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Mejorando la capacidad resolutiva
Problemas de altos vuelos.
Los riesgos de volar
Susana González Tejón
Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria.
EAP Raval Sud. Barcelona.
PUNTOS CLAVE
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Un 5% de los viajeros que se desplazan en avión son
enfermos ambulatorios.
La primera causa de muerte durante el vuelo son las complicaciones cardíacas (65%); le siguen las neoplásicas
(9%) y las respiratorias (7%).
La aparición de problemas médicos depende de las características fisiopatológicas del pasajero y de su susceptibilidad hacia factores presentes en la cabina del avión.
La cabina se presuriza artificialmente a una presión
atmosférica menor a la existente a nivel del mar y equivalente a la que encontramos a una altitud de 1.8292.438 m.
La presión parcial de oxígeno dentro de la aeronave se
reduce y equivale a respirar una FiO2 del 15% a nivel del
mar, complicando ciertos estados de hipoxia basal.
A medida que el avión asciende, la presión barométrica
disminuye y los gases corporales atrapados se expanden
hasta un 30% de su volumen inicial.
Antes del viaje deben conocerse los antecedentes patológicos del paciente, indagando en los problemas médicos
que puedan empeorar por las condiciones del vuelo.
La presencia de enfermedad cardiovascular y/o respiratoria puede constituir una contraindicación relativa o absoluta para el viaje en avión.
En gestantes, a partir de la semana 36, o de la 32 en
embarazos múltiples, se recomienda evitar viajar en
avión.
Es evidente la relación entre vuelos de larga duración y la
aparición de trombosis venosa, agravada por determinados
factores de riesgo.
aeropuertos gestionados por AENA (Aeropuertos Españoles y
Navegación Aérea), durante 2007 embarcaron más de 200 millones de pasajeros, un 8% más respecto al 20061. Un 5% de estos
viajeros son enfermos ambulatorios con algún problema médico de base y muchos desconocen que su enfermedad puede
descompensarse durante el vuelo. Según datos de la IATA
(International Air Transport Association), las complicaciones
respiratorias suponen la tercera causa reconocida de muerte en
el avión (7%), después de las de origen cardíaco (65%) y neoplásico (9%).
El médico, frente al paciente-viajero, además de las recomendaciones sobre vacunación, profilaxis y exposición a determinados riesgos según el destino, debe conocer el medio de
transporte. En el caso del avión, los principales problemas
médicos que pueden darse dependen de las características
fisiopatológicas del pasajero y de su susceptibilidad hacia
determinados factores presentes en la cabina del avión.
FACTORES PRESENTES EN LA CABINA
DEL AVIÓN: ASÍ VIAJAMOS
El viaje se inicia al salir de casa y con él el estrés, las aglomeraciones del aeropuerto, las largas distancias en la terminal,
los controles de seguridad, el desfase horario, etc.
La mayoría de los aviones comerciales vuelan entre 5.000 y
12.000 m de altura, con una velocidad de crucero de unos
1.000 km/h. Son presurizados artificialmente mediante un sistema de presurización isobárico (a partir de cierta altitud se
mantiene una presión constante). Así, la presión atmosférica
dentro del avión es inferior a la que encontramos a nivel del
mar (equivalente a la presión existente a altitudes entre 1.829
y 2.438 m).
En los últimos años, el tráfico aéreo se ha incrementado
progresivamente, así como los vuelos a larga distancia, el
número de pasajeros por vuelo y la edad de éstos. Así, cada vez
viajamos más, más lejos y más acompañados. Según la OMT
(Organización Mundial del Turismo) más de 800 millones de
turistas viajaron en 2006 (el 45% en avión) y se espera que el
número anual de pasajeros se duplique entre 2006-2020. En los
Como consecuencia, se reduce también la presión parcial de
oxígeno, que equivale a respirar una FiO2 del 15% a nivel del
mar, lo que puede inducir una hipoxia sintomática en indivi-
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duos con cierto grado de hipoxemia basal (enfermedad pulmonar, cardiovascular, anemia, etc.).
A medida que se asciende, la presión barométrica disminuye y los gases corporales se expanden (ley de Boyle). En la cabina, a una altitud de 2.438 m, su volumen aumenta un 30%. Al
descender, el aumento de presión hace que se contraigan. Estas
variaciones tienen consecuencias cuando los gases están retenidos (oído, senos paranasales, bullas, etc.).
