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JUSTICIA DE LOS ESTADOS UNIDOS CONDENA A CUBA POR ACCIONES DE LAS FARC
Por Luis Alfonso Plazas Vega.
Desde que me encontraba en condición de privado de la libertad, he venido
repitiendo en mis entrevistas, y ya en libertad en algunas alocuciones
públicas, que las Farc dependen de Cuba. Lo reiteré en el programa de Jaime
Bayly en Miami, y ahora surge impecable de la decisión de una Corte judicial
de los Estados Unidos: Las Farc dependen de Cuba.
Mi principal soporte, que no pareció ser atendido por la audiencia, lo
señalan dos actos simbólicos que se presentaron en la reunión palaciega de
La Habana del 23 de septiembre de 2015.
El terrorista y asesino de colombianos Rodrigo Londoño Echeverry, conocido
en el mundo del crimen como “Timochenko”, llegó vestido al igual que el
resto de asistentes con el color de la cocaína.
Como quiera que llegó de último, al estilo de los más importantes en cada
evento, ya estaban en el recinto los dos Presidentes, los negociadores de
las Farc y sus amigos del gobierno. Pero el guerrillero no se dirigió en
primera instancia a saludar al presidente de Colombia, ni a los negociadores
de cuello blanco, sino que lo hizo caminando francamente hacia donde se
encontraba Raúl Castro. Se paró frente a él y se le cuadró militarmente.
Subió la mano a la frente con saludo militar y se le presentó:
- “Señor Presidente, el Comandante de las Farc se presenta sin novedad”.
Yo me quedé estupefacto, y eso le debió suceder a los militares que
observaban el evento, porque quienes conocemos los detalles de la vida
castrense, sabemos que eso significaba, que su jefe no era ningún colombiano
por delincuente que fuera, sino que su jefe era ni más ni menos que el
Presidente del Gobierno de La Habana: Raúl Castro. Estaba claro: Las Farc
dependen de Cuba y le reportan a Cuba.
Y el otro acto simbólico, no menos aterrador, fue aquel en el cual, al final
de los discursos, el Presidente Juan Manuel Santos se dio la mano
oficialmente con el genocida alias “Timochenko”. La mano, manchada de sangre
de miles de cubanos, de Raúl Castro, se depositó sobre las otras dos manos
que se estrechaban, como demostrando la protección de esa unión. Ese acto
fue vergonzoso para unos y doloroso para otros, que se cuentan en millones.
El gobierno cubano era el protector de la unión entre Santos y las Farc.
Pues acaba de suceder algo magistral. En Washington DC., una Corte Federal
de los ESTADOS UNIDOS ha penalizado con la sanción judicial de USD$166
millones de dólares, al gobierno de CUBA por su apoyo al grupo terrorista de
las FARC, que secuestraron, torturaron y humillaron, en procura de un
rescate, a tres contratistas norteamericanos durante cinco años; y
asesinaron a otro.
Leamos estos interesantes apartes de la noticia:
“…La Corte no tiene mayor problema en concluir que Cuba provee a las FARC
con los materiales, el entrenamiento y los recursos necesarios para llevar a
cabo estas atrocidades – el sabotaje al avión y la tortura física – y que
esto lo hizo con la intención de hacer el daño a los demandantes…”
“…Cuba intencionalmente proveyó apoyo a las FARC, por un amplio número de
años y animó a las FARC a usar la violencia con el fin de promover su agenda
política…” establece la decisión.
“…Cuba debe pagar $166 millones de dólares a las víctimas del terrorismo en
Colombia…”
“…La Juez Federal AMIT P. MEHTA, asignó $44.7 millones a cada uno de los
contratistas sobrevivientes, de un vuelo de reconocimiento sobre áreas de
narcotráfico, derribado en el 2003 por las Fuerzas Armadas Revolucionarias
de Colombia, FARC, y adicionalmente a doce millones para la viuda del
contratista “ejecutado” inmediatamente después de que el avión cayera a
tierra, y además, cinco millones de dólares para cada uno de sus cuatro
hijos, todos ellos bajo la protección del Estado de acuerdo al Acta de
Protección…”
“…El gobierno comunista cubano proveyó recursos, entrenamiento y armas;
también facilitó la tarea de narcotráfico desarrollada por las FARC, durante
décadas, liderando el derribo del avión en operaciones anti narcotráfico, y
también la cautividad de Keith Stansell, Marc Gonsalvez y Thomas Howe,
contratistas civiles que participaban en operaciones antinarcóticos a nombre
de la Embajada de los Estados Unidos…”
“…Stansell, Gonsalves y Howe fueron forzadamente obligados a marchar a
través de las selvas colombianas, bajo el peso de humillantes y pesadas
cadenas, por cinco años, después de que su avión fuera derribado por los
rebeldes de las FARC, actuación con la cual esperaban entregar los
prisioneros a cambio de concesiones del gobierno colombiano, de acuerdo con
los documentos estudiados por la Corte…”
“…Durante tal período, los rebeldes generaron condiciones famélicas a los
contratistas y los forzaron a consumir comida podrida y rociada con
gasolina, sin proveerles medicinas para los efectos de los malos alimentos
que tuvieron que consumir. Todo esto como resultado de las condiciones en
que los mantenían, y llegando a realizarle una cirugía para remover un
quiste del tamaño de una bola de béisbol, de la cadera de uno de los
secuestrados, sin anestesia. Ellos sometieron a los contratistas a tortura
psicológica incluyendo prolongados períodos de forzada insolación y de
silencio, además de someterlos a ejecuciones simulando fusilamientos con
armas descargadas…”
“…Tom Janes, antiguo piloto de la Fuerza Delta fue ejecutado, al lado del
colombiano Luis Alcides Cruz, en el mismo lugar del derribo del avión…”
“…Stansel, Gonsalves y Howe, de acuerdo a demanda presentada contra Cuba en
2015 bajo la figura de Patrocinadores Estatales de Terrorismo… que les
permite a las Cortes de los Estados Unidos, recibir demandas civiles contra
otros Estados, por daños resultados de actos terroristas con apoyo de
gobiernos extranjeros...”
Ni para que mencionar al otro piloto, al colombiano LUIS ALCIDES CRUZ, cuyo
crimen a nadie en Colombia parece importarle. Hay que callar su deceso, como
los de cientos de miles de colombianos, para que los acuerdos llamados de
“paz” con quienes lo acribillaron, no se vayan a afectar.
Lo grave es que, si CUBA es la que promueve, apoya, avitualla, entrena y
provee recursos a las FARC, además de ser su cómplice en el tráfico de
narcóticos, como queda judicialmente establecido en esta sentencia, su papel
en el proceso de paz no ha sido de garante, sino de protector de sus
crímenes, porque se trataba de sus tropas mercenarias.
Lo que el pueblo colombiano derrotó en las urnas, no fue un tratado de paz,
sino un Acuerdo entre el gobierno colombiano y unos criminales a sueldo que
sirven a los intereses de otro país, al que los ciudadanos le dijeron NO.