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cALidad Reporte y análisis de eventos adversos: la necesidad de estructurar sus relaciones n Carlos A. Kerguelén B. Médico cirujano de la Universidad del Norte. Master of Arts in Health Management Planning and Policy de la Universidad de Leeds (Inglaterra). Cuenta con certificaciones internacionales como Patient Saffety Officer por el Institute for Healthcare Improvement (Boston, Estados Unidos), Human Factors Engineering (Universidad de Michigan), Human Factors Analysis and Classification Systems (HFACS/HFIX), Weigmann, Shapell and Associates. Contexto de la discusión centro de gestión hospitalaria | víasalud | número 52 | julio de 2010 Contexto de la organización El hablar de seguridad de pacientes en el contexto de una organización de salud implica generar varias medidas que van desde la prevención o minimización de fallas que conlleven la aparición de eventos adversos (EA) hasta la mitigación de las consecuencias cuando ya el hecho está instalado. De igual forma, es necesario pensar en medidas macroorganizacionales, incluso acciones de nivel micro, normalmente ejecutadas por las personas de la organización en su rutina diaria (y no necesariamente teniendo un paciente enfrente). Dentro de los tantos elementos que se discuten desde hace varios años en este tema de seguridad de los pacientes se encuentran particularmente dos: 8 primero, cómo la organización identifica que algo negativo pasó con el estado de salud del paciente (el EA) o qué pudo haber pasado, pero que no llegó a mayores (el caso de los incidentes1). Segundo, identificar y entender cuál o cuáles fueron las causas que originaron las anteriores situaciones. La razón de dicha discusión se cae de su propio peso: así como es importante conocer cuándo se presenta un Evento Adverso (es decir, qué pasó), lo es igualmente entender, dentro de un contexto de mejoramiento de la calidad organizacional, por qué se produjo (por qué pasó). Por contera se entiende que dicho mejoramiento busca minimizar la ocurrencia de un futuro EA por las mismas causas relacionadas con el actual. Un elemento tangencial de toda esta discusión —especialmente planteado en la última parte del párrafo anterior—, que si bien no es el objeto central del artículo sí es necesario dejarlo claro, es que los programas organizacionales de seguridad de pacientes deben enfocarse en la minimización del riesgo de los procesos de atención y no centrarse en esperar que los EA ocurran para gestionarlos y hacer de estos el centro de la atención de toda la organización. Dicho de otro modo, si bien es posible que nunca se eliminen los EA y que hay que seguirlos identificando y gestionando, la mirada de la organización debe ser la búsqueda incesante de las pequeñas, pero casi siempre numerosas causas, que terminan generando un EA o un incidente. La anterior idea es importante por dos razones: la primera, porque es bastante común ver cómo organizaciones de salud, al diseñar sus políticas y programas de seguridad de pacientes, le dan una prelación a los EA dentro de sus objetivos, haciendo casi que el eje central de toda la política y sus objetivos sea identificarlos y manejarlos. Que no se entienda entonces que la posición de este artículo y su autor es decir que no se trabaje sobre los EA. Hay que trabajar sobre ellos, hay que buscarlos y manejarlos, pero no centrar todos los esfuerzos en estos. De hecho, la misma definición de seguridad contemplada en el Decreto 1011 de 2006 apunta hacia la minimización de riesgos como su eje central. Una forma de explicar lo anterior es a través del Gráfico 1 (1). Tal y como se presenta en el Gráfico 1, el punto más bajo de un sistema seguro es la aceptación del riesgo residual, que en otras palabras no implica más que aceptar que se convive con las fallas y que en el momento en que se presente un accidente2 (para el caso de salud un EA) se gestiona ese caso. De ahí hacia arriba se empiezan a usar otros tipos de intervenciones seguras y se llega casi al culmen de la seguridad cuando uno incide en los riesgos del sistema. La segunda razón es la preponderancia que se les está dando a los sistemas de reportes como ese elemento estructural dentro del programa de seguridad organizacional que, al parecer, va a solucionar los problemas para identificar que algo malo está pasando. No es infrecuente observar cómo en muchas organizaciones de salud, al preguntárseles si ya tienen diseñado y en operación un programa Gráfico 1 de seguridad de pacientes, se obtenga una respuesta centrada en cómo se diseñó y puso en marcha un