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Relato Oficial Relato Oficial XXVI Congreso Argentino y Latinoamericano de Médicos Residentes de Cirugía General Dr. Juan José Boretti ( MAAC) Pag. 6 Colecistectomía dificultosa Una colecistectomía laparoscópica dificultosa es una colecistectomía abierta dificultosa… La colecistectomía laparoscópica tiene mejores resultados que las convertidas o las que se iniciaron a cielo abierto… El tratamiento de la litiasis biliar sintomática no debe poner en riesgo la vida del paciente… Nathaniel Soper 2012 Pag. 7 Relato Oficial Rev. Arg. Res. Cir 2013; 18(1):6-36. Relato Oficial El objetivo del siguiente relato persigue -Resaltar las variables prequirúrgicas que preanuncian una colecistectomía dificultosa. -Dar sugerencias y reparos para llevar a cabo una colecistectomía segura. -Alertar acerca de situaciones de dificultad durante el acto operatorio. -Analizar el momento oportuno de conversión. -Describir técnicas quirúrgicas alternativas a la colecistectomía total. Debido a que este relato está destinado a médicos residentes de cirugía general, creemos conveniente hacer una resumida introducción acerca de los cambios que se sucedieron en el estudio y el tratamiento de la patología biliar en estos últimos 100 años. cirugía. En 1948 el mismo Mirizzi, describió la obstrucción parcial del conducto hepático común como consecuencia de la impactación de un cálculo biliar en el conducto cístico o el infundíbulo vesicular asociado con un componente inflamatorio que compromete a los conductos cístico y hepático común. Esa patología Breve historia de la colecistectomía y eventos relacionados. Período: 1882 – 1985 En el año 1882 Carl Langebuch ( 18461901 ) llevó a cabo la primer colecistectomía con sobrevida del paciente.1 Rápidamente ganó adeptos en todo el mundo gracias a su factibilidad, reproductibilidad, fácil enseñanza y buenos resultados. En los primeros 50 años, hubo un gran avance en las técnicas quirúrgicas siendo las escuelas Argentinas pioneras en muchas de ellas. El 17 de Octubre de 1931 el Dr. Pablo L. Mirizzi (1893–1964), leyó en el 3° Congreso Argentino de Cirugía el trabajo titulado “ La exploración de las vías biliares principales en el curso de la operación”. Describió la colangiografía intraoperatoria con lipiodol hecho que lo destacó a nivel mundial.2 El Dr. Ricardo Finochietto propuso llamarla “Mirizzigrafía”, en honor a su descubridor. En la actualidad el procedimiento fue adoptado universalmente como elemento fundamental para la valoración del status biliar intraoperatorio y se ha convertido en uno de los mayores aportes de la ciencia argentina a la Pag. 8 Figura 1 se conoce desde entonces en el mundo entero como Síndrome de Mirizzi. ( Figura 1 ) En 1960 apareció en la escena mundial un Ginecólogo Alemán brillante que trabajaba en la Universidad de Kiel, llamado Kurt Semm. Se podría decir sin lugar a error que fue quien más colaboró para el desarrollo de la cirugía laparoscópica moderna. Desarrolló el insuflador valvulado, la luz fría, el sistema de irrigación y aspiración, el bajanudos y muchos otros instrumentos que lo catapultaron en la cirugía Europea y Mundial. Hasta mediados de los 70, la colecistografía oral era el gold standard para la evaluación de la vesícula biliar. En caso de estar permeable el conducto cístico, permitía valorar el tamaño de la vesícula, la forma y las características de las litiasis ( tamaño, número y forma ). La visualización de la vía biliar pero no de la vesícula indica oclusión del conducto cístico. Con este estudio preoperatorio, se cometían errores diagnósticos hasta en el 15 % de las colecistectomías operadas de urgencia3, hecho que muestra a las claras la necesidad de otro estudio que mejore la eficiencia de la colecistografía oral a la hora de la valoración prequirúrgica de pacientes de patología biliar. En 1971 la introducción de la escala de grises marcó el comienzo de la creciente aceptación mundial del ultrasonido en el diagnóstico clínico. En la ciudad de Rosario, el primer ecógrafo estuvo disponible en 1974. En el año 1975 se popularizó el estudio del árbol biliar por punción trans parieto hepática, por el Dr. Otto Masao de la Universidad de Chiba, de allí el nombre que adquirió la aguja utilizada para tal fin. Desde mediados de la década del 70 la gamagrafía con tecnesio 99 complementó a la colecistografía oral en la valoración de pacientes con sospecha de colecistitis aguda. El mayor uso del estudio por radioisótopos es en la urgencia. Si la vesícula se plenifica en los primeros 60 minutos, indica que el cístico esta permeable y el paciente no tiene colecistitis. Si a los 240 minutos no hay visualización de la vesícula, el diagnóstico de colecistitis es seguro en el 98% de los casos. En ese mismo año, aparece la primera tomografía axial computada de cuerpo entero que le valió a Hounsfield el premio Nobel de Fisiología – Medicina. En la ciudad de Rosario disponible en 1978.(La TAC multicorte en 1998). En 1977 Raymond Damadian Vahan, logra la exploración completa de cuerpo entero por resonancia magnética. El primer resonador de la ciudad de Rosario se instaló en 1985. ( La colangioresonancia en 1991 ) En 1982 se incorpora la videocámara al instrumental quirúrgico, hecho que revolucionaría la práctica endoscópica. Llega el año 1985... Estudio del paciente con patología biliar ( 1985 ). En ese entonces, el estudio del paciente con patología vesicular se realizaba con ecografía, tomografía, resonancia magnética, gam- magrafía y en raros casos colecistografía oral o endovenosa. La cirugía a cielo abierto era la regla y la colangiografía intraoperatoria un accesorio invalorable para explorar la vía biliar. La morbilidad global de la colecistectomía abierta oscilaba entre 6 y 21 % y la mortalidad operatoria a mediados de 1985 era del 0.5 % En los años transcurridos desde la primer colecistectomía hasta 1985 la técnica quirúrgica no varió. Lo que sufrió grandes cambios fue la metodología de estudio del paciente con padecimientos biliares. Se podría decir entonces que entre 1882 y 1985 fue el siglo de los “ estudios complementarios del árbol biliar”. Período: 1985 – 2013 El año 1985 marca un antes y un después en la cirugía de vesícula. En Alemania, Eric Mühe realiza la primer colecistectomía laparoscópica, metodología terapéutica que se afianzaría rápidamente como el gold standard en el tratamiento de la patología vesicular no oncológica. Breve historia de la colecistectomía laparoscópica. El 12 de Setiembre de 1985, a 103 años de la primera colecistectomía a cielo abierto y a solo 5 años de la primera apendicectomía laparoscópica descripta por Kurt Semm, Eric Mühe realiza la primera colecistectomía laparoscópica a nivel mundial.4( FiFigura 2 gura 2 ) En 1986 presento su experiencia en el Congreso de la Sociedad de Alemana de Cirugía y meses después en la Lower Rhine-Westphalian Society en Colonia. En ambas oportunidades, no tuvo una buena aceptación por parte de sus colegas germanos. Más aún, la Sociedad Alemana de Cirugía en Munich no incluyó su experiencia en colecistectomía laparoscópica en los Pag. 9 Relato Oficial Rev. Arg. Res. Cir 2013; 18(1):6-36. Relato Oficial resúmenes del Congreso de 1986. Mühe nunca presentó su experiencia fuera de Alemania y su trabajo no se tradujo al idioma inglés. Casi simultáneamente, y desconociendo el trabajo de Mühe, en la ciudad de Rosario, el Dr. Aldo Kleiman, desarrollo su tesis doctoral titulada “ Colecistectomía por laparoscopía. Modelo experimental en ovejas”. Aferrado a su línea de pensamiento, presentó su trabajo en el Forum de Investigación del 57° Congreso Argentino de Cirugía, desarrollado en Buenos Aires en 1986. Publicado en la Revista Argentina de Cirugía en Junio de 1987.5 En Junio de 1988 publicó en la Revista Argentina de Cirugía una colecistectomía laparoscópica en un cadáver, concluyendo “…la colecistectomía laparoscópica es un procedimiento en gestación, su realización en animales y ahora en un cadáver humano son hechos alentadores. Aquí se logró una excelente exposición de los elementos anatómicos…”6 En esos momentos, año 1986, los vientos soplaban a favor de la terapéutica por ondas de choque de las litiasis vesiculares, emulando las renales, pensando que los restos litiasicos serían lisados con tratamiento médico con sales biliares y de esa manera se podría evitar la colecistectomía. El Dr. Jacques Perissat de Bordeaux, Francia, trabajó en este campo. Inmerso en esa realidad, el Dr. Kleiman no logró obtener el suficiente eco de parte de la industria para continuar con sus teorías. Este auge por la litotripsia que duró muy poco debido a los malos resultados, fue la causa por la cual se demoró la eclosión final de la colecistectomía laparoscópica. Recién Philipe Mouret en 1987 y Francois Dubois en 1988 comenzaron a publicar las primeras experiencias en el mundo entero. En ese entonces, el Dr. Mühe había realizado 94 procedimientos en seres humanos antes de las experiencias publicadas por Mouret y Dubois.7 Reconocimiento al Dr. Mühe El 26 de Marzo de 1999 en San Antonio, Texas, El Dr. Mühe fue el invitado de Honor y dio una conferencia titulada “La primera coPag. 10 lecistectomía laparoscópica. Sobrepaso las barreras en el camino al futuro”. De esta manera, SAGES (Society of American Gastrointestinal Endoscopic Surgeons) reconoció ante mas de 1000 cirujanos de 41 países al Dr. Mühe como primer realizador de la colecistectomía laparoscópica. En Argentina, la primer colecistectomía videolaparoscópica fue realizada por Jorge Decoud en Octubre de 1990. En 1991 publica su primera serie de 100 colecistectomías laparoscópicas con una conversión del 6 %. En su trabajo mencionan “… transformar una colecistectomía laparoscópica en laparotómica no constituye un fracaso sino una opción válida para el cirujano en pos del beneficio del paciente…” 8 En 1994 el Relato Oficial del LXV Congreso Argentino se tituló “Cirugía Video endoscópica “. El relator fue el Dr. Carlos Pellegrini.9 La colecistectomía video laparoscópica se transformó en un paradigma que revolucionó la cirugía en el mundo. Las razones fundamentales de tal éxito se basan en su eficacia para tratar la litiasis vesicular, con un mínimo de agresión, corta internación, poco dolor y una rápida reinserción laboral. Estudio del paciente con patología biliar (2013). En la actualidad, el estudio inicial del paciente portador de patología vesicular es por medio del exámen físico, ecografía y estudios serológicos, pero en caso de ser necesario, se dispone de ecografía endoscópica, doppler color, resonancia magnética nuclear con colangio resonancia, tomografía computada multicorte, estudios radioisotópicos , colangiografía retrógrada endoscópica, posibilidad de ecografía translaparoscópica, colangiografía intraoperatorias, colangiografía fluorescente, etc. A su vez las tecnologías han avanzado tanto que disponemos de visión full HD y tridimensional, instrumental de laparoscopia convencional, acuscopico, monotrocar, robótico, etc. Todos estos adelantos se han producido en menos de 30 años y nos permiten en nuestros días llevar a quirófano al un paciente minuciosamente estudiado, para ser sometido a una cirugía reglada y segura, mejorando objetivamente los resultados de la cirugía a cielo abierto en la gran mayoría de los pacientes. Entrenamiento Uno de los primeros inconvenientes fue el entrenamiento de los cirujanos en ejercicio en estas nuevas técnicas, debido a que no eran muchos los centros de entrenamiento. Reddick y Olsen en Estados Unidos fueron los pioneros en la realización de cursos de perfeccionamiento A su vez, una controversia surgió con el entrenamiento que debían realizar los noveles cirujanos relacionado a las técnicas a cielo abierto, debido que la realización de cirugía abierta con fines educativos transgredía éticamente las necesidades y los derechos del paciente. Dicho de otra manera, como expone Oría en un comentario editorial de un trabajo titulado “El aprendizaje de la colecistectomía laparoscópica durante la residencia en cirugía: Metodología y Etica”: No es ético seleccionar pacientes por razones