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presentación de un caso
Neurocisticercosis
parenquimatosa diseminada.
Imágenes de “La noche
estrellada”. Presentación de
un caso
Disseminated Parenchimal Neurocysticercosis:
Image of “Starry Night”. Case Presentation
George Chater Cure1
Nicolás García Roldán1
Germán Peña Quiñones2
Alberto Dau Acosta3
Palabras clave (DeCS)
Neurocisticercosis
Tomografía
Taenia solium
Key words (MeSH)
Neurocysticercosis
Tomography
Taenia solium
Resumen
La neurocisticercosis es una enfermedad parasitaria que ocurre por la infección del estado
larvario de la Taenia solium en el sistema nervioso central (SNC). En los países en vías de desarrollo la
neurocisticercosis es la más frecuente causa de convulsiones. La enfermedad se clasifica en distintos
síndromes, de acuerdo con su localización y presentación clínica: neurocisticercosis parenquimatosa,
ventricular, espinal u ocular. La sintomatología también es variada: inicia con convulsiones, seguidas
de cefaleas, déficit neurológico focal, demencia y psicosis. Debido al polimorfismo clínico de la
enfermedad, no es posible que un único esquema de tratamiento sea eficaz en todos los casos;
por lo tanto, en lo que respecta a la viabilidad y localización de los parásitos, es fundamental para
planificar el tratamiento adecuado.
La neurocisticercosis parenquimatosa diseminada es una forma avanzada de la enfermedad.
La imagen de tomografía computarizada (TC) de estas lesiones se asemeja a La noche estrellada,
del pintor holandés Vincent van Gogh. En este artículo se presentará un caso clínico y una revisión
sobre la neurocisticercosis parenquimatosa diseminada, una biografía de Van Gogh y los retratos
de Noche estrellada.
Summary
1
Médico, residente de Neurocirugía,
Hospital Universitario Fundación Santa
Fe de Bogotá, Universidad el Bosque.
Bogotá, Colombia.
2
Médico neurocirujano. Sección de
Neurocirugía. Hospital Universitario
Fundación Santa Fe de Bogotá. Profesor
titular de la Universidad El Bosque.
Bogotá, Colombia.
Médico neurocirujano. Departamento
de Neurocirugía Hospital Metropolitano.
Profesor titular de la Universidad
Metropolitana. Barranquilla, Colombia.
3
Rev Colomb Radiol. 2009; 20(2):2673-7
Neurocysticercosis is a parasitic disease that occurs due to an infection of the central nervous
system by the larvarian state of the Taenia solium. It is the most common cause of epilepsy in this
region of the world. This disease is classified into different syndromes according to the location
and clinical presentation (parenchymal, ventricular, subarachnoid, spinal and ocular).
The symptoms are varied , being covulsions the first manifestation along with headache,
focal neurologic deficit, dementia and psychosis. Because of the variability of presentation of
neurocysticercosis, a unified treatment for all the different clinical manifestation is not possible. It
is fundamental to plan an adequate treatment depending on the localization and the viability of
the parasite. Disseminated parenchymal neurocysticercosis is an advanced form of this disease. The
image on CT scan has some similarity to the painting “Starry Night” of the dutch painter, Vincent
van Gogh. In this article we will present a case report and we will review the literature concerning
disseminated parenchymal neurocysticercosis. A biography of Van Gogh, and the Starry Night
painting.
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Introducción
La neurocisticercosis es una de las enfermedades más frecuentes
en los servicios neuroquirúrgicos de los países latinoamericanos (1-3).
Por el aumento de la inmigración a los países desarrollados, su incidencia también está aumentando en estos últimos (4,5). La enfermedad
se clasifica en distintos síndromes, dependiendo de su localización y
presentación clínica: neurocisticercosis parenquimatosa, ventricular,
espinal u ocular. La sintomatología también es variada, pero son las
convulsiones su manifestación más frecuente, seguidas de cefaleas,
déficit neurológico focal, demencia y psicosis (6,7).
La Organización Mundial de la Salud ha reportado que ocurren más
de 50.000 muertes cada año como consecuencia de la neurocisticercosis
(7). Las personas que viven o que viajan a países donde la cisticercosis
es endémica, como son los países latinoamericanos y los del sureste
asiático, tienen mayor riesgo de adquirir esta enfermedad (2,8,9). La
neurocisticercosis parenquimatosa es la más común, y su presentación
clínica cambia según el sitio afectado y el grado de infestación. Esta
presentación clínica varía desde estar el paciente asintomático hasta
el grado de coma.
