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Espiritualidad y Psicología Humanística.
Las Escuelas Psicológicas Humanísticas.
Dra. Raquel Inés Bianchi.
[email protected]
Septiembre, 2009.
Diferencias entre Religión, Religiosidad y Espiritualidad.
La Religión.
Es un sistema de creencias y culto organizado por personas practicantes. Se vive en
comunidad. Generalmente es vista como una institución social con sacerdotes, rabinos,
lamas, pastores, dogmas, doctrinas, templos e instituciones, e incluso con intromisión
política y en organizaciones sociales. (1)
Pertenecer a una religión implica estar atado, ligado a servir a una divinidad determinada
por un ritual determinado.
Para definir el concepto de religión debemos contar con tres factores:
1. Creencia en una dimensión religiosa.
2. Observancia de un conjunto de rituales o prácticas religiosas.
3. Adhesión a una doctrina o código de conducta ética que surge de las enseñanzas
religiosas.
La religiosidad.
Es la expresión comportamental de la persona creyente, de su sistema de creencias y culto.
La persona lo vive en lo social como un cuerpo de creencias, ritos, normas y valores que
rigen, o pretenden regir, la vida del sujeto religioso. Se expresa en credos y rituales.
La religiosidad puede vivirse de dos formas:
- ejercida como medio para acceder a la experiencia de lo divino. De esta manera
cumple su fin último que es la expresión y el desarrollo de la espiritualidad. El
religioso vive su religión y vivencia su fe como el valor más alto de su vida.
- Si la religiosidad se convierte en un fin en si misma, la experiencia de lo divino se
desvanece, y la religiosidad adquiere un carácter instrumental, y supersticioso, que
aleja al sujeto de lo espiritual. En este caso el religioso usa la religión en un sentido
estrictamente utilitario para ganar seguridad, posición social, u otras metas no
religiosas o anti-religiosas. (1).
La religiosidad no es sino el cascarón de la vida religiosa del creyente.
Lo que dota de realidad y sentido esencial a la vida religiosa del creyente es la
espiritualidad. Sin espiritualidad, la vida religiosa es sólo apariencia, máscara, vacío de lo
divino. (1).
La Espiritualidad.
La espiritualidad es percibida como una vivencia interna de sentirnos vivos. Muchas veces
caracterizada por un sentimiento de integración con la vida y el mundo; como un proceso
funcional dinámico, que se desarrolla en la singularidad del sujeto y posteriormente se
expresa en lo social. La espiritualidad nos permite sentir la vida, tanto en la vida individual
como en la comunitaria, como un todo lleno de sentido.
En cuanto al origen de la palabra Espíritu y Espiritualidad.
La palabra Espíritu proviene de la palabra latina Spiritus traducción de la palabra griega
Pneuma. Este término recibió un significado técnico a través de los estoicos que lo
entendieron como espíritu o soplo animador por el cual Dios obra sobre las cosas,
ordenándolas, vivificándolas y dirigiéndolas. (2, pág. 442).
Sobre el origen de la palabra Espiritualidad, Spiritualis es una traducción de la palabra
griega pneumatikos (“según el Espíritu”, “lleno de Espíritu”). Significaría “Vivir desde el
Espíritu”. (3, pág. 9).
En el plano de las creencias, la espiritualidad se manifiesta como un convencimiento
profundo de que la existencia tiene un valor y un sentido trascendente.
El hombre trata de buscar algo o alguien en el más allá. Esta búsqueda ha sido definida
como su dimensión espiritual. Es la búsqueda de respuestas ante su experiencia de
finitud, de frustración y de falta de sentido para comprender la existencia. (4).
La espiritualidad no requiere obedecer a ninguna religión organizada, tampoco tiene
estructuras jerárquicas; la espiritualidad es algo personal, vivido en la singularidad del
sujeto o en forma comunitaria. La necesidad de una religión o de creer en un ser supremo o
Dios están incluidas en la espiritualidad.
Puede manifestarse como: un ansia de Dios, como una búsqueda de lo sacro o divino;
como necesidades expresivas ligadas al arte; en diferentes actos creativos; o en la
necesidad del “encuentro” a través de la comunicación con otras personas; o la necesidad
del contacto con la Naturaleza. (4).
El Espíritu.
Es lo que, en el hombre, articulado con su cuerpo lo hace ser hombre. (5).
Definición de espíritu: es una fuerza inmaterial, simple (no múltiple, sin composición),
dinámica, inteligente, capaz de amar.
Etimológicamente, tanto en hebreo (Ruah), como en latín (Spiritus), como en griego
(Penuma), significa “soplo de aire”. Esta palabra expresa lo inmaterial y también el
dinamismo. De ahí que se recurra a ella para expresar realidades imperceptibles a los
sentidos.
Espiritualidad y corporeidad, ontológicamente, están intrínsecamente unidas y actualizan
la unidad del hombre como tal. (5).
El espíritu es inefable (no se puede explicar con palabras) e inabarcable.
Es el espíritu lo que hace al hombre capaz de auto-excederse, de buscar “siempre más”.
El espíritu humano es uno y único para cada hombre/mujer. Es principio de vida.
Es individual y nos abre al orden de lo universal.
El espíritu humano es intransferible, irrepetible, hace que la persona sea ella misma, un
individuo intransferible e irrepetible.
Es el principio de las operaciones del orden del pensamiento y de la voluntad, como del de
la reflexibidad y del amor. (5)
Para desarrollar nuestra espiritualidad necesitamos integrar nuestra reflexión a nuestra
experiencia profunda.
Podemos acceder a esta experiencia profunda captando la actividad del espíritu, por las
manifestaciones que el espíritu opera en nosotros. (5).
Esta actividad o dinamismo del espíritu es nuestra espiritualidad.
Algunas funciones que ejerce el espíritu:
El espíritu ilumina.
Se le puede aplicar la figura de la luz.
Tomemos la metáfora de la lámpara. Cuando la lámpara se enciende se crea la diferencia
entre lo oscuro y lo iluminado, como si algo que antes no era, ahora es.
Es luz para la inteligencia, luz para la sensibilidad, luz para la afectividad; es luz para
la conciencia.
La conciencia humana es intencional. Siempre está referida a algo otro que ella no es;
siempre es “conciencia de…”, al prestar atención a algo fuera o dentro de mi, se hace “luz”
sobre esto que hasta hace un instante, al no estar en mi plano de conciencia, se mantenía en
la sombra, se vuelve “ser para… ella”.
Detrás de esta operación aparece todo el problema del conocimiento; de la relación entre
el ser de las cosas y nuestra capacidad de conocerlas. (5).
Entendemos por conocimiento la actividad mediante la cual captamos el sentido de algo.
El sentido, que aparece en el momento mismo en que iluminamos algo con nuestro espíritu,
no es solo producto de la razón, sino que también alcanza el mundo pre-racional, preverbal, ligado a la percepción y a la afectividad, con su capacidad de simbolizar y de
organizar las vivencias dándoles significación. (5).