pedagógicas.10 Tanto el autor de dicho trabajo como el comentador concluyen: -El aprendizaje de la colecistectomía videolaparosópica debería iniciarse en el primer año de la residencia alcanzando su pleno desarrollo en el segundo y tercer año. -La enseñanza debería darse dentro de programas de residencia acreditados, con casuística importante y a cargo de especialistas con experiencia en el método… Análisis critico de la colecistectomía video laparoscópica Con el inicio de la cirugía laparoscópica, aumentó el número de pacientes que se operaba forma electiva por colelitiasis en todo el mundo. Urbach y col. realizaron un trabajo muy interesante en la población de Ontario durante los años 1988 y 2000 en el cual demostraron el aumento en la tasa de colecistectomías electivas posterior a la introducción de la laparoscopía en 1991. Esto a su vez se asoció a una reducción del 18 % en la incidencia de colecistitis aguda.11 Este importante beneficio se logró por la implementación del método gracias a la aceptación y el “pedido” de los pacientes hecho no registrado en ninguna técnica quirúrgica hasta el momento. En la otra cara de la moneda están las lesiones de la vía biliar cuya incidencia se vio incrementada entre 2.5 y 4 veces con la aparición de este nuevo método. Las diferentes publicaciones de la era prelaparoscópica, indicaban una incidencia de 0 a 0.5 %.12, 13, 14, 15, 16,17. Tres trabajos importantes que analizan la vía laparoscópica, muestran cifras que van del 0.6 % al 1 % 18,19,20 Strasberg y col, manifiestan su preocupación luego de objetivar un 0.075 % de lesiones de vía biliar en 4000 casos de cirugía abierta comparándola con 8000 colecistectomías laparoscópicas en New York y 4000 colecistectomías laparoscópicas en Connecticut donde se registraron lesiones de vía biliar en el 0.55 % y 0.32 % respectivamente.18. En Argentina en 1997 se realizó una encuesta en donde la controvertida conclusión fue que las estadísticas nacionales no son confiables en lo que se refiere al porcentaje real de las lesiones de las vías biliares durante la cirugía videoasistida. En esta experiencia hacen mención a un claro subregistro de esta grave complicación.21 Con respecto a la relación entre la curva e aprendizaje y la incidencia de lesión de vía biliar, un reciente trabajo de Zha y col. muestra un dato relevante.22 La incidencia de lesiones de vía biliar disminuyó en forma escalonada de 0.6 % a 0.03 % a lo largo del tiempo en compás con la adquisición de destrezas por parte del grupo de cirujanos involucrados. En su escrito hacen hincapié en la estratificación de la patología por complejidad y que deben ser abordadas de acuerdo a la experiencia del cirujano. Giger y col. analizaron la experiencia en Suiza sobre 22953 pacientes. Describieron una elevada incidencia de lesión de vía biliar en el inicio del método (0.6 %) y desde 1995 se equilibró en 0.31 %. Concluyeron que la curva Pag. 11 Relato Oficial Rev. Arg. Res. Cir 2013; 18(1):6-36. Relato Oficial de aprendizaje nacional se dio luego de 5 años de comenzado el método.23 Las lesiones de vía biliar también se relacionan con la presencia de inflamación aguda o crónica. Georgiades y col. reportaron una Figura 3 mayor incidencia en pacientes con inflamación aguda (1.74 %) que en pacientes sin la misma (0.49 %) estableciendo una diferencia estadísticamente significativa.24 A raíz de todas estas observaciones, en 1995, Strasberg y col. Publicaron un Collective Review en donde realizaron un meticuloso análisis del tema.18 Compararon la incidencia de las lesiones de vía biliar en cirugía abierta y laparoscópica, las causas de su producción, las clasificaron, estudiaron los factores de riesgo, como se pueden prevenir, como se diagnostican, como es el correcto manejo una vez diagnosticada y cual es el pronostico de la reparación. Este trabajo es sin dudas una evidencia científica que todo residente de cirugía general y cirujano general que realice este procedimiento debiera leer. Creemos fundamental enunciar algunos conceptos. -Cuando hablan de los factores de riesgo para que se produzca una lesión de vía biliar, hacen mención al entrenamiento, al equipamiento, a las variantes anatómicas (anomalía ductal derecha), pero sobre todo al procedimiento dificultoso. Haciendo especial énfasis a las vesículas escleroatróficas, las colecistitis crónicas reagudizadas, las colecistitis, el sangrado intraoperatorio que oscurece el campo Pag. 12 operatorio y la grasa en el área portal. -Cuando describen las causas relacionadas a la lesión por laparoscopía, hacen mención a la mala identificación de las estructuras o a problemas técnicos (falla en la oclusión del cístico, ingreso al lecho hepático por disección profunda, lesión térmica). Concluyen que la falta de identificación de las estructuras biliares, las lesiones térmicas y errores en el cierre del muñón cístico son las causas más comunes de lesión de vía biliar. - Cuando hablan de prevención, fomentan la inversión en entrenamiento y equipamiento. Al principio de la experiencia el cirujano debiera realizar colecistectomías video laparoscópicas en colecistitis aguda y vesículas escleroatróficas con supervisión. Saber que los pacientes de sexo masculino, ancianos y con cólicos repetidos son factor de riesgo de colecistectomía dificultosa. Pero lo más importante de todo es la implementación de una metodología de disección que posibilite la realización de la “visión crítica de seguridad” en ingles “Critical view of safety” debido a que si se consigue esta vista, casi con seguridad se evitaría una lesión de vía biliar. La arteria cística y el conducto cístico no deben ser tratados hasta que se logre dicha visión. En ningún momento mencionan que es necesaria la visualización de la vía biliar principal. (Figura 3) -Con respecto a la colangiografía intraoperatoria el concepto que vierten es que no disminuye las lesiones de vía biliar, pero si ayudaría a reconocerlas en el acto operatorio y Rev. Arg. Res. Cir 2013; 18(1):6-36. Definiciones Entendemos como colecistectomía “Simple” al procedimiento que se lleva a cabo en forma electiva, completamente por vía laparoscópica, con mínima dificultad. El ingreso a la cavidad (abierto o cerrado) se produce sin ningún sobresalto, la vesícula puede ser correctamente visualizada, el tiempo hiliar permite una clara disección del conducto y la arteria cística, la visión crítica de seguridad puede ser lograda sin duda alguna, la colangiografía es factible y normal, la liberación del lecho vesicular y la posterior extracción no ocasionan inconvenientes. Todo ello realizado en un tiempo menor a 70 minutos, externandose el paciente en forma ambulatoria o al primer día de postoperatorio, evolucionando en forma satisfactoria. Por otro lado la colecistectomía “dificultosa” implica que para llevarla a cabo hubo que superar inconvenientes o barreras, realizando maniobras diferentes a las utilizadas en la ci- Figura 4 rugía rutinaria de vesícula. El tiempo entre el ingreso a la cavidad y la identificación de las estructuras hiliares es mayor a 45 minutos. La visión crítica de seguridad es de dificultosa o imposible ejecución, son más frecuentes: las intervenciones de urgencia, el mayor tiempo operatorio, la conversión a cirugía abierta, la utilización de drenajes, los tiempos de internación más prolongados, la aparición de complicaciones con un lógico aumento de los costos. Triangulo de Calot (Figura 4) Relato Oficial prevendría la extensión de la misma. Figura 5 En 1891, Calot describe un triángulo delimitado por el conducto cístico, el hepático y el reborde hepático, en el cual se encuentra en un alto porcentaje de los casos el pedículo cístico. Mas tarde Thorek (1970) redefinió dicho triángulo, como el comprendido por el conducto cístico, el conducto hepático y la arteria cística, en cuyos límites podemos reparar en ciertos casos un ganglio. Sulcus de Rouviere (Figura 5) En 1924, Henri Rouviere identificó una referencia anatómica que utilizó como reparo para disecciones seguras. Se trata de una hendidura que corre a la derecha del hilio hepático anterior al lóbulo caudado que contiene el pedículo portal derecho y sirve para identificar en forma segura el plano de la vía biliar principal. Este sulcus se encuentra presente en aproximadamente el 80 % de los pacientes. En cirugía laparoscópica se lo considera como un punto fijo extra biliar de importancia para el comienzo de la disección. La importancia de esto radica en que invariablemente la arteria cística y el conducto cístico transcurren por delante y arriba del mismo y el plano de disección debe ser siempre por arriba de ese nivel. Conversión Generalmente la colecistectomía transcurre sin sobresaltos, pero existen situaciones en donde es aconsejable la conversión a cirugía abierta para hacer frente a algunas dificulPag. 13 Relato Oficial tades previo a la aparición de complicaciones. Entendemos como conversión a una opción terapéutica que dispone el cirujano para culminar satisfactoriamente un procedimiento quirúrgico que por alguna razón fue más dificultoso que lo normal. Las tasas de conversión reportadas en la literatura varían del 0% al 20 %. Esto se lleva a cabo por varias razones: a) un hallazgo inesperado, b) una anatomía poco clara producto de procesos inflamatorios agudos o crónicos y c) lesiones iatrogénicas. Siempre que se “convierta” a la técnica a cielo abierto hay que tratar que no sea para tratar una complicación, sino como método preventivo ante una situación anatómica poco clara. Dicho de otras maneras la conversión nunca se considera como una falla del procedimiento, sino como un intento para evitar complicaciones serias cuando se presentan circunstancias anatómicas desfavorables en el transcurso de la cirugía. (Strasberg 1994) La conversión debe ser muy cuidadosa, debido a que un porcentaje no menor de lesiones de vía biliar se produce después de la misma. Se debe entender que la conversión provoca un forzoso cambio intelectual para realizar algo diferente a lo planeado y deseado. El cirujano experimenta habitualmente un sentimiento de frustración. La idea es que este “cambio “sea llevado a cabo con tranquilidad como si recién comenzara el acto quirúrgico, dando tiempo a la instrumentadota para que organice la mesa quirúrgica. En caso de que la conversión se decidiera por una sospecha de lesión de vía biliar, es el momento de realizar la interconsulta intraoperatoria con el cirujano de mayor experiencia en el manejo de la patología, puesto que si se comprueba la sospecha, el paciente se juega gran parte de su futuro en este primer gesto quirúrgico. Es muy importante una buena exposición para que nos permita aprovechar las dos características que hacen a este abordaje único: la palpación y la visión tridimensional directa. Maniobras desafortunadas Se entiende como maniobra desafortuPag. 