La temperatura baja unos 2 °C por cada 300 m de altitud,
por lo que el aire de los aviones debe calentarse. Este aire tiene
un bajo contenido en humedad (5-15%) y esto puede causar
sequedad cutánea y molestias oculares, orales y nasales. La
concentración de ozono ambiental también resulta irritante
para las mucosas. El aire es filtrado mediante filtros similares a
los utilizados en los quirófanos (retienen partículas en suspensión, bacterias, hongos e incluso virus) y se renueva entre 15 y
20 veces por hora.
El espacio limitado entre los asientos reduce las opciones a
moverse y caminar por la cabina. La inmovilidad origina edemas, calambres y favorece el desarrollo de trombosis venosa
profunda2.
Otro aspecto es el efecto que el desfase horario ejerce sobre
el viajero (síndrome del jet lag). Si el viaje atraviesa muchos
husos horarios genera estrés, fatiga, irritabilidad, se alteran los
hábitos de sueño, la eliminación de agua, etc. Las alteraciones
del ritmo circadiano pueden conducir a episodios cardíacos y
hay que tener en cuenta que algunas pautas terapéuticas
deben ser modificadas (p. ej., la insulina en diabéticos).
EVALUACIÓN DE LA SALUD
DEL PACIENTE-VIAJERO
Antes del viaje deben conocerse los antecedentes patológicos, indagando sobre todo en los problemas médicos que puedan agravarse por las condiciones del vuelo. Conocer el aeropuerto de destino permite valorar, según su altitud y latitud, el
riesgo de hipoxia, jet-lag, etc. Es interesante preguntar sobre
antecedentes de patología cardiovascular, respiratoria, alteraciones hematológicas (anemia, trombocitosis e hipercoagulabilidad), enfermedades neurológicas (epilepsia, problemas de
movilidad, ictus), cirugía reciente (abdominal, ocular, otorrinolaringológica, odontológica, etc.), exploraciones endoscópicas
recientes, problemas psiquiátricos (fobias, psicosis, ansiedad o
miedo a volar), diabetes mellitus, procesos infecciosos agudos,
sinusitis, otitis, patología descompresiva (buceadores), etc.
Tener en cuenta el estado de gestación, edad avanzada o pasajeros pediátricos.
Si el paciente está médicamente estable y no existen contraindicaciones, se deben describir sus necesidades específicas
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para el viaje: oxigenoterapia o CPAP (presión positiva en vía
aérea) durante el vuelo, administración de medicación pautada y la indicación de vacunas o tratamientos profilácticos
según el destino. Es recomendable contactar con la compañía
aérea para notificar algunas de estas necesidades: oxígeno
medicinal, dieta específica, traslado por limitación de movilidad, etc. (tabla 1).
Tabla 1
Contraindicaciones médicas generales para viajar en avión
Contraindicaciones cardiovasculares
• Angina inestable
• Infarto de miocardio sin complicaciones (primeras 2-3 semanas)
• Hipertensión arterial no controlada o riesgo de crisis
• Valvulopatías descompensadas y sintomáticas
• Arritmias ventriculares o supraventriculares no controladas
• Insuficiencia cardíaca congestiva descompensada
• Vuelo después de exposición a hiperpresión (buceo)
• Intervención para bypass coronario (uno o más vasos), esperar
de 15 a 30 días
• Síndrome de Eissemerger
Contraindicaciones respiratorias
• Neumotórax reciente no drenado
• Neumomediastino
• Enfisema y enfermedad bullosa
• Asma persistente grave con mal control
• Embolia pulmonar
• Tuberculosis pulmonar activa
• Síndrome agudo respiratorio grave
• Enfermedad pulmonar obstructiva crónica moderada-grave
• Oxigenoterapia domiciliaria o soporte ventilatorio
• Comorbilidad que conduzca a hipoxemia
Contraindicaciones hematológicas
• Anemia con hemoglobina < 8,5 g/dl
• Anemia falciforme sintomática
• Síndromes de hipercoagulabilidad
Contraindicaciones neurológicas y psiquiátricas
• Epilepsia
• Crisis de agitación
• Patología psiquiátrica grave no estable
• Presión intracraneal incrementada debido a hemorragia,
traumatismo o infección
Contraindicaciones oftalmológicas
• Desprendimiento de retina hasta 1 mes tras la intervención
• Glaucoma sin control médico
Contraindicaciones en otorrinolaringología
• Procesos virales, bacterianos, alérgicos y vasomotores que alteran
la permeabilidad de la trompa de Eustaquio
• Otitis media y sinusitis agudas o crónicas en fase sintomática
• Intervenciones quirúrgicas de oído medio e interno
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Tabla 1 (cont.)