El espíritu presentifica.
Trae a la presencia lo que estaba ausente.
Lo iluminado viene a la presencia; en lo oscuro estaba ausente, con la luz se nos hace
presente. Descubrimos también la oscilación entre presencia y ausencia, la presencia en
la ausencia y la ausencia en la presencia.
El espíritu vincula al ser humano, con los otros y con el mundo, de una manera particular,
provoca encuentros. Al asumir la relación entre presencias, hace que también nosotros nos
volvamos más presentes. Cuanto más alta es la cualidad de lo iluminado, más profundos se
vuelven los encuentros y mayor resonancia adquieren las presencias. (5).
El espíritu se abre al mundo.
El espíritu, además de iluminar y de hacernos presente, abre mundos.
Decimos mundo y no solo medio ambiente.
El animal se mueve y transforma el medio ambiente. El hombre construye mundo.
Podemos decir que “mundo” es el conjunto de presencias y ausencias cargadas de
significación que nos acompañan a cada uno en particular, pero también a cada
cultura, a cada pueblo, a cada comunidad.
El espíritu es esencialmente configurador, es el gran hacedor de la cultura, de la ciencia, del
arte, de la religión. (5).
El espíritu se reflexiona a sí mismo.
Todas las capacidades que nombramos son “reduplicadas” cuando el espíritu ejerce su
capacidad de “reflexionarse a sí mismo”.
Además de llevarnos por el mundo haciéndonos capaces de iluminar, de presentificar, de
ampliar los horizontes, él tiene la capacidad de hacernos volver sobre nosotros mismos.
Nos desplegamos y nos replegamos.
Nos abrimos al mundo y a la vez somos capaces de tener conciencia de nosotros mismos, de
reconocernos en nuestros actos, de asumirnos como agentes responsables de ellos.
Este retorno es la capacidad espiritual por excelencia que impide que nos disolvamos en las
cosas. (5).
El espíritu tiene un principio organizador.
La vida del espíritu tiene un principio organizador que integra los diferentes estímulos
y vivencias que nos afectan. Por eso, en la base de todo organismo vivo hay un principio
que organiza el dinamismo biológico. Sin este principio integrador, no hay percepción, ni
tampoco orientación del querer, ni de la conciencia. (5).
El espíritu “es” se vivencia en un ritmo entre lo uno y lo múltiple.
P.Ricoeur, filósofo de tradición protestante que falleció en el 2005, observa que podemos
presentir el espíritu, “simultáneamente”, como uno, único, unificador, y como fuerza de
dispersión en las figuras mediante las cuales se manifiesta.
Es como una “pulsación” que hace prevalecer cada vez lo Uno y lo Múltiple, en cada nivel
donde se lo quiera observar.
Este ritmo de “respiración” entre lo Uno y lo Múltiple es el modo mediante el cual el
espíritu se brinda a nuestra conciencia, pero esto sólo es posible, estando en el mundo,
encarnado en un cuerpo, transformado en un cuerpo. Encarnando esta espiritualidad.
Podemos ver como se encarna en sí mismo y en la producción de sus figuras, los tres
grandes trascendentales del Ser: el Bien, la Belleza y la Verdad. (5).
El Bien como principio de vida, principio organizador, principio de “luz”, capaz de dar
presencia, capaz de crear mundo. Son las bondades del ser.
La Belleza en cuanto a la búsqueda de armonía, la perfección en las formas, los sonidos, los
colores, las relaciones, etc.
La Verdad en cuanto a que es veraz, tiene una inclinación hacia el conocer, y el conocer
verdadero.
Cuando estas experiencias se ejercitan y desarrollan, configuran la capacidad espiritual por
excelencia, la capacidad de amar y la de vivir en el Orden del Amor.
Amar es vivir en la trascendencia del Espíritu, es vivenciar simultáneamente hacia la
interioridad y la exterioridad, los trascendentales; la bondad, la belleza, la verdad. (5).
La palabra Vida la tomamos en su sentido más amplio como aquel principio dinámico que
promueve todos los contenidos que se dan dentro de ella: biológicos, psicológicos,
espirituales, personales, culturales, sociales, etc.
La vida es la necesidad más elemental y básica para que se den todas las demás
capacidades. Solo existimos viviendo.
La unión de nuestra alma, nuestro espíritu y nuestro cuerpo hace que estemos “en vida” y
que vivamos al modo humano, es decir, que existamos en el mundo y que aspiremos a ser
libres.
A la vida se la siente. La conciencia que tenemos de nuestra vida no es la conciencia de una
cosa sino la conciencia de nosotros mismos. (5)
Somos una totalidad viviente. La vida es la unidad que circula entre nuestras diferentes
funciones. Podemos tener diversas partes del cuerpo pero la vida no se la puede dividir en
partes.
Podemos considerarla como la unidad indivisible de una organización que nos sorprende
y nos maravilla a la vez porque parecería que tiene una sabiduría que ella misma ignora.
En medicina se dice que la función hace al órgano. La vida aparece como una unidad
organizada de todas las funciones y de todos los órganos, con el equilibrio capaz de generar
respuestas a los diferentes problemas que se le presentan, según su finalidad última que es
el permanecer en vida.
El hecho de ser cuerpos en vida nos determina en un tiempo ligado a la evolución y en un
espacio ligado a nuestra capacidad de desarrollo y movimiento.
Entonces la vida se presenta como unidad de crecimiento, con sus etapas de nacimiento,
infancia, adolescencia, juventud, adultez, vejez. Ella es la que mantiene el orden en el
espacio y en el tiempo
La vida edifica, produce vida, mientras que la voluntad solo produce cosas. Esto es una
gran humillación para la voluntad humana que quisiera ser omnipotente.
Por otra parte, también la razón se siente humillada. Pensamos desde la duda, y dudar y
sospechar es ya asumir una imposibilidad; la imposibilidad de ver claro, de comprenderlo
todo, de no equivocarnos. (5)
Las tres dimensiones del ser humano.
Habría tres componentes principales en el ser humano:
- El cuerpo.
- La psiquis, con su sistema de creencias.
- La fuerza vital o espíritu.
Este poder gobierna al universo entero.
Ha sido llamado chi en China; ki, en el Japón; prana, en la India; soplo de vida, por los
hebreos; Verbo, por los cristianos. (6)
Se emplean estos términos para expresar el principio creativo que da existencia a todas las
cosas, principio que todo lo contiene y lo mantiene, que conecta todo y que siempre
existió.
La meta de la práctica espiritual genuina es la integración de nuestra dimensión
corporal, mental/social y espiritual.
Períodos regulares de silencio y soledad aquietan la psiquis, alimentan el silencio interior e
inician la dinámica del autoconocimiento.