sistema de reportes. Secuencia de seguridad en sistemas complejos Más confiable Elimine la falla Diseños para minimizar el riesgo o falla Dispositivos y máquinas con controles inteligentes Dispositivos y máquinas con alarmas Controles y procedimientos administrativos Entrenamiento de personal, concientización y conocimiento Acepte un riesgo residual Menos confiable Fuente: Baker y colaboradores (1). Una mirada a los sistemas de reportes Un primer argumento es qué tan adoptados están los sistemas de reportes en los hospitales. En un estudio (2) de 2.050 hospitales encuestados (1.659 respondieron) en Estados Unidos, se encontró que entre el 94% y el 98% tenían sistemas centralizados de reportes de EA. No obstante, y excepción hecha de las enfermeras (98%), el porcentaje de hospitales que reportaba su uso por otro tipo de profesión sólo llegaba al 38%. De especial cuidado son las cifras de los médicos, que están sólo entre el 1% y el 2%. De esta manera, el tener sistemas de reportes no implica que la gente los use. En otro estudio, en seis hospitales australianos (3), se encontró que el empleo de los sistemas de reportes tampoco era el mejor, aunque con cifras menos dramáticas. Sin embargo, siguen existiendo diferencias considerables entre las enfermeras y los médicos. Así es como el 99% de las enfermeras conocen el sistema de reporte, frente al 93% de los médicos; pero los porcentajes de uso de estos sistemas sólo alcanzan el 89% y el 64%, respectivamente. El estudio de Morimoto y colaboradores da cuenta de los porcentajes de efectividad de diversos mecanismos de identificación de EA (4). En este se comparan la identificación de los EA medicamentosos (EAM) a través de varios métodos de detección: herramientas indicio, reportes voluntarios y búsqueda activa a través de revisión de historias clínicas. Un primer dato interesante de este estudio es que da cuenta de la efectividad individual de cada método. Así fue como las herramientas indicio detectaron el 45% de todos los EAM; la revisión de historias clínicas, el 65%, y los reportes voluntarios, Gráfico 2 Comparación de métodos de detección de eventos adversos 1% Herramienta indicio 12% Reportes voluntarios Revisión de historias clínicas Fuente: Morimoto y colaboradores (4). sólo el 4%. Más impactante aún fueron los datos de las superposiciones de los métodos en identificar el mismo EA. En el Gráfico 2 puede verse dicha superposición. Los datos de este estudio demostraron que la superposición de los métodos de herramientas indicio y revisión de historias clínicas sólo daba cuenta del 12% de los EAM, es decir, que únicamente 12 de cada 100 EAM podían ser encontrados en los dos sistemas al mismo tiempo. Si se trataba de superponer los tres métodos, sólo se podía encontrar el 1%. Otro estudio, el de Silas y Tibballs (5), analiza la detección de EA a través de la comparación de métodos —en este caso, los reportes voluntarios frente a un sistema llamado sistemático (que incluye la verificación y entrevista al personal)— y encontró que de 524 EA identificados por ambos métodos en conjunto, este último método identificó el 77%, y los reportes, el 32% 3. Lo interesante de este estudio es que sólo el 9% de los EA fueron identificados por los dos métodos. Sin querer asumir que la muestra de resultados de pocos estudios constituye una exhaustiva revisión de la literatura o que las conclusiones son generalizables, se resalta la existencia de hallazgos que, por lo menos, suponen que los sistemas de reporte no son los métodos más efectivos para identificar EA e incidentes en una organización de salud. Ahora bien, esto tampoco significa que no se deba promover dichos sistemas en los hospitales; sólo que hay que promoverlos y conjugarlos con otros mecanismos de identificación, amén de complementarlos con otros mensajes dirigidos a una cultura de justicia, tal y como se verá en la siguiente sección. Razones de no reporte Algunos podrían suponer que la solución para que el personal reporte es hacer obligatoria esta práctica. 