Los estudios imaginológicos como la Tomografía Computarizada
(TC) y la resonancia magnética (RM) cerebral nos ayudan a realizar el
diagnóstico de forma certera. La TC axial es el estudio de elección en la
neurocisticercosis parenquimatosa. Cuando hay una infestación importante del cerebro por los cisticercos, esta entidad se considera como una
neurocisticercosis parenquimatosa diseminada. Dicha entidad es de muy
mal pronóstico, porque quedan secuelas neurológicas importantes después del tratamiento, y un gran porcentaje de los pacientes no mejoran.
La imagen de la neurocisticercosis parenquimatosa diseminada
es descrita como imagen “en noche estrellada”, por su similitud con
el cuadro La noche estrellada, del pintor Vincent van Gogh. En este
artículo presentaremos un caso clínico de un paciente de 17 años con
una historia de 5 años de deterioro cognitivo que sólo fue estudiado
desde hace 6 meses, cuando se le realizaron estudios imaginológicos
y se le diagnosticó esta enfermedad. Queremos, además, presentar una
revisión de la neurocisticercosis parenquimatosa y sus hallazgos en TC,
una breve biografía del pintor holandés Vincent van Gogh y la historia
detrás de sus cuadros de “noche estrellada”.
Caso clínico
Paciente hombre de 17 años, quien 5 años antes comenzó a presentar
déficit cognitivo importante. El paciente tenía antecedente de ser uno
de los estudiantes más brillantes de su colegio, y después comenzó a
presentar déficit en el estudio y en sus calificaciones, así como incapacidad para contestar exámenes, por lo cual lo retiraron del colegio y lo
enviaron al campo a trabajar. Con el paso del tiempo, el paciente presentó mayor pérdida cognitiva y en el momento de consulta se encontraba
totalmente dependiente para sus actividades diarias. Cuando consultó
a un neurocirujano se le efectuó una TC que mostró neurocisticercosis
diseminada (Fig. 1). El paciente fue tratado con Albendazol por un mes,
sin mejoría clínica a los 3 meses de seguimiento.
Discusión
Neurocisticercosis
La neurocisticercosis es una enfermedad endémica en algunas
regiones de Centro y Suramérica, África meridional, sureste asiático,
India y China. La incidencia puede llegar al 3,6% de la población en
algunas de estas regiones (10,11). Es poco frecuente en los países
desarrollados y se encuentra más frecuentemente en los inmigrantes
de esas poblaciones. La neurocisticercosis es más común en las razas
latina y asiática, por sus preferencias alimenticias y culturales. Es
muy raro encontrar neurocisticercosis en países musulmanes y en
Israel, ya que las religiones musulmana y judía prohíben la ingesta de
carne de cerdo. El pico de presentación ocurre entre los 30 y 40 años,
pero esta enfermedad ha sido descrita desde la niñez hasta los adultos
mayores (11).
La Taenia solium es un parásito platelminto de la clase Céstoda
que vive en el intestino delgado de los seres humanos, donde mide
normalmente de 3 a 4 m, pero puede ser de tan solo 8 cm, y es, junto
con Taenia saginata, una de las especies conocidas como “lombriz
solitaria” (8). El parásito es transmitido a través de verduras regadas
con aguas negras (agua de riego contaminada), por lo que se recomienda
cocer adecuadamente no solo los comestibles derivados del cerdo, sino
también las verduras (5,10-14).
La neurocisticercosis se clasifica en diferentes síndromes, dependiendo de la presentación clínica y de la localización anatómica:
• Neurocisticercosis parenquimatosa
• Neurocisticercosis subaracnoidea
• Neurocisticercosis ventricular
• Neurocisticercosis espinal
• Neurocisticercosis mixta
Neurocisticercosis parenquimatosa
Es la forma más común de la neurocisticercosis; se puede manifestar
con una única lesión o como una infección parasitaria masiva (8,15);
Fig. 1. TC de cráneo donde se observan los quistes intraparenquimatosos y subaracnoideos y las calcificaciones diseminadas en el parénquima cerebral del paciente.
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Neurocisticercosis parenquimatosa diseminada. Imágenes de “La noche estrellada”. Presentación de un caso. Chater G, García N, Peña G, Dau A
presentación de un caso
la forma de neurocisticercosis en estadio granular es la más frecuente
en los casos de neurocisticercosis parenquimatosa (15).
