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PASOS PARA LA MODIFICACIÓN DE CONDUCTAS INADECUADAS
EL PUNTO DE PARTIDA ES UNA BUENA DOSIS DE PACIENCIA Y CONFIANZA EN LAS
ESTRATEGIAS QUE EN ADELANTE SE DESCRIBEN.
1º. ESTABLECER QUE CONDUCTA QUEREMOS MODIFICAR:
¿Cual es la conducta- problema?
DEFINIRLA:
* El primer paso sería definir con precisión cual es la conducta que deseamos
modificar, de tal manera que dicha definición nos permita detectar con claridad cuándo,
con que frecuencia y con que intensidad se ha producido la conducta.
Así, por ejemplo, no podemos definir la conducta de un niño como “agresiva”, sino
especificar esa agresividad en varias conductas objetivas y medibles: “Tirar objetos a
personas”, “Gritar”, “Dar patadas a las mesas y las sillas”... de forma que serán éstas las
conductas que analicemos e intentemos modificar, no la de “agresividad”.
* En segundo lugar es importante el definir las conductas tanto en negativo como en
positivo, esto es, especificar no sólo la conducta que deseamos reducir o eliminar, sino
también qué es lo que sí queremos que haga el niño (que son conductas incompatibles con
las inadecuadas).
* En tercer lugar, hay que tener en cuenta que conductas no sólo son las acciones ,
sino también las cogniciones (pensamientos), y que éstos también pueden ser definidos y
modificados.
* Por último indicar que no es adecuado intentar modificar muchas conductas
disruptivas al tiempo, sino hacerlo de modo gradual, teniendo además en cuenta que
posiblemente la modificación de las primeras induzca el cambio en las siguientes sin
necesidad de intervención directa.
ANALIZARA:
De manera simple podríamos decir que a una conducta la preceden uno o más estímulos o
antecedentes (E) y la siguen una o varias consecuencias (C).
Son éstos estímulos y/o éstas consecuencias (de algún modo beneficiosas para la persona
que las recibe) las que favorece la aparición de una conducta y con el tiempo la mantienen.
De hecho hay “E” y “C” tan “potentes” que aunque sólo se produzcan de manera periódica
son capaces de mantener una conducta durante años (por ejemplo, el juego patológico).
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REGISTRARLA:
Antes de iniciar un programa de modificación de conducta , se hace necesario
OBSERVAR la conducta durante un período de tiempo y REGISTRARLA en una Gráfica
de Frecuencias y en una Tabla de Contingencia (ver modelos en Anexo).
*En la Gráfica se anota la frecuencia de la conducta en el período de tiempo que
determinemos ( normalmente subdividido en fracción de día o semana). A éste registro se
la llama Línea base y es el reflejo de la conducta antes de que iniciemos nuestra
intervención.
Durante la intervención, iremos realizando sucesivas Gráficas con el fin de comprobar la
evolución, y, si es necesario, ir modificando nuestro plan de intervención (así, existirá un
cambio - habremos avanzado si un niño se levanta 4 veces de la silla si en la Línea Base
habíamos registrado que lo hacía 12 veces : la conducta no se ha eliminado, pero nuestra
actuación está siendo efectiva).
Al finalizar el programa, el establecimiento de la Línea Base inicial va a permitir que nos
hagamos conscientes del cambio.
* En la Tabla, tras cada ocasión de aparición de la conducta, se anota CUANDO, DONDE
Y ANTE QUIEN , así cómo QUÉ OCURRE ANTES (“E”) y QUÉ DESPUÉS (“C”).
El análisis de ésta información nos pondrá en la pista sobre ante qué tipo de conducta
estamos, que la provoca y cual es, entonces, la mejor manera de modificarla.
2º. ELEGIR EL MÉTODO: ¿Cómo se modifican las conductas?
Modificando(aumentando, disminuyendo o eliminando) los Estímulos que la preceden y/o
las Consecuencias que le siguen.
Estímulos: A veces es posible eliminar, o al menos controlar, la configuración estimular
(situación) que provoca o favorece la aparición de una conducta que deseamos eliminar o
reducir.
Consecuencias: En general, podemos decir que hay dos tipos de consecuencias o
respuestas del entorno tras la aparición de una conducta:
* Los Refuerzos son aquellas consecuencias que aumentan la probabilidad de aparición
de la conducta en un futuro.
