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MANEJO DEL RIESGO EN
INSTITUCIONES DE SALUD.
CONCEPTOS EMERGENTES,
HÁBITOS CONSUETUDINARIOS Y
PRÁCTICAS SEGURAS.
Darío Carlos SACHETTI
Capitán de Navío Médico
Especialista en Oncología
Médico Legista
Indice
PRIMERA PARTE
INTRODUCCIÓN A LA CULTURA DE LA SEGURIDAD
Herramientas necesarias para implementarla y
mantenerla.
Capítulo I: Visión general.
4
Capítulo II: Cultura organizacional.
15
Capítulo III: Notificación de acontecimientos.
27
SEGUNDA PARTE
EJERCIENDO LA PRACTICA
Modelos y propuestas tendientes a mejorar la seguridad
en instituciones de salud.
Capítulo IV: Efectos adversos de fármacos.
53
Capítulo V: Infecciones intrahospitalarias.
82
Capítulo VI: Seguridad en el ambiente quirúrgico.
107
Capítulo VII: Aspectos generales de seguridad en
pacientes hospitalizados.
125
CONCLUSIÓN
154
2
PRIMERA PARTE
INTRODUCCIÓN A LA CULTURA DE LA
SEGURIDAD.
Herramientas necesarias para
implementarla y mantenerla.
3
CAPÍTULO I : VISIÓN GENERAL
El ejercicio de la medicina y sus ramas anexas detenta en forma inherente el concepto de
riesgo en cada uno de sus actos, ya sean diagnósticos, terapéuticos y hasta pronósticos y
epidemiológicos, por cuanto bien lejos está de ser una ciencia exacta. A pesar del incesante
progreso tecnológico, el determinismo biológico conlleva cierto grado de idiosincrasia y
variación, el cual desafía aun a la conducta más aguda y científicamente fundada. Es éste,
justamente, el fundamento de la obligación de medios y no de resultados que recae en la
persona del profesional de la salud que detente un accionar diligente y acorde a la lex artis.
Más aun, el abandono del arcaico sentido paternalista del acto médico, en el cual se
consideraba al paciente como un ser física y moralmente incapaz y determinaba que el
médico decidiera por su paciente, por el actual sistema fundado en los derechos humanos
personalísimos de respeto a la autonomía de la voluntad deja al descubierto mucho más
claramente la naturaleza riesgosa de la profesión. El paciente tiene el derecho de decidir si
es partícipe o no del riesgo, habida cuenta de recibir la más completa información referida a
su proceso de enfermedad.
La medicina actual es en realidad una sucesión de riesgos, y el médico no siempre es
responsable de todo resultado atípico o indeseable; muchas veces también es su víctima.
Los alcances deontológicos y legales del acto médico asociado a riesgo no se restringen a la
persona del profesional, sino que compromete al entorno institucional en el cual se
desempeña, determinando en esos casos, obligaciones de resultado. Para el derecho civil,
independientemente de la responsabilidad directa del médico –en cuestiones de praxis
médica - existe la obligación de la entidad hospitalaria o sanatorial de prestar asistencia
médica, la cual lleva implícita una obligación tácita de seguridad de carácter general y
accesoria en ciertos contratos que requieren la preservación de las personas de los
contratantes ( pacientes) contra los daños que pueden originarse en la ejecución del
contrato. (1) En cuanto a los alcances de la obligación de seguridad de los establecimientos
sanitarios, citamos a Bueres: “El deber de conducta secundario –en relación con la
obligación de prestar el servicio de salud - destinado a evitar que los pacientes sufran daños
corporales, ya sea por cualquier otra circunstancia, configura una obligación de resultado”.
(2)
La garantía es un deber jurídico que hace nacer la obligación de seguridad respecto de
personas y bienes en ciertos contratos y que es impuesta por el ordenamiento jurídico
aunque las partes no la hayan pactado expresamente. En esta tácita obligación de seguridad,
el principal debe garantizar a los terceros damnificados la reparación de los daños
cometidos por sus dependientes, tal lo que surge del Artículo 1113 1º parte, del Código
Civil. Esta situación es lo que explica la responsabilidad de los propietarios de
establecimientos asistenciales, cuyo factor de atribución es objetivo. (3)
La responsabilidad del establecimiento sanitario tiene una fuente doble. Por un lado es
garante del desempeño del médico, obligación ésta que es accesoria a la del galeno, por lo
que en principio no responde si no se encuentra culpa en el actuar del médico. Pero también
hay una obligación principal de garantía o seguridad por los servicios que el médico no está
en condiciones de garantizar, como ser la asepsia del lugar, la existencia de instrumental
adecuado y de todos los requisitos que el ente debe cumplir cuando es habilitado. (4)
Rinessi aclara que en lo atinente al derecho a la salud, el paciente lo ostente puesto que está
contemplado en la Constitución. De ahí que se nutre este derecho de un rasgo peculiar que
4
es su jerarquía, por lo que mencionado o no en el contrato de prestación médica, siempre
será un derecho fundamental que acompañará a la relación, en los varios aspectos en que
pueda presentarse, ya sea en su carácter de expresamente convenida, o por estar tácita y ser
accesoria, o por estar tácita y ser secundaria, o por participar del carácter de la principal, en
aquellos casos en que la prestación a realizar no estaría completa y bien realizada si se
incumple este deber de seguridad, frente al daño producido. (5)
Es en este marco contextual, que trataremos de identificar los factores potenciales de riesgo
frente a las demandas por responsabilidad civil, penal y administrativa, sino también, tratar
de elaborar un proyecto el cual, al mejorar las condiciones de trabajo del equipo de salud
repercute en el bienestar del paciente.
1. Conocimiento y aplicaciones globalizadas
Incluso los mejores profesionales pueden cometer errores, o ser víctimas de errores
institucionales inherentes a la seguridad del paciente generando demandas las cuales no
solo afectan el patrimonio sino también la reputación de profesionales e instituciones. La
literatura médica abunda hoy en día en métodos para disminuir errores, tales como la
medicina basada en la evidencia, pedidos computarizados de medicamentoso códigos de
barra para productos farmacéuticos, mediante la implementación de técnicas de predicción
y prevención de errores, tomadas de las industrias aeroespaciales, automotrices, o de la
actividad militar. ¿Dónde comienza la cultura de la seguridad del paciente?: en el diseño de
estrategias, literalmente, en el tablero. (6) (7)
2. La administración de riesgos
La administración de riesgos es un proceso sistemático y planificado destinado a reducir
y/o eliminar la probabilidad de efectos adversos en un marco o actividad dada. El mismo se
integra en tres áreas interrelacionadas:
1) Identificación del riesgo y actividades de prevención de pérdidas. Estas actividades
incluyen la identificación y corrección de situaciones o problemas que pueden
generar eventos o incidentes de responsabilidad legal por parte del hospital, o su
personal. Las actividades de prevención de pérdidas consisten en la planificación y
presentación de programas educacionales regulares que incluyan educación general
en la cultura del riesgo y seminarios o conferencias dirigidos a audiencias
particulares sobre la base de prevención de situaciones conflictivas puntuales.
2) Reducción de pérdidas. Incluye las acciones llevadas a cabo con posterioridad a la
ocurrencia de un incidente, tendientes a minimizar el impacto adverso sobre el
paciente, la institución y su personal.
3) Financiamiento del riesgo. Incluye los mecanismos utilizados para contar con los
recursos necesarios para cubrir potenciales cuestiones de responsabilidad. Incluye la
cobertura de seguro personal e institucional. (8) (9)
Cada institución sanitaria debería contar dentro de su estructura organizacional, acorde a su
complejidad, una entidad (departamento, división, oficina, etc) abocada al manejo de
riesgo, cuya función primordial sería la recolección de toda la información inherente a la
ocurrencia de un suceso; la información recogida durante la investigación no debería ser
compartida con el paciente o parte interesada, y mínimamente compartida con el personal
5
involucrado. Aunque los datos recabados no sean compartidos por el paciente, éste debe ser
el foco principal de su accionar proactivo. El accionar legal debería ser llevado a cabo por
una entidad distinta. (10)
3. Factores Condicionantes de Situaciones de Riesgo
Toda situación de riesgo reposa en factores condicionantes asistenciales y no asistenciales.
Al respecto, resultan ejemplificadores los conceptos vertidos por Genival Veloso de Franca
(11), los cuales a continuación transcribimos.
A) Factores no asistenciales
1. El sistema de salud. La llamada socialización de la medicina con la
expansión de los servicios de salud y la creación de las instituciones
prestadoras de la asistencia médica, colocó entre el médico y el paciente
ciertos conflictos, los cuales, casi siempre, cuentan con complejas
implicaciones de orden ética y legal.
2. La no-participación de la sociedad. Esta, por su vez, también debe
comprender que la cuestión de la mejoría de las condiciones de salud y de
los niveles de vida no debe concentrarse apenas en las manos de los
médicos. Debe entender aún que la lucha contra el mal resultado en la
asistencia médica pasa por propuestas y encaminamientos de las políticas
sociales públicas y que ese resultado tan indeseado no tiene como causa
única la mala praxis de los médicos. Por eso cuando vemos los movimientos
de organización y de movilización de los segmentos sociales contra la "mala
praxis" no podemos quedar ajenos a eso, desde que tal encaminamiento
tenga como propuesta la prevención de resultados indeseables y no el simple
deseo de venganza patrocinado por parientes de las víctimas de resultados
atípicos.
3. La falta de enseñanza continuada. Para ejercer la profesión médica no basta
una habilitación legal, Es necesaria la continuada habilitación profesional
constituida de un permanente aprendizaje. No existe entre nosotros ninguna
norma o ninguna exigencia obligando al médico a actualizarse siempre.
B) Factores asistenciales
1. El desgaste de la relación médico-paciente. No es sólo por el hecho de parar
la demanda judicial por mala praxis, pero todos saben que una buena
relación entre el médico y su paciente es una forma de mejor
entrelazamiento, de mejor percepción de los problemas del asistido y una
manera de estimular el interés y la dedicación profesional.
Lamentablemente, la deterioración de la relación médico-paciente se
presenta como el motivo más fuerte del aumento de acciones de
responsabilidad profesional.
2. La falta de condiciones de trabajo. En este escenario perverso, es fácil
entender lo que está aconteciendo en los locales de trabajo médico, donde se
6
multiplican los daños a las víctimas, y donde lo más fácil es culpar a los
médicos como primeros responsables.
3. La falsa garantía de resultado. Principalmente si este procedimiento es
complejo y de riesgo, como en la cirugía estrictamente estética. esta garantía
de resultado siempre favorable significa una violación al deber de informar
debida y correctamente.
4. La falta del consentimiento esclarecido. Con el avance cada día más
elocuente de los derechos humanos, el acto médico, como regla, sólo alcanza
su verdadera dimensión y su incontrastable destino cuando se tiene el
consentimiento del paciente o de sus responsables legales. Se entiende como
tal, el consentimiento obtenido de un individuo civilmente capaz y apto para
entender y considerar razonablemente una propuesta o una conducta, exenta
de coacción, influencia o inducción. No puede ser obtenido a través de una
simple firma o de una lectura apurada en textos minúsculos de formularios a
camino de la sala de operaciones. Mismo que el consentimiento informado
sea un instrumento de defensa ante una alegación de mala praxis, el mismo
tiene como sentido mayor la dignificación de la persona. Debe quedar bien
claro que el hecho de tener un consentimiento informado, esto, por si sólo,
no exenta al médico cuando existen otras faltas en el cumplimiento de los
deberes de conducta.
5. El llenado inadecuado de las historias. Constituye la historia un verdadero
dossier que tanto sirve para análisis de la evolución de la enfermedad, como
para fines estadísticos que alimentan la memoria del servicio y como
defensa del profesional, caso sea responsabilizado por algún resultado
atípico e indeseado. Por lo que vimos, su inexistencia o su llenado
incompleto puede transformarse en un factor negativo en los procedimientos
de prueba. Creemos que la historia es la mejor arma cuando se realiza una
evaluación judicial.
Mediante una encuesta nacional llevada a cabo en Francia en 2004 en instituciones públicas
y privadas de salud, se evidenció que cerca de la mitad de los eventos ideseables graves
ocurridos durante la hospitalización fueron juzgados como evitables; dentro de las causas
latentes, las cuestiones de organización resultaron esenciales. (12)
4. Circunstancias y Hechos Institucionales Determinantes de Riesgos y Potenciales
Reclamos sobre Responsabilidad.
Más allá de los factores condicionantes inherentes al entorno del acto médico, existen
situaciones concretas institucionales que determinan la mayoría de los reclamos sobre
responsabilidad. Un estudio realizado en los Estados Unidos agrupó los más frecuentes, en
las siguientes categorías (6):
-) Errores de medicación. Implican el suministro de medicación incorrecta, dosis incorrecta,
secuencia temporal incorrecta, o directamente, la ausencia de suministro o el suministro al
paciente equivocado. El problema se basa en una cadena de errores: médicos que redactan
las prescripciones en forma incorrecta o ilegible, enfermeras que leen incorrectamente las
prescripciones, y personal de farmacia que completa incorrectamente los pedidos. Las
soluciones incluyen un sistema computarizado de prescripción y dispensa de
medicamentos, la utilización de códigos de barra y otras medidas no tecnológicas. Un
7
sistema computarizado de prescripción y dispensa elimina errores atribuibles a la incorrecta
lectura o interpretación de las prescripciones manuscritas, puede interceptar pedidos que
podrían resultar en interacciones peligrosas o que se desvían de los protocolos de uso
común. El código de barras aplicado al paciente y su medicación, funciona de forma similar
a la asignación del precio de las mercaderías en un supermercado; para el personal de
enfermería representaría un verdadero desafío y cambio en sus hábitos, ya que en vez de
utilizar órdenes en papel, deberían utilizar carros de dispensa computarizados con sistemas
de verificación del código. Aunque funcionalmente atractivos, los sistemas descriptos
tienen un elevado costo de instalación, en la mayoría de los casos no asequibles a través del
presupuesto institucional. A modo de ejemplo, la instalación de un sistema computarizado
de prescripción y dispensa en un hospital de 726 camas requirió un gasto inicial de 1,9
millones de dólares, con un gasto anual de mantenimiento de 500.000 dólares. Las
instituciones pequeñas o con bajo presupuesto pueden poner en práctica medidas no
tecnológicas, como ser:
 Análisis causal: el personal de la institución analiza errores de medicación a fin de
aprender cuáles son los factores humanos que determinan errores.
 Repetición de mensaje: originalmente un elemento de seguridad de la
aeronavegación. El receptor de una orden verbal repite el mensaje al médico a fin de
asegurar su claridad y exactitud.
 Doble verificación acerca de la droga correcta, en la dosis correcta, al paciente
correcto.
 Recorrida periódica de farmacéuticos junto a los médicos, a fin de identificar
tempranamente errores de medicación.
 Análisis de fallas: en forma proactiva identifica y previene las fallas del sistema
antes de su producción.
-) Diagnóstico incorrecto, con el consiguiente retraso en el tratamiento correcto, o lo que es
peor, la administración de un tratamiento no adecuado. Las normas de medicina basada en
la evidencia tienden a paliar esta situación.
-) Supervisión negligente, la cual motiva la producción de daños en el paciente. Dicha
situación puede plantearse cuando los residentes, pasantes y alumnos tienen contacto y
acción en el paciente (sobre todo cuando tratan de resolver problemas) sin la debida
presencia o supervisión del médico de planta responsable; la misma situación puede vivirse
con alumnos de enfermería y otras disciplinas de enseñanza hospitalaria.
-) Retraso en el tratamiento. El tratar de resolver esta situación radica en las mismas
medidas no tecnológicas expuestas en el primero de los puntos.
-) Fallas en la obtención del consentimiento del paciente.
-) Falta de adecuada preparación del profesional. Involucra la realización de cirugías o
procedimientos sin la debida experiencia o capacitación, por ejemplo, llevadas a cabo por
residentes.
-) Muerte inesperada. Tal la acaecida ante reacciones alérgicas a medicamentos o medios de
diagnóstico. En estos casos, existen algunos medios para prevenir al menos algunas de estas
8
muertes; como ser el conocimiento por parte del equipo médico de la medicación actual y
pasada del paciente. Se deberá estudiar cada caso en particular a fin de determinar si se
ignoraron pistas tempranas de identificación de reacciones adversas.
-) Iatrogenia, infecciones y fracturas nosocomiales. Es imperativo el desarrollo de planes de
control de infecciones hospitalarias, así como programas de prevención de caídas y normas
de traslado y movilización de pacientes dentro del ámbito hospitalario.
-) Dolor, sufrimiento, distress emocional. Este punto se refiere a las expectativas poco
realistas que puede tener un paciente acerca de sus actividades con posterioridad a un
procedimiento terapéutico, por ejemplo, el desarrollo de parálisis o la imposibilidad de
conducir un automóvil. Resulta un deber de todo profesional, aclarar con el paciente los
probables efectos adversos o deletéreos, si esto no fuese así, resultaría nulo el
consentimiento brindado por el paciente con anterioridad a la realización del acto.
-) Falla de comunicación institucional. En casos en los cuales, pacientes internados
desarrollan complicaciones o signos de alarma referentes a su patología y no se avisa a su
médico responsable, por ejemplo ante cambio de turno de enfermería, traslado del paciente
a otro sector o servicio hospitalario, o pacientes ingresados atendidos por diferentes
profesionales a lo largo de varios días sin la presencia de una cabeza responsable. Muchas
veces, aunque ese responsable exista, su defecto de comunicación determina el reclamo del
paciente o la familia. Una medida de prevención, sería establecer programas de
entrenamiento en comunicación entre el personal del equipo de salud y los pacientes y
familiares. (10) (13) (14) (15)
5.El Primer Paso Hacia la Identificación
Resulta por demás obvio que el primer paso en la solución de problemas reales o
potenciales, consiste en su correcta identificación en el ámbito organizacional de nuestra
incumbencia. El problema que nos ocupa es el riesgo, asociado indisolublemente a dos
conceptos a su vez interrelacionados: el accidente y el error.
Un accidente, nos dice el diccionario, es un suceso imprevisto, generalmente desgraciado,
que altera el margen normal de las cosas. En un sentido dinámico, puede definirse al
accidente (16) como un evento que implica un daño a un sistema definido, y que
desorganiza el desenvolvimiento o producción futura en dicho sistema. Siguiendo los
conceptos de Christian Sicot (17), los accidentes médicos declarados a los aseguradores
pueden ser de dos tipos:
 Accidentes que son la consecuencia de una falta médica
 Accidentes sin falta, o álea médica, los cuales no pueden ser objeto de prevención,
puesto que a priori, son imprevisibles.
Asimismo, los errores humanos pueden clasificarse en tres categorías:
 Errores de rutina (los más frecuentes). El funcionamiento se fundamenta en los
hábitos y costumbres; la acción se lleva a cabo sin control conciente dentro del
marco de situaciones habituales. El sujeto no tuvo conciencia acerca de la existencia
de un problema.
9