La TC y la RM han mejorado drásticamente el diagnóstico de estas
lesiones con la demostración de la reacción inflamatoria asociada en el
paciente producido por ellas (10,16-18). La TC es el método de elección para estudiar a los pacientes con sospecha de neurocisticercosis.
Aproximadamente el 75% de los niños afectados presenta una lesión
única, que se localiza a la altura de la corteza o en la región corticosubcortical. Las características imaginológicas de la neurocisticercosis
intraparenquimatosa dependen del estadio del cisticerco.
Las imágenes características incluyen la aparición de un nódulo de
alta densidad y puntos de calcificaciones. La mayoría de las lesiones
presenta dentro del anillo del quiste una imagen puntiforme hiperintensa,
que corresponde al escólex. El TC es superior a la resonancia magnética
en la detección de las calcificaciones. Las calcificaciones se observan con
menor frecuencia en la población pediátrica que en la adulta.
La neurocisticercosis intraparenquimatosa diseminada se considera
cuando se encuentran más de 50 calcificaciones, o cuando estas son
incontables o se asocian a otras lesiones, como quistes subaracnoideos
o intraventriculares. La abundancia de calcificaciones le da a la imagen
un aspecto que recuerda a la pintura La noche estrellada, del maestro
Vincent van Gogh.
El tratamiento de la neurocisticercosis depende del síndrome clínico
de presentación, la localización y las lesiones cerebrales asociadas. En
la neurocisticercosis parenquimatosa se ha demostrado una reducción
de las crisis después del manejo antiparasitario con Albendazol o Praziquantel (19,20). El uso de Praziquantel ha mostrado una disminución
del 70% de las lesiones intraparenquimatosas después de 15 días de uso.
La dosis fluctúa desde 10 hasta 100 mg/kg/día, por periodos entre 3 y
21 días (17). El uso de Albendazol se inició con 15 mg/kg/día, por un
periodo de 1 mes. Después se demostró que disminuyendo el tiempo
de administración a una semana se alcanzaba la misma eficacia (21).
En la mayoría de los centros neuroquirúrgicos la extirpación de los
cisticercos se limita a aquellos casos donde el tratamiento médico no
ha funcionado y la lesión se encuentra en sitio asequible.
Vincent van Gogh (Fig. 2)
Era el mayor de seis hermanos. Nació en Zundert, Brabante Septentrional, el 30 de marzo de 1853. Era hijo de un austero y humilde pastor
protestante holandés, Theodorus van Gogh, y de Anna Cornelia Carbentus.
Recibió los mismos nombres —Vincent Willem— que le impusieron a un
hermano que nació muerto justo un año antes que él, y el mismo día, 30 de
marzo, como un presagio de su original y atormentada existencia (22).
En 1881 empezó en forma regular su etapa de pintor retratando a
campesinos que, según decía, eran lo único natural que quedaba ante
la irrupción de la sociedad industrial. Un ejemplo de esta época es la
obra Los comedores de patata (23).
En 1886 se mudó a París, para vivir junto a su hermano menor,
Theo van Gogh, quien sería el soporte más fuerte de su vida y de sus
aspiraciones artísticas. Se instalaron en Montmartre, y Vincent empezó
a codearse con los artistas de la época que allí se reunían, y creció
como pintor y como ser humano. Conoció a Émile Bernard y a Henri
de Toulouse-Lautrec, y se hizo gran amigo de ellos (23).
En 1888 se instaló en Arlés, al sur de Francia, con la intención de
crear un taller de artistas en su casa, llamada la “Casa Amarilla”, por
ser el color favorito de Vincent (a tal punto que en sus últimos días
llegó a comer pintura amarilla). El único que atendió a su petición del
Rev Colomb Radiol. 2009; 20(2):2673-7
taller fue Paul Gauguin, quien se desplazó hasta allí. Vincent le hizo
un cuadro de bienvenida, La habitación, y pasaron juntos una temporada, en la cual los trastornos mentales de Vincent impidieron que la
relación se mantuviera.
En la tarde del 23 de diciembre de 1888 Van Gogh y Paul Gauguin
tuvieron un altercado en el cual se dijo que Van Gogh amenazó a Gauguin con una navaja. Más tarde esa noche, Vincent volvió a la “Casa
Amarilla”, en Arlés, donde él vivía, y se mutiló: sosteniendo la navaja
abierta en su mano derecha, rebanó su oreja izquierda, comenzando
arriba en la parte de atrás y descendiendo, de forma que toda la parte
inferior de la oreja fue cortada de un tajo (23). Esto dejó parte de la
porción superior de la oreja asida como una horrible solapa de carne.
