propia a partir de la base de
datos de la Encuesta Social Andaluza 2003 de la Fundación
Centro de Estudios Andaluces (Base:3.200 casos).
Tabla 2. DÍGAME EN QUÉ MEDIDA ESTÁ USTED DE ACUERDO O NO CON LAS
SIGUIENTES AFIRMACIONES (%)
“Muy de
acuerdo” +
“De acuerdo”
“Ni de acuerdo
ni en
desacuerdo”
“En desacuerdo”
+”Muy en
desacuerdo”
NsNc
Por lo general, los sueldos bajan como
consecuencia de la llegada de personas que
vienen a vivir y trabajar a Andalucía
28,0
16,4
49,9
5,7
Las personas que vienen a vivir y trabajar a
Andalucía permiten cubrir puestos de tr abajo
para los que no hay mano de obra suficiente.
64,7
14.5
17,2
3,7
Fuente: Gualda (2003). Elaboración propia a partir de la base de datos de la Encuesta Social Andaluza 2003 de la
Fundación Centro de Estudios Andaluces (Base:3.200 casos).
37
A2003/03
Tabla 3. CONSECUENCIAS DE LA INMIGRACIÓN: PERCEPCIÓN DE BENEFICIOS O
PERJUICIOS OCASIONADOS POR LA LLEGADA DE POBLACIÓN QUE VIENE A VIVIR A
ANDALUCÍA EN DIFERENTES ESFERAS
Favorables
(7-10)
Intermedias Desfavorables
(4-6)
(0-3)
NsNc
Por lo general las personas que vienen a vivir a
Andalucía contribuyen a crear nuevos - Le quitan el
trabajo a los trabajadores andaluces
10,5
64,3
22,0
3,2
Creo que por lo general la mayoría de las personas que
vienen a vivir a Andalucía aportan más de lo que reciben
(trabajan, pagan impuestos...) - Reciben más de lo que
aportan (atención sanitaria, otras prestaciones sociales)
25,6
50,6
17,7
6,0
La llegada de personas de otros países contribuye a que
andalucía sea un lugar mejor para vivir - La llegada de
personas de otros países contribuye a que andalucía sea
un lugar peor para vivir
17,4
60,3
19,4
2,9
La vida cultural andaluza se enriquece con las personas
de otros países que vienen a vivir aquí - La vida cultural
andaluza se empobrece con las personas de otros países
que vienen a vivir aquí
40,4
45,0
10,4
4,3
El problema de la inseguridad ciudadana en Andalucía
MEJORA con la llegada de gente de otros países - El
problema de la inseguridad ciudadana en Andalucía
EMPEORA con la llegada de gente de otros países
2,9
46,7
48,3
2,2
Fuente: Gualda (2003). Elaboración propia a partir de la base de datos de la Encuesta Social Andaluza 2003 de la
Fundación Centro de Estudios Andaluces (Base: 3.200 casos). Todas las preguntas de esta tabla se responden a través
de una escala de 0 a 10 puntos. Por cada fila, la primera frase corresponde al punto de la escala con un valor más
“favorable” a la población extranjera, mientras que la segunda representa a la más “desfavorable”. Para facilitar el
análisis se han agrupado las respuestas.
Tabla 4. LUGAR DESEADO PARA VIVIR- LUGAR EN EL QUE SE VIVE ACTUALMENTE
Si tuviera que decidir donde vivir,
¿en cuál de estos tres lugares le
gustaría vivir?
Un lugar en el que casi nadie fuera de
una raza o grupo étnico distinto al de la
mayoría de los andaluces
Un lugar en el que algunas personas
fueran de una raza o grupo étnico
distinto al de la mayoría de los andaluces
%
Utilizando esta tarjeta, ¿cómo
describiría ud. el lugar en el que vive
actualmente?
Un lugar en el que casi nadie es de una
raza o grupo étnico distinto al de la
mayoría de los andaluces
23,5
24,8
Un lugar en el que algunas personas son
de una raza o grupo étnico distinto al de la
mayoría de los andaluces
38
%
37,1
46,3
Fundación Centro de Estudios Andaluces
Un lugar en el que muchas personas
fueran de una raza o grupo étnico
distinto al de la mayoría de los andaluces
5,3
Un lugar en el que muchas personas son
de una raza o grupo étnico distinto al de la
mayoría de los andaluces
14,6
Me daría igual
NsNc
45,4
0,9
NsNc
2,0
Fuente: Gualda (2003). Elaboración propia a partir de la base de datos de la Encuesta Social Andaluza 2003 de la
Fundación Centro de Estudios Andaluces (Base:3.200 casos).
Tabla 5. DÍGAME EN QUÉ MEDIDA ESTÁ USTED DE ACUERDO O NO CON LAS
SIGUIENTES AFIRMACIONES:
PD44. Si Andalucía quiere evitar
problemas debe poner fin a la
inmigración.
“Muy de
acuerdo” + “De
acuerdo”
“Ni de acuerdo ni
en desacuerdo”
“En
desacuerdo”
”Muy en
desacuerdo”
NsNc
24,7
23,7
46,4
5,1
Fuente: Gualda (2003). Elaboración propia a partir de la base de datos de la Encuesta Social Andaluza 2003 de la
Fundación Centro de Estudios Andaluces (Base: 3.200 casos).
Llegados a este punto, siendo consciente de este cambio de actitudes y opiniones, y pareciéndonos
poco probable que próximamente la agricultura deje de representar un peso importante de la producción
obtenida en la región, siendo previsible que –al menos a corto plazo- se mantenga la constante habida en
los últimos años de necesitar mano de obra extranjera y conociendo que parte de esta mano de obra ya
reside en España, habría que considerar que, finalmente, incluso en el caso en el que el trabajador
extranjero sólo sea “de temporada”, situaciones de tensión social sostenidas y/o repetidas en el tiempo
(del estilo a las ocurridas en Huelva en la campaña del 2002, en diferentes municipios), aunque no se
produzca ningún “drama” que recorra mundo, van gestando un excelente caldo de cultivo para el
desarrollo de actitudes racistas, que tiene grandes probabilidades de triunfo en las condiciones de
precarización y flexibilización en que estamos inmersos, como ya sugería hace unos años Wieviorka
(1994).
