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Dra. Joaquina Pérez Villalobos: “Queremos que el reencuentro de
la XIII Promoción de Medicina nos sirva para ponernos al día y
para no perder el contacto en el futuro”
Joaquina Pérez Villalobos trabaja en el Centro de Salud de Aljucer. En su
currículum, la especialidad de Pediatría, y entre sus recuerdos, los días que pasaba
escondiéndose tras un aparato de Rayos X en la consulta de su abuelo, las
jeringuillas enormes que resultaron ser para lavados óticos y no para ponérselas al
que no comía y las tardes que pasaba imaginando a los médicos como magos
capaces de saber lo que ocurría dentro del cuerpo con sólo asomarse por un
agujero a tu estómago. Forma parte del grupo de compañeros de la XIII Promoción
de Medicina que, con motivo de su XV aniversario, se reunirá el próximo sábado 2
de junio en el Hotel Silken 7 Coronas de Murcia para conmemorar esta fecha
1. ¿En qué consiste y cuál es el objetivo de este encuentro?
La celebración consiste en un cóctel de bienvenida y un tiempo para el
reencuentro, con cena y baile. Tendremos proyección de fotografías de distintas
etapas de la carrera, y hemos previsto algunas sorpresas más, que nos reservamos
hasta que llegue el momento. Queremos que este encuentro nos sirva para
ponernos al día, para no perder el contacto en el futuro y seguir planeando
actividades.
2. En un cuarto de siglo, ¿cómo ha evolucionado la Profesión?
Tras 25 años, aspectos muy importantes se han visto modificados, como la
informatización de las consultas y hospitales, que han cambiado en enfoque de
nuestra actividad. Además, nosotros comenzamos tratando personas enfermas y
ahora trabajamos mucho la prevención. Los médicos también nos hemos
convertido en gestores de recursos y mediadores en conflictos personales.
3. ¿Cómo recuerda los años de Facultad?
Con cariño y añoranza, aunque había que estudiar en serio. Pasábamos
muchas horas de laboratorio, microscopio y sala de disección. Las prácticas en el
hospital nos dejaban poco tiempo libre, pero eran más que emocionantes.
Recuerdo que no contábamos con la informática, como los alumnos de ahora, por
lo que nos organizábamos con “comisiones de apuntes” para poder dar abasto.
4. ¿Qué ha sido lo mejor de estudiar Medicina?
Lo mejor para mí ha sido poder estudiar lo que quería, y poder vivir de ello. En
los momentos de cansancio o desánimo, es importante saber que estoy haciendo
lo que quiero y lo pude elegir.
5. ¿Y lo peor?
Sin duda, la pérdida de un paciente o la impotencia de no poder curarlo, y
creo que es especialmente amargo en mi especialidad, ya que soy pediatra.
También nos duele la falta de reconocimiento a nuestro esfuerzo, tanto por parte
de la Administración, como por los propios pacientes o familiares.
6. ¿Alguna anécdota difícil de olvidar?
Recuerdo los desmayos de los compañeros en las prácticas de extracción de
sangre, o en el paritorio, o una mano que acabó en el bolso de una compañera
en vez de en la sala de disección… Durante los viajes, quedaban al descubierto
habilidades insospechadas, como la de un compañero que casi hace saltar la
banca en el Casino de Montecarlo.
7. 25 años después, ¿volvería a elegir esta titulación?
Supongo que sí, aunque a veces he pensado que me he perdido cosas
interesantes de otras carreras o que podría haber vivido con más relajación si
tuviera una profesión que requiere menos dedicación.
8. ¿Qué le diría a todos esos estudiantes y recién licenciados que quieren ser
médicos en estos tiempos de crisis tan complicados?
Lo mismo que le digo a mis dos hijas, que estudian Medicina. Que aprovechen
todas las oportunidades de formación, que adquieran todas las habilidades y
competencias que les brinda la Universidad y que vivan plenamente la vida en la
Facultad. Pero, sobre todo, que se desarrollen como buenas personas
preocupadas por sus compañeros y pacientes. Es muy triste ver a un médico con
gran capacitación técnica que ha perdido la esencia de su Profesión, y que no se
para a considerar que delante tiene una persona, y no un caso.
En cuanto a la crisis, tenemos que tener claro que son periódicas y que no se
puede mirar al futuro con miedo, sino con la responsabilidad que se exige a un
estudiante de Medicina, que se prepara aspirando a la excelencia, como
profesional y como persona.