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LUCES Y
SOMBRAS DE LA
nº1
PROFESIONALIZACIÓN DE LA
COMUNICACIÓN
POLÍTICA EN ESPAÑA
Por Roberto Rodríguez Andrés
ACOP Papers #1
Luces y sombras de la
profesionalización de la
comunicación política en España
Roberto Rodríguez Andrés
Roberto Rodríguez Andrés
Profesor Asociado de la Universidad Pontificia
Comillas ICAI-ICADE y de la Universidad de
Navarra, Director de Comunicación del Grupo
Amma y socio de MAS Consulting Group. Ha
sido Director Adjunto de Comunicación en los
Ministerios de Educación y Sanidad del Gobierno de España y Jefe de Prensa de la Consejería
de Educación y Cultura del Gobierno de La Rioja. Miembro de ACOP, es investigador en comunicación política y campañas electorales.
Resumen:
Contacto
El debate sobre la necesidad de avanzar en la
profesionalización de la Comunicación Política
en España se ha vuelto recurrente en los últimos
años, conforme esta disciplina ha ido ganando
peso tanto en el terreno de la investigación como
en el de la práctica. Pero ¿qué significa “profesionalización”? ¿Qué requisitos debe cumplir
una actividad para poder ser denominada como
“profesión”? ¿Y en qué punto se encuentra la
Comunicación Política en cuanto al cumplimiento de estos requisitos? En el presente artículo se
tratará de dar respuesta a estos interrogantes,
analizando las luces y sombras que perviven en
la actualidad en torno a este debate y tratando
de incidir en aquellas cuestiones en las que académicos y profesionales deben seguir avanzando para consolidar esta profesionalización de la
Comunicación Política en nuestro país.
Mail: [email protected]
Web: https://about.me/rrandres
Twitter: @rob_rodriguez_a
Palabras claves:
profesionalización, comunicación política, comunicación pública, campañas electorales, comunicación institucional, consultores políticos
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ACOP Papers #1
Luces y sombras de la
profesionalización de la
comunicación política en España
Roberto Rodríguez Andrés
0.- INTRODUCCIÓN
consideradas como profesiones. Mucho se ha
escrito, por ejemplo, en estos últimos tiempos
acerca de la visión negativa que se tiene de los
“políticos profesionales” o de quienes hacen de
la política su profesión (Alcántara, 2012). Y son
muchos también quienes, teniendo como guía
las palabras de Gabriel García Márquez (1996),
siguen pensando que el periodismo es más un
oficio (“el mejor oficio del mundo”) que una profesión.
¿Qué es la profesionalización de la Comunicación Política? Cuando se habla de este asunto se suele hacer referencia muy a menudo al
progresivo proceso de “americanización” que
ha experimentado esta disciplina en los últimos
años (Zamora, 2011). El concepto queda asimilado, por tanto, a una adaptación a las metodologías y herramientas trasladadas desde Estados Unidos.
En este punto, en el que las indefiniciones y las
dudas acerca de la profesionalización de la Comunicación Política siguen vigentes en nuestros
días, creemos que la mejor manera de avanzar
en este debate es comprobando si esta disciplina cumple los requisitos que, a lo largo del
tiempo, pero sobre todo a partir del siglo XIX,
se han ido proponiendo para que una actividad
pueda ser denominada como profesión. Y estos
requisitos, tal como ha sistematizado Fernández (2011), son los siguientes:
También conviene apuntar que la profesionalización de esta disciplina parte de las dudas acerca de la propia profesionalización de los dos
campos de los que ha surgido. Tanto el mundo
de la Comunicación (sobre todo, el Periodismo) como la Política viven también de forma
periódica reflexiones acerca de si pueden ser
• Que exista un campo de trabajo definido y
claro en cuanto a funciones, habilidades y
desempeño del trabajo.
• Que se cuente con una denominación estandarizada tanto para la profesión como para
quienes la ejercen.
• Que se necesiten unos conocimientos y habilidades propias para ejercer esa profesión
y lugares donde obtener una formación especializada y formal de esos conocimientos
y destrezas.
• Que haya una vía clara de acceso a la profesión una vez terminados los estudios.
• Que existan asociaciones que velen por los
intereses de los miembros de esa profesión
y regulen el ejercicio de la misma.
