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BIOLOGÍA 3 | TEMA 5 | Resumen teórico
Función de defensa
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DEFENDERSE POR DENTRO.
SISTEMA INMUNITARIO
A pesar de que la función de defensa muchas veces se considera como otra función de
relación, tiene unas características tan particulares que hacen que le dediquemos este
capítulo en exclusiva.
El cuerpo humano dispone de diferentes tejidos y secreciones que se encargan de evitar
la entrada de cualquier elemento extraño en el cuerpo. Además, incluso tiene reacciones fisiológicas, como la tos y los estornudos, para expulsar elementos extraños que
podrían hacernos daño.
Tejidos especializados
en la protección
• Piel: recubre el exterior del cuerpo.
• Mucosas: recubren el interior de las cavidades internas que pueden tener relación con
el exterior (aparato digestivo, respiratorio, reproductor).
Secreciones especializadas
en la protección
• Saliva
• Jugos gástricos
• Moco
• Lágrimas
A pesar de la efectividad de estas protecciones, a veces algunos elementos extraños
pueden llegar a penetrar dentro del cuerpo a través de diferentes medios. Para estos
casos, disponemos de un sistema especializado que funciona permanentemente, y que
se encarga de destruir o neutralizar el intruso. Se denomina sistema inmunitario y está
formado por órganos, células y moléculas.
¡El sistema inmunitario es una defensa contra los agentes extraños!
El sistema inmunitario tiene dos tipos básicos de respuesta:
La respuesta inespecífica:
Se produce delante de cualquier tipo de ataque externo, se desencadena de forma inmediata y sólo tiene lugar donde se está produciendo el ataque.
La respuesta específica:
A pesar de que también se inicia en el momento del ataque, es más elaborada, así que
necesita más tiempo antes de actuar. Se da cuando la respuesta inespecífica no ha bastado para detener al agente invasor y está “hecha a medida” contra un ataque concreto.
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Las células del sistema inmune están “educadas” para reconocer todos los elementos
propios de nuestro cuerpo. Este proceso de reconocimiento de las estructuras propias
tiene lugar durante su maduración. Desde aquel momento, todo lo que no sea reconocido como elemento propio del cuerpo será atacado como un elemento extraño.
Actores celulares
El sistema inmunitario debe poder actuar en todas partes, por esto sus piezas claves son
las células, porque son pequeñas y móviles, cosa que les permite llegar a los focos de
infección.
Tipos de
inmunidad
Inmunidad
inespecífica
Inmunidad
específica
Tipos de célula
Función
 Fagocitos (macrófagos,  Destrucción por fagocitosis del
neutrófilos, etc.)
elemento extraño.
 E osinófilos, basófilos,
etc.
 P
articipación en las reacciones
inflamatorias y anafilácticas.
 Linfocitos B
 Fabrican anticuerpos.
 Linfocitos T asesinos
 D
estruyen células que han sido
infectadas o alteradas.
 Linfocitos T ayudantes
 Regulan la respuesta inmune.
Tabla 1. Células inmunitarias de la inmunidad inespecífica y específica con su función principal.
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RESPUESTAS
Respuesta inespecífica
La respuesta inespecífica sucede en el lugar de penetración del agente extraño. Consiste básicamente en el desplazamiento de un tipo de glóbulos blancos, los fagocitos,
especializados en envolver y/o fagocitar el elemento extraño en la zona donde se ha
producido la invasión. Estas células tienen la capacidad de proyectar “brazos” de su citoplasma para rodear el elemento extraño. A continuación, introducen este elemento extraño en el interior de su citoplasma y forman una vesícula a la que se unen lisosomas,
que son otro tipo de vesícula. Estos lisosomas están llenos de enzimas que destruyen el
contenido de la vesícula fagocitada.
El desarrollo general de esta respuesta es lo que llamamos inflamación, y llega a su
máximo grado de forma instantánea en el momento de la exposición al agente infeccioso. Un proceso inflamatorio se compone de:
• Enrojecimiento y sensación de calor en la zona porque afluye en ella más sangre para
hacer llegar más células fagocitarias.
• Inflamación. El tejido dañado libera sustancias que aumentan la permeabilidad de
los vasos sanguíneos, cosa que hace que se derrame líquido en la zona y los fagocitos
migren desde el torrente sanguíneo. Además, otros tipos celulares, como los basófilos,
eosinófilos y mastocitos también liberan sustancias que contribuyen a la respuesta
inflamatoria.
El proceso clave de la respuesta inespecífica es la fagocitosis.
Figura 1. La fagocitosis tiene lugar en cuatro fases principales: a) ingestión b) formación del fagosoma c)
unión con lisosomas, que forman el fagolisosoma d) destrucción enzimática y expulsión o asimilación de
los residuos.