Errores de activación del conocimiento. El sujeto se encuentra ante una dificultad
que no puede resolver de una forma rutinaria, tiene conciencia de estar frente a un
problema y busca la solución. El error resulta de una mala o inapropiada solución, la
cual resulta en sí, de la activación de una regla mala o inapropiada, o de la falla del
sujeto en recordar o asociar el problema con la regla correcta.
Errores de adquisición del conocimiento. El sujeto es ignorante acerca de la
resolución del problema.
En el caso de accidentes médicos debidos a errores humanos, el curso de la gestión de
riesgo consiste en discutir abiertamente dos interrogantes:
¿Se cuenta con “defensas” para esta caso en particular?; si la respuesta es afirmativa, ¿por
qué no pudieron cumplir adecuadamente su rol?.
¿El error surgió como consecuencia de defectos de la organización?.
6.Clasificación Taxonómica
El concepto de “riesgo” lleva implícito el de “accidente”, ya descrito en el acápite anterior,
así como algunos otros sobre los cuales nos extenderemos a continuación.
Tomando como base las definiciones propuestas por autores estadounidenses (18), se
clasifican como:
-) Error: falla en la acción planeada tal como fuera deseada originalmente (error de
ejecución), o el uso de un plan incorrecto para alcanzar un propósito (error de
planificación). En un estudio sobre prevención de daño médico (19), se agruparon los
errores de la siguiente manera:
Diagnósticos
 Falla o retraso en arribar al diagnóstico correcto.
 Falla en emplear los exámenes complementarios adecuados.
 Uso de exámenes o tratamientos obsoletos.
 Falla en el accionar acorde a los resultados obtenidos.
Terapéuticos
 Falla en la ejecución de un acto quirúrgico, procedimiento o examen.
 Falla en la administración de un tratamiento.
 Error en la dosificación o forma de administración de un medicamento.
 Retraso en la administración del tratamiento adecuado.
 Utilización de procedimientos no indicados o inapropiados para el caso.
Preventivos
 Falla en la administración de medidas profilácticas.
 Fallas de seguimiento o monitoreo.
Otros
 Fallas de comunicación.
 Fallas de equipo.
 Fallas del sistema en general.
10
Los autores mencionados, (18) refieren que cerca del 70% de los eventos adversos hallados
en el estudio pudieron ser evitados. Los tipos más comunes de errores prevenibles fueron:
errores técnicos (44%), errores de diagnóstico (17%), errores de prevención (12%), errores
en el uso de medicación (10%). Asimismo establecen que la contribución de la alta
complejidad y la tecnología sofisticada hacia la generación de errores se refleja en la mayor
incidencia de los mismos en áreas quirúrgicas complejas, como cirugía cardiovascular y
neurocirugía, así como en unidades de cuidados intensivos y servicios de emergencia.
-) Acontecimiento adverso: daño causado más por el manejo médico que por las
condiciones del paciente. Un acontecimiento adverso atribuible a error o falla de equipos
constituye “acontecimiento adverso prevenible”.
-) Acontecimiento adverso negligente: subcategoría de evento adverso prevenible, que
satisface los criterios jurídicos para atribución de negligencia.
-) Casi-error: hecho circunstancial que no tiene repercusiones sobre el paciente o el sistema
debido a que una oportuna intervención lo impide, por ej. Una enfermera comienza una
infusión intravenosa a un goteo equivocado, rápidamente se percata del error y lo corrige,
sin efectos sobre el paciente.
Al considerar la forma en que los seres humanos cometen errores, es importante establecer
la diferencia entre “errores activos” y “errores latentes”. (20)
El error activo ocurre a nivel del operador, y su efecto se hace sentir en forma casi
inmediata. El error latente obedece a causas generalmente fuera del control directo del
operador, como por ejemplo fallas de diseño, instalación incorrecta, falta de
mantenimiento, gerenciamiento incorrecto o fallas a nivel organizacional. A modo de
ejemplo: el piloto que estrella el avión representa el error activo, pero las fallas de diseño
del avión que hacen que el piloto no lo pueda controlar constituyen error latente.
Las reacciones habituales ante el error son de tipo punitivo hacia los individuos que
cometen errores activos. Aunque este tipo de medidas pueden ser de cierta efectividad en
caso de mala fe o comisión de ilícitos, no representan una medida eficaz para prevenir la
recurrencia del error. Puesto que todo acto humano se desarrolla dentro de un contexto, lo
que debe mejorarse es justamente ese marco organizacional, puesto que si el mismo tiene
deficiencias de diseño o funcionamiento, las medidas tendientes a prevenir el error activo
no harán más seguro al sistema.
Habiendo identificado los factores causales y circunstancias concomitantes del riesgo, se
torna necesario clasificar al riesgo mismo, puesto que de su correcta identificación depende
un correcto reporte del mismo, y en base a ello la adopción de medidas individuales e
institucionales tendientes e evitar su recurrencia. En esta tarea, tomamos como base la
clasificación de Richards y Rathbum (6), fundada en las consecuencias económicas.
A) Riesgo Previsto. Son aquellos cuyo costo de ocurrencia (lo cual puede traer
aparejado sanciones legales) es mayor que el costo de su manejo. Implica el daño
causado por negligencia severa. Por consenso, este tipo de riesgo debe ser previsto a
cualquier costo para la institución. Como ejemplos citamos: procedimiento
quirúrgico sobre el paciente equivocado, cirugías llevadas a cabo por profesionales
no calificados, oblitos quirúrgicos, etc. El común denominador es que su naturaleza
negligente resulta obvia (res ipsa loquitur: las cosas hablan por sí mismas). No debe
11
existir ningún nivel de tolerancia aceptable para este tipo de riesgos – menos aun
tratar de encubrirlos- y las acciones médicas sobre el paciente afectado tendientes a
su reparación deben ser inmediatas; dichas acciones, como una segunda cirugía y el
mayor tiempo de estancia hospitalaria deben quedar a cargo de la institución, de
ninguna manera cargarlos al paciente. Bajo ninguna circunstancia se permitirá al
personal de la institución tomar parte en actos de encubrimiento u ocultamiento
hacia el paciente o sus representantes.
B) Riesgo Normalmente Previsto. En este caso, como en el anterior, el costo de
ocurrencia es mayor que el costo de su manejo y se genera ante un obrar negligente,
aunque no siempre con exclusividad. Si bien no siempre pueden ser previstos,
pueden reducirse considerablemente su frecuencia y severidad. A modo de ejemplo:
la caída de un paciente, la infección de una herida, etc. Es este tipo de riesgos el
que genera la mayor proporción de demandas legales. La descripción explícita y la
documentación de los recaudos y precauciones tomadas pueden hacer que muchas
demandas no prosperen. Las complicaciones médicas originadas por negligencia
entran en esta categoría, no aquellas originadas en una secuela esperable o en un
resultado no satisfactorio del procedimiento; resulta por demás evidente que toma
crucial importancia el consentimiento (asentimiento) informado del paciente en lo
que atañe a estas dos últimas circunstancias. Una secuela esperable constituye un
comportamiento desfavorable aunque el procedimiento haya sido llevado a cabo en
forma correcta, encontraría su lugar en el próximo ítem de nuestra clasificación. Un
resultado no satisfactorio es una complicación que ocurre muchas veces en forma
impredecible, en forma ajena a actos de negligencia.
C) Riesgo Imprevisto. El costo de ocurrencia es menor que el de su manejo. Es en
general un riesgo difícil de afrontar para la institución de salud. Los riesgos
incluidos en esta categoría lo hacen por inadvertencia más que por una asignación
intencional. La institución decide no en forma conciente que determinado riesgo no
tendrá lugar, sencillamente no se hace nada para prevenir el riesgo. Esta situación
no es en sí negligente en la medida que los otros proveedores de salud tampoco
tratan de prevenir el riesgo; el problema surge cuando se ignora un riesgo
normalmente previsto por otras instituciones. El ejemplo clásico surge en los
servicios de emergencia: un empleado de admisión puede reconocer que una
persona que sangra profusamente necesita atención inmediata, sin embargo, otro
paciente puede presentar incluso condiciones críticas que pasarían inadvertidas para
un lego, demorando así su atención, no consecuencias potencialmente nefastas. En
esta situación, un empleado de admisión lego puede conformar un riesgo previsto o
normalmente previsto, aunque en muchas instituciones encaja en la categoría de
riesgo imprevisto debido a fallas de percepción del sistema.
D) Riesgo no predecible. Su ocurrencia es inmanejable, obedece a causales ajenos al
control institucional (desastres naturales, actos de guerra, atentados, etc). Sin
embargo, ante este tipo de contingencias, la institución debe tener implementados
planes de evacuación y de atención de bajas en masa.
La asignación de un determinado riesgo a una de las categorías precedentes constituye una
tarea fundamental del equipo de control de calidad o control de riesgos, puesto que
determina el esfuerzo que se requerirá para afrontar su prevención. Un error de
clasificación puede significar importantes pérdidas financieras. La clasificación del riesgo
12
debe ser revisada periódicamente . La clasificación del riesgo puede complicarse ante el
tratamiento histórico del riesgo por parte de instituciones similares o por limitaciones
institucionales en la toma de decisiones.
Nuestra intención, en esta sección introductoria ha sido enfocar y concienciar sobre el
problema del riesgo en las prestaciones de salud, sus factores condicionantes, clasificación
y necesidad de prevención, en beneficio tanto del paciente como de la institución, en los
aspectos asistenciales, legales y financieros. En futuras secciones analizaremos aspectos
relacionados al reporte y manejo de la seguridad del paciente en instituciones de salud.
REFERENCIAS
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Perrot, Bienos Aires 1987, pag. 468.
2) Bueres, A. “Responsabilidad Civil de los Médicos”. Hammurabi, Buenos Aires
1992, pag 383-384.
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Buenos Aires 2006, pag. 354-355.
4) López Herrera, E. “Teoría General de la Responsabilidad Civil”. Lexis Nexis,
Buenos Aires 2006, pag.590.
5) Rinessi, JA. “El Deber de Seguridad”. Rubinzal Culzoni, Buenos Aires 2007, pag.
203-204.
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12) Michel, P; Quenon, J; Djihoud A; Tricaudvialle, S: Les Événements Indésirables
Graves Liés aux Soins Onbservés dans les Établissements de Santé: Premiers
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13) Levenson, W. Physician-Patient communication: a Key to Malpractice Prevention.
JAMA 272:1619-1620,1994.
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Health System”, Chapter 3 “”Why do Errors Happen?”. The National Academic
Press 2000.
CAPÍTULO II : CULTURA ORGANIZACIONAL
14
Novedoso en su concepto, el reconocimiento, permanente pesquisa y reporte de errores, así
como su consecuente plan de acción, amerita un cambio de paradigmas en lo atinente al
marco de desarrollo institucional en dos aspectos fundamentales: el funcionamiento
propiamente dicho y el comportamiento humano. Resulta por demás evidente, que todo
cambio debe llevarse a cabo en forma metódica y progresiva, puesto que las llamadas
“medidas de adaptación” (al nuevo enfoque cultural) llevarán a un comportamiento
institucional catastrófico a menos que se reúnan y concorden ciertos criterios
organizacionales en cuanto a entorno interno y externo.
Algunos aspectos críticos, como el de seguridad, se hallan condicionalmente relacionados a
coincidencias de efectos en varias actividades, llevadas a cabo por personal heterogéneo,
así como en una diferente secuencia temporal. Dichas actividades pertenecen seguramente a
diferentes ramas de la organización. La presencia de una potencialmente catastrófica
combinación de efectos de adaptación local a criterios de desarrollo, sólo puede ser
detectada en el más alto nivel jerárquico con visión de conjunto. Sin embargo, en este alto
nivel jerárquico, el proceso de comprensión de las situaciones potencialmente peligrosas no
puede mantenerse en forma indebidamente prolongada, puesto que el conocimiento técnico
y funcional es ajeno a este nivel. (1)
Lo que debe aceptarse es la necesidad de cambio; del nivel jerárquico surgirá la habilitación
para que los niveles inferiores, lo que podríamos llamar la “trinchera de primera línea”
adecuen sus medios y comportamientos al cambio.
En tales sistemas, la seguridad depende de la introducción de límites localmente visibles de
adaptación aceptable y la introducción de sus mecanismos de control relacionados. (1)
1. El entorno de seguridad
Las organizaciones que detentan efectivas culturas de seguridad se caracterizan por un
compromiso constante a considerar a la seguridad como una prioridad de primer nivel,
situación que se expande a todo nivel. Concretamente, los componentes de importancia son:
- Toma de conciencia de la tendencia de la organización hacia el riesgo de
actividad elevado y a la ocurrencia de errores.
- Entorno libre de culpa, donde los individuos pueden reportar errores sin
temor a reprimendas.
- Colaboración a través de diferentes rangos jerárquicos a fin de aportar
soluciones a los aspectos vulnerables.
- Canalización de recursos hacia el problema de la seguridad. (2)
Los gerenciadores de salud pueden valerse de la siguiente lista ideal a fin de identificar los
elementos culturales que contribuyen a mejorar la seguridad: (2) (3)
- Todo el personal reconoce que los más altos niveles directivos se hallan
involucrados en la mejora de la seguridad del paciente.
- La organización tiene definidas políticas de seguridad.
- Todo el personal conoce y puede explicar las políticas de seguridad.
- Todo el personal está involucrado en el desarrollo de metas de seguridad.
- Todo el personal puede reconocer en qué medida su actividad personal y
profesional puede afectar a la seguridad del paciente.
15
-
-
-
-
Todo el personal reconoce que tiene la suficiente autoridad y los medios
adecuados para desarrollar sus responsabilidades atinentes a la seguridad del
paciente.
La actitud hacia la seguridad del paciente es mensurada y reconocida.
Se lleva a cabo periódicamente un proceso de revisión de los aspectos de
seguridad, sometidos a un proceso de mejora permanente.
Se llevan a cabo regularmente análisis en los diferentes puestos de trabajo a
fin de mejorar la seguridad del paciente; asimismo, sus resultados son la
base de la mejora en las políticas.
Todo el personal está incentivado y autorizado para corregir situaciones
riesgosas en la medida en que son identificadas.
Existe un sistema integral de recolección de información del riesgo de
seguridad. El sistema es positivo, efectivo y el personal lo usa.
Todo el personal tiene conocimiento de las tendencias hacia incidentes con
los pacientes, sus causas y sus medios de prevención.
Se investigan todos los incidentes así como las situaciones potencialmente
riesgosas, tomando en consecuencia las acciones necesarias.
Todo el personal que opera equipos está entrenado para reconocer las
necesidades de mantenimiento preventivo y solicitarlo oportunamente.
Todo el personal conoce la respuesta inmediata en una situación de
emergencia debido a la existencia de un planeamiento y entrenamiento
adecuados.
Todos los sistemas y equipamiento se encuentran en su ubicación habitual y
son regularmente probados.
Todos los supervisores / gerentes colaboran en el análisis de seguridad en el
lugar de trabajo, aseguran la seguridad física, refuerzan el entrenamiento y
pueden explicar cómo proveer un ambiente seguro para el paciente.
2. La cultura de la seguridad
La cultura de la seguridad resulta de la efectiva interacción de tres elementos
organizacionales: estructuras del entorno y procesos internos de la organización, las
actitudes y percepciones del personal y su comportamiento relativo a la seguridad. (4)
El compromiso hacia la cultura de la seguridad por parte de la más elevada jerarquía
organizacional es esencial. Las palabras aisladas constituyen una ineficaz herramienta de
liderazgo; el compromiso de los líderes debe expresarse a a través de acciones observables
por parte del personal. Algunas de estas acciones incluyen: (2) (5) (6) (7) (8)
- Llevar a cabo entrenamiento formal para la comprensión de conceptos y prácticas
relativos a la cultura de la seguridad.
- Establecer que la seguridad es considerada como prioridad dentro de los planes
estratégicos de la organización.
- Establecer amplias facilidades en procedimientos y políticas de seguridad a fin de
delinear planes concretos de supervisión y permitir explicar a cada empleado cómo
su comportamiento puede afectar la seguridad del paciente.
- Revisar regularmente las políticas de seguridad a fin de asegurar se adecuación a
circunstancias corrientes y anticipadas.
- Incluír a la seguridad como prioridad en la agenda de reuniones.
16
-
Alentar a los empleados a denotar interés por las cuestiones de seguridad.
Poseer objetivos personales a fin de mejorar las cuestiones de seguridad en áreas
gerenciales.
Monitorear las tendencias de seguridad a fin de supervisar el cumplimiento de los
objetivos propuestos.
Tomar un interés genuino en el mejoramiento de la seguridad y no solamente
enfocar el asunto cuando ya ha surgido un incidente.
En las organizaciones portadoras de una sólida cultura de seguridad, en las cuales todos sus
miembros se encuentran comprometidos con la detección y resolución de situaciones
inherentes, los patrones de comunicación no son jerárquicos, de hecho, las líneas de
comunicación con un pronunciado gradiente de autoridad pueden afectar negativamente la
cultura de la seguridad. En tales circunstancias, el personal espera órdenes, y no se hallan
incentivos a la posibilidad de cuestionamientos o modificaciones. Contrariamente, la
cultura de la seguridad exige la libre comunicación hacia arriba y abajo en la línea de
comando y horizontalmente entre las diferentes divisiones o departamentos; sin tener en
cuenta el rango o nivel de autoridad, el personal está alentado a hablar si se identifica un
riesgo, un error o una vulnerabilidad que pudiera devenir en un accidente. (6) (8)
A la necesidad de una fluida comunicación debe sumarse el entrenamiento recurrente. Las
organizaciones con bajo nivel de accidentes enseñan a sus miembros la manera de
reconocer y responder ante una variedad de problemas. El personal está entrenado en
prácticas de seguridad y la educación es utilizada para lograr la motivación para anticipar
acontecimientos adversos, erradicarlos en tanto sea posible y mitigar sus efectos si no
pueden ser prevenidos. Cuando se identifican problemas, se efectiviza el reentrenamiento
sin estigmas o penalidades. (2) Todo error es considerado como una oportunidad de
aprendizaje. Las organizaciones con un alto nivel de seguridad utilizan los accidentes para:
- Construir la memoria organizacional acerca de qué sucedió y por qué sucedió.
- Comprender el tipo de accidentes que pueden tener lugar en ese tipo de
organización en particular.
- Comunicar el interés y los valores de la cultura de la seguridad.
- Identificar partes del sistema con redundancias. (9)
La evidencia indica que tres de cuatro errores son detectados por el mismo personal que los
comete, por lo tanto, como ya se expresara precedentemente, el personal necesita tener la
posibilidad de reportar ampliamente los errores, en particular los errores humanos, sin el
temor a ser culpados o estigmatizados, en la medida en que propongan medidas correctivas.
El reporte anónimo puede ser aplicable, pero tiene la desventaja de la imposibilidad de
contactar a los agentes involucrados a fin de recabar detalles, de todas formas, el anonimato
puede ser útil en los estadios iniciales de la implantación de la cultura de seguridad,
llegando a la comunicación abierta cuando se observan los beneficios y el personal se halla
seguro de no ser reprimido. (10)
Los expertos resaltan el detalle de la necesidad de reportar no solo los errores y accidentes,
sino también las “casi-errores”, esto es, los acontecimientos que pudieron tener
consecuencias adversas aunque no se halla llegado a ellas, como por ejemplo, el suministro
de una medicación incorrecta sin evidenciarse efectos adversos en el paciente, o el inicio de
un inadecuado goteo intravenoso advertido por otro personal que lo corrige, también sin
consecuencias para el paciente. (8) (10) (11) La estructura o división a cargo de la
17
administración del riesgo institucional debe decidir qué hacer con la información. Por un
lado, los administradores de riesgo son concientes de la necesidad de proteger cierta
información a efectos de asegurar la confidencialidad del paciente, así como mantenerla
reunida para fines científicos o de proceso fuera del alcance de quienes pudieran usarla en
forma incorrecta o para otros propósitos. Por otro lado, la información y su divulgación se
torna necesaria para el proceso de aprendizaje inherente a la seguridad. Los administradores
de riesgo deben decidir qué compartir y con quien hacerlo, a fin de asistir a la organización
en el diseño de políticas de unificación de la información de modo que se aprecie un cuadro
real de riesgo-beneficio. (12)
El establecimiento de las estructuras y procesos anteriormente descritos en esta sección
requiere cambios en actitudes, creencias y comportamientos. No se lleva a cabo en forma
sencilla. Se estima que se necesitan al menos cinco años para desarrollar una cultura de la
seguridad que incluya a toda la organización. (6)
La International Atomic Energy Agency ha monitoreado y estudiado la seguridad y la
cultura de la seguridad en numerosas instalaciones nucleares en varios países, es así como
establece que la instauración de la cultura de la seguridad es un proceso gradual a lo largo
del tiempo, el cual, según su análisis, tiene lugar en tres etapas, las cuales aplican
perfectamente a las organizaciones dedicadas al cuidado de la salud: (5)
- Etapa 1: El manejo de la seguridad está basado en reglas y regulaciones.
- Etapa 2: El desempeño con una adecuada seguridad se convierte en una meta
organizacional.
- Etapa 3: El desempeño con una adecuada seguridad es dinámico y mejorado en
forma continua.
De acuerdo a la fuente mencionada (5) se describen en detalle las tres etapas.
Etapa 1
La organización ve a la seguridad como un requerimiento externo impuesto por autoridades
gubernamentales o regulatorias. Existe poca conciencia de los aspectos referentes al
comportamiento y actitudes
humanos sobre seguridad, la cual es identificada
primariamente como un aspecto técnico. Se considera adecuada la mera complacencia con
las reglas y regulaciones. Pueden observarse las siguientes características:
- Los problemas no se anticipan; la organización reacciona cuando ellos ocurren.
- Existe una escasa comunicación entre diferentes departamentos.
- Los departamentos y funciones se comportan como unidades semiautónomas,
evidenciando poca colaboración y manejo compartido de decisiones.
- Las decisiones tomas por los departamentos y funciones se focalizan en no poco
más que cumplir con las reglas.
- El personal que comete errores simplemente es culpado por su falta de acatamiento
a las reglas.
- Los conflictos no son resueltos; los departamentos y funciones compiten unos
contra otros.
- El rol de la gerencia es percibido como un mero acatamiento a las reglas y la
obtención de resultados.
- Existe un escaso aprendizaje fuera y dentro de la organización, la cual adopta una
actitud defensiva cuando es criticada.
- La seguridad es vista como una incomodidad requerida.
18
-
Los clientes (en este caso pacientes), proveedores (en este caso agentes de salud) y
contratistas son tratados con cautela o como adversarios.
Se aprecian sobre todo los beneficios a corto plazo.
El personal es visto como “componentes del sistema”; es definido y valorado
exclusivamente en términos a lo que ellos hacen.
Existe una relación de adversarios entre la gerencia y los empleados.
Existe poca conciencia relativa a los procesos de trabajo.
El personal es recompensado en base a la obediencia y resultados sin tener en
cuenta las consecuencias a largo plazo.
Etapa 2
El desempeño con una adecuada seguridad se convierte en una meta organizacional aun sin
la presión de medidas regulatorias. La organización comienza a examinar las razones por
las cuales el desempeño de seguridad alcanza una meseta y se encuentra dispuesta a recibir
la asistencia de otras organizaciones. La etapa se caracteriza por lo siguiente:
- La organización se caracteriza por asuntos del día a día, sin focalizar asuntos de
estrategia.
- La gerencia estimula los equipos y comunicación transdepartamental y
transfuncional.
- La alta gerencia funciona como un equipo y comienzan a coordinar decisiones
departamentales y funcionales.
- Las decisiones se centran frecuentemente en función de costo y función.
- La respuesta gerencial a los errores consiste en elaborar mayores procesos de
control y entrenamiento.
- El rol de la gerencia es percibido como la aplicación de técnicas adecuadas y al
manejo por objetivos.
- La organización se halla un poco más abierta a aprender de otras compañías,
especialmente a lo concerniente a técnicas y prácticas adecuadas.
- El costo de la seguridad y la productividad es percibido como mutuamente
detractivo; se interpreta que la seguridad incrementa los costos y disminuye la
productividad.
- La relación con los clientes (pacientes), proveedores (agentes de salud) y
contratistas es distante, reflejando una cautelosa aproximación en la cual se debe
ganar confianza.
- El personal es premiado al exceder las metas sin tener en cuenta los resultados o
consecuencias de largo plazo.
- La relación entre el personal y la gerencia es aún de tipo adversaria.
- Existe una creciente conciencia del impacto de los aspectos culturales en los lugares
de trabajo.
En esta etapa, la organización establece una visión de la cultura de seguridad deseada y así
lo comunica a todos sus estamentos. Se lleva a cabo una estrategia para materializar los
cambios deseados asignando recursos, personal, entrenamiento y tiempo al programa.
Etapa 3
El desempeño referente a la seguridad es apreciado como dinámico y siempre pasible de
mejoramiento. Existe un marcado interés en la comunicación, entrenamiento, capacitación,
19
así como en la mejora de la eficiencia y efectividad. Todos los miembros de la organización
pueden contribuir. En este estadio se aprecian las siguientes características:
- La organización comienza a actuar en forma estratégica, con foco tanto en el
presente como en el largo plazo. Se anticipa a los problemas y trata las causas antes
de que ellos ocurran..
- El personal reconoce la necesidad entre departamentos y funciones. Se recibe el
apoyo gerencial y los recursos necesarios para el trabajo colaborativo.
- El personal toma conciencia de los procesos de trabajo y colabora al respecto con el
nivel gerencial.
- Las decisiones se toman con pleno conocimiento de su impacto relativo a la
seguridad en los procesos de trabajo.
- No existe conflicto de intereses entre las metas de seguridad y producción por lo
tanto la seguridad no se menosprecia en aras de la producción.
- Casi todos los errores se visualizan en términos de variabilidad en los procesos de
trabajo. Lo importante es hallar qué sucedió en vez de buscar a quien culpar. Este
procedimiento se utiliza para evitar errores futuros.
- La existencia de conflictos es manejada a fin de llegar a soluciones mutuamente
beneficiosas.
- Se emplea tiempo y recursos para aprender de experiencias ajenas y adaptarlas a la
propia organización.
- La seguridad y la producción son vistas como interdependientes.
- Se establecen relaciones de colaboración con proveedores (agentes), clientes
(pacientes) y contratistas.
- El desempeño de corto plazo es analizado a fin de mejorar el de largo plazo.
- Se respeta y valora la contribución del personal.
- La relación entre el personal y el nivel gerencial es respetuosa y de apoyo mutuo.
- La organización reconoce no sólo a los que producen sino también a los que apoyan
el trabajo de los demás. El personal es reconocido por la mejora tanto de procesos
como de resultados.
Las características de las tres etapas sirven a las organizaciones para confeccionar un
autodiagnóstico, identificando así la posición actual y la aspirada. No puede predecirse el
tiempo requerido por una determinada organización para transitar por las tres etapas. Sin
embargo, se debe tomar el suficiente tiempo en cada una a fin de materializar los beneficios
aportados por los cambios instrumentados así como para la maduración de los procesos
puestos en práctica. El personal debe estar preparado para el cambio. Demasiadas
iniciativas novedosas en un período corto pueden resultar desestabilizadoras para la
organización. El punto importante es considerar que las organizaciones deben abrirse al
cambio sabiendo que el mismo será gradual a través de años de trabajo continuo. (5)
En general, el personal del equipo de salud cree que la perfección clínica es una meta
asequible y que el “buen profesional” no comete errores, los cuales son percibidos como
consecuencia de falta de cuidado, inatención, indiferencia o decisiones no informadas. Tal
situación conlleva al sentimiento de vergüenza ante el error lo cual crea presiones para
ocultar el mismo. Resulta difícil transformar el pensamiento y las consecuencias de la
vergüenza y la culpa. En un estudio llevado a cabo para evaluar el cambio en la cultura de
la seguridad en varios hospitales, el primer cambio notado fue la apreciación de que los
errores ocurren en base a un problema sistémico en vez de un problema personal, sin
20
embargo, tal transformación requiere un prolongado período de entrenamiento, educación y
apoyo en todos los niveles de la organización. (8) Por cuanto la cultura y su entorno de
desarrollo difieren enormemente entre instituciones (por ejemplo, considérese la diferencia
entre un hospital polivalente de alta complejidad dependiente del Estado y un centro
privado de diagnóstico por imágenes que incluye procedimientos invasivos), es limitado el
lineamiento general generador del cambio cultural, aunque existe consenso general acerca
de ciertos atributos culturales que contribuyen a la seguridad del paciente, tales como el
trabajo en equipo, el apoyo de los niveles jerárquicos superiores y la comunicación. Existen
numerosos caminos para alcanzar una cultura de seguridad positiva, dependiendo del status
cultural de la organización. Los aspectos más profundos de la cultura, como ser los valores,
creencias y normas dentro de una organización no pueden evaluarse adecuadamente
mediante meros instrumentos cuantitativos. Los individuos muchas veces no son concientes
o se hallan inarticulados de la cultura que los rodea, por lo tanto, los datos cuantitativos,
aunque útiles como aproximación inicial al problema y al cambio, deberán complementarse
con información cualitativa, tal como la obtenida con entrevistas personales y auditorías de
seguridad. (13) (14)
3. El elemento humano en la cultura de la seguridad: el paciente y los miembros
del equipo de salud.
Resulta por demás evidente que el mero hecho de permanecer en una institución de salud
constituye de por sí un factor de riesgo. Tal como queda evidenciado en un estudio llevado
a cabo en un hospital universitario (15), en el 20% de los pacientes admitidos aconteció un
episodio deletéreo, resultando éste de tipo mayor en el 4,7%. El grado de vulnerabilidad del
paciente está relacionado con el tiempo de permanencia en el hospital y con la severidad de
su afección, lo cual impone un mayor número de actos terapéuticos y mayor complejidad
en los mismos. Otro interesante estudio (16) revela que los acontecimientos adversos
“menores” consumen más recursos que los que causan discapacidades severas o incluso la
muerte; es justamente en los frecuentes y cotidianos efectos menores (muchas veces
relegados a un segundo plano por los poco frecuentes pero espectaculares efectos mayores)
en los cuales debe focalizarse la atención de seguridad a fin de beneficiar a un mayor
número de pacientes.
La cultura de la seguridad toma como referencia a efectos de pergeñar políticas adecuadas,
aspectos vinculados a otras disciplinas, tales como psicología, ergonomía, ingeniería, etc,
ignorando en numerosas oportunidades al objeto de su atención: el paciente mismo. Se
suele considerar a los pacientes desde una óptica pasiva, como víctimas de errores y fallas
de seguridad, sin tener en cuenta que ellos mismos pueden adoptar un rol activo asegurando
su adecuado cuidado y prevención de situaciones adversas. Obviamente, lo anteriormente
descrito no debería revistar como una carga adicional sobre el paciente hospitalizado.
Según una visión antropológica del problema, (17) son elementos de seguridad y confianza
para los pacientes:
 La competencia de los profesionales.
 La utilización de la historia clínica.
 La atención del médico «de toda la vida» o del «médico de siempre».
 La atención en urgencias en situaciones graves.
 La información recibida respecto a la enfermedad y los autocuidados.
21




