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MAQUETA RET Nº12 15/12/1999 11:33 Página 20 Trastorno de personalidad antisocial Recomendaciones para el tratamiento farmacológico Roger T. Muller Departamento de Medicina Psicológica, Facultad de Medicina de Christchurch, Christchurch , Nueva Zelanda. Indice. Resumen. 1. Definición de Trastorno de Personalidad Antisocial. 2. Biología y Conducta Antisocial. 3. Estudios sobre Tratamiento Farmacológico. Antipsicóticos. Litio. Benzodiacepinas. Carbamacepina. Psicoestimulantes. Antidepresivos. Otros fármacos. 4. Comorbilidad. 5. Recomendaciones para el Tratamiento Fármacológico. 5.1. Principios Generales. 5.2. Tratamientos Farmacológicos Adecuados. Antipsicóticos. Estabilizadores del Estado de Ánimo. Antidepresivos. 6. Estrategias para la Investigación futura. 7. Conclusión. Resumen El uso de tratamientos farmacológicos en pacientes con trastornos de personalidad sigue siendo controvertido. El objetivo del tratamiento son los síntomas que surgen de vulnerabilidades biológicas subyacentes y no del trastorno de personalidad en sí mismo. En el trastorno de personalidad antisocial (TPAS), los síntomas característicos que pueden responder a los fármacos son las conductas impulsivas y violentas. Dado que no se han realizado estudios específicos de tratamiento controlado con placebo en pacientes con TPAS, no se pueden dar recomendaciones sobre tratamientos farmacológicos específicos. Sin embargo, existe una evidencia limitada, basada en ensayos con pacientes con conductas antisociales, que defiende que los antipsicóticos, los estabilizadores del estado de ánimo y los antidepresivos a veces pueden ayudar a pacientes con TPAS. Se necesitan urgentemente estudios bien diseñados de tratamiento farmacológico. El tratamiento farmacológico de los pacientes con trastornos de personalidad se ha contemplado como parte secundaria de su manejo general. Las teorías etiológicas han enfatizado el papel de la crianza, el aprendizaje y el ambiente en la formación del carácter patológico1 y, por tanto, las recomendaciones para el tratamiento han dado prioridad a las intervenciones psicosociales. Sin embargo, se ha producido un firme aumento en la atención prestada al papel de los fármacos en el tratamiento de los trastornos de personalidad. Esto es debido a varios factores que incluyen: 22 - el regreso a la psiquiatría para describir el empirismo y el estudio sistemático de los trastornos de personalidad, permitiendo de este modo investigación más replicable - la expansión del uso de medicación para tratar varios trastornos psiquiátricos - los avances en la comprensión de la biología de neurotransmisión -el resultado relativamente pobre de los tratamientos psicosociales actuales. Este artículo se ha publicado en la revista CNS Drugs en abril de 1996. RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 12 – 1997 MAQUETA RET Nº12 15/12/1999 11:33 Página 21 La razón por la que se recomienda tratamiento farmacológico para los trastornos de personalidad es que algunas de las conductas no adaptativas están asociadas a variaciones del funcionamiento neurotransmisor. Se cree que utilizar medicación para corregir estas variaciones puede conllevar una reducción de la conducta no adaptativa. El objetivo del tratamiento son los síntomas que surgen de las subyacentes vulnerabilidades biológicas características, no el trastorno de personalidad en sí mismo. El tratamiento farmacológico puede beneficiar a pacientes con ciertas conductas de varias categorías diagnósticas de trastorno de personalidad. No existe una medicación definida empíricamente para un trastorno particular de personalidad1, ni es probable que exista. 