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TRADUCCIÓN E IDENTIDAD DISCURSIVA*
CLEM ROBYNS
Research Felow
Fund for Scientific Research (Bélgica)
Cualquier discurso (re)produce sus propios límites y define así una
especificidad propia respecto a otros discursos. Ello implica que la identidad es
siempre un concepto dinámico, con un equilibrio muy frágil. La traducción (en
su sentido tradicional), como confrontación explícita con discursos "extranjeros",
es sólo el ejemplo más visible de los continuos conflictos que caracterizan la
construcción de la identidad. Aunque el problema de la traducción ya ha sido
formulado en estos términos por varios estudiosos (por ejemplo, Even-Zohar,
1990)1, conceptos tan monolíticos como "texto", "lenguaje" y "traducción", que aún
dominan los estudios de traducción, entorpecen mucho cualquier discusión. Por
esta razón, para estudiar el papel que juega la traducción en la dinámica de la
autodefinición, el foco de atención debe desplazarse de los textos individuales o
de los rasgos lingüísticos en traducción (por muy "contextualizado" que pueda
estar el análisis) hacia la interferencia entre discursos, estructuras discursivas y
estrategias. En este artículo, que es tan sólo un primer intento de desarrollar un
marco teórico para un programa de investigación más amplio, quisiera
ocuparme de las distintas maneras en que un discurso puede enfrentarse al
problema de la interferencia discursiva, tal como se manifiestan en las estrategias
de traducción y en las posiciones respecto a la traducción en sí misma.
Traducción y autodefinición discursiva
Un discurso -o para usar un término que también abarca los factores
extratextuales individuales e institucionales, una práctica discursiva- se define a
*
Título original: "Translation and Discursive Identity", en Poetics Today, 15, 3, 1994, págs. 405-428.
Traducción de Amelia Sanz Cabrerizo. Texto traducido y reproducido con la autorización del
autor y del editor.
1
En el campo de la sociolingüística, un marco similar ha sido elaborado por Uriel Weinreich,
Languages in Contact, La Haya, Mouton, 1966 [1953], a propósito del bilingüismo y de la
interferencia lingüística, y por Joshua A. Fishman, Language and Ethnicity in Minority
Sociolinguistic Perspective, Clevendon/Philadelphia, Multilingual Matters, 1989, entre otros.
1
sí mismo en relación o más bien en oposición a otros discursos. Y lo mismo
sucede con las culturas, que pueden ser consideradas como conglomerados
amplios y sistemáticos de prácticas discursivas. Si definimos un discurso como
un conjunto de mensajes considerados por sus productores o receptores como
relacionados porque de alguna manera cuentan con un conjunto de normas en
común, la conciencia de tales códigos comunes es posible sólo mediante la
confrontación con su ausencia, esto es, con otros discursos.
Así, la dinámica de la autodefinición discursiva implica continuos
contactos entre discursos. Más aún, esas relaciones nunca son relaciones de
igualdad puesto que nunca existen de forma aislada: la compleja red de
relaciones creadas por la superposición de discursos políticos, económicos,
científicos, artísticos, literarios u otros conduce a una perfecta simbiosis entre dos
prácticas discursivas cualesquiera que difícilmente parecen algo más que una
construcción ideal.
El carácter desigual de las relaciones discursivas, esto es, el hecho de que
la construcción de la identidad esté ligada a relaciones desiguales de poder,
supone que puede ser considerada ideológica: al establecer su identidad, una
práctica discursiva construye, reproduce o subvierte intereses sociales y
relaciones de poder. Dos precisiones pueden aclarar esta tesis. Primero, el hecho
mismo de que haya una conciencia de identidad común dentro de una cultura o
práctica discursiva, implica que ha habido también una lucha por preservar esa
identidad, por preservarse a sí misma mediante el discurso2. Si la identidad se
construye por oposición a lo extranjero, las interferencias implican una pérdida
de autonomía y de ahí una pérdida de identidad. En segundo lugar, las
convenciones compartidas en las que se basa la identidad están implícitas en
muchas ocasiones. Afin de hacer posible el funcionamiento interno de un
discurso, los participantes dan por supuestas ciertas reglas básicas y ciertos
significados que subyacen a su producción. Este conjunto estructurado (aunque
plural y dinámico) de presuposiciones es lo que llamamos la "doxa". De la misma
manera que las presuposiciones de una expresión lingüística ("¿Cuándo dejaste
de amar a tu mujer?") no pueden ser contestadas sin contestar la situación de
comunicación en sí misma (contrariamente a la denotación), la doxa de un
2
En "The Notion of System", Dirk De Geest (1992) relaciona la posición central/periférica de los
elementos sistémicos con su papel en la unidad sistémica: los elementos que interfieren con otros
sistemas tienden a ser relegados hacia posiciones marginales. De Geest también propone un
"cuadrado de la normatividad" greimasiano que nos permite describir la posición normativa de
los elementos (importados).
2
determinado discurso no puede ser contestada (por tanto haciéndola explícita,
cuando su eficacia reside en su carácter implícito) sin contestar la legitimidad del
discurso (evidente en sí misma) y de sus productores 3.
Más aún, ésta es una función posible de la traducción: introduce
elementos discursivos procedentes de otros discursos y constituye así, por
definición, una violación potencial del código. El mero hecho de que un texto esté
escrito en algo que no es la lengua común ya es un desafío radical a las
convenciones del discurso de llegada4. Puesto que la conciencia de normas
comunes constituye la base para la autodefinición discursiva, la intrusión de
elementos extranjeros que violan las convenciones constituye una amenaza
potencial. Por eso cada discurso se ve continuamente forzado a fijar su(s)
posición(es) respecto a esos elementos ajenos y, por ello, respecto a la traducción.
Diferentes reacciones son entonces posibles y vendrán determinadas según las
relaciones sistémicas internas y externas que caracterizan la práctica discursiva
en cuestión. En este artículo quisiera ocuparme de cuatro tipos de actitudes ante
la traducción que pueden caracterizar una práctica discursiva.
Con el fin de estudiar la traducción como "invasión de lo extranjero",
resulta útil y hasta necesario redefinir la noción misma de traducción. En primer
lugar, está claro que la traducción no puede ser considerada de forma aislada
frente a la no traducción. En otras palabras, tanto la exclusión de elementos
extranjeros como la aceptación en su forma original, tanto la traducción "fiel"
como la transformación completa de un texto o de un elemento textual, tienen
que ser consideradas estrategias de traducción. Más concretamente: la traducción
puede ir desde la repetición literal (que en la práctica no existe) y la
intertextualidad en su más amplio sentido. En segundo lugar, puesto que las
"culturas" y las "literaturas" son simplemente tipos específicos de práctica
discursiva, no hay razón para restringir el concepto de traducción a la
transferencia de textos o elementos textuales entre lenguas (culturas, literaturas).
Así la traducción puede ser redefinida como "la migración y la transformación de
3
No considero la "doxa" como un "inconsciente estructurado" que determina un discurso y a sus
productores. La función ideológica de la doxa reside en su carácter hegemónico: su carácter
implícito y su evidencia para sí mismo. Pero si la doxa excluye por definición la contradicción,
ello no significa que no pueda ser contradicha.
4
A menos que nadie sea capaz de identificar los códigos lingüísticos de un texto extranjero
(porque nadie conoce la escritura o el lenguaje). Sin embargo, aunque no haya ninguna violación
de código lingüístico (porque no se ofrece ninguna alternativa), el texto puede funcionar como un
objeto extranjero.
3
elementos discursivos entre diferentes discursos". Cada uno de esos discursos
puede ser descrito como si ocupara una posición en un sistema más amplio y
como si formara un sistema en sí mismo5.