9 centro de gestión hospitalaria | víasalud | número 52 | julio de 2010 Nuevamente, ni el artículo ni el autor están en contra de que se ponga en funcionamiento un sistema de reporte para que la gente voluntariamente (o si las directivas deciden volverlo obligatorio) envíe, por cualquier mecanismo diseñado para tal fin, sus reportes. Es necesario plantear en este punto cuán efectivos son los sistemas de reporte para la identificación de los EA. calidad Tabla 1 Pero tal y como lo menciona Helmreich: “Los hallazgos sugieren que el éxito de un sistema de reporte está determinado por las actitudes y percepciones de los profesionales y técnicos de la línea de frente del cuidado en salud” (6). En ese mismo estudio, basado en hospitales que tienen sistemas de reporte obligatorios, y a sabiendas de su existencia (92% del personal lo conocía), se exploró por qué la gente no usaba dicho sistema (menos del 20% dijeron haberlo usado). Las causas de por qué no pueden verse en la Tabla 1. En otro estudio similar (7), que tiene la particularidad de estar cronológicamente en los inicios de lo que podríamos llamar el movimiento de seguridad de los pacientes, se encuentra que en dos unidades de ginecoobstetricia, a pesar de que el personal médico y de enfermería sabía que existía un sistema de reporte (93%), cómo reportar (89%) y dónde encontrar la lista de qué reportar (70%), sólo se reportaba menos de una cuarta parte de los EA. En el proceso de entender por qué no se reportaban los EA se encontró, en orden de importancia: por parecerle innecesario al personal, incremento de la carga de trabajo, miedo al castigo, olvido y probabilidad de un litigio. Análisis de eventos adversos centro de gestión hospitalaria | víasalud | número 52 | julio de 2010 Habiendo expuesto a manera de ejemplo un par de estudios que dan cuenta del fenómeno del reporte, es necesario pasar a otro elemento conexo: el análisis de los reportes. Tal y como se mencionó al principio, así como es importante saber qué pasó, es igualmente importante determinar por qué pasó. En la generación de los accidentes (o pérdidas, como otros la llaman) es casi universalmente pregonada la idea de la confluencia de una serie de factores (del humano y de la organización) que intervienen en la generación del EA o del incidente, que dependiendo del autor o el área del conocimiento que uno revise toman determinados nombres. Así es como en muchas industrias se habla de fallas latentes (de la organización) y fallas activas (del humano) para clasificar dos grandes grupos de elementos que intervienen en el problema (8)4. Otros prefieren la acepción de factores contributivos o contribuyentes para referirse a lo mismo, con lo que se llega a taxonomías más o menos desagregadas de estas. 10 Por qué no se usan los sistemas de reporte % de encuestados Razón 28 No encontré ningún problema o error que fuera importante reportar 15 No creí que mi reporte pudiera resultar en ningún cambio 13 No tuve tiempo 12 No quise que nada negativo la pasara a la gente que trabaja conmigo 10 No quiero que mi nombre esté unido al reporte Esa visión de multicausalidad, donde entran a intervenir elementos que hasta ahora son desconocidos en salud (o, por lo menos, cómo inciden en la generación de un EA), hace que se necesiten nuevos y mejores sistemas de análisis. Sin embargo, y a pesar del conocimiento de esa multicausalidad, es frecuente observar mecanismos tradicionales de análisis de EA basados más en la experiencia y reputación de quien analiza, que en lo estructurado y formal de un método. De esta manera, es necesario definir cuáles son las variables, explícitas por demás, de cómo se evalúa un EA, alejándose de la postura, a veces facilista, de creer que la experticia del evaluador es criterio suficiente para adelantar dicho análisis. De igual forma, es necesario combatir la idea de que el análisis sólo debe abarcar los aspectos de decisiones o actitudes del personal involucrado en el EA. Se colige entonces la necesidad de contar con elementos metodológicos estructurados que permitan hacer un análisis profundo, ordenado y multicausal del EA reportado. Los siete momentos Al presentar una serie de argumentos de contexto, es necesario plantear dónde y cómo se integran los momentos o escenarios del reporte y análisis de los EA. Un argumento dentro de todo el proceso de reporte y análisis de los EA es que hay que saber plantear diferentes momentos de dicho proceso, cada uno con una pregunta u objetivo básico de trabajo. Para un mejor entendimiento de lo planteado: los sistemas de reportes y de análisis de EA (o los incidentes, si la organización tiene un sistema de análisis de estos) no existen en el vacío; dependen e influencian, a su vez, otros elementos de una cadena, la cual hay que abordar integralmente si uno pretende convertir los reportes en acciones tangibles de mejoramiento. Cada uno de esos momentos intenta sentar las bases para que el siguiente pueda lograr su objetivo. El Gráfico 3 describe mejor la idea que da pie a esta discusión. Los siete momentos a los que hace referencia el Gráfico 3 son: (i) convencer al personal, definir (ii) las reglas de juego y (iii) lo que la organización necesita saber, (iv) reportar, (v) analizar, (vi) responder y (vii) retroalimentar. Convencer al personal Este primer momento va directo a la cultura de la organización. La pregunta de fondo aquí es: ¿cómo convenzo al personal de la organización sobre que es sano reportar? La razón es sencilla: nadie en su sano juicio va a reportar voluntaria u obligatoriamente un EA o un incidente si antes no le han garantizado una cultura de justicia. Cuando se habla de cultura para la seguridad, es reiterativo el tema de propender por garantizar un ambiente de justicia frente a los EA. Este tema puede tener una amplia discusión, cosa que no es el objetivo de este artículo, pero de manera sencilla implica que el análisis de los EA no comienza partiendo de la base de que alguien de mala fe, o por negligencia, generó y es el único culpable del EA. Hay que darle claridad a la gente que los reportes no se usarán como elemento de castigo. Si bien hay que promover la cultura de la justicia, es pertinente puntualizar dos elementos que no pueden quedar sueltos: el primero es que existe la Gráfico 3 Definir las reglas de juego El sistema de reporte debe tener unas reglas de juego definidas y conocidas por todo el personal de la institución. El objetivo es que las personas tengan claridad sobre cómo, cuándo, dónde y para qué se van a usar los reportes. Si bien no existe una lista exhaustiva de estas reglas de juego, es útil que la gente entienda, al menos: • • • • • • • Si el sistema es obligatorio o voluntario, o una mezcla de las dos. Si los reportes serán anónimos o no. Si una vez se tengan los reportes, se generará una entrevista al que reporta o no. Si, en caso de no ser anónimo el reporte, se mantendrá en secreto el nombre del que reporta o no. Si los resultados se socializarán o no. Cuánto es el tiempo estimado para generar el reporte. Cuánto es el tiempo estimado para analizar el reporte. Definir lo que la organización necesita saber Tal y como se presentó en alguno de los estudios de por qué el personal a veces no reporta la presencia de un EA, dos de las razones de ese fenómeno fueron: por considerarlo innecesario y porque la gente desconocía qué era lo que tenía que reportar. Por ello el objetivo de este momento es definir aquello que a la vista de la organización es importante de conocer. Lo anterior puede implicar definirle a la gente cuáles son: • • • • Los eventos adversos. Los eventos adversos centinelas. Los incidentes. Las fallas (latentes y activas). Los siete momentos ¿Cómo los convenzo que reporten? Reglas del juego Definiciones básicas ¿Qué pasó? ¿Por qué pasó? ¿Cómo lo gestiono? ¿Para qué lo uso? La cultura Orientación Listados El reporte El análisis Respuesta Después de entender Fuente: elaboración propia. Este listado puede construirse a partir de elementos legales (resoluciones o decretos) o a partir de consensos internos de los trabajadores, dependiendo de los servicios que provea la organización. De igual manera, hay que explicitar la posibilidad de que existan otros elementos que, así no estén en la lista, puedan ser reportados. Hay que darle la oportunidad a la gente de reportar lo que le llame la atención o lo que crea que es importante de analizar a la luz de la seguridad de los pacientes. Otro punto importante en este momento es poder diferenciar aquello directamente vinculado con la seguridad de los pacientes de otras cosas, que aun cuando son fallas de calidad, no guardan relación con la seguridad de los pacientes. Este llamado de atención se debe a que actualmente existen listados donde se incluyen elementos que, siendo fallas de calidad (por ejemplo, insatisfacción del paciente o un robo de pertenencias), no necesariamente son fallas de seguridad, es decir, que atentan directamente sobre el estado de salud del paciente como producto de fallas en el cuidado. Hay que saber diferenciarlo y explicarle al personal de la organización que si bien es importante conocer todas las fallas, hay que buscar otros mecanismos de identificación, análisis y resolución. Reportar En este momento se presenta el fenómeno del que pasó. Aquí es donde la organización tiene conciencia de que algo malo, o por lo menos llamativo, ocurrió y que debe ser digno de ser investigado. Este momento puede utilizar múltiples metodologías, algunas ya clásicas y otras más de vanguardia. En el primer caso, tenemos las quejas de los pacientes, las auditorías de historias clínicas y los sistemas centralizados de reportes, sea por vía telefónica o por reportes escritos. Para el segundo caso se puede contar con