Por otra parte, la mejora relativa de la situación socioeconómica de una fracción de la población
andaluza, unida al hecho de un incremento en su nivel de aspiraciones, son factores que llevan a muchos
andaluces a no considerar entre sus opciones laborales el trabajo en el campo,dejando espacios vacíos en
algunos segmentos laborales que son ocupados por la población extranjera.
Y en este sentido cabe concluir señalando que la tónica desigualitaria derivada de las estructuras
socioeconómicas del sector agrario se mantienen pero en esta ocasión habiendo mejorado la situación de
39
A2003/03
una parte de la población autóctona trabajadora en el campo, aunque desplazándose a otros colectivos la
más precaria situación, algo que se acusa especialmente en los inmigrantes indocumentados. Al mismo
tiempo, la población trabajadora extranjera es depositaria del rechazo de una parte de la población, lo que
parece sustentarse en el imaginario colectivo que representa su nacionalidad de origen, lo que es
claramente un factor diferencial respecto al clásico jornalero andaluz.
Por ello, cabe hacerse como pregunta si como sociedad andaluza deseamos dichas precariedades
laborales, que aunque no son nuevas, siguen siendo un lastre que confirma el mantenimiento de una
importante fragmentación social en el campo andaluz y permite suscribir con Beck (2000), para nuestra
región, la idea de que el mundo occidental se está “brasileñizando”, incorporando algunos de los rostros
más amargos de otras áreas menos desarrolladas.
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DEBATE SOBRE EL DOCUMENTO “AGRICULTURA ANDALUZA Y TRABAJADORES
EXTRANJEROS: DEL JORNALERO ANDALUZ AL TEMPORERO INMIGRANTE”
A continuación se resumen las principales ideas expuestas en el debate que tuvo lugar el día 17 de febrero
de 2003 en relación con el documento presentado por la investigadora Estrella Gualda Caballero,
Universidad de Huelva, coordinadora del Grupo de Trabajo de Migraciones de centrA:, “Agricultura
andaluza y trabajadores extranjeros: del Jornalero Andaluz al Temporero Inmigrante”
1.- Francisco Romanco, Servicio de Movimientos Migratorios, Dirección General de Bienestar Social
de la Consejería de Asuntos Sociales, Junta de Andalucía.
Es este un tema que se está viendo muy de cerca desde la Consejería de Asuntos Sociales y en concreto
desde el Servicio de Movimientos Migratorios de la Dirección General de Bienestar Social, ya que existen
ahora muchas circunstancias que inciden en los asuntos sociales, que tienen que ver las políticas más
sociales dentro de las políticas públicas, que tienen que ver con el hecho de que nuestra sociedad, esté
problematizando con algo que va a repercutir mucho en su situación, el tema de la inmigración.
Si se parte del hecho de que la inmigración es un problema, ya se está contextualizando como algo que
va a ser negativo. Partir de esa presunción es enmarcar negativamente la situación de la inmigración que
siempre ha sido fuente de riqueza, cultural y económica. Lo que ocurre es que los sucesos, no solamente
los de Huelva sino, por ejemplo, los de El Ejido de Almería en febrero de 2000, suponen una
contradicción que hay que salvar. Lo que no podemos es necesitar, por parte de algunos empresarios, la
mano de obra barata de los inmigrantes y al mismo tiempo, querer que sean invisibles, no verlos dentro
de la sociedad, en nuestros contextos.
Un problema muy g rave, es el problema de la vivienda puesto que no se ha resuelto el hecho de que los
inmigrantes vivan en zonas marginales. Al mismo tiempo, utilizarlos únicamente en base a su mano de
obra, o su instrumentalización como mercancía. Para resolver estos problemas hay que poner en marcha
los mecanismos, para intentar que no llegue a más la situación que se está creando.
En definitiva, el contexto de la globalización y de la sobreexplotación de la economía andaluza en
determinadas zonas, está dando lugar a que se provoquen situaciones de estas características, y ante las
cuales hay que poner todos los medios para intentar que esto no ocurra,y donde, por otra parte, los medios
de comunicación deberían ser más sensibles a la situación que se está creando.
2.- Ignacio García. Economista,Investigador de centrA: y profesor de la Universidad Pablo de Olavide.
Un par de preguntas y una reflexión.
Se ha hablado de inmigrantes documentados e indocumentados, y sería deseable tener un poco más de
información. Sobre los indocumentados, ¿con qué tipo de fuentes se cuenta?.
Otra punto que llama la atención es el porcentaje de altas laborales en el régimen especial agrario. Esto
ha sido una de las cosas más interesantes de la presentación, porque según lo que se dice desde muchos
ámbitos económicos, sobre el efecto de la inmigración en el sistema económico español, los inmigrantes
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A2003/03
pueden ayudar mucho a la sostenibilidad del sistema de pensiones y a la del sistema de bienestar social
que tenemos en España, y eso se apoya sobre todo en la contribución de estos inmigrantes a la seguridad
social con sus cotizaciones. Considerando las cifras, llama mucho la atención el porcentaje tan alto que
hay en el Régimen Especial Agrario, que como se sabe es un régimen en el que se cotiza muy poco,tanto
por parte del empresario como por parte del trabajador. Entonces, es de suponer que cuando se mire la
contribución de los inmigrantes al sistema económico andaluz, posiblemente va a ser mucho más débil,
en cuanto a sostenibilidad del sistema en Andalucía a largo plazo. Aunque no se ha presentado, se supone
que en el resto de España no se verificará que haya un 34% de afiliaciones al régimen agrario. Y esta
diferencia es clave para entender el efecto de la inmigración en Andalucía respecto al resto de España. Si
en Madrid están en el régimen general y aquí están en el régimen agrario, la contribución de los
inmigrantes será mucho menor aquí.
Por último, se debería investigar con más detenimiento, lo ya anotado en las conclusiones de la
complementación entre jornaleros andaluces e inmigrantes. Es cierto que en algunas zonas se están
utilizando conjuntamente a jornaleros y a los inmigrantes, pero quizás para entender mejor esas
situaciones de rechazo, habría que investigar mucho más si la relación entre estos dos colectivos, es de
complementariedad o de sustitución. Si la relación es de sustitución, ésta puede ser la explicación del
rechazo social que se da actualmente.