Existen dos grandes tipos de refuerzos positivos; los materiales (chucherías,
regalitos…), y los sociales (el elogio, el reconocimiento por parte de los demás y por parte
de uno mismo).
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* Los Castigos son aquellas consecuencias que disminuyen la posibilidad de aparición
de la conducta en un futuro. De este modo, si hasta el momento hemos utilizado
“castigos”
para intentar eliminar la conducta de un niño sin éxito es que, por cualquier razón, este
castigo ha funcionado más como un refuerzo (pues ha mantenido o aumentado la conducta)
que como un castigo, pero… ¿por qué? ... pues porque aunque el niño sienta el castigo, a la
vez consigue lo que más desea: la atención de los demás (atención que, por otra parte,
muchas veces se le dispensa más cuando se porta mal que cuando se porta bien). Se hace
por lo tanto necesario un cambio de estrategia.
MÉTODOS
Existen dos formas fundamentales de controlar una conducta: ambas tienen en común que
combinan estrategias para responder no sólo a la conducta inadecuada, sino también a la
adecuada.
Método 1: Premiar la conducta adecuada + ignorar sistemáticamente (SIEMPRE) la
inadecuada (se utiliza cuando del análisis inicial de la conducta se desprende que si
castigamos estamos en realidad premiando, pues el niño consigue que le atiendan, que es lo
que pretende).
Con éste método no es de extrañar que en un principio el niño aumente la conducta
inadecuada en busca de la atención que antes recibía por ella: en éste momento es
especialmente importante atender siempre y sólo tras la conducta adecuada.
Cuando la conducta problema se da en el grupo clase, a veces es difícil conseguir que el
resto del grupo ignore la conducta disruptiva (suelen reirse o quejarse); para ello, se hace
necesario acordar con los niños una clave, de tal modo que cuando el profesor la haga
significará, por ejemplo, que los niños deben continuar su actividad sin decir ni hacer nada
(o bien hacer una actividad distinta previamente acordada).
Una opción para conseguir una mayor implicación del grupo-clase sería que tras algunas
de las conductas adecuadas del niño, ellos también reciban refuerzos (golosinas repartidas
por el niño, poder hacer una actividad que les guste...., pero sin perder nada cuando el niño
muestra conductas inadecuadas.)
Método 2: Premiar la conducta adecuada + castigar sistemáticamente (SIEMPRE) la
inadecuada
Tener en cuenta que cuando hablamos de castigo nos referimos a la pérdida de privilegios o
de aquello que le guste al niño, no al castigo físico.
Ésta es una buena alternativa cuando por al método “1” no hemos conseguido extinguir la
conducta-problema o cuando desde un principio sea difícil de ignorar (ej: conductas
violentas hacia otros niños o hacia sí mismo).
Una forma eficaz para niños pequeños es el “time out”, que consiste en privar al niño, por
un período de tiempo (ej: 10 minutos) del refuerzo que le supondría el juego con juguetes
y/o con otro niños: para ello se le manda (inmediatamente después de la conducta
inadecuada) a otra habitación o a un rincón de la misma donde no tenga ningún estímulo
que le resulte atractivo.
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* La conveniencia de uno u otro depende en cada caso del tipo de conducta , pero el
Método 1 es más eficaz porque crea una relación más positiva entre el adulto y el niño a
quien trata de modificarse la conducta. Además, con frecuencia, el castigo supone que el
niño reduzca sus conductas inadecuadas pero sólo cuando está presente el “castigador”: así,
por ejemplo, un niño no pega a su hermano pequeño mientras está su madre delante (que
le castiga si lo hace), pero, ¿ qué pasa cuándo no está su madre presente?...
El objetivo principal al modificar una conducta inadecuada en un niño es comenzar
regulándola desde fuera para llegar a que él mismo se acabe controlando: éste paso de lo
exterior a la interior es más sano conseguirlo por búsqueda del reconocimiento de los
demás que por miedo al castigo.
Expectativas y modelos
No podemos olvidar el importante papel que juegan las expectativas en la configuración
de las actitudes y, consecuentemente, de la conducta de un niño:
Si verbalizamos constantemente a un niño que es malo, se comportará en consonancia
con su propio autoconcepto: “ voy a tirar las mesas, soy un niño malo..”. Por ello, cuando
sea necesario llamar la atención del niño sobre su mala actuación debemos quedarle claro
que lo que está mal es su conducta, no él. Cuando se comporte bien se lo haremos saber,
sin aprovechar esos momentos de “tranquilidad” para hacerle reproches sobre los otras
ocasiones en que se porta mal.