Que el médico de cabecera y el especialista estén bien coordinados (no se contradigan
ni se pongan en entredicho).
Sentirse informados y tener información sobre lo que va a ocurrir (la información
genera control).
El percibir que los profesionales que los atienden se interesan verdaderamente por su
problema. Que los llamen por su nombre, que los conozcan y conozcan su historia.
Cuando le dedican el tiempo necesario.
Para los pacientes, genera inseguridad y desconfianza:
 Importancia del factor «suerte» y por tanto la calidad de la atención «depende del
médico que tenga o del especialista que le toque».
 Cuando les falta información sobre su enfermedad, su tratamiento o su proceso.
 Cuando perciben que sus médicos no tienen los conocimientos necesarios para realizar
el seguimiento.
 Los cambios de médico. El seguimiento y las revisiones por médicos diferentes. La
falta de un referente único para todo el proceso asistencial.
 Recibir atención de médicos/as y enfermeros/ as en formación sin la supervisión
de un profesional con experiencia.
 Las ocasiones en que necesitan una consulta «urgente» con su especialista y no
pueden acceder a su consulta. El no saber dónde acudir en los momentos de dudas.
 Cuando han detectado algún error en el proceso asistencial y nadie se lo ha explicado.
 Cuando existe falta de organización.
 Que los profesionales trabajen estresados.
 Las quejas de los profesionales sobre problemas laborales delante de los pacientes.
 Cuando el paciente nota la falta de interés de los profesionales.
 La falta de intimidad durante las exploraciones.
 El aspecto descuidado del material y de la tecnología. Los fallos en su funcionamiento.
 La falta de capacidad de respuesta de la atención domiciliaria.
Al respecto, el problema de la comunicación resulta trascendente ya que su deficiencia
resulta en quejas acerca del accionar profesional. Los pacientes prefieren a los
profesionales interesados en los temores y expectativas de los pacientes, no limitándose
meramente a explicar métodos diagnósticos o procedimientos terapéuticos; si el médico
ignora los valores a las preferencias del paciente, éste puede recibir un tratamiento
inadecuado a sus necesidades. Son elementos que producen seguridad y aumentan la
confianza: (17)
 Notar que el equipo sabe lo que hace, es decir, que no dudan y actúan con diligencia.
 Que están bien coordinados entre sí, sin incoherencias en los mensajes o actuaciones.
 Recibir una información constante y argumentada de qué se está haciendo y por qué,
explicar las decisiones para que el paciente conozca los motivos de intervenir de una
forma y no de otra.
 Percibir un trato agradable y considerado y que el equipo actúa con tranquilidad y que
no demuestran nerviosismo, ni crispación, etc., ya que esa tranquilidad se transmite, se
contagia.
22
En todos los escalones relativos al cuidado del paciente existe la potencial contribución de
los mismos a través del aporte de información diagnóstica, participación en las decisiones
terapéuticas, elección de los profesionales y monitoreo de efectos adversos. Esto requiere
que los profesionales estimulen la participación activa del paciente, quien, a tal efecto, debe
asimismo estar adecuadamente motivado y preparado. El grado de compromiso potencial
del paciente varía considerablemente según la especialidad médica y dependerá de la
naturaleza y complejidad del tratamiento y del grado de conocimiento técnico requerido
para comprender el proceso terapéutico, así como del deseo del paciente de asumir un papel
activo, lo cual, varía enormemente de persona a persona. El hecho de favorecer la
participación del paciente implica sin lugar a dudas una carga adicional para el personal de
salud en términos de consultas más prolongadas y mayor tiempo necesario para responder a
las lógicas consultas; en este sentido, los profesionales también deben estar preparados.
(18)
Las relaciones interpersonales, metas, objetivos y visión de los miembros del equipo de
salud y personal auxiliar resultan fundamentales a la hora de planificar actitudes
institucionales relativas a la seguridad de los pacientes. Una investigación llevada a cabo en
un centro médico académico (19) evidenció que el personal apreciaba que los supervisores
directos se hallaban más consustanciados con la cultura de la seguridad que los altos
directivos, hecho particularmente evidente entre el personal de enfermería; asimismo, los
médicos resultaron menos comprometidos con la seguridad que los enfermeros. De manera
similar, los conflictos entre médicos y directivos parecen ser bastante comunes, y la
relación entre ambos genera repercusiones en lo atinente a la seguridad de los pacientes. Al
menos parte del problema radica en los profundos cambios acontecidos desde la segunda
mitad del siglo XX en la sociedad en general y en particular en los sistemas de salud los
cuales han alterado las relaciones entre médicos, sus pacientes y las organizaciones para las
cuales trabajan. Los asuntos relativos al cobro de servicios y la carga de trabajo parecen ser
los puntos significativos de tensión, así como el cambio de actitud hacia la autonomía y el
establecimiento de la cultura financiera. Los costos crecientes en salud y sus repercusiones
en la economía en general ha significado que las decisiones médicas sean meticulosamente
escrutadas y controladas. A ello se suma el mayor acceso a la información por parte del
público en general por lo que en numerosas oportunidades los pacientes no tienen un
panorama concreto acerca de lo que razonablemente pueden lograr las organizaciones de
salud. (20) Los médicos, administradores y enfermeros difieren en la representación de su
visión respecto de los aspectos antedichos:
 Los médicos tienden a resistir la intrusión de asuntos financieros en los procesos de
decisión clínica.
 Sistematización del trabajo clínico: los enfermeros y administradores lo ven como
apropiado, no así algunos médicos.
 Los médicos tienden a considerar al paciente como entidad individual, no así los
administradores, quienes tienden a considerarlos en base a agrupamientos.
 El poder del equipo: los médicos muchas veces no introyectan el concepto, el cual
suele estar fuertemente arraigado entre enfermeros y administradores. (20) (21)
Muchas veces los miembros del cuerpo de administración organizacional son vistos por los
médicos como los representantes de influencias negativas hacia su trabajo o que
23
directamente no entienden su trabajo. Al respecto, suele haber una desconexión en la
jerarquía en las organizaciones de salud; el trabajo de los administradores no suele
conectarse con el correspondiente al personal de primera línea, al contrario de lo que
sucede con otras organizaciones no relacionadas al cuidado de la salud. Esto obedece a una
falta de aceptación de la legitimidad de la inclusión de los administradores en el trabajo
clínico, ya sea por la carencia de los mismos en cuanto a conocimientos médicos, o por la
situación inversa, es decir médicos sumamente calificados los cuales carecen de
conocimientos y habilidades concretas para el manejo administrativo. Todo esto conlleva a
que en numerosas oportunidades la administración se ocupe sólo de hechos tangenciales o
directamente no relacionados con el proceso clínico, tal como el llevar a cabo meros
procesos administrativos. En las organizaciones donde predomina el stress, temor,
inestabilidad y rápido recambio de personal y otras secuelas de la mala relación
interpersonal e interjerárquica se crea un caldo de cultivo para accidentes y situaciones de
riesgo tanto para el paciente como para el propio personal. (20) El reto mayor para lograr
un sistema sanitario más seguro es cambiar la percepción del error y del riesgo clínico
como una amenaza para la fama y el prestigio profesional por otra en la que los mismos no
sean considerados fallos personales, sino oportunidades para mejorar el sistema y reducir
los riesgos que conlleva la atención sanitaria. A tal fin es necesario un entorno laboral y
profesional que favorezca la discusión abierta y participativa de los riesgos, el análisis de
accidentes e incidentes a fin de aprender del error, el feedback informativo sobre los fallos a
todos los implicados, la implicación y responsabilización prospectiva de todos los
profesionales a escala individual y corporativa y el rendimiento de cuentas. (22)
4. La reacción inicial.
Los esfuerzos organizacionales destinados a mejorar la calidad o la seguridad, mediante la
implementación de modelos basados en el aprendizaje o en la responsabilidad, utilizando
para ello datos referidos al desempeño laboral y/o profesional llevan implícito el riesgo de
crear situaciones de temor provocando una actitud defensiva por parte de los agentes
involucrados, sobre todo cuando se ha empleado un modelo basado en la responsabilidad.
El conocimiento de las respuestas humanas predecibles frente a los datos de
responsabilidad resulta un factor clave a la hora de diseñar un sistema de reporte efectivo
en lo atinente a la seguridad de los pacientes. Asimismo, representa una importante
consideración acerca de la magnitud del esfuerzo a invertir en aplicaciones de
responsabilidad versus aplicaciones de aprendizaje, en virtud del mayor recelo que generan
las primeras. (23)
Al respecto, en lo atinente a la cultura organizacional, puede crearse lo que algunos autores
denominan “el ciclo del miedo”. (24) A continuación describimos sus aspectos más
representativos:
Reacción 1: Matar al Mensajero.
Los datos referentes a responsabilidad se focalizan en forma inherente e individual sobre
los profesionales de la salud o en instituciones sanitarias. El estar así señalados, genera
conductas defensivas. Los agentes perciben una evaluación negativa como un ataque
directo; en respuesta, levantan barreras defensivas que hacen aun más difíciles las
comunicaciones positivas. Bajo la filosofía de que la mejor defensa es un buen ataque,
muchas veces, los agentes o instituciones involucradas contraatacan. Desafían el sistema de
apreciación de datos, los métodos analíticos y la precisión de la evaluación. Cuestionan la
24
competencia y los motivos de los que llevan a cabo los programas pertinentes, y lo más
importante, tratan de bloquear el acceso a los datos que pudieran contribuír a críticas
similares en el futuro.
Reacción 2: Filtrar los datos (manipular el sistema).
Muchos de los datos utilizados para la evaluación de resultados son generados por
instituciones o individuos que son el objeto de la evaluación. En tales circunstancias, al ser
confrontados ante medidas de resultado en un modelo de responsabilidad, es más fácil
“verse bien” mediante la manipulación de los datos antes que utilizando los mismos para
mejorar los procesos clínicos.
Reacción 3: Microgestión.
Muchas de las actividades relacionadas con la salud comprenden procesos y sistemas que
comprenden complejas interacciones. Como resultado pueden ofrecer una aparente
variación aleatoria. El uso de datos en un modelo de responsabilidad puede llevar, bajo
estas circunstancias a focalizar la gestión en el día a día, respondiendo a las fluctuaciones
propias de la accesibilidad, en vez de utilizar el complejo sistema de datos desde una
mirada estratégica a fin de rediseñar el sistema. Así, la microgestión puede llevar a peores
resultados, determinando inspecciones más rigurosas, lo cual devendrá en una nueva
iteración del “ciclo del miedo”.
Tal cual lo hemos expuesto, el desafío es enorme, el pretendido cambio organizacional en
aras del mejoramiento de la seguridad del paciente y también en la disminución de
reclamaciones legales y fútiles erogaciones conlleva múltiples escollos, los cuales sólo
podrán ser salvados mediante una actitud paciente aunque firme en planes debidamente
concebidos llevados a cabo por personal convenientemente entrenado y consustanciado.
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survey in 15 California hospitals. Qual Saf Health Care 12:112-118,2003.
14) Nieva V F, Sorra J. Safety culture assessment: a tool for improving patient safety in
healthcare organizations. Qual Saf Health Care 12 (Suppl II):ii17-ii23,2003.
15) Schimmel EM. The hazards of hospitalization. Qual Saf Health Care 12:5864,2003.
16) Runciman WB, Edmonds MJ, Pradham M. Setting priorities for patient safety. Qual
Saf Health Care 11:224-229,2002.
17) March JC, Prieto MA, Suess A, Escudero M. Seguridad del paciente: una
perspectiva antropológica. Humanitas, Humanidades Médicas 8:27-41,2005.
18) Vincent CA, Coulter A. Patient safety: what about the patient? Qual Saf Health
Care 11:76-80,2002.
19) Pronovost PJ, Weast B, Holzmueller CG, et al. Evaluation of the culture of safety:
survey of clinicians and managers in an academic medical canter. Qual Saf Health
Care 12:405-410,2003.
20) Edwards N. Doctors and managers: poor relationships may be damaging patientswhat can be done? Qual Saf Health Care 12 (Suppl I):i21-i24,2003.
21) Degeling P, Maxwell S, Kennedy J, et al. Medicine, management, and
modernization: a “danse macabre”? BMJ 326:649-652,2003.
22) Aibar Remón C. La percepción del riesgo: del paciente informado al paciente
consecuente. Humanitas, Humanidades Médicas 8:43-57,2005.
23) Aspden K, Corrigan J, Wolcott J, Erickson s. Eds. Patient Safety: Achieving a New
Standard of Care. Chapter 8: Patient Safety Reporting Systems and Applications.
National Academis Press 2004.
24) Scherkenbach W. The Deming Route to Quality and Productivity: Road Maps and
Road Blocks, 11th Ed. CEE press books George Washington University, 1991.
Citado en Aspden K, Corrigan J, Wolcott J, Erickson s. Eds. Patient Safety:
Achieving a New Standard of Care. Chapter 8: Patient Safety Reporting Systems
and Applications. National Academis Press 2004.
26
CAPÍTULO III : NOTIFICACIÓN DE ACONTECIMIENTOS
1. El objeto de la notificación.
En el propósito de mejorar la seguridad, uno de los aspectos más frustrantes, tanto para los
pacientes como para los profesionales, es la aparente carencia por parte de los sistemas de
salud para aprender de sus errores. Con demasiada frecuencia, ni los agentes de salud ni las
organizaciones a las cuales pertenecen ponen en conocimiento el hecho de la ocurrencia de
un accidente o evento (tomado en su real acepción: hecho imprevisto o que puede suceder);
de la misma manera, tampoco comparten lo que han aprendido al respecto cuando se ha
llevado a cabo una investigación. Como consecuencia, los mismos errores se suceden en
diferentes ámbitos y los pacientes continúan siendo afectados por esos mismos errores
prevenibles.
Una solución para este problema es la notificación, ya sea por parte de los médicos,
enfermeros o cualquier otro agente componente de la organización de salud, y de la
organización hacia destinatarios componentes del sistema de salud o de jerarquía superior,
regional o nacional. El propósito primario de la notificación es aprender de la
experiencia. (1) En forma ideal, si un evento adverso tuviere lugar en un hospital, el mismo
debería ser reportado a la administración, la cual pondría en marcha una investigación a fin
de descubrir sus causas y generar los cambios necesarios para prevenir su recurrencia. Los
resultados de la investigación, a su vez, deberían ser reportados a un órgano externo,
responsable de acumular, clasificar y analizar datos provenientes de múltiples fuentes y así
distribuír ampliamente la información. (1) (2) (3). Se considera que un sistema de
notificación efectivo es la piedra angular de las medidas de seguridad hacia el paciente, y
dentro de un hospital o una organización de salud, una medida del progreso hacia la
adquisición de una cultura de la seguridad. Como mínimo, la notificación puede ayudar a
identificar situaciones riesgosas y proveer información acerca de los puntos débiles
involucrados en su génesis y resolución, logrando así la disminución en la probabilidad de
futuras afecciones a los pacientes. Tanto las organizaciones de salud como los individuos se
benefician con el sistema de notificación si reciben como devolución información útil
establecida mediante la generalización y estudio de casos similares por parte de otras
instituciones. Si el evento y los resultados del análisis pertinente no se reportan a un
organismo externo (ej. autoridad sanitaria), las lecciones aprendidas quedan atrapadas entre
las paredes del hospital y se pierden las oportunidades tanto de generalizar el problema
como de hallar soluciones eficaces y al mismo tiempo generales. Si el evento es reportado y
los hallazgos son ingresados a una base de datos, el evento puede ser asimilado a otros
incidentes similares a fin de dilucidar causas comunes subyacentes. De esta forma, puede
surgir una gran variedad de soluciones, como por ejemplo prácticas de enfermería
destinadas a rotular todas las vías de administración intravenosa como el requerimiento de
fabricación de conectores de tubuladura incompatibles a fin de evitar la administración
simultánea de soluciones farmacológicamente incompatibles.
El propósito primario de los sistemas de notificación de datos sobre seguridad es aprender
de la experiencia. Es importante tener en cuenta que la notificación en sí misma no mejora
la seguridad, es la respuesta a la notificación lo que lleva al cambio. Al respecto, un punto a
tener en cuenta es que el sistema de notificación debe producir una respuesta visible y útil
en el receptor como para justificar los recursos utilizados en el sistema de notificación, así
27
como para incentivar la notificación por parte de instituciones e individuos. El sistema de
respuesta es más importante que el sistema de notificación. (1) (4)
La notificación puede llevar al aprendizaje y a la mejora en la seguridad a través de
diferentes vías:
- Puede generar alertas referentes a nuevos riesgos potenciales, verbigracia
complicaciones de un nuevo producto farmacéutico.
- Pueden compartirse las lecciones aprendidas por las organizaciones de salud al
investigar eventos serios.
- El análisis de una cantidad de notificaciones puede revelar tendencias no
reconocidas las cuales requieren atención y acción.
- El análisis de múltiples notificaciones puede poner de manifiesto fallas subyacentes
en el sistema y de esa forma recomendar “buenas prácticas” a seguir por parte de los
miembros de la organización. (1) (4)
2. Las barreras a vencer
En el ambiente de la salud, generalmente imbuido de autonomía profesional, sentido
corporativo y autorregulación, resulta poco frecuente el aliento hacia la notificación de
errores. Es así que los profesionales de la salud se muestran renuentes a reportar hacia sus
superiores, hecho más notorio entre los médicos; los enfermeros y obstétricas tienden a una
mayor proclividad a la notificación. En los hospitales, el personal en general no reporta
debido a falta de tiempo, temor a la reprimenda, dificultad para catalogar un error,
dificultad para inculpar a otros profesionales y a la falta de percepción de beneficios al
concretar la notificación; particularmente entre los médicos, la vergüenza, temor a acciones
legales, pérdida de reputación y desaprobación por parte de sus pares, son circunstancias
que atentan contra la notificación. Es más común que se produzca una notificación cuando
un incidente implica la desviación de un protocolo o cuando el curso evolutivo de un
paciente se halla comprometido. (1) (5) (6) (7) (8)
A pesar de los beneficios potenciales, existen significantes barreras que frenen la natural
revelación del evento o incidente, dichas barreras han sido clasificadas en cuatro categorías:
(9) (10)
- Actitudes: incluye la cultura del silencio dentro de la comunidad médica, el modelo
de la perfección, los intereses personales antepuestos a los derechos de los pacientes
y la duda sobre los beneficios reales y concretos de las notificaciones. En esta
categoría, predomina el perfeccionismo, con la ilógica premisa de que los
profesionales no deberían cometer errores.
- Desamparo: se centra en la incumbencia en el proceso de revelación del incidente.
Ejemplos específicos incluyen la falta de control sobre la información del evento
luego de su notificación, la carencia de confidencialidad e inmunidad legal luego de
la notificación, la falta de control en un entorno donde los errores son fallas del
sistema, falta de retroalimentación constructiva desde los procesos de mejora de la
calidad, la falde de tiempo y la creencia de que el sistema de notificación de errores
penalizará a aquellos que son honestos y reportan, especialmente si son novicios
dentro de la escala profesional institucional.
- Incertidumbres: incluye cuestiones relativas a la forma de revelar errores, la forma
de diferenciar entre errores médicos y complicaciones, qué errores deberían ser
reportados y qué hacer cuando hay desacuerdo entre si ha sucedido o no un error.
28
-
Temores y ansiedades: se relacionan con las consecuencias negativas de la
revelación. Existen temores acerca de la responsabilidad legal o financiera, medidas
disciplinarias profesionales, animadversión o pérdida de confianza por parte de
pacientes y familiares, publicidad negativa y un sentido de falla personal.
Desde el punto de vista práctico, y en lo atinente al quehacer cotidiano, existen asimismo
otros problemas. Por empezar, si el sistema de notificación se basa en formularios
impresos, el personal debe estar motivado para conseguir el formulario, completarlo
adecuadamente y enviarlo al órgano receptor, todo esto en un marco en donde se trabaja
contra reloj y a menudo con escasez de personal (a la sazón un importante elemento de
riesgo). Por otro lado, si el sistema de notificación es informatizado, el personal debe estar
entrenado en su uso, la interfaz debe ser accesible, igualmente requiere tiempo para
efectuar la notificación, y si se insiste en la confidencialidad, el uso de una PC compartida
en una sala de mucho movimiento, resulta atentatorio contra la misma. (11)
3. Clasificación del objeto de notificación
El objeto del monitoreo de incidentes no es reunir datos epidemiológicos per se, sino reunir
datos cualitativos. No obstante, si se descubriese un determinado patrón de errores, se
podrían llevar a cabo estudios prospectivos a fin de evaluar hipótesis epidemiológicas. Los
eventos a reportar pueden caer dentro de tres categorías básicas:
- eventos adversos
- eventos sin daño
- casi errores
A título de ejemplo, la anafilaxia a la penicilina representa claramente un evento adverso.
Interceptar la orden de prescripción de penicilina en un paciente reconocidamente alérgico
a la misma antes de su administración constituye un casi error. Por el contrario, si un
paciente con historia documentada de anafilaxia a la penicilina recibiera un antibiótico del
mismo grupo, como ser una cefalosporina, y no tuviera una reacción alérgica, constituiría
un evento sin daño, no un casi error. En las dos últimas situaciones no hay daño, pero la
diferencia radica en que en el casi error alguien corrige la situación antes de producirse el
daño, en cambio, en los eventos sin daño, el azar determina la ausencia de consecuencias.
La ampliación de la notificación a eventos sin daño y casi errores (no limitado solamente a
eventos adversos) ofrece varias ventajas. Este tipo de errores sin daño ocurre con una
frecuencia mucho mayor de los eventos adversos, tienen menor tendencia a provocar
sentimientos de culpabilidad y otro tipo de barreras anteriormente descritas en la sección
anterior. En los hospitales, la notificación de incidentes abarca un amplio espectro de
situaciones, incluyendo errores, desviaciones de protocolos y evolutividad clínica
inesperada, aunque focalizando en el resultado del incidente y no en categorías establecidas
de los mismos. Tabla 1. (12) (13) (14) (15)
A fin de mejorar la organización del sistema de notificación, se ha intentado establecer un
índice de riesgo a fin de determinar si determinado incidente amerita una investigación
completa , establecer prioridades y evaluar las áreas que requieren mayor atención o hasta
un análisis de causa raíz. Este tema en particular se abordará en secciones posteriores. A
modo de ejemplo presentamos las categorías de errores utilizadas por la U. S.
Pharmacopeia, USP MedMARx Error Outcome Categories (severity scale). Tabla 2. (16)
29
Nótese que la misma se refiere exclusivamente a errores, sin hacer mención de los casi
errores, los cuales, tal como se expresara anteriormente, ameritan igualmente ser
reportados.
Tabla 1: Ejemplos de eventos reportados en hospitales.
Resultados Adversos
Muerte o secuelas
inesperadas
Caídas u otros
accidentes en pacientes
internados
Quemaduras adquiridas
en el hospital
Ulceras por presión
adquiridas en el
hospital
Desviaciones
de Procedimientos
Errores o complicaciones
inesperadas relacionadas con
medicamentos o transfusión
Externación contraria al criterio
médico
Retrasos significativos en el
diagnóstico o en la ralización de
pruebas diagnósticas
Brechas en la confianza profesional
Eventos Catastróficos
Procedimientos en un
sector anatómico
equivocado
Procedimientos en el
paciente equivocado
Secuestro de bebés o
entrega a la familia
equivocada
Violación de una paciente
hospitalizada
Suicidio de un paciente
hospitalizado
Tabla 2: U. S. Pharmacopeia. Categorías de Error. Escala de Saveridad.
Categoría
Sin Error
Categoría A
Error sin Daño
Categoría B
Categoría C
Categoría D
Error con Daño
Categoría E
Categoría F
Categoría G
Categoría H
Definición
Circunstancias o eventos que tienen la capacidad de causar error
Se produjo un error, pero el mismo no alcanzó al paciente
Se produjo un error, llegó al paciente pero no produjo daño
Se produjo un error que alcanzó al paciente, requiriendo conducta
activa para verificar la ausencia de daño o para impedir el mismo
Se produjo un error que produjo un daño temporario al paciente,
requiriendo intervención
Se produjo un error que produjo un daño al paciente requiriendo la
prolomgación de la hospitalización
Se produjo un error que produjo un daño o secuela permanente
Se produjo un error que requirió conducta activa para mantener la
vida
Error con Muerte
Categoría I
Se produjo un error que desencadenó la muerte del paciente
30
4. Los diferentes sistemas de notificación
Los sistemas de notificación cubren un dilatado espectro de objetivos. En un extremo se
hallan los sistemas basados en el aprendizaje, mientras que en el extremo opuesto se hallan
aquellos desarrollados por entes regulatorios externos (a la organización) destinados a
asegurar la responsabilidad pública. Estos últimos sistemas tienden típicamente a identificar
aquellas organizaciones de salud que detentan inadecuados niveles de seguridad a fin de
imponer medidas correctivas. Aunque estos dos tipos de sistemas no resultan
necesariamente incompatibles, sus objetivos primarios determinarán obligatoriamente
diferencias en su diseño, tales como la voluntariedad u obligatoriedad de las notificaciones,
o si los mismos tienen lugar en un marco de dotal confidencialidad o se elevan a agencias
públicas o regulatorias. (4)
En esencia existen dos tipos básicos de sistemas de notificación:
- Sistemas basado en el aprendizaje.
- Sistemas basados en la responsabilidad.
Sistemas basados en el aprendizaje
Habitualmente son voluntarios y comprenden un amplio espectro de eventos reportables,
generalmente mucho mayor que los típicamente establecidos por una autoridad regulatoria.
Se analizan tanto los eventos adversos como los sucesos que potencialmente podrían
derivar en ellos, basándose en que los modelos causales de ambos son similares. Más que
asegurar un nivel mínimo de seguridad, estos sistemas fomentan la mejora contínua en los
aspectos de seguridad mediante la identificación de asuntos clave, disminución de
variaciones aleatorias y el establecimiento común de “buenas prácticas”. Una vez obtenidos
los datos, y sometidos a una evaluación y análisis experto se identifican las causas
subyacentes a los eventos y se efectúan las pertinentes recomendaciones tendientes a la
mejora en el rendimiento, disminución en el número de errores y daños, así como el
rediseño y/o modificación del sistema mismo.
Sistemas basados en la responsabilidad
En este tipo de sistemas, la notificación es habitualmente obligatorio y restringido a una
lista de eventos serios oportunamente definidos (denominados también “eventos
centinela”), tales como muerte inesperada, reacciones transfusionales y procedimientos
quirúrgicos equivocados. Este tipo de sistemas generalmente inducen mejoras mediante el
requerimiento de una investigación y análisis de sistema (análisis de causa raíz) del evento
en cuestión, aunque imponiendo sanciones, citaciones o penalidades a las instituciones
involucradas; obviamente, en tal escenario, se tenderá a reportar lo menos posible o a la
manipulación de los datos reportados. En virtud de los recursos necesarios para su puesta
en práctica, estos sistemas sólo se limitan a la notificación de los eventos centinela sin
incluír los casi errores, por lo que queda limitada su capacidad para obtener beneficios del
aprendizaje, salvo que el ente regulador comparta la información con todas sus
organizaciones de salud. (1) (4) (8) (17)
Los sistemas voluntarios juegan un importante rol estimulando a los profesionales y centros
en la mejora de la atención y permiten la comprensión de los factores que contribuyen al
error. Por este motivo se plantea que para que este tipo de sistemas tenga éxito, debe existir
31
una cultura de la seguridad avanzada o como mínimo los profesionales concientizados de la
importancia de realizar las notificaciones. La implantación de sistemas voluntarios de
notificación de eventos adversos deviene importante con el objetivo de analizar los
mecanismos de producción de errores, principalmente en aquellos eventos adversos que han
producido lesiones menores o en incidentes sin daño. Estos sistemas se complementan con
los de notificación obligatoria, que en la actualidad en su mayoría, básicamente están
orientados a eventos adversos de gran impacto. Los sistemas de notificación voluntarios
tienden a recoger menos notificaciones, porque exigen la participación directa de los
profesionales, y por tanto depende de factores motivacionales. Esto es rebatido puesto que
en los veinte estados de EEUU, que tienen un sistema de notificación obligatoria, sólo en
siete tienen mas de 100 notificaciones al año. El argumento que favorece los sistemas
obligatorios de notificación, se basa en la responsabilidad que deben tener las autoridades
sanitarias en asegurar que los centros sanitarios cumplan unos mínimos de calidad hacia los
ciudadanos. A pesar de esto, tal como se plantea en el informe, la coincidencia acerca de
que eventos se deben notificar obligatoriamente es prácticamente nula. No está demostrado
que los sistemas obligatorios de notificación tengan un impacto en la mejora de la
seguridad, ya que la mayoría de ellos traduce sus éxitos o fracasos en el volumen de
eventos adversos notificados, siendo este aspecto controvertido, por que no necesariamente
se traducen en cambios explícitos por parte de las organizaciones. Los sistemas voluntarios
no tienen porqué ser antagonistas de los obligatorios, y una misma institución puede
abordar los dos tipos de forma complementaria. (17)
En la Tabla 3 se resumen las características sobresalientes de los sistemas de notificación.
La Tabla 4 ejemplifica sistemas voluntarios impuestos en los Estados Unidos. En la Tabla
5 se describen las características sobresalientes de los principales sistemas de notificación,
en la cual se puede apreciar la diversidad de diseño y objetivos de los mismos.
32
Tabla 3: Características sobresalientes de los sistemas de notificación .
Modificada de Martin MC, Ruiz J. (8)
Objetivo
Modalidad
Confidencialidad
Causalidad
Eventos notificados
Basados en
Aprendizaje
Preventivo: mejora la calidad
Mayormente voluntario
Restringida
Analiza las causas
responsables o subyacentes
del evento adverso
Cualquier evento o
circunstancia generadora de
posible evento, aun
infrecuente
Basados en
Responsabilidad
Punitivo: busca la
responsabilidad
Mayormente obligatorio
Si. Generalmente anónimo
Análisis causal restringido
generalmente a evento
centinela
Generalmente graves y/o
frecuentes.
Tabla 4: Importantes sistemas de notificación voluntaria en USA
Tomada de Leape L. (1)
Sistema
Organización
Medication ISMP y USP
Error
Reporting
Program
MedMARx
USP
Evento
Notificable
Quienes
Notifican
Reciben y Notificaciones
Analizan la
Anuales
Información (aproximado)
Primariamente Hospitales,
1.000
farmacéuticos, farmacéuticos,
pero abierto a
FDA,
todos
compañías
farmacéuticas,
todos aquellos
interesados
Eventos
adversos con
drogas,
reacciones a
drogas, errores
de medicación,
problemas de
empaquetado
Errores en
Hospitales
medicación
Infecciones
Hospitales
intrahospitalarias participantes
(n = 315)
Hospitales
6.000
CDC
Hospitales
40.000
National
participantes
Nosocomial
Infection
Survey
JCAHO
Daños serios,
Hospitales
Hospitales
300 - 500
Sentinel
muertes
Events
accidentales
Reporting
Program
ISMP : Institute for Safe Medication Practices, USP: U.S. Pharmacopeia, FDA: Food and
Drug Administration, CDC: Centers for Disease Control and Prevention, JCAHO: Joint
Commission on Accreditation of Healthcare Organizations.
33
Tabla 5: Resúmen de las principales características de los sistemas de registro y
notificación.
Modificada de Bañeres J. (17)
Sistema
Notificación
Sentinel Events
reporting
program
(JCAHO)
Característica
s Sistema
Confidencial,
sistema no
gubernamental
Eventos
Notificados
Eventos
centinela
Tipo
Notificación
Voluntario
Formato
Quien
Notificación notifica
Informes
Hospitales
remitidos
vía mail, fax
(formato
papel)
Confidencial,
gubernamental,
no anónimo
Efectos
adversos
relacionados
con fármacos
Formato
papel y
enviado por
mail o fax o
por vía web
Profesionales
sanitarios y
pacientes
Describir la
epidemiología
de las
infecciones
nosocomiales y
monitorizar la
incidencia
Informar sobre
los problemas
relacionados
con la
medicación
Confidencial
Infecciones
adquiridas en
el hospital
Voluntario:
consumidores
y
profesionales
sanitarios.
Obligatorio:
laboratorios
farmacéuticos
y
disptribuidores
Voluntario
Formato
electrónico
(vía web)
Hospitales
asociados
Confidencial,
nacional,
anónimo,
opcional
Errores de
medicación,
reacciones
adversas a
medicamentos
Voluntario
Formato
electrónico
(vía web),
mail o fax
Anónimo
Recoger
información
sobre las
vacunas y su
administración
Confidencial
Formato
electrónico
)vía web),
teléfono,
mail o fax
Formato
electrónico
(vía web)
Profesionales
sanitarios,
hospitales o
pacientes
VaccineAdverse
Event
Reporting
System
(VAERS)
Eventos
adversos de
fármacos,
incidentes
potenciales
Eventos
adversos
relacionados
con la
administración
de vacunas
Voluntario
USA
Identificar
riesgos y
puntos débiles
en el sistema
Mejorar la
calidad y
seguridad de
los pacientes
Anónimo,
confidencial,
no punitivo
Voluntario
Formato
papel
Profesionales
sanitarios
Análisis de
los datos por
un grupo de
expertos
Mejorar la
seguridad de
los pacientes
No punitivo y
confidencial
Eventos
adversos
relacionados
con la
medicación,
eventos
centinela e
incidentes
potenciales
Eventos
adversos
Profesionales
sanitarios
Análisis
descriptivo
de los datos
Elaboración
de boletines
informativos
trimestrales.
Identificación
de riesgos y
distribución
de los
mismos.
Elaboración
de informes
anuales
Mejorar la
No punitivo y
Listado de 47
Obligatorio
Profesionales
Análisis de
Elaboración
USA
MedWatch
(FDA)
USA
National
Nosocomial
Infection
Survey (NNS)
del CDC
USA
Medication
Error
Reporting
Program
(MER)/ISMP
USA
MedMARx
(USP)
USA
Department of
Veterans
Affairs:PSRP
Objetivos
Identificación y
aprendizaje
entre
organizaciones
de atención
sanitaria de
eventos
centinela y sus
estrategias de
prevención
Incrementar la
conciencia
sobre la
notificación de
reacciones
graves
USA
Sistema de
notificación de
Massachussets
USA
The New York
Voluntario
Obligatorio
Formato
Análisis de
Datos
Análisis
causa raíz
acompañados
de un plan de
acción
Notificación
Resultados
Elaboración
de alertas de
los eventos
centinela
documantados
Elaboración
de informes
por categorías
Comparación Informe anual
de las
experiencias
a nivel
nacional y
ajustado por
riesgo
Farmacéuticos Análisis
Elaboración
u otros
descriptivo
de alertas
profesionales
de los
sanitarios,
resultados
organizaciones por un grupo
o pacientes
de expertos
Análisis
Elaboración
descriptivo a de un informa
partir de la
anual
base de datos
Profesionales
sanitarios,
fabricantes y
pacientes
Elaboración
de informes
de alertas
34
Patient
Occurrence
Reporting and
Tracking
System
(NYPORTS)
Sistema de
notificación de
Connecticut
seguridad de
confidencial
los pacientes
dentro del
sistema e
identificar áreas
de mejora
Mejorar la
Confidencial y
calidad y la
no punitivo
seguridad en el
cuidado del
paciente
The
Pennsylvania
Patient Safety
Reporting
System (PAPSRS)
Baylor Health
System (Texas)
Mejorar la
calidad y
seguridad de
los pacientes
Anónimo y no
punitivo
Mejorar la
seguridad en
los pacientes
No punitivo
Australian
Incident
Monitoring
System (AIMS)
Promover el
aprendizaje de
nuevos riesgos,
tendencies,
factores de
riesgo y
contribuyentes
Crear una red
de
conocimiento
de la seguridad
a través del
aprendizaje
Confidencial,
no punitivo,
anónimo
AUSTRALIA
National
Patient Safety
Agency:
National
Reporting and
Learning
System (NRLS)
GRAN
BRETAÑA
National
Reporting
System
DINAMARCA
Sistema de
notificación
sueco
eventos
adversos
electrónico
(vía web)
sanitarios
causa raíz
de alertas
Eventos
Obligatorio
adversos
clasificados en
4 categorías:
muertes,
lesiones, malos
tratos y otros
Eventos
Obligatorio
adversos
graves e
incidentes
Formato
electrónico
(vía web)
Profesionales
sanitarios
Análisis
descriptivo
de los datos
Elaboración
de un informe
anual con los
datos
Formato
electrónico
(vía web)
Profesionales
sanitarios
Análisis
descriptivo
de los datos
Elaboración
de un informe
anual con los
datos
Eventos
adversos e
incidentes
potenciales
Incidentes o
eventos
adversos
Obligatorio
Formato
electrónico
(vía web)
Profesionales
sanitarios
Voluntario
Formato
papel,
electrónico
o telefónico
Profesionales
sanitarios de
diferente
orígenes
Análisis de
los datos por
un grupo de
expertos
Elaboración y
publicación de
informes,
boletines de
noticias y
publicaciones
Anónimo y
confidencial
Eventos
adversos e
incidentes
Voluntario
Formato
electrónico.
Los
pacientes
pueden
telefonear
para
notificar
Profesionales, Análisis
pacientes, trust descriptivo
por un grupo
de expertos y
las
tendencias
Elaboración y
publicación de
informes.NPS
A Patient
Safety
Observatory
Mejorar la
seguridad de
los pacientes
dentro del
sistema de
salud danés
Confidencial,
no punitivo
Obligatorio
Formato
electrónico
Profesionales
sanitarios
Análisis de
causa raíz de
los datos con
mayor
gravedad
Elaboración
de boletines
de noticias,
alertase
informes
anuales
Mejorar la
seguridad de
los pacientes
Confidencial
Obligatorio
Formato
para hospitales papel, mail
y
o fax
organizaciones
sanitarias,
voluntario
para los
pacientes
Profesionales
sanitarios
Análisis
descriptivo
de los datos
por un grupo
de expertos
Realización
de boletines
informativos
Mejorar la
seguridad de
los pacientes
No punitivo
Voluntario.
Obligatorio
para eventos
adversos
graves
Formato
mail,
teléfono o
fax
Profesionales
sanitarios
Análisis
descriptivo
de los datos
Feedback de
la información
Centralizar y
evaluar
conjuntamente
Confidencial
Eventos
adversos
relacionados
con la
medicación,
con
procedimiento
s quirúrgicos o
invasivos y
otros eventos
graves
Efectos
adversos
graves,
incidentes
potenciales,
fallos de
equipamiento,
suicidios u
otros eventos
Eventos
adversos
graves, los que
resultan en
muerte o daño
permanente.
Suicidios
Errores de
medicación
Voluntario
Formato
electrónico
o papel
Profesionales
sanitarios,
sobretodo
Análisis
Elaboración
descriptivo
de boletines
de los errores informativos
SUECIA
Sistema de
notificación
holandés
HOLANDA
ISMP
ESPAÑA
Elaboración
de informes
35
las
comunicacione
s de errores de
medicación
farmacéuticos
o causa raíz
si procede
5. Fuentes alternativas de información
Los sistemas amplios de notificación, de los cuales nos hemos ocupado precedentemente,
constituyen una valiosísima herramienta para aprender de la experiencia ajena. Sin
embargo, existen otras fuentes de información igualmente valiosas que pueden utilizarse
internamente en las instituciones o a nivel más general remitiendo los datos
correspondientes. Muchas de estas fuentes son menos costosas por lo que constituyen
alternativas frente a la escasez de recursos a la hora de costear un amplio sistema de
notificación. El personal hospitalario (médicos, enfermeros, técnicos, farmacéuticos, etc),
constituye una sólida fuente de información, así como el análisis de las historias clínicas,
informes de laboratorio y en general cualquier otro tipo de material. Estas fuentes
alternativas han sido ampliamente consideradas por la Organización Mundial de la Salud; a
continuación las presentamos en secuencia de menor a mayor gasto en recursos para su
implementación. (4)
Recorridas de seguridad: proceso en el cual un grupo de personas con autoridad
institucional (líderes) visitan áreas de la organización e interrogan al personal de planta
acerca de eventos específicos, factores contribuyentes, casi errores, problemas potenciales y
posibles soluciones. Los líderes priorizan los eventos y se plantean soluciones entre el
personal involucrado, siendo los resultados retroalimentados al personal. La información
revelada en este proceso generalmente lleva implícita la solución en la descripción del
evento, por lo que admite la puesta en práctica re rápidos cambios. También puede llevar a
un cambio en la cultura, puesto que el personal toma conciencia y se involucra en la
observación crítica y la formulación de soluciones a discutir con sus superiores. Las
recorridas de seguridad son en realidad muy baratas; no requieren personal, equipamiento o
infraestructura adicional.
Grupos de enfoque: discusiones con el personal o con pacientes y familiares a fin de revelar
ideas, intereses y percepciones en un entorno de mutuo entendimiento y abierto al
aprendizaje. Por ejemplo, el personal de enfermería es conciente de los accidentes
potenciales que pueden suscitarse en su práctica cotidiana y estaría absolutamente dispuesto
a discutirlo e intercambiar ideas con sus superiores si se les diera la oportunidad. Si bien los
grupos de enfoque no pueden generar tendencias como un sistema de notificación puede
detectar situaciones de riesgo que de otra forma permanecerían ocultas.
Revisión de historias clínicas: aunque demanda un esfuerzo significativo, le provee al
revisor los elementos fácticos y el contexto en el cual entender el problema. Las mayores
limitaciones consisten en el costo y la variabilidad de su contenido. Excluyendo los datos
de laboratorio y otro tipo de informes especializados, gran parte del contenido está
determinado por el juicio subjetivo de quien redacta la historia. Mientras que siempre se
deja constancia de los eventos serios, generalmente con daño o secuela hacia el paciente, no
se mencionan los casi errores ni las condiciones subyacentes al evento. Por lo tanto, este
método es útil para la búsqueda de casos, aunque su información contextual es muy
limitada.
36
sobre los
errores
comunicados
y
recomendacio
nes
Revisión focalizada: las revisiones de historias clínicas que se focalizan en un tipo
determinado de evento pueden identificar puntos críticos que representen vulnerabilidades.
Por ejemplo, una revisión focalizada en los efectos adversos de los medicamentos, podría
poner de relieve que la prescripción a pacientes con alteración de la función renal, el
manejo de la anticoagulación y la aparición de reacciones alérgicas representan aspectos
que ameritan mejora.
Análisis modal de fallas y efectos (failure modes and effect análisis): los eventos adversos
pueden apreciarse como el resultado de vulnerabilidades en los sistemas; vulnerabilidades
que deben ser detectadas, analizadas y en lo posible eliminadas. Este procedimiento
constituye un recurso proactivo para la identificación de vulnerabilidades. Comienza con la
identificación sistemática de cada paso en el proceso y establece qué pudo tomar un giro
equivocado. En la etapa siguiente, se evalúa cómo puede ocurrir el modo de fallo y cuáles
son los efectos del mismo. Si el modo de fallo derivara en efectos catastróficos, el proceso
debe ser corregido. Esta herramienta está destinada a la evaluación de procesos
recientemente puestos en práctica o procesos ya existentes pero con una visión de cambio.
Investigación (screening): implica la utilización de datos rutinarios para la identificación de
posibles eventos adversos. Pueden ser llevados a cabo en forma retrospectiva o en tiempo
real, mediante el análisis de registros en papel o informáticos. La investigación de “sucesos
determinados” identifica la aparición de un evento predefinido, como ser la salida de
quirófano de pacientes sin haber sido intervenidos o las readmisiones hospitalarias antes de
las 48 horas de su egreso. Cuando se concreta un criterio de investigación, es necesario su
análisis por un experto a fin de determinar si efectivamente ha ocurrido un evento. Por
ejemplo, el laboratorio hospitalario puede tener almacenados informaticamente los
resultados obtenidos sobre estudios de coagulación, especialmente lo atinente al RIN
(International Normalized Ratio), las determinaciones resultantes por encima o por debajo
de valores predeterminados son analizadas a fin de evaluar la ocurrencia de casos de
trombosis o hemorragias.
Observación: requiere el conocimiento y experiencia de un experto, como una enfermera o
un farmacéutico, quien observará un determinado proceso registrando en forma precisa los
diferentes pasos llevados a cabo por el personal involucrado. Esta información es
posteriormente comparada con las órdenes escritas para identificar desviaciones. Estudios
observacionales sobre la administración de medicamentos han demostrado una alta tasa de
errores. Las enfermeras muchas veces no reparan en sus errores, los cuales, evidentemente
no podrán ser capturados por un sistema de notificación. (18) El método de observación
requiere un considerable esfuerzo humano y por supuesto de recursos, por lo cual es
costoso, sin embargo aporta valiosa información no sólo referida a la ocurrencia de eventos,
sino a la comprensión de la dinámica y los procesos que condicionan el resultado. Esta
herramienta se puede usar en forma intermitente, tanto como los recursos dsponibles lo
permitan, para identificar y comprender fallos en el sistema y para monitorizar
funcionamientos luego de la introducción de cambios. Puede llegar a ser muy útil para
identificar áreas en las cuales los rediseños de los procesos, tales como automatización y
simplificación pueden ser útiles para disminuir daños.
Vigilancia: se recolectan datos referentes a casos específicos, evaluando factores
predeterminados y resultados en pacientes que se incluyen en una categoría determinada,
como por ejemplo pacientes con infección intrahospitalaria. Se puede así identificar la
prevalencia de riesgos y factores de riesgo para eventos clave.
37
Los datos obtenidos mediante el análisis de la información administrativa hospitalaria,
pueden utilizarse para elaborar indicadores relativos a la seguridad de los pacientes, tales
los propuestos por la Agency for Healthcare Research and Quality (AHRQ), (19) (20),
cuyas características principales se presentan en la Tabla 6.
Tabla 6: Indicadores de la AHRQ referentes a la seguridad de los pacientes.
Modificada de Zhan C y Miller MR. (19)
Indicador
Reacciones y complicaciones de
la anestesia
Muerte en pacientes de bajo
riesgo
Numerador
Efectos adversos de los
fármacos anestésicos, tubo
endotraqueal colocado
incorrectamente
Muertes intrahospitalarias
Ulceras de decúbito
Ulceras por presión
Fracasos en procedimientos de
resucitación
Muertes intrahospitalarias
Oblitos
Cuerpos extraños dejados
accidentalmente durante
diferentes procedimientos
Neumotorax iatrogénico
Neumotorax iatrogénico
Infección debida a situaciones
médicas
Fracturas de cadera
postoperatorias
Hematomas/hemorragias
postoperatorias
Deterioro fisiológico o
metabólico postoperatorio
Insuficiencia respiratoria
postoperatoria
Tromboembolismo
postoperatorio
Septicemia postoperatoria
Dehiscencia de heridas
abdominopélvicas
Pinchazo o laceración accidental
Infecciones que siguen a
infusiones IV, inyecciones,
transfusiones , catéteres o
injertos
Fracturas de cadera
postoperatorias
Hematoma/hemorragia
postoperatorios con drenaje
quirúrgico o evacuación
Insuficiencia renal aguda
postoperatoria que requiere
diálisis, cetoacidosis diabética,
estados hiperosmolares o coma
hipoglucémico
Insuficiencia respiratoria a guda
o reagudización de una crónica
postoperatorias
Trombosis venosa profunda o
embolismo pulmonar
postoperatorio
Septicemia postoperatoria
Reacciones transfusionales
Disrupción de pared abdominal
postquirúrgico
Pinchazo o laceraciones durante
procedimientos
Reacciones transfusionales
Traumatismos en el nacimiento
Hemorragia intracraneana,
Denominador
Todas las altas quirúrgicas
Exclusiones
Reacciones por dependencia o
abuso, daños autoinfligidos.
Pacientes de bajo riesgo
definidos por criterios
hspitalarios
Altas médicas y quirúrgicas con
más de 4 días de internación
Trauma, cáncer,
inmunocomprometidos
Todas las altas médicas y
quirúrgicas
Todas las altas médicas y
quirúrgicas
Trauma, cirugía cardiotorácica,
biopsia pleural o pulmonar.
Cáncer, inmunocomprometidos
Todas las altas quirúrgicas
Daño autoinfligido, cáncer
posiblemente metastático en
hueso, niños, diagnóstico
principal relacionado con
síncope o caídas
Altas obstétricas
Parapléjicos, ingresos
reconocidos para una
internación prolongada
Pacientes con insuficiencia renal
Muertes en tránsito hacia o
aguda, embolismo pulmonar,
desde otro centro, ingresos
neumopatías (incluyendo las
reconocidos para internación
aspirativas), shock, paro
prolongada, diagnóstico
cardíaco, hemorragia digestiva relacionado con la condición del
denominador
Toas las altas médicas y
Ninguna
quirúrgicas
Todas las altas quirúrgicas
Todas las altas quirúrgicas
electivas
Altas quirúrgicas, diagnóstico
relacionado con las causas del
numerador
Todas las altas quirúrgicas
electivas
Altas obstétricas
Todas las altas quirúrgicas
Altas obstétricas, diagnóstico de
ingreso: trombosis venosa
Todas las altas electivas
quirúrgicas con más de 3 días de
hospitalización
Todas las altas de cirugía
abdominopélvica
Todas las altas médicas y
quirúrgicas
Todas las altas médicas y
quirúrgicas
Todos los nacidos vivos
Cáncer, infección,
inmunocomprometidos, altas
obstétricas
Altas obstétricas
Altas obstétricas
Ninguna
Partos pretérmino, osteogénesis
38
Trauma obstétrico (vaginal con
instrumentación)
Trauma obstétrico (vaginal sin
instrumentación)
Trauma obstétrico (cesárea)
fractura extraclavicular, daño
espinal, daño nervioso
excluyendo facial y plexo
braquial
Laceraciones perineales,
vaginales o cervicales de IV
grado o procedimientos
destinados a su reparación
Las mismas
Las mismas + laceraciones
uterinas o del árbol urinario o
procedimientos destinados a su
reparación
impoerfecta
Todos los partos vaginales con
fórceps o vacío
Ninguna
Todos los partos vaginales sin
fórceps ni vacío
Todos los partos por cesárea
Ninguna
Ninguna
6. El contenido de la notificación
Historicamente, los sistemas de notificación, ya sea en formato papel o electrónico, incluían
elementos básicos comunes: (16)
 Quien descubrió el incidente, clasificado según el rol que ocupa dentro de la
organización (médico, residente, enfermero, etc).
 Como se descubrió el incidente.
 Qué sucedió; el tipo de evento.
 Dónde ocurrió o fue descubierto el incidente.
 Cuándo ocurrió el incidente
 Por qué ocurrió. Explicación preliminar de la causa dominante.
En lo atinente a este punto, el análisis causal es el punto más importante de la notificación y
su fuente principal constituye el texto narrativo de la notificación misma. Una interesante
propuesta de contenidos en el formato de notificación es propuesta por el comité del
National Health Information Infrastructure, la cual transcribimos a continuación: (16)
- El descubrimiento
o Quién descubrió o reportó el evento. Roles, no nombres.
o Cómo lo descubrió.
-
El evento en sí mismo
o
o
o
o
o
o
Qué sucedió. Tipo de evento.
En qué punto del proceso el evento tuvo lugar o fue descubierto.
Cuándo ocurrió el evento.
Quienes estuvieron involucrados. Funciones, no nombres.
Por qué. Causa dominante basada en un análisis preliminar.
Evaluación del riesgo
I.
II.
III.
Severidad del evento.
Posibilidad de prevención del evento.
Posibilidad de recurrencia de un evento similar.
39
-
Texto narrativo. Incluye factores contribuyentes e información complementaria.
o Información referente a productos o biomédicos involucrados (Sangre,
medicamentos, catéteres, etc).
o Información del paciente, incluyendo edad, género, raza, diagnóstico,
procedimientos realizados, condiciones comórbidas.
-
Análisis causal detallado. Sobre la base de la información arriba suministrada, se
establecerá la decisión de llevar a cabo un análisis formal de causa raíz. Este
análisis incluye el estudio de los siguientes ítems:
o Factores técnicos, humanos y organizacionales que expliquen lo sucedido y
sus causas.
o Factores determinantes de casi errores en el proceso.
o Medidas correctivas tomadas para salvar el evento en estudio.
o Estado del paciente o secuelas como resultante de las medidas correctivas
implementadas.
o Si se ha investigado recientemente un caso similar.
Lo arriba expuesto es sólo una guía. El formato de notificación dependerá del método
utilizado, tipo de organización y su entorno, objeto de su implementación y recursos
disponibles.
7. El sistema exitoso
Resulta por demás comprensible que no existe un sistema de notificación “ideal”, sin
embargo, hay ideas fuerza que contribuyen al éxito del mismo: (4)
- Debe ser seguro para los individuos que notifican.
- La notificación sólo es valiosa si conlleva a una respuesta constructiva y un análisis
significativo.
- El órgano que recibe la notificación debe ser capaz de distribuir la información y
proponer cambios y soluciones posibles.
En esencia, un sistema de notificación adecuado debería reunir las siguientes
características: (1) (4) (17)
• No punitivo: las personas que notifican están libres del miedo a represalias o castigo como
resultado de la notificación.
• Confidencial: la identificación del paciente, notificador y la institución nunca deben ser
reveladas a terceras personas.
• Independiente: el programa es independiente de cualquier autoridad con poder para
castigar a la organización o al notificante.
• Análisis por expertos: los informes son evaluados por expertos que conocen las
circunstancias clínicas y están entrenados para reconocer las causas del sistema.
40
• Análisis a tiempo: Los informes son analizados pronto y las recomendaciones
rápidamente difundidas a las personas interesadas, especialmente cuando haya riesgos
graves.
• Orientación sistémica: las recomendaciones deben centrarse en mejoras hacia el sistema
más que hacia la persona.
• Capacidad de respuesta: la agencia que recibe los informes debe ser capaz de difundir las
recomendaciones.
Por último se contemplan aportaciones de otros autores referentes a las características
generales del sistema a implementar, enraizado en el cambio de la cultura organizacional.
El sistema de Baylor Health System, citado en (17) enumera las claves del éxito de un
sistema de notificación y concluye una serie de recomendaciones:
• Necesidad de un liderazgo que debe comprometerse con la calidad y la seguridad a través
de la participación directa, aportando recursos y eliminando barreras.
• Proporcionar feedback de los datos aportados.
• Unificar criterios sobre las definiciones y conceptos.
• Proporcionar un sistema fácil de usar. En el nacimiento de un sistema de notificación y
registro nacional de eventos adversos se deben plantear:
• Cuales son los objetivos del sistema.
• Analizar si poseemos la capacidad para dar respuestas a las notificaciones.
• Qué recursos se necesitan y cuales disponemos.
La experiencia de quince años desarrollando los temas de seguridad y notificación de
eventos adversos de la Australian Patient Safety Foundation (21) permite plantear la
necesidad de:
• Disponer de una terminología y herramientas comunes.
• Priorizar y actuar a nivel local y nacional.
• Disponer de un gran “registro” que recoja la información remitida
desde diferentes fuentes.
• Obtener un sistema justo.
• Discernir los procesos de responsabilidad de los de aprendizaje.
• Realizar “feedback” y evidenciar las acciones emprendidas.
• Involucrar e informar a los profesionales y a los pacientes.
En cualquier caso, los objetivos del sistema de notificación y registro emergen de las
necesidades de cada país en materia de seguridad y del programa que se haya creado.
8. Análisis de causas raíz (root cause análisis)
En párrafos precedentes se ha hecho mención en varias oportunidades a esta herramienta,
de la cual se valen los expertos para analizar los datos aportados por los sistemas de
notificación. No es objeto de este trabajo su metódica descripción, pero, en virtud de su
importancia, es menester bosquejar al menos sus fundamentos. Quienes deseen ahondar en
el tema pueden remitirse a la bibliografía. (16) (22) (23)
El análisis de causas raíz (ACR) consiste en una aproximación al análisis del error y de los
eventos adversos (EA) de manera retrospectiva. lo centrado en el sistema. Aunque en la
producción de los errores en última instancia existe un profesional que “aprieta el gatillo”
41
(“error activo”), para llegar a ello se precisa, en general, que se sumen un conjunto de fallos
(“errores latentes”) que, con frecuencia, son ajenos al que muchos van a considerar “único
responsable”. Es por ello que, para analizar y tratar de prevenir los errores, hay que incidir
en los diversos componentes que rodean al acto asistencial. El ACR se emplea
generalmente para descubrir los errores latentes que subyacen en un suceso centinela (EA
de gran relevancia). Una causa raíz o causa origen es aquella que si es eliminada se podría
prevenir o disminuir la probabilidad de recurrencia de un EA. Sin embargo, puede existir
otra causa más inmediata o próxima, fácil de identificar, que guarda una relación más
directa con el EA. Puede ser un error humano, por ejemplo, pero la causa origen podría ser
que la persona que cometió el error estuviera muy cansada por la sobrecarga asistencial,
que no estuviera lo suficientemente entrenada para la realización de la técnica, que la orden
para el tratamiento o el diagnóstico fuera incorrecta o no fuera inteligible, etc.
Frecuentemente, en la atención sanitaria, una única causa no es suficiente para producir un
incidente o un EA; es común la combinación de varias circunstancias o factores que lo
desencadenan. Algunos autores prefieren el término de “factores contribuyentes” al de
“causa raíz o causa origen”.
El ACR es un proceso secuencial de preguntas que provee un método estructurado para que
las personas reconozcan y discutan la realización de tareas en una organización, así como
su cultura organizativa.Una premisa fundamental debe ser evitar centrar la atención
enculpar al individuo, pues, aunque se reconozcan los errores activos, lo que
verdaderamente interesa es conocer los errores latentes del sistema para buscar posibles
soluciones. Un análisis cuidadoso puede sugerir cambios en el sistema para prevenir futuros
incidentes. Una debilidad del método es el hecho de que es imposible conocer a priori si la
causa origen establecida por el análisis es la causa real del accidente. La bondad del análisis
se podrá demostrar (sólo en algunos casos) únicamente a posteriori.
Un adecuado ACR incluye los siguientes pasos:
- Identificar qué incidentes deberían investigarse. Sobre la base de criterios de severidad del
daño para el paciente; del potencial para aprender; los que han supuesto reclamaciones,
judiciales o no; de los recursos disponibles para realizar la investigación.
- Recopilar información. La información que se necesita para la investigación debe
provenir de la documentación clínica (historia clínica y sus documentos), de los protocolos,
guías clínicas, reglamentos de funcionamiento, de las personas de la unidad o servicio
clínico donde ocurrió el incidente e incluso de los pacientes y de sus familiares. Por tanto,
no sólo es recopilar datos de la documentación clínica y no clínica existente, sino también
obtener información a través de entrevistas. Las entrevistas tienen como objetivo ayudar a
conocer qué sucedió y por qué, y además proporcionar información suplementaria
cuantitativa y cualitativa. No se deben realizar como si fuera un interrogatorio para un
juicio. Se trata de obtener la información necesaria por lo que las personas entrevistadas
deben describir lo que sucedió, qué estaban haciendo o dejaron de hacer, y cómo se
explican ellos lo que ocurrió y por qué ocurrió.
- Elaboración del mapa de los hechos. Desarrollo de los acontecimientos. Después de haber
recopilado la información, el responsable del ACR debe reunirse con el equipo involucrado
en el incidente para describir la cadena de acontecimientos que lo causaron. Se recomienda
que la revisión de los acontecimientos se realice conjuntamente, ya que de este modo todos
pueden relatar la sucesión cronológica de las actuaciones y exponer su punto de vista sobre
los factores causales. Para esta etapa resulta de utilidad realizar el diagrama de flujo del
proceso con todas sus etapas y ver cómo se realizó, realmente cuando ocurrió el incidente.
42
Conviene reconstruir los hechos más relevantes desde el error hasta la producción del EA
final. En el esquema de la Figura 1 se ejemplifica esta situación.
Figura 1. Esquema y ejemplo de un proceso simplificado para la reconstrucción de
hechos clave en un ACR.
Tomada de Ruiz López P, el al. (22)
- Análisis de la información. Tras las etapas anteriores se debe identificar y analizar las
causas subyacentes. La identificación de las causas se puede facilitar con diversos métodos.
Se recomienda la aplicación del diagrama causa-efecto o diagrama de Ishikawa, pero
también pueden utilizarse otras técnicas como la del grupo nominal, tormenta de ideas, los
cinco por qué, entre las más citadas.
La National Patient Safety Agency ( NPSA )del Reino Unido propone el siguiente esquema
expuesto en la Figura 2.
Figura 2. Modelo aconsejado por la NPSA para la categorización de los problemas en
el análisis de causas raíz.
Tomada de Ruiz López P, el al. (22)
- Estudio sobre la existencia de barreras que pueden prevenir daños. Las barreras pueden
ser de varios tipos:
* Físicas. Códigos de barras, control de medicamentos por varias llaves, programas de
computación que impidan continuar.
* Naturales. De distancia, tiempo o lugar (p. ej., revisión del tratamiento por 2 médicos en
diferentes horas, dar la medicación que es diferente por 2 personas diferentes).
*Administrativas. Protocolos y procedimientos, alertas, listas de chequeo.
- Desarrollo de soluciones y plan de acción. Si se planifican acciones de mejora, se debe
identificar quién es el responsable de ponerla en marcha, cuándo se va a desarrollar y cómo
43
se va a evaluar la efectividad de las acciones.
- Realización del informe final. Por último, el ACR finaliza con la realización de un
informe que debe entregarse a las personas involucradas y a los responsables del centro.
Debe ser sencillo y fácil de leer, no debe contener información identificativa de las
personas involucradas en el incidente y debe resumirlo, sus consecuencias, la investigación,
los resultados y las recomendaciones con el plan de acción.
En el marco de la seguridad del paciente, los EA en los que más se aplican las técnicas para el ACR
son los conocidos eventos centinela, dada la especial trascendencia que tienen para los pacientes.
Algunos ejemplos típicos los volvemos a repetir, son: suicidio en un hospital, radiografía a una
embarazada, muerte en la sala de espera de urgencias, cirugía en lugar erróneo, mortalidad
potencialmente evitable, shock anafiláctico en el hospital, etc. Si bien estos EA son claramente
indicativos de ser analizados, existen otros muchos también susceptibles de ello, como reingresos
no previstos, reintervenciones, retornos a la urgencia, errores de medicación, etc. Asimismo, otros
sucesos conocidos como casi errores son importantes, ya que, aunque no llegan a producir daño
debido a que algunas de las barreras lo impiden, son de suficiente gravedad para ser analizados.
Algunos ejemplos
de estos sucesos, asimismo reiterados, son: errores reiterados en la prescripción de
fármacos detectados antes de la administración, errores en la cumplimentación de los partes
de quirófano comprobados antes de la intervención quirúrgica, etc. La correcta selección de
sucesos susceptibles de ACR es importante para la normalización de este análisis. Aunque
existen listados de sucesos adversos propuestos, son los líderes de la organización
(directivos y responsables de unidades clínicas) quienes deben decidir cuáles han de ser los
casos que se deben someter a ACR.
9. Modelos de gestión en los sistemas de notificación y registro
La gestión de los diferentes sistemas es compleja y depende del país donde se haya
desarrollado el sistema de registro y notificación. Por ejemplo en los Estados Unidos la
gestión depende de numerosos actores e instituciones donde se entrecruzan sistemas
públicos y privados. El análisis y estudio de los sistemas de notificación y registro de
eventos adversos nos permite diferenciar los siguientes modelos de recolección y gestión de
los datos. (17) (24)
Se diferencian cuatro modelos:
• Sistema pseudocentralizado
• Sistema privado
• Sistema autogestionado
• Sistema americano donde se diferencian.
— Sistema en paralelo
— Uniformidad de los sistemas y centralización de datos
Sistema Pseudocentralizado
En el sistema pseudocentralizado la recolección de datos, el tratamiento y la difusión de los
mismos se realiza por una entidad independiente a la autoridad sanitaria (ministerio). Este
sistema está instaurado en el Reino Unido. El ministerio después es el encargado de
trasmitir esa información a las entidades notificadoras (p ej: Hospital). En la Figura 3 se
puede apreciar el flujo de la información entre las tres entidades involucradas en la gestión.
44
Figura 3. Sistema pseudocentralizado de gestión.
Tomada de Bañeres J. (17)
Este sistema permite la recolección y agregación de datos y asegura la confidencialidad. El
tratamiento y la difusión de los datos los realiza una entidad independiente del ministerio.
Por otra parte existe el riesgo de que se produzca una violación de la confidencialidad
durante el traspaso de la información entre el hospital y la agencia.También pueden existir
demoras en el traspaso de la información e incrementarse el tiempo de latencia entre el
tratamiento de los datos y la emisión de las recomendaciones.
Sistema Privado
En este sistema de gestión es el organismo privado el que se pone en contacto directamente
con el hospital. No existe participación pública, la gestión es totalmente privada. Es un trato
más directo sin existencia de intermediarios. Uno de los países que presenta este tipo de
sistema es Holanda.
En la Figura 4 se explica el flujo de la información entre las dos organizaciones.
Figura 4. sistema privado de gestión.
Tomada de Bañeres J. (17)
45
Este sistema permite mantener la confidencialidad de los datos a la vez que la información
se transmite de forma rápida. Sin embargo como desventajas podemos citar que es un
sistema cerrado sólo accesible a los hospitales adscritos. Es un sistema que puede ceder a
las presiones externas, es decir el organismo que recoge los datos puede generar presiones
sobre la entidad sanitaria con la amenaza de no prorrogar su acreditación.
Sistema Autogestionado
En este sistema la gestión la llevan a cabo los propios hospitales con un hospital líder o de
referencia que es el encargado de realizar el tratamiento de los datos, al análisis y la
difusión de las recomendaciones. El hospital de referencia también realiza el tratamiento de
los datos a través de un sistema transversal especializado. No existe intervención pública.
Está implantado en países como Suiza.
La Figura 5 nos muestra como se organizan y se coordinan entre los diferentes hospitales.
Figura 5. Sistema autogestionado.
Tomada de Bañeres J. (17)
Con este sistema se mantiene la confidencialidad de los datos y se asegura un sistema de
difusión internacional de los resultados en el ámbito de la investigación. Sin embargo está
limitado únicamente a los hospitales que colaboran.
Sistema Americano
Los modelos americanos de gestión son muy complejos porque aglutinan una gran cantidad
de organismos y departamentos. Los pacientes son parte representativa de los sistemas de
gestión. Presentan dos modelos de gestión uno denominado “en paralelo” donde no existe
una interconexión de los datos ni centralización y otro donde los datos desde los diferentes
estados y organizaciones son transferidos a una base de datos nacional.
La Figura 6 muestra un sistema “en paralelo” y la Figura 7 muestra el sistema
centralizado.
46
Figura 6. sistema de gestión “en paralelo”.
Tomada de Bañeres J. (17)
47
Figura 8. sistema de gestión centralizado. Hay uniformidad de los sistemas y
centralización de datos.
Tomada de Bañeres J. (17)
Un aspecto importante de los sistemas de registro y notificación es la capacidad de análisis
y difusión: agregar la información, gestionar las bases de datos, disponer de infraestructura
técnica, métodos para clasificar los eventos, analizar los datos por un grupo de expertos y
difundir la información y las recomendaciones. Los mecanismos de recopilación de
información y manejo de base de datos están correlacionados con los objetivos planteados
en el desarrollo del sistema de registro y notificación.
Existen dos formas básicas de introducir los datos en un sistema, la entrada de datos
estructurada mediante formularios que favorece el análisis. Por otra parte los informes con
texto libre de narración que permiten capturar detalles del contexto en el que se produce el
evento, pero dificultan la categorización y agregación de datos. El contacto personal por
teléfono o la lectura de los informes presentan como principal ventaja adentrarse dentro del
problema, mientras que la notificación electrónica facilita la utilización y la entrada directa
en la base de datos. La recepción de las notificaciones de forma individual presenta como
ventaja frente a la transmisión automática, el reconocimiento de recurrencias de ciertos
eventos en los informes que evita la introducción de duplicidades en el sistema.
El paso posterior a la recepción de los datos por diferentes vías es la selección de los casos
por un grupo de expertos clínicos. Este grupo decide si el informe puede pasar directamente
a la base de datos y formar parte de la estadística general o bien requiere un estudio más a
fondo. Como por ejemplo un análisis causa raíz. Los filtros son establecidos por el propio
48
grupo de expertos en función de criterios de gravedad y consecuencias clínicas para el
paciente.
El método de análisis más extendido entre los diferentes sistema de registro y notificación
es el análisis estadístico con la descripción de los eventos o incidentes. Se realizan informes
donde aparezca reflejada la situación de cada uno. El análisis estadístico es la base para la
posterior fase que es la difusión de los resultados.
Los sistema de registro y notificación más sencillos, centrados en la identificación de
riesgos, realizan también seguimiento de los eventos, análisis los datos, devuelven la
información al que realiza la notificación y en última instancia investigan los casos que lo
requieran.
Los sistemas más sofisticados poseen la capacidad de investigar más sobre el contexto del
evento y dirigir un sistema de análisis. Los expertos que conducen este sistema están
familiarizados con temas clínicos y así extraen las lecciones de aprendizaje del evento.
Cada uno de los sistema anteriormente descritos posee un método de difusión de resultados
diferente que se centran en la elaboración de informes con una periodicidad establecida
(anual o semestral), alertas, noticias, boletines informativos...La difusión se puede realizar
en formato electrónico es decir a través de su página web o bien en formato papel. (17) (25)
En otro orden de cosas, la seguridad es un tema muy importante dentro de los sistemas de
registro y notificación ya que los datos que se van a documentar son confidenciales y lo que
se pretende es que sigan siéndolo. Por este motivo, durante la fase de diseño del sistema se
debe asentar este punto poniendo especial esfuerzo en garantizarla.
La confidencialidad y la protección de los datos contra los accesos es una medida
implantada con un sistema de seguridad de datos. En muchos sistemas, sobre todo en los
sistemas que se accede a través de internet, el usuario dispone de una clave y una
contraseña personal que son intransferibles. Esta clave la proporciona el propio sistema de
registro y notificación cuando la persona que quiere notificar se registra. Esto permite
proveer a las diferentes organizaciones y profesionales que realicen las notificaciones de
una garantía de seguridad. Otra forma de mantener la confidencialidad de los datos en
sistemas donde el registro y la notificación se realiza en formato papel o en entidades
privadas es a través de un compromiso de confidencialidad. Estas entidades se
comprometen a mantener y proteger los datos sin que se proceda al revelado de los mismos.
La notificación de forma anónima sin identificación de la persona que notifica también es
otra forma de mantener la seguridad dentro de los sistemas. De esta forma se protege al que
informa pero puede reducir la efectividad del propio sistema por dos razones:
• La información remitida al sistema inicialmente no puede ser ampliada.
• Los que realizan la notificación pueden no proporcionar toda la información clave
Un ejemplo de sistema que utiliza el anonimato es el MedMARx. Los hospitales remiten la
información al sistema a través de internet, mail o fax de forma anónima. Los informes
remitidos están identificados por medio de un número aleatorizado que sólo es conocido
por el hospital que realiza la notificación.
La de-identificatión (proceso que consiste en la destrucción de la identificación del centro
y de la persona que realiza la notificación) también se utiliza para garantizar la seguridad de
los sistemas de registro y notificación de incidentes y eventos adversos. Consiste en la
eliminación del identificador de los individuos o instituciones que han realizado el informe.
Esto es un primer paso que puede producir la pérdida de los datos relacionados como el tipo
de centro, número de camas y localidad. Es empleado por la Aviation Safety Reporting
49
System (ASRS) donde se retiene la información de contacto de forma temporal. El proceso
de de-identificación se produce a las 72 horas desde que se generó el informe. (17)
REFERENCIAS
1) Leape L. Reporting of adverse events. N Eng J Med 347:1633-1638,2002.
2) Vincent C, Taylor-Adams S, Stanhope N. Framework for analyzing risk and safety
in clinical medicine. BMJ 316:1154-1157,1998.
3) Vincent C, Taylor-Adams S, Chapman E, et al. How to investigate and analyse
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51
SEGUNDA PARTE
EJERCIENDO LA PRÁCTICA
Modelos y propuestas tendientes a mejorar
la seguridad en instituciones de salud.
52
CAPÍTULO IV : EFECTOS ADVERSOS DE FÁRMACOS (Adverse Drug Effects)
1. La definición.
Los efectos adversos de fármacos (EAF) pueden definirse como daños acaecidos como
consecuencia de la medicación. Los (EAF) asociados a errores de medicación son
“prevenibles”, mientras que los no asociados a errores de medicación, por ejemplo efectos
colaterales conocidos, se consideran como “no prevenibles”. Un ejemplo de EAF
prevenible es el desarrollo de rash cutáneo luego de la administración de ampicilina a un
paciente conocido como alérgico a la penicilina; contrariamente, un EAF no prevenible lo
constituiría el desarrollo de rash cutáneo asociado a la administración de ampicilina en un
paciente sin alergias medicamentosas conocidas.
Los errores de medicación, comprenden aquellos cometidos durante los procesos de
prescripción, dispensa, administración o monitorización de medicación, en forma
independiente del resultado (ej. daño al paciente). Un ejemplo lo constituiría es una
prescripción escrita de ampicilina sin la consiguiente vía de administración. Algunos
errores de medicación tienen una alta posibilidad de afectar a los pacientes por lo que suele
denominárselos como “errores de medicación serios” o “EAF potenciales”, como ser la
prescripción de ampicilina a un paciente con episodios previos de alergia a la penicilina.
Los EAF potenciales pueden llegar a interceptarse antes de que alcancen a un paciente, por
ej. una prescripción a una dosis incorrecta puede ser detectada por la enfermera al preparar
la medicación y así alertar al médico responsable en forma previa al suministro al paciente.
Todos los EAF potenciales constituyen errores de medicación, aunque no todos los errores
de medicación son EAF potenciales. (1) (2) (3)
Los errores de prescripción, (incluidos en los errores de medicación) han sido definidos
como una reducción significativa de la probabilidad de que un tratamiento sea efectivo o
incluso produzca daño, como consecuencia de falencias en los procesos de decisión y
redacción de la prescripción. (4) De la mencionada fuente, se transcriben ejemplos que
pueden incluirse dentro de esta categoría de errores:
A. Errores en el proceso de decisión
-
Prescripción de medicación contraindicada en virtud de estados
mórbidos concomitantes.
Prescripción de medicamentos para los cuales el paciente tiene
antecedentes de alergia.
Prescripción sin considerar las interacciones medicamentosas.
Prescripción de medicación en dosis inapropiadas.
Persistencia en la medicación a pesar de efectos adversos.
Prescripción de dos o más medicamentos para una misma causa
cuando sólo uno es necesario.
Prescripción de medicación sin indicación para determinada
afección.
Prescripción de medicación intravenosa diluída en un solvente
incompatible.
Prescripción intravenosa por vía periférica en una concentración no
apta para dicho acceso.
53
B. Errores en el proceso de redacción
-
-
Prescribir una dosis o vía de administración no apta para
determinado fármaco.
Escritura ilegible.
Escribir el nombre de la medicación utilizando abreviaturas.
Omisión de la vía de administración.
Omisión de la duración de una administración intravenosa.
Omisión de la firma.
Omisión no intencional de la prescripción de cierta medicación que
el paciente recibía previamente a su ingreso al hospital o en forma
previa a su egreso.
Escribir “miligramos” en vez de “microgramos” o viceversa.
Los EAF y sus consecuencias conllevan a un incremento en los costos hospitalarios puesto
que generalmente implican una extensión de entre 1 a 5 días en el período de
internación.(5) (6) (7) Una extensa revisión de la literatura internacional correspondiente
(8) evidencia que los EAF más comunes corresponden a los de dosificación (22,4%),
siguiéndole en orden decreciente los correspondientes a elección o uso inapropiado de
medicamentos (17%), administración inapropiada –incluyendo medicamento o técnica
equivocada- (16,5%), inadecuado seguimiento del paciente (12%) y frecuencia inadecuada
de administración –incluyendo dosis perdidas- (8,8%).
Los errores de medicación suelen ser más comunes entre la población pediátrica debido a
varios factores, en primer lugar, la utilización de medicamentos no destinados
específicamente a uso pediátrico. Segundo, la medicación debe ajustarse al peso o a la
superficie corporal del paciente, por lo que debe ser diluída o fraccionada, es así que los
errores de cálculo en la dosificación resultan los más comunes en este tipo de pacientes.
Tercero, la farmacocinética puede depender de la edad del paciente, concepto no siempre
presente al momento de decidir sobre la utilización de un medicamento. (9)
El uso de medicación intravenosa constituye un procedimiento complejo particularmente
proclive a los EAF. Un estudio realizado sobre 10 salas en 2 hospitales británicos evidenció
que se cometían errores en casi la mitad de las preparaciones y administraciones
intravenosas, resultando sus consecuencias severas en el 1% y moderadas en el 58% de los
casos. (10) Los mismos autores llevaron a cabo otra investigación sobre EAF de uso
intravenoso (11), en la cual categorizaron las causales y frecuencias de errores mediante la
observación de 113 enfermeras, 483 preparaciones y 447 administraciones. El factor
humano contribuyó en el 97% de los casos de error, de acuerdo a la siguiente clasificación:
- Distracciones: 10%. Falla en el proceso de ejecución de una tarea;
el profesional tiene un plan adecuado, pero la acción no concuerda
con la intención a causa de problemas de reconocimiento,
atencionales, de memoria o de selección, por ej. lectura incorrecta
de una etiqueta en un envase, apreciación incorrecta de la completa
disolución del preparado al efectuar diluciones para
administración.
- Error propiamente dicho: 23%. Fallas en la planificación o
solución de problemas en una tarea.
54
-
Violaciones: 67%. Desviaciones deliberadas de prácticas,
recomendaciones o guías sin intención de producir consecuencias
adversas.
En el contexto de los tratamientos intravenosos, existen fármacos considerados como de
alto riesgo en función de su potencial tendencia a la producción de EAF, ellos son:
 Soluciones concentradas de electrólitos (por ej. cloruro de
potasio).
 Insulina.
 Agentes quimioterápicos.
 Opiáceos.
 Medicación psiquiátrica.
 Anticoagulación.
Si bien todos los medicamentos, productos biológicos, vacunas y medios de contraste
tienen un perfil de riesgo definido, las soluciones concentradas de electrólitos para
inyecciones son particularmente peligrosas. La mayoría de las veces no es clínicamente
posible revertir los efectos de los electrólitos concentrados cuando no se administran
debidamente (por ej. no se diluyen debidamente, se confunden con otro medicamento, etc),
resultando severo daño o incluso la muerte del paciente. si bien el cloruro de potasio
concentrado es el medicamento más comúnmente involucrado en los errores de
administración de electrólitos, el fosfato de potasio concentrado y la solución salina
hipertónica (>0,9%) también han provocado consecuencias letales al ser administrados
indebidamente. (12)
No todos los EAF relacionados con el uso de medicación intravenosa obedecen a los
fármacos en sí mismos o a errores de preparación o administración, sino que las
tubuladuras, catéteres y conexiones constituyen una parte importante del problema. El
diseño de estos dispositivos puede permitir conectar inadvertidamente jeringas y
tubuladuras equivocadas y en consecuencia administrar medicamentos o soluciones a través
de una vía no deseada, y por lo tanto, incorrecta. Esto se debe a los múltiples dispositivos
empleados para distintas vías de administración, que pueden conectarse entre sí. La mejor
solución se encuentra en la introducción de características de diseño que eviten las
conexiones incorrectas y permitan al usuario tomar la medida adecuada. Otras causas o
factores contribuyentes al problema incluyen: (12)
- Conectores Luer. Usados en forma casi universal en una variedad
de aplicaciones médicas para conectar dispositivos incluidos la
administración de soluciones (por vía intestinal, intravascular,
raquídea o epidural) e insuflación de gas (en catéteres con balón,
manguitos endotraqueales y dispositivos automáticos de tensión
arterial), se ha descubierto que permiten la conexión de tubuladuras
o catéteres funcionalmente diferentes.
- Uso rutinario de tubuladuras o catéteres con fines diferentes para
los que fueron diseñados. Esto incluye el uso de tubuladuras de
extensión intravenosos para epidurales, irrigación, drenajes y vías
centrales, o para extender sondas de alimentación intestinales.
55
-
-
Posicionamiento de tubuladuras funcionalmente diferentes
utilizadas en la atención del paciente, una cerca de la otra. Por
ejemplo, el uso de una sonda de alimentación intestinal cerca de un
catéter intravenoso central.
Movimiento del paciente de un servicio a otro.
Cansancio del personal asociado a trabajo en turnos consecutivos.
Conciliación de la Medicación
Debido a la importancia no siempre reconocida de este problema es que se le dedica un
espacio separado. Cerca del 27% de los errores de prescripción hospitalarios obedecen a
una historia incompleta de medicación al momento del ingreso, es decir, no se registra
adecuadamente la medicación recibida por el paciente al momento de su internación,
situación que también se concreta en oportunidad de traslado del paciente a otro centro
hospitalario o incluso al momento de traslado a otro servicio en el mismo ámbito
hospitalario. (13) La conciliación de la medicación se torna absolutamente necesaria en aras
de la seguridad del paciente. Por ejemplo, puede reportar los antecedentes alérgicos del
paciente hacia cierta medicación o la falta de adherencia a cierto aspecto terapéutico,
situaciones que pueden determinar decisiones médicas equivocadas. Los fármacos más
comúnmente involucrados en este tipo de errores son los agentes cardiovasculares (nitratos,
digitálicos, beta bloqueantes), sedantes (benzodiacepinas) y analgésicos (opioides y
antiinflamatorios no esteroides). (13) La conciliación de la medicación, así entendido,
constituye un proceso diseñado para la prevención de errores de medicación en los puntos
de transición o transferencia del paciente, el mismo incluye: (12)
- La creación de una lista lo más completa y exacta posible de todos
los medicamentos que el paciente esté tomando actualmente,
también denominada “lista de medicamentos en el domicilio”.
- La comparación de la lista contra la admisión, transferencia y/u
órdenes de alta cuando se escriben órdenes de medicamentos; la
identificación de toda discrepancia, llamando la atención sobre la
misma del médico que receta y, si fuera adecuado, la realización de
cambios en la órdenes, a la vez que se asegura la documentación de
esos cambios.
- La actualización de la lista al redactar nuevas órdenes, a fin de que
refleja la totalidad de medicamentos que al momento recibe el
paciente.
- La comunicación de la lista al siguiente prestador de atención,
siempre que el paciente sea transferido o dado de alta, y la entrega
de la lista al paciente o responsable al momento del alta.
2. Aspectos epidemiológicos.
En los Estados Unidos de América se estima que anualmente alrededor de 770.000
personas sufren daños o mueren como consecuencia de EAF; los hospitales que han llevado
a cabo estudios de incidencia documentan la tasa de EAF entre 2 y 7 % de los ingresos (1)
(5). Un interesante trabajo evidenció que el riesgo de muerte se duplica entre pacientes que
han sufrido algún EAF. (6)
56
Estudios desarrollados en Estados Unidos y Reino Unido han revelado a numerosos agentes
como fuentes de EAF, entre ellos: antibióticos (19-30%), analgésicos (7-30%), soluciones
de electrólitos (1-10%), agentes cardiovasculares (8-18%), sedantes (4-8%), agentes
antineoplásicos (7-8%), anticoagulantes (1,3-3%). (2) (5) (6) (7) (14) Análisis cuantitativos
han puesto en evidencia que los agentes cardiovasculares, incluyendo antihipertensivos,
beta bloqueantes, inhibidores de la enzima convertidora, y nitratos, resultan los más
frecuentemente sociados con EAF prevenibles. La segunda categoría en orden decreciente
de frecuencia la integran los medicamentos psicoactivos y otros agentes con acción sobre el
sistema nervioso central, incluyendo sedantes, hipnóticos, antidepresivos, antipsicóticos,
benzodiacepinas y sus combinaciones. Los analgésicos resultaron la tercera categoría más
frecuente, liderado por los opioides. A la cuarta categoría en frecuencia corresponden los
agentes anticoagulantes. (8)
En un análisis sobre 289.411 ordenes de medicación redactadas durante un período de un
año, se estimó una tasa de 3,13 errores cada 1000 ordenes escritas, resultando 1,81 errores
significativos cada 1000 ordenes escritas. (14) El clásico estudio de Bates (2) en el cual se
revisaron 4031 ingresos de adultos a 11 unidades médicas y quirúrgicas en dos hospitales,
se identificaron 247 EAF para una tasa extrapolada de 6,5 EAF cada 100 ingresos no
obstétricos y una media por hospital por año de 1900 EAF, resultando prevenibles el 28%
de los mismos. La población pediátrica se halla en especial riesgo de EAF, con tasas
cercanas a 4,9 errores cada 1000 ordenes escritas. La tasa de error cada 100 pacientes-día
resultó mayor en las unidades de cuidados intensivos pediátricos que en las salas de
neonatología o de pediatría general, hecho atribuido a la heterogeneidad de los pacientes y
al tipo de agentes terapéuticos utilizados. (15) De manera similar, las tasas de EAF en
unidades de cuidado intensivo de adultos duplican los de las salas generales. (16)
Estudios sobre EAF prevenibles en adultos evidenciaron que el 56% de los mismos se
produjeron en la etapa de orden, 34% en administración, 6% en transcripción y 4% en
dispensa. (2) Las tasas más elevadas de EAF asociados a errores de prescripción escrita se
suscitaron durante la estadía hospitalaria del paciente, aunque un número significativo se
produjo al transcribir indicaciones hospitalarias al egreso del paciente. (17) En cuanto a la
naturaleza del error, la mayoría se ligó a la dosificación en el proceso de prescripción. (2)
(17) (18)
3. Factores causales
Aunque cualquier profesional de la salud puede cometer errores y cualquier paciente puede
estar expuesto a errores de medicación, existen ciertas características tanto de los pacientes
como de los profesionales y de los servicios asociadas a un incremento en la posibilidad de
errores de medicación:
- Factores inherentes a los pacientes
Los errores de medicación suelen ser más comunes en pacientes graves con condiciones
médicas complejas y urgentes, por tanto, tal como expresáramos precedentemente, los
pacientes de unidades de cuidados intensivos se hallan particularmente expuestos. En
situaciones de urgencia no suele existir tiempo suficiente como para reverificar las dosis,
asimismo, suelen utilizarse medicaciones múltiples incrementando así la posibilidad de
interacciones medicamentosas. El compromiso en la función renal y hepática también
57
contribuye a errores en pacientes críticos. Finalmente, las drogas utilizadas en tales
situaciones detentan una estrecha ventana terapéutica, haciendo más severas las
consecuencias de los errores. (9)
- Factores inherentes a los profesionales
Tanto los médicos como los enfermeros y farmacéuticos pueden cometer errores. Leape y
Col. Hallaron que los médicos cometían el 39% de los errores, los enfermeros el 38% y los
farmacéuticos el 12%. (19) Ciertas características de los profesionales de la salud pueden
incrementar el riesgo de errores de medicación: (9)