1. Definición del trastorno de personalidad antisocial Han habido varios intentos de definir y clasificar la conducta antisocial persistente. El concepto fundamental es el de una persona sin síntomas psiquiátricos específicos que, sin embargo, se diferencia fundamentalmente de las otras personas a causa de su innata incapacidad para exhibir una adaptación social normal, su tendencia a exhibir trastornos de conducta y auto-control, y sus déficits en el desarrollo de la personalidad2. Actualmente, en los Estados Unidos, estas acciones se definen principalmente en términos conductuales. Los criterios del DSM-IV3 para el trastorno de personalidad antisocial (TPAS) se centran en violencia, conductas ilegal, deudas, problemas laborales, mentiras, problemas de relación y desempleo. Por otro lado, las tradiciones europeas han puesto más énfasis en los rasgos de personalidad de psicopatía. El CIE-104 define el trastorno disocial de la personalidad con características como la ausencia de culpa y remordimiento y una incapacidad de sentir empatía, así como la presencia de conducta antisocial. El concepto del DSM del TPAS ha sido criticado por su énfasis en actos criminales manifiestos, pero ha sido también alabado por su buena fiabilidad y su actuación en la práctica clínica. Quizás lo más importante es que ha generado una gran y significativa base de datos empírica5. Por esto, la mayor parte de la presente discusión asumirá RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 12 – 1997 Tabla I. Criterios diagnósticos del trastorno de personalidad antisocial basados en el DSM-IV(3) A. Hay un patrón general de desprecio y violación de los derechos de los demás que se presenta desde la edad de 15 años, como lo indican tres (o más) de los siguientes ítems: 1. fracaso para adaptarse a las normas sociales en lo que respecta al comportamiento legal, como lo indica el perpetrar repetidamente actos que son motivo de detención. 2. deshonestidad, indicada por mentir repetidamente, utilizar un alias, estafar a otros para obtener un beneficio personal o por placer 3. impulsividad o incapacidad para planificar el futuro 4. irritabilidad y agresividad, indicados por peleas físicas repetidas o agresiones 5. despreocupación imprudente por su seguridad o la de los demás 6. irresponsabilidad persistente, indicada por la incapacidad de mantener un trabajo con constancia o de hacerse cargo de obligaciones económicas 7. falta de remordimientos, como lo indica la indiferencia o la justificación de haber dañado, maltratado o robado a otros B. El sujeto tiene al menos 18 años. C. Existen pruebas de un trastorno disocial que comienza antes de la edad de 15 años. el concepto DSM del TPAS. Los criterios diagnósticos del DSM-IV para el TPAS se listan en la Tabla 1. Es confortante que, a pesar de la confusión sobre la definición exacta, los psiquiatras, los oficiales de prisión y otros trabajadores parecen estar de acuerdo en los factores clave del TPAS e identifican los mismos sujetos6. 2. Biología y conducta antisocial La razón de utilizar tratamiento farmacológico para los síntomas asociados al TPAS, es que los síntomas se relacionan con anormalidades neurobiológicas. Desgraciadamente la literatura que vincula la conducta antisocial con la biología es confusa e inconsistente. Una revisión reciente informa del estado actual de conocimiento6. Existe evidencia de que la conducta antisocial (o, al menos, la criminalidad) tiene una base hereditaria7 y esto sugiere que están implicados mecanismos biológicos, al menos parcialmente. En sujetos con conducta antisocial se observan cambios inconsistentes generalizados en el EEG, como una actividad theta excesiva generalizada, así como informes de disfunción temporal localizada en los patrones del EEG8. No se conoce la significación exacta de estos cambios, aunque algunos auto- MAQUETA RET Nº12 15/12/1999 11:33 Página 22 res sugieren que son una medida de inmadurez cortical8,9. Los muchos estudios10-12 que han investigado la disfunción autonómica en la conducta antisocial, al principio informaron de que estos sujetos eran hipoactivados por e hiporeactivos a los estímulos, y por lo tanto menos sensibles al castigo y las claves sociales. Estudios más recientes13 informan de que los sujetos con TPAS no tienen unos niveles bajos uniformes o fijos de actividad y reactividad. De hecho, estos pueden ser elevados cuando actúan bajo condiciones de alta activación. En resumen, aunque existen diferencias entre las personas con TPAS y los sujetos no afectados, no se ha investigado un patrón psicofisiológico distinto. En este artículo cobran mucho interés los estudios de neurotransmisión. Existe una literatura