Esta "definición académica" es una hipótesis de trabajo como cualquier
definición formulada por otras "gentes de la cultura". Utilizaré mi concepción de
la traducción no como una exclusiva herramienta para la clasificación, sino como
una hipótesis cómoda, con plena conciencia de su historicidad. El contexto
histórico cuestiona sin duda conceptos esencialistas y reductivos como "texto",
"sujeto" y especialmente "literatura", operación esta que, desgraciadamente, no se
ha generalizado en los estudios de traducción.
Con el fin de concretar las posiciones que un discurso dado puede asumir
respecto a la "migración extranjera", tres aspectos básicos deben ser tenidos en
cuenta. En primer lugar, ¿cuál es la posición y la función del concepto de
traducción o de "lo extranjero" en general en los diferentes subdiscursos de un
sistema discursivo? ¿Ha sido tratado de alguna manera? ¿Ha sido considerado
como problema? Y en ese caso, ¿qué clase de problema? ¿Qué dicotomías se
utilizan para caracterizarlo y qué recursos retóricos? El segundo aspecto es la
selección y la distribución de elementos importados: ¿Permite un discurso la
invasión?, ¿desde qué otros discursos? Finalmente se deben analizar las
estrategias de la traducción: ¿Cómo y en qué medida los elementos discursivos
extranjeros se adaptan a las reglas explícitas e implícitas del discurso receptor?
Estos tres aspectos combinados deben permitirnos describir algunas actitudes
básicas que caracterizan una práctica discursiva. Mis ejemplos estarán sacados de
varios tipos de discurso (literario, académico, lingüístico-cultural, nacionalistapolítico y cinematográfico), con el fin de mostrar qué mecanismos similares
operan en diferentes discursos que tradicionalemente han sido tratados de forma
aislada.
Al encuentro de lo extranjero: algunas actitudes básicas
A fin de describir cuatro actitudes principales hacia la migración
discursiva, me gustaría proponer dos criterios básicos. Primero, ¿conoce una
práctica discursiva la "otredad" de elementos (potencialmente) invasores? ¿Se
5
Véase Robyns (1992) para un estudio más elaborado de este tema. Una alternativa similar ha
sido sugerida por Itamar Even-Zohar (1990: 73-78), pero su propuesta no parece haber tenido una
gran influencia en el terreno de los estudios de traducción.
4
opone explícitamente al "otro"? En segundo lugar, ¿permite una práctica
discursiva la intrusión de elementos que violen el código sin transformarlos según
el código de recepción? Una actitud que niegue y transforme la otredad puede
ser tachada de imperialista, mientras que una actitud que la reconozca, aunque la
transforme, puede recibir el adjetivo de defensiva. Un discurso transdiscursivo ni
se opone radicalmente a otros discursos ni rechaza su entrada, mientras que un
discurso defectivo estimula la entrada de elementos extranjeros que son
reconocidos explícitamente como tales. A estas actitudes defensiva y defectiva
podemos llamarlas reactivas, puesto que reaccionan explícitamante contra la
presencia o la ausencia de migraciones discursivas y por esa razón tematizarán la
traducción.
Desde luego esta tipología es una pura generalización: no es ni una
taxonomía, ni siquiera un esquema metodológico, más bien debe ser considerada
como las coordenadas para la investigación de situaciones complejas y
específicas. En fin, ningún discurso corresponderá nunca exactamente a un único
tipo. Es evidente que, cuando se trata de actitudes transdiscursivas y defectivas,
el resultado final podría ser una pérdida total de autonomía. En todo caso, las
migraciones suelen ser parciales: solamente un número limitado de códigos serán
puestos en cuestión. La fuerza de la reacción dependerá de la posición central o
marginal de las normas contestadas por la auto-definición del discurso de
llegada. Ningún discurso reflejará tampoco una sola actitud: como cualquier
modelo que domina un discurso dado en un momento dado, estas actitudes
básicas pueden ser contestadas (y lo serán) y finalmente sustituidas por otras.
Con mucha frecuencia, como algunos de mis ejemplos mostrarán, la coexistencia
de diferentes actitudes dentro del mismo discurso es una función de la
interferencia discursiva. Finalmente, es importante subrayar que sólo en muy
raras ocasiones (y si alguna vez sucede) habrá una actitud específica que domine
la totalidad de una cultura. Como muestra claramente el caso del Quebec (véase
más abajo), las actitudes hacia la cultura extranjera pueden diferir enormemente,
dependiendo de las posiciones de los discursos específicos, las instituciones y los
individuos que comprenden ambas culturas - un argumento más para estudiar
los discursos receptores en lugar de las culturas 6.
6
Para un argumento similar véase Annie Brisset, “Le public et son traducteur: Profil ideologique
de la traduction au Quebec”, TTR, 1, 2, 1988a, pp. 11-18. Sin embargo, véase también Brisset,
Sociocritique de la traduction: Théâtre et alterité au Quebec (1968-1988), Quebec, Le Préambule, 1990,
donde propone un concepto más bien monolítico de la "cultura del Quebec".
5
El modelo imperialista
Una actitud imperialista hacia el otro se caracteriza por una
reivindicación paradójica, por una parte, de la especificidad irreductible de la
propia identidad y, por otra, de la universalidad de sus valores. Esta
reivindicación es una elaboración de la manera en que se legitima el lenguaje
canónico, según Marc Angenot (1989: 135): "Su ideología inmanente exige que la
lengua canónica sea una «forma» universal, adaptable a cualquier contenido".
Todo tipo de estrategias de recuperación encuentran cabida a la hora de velar las
contradicciones internas de este tipo de doctrina.
A manera de ejemplo, quisiera comentar la legitimada ideología
política/lingüística/cultural francesa sobre la universalidad de la lengua francesa
(lo cual implica, naturalmente, a la cultura y a la nación). En la Francia
centralista, en la que el ministro de cultura es uno de los principales actores de la
escena cultural, ésta ha sido una cuestión de Estado durante siglos y todavía lo
es. Las siguientes declaraciones fueron realizadas no hace mucho por Bernard
Aubert, responsable del Departamento de Cooperación Lingüística y Educativa
del Ministerio de Asuntos Exteriores francés, en una entrevista concedida a la
revista Le Français dans le monde :
Seamos sinceros. En Francia, usted lo sabe, la política lingüística exterior se piensa, se
negocia, se hace pública en las más altas esferas del Estado... La difusión de la lengua
francesa en el extranjero sigue siendo una prioridad nacional y los presupuestos
asignados no bajan7.
La ideología de la universalidad de la lengua francesa que legitima esta
política es raramente cuestionada incluso hoy a nivel institucional: la "Secretaría
para la francofonía", creada en 1986, considera que su tarea está basada en la idea
de que "la vocación de la francofonía es tender hacia lo universal"8. Marc
Angenot (1989: 268) describe exactamente la misma manera de pensar como la
que ya prevalecía en Francia en 1889: "Los doctrinarios, los filósofos desean
disertar sobre la especie humana, pero esta humanidad no es más que un avatar
abstracto de la cultura francesa, del burgués francés."
7Jacques
Pécheur, "Français: un rendez-vous et un renouveau à ne pas manquer. Entretien avec
Bernard Aubert" in Le Français dans le monde, 1990, 230, pp. 26-27.
8
Jacques Pécheur,"Création d'un Secrétariat à la francophonie: Un front populaire", Le Français
dans le monde, 1986, 203, pág. 23.