Es además necesario recordarle frecuentemente la confianza que tenemos en sus
posibilidades de mejorar, haciéndole ver todas sus mejoras y lo contentos que nos sentimos
por ellas.
• También señalar la importancia de los modelos a la hora de crear o modificar conductas
en los niños:
A veces un niño no se comporta bien simplemente porque no sabe cómo hacerlo; es por
eso que resulta imprescindible servirle de modelo para enseñarle, reforzando sus intentos.
Otras veces somos los adultos los que, con nuestra actuación, damos a los niños consignas
confusas: por ejemplo la madre que le dice a un niño que es malo pegar a su hermanita,
pero se lo dice pegándole.
.
•
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3º. ESTABLECER UN PLAN CONCRETO DE INTERVENCIÓN:
Pasos para el plan de trabajo con el niño
*1º. Lista de refuerzos :
Elaborar una lista con las cosas que le gustan al niño, junto con los “puntos” que debe
ganar para conseguir cada uno de ellas. (ver Anexos)
*2º. Elaborar, JUNTO CON EL NIÑO, UNAS NORMAS DE COMPORTAMIENTO
QUE ÉL ACEPTE, y que se concretarán en un contrato firmado por el niño y los adultos
(normalmente los padres y los profesores) de tal manera que el niño conozca de antemano
que conductas se le van a premiar y cuales a castigar. Es preciso que el contrato tenga un
tiempo de vigencia de aproximadamente una o dos semanas, transcurridas las cuales se
revisa y se vuelve a hacer el “teatro” de firmarlo.
En éste contrato se especificará:
- Cual es la conducta/s deseada/s y que va a ocurrir después de que el niño la realice.
- Cual es la conducta/s no adecuada/s y que consecuencias va a tener el que la realice.
*3º. El adulto debe ser sistemático, constante y paciente en sus reacciones a las conductas
del niño
• Premiará tras la conducta adecuada (en un principio se combinan los premios materiales
con los elogios; después se mantienen los elogios mientras se eliminan gradualmente
los refuerzos materiales)
Ignorará o castigará tras la conducta inadecuada (según el método que hayamos
elegido).
El castigo debe ser lo más inmediato posible y, en todo caso, debe explicársele al niño el
motivo (sin alterarse, simplemente recordándole cual es el acuerdo que se estableció con él
en el “contrato”).
•
EJEMPLO: ECONOMÍA DE FICHAS
Elaboramos (teniendo en cuenta las preferencias del niño) una lista en la cual aparezcan
los premios y cuantos “puntos” vale cada uno.
Acordamos con el niño cuántos puntos va a ganar tras la conducta adecuada, y cuántos va
a perder tras la inadecuada. Los puntos se representan con fichas de colores que se dan o se
quitan inmediatamente después de las conducta.
Es conveniente que el niño lleve su propio registro de puntos, anotando en un calendario
cuántos va ganando, cuántos perdiendo y cuántos le quedan para conseguir un premio (los
puntos se pueden acumular para conseguir premios superiores).
Recordar que la entrega de cada “ficha” debe ir acompaña de un refuerzo social (elogio), y
que aunque en un principio todas las conductas adecuadas se sigan de un premio (o, en su
representación, de una ficha), la consecución de éstos se espaciará cada vez más hasta
desaparecer, quedando al final únicamente los refuerzos sociales, que además son los que,
en definitiva, se dan en las situaciones naturales.
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4º. TRABAJAR EN EL GRUPO: ¿Cómo abordar la conductas problema desde el grupo - clase ?
Puesto que las conductas inadecuadas se dan siempre en un contexto, es conveniente
una intervención tanto a nivel individual como a nivel del grupo - clase.
Posibles intervenciones a éste último nivel serían:
1: Enseñar a los niños a reconocer, analizar y decidir entre las tres maneras de
reaccionar ante situaciones cotidianas:
* la agresiva
* la pasiva
* la asertiva.
• Puede hacerse mediante el “teatro” de situaciones (Role - playing):
En un primer momento el profesor y otro niño hacen de actores : plantean una situación
-conflictiva y muestran los tres tipos de respuestas. Los niños analizan que consecuencias
tiene cada una de ellas y debaten cual es la mejor.