Contraindicaciones médicas generales para viajar en avión
Contraindicaciones ginecológicas y obstétricas
• Para embarazos simples, se permite volar hasta el final
de la semana 36
• Para embarazos múltiples, se permite volar hasta el final
de la semana 32
• Amenaza de aborto o parto prematuro
• Recién nacido de menos de 7 días
• Puerperio (una semana después del parto)
Contraindicaciones digestivas
• Úlcera péptica que haya generado ingreso hospitalario
en los últimos 3 meses
• Hemorragia digestiva activa
Contraindicaciones quirúrgicas
• Cirugía abdominal en las últimas 2 semanas
• Cirugía torácica en las últimas 3 semanas
• Introducción forzada de aire en alguna cavidad corporal
con fines diagnósticos durante la última semana
• Colocación reciente de prótesis metálicas
Contraindicaciones en traumatismos
• Traumatismos torácicos graves con repercusión sobre
la respiración
• Hematoma extradural
• Fractura de raquis
• Politraumatizados durante las primeras 2 semanas
tras el accidente
Otras
• Enfermedades transmisibles o con capacidad de contagio
• Limitaciones de la movilidad (evaluar necesidades
individualmente)
•
•
•
•
•
Asma persistente grave.
Fibrosis quística.
Tuberculosis pulmonar.
Riesgo de sufrir una enfermedad tromboembólica venosa.
Cuando se precisa un soporte ventilatorio u oxígeno3.
Los parámetros que pueden facilitar esta evaluación, disponibles en atención primaria son:
•
•
•
•
La saturación de la oxihemoglobina (pulsioximetría, SpO2).
La gasometría arterial.
La espirometría forzada.
La «prueba de la caminata» (capacidad de caminar 50 m o
subir un piso de escaleras a buen paso sin paradas ni presentar disnea).
Para detectar pacientes con riesgo de hipoxemia grave
durante el vuelo, se consideran los valores obtenidos: mediante pulsioximetría o gasometría arterial basal.
• Si PaO2 > 70 mmHg o una SpO2 > 95%: no es probable la
hipoxemia en vuelo.
• Si PaO2 < 70 mmHg o una SpO2 < 93%, si el volumen espiratorio forzado en el primer segundo (FEV1), la capacidad
vital forzada (FVC) o la capacidad de transferencia de monóxido de carbono (TLCO) son menores del 50% de su valor de
referencia o si existen otros factores de riesgo adicionales, se
debería realizar una estimación de la hipoxemia en vuelo.
• Si durante el vuelo se estima una PaO2 < 50 mmHg, se recomienda suplemento de oxígeno.
Las recomendaciones según las distintas patologías se describen en la tabla 2.
Oxigenoterapia en el avión
Hay que tener en cuenta que la aerolínea, el capitán y la tripulación del avión pueden denegar el permiso de viajar al
pasajero si se considera que existe un riesgo para él mismo o
para el resto del pasaje y la tripulación.
CARACTERÍSTICAS FISIOPATOLÓGICAS
DEL PACIENTE-PASAJERO
Según datos de IBERIA, unas 2.000 personas/año requieren
suplementación de oxígeno en vuelo. No se les permite subir a
bordo su equipo de oxígeno ni usar el oxígeno de emergencia
del avión (sólo indicado en situación de despresurización de la
cabina) y precisan autorización médica para viajar (cumplimentar el impreso INCAD/MEDIF)3-5.
• EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica) moderada
o grave.
En el avión, el oxígeno se administra mediante mascarilla
a flujos de 2 o 4 l/min. Suele ser una prestación que paga el
viajero y la aerolínea puede exigir un acompañante. También
es posible utilizar un equipo de CPAP o ventiladores. En este
caso, el paciente lleva su propia máquina (con baterías). En
general, para el CPAP no se exige acompañante, pero sí para
los pacientes con ventilación mecánica. No obstante, dada la
disparidad existente, es recomendable que el paciente
conozca directamente los criterios establecidos por la compañía.