14 nada a aquella que sin proponérselo, ocasiona daño o dificulta la operación. Una vez producida, el resultado final es incierto y la solución dependerá de la experiencia y la pericia del operador. Las maniobras desafortunadas son el claro ejemplo de cómo a veces se puede hacer difícil una cirugía que no presenta ninguna dificultad. Existen sobrados ejemplos para este apartado y comienzan en la confección del neumoperitoneo con lesión de estructuras vasculares, vísceras huecas, insuflación del ligamento redondo, el epiplón mayor o el mesenterio, laceraciones hepáticas, perforaciones diafragmáticas, perforación de la vesícula, caída de múltiples cálculos a la cavidad peritoneal, lesiones vasculares o del lecho hepático durante la disección, etc. Debido a que hay innumerables maneras de hacer difícil lo fácil o más difícil lo de por si dificultoso, el detalle pormenorizado de este apartado no se tratara en el presente relato, pero deseamos dejar sentado que muchas veces la torpeza de una maniobra desafortunada puede interponerse en la normal evolución postoperatoria de una cirugía por lo demás correctamente llevada a cabo o más aún ser la causa de una complicación. Colecistectomía Dificultosa La “Colecistectomía videolaparoscópica” es un procedimiento quirúrgico mayor, que se lleva a cabo en un paciente, portador de patología vesicular, en un quirófano, dentro de una institución, por un equipo quirúrgico especializado en técnicas endoscópicas, bajo anestesia general, utilizando un equipo de videocirugía, con instrumental específico… Esta definición involucra variables relacionadas a características generales del paciente, de la vesícula biliar, del equipo quirúrgico, del anestesiólogo y la institución.25 Los apartados relacionados al equipo quirúrgico, apoyo institucional, instrumental adecuado , equipamiento y apoyo anestésico escapan al objetivo del presente trabajo, por lo que haremos énfasis en las variables relacionadas al paciente y la patología a tratar que pudieran predisponer a una colecistectomía dificultosa. Con respecto al entrenamiento en cirugía general, apoyamos al sistema de residencias basados en responsabilidades crecientes y tutorizadas. Creemos que es la forma correcta de perfeccionarse en el criterio quirúrgico y la adquisición de destrezas. En la actualidad la posibilidad de formarse en la práctica de cirugía videolaparoscópica de avanzada es mayor que en el pasado. Solo para mencionar, Giger y col. demostraron que el grupo de cirujanos que habían llevado a cabo entre 11 y 100 procedimientos, tuvieron más complicaciones que los más experimentados.26 Este grupo sugiere que cuando se prevea una colecistectomía dificultosa, el equipo de profesionales debiera tener el respaldo de un cirujano de mayor experiencia para enfrentar esa cirugía. Hay consenso en que 100 procedimientos como cirujano es un número suficiente para considerar capacitado al operador. Variables que pueden estar involucradas en la dificultad de la colecistectomía. ( ver tabla 1 ) a) Causas Generales del paciente. b) Variantes anatómicas. c) Forma de presentación. d) Del equipo quirúrgico. e) De la Institución. f) Del equipo de anestesiología. a) Causas generales del paciente Hay algunas circunstancias propias de los pacientes que pueden de por si imprimirle cierto grado de dificultad a la colecistectomía aunque la vesícula no revista ninguna complejidad. -Obesidad. El paciente con un índice de masa corporal elevado agrega dificultad al procedimiento por diferentes causas: El ingreso a la cavidad peritoneal es más trabajoso. Habitualmente padecen esteato hepatitis e hígados congestivos, siendo muchas veces dificultoso o incluso imposible luxarlos, a la vez que sangran al mínimo roce con el instrumental. No es infrecuente la hipertrofia del hígado izquierdo que sobrepasa la línea media de izquierda a derecha y obstaculiza el acceso al hilio vesicular. El ligamento redondo redundante es molesto para la introducción de la mano derecha en quienes utilizan la técnica Francesa. La grasa del epiplón mayor muchas veces dificulta la correcta visualización de la porción hiliar de la vesícula. -Hepatopatías. Las hepatomegalias se cundarias a congestión por insuficiencia cardíaca, leucemias y enfermedades de depósito hacen dificultosa la manipulación de la glándula, al igual que la cirrosis hepática. La hipertensión portal que pueden originar estas hepatopatías crónicas pueden dificultar la realización de la colecistectomía aumentando el riesgo de sangrado a nivel parietal por el ingreso de los trocares y en la Lodge quirúrgica. Los factores que determinan la dificultad son el sangrado (hipertensión portal, coagulopatía y plaquetopenia), la rigidez hepática y la inflamación propia del proceso vesicular que hacen dificultosas las maniobras a nivel del triangulo de Calot. En la era prelaparoscópica la mortalidad postoperatoria reportada en pacientes con cirrosis era del 7.5 al 25 %28 La colecistitis aguda en presencia de cirrosis hepática es un desafío. En caso de encontrarse con un proceso agudo e hipertensión portal, es recomendable la realización de procedimientos parciales como la colecistostomía videolaparoscópica, colecistectomía parcial o subtotal. Un review sistemático reciente, analizó la mortalidad operatoria de los pacientes cirróticos Child-Pugh A y B relacionándola con cirugía abierta (2%) y cirugía laparoscópica (0.74 %), no pudiendo establecer diferencias estadísticamente significativas.29 La reducción significativa de la mortalidad experimentada en estos últimos tiempos, no se asocia a la introducción de la videolaparoscopía, sino a la los cambios en la valoración y el manejo del paciente cirrótico. Otra patología sistémica que en ciertas oportunidades da afectación hepática es la enfermedad de Rendu- Osler - Weber. Produce fístulas arteriovenosas a nivel de la glándula hepática pudiendo desarrollar hipertensión portal o incluso insuficiencia cardíaca por sobrecarga de las cavidades derechas. -Cirugías previas. Las cirugías previas Pag. 15 Relato Oficial Rev. Arg. Res. Cir 2013; 18(1):6-36. Relato Oficial en hemiabdomen superior son las causas más frecuentes de conversión a cielo abierto debido a las adherencias que se producen en los lugares donde debemos emplazar los trocares. Las más comunes son hipertrofia pilórica, gastrectomías, colectomías derechas, colectomías transversas, laparotomías por heridas de arma blanca, de fuego o traumatismo cerrado de abdomen, neferectomía derecha, adrenalectomía derecha, etc. -Embarazo. Los efectos fisiológicos del neumoperitoneo en el feto como la hipertensión, taquicardia e hipercapnia, están claramente documentados al igual que la disminución del flujo uterino como consecuencia del neumoperitoneo de CO2.30 Es por ello que en el primer trimestre debemos hacer todo lo posible para manejar la patología vesicular con tratamiento médico, debido a que el embrión esta en su período teratogénico. Hay que contemplar al embarazo como una situación especial que requiere un criterio quirúrgico claro, valorando los riesgos y beneficios de la cirugía. Esta demostrado que la cirugía videolaparoscópica es segura en el segundo trimestre del embarazo y en caso de tener la necesidad de intervenir, es deseable hacerlo en ese momento del desarrollo embrionario. En estos casos es necesario adaptar la colocación de los trócares de acuerdo al tamaño del útero. Siempre ingresar con técnica de Hasson y en caso de necesitar realizar colangiografía intraoperatoria, es recomendable la colocación del chaleco plomado en el hemiabdomen inferior de la paciente. En el tercer trimestre el útero adquiere un tamaño tal, que impide la creación de cámara de trabajo para realizar una cirugía segura. Se recomiendan presiones de CO2 de 10 mmhg y colocar al paciente en decúbito lateral para desplazar el centro de gravedad del utero grávido lejos del eje de la vena cava inferior. La decisión de operar debe tomarse en forma compartida con el obstetra que sigue el embarazo. En casos seleccionados puede considerarse la colocación de un tubo de colecistostomía percutánea y diferir la cirugía al Pag. 16 puerperio inmediato. -Sexo Masculino. Muchos trabajos mencionan que es más dificultoso el acto operatorio en paciente de sexo masculino. La causa real se desconoce, pero se describe que las adherencias por procesos crónicos son más firmes que en el sexo femenino. Ante igual cantidad de cólicos, el grado de fibrosis en hombres es mayor que en mujeres. Esto se puede atribuir al efecto supresivo sobre la fibrosis de los estrógenos. Promueven menor fibrosis densa y formación de cicatrices fibrosas alrededor de la vesícula. Esto explicaría el por que la cirugía es más simple en las mujeres.31 Giger y col en el análisis de la experiencia en Suiza, claramente establecen que los hombres con un elevado índice de masa corporal tienen un alto riesgo de colecistectomía dificultosa.23 -Edad. La edad de por si no es factor de dificultad, pero estos pacientes tienen más tiempo de padecimiento de colelitiasis por lo tanto es más factible que tengan procesos crónicos con retracción ( vesículas escleroatróficas ). También es bien sabido que la prevalencia de litiasis coledociana aumenta con la edad, hecho que hace más compleja la cirugía. Igualmente este grupo etario tiene más prevalencia de patologías comórbidas. Muchos trabajos relacionan a la edad mayor a 65 años con mayor dificultad a la hora de la colecistectomía. -Patologías graves. Los pacientes que cursan internaciones por patologías graves (politraumatismos, sepsis, postoperatorios cardiovasculares, etc.) pueden desarrollar colecistitis agudas litiasicas o alitiasicas que muchas veces son un desafío quirúrgico. Si bien el tratamiento electivo en estos pacientes es la colecistostomía percutánea, muchas veces por razones médicas son referidos a cirugía. -DBT. Los pacientes diabéticos pueden desarrollar colecistitis graves (gangrenosas, enfisematosas, alitiasicas, etc.) que son un verdadero desafío quirúrgico. b) Variantes anatómicas. El conocimiento de las posibles variantes anatómicas regionales resulta fundamental para llevar a cabo procedimientos quirúrgicos seguros. -Variantes de la vesícula biliar: Pueden ser debidas a su ubicación (vesícula izquierda con o sin situs inversus, vesícula intrahepática, etc.), al número (agenesia, vesícula doble o triple), o a la disposición de su infundíbulo que puede estar por delante o por detrás de la vía biliar. -Variantes de la arteria hepática: La arteria hepática generalmente nace en el tronco celíaco, corre a la izquierda de la vía biliar en el pedículo hepático y se divide en una rama derecha y otra izquierda. Generalmente la rama derecha cruza por delante a la vía biliar y en el triángulo de Calot da origen a al arteria cística. Como variantes principales se ven: el pasaje Figura 6 por detrás de la vía biliar y la posible existencia de una arteria hepática derecha que se origina en la arteria mesentérica superior, que corre por detrás de la vena porta y ocupa la profundidad del triángulo de Calot. La arteria cística generalmente única, nace en un 75% de los casos de la rama derecha de la arteria hepática en el triángulo hepatocístico. En los casos restantes puede originarse en cualquier rama arterial regional y ubicarse por delante de la vía biliar y del conducto cístico. -Variantes de la vena porta: Es el ele mento más posterior del pedículo hepático. Solamente recordar la posibilidad de la variante donde ocupa una posición “anterior” en el pedículo y la no identificación de la misma condiciona accidentes severos durante la cirugía. (Figura 6) -Variantes de la vía biliar: Estas pue den estar a nivel proximal en la confluencia de los conductos hepáticos, a nivel de la desembocadura del conducto cístico, o a nivel de la desembocadura en el duodeno. Habitualmente los colectores de los 8 segmentos hepáticos se unen por proximidad hasta constituir tres Figura 7 conductos principales: el conducto izquierdo, el anterior derecho y el posterior derecho. Estos dos últimos se unen entre sí para formar el conducto hepático derecho que se unirá al izquierdo para formar el conducto hepático común. Esta configuración anatómica está presente aproximadamente Figuras 8a, 8b, 8c en el 72% de los casos. En un 6% el conducto posterior derecho desemboca en el conducto izquierdo, mientras que en el 22% restante el conducto posterior derecho desemboca aislado en el conducto hepático común. La importancia de esta última reside en que esta variante es extrahepática y se ubica en la zona del triangulo de Calot, predisponiendo a su lesión durante la cirugía. (Figura 7) El conocimiento de las variantes del conducto cístico resultan de suma importancia Pag. 17 Relato Oficial Rev. Arg. Res. Cir 2013; 18(1):6-36. Relato Oficial dado que ellas pueden condicionar una lesión de la vía biliar principal, y tornar difícil o imposible una exploración de la vía biliar por vía transcística ( cístico de implantación baja ). Frecuentemente el conducto cístico desemboca en el lado derecho de la vía biliar, sin embargo puede desembocar en la cara anterior, posterior o izquierda de la vía biliar principal, con variaciones en su longitud y calibre. (Figuras 8 a, b, c) c) Clínica de presentación. -Cólicos a repetición. Los pacientes que vienen a la consulta por cólicos biliares múltiples de larga data son los que habitualmente tienen vesículas crónicas