6
Por supuesto, la universalidad de una lengua ha de estar basada en
"criterios universales". Michel Bruguière, un directivo del Alto Comité de la
Lengua Francesa, nos ofrece esos criterios en el volumen Symposium de la
Encyclopaedia Universalis 9. No cabe lugar a dudas: "No deja de ser cierto que las
lenguas no son iguales y que toda política debe tener en cuenta seis parámetros
obligatorios"10. De estos seis criterios, tres ya pudieron ser enunciados por
Rivarol en L'Universalité de la langue française, publicada hace unos 200 años: la
"variedad humana", la "difusión pedagógica" y la "riqueza literaria". Los otros
tres son el número de hablantes, la distribución geográfica y el impacto
tecnológico. Bruguière trata de aplicar estos tres criterios de una forma "objetiva",
cuantificándolos. Sin embargo, es interesante ver de qué manera surgen las
estrategias de recuperación y las metáforas atemporales. Al fin y al cabo, el
francés se sitúa por debajo del chino y del inglés (entre otros) en número de
hablantes, pero, dado que el hindi y el bengalí también tienen más hablantes, "sin
que representen una verdadera competencia a escala internacional" (ibid.), ello
implicaría que la importancia de este criterio no debe ser sobrevalorada. En
cualquier caso, el segundo criterio, la distribución geográfica, se utiliza para
explicar por qué el francés no reúne la primera condición: el francés está bien
representado en todo el mundo, "sólo falta Asia, reserva de la humanidad, en este
cuadro" (ibid.); el subrayado es mío, pero la connotación despectiva es de
Bruguière. El asignar uno, dos o tres puntos a cada lengua importante permite a
Bruguière construir un "hit parade" de las lenguas internacionales: el francés
alcanza el segundo puesto después del inglés. En fin, "el espacio de expresión
francesa debe ser ... presentado al resto del mundo como lo que es, es decir un
compendio del mundo." (ibid.:1022a). Quod erat demonstrandum.
Así pues, ¿cómo se hace concordar esta doctrina de la universalidad con
la reivindicación de especificidad cultural? Varias estrategias básicas pueden
9
El hecho de que un texto así aparezca en un enciclopedia francesa que se llama a sí misma
"universal" ya es bastante elocuente. En realidad, el volumen del Symposium merece un estudio en
sí mismo. La enciclopedia que se presenta como conocimiento incontestable, incluye sin embargo
este volumen a manera de panorama de los debates en curso. Con todo, el mérito de haber
analizado el fenómeno de la enciclopedia como una visión de conjunto del alfabetismo cultural
legitimado recae en Stef Wauters, "Langue, littérature et traduction dans la France romantique: Le
Discours sur la traduction dans l'Encyclopédie des Gens du Monde", M.A. Thesis, K.U. Leuven,
1991.
10
Michel Bruguière, "Langue et cultures françaises: Les Eléments d'une politique internationale"
in Encyclopaedia Universalis, Symposium, 1018-254, Paris, Encyclopaedia Universalis, S.A., 1985,
pág. 1091b.
7
aliarse. La principal consiste en negar "al otro" el estatuto de "cultura válida":
"sólo nuestra cultura es universalmente válida". El otro es reducido a una mera
curiosidad bárbara o exótica. Según Angenot (1989: 279), tal posición domina en
la Francia de 1889: "Lo que es universal, es la evidencia de la inferioridad de los
pueblos exóticos, de la superioridad de Europa y especialmente de Francia, cuna
de la civilización". Esta actitud no se refiere sólo a Africa y a Asia, sino también,
por ejemplo, a Alemania (Angenot, 1989: 137).
Hoy, Bruguière
11defiende
una versión apenas algo más débil de este
razonamiento: "Desde luego, una situación de conflicto sería, en primer lugar,
absurda: el francés está tan implantado en Francia que no puede temer la menor
competencia por parte del corso, el vasco o el bretón". En términos de "política
extranjera", este complejo de superioridad permite de forma natural que Francia
asuma el papel de "guía cultural" para pueblos más primitivos. En palabras del
historiador Gustave Lanson12: "[Francia] ha sido la guía que, con un solo
movimiento, ha conducido a los pueblos hacia los caminos del futuro,
enarbolando la llama hacia la que se vuelven las otras naciones, preocupadas por
la dirección que habían de seguir".
¿Y hoy? Hoy el departamento dirigido por Bernanrd Aubert ve esta
"vocación" como una forma de mantener una "influencia política en el contexto
institucional en el que se enseña el francés en otros países"13. Pongamos otro
ejemplo: las dos ilustraciones para el artículo de Bruguière en la Encyclopaedia
Universalis14, sugieren sutilmente la "fuerza civilizadora" de la cultura francesa.
Las dos son fotografías de la entrada de dos edificios modernos de hormigón
muy parecidos. Estos dos edificios son "Centros culturales franceses". En ambas
fotos, algunos jóvenes pasean por ahí, entran o salen del edificio. Sin embargo, en
una de las fotos los jóvenes son blancos y en la otra son negros. La primer
fotografía fue tomada en París, la segunda en Brazzaville.
Como en el caso de la "política interna", la presunción de superioridad
conduce a una asimilación sin escrúpulos de elementos extranjeros - una
asimilación que niega de hecho su especificidad. Tras describir de qué manera
11
Ibid. pp. 1021 a-b.
12
Gustave Lanson, Histoire illustrée de la littérature française, Paris, Hachette, 1923, pág. 1.
13
Pécheur, op. cit., pág. 27.
14
Bruguière, op.cit., pp. 1022, 1023.
8
"nosotros" construimos "nuestra Edad Media" al margen de los elementos latinos,
celtas y germánicos, "nuestro Renacimiento" al margen de los componentes
latinos, italianos y griegos para culminar en "nuestra gran edad clásica", Lanson
no puede evitar llegar a la conclusión de que "el poder de asimilación de una
nación, y particularmente de nuestra nación, es increíble"15. Bruguière va más
allá:
En definitiva, toda lengua es de naturaleza biológica. Ciertas especies animales o
vegetales sobreviven solamente en tal o tal clima... Otras se adaptan, prosperan en
distintas latitudes... La lengua francesa tiene tras de sí más de un milenio de
adaptaciones sucesivas16.
Si una cultura conquista la universalidad combinando la especificidad
con la asimilación de la alteridad, esto indica que existe una gran fuerza
teleológica. Otras naciones son consideradas fuentes prehistóricas para el
inevitable desarrollo hacia la perfección de la cultura francesa. Así pues, no es
una casualidad si Mitterand llama a la lengua francesa "ese soberbio árbol que
hunde sus raíces en todas las culturas del mundo"17, ni que Lanson pueda
predecir que "nuestros descendientes...sabrán recuperar el rostro de la Francia
eterna. Confiemos en ello"18.
Permítaseme señalar de paso que, como consecuencia de la identificación
lengua = nación = cultura, incluso los textos francófonos extranjeros pueden
funcionar como elementos "extranjeros". En su artículo "Notre littérature non pas
lue, mais vue par les Français"19, Paul Dirkx describe la actitud de los libros de
texto franceses y de los críticos de la Nouvelle Revue française hacia la literatura
belga francófona. Descubre estrategias similares, por un lado, para ocultar la
nacionalidad extranjera de textos altamente valorados y, por otro, para enfatizar
los rasgos "exóticos" incluso primitivos de textos "típicamente belgas". En ambos
casos los textos extranjeros son considerados contribuciones al "admirable
desarrollo de nuestra literatura francesa."
15
Lanson, op. cit., pág. 441.
16
Bruguière, op. cit., pág. 1024.
17
Citado por Pécheur, op. cit., pág. 27. El subrayado es mío.
18
Lanson, op. cit., pág. 442.
19
Paul Dirkx, "Notre littérature non pas lue, mais vue par les Français", en Les Relations littéraires
franco-belges de 1914 à 1940, ed. Robert Frickx, Brussels, VUB Press, 1990, pp. 13-27.