Experiencia. En un estudio llevado a cabo en el departamento de emergencia de un
hospital pediátrico (20), los autores hallaron que el riesgo de error era mayor cuando
una orden de prescripción era entregada por alguien en período de entrenamiento en
comparación con los médicos de planta, incluso, los errores demostraron ser más
frecuentes al comienzo del período académico.
Fatiga y carga de trabajo. Ciertos estudios (21) (22), demuestran claramente que la
sobrecarga de trabajo afectan en forma negativa el rendimiento profesional. La
reducción del horario de turno de trabajo en una unidad de cuidado intensivo a un
máximo de 16 horas así como la reducción de las horas de trabajo semanal de 80 a
63 implicó una importante reducción en los errores serios de medicación. (21);
asimismo, los internos que cumplían un horario reducido sufrían menores fallas
atencionales (signo de fatiga profunda). (22)
Uso de abreviaturas. El tema no exige mayor explicación, en base a los errores
generados en dificultades de interpretación. (14) (23)
Ubicándonos ahora en un aspecto eminentemente práctico, un muy interesante estudio
observacional (11) evidenció las siguientes condiciones cotidianas como fuentes
generadoras de EAF en medicación intravenosa sobre un total de 136 errores humanos.
Tabla 1.
En el estudio sobre errores de prescripción de Lesar y col. (14) los factores más comunes
asociados con errores fueron: alteración de la función renal o hepática que determinan
modificación de régimen terapéutico (13,9%), antecedente alérgico a la medicación
(12,1%), utilización de un nombre incorrecto de agente (11,4%), Cálculo incorrecto de la
dosis (11,1%) y frecuencia de administración atípica (10,8%). Los grupos más comunes de
condiciones determinantes de errores y EAF resultaron ser los relacionados al conocimiento
y aplicación del conocimiento en relación al tratamiento (30%), conocimiento y uso del
conocimiento acerca de condiciones del paciente que pudieran afectar el régimen
terapéutico (29,2%), uso de cálculos, puntos decimales y unidades (17,5%) y nomenclatura
–ej. nombre incorrecto, dosificación o abreviaturas- (13,4%).
58
Tabla 1: Condiciones productoras de error.
Modificada de Taxis K y Barber N. (11)
Condición
generadora
Manipulación
Nº (%) de
Errores
67 (79 %)
Diseño
27 (32%)
Comunicación
14 (16%)
Carga de trabajo
13 (15%)
Paciente
8 (9%)
Supervisión
Otros
5 (6%)
2 (2%)
Factores
Falta de conocimiento, rutina y experiencia en:
 Preparación de drogas
 Administración
Uso incorrecto de tecnología (ej. carros de
medicación)
Etiquetas ambiguas.
Ambiente de trabajo inadecuado.
Diseño de presentación de viales o equipamiento.
Procedimientos de preparación incorrectos.
Problemas de comunicación entre:
 Enfermeras
 Enfermeras y farmacéuticos
 Médicos y otros profesionales de la salud.
Cumplimiento de varias tareas simultáneamente.
Fin de turno.
Falta de personal calificado.
Acceso venoso limitado.
Paciente poco cooperador.
Falta de supervisión.
Tratar de ahorrar material descartable.
4. El proceso y el error
Estudios desarrollados sobre pacientes internados, han puesto en evidencia que la mitad de
los errores de medicación se producen como consecuencia de errores en la etapa de
prescripción (56%9, aunque una proporción considerable ocurre también en otras etapas:
administración (34%), transcripción (6%) y dispensa (4%) . Algunos errores se relacionan
directamente con un tipo específico de fármacos, ej. dosis incorrectas de anticoagulantes
cuando no se han practicado los controles de laboratorio pertinentes, mientras que ciertos
tipos de EAF pueden producirse exclusivamente en una etapa del proceso, ej. la
extravasación de soluciones intravenosas ocurre en la etapa de administración. Algunos
errores obedecen a comisión (ej. administración de una droga incorrecta), y otros a omisión
(ej. falta de administración de una droga prescripta) (1) (2) (8) (24) A continuación se
mencionan las diferentes posibilidades de error y consecuente EAF en el proceso de
medicación: (15)
Prescripción
 Establecimiento de la necesidad y selección del agente terapéutico correcto.
 Individualización del régimen terapéutico.
 Establecer la respuesta terapéutica esperada.
59
Dispensa
 Revisión de la orden.
 Procesamiento de la orden.
 Preparación.
 Dispensa en tiempo correcto.
Administración
 Administración de la medicación correcta al paciente correcto.
 Administración de la medicación cuando se halla indicada.
 Informe al paciente acerca de la medicación.
 Inclusión del paciente dentro del sistema administrativo.
Control
 Control y registro de la respuesta del paciente.
 Identificación y reporte de EAF.
 Reevaluación de la selección de agentes terapéuticos, régimen, frecuencia y
duración.
Sistemas
 Comunicación y colaboración entre los agentes de salud.
 Revisión interdisciplinaria de regímenes terapéuticos.
Es de destacar que en numerosas oportunidades, aunque la información se halla disponible
en los registros de historia clínica, muchos médicos no reparan en ellos y así prescriben
medicaciones que pueden tener interacciones con aquellas que ya recibe el paciente.
5. La detección de eventos
Las herramientas de detección de EAF incluyen aspectos prospectivos (para evitar o
disminuír daños a los pacientes) y retrospectivos (ya se han producido daños reales o
potenciales, sin embargo, la información es crucial para la mejora del sistema). Cada
institución sanitaria deberá implementar las medidas pertinentes acordes a su problemática,
infraestructura, complejidad y presupuesto. Classen y Metzger (25) establecen cuatro
componentes secuenciales fundamentales integrantes de los procesos de evaluación de la
seguridad en la medicación:
- Datos y bases de datos. Incluye la colección de ordenes de
prescripción y algunos datos de laboratorio relacionados.
- Análisis. Herramientas de detección y alerta sobre posibles errores
y EAF al procesar los datos obtenidos.
- Reporte. Constituye el resultado del paso anterior.
- Respuesta. Etapa final del proceso, tendiente a la mejora del
sistema.
Los mismos autores establecen las diferencias y aspectos complementarios de los sistemas
prospectivos y retrospectivos de detección:
60
Sistemas prospectivos (análisis en tiempo real):
- Centralizados en la intervención.
- Detecta eventos en el momento de su acontecimiento.
- Provee alertas basadas en el seguimiento de las ordenes de
prescripción y la información pertinente al paciente.
- Detecta problemas y promueve la rápida investigación y respuesta.
-
Sistemas retrospectivos
Centralizados en la detección.
Detecta efectos negativos de la prescripción.
Provee elementos para la investigación de EAF potenciales.
Provee las bases acerca de aspectos a mejorar en un futuro.
En concordancia con lo anteriormente expuesto, Gandhi, Seger y Bates (3) proponen que
los principales métodos para la detección de EAF son: notificación voluntaria, análisis de
historias clínicas y la investigación de datos provenientes de demandas; los mismos se
exponen en la Tabla 2.
A continuación se describen los diferente métodos de detección de EAF y errores de
medicación. (2) (3) (26) (27) (28) (29) (30)
Notificación voluntaria espontánea: constituye el mecanismo tradicional de investigación,
sin embargo, se estima que solo se notifica 1 de cada 20 EAF.
Notificación voluntaria estimulada: se entrevistan enfermeros y farmacéuticos y se les
solicita información.
Revisión retrospectiva de historias clínicas: se buscan eventos documentados en las
mismas. Este método requiere de revisores entrenados, así como una clara definición de
EAF y las circunstancias que motivan su búsqueda a partir del registro clínico; citaremos a
continuación algunos de estos “datos gatillo” (3)
 Cambio en el estado mental.
 Valores de laboratorio anormales (ej. urea/creatininina elevadas, caída del
hematocrito).
 Cambio súbito en la condición del paciente.
 Aparición de rash o diarrea.
 Modificación o aclaración de prescripciones.
 Prescripciones de antídotos (ej. naloxona, difenhidramina).
 Cambios temporales en la secuencia de administración de medicamentos.
 Prescripción de psicofármacos.
El análisis de historias clínicas también aporta datos sobre errores de medicación y EAF
potenciales. La investigación de errores de prescripción también requiere la presencia de
personal debidamente entrenado y concientes de los criterios de selección, de los cuales se
transcriben a modo de ejemplo: (3)
61
Tabla 2: Métodos de detección de efectos adversos de fármacos reales y potenciales y
errores de medicación en pacientes internados.
Tomada de Gandhi, Seger y Bates (3)
Incidente
Efectos adversos de
fármacos (EAF)
Errores
medicación
EAF potenciales







