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México, D. F., a 4 de abril de 2014 Boletín Núm. 463 A 150 Años del nacimiento de Ricardo Castro, el pianista Armando Merino saca a la luz piezas inéditas del compositor duranguense Propone el rescate de su obra, de la cual se conoce cerca del 10 por ciento, afirma Merino Ofrecerá un concierto con algunas de las piezas inéditas de Castro, el viernes 4 de abril, a las 19:00 horas, en el Museo Nacional de Antropología En el contexto del 150 Aniversario del natalicio de Ricardo Castro, el pianista Armando Merino le dedicará un concierto con obras inéditas del músico duranguense, el viernes 4 de abril, a las 19:00 horas, en el Auditorio Jaime Torres Bodet del Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México, dentro del ciclo “Conciertos de Bellas Artes”. La entrada será gratuita. Con un programa que incluye piezas que hace aproximadamente un siglo no se han interpretado –“la última persona que las tocó fue el mismo maestro” –, Armando Merino profundiza de manera sustantiva en la obra musical del compositor duranguense, del cual, asegura en entrevista, “no se conoce ni el 10 por ciento. “En términos generales, la música de Ricardo Castro se conoce muy poco y se toca muy poco. Esto tiene que ver con el hecho de que a su muerte, en 1907, y durante los años posteriores, su música dejó de editarse, lo cual se convierte en un primer obstáculo para continuar conociendo su música,” señala. “Hubo unas cuantas obras que sobrevivieron. Básicamente solo fueron algunos valses. En 2007, cuando se conmemoraron los cien años de su muerte, inicié un trabajo de investigación muy serio en el que rescaté la veta de sus valses, que son 22, los cuales estudié, me aprendí y los grabé en el disco Capricho, los valses completos de Ricardo Castro. “A partir de entonces quedé muy ligado a su música y, ahora que se celebran los 150 años de su natalicio, me di a la tarea no solo de interpretar cinco de sus valses (Valse printaniére, Valse bluette, Valse amoureuse, Valse capricieuse y Caprice valse, un capricho en ritmo de vals), sino también de hurgar en las colecciones particulares y las bibliotecas para hallar música que llevaba más de un siglo de no ser tocada, como Impromtu en forme de valse e Impromtu en forme de polka, los nocturnos op. 48 y 49, y los études de concert op. 20, núm. 1 y núm. 2, de los cuales hice la primera grabación mundial,” explica Merino. “Además, el programa que interpretaré incluye numerosos géneros en los que Castro escribió, porque entre otras pieza también tocaré una mazurca, una romanza y ocho improvisaciones, con los que festejo al compositor duranguense.” Música que sabe a mexicano A pesar de estar escrita en estilo francés, con una profunda huella de la música europea, “la música de Ricardo Castro logra comunicarse con el público mexicano de forma casi genética”, describe Merino. “Fue un joven muy brillante, estudió en el Conservatorio Nacional de Música, pero la mayor parte de su carrera como compositor y pianista fue autodidacta, lo cual lo obligó a que, con ayuda de su intuición y su gran talento, aprendiera de las obras de otros compositores que venían 2 a nuestro país o de lo que llegaba, dándole a sus composiciones su propio estilo. “Su música está inscrita en el pianismo moderno. Él escribió a la altura de su tiempo, pero sobre todo es un pintor de su tiempo. Lo que nosotros vemos, y por lo que invito al público a este concierto, es la fotografía que ofrece Castro de la moderna sociedad mexicana de finales del siglo XIX y principios del XX. “A través de su música se puede ver en plenitud el periodo que se vivió en el porfiriato: una época de paz, sí enmarcada por un siglo convulso de levantamientos armados e inestabilidad política, pero caracterizados por una tendencia a la civilidad, al refinamiento, las buenas maneras, la calma y, sobre todo, la cortesía, que se ha perdido en nuestra sociedad. Por eso el programa lleva el título de Belle époque (Bella época), forma con la cual se designó ese momento en la historia, antes de la Primera Guerra Mundial. “A los mexicanos nos toca directamente el corazón la música de Castro, porque inevitablemente nos vincula con el mundo de nuestros abuelos, del pasado. En sus canciones se ven imágenes de las colonias que todavía