con procesos cicatrizales que a la hora de la cirugía son más dificultosas. Strasberg utiliza el número de ataques y divide en menos o más de 10 cólicos para predecir la dificultad.18 Estos pacientes con clínica iterativa de molestias relacionadas a patología vesicular, son más proclives a padecer vesículas escleroatróficas, Sme. de Mirizzi, fístulas colecisto duodenales o colonicas, vesículas en porcelana y procesos xantogranulomatosos. -Ictericia. Sme coledociano. El hecho de que el paciente se presente ictérico puede deberse a que tenga un síndrome coledociano litiasico, esté cursando una sepsis de origen biliar, tenga un síndrome de Mirizzi, un cáncer de vesícula o una colecistitis aguda. En todos los casos la cirugía se tornará más difícil que las cirugías electivas. -Post ERCP(Papilotomía endoscópica). En los pacientes que se realiza una ERCP como primer paso para el tratamiento de la litiasis coledociana con vesícula in situ, habitualmente a las 24 o 48 hs post procedimiento muchos grupos indican la cirugía de la vesícula siempre que no haya habido complicaciones secundarias al primer procedimiento como sangrado, pancreatitis o perforación. Generalmente el hallazgo intraoperatorio es de una colecistitis leve, pero en un porcentaje que no llega al 20 % de los casos, podemos encontrarnos con francas colecistitis agudas que dificultan la colecistectomía. El procedimiento se complica aún más cuando al paciente le fue colocada una endoprotesis biliar. Pag. 18 -Dolor intenso retroesternal. Un dato subjetivo comprobado en la práctica asistencial diaria es el dolor intenso retroesternal que muchas veces lleva al paciente a consultar a servicios de urgencia pensando como primer diagnóstico la cardiopatía isquémica. En un porcentaje no menor de casos, estos pacientes padecen colecistitis aguda litiasica con un cálculo enclavado en el bacinete. -Colecistitis aguda. En todas las publicaciones mencionan a la colecistitis aguda como la causa número uno de conversión a cirugía abierta por dificultad técnica producto de las adherencias inflamatorias o por complicaciones intraoperatorias como el sangrado y la lesión de vía biliar. El 50 % de las conversiones obedecen a la interpretación poco clara de la anatomía quirúrgica y en el 80% de estos casos la causa es la inflamación aguda. Las tasas de conversión en la bibliografía oscilan entre 6 % y 32 % en pacientes con colecistitis aguda. Dentro de este cuadro encontramos las colecistitis agudas, las gangrenosas, el hidrops vesicular, las enfisematosas, y el piocolecisto. De acuerdo a las guías de Tokio (32), las colecistitis se clasifican según su gravedad en tres (leve, moderada y grave). Colecistitis Grado I (leve). Colecistitis aguda que se da en pacientes por lo demás sanos, sin signos de disfunción orgánica e inflamación vesicular leve. En este caso la colecistectomía dentro de las 72 hs del comienzo de los síntomas debiera transcurrir sin sobresaltos. Colecistitis Grado II (moderada). Colecistitis aguda sin signos de disfunción orgánica en donde la inflamación vesicular es tal que se asocia con mayor dificultad técnica a la hora de la colecistectomía. (RGB > 18000/ mm3, plastrón en hipocondrio derecho, duración de los síntomas > 72 hs, inflamación local importante: coleperitoneo, absceso perivesicular, absceso hepático, colecistitis gangrenosa, piocolecisto, colecistitis enfisematosa). Colecistitis Grado III (grave). Asociada con signos de disfunción orgánica. -Falla cardíaca: hipotensión que requiere dopamina o dobutamina. -Falla neurológica: Alteración del sensorio. -Falla respiratoria: PaO2/FiO2 < 300. -Falla renal: Oliguria, creatinina > 2 mg/ dl. -Falla hepática: ( PT-INR > 1.5 ) -Falla hematológica: R. plaquetas < 100.000/ mm3 “La colecistitis GII fue definida por Strasberg como una colecistectomía dificultosa.” -Pancreatitis aguda. En casos de pancreatitis aguda grave, es consenso la colecistectomía diferida. Diferente es el caso de los pacientes portadores de pancreatitis aguda leve. En ellos hay dos posturas, por un lado la International Association of Pancreatology ( IAP ) recomienda que todos los pacientes con pancreatitis litiasica, deben ser operados ni bien ceda el ataque.33 Por otro lado la Asociación Americana de Gastroenterología y la Sociedad Inglesa de Gastroenterología recomiendan la colecistectomía entre 2 y 4 semanas luego del alta.34 La racionalidad del primer abordaje es reducir el riesgo de eventos biliares recurrentes en caso de diferir la resolución de la colelitiasis. Recientemente el Grupo Alemán del estudio de Pancreatitis, publicó una revisión sistemática donde concluye que la colecistectomía diferida se asocia a un alto riesgo de reinternación por sintomatología biliar (18 %).35 En algunos trabajos se menciona que los pacientes con pancreatitis aguda presentan una dificultad mayor a la hora de la colecistectomía. En nuestra experiencia, en las pancreatitis leves, la única diferencia con los casos electivos la hace la colangiografía intraoperatoria y la eventual exploración laparoscópica de la vía biliar que operando entre el 4° y 5° día, es menor al 10%. En nuestra experiencia, la disección de la vesícula es similar a los casos electivos. Sinha y col. encontró que la disección del triángulo de Calot es más dificultosa en las colecistectomías diferidas que en las realizadas en la misma internación en casos de pancreatitis aguda litiasica leve (42 % vs 12 %, p< 0.001).36 Previo a la indicación quirúrgica, un signo muy importante a tener en cuenta es el empastamiento en la palpación del epigastrio. En caso de estar presente, se recomienda diferir la cirugía. -Pacientes con colecistostomía previa. Aproximadamente un 20 % a 40 % de los pacientes que fueron tratados previamente por medio de una colecistostomía percutánea, como tratamiento de una colecistitis aguda litiasica, requerirán una cirugía definitiva. Estos casos deben ser considerados como potencialmente dificultosos por dos razones. El hecho de que previamente haya sido tratado por medio de colecistostomía y no cirugía denota que es un paciente de riesgo o que estuvo tan grave que se pensó en la cirugía percutánea como salida temporal. En segundo lugar al haber enfriado un cuadro de colecistitis por medio del drenaje y antibióticos, favorece la retracción de la vesícula y la formación de sinequias con los tejidos vecinos, dando como consecuencia mayor dificultad a la hora de la manipulación quirúrgica. Todo esto se acentúa si existió alguna complicación como filtración, biloma, desplazamiento del catéter o si la punción fue realizada por vía transperitoneal debido a que en estos casos suele encontrarse un verdadero plastrón local que engloba la vesícula, epiplón y órganos vecinos. Si debido a la descompresión persistente, se produce la retracción de la vesícula sobre el pedículo hepático se recomienda la colecistectomía parcial o la técnica de Pribram. 37 La incidencia de litiasis coledociana en este grupo de pacientes es mayor que en la población general, por lo tanto se recomienda adaptar el tratamiento a la experiencia del grupo actuante. Tabla 1. Variables que pueden estar involucradas en la dificultad de la colecistectomía. Generales del paciente -Obesidad -Hepatopatía -Cirugías previas en hemiabdomen superior -Embarazo -Sexo masculino -Edad mayor a 65 años -Patologías graves asociadas -Diabetes Pag. 19 Relato Oficial Rev. Arg. Res. Cir 2013; 18(1):6-36. Relato Oficial Variantes anatómicas -Vesícula biliar -Arteria hepática -Vena porta -Vía biliar principal y conducto cístico Clínica de presentación -Cólico biliar a repetición -Ictericia. Sme. coledociano -Colecistitis aguda -Post colangiografía retrógrada endoscópica -Dolor retroesternal intenso -Pancreatitis aguda -Colecistostomía previa Sospecha preoperatoria de colecistectomía dificultosa El conocimiento preoperatorio de las condiciones que puedan predisponer a una cirugía dificultosa es trascendental, debido a que posibilitará que el paciente, cirujano e institución se preparen para una evolución diferente a la normal. Se podrá informar al paciente y su núcleo familiar acerca de la mayor posibilidad de conversión a cirugía abierta y complicaciones que repercutirán en el tiempo de convalecencia. Por parte del cirujano y su grupo de trabajo, permitirá programar estos pacientes para que sean intervenidos por los profesionales con mayor experiencia, en horarios preferenciales, con anestesiólogos y equipamiento que se adecuen a una mayor complejidad y de esta manera disminuir el número potencial de complicaciones. Desde el punto de vista de la institución, sirve para programar los casos previendo la posibilidad de que queden internados un mayor número de días. En el caso de las instituciones que desarrollan programas de cirugía ambulatoria es fundamental tener el dato de que el paciente puede requerir cama de internación. Aparte de las características propias del paciente y la clínica de presentación (prePag. 20 viamente mencionadas), se puede sospechar un procedimiento dificultoso por medio de estudios complementarios serológicos e imagenológicos.27 Estudios Serológicos -Recuento de glóbulos blancos (RGB). En varias publicaciones, se demostró que la elevación en los glóbulos blancos es un factor predictivo de colecistectomía dificultosa en el análisis univariable. Existe una buena correlación entre la leucocitosis marcada y las vesículas gangrenosas. En el contexto adecuado, la leucocitosis sirve como variable de refuerzo para la sospecha de un proceso inflamatorio agudo. -Transaminasas (GOT- GTP). El aumento de transaminasas puede deberse a una migración canalicular o a la repercusión hepática de un proceso agudo vesicular. En ambos casos serán variables que le agregarán dificultad a la hora de la colecistectomía. -Fosfatasa alcalina, gamaglutamil transpeptidasa, Bilirrubina. Las enzimas de co- lestasis pueden modificarse por varias situaciones, pero en pacientes con hígados sanos, la causa más común es la migración canalicular. No es infrecuente también la compresión a nivel de la margen derecha del conducto hepático secundaria al proceso inflamatorio que produce una litiasis impactada en el bacinete (Síndrome de Mirizzi). Estudios por imágenes. -Ecografía. La ecografía es desde la década del 70 el estudio por imágenes de elección para el análisis morfológico inicial de la vesícula y las vías biliares. Múltiples estudios se han llevado a cabo para evaluar la efectividad de la ecografía en la valoración de dificultad de la patología vesicular.38, 39, 40, 41, 42,43 La mayoría concluye que es posible determinar factores de predicción de dificultad quirúrgica con este método. El engrosamiento de la pared mayor a 4 mm, signo de Murphy, la distensión de la vesícula (eje mayor 8 cm y transversal mayor a 4 cm), el edema perivesi- cular, las colecciones perivesiculares, litiasis impactada, ecos de esfacelo intra vesicular y el aumento de la vascularización medido por doppler color son indicadores claros de colecistitis aguda. (Figura 9) Figura 9 Por el contrario, la contracción de la vesícula hace pensar en vesículas con inflamación crónica y retracción fibrosa, típico de las vesículas escleroatróficas. Tanto las colecistitis agudas, las colecistitis crónicas reagudizadas y las vesículas escleroatróficas son de mayor dificultad a la Figura 10 hora del tratamiento quirúrgico. La dilatación de la vía biliar extrahepática es un dato de importancia para tener en cuenta en el prequirúrgico. Puede ser debido a una litiasis coledociana (no siempre visualizada por ecografía), o en caso de vesículas escle- roatróficas o moldeadas por cálculos ser solo una adaptación del organismo secundaria a la falta de función vesicular. No solo sirve como estudio diagnóstico, sino que en casos seleccionados de colecistitis aguda, puede servir como guía para la realización del drenaje vesicular (colecistostomía guiada por ecografía). -Tomografía axial computada (TAC). No es un estudio de primera línea para el estudio de la patología vesicular. La mayor utilidad de la tomografía computada con contraste en patología vesicular es en procesos agudos o