• Que por sí misma sirva como modo de vida a
tiempo completo, constituyendo el principal
sustento económico de sus miembros.
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Luces y sombras de la
profesionalización de la
comunicación política en España
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1.CAMPO DE TRABAJO
DEFINIDO Y CLARO
Uno de los requisitos para cualquier profesión es
que cuente con un campo de trabajo que ofrezca
certidumbre a quienes se dedican a ella sobre las
funciones y cometidos que deben desempeñar.
En definitiva, que haya especialización.
Con el paso de los años, en la Comunicación
Política se ha ido creando un consenso acerca
de los dos campos principales en los que se
puede ejercitar este trabajo. Por un lado, la
comunicación de partidos, vinculada sobre
todo a las campañas electorales. Y, por otro,
la comunicación de las instituciones públicas.
Y esto ha llevado incluso a que cada vez sea
más frecuente la distinción entre los conceptos
de Comunicación Política para el primer caso
y Comunicación Pública (o Comunicación
Institucional) para el segundo.
gestión de intangibles, la responsabilidad social,
la publicidad y el marketing, la formación de
portavoces o incluso la gestión de herramientas
de comunicación directa con la opinión pública,
como los servicios de atención al ciudadano, las
redes sociales o las páginas web, entre otros,
Por tanto, los campos generales parecen escapan muchas veces de las competencias
cada vez más definidos. Pero ¿lo están directas de un Director de Comunicación de
también las competencias dentro de cada estas entidades.
uno de ellos? Parece que la Comunicación
Además, en la gran mayoría de los casos
Política sí ha conseguido con el tiempo mayor
grado de especialización en cuanto a las falta en las administraciones una verdadera
funciones a desarrollar, especialmente durante planificación estratégica de la comunicación.
las campañas. En este ámbito, se han ido Es notoria, por ejemplo, la falta de Planes de
sistematizando estrategias, técnicas, tácticas y Comunicación y tampoco se trabajan conceptos
herramientas (Santiago y Carpio, 2010), aunque que ya están plenamente integrados en la
es verdad que esta especialización ha llegado comunicación empresarial o en las campañas
sobre todo a campañas a nivel nacional y no con electorales, como la importancia del storytelling
la misma intensidad a las de carácter regional o o la creación de relatos comunicativos y
encuadres (o frames) para la institución o para
local (Zamora, 2011).
sus políticas más destacadas, la necesidad
Sin embargo, donde existen mayores lagunas de definir objetivos, estrategias y tiempos,
es en el campo de la Comunicación Pública. Y ello hacer análisis y evaluación, o el buscar las
es porque, con demasiada frecuencia, quienes acciones comunicativas más adecuadas en
trabajan en la Dirección de Comunicación de cada momento a los perfiles de públicos
estas instituciones entienden este trabajo casi de prioritarios… Ni siquiera están generalizados
forma exclusiva como relación con los medios, los planes de comunicación de crisis, incluso en
confundiendo así el puesto con el de Jefe de administraciones donde este tipo de situaciones
Prensa. Y siendo esta parcela muy importante son muy habituales.
(Rodríguez y Ureña, 2008), la realidad es que
En este punto, se debe recordar que la
la comunicación va mucho más allá. Aspectos
comunicación
de las instituciones no puede ser
como la comunicación interna, la reputación y
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y Comunicación Política. Compete a la primera
tomar las decisiones y a la segunda, ayudar a
los políticos a comunicar a los medios y a los
ciudadanos de la mejor forma posible dichas
decisiones.
Pero avanzando en la falta de planificación
en la comunicación institucional, aún puede
apuntarse otra derivada. Y es que, aunque se
trabajaran planes estratégicos de comunicación
en una entidad pública, lo más probable es que
estos se perdieran al cabo de pocos años. Cada
nuevo equipo hace tabla rasa con respecto al
anterior. A veces ni siquiera se pueden consultar
en las webs de Ministerios o Gobiernos notas de
prensa o comunicados de equipos anteriores,
improvisada, por mucho que la improvisación, sobre todo sin son de distinto signo político.