Es así como la persona comienza a auto observar si lo que piensa, lo que siente
sensorialmente, lo que siente emocionalmente, lo que habla y lo que actúa están integrados,
son congruentes. Es muy común que estas funciones del comportamiento estén disociadas
y pienso de una manera, pero actúo de otra, y hasta siento contradictoriamente. (6)
El trabajo sobre la propia espiritualidad comienza integrando estos aspectos de nuestra
personalidad. Para ello contamos con muchísimas herramientas que colaboren con nuestro
autoconocimiento, las cuales se elegirán según el paciente, por ejemplo: psicoterapias,
consejería, técnicas corporales, técnicas expresivas ligadas al arte, actividades
contemplativas en la naturaleza, yoga, meditación, Tai Chi, oración, oración
contemplativa, acompañamiento espiritual, etc. Todas ellas llevan a un aquietamiento del
contenido mental, y a la introspección, favoreciendo el proceso de auto observación, y que
afloren contenidos internos como así el propio potencial. (6)
Para desarrollar nuestra vida espiritual contamos con cualquier actividad que promueva la
expresividad y el autoconocimiento; actividades contemplativas en la Naturaleza;
actividades artísticas; Yoga; Tai Chi; etc. o bien prácticas espirituales específicas como la
meditación, la contemplación, la oración y el culto. (6).
Se denominan “prácticas espirituales” a aquellos ejercicios que podrían ser de orden
físico (como el régimen alimentario), discursivo (como el diálogo y la meditación) o
intuitivo (como la contemplación), que están destinados a operar una modificación y una
transformación ontológica en el sujeto que las practica, es decir, un cambio de su ser y/o en
su ser. (7)
La Psicología Humanista o Humanística.
Surge en Estados Unidos al término de la segunda Guerra Mundial, en las décadas de los
50 y 60. En la década de los 70, este enfoque llegó a Alemania y a otros países de Europa.
También llamada tercera fuerza de la psicología junto a la primera fuerza (el psicoanálisis)
y la segunda fuerza (el conductismo).
Durante el dominio nazi, muchos europeos inmigraron a los EEUU. Entre ellos, se
encontraban varios psicólogos existencialistas, los cuales aportaron muchas ideas para el
desarrollo de la tercera fuerza de la psicología, que más tarde se difundió por Europa y
otras partes del mundo.
Muchas personas quedaron devastadas tras sufrir los horrores de la guerra y muchos se
sintieron prisioneros de un sistema con el que no estaban de acuerdo. Psicólogos y
filósofos existencialistas le devuelven la libertad al individuo; es decir, después de los
problemas que la humanidad adquirió a raíz de la primera Guerra Mundial, los
existencialistas ven a la persona libre. Después de dos guerras mundiales, el mundo
occidental, inmerso en una oleada de crecimiento económico y bienestar social,
experimentaba desde dentro una revolución de sus costumbres y aspiraciones. El cuerpo,
sometido en las décadas anteriores a la represión sexual y militar, se rebelaba, libre de
tabúes, deseoso de nuevas estimulaciones sensoriales internas y externas. Las personas
podían encontrarse libremente, conocerse y amarse, más allá de las divisiones raciales,
políticas y de clase.
“Considera al hombre en sí como un ser potencialmente libre y creativo, cuyo
comportamiento puede depender más de su marco conceptual interno, que de la
coacción de impulsos internos o de la presión de fuerzas exteriores”.
En la psicología humanista, la persona tiene libertad de elección, lo cual sustituye la idea
conductista del conjunto mecánicamente determinado de conductas. O la psicoanalítica, del
hombre condenado a la fuerza de sus pulsiones o conflictos intrapsíquicos.
De acuerdo a la psicología humanista, la persona tiene libertad de elección; de aquí parte el
concepto de cliente, que sustituye al concepto de paciente, porque el cliente tiene la
capacidad de decidir y de hacerse responsable de las decisiones que tome.
La gran mayoría de los psicólogos y psiquiatras del enfoque humanista consideran que el
hombre busca autorrealizarse y tiende al crecimiento. Consideran que la propia persona
debe “tomar las riendas de su propia existencia”, tomar decisiones y hacerse responsable
de éstas.
El psicoterapeuta humanista ayuda a la persona a auto-explorarse, pero no toma las
decisiones por ella ni le soluciona directamente los problemas.
Ayuda a la persona a que se responsabilice de la toma de sus decisiones y a que sea ella la
que dirija su propia existencia y que se libere de toda clase de ataduras.
Psicoterapia Humanista.
La psicoterapia humanística tiene sus raíces filosóficas en el existencialismo, destacando
la significación yo-tú como un encuentro, donde tanto el “terapeuta” como “el cliente”
pueden describirse profundamente a sí mismos, sin que exista manipulación de uno sobre
otro.
Los psicólogos humanistas y existenciales comparten la idea del Yo como un agente
libre. Sostienen que podemos controlar nuestros propios destinos, si las condiciones no son
demasiado restrictivas.
Consideran que los seres humanos tienen la capacidad de examinarse y producir
cambios inducidos por ellos mismos.
Podemos vigilar y evaluar racionalmente nuestro propio comportamiento. Tanto los
comportamientos presentes como pasados y hacer planes para el futuro. También podemos
anticipar las consecuencias del comportamiento actual a largo plazo.
“El terapeuta debe tener una profunda actitud humanista”. Además del conocimiento
y la capacitación en las destrezas necesarias para ayudar a las personas, el terapeuta debe
tener en cuenta que es un ser humano ante todo y como humano tiene sentimientos,
cualidades y defectos, se equivoca y sabe reconocer sus errores.
“En la medida en que el terapeuta esté realmente viviendo cada momento, de una manera
congruente consigo mismo, podrá ser un modelo vivo y no de “apariencia” para sus
clientes”.
El psicoterapeuta humanista ayuda a la persona a auto-explorarse, pero no toma las
decisiones por ella ni le soluciona directamente los problemas. Ayuda a la persona a que
se responsabilice de la toma de sus decisiones y a que sea ella la que dirija su propia
existencia y que libere de toda clase de ataduras.
Se ocupa de lo esencial del ser humano como es el amor, la creatividad, los valores, la
autonomía, la conciencia, los sentimientos, el trabajar con un propósito, la autorrealización,
etc. No se dedica solamente al estudio de las funciones del hombre, perdiendo de vista al
hombre mismo.
La Psicología Humanista, más que una escuela, es una nueva orientación hacia la
psicología, un modo de pensar sobre el hombre.
No tienen una ideología básica común, pero tanto ellos como los demás psicólogos
humanistas simpatizan o comparten muchas posiciones sostenidas por la Psicología de la
Gestalt, la Psicología Adleriana, la Jungiana, la Neo-Freudiana, la Psicología del Yo, la
Fenomenología, La Existencial, la Self-Theory, la Transaccional y la Proactiva.