Posteriormente el profesor ayudará a los niños para que sean ellos los que planteen la
situación y ensayen los distintos tipos de respuesta. Es importante que ésta ayuda se vaya
retirando gradualmente, para conseguir que los niños se hagan autónomos y resuelvan las
situaciones por sí solos .
( Modelos de situaciones y tipos de respuesta pueden encontrarse en el libro:
“Habilidades sociales en la infancia” y “Habilidades sociales en la adolescencia” Editorial:
Martínez Roca).
• Otra opción es aprovechar la situaciones conflictivas reales:
- Los niños, ayudados por el profesor, analizarán la situación (que ha hecho cada persona,
cual fue la secuencia, cuales las consecuencias para cada implicado...)
- Los niños dramatizan la situación y ensayan otras posibles maneras en que los implicados
podían haber actuado. Se analiza que consecuencias hubieran tenido estos modos
alternativos de solucionar problemas.
- Es también importante que analicen y verbalicen cómo se han sentido (sentimientos)
cuando ensayaban cada uno de los modos de respuesta a las situaciones problemáticas.
Los niños con conductas agresivas suelen tener dificultades para saber que sienten sus
“víctimas”. Es entonces conveniente, para favorecer esta “empatía”, el que en la
dramatización sean ellos los que representen el papel de víctima.
2. Ayudar a los niños a que reconozcan y valoren conductas positivas en sí mismos
(autoestima) y en los demás:
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• Los niños, en grupo, juegan a decir tras cosas buenas de sí mismos y tres cosas buenas
de otro compañero.
• Se tiene en la clase (en sitio visible) una hoja en la que durante la semana los niños
apuntan todas las cosas agradables que le hacen los demás, por pequeñas que sean. El
viernes los niños la comentan.
• Se adjuntan actividades para desarrollar la autoestima y las habilidades sociales en el
aula.
3. También puede utilizarse el libro “La alternativa del juego “(Cascón / Beristain) en
donde se explican (adaptados por edades) juegos para Presentarse a otros, Comunicarse,
Resolver Conflictos... etc.
5º. AMPLIAR NUESTRO PLAN DE INTERVENCIÓN
Normalmente las conductas disruptivas suelen venir acompañadas de otras tales como:
hiperactividad, impulsividad, desatención, conductas disociales, baja autoestima,
ansiedad... Es por ello que a la intervención conductual sobre las conductas problema es
preciso unir una intervención cognitiva tal como:
* Entrenamiento autoinstruccional de Michenbaum.
* Técnica de la tortuga (para favorecer la reflexión).
*
Entrenamiento en relajación (Autógena de Sultz o Muscular Progresiva de
Jacobson, Cautela o Koeppen
* Trabajo en autoverbalizaciones positivas, expectativas propias y ajenas ajustadas y
modificación de un estilo atribucional tendente a la indefensión.
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6. ESTABLECER PAUTAS EDUCATIVAS COHERENTES Y
CONSISTENTES.
Por último, no olvidar nunca algunas pautas educativas básicas:
* Necesidad de establecer un clima relajado y positivo en clase y en casa, no
convirtiéndonos en constantes castigadores de nuestros alumnos o hijos, sino
interesándonos con frecuencia por sus cosas, compartiendo con ellos el máximo de
momentos distendidos, charlas, salidas, excursiones… (en ocasiones descansamos de
nuestro constante papel de “controladores de conducta” dejando que los niños disfruten en
soledad de las actividades que les resultan más gratificantes (ej: ver sus dibujos animados
favoritos) y aunque es necesario que tanto nosotros como los niños tengamos momentos en
que estemos sólos, también lo es que compartamos con ellos el máximo de éstos momentos
agradables (sin llegar a agobiarles) para que nos asocien con situaciones placenteras y no
únicamente “educativas”.
* Es preciso que todos los que comparten la educación de un niño acuerden previamente
que conductas van a premiar o castigar. Cuando un niño percibe que los adultos
respondemos de distinto modo ante sus conductas lo que aprende es que las normas no son
constantes y dependen de nuestro “capricho”, por lo que difícilmente las interiorizará.