Método
Rédito
Notificación voluntaria Bajo
Revisión de historias
El más
alto
Monitorización
Alto
computarizada
Investigación de
Muy
demandas
bajo
de Notificación voluntaria Bajo
Registros de farmacia Alto
Revisión de historias
El más
(ordenes de
alto
prescripción)
Observación directa
Muy alto
Notificación voluntaria Bajo
Registros de farmacia Alto
Revisión de historias
(ordenes de
prescripción)
Observación directa
El más
alto
Monitorización
computarizada
Investigación
demandas
Bajo
Medio
de Muy
bajo
Limitaciones
Bajo rédito
Alto costo
Detecta mayormente eventos
relacionados con números
Muy bajo rédito
Alta tasa de eventos no reportados
No detecta errores de administración
Bajo rédito para errores de
administración
Encuentra solamente errores de
administración, algunos con muy
bajo daño potencial
Alta tasa de eventos no reportados
Encuentra muy pocos errores de
administración
Alto costo
Alto costo en períodos de
observación prolongados
Bajo rédito
Muy bajo rédito
Legibilidad. Claridad y facilidad de lectura de la orden o prescripción.
Nombre de la medicación. Concordancia entre genérico y producto comercial.
Identificación de medicamentos con nombres parecidos.
Dosificación adecuada.
Ruta adecuada.
Unidades adecuadas (ej. miligramo vs microgramo).
Frecuencia adecuada.
Duración adecuada del tratamiento.
62
La mayor limitación de la revisión de historias clínicas es su costo, tiempo demandante y
requiere de la documentación de eventos en las mismas; asimismo, su utilidad o rédito varía
de acuerdo al grado de entrenamiento de los revisores y aún entre revisores altamente
entrenados, se suscitan variaciones en cuanto a la detección de EAF.
Monitorización computarizada: programas informáticos revisan bases de datos clínicos y
administrativos e identifican eventos basados en reglas previamente establecidas, de las
cuales se mencionan: (3)
 Medicación “gatillo”

Datos de laboratorio “gatillo”
-

Potasio sérico > 6,5 mmol/l
Digoxina sérica > 1,7 ng/ml
Vancomicina sérica > 50 mg/l
Teofilina sérica > 20 mcg/ml
Combinaciones “gatillo”
-