Abraham Maslow es considerado generalmente el inspirador de la psicología humanista,
sin embargo, él mismo nos recuerda que el movimiento de la Psicología Humanista “no es
obra de un solo líder sino de muchas personas”, como Erich Fromm, Kurt Goldstein,
Karen Horney, Gordon Allport y Henry Murray entre sus antecesores y Carl Rogers,
Rollo May, Gardner Murphy, Erik Ericsson, Viktor Frankl, Fritz Perls, Erick Berne,
entre sus contemporáneos.
Según la Asociación de la Psicología Humanista, se puede señalar cuatro características
como las más significativas:
1- Una atención centrada en la experiencia humana.
2- Énfasis en las cualidades tan profundamente humanas como la elección, la
creatividad, la valoración y la autorrealización. Opuestos a un pensar sobre los seres
humanos en términos mecanisistas y reduccionistas.
3- Fidelidad al significado y valor cuando se eligen los problemas de estudio e
investigación. (Oposición al énfasis que se pone en la objetividad metodológica a
expensas de la significación).
4- Especial aprecio por la dignidad y valor del hombre e interés en el desarrollo del
potencial inherente a cada persona.
Principales escuelas de Psicología Humanística.
La psicología humanística de Abraham Maslow.
Abraham Maslow nació en Nueva York en 1908. Hijo de una familia de inmigrantes
judíos.
Es una psicología que apunta al desarrollo de las potencialidades humanas, la
autorrealización y creatividad.
Entiende el desarrollo como concreción de potencialidades.
El hombre presenta una naturaleza propia, esencial, que tiene necesidades, capacidades y
tendencias, genéticamente determinadas
Maslow postuló que existen 5 sistemas de necesidades fundamentales, que explican la
motivación de la conducta humana. Éstas se escalonan en jerarquías, desde la más
primitiva (en cuanto a los comportamientos que induce), hasta la más evolucionada. Según
Maslow, existe una tendencia natural al crecimiento y desarrollo personal, que capacita al
individuo para percibir estas necesidades y motivarse para su logro en sentido ascendente,
de acuerdo a las oportunidades que le brinde su entorno. Si algún escalón se bloquea,
generalmente por experiencias infantiles, el individuo persistirá en él, “atascado” quedando
lo superior relegado temporariamente. (8)
Cuando existe frustración, cuanto más bajo sea el nivel en que se dé, más primitivos serán
los comportamientos tendientes a satisfacerlos. Si hubo traumas más intensos previos (por
ejemplo, hambre persistente, humillaciones), habrá una fijación por la cual el individuo
tenderá a regresionar a ese nivel, insistiendo en resolver un pasado sin lograrlo, en vez de
despedirse de él, “cambiando su historia”. La hipersensibilidad a lo material (avaricia,
ambición desmedida de lucro) se explica así, y del mismo modo las exageraciones de
motivación para los estratos ascendentes. (8)
Aunque las necesidades de cada nivel nunca se satisfacen completamente, se requiere un
mínimo de logros para que estén razonablemente colmadas, y se sienta motivación para
emitir conductas tendientes al nivel superior siguiente.
Los mismos fueron representados por Maslow mediante una pirámide, con referencia
estadística, ya que la mayoría de la población que encuestó estaba motivada por los niveles
inferiores. La proporción se estrecha cada vez más, y sólo una minoría alcanza a
gratificarse en el tope.
5. Autorrealización;
4. Ego-status / reconocimiento;
3. Pertenencia;
2. Seguridad;
1. Básicas.
Pirámide de necesidades de Maslow y jerarquía de necesidades:
1. Básico (Fisiológico).
Equivalente a lo material, biológico, confort físico, supervivencia, alimentación, abrigo.
2. Seguridad.
Una vez lograda la gratificación, por lo menos mínima, del nivel Básico, surge el interés de
mantener y consolidar la misma, a más largo plazo.
3. Pertenencia.
Una vez gratificados aceptablemente los dos estratos inferiores, surge el deseo de
establecer relaciones interpersonales, además de la familia, por ejemplo en un club
deportivo o de su colectividad, iglesia, comité político, o en el trabajo, etc.
Así surge el deseo de ser aceptado como miembro del grupo, ser llamado por el nombre de
pila o un apodo, la colaboración armoniosa con el equipo de tareas, dar y recibir afecto y
protección. Corresponde al hambre de caricias.
4. Ego-Status, Reconocimiento.
Se entiende por necesidades del Ego, las de ser valorizado, autoestima, respeto por sí
mismo, sentimiento de poder y seguridad.
Necesidades de Status: la de detentar una posición definida dentro de un grupo o
estructura.
Necesidades de Reconocimiento: la de recibir elogios (refuerzos sociales), distinciones,
agradecimientos, por las tareas realizadas. Ese reconocimiento es conferible verbalmente
(“Buen trabajo, lo felicito”), por escrito, simbólicamente (adjudicando un mejor escritorio/
secretaria/ espacio para estacionar, haciendo participar de informaciones confidenciales),
mediante aumentos de remuneración, ascensos, etc.
5. Autorrealización.
Las conductas que corresponden son las más maduras y evolucionadas de la jerarquía.
Los artistas, escritores, artesanos orgullosos de sus obras; los científicos que hacen avanzar
las fronteras del saber; un plomero que localizó y reparó una pérdida oculta y difícil; el
policía que devela un crimen, el ama de casa que prepara un nuevo plato, ofrecen algunas
de las innumerables viñetas de la Autorrealización
La Autorrealización requiere Independencia o Interdependencia, no es posible con
Dependencia de las figuras autoritarias.
La palabra que empleó Maslow en inglés es “self actualization”.
“Actual” significa “real” en inglés, pero como el mismo Maslow lo expresó, “el hombre
debe ser lo que puede ser”, de modo que podría también traducirse como “Autoactualización”: actualizar, hacer presente el potencial de cada uno, tomándolo de potencial
a real. (8)
Maslow entiende la neurosis como el fracaso del desarrollo personal.
Reemplaza el concepto de salud psicológica por el de plena humanidad.
Éste implica evolución, madurez, pleno funcionamiento, claridad de objetivos,
trascendencia, y disfrutar, contemplar, ser sensible a los “Valores Ulteriores”. Esto en
contacto y congruencia con el propio mundo interior.
El concepto de neurosis será reemplazado por “disminución humana”. Significa falta de
actualización de las facultades y posibilidades humanas. Su patología es para Maslow una
consecuencia de la pobreza, explotación, mala educación, esclavitud y trastornos
existenciales.
Para el autor es muy importante el estudio de personas sanas y autorrealizadas. La
psicología que sólo estudia lisiados se considera una psicología también lisiada.
Una persona “sana” autorrealizada:
a) Tiene una orientación realista.
b) Se acepta a sí misma, a los demás y al mundo tal como son.
c) Es espontánea.
d) Se concentra más en la solución de problemas que en sí misma.
e) Posee autonomía.
f) Su interpretación de las personas y de los hechos es creativa, fresca y no
estereotipada.
g) Necesidad de intimidad intensa con pocos seres. Aparenta desapego y necesita
aislamiento.
h)
i)
j)
k)
l)
Gran capacidad creadora.