Van Gogh luego envolvió la oreja en un paño y se las arregló para ir a
su burdel favorito, donde le presentó este “regalo” a una prostituta.
Llamaron a la policía y Van Gogh fue hospitalizado. El tejido cercenado de la oreja fue puesto en un frasco con alcohol, en caso de necesitarlo como prueba. Algunos meses después fue desechado (24).
Regresó a Arlés junto con un amigo para ir a su casa, donde vieron
que sus cuadros estaban cubiertos por el moho y rasgados por los envidiosos vecinos, lo que provocó otra depresión al artista. Los últimos
años de Van Gogh estuvieron marcados por sus permanentes problemas
psíquicos, que lo llevaron a ser recluido de forma voluntaria en sanatorios mentales, entre los que se encontraba el asilo de Saint-Rémy,
donde realizó los cuadros de cipreses y La noche estrellada, expuesta
en 1889 (22,23). En el sanatorio de Saint-Rémy-de-Provence le fue
habilitada una habitación para que continuara pintando. Allá empezó
una frenética vida artística inspirándose en Rembrandt. En mayo de
1890 un amigo de Theo, el doctor Paul Gachet, lo invitó a que le hiciera
diversas consultas, y como Vincent no tenía dinero, le pagó haciéndole
un retrato. Durante sus últimos 30 meses de vida llegó a realizar 500
obras, y en sus últimos 69 días firmó hasta 79 cuadros (23,24).
Pero la estrecha relación con su hermano, quien sostenía a Vincent económicamente, lo alentaba moralmente. Su comportamiento
agresivo y solitario lo hacía ser un paria en los diferentes sitios
donde residía y vivir una existencia de frustraciones amorosas, al ser
rechazado por cada una de sus pretendidas. Inmediatamente después
de acabar su inquietante Cuervos sobre el trigal, se disparó en el
estómago el 27 de julio de 1890. A pesar de su herida, se arrastró de
vuelta a casa, donde murió 2 días después en brazos de su hermano
Theo. “Yo arriesgué mi vida por mi trabajo, y mi razón siempre fue
menoscabada”. Estas son las palabras de Vincent en su última carta,
encontrada en su bolsillo el 29 de julio de 1890 (23,24).
Vincent van Gogh produjo todo su trabajo (unas 910 pinturas
y 1.100 dibujos) durante sólo 10 años (etapa de 1880-1890), hasta
cuando sucumbió a la enfermedad mental (posiblemente, un trastorno
bipolar o un síndrome de epilepsia) (24). Decidió ser pintor cuando
tenía 27 años, y siempre quiso reflejar la vida en sus obras. Su fama
creció rápidamente después de su muerte, gracias a la promoción de
la esposa de Theo, quien, aunque no tuvo una buena relación con Vincent, resultó ser la única heredera de toda su obra tras la muerte de su
esposo, ocurrida poco después de la del pintor. De hecho, a ella se debe
la única venta de un cuadro de Van Gogh en vida del artista. El mayor
impulso de su obra vino especialmente después de una exposición de
71 de sus pinturas en París, el 17 de marzo de 1901 (11 años después
de su muerte). .En 1973 fue inaugurado en Ámsterdam el Museo de
Vincent van Gogh (22,23).
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artista dio muchísima importancia a los colores de la noche y enfocó
sus esfuerzos en plasmar la belleza de la luz natural de la noche y de
la artificial, que era nueva en esa época (22).
La noche estrellada (Fig. 3)
Fig. 2. Autorretrato de Vincent van Gogh. Art Institute of Chicago.
Fotografía: Hugo López
En septiembre de 1889, mientras Van Gogh permanecía en Arlés,
dibujó también el cuadro conocido como Noche estrellada, para más
tarde realizar un dibujo a lápiz, perteneciente a una serie de 12 dibujos
basados en sus trabajos más recientes (22).
El cuadro muestra la vista exterior durante la noche, desde la
ventana, del sanatorio de Saint-Rémy-de-Provence, donde se recluyó
el artista tras uno de sus frecuentes ataques, aunque fue pintada de
memoria durante el día. Data de mediados de 1889, 13 meses antes
del suicidio de Van Gogh. Desde 1941 forma parte de la colección
permanente del Museo de Arte Moderno de Nueva York. Considerado
como la obra magna de Van Gogh, el cuadro ha sido reproducido en
numerosas ocasiones, y es una de sus obras más conocidas (23).