Recibir Flumazenil
Recibir Carbón activado
Recibir Naloxona
Benzodiacepinas y antiepilépticos
Prednisona y difenhidramina
Medicaciones y datos de laboratorio “gatillos”
-
Recibir medicación nefrotóxica y elevación de creatinina sérica >
0,5 mg/dl en las últimas 24 hs.
Recibir ranitidina y caída del nivel de plaquetas a menos del 50%
de su valor previo.
Cuando el monitor revela un evento, un revisor (médico o farmacéutico) realiza un análisis
puntual de la historia clínica a fin de verificarlo, lo cual es mucho menos demandante que
la revisión sistemática de la totalidad de historias clínicas. Por ejemplo, Classen y col. (29),
utilizando este método detectaron 731 EAF en un intervalo de 18 meses, resultando en un
incremento en la identificación ocho veces mayor que con la notificación voluntaria
espontánea. Utilizando una estrategia similar, Jha y col. Compararon los eventos hallados
en forma informática con los identificados mediante revisión de historias clínicas y
notificación voluntaria estimulada por parte de enfermeros y farmacéuticos. (30) Del total
de 617 EAF detectados con al menos un método, 76 fueron identificados mediante revisión
de historias; la monitorización computarizada identificó el 45% del total de eventos, la
revisión de historias el 65% y el reporte voluntario el 4%. En el desarrollo de este trabajo,
la monitorización computarizada requirió el trabajo de 11 personas-hora por semana, la
revisión de historias requirió 55 personas-hora por semana y la norificación 5 personas-hora
por semana.
63
Investigación de demandas / trabajo sobre bases de datos administrativos: resulta mucho
menos sensible que la revisión de historias o la monitorización computarizada, aunque es
mucho menos costosa en su desarrollo.
Observación directa: un observador acompaña a la persona que suministra medicación,
vigila el suministro de cada dosis y lo compara con la indicación original del médico a fin
de establecer si la administración se ajusta a la prescripción. Esta técnica requiere una
sustancial número de personal altamente entrenado y solo puede ser llevada a cabo en
períodos limitados y generalmente cortos de tiempo, no puede desarrollarse como una
aplicación de rutina. Su mayor ventaja estriba en que es la técnica más sensitiva para la
identificación de errores de dosis y de administración, de modo tal que puede identificarse
una gran cantidad de EAF.
6. Prevención a través del proceso informático
Más allá de las medidas puntuales en lo atinente al manejo y manipulación de ordenes de
prescripción y agentes terapéuticos, existen herramientas informáticas destinadas a agilizar
los procesos de provisión de insumos y destino administrativo de los correspondientes
datos. El más importante de ellos lo constituye el originalmente denominado Computerized
Physician Order Entry (CPOE), conocido en España como Prescripción Electrónica
Asistida (PEA), generalmente asociada a los originariamente designados Clinical Decisión
Support Systems (CDSS) o Sistemas de Soporte a la Decisión Clínica (SSDC). En el
presente trabajo adoptaremos las denominaciones y siglas en español.
La PEA comprende una serie de sistemas informáticos para establecer la prescripción de
medicamentos que comparten el factor común de la automatización del proceso y la
prescripción “on line”. Básicamente, ofrece ordenes de prescripción completas y legibles
sobre la base de un formato estandarizado. Casi todos los sistemas de PEA incluyen una
interfase de con SHCD de variada sofistificación. Los SSDC pueden incluir sugerencias o
valores preestablecidos para dosis, vías y frecuencias de administración de medicamentos.
Los SSDC más sofisticados pueden incluir comprobaciones para alergia medicamentosa, de
resultados de laboratorio o de interacciones, sumado a la posibilidad de mostrar
recordatorios (ej. la vigilancia de los niveles de glucemia con posterioridad a la utilización
de insulina) o pautas acerca del uso medicamentoso a la hora de prescribir (ej. esquemas
apropiados de anticoagulación en base a los datos de laboratorio o utilización de
antibióticos en base al desarrollo de cultivos). (1) Desde el punto de vista funcional, los
sistemas de PEA y SSDC conectan directamente:
 Médicos con datos: registros de paciente, resultados de laboratorio u otros examenes
complementarios.
 Médicos con otros profesionales de la salud: enfermeros y farmacéuticos.
 Sistemas de información entre sí: farmacia, laboratorio, radiología, estadística, etc.
 Departamentos entre sí: unidades de cuidados especiales, salas generales,
quirófanos, etc. (31)
La conexión entre médicos y registros de paciente (ej. resultados de estudios de
coagulación) facilita las decisiones terapéutica correctas. Asimismo, la prescripción
electrónica reduce los errores de transcripción, los atribuidos a legibilidad y los errores
64
inherentes a la orden verbal. De modo general la PEA y los SSDC mejoran el sistema y la
seguridad del paciente mediante: (31)
 Reducción de errores de interpretación y legibilidad.
 Reducción de errores de transcripción.
 Utilización de nombres y catálogos estandarizados.
 Vinculando datos e información específica del paciente.
 Proveyendo ordenes de prescripción basadas en evidencia.
 Automatizando cálculos.
 Proveyendo alertas y recordatorios.
 Evaluando la adhesión a prácticas aceptadas.
 Evaluando poblaciones de riesgo.
Los sistemas de PEA han demostrado ser sumamente eficaces a la hora de reducir errores
de medicación; la tasa de errores serios se redujo un 55% y en un 83% en sendos estudios
específicos sobre el tema. (28) (32) ES así que la seguridad se mejora de varias maneras:
(33)
 Todas las ordenes de prescripción están estructuradas, de manera que incluyen
dosis, vía de administración y frecuencia.
 Son legibles y el médico prescriptor puede identificarse permanentemente.
 El médico prescriptor obtiene la información durante el proceso.
 Todas las ordenes pueden ser evaluadas para una serie de circunstancias incluyendo
alergia, interacción medicamentosa o dosis inapropiada para determinada situación
clínica.
Aunque la PEA reduce significativamente los errores de medicación, los SSDC se tornan
especialmente útiles en la prevención de errores que pueden devenir en daño. En un
estudio, la PEA con un limitado SSDC devino en una gran reducción de casi errores (84%),
mayor que la reducción de errores que resultaron en daño (17%) (28), aunque en una
evaluación posterior, luego de adicionar un SSDC más completo, los errores que resultaron
en daño, descencieron de 2,9 a 1,1 por 1000 pacientes-día. (32)
Resulta especialmente interesante el trabajo llevado a cabo por Bates y col (32), tendiente a
evaluar el impacto de la PEA en la tasa de errores de medicación mediante la recolección
de información a lo largo de períodos secuenciales, desde el inicial previo a la
implementación de la PEA y luego a través de tres períodos posteriores acorde a la mejora
del sistema. A continuación se resumen las características de cada período de observación:
Basal:
- Ordenes escritas en papel.
- Inexistencia de soporte de decisión automatizado.
Período 1: Establecimiento de PEA
- Ordenes completas.
- Nombres, dosis y frecuencias seleccionados de catálogos preestablecidos.
- Accesibilidad a datos de laboratorio relevantes.
- Disminución de transcripciones.
65
-
Rudimentaria comprobación de alergia medicamentosa.
Rudimentaria comprobación de medicación.
Rudimentaria comprobación de interacciones.
Notificación de algunos datos de laboratorio vinculables a la medicación.
-
Mejora en la comprobación de alergia medicamentosa.
-
Mejora en las ordenes de prescripción de potasio.
Mejora en la comprobación de interacciones.
Período 2
Período 3
En el análisis de resultados, los errores de dosificación resultaron ser los más frecuentes,
seguidos por los de frecuencia y vía de administración, todos los cuales disminuyeron
significativamente entre los períodos basal y 3. Entre los errores que potencialmente
pueden devenir en daño, los autores reportan 10 errores relacionados a condiciones de
alergia en el período basal y solo 2 en los siguientes tres períodos. Más del 80% de los
errores de medicación fueron eliminados al utilizar la PEA, tres cuartas partes de la misma
tuvo lugar durante el período 1 en el cual se contaba con rudimentarias herramientas de
comprobación.
Los sistemas de PEA distan aun de estar maduros en su concepción. La sofisticación y
constate evolución de las herramientas informáticas aportarán cada vez más elementos que
simplifiquen el proceso e incrementen la seguridad de los pacientes. Sin embargo, la
implementación de un sistema de PEA no resulta sencilla y de hecho surgen problemas en
los estadios iniciales, como ser: (31)
- Mayor trabajo y stress entre los médicos: a dificultades al completar la orden
debido a problemas de interfase, respuesta lenta, sobrecarga de información
(demasiadas alertas y dificultades de navegación en la interfase).
- Generación de problemas postimplementación: como ser el incrmento en
pedidos de laboratorio en el contexto de un sistema destinado a su
dosminución.
- Cuestiones puramente legales y regulatorias : al ser expedidas las ordenes de
medicación sin rúbrica del profesional responsable.
Pese a los beneficios reales y potenciales evidenciados por los sistemas de PEA, existen
varias razones para su baja adopción en ciertos círculos, como ser el desconocimiento o la
asignación a otras prioridades acorde a los requerimientos y posibilidades institucionales.
Desde el punto de vista técnico, los requerimientos en cuanto a personal y equipamiento
necesarios para montar y mantener el sistema pueden exceder los recursos institucionales y
pueden resultar prohibitivos en un mercado competitivo. (31) Asimismo, es justo hacer
notar que el uso incorrecto de los sistemas de PEA y SSDC pueden generar daño potencial.
Por ejemplo, una incorrecta carga de dosis recomendadas puede generar graves errores de
medicación. De la misma forma que en una prescripción manuscrita se pueden colocar los
datos de un paciente equivocado, en la prescripción electrónica se pueden colocar datos en
el registro del paciente equivocado, sin mencionar los ocasionales problemas de software e
inestabilidad del sistema. (1)
66
7. Medidas generales de prevención
Prevención de errores de medicación
Es menester implementar medidas en todos los niveles a fin de disminuír los errores de
medicación. Los siguientes constituyen algunos ejemplos de estrategias utilizadas a tal fin:
(9)
Sistemas de Prescripción Electrónica Asistida. El tema ha sido desarrollado
precedentemente. Baste recordar aquí que cuando se ingresa al sistema información del
paciente, tal como edad, peso, alergia a drogas o alteraciones de la función renal, resulta
menor la probabilidad de errores de dosificación puesto que el propio sistema efectúa los
cálculos (siempre que los datos con que cuente el sistema sean los correctos) en base a las
características del paciente y así la orden es transferida electrónicamente a la farmacia.
Asimismo, el sistema brinda alertas cuando se modifica la condición del paciente requiere
ajustes de dosis (ej. el sistema alerta ante la prescripción de gentamicina en pacientes con
deterioro de la función renal). Varios trabajos han puesto de manifiesto la reducción de
errores de medicación en pacientes adultos y pediátricos mediante el uso de estas
herramientas informáticas. (28) (34) (35) (36) Sin embargo, los sistemas descritos son caros
y muchos hospitales no cuentan con ellos, además, no resultan efectivos en la medida que
la medicación se prepare directamente en las salas, ej. citostáticos preparados directamente
en sala de administración de quimioterapia (37) (38)
Formularios estandarizados. El uso de formularios impresos para la prescripción
constituye un método barato y accesible para la reducción de errores de medicación. (39)
Tales formularios deberán contar con acápites especiales para el peso del paciente, alergia,
nombre del profesional, firma y forma de contacto (ej número telefónico). En un
departamento de emergencia pediátrico, la utilización de un formulario preconcebido donde
constaba el peso del paciente y la dosis calculada en función del mismo se redujo a la mitad
el número de errores de prescripción. (40)
Auditoría de farmacia. El farmacéutico puede revisar las órdenes de prescripción y detectar
errores que pudieran haber pasado inadvertidos para los médicos, tales como interacciones
medicamentosas, solventes incorrectos y velocidades de infusión inadecuadas. En una
unidad de cuidados intensivos, la presencia de un farmacéutico durante las recorridas
disminuyó la frecuencia de EAF debido a errores de prescripción en un 66%. (41) La
presencia de una farmacia satélite cercana a ciertas áreas como las de cuidados intensivos
resulta otra medida efectiva para la reducción de errores de medicación. (42) (43)
Regulaciones hospitalarias. Las apropiadas regulaciones internas pueden reducir errores de
varias maneras. Por ejemplo, se puede requerir la doble verificación para la prescripción de
ciertas drogas y de esa forma reducir los errores de dosificación. El hallazgo de que la
fatiga implica una mayor tasa de error implica que las medidas tendientes a limitar las horas
de trabajo constituye una alternativa válida para reducir los errores médicos y de
medicación. (21)
Trabajo en equipo. El fomento del trabajo en equipo y la comunicación abierta disminuye
la tasa de errores. Una estricta jerarquía resultante en una situación en la cual los
enfermeros o residentes temen la consulta a sus superiores crea una atmósfera
particularmente propicia para la generación de serios errores, por tanto es vital el fomento
de la comunicación abierta donde todas las voces puedan ser escuchadas. (44) (45)
Tecnología de punta. Los sistemas e dispensa automatizados proveen la medicación en
forma segura y efectiva reduciendo los errores de medicación. (46) Asimismo, la
67
instauración de códigos de barras reduce la tasa de errores en hospitales; en forma previa a
la administración de la medicación, el enfermero compara el código presente en un
brazalete portado por el paciente con el código presente en su medicación, mediante un
dispositivo similar al que se usa en supermercados. (47)
Englobando lo concerniente a aspectos tecnológicos los sistemas de PEA y SSDC
conciernen a la primera etapa de la medicación: la prescripción; a continuación
examinaremos elementos técnicos destinados a hacer más segura la etapa de dispensa y
administración.
Los errores de medicación se producen frecuentemente cuando deben desarrollarse
múltiples tareas en un reducido intervalo o en forma simultánea, tal como la dispensación,
distribución y administración de medicamentos. La dispensa de medicamentos consiste en
el acto farmacéutico asociado a la entrega y distribución de medicamentos con las
consecuentes prestaciones específicas; entre ellas: el análisis de la orden médica, la
información sobre el medicamento, la preparación de las dosis a administrar y, en algunos
casos, también se incluye la aplicación del medicamento al paciente hospitalizado. Es así
que los carros o elementos de distribución son preparados diariamente, generalmente en
forma manual, por personal técnico supervisado por farmacéuticos. Conteniendo miles de
dosis-pacientes se envían a los diferentes servicios en donde el personal de enfermería se
encarga del manejo local y administración, tarea enormemente significativa, a menudo
expuesta a interrupciones por imprevistos o situaciones emergentes y particularmente
vulnerable al error. El sistema de distribución de medicamentos en dosis unitarias
(SDMDU) es un método de dispensación y control de la medicación en servicios de salud
organizados y coordinados por la farmacia desarrollado en los años 1960 a fin de eliviar la
tarea de administración y evitar el derroche de medicamentos. (48) De todos los sistemas de
distribución de medicamentos, el sistema de distribución por dosis unitaria es el que mejor
ofrece la oportunidad para efectuar un adecuado seguimiento a la terapia medicamentosa
del paciente. Éste permite intervenir en forma oportuna, desde el punto de vista
farmacoterapéutico, antes de la aplicación del medicamento al paciente. Se ha demostrado
en varios estudios que este sistema es el más seguro para el paciente, el más eficiente desde
el punto de vista económico, y a la vez es el método que utiliza más efectivamente los
recursos profesionales. Aunque este sistema de distribución es el que presenta mayores
ventajas frente a los tradicionales, no es el recomendado a todo tipo de hospital ni a todos
los servicios de atención de un mismo hospital. Hay ciertos servicios clínicos, tales como
emergencia, unidades de cuidado intensivo, y otras que siempre demandarán de un stock de
piso. El objetivo de los sistemas de distribución de medicamentos es mantener disponible
en el lugar apropiado y en forma oportuna para su aplicación al paciente, el o los
medicamentos prescritos por su médico tratante en las dosis y formas farmacéuticas por
éste señaladas. El sistema de distribución unidosis agrega a este objetivo general los
siguientes puntos:
- Racionalizar la distribución de medicamentos y la terapéutica farmacológica;
- Disminuir los errores de medicación;
- Procurar la correcta administración de los medicamentos al paciente;
- Integrar al farmacéutico al equipo asistencial en la atención al paciente.
El sistema de distribución por dosis unitaria presenta numerosas ventajas en comparación
con los demás sistemas de distribución. Entre esas ventajas se mencionan:
- Es el sistema que mejor garantiza que el medicamento prescrito llegue al paciente al que
68
ha sido destinado ya que se basa en la orden médica a cada paciente en forma individual;
- Utiliza en forma eficiente y racional los recursos humanos involucrados en al proceso de
distribución, en especial al personal de enfermería disminuyendo considerablemente el
tiempo de manipulación de medicamentos y de control de niveles de inventarios de piso o
sala, pudiendo así dedicar más tiempo al cuidado de los pacientes;
- Disminuye el costo hospitalario asociado a la medicación al minimizar el tamaño de los
inventarios de medicamentos en los servicios, disminuye el despilfarro por pérdidas,
deterioro, vencimiento y otras fuentes, recupera los medicamentos no aplicados al paciente
y disminuye los errores de medicación;
- Permite un mejor control y seguimiento del tratamiento farmacoterapéutico a los pacientes
a través del perfil farmacoterapéutico, el cual facilita el efectuar estudios de reacciones
adversas e identifica posibles interacciones medicamentosas;
- Perfecciona el cobro de la medicación administrada al paciente permitiendo una
facturación más exacta de sus gastos por los medicamentos que realmente se le han
administrado;
- Presenta mayor facilidad de adaptación a procedimientos computarizados y
automatizados.
El sistema de distribución unidosis se fundamenta en tres principios básicos:
- la interpretación de la orden médica original (prescripción) de cada paciente por parte del
farmacéutico,
- la dispensación en envases de dosis únitaria, y
- el análisis del perfil farmacoterapéutico por parte del farmacéutico.
Aunque el sistema de distribución por dosis unitarias depende de las características de
cada hospital, siempre deben cumplirse los principios básicos sobre el cual se construye el
sistema, a fin de garantizar el logro de los objetivos y el aprovechamiento de sus ventajas.
(49)
Al utilizar el SDMDU, los médicos confeccionan las ordenes de prescripción, las cuales
son remitidas a la farmacia central por parte de farmacéuticos, enfermeros, otro personal o
vía electrónica. En la farmacia los farmacéuticos verifican las ordenes y el personal técnico
coloca los medicamentos en los carros, los cuales cuentan con un gabinete debidamente
identificado para cada paciente. En forma previa a la salida del carro, los farmacéuticos
vuelven a comprobar su contenido y entonces son enviados a los diferentes servicios o salas
munidos de una relación de contenido, por tanto, el personal de enfermería puede volver a
verificar el mismo.
Es preciso seleccionar la modalidad de sistemas de distribución por dosis unitarias que
mejor se ajuste a las necesidades y características del hospital. Para decidir cuál de estos
sistemas se puede aplicar con mayor eficiencia, la distribución y estructura física del
hospital es el factor determinante, por lo cual deben tomarse en cuenta los siguientes
aspectos:
- Distancia entre las áreas de cuidado de pacientes y la farmacia central,
- Disponibilidad de espacio,
- Recursos humanos, materiales y económicos disponibles,
- Nivel de intensidad de los servicios médicos proporcionados por la institución,
- Nivel de servicios que brinda la farmacia,
- Construcción positiva del sistema escogido al proceso de distribución de medicamentos.
Las modalidades del SDNDU incluyen:
69
a) Sistema de distribución centralizado
La preparación de las dosis, la interpretación de la orden médica, la elaboración y
mantenimiento de perfiles farmacoterapéuticos se realizan en un solo lugar que por lo
general es la farmacia central. Su mayor ventaja es que éste requiere un considerable menor
número de profesionales farmacéuticos, además de permitir un mejor control y supervisión
de la operación del sistema y es de menor costo que el sistema descentralizado.
Su desventaja más significativa es que requiere mayor tiempo para hacer llegar el
medicamento a la sala, lo que se hace más relevante para los casos de indicación
inmediata, acumula un mayor volumen de trabajo en la farmacia central y, debido a la
distancia, se dificulta el acercamiento del farmacéutico en forma rápida y oportuna con
médicos, enfermeras y con los mismos pacientes.
b) Sistema de distribución descentralizado
Las funciones se realizan en farmacias satélites localizadas en los servicios de atención a
los pacientes hospitalizados. Estas farmacias satélites reciben apoyo de la farmacia central;
envasado de dosis, preparación de sobres, transporte de carros, y suministro de información
sobre medicamentos.
Sus ventajas incluyen el permitir al farmacéutico de disponer de más tiempo para contactar
a médicos, enfermeras y a los mismos pacientes, así como acceso inmediato a
medicamentos desde cada farmacia satélite.
Sus desventajas incluyen el requerir un mayor número de farmacéuticos, personal de
apoyo y espacio en cada sala donde se instalen las farmacias satélites.
c) Sistema de distribución por unidosis combinado o mixto
Esta combinación de sistemas se presenta de dos formas: 1) cuando los farmacéuticos
operan en los servicios (salas), mientras que el trabajo operativo se realiza en la farmacia
central y 2) cuando las farmacias satélites funcionan por horas limitadas durante el día y la
farmacia central proporciona servicio en las horas en que las farmacias satélites no están
operando. (49)
Otro elemento tecnológico destinado a facilitar la tarea de administración medicamentosa y
así disminuír la probabilidad son los Sistemas Automáticos de Dispensación de
Medicamentos (SADM), constituidos esencialmente por dispositivos y gabinetes los
cuales dispensan los medicamentos en forma electrónicamente controlada y rastrean el uso
de la medicación; los mismos pueden utilizarse en farmacias hospitalarias centralizadas y
descentralizadas y complementan o reemplazan a los SDMDU. (50)
Transcurridos más de 40 años desde su implantación, el concepto del SDMDU es una
realidad en cerca del 90% de los hospitales en EE.UU., en muchos de ellos con la inclusión
de la terapia intravenosa. No obstante, aún existen muchos problemas relacionados con la
distribución de medicamentos: retraso en la llegada de las prescripciones médicas, lentitud
en el tiempo para dar respuesta a la necesidad generada por una nueva prescripción médica,
cambios frecuentes en prescripciones médicas que obligan a repetir la carga de trabajo,
cambios en la localización de pacientes, dosis perdidas, aumento del almacenamiento de
medicamentos incluidos en los botiquines de planta, problemas de comunicación entre
unidades de hospitalización y los servicios de farmacia, escasa informatización, etc. Estas
situaciones han creado mucho trabajo innecesario resultando en ineficiencias y factores de
error. Los SADM que se han introducido constituyen sistemas avanzados de punto de uso
que automatizan la distribución, administración y control de medicamentos y, por tanto,
precisan de interrelaciones de uno o más sistemas informáticos. Estas interrelaciones
(interfaces) pueden incluir sistemas ADT (Admission, Discharge, Transfer), sistemas de
70
admisión, transferencia y descarga de datos, facturación, sistema informático de farmacia o
sistema de información de cuidados a pacientes. El sistema incluye una red de estaciones de
almacenamiento seguro que se localizan en las áreas de atención a pacientes de todo el
hospital. Cada estación está controlada por su propio microprocesador y funciona de forma
similar a los cajeros automáticos de un banco. Están constituidos por un sistema de
procesamiento central, ubicado generalmente en el Servicio de Farmacia, y diferentes
estaciones o dispositivos distribuidos en todo el centro hospitalario Figura 1.
Figura 1: Vista parcial del teclado integrado y de la pantalla táctil.
Tomada de Hernández y Poveda (51)
Para obtener medicamentos de la estación, los usuarios autorizados acceden a ella y en ese
momento queda registrada automáticamente toda la información de la transacción, incluido
el nombre del paciente, sus datos clínicos específicos, nombre del usuario y cantidad que
debe ser retirada, con fines contables, de reabastecimiento y de facturación.
El sistema funciona utilizando una capacidad de almacenamiento controlada y segura para
la mayoría de los medicamentos medicamentos que se usan en esa unidad –generalmente
será un 80-95% de los medicamentos que usualmente se dispensan por el SDMDU– y
controlado por una interfaz que conecta el sistema informático de farmacia con el sistema
automatizado, de forma que los medicamentos están disponibles para la enfermera cuando
son requeridos para el cuidado del paciente. Las prescripciones médicas son transferidas al
sistema automatizado a través de interfaces, después de que la orden haya sido introducida
en el sistema informático de la farmacia y tras la validación por parte del farmacéutico. El
sistema también limita la disponibilidad de los medicamentos si la orden ha sido anulada y,
en cualquier caso, permite que los numerosos cambios que se generan en las prescripciones
médicasnno supongan un impedimento para la disponibilidad de medicamentos al
efectuarse el proceso de forma inmediata. Además, las dosis perdidas se eliminan porque
existe un entorno controlado en la unidad de enfermería. Cuando la enfermera accede al
control de la estación y selecciona al paciente deseado, aparecen en pantalla los
medicamentos que éste tiene prescritos y validados (según la información introducida en el
software de unidosis que utilice el hospital). Incluso el personal de enfermería puede
acceder a la medicación prescrita por rangos horarios de administración. La implantación
71
de este modo sustituye todo el proceso manual de preparación, llenado y distribución de los
carros de dosis unitarias.(51) La siguiente fase es la selección del equipamiento.
En la actualidad, los fabricantes de SADM de los cuales se mencionan algunos ejemplos:
Pyxis® (Figura 2), OMNICELL® (Figura 3) o KRZ® (Figura 4), parten de origen de
concepciones mecánicas con planteamientos muy diferentes. Así, mientras los fabricantes
americanos Pyxis® y OMNICELL ® utilizan el sistema de dispensación compartimental
por cajones con diferentes posibilidades de acceso (Figura 5), el fabricante nacional
KRZ®, en su modelo Autodrugs, ha optado por un sistema de dispensación que utiliza
muelle a modo de serpentín continuo (Figura 6), por lo que no existe nunca acceso del
usuario al interior de la máquina. La variabilidad de equipamientos disponibles para dar
respuesta tanto a las exigencias de control de los diferentes medicamentos como a la
necesidad de especialidades farmacéuticas en las unidades clínicas, obligan al estudio
económico detallado de cada sistema automático y para cada unidad seleccionada, haciendo
imprescindible la individualización de cada proyecto, por cuanto el mayor nivel de control
y el incremento en la velocidad de acceso están invariablemente asociados al mayor costo.
De hecho, la primera selección determinará las adquisiciones futuras y se convierte en el
punto de incertidumbre crítico de todo el proceso y, por tanto, precisa del mayor análisis y
reflexión. (51)
Figura 2. SADM general de Pyxis.
Tomada de Hernández y Poveda (51)
72
Figura 3. SADM general del Omnicell
Tomada de Hernández y Poveda (51)
Figura 4. SADM Autodrugs de KRZ.
Tomada de Hernández y Poveda (51)
73
Figura 5. Sistema compartimental con cajón tipo carrusel.
Tomada de Hernández y Poveda (51)
Figura 6. Espiral de dispensación utilizado en el SADME Autodrugs de KRZ.
Tomada de Hernández y Poveda (51)
Es evidente que los SADM no son infalibles y que su uso o funcionamiento inadecuado
pueden llevar a severos errores y daños en pacientes. Hernández y Poveda (51) proponen
una serie de recomendaciones dirigidas a prevenir los errores:
–Elaborar un manual de procedimientos donde se explique con suficiente claridad el
funcionamiento de cada una de las operaciones que realizar en estos SADM, los niveles de
acceso y el nivel de responsabilidad de cada uno de los colectivos integrantes en el proceso.
Asimismo, se detallarán las acciones a realizar en caso de fallo de alguno de los
74
integrantes del SADM, sean de carácter informático, mecánico o eléctrico.
–Especificar un mecanismo de control y reajuste periódico del contenido del armario en
función del consumo y las necesidades del usuario, de forma que se puedan evitar al
máximo las roturas de existencias.
–Establecer mecanismos de control que garanticen la correcta reposición de medicamentos
en los casilleros correspondientes.
–Instaurar un mecanismo de control de identificación, conservación y caducidad de los
medicamentos.
–Crear un libro de registro de incidencias, donde se anoten todos los fallos del armario.
Esto nos permite conocer la prevalencia de cada uno de los errores detectados en el proceso
y corregir las posibles desviaciones que se detecten.
–Por último, es importante nombrar a un responsable del propio Servicio de Farmacia que
supervise el funcionamiento de la máquina en cada uno de los aspectos mencionados.
Prevención de efectos adversos de fármacos
En un reciente trabajo, (52), se propone un “menú de acciones” tendientes a disminuir los
efectos adversos de fármacos, cuyos aspectos más salientes transcribimos a continuación.
Medicación equivocada
- Separar medicaciones con apariencia similar.
- Asegurarse que toda medicación esté rotulada y resulte fácil de identificar.
- Efectuar doble comprobación en medicación de riesgo.
- Asegurarse que las ordenes de prescripción resulten claras.
- Retirar medicación discontinuada de las zonas de acceso común.
Dosis equivocada
- Comprobar la dosis/concentración en el envase original y no solamente la
del empacado intrahospitalario de distribución.
- Mantener medicación de riesgo fuera de las zonas de acceso común.
- Comprobación doble de la medicación de riesgo.
- Establecer protocolos adecuados de anticoagulación.
- Dispensación de la medicación para un período limitado y corto.
Medicación suministrada al paciente equivocado
- Asegurarse la correcta identificación del paciente mediante brazaletes,
códigos de barras, etc.
- Comprobación doble de la medicación de riesgo.
Medicación fuera de tiempo
- Contar con planillas y protocolos ad administración.
- Asegurar la presencia permanente de medicación crítica.
Prevención de efectos adversos y errores de medicación de soluciones parenterales
La administración de soluciones intravenosas resulta particularmente proclive a la
generación de riesgos, errores y daños, sobre todo cuando se utilizan soluciones
concentradas de uso común, como por ejemplo cloruro de potasio. Es así que la
75
Organización Mundial de la Salud (OMS) establece una serie de recomendaciones al
respecto: (12)
- Asegurar que las organizaciones de atención sanitaria cuenten con sistemas y procesos
implementados en los que la promoción de prácticas seguras con cloruro de potasio y otras
soluciones concentradas de electrólitos sea una prioridad, y donde la evaluación de riesgos
efectiva de la organización se ocupe de estas soluciones.
- El cloruro de potasio se trate como una sustancia controlada, incluyendo los requisitos que
restringen la orden y establecen los requisitos de almacenamiento y documentación.
- Lo ideal es lograr la eliminación de las soluciones concentradas de electrólitos de todas
las unidades de enfermería, y que esas soluciones se almacenen únicamente en áreas
especializadas de preparación farmacéutica o bajo llave. Los viales de potasio, si se
guardaran en un área de atención especializada a pacientes, deben estar
etiquetados en forma individual con una etiqueta fosforescente visible a modo de
advertencia, que diga DEBE SER DILUIDO.
- Cuando no haya un farmacéutico o un área de preparación farmacéutica disponible para
almacenar y preparar estas soluciones, únicamente una persona capacitada y calificada
(médico, enfermero, técnico farmacéutico) preparará las soluciones.
- Luego de la preparación de la solución tenga lugar una verificación independiente de la
solución de electrólitos por parte de una segunda persona capacitada y calificada.
- La organización debe establecer una lista de verificación para ser usada en la verificación
independiente. Los puntos de la lista de verificación deben incluir cálculos de
concentración, velocidades de la bomba de infusión y las conexiones adecuadas de la vía.
Se colocará una etiqueta que diga CUIDADO – ALTO RIESGO a la solución preparada
antes de su administración.
- Se utilice una bomba de infusión para administrar soluciones concentradas. Si no hubiera
una bomba de infusión disponible, podrá tenerse en cuenta el uso de otros dispositivos de
infusión, como un equipo buretrol para administración (una sonda con un receptáculo en
línea que limita el volumen que fluirá hacia el paciente), pero las infusiones de soluciones
concentradas deberán controlarse a menudo.
- Una infraestructura de seguridad organizativa respalde la capacitación de personas
calificadas mediante normas, procedimientos, mejores prácticas y renovaciones anuales de
certificaciones.
- Las órdenes del médico incluyan la velocidad de infusión
de estas soluciones.
No resulta ajena a esta problemática la de la correcta utilización de tubuladuras y
conexiones, para la cual la OMS establece las siguientes recomendaciones: (12)
- Enfatizar al personal no clínico, a los pacientes y a los familiares que jamás deben
conectar ni desconectar dispositivos. Siempre deberán solicitar ayuda al personal clínico.
- Requerir el etiquetado de catéteres de alto riesgo (por ej., arteriales, epidurales,
intratecales). Para estas aplicaciones debe evitarse el uso de catéteres con puertos de
inyección.
- Exigir que los profesionales tracen todas las líneas desde su origen hasta el puerto de
conexión, para verificar los acoplamientos, antes de hacer cualquier conexión o
reconexión, o administrar medicamentos, soluciones u otros productos.
76
- Incluir un proceso estandarizado de conciliación de líneas como parte de las
comunicaciones de traspaso. Esto debe involucrar volver a verificar las conexiones de
los tubos y el rastreo de todos los tubos y catéteres del paciente hasta sus orígenes cuando
el paciente llegue a un nuevo entorno o servicio y en los cambios de turno del personal.
- Prohibir el uso de jeringas de conexión Luer estándar para la administración de
medicamentos orales o alimentos por sonda.
- Prever pruebas de aceptación y evaluaciones de riesgo (modo a prueba de fallos y análisis
de efectos, etc.) para identificar el potencial de conexiones incorrectas al comprar nuevos
catéteres y tubos.
La medicación y las transiciones hospitalarias
Resulta sumamente riesgos la transición de pacientes entre diferentes servicios hospitalarios
sin tomar las adecuadas precauciones para establecer la conciliación de la medicación (tema
tratado precedentemente) a fin de no dejar aspectos terapéuticos desprotegidos. Al respecto,
la OMS establece las siguientes recomendaciones: (12)
- Asegurarse de que las organizaciones de atención sanitaria implementen sistemas
estandarizados para reunir y documentar información sobre todos los medicamentos que
actualmente toma cada paciente y proporcionar la lista de medicamentos resultante al o a
los profesionales receptores en cada punto de transición asistencial (admisión,
transferencia, alta, consulta ambulatoria). La información que se sugiere reunir incluye:
*Medicamentos recetados y sin receta (de venta libre), vitaminas, complementos
nutricionales, alimentos potencialmente interactivos, preparaciones herbales y drogas
ilegales.
*La dosis, frecuencia, vía de administración y hora de la última dosis, según
corresponda. *Siempre que sea posible, validación de la lista de medicamentos en el
domicilio con el paciente y determinación del nivel actual de cumplimiento del
paciente con la administración recetada.
*La o las fuentes de los medicamentos del paciente. Según corresponda, participación del o
de los farmacéuticos de la comunidad del paciente o del o de los prestadores de atención
primaria para la recolección y validación de la información de medicamentos domiciliarios.
- Asegurar que las organizaciones de atención sanitaria cuenten con normas y
procedimientos claros implementados que requieran:
*Que la lista de medicamentos actuales del paciente se exhiba sistemáticamente en un
mismo lugar, bien visible (por ejemplo, en la historia del paciente), para que los médicos
que emiten órdenes de medicamentos puedan acceder a ella fácilmente.
*El uso de la lista de medicamentos en el domicilio como referencia al ordenar
medicamentos en el momento del tratamiento en una clínica o unidad de emergencia, o en
el momento de la admisión para internación.
*La conciliación de medicamentos (es decir, la comparación de la lista de medicamentos
del paciente con los medicamentos que se están ordenando, a fin de identificar omisiones,
duplicaciones, contradicciones entre los medicamentos del paciente y las afecciones,
errores de administración y posibles interacciones) dentro de marcos de tiempo específicos
(por ej., dentro de las 24 horas posteriores a la admisión; marcos de tiempo más
77
breves para medicamentos de alto riesgo, variaciones de dosificación potencialmente
graves y/o futuras horas de administración).
*Un proceso de actualización de la lista, a medida que se emiten nuevas órdenes, para
reflejar todos los medicamentos que toma el paciente actualmente, incluyendo todo
medicamento autoadministrado traído a la organización por el paciente.
*Un proceso para asegurar que, en el momento del alta, la lista de medicamentos del
paciente esté actualizada para que incluya todos los medicamentos que el paciente deberá
tomar luego del alta, incluidos los nuevos y los que se sigan tomando, y los medicamentos
“en el domicilio” que se hayan dejado de tomar y que ahora se vayan a tomar nuevamente.
La lista debe comunicarse al o a los siguientes prestadores de atención, y también deberá
ser entregada al paciente como parte de las instrucciones al alta. Lo ideal sería que los
pacientes desecharan los medicamentos que no seguirán tomando.
*Asignación clara de roles y responsabilidades para todos los pasos del proceso de
conciliación de medicamentos a personas calificadas, dentro de un contexto de
responsabilidad compartida. Los mismos pueden incluir al prestador de atención primaria
del paciente, otros médicos, enfermeros, farmacéuticos y demás profesionales sanitarios.
Las calificaciones de las personas responsables deberán ser determinadas por la
organización de atención sanitaria, dentro de los límites establecidos por las leyes y
reglamentaciones correspondientes.
*Acceso a la información relevante y a los consejos de un farmacéutico en cada paso del
proceso de conciliación, hasta donde sea posible.
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CAPÍTULO V: INFECCIONES INTRAHOSPITALARIAS
81
La Organización Mundial de la Salud adopta las siguientes definiciones para las infecciones
nosocomiales o infecciones intrahospitalarias (IIH):
 Una infección contraída en el hospital por un paciente internado por una razón
distinta de esa infección.
 Una infección que se presenta en un paciente internado en un hospital o en otro
establecimiento de atención de salud en quien la infección no se había manifestado
ni estaba en período de incubación en el momento del internado. Comprende las
infecciones contraídas en el hospital, pero manifiestas después del alta hospitalaria
y también las infecciones ocupacionales del personal del establecimiento. (1)
Desafortunadamente, el riesgo de adquirir una IIH no es menor, la complejidad de
situaciones clínicas, intervenciones y procedimientos diagnósticos y terapéuticos lleva
implícito un incremento del mismo, tanto es así que se estima que un 5% a un 10% de los
pacientes admitidos en un hospital de agudos cursarán procesos infecciosos nosocomiales.
(2) Más del 80% de las IIH obedecen a cuatro circunstancias: infecciones del tracto
urinario, infecciones relacionadas al uso de dispositivos intravasculares (también llamada
bacteriemia nosocomial), neumonía e infecciones de heridas quirúrgicas. (1) (3) En la
Tabla 1 exponemos los criterios taxonómicos aceptados por la OMS.
Tabla 1: Criterios simplificados para la vigilancia de las infecciones nosocomiales.
(OMS
Tomada de (1)
Tipo de Infección Nosocomial
Infección del sitio de una
intervención quirúrgica.
Infección urinaria.
Infección respiratoria.
Infección del sitio de infección
de un catéter vascular.
Septicemia.
Criterios Simplificados
Cualquier secreción purulenta, absceso o celulitis difusa
en el sitio de la intervención quirúrgica en el mes
siguiente de la operación.
Cultivo de orina con resultados positivos (1 o 2 especies)
al menos con 100.000 bacterias/ml con síntomas clínicos
o sin ellos.
Síntomas respiratorios con manifestación de por lo
menos dos de los siguientes signos durante la
hospitalización:
- tos
- esputo purulento
- nuevo infiltrado en la radiografía de torax,
compatible con infección.
Inflamación, linfangitis o secreción purulenta en el sitio
de inserción del catéter.
Fiebre o escalofrío y por lo menos un cultivo de sangre
con resultados positivos.
En el presente capítulo nos enfocaremos en las tres primeras y en medidas generales de
prevención, describiendo en detalle las referentes a sitios quirúrgicos en otro capítulo.
1. El lavado de manos: muy conocido, a veces poco cumplido.
82
Por su notable importancia y efectos sobre la totalidad de acciones diagnósticas y
terapéuticas, creemos conveniente el abordaje inicial de este tópico. La mayoría de los
agentes patógenos nosocomiales se transmiten de paciente a paciente vía las manos del
personal del equipo de salud, por lo tanto, el lavado de manos constituye el método más
simple, probado y efectivo para disminuir la incidencia de las IIH, observándose una
relación temporal entre la mejora en el lavado de manos y la disminución en las tasas de
infección. (4) A pesar de ello, la adhesión a los procedimientos recomendados sobre
higiene de las manos es típicamente baja. En más de 30 estudios observacionales llevados a
cabo en Estados Unidos entre 1980 y 2000, se evidenció que la proporción de una adecuada
higiene de manos osciló entre 5% y 81%, con un promedio de 40%. (3)
Sin entrar en cuestiones técnicas ni infectológicas – no es ese el propósito del presente
trabajo- mencionemos simplemente que el lavado ordinario de manos puede efectuarse
mediante el uso de agua y jabón, o en su defecto, efectuar la desinfección higiénica rápida
mediante fricción con soluciones con una base de alcohol (una combinación frecuente
resulta 60-90% de alcohol, un emoliente y frecuentemente un antiséptico como gluconato
de clorhexidina 2-4% que tiene acción residual). (1) (5) En la Tabla 2 se exponen las
recomendaciones de la OMS en función de los recursos disponibles.
Como ya se ha señalado precedentemente, pese a la sencillez de procedimiento, el lavado
de manos suele ser desestimado por los integrantes del equipo de salud, incluso se ha
reportado que aquellos agentes con una mayor carga de trabajo suelen ser los que menos se
lavan las manos. (4) La falta de adherencia a tales medidas preventivas incluyen: (3)
- Irritación de la piel debido a los productos utilizados.
- Escasa accesibilidad a sitios de lavado.
- Tiempo insuficiente para desarrollar el lavado de manos debido a sobrecarga de
trabajo.
- Creencia de que el uso de guantes confiere una protección total.
- Priorización sobre el cuidado y necesidades del paciente antes que el lavado de
manos.
- Conocimiento inadecuado acerca de la importancia del lavado de manos.
- Falta de incentivo institucional.
Existen creencias y actitudes de agentes de salud, así como supervisores y miembros del
cuerpo gerencial institucional que explican la falta de adherencia al lavado, (5) las cuales
reproducimos aquí:
Creencia que:
 El lavado entre cada paciente no es necesario.
 El lavado de manos no modifica el resultado clínico.
 El lavado no es necesario cuando se utilizan guantes.
 No es necesario un lavado rutinario y frecuente.
 El lavado frecuente impide un eficiente cuidado del paciente.
 El lavado frecuente daña la piel produciendo irritación, sequedad y dermatitis.
 El lavado frecuente daña las uñas y el esmalte de uñas.
83
Tabla 2: Cuidado de las manos y restricciones económicas (OMS).
Tomada de (1)
Nivel
Ordinario
(mínimo)
Recursos Suficientes
Lavado simple de las manos:
lavabo grande, agua y agente
de lavado de distribución
automática, jabón líquido,
toallas desechables.
Desinfección higiénica de las
manos por fricción: duración
especificada del contacto
entre las manos y el
desinfectante, secado por
fricción.
Limpieza
Lavado higiénico (o
antiséptica de las antiséptico) de las manos:
manos
lavabo grande, agua y agente
de lavado de distribución
automática, lavado
antiséptico (contacto de un
minuto), toallas desechables.
Lavado
quirúrgico
(máximo)
Recursos limitados
Lavado simple de las manos:
lavabo grande, agua y jabón
(seco) de fabricación local,
toallas individuales.
Recursos muy limitados
Lavado simple de las
manos: agua limpia, jabón
(seco) de fabricación local,
toallas lavadas a diario.
Desinfección higiénica de las
manos por fricción: duración
especificada del contacto con
el desinfectante de las manos
o con alcohol, secado por
fricción.
Desinfección higiénica de
las manos por fricción:
duración específica del
contacto con alcohol y
secado por fricción.
Lavado higiénico (o
antiséptico) de las manos:
lavabo grande, agua y jabón
(seco) de fabricación local si
se siguen prácticas
antisépticas después del
lavado.
De lo contrario: lavado
Desinfección higiénica de las antiséptico (contacto de un
manos por fricción: duración minuto), toallas individuales.
especificada del contacto de
las manos con el
Desinfección higiénica de las
desinfectante, secado por
manos por fricción: duración
fricción.
especificada del contacto con
desinfectante o alcohol y
secado por fricción.
Lavado quirúrgico de las
Lavado simple de las manos
manos y del antebrazo:
y del antebrazo: lavabo
lavabo grande, agua y agente grande, agua y jabón (seco)
de lavado de distribución
de fabricación local, toallas
automática, buen lavado con individuales.
antiséptico (contacto de 3 a 5
minutos), toallas desechables Desinfección higiénica de las
estériles.
manos por fricción:
relacionada con prácticas
Desinfección quirúrgica de
antisépticas: desinfectante
las manos por fricción:
específico para las manos,
equipo como en el nivel
con repetición del
anterior, buen jabón líquido, procedimiento dos veces.
desinfectante específico para
las manos, con repetición del
procedimiento dos veces.
Lavado simple de las
manos: agua limpia, jabón
(seco) de fabricación local,
toallas lavadas a diario.
Desinfección higiénica de
las manos por fricción:
relacionada con limpieza
antiséptica con alcohol,
duración del contacto y
secado por fricción.
Lavado simple de las manos
y del antebrazo: agua
limpia, jabón (seco) de
fabricación local, toallas
lavadas a diario.
Desinfección higiénica de
las manos por fricción:
relacionada con limpieza
antiséptica con alcohol, con
repetición del
procedimiento dos veces.
84


Los dispositivos de lavado no se hallan convenientemente ubicados y resultan de
diseño no acorde a la función.
El lavado consume demasiado tiempo.
Falla de los supervisores y directivos para:
 Establecer una política de lavado de manos.
 Involucrarse en una política de lavado de manos.
 Comunicar efectivamente la política de lavado de manos.
 Demostrar la efectividad mediante acciones.
Aunque a veces resulte dificultoso cambiar comportamientos y hábitos, hay ciertas medidas
que pueden llevarse a cabo al respecto: (5)
*Distribuir ampliamente guías y recomendaciones sobre el lavado de manos, las evidencias
a su favor en cuanto a la reducción de IIH y la necesidad de estricta adhesión a las mismas.
*Involucrar al cuerpo directivo institucional en la promoción del lavado de manos mediante
su favorable relación costo-beneficio.
*Utilización de técnicas educativas adecuadas destinadas a todo el personal, no solamente
médicos y enfermeros.
*Considerar las necesidades del personal en cuanto a la accesibilidad de los dispositivos
apropiados de lavado.
*Proveer a todo el personal de dispositivos de desinfección higiénica por fricción portables,
personales e individuales.
*Estimular y proveer cremas hidratantes y emolientes para el cuidado de las manos del
personal.
2. Infecciones asociadas al uso de catéteres vasculares.
La incidencia de bacteriemias nosocomiales ha evidenciado un ascenso constante; la
mayoría de las veces, esta circunstancia clínica se asocia al uso de catéteres intravasculares,
particularmente los dispositivos venosos centrales, denotando una alta tasa de mortalidad,
la cual, en muchos reportes, excede el 25%. (3) (6) Los agentes causales corresponden a los
correspondientes a la flora cutánea del paciente o a los transmitidos por los agentes de salud
con manos contaminadas por no respetar las medidas higiénicas apropiadas. Las especies
mayormente identificadas corresponden a estafilococos coagulasa negativos, Estafilococos
aureus y Enterococos, seguidos de Gram negativos y Cándidas. (3)
La puerta de entrada puede ubicarse en cualquier sitio, desde la solución infundida,
tubuladura, conexiones, llaves de paso y sitio de punción, (1) tal como se grafica en la
Figura 1.
85
Figura 1: Portales de netrada de microorganismos a los sistemas de infusión
intravenosa.
Tomada de (1)
A pesar de la evidencia contundente, la adhesión a guías y recomendaciones sobre el
manejo de dispositivos venosos parece ser baja. A título de ejemplo, solo el 28% de los
médicos consultados en un estudio reportaron más del 90% de anuencia a las medidas de
protección total durante la inserción de catéteres venosos centrales. (7)
Factores de riesgo
Numerosas circunstancias incrementan el riesgo de desencadenar una infección a partir de
dispositivos intravenosos, (8) (9) entre ellos mencionamos:
*Relacionados con el paciente:
 Pacientes con larga hospitalización portadores de enfermedades serias o
debilitantes.
 Pacientes quemados o desnutridos.
 Pacientes inmunocomprometidos (ej. portadores de HIV-SIDA, enfermedades
neoplásicas o tratamiento crónico con corticoides).
*Relacionados con el uso:
 Catéteres venosos centrales no tunelizados.
 Presencia prolongada del dispositivo.
 Infusión de soluciones para nutrición parenteral.
86
*Relacionados con el dispositivo antes de la inserción:
 Rajaduras o fallas en las botellas de infusión.
 Punciones efectuadas en bolsas de infusión.
 Soluciones contaminadas.
 Posible fuga de la infusión en dispositivos con conexiones múltiples.
 Preparación no estéril de la solución de infusión.
*Relacionados con el dispositivo durante el uso:
 Múltiples cambios de botellas/bolsas de infusión utilizando la misma línea
intravenosa.
 Inyecciones o lavados múltiples en el dispositivo.
 Utilización de dispositivos para la medición de la presión venosa central.
 Técnica defectuosa de inserción.
*Relacionados con el personal:
 Contaminación por lavado de manos ineficiente.
 Reducción del personal de enfermería por debajo de un nivel crítico.
Medidas de acción y prevención
A continuación se pasa revista a las prácticas aceptadas internacionalmente tendientes a
disminuir las infecciones asociadas a dispositivos intravenosos. (3) (9) (10) (11) (12) (13)
(14) (15) (16) (17) (18) (19) (20) (21) (22) (23) (24) (25) (26) (27)
 El uso de barreras de protección completa (incluye guantes estériles, camisolín
estéril, barbijo, gorro y amplios campos estériles) disminuye la incidencia de
bacteriemia en comparación con la utilización de solo guantes y campos pequeños,
sobre todo en el proceso de colocación de catéteres centrales.
 Resulta esencial el correcto lavado de manos al colocar o manipular los
dispositivos.
 En algunos estudios,el gluconato de clorhexidina 2% ha demostrado ser superior a
la povidona iodada 10% o alcohol 70%, por lo que debería utilizarse en forma
preferencial para la asepsia de la piel del paciente en dispositivos centrales.
 La inserción femoral de catéteres centrales debería evitarse pues se ha asociado
claramente a un mayor número de infecciones.
 Numerosos expertos preconizan la utilización de la vía subclavia en vez de la
yugular interna, puesto que estudios observacionales prospectivos demuestran
mayor número de infecciones con esta última.
 Un metaanálisis comparó la incidencia de infecciones al cubrir el sitio de implante
con apósitos transparentes semipermeables de poliuretano versus apósitos de gasa.
El riesgo de infecciones no difirió entre ambos grupos, por lo que la elección de la
cobertura del sitio de acceso venoso es una cuestión de preferencia.
 Puesto que la incidencia de infecciones se relaciona directamente con la duración
del tiempo del dispositivo colocado, se recomienda retirarlo inmediatamente una
vez finalizada su necesidad.
87






El remplazo rutinario de dispositivos centrales no afecta la incidencia de
infecciones.
La utilización de catéteres de Teflón o poliuretano se ha asociado con un menor
número de complicaciones infecciosas que los de cloruro de polivinilo o polietileno.
Las agujas de acero que se utilizan para accesos periféricos evidencian la misma
proporción de infecciones que los catéteres de Teflón.
Se recomienda la utilización de dispositivos centrales impregnados con antibióticos
y antisépticos (ej. clorhexidina/sulfadiazina de plata o minociclina/rifampicina) en
vez de los comunes no impregnados si la tasa de infecciones sigue siendo elevada
(más de 3,3 por 1000 catéteres día) a pesar de la adopción correcta y sistemática de
todas las demás medidas o en pacientes de alto riesgo, como quemados,
neutropénicos, pacientes en unidades de cuidado intensivo. La elección entre los dos
tipos de catéteres impregnados requiere un estudio de costo-beneficio, incluyendo la
flora institucional, tipo de paciente y riesgo de resistencia bacteriana, puesto que los
que contienen minociclina/rifampicina resultan mucho más caros que los cubiertos
con clorhexidina/sulfadiazina de plata, aunque los primeros confieren mayor
duración del efecto antibiótico protector. Parece ser que la mayor profilaxis
brindada con los catéteres que contienen minociclina/rifampicina obedece a que los
mismos se halla cubiertos en sus superficies externa e interna, mientras que los que
contienen clorhexidina/sulfadiazina de plata solo están cubiertos en su superficie
exterior, aunque existen actualmente catéteres cubiertos externamente con
clorhexidina/sulfadiazina de plata y interiormente con clorhexidina.
La cobertura del sitio de acceso con povidona iodada ha disminuido la tasa de
infecciones en catéteres de diálisis, de todas formas, antes de aplicar tal producto se
debe verificar que sea compatible con el material del catéter.
La infusión local de Vancomicina 25 microgramos/ml sumado a heparina 10U/ml
como parte del mantenimiento periódico de dispositivos implantados en forma
prolongada ha demostrado su utilidad al disminuir la tasa de infecciones en
pacientes neutropénicos.
La colocación y mantenimiento de dispositivos intravenosos por parte de personal
no entrenado incrementa notablemente la posibilidad de colonización e infección.
En algunas ocasiones, el contar con un “Equipo IV” compuesto por personal
entrenado convenientemente favorece el resultado clínico, disminuye la posibilidad
de infecciones y mejora costos.
La Organización Mundial de la Salud aconseja una serie de prácticas generales a considerar
en el manejo de catéteres vasculares, las cuales a continuación se transcriben: (1)
Todos los catéteres:
• Evitar la cateterización, a menos que haya una indicación médica.
• Mantener un alto nivel de asepsia para la inserción y el cuidado del catéter.
• Limitar al mínimo posible el período de uso de catéteres.
• Preparar los líquidos en forma aséptica e inmediatamente antes del uso.
• Capacitar al personal en la inserción y el cuidado del catéter.
88
Catéteres vasculares periféricos:
• Antes del cuidado de todos los catéteres, es preciso lavarse siempre las manos en forma
higiénica o desinfectárselas por fricción.
• Se debe lavar y desinfectar la piel en el sitio de inserción con una solución antiséptica.
• El catéter intravenoso no debe cambiarse con más frecuencia que los demás catéteres; la
única excepción son los cambios necesarios después de una transfusión de sangre o de la
administración de una solución intravenosa de ácidos grasos (lípidos) o para perfusión
intermitente.
• Por lo común, no se necesita cambiar el vendaje.
• Si ocurre infección local o flebitis, es preciso retirar el catéter de inmediato.
Catéteres vasculares centrales:
• Limpie el sitio de inserción con una solución antiséptica.
• No aplique disolventes ni ungüento antimicrobiano al sitio de inserción.
• Es preciso usar mascarilla, gorro, guantes y bata estériles para la inserción.
• La introducción del catéter y los vendajes subsiguientes de éste exigen lavado o fricción
de las manos para intervención quirúrgica.
• Siga las indicaciones de cuidado aséptico apropiado para acceder al sistema, incluida la
desinfección de las superficies externas de las bocas de conexión o los portales.
• Por lo general, los catéteres no deben cambiarse más de una vez cada tres días. Sin
embargo, es preciso hacerlo después de la transfusión de sangre o de hemoderivados o de la
administración de una solución intravenosa de ácidos grasos (lípidos) y para perfusión
intermitente.
• Cambie el vendaje en el momento de cambiar de catéteres, después de limpieza aséptica
quirúrgica.
• Use una gasa estéril o un vendaje transparente para cubrir el sitio del catéter.
• No reemplace el catéter sobre un alambre guía si se sospecha infección.
• El uso de un gran número de catéteres de distinta luz puede aumentar el riesgo de
infección. Siempre que sea posible, se prefiere un catéter de una sola luz.
• Los catéteres impregnados con antimicrobianos pueden reducir la infección en pacientes
expuestos a alto riesgo con cateterización a corto plazo (< 10 días).
• Use la región subclavia de preferencia a la región yugular o femoral.
• Considere la posibilidad de usar un catéter central insertado en la región periférica, si
procede.
Catéteres vasculares centrales totalmente implantados:
• Una ducha preoperatoria e implantación del catéter en condiciones quirúrgicas en un
quirófano.
• La preparación local comprende lavado y limpieza con una solución antiséptica fuerte
como para otros procedimientos quirúrgicos.
• Se deben usar mascarilla, gorro, guantes y bata estériles; la introducción de un catéter y la
postura de un vendaje exigen lavado o fricción de las manos para una intervención
quirúrgica.
• Se debe mantener un sistema cerrado durante el uso de un dispositivo; por lo general, hay
que cambiar los catéteres cada 5 días en condiciones de uso continuo y en cada
intervención en condiciones de uso intermitente; se necesita cambiar el catéter después
89
de una transfusión de sangre o para perfusión intermitente.
Al enfocar el tema específico de la prevención de infecciones asociadas al uso de catéteres
vasculares centrales, la OMS establece para sus estados miembros, las siguientes pautas:
(28)
Asegurarse que cada organización de salud desarrolle protocolos de prevención de
infecciones asociadas a catéteres venosos centrales.
 Requerir el uso de una lista de comprobación a fin de asegurar la correcta inserción.
 Incentivar al personal el uso de las listas de comprobación.
 Crear un carro de vía central el cual contenga la totalidad del material requerido
para la inserción.
 Crear “teams IV” para la colocación de dispositivos.
 Utilizar un equipo multidisciplinario para mejorar los standards de colocación y
manejo de dispositivos intravenosos.
Promover la adecuada higiene de las manos.
 Antes u después de palpar sitios de inserción de catéteres.
 Antes y después de insertar, remplazar, acceder, reparar o cubrir un dispositivo
intravascular.
 Cuando las manos están evidentemente sucias o sospechosas de contaminación.
 Antes y después de procedimientos invasivos.
 Entre pacientes.
 Antes de la colocación y luego de la extracción de guantes.
 Después de usar el baño.
Aplicar máximas precauciones de barrera en la preparación de la inserción de un
dispositivo intravascular.
 Máximas precauciones de barrera para el personal interviniente.
-
Estricta adherencia a la higiene de manos y técnicas de asepsia.
Uso de gorro, barbijo, camisolín y guantes estériles.