Rechaza el conformismo respecto de la cultura.
Sentido del humor filosófico.
Ha vivido experiencias místicas, o espirituales, no necesariamente religiosas.
Posee actitudes y valores democráticos. Diferencia los medios con los fines. (8,
p.175).
Amor del Ser vs. Amor Deficitario.
Maslow señala que la necesidad de amor tal como lo han estudiado Bowlby, Spitz y Levy
es una motivación deficitaria: el Amor Deficitario, Amor D.
Lo describe como un vacío que hay que llenar y cuando la persona carece del mismo surge
entonces la patología. Si se dispone del mismo en el momento, la cantidad y calidad
adecuados, se impide dicha patología. La enfermedad “hambre de amor” puede ser curada
a través de la reparación, compensando dicha deficiencia.
Pero por otra parte y vinculado con la metamotivación y la autorrealización describe el
Amor del Ser, Amor S.:
- No es posesivo y es admirativo,
- No es egoísta sino altruista: hace posible la más verdadera y penetrante percepción
del otro,
- Crece en vez de desaparecer,
- Quien lo experimenta es más autónomo, más desinteresado, pero al mismo tiempo
más ansioso por ayudar al otro hacia su autorrealización, más orgulloso de los
triunfos del otro, altruista, generoso y alentador.
La psicoterapia será cualquier medio que ayude a reubicar a la persona en su camino a la
autorrealización orientado por su naturaleza interna.
Ayudar a alcanzar la plena plenitud a alguien, significa tomar conciencia de la propia
identidad, de lo que es biológica, temperamental y constitucional de las propias facultades.
Deseos, necesidades, vocación y destino.
Para ello la actitud terapéutica implicará actuar como el “hermano mayor”, ama y le
responsabiliza, respetando sin interferir ni imponerse, ni tratar de hacer del paciente una
réplica de sí mismo. Permite manifestarse, superar las defensas en contra del
autoconocimiento.
Así, la psicología humanística de Maslow tiene múltiples aplicaciones tales como:
(Pág. 178)
- Detectar el grado de satisfacción en cada nivel y trazar un plan de desarrollo.
- Percibir los “mandatos argumentales” (término del Análisis Transaccional) que
impiden o dificultan tales satisfacciones.
- Trazar un programa de enriquecimiento, por ejemplo, en el rol laboral, que tenga en
cuenta todos los niveles.
La Psicoterapia Gestáltica.
Esta consiste en atender a otro ser humano en la forma que le permita ser lo que realmente
es. Es una terapia existencialista, que se ocupa de los problemas provocados por nuestra
aversión a aceptar la responsabilidad de lo que somos y de lo que hacemos.
Fritz Perls (1893 – 1970) figura como el fundador de la Terapia Gestalt. Su opinión es
que la persona media puede temer a la vida y a experimentar el aquí y ahora; debido a
esto, suele vivir principalmente en el pasado, mediante los recuerdos obsesivos, y en el
futuro, con la expectativa ansiosa de la catástrofe.
El concepto de “Gestalt” denota el aspecto de la “totalidad” y se asemeja al concepto
oriental de Tao. Ambas parten de la idea de que figura y fondo constituyen una totalidad
completa y no pueden ser separados uno de otro sin que ello implique perder su respectivo
significado individual, es decir, sin destruir la totalidad.
En esta terapia son fundamentales los conceptos de necesidades corporales y de situaciones
inconclusas. Al quedar satisfecha la necesidad del organismo, al dar y tomar del ambiente,
la Gestalt se completa y la situación termina. El propósito de la psicoterapia es restaurar las
partes perdidas de la personalidad y por medio de ella pueden recuperarse nuestra
experiencia y nuestro funcionamiento rechazado. El terapeuta se dedica con el cliente al
proceso de recuperar sensaciones y conductas que el cliente ha desechado y que ahora
considera que no le pertenecen, hasta que empieza y continúa por su propia cuenta a
reafirmarse y a obrar como lo haría la persona que realmente es.
Es una psicoterapia donde se da énfasis a la experiencia en el presente.
Según Perls, su creador, la persona sana es aquella que puede experimentar la experiencia
en el “Aquí y Ahora” en todos sus canales sensoriales, en contacto consigo mismo y con el
otro. El neurótico es aquel que no se contacta con la vivencia inmediata y vive o en el
futuro o en el pasado.
La Psicoterapia Centrada en la Persona.
El enfoque centrado en la persona, también es conocida como terapia conversacional, o
psicoterapia del diálogo, y su autor es el reconocido psicólogo Carl Rogers (1902-1987).
En un principio su autor la llamó Psicoterapia Centrada en el Cliente, que significaba
que la persona que buscaba ayuda no era tratada como paciente dependiente, sino como un
cliente responsable.
En este enfoque de psicoterapia no se trata de hacerle algo a la persona ni de inducirla a
hacer algo en relación a si misma, sino se trata de liberarla para que pueda tener un
crecimiento y un desarrollo a nivel personal, que ella misma quite los obstáculos que le
impiden avanzar.
El enfoque centrado en la persona plantea una relación terapéutica entre dos personas en
contacto humano, por lo tanto nadie sabe más de uno mismo que uno mismo; es decir el
terapeuta será como un espejo que habrá de reflejarle lo que ve en la otra persona, pero no
puede hacer las cosas por ella; no se dan consejos.
Este enfoque tiene una premisa: una visión del hombre como un organismo básicamente
digno de confianza. Existe en el hombre una tendencia natural al desarrollo completo. El
término que ha sido más usado para designar este hecho es la tendencia actualizante (base
sobre la cual está construido el enfoque centrado en la persona), y es algo que está presente
en todos los organismos vivos.
La tendencia a la auto actualización es una tendencia natural que mueve al ser humano
al crecimiento, maduración y enriquecimiento vital, necesitando para ello que el medio le
ofrezca un clima psíquico y físico adecuado para no agotarse.
El individuo tiene dentro de sí muchos recursos para entenderse a sí mismo, para modificar
su autoconcepto, sus actitudes y su conducta autodirigida, y estos recursos pueden ser
sacados si se provee de un definido clima de actitudes psicológicas facilitadotas.
Las tres actitudes o comportamientos básicos, facilitadotes del proceso, y que todo
psicoterapeuta humanista debe tener son:
- la autenticidad o congruencia,
- la aceptación incondicional y
- la empatía.
Rogers entiende por autenticidad o congruencia, en primer término la coincidencia con
uno mismo. Parte de que “se favorece un desarrollo personal en tanto el terapeuta viva lo
que es en realidad, cuando en su relación con el cliente permanece auténtico, sin fachada,
es decir, vive abiertamente las sensaciones y posturas que le mueven en ese instante.
Significa que es él mismo y que no reniega de sí mismo”. El terapeuta y el cliente son
ambos seres humanos, esto no se puede borrar mediante las diferencias en cuanto al saber y
los grados académicos, ambos son iguales en lo referente a que son seres humanos y esto
debe sentar la base para la terapia.