9
Ya he comentado ampliamente la retórica legitimadora de una actitud
imperialista hacia el otro, sin mencionar la traducción en sentido estricto. Una
razón es que una doctrina imperialista nunca subrayará el papel de la
traducción, aunque ello no impida su desarrollo como estrategia discursiva. Sin
embargo, la no cuestionada "política de asimilación" muestra cómo será
considerada la traducción. En primer lugar, se negará su función innovadora. No
se permitirá que los elementos importados dominen el discurso de llegada, sino
que deberán ser integrados mediante la transformación. La traducción también
será considerada transparente: a causa de la universalidad del discurso de
llegada, la comprensión del otro nunca constituirá ser un problema. Un ejemplo
extremo de esta ideología es la siguiente afirmación realizada por Fichte en 1807,
en uno de sus Discursos para la nación alemana: "Por lo tanto, el alemán siempre
puede ser superior al extranjero y comprenderlo enteramente, incluso mejor que
el extranjero se comprende a sí mismo... Por otra parte, no hay duda de que él [el
extranjero] dejará sin traducir lo que es genuinamente alemán"20.
Desde luego, en las traducciones de la literatura canonizada, el "modelo
transformador" ha sido problemático, desde que el Romanticismo y el arte por el
arte impusieron una doctrina del texto literario único como "alteridad
irreductible". Sin embargo, resulta claro que las estrategias de traducción en la
práctica, incluso de la literatura canónica, no se corresponden del todo con esta
doctrina oficial. Un ejemplo ilustrativo es la primera traducción francesa de la
novela de Milan Kundera Zert (1967), La Plaisanterie (1968). En un postfacio a la
segunda traducción21, en la cual el mismo Kundera trabajó, dice que empezó a
desconfiar de la primera traducción cuando un periodista le preguntó sobre el
lenguaje "barroco" de su novela. Cuando Kundera verificó la traducción,
encontró, entre decenas de diferentes adornos, una frase que significaba "el cielo
era azul" en el original, traducido por "sous un ciel de pervenche, octobre hissait
son pavois fastueux"[bajo un cielo de azur, octubre izaba sus fastuosas
banderas]22.
20
Citado y traducido por John Edwards, Language, Society and Identity, Oxford/New York, Basil
Blackwell, 1985, pág. 26.
21
Milan Kundera, La Plaisanterie: traduit par Marcel Aymonin, Paris, Gallimard, 1968; Milan
Kundera, La Plaisanterie: Traduction entièrement révisée par Claude Courtot et l'auteur. Version
définitive, Paris, Gallimard, 1985.
22
Kundera, op. cit., 1968, pág. 460.
1
0
En la ficción de carácter más popular, las estrategias de transformación
son incluso más frecuentes. Una vez más aparecen ligadas a estrategias
discursivas más amplias. Baste un ejemplo: durante las últimas décadas, el
"slang" o argot ha sido más o menos "oficializado" en Francia y se ha rendido así
a las estrictas exigencias lingüísticas de ese país. Ello significa que el argot
francés, con el fin de ser ampliamente aceptado, ha tenido que despojarse de
cualquier connotación regional o extranjera posible. Como en la literatura angloamericana, el argot ha llegado a ser aceptable en la literatura francesa. Sin
embargo, en las traducciones al francés, el argot anglo-americano ha entrado en
conflicto con las normas del "argot francés oficial" y con las muy duras exigencias
literarias del uso gramaticalmente correcto. Los traductores franceses afrontan así
sus problemas: en primer lugar, cualquier connotación regional en el original
americano (en especial las expresiones características del Sur americano)
desaparecen; en segundo lugar, mientras los personajes pueden utilizar
construcciones agramaticales en los textos originales, esto no ocurre nunca en las
versiones francesas; finalemente, todas las palabras de argot utilizadas en las
traducciones francesas forman parte de un repertorio de "argot estándar"
exclusivamente francés que podemos encontrar en cualquier diccionario. Así que
está claro que las estrategias de traducción aplicadas al argot deben ser
integradas en la política general de recuperación de "lo popular" por parte del
francés estándar, incluyendo la prohibición de referencias a regiones específicas o
a subculturas.
Este tipo de estrategias corresponde a lo que Even-Zohar (1990: 50) llama
la posición generalmente "secundaria" (esto es, conformista, no innovadora) de
los textos traducidos en el sistema literario francés. Como he tratado de
demostrar, esta estrategia discursiva debe ser integrada en una actitud global
hacia la traducción y "lo extranjero" dentro del sistema discursivo.
El modelo defensivo
Las relaciones de poder pueden cambiar, desde luego, y la alteridad, en
lugar de ser asimilada, denigrada y escondida, puede imponerse como tal. En
general (esto es, si el discurso de llegada no adopta una postura defectiva[véase
más abajo]), tal intrusión provoca reacciones defensivas. Este es el caso de la
doctrina política que domina hoy la lengua francesa, especialmente cuando se la
considera lenguaje y queda aislada así de la propaganda (todavía triunfalista)
acerca de la cultura francesa en general. Se utilizan giros como "estado de
1
1
emergencia" para describir la "americanización" del francés23 y se subraya la
necesidad de un "frente popular" para lanzar la "reconquista"24. En Quebec, la
situación es más complicada según veremos. La doctrina nacionalista dominante
en Quebec no sólo presenta la lengua amenazada por la mayoría canadiense que
habla inglés, sino que subraya "la crisis de identidad cultural" causada por la
dominación cultural de Francia. Las reacciones defensivas van entonces en dos
direcciones.
¿Cómo debemos caracterizar un modelo defensivo frente a la
incorporación de elementos discursivos extranjeros 25? En primer lugar, se habla
de un sentimiento de amenaza de la propia identidad, de alienación. En palabras
del traductor Jacques Poisson, del Quebec: "Si bien es cierto que una lengua de
civilización supone un mínimo de consenso entre sus usuarios, destruir la
posibilidad de ese consenso por la vía de la traducción y, sobre todo, de la
traduccionalización26, es... la esencia de la deculturación"27. En tal situación, las
reivindicaciones de universalidad ya no son posibles, pues "la ideología
nacionalista no tolera que el Quebec francés sea «internacional». La utilización de
este calificativo es reveladora: multiculturalismo y transculturalismo son valores
negativos y en consecuencia deben ser combatidos”28. Lo que será reivindicado
es la inviolable especificidad del discurso propio. Muy reveladora a este respecto,
por ejemplo, resulta la queja de René Etiemble (uno de los principales "puristas”
del lenguaje francés) según la cual, como resultado de la "americanización" de la
publicidad francesa, "las palabras han perdido su significado" 29. Lo que esto
23
Jacques Pécheur, "Francophonie: Etat d'urgence et état des lieux" Le Français dans le monde, 1986,
201, pág. 27.
24
Jacques Pécheur, "Création d'un Secrétariat à la francophonie: Un front populaire", Le Français
dans le monde, 1986, 203, pág. 23.
25
Para un estudio más puntual del discurso defensivo de la lengua francesa, véase Robyns
(1995).
26
Para Poisson, se trataría de la traducción no transformativa.
27
"La Traduction, facteur d'acculturation?", en La Traduction, une profession/Translating, a
Profession: Actes du VIIIe Congrès mondial de la Fédération Internationale des Traducteurs, ed. Paul A.
Horguelin, Ottawa, Conseil de traducteurs et interprètes de Canada, 1977, pág. 287.
28
Brisset, “In Search of a Target Language: The Politics of Theatre Translation in Quebec”, Target,
1, 1, 1989, pp. 9-27; cita de pág. 13.
29
René Etiemble, "Le Babélien", en Encyclopaedia Universalis, Symposium, Paris, Encyclopaedia
Universalis S.A., 1985, pág. 107.