Máximas precauciones de barrera para el paciente.
-
Cubrir totalmente al paciente desde la cabeza a los pies con un paño estéril con un
pequeño orificio para el sitio de inserción.
Esterilizar con clorhexidina antes de la inserción de dispositivos y durante los cambios
de vendajes y coberturas mediante la siguiente técnica:
Preparar la piel con clorhexidina 2% en 70% de alcohol isopropílico.
Presionar el aplicador de clorhexidina contra la piel y friccionar durante al menos 30
segundos.
Permitir que el antiséptico se seque completamente antes de iniciar la punción.
Seleccionar el sitio óptimo para la inserción del catéter.
90




Individualizar la decisión acerca del sitio de inserción en el contexto del riesgo y
potenciales complicaciones para cada paciente.
En lo posible evitar la colocación de catéteres femorales, los cuales poseen la mayor
tasa de complicaciones mecánicas e infecciosas.
Utilizar un catéter venoso central con el menor número posible de lumenes.
En la medida de lo posible utilizar catéteres concobertura antibiótica si los mismos
van a estar colocados durante más de 5 días.
Desarrollar un protocolo para mantenimiento de vías centrales.












Utilizar adecuada higiene de manos y técnica aséptica.
Utilizar apósitos transparentes estériles o gasa estéril para cubrir el sitio de
inserción.
No utilizar unguentos o cremas antibióticas en el sitio de inserción debido a la
potencial promoción de colonización micótica y generación de resistencia
bacteriana.
No sumergir el catéter en agua.
Inspeccionar diariamente en busca de infecciones.
Remplazar las coberturas y apósitos si se tornan húmedos, sucios o se despegan.
Remplazar los sets de administración intravenosa a las 72 hs de haber iniciado su
utilización. Se requieren cambios más frecuentes cuando se infunden soluciones que
promueven el crecimiento bacteriano (emulsiones de lípidos y hemoderivados).
Utilizar una luz exclusivamente para alimentación parenteral si se está usando un
dispositivo multilumen.
Asegurarse que las conexiones queden tapadas cuando no se hallan en uso.
Minimizar la contaminación de los puestos de acceso mediante el uso de
antisépticos adecuados antes de acceder al sistema y utilizar solamente elementos
estériles.
Si en el momento de la inserción no puede seguirse estrictamente una técnica
absolutamente estéril debido a situaciones emergentes de urgencia, remplazar la vía
a las 48 hs.
Documentar en un formato estandarizado el nombre del operador y fechas de
inserción, remoción y cambios de apósitos.
Revisar diariamente la necesidad de mantenimiento de vía central y remover las que
no son necesarias.
 Evaluar las vías centrales como parte de las recorridas habituales.
 Documentar durante las recorridas el número de días que la vía central ha estado
colocada, ej. “hoy vía día 5”.
Promover medidas de educación y entrenamiento en todo lo atinente a la colocación y
manejo de dispositivos venosos centrales.
Evaluar la efectividad de los protocolos de inserción.
91



Medir la tasa de infecciones asociadas a catéteres venosos centrales.
Medir el grado de adhesión a los protocolos en uso.
Proveer adecuada retroalimentación con el personal acerca de las tasas de
infecciones.
3. Neumopatía intrahospitalaria (NIH)
Incluye las neumonías que tienen lugar en pacientes ventilados y no ventilados 48 hs
posteriores al ingreso hospitalario. La mayoría de los datos concernientes a esta situación
clínica corresponden a las NIH asociadas a ventilación mecánica. (3) Se estima que la
incidencia de NIH oscila entre 5 y 10 casos cada 1000 hospitalizaciones, resultando 20
veces más frecuente entre los pacientes sometidos a ventilación mecánica y afectando a un
tercio de tales pacientes. (29) La población de riesgo incluye a los individuos mayores de
70 años, enfermedades pulmonares crónicas, traumatismos craneales con pérdida de
conocimiento y otras circunstancias clínicas severas, tales como cirrosis o insuficiencia
renal terminal, inmunosupresión y nutrición enteral. (30) Las tasas de mortalidad atribuidas
a esta entidad nosológica oscilan entre el 33 % y 50 %. (3)
Factores predisponentes y medidas adecuadas
Las NIH resultan a partir de la invasión microbiana del normalmente estéril tracto
respiratorio inferior debido a microaspiración de secreciones orales. Los biofilms
infectados de los tubos endotraqueales también juegan un importante rol en la patogénesis.
El papel del estómago como un reservorio potencial de colonización orofaríngea es
controvertido, aunque las secreciones gástricas pueden llegar a ser importantes,
particularmente en ciertas condiciones que determinan un elevado pH gástrico. (3) (29) Lo
anteriormente expuesto, condiciona una serie de medidas preventivas eficaces en cuanto a
la disminución de NIH, especialmente en pacientes ventilados, como ser: (31) (32)
*Posición semisentada del paciente. El decúbito dorsal completo favorece la NIH asociada
a ventilador debido a un incremento del reflujo gastroesofágico y aspiración, por lo que
deberá adoptarse la posición semisentada en la todos de los pacientes en que ello sea
factible.
*Modificación de la profilaxis de las úlceras por stress. Los agentes utilizados pueden
elevar la incidencia de NIH asociada a ventilador al disminuír la acidez gástrica. La
utilización se sucralfato, el cual no modifica el pH gástrico parece disminuír la incidencia
de NIH. Sin embargo, ha de tenerse en cuenta y sopesar el beneficio del sucralfato al
disminuír las NIH versus una potencial disminución en la acción protectora contra las
hemorragias digestivas, por lo tanto, el uso del sucralfato parece razonable en aquellos
pacientes con un riesgo bajo o moderado de sangrado digestivo, tales como aquellos sin
coagulopatías y necesidad de ventilación asistida durante un intervalo corto.
*Aspiración de secreciones subglóticas. La medida resulta promisoria, aunque no puede
convertirse en una recomendación en virtud de resultados dispares reportados en la
litaratura.
*Camas oscilantes. La inmovilidad en pacientes críticos puede llevar a atelectasia y
deterioro en el manejo de secreciones borncopulmonares, con el consecuente incremento
92
potencial en las NIH asociadas a ventilador. La medida parece ser efectiva en ciertos tipos
de pacientes quirúrgicos.
*Decontaminación selectiva del tracto digestivo. Existe un gran interés en la utilización de
antibióticos tópicos a fin de decontaminar la orofaringe y el estómago en pacientes
ventilados, disminuyendo así la patogenicidad de las secreciones aspiradas. En general se
utiliza una combinación tópica de polimixina, un aminoglucósido y amfotericina. La
inclusión de un curso corto (habitualmente 3 días) de antibioticoterapia intravenosa no ha
dado resultados efectivos. A pesar de su efectividad potencial, no puede recomendarse
abiertamente el uso de decontaminación tópica orofaríngea a causa de sus posibles efectos
tardíos en lo atinente a resistencia bacteriana.
Medidas preventivas
La OMS ha establecido una serie de pautas generales para la prevención de NIH, las cuales
transcribimos a continuación: (1)
*Neumonía asociada con el uso de respirador en la unidad de cuidados intensivos.
• Mantener la desinfección apropiada y el cuidado durante el uso de los tubos, respiradores
y humedecedores para limitar la contaminación.
• Abstenerse de hacer cambios regulares de los tubos del respirador.
• Evitar la administración de antiácidos y antihistamínicos H2.
• Mantener una succión estéril de la tráquea.
• El personal de enfermería debe mantener la cabeza erguida.
*Unidades médicas.
• Limitar la administración de medicamentos que alteran el conocimiento (sedantes,
narcóticos).
• Colocar a los pacientes comatosos en una posición que limite la posibilidad de aspiración.
• Evitar la administración de alimentos por vía oral a los pacientes con anomalías de
deglución.
• Evitar la exposición de pacientes neutropénicos o sometidos a transplantes a esporas de
hongos durante obras de construcción o de renovación.
*Unidades quirúrgicas.
• Todos los dispositivos para procedimientos invasivos empleados durante la anestesia
deben ser estériles.
• Los anestesistas deben usar guantes y mascarilla cuando realicen procedimientos
invasivos en la tráquea o apliquen anestesia venosa o epidural. Los filtros desechables (para
uso individual) para intubación endotraqueal evitan efectivamente la transmisión de
microorganismos en pacientes conectados a respiradores.
• La fisioterapia preoperatoria evita la neumonía postoperatoria en pacientes con
enfermedad respiratoria crónica.
*Pacientes con trastornos neurológicos sometidos a traqueostomía (con respiración
mecánica o sin ella).
• Succión estéril con una frecuencia apropiada.
• Limpieza y desinfección apropiada de los respiradores y otros dispositivos.
93
• Fisioterapia para ayudar al drenaje de las secreciones.
Por su parte, los Centres for Disease Control and Prevention y el Healthcare Infection
Control Practices Advisory Committee de los Estados Unidos han establecido una serie de
recomendaciones específicas al respecto, cuyos aspectos más relevantes mencionamos a
continuación, sin hacer referencia a los aspectos controvertidos en donde aun no existe
consenso en cuanto a recomendaciones preventivas: (29)
I.
Educación en la prevención de infecciones nosocomiales. Educar e involucrar a
los trabajadores de la salud acerca de la epidemiología y procedimientos para la
prevención y control de infecciones nosocomiales.
II.
Vigilancia infectológica y microbiológica.
A. Realizar estudios de vigilancia sobre neumonías bacterianas en las unidades
de cuidado intensivo.
B. En ausencia de objetivos específicos clínicos, epidemiológicos o de control
de infecciones, no efectuar rutinariamente cultivos en pacientes o equipos
utilizados para terapia respiratoria, pruebas de función pulmonar o de
administración de anestasia inhalatoria.
III.
Prevención de la transmisión de microorganismos.
A. Esterilización o desinfección y mantenimiento de equipos y dispositivos.
1. Medidas generales.


Limpiar rigurosamente todo equipo o dispositivo a ser
esterilizado o desinfectado.
En la medida de lo posible utilizar esterilización por vapor
(autoclave) o desinfección por calor húmedo (>70º C) durante
30 minutos para el reprocesamiento de equipos o dispositivos
semicríticos (ej. aquellos que toman contacto directo o
indirecto con las mucosas del tracto respiratorio inferior) que
no se vean perjudicados por el calor y la humedad. Los ítems
que integran esta categoría son: máscaras faciales y tubos
traqueales, tubuladuras inspiratoria y espiratoria, pieza en Y,
bolsa del reservorio, humidificador, circuitos de respiración
de los ventiladores mecánicos, broncoscopios y sus
accesorios, tubos endotraqueales o endobronquiales, hojas de
laringoscopio, piezas bucales y tubuladura de los aparatos de
medición de la función pulmonar, nebulizadores y sus
reservorios, analizadores de CO2 y monitores, bolsas de
resucitación, catéteres de succión, sensores de temperatura.
Para los equipos o dispositivos que no puedan someterse a
calor o humedad, luego de la desinfección, proceder a
efectuar una apropiado enjuague, secado y empaquetamiento,
teniendo cuidado de no contaminar los objetos desinfectados
durante el proceso.
94

Utilizar preferentemente agua estéril para el enjuague de
equipos y dispositivos respiratorios semicríticos, cuando se
necesite enjuague una vez que han sido desinfectados
químicamente. Si esto no es posiblem enjuagar con agua
filtrada (filtros de 0,2 micrones) y luego enjuagar con alcohol
isopropílico y secar mediante aire forzado o en un gabinete de
secado.
2. Ventiladores mecánicos. No esterilizar o desinfectar rutinariamente
la maquinaria interna de los equipos.
3. Circuitos de respiración, humidificadores e intercambiadores de
calor y humedad.








No cambiar en forma rutinaria, sobre la base de la duración
del uso, el circuito de respiración (tubuladuras del ventilador,
válvulas de exhalación y humidificador) que se utiliza en un
paciente individual. Cambiar el circuito cuando se halle
visiblemente sucio o no funcione correctamente.
Drenar y descartar en forma periódica la condensación que se
produce en la tubuladura del respirador, tomando la
precaución de no volcar el material sobre el paciente.
Utilizar guantes para realizar el procedimiento anterior o
cuando se manipulen fluidos.
Lavar las manos con agua y jabón (cuando se hallen
visiblemente sucias) o mediante dispositivos de fricción a
base de alcohol luego de haber completado el procedimiento
o haber manipulado fluidos.
Utilizar agua estéril (no agua destilada o no estéril) para
llenar los humidificadores.
Cambiar los intercambiadores de calor y humedad en uso con
un paciente individual cuando se hallen visiblemente sucios o
no funcionen correctamente.
No cambiar rutinariamente intercambiadores de calor y
humedad en uso con un paciente individual con una
frecuencia mayor que cada 48 hs.
No cambiar rutinariamente (en ausencia de contaminación
grosera o malfuncionamiento) el circuito de respiración
adosado al intercambiador de calor y humedad mientras se
halla en uso con un paciente individual.
4. Humidificadores de oxígeno.

Seguir atentamente las instrucciones del fabricante.
95

Cambiar la tubuladura (incluyendo dispositivos o máscaras
nasales) en uso con un paciente individual cuando se halle
visiblemente sucio o no funcione correctamente.
5. Nebulizadores de mano o para medicación.



Limpiar, desinfectar, enjuagar con agua estéril (en caso de
necesitarse enjuague) y secar el nebulizador entre
tratamientos en un mismo paciente.
Utilizar solamente fluidos estériles para nebulización y
colocar el fluido en el nebulizador en forma estéril.
En la medida de lo posible utilizar medicaciones en aerosol
en viales de dosis simples. En caso de utilizarse viales
multidosis, seguir minuciosamente las instrucciones del
fabricante acerca de su manejo, almacenamiento y
dispensación.
6. Bolsas de resucitación. Esterilizarlas entre usos con diferentes
pacientes.
7. Equipos de anestesia.


No esterilizar o desinfectar rutinariamente la maquinaria
interna de los equipos de anestesia.
Entre usos con diferentes pacientes, limpiar los componentes
reusables del circuito de respiración o del circuito del
paciente y posteriormente esterilizar el material acorde a las
especificaciones del fabricante.
8. Equipos de diagnóstico de función pulmonar.


No esterilizar o desinfectar en forma rutinaria la maquinaria
interna entre usos con diferentes pacientes.
Cambiar la pieza bucal entre usos con diferentes pacientes.
9. Humidificadores ambientales de aire. No utilizar humidificadores
que creen aerosoles (por efecto Venturi o ultrasonido), que en
realidad son nebulizadores, a menos que puedan ser esterilizados o
sometidos a desinfección de alto nivel en forma diaria y llenados
con agua estéril.
B. Prevención de la transmisión bacteriana de persona a persona.
1. Precauciones habituales.
96




Higiene de las manos: decontaminar las manos mediante el
lavado con jabón antimicrobiano y agua (si se hallan
visiblemente sucias o contaminadas con material proteináceo,
sangre o fluidos corporales) o con un agente de fricción a
base de alcohol si no se hallan visiblemente sucias, luego del
contacto con mucosas, secreciones respiratorias u objetos
contaminados con secreciones respiratorias se haya o no
usado guantes. Decontaminar las manos en la forma descrita
antes y después de tomar contacto con un paciente portador
de tubo endotraqueal o traqueostomía y antes o después de
haber tomado contacto con cualquier dispositivo utilizado en
el paciente, se haya o no usado guantes.
Utilizar guantes para el manejo de secreciones respiratorias u
objetos contaminados con las mismas.
Cambiar los guantes y decontaminar las manos como se
describió precedentemente entre contactos con diferentes
pacientes o con materiales contaminados con secreciones o
entre contactos entre una zona contaminada de un paciente y
el contacto con la vía respiratoria o equipos utilizados en el
mismo paciente.
Cuando se prevea la contaminación en el manejo de
secreciones utilizar camisolín y cambiarlo antes del contacto
con otro paciente.
2. Cuidado del paciente con traqueostomía.


Realizar la traqueostomía bajo condiciones de asepsia.
Al cambiar el tubo de traqueostomía, utilizar camisolín,
técnica aséptica y replazar el tubo por otro que haya sido
sometido a procesos de esterilización o desinfección de alto
grado.
3. Aspiración de secreciones respiratorias.


IV.
Si se emplea un sistema de aspiración abierto, utilizar un
catéter estéril.
Utilizar solamente fluidos estériles para la remoción de
secreciones si el catéter volverá a tomar contacto con el tracto
respiratorio inferior.
Modificación del riesgo de infección del paciente.
A. Incremento de las defensas contra la infección.
1. Vacunación antineumococo en los pacientes con alto riesgo de
infecciones neumocócicas severas.
97




Vacunar a las personas mayores de 65 años.
Vacunar a personas de entre 5 y 64 años portadores de
enfermedades cardiovasculares crónicas (ej. insuficiencia
cardíaca congestiva o miocardiopatías), enfermedades
pulmonares crónicas (ej. enfermedad pulmonar obstructiva
crónica o enfisema, no asma), diabetes mellitus, alcoholismo,
enfermedades hepáticas crónicas (ej. cirrosis), drenaje de
líquido cefalorraquídeo, portadores de asplenia anatómica o
funcional, pacientes inmunocomprometidos (ej. infección por
HIV, leucemia, linfoma, mieloma, otras neoplasias
avanzadas, insuficiencia renal crónica, síndrome nefrótico,
receptores de trasplantes, tratamientos inmunosupresores
incluyendo corticoides en forma crónica y quimioterapia.
Vacunar a niños menores de 2 años y a niños de entre 24 y 59
meses con riesgo incrementado de infección neumocócica (ej.
portadores de hemoglobinopatías y todas las entidades
mencionadas precedentemente).
Vacunar a los pacientes institucionalizados en forma crónica.
B. Precauciones para la prevención de aspiración.
1. Prevención de aspiración asociada a la intubación endotraqueal.





En la medida de lo posible y cuando no se halla medicamente
contraindicado, utilizar métodos de ventilación no invasiva.
En la medida de lo posible, evitar repetir la intubación
endotraqueal en pacientes que ya han sido sometidos a
ventilación mecánicamente asistida.
Realizar preferentemente intubación orotraqueal en vez de
nasotraqueal si la condición clínica del paciente lo permite.
De ser posible, utilizar un tubo endotraqueal con lumen
adosado al manguito endotraqueal para permitir el drenaje
(mediante succión contínua o intermitente) de las secreciones
traqueales que se acumulan an la zona subglótica.
Antes de desinflar el manguito del tubo endotraqueal como
paso previo a su remoción o movimiento, asegurarse que se
han eliminado las secreciones acumuladas por encima del
manguito.
2. Prevención de la aspiración asociada a la alimentación enteral.


En ausencia de contraindicaciones médicas, elevar la
cabecera del paciente en un ángulo de 30-45º.
Verificar rutinariamente la posición del tubo de alimentación.
98
3. Prevención o modulación de la colonización orofaríngea.


Desarrollar un programa activo de higiene oral (el cual puede
incluir el uso de un agente antiséptico) en pacientes con
condiciones clínicas agudas o internados crónicos en riesgo
de contraer neumopatías intrahospitalarias.
Utilizar enjuagues con gluconato de clorhexidina (0,12%)
durante el período perioperatorio en pacientes adultos
sometidos a cirugía cardíaca.
C. Prevención de neumopatías postoperatorias.
1. Instruir a los pacientes, particularmente a aquellos en riesgo de
contraer neumopatía postoperatoria a efectuar respiraciones
profundas y caminar tan pronto como esté medicamente indicado
en el período postquirúrgico. Los pacientes de riesgo incluyen
aquellos sometidos a reparación de aneurisma de aorta abdominal,
cirugía torácica, cirugía de emergencia, anestesia general, los
mayores de 60 años, los que perdieron más del 10% del peso
corporal, uso crónico de corticoides, alcoholismo, enfermedad
pulmonar obstructiva crónica, compromiso del sensorio,
antecedente de accidente cerebrovascular con déficit neurológico,
alteración de la función renal y aquellos pacientes que recibieron
más de 4 unidades de sangre en forma previa a la cirugía.
4. Infecciones urinarias.
Contexto clínico y etiológico
Las infecciones urinarias (IU) constituyen las infecciones nosocomiales más comunes,
representando el 30-40% de las mismas; a su vez, la mayor proporción de ellas se asocia a
la cataterización del tracto urinario (8.9 IU asociadas a catéter por cada 1000 catéteres
urinarios-día). (3) (33). La IU nosocomiales resultan en bactariemia secundaria en el 4% de
los casos, de los cuales, 13-30% resultan fatales. (3)
Los sistemas de drenaje urinario presentan diversas vías de acceso de microorganismos, a
saber: la unión del meato uretral con la sonda, la unión de la sonda con el tubo de drenaje,
la unión del tubo de drenaje con la bolsa y la salida que drena la orina de la bolsa. Las
bacterias obtienen acceso a la vejiga cateterizada mediante dos rutas: pueden ascender
internamente por el sistema implantado o ascender extraluminalmente a partir del espacio
periuretral; las bacterias pueden adherirse y crecer en la superficie interna del catéter
formando un biofilm que incluye además proteínas y sales, las bacterias incluidas en este
biofilm resultan menos susceptibles a los antibióticos. (3) Numerosos estudios han sugerido
que los catéteres uretrales recubiertos revestidos con hidrogel y sales de plata disminuyen el
riesgo de desarrollar bacteriuria en comparación con los catéteres uretrales habituales de
latex (catéteres de Foley); este beneficio se aplica a los catéteres recubiertos con sales de
99
plata –los cuales presentan el citado cubrimiento en sus superficies interna y externaaunque no para aquellos recubiertos con óxido de plata – solo cubiertos en su superficie
externa-; sin embargo, aun no existe consenso uniforme acerca del uso preferencial de este
tipo de dispositivos. (34) (35)
Medidas de prevención
Atento a los factores condicionantes y vías de acceso de los microorganismos, se han
propuesto una serie de medidas a fin de disminuir el riesgo de contaminación y consecuente
bacteriemia: (3) (35)
 Retirar el catéter tan pronto como la situación clínica del paciente lo permita.
 El sistema colector deberá permanecer cerrado y solo será abierto ante necesidades
diagnósticas y /o terapéuticas.
 Evitar que el paciente tire del catéter.
 Controlar el flujo urinario por el catéter a fin de detectar que el mismo no se halle
tapado.
 Evitar elevar la bolsa colectora por encima del nivel de la vejiga.
 Si es necesario elevar la bolsa colectora por encima del nivel de la vejiga, como en
el caso de traslado del paciente o pasaje del mismo de la cama a una camilla,
clampear previamente el catéter.
 Al vaciar la bolsa colectora, evitar que la punta de la tubuladura tome contacto con
la bolsa o con la orina en ella contenida.
 Cuando se desconecta el tubo de drenaje, no tocar su extremo; limpiar el mismo con
una solución antiséptica antes de su reconexión.
 Higienizar el glande o la zona que rodea al meato uretral en la mujer con
posterioridad a la evacuación intestinal si el paciente es incontinente.
 Si se requiere irrigación frecuente, el catéter deberá ser cambiado.
La Organización Mundial de la Salud ha difundido medidas de prevención generales, cuyos
aspectos salientes se mencionan a continuación: (1)
• Evitar la cateterización uretral, a menos que haya una indicación apremiante.
• Limitar la duración del drenaje, si la cateterización es necesaria.
• Mantener una práctica aséptica apropiada durante la introducción de una sonda urinaria y
otros procedimientos urológicos invasivos (por ejemplo, cistoscopia, prueba urodinámica,
cistografía).
• Proceder al lavado higiénico de las manos o friccionarlas antes y después de la inserción
de la sonda o de la manipulación de la bolsa de drenaje.
• Usar guantes estériles para la inserción.
• Limpiar la región perineal con una solución antiséptica antes de la inserción.
• Realizar una inserción uretral sin traumatismo, empleando un lubricante apropiado.
• Mantener un sistema de drenaje cerrado.
En pacientes con vejiga neurógena:
• Abstenerse de insertar una sonda permanente, si es posible.
• Si se necesita ayuda para drenar la vejiga, se debe seguir una práctica aséptica de
cateterización urinaria intermitente.
100
Asimismo, los Centres for Disease Control and Prevention de los Estados Unidos han
emitido una serie de guías de referencia clásicas para la prevención de IU asociadas a
catéters urinarios, cuyos aspectos significativos se transcriben a continuación: (36)
1. Personal


Solo deberá colocar y manipular los catéteres urinarios aquel personal
entrenado en una técnica de colocación y mantenimiento correcta y aséptica.
A tal efecto, se deberá estrenar al personal involucrado.
2. Uso del catéter


Los catéteres urinarios deberán colocarse exclusivamente y mantenidos en
base a necesidad clínica y no sobre la conveniencia del personal a cargo del
cuidado del paciente.
En ciertos casos seleccionados se utilizarán otros métodos como el drenaje
vía condón, cateterización suprapúbica, y catetarización uretral intermitente.
3. Lavado de manos

Se deberá efectuar el mismo inmediatamente antes o después de manipular
el catéter o el resto del dispositivo de rcolección.
4. Inserción del catéter




Sólo deberán colocarse utilizando técnica aséptica y material estéril.
Utilizar guantes y una adecuada solución antiséptica para la higiene
periuretral y un set de jalea lubricante de uso individual previo a la
inserción.
Utilizar el catéter de menor diámetro posible a fin de minimizar el trauma
uretral.
El catéter deberá asegurarse adecuadamente con posterioridad a su inserción
a fin de evitar movimientos de tracción, los cuales favorecen la colonización
bacteriana.
5. Sistema colector



Se deberá utilizar y mantener un sistema colector cerrado y estéril.
No se deberá desconectar el catéter del tubo colector a menos que el catéter
deba ser irrigado.
En caso de producirse fallas en la técnica de asepsia, desconexiones
accidentales o filtraciones-pérdidas, se deberá remplazar el sistema colector
utilizando técnica aséptica luego de la desinfección de la unión catéter-tubo
colector.
6. Irrigación
101




No deberá utilizarse en forma rutinaria, a menos que exista certero riesgo de
onstrucción ( tal como podría ocurrir luego de cirugía prostática o vesical);
en tal caso, deberá utilizarse un sistema cerrado de irrigación. En caso de
obstrucción producida por coágulos, moco u otras causas, deberá utilizarse
un sistema intermitente de irrigación.
Se deberá desinfectar la unión catéter-tubo colector en forma previa a la
desinfección.
Utilizar jeringas y fluidos de irrigación estériles; el operador deberá utilizar
técnica estéril.
Si la causa de la obstrucción es el catéter en sí mismo, deberá remplazarse.
7. Recolección de muestras


Si se necesita una pequeña cantidad de orina se deberá utilizar el extremo
distal del catéter o el portal de muestra en caso de contar con uno,
desinfectado previamente y proceder al aspirado con aguja y jeringa
estériles.
En caso de necesitarse volúmenes mayores de orina, deberá utilizarse para
recolección la bolsa de drenaje en forma estéril.
8. Mantenimiento del adecuado flujo urinario




Evitar la formación de rulos o anfractuosidades en el trayecto externo del
catéter o tubo colector.
El vaciado de la bolsa colectora deberá ser llevado a cabo regularmente
utilizando u recipiente individual para cada paciente. El grifo de drenaje y el
recipiente de recolección no deberán tomar contacto.
Los catéteres completamente obstruidos o defectuosos en su funcionamiento
deberán remplazarse.
Las bolsas colectoras deberán mantenerse siempre por debajo del nivel de la
vejiga.
9. Contacto entre pacientes

A fin de minimizar las infecciones cruzadas, los pacientes infectados y
aquellos portadores de catéteres vesicales no deberán compartir la misma
habitación o estar situados en camas contiguas.
A modo de conclusión se presentan a continuación en la Tabla 3 las medidas más
relevantes aconsejadas por la Organización Mundial de la Salud a fin de prevenir las
infecciones nosocomiales. Si bien las referentes a las heridas quirúrgicas serán tratadas en
otro capítulo del presente trabajo, se transcriben aquí siguiendo un criterio integrador. (1)
102
Tabla 3: Medidas de prevención de infecciones nosocomiales (OMS).
Tomada de (1)
Infección
Infecciones urinarias.
Infecciones de heridas quirúrgicas.
Eficacia comprobada
Eficacia No comprobada
Limitación del período de uso de la
sonda.
Técnica aséptica en la inserción.
Mantenimiento de un tubo de
drenaje cerrado.
Profilaxis con antibióticos de
acción sistémica.
Irrigación de la vejiga o instilación
de solución antiséptica salina
normal o de antibiótico.
Uso de antiséptico en la bolsa de
drenaje.
Sonda con revestimiento
antimicrobiano.
Limpieza diaria de la zona perineal
con antiséptico.
Fumigación.
Afeitada antes de la operación.
Técnica quirúrgica.
Limpieza del ambiente de
quirófano.
Ropa del personal.
Limitación de la estadía
preoperatoria en el hospital.
Ducha preoperatoria y preparación
de la piel del paciente.
Optima profilaxis con antibióticos.
Práctica aséptica en el quirófano.
Vigilancia de la herida quirúrgica.
Neumonía.
Relacionada con el uso de
respirador:
Intubación y succión asépticas.
Limitación del período de uso del
respirador.
Respiración mecánica no invasiva.
Otros:
Vacunación del personal contra la
influenza.
Normas sobre aislamiento.
Agua estéril para el tratamiento
con oxígeno y aerosol.
Infecciones relacionadas con el uso Todos los catéteres:
de dispositivos vasculares.
Sistema cerrado.
Limitación del período de uso.
Preparación de la piel local.
Técnica aséptica de inserción.
Retiro si se sospecha infección.
Cetáteres centrales:
Asepsia quirúrgica para inserción.
Limitación de la frecuencia del
cambio de vendaje.
Catéter con revestimiento
antibiótico para uso a corto plazo.
Descontaminación del aparato
digestivo de todos los pacientes.
Cambio del circuito del respirador
cada 48 a 72 hs.
Cremas antimicrobianas para
prparación de la piel.
103
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CAPÍTULO VI: SEGURIDAD EN EL AMBIENTE QUIRÚRGICO
El ambiente quirúrgico, en su concepto integral, comprendiendo el quirófano, los equipos y
los actos médicos el él realizados, sean diagnósticos o terapéuticos, resultan
106
particularmente proclives a suscitar situaciones de riesgo y error en cuanto a la seguridad
del paciente, es por ello que en este capítulo abordaremos algunos de los aspectos más
importantes inherentes a la situación planteada. Nos centralizaremos específicamente a
aspectos globales de seguridad y riesgo, sin entrar en detalles de técnica o consideraciones
clínicas, diagnósticas o terapéuticas.
1. Infecciones de heridas quirúrgicas - Infecciones en el sitio quirúrgico (ISQ)
Este acápite comprende la prevención de las infecciones nosocomiales en el sitio
quirúrgico, el resto de las infecciones nosocomiales frecuentes ha sido tratado en el capítulo
anterior.
Los factores que influyen en la frecuencia de infección de una herida quirúrgica
comprenden los siguientes:
• La técnica quirúrgica.
• El grado de contaminación endógena de la herida durante la intervención (por ejemplo,
limpia, limpiacontaminada).
• La duración de la operación.
• El estado subyacente del paciente.
• El ambiente del quirófano.
• Los microorganismos transmitidos por el equipo del quirófano.
Un programa sistemático de prevención de las infecciones de heridas quirúrgicas incluye la
práctica de la técnica quirúrgica óptima, un medio limpio en el quirófano con entrada
restricta del personal, ropa apropiada, equipo estéril, preparación adecuada del paciente
antes de la operación, uso apropiado de profilaxis preoperatoria con antimicrobianos y un
programa de vigilancia de las heridas quirúrgicas.
1. Factores de riesgo para el desarrollo de ISQ
Una serie de factores, inherentes al paciente y al medio constituyen predisponentes al
desarrollo de ISQ. El conocimiento y manejo de los mismos resulta útil en dos sentidos: en
primer lugar, permite la estratificación y clasificación de los actos quirúrgicos, agregando
solidez a los datos de vigilancia epidemiológica; por otro lado, el conocimiento de los
factores de riesgo en forma previa a cierto tipo de actos quirúrgicos, permite tomar
adecuadas medidas preventivas, por ejemplo, si se sabe que el paciente es portador de una
infección en un sitio remoto al de la operación, se reducirá la posibilidad de ocurrencia de
ISQ programando la intervención para luego de resuelta la infección, si la condición clínica
del paciente lo permite.
A continuación, haremos una somera referencia a tales factores de riesgo, tomando como
base la propuesta para prevención de ISQ promovida por el Hospital Infections Program –
National Center for Infectious Diseases – Centers for Disease Control and Prevention, de
los Estados Unidos. (1)
A. Características del paciente.
a. Diabetes.
b. Hábito de fumar.
107
c. Uso de costicosteroides y otros agentes inmunosupresores.
d. Desnutrición.
e. Contaminación nasal preoperatoria con Estafilococo aureus.
B. Características del procedimiento.
a. Rasurado prequirúrgico. El rasurado del sitio quirúrgico la noche anterior al
procedimiento se asocia con un significativo incremento de las ISQ en
comparación con otros métodos depilatorios o la ausencia de eliminación del
vello, debido a cortes microscópicos en la piel que sirven a la multiplicación
bacteriana. El rasurado inmediato previo a la operación comparado con el
realizado 24 hs antes, reduce la tasa de ISQ (3,1% vs 7,1%); si el rasurado se
efectúa más de 24 hs previas a la operación, la tasa de ISQ excede el 20%.
(2)
b. Preparación de la piel del paciente en quirófano.
c. Antisepsia preoperatoria del personal.
d. Manejo del personal infectado o colonizado.
e. Profilaxis antimicrobiana.
C. Consideraciones intraoperatorias.
a. Ambiente en quirófano.


