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Humanismo y salud
Foto: Atención médica por parte del personal del Instituto de Salud.
Relación médico paciente
El doctor en Medicina, Albert Balanguer Santamaría, encuentra que “la relación clínica, como
cualquier relación humana, es un reflejo directo
de la visión que sus protagonistas tienen de sí
mismos y del mundo. Una de las premisas que
condicionan radicalmente el trato con el ser humano en situación de necesidad es el reconocimiento de la persona y su dignidad”.
M. en C. Dra. María del Rocío Ocampo Rodas*
L
a relación médico-paciente es la conexión
básicamente de comunicación e integración interpersonal, una vivencia tan antigua
como la humanidad misma, que existe entre el
médico y el enfermo. Es una transacción, una
interactuación recíproca compleja, tanto intelectual como emocional, donde se incorpora lo que
sienten, piensan y reciben uno del otro, en el uso
de los derechos y obligaciones que poseen.
Por muchos años la relación médico paciente ha
sido claramente asimétrica con predominio de
la imagen del médico, quien se impone sobre la
otra parte. Este modelo, tomado del Juramento
Hipocrático que tiene vigencia actualmente en la
conducta y el quehacer del médico y no ha sido
superado en 2500 años transcurridos desde la
vida de Hipócrates, se sustenta en el principio
de beneficencia y es ejercido a través de un
paternalismo, unas veces benevolente y otras,
autoritario. El enfermo deposita absolutamente
su confianza en el médico y éste último toma
las decisiones a partir de la idea de que el enfermo no tiene la capacidad de hacerlo, ya sea en
razón de su falta de conocimiento médico o de
las limitaciones que le impone su enfermedad;
Algunos la definen como una “alianza terapéutica” que exige un buen conocimiento de la condición humana y una sólida comprensión1
Álvaro Mutis refiere: “Así entiendo yo la Relación
Médico Paciente: la veo desde el lado del
paciente, mientras que el médico no sea mi
amigo, no esté a mi lado y no juegue conmigo
el arduo y bastante dudoso juego de la vida, no
hay relación posible, y estoy casi seguro de que
no me podrá curar; en cambio, si se crea esa
complicidad, yo comienzo a curarme y creo que
todos los pacientes comenzamos a curarnos”
*Subcomisionada estatal de la CECAM. Chiapas, México.
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Salud en Chiapas. Año I. No. 2, abril - junio de 2013.
de aquí viene la frase que sintetiza la relación
médico paciente, en términos de “una confianza
frente a una conciencia”1.
paciente, como la apatía, la desconfianza del
paciente, el desconocimiento de los derechos y
deberes de las personas, la falta de apertura de
algunos profesionales que no permiten el diálogo ni el entendimiento de que el paciente es
un ser humano semejante a ellos y, ante esto, el
hecho de querer ejercer la medicina defensiva.
Con la mercantilización de la sociedad se ha
consolidado un modelo contractual de la relación médico paciente, en el que ya sea de manera explícita o implícita, cada uno tiene derechos
y obligaciones. Desde que el médico es identificado como prestador de servicios y el paciente
como usuario se vislumbra una relación de este
tipo, que si bien responde a las necesidades
de un mercado, vulnera los lazos afectivos que
tradicionalmente han caracterizado los vínculos
entre médico y enfermo1.
Sin embargo, han surgido nuevas conductas
que en la actualidad son incompatibles con esa
visión asimétrica de la relación médico paciente, y se crea lo que podría ser el Juramento Hipocrático moderno, redactado por R. J. Bulger,
quien fue Presidente de la Universidad de Texas
y Director del Institute of Medicina (Academia de
Medicina de los Estados Unidos), y en el cual
existe un rubro donde aclara que en la relación
médico paciente se “tratará de establecer una
relación amistosa con los pacientes y los aceptará como tales, sin pretender juzgar sus actuaciones, comprendiendo que cualquier sistema
de valores es sólido y encomiable y condescendiendo a cada individuo la totalidad de su dignidad humana”2.
Como médicos, podríamos preguntarnos ¿Por
qué se da ese aparente deterioro en la relación
médico paciente?, y observamos que existen
factores importantes que influyen en el mismo,
como son:
Actualmente, el paciente ha perdido en gran
parte el origen de su nombre; es decir, es menos
paciente, tiene menos paciencia, es más inquisitivo, ya no cree en el médico y esto ha provocado que surja una variedad de pacientes críticos
y desconfiados. Llegan a la consulta en ocasiones con conocimientos adquiridos a través de
medios electrónicos, en respuesta seguramente a experiencias insatisfactorias, propias o de
sus familiares; por lo que, no es muy raro que
ahora los pacientes soliciten segunda opinión,
o hasta tercera, antes de tomar una decisión,
que consulten en Internet si lo que su médico
les prescribió es o no correcto, y que cuestionen cada una de las indicaciones; más aún, que
demanden legalmente cuando los resultados no
les satisfacen arguyendo en gran parte acusaciones de negligencia1.
1.Personales: ¿Tenemos vocación para atender pacientes?, ¿nuestro paciente es la persona más importante para nosotros en ese acto
médico?
2.Educacionales: ¿Se nos ha enseñado a comunicarnos?, ¿las universidades de medicina,
incluyeron en su matrícula esta materia?, ¿entendemos lo que significa el fenómeno de comunicación entre seres humanos?
3.Estructurales: ¿Los sueldos que percibimos
como médicos son suficientes para cubrir nuestras necesidades?, ¿las instituciones donde laboramos nos motivan y nos proporcionan estímulos como profesionales?, ¿podemos elaborar
la documentación requerida para cada paciente,
con la saturación de nuestra carga de trabajo?