crónicos en donde se visualiza gran compromiso local y existe la sospecha de patología maligna o de patología benigna como la colecistitis xantogranulomatosa o una fístula con duodeno / colon. Es de gran valor en pacientes con cuadro suboclusivo y sospecha de íleo biliar. (Figura 10) Hallazgos de alteración de la grasa perivesicular, colecciones perivesiculares, engrosamiento de la pared y alteración en la intensidad de señal de la glándula hepática aledaña a la vesícula hacen suponer una colecistitis aguda. Al igual que la ecografía puede servir como método complementario para la realización de colecistostomías en caso de colecistitis aguda. Otra situación en donde la tomografía adquiere mucho interés es en el diagnostico diferencial de los pacientes con ictericia y sospecha de Sme. de Mirizzi. Habitualmente los hallazgos tomográficos complementados con los ecográficos y los de resonancia pueden llegar Figura 11 Pag. 21 Relato Oficial Rev. Arg. Res. Cir 2013; 18(1):6-36. Relato Oficial en la gran mayoría de los casos al diagnóstico preoperatorio en esta patología. -Resonancia Magnética Nuclear. Al igual que la tomografía, la resonancia encuentra su indicación en la valoración del compromiso local secundario a la inflamación aguda o crónica de la vesícula ( Sme. Mirizzi, vesícula escleroatrófica, sospecha de cáncer de vesícula, etc.). (Figura 11) Es de sumo interés cuando se necesita evaluar la vía biliar (colangioresonancia), debido a que logra visualizar perfectamente las vías biliares intra y extra hepáticas, hecho de enorme valor a la hora de programar un tratamiento quirúrgico. (Figura 12) Figura 12 -Gamagrafía Tc 99. Los estudios radioisotópicos continúan teniendo su indicación en casos de sospecha de colecistitis aguda cuando no existen signos ecográficos. La falta de plenificación de la vesícula a los 60 minutos, apoya el diagnóstico de colecistitis aguda. -Colecistografía oral. Este método esta en desuso en nuestros días. Era de gran utilidad en el pasado para predecir colecistitis aguda o colecistitis crónicas con oclusión del conducto cístico. Factores predictivos de cirugía dificultosa. Score pronósticos. Muchos autores han tratado de correlacionar variables preoperatorias que predigan una cirugía dificultosa. Iribarren y col. en un estudio sobre 2000 colecistectomías hallaron a la colecistiPag. 22 tis, la litiasis coledociana y la edad mayor a 65 años como únicos predictores de conversión.44 Urbano y col. describen que las variables preoperatorias más significativas de colecistectomía dificultosa fueron dadas por la ecografía.45 Definen colecistectomía dificultosa cuando el tiempo entre el ingreso a la cavidad y la individualización de las estructuras del hilio es mayor a 45 minutos. En su experiencia, las colecistectomías dificultosas representaron el 14 %. El hallazgo por ecografía de paredes engrosadas o de vesícula escleroatrófica se relacionan con mayor dificultad operatoria y conversión a cirugía abierta. Alponat y col. encontraron como indicadores de dificultad en el análisis multivariable a: colecistitis aguda, engrosamiento de las paredes vesiculares, recuento de glóbulos blancos mayor a 11000 x mm3 y la elevación de las enzimas hepáticas.46 Si el paciente no tiene ninguno de los criterios, la probabilidad de conversión es de 1.5 %, siendo del 58.7 % en caso de cumplir con los 4 criterios. Sakuramoto S y col. Describen un score pronóstico basados en los hallazgos anatomopatológicos de las vesículas extirpadas y el tiempo operatorio utilizado en cada una de ellas.47 Analizaron variables como fiebre, índice de masa corporal, vesícula excluida y longitud del conducto cístico por colangiografía oral y hallazgos tomográficos. Reportan una sensibilidad del 79.6 % en la predicción de colecistectomías dificultosas. Strasberg relaciona al sexo masculino, edad mayor de 65 años, más de diez cólicos biliares e historia de colecistitis aguda como factores de riesgo para conversión y propone un modelo de predicción de conversión con una sensibilidad del 63 % de los casos.18 En una revisión contemporánea a la de Strasberg, Fried y col del grupo de Montreal, agrega la obesidad y el engrosamiento de las paredes vesiculares por ecografía.48 Jeffrey Peters49, concluye que la causa más común de conversión son las colecis- titis agudas o crónicas con gran retracción y los pacientes con litiasis coledocianas. Agrega que los pacientes que por alguna causa fueron tratados médicamente por colecistitis aguda e ingresan por urgencias con un nuevo cuadro, fueron los de mayor tasa de conversión en toda la serie. Barredo y col encontraron diferencia estadísticamente significativa en los porcentajes de conversión en cirugía electiva en vesícula simple (0.9 %) cuando las comparó con las colecistitis agudas (14.3 %).50 Situaciones intraoperatorias que confieren dificultad Tiempo entre el ingreso a la cavidad y la identificación hiliar > 45 minutos45 Tiempo para realizar la colecistectomía > 120 minutos Si la colecistectomía tarda más de dos horas para ser llevada a cabo, el riesgo acumulado de complicaciones perioperatorias es 4 veces mayor que cuando la cirugía demoró entre 30 y 60 minutos.23 Para abordar este apartado, dividiremos el acto quirúrgico en 5 pasos: 1.Ingreso a cavidad. 2.Aclaramiento del campo de trabajo. 3.Tiempo hiliar. 4.Liberación del lecho vesicular. 5.Extracción transparietal. 1.Ingreso a cavidad Entendemos como ingreso a cavidad al tiempo quirúrgico comprendido entre la realización del neumoperitoneo ya sea por técnica abierta o cerrada hasta la colocación del último trocar bajo visión directa. El primer puerto habitualmente se coloca a nivel umbilical por técnica cerrada (Veress) o abierta (Hasson). Elegimos la vertiente infraumbilical para evitar el ligamento redondo. En el paciente obeso, el acceso a la aponeurosis se ve dificultado por la abultada capa de grasa que la separa de la piel. En algunos pacientes la distancia entre el xifoides y el ombligo es muy prolongada. En estos casos sugerimos la colocación del primer trocar a media distancia entre ambas. En el paciente con hepatopatía crónica es conveniente la colocación del primer trocar a nivel infraumbilical y los subsiguientes por transiluminación de la pared para evitar la circulación colateral que pudiera existir. Sin lugar a dudas el mayor problema respecto al ingreso a cavidad esta relacionado con las cirugías previas en hemiabdomen superior (gastrectomía, hipertrofia Pilórica, colectomía derecha, nefrectomía derecha, cierre de colostomía transversa, úlcera perforada, etc.). Aproximadamente el 70 % de los pacientes con cirugías previas en hemiabdomen superior tienen adherencias interpuestas al campo de trabajo vesicular.51 En un primer momento esta era una contraindicación formal al procedimiento laparoscópico. Con el paso del tiempo y la experiencia adquirida, dejo de serlo, aunque es muy importante seguir algunas premisas. En estos casos es muy importante la elección del primer acceso a cavidad y sugerimos realizarlo siempre bajo técnica abierta, siempre alejado de la cicatriz previa. Iribarren52 propone una técnica de ingreso del primer trocar a nivel subxifoideo derecho similar a lo descripto por Kumar53 y Goldstein menciona la posibilidad de utilizar la vía lateral con el paciente en decúbito lateral izquierdo54. Por otro lado es bien conocida la referencia de 2 cm debajo del reborde costal izquierdo a nivel medio clavicular (Punto de Palmer). Los restantes trocares se colocan bajo visión directa, esquivando las adherencias que pudiera haber en el trayecto de trabajo a la vesícula. En si todas las tácticas persiguen lograr la colocación segura del primer trocar, evitando la lesión de vísceras huecas y recalcan que solo hay que liberar las adherencias que se interpongan en el camino de la vesícula. 2. Aclaramiento del campo de trabajo Una vez que los trocares de trabajo fueron emplazados, la visión de la cámara se focaliza en el hipocondrio derecho. Antes de comenzar a trabajar sobre la vesícula puede ser necesario enfrentar algunas Pag. 23 Relato Oficial Rev. Arg. Res. Cir 2013; 18(1):6-36. Relato Oficial circunstancias. -Ligamento redondo redundante. Quienes colocan el trocar de mano derecha según la técnica Francesa pueden encontrarse en algunos pacientes con un ligamento redondo redundante que dificultará las maniobras sobre la vesícula. En estos casos recomendamos la pexia del ligamento con un punto extracorpóreo de nylon 2.0 con aguja recta, de lado a lado de la línea media que se anuda sobre la piel. Hay quienes aplican electrocoagulación bipolar sobre el ligamento redondo. De esa manera disminuyen el tamaño del mismo. -Hígado izquierdo que sobrepasa la línea media de izquierda a derecha (floppy). En algunos pacientes existe esta variedad anatómica que muchas veces dificulta la disección hiliar de la vesícula. La maniobra más simple es que el mismo ligamento redondo le sirva de sustento. Si no es posible, a veces se puede elevar con la colocación de una gasa y si persiste la interposición en la visión, un trocar accesorio a veces es necesario. -Adherencias al epiplón mayor. Estas adherencias pueden ser agudas o crónicas. Las primeras, suelen encontrarse en colecistitis agudas y habitualmente pueden ser disecadas con maniobras romas. Tienen la particularidad de sangrar al mínimo contacto con el instrumental, por lo que es importante respetar el plano de disección. Las adherencias crónicas se liberan con electrocoagulación monopolar, tijera, ultrasicion o ligasure. Existen situaciones que habitualmente se dan en las colecistitis agudas evolucionadas. Son esos pacientes que concurren tardíamente a la consulta y al ingreso se constata un plastrón a nivel del hipocondrio derecho. Al momento de la cirugía se evidencia un plastrón subagudo a nivel del hipocondrio derecho y cuando uno lo quiere disecar con maniobras romas, esto no es posible debido a lo adherido que se encuentra a la vesícula. Aquí existen dos opciones: la conversión a cirugía abierta o la colecistostomía laparoscópica y diferir la colecistectomía entre 6 a 8 semanas. -Epiplón redundante. En pacientes con un índice de masa corporal elevado, es común encontrarnos con gran cantidad de tejido graPag. 24 so que impide la correcta visualización de la vesícula. En estos casos es recomendable la posición de trendelenburg invertida forzada y/o la colocación de un trocar accesorio para desplazar la grasa hacia caudal y de esa manera poder acceder al hilio vesicular con claridad. -Adherencias a duodeno. Tal vez una de las situaciones más delicadas son las adherencias firmes al duodeno producto de reiterados episodios de cólicos o colecistitis. En casos de adherencias firmes, se aconseja dejar un medallón de vesícula sobre el duodeno involucrado antes de correr el riesgo de una apertura incidental del mismo. -Adherencias del hígado al diafragma (Sme. de Fitz Hugh Curtis). Las adherencias que se producen entre la superficie del hígado y el diafragma secundario a infecciones ginecológicas se conocen como Sme. de Fitz Hugh Curtis y pueden entorpecer la cirugía en dos sentidos. Si son escasas pueden provocar hematomas subcapsulares hepáticos y si son difusas pueden dificultar la luxación del fondo vesicular. 