1
2
implica es que un "significado francés" específico siempre ha sido ligado a una
palabra francesa específica, pero que su vínculo natural se ha visto roto por la
introducción de lo que no es específicamente francés.
Un discurso caracterizado por la postura defensiva intensifica su
especificidad subrayando fuertemente la alteridad del discurso "extranjero". Lo
interesante es esa tendencia general en Quebec 30, especialmente en la radio y la
televisión franco-canadiense, a anglicizar todos los nombres extranjeros,
cualquiera que sea su origen. Puesto que la comunidad canadiense de habla
inglesa es la más representativa de ese extranjero amenazante en el Quebec, esta
tendencia sugiere un intento de unificar todos los "extranjeros" posibles bajo una
sola etiqueta.
La introducción amenazadora del discurso extranjero es caracterizada
muchas veces como una invasión. Philippe de Saint-Robert por ejemplo, en su
prefacio de 1985 al manual oficial francés Guide des mots nouveaux, afirma que una
lengua tiene que defenderse a sí misma contra "la invasión semántica"31. La
invasión hace que el discurso de llegada se haga dependiente del discurso
invasor: "puede desarrollarse un colonialismo cultural por el camino de la
traducción"32. Etiemble exclama: "!Francia colonizada, colonizada por Babel!"33.
La "colonización" causa un debilitamiento, una degeneración del discurso
amenazado: "Todo lo que tiene de idiomático... tiende a convertirse en
conocimiento pasivo"34. Finalmente esto conduce a la correspondiente
degeneración entre los productores del lenguaje: "¿Es tan difícil de entender que
no se puede permitir que el libre cambio rija las relaciones entre todas las lenguas
sin que exista un peligro de muerte para el espíritu y las costumbres?"35
30
Brisset lo menciona en la pág. 105 de “Translation and Parody: Quebec Theatre and Making”,
Canadian Literature, 117, 1988b, pp. 92-106.
31
Citado por Louis-Jean Calvet, "Le Français dans tous ses états", Le Français dans le monde, 1986,
203, pág. 25.
32Robert
Dubuc y Jacques Maurais, citado por Sherry Simon, "Paradoxes du discours québécois
sur la traduction", Meta, 35 (1), 1990, pág. 216.
33
Etiemble, op. cit., pág. 108a.
34
Poisson, op.cit., pág. 285.
35
Etiemble , op.cit., pág. 107a.
1
3
Cuando esta sensación de amenaza nace de un frustrado sentimiento de
superioridad y especialmente cuando los "representantes" de la cultura invasora
(o de cualquier grupo extranjero) están presentes dentro de la cultura
amenazada, generalmente se llega a reacciones racistas. De este modo, la misma
retórica será utilizada contra los elementos discursivos extranjeros y contra la
gente de fuera. Mientras Philippe de Saint-Robert declara la guerra a los
invasores "semánticos", Figaro publica artículos sobre la invasión de trabajadores
inmigrantes y el novelista Jean Raspail escribe acerca de la futura "invasión de
Francia y del mundo occidental por parte de avanzadas de las masas del Tercer
Mundo" 36. Una incitación aún más explícita al racismo viene de la relación
establecida por una ilustración para el artículo de Etiemble en la Encyclopaedia
Universalis sobre la "corrupción" del francés a causa de la invasión de las lenguas
extranjeras. En el fondo de la fotografía hay una valla publicitaria donde se lee
"Un autre big boy. The new brand of fast food. Ouverture bientôt" [Otro "big
boy". La nueva marca de comida rápida. Próxima apertura], mientras aparece en
primer plano un emigrante negro 37.
En este contexto, la traducción sólo puede ser vista con un prisma
negativo: "Las interferencias en la lengua de llegada, invadida [!] por las
costumbres y los automatismos de la lengua de salida, conlleva un
empobrecimiento de los medios de expresión y, en consecuencia, un
empequeñecimiento cultural, una deculturación"38. Podemos imaginar dos
reacciones plausibles. En primer lugar, se pueden realizar intentos conscientes y
explícitos de mantener alejados los elementos extanjeros. Tales reacciones,
incluso las legislativas, han tenido lugar en Francia desde comienzos de los
ochenta: "[Hay que] imponer... a la prensa el hablar y el escribir correctamente;
prohibir por todas partes a los publicistas... que destrocen las lenguas maternas a
propósito... Hay que exigir medidas dirigistas"39. La otra reacción lleva a
transformar los elementos extranjeros de acuerdo con las convenciones del
discurso de llegada con el fin de preservar su identidad. Esto es lo que ha
ocurrido en Quebec. Sin embargo, la situación allí es muy compleja. Oficialmente,
36
Citado por René Pucheu,"Question d'identité: Touche pas à mon pote!", Le Français dans le
monde, 1985, 195, pág. 15.
37
Etiemble , op.cit. , pág. 108.
38
Poisson, op.cit., pág. 285.
39Etiemble
, op.cit. pág. 107b.
1
4
el elemento extranjero amenazador en lo político y en lo administrativo es el
Canadá dominado por el inglés. Puesto que Francia no es una amenaza política
para la autonomía de Quebec, han podido tomar la lengua administrativa del
francés oficial de Francia, haciendo así posible "mantenerse libres" del discurso
oficial en inglés.
En literatura sin embargo, el “otro” no es sólo el Canadá de habla inglesa,
sino también la hegemonía de Francia en lo cultural40. En cuanto a la literatura de
ficción, la identidad de Quebec no parece lo suficientemente desarrollada como
para tomar una actitud defensiva. Por ello, las traducciones de novelas se
presentan como una manera de completar la literatura del Quebec41, esto es, el
limitado repertorio cultural fuerza a esta parte del sistema a asumir una posición
defectiva.
Por el contrario, el sistema teatral utiliza un rasgo distintivo del Quebec:
la variante local del francés o "joual" que es una lengua hablada y por ello
apropiada para el teatro42. Así, mientras el "intruso" anglo-canadiense es
mantenido al margen (casi ninguna obra canadiense en inglés se representa en
los teatros de Quebec43), los textos procedentes de Francia son transformados a
través del uso de un sociolecto específico 44.
En definitiva, el análisis de la actitud de Quebec hacia la migración
discursiva muestra que una "amenaza común" a los diferentes discursos que
constituyen un sistema no significa necesariamente que estos discursos
compartan la misma actitud hacia esa amenaza.
El modelo transdiscursivo
40
Brisset, op. cit., 1989, pág. 80.
41
Sherry Simon, L'inscription sociale de la traduction au Québec, Quebec, Office de la langue
française, 1989, pág. 80.
42
Brisset, op. cit., 1989, pág. 10. Como Brisset explica en sus trabajos ya citados de 1988b y 1990,
la necesidad de oponer el Quebec a Francia mediante el "joual" conduce incluso a la creación de
"falsas" diferencias entre el francés y el "joual" en la literatura del Quebec.
43
Brisset, op. cit., 1988a, pág. 12.
44
Brisset, op. cit., 1988b, pág. 100.
1
5
Sin perder completamente de vista su especificidad, una práctica
discursiva puede considerarse explícitamente a sí misma como una parte de un
espacio discursivo más amplio:
A fin de promover en Europa una comunidad lingüística real, que coexista con muchas
lenguas nacionales cuyo derecho de existir ya no tiene que ser probado, sería prudente
no limitarnos a aceptar una sola lengua de cultura con un capital C, con todo el
puritanismo lingüístico y el elitismo cultural que esta elección implica 45.