creciente sobre las anormalidades dopaminérgicas y serotoninérgicas en los chicos delincuentes y los adultos antisociales14. Una serie de estudios han mostrado que el trastorno de conducta, de tipo antisocial, se asocia con una baja actividad de dopamina-B-hidroxilasa15. Un cuerpo muy consistente de evidencia vincula los niveles disminuidos de CSF del ácido 5-hidroxindoleacético (5-HIAA) con la impulsividad y agresión habituales. En sujetos con conducta violenta, elevada impulsividad y altos niveles de agresividad se han detectado bajos niveles de CSF 5-HIAA, también se han observado en impulsivos arsonsists y en personas que han cometido suicidio por medios violentos14. Estudios más recientes que han utilizando pruebas de serotonina (5hidroxitriptamina; 5-HT), como liberación de prolactina, han mostrado que una baja función serotoninérgica se correlaciona con la impulsividad y la agresión16,17. Estos estudios sugieren estrategias para utilizar tratamiento farmacológico para ayudar a los sujetos con TPAS. Siever y col.,18 han publicado recientemente un buen resumen de los marcadores biológicos asociados al TPAS18. 3. Estudios de tratamiento farmacológico Aunque se puede diagnosticar con fiabilidad el TPAS y es bastante frecuente (el riesgo a lo largo de la vida es 4.5% para los hombres y 0.8% para las mujeres19, pocos estudios han abordado el tratamiento farmacológico de este trastorno. No existen estudios controlados con place24 bo de tratamiento farmacológico para pacientes diagnosticados de TPAS. Los estudios existentes son informes de casos, estudios pequeños no controlados o revisiones. Algunas de las conductas asociadas con el TPAS - es decir, la conducta impulsiva y violenta – se han investigado en ensayos farmacológicos controlados con placebo, principalmente con pacientes diagnosticados con trastorno límite de personalidad. Algunos ensayos con prisioneros han incluido una proporción importante de sujetos con TPAS. Vamos a revisar los resultados de estos ensayos porque son pertinentes a los pacientes con TPAS. 3.1. Antipsicóticos Varios estudios han sugerido que los fármacos antipsicóticos administrados en bajas dosis son eficaces en el tratamiento de las conductas impulsivas y antisociales20-23. Estos efectos no pueden predecirse siempre y son inespecíficos. Los únicos ensayos de antipsicóticos controlados con placebo son en pacientes con trastorno límite de la personalidad. Tres estudios informan de una reducción en el “descontrol conductual” y la cólera21-24. La mejoría más significativa se observó en los síntomas psicóticos asociados. 3.2. Litio Se ha informado de que el litio reduce la violencia extrema. Tupin y col.25se estudiaron 27 presidiarios varones que recibían litio, aproximadamente la mitad de los cuales padecía TPAS. En total, 15 (56%) de los participantes del estudio mostraron un notable decremento en el número de infracciones dentro de la prisión. Sheard y col.26 estudiaron 66 sujetos con trastornos graves de personalidad que habían sido condenados por crimen violento y continuaban siendo violentos en la prisión. En un ensayo controlado con placebo, mostraron que la terapia con litio reducía mucho la frecuencia de infracciones mayores durante un periodo de 3 meses. Interesantemente, las infracciones menores sufrieron un cambio pequeño. 3.3. Benzodiacepinas Aunque algunos informes previos (véase, por ejemplo, Kalina27) sugirieron que las benzodiacepinas podían ayudar a resolver los síntomas violentos y destructivos, ha aparecido una preocupación creciente sobre su capacidad RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 12 – 1997 MAQUETA RET Nº12 15/12/1999 11:33 Página 23 de desinhibir la conducta y producir dependencia al fármaco. Cowdry y Gardner22, en una muestra de pacientes con trastorno límite de la personalidad, hallaron que el 58% de la muestra que recibía alprazolam sufrió graves episodios de descontrol, en comparación al 14% de los que tomaban placebo. 