3.- Pilar Castillo. Coordinadora del Área de Educación de la Asociación Almería Acoge.
Por un lado, da la sensación siempre que se habla de trabajadores inmigrantes, de que son un colectivo y
se habla del colectivo inmigrante como si fuera un colectivo muy homogéneo. Así, una de las cosas con
las que hay que tener cuidado en lo que se plantea o en cómo se plantea es definir claramente, que no se
trata de un colectivo homogéneo,sino que es un colectivo muy diferenciado. Esto se puede entender como
una riqueza o una debilidad, pero, ahí está y eso también nos da variables a la hora de analizarlo y de ver
cómo funciona realmente ese colectivo.
Por otra parte, con relación al tema de la sustitución o complementariedad, en Almería parece que no se
da lo de la complementariedad, sino que hay una sustitución clara del trabajador del campo almeriense
por la población inmigrante. Por otro lado,sobre el tema étnico,de las sustituciones étnicas de unos países
por otros; habría que profundizar más en cuáles son las causas por las que se sustituye una población y
otra. Por lo menos aquí, no solamente hay una sustitución de los trabajadores inmigrantes africanos por
parte de los de la Europa del Este, sino también por parte de los latinoamericanos. Hay muchos
colombianos y muchos ecuatorianos que trabajan ahora mismo en el campo, y están sustituyendo a la
mano de obra principal anterior, que era norteafricana, y habría que tener en cuenta en ese sentido, qué
variables son las que funcionan ahí, que pueden ser, entre otras, la empatía por determinadas culturas, la
percepción que se tiene con respecto a determinadas culturas. Pero también intervienen otro tipo de
factores como es el salario que cobra un trabajador norteafricano, y el que cobra un trabajador
latinoamericano. Lo mismo pasa con los documentados e indocumentados. El tema del salario juega un
papel con respecto a la estratificación a ese nivel.
Por último me gustaría plantear algunas detalles de lo que se ha visto acerca de la afiliación a la seguridad
social. Entre los años 2000 y 2001 hay que tener en cuenta una serie de variables: por ejemplo, los dos
últimos procesos de arraigo puede que no hayan incorporado mucha más población nueva, sino que se
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Fundación Centro de Estudios Andaluces
haya producido un cambio de status que no tenía la población anterior. Por ejemplo, con el arraigo de
2001, que obligaba a establecerse en una provincia y para una actividad fue mucha población la que
accedió a ese tipo de permiso. Pero el primer tipo de permiso, el inicial por cuenta ajena es siempre así,
está siempre limitado a la provincia y a la actividad para la que se expide, por lo que una de las quejas
planteada es que la población inmigrante en Almería, una vez que ha conseguido su permiso se marcha a
otro lugar, y no está tan claro ya que el primer año tenga que permanecer sujeto a la actividad y a la
provincia para la que lo solicitó.
4.-Pilar Rodríguez. Universidad de Almería.
En primer lugar me gustaría dar las gracias Estrella Gualda por lo acertado del enfoque, una de las cosas
que parece más interesante en este trabajo. En el campo de las migraciones se vienen planteando trabajos
cada vez más rigurosos, pero una de las cosas que se echaba de menos y que este texto recuerda, es una
visión de conjunto sobre la estructura social andaluza, lo que permite ubicar mejor este fenómeno de las
migraciones.
Los dos grupos sociales, jornaleros e inmigrantes, se caracterizan por la precariedad. Los jornaleros en
Andalucía tradicionalmente se ubicaban en la parte de la sociedad donde había más precariedad, y
justamente es lo que hoy ocurre con los inmigrantes. Y ahí acierta el título del texto de una manera clara.
Pero quizás los jornaleros representan a la Andalucía antigua, y los inmigrantes representan lo que es esta
Andalucía después de los cambios. El jornalero representaba a la agricultura extensiva y el inmigrante
representa a esta nueva agricultura intensiva, que ya podría llamarse industrial. A partir de aquí se puede
seguir hablando de cómo la precariedad social, hoy día, está ubicada en las zonas más punteras de la
sociedad, es decir, en las ramas de la economía donde se generan más beneficios. En Andalucía en algunos
casos donde se están ubicando la precariedad, los inmigrantes representan esa precariedad. También hay
que seguir trabajando en cómo ubicar en ese nuevo marco el tema del servicio doméstico, o qué está
representando, o qué caracteriza ese mercado laboral en este contexto de la estructura social andaluza.
Por último, y con relación al tema del asociacionismo (que se ha estado trabajando en la Universidad de
Almería, en el área de sociología, donde se está preparado un CD ROM con las asociaciones de la
provincia) lo que se ve claramente en la provincia de Almería es que son las zonas donde hay más
población migrante las que desarrollan más el asociacionismo. Son las zonas donde hay más riqueza
económica y donde la gente “se mueve más”. Es el caso de Roquetas,El Ejido o toda la zona del poniente.
Y no es sólo un asociacionismo de inmigrantes sino también para inmigrantes. Todo esto ofrece nuevos
datos para seguir dibujando lo que se pretende, y ayuda a ir avanzando más en este ter reno.
5.- Estrella Gualda. Profesora Titular, Universidad de Huelva.
La idea de que la sociedad plantea que las migraciones son un problema (y eso es algo que está constatado
científicamente de muchas formas) no es tan preocupante como que esa percepción de que es un problema
haya llegado a la población más joven, a las nuevas generaciones. Si se analizan algunos de los informes
recientes que se han hecho en colegios e institutos, donde parte de los niños tienden a tener actitudes
xenófobas, no preocupa tanto eso, sino cómo una percepción negativa se puede echar para atrás, cuando
además esa percepción negativa ya no se basa en una construcción irreal sino en la experiencia directa, la
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A2003/03
de un vecino que ha tenido un problema. Es más complicado deconstruir ese tipo de actitudes negativas,
aunque hayan sido cuestiones puntuales. Es en ese sentido en el que la reflexión a la hora de hablar de
migraciones tiene que ser especialmente cuidadosa, porque la población de a pie, entendiendo eso de una
manera genérica, no tiene esta idea nuestra de estar continuamente reflexionando sobre el tema a estos
niveles de detalles, sino que se deja llevar en gran medida por lo que le dice uno, le cuenta otro, lo que
ve en la tele, o sus propios miedos e inseguridades sociales.