* Igualmente hemos de esforzarnos por no discutir delante del niño nuestras diferentes
posturas sobre el modo de educarle: en todo caso, aunque en ocasiones sea inevitable que
detecte nuestro desacuerdo, lo que ha de quedarle claro es que al final consensuaremos un
modo de dar respuesta a la situación, sin que haya un adulto “que mande más que el otro”.
* Es además necesario que cada uno de nosotros seamos constantes, y que nuestra “rigidez”
en la aplicación de normas no dependa de nuestro estado de ánimo o del nivel de nuestra
capacidad de aguante ese día. Intentemos no perder el control delante de ellos si lo que
pretendemos es que ellos aprendan eso mismo.
Esto no es necesariamente incompatible con que en ocasiones exista cierta flexibilidad
en función sobre todo de la situación en la que se produzca la conducta pues, en general, no
todas las normas son “universales” y es bueno que les enseñemos a adecuar su conducta al
contexto.
* Por último, si pretendemos conseguir no sólo la aceptación de normas sino su
interiorización, así como una adecuada consecución de equilibrio emocional y social de
nuestros hijos/alumnos es preciso que nuestro estilo educativo no sea excesivamente
permisivo, autoritario u oscilante entre ambos. Aunque no existen “recetas”, en general lo
más adecuado es un estilo intermedio en el que se explique a los niños el porqué de cada
norma y se negocien algunas de ellas (según edad) para aumentar su responsabilidad y
conseguir una mayor aceptación (esto podría ser un premio por la asimilación de otras
normas). Pero cuidado, no todo es negociable, el niño no ha desarrollado aún su capacidad
para decidir lo que más le conviene y ha de entender los límites de las funciones de cada
miembro de la familia: el adulto es quien finalmente adoptará la decisión.
E.O.E.P. BADAJOZ-4
CURSO 97/98
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ANEXOS
Extraídos de Manuel García Pérez (CEPE)
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REGISTRO DE LA EVOLUCIÓN DEL COMPORTAMIENTO
ANÁLISIS FUNCIONAL DE LA CONDUCTA.
IDENTIFICACIÓN DE REFORZADORES (AMBIENTE ESCOLAR)
IDENTIFICACIÓN DE REFORZADORES (AMBIENTE FAMILIAR)
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Si mi alumno/hijo tiene
problemas de
conducta…
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EOEP BADAJOZ-4. CURSO 97/98 (RÍOS RIVERA)
ESQUEMA
PASOS PARA LA MODIFICACIÓN DE CONDUCTAS INADECUADAS
1º. ESTABLECER QUE CONDUCTA QUEREMOS MODIFICAR: ¿Cual es la
conducta- problema?
* DEFINIRLA
* ANALIZARLA
* REGISTRARLA
2º. ELEGIR EL MÉTODO: ¿Cómo se modifican las conductas?
* METODOS
- Método 1: Premiar la conducta adecuada + ignorar sistemáticamente (SIEMPRE) la
conducta inadecuada
- Método 2: Premiar la conducta adecuada + castigar sistemáticamente (SIEMPRE) la
inadecuada
* EL PAPEL DE EXPECTATIVAS Y MODELOS
3º. ESTABLECER UN PLAN CONCRETO DE INTERVENCIÓN: Pasos para el
plan de trabajo con el niño
*1º. LISTA DE REFUERZOS
*2º. ELABORAR, JUNTO CON EL NIÑO, UNAS NORMAS DE COMPORTAMIENTO
QUE ÉL ACEPTE
*3º. EL ADULTO DEBE SER SISTEMÁTICO, CONSTANTE Y PACIENTE EN SUS
REACCIONES A LAS CONDUCTAS DEL NIÑO
* EJEMPLO: ECONOMÍA DE FICHAS
4º. TRABAJAR EN EL GRUPO: ¿Cómo abordar la conductas - problema
desde el grupo - clase ?
* ENSEÑAR A LOS NIÑOS A RECONOCER, ANALIZAR Y DECIDIR ENTRE LAS
TRES MANERAS DE REACCIONAR ANTE SITUACIONES COTIDIANAS:
* AYUDAR A LOS NIÑOS A QUE RECONOZCAN Y VALOREN CONDUCTAS
POSITIVAS EN SÍ MISMOS (AUTOESTIMA) Y EN LOS DEMÁS.
5º. AMPLIAR NUESTRO PLAN DE INTERVENCIÓN
6. ESTABLECER PAUTAS EDUCATIVAS COHERENTES Y CONSISTENTES.
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