3.4. Carbamacepina El reconocimiento de que la carbamacepina puede ser un importante fármaco psicotrópico, así como un útil agente antiepiléptico, empezó cuando se demostraron sus efectos antimaníacos24. En seguida se notó que añadir carbamacepina a los antipsicóticos en los pacientes esquizofrénicos producía una reducción notable de los episodios violentos28 y se demostró con ensayos controlados con placebo29-31. Un estudio22 documenta el uso de carbamacepina entre los pacientes que tienen trastornos de personalidad con falta de control conductual. En un ensayo longitudinal, de 6 semanas de duración, de carbamacepina (600 mg/día) incluyendo 14 mujeres con trastorno límite de personalidad, siete pacientes que recibían placebo sufrieron episodios de grave falta de control mientras únicamente uno de los que tomaban carbamacepina los padeció. algunos sujetos, también pueden tener efectos paradójicos. Soloff y col.23 hallaron que los pacientes sin respuesta a la amitriptilina se deterioraban progresivamente, en comparación con aquellos que recibían placebo, en las medidas de funcionamiento global, ideación paranoide y conducta impulsiva. Los niveles reducidos de CSF 5-HIAA observados en muchos pacientes con conducta impulsiva violenta (véase sección 2) sugieren que los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (SSRIs) pueden ser útiles. Algunos estudios pequeños e informes de caso apoyan esta idea. Norden33 halló que los pacientes con trastorno límite de la personalidad tratados con fluoxetina mostraban una mejoría en la impulsividad, ansiedad y síntomas depresivos. Estos resultados se replicaron en otro estudio34, mientras un ensayo pequeño controlado con placebo en pacientes con trastorno límite de la personalidad hallaba una significativa reducción de la cólera en los pacientes que recibían fuoxetina35. Un ensayo no controlado de sertralina también informó de una reducción en la impulsividad y agresividad36, y un reciente informe de caso proclamó que el fármaco era eficaz en la reducción de la conducta violenta37. 3.7. Otros fármacos 3.5. Psicoestimulantes Muchos niños hiperactivos también son delincuentes, y algunos crecen y se vuelven antisociales en la vida adulta. Existe una evidencia limitada de que dichos sujetos puedan beneficiarse de los psicoestimulantes. Wender y col.32, por ejemplo, informaron de que la pemolina era superior al placebo en el control del temperamento, la impulsividad, y la intolerancia al estrés en pacientes con antecedentes de hiperactividad severa en la infancia. 3.6. Antidepresivos Los antidepresivos tricíclicos (TCAs) han proporcionado efectos mixtos cuando se han suministrado a pacientes con trastornos de personalidad. De nuevo, no existen ensayos específicos con pacientes con TPAS, pero estudios de pacientes con otros trastornos de personalidad sugieren que, aunque estos fármacos pueden beneficiar a RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 12 – 1997 Otros fármacos candidatos a ser investigados son el ácido valproico (valproato sódico) y los antipsicóticos más nuevos clozapina y risperidona. Sin embargo, no se conocen estudios que hayan examinado el efecto de estos fármacos sobre las conductas asociadas al TPAS. 4. Comorbilidad La mayoría de pacientes con TPAS tienen otros trastornos psiquiátricos19. El trastorno comórbido más común es la dependencia al alcohol (etanol) y drogas, pero, contrariamente al saber tradicional, los estudios epidemiológicos han demostrado elevadas cifras de depresión mayor y trastornos de ansiedad, especialmente en mujeres38. También existe evidencia de un considerable solapamiento entre la depresión y la delincuencia en niños39. Estos trastornos pueden impactar significativamente la conducta MAQUETA RET Nº12 15/12/1999 11:33 Página 24 antisocial. Por ejemplo, el estado de ánimo bajo puede aumentar la irritabilidad y la conducta violenta, y el efecto desinhibidor del alcohol es bien conocido. La evaluación detallada, el reconocimiento de los trastornos comórbidos y el tratamiento apropiado de los mismos son una parte clave de la estrategia global de control de los pacientes con TPAS. 5. Recomendaciones para el tratamiento fármacológico Dado que no se han realizado estudios doble ciego controlados con placebo del tratamiento farmacológico en pacientes con TPAS, no se pueden dar recomendaciones específicas. Todo lo que se puede decir es que existen varios fármacos que pueden ser útiles para mejorar algunas de las conductas asociadas al TPAS (véase Tabla II). Estos fármacos aún deben considerarse experimentales y deben utilizarse explícitamente como ensayo, con el consentimiento informado del paciente. 