Casi todas las formas de vida tienen este tipo de respuesta inespecífica.
Respuesta específica
La respuesta específica se lleva a cabo de forma generalizada en todo el organismo. Es
más lenta porque se basa en el reconocimiento de los antígenos propios de cada patógeno (un patógeno es cualquier agente biológico que causa una enfermedad).
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Un antígeno es una parte de un patógeno, generalmente de su superficie, que es específicamente suyo. Lo utiliza el sistema inmune como pieza para reconocer el patógeno.
El tipo celular que protagoniza la respuesta específica son los linfocitos, que son glóbulos blancos sin actividad fagocitaria que se clasifican en dos grandes grupos: linfocitos
B y linfocitos T.
Linfocitos B
Los linfocitos B fabrican anticuerpos específicos que se pegan al antígeno concreto.
Los anticuerpos cumplen dos funciones:
1. Por un lado, bloquean y agregan los patógenos y los inmovilizan hasta que las células de la inmunidad inespecífica los fagocitan; es decir, los fagocitos.
2. Por otro lado, los anticuerpos sirven como “marca de destrucción” que los fagocitos
pueden leer. De esta manera, un antígeno que había conseguido eludir la respuesta
inespecífica pasa a ser reconocido gracias a que está “marcado” por anticuerpos.
Cuando un linfocito B ha reconocido un antígeno, no sólo fabrica anticuerpos contra él,
sino que además se multiplica (por mitosis) y da lugar a muchos más linfocitos B que
producirán anticuerpos contra el mismo antígeno. De toda esta producción, una vez
pasada la infección, todavía quedarán durante un largo período de tiempo (que puede
llegar a ser de años) linfocitos B de memoria, es decir, linfocitos B especializados en reconocer el antígeno que provocó aquella infección tiempo atrás. En caso de una segunda
infección, la respuesta sería mucho más rápida y efectiva, ya que los mecanismos de
defensa están “preactivados”. Esta particularidad de la memoria es la clave del funcionamiento de las vacunas.
La inmunidad específica tiene memoria a través de algunos linfocitos B.
El proceso de la inmunidad específica es muy eficaz, pero requiere más tiempo (unos
cuantos días) para llegar a su nivel máximo de respuesta.
Sólo los vertebrados con mandíbula tienen respuesta específica.
A parte de los linfocitos B, la respuesta específica cuenta también con otro tipo de linfocitos: los linfocitos T. Éstos no fabrican anticuerpos.
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Linfocitos T
Hay dos tipos de linfocitos T según su función:
• Los linfocitos T asesinos destruyen células del propio cuerpo que han sido infectadas
por virus (u otros patógenos), e impiden que se propaguen. También se encargan de
destruir células que se han transformado en cancerígenas o aquellas que, por alguna
razón, deben ser destruidas. La destrucción se hace por contacto: el linfocito T asesino
se coloca al lado de la célula que se debe destruir y vierte sustancias tóxicas que la
eliminan.
• Por otro lado, los linfocitos T ayudantes se encargan de dirigir la respuesta inmune,
tanto específica como inespecífica, mediante señales químicas que son recibidas por
el resto de células del sistema inmunitario.
Casos particulares:
vacunación, alergias
y trasplantes
Vacunación
La vacunación es la introducción de un agente patógeno debilitado o muerto o bien de
partes concretas del mismo patógeno, con una finalidad preventiva.
Este sistema aprovecha dos características de la inmunidad específica:
• La memoria que proporcionan los linfocitos B permite al sistema inmune recordar los
patógenos con los que ya ha habido un enfrentamiento.
• La respuesta a un segundo enfrentamiento con un patógeno es más rápida y potente
que la primera.
La vacunación es una exposición controlada a un patógeno para inmunizar nuestro organismo.
Existen casos en los que una sola dosis de vacuna es suficiente para que el cuerpo quede
inmunizado para siempre. En otros casos, se debe mantener la memoria inmune con
dosis a las que llamamos de recuerdo cada cierto número de años (como por ejemplo:
el tétanos, la poliomielitis o la difteria).
En algunos casos, a pesar de los esfuerzos que se hacen en las investigaciones científicas, es difícil hallar una vacuna. Las razones pueden ser por desconocimiento de los
mecanismos de infección del patógeno y/o, en la mayoría de casos, por su capacidad
para cambiar de aspecto (sus mutaciones).
Un patógeno que cambia de aspecto (un mutante) deja de ser reconocido por los
linfocitos B de memoria.
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Alergias
En algunas ocasiones, el cuerpo desencadena la respuesta inmune específica ante un
agente no patógeno. Como, en general, hablamos de sustancias que nos rodean de forma cotidiana y, en principio, no son perjudiciales, lo que encontramos es una reacción
desproporcionada e inadecuada del sistema inmunitario. A esta reacción la llamamos
alergia.