entendida como capacidad de reacción, mente En definitiva, si hay un plan, desaparecerá para
fría en situaciones de crisis y “olfato” para los equipos siguientes. Y habrá que empezar
saber por dónde irán los medios y el debate de cero, lo que denota falta de profesionalidad,
público en cada momento, sea una cualidad puesto que se concibe la comunicación al
esencial para quien desempeña el puesto de servicio sólo de un Ministro concreto o de un
Director de Comunicación. Además de esto, se Gobierno concreto y no de la institución.
necesita planificación y estrategia. Y la falta de
Y esto conecta con otra realidad ampliamente
estos elementos es lo que puede estar detrás
debatida tanto en el ámbito académico como
de la alusión tan frecuente que se hace desde
profesional. Las Direcciones de Comunicación
las administraciones y, sobre todo, desde
de una entidad pública ¿informan o hacen
los políticos que las encabezan, a supuestos
propaganda? ¿Cuál es el campo de actuación de
“problemas de comunicación” cuando hay
estos perfiles? Si se pregunta a los funcionarios
déficit de imagen, pérdida de apoyo en los
de los gabinetes de prensa institucionales, estos
sondeos o protestas en la calle.
seguramente dirán que la función principal
Esto enlaza con otro aspecto muy debería ser la información, vinculada a la noción
importante en la política contemporánea. Y es de servicio público. Y precisamente de lo que
que a veces los políticos, siendo conscientes acusan a los asesores externos es de que sólo
de la relevancia de la comunicación, incluso en se preocupan por la propaganda, por hacer
términos de su propia supervivencia en el cargo, que su líder esté bien valorado y que su partido
toman sus decisiones en base a cómo serán pueda ganar las próximas elecciones, y que lo
recibidas por los medios o por los ciudadanos. demás apenas les importa. Creemos que en
O lo que es lo mismo, la comunicación sustituye este campo no deben plantearse aforismos. Una
a veces a la política (Barrera, 2013) y esto, sin estructura de comunicación de una institución
ninguna duda, pervierte el sistema, porque lo pública debe cumplir las dos funciones,
que se exige a los políticos es que, escuchando informar y hacer propaganda o, dicho de otro
la voz de los ciudadanos, tomen las decisiones modo, informar y persuadir. Esa es la esencia
más adecuadas para el país, no simplemente de la Comunicación Política. Estar al servicio del
aquellas que les hagan tener mejor valoración político y también de la institución y, con ello,
en los sondeos. Precisamente por eso no se del conjunto de la ciudadanía, sin que ambas
puede caer en la tentación de asimilar Política cosas sean incompatibles.
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2.- DENOMINACIÓN
ESTANDARIZADA PARA
LA PROFESIÓN Y SUS
PROFESIONALES
Otro aspecto muy importante a la hora de
profesionalizar una actividad es el consenso
acerca de la denominación que recibe tanto
la profesión como quienes se dedican a ella.
Por ejemplo, Medicina y médico, Ingeniería e
ingeniero, Arquitectura y arquitecto… Incluso
se pueden llegar a poner “apellidos” que
complementan y sirven para concretar una
especialidad dentro de la generalidad de la
profesión: médico estomatólogo, abogado
laboralista, ingeniero informático…
¿Ocurre esto en el campo de la
Comunicación Política? No, de momento.
La denominación automática debería ser
“comunicadores políticos”, pero este término
no se utiliza. En su lugar, se usan otros nombres
como “asesor político” y “consultor político”, el
primero más vinculado a las administraciones
públicas y el segundo, que es el que parece más
consolidado, al mundo de las agencias o en el
campo electoral. Pero estos términos no reflejan
enteramente la realidad de la disciplina, porque
se puede ser asesor o consultor de temas para
nada relacionados con la comunicación.
En el caso de cargos directivos, se utilizan
también con frecuencia, los nombres de
“Director de Comunicación”, “Jefe de Prensa”
o “Director de Campaña”. A veces incluso se
recurre al término anglosajón de spin-doctor.
Y a las personas que trabajan sin cargo en los
gabinetes se les suele conocer como “asesores
de prensa”, “consejeros de información” o
simplemente periodistas.
No hay por tanto una forma uniforme de
definir a quienes se dedican a la Comunicación
Política, perviviendo una gran variedad de
denominaciones.