5.1. Principios generales Hay una serie de principios generales que merece la pena recordar cuando se prescriba un ensayo de medicación a pacientes con TPAS (40). En primer lugar, el tratamiento farmacológico debe presentarse como una prueba y no como una panacea. Tanto el paciente como el psiquiatra deben tener expectativas claras y razonables sobre los posibles efectos de la medicación. Tabla 2. Tratamiento farmacológico para las conductas asociadas con el trastorno antisocial de la personalidad Fármaco/clase Indicación Antipsicóticos Psicosis breve, falta de control conductual Litio Conducta violenta Carbamacepina Falta de control conductual (especialmente si es episódico) Psicostimulantes Síntomas severos de hiperactividad infantil y adulta Antidepresivos Impulsividad, cólera En segundo lugar, en cada caso deben considerarse el riesgo versus los beneficios. Los pacientes con TPAS a menudo son vulnerables al abuso de sustancias y a la conducta suicida impulsiva, y pueden cumplir mal los controles de concentración de fármaco en sangre y los controles de seguimiento, por lo que requieren particular atención. En tercer lugar, los fármacos pueden ser utilizados durante un periodo previamente planificado, con un claro inicio y fin y dirigidos a los síntomas “objetivo”. En cuarto lugar, la sustitución consecutiva de fármacos es preferible al uso simultáneo. En quinto lugar, se debe obtener algún formulario de consentimiento informado. Por último, dado que la terapia farmacológica rara vez es eficaz de manera global, se deben proporcionar otros tratamientos simultáneos. 5.2. Tratamientos fármacológicos adecuados Al inicio, es crucial llevar a cabo una evaluación detallada de las condiciones comórbidas. Cualquier indicación de variaciones significativas del estado de ánimo, ansiedad o dependencia de sustancias debe ser tratada adecuadamente. Desde el punto de vista de las conductas antisociales, los principales fármacos a considerar son los antipsicóticos, el litio, la carbamacepina y los SSRIs. El uso de benzodiacepinas está relativamente contraindicado, tanto por los problemas de dependencia como por el hecho de que pueden desinhibir la conducta. El uso de psicoestimulantes debe considerarse arriesgado: son propensos al abuso y pueden empeorar la conducta o precipitar síntomas psicóticos. Su único papel posible lo juegan sujetos con antecedentes de trastorno de hiperactividad en la infancia. Los peligros asociados con los psicoestimulantes justifican la recomendación de que deben reservarse para los pacientes ingresados u otros pacientes que pueden recibir una supervisión más cercana. 5.2.1. Antipsicóticos 26 Es razonable considerar el uso de antipsicóticos en pacientes con indicación de episodios psicóticos breves y posiblemente en aquellos con descontrol conductual episódico severo. La mayoría de estudios han utilizado dosis bajas (dosis media diaria equivalente a 100 y 200 mg de clorpromacina)41 de antipsicóticos de alta potencia como el RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 12 – 1997 MAQUETA RET Nº12 15/12/1999 11:33 Página 25 haloperidol o primocide, y estos deben considerarse en primer lugar. Dada la posibilidad de efectos adversos a largo plazo - notablemente la disquinesia tardía - debe obtenerse el consentimiento informado. 5.2.2. Estabilizadores del estado de ánimo El uso de litio y carbamacepina para la conducta violenta e impulsiva tiene un soporte empírico razonable. Desgraciadamente, ambos fármacos requieren el cumplimiento de control de concentración en sangre y de seguimiento, y ambos son peligrosos en sobredosis. Su uso debe acompañarse de una evaluación clínica detallada centrada en la conducta impulsiva, la conducta suicida, y el grado de cumplimiento de regímenes de tratamiento previos. 