La alergia es una reacción inapropiada del sistema inmune ante un agente no patógeno, que se llama alérgeno.
Una alergia puede manifestarse de diferentes maneras dependiendo del tipo de respuesta inmune que provoque:
• Las reacciones más frecuentes son aquellas que provoca la inmunidad inespecífica
(enrojecimiento, picores, estornudos) en grados molestos, pero no peligrosos.
• En algunos casos, la violencia de la reacción inmune puede llegar a ser peligrosa para
el individuo (como en el caso del choque anafiláctico, que es una reacción química
masiva producida por la liberación de sustancias de los glóbulos blancos ante la entrada de un alérgeno, especialmente por vía alimentaria o inyectada).
Trasplantes
En determinados casos, un órgano que no funciona correctamente es reemplazado quirúrgicamente por un órgano sano obtenido gracias a un donante vivo o muerto. En
cualquiera de estos dos casos, que el órgano provenga de otro individuo hace que el
cuerpo receptor lo detecte y lo considere como un elemento invasor.
Esto desencadena la respuesta inmune, que trata de destruir el órgano trasplantado
y, en consecuencia, afecta a la persona que ha recibido el trasplante. Esto es lo que llamamos rechazo. Por esta razón, las personas trasplantadas deben seguir tratamientos
inmunosupresores.
Un tratamiento inmunosupresor anula el sistema inmune para que no ataque en
casos en que no conviene, como los trasplantes.
El problema de los inmunosupresores es que también detienen la actividad normal del
sistema inmunitario, con lo que la persona que ha recibido el trasplante, además de la
debilidad propia de cualquier persona que ha sufrido una operación, está más expuesta
a contraer otras enfermedades. Por esta razón, las personas que siguen tratamientos
inmunosupresores acostumbran a estar en unidades aisladas y toman medicamentos
antisépticos (que destruyen los microorganismos de los tejidos y superficies del cuerpo
del enfermo) y antibióticos (que destruyen microorganismos dentro del cuerpo) para
reducir el riesgo de enfermar.
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Las enfermedades
autoinmunes
Una enfermedad autoinmune se produce cuando, por error, las defensas del cuerpo dejan de reconocer como propios elementos de nuestro organismo, con lo que se considera al elemento como un extraño que debe ser atacado. El resultado es una especie de
reacción de rechazo sin que haya habido un trasplante.
Son enfermedades autoinmunes:
• Miastenia grave: el sistema inmune ataca la conexión neuromuscular y provoca una
intensa fatiga al enfermo, especialmente en actividades prolongadas.
• Artritis reumatoide: el sistema inmune ataca los cartílagos, tendones y ligamentos y
causa graves deformaciones.
• Esclerosis múltiple: el sistema inmune ataca la vaina de mielina que cubre los nervios
y provoca un deterioro del sistema nervios del paciente.
DEFENDERSE POR FUERA.
HÁBITOS.
Hemos visto que el cuerpo tiene mecanismos que le permiten repeler la mayor parte de
los ataques que padece a lo largo de su vida.
Sin embargo, el concepto actual de salud no es sólo la ausencia de enfermedades. Debemos tomar en consideración muchas otras cuestiones que influyen en lo que podemos
considerar como un estado saludable. Actualmente, el concepto de salud ha adquirido
la connotación de bienestar.
La salud es un aspecto de nuestra vida que depende de muchos factores. Algunos son
hereditarios, y eso significa que no los podemos modificar; otros, sin embargo, responden a nuestros hábitos y conductas, sobre los que sí podemos hacer algo con la intención de mejorar la calidad de nuestra vida.
Alcohol, tabaco, drogas
Uno de los problemas sociosanitarios más importantes a los que nos enfrentamos actualmente es el de aquellas sustancias que, además de ser perjudiciales, provocan adicción.
La adicción es el resultado de un proceso que hace que el cuerpo se habitúe a la presencia de una sustancia. Esta necesidad de la sustancia puede manifestarse de formas
muy diversas, como malestar físico o psicológico en ausencia de una determinada sustancia.
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Tipo de droga
Nombre
Peligros potenciales
 Anfetaminas
 M
ucha capacidad adictiva.
Muchos efectos secundarios
(desde hipertensión a
alucinaciones, convulsiones o
coma).
 Cocaína
 Fuerte dependencia psicológica.
Abstinencia con depresión.
Graves problemas cardíacos
(infartos, embolias).
 Marihuana, hachís
 P
érdidas de memoria, confusión
y desequilibrio mental.
 LSD y drogas de
síntesis
 Pérdida de capacidad de
percibir la realidad. Graves
alteraciones de comportamiento
y personalidad.