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Pasajeros con patología respiratoria
Suponen el 11% de las urgencias desarrolladas en vuelo. La
SEPAR (Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica)
aconseja la evaluación clínica previa a un viaje en avión del
paciente con:
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Tabla 2
Causas orgánicas
Patología
Evaluación previa al viaje
Recomendaciones durante el vuelo
EPOC
EPOC moderada-grave: comprobar estabilidad clínica, optimizar
tratamiento y realizar gasometría arterial y espirometría previa
al viaje. Si no está estable, se contraindica el viaje
•
•
•
•
Fibrosis quística
y bronquiectasias
Indicar oxigenoterapia según la prueba de simulación hipóxica,
la situación clínica y el grado de obstrucción
Patología
restrictiva
Indicar suplemento de oxígeno si hay riesgo de hipoxia
Si precisa ventilación mecánica, llevar el aparato durante
el vuelo
SAHS
Si es grave, llevar aparato de CPAP con baterías
Asma
En asma grave, con frecuentes exacerbaciones y crisis graves, no se
aprobará el viaje si no presenta estabilidad y buen control
Cancer de pulmón
Los tumores pulmonares primarios o metastásicos no contraindican
el vuelo. Importante tratar el dolor
•
•
•
•
•
Enfisematosos
(enfisema, bullas
y neumotórax)
En neumotórax, enfisema mediastínico y subcutáneo está
contraindicado volar
El neumotórax intervenido y el derrame pleural drenado requieren
2-3 semanas de evolución (asegurar reexpansión del pulmón)
para volar. En el neumotórax con drenaje, es la compañía aérea
la que decide la posibilidad del viaje, previa valoración por
especialista
La enfermedad bullosa debe evaluarse por el riesgo
de neumotórax
Traumatismos
y cirugía torácica
La fractura costal sin daño pulmonar no contraindica el vuelo
En insuficiencia respiratoria aguda secundaria a contusión
pulmonar, aplazarlo hasta que se resuelva
Se aconseja no volar hasta 2 semanas después
de la intervención
Insuficiencia
respiratoria
crónica
Tener en cuenta la duración total del viaje, aspectos logísticos
(necesidad de oxígeno, necesidad de cargar baterías, etc.) altitud
del aeropuerto de llegada, etc. En pacientes con oxígeno
domiciliario se recomienda aumentar el flujo de oxígeno entre
1-2 l durante el viaje
•
•
•
Llevar informe de la situación clínica
Sentarse en una zona de no fumadores
Evitar el consumo de alcohol
Mantener la movilidad durante los vuelos
de larga duración, salvo si requieren oxígeno
Si precisa oxígeno, utilizarlo también
en los desplazamientos por el avión
(con alargadera)
Realizar medidas profilácticas ante el riesgo
de enfermedad tromboembólica
Llevar la medicación (especialmente los
inhaladores de rescate) en el equipaje
de mano
Emplear cámaras espaciadoras en lugar
de nebulizadores
Si precisa CPAP en el vuelo, llevar una
batería, que deberá apagar antes de aterrizar
Los pacientes que precisen un ventilador
deben tolerar desconexiones transitorias
(despegue y aterrizaje)
La necesidad de oxígeno o cualquier otro tipo
de asistencia médica debe ser comunicada al
realizar la reserva, 48 h antes del vuelo
Si es preciso, se debe gestionar con el servicio
médico de la compañía la asistencia necesaria
para el traslado del enfermo dentro del
aeropuerto
EPOC, enfermedad pulmonar obstructiva crónica; SAHS, síndrome de apnea-hipoapnea durante el sueño; IRC, insuficiencia respiratoria crónica; CPAP, presión positiva en vía aérea.
Pasajeros con problemas cardiovasculares
miocárdica de oxígeno, lo que puede llevar a la descompensación4,6,7.
Los pacientes cardiópatas compensan la hipoxia mediante
hiperventilación. La respuesta cardíaca primaria consiste en
aumentar la frecuencia cardíaca, incrementando la demanda
Las recomendaciones según las distintas patologías se describen en la tabla 3.