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3.- FORMACIÓN REGLADA
PARA ADQUIRIR LOS
CONOCIMIENTOS Y
HABILIDADES DE LA
PROFESIÓN
había prestado atención a este campo. Sin
embargo, esto ha cambiado progresivamente.
Por ejemplo, las facultades de Comunicación
han ido introduciendo asignaturas específicas
de Comunicación Política e incluso itinerarios
formativos destinados a la especialización en
este ámbito. Y esta disciplina es también materia
lectiva en otros estudios, como las Ciencias
Políticas, la Sociología o el Marketing. No hay
que olvidar, de hecho, que fue el Marketing
(antes que la Comunicación) quien se interesó
en primer lugar por esos temas, tanto desde el
punto de vista académico como profesional, con
el alumbramiento a mediados del siglo pasado
del denominado Marketing Político, Marketing
Electoral e incluso el Marketing Público.
Como se suele decir, un oficio se aprende y una
profesión se estudia. El oficio tiene un carácter
más práctico, de observación y aprendizaje de
unas destrezas y habilidades básicas, mientras
que una profesión conlleva un estudio teórico
a través de enseñanzas regladas, generalmente
de carácter universitario.
Y si la Comunicación Política es (o pretende
ser) una profesión, ¿dónde se estudia? Hasta
Pero además de estos estudios de Grado, y
hace pocas décadas, en casi ningún sitio, como ha señalado Barrera (2013), cada vez son
puesto que el mundo académico aún no también más frecuentes los cursos y másteres
de Postgrado especializados en este ámbito,
que se han multiplicado en los últimos años.
La Universidad se ha ido adecuando así a una
nueva realidad en el campo de la Comunicación.
Los estudiantes que se decantan por estos
estudios no piensan ya exclusivamente en
trabajar en un periódico, agencia, radio o
televisión, como ocurría antaño. Tienen ahora
otro abanico de posibilidades en el mundo de
la comunicación corporativa y también en el de
la comunicación política y precisamente por eso
se han generalizado este tipo de estudios, en los
que se ofrece una formación más especializada
y acorde a lo que demanda el mercado laboral
de estos perfiles.
Por otro lado, además de los lugares donde
se imparte, una profesión exige también la
existencia de un corpus bibliográfico propio,
el contar con una línea de investigación
con manuales, ensayos, tesis doctorales y
publicaciones científicas. Y en este campo, se
puede decir que la Comunicación Política ha
ido constituyendo este corpus con el paso de
los años, hasta haberse convertido de hecho en
una de las áreas más prolíficas de investigación
en la actualidad (Canel, 2006 y 2007).
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4.- VÍAS REGLAMENTADAS DE
ACCESO A LA PROFESIÓN
Es común en las profesiones que, tras los
estudios, existan unas vías de acceso más o
menos reglamentadas al ejercicio de la profesión.
En primer lugar, se necesita estar en posesión
del certificado o título universitario acreditativo
de esos estudios realizados, sin el cual no se
puede ejercer. Y, en segundo lugar, en muchas
de ellas se exigen también filtros adicionales,
como prácticas obligatorias o periodos de
aprendizaje, exámenes de acceso, colegiación
o incluso una autorización administrativa.
Nada de esto ocurre en el campo de la
Comunicación Política. Primero, porque no se
exige una titulación específica, ni siquiera haber
cursado alguno de los cursos o másteres de
postgrado existentes en la actualidad. Como Se podría hablar de tres vías de acceso
mucho, por ejemplo en el caso de puestos principales a estos puestos:
públicos, puede exigirse una licenciatura
universitaria, pero sin especificar de qué tipo. • Por un lado, convertirse en funcionario
público a través de oposiciones, aunque en
Y segundo, porque tampoco se establece
este campo tampoco ha habido en nuestro
ningún tipo de filtro adicional como los que se
país hasta épocas recientes una demanda
han mencionado y que sí existen por ejemplo
específica de especialización para acceder
en otras profesiones, como la Medicina o la
a estos puestos. Hay que recordar que
Abogacía. Filtros que permiten combatir el
la gran mayoría de los funcionarios que
denominado intrusismo profesional, es decir,
trabajan en los Gabinetes de Prensa de los
que gente sin la cualificación necesaria ejerza
Ministerios proceden de la antigua prensa
de forma fraudulenta esa profesión, algo que
del Movimiento, es decir, son periodistas
en algunas de ellas es catalogado incluso
que, al cerrar estos medios estatales a inicios
como delito. Podemos decir que, a día de hoy,
de los años 80, se les ofreció la posibilidad
este debate acerca del intrusismo profesional,
de integrarse en la administración como
tan frecuente en otros ámbitos, no se da en la
personal laboral en vez de quedarse en el
Comunicación Política.