herramientas indicio, sistemas computarizados de alertas y observaciones directas sobre los procesos de atención, bien sea a través de sistemas de tutoría o de sistemas de rastreadores (o trazadores), por ejemplo. Es bastante frecuente en nuestro medio ver los sistemas de reporte a través de formatos donde la gente describe el hecho. Por ello, tanto para el que reporta como para el que recibe el reporte es importante seguir las reglas de juego que la organización haya definido y que están contempladas (algunas) en el segundo momento de esta secuencia (reglas de juego). De igual manera, es necesario entender que no es práctico que el formato o sistema de reporte que se utilice lleve o pregunte al que reporta las causas del EA o si este fue o no involuntario. Lo fundamental es entender los grandes hitos del problema, no el análisis, que es materia del siguiente momento. Así es como en los sistemas de reportes de instituciones como el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima), en Colombia (para el caso de los reportes de farmacovigilancia); la Administración de Alimentos y Fármacos (FDA), de Estados Unidos (para dispositivos y medicamentos), o de la United States Pharmacopeia (USP), sólo se pide información acerca de los datos del paciente, las circunstancias en que ocurrieron los hechos y los datos de los medicamentos o dispositivos involucrados en el hecho. 11 centro de gestión hospitalaria | víasalud | número 52 | julio de 2010 posibilidad de que el EA haya sido causado por una negligencia o una violación del personal frente a una norma; pero eso sólo se sabrá luego del análisis y habrá que actuar acorde con la violación. Lo segundo es que, tal y como se verá en el quinto momento, si bien el análisis comienza por el elemento humano, este no se detiene ahí; hay que explorar otros factores que intervinieron en el EA. calidad Analizar Una vez identificado qué pasó, es imperativo saber por qué pasó. Aquí es donde entra la información para la gestión y es donde posiblemente el sector está más ávido de encontrar modelos amplios e incluyentes que permitan análisis profundos de las causas que llevaron al EA o incidente. De manera genérica se ha venido hablando desde hace varios años del análisis de causa-raíz5 (o root cause analysis, como se encuentra en la literatura en inglés), como esa estrategia para identificar dichas causas. Hay que señalar que el análisis de causa-raíz no es un método, más bien es una colección de técnicas y herramientas conjugadas que siguen un proceso lógico, subsecuente y concatenado de pasos que lo guían a uno a una respuesta de las causas primordiales del accidente (9) 6. Un primer punto aquí, antes de continuar, es hacer un llamado de atención a evitar caer en la tentación de hacer un análisis que sólo abarque al humano. Es posiblemente la vía más fácil, dado que una falla en una acción o decisión humana es a veces lo más fácil de identificar, pero es posiblemente lo menos efectivo para entender lo que verdaderamente pasó. Ya Firth-Cozens, lo mencionaba desde hace varios años cuando escribía: centro de gestión hospitalaria | víasalud | número 52 | julio de 2010 Las conductas riesgosas son más fáciles de percibir en la línea donde los profesionales de la salud y los pacientes interactúan. Este es el lugar aparentemente más fácil para asignar responsabilidades, y muchos auditores internos de incidentes se enfocan en este punto —buscando problemas en términos de falta de habilidades de los trabajadores de la salud y pobres comunicaciones con los demás, o su estado afectivo, como una depresión que afecte su proceso de decisión[—]. Este enfoque no es sorpresivo: la seguridad de los pacientes y sus fallas son más fácilmente visualizadas y analizadas a este nivel; sin embargo, esto crea el menor sentimiento posible de apropiación para el resto de la organización. (10) Las industrias y organizaciones altamente confiables, desde hace décadas incluso, han ve- 12 nido trabajando en métodos estructurados que propenden por hacer un exhaustivo análisis de los accidentes. De estos métodos hay muchos nombres y variantes, pero casi todos parten de la multicausalidad en el origen del EA y de la estrecha relación entre el humano y su entorno de trabajo7. Es en esa relación donde muchos modelos han centrado su punto de partida. Reason (8) lo plantea magistralmente cuando identifica las fallas activas y las fallas latentes y toda el área de conocimiento de la ingeniería del factor humano lo desarrolla con detalle (11) 8. De esa manera, se pueden observar modelos tales como el Tripod Beta, el Management