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#YoSoy17 o las malas condiciones en que
trabaja el personal médico
Sin quitar responsabilidad a quienes ejercen violencia contra los y las pacientes, cada vez hay más
denuncias de personal médico que trabaja sin material suficiente, medicinas ni sueldo digno.
AGOSTO 18, 2014
Por: Ana Ávila (@anaavilamexico)
Con el paso del tiempo se acostumbran a trabajar con lo que hay, en la precariedad y sin medicinas,
dice Lourdes mientras toma su café luego de una guardia de toda la noche. “Y o soy mujer y le digo a
mis compañeras enfermeras que no nos puede parecer normal nuestra condición de trabajo, que
tenemos que hacer algo, no le damos seguridad al paciente, no hay medicinas, el hospital no tiene lo
mínimo”, continúa.
“Y a me cansé, ¿cómo voy a monitorear a mi paciente? No hay ni baumanómetro”, platica. El
hospital donde Lourdes trabaja tiene 60 años, se dice que es De la Mujer, pero en realidad era el
hospital regional, entonces no hay nada especializado para la mujer, bueno ni Unidad de Cuidados
Intensivos tiene, dice.
Lo primero que nos acercó a Lourdes y sus colegas fueron los casos de violencia obstétrica y
mortalidad materna que sucedieron en su espacio de trabajo. Nos dijeron que las ven, junto con los
médicos, como asesinas, pero que nadie habla de las condiciones en las que trabajan.
Por la mortalidad materna:
#NoTeQuitesLaCamiseta
¿Dónde está el nacionalismo
mexicano cuando mueren las
mujeres?
La imperante necesidad de
evaluar el programa de
Interrupción Legal del Embarazo
Es verdad, las enfermeras que conocimos y
quisieron acercarse a nosotros sufren de bajos
sueldos, de displicencia de las autoridades, de
condiciones muy precarias de trabajo. En GIRE
empezamos a conocer no sólo de su situación
laboral, sino de la de otros prestadores de servicios
de salud en condiciones de explotación. Sin
embargo, como Lourdes dice, nadie lo hace
público. Hasta que irrumpió el movimiento
#yosoy17 y se dio a conocer a nivel nacional el 22
de junio de este año. Entonces sí, se dejaron oír las
voces de cientos y cientos que se sienten ignorados
por su sindicato, por el o la directora de su
hospital y, desde luego, por los directivos del
IMSS, ISSSTE o Secretaría de Salud.
Con esto no quiero quitar responsabilidad a quienes ejercen violencia contra los y las pacientes porque
una cosa es trabajar sin herramientas y sin sueldo digno, y otra es maltratar por maltratar. Como
bien lo ha difundido GIRE, hay mujeres a quienes las han cacheteado, ofendido, gritado y eso no
tiene justificación. Ninguna.
Por ello, hay que distinguir entre los ataques a mujeres, pacientes y sus familiares en los hospitales y
la mala atención por el déficit en equipo, medicinas y personal. Por ahora sólo escribo de éste último.
Lourdes platica que no cuentan ni con su sindicato ni con el director regional. Incluso, dice, tuvieron
una reunión con él, donde se firmó una minuta en la que quedaban por escrito las condiciones
inhumanas del hospital, además de la lista de medicamentos faltantes. “Le pedimos que firmara y dijo
que no, que él era un hombre de palabra, que con eso bastaba”. Obvio no cumplió con nada. Así
como narra Lourdes, empezamos a oír cada vez más de otros hospitales. De hecho algunos
trabajadores del sector salud nos han buscado y mostrado las demandas que han hecho a sus líderes.
No tienen respuesta.
Como siempre, en este país, hay que hacer una distinción entre la o el médico que está todos los días
de cara a los pacientes y la o el funcionario que es dirigente o político y goza de un sueldo bastante
bueno, el cual se ve comprometido o en riesgo en caso de que se atreva a proteger a sus agremiados.
Lourdes comenta que buscan dar la plaza a los y las médicos jóvenes para hacerlos sus aliados y que
luego siguen los que están por contrato y al final los homologados. Desde la repartición de las plazas
se empieza a generar división y rivalidad entre los y las prestadores de servicios de salud. Los que
tienen base no quieren perderla y los que no la tienen temen perder lo poco ganado. Además, los que
gozan de todos los derechos laborales prefieren callarse y no meterse en líos, lo cual deja descobijado
al resto. En fin.
Creo que los trabajadores del sector salud son una muestra más del olvido en el que se encuentran las
bases de cualquier gremio en el país. ¿Acaso no se podría decir lo mismo de los policías, burócratas,
maestros? ¿Cómo están sus líderes y cómo el resto? ¿Cuáles son las diferencias económicas, en
prestaciones y en condiciones laborales? El Estado es quien debe responder y quien debe atender a
todos y todas las trabajadoras.
No se trata de correr a los responsables de la muerte de un o una paciente, se trata de cambiar las
condiciones que permiten que tragedias irremediables sucedan. Claro, si existe negligencia que se
castigue, pero siempre en consideración del contexto general en que se presenta. Y para tomar
medidas de no repetición, entonces hay que ver cómo están los hospitales, la precariedad en la que
trabajan los prestadores de servicios de salud y la explotación que sufren. La directora del hospital
donde trabaja Lourdes, al destaparse el escándalo de una muerte materna, dijo “que se vaya a la
cárcel quien se tenga que ir”. “Nomás así –dice Lourdes— sin siquiera averiguar qué fue lo que
realmente pasó. La enfermera que más estuvo con ella (la mujer que murió) estaba sobresaturada,
no había ni material”. Hasta cuándo… hasta cuándo justicia laboral y condiciones dignas para todas y
todos. Es lo mínimo ¿no? ¿O pido demasiado?
* Ana Ávila, coordinadora de comunicación