5.2.3. Antidepresivos También debe considerarse el uso de antidepresivos. Se ha sugerido que la afectividad aumentada inadecuada puede estar asociada a conducta antisocial persistente y que los antidepresivos (y el litio) pueden tener efectos a través de este mecanismo39. Obviamente, cualquier síndrome depresivo comórbido debe ser tratado. Incluso sin estos síntomas, es posible que los SSRIs jueguen un papel en el tratamiento. Los pocos estudios pequeños33, 34 sugieren que pueden ser necesarias las dosis más altas (p.e., fluoxetina 40 a 80 mg/día) y que es adecuado un periodo de prueba largo (3 meses o más). De nuevo, no es posible dar recomendaciones sin ensayos controlados con placebo. El lugar de los TCAs es menos seguro. Son peligrosos en sobredosis y posiblemente pueden empeorar síntomas como ideación paranoide y conducta impulsiva. Es imposible dar recomendaciones claras debido a la escasez de estudios, pero a estas alturas, una prueba con SSRIs sería la “primera opción” más apropiada en pacientes con TPAS. 6. Estrategias para la investigación futura Este artículo ha puesto de relieve la necesidad de ensayos clínicos sobre el tratamiento farmacológico en pacientes con TPAS. Estos pacientes con frecuencia visitan los servicios de salud mental; en un estudio epidemiológico, un cuarto de los hombres y un tercio de las mujeres con TPAS habían sido pacientes a régimen abierto en los 6 meses previos38. RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 12 – 1997 El éxito de las actuales estrategias de tratamiento es mínimo. La realización de ensayos clínicos farmacológicos cuidadosamente controlados es difícil, pero es vital para extraer recomendaciones útiles. Estos ensayos deberían ser controlados con placebo. Los efectos del placebo en pacientes con trastornos de personalidad son elevados; los pacientes son a menudo altamente sugestionables y pueden mostrar rápidas mejorías sin terapia específica. Los controles con placebo permiten detectar pequeños efectos beneficiosos y permiten también detectar mejor el empeoramiento clínico inducido por fármacos. Además existe evidencia de que la duración de los ensayos debe ser más larga que la de los ensayos estándar con fármacos antidepresivos24. La clasificación de lo que constituye el TPAS no está establecida y es probable que haya cambios en la definición de la terminología aceptada. Tampoco está claro qué rasgos conductuales intentan modificar los fármacos. Es necesario dilucidar los conceptos de impulsividad, descontrol conductual y agresión - y su relación con otras áreas de funcionamiento mental - especialmente regulación del afecto. La investigación biológica futura que vincule las funciones mentales con los sistemas de neurotransmisión ofrece el camino más prometedor para la terapia farmacológica racional. Es importante recordar que solo algunas vulnerabilidades de carácter tienen probabilidad de estar relacionadas patologías discretas de neurotransmisión. Desde luego, el carácter es mucho más que la simple suma de las vulnerabilidades biológicas1. 7. Conclusión Los objetivos del tratamiento farmacológico de los pacientes con TPAS son modestos. Las medicaciones no curan la conducta antisocial, pero pueden modificar y ayudar a regular los síntomas agresivos, impulsivos y afectivos que contribuyen al síndrome clínico. El tratamiento farmacológico ofrece una ayuda a otras formas de tratamiento. Debido a la ausencia de ensayos clínicos adecuados, no existen recomendaciones farmacológicas específicas. Cualquier trastorno médico o psiquiátrico comórbido debe ser reconocido y tratado adecuadamente. Los antipsicóticos, el litio, la carbamacepina y los SSRIs pueden ser con- MAQUETA RET Nº12 15/12/1999 11:33 Página 26 siderados desde una base caso-por-caso, con controles y ajustes cautelosos.Se debe prescribir la medicación con precaución y se deben considerar detalladamente los riesgos versus los beneficios. Las medicaciones se deben prescribir consecutivamente, durante un periodo planificado previamente, con síntomas objetivo claros y siempre que sea posible debe obtenerse el consentimiento informado. 20. Tyrer P, Seivewright N. Pharmacological treatment of personality disorders. Clin Neuropharmacol 1988;11(6):493-9. 21.Goldberg SC, Schulz SC, Schulz PM, et al. 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