Esta es la actitud que prevalece en la parte "progresista" (aunque en
realidad no la dominante) de la cultura flamenco-holandesa hoy. En realidad, la
primera opción básica de esta actitud consiste en dejar de separar cultura
"flamenca" y "holandesa". En este caso, la especificidad (ya) no es fuertemente
subrayada, sino que se contempla desde un punto de vista más pragmático. Así,
cuando Frijhoff traza un paralelismo entre la "corrupción" (las marcas
relativizadoras de la cita son suyas) del latín en la Edad Media tardía y la
situación del holandés hoy en el párrafo que citamos a continuación, no
considera la lengua holandesa como un valor que hay que proteger por derecho
propio, independiente de las exigencias de la comunicación eficaz: " ¿No fue esta
"corrupción" en cierto sentido el precio que había que pagar para una
penetración más fuerte y una mayor utilidad como lengua para los contactos
internacionales y la cultura?"46. Una doctrina transdiscursiva no considera de
forma explícita los elementos importados como "otros" o "ajenos", y no digamos
"amenazantes". Los elementos discursivos extranjeros y aquellos de "producción
local" se consideran contribuciones iguales a un objetivo común. Citemos a
Frihoff una vez más: "¿No está alcanzando el americano europeo de hoy el
estatuto de una nueva lingua franca, precisamente por la contaminación de
nuestros idiomatismos, y ello independientemente de su origen británico o
americano?"47.
Así, en la revista holandesa Onze Taal [Nuestra lengua], J. J. Bakker
aporta, de manera objetiva, una lista de "respetables razones" que permiten la
introducción de palabras extranjeras (especialmente inglesas) en la comunicación
holandesa, tales como la ausencia de una palabra holandesa apropiada, la
45
Willem Frijhoff, "Nationale talen, contacttalen, cultuurtalen: Lesen uit een geschiedenis"
Kultuurleven, 55(8), 1988, pág. 728.
46
Ibid., pág. 724.
47
Ibid., pág. 728.
1
6
búsqueda de variedad, la necesidad de un término breve, la imitación de una
metáfora eficaz y otras así. La única norma (común) parece ser la eficacia en la
comunicación y la única forma censurable de enfrentarse a términos extranjeros
es su utilización gratuita -precisamente porque esto dificulta la comprensión.
Muchas veces tal actitud es una reacción contra lo que se considera un
"provincianismo infructuoso": la producción local ya no se ve como realmente
defectiva, sino que se espera que vaya más allá del contexto local. Esta actitud
puede observarse, por ejemplo, en la industria del cine flamenca y holandesa de
hoy (y también en muchas industrias cinematográficas europeas). Desde luego no
es el caso de las películas contemporáneas que imitan modelos extranjeros (es
decir, americanos). Tratan más bien de combinar elementos locales con algún tipo
de "lenguaje fílmico internacional". Los críticos con esa misma actitud no
consideran que estas películas sean imitaciones, sino que las presentan como las
contribuciones de una industria del cine más pequeña a otra más amplia e
internacional. Esta actitud puede incluso llevar al rechazo o al abandono de los
rasgos y de los productos locales. En tal caso, ya no estamos ante una práctica
discursiva local que establece su posición dentro de una entidad más amplia, sino
ante un discurso hegemónico más amplio que ignora o desprecia las prácticas
locales. La doctrina transdiscursiva se convierte entonces en imperialista.
Una vez más, el tipo de reacción parece depender de la posición de un
discurso dado dentro de estructuras más extensas. En consecuencia, no debe
sorprendernos que una de las más audaces propuestas "internacionalistas"
imaginables fuera hecha respecto a las universidades holandesas. El ministro de
educacion holandés, Jo Ritzen, sugirió que el inglés pasara a ser la primera
lengua en las universidades de los Países Bajos. En nuestro lenguaje, esto
significaría desgajar el holandés científico de las "prácticas discursivas" locales y
fundirlo completamente en una estructura internacional. No es tanto la
propuesta en sí lo que es significativo, como las reacciones de los creadores de
opinión y del público holandés. Los articulistas en los dos principales periódicos
del país, Volkskrant y NRC Handelsblad, se mostraron favorables con cautela,
igual que hicieron algunos responsables de las universidades48. Los editores de
Onze Taal condenaron la iniciativa, pero no a partir de la idea de una presumible
primacía de la lengua holandesa, sino más bien porque temían que cierto tipo de
discurso desapareciera del sistema, causando la consiguiente ruptura entre las
48
Arno Schrauwers, "De strapatsen van Ritzen" in Onze Taal, 59 (2-3), 1990, pág. 23.
1
7
élites intelectuales del país y el público en general49. Sin embargo, hasta esta
posición relativamente moderada fue criticada por uno de los lectores de la
publicación50.
Entre tanto, un debate similar había tenido lugar en Flandes. Aunque en
desacuerdo con la práctica real, la posición oficial aquí está en contra del uso del
inglés en las universidades. Esta reacción es, una vez más, una consecuencia de la
superposición de discursos: una de las primeras y principales reivindicaciones
del nacionalismo flamenco (que se mantiene vivo en las universidades, entre
otras instituciones, por razones financieras y como consecuencia de la inercia
institucional) fue el derecho de las personas a ser educadas en su propia lengua.
Como ya dijimos, una actitud transdiscursiva es problemática per se.
Cada práctica discursiva tiende a establecer su autonomía creando las
instituciones correspondientes, por lo que una doctrina transdiscursiva, al
cuestionar sus límites, resulta por definición una amenaza para la existencia de
aquellas instituciones y, por eso mismo, para el orden y la estabilidad. Por ello
provocará reacciones defensivas que normalmente tomarán la forma de purismo,
esto es, intentos de convertir en absolutas las convenciones del discurso
amenazado51.
Una segunda observación relativizadora que debemos apuntar a
propósito del "internacionalismo" de la doctrina lingüística flamenco-holandesa
tiene que ver con la interferencia de otro discurso: el de la radiodifusión. En
realidad, si cada vez se hacen más comentarios sobre la "corrupción" de la lengua
holandesa, ello se debe en gran medida a la posición defensiva que el discurso
intelectual en su conjunto se ve forzado a tomar ante los medios de
comunicación de masas. Las élites intelectuales (no sólo en los Países Bajos, sino
en cualquier lugar del mundo occidental52), cuya posición es legitimada apelando
49
"Engels als instructietaal", en Onze Taal , 59 (2-3), 1990, pág. 24.
50
Marius Roessingh, "Engels aan de universiteit", en Onze Taal, 59 (5), 1990, pág. 76.
51
Véase por ejemplo Arno Schrauwers, "De Veramerikaansing vanonze taal" in Onze Taal , 55 (5),
1986, pág. 66 y su inmediata refutación por A. J. Onstenk, "Mijn huis met auto-afdak?" in Onze
Taal, 55 (10), 1986, pp. 130-31, que expone las contradicciones internas de un discurso purista.
52
Por ejemplo en los Estados Unidos, E.D. Hirsch ha intentado establecer un canon americano
oficialmente autorizado para la "alfabetización cultural". En este caso, la amenaza al discurso
literario constituida por los “mass media” resulta reforzada por la amenaza del dominio
intelectual blanco que conforma la legitimación (tardía pero corrosiva ya) de los discursos de las
minorías étnicas.
1
8
a la vieja autoridad del discurso literario como productor de discurso social, ven
hoy amenazada su posición dominante por la creciente influencia del discurso de
los medios de comunicación, que ellos no dominan y que nunca han sabido
afrontar53. Como ya apunté, probablemente no hay mejor estímulo para tratar
las viejas convenciones como si fuese un absoluto, que una amenaza a la posición
dominante de las viejas instituciones que ellas legitiman.