paro. No se les requirió, por tanto, ningún
Se llega así a la gran pregunta, la que se
grado de especialización en el campo de la
repiten con frecuencia los cientos de estudiantes
Comunicación Política, más allá de su mera
que cada año llenan las aulas de los cursos y
condición de periodistas. Es verdad que,
másteres sobre Comunicación Política. ¿Cómo
conforme se han ido jubilando, un proceso
se llega a ejercer esta profesión? ¿Cómo se
que se ha producido entre finales de los
accede a puestos como el de Director de
90 e inicios de la década de los 2000, se
Comunicación de un Ministerio o consultor
han convocado plazas por oposición, en
político? Y es aquí, quizás, donde nos topamos
las que se han requerido mayores grados
con uno de los más claros indicadores de baja
de profesionalización. Pero también lo es
profesionalidad en este ámbito.
que estas plazas han sido en muy poca
cantidad. La mayoría de esos puestos se
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que suele imperar es que sean periodistas
de medios, quizá por lo que antes se apuntó
en cuanto a que la Comunicación Política
en las administraciones se centra casi de
forma exclusiva en tareas de relación con
la prensa. No hay más que repasar la lista
de Directores y Directoras de Comunicación
de Ministerios e, incluso, de la Oficina de
Comunicación de Moncloa, que ha habido
en la historia de nuestra reciente democracia
para darse cuenta de esta realidad. Y en
este punto es importante recordar que se
puede ser un excelente periodista y un
pésimo Director de Comunicación, y a la
inversa. Ambos perfiles tienen competencias
específicas, que hacen que no siempre
sea fácil el paso de una redacción a un
puesto de estas características. Y de ello
deriva muchas veces que la comunicación
institucional no esté bien planificada en
términos estratégicos.
han amortizado o han sido sustituidos por
asesores de confianza, es decir, personal
eventual.
• Una tercera vía de acceso viene dada por la
incorporación a cualquiera de las agencias
• La segunda vía es precisamente ésta
y consultoras privadas especializadas
última, contratación como personal de
en Comunicación Política, cada vez más
confianza, sin necesidad de oposiciones,
numerosas. Y es en este campo en el que
limitando por tanto el nombramiento al cargo
se va teniendo cada vez más en cuenta la
político concreto que te ha designado, algo
formación y la especialización a la hora
similar a lo que ocurre en las estructuras
de contratar. Aunque es verdad que sigue
de comunicación de los partidos. Y la
habiendo realidades paradójicas, como el
experiencia dice que cuando un político
hecho de que aún son muchos los consultores
busca un Director de Comunicación, un Jefe
que defienden públicamente que ellos sólo
de Prensa o un Asesor de Comunicación,
trabajan para el partido al que se consideran
bien para un partido o para una institución,
afines, perpetuando así la ideologización de
suele dejarse llevar por dos criterios. El
estos puestos y, con ella, una falta también
primero, que sea alguien de confianza, lo
de profesionalización.
cual es perfectamente entendible a tenor de
la importancia que tienen estos puestos. Lo A la vista de estas vías de acceso, puede
que ocurre es que la confianza, entendida entenderse que haya quien se plantee que
la mayor parte de los casos como cercanía la única forma de dedicarse a este campo es
política, se pone en muchas ocasiones por afiliándose a un partido o ganándose la amistad
encima de cualquier otro criterio, incluidos de algún político, porque entrevé que esto es al
la experiencia, la especialización o la final más efectivo que los méritos, la formación
formación. Así, en muchas ocasiones, sólo o la capacitación como criterios para acceder
accederán a estos puestos quienes sean a esta actividad. Y, sin duda, como hemos
del propio partido o muy cercanos, bien por apuntado, este es uno de los puntos más
ideología o por amistad, a los políticos que negativos de cara a su profesionalización.