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Tabla 3
Patología cardiovascular y viajes en avión
Patología
Evaluación previa al viaje en avión y recomendaciones durante el viaje
HTA
Es preciso un buen control de las cifras tensionales, y se recomienda llevar la medicación en el equipaje de mano
Valvulopatía
La enfermedad valvular sintomática es una contraindicación relativa. Según la gravedad de los síntomas, función
ventricular izquierda y la presencia de hipertensión pulmonar, se puede contraindicar un viaje
Ictus
Intentar la recuperación clínica y funcional del paciente, que debe permanecer estable antes de viajar
Trombosis venosa
profunda
Relación entre vuelos de larga duración y trombosis
venosa
Cuando la duración del vuelo es el único factor
de riesgo para la trombosis venosa, no es preciso
realizar profilaxis
Si hay otros factores de riesgo añadidos,
se recomendará el uso de medias de compresión
ascendente, en general por debajo de la rodilla
y profilaxis con dosis única de heparina de bajo peso
molecular 2-4 h antes del vuelo8
Según resultados del estudio WRIGHT de la OMS, en las
8 semanas siguientes a un vuelo de más de 4 h de
duración, el riesgo de trombosis aumenta entre dos
y tres veces
Se desaconseja el uso de ácido acetilsalicílico como
medida profiláctica para la enfermedad trombótica
del viajero
Marcapasos
No son contraindicación para viajar
Factores de riesgo para el desarrollo de enfermedad
tromboembólica venosa en vuelos de larga duración:
• Cirugía mayor reciente
• Fracturas e inmovilizaciones recientes con escayola
de extremidades inferiores y/o inmovilización reciente
por enfermedades médicas
• Trombofilia congénita
• Trombosis venosa previa, especialmente idiopática
• Neoplasias
• Síndrome antifosfolípido
• Ancianos
• Obesidad
• Anticonceptivos orales, tratamiento hormonal sustitutivo,
tamoxifeno
• Embarazo y puerperio
• Otros: policitemia vera, trombocitosis, enfermedad
inflamatoria intestinal, lupus eritematoso, etc.
HTA, hipertensión arterial.
Infecciones
Los vuelos comerciales son un entorno apropiado para la
expansión de patógenos transportados por pasajeros o por el
personal de vuelo. La utilización de filtros y la renovación del
aire reducen el riesgo de infección.
Tuberculosis
La transmisión desde personas bacilíferas es más frecuente
en vuelos de más de 8 h.
La presencia de tuberculosis pulmonar activa no tratada
contraindica el viaje en avión. En pacientes seronegativos frente al virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) es necesario
realizar tratamiento antituberculoso efectivo durante al menos
2 semanas. En pacientes con serología VIH positiva se deberían
exigir tres tinciones de esputo negativas o un cultivo de esputo negativo durante la realización del tratamiento.
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SARS (síndrome agudo respiratorio grave)
y fiebre aviaria
La sospecha o el diagnóstico de presunción de la infección
contraindican el vuelo y obliga a iniciar medidas de aislamiento preventivo y de confirmación diagnóstica.
Pasajeros con problemas otorrinolaringológicos
En los vuelos comerciales, los cambios de presión pueden ser
rápidos e intensos, sobrepasando la capacidad equipresora de
la trompa de Eustaquio y produciéndose un barotraumatismo.
Cuando el avión asciende los gases atrapados en el oído medio
se expanden y el tímpano se abomba hacia fuera produciendo
dolor. En el descenso ocurre lo contrario y el tímpano se retrae.
La aerotitis está favorecida por lesiones que estrechan la
trompa o producen mala ventilación (tabique nasal desviado,
hipertrofia amigdalar, etc.). Pero pueden darse en personas sin
problemas tubáricos.
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Maniobras como bostezo forzado, deglución y maniobra
de Valsalva (espiración forzada con boca y nariz cerradas)
facilitan la permeabilidad de la trompa. Estas maniobras son
difíciles de realizar por los niños, por lo que pueden presentar molestias en el descenso con más frecuencia que los
adultos.
Del mismo modo, en los senos paranasales (70% senos frontales) los problemas inflamatorios u obstructivos pueden causar dolor frontal, maxilar o incluso hemorragia.
En episodios psicóticos recientes, es preciso que el paciente
esté estable, con tratamiento y que vaya acompañado. El uso
de sedación para viajar no está indicado y puede sancionarse.
Pasajeros con alteraciones hematológicas
Es contraindicación relativa a volar la anemia aguda o crónica con hemoglobina inferior a 8,5 g/dl. Otras alteraciones
hematológicas (trombocitosis, drepanocitosis, otras hemoglobinopatías) deben ser evaluadas por el hematólogo.
Pasajeros con problemas oculares
Pueden tener molestias, a causa de la baja humedad de la
cabina, los pasajeros portadores de lentillas o aquellos afectados por el «síndrome de ojo seco» (usar colirios humectantes y
lágrimas artificiales).
La cirugía del desprendimiento de retina puede incluir el uso
de gas intraocular; en ese caso, se desaconseja volar hasta que
éste no se haya reabsorbido (1-2 semanas).