Por ejemplo,el CIShacía una pregunta muy interesante en el último barómetro,que decíaalgo así: ¿cómo
piensas que los españoles tratan a los inmigrantes?, y ¿cómo los tratas tú?, había un porcentaje bastante
relevante de españoles que por línea general, creía que la mayor parte de la población española rechaza a
los inmigrantes, aunque ellos no, pero en cambio sí consideraban ellos mismos que trataban al inmigrante
con desconfianza. O sea cuando ya se parte en una relación de tú a tú en un trato con desconfianza,es mal
comienzo, porque eso ya condiciona que en esa relación de tú a tú, se adopte una percepción selectiva,
que tiende a quedarse con lo más negativo en la relación con el otro, que con lo más positivo. Ese es un
punto con el que hay que tener cuidado.
También se ha planteado, y creo que no se ha asumido (quizás en Andalucía más que en otras zonas de
España, pero no desde luego en la ley de extranjería) el hecho de que vienen personas y no mano de obra.
Y de hecho la población andaluza y la española dice en dicha encuesta que quiere trabajadores, y no
quiere ciudadanos con los que convivir, “quiero trabajadores que permitan solucionar las necesidades del
mercado de trabajo”. Esto es lo mismo que se vivió hace una serie de años cuando se emigraba hacia
fuera.
Dos cuestiones en torno a esto, en relación a la vivienda, Juan Carlos Checa, que es especialista en ese
tema, y el que tiene un poco de contacto con este mundo lo ve muy claro. La vivienda probablemente sea
uno de los problemas más grandes que existe con relación a los inmigrantes y además de muy difícil
solución. Primero porque hay una población flotante en el ámbito de las agriculturas. La agricultura se
mueve por la temporada, hay un nivel de itinerancia muy importante de la población inmigrante, y
generalmente el inmigrante lleva la maleta, pero no lleva detrás la casa como el caracol. ¿Qué es lo que
pasa normalmente?, si uno viene a través de la fórmula contrato-origen, como ha pasado en estos últimos
años, la cosa es relativamente fácil. Por ejemplo, en Huelva no está tan mal la situación, las personas que
viene de Polonia, de Rumanía y de otros sitios, vienen con un contrato en origen, y una de las
obligaciones del empresario es que se les dote de una vivienda. Luego se puede entrar en la disquisición
de si la vivienda tiene que estar más cerca del pueblo o más lejos del pueblo, pero como mínimo hay un
techo, muchas de esas viviendas están razonablemente bien. No tienen nada que ver con la población
indocumentada que hace cuatro días se asentó en una finca en Moguer, un grupo de treinta guineanos.
Hay diferentes dimensiones de análisis, pero sí que es cierto que en muchos municipios se está haciendo
un gran esfuerzo por dotarse de un alojamiento. Sin embargo, son difíciles de prever las necesidades de
alojamiento, habida cuenta del carácter flotante e itinerante de la población y del modo en que llega,
fundamentalmente a través de redes y por procesos de “boca a boca”. No vamos a tener capacidad de
respuesta cien por cien. Pasa igual que con el mercado de trabajo, puede haber necesidades de trabajo,
pero no hay nunca un ajuste perfecto entre la oferta y la demanda, y eso tenemos que asumirlo de alguna
manera.
Otra cuestión es la de los documentados y los indocumentados. Obviamente no se han ofrecido datos
sobre población de indocumentados, solo se han ofrecido datos sobre población indocumentada surgidos
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Fundación Centro de Estudios Andaluces
del Plan de Emergencia Humanitaria. Gran parte de la población alimentada durante varios meses, con
bolsas, eran fundamentalmente población indocumentada, pero las cifras no nos ofrecen datos
concluyentes. Por otra parte habría que desconfiar muchísimo de cualquier dato que ofrecieran las
estadísticas oficiales. El IEA, en el año 2002, publica los datos de población extranjera censada del año
99, ¿de qué sirve si se analiza la agricultura intensiva, que además implica trabajo de temporada donde la
gente va y viene?, ¿como puede existir un universo fijo y contabilizar?. Existen muchas estimaciones,
pero no hasta el punto de hablar de un tercio, veinticinco o treinta por ciento de población indocumentada,
sobre la base, por ejemplo de las solicitudes de regularización que hay posteriormente. Esto no sirve para
pensar en la agricultura. La agricultura se basa en gran medida en la itinerancia, aunque hay una parte de
gente que está de manera estable, pero parte de esa población que va y viene no es población que puedas
considerar residente en un municipio, porque hoy está aquí, al mes siguiente ha ido a otra campaña, etc.
Es muy difícil llegar a estimaciones fiables.
Obviamente, el trabajo se ha limitado fundamentalmente a las afiliaciones laborales de Andalucía. Las
afiliaciones de España ofrecen otro perfil. No en vano, Andalucía es una de las regiones con mayor
porcentaje de población en el sector agrícola, comparado con el territorio. Pero sí que existen datos. El
problema con los datos de afiliación, conecta con el planteamiento de que tampoco la Tesorería de la
Seguridad Social da los datos como se necesitan. Aunque estén y los den no se pueden hacer los cruces
necesarios. Cuesta trabajo que esos datos salgan, y sobre todo que salgan al día. Es complicado muchas
veces investigar estos temas, no porque no haya una contabilidad, sino porque esa contabilidad o llega
tarde o no contiene la pregunta que se quiere. Posteriormente cuando se comparan con cifras de otras
entidades, son tan diferentes, que surgen todas las dudas del mundo.
Muchas veces quizás es más interesante o por lo menos, sin ser, como decían algunos, cuantitofrénico,
apuntar esas tendencias, esas problemáticas que hay, y hacer lo posible por intentar ver de qué manera se
pueden evitar situaciones que revisten una g ravedad especial. Estamos en el siglo XXI, hipotéticamente
en una de las naciones más desarrolladas del mundo.