3.Tiempo hiliar Entendemos que este es el paso fundamental, puesto que es donde se pueden producir las complicaciones más graves del procedimiento. Existen algunas situaciones en donde la disección hiliar puede tornarse dificultosa y es prácticamente imposible la realización de la visión crítica de seguridad. En estas circunstancias es imperativo tener siempre presente de no ir más allá en la disección medial de lo que podemos comprender de acuerdo a la imagen que estamos enfrentando. Lo que intentamos con esta postura es evitar la eventual lesión de vía biliar que pudiera producirse de seguir trabajando en un terreno con gran alteración de la anatomía producto de repetidos episodios de cólicos o colecistitis. Si al llevar a cabo la videolaparoscopía inicial, el triangulo de Calot no se puede desplegar, hay que tener en mente un concepto que es el “bacinete difícil” que habitualmente es causado por una litiasis impactada que no da ictericia o un síndrome de Mirizzi tipo I o tipo II (Pekolj). En todos los casos no es recomen- dable trabajar sobre el triangulo de Calot. En estos casos es recomendable la colecistocolangiografía y proceder según los hallazgos. Una cirugía “responsablemente” en menos, nos dará siempre una segunda oportunidad. La colangiografía intraoperatoria es un elemento muy importante que ayuda a la toma de decisiones en casos de colecistectomías dificultosas. Si bien una revisión sistemática reciente de Rodgers y col55 concluye que ninguno de lo trabajos solos o combinados muestran suficiente poder estadístico para demostrar el beneficio de la colangiografía intraoperatoria de rutina, pensamos que por un lado permite delinear el árbol biliar y por otro evaluar la posible presencia de litiasis coledociana, publicada en casos de colecistitis aguda hasta en el 18 a 20 % de los casos. En casos de lesión de vía biliar permitiría diagnosticarla en el intraoperatorio e impedir la disección errónea que pudiera producir el empeoramiento de la misma. Lo cierto es que para que la colangiografía tenga utilidad, el equipo tratante debe poseer experiencia en la realización e interpretación de las imágenes, hecho que solo se adquiere con el empleo frecuente del método. Es por ello que al menos en centros de entrenamiento, se sugiere la realización de colangiografía de rutina. En pacientes con plastrones importantes a nivel vesicular, típico de las colecistitis crónicas reagudizadas, la colecisto-colangiografía puede darnos información valiosa respecto a la anatomía hiliar y en caso de creerlo oportuno por las condiciones locales desfavorables, es el primer paso en la realización de la colecistostomía quirúrgica. La ecografía laparoscópica es un estudio muy valioso en los pacientes con dificultades a la hora de la disección hiliar. Puede servir par la identificación de la posición del cistico y su relación con la vía biliar principal. La ventaja que tiene sobre la colangiografía es que para ser llevada a cabo no necesita ninguna disección previa ni canulación. Es particularmente útil en colecistecto- mías dificultosas por procesos inflamatorios o adherenciales severos. En una serie de 13000 colecistectomías fue utilizada selectivamente en 1800 procedimientos. Objetivamente evitó la lesión de la vía biliar principal en 3 casos en donde el coledoco había sido interpretado como el conducto cístico. Los autores concluyen que la ecografía laparoscópica es un procedimiento realizable, reproducible, rápido y costo eficiente para identificar la anatomía de la vía biliar principal durante las disecciones dificultosas.56 Es responsabilidad del cirujano el control de la situación y la conversión a cirugía abierta en el momento oportuno antes de producir una lesión de vía biliar. A continuación valoraremos el tiempo hiliar de acuerdo a varias circunstancias que nos pueden dificultar la realización prolija de la visión crítica de seguridad. -Colecistitis Aguda. En la colecistitis aguda, el tratamiento del hilio vesicular puede verse alterado por el edema y congestión propias del proceso agudo. En caso de diferir el procedimiento, el edema y la congestión dan paso a la cicatrización fibrótica y retracción. Continúa siendo controversial el momento de realizar la colecistectomía en colecistitis aguda. Hay dos posturas. Colecistectomía en agudo: Es muy importante intervenir a estos pacientes con un “equipo quirúrgico entrenado”, en las primeras 72 hs de comenzado los síntomas. De esa manera el edema facilitará las maniobras de disección. Tomando estos recaudos, en manos entrenadas, la necesidad de conversión es menor al 10 %. Colecistectomía diferida: Existe otra posibilidad que es “diferir” la colecistectomía a las 6 semanas del inicio del cuadro (interval cholecystectomy). Estos grupos de trabajo solo realizan la colecistectomía en agudo cuando falla el tratamiento médico.57 La necesidad de intervenir quirúrgicamente a los pacientes “antes” de la cirugía programada en el grupo “diferido” es alrededor del 20 % con un 40 % de conversión en dichas circunstancias.58 La inflamación severa en el primer caso y las adherencias fibróticas en el segundo esPag. 25 Relato Oficial Rev. Arg. Res. Cir 2013; 18(1):6-36. Relato Oficial tán asociadas con un riesgo aumentado de lesión de vía biliar.60 En un metanálisis de trabajos randomizados y controlados, se compararon estas dos estrategias.59 -No hubo diferencia estadísticamente significativa en incidencia de lesiones de vía biliar (0.5 % en el grupo de cirugía de urgencia y 1.4 % en cirugía diferida). Tampoco en los índices de conversión (20.3 % vs 23.6 %). -Con respecto a los costos, la estrategia de operar a los pacientes en agudo es muy superior (costo eficiente) a la diferida para los pacientes e instituciones. La recomendación que surge del análisis económico es la de adoptar la estrategia en agudo. -La estrategia de colecistectomía de urgencia tiene la ventaja de disminuir la estadía hospitalaria y el riesgo de cirugía de urgencia durante el período de espera que tiene de por si un alto índice de conversión. Maniobras que facilitan la disección en colecistitis aguda: a.Punción evacuación de la vesícula. Con este gesto se facilitará la prensión de la vesícula para desplegar el triángulo de Calot. Se sugiere el cultivo de la bilis aspirada en colecistitis en pacientes diabéticos, enfisematosas y en colecistitis post colangiografía retrógrada endoscópica. b.En caso que el grosor de la pared impida una correcta toma, se pueden colocar puntos tractores a nivel del fondo y el bacinete para realizar la tracción necesaria para desplegar el triangulo de Calot. c.Litiasis impactada. La desimpactación de las litiasis a nivel del bacinete es un paso fundamental para la correcta valoración del infundíbulo vesicular. En caso que esto no fuera posible, se recomienda la apertura de la bolsa de Hartmann en forma transversal y llevar a cabo el “parto” del cálculo. En ese momento la pinza del fondo vesicular, retoma a nivel de la apertura vesicular y tracciona hacia el hombro derecho del paciente, abriendo el triangulo de Calot. Esta maniobra es especialmente útil en las vesículas crónicas con inflamación aguda. d.Colocación de gasa. En determinaPag. 26 das ocasiones, es de utilidad la colocación de gasas para llevar a cabo la disección del conducto cístico remedando el hisopo utilizado en cirugía abierta. La idea que se persigue es la disección roma del hilio vesicular para evitar lesionar los elementos nobles que por allí transcurren. e.En casos donde la anatomía se encuentre muy alterada, se puede llevar a cabo la sección circunferencial del bacinete a nivel alto, evitando medializar la disección para mantenernos alejados de la vía biliar principal. En este caso el casquete vesicular puede ser cerrado con un loop o sutura intracorpórea. f.Siempre que se crea necesario, colocar un trocar accesorio para separación y/o aspiración. -Vesícula esclero atrófica. En estos casos, la vesícula se retrae hacia medial producto de una larga historia de cólicos biliares. Ello produce una umbilicación a nivel hepático y retracción del ligamento hepatoduodenal, acercándola a la vía biliar principal. Todo esto hace que la vesícula escleroatrófica sea un desafío para el cirujano. El tiempo hiliar en estos casos puede ser muy complejo y peligroso. Si el caso lo permite lo ideal es la individualización y tratamiento del cístico. Una opción es la apertura del fondo o el cuerpo vesicular, la colecistolitotomía y el posterior cierre del casquete vesicular. En estos casos se recomienda la disección de fondo a cuello y no dudar en realizar una colecistectomía parcial en caso de gran compromiso retractil a nivel del triangulo de Calot . -Sme. de Mirizzi. Pablo Mirizzi, en 1948, hace mención a una estenosis benigna del conducto hepático producida por el proceso inflamatorio secundario a la impactación de una litiasis en el bacinete vesicular o en el conducto cístico. Lo denominó “Síndrome anatomo funcional del hepático”.61 Es de particular importancia para el cirujano debido a que el tratamiento quirúrgico de esta patología se asocia a un mayor riesgo de lesión de la vía biliar principal. La litiasis impactada a nivel del bacinete o el conducto cístico, produce suficiente inflamación a nivel del triángulo de Calot que comprime a la vertiente derecha del hepático común en un primer momento y si persiste, termina fistulizando hacia la vía biliar. En caso de que la fístula esté instaurada y el cirujano no este prevenido, puede desembocar en una resección de la vía biliar principal, una grave iatrogenia de difícil solución. Esta rara complicación ocurre aproximadamente en 0.1 % al 0.7 % de los pacientes portadores de litiasis vesicular. Mc Sherry62 en 1982 lo dividió en dos tipos en base a la colangiografía retrógrada endoscopica. En 1989, Csendes63 propuso clasificar a esta patología en cuatro, acuñando el concepto que son estadíos evolutivos de una misma enfermedad. Es un cuadro complejo, dinámico y evolutivo (Figura 13) Figura 13 De acuerdo a Csendes: Tipo I (Sme. de Mirizzi original) es la compresión extrínseca de la vía biliar principal por una litiasis impactada en el bacinete o el conducto cístico. Se lo puede dividir en Ia (cuando el cálculo está impactado en un conducto cístico largo paralelo a la vía biliar) y Ib (cuando el cístico está completamente obliterado por el cálculo). Tipo II: Presencia de fístula colecisto biliar secundaria a la erosión litiasica. El cálculo involucra 1/3 de la circunferencia de la vía biliar. Tipo III: Similar al tipo II, pero el calculo involucra 2/3 de la circunferencia de la vía biliar. Tipo IV: Presencia de una fístula colecisto biliar con destrucción completa de la pared de la vía biliar principal. Se debe sospechar en pacientes con padecimientos vesiculares crónicos o con epi- sodios de colecistitis que se acompañan de ictericia o alteración de las enzimas hepáticas. Es muy importante el diagnóstico preoperatorio, debido a que habitualmente son cirugías complejas en donde la terapéutica dependerá del tipo de involucramiento de la vía biliar. La ecografía se utiliza como el primer estudio de screening. La sensibilidad de este estudio en el diagnóstico de S. Mirizzi es baja (48 %). Algunos hallazgos son característicos: a) Dilatación de la vía biliar por encima del nivel del cuello vesicular, b) Impactación de una litiasis a nivel del cuello de la vesícula, c) Vía biliar distal de calibre normal. La sensibilidad de la tomografía multicorte es del 42 %, si bien es muy útil para descartar otras patologías que comparten este mismo cortejo sintomatologico (ej. Cáncer de páncreas, colangiocarcinoma). La colangioresonancia y la colangiografía retrograda endoscópica (CRE) son los estudios diagnósticos más eficaces para realizar el diagnóstico preoperatorio. Eun Joo Yun y col. Describen que la mayor eficacia en imágenes preoperatorias para diagnosticar esta patología esta dada por la combinación de tomografía multicorte y resonancia magnética nuclear.64 Pese a todos los avances en los métodos por imágenes a veces el diagnóstico pasa desapercibido y termina realizándose en el intraoperatorio. El tratamiento Continúa siendo problemático y debe ser personalizado dependiendo del estadío de la enfermedad y la experiencia del equipo tratante. El mismo debe satisfacer tres objetivos; la extracción de la litiasis involucrada en la oclusión, la extirpación de la vesícula y la restauración del drenaje biliar. Tipo I: En un primer momento y si es producido por una colecistitis aguda, es posible realizar una disección hiliar segura, permitiendo tratar el cístico, pero si el caso es crónico, las adherencias firmes pueden tornar esto imposible, por lo tanto se recomienda la realización de una colecistectomía parcial de acuerdo a lo publicado por Bornman y Terblanche en 1985, abriendo la vesícula a nivel del bacinete, colePag. 