 Morfina, heroína
 G
rave y doloroso síndrome de
abstinencia.
Estimulantes
Alucinógenas
Depresoras
Tabla 2: Tipo de droga y sus consecuencias más immediatas.
Aunque los gobiernos de la mayoría de los países prohíben la venta y/o consumo de las
sustancias que provocan un deterioro más rápido y peligroso de la persona (lo que llamamos coloquialmente drogas, es decir, cannabis, cocaína, heroína, etc), han permitido
tradicionalmente otras sustancias de características bastante similares.
Esto ha provocado que, hasta hace poco, la percepción que la sociedad tenía sobre los
riesgos del alcohol y el tabaco fuese muy inferior a la realidad. Actualmente, sin embargo, ha crecido la conciencia sobre los peligros que comportan.
Tanto el alcohol como el tabaco o las drogas se consumen porque provocan sensaciones de placer. No obstante, a medio o largo plazo se pierde el control sobre la frecuencia
y la dosis consumida.
La adicción está asociada al fenómeno de la habituación, que hace que a medida que
pasa el tiempo se necesite una dosis más alta de la sustancia para conseguir el mismo
efecto.
Higiene física
Estamos rodeados de microorganismos. Aunque la mayoría son inofensivos, y, en condiciones normales, nuestras barreras de protección (como la piel) impiden la entrada de
ellos, es importante reducir las posibilidades de que determinados microorganismos
establezcan colonias sobre la superficie de estas barreras, o, incluso, penetren a través
de ellas.
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Por este motivo es importante mantener unos hábitos higiénicos adecuados, especialmente en aquellas partes del cuerpo que ofrecen lugares adecuados para el establecimiento de colonias de microorganismos (entre los dedos de los pies, debajo de las
axilas, detrás de las orejas, áreas con pelo, etc).
Por tanto, es importante mantener una correcta higiene general (ducha o baño, cambios de ropa) y específica (cepillado de dientes, lavado de las manos, limpieza de las
orejas, etc).
A estas prácticas deberemos añadir otros hábitos de higiene que se refieren a las cosas
que nos rodean. De esta manera, deberemos consumir los alimentos correctamente cocinados, o bien lavados si son crudos, además de tener especial cuidado en manipular
los alimentos sin que entren en contacto con elementos que puedan estar sucios.
Salud mental
Aunque siempre existe la sensación de que nuestro pensamiento y nuestra conducta
tienen un origen espiritual que no se corresponde con ningún órgano concreto, debemos recordar que hay una estructura de células, tejidos y órganos que sirve de sustrato
para nuestra actividad mental.
Dicho esto, es obvio que, igual que puede ocurrir con el resto de aparatos y sistemas
del cuerpo, pueden existir problemas de funcionamiento. Además, dada la complejidad
de nuestro cerebro, podemos tener problemas aunque no exista ningún mal funcionamiento, sea por una cuestión de adaptación al entorno o por cualquier acontecimiento
que altere nuestro ritmo de vida natural.
En muchos casos, nosotros mismos conseguimos superar los problemas que se nos presentan. No obstante, a veces, sea porque no encontramos una solución o por la gravedad del problema, acabamos necesitando la ayuda de un especialista para superar
alguna situación. Por otro lado, determinados momentos de la vida de una persona
pueden propiciar un estado psicológico y emocional complicado: éste es el caso de la
adolescencia, durante la que se producen muchos cambios en el cuerpo y la mente del
individuo de una forma muy rápida y que hacen que a veces atravesemos momentos
de estrés, depresión o angustia. Sin embargo, en la mayoría de casos, no se consideran
una enfermedad.
Entre las enfermedades más frecuentes que se manifiestan a través de nuestro estado
mental podemos mencionar la depresión, la esquizofrenia y los trastornos alimenticios
(anorexia, bulimia, etc):
• La depresión se caracteriza por una profunda tristeza, la incapacidad para desarrollar
las actividades cotidianas y, en los casos más graves, ideas o comportamientos suicidas.
• La esquizofrenia se manifiesta como un trastorno de personalidad que puede llegar
a provocar delirios.
• Los trastornos alimenticios se derivan generalmente de un problema a la hora de
aceptar el propio cuerpo. El más típico es la anorexia, que se manifiesta como una total
ausencia del deseo de comer, generalmente justificado con una percepción errónea
de sobrepeso.
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A pesar de que en muchos casos se detecta en los enfermos un déficit o exceso de un
determinado neurotransmisor, en el origen de estas situaciones no podemos establecer
un problema funcional de base. Además, sus implicaciones sobre el comportamiento
nos hacen considerarlas también desde el punto de vista psicológico y no sólo farmacológico.
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