Pasajeros con problemas abdominales
Las molestias digestivas por expansión de gases gastrointestinales son poco relevantes, pero la introducción de gas en el
organismo de forma iatrogénica (poscirugía) puede causar
dehiscencia de suturas, sangrado, etc. Se aconseja retrasar el
viaje 1-2 semanas.
Las bolsas colectoras (sondas urinarias o colostomía) se
deben cambiar más a menudo o usar otras más grandes para
evitar problemas por la expansión de gases. Por el mismo motivo, los balones neumáticos de las sondas se deben rellenar con
agua o suero.
Pasajeros con patología neurológica
Raramente constituye una contraindicación para el vuelo.
La epilepsia debe valorarse y las secuelas neurológicas de
accidentes vasculares o enfermedad neuroquirúrgica se evaluarán individualmente (retrasar el vuelo hasta lograr recuperación funcional).
Pasajeros con consideraciones especiales
Diabéticos
Deben viajar con su «bolígrafo» de insulina y su glucosímetro
y tener en cuenta la diferencia horaria con el lugar de destino
para ajustar el tratamiento con insulina (pauta de insulina rápida cada 6 h mientras dure el viaje). Es aconsejable poner en
conocimiento de la compañía aérea las necesidades de una dieta
específica y llevar algún suplemento para evitar hipoglucemias9.
Embarazo
Muchas aerolíneas imponen restricciones:
• Después de la semana 28 de embarazo se debe llevar un
informe confirmando embarazo normal y fecha esperada de
parto.
• Para embarazos simples, se permite volar hasta el final de la
semana 36.
• Para los múltiples, hasta el final de la semana 32.
• En el embarazo con complicaciones se requiere autorización
médica, y no se recomienda volar a gestantes con problemas
obstétricos o con riesgo de parto prematuro o aborto espontáneo.
Hay que tener en cuenta que el embarazo se ha asociado a
un incremento en el riesgo de enfermedad tromboembólica
(tabla 3).
Buceadores
Pasajeros con problemas psiquiátricos
Los trastornos psiquiátricos agudos (fobia a volar, ansiedad,
psicosis) pueden suponer un riesgo. Deben valorarse la fobia a
volar y la claustrofobia y si se supone un aumento de la ansiedad, puede prescribirse un ansiolítico.
Està contraindicado volar en las 12 h posteriores a la realización de actividades de buceo con bombona. Si fueron inmersiones repetidas o se precisó descompresión, no se recomienda
volar en las 24 h siguientes. Es contraindicación absoluta la
enfermedad descompresiva o el diagnóstico de síndrome de
sobrepresión pulmonar.
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SEGURIDAD, SALUD Y VIAJES EN AVIÓN
Debido al incremento en la seguridad en aeropuertos y
aeronaves se han intensificado los controles en el transporte
aéreo de líquidos y de objetos punzantes en cabina. Esto puede
ocasionar problemas a pasajeros que precisan heparina, insulina, etc. Los medicamentos, incluso los líquidos, están exentos
de la norma y se permite llevarlos en el equipaje de mano.
Deben identificarse separadamente, con un informe, en los
controles de seguridad.
Del mismo modo, los pasajeros portadores de prótesis metálicas, marcapasos o desfibriladores internos pueden verse afectados por los campos magnéticos. Los nuevos modelos de marcapasos están protegidos frente a las interferencias con los sistemas de seguridad, pero pueden activar la alarma de seguridad, por lo que se recomienda llevar un certificado médico.
nimación cardiopulmonar básica y solventar diferentes problemas médicos. Además, disponen de sistemas para contactar con expertos médicos en un centro de respuesta situado
en tierra.
BIBLIOGRAFÍA
La tripulación de cabina está entrenada para usar los
equipos de primeros auxilios, realizar las maniobras de rea-
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Disponible en: http://www.bma.org.uk/health_promotion_ethics/ transport/Flying.jsp
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EQUIPO MÉDICO EN EL INTERIOR DEL AVIÓN
Se exige a las aerolíneas disponer de un equipamiento
médico mínimo en los aviones. El material incluye:
• Uno o más botiquines de primeros auxilios (para su uso por
la tripulación).
• Un botiquín médico (de uso médico) para emergencias
durante el vuelo. Algunas aerolíneas también llevan un desfibrilador externo automático (DEA).
• Botellas portátiles de oxígeno para uso en emergencias.
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