La incongruencia es la discrepancia entre la vivencia del organismo y sus autoimágenes.
Cuando la incongruencia es alta la tendencia a la autoactualización produce conflictos. Se
enfrentan en direcciones diferentes el organismo y el sí-mismo construyendo la base de la
angustia.
El objetivo de la terapia es permitir que el cliente, en un clima de aceptación incondicional
pueda dejar de responder a las adaptaciones inadecuadas del sí-mismo, flexibilizarse y
comenzar a responder a su tendencia a la autoactualización, ajustándose a las necesidades
cambiantes de su organismo y el ambiente.
Cuando el psicoterapeuta percibe y acepta al cliente tal cual es, cuando deja de lado toda
evaluación y entra en el marco de referencia perceptual del mismo, lo libera para que
explore nuevamente su vida y su experiencia, lo libera para percibir en esa experiencia
nuevos significados y nuevas metas. La actitud positiva incondicional puede ser descrita
como un acto de manifiesto interés y aprecio por todo lo que la persona es, por todas sus
conductas y por su comunicación.
La actitud empática es un factor terapéutico de primer orden, y se manifiesta en un
intento del psicoterapeuta por comprender a fondo la experiencia de la persona. El
entrenamiento clínico del psicoterapeuta centrado en la persona está enfocado a captar, con
la mayor precisión posible, los matices del sentimiento y del significado en la experiencia
de la persona que recibe ayuda.
Carl Rogers en su libro “El proceso de convertirse en persona”, dice que la psicoterapia
centrada en la persona produce muchos cambios: el individuo modifica su manera de elegir
y establecer valores; enfrenta la frustración con menos tensión fisiológica y cambia su
manera de percibirse y valorarse. La teoría de la psicoterapia centrada en la persona postula
que los cambios operados en el interior del individuo durante el tratamiento le permitirán,
una vez finalizado éste, conducirse de manera menos defensivas y mas socializada y acepta
la realidad en sí mismo y en el medio social que lo rodea, todo lo cual demuestra que su
sistema de valores se ha socializado. Esto significa que adoptará conductas mas maduras y
que tenderán a desaparecer las actitudes infantiles. El proceso del cliente está en
reciprocidad con las actitudes del terapeuta.
Logoterapia.
Fue fundada por el psiquiatra y neurólogo vienés Viktor Frankl (1905-1997); es una
terapia cuyo eje fundamental es la teoría del sentido de la vida. Ayuda a los pacientes a la
búsqueda del sentido de la vida.
Viktor Frankl sostiene que “la libertad espiritual, que es lo único que no se nos puede
arrebatar, es lo que hace que la vida tenga sentido y propósito”. Esto hace que el
hombre logre sobrevivir a las más duras pruebas que la vida nos pone y a seguir adelante
buscando la superación personal.
Tras la anexión de Austria al tercer Reich, V. Frankl quedó expuesto en su condición de
judío, a la persecución nazi. En 1945 sobrevivió a cuatro campos de concentración, entre
ellos Auschwitz y al ser liberado regresó a Viena.
Sus padres, hermanos y esposa murieron en el Holocausto.
La desazón ante la adversidad y sobrevivir a la angustia existencial con la mayor lucidez
posible fueron construyendo en él los pilares fundamentales de su teoría del sentido de la
vida.
Víktor Frankl, para definir su teoría emplea el término logoterapia. Toma del griego la
palabra “logos” que equivale a “sentido; significado; propósito”, así logoterapia es igual a
terapia del sentido (de la existencia).
Esta terapia humanista tiene sus bases filosóficas en el existencialismo.
La Logoterapia no se dirige al síntoma. Lo que intenta es provocar un cambio de actitud,
una modificación personal respecto del síntoma.
La logoterapia no se encierra en el ámbito de las neurosis, sino que penetra en la dimensión
de los fenómenos específicamente humanos. Mientras que la psicología tradicional
descubre esencialmente “dependencias psíquicas”, la logoterapia saca a la luz
“independencias espirituales”, y mientras que la psicoterapia convencional analiza
“acuerdos neuróticos”, la logoterapia registra “compromiso existencial”.
La logoterapia considera la autotrascendencia como el nivel supremo de desarrollo de la
existencia humana.
Se trata del potencial específicamente humano de pensar y actuar más allá de uno mismo
en el marco de la existencia, para algo o para alguien, de la entrega a una tarea o de la
dedicación a otros seres humanos.
La búsqueda del sentido es la capacidad humana de trascender sus dificultades, eligiendo.
El hombre tiene la capacidad de elección, esta es una libertad íntima y espiritual, que nunca
se pierde. La elección es una actitud personal, única, ante un conjunto de circunstancias
que le permitirán, al hombre, decidir su propio camino.
Por eso Frankl habla de la “voluntad de sentido”, en contraste con el Psicoanálisis
Freudiano, donde los sentidos y los principios no son otra cosa que “mecanismos de
defensa”, “formaciones y sublimaciones de las reacciones”. O el amor, un mero
“epifenómeno de sublimación de instintos sexuales”. Para Frankl es “entregarse”.
También está en contraste con la “voluntad de poder” que enfatiza la Psicología
Adleriana.
La Logoterapia ayuda al paciente a encontrar el sentido de su vida, le hace consciente del
logos oculto de su existencia (proceso analítico).
Para la Logoterapia, el hombre, es un ser cuyo principal interés consiste en cumplir un
sentido y realizar sus principios morales: “El hombre es capaz de vivir e incluso morir por
sus ideales y principios”. Si un hombre puede encontrar y logra dar significado a su vida,
se vuelve feliz.
La felicidad no sólo por encontrar un significado, sino también, por el efecto colateral, la
autotrascendencia. La autotrascendencia, es una capacidad humana por la que se apunta a
algo más que a sí mismo, a los significados de realización o a encontrarse con otros seres
humanos a quienes amar.
El vacío existencial es el sentimiento de que la vida carece total y definitivamente de
sentido. Puede deberse a una doble pérdida que el hombre tuvo que soportar desde que se
convirtió en un ser humano:
a) Parte de los instintos y necesidades básicos que conforman su conducta.
b) Las tradiciones que le sirvieron de soporte para su conducta.
Por lo tanto, el hombre “carece de su instinto que le diga lo que desea hacer, y no tiene ya
tradiciones que le indiquen lo que debe hacer. Quiere lo que otras personas hacen
(conformismo) o hace lo que otras personas quieren que haga (totalitarismo).
Vacío existencial: - pérdida de instinto (¿qué necesito?)
- pérdida de las tradiciones (¿Qué debo?)
Frankl dice que la frustración existencial se da cuando se frustra el deseo de sentido para
el hombre; es el sentimiento de que sus vidas carecen total y definitivamente de sentido.
Lo que al hombre debería importarle es el significado concreto de su vida en un momento
dado; su propia misión que cumplir, su cometido, teniendo en cuenta que su tarea es única
como única es su oportunidad para construirla.