les contratan. Además, el segundo criterio
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5.- ASOCIACIONISMO Y
AUTORREGULACIÓN
(ANPAP), que representa a los más de 2.000
periodistas que trabajan como personal fijo en
los gabinetes de prensa de la Administración
General del Estado. Una asociación que nació
precisamente para reivindicar su papel y
demandar más atención por parte de los políticos
y los puestos de confianza, que tradicionalmente
suelen relegar a un segundo plano a estos
funcionarios en el día a día de los gabinetes. De
hecho, el 72% de ellos muestra insatisfacción
hacia su trabajo y el 61% considera que no se
les tiene en cuenta y que su labor es aburrida y
monótona (López, 2006).
Los que se dedican a una profesión suelen
tener colegios o asociaciones en los que se
agrupan, entidades que nacen con la vocación
de defender sus intereses y que sirven también
para autorregularse.
Este proceso de asociacionismo se ha ido
dando en los últimos años en el campo de la
Comunicación Política. Los primeros pasos
se dieron en el campo de los consultores de
campañas electorales, con la creación de
asociaciones tanto de ámbito nacional como
internacional, como la Asociación Europea de
Consultores Políticos (EAPC) o la Asociación
Latinoamericana de Consultores Políticos
(ALACOP), habiéndose constituido incluso
asociaciones a nivel autonómico, como la
Asociación Vasca de Asesores y Consultores
Políticos (AVASCOP) o la Asociación Valenciana
de Consultores Políticos (AVCP).
Se puede decir, por tanto, que existe
en la actualidad un movimiento bastante
consolidado de asociacionismo en el campo de
la Comunicación Política, quizá aún demasiado
disgregado, desde el que se está ejerciendo
esa función de representación de intereses,
autorregulación, publicación de códigos éticos
y también organización de eventos formativos
Los profesionales de estos ámbitos también y actividades de divulgación, como congresos,
se han integrado en asociaciones más genéricas, seminarios, publicaciones especializadas...
tanto en el campo de las Relaciones Públicas
e Institucionales (como APRI, Asociación de
Profesionales de las Relaciones Institucionales),
como en el de las Direcciones de Comunicación
(como DIRCOM). Y las empresas han ido
creando también sus propias entidades
de representación, como la Asociación de
Empresas Consultoras en Relaciones Públicas
y Comunicación (ADECEC).
En los últimos años se han ido gestando
asimismo asociaciones que reúnen a los
académicos e investigadores de esta disciplina,
como la Asociación Latinoamericana de
Investigadores en Campañas Electorales (ALICE)
o la propia Asociación de Comunicación Política
(ACOP), aunque ésta última con la cualidad de
que en ella se inscriben no sólo académicos
sino también profesionales de este campo.
Y en nuestro país se puede citar también
la creación en 1998 de la Asociación Nacional
de Periodistas de la Administración Pública
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6.- QUE SIRVA COMO PRINCIPAL
SUSTENTO ECONÓMICO DE SUS
PROFESIONALES
Se exige también a una profesión que sirva como
modo de vida, a tiempo completo, para quienes
la ejercen y que, por tanto, sea su fundamento
económico.
Y la realidad es que muy pocos profesionales
pueden vivir de forma permanente de la
Comunicación Política en España. Lo hacen
quienes han conseguido aprobar alguna de
las pocas oposiciones que se convocan para
trabajar en una administración pública, pero no
quienes son directivos o puestos de confianza
de esos gabinetes, que cambian con cada
nuevo cargo.
Roberto Rodríguez Andrés
Aún así, es verdad que se dan ya honrosas
excepciones de consultores políticos españoles
que han conseguido profesionalizar su actividad
y dedicarse casi de forma exclusiva a este
ámbito, tanto a nivel nacional como prestando
sus servicios a partidos de otros países. Y
este es precisamente otro criterio para medir
la profesionalización de esta actividad, que
vaya existiendo una nómina de profesionales
reconocidos y de prestigio, que contribuyan a
dar visibilidad y transparencia a esta actividad, y
cuyo trabajo no se quede sólo entre bambalinas
sino que adquiera relevancia y publicidad
(Redoli, 2015). A ello están contribuyendo los
medios de comunicación, que tienen cada vez
más interés en informar sobre los expertos o
“gurús” electorales de los partidos, así como
el propio hecho de que estos consultores
estén perdiendo el miedo a contar, en forma
de entrevistas o incluso libros, sus métodos de
trabajo o quiénes son los políticos a los que han
asesorado.