El modelo defectivo
Finalmente, una práctica discursiva puede reconocer que le faltan los
componentes necesarios a la hora de renovarse para adaptarse al cambiante
contexto social. Adoptará entonces una posición "defectiva" , se volverá hacia
discursos "extranjeros" e importará elementos discursivos54. Puesto que esta
emigración se presenta como un enriquecimiento del discurso receptor, estos
elementos serán introducidos explícitamente como extranjeros. Dado que el
repertorio del discurso de llegada resulta insuficiente, los elementos importados
no serán transformados de acuerdo con las convenciones de este discurso. La
traducción entonces estará bien vista.
Esta es la actitud que ha marcado totalmente la evolución del subsistema
literario de la novela de detectives en la Francia de la postguerra. Una vez más, la
posición concedida a este subsistema es una consecuencia de la interacción entre
varios discursos. Antes de la Segunda Guerra Mundial, la novela francesa de
detectives constituía un sistema más bien débil: tenía una tradición muy limitada
(esencialmente el autor de feuilleton de finales del siglo XIX, Emile Gaboriau y
Maurice Leblanc, el creador de Arsène Lupin) y una producción contemporánea
igualmente limitada. La mayor parte de las novelas eran importadas de Gran
Bretaña para ser publicadas en la colección "Le Masque" cuyos grandes autores
eran Agatha Christie y Patricia Wentworth.
Si la producción local logró mantener una cierta autonomía,
debido exclusivamente al belga francófono Georges Simenon, que
completamente el género. Él integró la fórmula policíaca en la novela
burguesa de comienzos del siglo XX y así consiguió delimitar una
ello fue
dominó
francesa
posición
53
Para un comentario más amplio de las reacciones defensivas ante la cultura de los "massmedia", véase Robyns (1991).
54
Even-Zohar (1978: 18). Prefiero el término "defectivo" a "débil" o "dependiente" que EvenZohar suele utilizar.
1
9
ambigua entre la novela de detectives y la ficción "seria". En sus novelas y en las
de sus epígonos, el misterio cedió el sitio al melodrama, al psicologismo y a los
sólidos valores y modos de vida pequeño burgueses. Al funcionar como
prototipo de novelista policíaco francés entre-deux-guerres, Simenon siguió siendo
durante años el blanco favorito de los ataques para una nueva generación de
severos escritores franceses. Incluso en 1973, el Magazine littéraire repasaba el
período anterior y el inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial en
estos polémicos términos:
¿Francia? Silencio...
Simenon (Georges) reina. Desde los años 30. Produce. Con un buen acabado. Cosido a
mano. Con puntos y comas. Una ración anual de Simenon. Simenon novela. Simenon
Maigret... Pasto, congelado... Burgueses que producen para tranquilizar a los
burgueses.55
Entre tanto la novela de detectives anglo-americana estaba
experimentando profundos cambios: el modelo dominante de la novela policíaca
fue atacado (violentamente) por autores americanos tales como Dashiell
Hammett y Raymond Chandler. Para el lector americano de los años 20 y 30, en
un país
obsesionado por el crimen organizado
y la corrupción
institucionalizada, los asesinatos en las bibliotecas de las tranquilas casas de
campo inglesas habían perdido todo su atractivo. De ahí la aparición de la novela
de detectives dura que poco a poco relegaría el misterio a segundo plano para
subrayar las violentas escenas de acción. Algunas de aquellas novelas (las de
Hammett y Raoul Whitfield) habían sido traducidas en Francia durante los años
30. Sin embargo, habían sido excluidas del género de la novela de detectives al
ser publicadas (con escaso éxito) en la colección Chef d'oeuvre du Roman
d'Aventures. De esta manera la autonomía de la novela "literaria" de detectives en
Francia quedaba preservada.
Este frágil (pues estático) equilibrio fue destruido después de la guerra.
La imagen de los Estados Unidos como vencedor de la guerra y protector de la
Europa Occidental, así como su influencia económica a través del Plan Marshall
(1947) y su dominio cultural mediante el control de los medios de comunicación
(con la imprenta europea y los sistemas de radiodifusión todavía por
reestablecer), dieron lugar a una moda por "comprar americano" sin precedentes.
Los gobiernos locales intentaron restringir esta influencia. Por ejemplo, después
55
Pierre Ysmal, "Du nouveau dans la Série Noire", Le Magazine Littéraire, 78, 1973, pág. 25.
2
0
de la guerra, Francia (como Italia y España) impuso cuotas de importación a las
películas americanas, al tiempo que subvencionaba ampliamente la industria
cinematográfica local. En 1949 una ley de censura para los dibujos animados fue
aprobada en Francia. Aunque oficialmente enfocada hacia la protección moral de
los jóvenes, iba claramente dirigida a las importaciones americanas. Sin embargo,
estas medidas tenían efecto sólo en áreas en las que Francia podía replegarse
sobre una sólida tradición local.
Este no fue el caso de la novela de detectives. Apoyado por el desarrollo
paralelo del cine negro, el género adoptó una postura extremadamente defectiva
hacia las importaciones anglo-americanas. Marcel Duhamel, el creador de la
nueva pero tan influyente Série Noire, dejó claro en su introducción de 1947 a
varios volúmenes de su colección que los nuevos modelos que se opondrían a la
tradición de Simenon eran británicos y americanos: "Nosotros echamos mano de
los grandes especialistas de la novela policiaca de acción: Burnett, James Cain,
Hadley Chase, Peter Cheyney, Horace McCoy, Dashielle Hammett, Don Tracy,
Raoul Whitfield, etc"56. El cambio de modelos no podía ser más radical. Citemos
una vez más a Duhamel: "El que guste de los enigmas a lo Sherlock Holmes no
encontrará aquí lo que desea... Queda la acción, la angustia, la violencia -con
todas sus formas y particularmente las más abyectas- las palizas y las masacres".
Como ya dije, el modelo defectivo trata las importaciones de otros discursos
como un enriquecimiento y por ello enfatiza su carácter extranjero. En lo que se
refiere a la novela de detectives, se dio una forma extrema de la postura
defectiva: la producción francesa negó su carácter local y se presentó a sí misma
como traducida. Así las ediciones de Minuit, creadas en 1941, publicaron sólo
pseudo-traducciones. Sus directores, Louis Daquin y Louis Chavance, tomaron
como pseudónimos Lewis MacDackin (!), Irving Ford y Jack River. Algunos
autores, tales como Léo Malet y Jean Meckert, que se convertirían después en los
principales exponentes de la novela negra francesa, se presentaron como
"americanos". De la misma manera, San-Antonio, que después monopolizaría la
parodia de la novela dura de detectives, publicó sus primeras novelas en 1947
con el pseudónimo de "Kill Him" [Mátale].
La traducción dominó el género hasta los años 60: el 75% de las novelas
de la Série Noire eran traducidas. Que la traducción estuviera bien vista no debe
sorprendernos, pues el discurso receptor ya no poseía modelos propios con los
56
Citado por José Dupuy, Le Roman policier, Paris, Larousse, 1974, pp. 43-44.
2
1
que oponerse a los textos importados. Esto significa también que
las
traducciones sólo podían ser "fieles" al original (esto es, a los rasgos del modelo
duro), puesto que no había alternativas. Los autores franceses tardaron casi dos
décadas en desarrollar una versión francesa propia de la novela dura: la novela
negra. Poco a poco, el número de traducciones fue cayendo (especialmente en las
nuevas colecciones) y los textos importados fueron adaptados una vez más,
como normalmente sucede en Francia57. En los 70, tuvo lugar otro cambio de
modelos (la novela negra pasó a ser neo-policíaca), pero esta vez el cambio se
originó a partir de la producción local. Así, en 1973, los editores de Magazine
littéraire podían repasar la historia de la novela de detectives y sacar
conclusiones:
Nació en Inglaterra en el S. XVIII, pero reapareció en la América de los años 30,
transformada. Esta novela negra llegó hasta nosotros traducida en la Série Noire.