El sentido de la vida siempre está cambiando pero nunca cesa.
Búsqueda del significado.
El ser humano está dirigido hacia algo más que sí mismo, es decir a los significados de
realización o a encontrarse con otros seres humanos a quien amar. Según Frankl un
humano es humano cuando se pasa por alto a sí mismo, ofreciéndose a una causa a la cual
servir o a otra persona a la que amar.
La felicidad no es sólo el resultado de encontrar un significado, sino también el efecto
colateral, la autotrascendencia.
El análisis fenomenológico revela que hay tres caminos principales:
a. Realizando una acción o creando un trabajo.
b. A través de la experiencia o el encuentro con alguien. En la experiencia profunda
con la naturaleza, la cultura o el arte. O en el encuentro con alguien, por ejemplo en
el amor. El amor es entrega, es la única manera de aprenhender al otro en lo más
profundo de su personalidad, ver los rasgos esenciales, su potencia, lo que no se ha
revelado, lo que ha de mostrarse.
c. A través del sufrimiento. Encontrar el sentido de la vida por el sufrimiento es
enfrentarse a un destino que es imposible de cambiar y tener la oportunidad de
modificar la actitud hacia ese destino, es encontrar un sentido.
Encontrar un sentido a la vida es un acto de responsabilidad, una autodeterminación por la
que el hombre decide como será su existencia.
Análisis transaccional y espiritualidad.
El AT como toda psicología con orientación humanística “considera al hombre en sí
como un ser potencialmente libre y creativo, cuyo comportamiento puede depender
más de su marco conceptual interno, que de la coacción de impulsos internos o de la
presión de fuerzas exteriores”.
1- Todos nacemos bien, los seres humanos llegamos a este mundo potencialmente
sanos de mente y de cuerpo. El medio es el que influye para que lo seamos o no.
2- Todos valemos como seres humanos Los problemas psicológicos son producto
de fallas educativas (la psicoterapia es una capacitación para estar bien).
3- Uso de lenguaje simple: no son elitistas.
4- Responsabilidad por el propio cambio: el paciente es llamado cliente y se le
asigna un rol fundamental en su propio cambio. El terapeuta busca que la persona se
haga responsable de su propia salud.
5- Enfoque de aprendizaje y desarrollo: es psicoeducativo. Considera que la mayor
parte de las dificultades psicológicas se deben a lo que se aprendió en la infancia.
Por lo tanto se puede re-aprender a estar bien (modelo de aprendizaje).
6- Pone énfasis en la prevención: al descubrir nuestro “sentido de la vida” (Frankl),
cubrir nuestras necesidades y metanecesidades (Básicas, Seguridad, Pertenencia,
Reconocimiento y Autorrealización, - Maslow -) y desarrollamos en nuestras áreas
(Mente, Cuerpo e Interpersonal) y roles (Ocupacional, trabajo y/o estudio, Pareja,
Familia y Tiempo Libre), trabajamos en prevención primaria y no en secundaria o
terciaria, que es cuando ya se ha instalado la patología.
El Análisis Transaccional creado por Eric Berne (1910 – 1970) en los años 50, en EEUU
se apoya en bases humanísticas poniendo énfasis en la auto determinación y en la
responsabilidad personal. Se afirma en una filosofía positiva y de confianza en el ser
humano. Cree que las personas nacen bien, con capacidad para lograr éxito y satisfacción a
menos que sufran afecciones orgánicas graves. (8)
Afirma que todos nacemos bien, con iguales valores y derechos. Sostiene que la mayoría
de las enfermedades dependen de fallas educativas que pueden ser re-aprendidos.
Afirma que todos valemos como seres humanos.
Da trascendencia al contacto Yo – Tú entre los seres humanos y tiene en cuenta la
influencia del entorno, como moldeador de la conducta humana especialmente en la
infancia. Destaca la importancia de los sistemas sociales en la determinación de la
conducta aquí y ahora. (8).
Todos estos principios y enunciados se enraízan en el valor de nuestras vidas, de
nuestro ser, de nuestra espiritualidad.
Con respecto a los diferentes instrumentos del AT.
En toda la disciplina Transaccional encontramos instrumentos psicológicos que
promueven el desarrollo de nuestra espiritualidad.
En el Análisis estructural y funcional encontramos una valiosísima herramienta para el
desarrollo de nuestra espiritualidad.
Desde la esfera mental, la meta de nuestro psiquismo es la construcción de nuestra
personalidad, nuestra identidad, nuestro yo, el cual se enraíza en nuestro sistema de
creencias. Una creencia es un pensamiento, una idea con una gran carga afectiva,
internalizada desde una figura de autoridad tal con la que el sujeto se identifica y genera
una alineación de sus pensamientos, sentimientos y comportamiento.
Toda creencia incluye la aceptación de dicha idea sin el conocimiento completo requerido
para garantizar su verdad. Cuando la verdad de la proposición se torna evidente ya no
hablamos de creencias sino de conocimiento.
La creencia tiene un efecto organizador que posibilita un reordenamiento de las
diferentes funciones psíquicas. Hace del Caos, Cosmos y permite a los diferentes sujetos
vivir organizadamente. (9).
Las creencias tienen este efecto organizador si está inscripto en un sistema de creencias
compartido. Una creencia no funciona si no hay un código compartido, ya sea en la
familia y/o en el grupo de pertenencia.
Cada uno de nosotros tiene un estilo de vida, una historia, una concepción del mundo, que
condiciona el modo en que vivimos y proyectamos… en realidad creencias para explicar
creencias. (9).
El estado de Yo Padre es el depositario de nuestras creencias, juicios de valor, prejuicios,
normas, prohibiciones y permisos, valores, tradición, credo, dogmas, el concepto de Dios,
etc. además de la introyección de las figuras parentales. (8).
Podremos tener creencias que fomenten la vida, la libertad de elección, la responsabilidad
sobre mi propia vida, y la búsqueda de significado. O puedo tener creencias que fomenten
una cultura de muerte.
Cuando la verdad de la proposición se torna evidente, ya no hablamos de creencia sino de
conocimiento. Y de esto se va a encargar el Adulto.
Con su capacidad de pensamiento abstracto y deductivo, con su función de evaluación
lógica de la realidad, la capacidad de evaluar las posibles consecuencias de la conducta y
su función de autoprogramación del estado del Yo Padre (8), podrá afirmar o
reprogramar contenidos en nuestro sistema de creencias.
Gracias a la función de autoprogramación del estado del Yo Adulto, podremos ir
chequeando y cambiando todo tipo de creencia, valor, prejuicio que atente contra la vida y
la espiritualidad.