La parte central del lienzo muestra el pueblo de Saint-Rémy bajo
un cielo arremolinado, una vista hacia el norte desde la ventana de la
habitación del pintor en el asilo. Las colinas de Alpilles aparecen a lo
lejos, en el margen derecho, aunque hay poca correlación entre la escena
y la realidad, ya que las colinas intermedias parecen estar superpuestas, y
corresponden en realidad a la vista meridional del sanatorio. Asimismo, el
ciprés que aparece a la izquierda fue añadido a la composición (22,23).
Durante su estadía en el asilo, Van Gogh se dedica a pintar sobre
todo los paisajes de la región de Provenza. Es en ese período cuando
rompe con el estilo impresionista, al desarrollar un estilo muy personal, donde prevalece el amarillo, símbolo de la luz y del calor.
Conclusiones
Fig. 3. La noche estrellada, de Vincent van Gogh (1889). MoMA de Nueva York.
Fotografía: María Cristina Aschner
Noche estrellada sobre el Ródano
Pintado en septiembre de 1888, es una de las tantas pinturas de
Van Gogh sobre las noches de Arlés. Fue pintada desde un lugar a la
orilla del río Ródano, en el pueblo de Arlés, en un sitio que quedaba a
solo dos minutos de caminata desde la “Casa Amarilla”. Siempre fue
un reto para Van Gogh pintar de noche. Sin embargo, la ventaja de
pintar de noche fue que le permitió captar la iluminación del pueblo
por las farolas de gas que se reflejaban sobre el río. La noche estaba
iluminada por la constelación de la Osa Mayor. Además, Van Gogh
añadió la imagen de una pareja de enamorados en la orilla del río. El
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Quisimos hacer una pequeña revisión de la vida de Van Gogh,
y de estas dos obras maestras, que se consideran como tesoros de la
humanidad. También revisamos brevemente los aspectos clínico e imaginológico y de manejo de la neurocisticercosis. La neurocisticercosis
parenquimatosa diseminada es una fase muy avanzada de esta enfermedad que deja secuelas neurológicas importantes. Esta enfermedad
se debe tener en cuenta en aquellos pacientes con epilepsia y alteración
cognitiva en áreas endémicas como Centro y Suramérica.
Nuestro objetivo con este artículo fue mostrar que las fronteras entre
la creación científica y artística en ocasiones son difusas. Como médicos, tratamos de buscar lo más bello en las más monstruosas enfermedades. En ocasiones es hasta ingenuo comparar bellas obras de arte con
imágenes de tan catastrófico pronóstico, como es la neurocisticercosis
parenquimatosa diseminada. Las neurociencias y el arte no tienen por
qué ser disciplinas separadas que se miran con recelo. Es muy curioso
cómo los médicos podemos encontrar semejanzas en tan distintas clases
de imágenes y entremezclar la belleza y la enfermedad.
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Correspondencia
George Chater Cure
Calle 113 No. 1-30, ap. 202
Bogotá, Colombia
[email protected]
Recibido para evaluación: 13 de enero del 2009
Aceptado para publicación: 25 de febrero del 2009
Rev Colomb Radiol. 2009; 20(2):2673-7
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sala de redacción
sala de redacción
En esta sección ocasional que inauguramos en este número, se
incluirán comentarios semánticos, ortográficos o gramaticales sobre
algunos términos que encontramos comúnmente en la jerga médica
oral o escrita en español. También se discutirán algunos problemas de
traducción, neologismos, etimologías, usos indebidos y sugerencias
para mejorar la comunicación entre colegas y con nuestros pacientes.
Compresoma y gasoma
Compresoma es el término usado para referirse a una compresa
quirúrgica olvidada en el interior del cuerpo, luego de una intervención.
Su terminación -oma es un sufijo de origen griego con el que se denominan las masas de diverso origen, y parece tener sentido semántico,
dada su común presentación como absceso o seudomasa. Se usa la
variante gasoma para referirse a una gasa quirúrgica, usualmente de
menor tamaño. Ninguno de los dos términos ha sido aprobado aún por la
Real Academia Española, aunque he sabido de fuente directa que, desde
hace unos cinco años, por iniciativa de la Real Academia Nacional de
Medicina, de España, en ese entonces bajo la dirección académica de
Hipólito Durán, se conformó una comisión de expertos para elaborar
un diccionario terminológico de medicina, empresa lexicográfica de
gran magnitud que seguramente permitirá tomar una posición “oficial”
acerca de ésta y otras cuestiones semánticas.