En cuanto al tema de la complementación y sustitución, cuando se ha hablado de esto se ha pensado a
nivel macro. En Andalucía donde están funcionando esas dos dinámicas, ¿qué está pasando?; la
complementación, por la razón de que, por una parte, sigue existiendo el clásico jornalero andaluz,
especialmente en la zona en torno al río del Guadalquivir (sintetizando mucho), la parte tradicional. Ahí
no se nota tanto,aunque existe población extranjera,pero no se nota tanto como en municipios de Huelva,
municipios de Almería o algunos de Jaén. Hay complementación si pensamos en toda Andalucía y vemos
que esas dos figuras, el temporero y el jornalero, están trabajando en el mercado. Junto a eso, está
comenzando a operar un proceso de sustitución de mano de obra. Está claro que la mano de obra nacional,
se está retirando. Eso no quiere decir que se vaya a retirar definitivamente, pero si se considera por
ejemplo, el cálculo de personas que trabajan por hectáreas, que se suele hacer para ver aproximadamente
qué necesidad de mano de obra existe en la agricultura, por ejemplo en la campaña de la fresa onubense,
en los últimos años más o menos, se hacía una estimación de que hacían falta alrededor de cincuenta o
sesenta mil personas. En el año 2002, llegaron alrededor de siete mil personas con contratos en origen,
de Polonia, etc. Este año se habla en torno a quince mil. El campo es el que hay, las hectáreas no han
cambiado tanto de un año para otro. Cuando están trabajando unos y no otros, está claro que unos están
saliendo y otros están entrando. Esto se une a una idea que se ha comentado antes y es que en muchos
casos, sí que hay una idea de jornalero, o sí se entiende que hay una diferencia entre el jornalero andaluz
de hace un siglo y el jornalero andaluz de hoy. El jornalero de hace un siglo se caracterizaba por la
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precariedad económica, por pasar parte del año en una fuerte situación de desempleo, por estar en una
situación de campesinado, en el sentido de estratificación a lo más bajo. El jornalero de hoy se puede
permitir el lujo de no venir a trabajar a las fresas, o de que su hijo no vaya a trabajar a la fresa, porque
complementa parte de su trabajo en el campo con otros trabajos en el sector secundario, el terciario, de
economía sumergida, o a través de una ayuda familiar. Sí que hay una modernización, o al menos se ha
pensado en esa modernización del perfil del jornalero. Hay complementación porque se suman todas esas
figuras, y hay una clara sustitución, con un doble papel, sustitución de mano de obra nacional por mano
de obra extranjera, y lo más inminente es mano de obra norteafricana por mano de obra latinoamericana
o de Europa del Este. Éste es un proceso muy reciente, la latinoamericana empezó antes, pero la de
Europa del Este, al menos en lugares como Huelva, es cosa de ayer para hoy. No se conoce hasta qué
punto ese proceso es una tendencia totalmente arbitraria en función de cómo va la política.
Otra cuestión es la contribución económica de las migraciones en Andalucía. Los último datos del INEM
sobre fecundidad, son muy claros, y es que la fecundidad parece que se ha recuperado un poquito, porque
algunas nacionalidades de extranjeros han sido muy proclives. Eso ha pasado en general en España,
probablemente en Andalucía sea exactamente lo mismo, máxime teniendo en cuenta que ya en algunas
localidades como en Almería hay segundas generaciones de poblaciones inmigrantes. En Huelva se
constata perfectamente viendo los niños que están en los colegios. ¿Cómo afecta eso a la tesorería de la
Seguridad Social?, en general aportan más que menos, incluso (y eso es uno de los grandes argumentos
que se hacen para documentar a la población indocumentada) la población indocumentada, que la ley
llama ilegal, paga, aunque no pague impuestos directos, aunque no cotice en la seguridad social, cuando
compra y cuando consume está pagando. Entonces, ¿por qué no se asume que de alguna manera nos
estamos beneficiando, cien por cien, aunque no se conozca con cifras hasta dónde puede estar afectando
esa contribución económica?.
Por otra parte comentar que no se puede homogeneizar en general al colectivo de inmigrantes. En
absoluto se ha querido transmitir la idea de que todos y cada uno de ellos sean absolutamente
homogéneos, pero sí que hay una lectura donde se puede aplicar esa idea de homogeneidad, y es que la
prensa cuando ha bla del mar roquí (o del moro, si nos ponemos en lo peor) está aplicando esa categoría
homogénea,y cuando la población opina,no opina de una persona en particular. Las actitudes se traducen
en estereotipos que reflejan a ese colectivo que hipotéticamente es homogéneo.
¿Qué causas pueden producir la sustitución?. Por ejemplo, en Huelva, el año pasado en el contexto de una
investigación para la Unión Europea, que se trabajó más a nivel de micro detalle, los empresarios que se
convocaron en grupos de discusión eran muy claros, en cuánto al por qué habían sustituido al marroquí
por la polaca. Hay un análisis de cambio de nacionalidad, pero ligado fundamentalmente al género. Esto
puede cambiar de una campaña a otra. Fundamentalmente decían en estos grupos, primero porque no se
fiaban mucho del “moro”, segundo porque trabajan menos, tercero porque son más conflictivos, cuarto
porque como pongas a muchos “moros” en una finca ya tienes lío garantizado, porque la población no los
quiere, porque son varones. Hay una serie de motivos que forman parte de ese imaginario colectivo, que
sitúa a un grupo como aquél que genera más incertidumbre, más desconfianza, etc. Al mismo tiempo se
decían cosas como por ejemplo “esta gente lleva mucho tiempo, ha aprendido que las 35 peonadas y me
voy a mi casa, me dejan colgadas las fresas cuando están más madura”. Y eso sí tenía mucha importancia,
a la hora de sustituir a colectivos por la fórmula contrato en origen, fundamentalmente porque el
empresario que trabaja con un fruto perecedero, no se puede permitir el lujo de estar pagando créditos y
créditos, y que luego llegue el día 36 o el día 41 y quedarse con el fruto maduro y endeudado. La fórmula
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contrato-origen, ha calado mucho, al menos en Huelva, porque de alguna manera garantiza dos cosas, una
tiene que ver con lo económico y otra con lo social. Con lo económico fundamentalmente que se tiene un
contrato, de gente que llega, y que un día se va, que coincide más o menos con el final de la campaña, y se
garantiza una mano de obra durante toda la campaña, y en eso hay que entender al empresario que arriesga.