Tampoco pueden vivir de esta actividad a
tiempo completo quienes trabajan en agencias
o incluso quienes lo hacen como consultores
políticos, que en la mayor parte de los casos
tienen que dedicarse también a otras áreas,
como la comunicación empresarial o los asuntos
Sin embargo, esta normalidad que se va
públicos, porque la comunicación política por sí
consiguiendo en el ámbito de las campañas no
sola no garantiza aún en nuestro país una fuente
ha llegado aún a las administraciones. Y es que
estable y continuada de ingresos.
sigue habiendo un fuerte tabú en España a que
Quizá en esto influya que la propia profesión desde la función pública se contraten agencias
de consultor es de muy reciente generalización de comunicación o de imagen. La prensa tiende
en España, unido al hecho de que las estructuras a verlo como un gasto electoralista, como
de nuestros partidos han solido confiar más en algo que redunda sólo en beneficio personal
la gestión interna de sus campañas que en la de los políticos y no como una mejora para la
contratación de expertos externos. Algo que institución de cara a potenciar su relación con
no ha ocurrido de igual forma, por ejemplo, en los ciudadanos. Con frecuencia se leen noticias
países como Estados Unidos o Reino Unido, del dinero que una administración se ha gastado
en los que la fuerza de los partidos ha ido en publicidad, en agencias o en asesores de
disminuyendo conforme aumentaba el poder de comunicación, dando por hecho que ese gasto
los consultores externos y en los que la ideología no es necesario o, peor aún, que supone una
tiene cada vez menos peso en las decisiones de mala praxis. Y ello, indudablemente, redunda en
voto de los ciudadanos, un proceso que ha ido que haya políticos que, por miedo a estas críticas,
llegando también de forma progresiva a nuestro desistan de llevar a cabo estas contrataciones,
país y que, previsiblemente, haga cambiar la lo que va en menoscabo de la profesionalización
de la Comunicación Política. Es de esperar que
situación en pocos años.
esta situación vaya cambiando con el paso de
los años y que este ámbito acabe ganándose
un margen razonable de “normalidad” entre los
medios y la opinión pública.
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ACOP Papers #1
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7.- CONCLUSIONES
El ámbito de la Comunicación Política en
España, al igual que está ocurriendo en otros
países, ha ido conociendo en los últimos años
un progresivo proceso de profesionalización
que redunda en una definición cada vez más
clara y definida acerca de sus funciones y
competencias.
Se ha avanzado mucho en aspectos básicos
como formación, especialización académica e
investigadora y asociacionismo, habiéndose
dado también pasos importantes en campos
como la progresiva definición y delimitación de
los campos y funciones de quienes se dedican
a esta práctica.
la comunicación en las instituciones públicas.
O el aseguramiento de vías de acceso a la
profesión claras y profesionales, en las que
el mérito, la capacidad y la experiencia vayan
ganando terreno y en las que la ideología o la
cercanía personal no sean los únicos criterios
que permitan acceder a estos puestos.
Los profesionales de la Comunicación
Política, y sus asociaciones, tienen un papel
clave en la consecución de estos objetivos.
Pero no se debe olvidar que los propios políticos
han de dar también importantes pasos. Sin
su concienciación y compromiso acerca de la
Sin embargo, como se ha expuesto en necesidad de avanzar en esta profesionalización
estas páginas, es una realidad que quedan no podrán conseguirse algunos de los principales
aún lagunas sobre las que se debe ir retos que quedan pendientes. Y si se logran,
profundizando. Por ejemplo, el consenso acerca ello redundará, sin ninguna duda, en una mejora
de una denominación estandarizada para estas de la propia actividad política y de su valoración
profesiones. O la necesidad de una mayor por parte de los ciudadanos, tan mermada en la
profesionalización en la gestión estratégica de actualidad.
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8.- BIBLIOGRAFÍA
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