Las gasas y compresas que se usan en los quirófanos deben estar
marcadas con hilos opacos que permiten su detección radiográfica,
siempre y cuando se cumpla con la norma sugerida de no usarlas en
ningún vendaje externo. Sin embargo, como suele suceder con las normas que son dictadas por la lógica y no impuestas como obligatorias,
no resulta raro encontrar gasas con hilos opacos en las radiografías de
pacientes con vendajes ortopédicos y de otro tipo. En algunos casos,
la presunción de que una gasa con marca opaca se encuentra en un
vendaje puede posponer el diagnóstico de que se trata de un olvido
quirúrgico.
En inglés, se ha acuñado el término gossypiboma, que algunos ingenuos consideran que está relacionado con la palabra gossip (“chisme”),
por los comentarios que pueden generarse luego de una complicación
iatrogénica como ésta. Sin embargo, su etimología es más compleja: se
basa en el nombre genérico del algodón (gossypium) y en el término suajili
boma, que significa “escondite”. Con una etimología tan contundente, no
sería descabellado considerar la castellanización a gosipiboma, aunque
probablemente no sería fácil diseminar su uso, y mucho menos remplazar-
1
La transliteración es el proceso mediante el cual se pueden transformar los signos de un sistema de
escritura a otro, para hacerlos entendibles por quienes desconozcan el idioma original. Por citar un
ejemplo, del alfabeto cirílico ruso transformamos las letras y a nuestras d y l, respectivamente.
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lo por compresoma o gasoma, ampliamente difundidos en español. Estos
últimos términos también superan en frecuencia al más genérico textiloma,
que incluye al algodón y otras fibras. Hay traductores y lexicógrafos que
opinan que gosipiboma no es aceptable porque su etimología resulta demasiado oscura para cualquier hispanohablante. Algunos de estos mismos
expertos son los que han propuesto que un término de origen africano
occidental, cuyo alfabeto no se parece al latino y que llegó al español a
partir de una transliteración1 del inglés, pueda ser castellanizado sin mayores preocupaciones acerca de lo remoto de su etimología. Me refiero al
término del idioma ga, de Ghana, que fue transcrito como kwashiorkor,
cuya grafía propuesta en español es cuasiorcor.
Como nota curiosa, se conocen como retención de gasa (o de otros
materiales) los casos de compresoma, un eufemismo que para algunos
sugiere un intento por trasladar la responsabilidad a la víctima, como
si de alguna manera hubiera existido intencionalidad del paciente al
“retener” el olvido médico. También se le ha llamado granuloma al
“cuerpo extraño”, por la reacción, no siempre granulomatosa, que
conlleva dicho olvido, que no siempre resulta tan “extraño”.
La Real Academia Española acepta el tecnicismo oblito, del latín
oblitus, “olvidado”, con la posibilidad de especificarlo como un oblito
textil —como el compresoma o el gasoma que inspiraron esta nota— o
un oblito metálico, cuando el olvido tiene forma de pinzas, tijeras o
cualquier otro instrumento. Por otra parte, oblito quirúrgico parece
redundante en textos médicos, pues precisamente hace referencia a
objetos “olvidados” (no retenidos a propósito) durante una intervención quirúrgica. El latín, considerado como una “lengua muerta” por
cumplir con el requisito de no tener hablantes nativos, sigue siendo
fuente de inspiración para acuñar términos médicos. Aunque no es
común encontrar médicos que lo dominen, sigue pareciendo que un
término creado a partir del idioma oficial de la Iglesia católica sea
“etimológicamente correcto”.
Cuando de forma accidental (no necesariamente por olvido) se
queda un fragmento de un catéter o de una guía en una estructura vascular, lo llamamos “cuerpo extraño”. Para estos casos, los radiólogos
tenemos codificado un procedimiento de “extracción percutánea de
cuerpo extraño intravascular”, expresión usada para describir un intento
por corregir una iatrogenia o un error propio o de otros.
Ojalá que una sección como ésta logre motivar a algunos a extraer
los términos “extraños” de nuestro lenguaje.
Aníbal J. Morillo
Médico radiólogo y verbófilo
Miembro del Comité Editorial
de la Revista Colombiana de Radiología
Miembro del Foro Internacional de Traductores
Profesionales de Biomedicina (MedTrad)
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