Oversight and Risk Tree (MORT), la Technique for Human Error Rate Prediction (THERP, más dirigido al humano que al sistema), el Maintenance Error Decision Aid (MEDA, más dirigido al sistema de mantenimiento que al humano), el Probabilistic Risk Assessment (PRA), el Prevention Recovery Information System for Monitoring and Analysis (PRISMA) y el Human Factors Analysis and Classification System (HFACS). Algunos de estos modelos ya se han probado en salud, en el área de la seguridad de los pacientes específicamente. Dos casos concretos pueden verse: el HFACS (12) y el Protocolo de Londres (13). El primero de estos no fue diseñado específicamente para salud, pero ya se comienzan a ver sus aplicaciones (14). El segundo fue diseñado directamente para el sector salud y para el tema de la seguridad de los pacientes. Sin embargo, ambos autores explicitan que los dos modelos están basados en los preceptos de James Reason en su modelo de generación de accidentes. Veamos a continuación un par de comentarios frente a los dos modelos, que podrían orientar a los lectores sobre cómo combinarlos. Por un lado, el Protocolo de Londres presenta una serie concatenada de pasos, con unos objetivos por desarrollar en cada uno de estos. En el Gráfico 4 se pueden observar. Si bien el autor del mencionado protocolo no lo asimila a un análisis de causa-raíz, su secuencia de actividades es muy parecida. La idea con estos pasos es partir desde la identificación y decisión de investigar algo (venga por cualquier vía) hasta las recomendaciones de cómo corregir las causas que generaron el EA. Sin embargo, una de las debilidades que el autor de este artículo le encuentra al modelo, especialmente en los puntos 5 y 6, es que no se puntualiza qué van a investigar los evaluadores. Si algo ha venido ocurriendo en los últimos años con el tema del EA es el aprendizaje —gracias a lo ya aprendido en otras industrias y áreas del conocimiento— de aquellos factores que inciden en la ocurrencia de un accidente. En salud, hasta hace muy poco, se vienen investigando cómo esos factores empiezan a incidir en la ocurrencia de errores o EA. Debido a lo anterior, en la organización es útil generar modelos de análisis que especifiquen qué buscar cuando se investigue un reporte. Aquí es donde entran otros modelos, como es el caso del HFACS. El sustento conceptual de este modelo es, obviamente, como su nombre lo indica, la ingeniería de factores humanos. Aunque la descripción de todo el modelo es bastante larga, en resumen se Gráfico 4 Protocolo de Londres Fuente: Protocolo de Londres (13). 1 Identificación y decisión de investigar 2 Selección del personal para el equipo investigador 3 Recolección y organización de los datos 4 Determine la cronología del incidente 5 Identifique los problemas relacionados con la atención 6 Identifique los factores contributivos 7 Haga las recomendaciones y desarrolle un plan de acción Gráfico 5 Modelo HFACS: actos inseguros res del humano, pero relacionados con sus estados físico, fisiológico y mental, y factores asociados con los equipos de trabajo (Gráfico 6). El tercer bloque de análisis explora el papel de la supervisión dentro de la ocurrencia del EA. Este es un tema importante de analizar dentro del contexto de un hospital, ya que es muy frecuente ver personal con poca experiencia en procesos de atención sin una supervisión o tutoría permanente (Gráfico 7). Fuente: Modificado del modelo HFACS de Weigmann, Shapell and Associates. Gráfico 6 Modelo HFACS: predicciones para los actos inseguros Por último, el cuarto bloque se centra en los factores de la organización. Estos es todo aquello amarrado de la cultura, de los procesos y de las políticas que, de una u otra manera, marcan la forma como el humano ejecuta las actividades (Gráfico 8). Fuente: Modificado del modelo HFACS de Weigmann, Shapell and Associates. Gráfico 7 Modelo HFACS: supervisión dentro de la ocurrencia del evento adverso Fuente: Modificado del modelo HFACS de Weigmann, Shapell and Associates. puede plantear que hay cuatro grandes bloques que constituyen el análisis. En los gráficos 5 a 9 se plantea cada una de estas. Cada una de las casillas de los gráficos tiene un detalle bastante grande, pero por motivos de espacio no se desarrollan aquí. es que en el primero está constituido por actos inconscientes e involuntarios, más enraizados en problemas de atención e información. Entre tanto, las segundas son conscientes, voluntarias y más centradas en las actitudes del humano (Gráfico 5). El primer bloque es llamado actos inseguros y se centra en el humano. Esta es la parte de las fallas activas y desarrolla dos conceptos: el error y las violaciones. La manera simple de diferenciarlos Una vez se investigan estos fenómenos, se pasa a lo que se conoce como precondiciones para los actos inseguros. Aquí la idea es analizar toda una serie de fenómenos del ambiente de trabajo; facto- 1. Dentro del modelo, el análisis se hace de abajo hacia arriba; pero está bastante pregonado que los factores que más inciden en la generación del EA se producen de arriba hacia abajo. 