La lectura social que también aparece en el caso de Huelva, es que como tienen preparado el camión, o la
camioneta, o el autobús, o el coche para llevarlos de vuelta, no se quedaban en el pueblo. Entonces hay toda
una especie de discurso circular, que decía algo así como: “estamos aguantando,pero ya para el verano,otra
vez el pueblo vuelve a ser el mismo”. Así es como de alguna manera se recogía parte de la situación, por
parte de los empresarios. En relación a esto, aparecen dinámicas muy peligrosas de conflictividad entre
grupos de nacionalidad, e incluso dentro de grupos de nacionalidad. Por ejemplo, la primera generación de
marroquíes en Huelva, continuamente hacía alusión a que estos que vienen son peores, en el sentido de que
son más agresivos, más violentos, roban, se emborrachan. De alguna manera, su imagen consolidada durante
quince o veinte años estaba empezando a temblar ante la llegada de nuevas personas. Y junto a eso la idea
de que el marroquí, especialmente, crea conflictos, o el colombiano que va unido a la droga o que va unido
a la mafia. Ese tipo de razones sí han funcionado a efectos de sustitución, o por lo menos se han explicitado
de esa forma. Si se añade al que viene indocumentado y se le paga menos, ya son más componentes, aunque
en el caso concreto de Huelva, lo de los salarios o lo de la vivienda está mucho mejor que en zonas como
en Almería, probablemente, porque no haya un volumen tan grande de población y se pueda responder, y
porque se haya aprendido de los años de experiencia previos en esta provincia.
La última cuestión con respecto al asociacionismo. El tema de que a mayor población inmigrante mayor
asociacionismo es una constante más o menos universal, aunque no se generalice en cuanto a los flujos
de población inmigrante. El asociacionismo habitualmente se produce en una fase de asentamiento de la
migración. En Almería, si el poniente empezó a desarrollarse en la agricultura en torno a los 70 y hasta
un poco más adelante no empezaron a llegar de manera más clara la población inmigrante, estamos ahora
mismo en una fase de asentamiento de la población, de segunda generación. Eso va unido generalmente
a dinámicas de mayor relación social, no es lo mismo pensar, “yo vengo para volver mañana a mi casa,
habiendo ahorrado”, que decir, “yo ya sé que me voy a quedar aquí más años”, entonces se van buscando
fórmulas, y esa fórmula es muy normal. En Huelva ha ocurrido así, y también en otros países.
Generalmente se suelen concentrar esas asociaciones en los lugares donde más transita la población, es
un indicador claro del asentamiento.
6.- Ángeles Arjona. Universidad de Almería.
En el caso de Roquetas de Mar, hay un proceso que se está generando últimamente y que es muy llamativo con
los inmigrados que llegan del Este (frente a los que ya existían provenientes de África desde el año 85-87). Y
es que tienen una facilidad mayor de ascenso social, de introducirse en el tejido, de convivir; se ven en las
fiestas, en los bares, alquilan películas, están más normalizados. Con los africanos, unos más que otros, se daba
un proceso de invisibilización. Por el contrario, los europeos del Este están viviendo en el centro de Roquetas,
posiblemente porque pueden venir con un contrato de trabajo en origen y que el empresario les busque
vivienda, pero es muy llamativo que no tengan mayores dificultades, que rápidamente se quieran asentar, que
vengan con los niños y se los lleven al parque, que cubran los espacios públicos de Roquetas.
Sería interesante plantear la siguiente cuestión: si estos europeos del Este tienen esa facilidad para
encontrar trabajo, por ahora dentro del mercado secundario, dentro de esa precarización o inestabilidad
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etc., seguramente no van a ser, o no les vamos a dejar que sean Concejales de Ayuntamientos, aunque
estamos viendo cómo saltan más rápidamente a la construcción y trabajan en bares. Las mujeres, por
ejemplo en servicio doméstico, se prefieren del Este antes que marroquíes, todo por esa generación de
estereotipo y todo lo que hemos visto en la encuesta.
Con esa menor discriminación que se está produciendo, posiblemente si los del Este salen del ciclo
agrícola, del invernadero, en este caso almeriense, los agricultores almerienses no van a tener otra
posibilidad que volver a buscar a los africanos. Parece que el nivel de aceptabilidad de los europeos del
Este va a ser mayor que el de los norteafricanos, y no se van a conformar con el trabajo dentro del
invernadero.
7.- Andrés Sánchez Picón. Universidad de Almería.
El texto que se ha presentado parece enormemente ambicioso, y en él hay que valorar, desde el punto de
vista de un historiador económico el intento que se hace de situar el fenómeno de la inmigración o del
temporero inmigrante dentro de lo que ha sido la historia económica andaluza. Sin embargo, existe alguna
objeción al respecto, porque parece que el encuadre histórico que se hace, no como mera introducción
sino con la intención de construir una genealogía que ayude a cualificar el análisis, se basa en un
planteamiento historiográfico poco actualizado.