27 Relato Oficial Rev. Arg. Res. Cir 2013; 18(1):6-36. Relato Oficial cistolitotomía y el cierre del casquete vesicular remanente.65 Es recomendable la disección de fondo a cuello, realizando tempranamente la apertura vesicular a nivel del fondo o el cuerpo para desimpactar la litiasis. Se recomienda la colecistectomía parcial para minimizar los riesgos de lesión de vía biliar limitando la disección a nivel del triángulo de calot. De acuerdo a la edad y los hallazgos intraoperatorios, es de buena práctica enviar una muestra a anatomía patológica para que sea analizada en el momento, debido a la elevada incidencia de cáncer de vesícula en pacientes con Sme. de Mirizzi, que según Blumgart es del 27 %, presumiblemente debido a la inflamación crónica.66 En los Tipo II y III se recomienda la colecistolitotomía y cierre de la vía biliar si la fístula es pequeña, debiendo valorar la posibilidad de emplazar un tubo de Kehr distal a la misma. Si la fístula es de gran tamaño, el cierre habrá que realizarlo sobre el casquete vesicular, valorando la posibilidad de emplazar un tubo de Kehr distal a la misma. En casos de Sme. de Mirizzi tipo IV con fístula instaurada, hay que tener en mente una derivación biliodigestiva abierta o laparoscópica. En todos los casos de Sme. de Mirizzi, la cirugía es compleja y si bien puede ser llevada a cabo en forma laparoscópica, no hay que dudar en convertir en caso de no comprender la anatomía quirúrgica. Las cifras de conversión publicadas son muy disímiles y van del 25 % al 100 %, dependiendo en gran parte de la alteración anatómica producida por la litiasis.67 Pekolj y col. hacen una mención especial respecto a la colecistocolangiografía debido a que favoreció el tener una idea de la anatomía del hilio vesicular previo a la disección. 68 La colocación de una endoprotesis biliar previo a la cirugía es de especial utilidad en los casos que van a ser abordados por vía laparoscópica, pues aportará seguridad a la hora de la disección hiliar a la vez que descomprimirá la vía biliar en el postoperatorio. -Fístula Colecisto Duodenal. Otra forPag. 28 ma de manifestación de los procesos vesiculares crónicos, si bien raras, son las fístulas al duodeno. Son la forma más frecuente de presentación de las fístulas biliodigestivas nativas (50%-70%). Habitualmente se debe a procesos de colecistitis aguda a repetición que llevaron a una sínfisis con el duodeno. Por acción directa de la litiasis se erosiona la pared vesicular y la litiasis pasa a la luz duodenal y si se dan determinadas circunstancias puede producirse un íleo biliar. El diagnóstico preoperatorio se basa en una larga historia de padecimientos vesiculares, una ecografía que puede mostrar aerobilia como así también una vesícula sin contenido líquido, con una gran sombra acústica posterior a nivel hiliar. Habitualmente la tomografía y/o resonancia magnética se usan como complemento para favorecer el diagnóstico diferencial con el cáncer de vesícula, colangiocarcinoma, Sme de Mirizzi, etc. (Figura 13) La endoscopía y la seriada esófago gastro duodenal pueden ayudar a la realización del diagnóstico preoperatorio. Aquí el tratamiento es complejo, debido a que hay que enfrentar dos objetivos. El primero es la fístula colecisto duodenal y el segundo el tratamiento del cístico que puede estar muy cercano al primero. Una vez que se secciona la fístula, se procede al cierre duodenal con suturas reabsorbibles. Si las condiciones locales lo permiten, se lleva a cabo el tratamiento habitual del cístico, caso contrario el cierre del cascarón vesicular con sutura intracorpórea. Para un importante número de centros, sobre todo al inicio de la era laparoscópica el hallazgo de una fístula colecisto duodenal era indicación de cirugía abierta. Sin embargo la mayor experiencia, el desarrollo de habilidades específicas han hecho posible abordar inicialmente estos pacientes por laparoscopía. Statti y col. en 2004 y Pekolj y col en 2005 publicaron las experiencias más importantes a nivel nacional de resolución videolaparoscópica68,69 En ciertas ocasiones nos encontramos con una vesícula moldeada por una litiasis mayor a 2 cm de diámetro, adherida firmemente al duodeno como presagiando una futura fístula. En estos casos, se recomienda la colecistolito- Figura 15 tomía sin abordar la sinequia duodenal. El síndrome pilórico secundario al pasaje de un litiasis vesicular al duodeno se conoce como “ Síndrome de Bouveret”. En estos casos debido al tamaño de la litiasis, conviene extraerla por vía retrógrada, transpilórica transgástrica. Es importante recalcar que en casos de fístulas biliodigestivas, está descripta una mayor incidencia de litiasis coledociana por lo cual se aconseja la realización de colangiografía intraoperatoria. -Fístula Colecisto Colónica. Representan el 15% al 30 % de las fístulas biliodigestivas. Si bien más infrecuente que la duodenal, el colon puede ser el órgano en donde se adhiera la vesícula y produzca una fístula. El tratamiento es el tratamiento de la fístula a lo que se agrega la colecistectomía. -Colecistitis Xantogranulomatosa.La colecistitis xantogranulomatosa es una patología rara, cuyo diagnóstico es difícil y que con frecuencia se confunde con cáncer de vesícula. La patogenia es desconocida, pero es probable que la ruptura e infiltración intramural de la bilis y la mucina provenientes de la oclusión de los senos de Rokitansky-Aschoff sean las causas principales de la reacción xantogranulomatosa en la pared de la vesícula. También se ha mencionado que la inflamación crónica y los cálculos asociados con estasis biliar producen degeneración y necrosis de la pared vesicular (remedando la pielonefritis xantogra- nulomatosa), con la consecuente formación de abscesos intramurales, los cuales son reemplazados por xantogranulomas con histiocitos espumosos de células gigantes.70,71 Histológicamente se caracteriza por formaciones nodulares intramurales de color amarillo – café, fibrosis proliferativa secundaria a la inflamación destructiva crónica e histiocitos espumosos (foam cells). Esto produce un engrosamiento de la pared vesicular con extensión a otras estructuras adyacentes, pudiendo desarrollar fístulas por la ulceración de la mucosa.72 (Figura 15) Si bien es una lesión benigna puede tener un comportamiento agresivo por infiltración a otras estructuras, fistulización o perforación de la vesícula simulando un cáncer de vesícula. Todo esto hace que la técnica quirúrgica en estos casos sea extremadamente dificultosa. El diagnóstico preoperatorio con imágenes es difícil, sin embargo el hallazgo ecográfico de nódulos o bandas hipoecoicas en una vesícula litiásica de paredes engrosadas o bandas hipodensas alrededor de la vesícula por Tomografía Axial Computada, es altamente sugestivo de colecistitis xantogranulomatosa. La resonancia puede ayudar a la hora del diagnóstico73 La colecistitis xantogranulomatosa puede coexistir con un carcinoma de la vesícula en el 10 % de los casos.74 Debe sospecharse en pacientes con historia de patología vesicular crónica en que los estudios por imágenes muestran engrosamiento marcado de las paredes de la vesícula biliar, con imágenes polipoideas hipoecoicas; situaciones similares a las halladas en el cáncer de vesícula, con el cual hay que realizar diagnóstico diferencial. Debido a esto, es buena conducta realizar biopsia por congelación intraoperatoria lo cual podría definir la táctica quirúrgica. La colecistectomía, tratamiento de elección, es usualmente, mas dificultosa debido a la afección de tejidos adyacentes, con lo cual la morbilidad post operatoria es mayor. -Sangrado a nivel hiliar. El sangrado a nivel hiliar es una situación inoportuna que aparece en escena en el peor momento que es en donde mejor visualización debemos tener antes Pag. 29 Relato Oficial Rev. Arg. Res. Cir 2013; 18(1):6-36. Relato Oficial de tratar el conducto cístico y la arteria cística. Habitualmente es debido a ramas de la arteria cística que cruzan el triángulo de Calot por detrás del conducto cístico. Sea cual sea la modalidad de coagulación que uno este acostumbrado a utilizar, hay que tratar de ser lo más certero posible, debido a que estamos en una zona de riesgo de secuelas por efecto térmico. Para ello a veces es muy útil la colocación de una gasa compresiva (packing) por el lapso de 5 minutos y luego reevaluar la situación. Muchas veces solo con esa maniobra se cohíbe el sangrado. Una situación descripta es la variante anatómica de una vena porta de presentación anterior en el hilio hepático. Un sangrado a dicho nivel es causa de conversión inmediata. En una lectura de la Academia Argentina de Cirugía del año 1986, el Dr. Juan C. Casiraghi discutió un trabajo titulado “Vena porta precoledociana “, aconsejando que al investigar el hilio hepático, si existía un elemento pedicular que se consideraba colédoco, por mas seguridad clínica que uno tuviera, se debía punzar primero75 Los sangrados a nivel del lecho vesicular habitualmente pueden ser satisfactoriamente cohibidos con electrocoagulación bipolar. En los raros casos que esto no fue posible, un punto intracorporeo doble con un prolene 4.0 o 5.0 resolvió el problema. -Litiasis coledociana. La litiasis coledociana puede ser sospechada en el preoperatorio por variables clínicas (ictericia, pancreatitis reciente, coluria, acolia), imagenológicas (visualización de la litiasis en coledoco, dilatación de la vía biliar intra y/o extrahepática) y de laboratorio (aumento de enzimas de colestasis). En el caso de positividad de algunas de estas variables, se recomienda la realización de colangiografía intraoperatoria para confirmar la patología canalicular (colangiografía selectiva). En muchos grupos quirúrgicos se realiza la colangiografía de rutina a todos los pacientes. La aparición de una litiasis coledociana en un paciente sin sospecha preoperatoria se denomina litiasis insospechada y en casi todas las experiencias es menor al 3 %, cifra que dependerá directamente del grupo etario que maneje, debido a que la prevalencia de la litiasis Pag. 30 coledociana claramente aumenta con la edad. Por ello es frecuente que grupos quirúrgicos que manejan población con un promedio de edad mayor a 60 años tengan cifras de litiasis coledociana global alrededor del 15 % e insospechada del 5 % y los que manejan franjas de menor edad publican cifras globales del 5 % e insospechadas del 1%. La edad es una variable que muchas veces se utiliza para decidir acerca de la realización o no de la colangiografía intraoperatoria. Lo cierto es que la litiasis coledociana de por si, hace que la cirugía sea más dificultosa. Existen básicamente dos maneras de explorar la vía biliar por laparoscopía, a través del conducto cístico y a través de la apertura de la vía biliar (coledocotomía). En caso de vías biliares menores a 4 mm con microlitiasis canalicular utilizar técnica de Flushing con dilatación farmacológica del esfínter de Oddi. En caso de vías biliares dilatadas con litiasis coledociana única o múltiple sin desproporción de tamaño con el cístico y con una implantación normal del mismo en la vía biliar, intentar exploración transcística. En estos casos el éxito es aproximadamente del 95%. En caso de vías biliares mayores a 10 mm de diámetro con desproporción del tamaño del lito/cístico o implantación baja en el colédoco, se puede llevar a cabo la coledocotomía. Recomendamos no abrir vías biliares menores a 10 mm. La exploración quirúrgica de la vía biliar es un tema aparte. Su profundización escapa los objetivos del presente relato. 