2. El modelo no busca que una sola de las casillas explique por qué se generó el EA. Al contrario, busca que se identifiquen todas las posibles causas, por pequeñas que sean, que intervinieron en el EA. 3. Hay que entender que entre las diferentes casillas existen relaciones, por ejemplo: una violación puede ser consecuencia de una mala supervisión; una falla de atención, deberse a un problema fisiológico (un profesional tratando de hacer procedimientos complejos bajo una medicación con antihistamínicos) o el no poder seguir guías claras de atención en organizaciones donde no las tienen. El mensaje final de este quinto momento es la necesidad de generar un modelo en el interior de las organizaciones para que el personal encargado de la investigación de los reportes pueda hacerlo siguiendo una serie de criterios explícitos, no siguiendo sólo las corazonadas de personal con experiencia en el tema. 13 centro de gestión hospitalaria | víasalud | número 52 | julio de 2010 Estos cuatro bloques hay que verlos en su conjunto, tal y como lo muestra el Gráfico 9; pero es útil resaltar tres puntos: calidad Gráfico 8 Modelo HFACS: factores de la organización Responder Este momento implica la reacción organizacional a la información que arroje el análisis. El objetivo de este momento es diseñar todas las contramedidas (sistémicas o puntuales al hecho) que minimicen la repetición de los hechos que condujeron al EA analizado. Esta respuesta pasa por dos cedazos: Fuente: Modificado del modelo HFACS de Weigmann, Shapell and Associates. Gráfico 9 Conjunto del modelo HFACS Primero, el uso de una metodología para planificar, y en últimas correr un ciclo de mejoramiento de las contramedidas. Este elemento en sí no tiene mayor ciencia, dado que existen multiplicidad de formatos y metodologías para tal fin. No necesita cosas diferentes a la disciplina que cualquier ciclo de mejoramiento amerita. Segundo, el cambio cultural. Aquí es donde realmente se necesita una intervención decidida de las directivas con el fin de cambiar prácticas, métodos, mensajes y comportamientos organizacionales. Aquí se empieza a definir la tolerancia de la organización a la presencia de elementos (de la organización y de los humanos) que ponen en riesgo la seguridad de los pacientes. centro de gestión hospitalaria | víasalud | número 52 | julio de 2010 Retroalimentar Por último, la organización debe definir (o lo ha debido definir con anterioridad) para qué quiere los análisis y qué va a hacer con los datos. De manera concreta, aquí es donde la organización debe decidir si lo que quiere es un sistema de indicadores de EA, que lleve la contabilidad de cuántos ha tenido en un período y a cuántos les ha hecho mejoramiento (la tolerancia al riesgo residual), o un sistema de aprendizaje organizacional o entrenamiento al personal. El sentido común indica que debe ser la segunda opción la más adecuada, pero en últimas todo depende de lo que decidan las directivas de las organizaciones. Fuente: Modificado del modelo HFACS de Weigmann, Shapell and Associates. 14 En caso de adoptar la segunda opción, se hace pertinente que a las personas o equipos que reportaron se les informe qué pasó con su reporte, cuál fue el análisis definitivo, qué se hizo para diseñar e implementar contramedidas y cuáles fueron los resultados. De hecho, en un estudio ya citado aquí (3) se notó que la primera causa, dentro de las actitudes autopercibidas por los médicos y enfermeras de por qué no reportar (57,7% y 61,8% respectivamente) otros mecanismos de identificación y hay que entenderlos también como una muestra de cultura de seguridad. También es importante en este último momento saber qué va a hacer la organización con la información del EA y el paciente, es decir, hay que saber si la organización va a hablar con el paciente y su familia y si tiene definido un protocolo para hacerlo (que indique quién lo hace y cómo). Los sistemas de análisis de EA entre más estructurados, son potencialmente más consumidores de tiempo. Ello puede implicar establecer prioridades sobre en qué hay que centrar la