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Las Primeras Naciones y la Justicia "Ca wokisuya ki le justice na democracy ki Americans Indians ki wicakco na wiyuskinyan He Sapa el unpi kta," (“Este monumento a la justicia y la democracia, ahora invita a los indios americanos a celebrar y enseñar su cultura aquí en el corazón del He Sapa, lugar del cedro negro.”) -del Newspaper Rock. A la llegada de la conquista europea -que empezó en serio con la marcha de Hernán Cortés hacia el corazón del imperio azteca a principios del siglo XVI- las Américas eran el hogar de una amplia formación de civilizaciones ricas y vibrantes. A la llegada al Valle de México, Cortés y sus hombres se maravillaron ante la gloria de la capital Azteca, Tenochtitlán, comparándola con Venecia, aunque admitiendo que su población muy superior a la de su paralelo europeo. Tres grandes centros de población se situaban en el corazón del imperio azteca: Además de Tenochtitlan, las ciudades de Texcoco y Tlaxcala completaban la coalición tripartita de las ciudades-estados que controlaban gran parte del centro de México y el emperador azteca gobernaba a decenas de millones de súbditos. El lenguaje de los aztecas, el náhuatl, fue y sigue siendo un vehículo increíblemente complejo y rico para la expresión de significado. Poseedor de una historia igualmente compleja, la infraestructura política y social, el sistema de escritura, la arquitectura, la astronomía y las matemáticas, los Aztecas no eran más que la última de una serie compleja de las civilizaciones que se remontan, en términos históricos, tan atrás en el tiempo como el de sus conquistadores europeos. Las civilizaciones Mixteca, Zapoteca, Tolteca, Olmeca y Maya habían precedido-y en algunos casos existido paralelamente- a las famosas alturas de la civilización Azteca o Mexica y sus descendientes que prevalecen el día de hoy. Hablando el mismo idioma y practicando muchas de las mismas prácticas culturales, éstos forman un sustrato cultural que continúa dando forma al México contemporáneo en la actualidad. El punto de vista Europeo dominante sobre los nativos americanos y sus culturas y lenguas ha sido - y sigue siendo - la de un conquistador sobre aquellos que han sido conquistados. Anales Europeos retratan las culturas vencidas o desplazadas como "primitivas" o menos avanzadas. Sin embargo, cualquiera que haya participado en el estudio de una lengua nativo americana, seguramente le dirá que muchas denominaciones podrían utilizarse para describir dicho idioma, pero seguro "primitivo" no sería la que resultaría apropiada. Lo mismo podría decirse de las estructuras políticas y sociales, las prácticas y creencias religiosas, el conocimiento astronómico, las matemáticas, la arquitectura, las artes y la tecnología. No se puede afirmar que las culturas o civilizaciones nativo americanas eran "superiores" o "inferiores" a sus homólogos europeos .... sólo se puede afirmar, con cierto grado de racionalidad, que eran diferentes. Para aquellos de nosotros que somos de descendencia predominantemente europea, llegar a la comprensión de la alteridad esencial de las culturas y sociedades nativo americanas puede resultar todo un reto porque debemos luchar siglos pasados de lo que sólo puede ser justificado por una mala educación y mala comprensión. Se nos ha enseñado a devaluar la cultura nativo americana, en general, y a los mismos nativos americanos. Se nos ha hecho creer que nuestra superioridad cultural es incuestionable y una consecuencia de este sistema de creencias es que tendemos a ver las poblaciones de las Américas y el Caribe como menos evolucionadas o primitivas y suponemos que no tienen nada que enseñarnos. Nada podría estar más lejos de la verdad. Culturas indígenas siempre han influenciado profundamente las culturas dominantes de las Américas y continuarán haciéndolo. A veces, comprender ese nivel de influencia puede ser difícil y también todo un reto pues a menudo nos encontramos con visiones del mundo totalmente divergentes expresadas en las lenguas y paradigmas que a nosotros nos parecen extrañas de verdad. Sin embargo, negar esa influencia perdurable es un reflejo de la ignorancia y no la marca del pensamiento ilustrado. Negar la influencia de esta alteridad se filtra siempre hacia arriba de las poblaciones desplazadas que es, simplemente, un rechazo insoportable de lo que es. Cuando era niño, en el medio oeste de los Estados Unidos, leía y estudiaba vorazmente sobre Dakota-Lakota y otras tribus de las Grandes Llanuras. Pero participaba en dichos estudios, en un sentido histórico - como si las personas de las cuales leía habían dejado de existir. Yo simplemente no entendía que las culturas nativas de América y los pueblos no había dejado de existir, congelados en el tiempo, para que nosotros los estudiáramos, en una forma fosilizada, para nuestra diversión. Ellos vivían y siguen viviendo una existencia paralela dentro de la cultura dominante que intenta tragarlos por completo. Fallé, como niño, en apreciar lo que lucha esa por perseverar en realidad significaba. A través de los años, a medida que entramos en contacto con los diversos pueblos que habían sido sometidos a una larga letanía de conquista, de abuso y de sometimiento, me encontré con un gran sentido de respeto y reverencia permanente que continúa agravándose con cada año que pasa. Como residente de una pequeña ciudad en el centro-norte de México, donde fácilmente uno puede escuchar tanto huichol y náhuatl hablado por muchos residentes y donde el ojo receptivo da testimonio de la innegable influencia de los pueblos indígenas, sigo aprendiendo, permaneciendo siempre abierto a la idea de que mi cultura es, tal vez, no superior en muchos aspectos como me enseñaron hace mucho tiempo a lo largo de mi infancia. La mía había sido elaborada a fin de arrogancia cultural y la desinformación ... es una visión del mundo que he pasado toda mi vida tratando de superar y que yo siempre impugnaré, tanto dentro de mi propio punto de vista y como en mis muchas interacciones culturales y sociales. En el ámbito de la justicia, mi conocimiento, como consecuencia, se ha profundizado y ampliado en gran medida. La definición de "justicia" es más amplio que el de las culturas dominantes. Esto es un reflejo de la prevalencia de las visiones nativas en el mundo, que consideran la conexión entre las personas y las cosas en una forma que las culturas dominantes no. En las páginas asociadas con esta página principal "Las Primeras Naciones y la Justicia" trataremos de presentar, de manera introductoria, los muchos problemas relacionados con la justicia que enfrentan los pueblos indígenas de América del Norte y del Sur, así como, en el Caribe. La única excepción será nuestra inclusión de los pueblos indígenas del continente de Australia, donde, por nuestra medida y evaluación, esfuerzos superlativos en el ámbito de los pueblos indígenas y la justicia se han llevado a cabo. La Justicia ambiental, social e histórica se unen a construcciones más estrechamente definidas como los tratamientos penales, civiles y constitucionales de justicia pues reconocemos la ya citada conexión entre las cosas y las personas, como se refleja en las creencias y los sistemas sociales de las personas que componen nuestras Primeras Naciones . Los materiales presentados aquí serán predominantemente en Español e Inglés, aunque los materiales en otros idiomas también aparecerán, y se limitarán a proporcionar una introducción a las muchas preocupaciones inherentes a la noción de "justicia" desde los puntos de vista de las Primeras Naciones. No pretende ser una lista exhaustiva, simplemente una introducción a los muchos problemas que enfrentan los pueblos que comprenden la población de las Primeras Naciones de las Américas y el Caribe. La intención es iluminar y ampliar el entendimiento.