conservan ese toque porfiriano como la Roma, o el Hemiciclo a Juárez, el Ángel de la Independencia y el Palacio de Bellas Artes. El mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central de Diego Rivera transmite ese mismo carácter que tiene la música de Castro, porque su mundo forma parte todavía de nuestro cotidiano actual, y al escucharla sabes que está relacionado contigo. “Es una música que no pierde su valor composicional, muy honesta en cuanto a las emociones que maneja. Sus armonías y su pianismo reflejan su tiempo, pero estilísticamente es una música del periodo romántico en México que dio una vuelta muy abrupta con la llegada de la Revolución, con lo que termina esa etapa y se cancela su producción. 3 Primer concertista en la historia de México “Ricardo Castro es el compositor mexicano más importante del siglo XIX y, además, es el primer concertista mexicano. El primer concierto para piano y orquesta, y el primer concierto para violonchelo y orquesta, en México y Latinoamérica, los escribió Ricardo Castro. “Tuvo una muerte súbita que hasta hoy es un enigma. Después de su regreso de Europa, en 1906 –fue becado durante tres años por el gobierno mexicano para que diera a conocer su música y para que indagara sobre el funcionamiento de los conservatorios en aquel continente–, la sociedad mexicana lo recibió con mucho cariño y fue nombrado director del Conservatorio Nacional de Música, un cargo muy importante, pero murió al año siguiente. “El impacto de su muerte fue tal, que Porfirio Díaz decretó tres días de luto nacional. La sociedad mexicana sintió un verdadero dolor y consternación por su fallecimiento, y esa gloria que lo cubrió junto con su Vals Capricho fue lo que mantuvo su imagen dentro de la música nacional. De otra manera, tal vez se hubiera perdido. “Fue un compositor que incursionó en diversos géneros orquestales que sus colegas contemporáneos no escribieron: sinfonías, poemas sinfónicos, óperas, cuartetos, canciones, obras para violín y piano. El peso de su obra está en la música para piano, por eso, como pianista mexicano es un enorme placer y privilegio realizar este trabajo de rescate,” refiere Merino. Necesario rescatar al compositor Gracias a Miguel García Mora se conservan algunos valses de Ricardo Castro y se reavivó su imagen. García Mora fue el primer pianista en interesarse y rescatar las obras de Castro en la grabación que realizó entre las décadas de los cincuenta y sesenta, en las que dejó la audición 4 de cerca de 15 obras que también publicó en Ediciones Mexicanas de Música. Sin embargo, el músico mexicano resalta que el rescate de su obra es mínima: “En México, a inicios de 2000, Eva María Zuk grabó un disco con obras inéditas de Castro, y la lista completa de sus valses la grabé en 2007. También Silvia Navarrete grabó obras ya conocidas de Castro, pero es todo lo que existe. “También está el trabajo de investigación de la maestra Gloria Carmona, quien editó un libro excelente de imágenes sobre Castro, con un catálogo completo de sus obras, que no es demasiado grande: aproximadamente 150 piezas. “Hasta ahora no hay ninguna edición concreta de las piezas de Ricardo Castro. Lo que hemos grabado han sido búsquedas que cada músico realizó por su cuenta, pero no existe ninguna publicación que aglutine la obra del maestro, y no es tan fácil su publicación. “Los derechos de publicación están en Europa, ya que Castro publicó para la casa Wagner Lieven y otras editoras alemanas y francesas. En México se pueden publicar. No creo que los alemanes se acuerden o les interese este compositor, pero en algún momento puede haber un problema legal. También existe una parte de obra perdida que se sabe que existió, como el segundo acto de Atzimba, que se presentará próximamente en el Palacio de Bellas Artes, y cuya reorquestación fue realizada por Arturo Márquez, porque sí existe la partitura a piano y la parte vocal, pero la orquestación se perdió.” El músico mexicano advierte que “para rescatar la obra de Castro, en primer momento, se pueden hacer reediciones sin fin de lucro con partituras a la mano. El otro paso sería tocar su música, grabarla, darla 5 a conocer. Es un proceso largo que debe iniciar en las escuelas de música para interesar a las nuevas generaciones en este gran compositor.” ---000--- 6