4.Liberación del lecho vesicular En todos los casos de colecistectomía dificultosa existe la posibilidad de realizar la disección vesicular de fondo a cuello con el objetivo de dejar “suspendida” la vesícula de la arteria y el conducto cístico. Existen muchas publicaciones que proponen a este abordaje para el manejo de las vesículas difíciles con el objetivo de disminuir las lesiones de vía biliar. La liberación de la vesícula del lecho puede ser posterior al tiempo hiliar (Retrógrada) o como primer gesto (de fondo a cuello o anterograda). Retrógrada. Una vez tratados los elementos del hilio vesicular, se lleva a cabo la separación de la vesícula del lecho hepático. En las colecistitis agudas, el edema a nivel del lecho, habitualmente facilita la disección. El mayor inconveniente lo dan las colecistitis crónicas que se operan en pousee aguda, con paredes muy engrosadas que se encuentran firmemente adheridas al hígado (encastradas). En ellos, se torna a veces dificultosa la separación de la placa vesicular. En estos casos hay que tener en cuenta la realización de la técnica de Pribram que puede facilitar enormemente la cirugía y evitar el sangrado que habitualmente se da a nivel del lecho. (Figura 16) Figura 16 La técnica descripta por Pribram en la era abierta, tiene vigencia en nuestros días. En caso de ser posible, se trata el conducto cístico con las técnicas habituales. Si el plano de disección para separar la vesícula del lecho hepático está distorsionado producto del proceso inflamatorio agudo y/o crónico, se incide la pared vesicular a nivel del bacinete y se reseca toda la cara peritoneal de la misma. Posteriormente se electrofulgura la mucosa residual. De esta manera se disminuye el sangrado y las bilirragias del lecho que pudieran producirse en estos pacientes. Gramática y colaboradores realizan este procedimiento en el 30 al 36 % de sus casos de colecistitis aguda sin complicaciones relacionadas al método, aduciendo que simplifican la operación, disminuyendo el sangrado y riesgo de lesionar el parénquima hepático. 76,77 Anterógrada. (Fondo a cuello). Algunos autores preconizan la utilización de la colecistectomía de fondo a cuello de rutina en pacientes con colecistectomías dificultosas, aduciendo que esta técnica esta asociada a menor índice de conversión en pacientes con vesículas escleroatróficas.78 Tuveri y col. concluyen que es una opción segura cuando se trabaja con pacientes que presentan anatomía alterada a nivel del triángulo de Calot disminuyendo la conversión. 79 El único inconveniente es la posibilidad de mayor sangrado, debido a que la arteria aún no ha sido controlada. Al finalizar la disección la vesícula queda pendiendo de dos estructuras, la arteria y el conducto cístico. 5.Extracción transparietal La extracción del espécimen de la vesícula rutinariamente la realizamos con bolsa de protección. Entendemos que de esta manera se disminuye el riesgo de infección del puerto de extracción. Una complicación infrecuente pero muy temida es la fascitis necrotizante por anaerobios por lo que recomendamos fuertemente que el fluido biliar no tome contacto con la herida de extracción. La mayor dificultad en este tiempo está dada por aquellas vesículas de gran tamaño con paredes engrosadas, típicas de las colecistitis agudas evolucionadas, los cálculos mayores a 2 cm de diámetro y las vesículas repletas de litiasis de mediano tamaño. En todos estos casos recomendamos ampliar la incisión aponeurótica para equiparar la relación contenido / orificio de salida. Siempre traccionamos con una pinza de prehensión que toma la vesícula, nunca la bolsa, puesto que esta puede romperse y esparcir cálculos y fluido biliar en la herida y cavidad peritoneal. Es un momento en donde no debe perderse la paciencia. Otra eventualidad que agrega dificultad a este tiempo de la cirugía es la caída de múltiples litiasis a nivel de la cavidad abdominal. Es bien sabido que conviene extraer todos los cálculos debido a la posibilidad de que sean el foco de desarrollo de colecciones intraabdoPag. 31 Relato Oficial Rev. Arg. Res. Cir 2013; 18(1):6-36. Relato Oficial minales. A veces son tantos que se torna engorroso. Para ello hay dos maniobras que son de suma utilidad. La primera es colocar solo la cánula de aspiración de 10 mm colocando una gasa desplegada en lugar del sistema valvular y que los cálculos sean expelidos por la mera diferencia de presión. Si no se posee una cánula de 10 mm, puede ser realizado con una tubuladura gruesa de 30 cm de largo. La segunda opción es desarrollar una especie de batea en la punta de un palpador de 10 mm. Con ello se lograra “pescar” los cálculos dispersos por la cavidad. Luego de abordar en forma minuciosa este apartado, podemos decir que consideramos una colecistectomía dificultosa cuando encontramos: -Adherencias firmes a nivel del triángulo de Calot. -Vesícula escleroatrófica. -Cirugía previa en abdomen superior. -Colecistitis aguda. -Colecistitis gangrenosa. -Colecistitis enfisematosa. -Síndrome de Mirizzi. -Colecistotstomía previa. -Fístula colecisto gástrica – duodenal o colónica. -Colecistitis xantogranulomatosa. Colecistostomía percutánea o quirúrgica en colecistitis aguda Como se menciono previamente, la colecistectomía videolaparoscópica “temprana”, dentro de las 72 hs del comienzo del cuadro, es el tratamiento de elección en colecistitis aguda. En la actualidad la mortalidad de la colecistectomía videolaparoscópica es menor al 3 %. Sin embargo en enfermos con factores de riesgo quirúrgico aumentados, la cifra de morbimortalidad se eleva en forma significativa, describiéndose en distintas series cifras entre 6 y 30 %. La colecistitis del paciente crítico, colecistitis en pacientes con comorbilidades crónicas y colecistitis post endoscopía retrógrada son claras indicaciones para la realización de colecistostomía percutánea. Existe un grupo especial de pacientes que si bien no tienen comorbilidades para ser Pag. 32 caratulados como de riesgo quirúrgico, presentan colecistitis evolucionadas con características semiológicas de plastrón vesicular. En ellos la colecistostomía puede ser un recurso favorable para resolver el cuadro inflamatorio agudo, difiriendo la cirugía para un momento más oportuno. El drenaje percutáneo de la vesícula como tratamiento de la colecistitis aguda se ha utilizado desde su publicación por Radder en 1980. Existen experiencias pioneras en nuestro medio que muestran las bondades del método. 80, 81, 82, 83,84 El método, ha mostrado bajos índices de morbimortalidad, así en un trabajo cooperativo sobre 322 colecistostomías percutáneas se reportó una morbilidad global del 8 al 10 %. La mortalidad imputada al método es alrededor del 0.5 %. La mortalidad hospitalaria de las diversas series en pacientes con colecistitis aguda oscila entre el 5.5 % y el 59 %. Nuevamente son las patologías asociadas las causantes de estos índices y no la inefectividad o complicaciones del método. En el paciente de alto riesgo con colecistitis aguda, el drenaje percutáneo tiene una efectividad del 95 % al 100 % de los casos con una rápida resolución del cuadro inflamatorio. La evolución final de los pacientes luego de superado el episodio agudo dependerá del tipo de colecistitis. En la alitiasica, una vez superada la situación crítica multifactorial causante del proceso inflamatorio, la funcionalidad de la vesícula se recupera y no será necesaria la colecistectomía puesto que no existe patología biliar. En la litiásica, la colecistostomía podrá ser un procedimiento transitorio para mejorar el estado general del paciente y llevarlo a cirugía en condiciones electivas. En ese caso, el catéter debe permanecer colocado hasta el momento de la cirugía. Si no es posible la opción quirúrgica por particularidades del paciente, es posible la colecistolitotomía percutánea preconizada por Mazzariello, utilizando el trayecto del drenaje. Alvarez Rodriguez y col85 analizaron un grupo de pacientes de alto riesgo operatorio con colecistitis aguda en quienes le practicaron colecistostomía percutánea. El procedimiento fue exitoso en el 95.8 %. La morbilidad y mortalidad fue 10.5 % y 23 % respectivamente. En todos los pacientes con colecistitis “alitiasica” fue el tratamiento definitivo. Esclerosis vesicular Desde hace mucho tiempo se conocen trabajos de esclerosis de vesícula como tratamiento en pacientes con alto riesgo quirúrgico y presunción de colecistectomía dificultosa para evitar posibles complicaciones cuando se operan por la gran alteración de la anatomía a nivel hiliar. Las primeras comunicaciones fueron tratamientos experimentales en corderos y cerdos. 86, 87,88 Esta técnica, encontraría su mayor indicación en patología vesicular en pacientes con alto riesgo operatorio Esta técnica se sustenta en que casi toda la patología vesicular depende de su capa mucosa que absorbe y segrega. La destrucción de la misma y la retracción de su pared equivaldría a la eliminación del órgano. Más recientemente, Mazzariello y col. 89 publicaron su experiencia en casos seleccionados, y al final del trabajo se pregunta…”será posible que estos tratamientos perfeccionados puedan reemplazar a la cirugía? Resumen Final Desde 1882 se reconoce a la colecistectomía como el método de elección para el tratamiento de la litiasis vesicular sintomática y muchas de sus complicaciones. Con el paso del tiempo mejoraron sustancialmente los métodos por imágenes por medio de los cuales en nuestros días, el cirujano pude tener una idea aproximada del problema a tratar. En 1985, en pleno auge de la ecografía, en Alemania se describe una forma de extirpar la vesícula con mucho menos trauma quirúrgico. Nace la colecistectomía laparoscópica. Esta revolucionaria intervención, encontró una gran aceptación en la comunidad médica, la industria y sobre todo en los pacientes. Los beneficios tardaron poco en hacer- se ver y en 1992 era el “gold standard” para la extirpación de la vesícula. Aparece el término de conversión que desde el comienzo se lo relaciona a una actitud prudente del cirujano para culminar con éxito una colecistectomía dificultosa o complicada. Rápidamente se comenzaron a buscar las variables relacionadas a una mayor complejidad quirúrgica y de esa manera poder “predecir” en el preoperatorio la “dificultad”, de mucha importancia para el equipo quirúrgico, paciente, familiar e institución. La resonancia magnética nuclear y la tomografía multicorte mejoraron notoriamente su definición en el campo de la vesícula y vía biliar. Se agregó la ecoendoscopía y se amplió el campo de la cirugía endoscópica. En el quirófano los sistemas de visión, los instrumentos laparoscópicos y la radioscopía mejoraron a la par de ellos. Todo esto hace que hoy en día un paciente pueda ingresar a quirófano perfectamente estudiado y con presunción de colecistectomía dificultosa. La dificultad se manifiesta desde el momento de ingresar el primer trocar para la realización del neumoperitoneo, el aclaramiento del campo de trabajo, la disección hiliar (tal vez lo más demandante), la disección del lecho vesicular hasta la extracción del espécimen. Si bien la colecistectomía videolaparoscópica es el mejor tratamiento para la extirpación de la vesícula biliar en la actualidad, existen situaciones especiales en donde por alguna razón, el procedimiento se torna dificultoso. Es muy importante entender que estos casos son difíciles por vía laparoscópica y abierta. Creer que la conversión solucionará el problema es un concepto erróneo. Hay que tener siempre presente que la litiasis vesicular con cualquiera de sus presentaciones es una enfermedad benigna…ante ciertas situaciones, el cirujano debe tomar otra decisión “ alternativa” ( colecistostomía laparoscópica, colecistectomía parcial, Pribram, etc. ) que obstinarse en lograr una colecistectomía total. En algunos casos proceder responsablemente en menos o la conversión a cirugía abierta son las mejores opciones para enfrentar Pag. 33 Relato Oficial Rev. Arg. Res. Cir 2013; 18(1):6-36. Relato Oficial las colecistectomías dificultosas. En toda colecistectomía es muy importante tener en cuenta los elementos que predicen dificultad y las medidas para evitar lesiones vasculares y de la vía biliar. La anatomía y sus variantes, las alteraciones patológicas, la curva de aprendizaje, son muy importantes a la hora de encarar una colecistectomía dificultosa, pero también el exceso de confianza, el apresuramiento, la fatiga, la distracción, pueden ser factores facilitadores de estas graves complicaciones... Bibliogafía 1.Langenbuch C. Ein Fall Von Exstirpation der gallenblase wegen chronischer cholelithiasis: Heilung. Berliner Klin wochens chr. 1882;19:725-7. 2.Mirizzi P. La esploración de las vía biliares principales en el curso de la operación. Actas del 3° Congreso Arg. De Cirugía. Bs. 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