atención. En un estudio en un departamento de urgencias (15) se les preguntó a tres tipos de profesionales (personal paramédico, enfermeras y médicos) sobre los temas de identificación, reporte y discusión posterior (disclosure) de errores. Se observó que en los tres tipos de personal se carecía de conocimiento sobre cómo informar a un paciente de un EA (10%, 9%, y 12%, respectivamente). De igual manera, la probabilidad de informarle a un paciente de su problema fue de 18%, 31% y 59%, respectivamente. Hoy por hoy ya están apareciendo guías sobre cómo hacer este proceso, por ejemplo la Canadian Disclosure Guideline (16). Así mismo, hay que poner sobre el tapete la discusión acerca de si se va a proveer algún tipo de apoyo psicológico al personal de la organización que estuvo involucrado en un EA. No es infrecuente oír de profesionales que entran en francas depresiones y sentimientos de culpa por estar involucrados en EA, aun habiendo participado de manera involuntaria e inconsciente. Mensajes finales A manera de cierre, es útil mencionar unas ideas que pueden servir de recomendaciones a las instituciones metidas en el proceso de reporte y análisis de EA: El proceso de obtener información de que están ocurriendo EA o incidentes es largo. La gente no va a reportar si no hay confianza en la justicia que se haga de dichos reportes y si no existe claridad desde la alta gerencia sobre para qué se van a utilizar. Los reportes de EA no necesariamente van a servir como el único método de encontrar todos los problemas de seguridad de los pacientes en la organización. Hay que complementarlos con Es necesario ver modelos de análisis de otras industrias, que ya estén probados y validados. No existen muchas diferencias en los factores que inciden en la ocurrencia de un accidente o de un EA. Es vital mirar con cuidado el significado de cada palabra, dado que posiblemente la semántica sea una barrera de entendimiento entre las industrias. Una vez se tenga un modelo construido, debe tenerse paciencia. Es factible que a medida que se prueba en la realidad, haya que hacerle ajustes durante un tiempo; pero eso debe ser aceptado como parte natural del proceso. Es conveniente incorporar dentro de la temática de entrenamiento del personal de la organización, o al menos dentro del equipo central que va a analizar los casos reportados, el tema de la ingeniería de factores humanos. Si bien el nombre parece ajeno a nuestro medio, es mucho más cercano y familiar de lo que se podría pensar, y está mostrando ser de gran utilidad a la hora de entender los problemas y las potenciales soluciones que se van a usar dentro de la seguridad de los pacientes. Referencias 1. Baker, Handyside, O’Neil. Human factors, communication and patient safety. 19th Annual National Forum on Quality Improvement in Health Care; 2007. 2. Farley DO, Haviland A, Champagne S, Jain AK, Battles JB, Munier WB et al. 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En resumidas cuentas, se trata de aquellas situaciones donde se produjeron fallas en la atención de un paciente, pero que gracias al azar o a una barrera de seguridad efectiva, no terminaron tocando o lesionando al paciente. 2. En el contexto de este artículo, cuando se mencione la palabra accidente, se hace referencia a esos desenlaces negativos en industrias diferentes a salud. 3. Los porcentajes no suman 100%, debido a que hay EA que están identificados por ambos métodos y a que existen EA que fueron identificados por un método y no en el otro. 4. Este par de términos, y su relación, puede ser vista en detalle en Reason (8). 5. Se puede definir un análisis de causa-raíz como un proceso de identificación los factores causales y contribuyentes que explican las variaciones en el desempeño de un proceso que manifieste EA o incidentes. 6. Una colección de estas herramientas y técnicas se puede ver en Andersen y Fagerhaug (9). 7. Si bien no es un documento dirigido de manera directa a la seguridad de los pacientes, es útil consultar a Review of Human Reliability Assessment Methods, Health and Safety Executive (2009). 8. Por ingeniería de factor humano puede entenderse: “una disciplina preocupada con el diseño de herramientas, máquinas y sistemas que tienen en cuenta las capacidades humanas, sus limitaciones y características. Su meta es el diseño seguro, confortable y efectivo para el uso por el humano” (11). 15 centro de gestión hospitalaria | víasalud | número 52 | julio de 2010 en seis hospitales australianos fue precisamente la falta de retroalimentación por parte de las directivas de lo que pasó con su reporte.