4.Tecnológicos: ¿Cómo influye en esta relación
la informática, la robótica y la genética?, ¿las
nuevas tecnologías, nos inducen a tener un trato más frío con nuestros pacientes?, ¿vemos a
nuestros pacientes como patologías y no como
seres humanos?
5.Sociales: ¿Cuál es nuestro nivel de tolerancia
con los pacientes exigentes?, ¿qué tanto permitimos el deterioro de la relación?, ¿por qué el
paciente exige más de lo debido?, ¿por qué mi
tolerancia en ese momento está disminuida?
Se asume que todo conflicto en esta relación
pudiera ser contradicción, discrepancia, incompatibilidad o antagonismo. Esta interacción
puede obedecer a determinadas motivaciones,
valoraciones, afectos, creencias, prejuicios, rasgos de personalidad y recuerdos, situaciones
que podrían desencadenar una problemática
que nos lleve a descargar agresividad; por lo
que surgen dos realidades importantes: la desconfianza y la defensa, lo que finalmente genera
un ambiente hostil en la relación clínica y deja el
campo abierto a personas que se aprovechan
de esto y hacen colapsar al sistema que ya se
encuentra deteriorado3.
Asimismo, se pueden distinguir elementos que
forman parte de esta compleja relación médico
Podemos observar que existen infinidad de
cuestionamientos que podríamos hacernos en
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Salud en Chiapas. Año I. No.2, abril - junio de 2013.
cuanto al deterioro de la relación médico paciente; pero lo más importante en este rubro es:
¿Qué vamos a hacer para mejorar esta relación
deteriorada?
Por último, me gustaría agregar los pensamientos de un gran cardiólogo y humanista mexicano, en relación con el médico, el Dr. Ignacio Chávez: “Es indispensable que el médico adquiera
una gran dimensión humana, comenzando por
el hecho de que el científico pudiera llegar a un
refinamiento de la cultura para continuar con la
búsqueda del ideal, del arquetipo del hombre
universal. Pero, para ser verdaderamente médico, se requiere además devoción y calor humano”. El médico debe de ser, si hacemos uso
de las palabras de Chávez: “un hombre que se
asoma sobre otro hombre, en un afán de ayuda, ofreciendo lo que tiene, un poco de ciencia
y un mucho de comprensión y simpatía”, con
lo que podemos concluir que el desinterés por
el hombre no puede concebirse dentro de una
cultura, y menos aún en términos de una cultura
médica.6
De acuerdo con mis vivencias como conciliadora, considero que debemos:
• Respetar la dignidad del paciente, que merece
igual consideración que todos los seres humanos, y aún más, desde el momento en que se
encuentra en un proceso que ocasiona sufriendo y, por consecuencia su capacidad mental y
física se ven muy deterioradas.
• Comprender el derecho de autodeterminación, donde el paciente participa activamente en
las decisiones sobre el propio bien, y respetar la
importancia de la libertad individual, tanto en la
vida social como personal.
• Tener con nuestro paciente una comunicación
adecuada para ganar su confianza, tratar de
comprenderle, entenderlo como sujeto unitario
pues la enfermedad no afecta sólo a un órgano
o a un sistema sino a la persona entera; esta actitud permitirá obtener la información necesaria
y ser más objetivos en nuestra labor profesional,
que exige eficacia.
• Contar con los conocimientos adecuados y
poseer la experiencia necesaria para ayudar al
enfermo, además de la prudencia y el sentido de
justicia ante la limitación de recursos, que deben repartirse de manera proporcionada.
• Poseer la capacidad de autocrítica y el conocimiento de las propias limitaciones, de forma
tal que nos permita transferir a un paciente hacia otro equipo médico, en aras del bienestar del
enfermo por encima de otras consideraciones
personales.
• Respaldar nuestra actuación como médicos
en los lineamientos éticos y científicos que nos
marca la Lex artix.
“Lo importante no es saber, sino entender al
hombre, entender al mundo y entender la posición que ocupa uno en la vida”
Referencias
1. Tena T. (2005). La comunicación Humana en la
Relación Médico-Paciente. Editorial Prado.
México.
2. Juramento Hipocrático. Felac- boletín informativo,
10, (2), 1-3.
3. Anguita, M. ¿Paciente o Cliente?
4. Bioética en la Red. Código de Ética y Deontología
Médica (España 1990).
5. Declaración de Lisboa de la Asociación Médica
Mundial sobre los Derechos del Paciente, 34ª.
Asamblea Médica Mundial Lisboa, Portugal.
septiembre/octubre 1981, enmendada por
la 47ª. Asamblea General Bali, Indonesia,
septiembre 1995.
6. Biseca Treviño Carlos, La condición Humana en el
Pensamiento de Ignacio Chávez, Departamento
de Historia y Filosofía de la Medicina, facultad
de Medicina de la UNAM, México, Actualizado
octubre 2006. http://www.ensayistas.org/critica/
generales/C-H/mexico/chavezsanchez.htm
La relación médico paciente debe tener como
base los preceptos del Código de Ética y Deontología Médica4, así como los Derechos de los
Pacientes promulgados por la Declaración de
Lisboa de la Asociación Médica Mundial5, los
cuales representan algunos derechos principales del paciente, que la profesión médica ratifica
y promueve para fortalecimiento de la relación
y de la calidad de la atención en los servicios
de salud, en absoluto respeto a la dignidad y
autonomía del paciente, con la garantía de la
confidencialidad de la información generada y a
través de una atención adecuada.
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