En el tema del atraso agrario andaluz y sus consecuencias sociales ha habido una renovación
historiográfica bastante importante en los últimos años, como se puede ver en los textos que ha editado
hace un par de años M. González de Molina. De este modo parece demasiado lineal la trayectoria que va
desde el jornalero histórico al temporero inmigrante que tú expones. De uno a otro cambian los escenarios
productivos, económicos y sociales. La renovación de las investigaciones en historia agraria andaluza
apuntan hacia una pluralidad de salidas en la reforma liberal del siglo XIX, no siempre en la línea de la
desposesión del campesinado y la consecuente jornalerización. La emergencia de un campesinado
propietario en la Andalucía Alta, origen de una agricultura familiar que enlazaría con los primeros
momentos de la agricultura intensiva actual, señala una línea de evolución histórica diferente a la que tú
planteas. En los invernaderos donde ahora se afana la mano de obra inmigrante, hace poco se recurría a
fuerza de trabajo aportada por la propia familia de origen campesino. La encrucijada actual trata de la
conversión de estos agricultores familiares en empresarios agrícolas que dependen cada vez más de mano
de obra externa. El que esto ocurra en Almería no tiñe este comentario de localismo. Una mera cuestión
de tamaño: la aportación de las treinta mil hectáreas invernadas en esa provincia a la Producción Final
Agrícola Andaluza está entre el 20 y el 25 por ciento. Creo que hay un problema en esa genealogía
histórica del jornalero andaluz al temporero inmigrante. Tal vez sí la haya en otro sentido: del jornalero
andaluz del XIX, al jornalero andaluz subsidiado del año 2002. Las mayores concentraciones de
trabajadores inmigrantes se dan en una agricultura intensiva que surge en los años 60, sobre una base de
explotaciones familiares, con un origen histórico que conecta con el campesinado de montaña
mediterránea, que se beneficia de la colonización estatal y que cultiva en explotaciones de unas
dimensiones medias de una hectárea y con la sobreexplotación de la mano de obra familiar. En los últimos
diez o quince años, sobre un tejido social todavía muy endeble, se producen cambios fundamentales. El
tamaño medio de la explotación a finales de los 80 o a principio de los 90, comienza a crecer, y al mismo
tiempo, la siguiente generación de los pioneros agrícolas, comienza a abandonar el invernadero, en el
sentido de que trabaja en todo el complejo agroindustrial que surge alrededor: los hijos trabajan en los
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bancos,en las comercializadoras,en los servicios que surgen alrededor, mientras que el tamaño medio de
la explotación crece hasta estar ahora mismo en las tres hectáreas. La cuestión desde entonces es qué
capacidad tienen este tipo de empresarios, que son agricultores familiares para gestionar la mano de obra
externa, sin tradición alguna. La estructura empresarial es importante. En el Levante, en Murcia, en todo
lo que es la ruralidad agroindustrial levantina, donde el tamaño de las explotaciones es mucho mayor,
donde existen verdaderas grandes empresas agrarias, pues bien, parece que la gran empresa agraria
capitalista gestiona mejor, o es capaz de internalizar mejor algunos costes derivados del uso de mano de
obra inmigrante, que las explotaciones de carácter familiar. Así ocurre, por ejemplo,en temas de vivienda,
o alojamiento. Las aproximaciones macro conllevan ciertos riesgos, y claro, los fenómenos migratorios
son fenómenos regionales, entendiendo por regionales regiones económicas, no regiones administrativas,
ni tampoco las provincias. No se emigra de todo Marruecos y no se emigra a toda Andalucía, sino a
determinadas zonas de Andalucía, o de España. Por lo tanto, hay que ser siempre muy cuidadosos en el
manejo de las escalas, ya que las tasas medias de inmigrantes encubren realizades muy diferentes y
esconden focos de saturación con problemas específicos. En cuanto a lo que planteas al final de los retos
que tenemos y de los problemas relacionados con la percepción de los valores,me parece que es una parte
enormemente sugerente, porque yo creo que en el tema de la inmigración nos estamos jugando ni más ni
menos que la calidad de la democracia, y es un tema muy sensible, en el que está interviniendo no solo
el mercado de trabajo, sino otros mercados, como el mercado inmobiliario (riesgo de depreciación) o la
pugna por los servicios sociales que presta el estado, desde la educación a la sanidad.
Una última reflexión a propósito de los estereotipos culturales. El inmigrante norteafricano padece un
estereotipo construido históricamente. El Estado español se ha construido en buena medida frente al Islam
y los tópicos negativos dificultan extraordinariamente la integración y la mera convivencia. En fin,
realmente se trata de un calidoscopio, un crisol en el que confluyen muchas problemáticas, que se
presentan absolutamente interconectadas
8.- Jerónimo Molina. Director del Instituto de Estudios Socioeconómicos de Cajamar
En primer lugar quisiera destacar la idea de que no hay una continuidad entre el jornalero y el inmigrante,
porque no hay una continuidad en la agricultura andaluza. La agricultura andaluza de principios del siglo
XXI, finales del XX, es radicalmente distinta a la agricultura andaluza de principios de siglo XX aunque
siguen habiendo viñedos, sigue habiendo trigo, lo sustancial, lo importante de la agricultura andaluza es
radicalmente distinto a lo sustancial de la agricultura andaluza de un siglo antes.
Por otra parte, sobre el fenómeno concreto de la inmigración, ocurre que se ven mucho más los aspectos
problemáticos que los aspectos de normalidad. En este caso y en cualquier otro, siempre lo que llama la
atención y lo que sale a la calle, es el problema y nunca el hecho de la normalidad. En Almería, según la
seguridad social, hay veinte mil inmigrantes dados de alta en el régimen agrario de la seguridad social.
Para la superficie de cultivo existente el Almería, ese número de trabajadores, más los trabajadores por
cuenta propia y los trabajadores españoles, coincide perfectamente con las necesidades de mano de obra
para atender los cultivos, es decir no hay una situación de mercado negro en el mercado laboral agrario
en términos generales. Habrá situaciones puntuales de precariedad, pero como norma se cobra el salario
base del convenio en la mayoría de los casos, y esta situación se ve ratificada además de por el dato
aportado, por el estudio realizado por Francisco Ferraro, encargado por la Junta de Andalucía. Respecto
a la precariedad y al mercado negro en Andalucía y la zona donde menos economía sumergida había es
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en Almería con gran diferencia sobre las demás provincias andaluzas, a pesar de ser una zona agraria. La
economía sumergida, está donde está el subsidio agrario, y donde está el PER, y ahí es donde habrá
situaciones de todo tipo, en términos objetivos medibles, aunque habrá situaciones puntuales, concretas
en Almería, absolutamente injustas y desgarradoras.
En términos más amplios, hablando de la agricultura andaluza de progreso y de vanguardia, orientada a
los mercados es decir, la que tiene más peso en el conjunto de la producción final agraria, la que más
avanza y la más significativa,lo que tiene es una situación de normalidad bastante estable y una necesidad
evidente para estar en el mercado, de estar normalizada. No puede vivir en una situación de precariedad,
es imposible. Ningún sector que avanza vive en precario, viven en precario los sectores de subsistencia
que están estancados y con poco futuro.