Por ejemplo, en las patologías adictivas, los pacientes tienen creencias que no valoran la
vida en sí, y un sistema de creencias compartido por la familia y/o el entorno social donde
se refuerza directa o indirectamente la descalificación de la propia vida. Son promotoras de
una cultura de muerte. Es una enfermedad donde el sistema de creencias, del paciente y de
su entorno, promueve y sostiene la patología. (6)
Con respecto al estado del Yo Niño son fundamentales los permisos dados para expresar
emociones auténticas, su espontaneidad, el desarrollo de su creatividad, todo tipo de
actividad expresiva, y las posibilidades de “encuentro” con los otros favoreciendo los
momentos de intimidad.
Progresivamente y más aún si la persona realiza prácticas espirituales, se irá fomentando el
sistema de conductas positivo con los Estados positivos del Yo (PC+; PN+; A+; NL+;
NS+; NR+)
Los circuitos de comunicación son las transacciones cerradas, habituales de la infancia,
que se internalizaron como diálogo interno entre los Estados del Yo (8) y que se expresan
en los vínculos actuales.
Son promotores del desarrollo espiritual los circuitos Asertivos (disciplinado, afirmativo
y racional) y los circuitos Afectivos (emotivo y creativo).
En cuanto a los Refuerzos sociales o Caricias o sea los estímulos sociales dirigidos de un
ser vivo a otro ser vivo, que reconocen la existencia de éste. (8).
Ya por su sola definición las “Caricias” representan un recurso que promueve y alimenta
la propia existencia. La necesidad de caricias en los seres humanos es tan importante como
la comida o el aire que respiramos. Por ende el AT estudia las leyes de intercambio de las
mismas y cómo influyen en la determinación de la conducta.
Las Caricias adecuadas incondicionales (positivas y negativas) y las adecuadas
condicionales (positivas y negativas) son necesarias para una comunicación honesta y
congruente. Esto también favorece el desarrollo de nuestra espiritualidad.
Como así también las leyes de Intercambio adecuado de Caricias: de abundantes
Caricias positivas; acepte las caricias positivas que merezca; pida las caricias que necesite;
dése las caricias positivas que merezca; rechace las caricias inadecuadas, devuelva
adecuadas. (8).
La Posición Existencial es la forma en que nos percibimos a nosotros mismos y con
relación a los demás. (8). Van a depender de las creencias que tenemos de nosotros
mismos, de los demás y del mundo en el que vivimos.
La Posición Existencial realista “Yo estoy bien – Tú estás bien” (en vez de las posiciones:
Desvalorizada, Sobrevalorada, Maníaca o Nihilista), valora lo realmente positivo de uno
mismo y de los demás, sin descalificar los aspectos negativos de uno mismo y de nuestro
entorno. Los estados del Yo son los positivos. Los circuitos de conducta los asertivos y
afectivos. Y las caricias son las adecuadas. Esta posición existencial es la resultante de una
escala de valores y un comportamiento acorde a las creencias humanistas.
Las personas que estimulan, por cualquiera de los medios explicados su espiritualidad
tienden a Estructurar su Tiempo evitando cada vez más los juegos psicológicos.
Prevalecen el aislamiento, la actividad y la intimidad. Como así también los rituales, en las
personas religiosas. El Aislamiento tiende a ser usado para las prácticas espirituales, como
así también para tareas intelectuales o creativas.
En cuanto a las Emociones, a medida que practicamos alguna actividad que desarrolle
nuestra espiritualidad, se irá fortaleciendo la expresión de “emociones auténticas”. Y se
irán desvaneciendo los “rebusques”. En primer lugar debido a los permisos para expresar
nuestras emocionas auténticas, al sentirnos valorados y queridos tal cual somos. Y en
segundo lugar, porque la práctica de auto conocimiento nos ejercita en ir corrigiendo todo
tipo de descalificación que afecte nuestro pensamiento.
Juegos Psicológicos.
La integración de la espiritualidad en nuestras vidas promueve, naturalmente, que la
persona sostenga una comunicación A-A y N-N
Los juegos psicológicos van siendo abandonados naturalmente.
Argumento de vida y Metas de Vida.
Toda la familia tiene un Argumento de vida. El Argumento es un marco de referencia,
que sirve para tomar decisiones. Nos indica nuestra identidad, cómo pensar, sentir, la
orientación hacia alguna vocación, el significado de la pareja, la elección de amigos. (8).
El argumento contiene el sistema de creencias compartido.
La función primordial de la familia es darle a cada miembro lo que necesita para avanzar
en su respectivo ciclo evolutivo.
Por un lado los 5 bienes de intercambio: Afecto, reconocimiento, tiempo, información o
bienes materiales.
Por otro las necesidades y metanecesidades planteadas por Maslow: básicas (materiales),
Seguridad (material), Pertenencia (afecto, caricias incondicionales), Reconocimiento
(Status, caricias condicionales) y Autorrealización.
Este instrumento nos permite evaluar el sistema de creencias compartido por la familia o
grupo de pertenencia y a su vez promover que las necesidades familiares se encuentren
satisfechas.
Conclusión.
El Análisis Transaccional es una escuela psicológica con bases humanísticas que pone
énfasis en la auto determinación y en la responsabilidad personal.
Se afirma en una filosofía positiva y de confianza en el ser humano.
Focaliza su atención en la experiencia humana.
Valoriza las cualidades humanas como la elección, la creatividad, la valoración y la
autorrealización.
Realza la dignidad y valor del ser humano y se ocupa del desarrollo del potencial inherente
a cada persona.
Todos estos enunciados se enraízan en el valor de la propia vida, del ser, de nuestra
espiritualidad.
El Análisis Transaccional es, tal vez, la escuela psicológica que más herramientas aporta,
para integrar nuestro psiquismo con nuestra espiritualidad.
Bibliografía.
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1, junio 2007. Universidad Nacional autónoma de México.
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4- Bianchi, R. “Espiritualidad y práctica clínica”. Conferencia en el curso del Capítulo
de Psiquiatría y Espiritualidad” ad. Hoc. 24º Congreso de Psiquiatría APSA.
Sheraton Hotel. Mar del Plata. Abril, 2008.
5- Gilotaux, M.F., “Antropología Filosófica. Clases magistrales”. Centro Espiritual
Santa María. 1º año CAE. Capital. Argentina. 2006.
6- Bianchi, R., “Drogodependencia y Espiritualidad”. Jornada anual del Capítulo de
Psiquiatría y Espiritualidad. APSA. Capital. Argentina. 27/ 09/ 2008.
7- Hadot, P. “¿Qué es la filosofía antigua?”. Editorial Fondo de Cultura Económica.
México. 1998.
8- Kerman, B. “Las Nuevas Ciencias de la Conducta. Aplicaciones para el tercer
milenio”. 1º edición, 1998. 3º edición, 2007. Editorial Uflo. Buenos Aires. 2007.
9- Millonschick, C. “Creencias”. Conferencia en el curso del Capítulo de “Psiquiatría y
Espiritualidad” ad. Hoc. 24º Congreso de Psiquiatría APSA. Sheraton Hotel. Mar del
Plata. Abril, 2008.