Después los autores franceses la han comprendido, la han recuperado y nos explican,
con cierto humor de novela negra, lo que en cierta manera es la Francia de hoy. 58
Aunque este hecho se inscriba en una tendencia sociocultural general del
período de postguerra, la actitud defectiva del género de la novela francesa de
detectives vino motivada esencialmente por necesidades intrasistémicas. Esto no
es una condición necesaria: una superposición específica de discursos puede
también ocasionar un giro hacia un modelo defectivo. Wolfgang Bauer 59 cuenta
cómo la toma del poder por los comunistas en China, basada en un rechazo total
del sistema político/social/cultural, forzó al "mercado de bienes simbólicos" en
su totalidad a adoptar un modelo defectivo respecto a la Union Soviética desde
finales de los años 40 hasta el final de los 50. Ello significó desde luego que el
sistema cultural chino se vio obligado a adoptar al mismo tiempo posiciones
transdiscursivas respecto al discurso sociopolítico total. Se puso en marcha una
enorme máquina de traducir con miles de traducciones (¡y retraducciones!) de los
textos rusos producidos en cada área, desde la literatura a las ciencias naturales y
la ingeniería60. El modelo defectivo respecto a la Union Soviética determinó
57
Para un estudio más detallado de las estrategias de traducción en este periodo, véase Robyns
(1990).
58
"Le Roman Noir", Le Magazine littéraire, 78, 1973, pág. 10.
59
Wolfgang Bauer, Western Literature and Translation Work in Communist China, Frankfurt/ Berlin,
Alfred Metzner, 1964
60
Ibid., pp. 6-12.
2
2
incluso la selección de autores occidentales para que se tradujeran al chino, como
Bauer demuestra claramente (ibid., pp. 22-26). Cita una declaración realizada en
1959 por profesores comunistas chinos: "Al promover un amplia difusión del
socialismo, la literatura del socialismo y del realismo soviéticos más avanzados
concuerda con nuestra educación intelectual y nuestra siempre creciente
necesidad de préstamos culturales"61.
Sería difícil encontrar una demostración más clara de algunas de las
principales hipótesis apuntadas en este artículo: el reconocimiento explícito del
"enriquecimiento" mediante la inmigración discursiva como típico del modelo
defectivo; la importancia de las relaciones de poder entre prácticas discursivas; la
necesidad de estudiar discursos en lugar de textos y no digamos los textos
literarios exclusivamente .
A manera de conclusión
Si extendemos la noción de traducción para incluir la migración y la
transformación de elementos discursivos, si dejamos de limitar nuestros estudios
a los textos (literarios), si consideramos las relaciones de poder entre discursos
como el principal factor para determinar si la traducción será considerada una
"amenaza" a la autonomía y a la identidad discursiva, entonces no podremos
evitar formular las mismas preguntas acerca de nuestro propio discurso. En primer
lugar, el utilizar la misma perspectiva para nuestro tema de investigación y para
nuestro discurso puede salvarnos de la ilusión de una "ciencia neutral" y, al
mismo tiempo, permitirnos encontrar lo que yo considero uno de los criterios
básicos de las ciencias culturales contemporáneas: la gran importancia concedida
a los factores histórico-contextuales respecto al objeto y al sujeto del discurso.
Sin embargo y para ser más preciso, el fenómeno de la construcción de la
identidad parece particularmente importante dentro del campo de los estudios
de traducción. En realidad, la unidad y la identidad de esta "(inter)disciplina
semi-autónoma"62 no son evidentes en sí mismas. En los últimos tiempos se han
realizado muchos intentos de intergrar diferentes perspectivas: obras como la de
Mary Snell-Hornby, revistas como Target (fundada en 1989) y actas de congresos
como Translation Studies: The State of the Art. Con todo, la heterogeneidad de estas
61
Ibid., pág. 18.
62
Toury, G. y Lambert, J. (1989: 1).
2
3
publicaciones revela el carácter artificioso de esta llamada disciplina. Tres ramas
de las humanidades forman la base de este edificio: la lingüística, la enseñanza de
la traducción y la literatura comparada. Las tres han competido en este terreno y
han adoptado una postura más o menos "imperialista" hacia las otras. Así SnellHornby se apropia de varias perspectivas y conceptos sin llegar más allá de la
finalidad de la enseñanza vocacional de la traducción, quizás como reacción a
una ciencia de la didáctica de la traducción. De la misma manera, en su
introducción a Translation, History and Culture, Bassnet y Lefevere declaran
referirse a la traducción en general (p. IX), pero enseguida restringen
implícitamente "traducción" a traducción literaria. Así la"revolución cultural"
evocada en esta obra parece ser un intento de imponer los modelos de la
traducción literaria a la disciplina como un todo.
Por otro lado, la falta de una identidad bien delimitada para la
"disciplina" de los estudios de traducción ha dado lugar muchas veces a una
actitud defectiva hacia otras disciplinas, con conceptos y modelos que han sido
importados de otros discursos diferentes63. Sin embargo, llevados por la
necesidad de preservar la autonomía problémática de los estudios de traducción,
estos préstamos siempre han sido parciales. Por ejemplo, la introducción del
concepto sociocultural de "norma" por Gideon Toury (1978) ha tenido sin duda
una influencia decisiva en este terreno, pero muchos estudiosos -a causa de la
firme determinación de restringir la traducción a relaciones binarias entre textoshan ignorado los aspectos socio-institucionales de este concepto. Muy
recientemente, nociones sociocríticas como "discurso" han sido importadas (por
ejemplo, por Annie Brisset entre otros), pero una vez más a costa del aspecto
institucional.
Así parece que la unidad postulada y la autonomía de los estudios de la
traducción se basan en una "doxa" específica y aparece reforzada por factores
institucionales, tales como los programas de enseñanza de la traducción, aunque
es una doxa que limita mucho las preguntas que pueden ser formuladas. En
realidad, el único terreno común para los lingüistas, los estudiantes de literatura
comparada y los profesores de traducción parece ser el texto
(interlingüísticamente) traducido. Por ello, la existencia de una disciplina
unificada exige que todos los demás aspectos (esto es, otras interferencias
culturales / discursivas, discursos sobre la traducción, factores institucionales,
63
Un diagnóstico similar ha sido hecho por Roda P. Roberts, "The Need for Systematization of
Translation Theory" en Translation. On future, ed. Paul Nakerman, Maastricht, Euroterm, 1988 y
Dirk Delabastita (1991).
2
4
etc.) sean relegados a un "contexto" al que tendremos que apelar a posteriori afin
de explicar algo, pero que no puede ser nunca un objeto real de estudio.
Espero haber demostrado aquí que tal reduccionismo es insostenible: no
se puede distinguir la traducción de otras formas de "migración discursiva", las
estrategias de traducción de los discursos sobre la traducción y "lo extranjero" o
los procedimientos textuales de las estrategias institucionales. Desde este punto
de vista, los "estudios de traducción" seguirían este camino: tras la identificación
provisional de una práctica discursiva, estudiaríamos las formas en las que esta
práctica discursiva construye su identidad, su posición relativa respecto a otros
discursos, los diferentes tipos de interferencia entre ellos, las formas en las que el
discurso (o cualquiera de sus participantes) se relacionan con la interferencia y
las relaciones entre esas actitudes y las posiciones socio-institucionales de sus
defensores. Esta doctrina "transdiscursiva" (que ya ha sido formulada en 1981 por
Even-Zohar en su "Call for Transfer Theory") no quiere ser otra "teoría de la
traducción", muy al contrario, se cuestiona la posibilidad misma de una teoría
independiente, de una disciplina para la traducción.
2
5