¿Qué tipo de inmigración hay aquí?. Las hectáreas que gestiona una familia efectivamente han subido a
dos o dos y pico, cuando antes no llegaba a una, pero eso ha sido por la evolución de la propia tecnología
que permite gestionar más superficie de cultivo con menos mano de obra. Es decir, una hectárea requería
antes tres personas, sin embargo, ahora dos hectáreas no necesitan seis, ¿no?, en la actualidad, con las
mismas tres personas que antes gestionaban una hectárea, se gestionan dos o dos y media. Lo que está
ocurriendo es que con la mejora del nivel de vida, dejan de trabajar en el invernadero la mujer y los hijos
en edad escolar, que están siendo sustituidos por manos de obra extranjera, que como se señala
anteriormente, cuando se va a contratar a una persona es sustancial la productividad en el trabajo de una
persona que se distingue los formados en la Europa del Este, y los que no están en este caso. Lo normal
es que cuando se realiza la compra de cualquier materia se compre lo mejor, si vas a contratar a un perito
que se contrate al mejor, y si se va a contratar a un obrero, pues también que se contrate al más eficiente,
y esto es una realidad. La evidencia es que no es comparable la efectividad y productividad en el tr abajo
de uno y de otro debido,sobre todo a su formación,y también debido,en parte, a unos aspectos culturales
que inciden sobre el trabajo, y esto es un dato cierto. Es decir, respecto a lo recogido en el documento
comentado, no se sustituye a un jornalero por un inmigrante en ningún caso. Sí hay un problema de
eficacia entre los distintos inmigrantes según su grado de formación y de cultura hacia el trabajo.
9.- David Uclés. Jefe de Departamento del Servicio de Estudios de la Cámara de Comercio de Almería.
Da la impresión de que hay un problema de visibilidad, es decir: el problema es problema cuando se ve.
En el año 2000,en enero y febrero,se decía:“es que los negros son menos problemáticos”; esto tiene fácil
explicación teniendo en cuenta la estadística:“son menos problemáticos porque hay muchísimos menos”,
cuando haya una densidad de población elevada se verá si existe el problema o no. Posiblemente con los
emigrantes de Europa del Este habrá algún problema; posiblemente se tiene que esperar que haya muchos
más que ma grebíes, porque las diferencias culturales, teóricamente, son menores. Así que posiblemente
se soporte más, y en vez de dar la voz de alarma con un 8% se dará con un 12%, pero se hará con casi
total seguridad.
Si consideramos un escenario próximo como es el año 2004, con la incorporación de Polonia, sobre todo,
y los demás países de alrededor a la Unión Europea y los acuerdos que eso conlleva,la facilidad de acceso
de estas personas al mercado de trabajo almeriense, va a ser mucho mejor que la que tiene el magrebí. Es
decir, posiblemente en los próximos años esta sustitución se va a producir. Se verá entonces qué pasa
entonces con estos trabajadores magrebíes.
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Por otro lado, en cuanto al tema de la vivienda (ya se ha comentado anteriormente), es un problema de
dimensión empresarial sobre todo y de capacidad para gestionar este tipo de situaciones. También incide
una cultura previa del trabajo dentro del cortijo, en el invernadero, de forma que el agricultor, a veces,
intenta trasladar sobre el inmigrante su manera de ver la situación. El agricultor ha trabajado en su cortijo
durante mucho tiempo, y para él no es problemático vivir allí. De hecho se produce una segregación
territorial y se asegura el problema de cuando todos estos trabajadores vayan el fin de semana a hacer las
compra al centro. Entonces se produce el conflicto porque se les ve.
Y sobre la última pregunta: ¿por qué analizamos los capitales pero no los movimientos de personas?. No
es una cuestión de política, es sentido común. Al parecer la respuesta es relativamente sencilla. Los
capitales están vinculados al desarrollo; la entrada de capital extranjero es una de las palancas
mencionadas en la bibliografía científica para el crecimiento de una economía. Lo que se le exige a
Argentina desde el Fondo Monetario Internacional y a los demás países es que estabilicen y garanticen la
situación del capital invertido allí, eso es lo que se está vendiendo. El capital es sinónimo de crecimiento.
En cuanto a que no se liberalice la mano de obra, es una verdad a medias. Depende de qué mano de obra
se trate, si la que viene está formada por ingenieros electrónicos o informáticos, se recibe con los brazos
abiertos, ya que se necesita a ese tipo de gente, que además vienen con unos niveles salariales que
teóricamente no los van a convertir en un demandante de servicios sociales, sino todo lo contrario, en un
aporte neto al sistema. El conflicto se produce con la mano de obra no cualificada, y ese es el problema
real. Se decía al principio que la inmigración es un problema porque lo concebimos como problema; pero
es que siempre ha sido un problema. Cuando Andalucía era una región de emigrantes, era también un
problema, y era un problema porque se perdía gente en edad productiva, aunque también se recibían los
capitales. En los periódicos de aquel entonces se puede comprobar que posiblemente se visionaba la
emigración española como parte de un problema. Al final, las situaciones que no son ni entran dentro de
lo que podemos considerar normal, o lo que se cree que es normal, terminan pareciendo un problema. El
verdadero problema sería no considerarlo si quiera.
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centrA:
Fundación Centro de Estudios Andaluces
Documentos de Trabajo
Serie Temas de Actualidad
A2002/01 “Algunas ideas en torno a la Reforma del Sistema de Subsidio de
Desempleo para Trabajadores Agrarios”, J. Ignacio García Pérez
A2002/02 “Fragmentos de la realidad social posmoderna”, Eduardo Bericat
Alastuey
A2003/01 “Algunas reflexiones y propuestas sobre fiscalidad ambiental y su
aplicación en Andalucía”, Francisco Javier André García
A2003/02 “Análisis sociológico del autoposicionamiento ideológico en Andalucía”,
Jaime Andréu Abela
A2003/03 “Agricultura andaluza y trabajadores extranjeros: del jornalero andaluz
al temporero inmigrante”, Estrella Gualda Caballero
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