Ventilación. El aire de los quirófanos puede contener elementos
cargados con microbios, como ser polvo, hilachas, descamación
cutánea o gotitas respiratorias, resultando su proporción, en
relación directa con la cantidad de personal circulante, por lo que el
tránsito del mismo deberá minimizarse durante las operaciones.
Los quirófanos deberán mantenerse con una presión positiva
respecto de los corredores o áreas adyacentes, puesto que la presión
positiva de aire previene el flujo desde las zonas sucias hacia las
más limpias. Todos los sistemas de aire acondicionado deberán
tener al menos dos sistemas de filtro, y los sistemas de ventilación
deberán asegurar al menos 15 cambios de aire filtrado por hora, el
aire deberá ser introducido desde el cielorraso y removido cerca del
suelo.
Superficies del entorno. Es importante realizar una limpieza
rutinaria de las superficies (mesas, pisos, paredes, techos, luces,
etc) a fin de brindar un ambiente infectologicamente seguro. No
existen evidencias que indiquen la limpieza de superficies entre
operaciones a menos que se produzca una suciedad o
contaminación evidente; en tal caso, se procederá a la
decontaminación antes de la próxima operación. Al proceder al
lavado del piso, al finalizar la última operación, se deberá tener
cuidado en proteger los equipos, a fin de que las soluciones
utilizadas con tomen contacto con dispositivos que deben
preservarse estériles.
108

Esterilización del material. No amerita mayor explicación el hecho
que la adecuada esterilización del material (con el método
apropiado: vapor bajo presión, calor seco, óxido de etileno o
cualquier otro método aprobado) resulta esencial para el control de
las ISQ. En ciertas oportunidades puede requerirse la esterilización
rápida de algún elemento, como ser un instrumento caído. Sin
embargo, no se recomienda el uso de esterilización rápida,
generalmente realizado con vapor y bajo parámetros mínimos de
presión, temperatura y tiempo, basado en razones de conveniencia
o como una alternativa para comprar otro material o para ahorrar
tiempo. Asimismo, no es recomendable el uso de estarilización
rápida en caso de material implantable debido al potencial de
infecciones severas.
b. Ropa quirúrgica. Resulta elemental la adecuada esterilización
c. Adecuada técnica quirúrgica.
D. Adecuado cuidado de la herida en el período postoperatorio.
En lo atinente a la prevención de infecciones asociadas a cirugías, la OMS ha expedido una
serie de recomendaciones generales de manejo en el ambiente quirúrgico, de las cuales
mencionamos a continuación sus aspectos relevantes: (3)
Ambiente de quirófano
Se debe reducir al mínimo el número de bacterias transmitidas por el aire y mantener
limpias las superficies.
El siguiente es el programa recomendado de limpieza y desinfección del quirófano:
• Todas las mañanas antes de cualquier intervención: limpieza de todas las superficies
horizontales.
• Entre un procedimiento y otro: limpieza y desinfección de las superficies horizontales y
de todos los artículos de uso quirúrgico (por ejemplo, mesas, baldes, etc.).
• Al final del día de trabajo: limpieza completa del quirófano con un desinfectante
recomendado.
• Una vez por semana: limpieza completa de la zona del quirófano, incluso de todos los
anexos, como cuartos de vestir, salas de procedimientos técnicos y armarios. Todos los
artículos empleados dentro de un campo estéril deben ser estériles.
Se deben colocar lienzos estériles sobre el paciente y sobre cualquier equipo incluido en el
campo estéril; estos lienzos deben manipularse con la mínima frecuencia posible. Una vez
colocado un lienzo estéril en el sitio correspondiente, no debe moverse; su cambio o
movimiento compromete la seguridad del campo estéril.
Para determinadas intervenciones quirúrgicas de alto riesgo (como procedimientos
ortopédicos con implantes o transplantes), es preciso considerar otras medidas específicas
de ventilación del quirófano.
Los quirófanos modernos que cumplen con las normas vigentes sobre la calidad del aire
están prácticamente libres de partículas de más de 0,5 micrones (incluso bacterias) cuando
no hay nadie adentro. La actividad del personal del quirófano es el principal foco de
109
bacterias transmitidas por el aire, que se originan sobre todo en la piel de las personas que
lo ocupan. Los quirófanos convencionales se ventilan con 20 a 25 ciclos de recambio de
aire por hora, purificado con un filtro de alto rendimiento, que entra en una corriente
vertical. Los sistemas de ventilación con filtros de partículas, de alto rendimiento (HEPA),
eliminan bacterias de un tamaño mayor de 0,5 a 5 micrones de diámetro y se usan para
obtener aire libre de bacterias en un entorno situado más adelante. El quirófano suele tener
presión positiva en relación con los corredores circundantes para reducir al mínimo la
entrada de aire al recinto.
• Para reducir al mínimo las partículas transmitidas por el aire, el aire debe hacerse circular
en el recinto con una velocidad mínima de 0,25 m/segundo a través de un filtro de
partículas, de alto rendimiento (HEPA), que excluye las partículas de un tamaño definido.
Si se retiran las partículas de 0,3 micrones de diámetro y mayores, el aire que entre al
recinto estará esencialmente limpio y libre de contaminantes bacterianos.
• Este principio se ha aplicado a laboratorios de microbiología, farmacias, unidades de
cuidados intensivos especiales y quirófanos. Para el quirófano, un sistema de corriente de
aire limpio unidireccional con un tamaño mínimo de 9 m2 (3m x 3m) y con una velocidad
mínima del aire de 0,25 m/segundo, protege el campo de operación y la mesa de
instrumentos. Esto asegura la esterilidad de los instrumentos durante el procedimiento. Es
posible reducir los costos de construcción y mantenimiento de quirófanos colocando esos
sistemas en un espacio abierto en que varios equipos de operación trabajen juntos. Esto se
adapta particularmente a intervenciones quirúrgicas de alto riesgo, como las de ortopedia,
cirugía vascular y neurocirugía.
Personal del quirófano.
El personal quirúrgico debe usar guantes estériles. La incidencia notificada de
perforaciones de los guantes oscila entre 11,5% y 53% de los procedimientos y, por lo
tanto, se aconseja usar simultáneamente dos pares de guantes para procedimientos con un
alto riesgo de perforación, como la artroplastia total. También se recomienda el uso
simultáneo de dos pares de guantes cuando se intervenga a pacientes con infección
comprobada por agentes patógenos transmitidos por la sangre, como el virus de la
inmunodeficiencia humana (VIH), hepatitis B o hepatitis C. El cirujano debe cambiarse los
guantes de inmediato después de cualquier perforación accidental.
Todas las personas que entren al quirófano deben llevar ropa quirúrgica, cuyo uso se limita
únicamente a la zona quirúrgica del establecimiento. El diseño y la composición de la ropa
quirúrgica deben reducir al mínimo la dispersión de bacterias al medio ambiente.
Toda la cabeza y el vello facial, incluso las patillas, y el cuello deben estar cubiertos.
Todo el personal que entre al quirófano debe quitarse las joyas; no se debe llevar esmalte de
uñas ni uñas artificiales.
Cualquier persona que entre al quirófano debe tener completamente cubiertas la boca y la
nariz con un barbijo.
Todas las personas que participen directamente en la operación deben usar camisolines
estériles. Se deben usar camisolines o delantales impermeables para procedimientos con
alto riesgo de contaminación por sangre.
• Es necesario reducir al mínimo el número de personas que entran al quirófano durante la
operación.
• Se debe evitar el movimiento o la conversación innecesarios.
110
Preparación del paciente antes de una intervención.
En caso de procedimientos programados, es preciso diagnosticar cualquier infección
existente y tratarla antes de la intervención. Conviene reducir al mínimo la estadía
preoperatoria. Todo paciente malnutrido debe recibir una mejor nutrición antes de la
intervención programada.
Por lo general, la víspera de la intervención se debe bañar al paciente o hacerle tomar una
ducha con un jabón antimicrobiano. Si se necesita retirar el vello, se debe cortar o depilar
en lugar de afeitarlo.
El sitio de la operación debe lavarse con agua y jabón, después de lo cual se aplicará una
preparación antimicrobiana de uso preoperatorio a la piel, desde el centro hasta la periferia.
La región preparada debe ser suficientemente extensa para incluir toda la incisión y la piel
adyacente, de modo que haya suficiente espacio para que el cirujano pueda trabajar sin
contacto con la piel no preparada.
El paciente debe cubrirse con un lienzo estéril: no debe haber ninguna parte expuesta,
excepto el campo operatorio y las zonas necesarias para la administración y el
mantenimiento de la anestesia.
Profilaxis con antimicrobianos.
La misma debe practicarse acorde al tipo de cirugía a efectuar y las pertinentes
recomendaciones infectologicas.
Vigilancia de las heridas quirúrgicas.
• Cuando se trate de ciertos procedimientos, es preciso realizar vigilancia prospectiva de las
heridas quirúrgicas.
• Las tasas de incidencia de infección deben estratificarse según el grado de contaminación
bacteriana endógena durante la intervención: limpia, limpia-contaminada o sucia.
• Las tasas de incidencia de infección de heridas quirúrgicas también pueden estratificarse
según la duración de la operación y el estado subyacente del paciente.
• Se debe enviar un informe confidencial a cada cirujano sobre las tasas de incidencia de
infección de heridas quirúrgicas de sus pacientes, con un cuadro de comparación de las
tasas generales del establecimiento o de la región.
A su vez, los Hospital Infections Program – National Center for Infectious Diseases –
Centers for Disease Control and Prevention, de los Estados Unidos, han establecido una
serie de recomendaciones específicas a fin de prevenir las ISQ sobre la base de los factores
de riesgo, de las cuales mencionamos a continuación sus aspectos significativos: (1)
A. Preoperatorias.
a. Preparación del paciente.

En la medida de lo posible, identificar y tratar las infecciones
remotas al sitio quirúrgico antes de practicar la cirugía.
111








No quitar el cabello en forma prequirúrgica a menos que el pelo en
o alrededor del sitio quirúrgico interfiera con el procedimiento.
Si se necesita eliminar pelo, hacerlo en forma inmediata antes de la
operación, preferentemente con rasuradora eléctrica.
Controlar adecuadamente los niveles de glucosa en todo paciente
diabético, y en especial, evitar los estados de hiperglucemia
perioperatorios.
Instruir a los pacientes fumadores que se abstengan de fumar 30
días antes de una operación electiva.
Bañar al paciente con una solución antiséptica la noche anterior a
una operación electiva.
Higienizar adecuadamente la zona quirúrgica prevista antes de
proceder a la preparación cutánea con solución antiséptica.
Utilizar una solución antiséptica adecuada para la preparación de la
piel, aplicándola en forma concéntrica circular hacia la periferia.
La zona así preparada deberá ser lo suficientemente amplia como
para incluír todas las incisiones programadas así como la
colocación de drenajes.
Tratar de mantener la menor estancia intrahospitalaria en forma
previa a la operación.
b. Higiene del personal.





Mantener las uñas cortas y no usar uñas artificiales.
Proceder al lavado prequirúrgico hasta los codos utlizando una
solución antiséptica al menos durante 2 a 5 minutos.
Luego de realizado el lavado, mantener las manos elevadas y lejos
del cuerpo, así como los codos en una posición fija, de modo que el
agua escurra desde la punta de los dedos hacia los codos. Secarse
con toallas estériles y vestir guantes y camisolín estériles.
Proceder a la higiene subungueal previa a las cirugías del día.
No utilizar alhajas en las manos o brazos.
c. Manejo del personal infectado o colonizado.



Educar al personal portador acerca de la notificación a sus
superiores de toda enfermedad transmisible.
Excluir temporariamente al personal incluido en el punto anterior.
No excluir rutinariamente al personal colonizado con S. aureus o
Estreptococos del grupo A en nariz, manos u otras partes del
cuerpo, al menos que tal personal esté directamente relacionado en
forma epidemiologica en la diseminación de tales
microorganismos.
d. Profilaxis antimicrobiana.
112

Llevarla a cabo, cuando esté indicada en base al tipo de cirugía,
flora nosocomial y eficacia de los agentes terapéuticos.
B. Intraoperatorias.
a. Ventilación.







Mantener ventilación con presión positiva entre el quirófano y
corredores y áreas adyacentes.
Mantener un mínimo de 15 cambios de aires por hora, de los cuales
al menos 3 deberán corresponder a aire fresco.
Filtrar todo el aire, recirculado y fresco, mediante filtros
adecuados.
Introducir el aire desde el cielorraso y retirarlo desde el suelo.
Mantener las puertas del quirófano cerradas, excepto ante la
necesidad de ingreso del paciente, personal o equipos.
Limitar el número de personas ingresantes a las estrictamente
necesarias.
Considerar la realización de implantes ortopédicos en quirófanos
provistos de aire ultralimpio.
b. Limpieza y desinfección de las superficies.


Cuando ocurra suciedad o contaminación visible con sangre u tros
fluidos sobre equipos o superficies, proceder a la limpieza y
desinfección adecuada antes de la próxima cirugía.
Limpiar y lavar el piso con aspiradoras de líquidos luego de la
última operación del día.
c. Esterilización de material quirúrgico.


Esterilizar la totalidad del material acorde a las necesidades y guías
al respecto.
Proceder a la esterilización rápida en función exclusiva de la
necesidad inmediata. No realizarla por razones de conveniencia o
como alternativa para la compra de material o por cuestiones de
tiempo.
d. Ropa quirúrgica.
 Cambiar la ropa visiblemente sucia o contaminada, así como los
guantes deteriorados o rotos.
e. Técnica.

Adherir a los principios y pasos previstos para cada tipo de cirugía.
113
C. Cuidado de la herida.
a. Proteger con vendaje estéril durante 24 a 48 hs las incisiones quirúrgicas
cerradas en forma primaria.
b. Higienizar las manos antes y después de cambiar los vendajes o de todo
contacto con el sitio de la herida.
c. Utilizar técnica estéril para el cambio de vandajes.
2. Cuerpos extraños retenidos (oblitos quirúrgicos).
Toda una variedad de elementos puede ser “olvidada” al finalizar un acto quirúrgico:
compresas, gasas, algodón, agujas, hojas de bisturí, pinzas, tijeras, etc. El material retenido
puede llevar al desarrollo de una reacción aguda de cuerpo extraño con signos locales y
sistémicos, la cual impone la reoperación. En forma alternativa, puede configurarse una
reacción fibrinosa y el elemento retenido hacerse evidente cierto tiempo (la literatura
describe casos de hasta años de permanencia) después de la cirugía, ya sea al investigar
otros síntomas o signos o vía fistulización hacia estructuras locales. (4)
La verdadera incidencia de este evento está subestimada. Los datos disponibles en los
Estados Unidos lo estiman en 1:1000-1500 cirugías abdominales. (5)
Existen factores de riesgo que pueden asociarse a la retención de cuerpos extraños, entre los
que se destacan: (5)
- Urgencia.
- Cambio inesperado en el plan quirúrgico.
- Imposibilidad de recuento debido a urgencia extrema o riesgo
vital.
- Obesidad.
- Múltiples equipos quirúrgicos.
- Excesiva pérdida de sangre (> 700 ml).
- Cambio de personal durante la cirugía.
- Cansancio del equipo quirúrgico (procedimiento difícil u
horario nocturno).
- Múltiples procedimientos en el mismo acto quirúrgico.
En el mismo estudio previamente mencionado, llevado a cabo con los antecedentes de
objetos extraños olvidados en cirugías en 22 hospitales entre 1985 y 2001, (5), se pone de
manifiesto que entre el 76 a 88 % de los recuentos realizados en las cirugías en las que se
retuvo algún cuerpo extraño, fue informado como correcto, por lo que el solo recuento dista
bastante de ser suficiente a la hora de prevenir riesgos.
El recuento puede fallar por varias razones:
– Falsamente correcto por compresas pegadas, cansancio del equipo, operación difícil, etc.
– Recuento discrepante, es decir, no coincide con el recuento inicial. Por el contrario, un
recuento incorrecto es aquel que falsamente coincide con el recuento inicial. Un recuento
discrepante puede ser motivo de retención por:
*Ser ignorado por el cirujano.
*No reexplorar asegurando que no está dentro de la cavidad.
*Falso negativo de examen radiológico.
114
A fin de minimizar el riesgo de objetos olvidados, la Association of Perioperative
Registered Nurses (AORN) de ls Estados Unidos propone una serie de medidas, las cuales
se mencionan a continuación en sus aspectos destacados: (6)
1. Medidas Generales
*Sólo se debe usar material radiovisible.
*No se deben cortar gasas ni compresas.
*Toda compresa o gasa contada debe permanecer siempre dentro del área quirúrgica.
*No retirar recipientes con compresas del área quirúrgica hasta terminada la cirugía.
*No usar gasas que sean radiovisibles en la curación final ni en otros lugares del
establecimiento.
Esto debido a:
– Puede existir algún error radiológico si es necesario tomar radiografías en el
postoperatorio.
– Invalida conteos posteriores si el paciente vuelve a quirófano por reoperación.
*Gasas o compresas dejadas intencionalmente (packing), deben documentarse.
2. Exploración de la cavidad antes del cierre
*El confiar a ciegas exclusivamente en el recuento final es un error. Por esta razón es que la
inspección directa de la cavidad constituye un acto irreemplazable.
3. Recuento de compresas, gasas e instrumental
*Se debe realizar siempre. Si existe alguna situación en que no se realice por emergencia
vital, etc., debe quedar documentada su razón en el protocolo operatorio.
*Se debe incluir el recuento del instrumental, es decir, agujas, bisturí, pinzas, etc. El
número y tipo de agujas debe coincidir con los paquetes de sutura abiertos. Se debe tener
mucha precaución con el quiebre o separación de las partes del instrumental como pinzas
laparoscópicas, entre otras.
*El conteo de una caja hecho en esterilización no es el conteo inicial basal.
*El recuento debe incluir todas las piezas ensambladas en el instrumental; todo tornillo
tiene derecho a quedar en una cavidad.
¿Cuándo se realiza el recuento?
– Antes del inicio del procedimiento. Es el verdadero recuento basal. Debe escribirse en
pizarra. Un paquete con número incorrecto de compresas debe sacarse del campo, aislarlo y
rotularlo.
– Antes del cierre de la cavidad.
– Antes del inicio del cierre de la piel.
115
– Al relevo de personal. Se debe hacer un recuento completo antes de asumir una
responsabilidad legal. No basta con que le digan al entrar, sino que debe contar
personalmente.
¿Cómo se realiza el recuento?
– Se deben separar las compresas.
– Conteo audible y visible por a lo menos 2 personas (una cuenta y otra registra).
– Las compresas se van colocando en bolsillos.
– Se debe seguir una secuencia lógica en el conteo, de más grande a más chico, de más
lejos a más cerca, etc. “Todo error humano se debe a algún tipo de desviación de la práctica
rutinaria”.
*El resultado de un recuento debe quedar impreso en el protocolo quirúrgico o ficha
clínica, describiendo las siguientes características:
– Tipo de conteo: compresas, gasas, cortantes, instrumental, etc.
– Número de conteos: 1, 2 ó 3.
– Título y nombre de las personas que realizaron el conteo.
– Resultado del conteo: correcto o discrepante.
– Instrumental o compresas intencionalmente dejadas en la cavidad.
– Acciones tomadas ante un recuento discrepante.
– Justificación por omitir realizar un conteo (emergencia)
Discrepancia en el recuento
Ante un recuento discrepante se deben tomar las siguientes medidas:
– Reportar inmediatamente al cirujano.
– Revisión manual y visual de la cavidad.
– Inspección visual alrededor del área quirúrgica, es decir, pies, piso, basureros, etc.
– Efectuar estudio radiológico.
– Documentación en la ficha clínica de todas las medidas tomadas para demostrar que se
hizo todo lo reconocido para proteger la seguridad del paciente.
– Reporte del evento a la Unidad de Gestión de Eventos Adversos y así seguir con la
investigación crítica.
– Tomar medidas de mayor vigilancia y alerta del paciente ya que tiene alto riesgo de
presentar síntomas o signos sugerentes de cuerpo extraño.
Se debe protocolizar en una Guía de Práctica Clínica la estandarización del recuento y
normas a seguir ante un recuento discrepante.
La práctica radiológica es otra de las herramientas con que se cuenta para minimizar el
riesgo de abandonar un cuerpo extraño. Algunos proponen la radioscopía rutinaria y otros,
selectiva en algunos casos, como:
– Imposibilidad de recuento.
– Conteo discrepante.
– Screening en pacientes de alto riesgo (obesos, urgencia, etc.)
Se describen falsos negativos de la radioscopia, que puede llegar hasta un 10%. Algunos
estudios han demostrado mayor seguridad cuando es interpretado por radiólogo.
El costo/efectividad de realizar screening radiológico en pacientes de alto riesgo, es decir
selectivo, se justifica si el costo de la radioscopia es menor a U$S 1001. Serían necesarias
300 radioscopias para detectar 1 cuerpo extraño retenido. (5)
116
Se están estudiando otros sistemas de detección, como el uso de lectores de códigos de
barras, pero sólo en etapa experimental. (4) (7)
4. El procedimiento en el lugar incorrecto.
Los procedimientos en sitios incorrectos (que incluyen el lado equivocado, el órgano
equivocado, el lugar equivocado, el implante equivocado y la persona equivocada) si bien
son poco frecuentes, no son un evento “raro”, tal como deja en evidencia el constante
aumento en la cantidad de casos denunciados, de hecho, el sitio quirúrgico incorrecto se ha
convertido en la categoría de eventos centinela denunciada con mayor frecuencia ante la
Comisión Conjunta (Joint Commission) en los Estados Unidos. (8)
Considerados incidencias evitables, estos casos son en gran parte el resultado de una mala
comunicación y de información no disponible o incorrecta. Los análisis detallados de estos
casos indican que uno de los principales factores que contribuyen al error es la falta de un
proceso preoperatorio estandarizado, y probablemente un grado de automatización del
personal (verificar sin pensar) en la forma de encarar las rutinas de verificación
preoperatorias. (8)
La Comisión Conjunta ha identificado los siguientes factores y circunstancias que
contribuyen en la génesis del problema: (9)
 Cirugía de emergencia.
 Obesidad mórbida.
 Deformidad física.
 Equipamiento inusual desplegado en quirófano.
 Cirugías múltiples.
 Procedimientos múltiples.
 Ausencia del requerimiento de identificación del sitio quirúrgico.
 Ausencia de verificación en el quirófano.
 Ausencia de una lista de verificación.
 Problemas personales, distracciones.
 Confiar exclusivamente en la memoria.
 Falta de acceso a la información pertinente.
 Cultura organizacional.
A fin de minimizar la incidencia de cirugías en el sitio equivocado, y luego de haber
revisado minuciosamente el problema, autores estadounidenses (10) proponen las
siguientes recomendaciones acerca de la confección de un adecuado protocolo de
identificación del sitio quirúrgico:
 Marcación del sitio: al menos el cirujano o quien este designe, deberá marcar el sitio
quirúrgico con iniciales o la palabra “si”.
 Proceso de verificación preoperatoria: la verificación preoperatoria de la identidad
del paciente, procedimiento, sitio anatómico y lado del cuerpo deberá ser realizado
por al menos dos miembros del equipo, uno de ellos el propio cirujano; ambos
miembros involucrados deberán comparar el organigrama de quirófano y la
documentación inherente al consentimiento informado.
 Inconsistencias: todo tipo de inconsistencia o falta de certeza acerca del sitio
correcto deberá ser resuelto por el cirujano con la confirmación y acuerdo del
117

paciente y al menos un familiar a su cuidado. Los protocolos deberán hacer mención
en forma explícita acerca de la forma en que se resolvieron las inconsistencias.
El consentimiento informado deberá especificar la lateralidad si el sitio es bilateral.
Si hay múltiples estructuras o lesiones presentes, el consentimiento informado
deberá tender a su localización. Con el mismo detalle, deberá describirse el
procedimiento a realizar registrado en el cronograma de quirófano.
Por su parte, la OMS y la Comisión Conjunta proponen un protocolo universal para la
prevención de cirugías en sitios equivocados. Las medidas sugeridas se citan a
continuación: (8)
Las siguientes estrategias deberán ser tenidas en cuenta por los estados miembros de la
OMS.
a. Establecer la realización de la cirugía correcta en el lugar del cuerpo correcto como
una prioridad de seguridad en los establecimientos de atención sanitaria, que
requiere liderazgo y la participación activa de todos los facultativos de primera línea
y demás trabajadores de la atención sanitaria.
b. Asegurar que las organizaciones de atención sanitaria cuenten con protocolos
implementados que:
- Prevean la verificación, en la etapa previa al procedimiento, del paciente, el
procedimiento y el sitio deseados, y, si correspondiera, de cualquier implante o prótesis.
- Exijan a la persona que realice el procedimiento que marque inequívocamente el sitio de
la operación, con participación del paciente, a fin de identificar correctamente el lugar
donde se desea hacer la incisión o la inserción.
- Exijan la realización de una instancia inmediatamente previa al comienzo del
procedimiento, (período específico en el que no se desarrolla ninguna actividad clínica,
todos los miembros del equipo verifican, en forma independiente, la acción clínica
inminente) donde se reúna todo el personal participante (y el anestesista relacionado). La
instancia previa es para establecer un acuerdo sobre el posicionamiento del paciente en la
mesa de operaciones, el procedimiento, el lugar y, según corresponda, cualquier implante o
prótesis.
A continuación se presenta el esquema propuesto por la OMS (8) como ejemplo para la
realización del procedimiento quirúrgico correcto en el lugar correcto del cuerpo.
118
119
5. Manejo del material punzocortante en el área quirúrgica.
El tema que a continuación nos ocupa puede afectar tanto al paciente como al personal o a
transeúntes ocasionales. La mayoría de las heridas punzocortantes hospitalarias ocurren en
el área de quirófano, resultando las más habituales las ocasionadas por hojas de bisturí o
agujas de sutura, aunque virtualmente cualquier elemento material sólido puede causarlas,
como ser trócares, material ortopédico, etc. Resulta por demás obvio describir la necesidad
de utilizar contenedores apropiados para este tipo de material. Al respecto, mencionamos
una serie de recomendaciones (11) que resultan prácticas tanto para el área quirúrgica como
para cualquier sector hospitalario:









Colocar los contenedores tan cerca del sitio de uso del material como sea posible y
práctico, en forma ideal al alcance del brazo. Además, deberán ser fáciles de ver,
reconocer y utilizar.
Fijar los contenedores a las paredes o a tra superficie fija si ello es posible.
Identificar los contenedores adecuadamente a fin de que no se confundan con cestos
de residuos generales.
Ubicar los contenedores a una altura conveniente a fin de que puedan ser
remplazados fácilmente.
Llenar el contenedor como máximo hasta tres cuartos del nivel superior.
No agitar el contenedor para hacer lugar para más material.
No ubicar contenedores en zonas de elevado tránsito de personas, de manera tal que
tanto el personal como pacientes y público en general puedan tropezar con ellos o
ser embestidos por personal transportando contenedores para su ulterior disposición.
No colocar contenedores en el suelo de manera que puedan ser pateados o estar al
alcance de los niños.
No colocar contenedores cerca de interruptores de luz, ventiladores o termostatos,
de manera que el personal coloque accidentalmente su mano dentro al operar el
equipo
6. Prevención de incendios en el ámbito quirúrgico.
El riesgo de incendio se halla presente en cualquier lugar en que se llave a cabo un acto
quirúrgico. Para que se produzca la ignición y combustión se requieren tres elementos,
conocidos como “el triángulo de fuego”: combustible, oxígeno y calor. En el quirófano se
hallan presentes estos tres elementos; el combustible: la ropa quirúrgica incluyendo
compresas, gasas, vendajes, etc; el entorno es de por sí rico en oxígeno; en cuanto a las
fuentes potenciales de ignición pueden encontrarse en el equipo quirúrgico, como ser laser,
electrobisturí o fuentes de iluminación de alta intensidad, por tal motivo, todo quirófano
debe contener un plan un plan de contingencia para el caso de incendio, y todo el personal
debe conocerlo y actuar en consecuencia. (12)
En caso de producirse fuego en la zona del campo quirúrgico, la Comisión Conjunta
recomienda: (12)
 Cerrar las salidas de gases medicinales.
 Esparcir solución salina sobre la zona de la herida quirúrgica.
120



Quitar gasas, vendas y toda lencería quirúrgica y arrojarlas al suelo, junto con todo
otro material que haya estado ardiendo.
Extinguir el fuego con los medios adecuados.
Si hay humo en el ambiente considerar la evacuación.
Sin embargo, el propósito de este trabajo es poner de relieve las adecuadas medidas de
prevención, a efectos de disminuir al máximo posible la posibilidad de incendio, con su alto
riesgo asociado. Al respecto, también la Comisión Conjunta ha expedido recomendaciones,
las cuales consideramos en sus aspectos más relevantes: (13)
A. Preparar al paciente.
a. A fin de tornar no inflamable el pelo del paciente, cubrir el pelo corporal y
facial, incluyendo cejas, barba y bigote, en proximidad con el sitio
quirúrgico con una jalea lubricante hidrosoluble. Los ojos del paciente
también deberán ser cubiertos con esponjas embebidas en solución salina.
b. Evitar la acumulación de preparados líquidos inflamables, especialmente
formando charcos.
B. Minimizar los riesgos de los oxidantes. (ej. Atmósferas enriquecidas en oxígeno,
óxido nitroso). El objetivo es minimizar el flujo de oxígeno a fin de disminuír el
riesgo de ignición.
a. Durante cirugía orofaríngea.


Utilizar succión tan cerca como sea posible de cualquier fuga
potencial de gas respirable, y así limpiar los gases de la orofaringe
de un paciente intubado.
Humedecer y mantener húmeda toda gasa o esponja utilizada en
tubos traqueales sin manguito, para así minimizar la fuga de gases
hacia la orofaringe.
b. En general.



Tener cuidado acerca de la posibilidad de atmósferas ricas en
oxígeno y óxido nitroso debajo de los campos, cerca del sitio
quirúrgico en cirugías de cabeza y cuello.
En lo posible, si la concentración provista de oxígeno es superior al
30 %, se deberá interrumpir el oxígeno suplementario al menos un
minuto antes de accionar electrobisturí, electrocauterio o laser en
cabeza y cuello.
Al limpiar gases en el espacio por debajo del campo, tener cuidado
de que el espacio no colapse.
C. Minimizar los riesgo de ignición. Al respecto, la comisión Conjunta pone el
siguiente ejemplo: durante el desarrollo de una cirugía laparoscópica se decide abrir
121
al paciente, durante la preparación para la maniobra citada, la fuente de luz puede
quedar inadvertidamente sobre los campos; si la fuente de calor en contacto con la
tela inicia la combustión y se halla una atmósfera rica en oxígeno, el resultado es un
fuego inminente.
a. Durante electrocirugía.





Colocar el dispositivo (lápiz electroquirúrgico) en un receptáculo
cuando no se halle en uso.
Activar el electrodo de un dispositivo monopolar sólo cuando el
extremo se halla bajo visión directa del cirujano.
El dispositivo solo se activará por el operador del mismo, quien
deberá desactivarlo antes de retirarlo del sitio quirúrgico.
Si se usan fuentes abiertas de oxígeno, utilizar dispositivos
bipolares en la medida de lo posible y de lo clínicamente aceptable,
debido a que los dispositivos bipolares producen menos arcos y
chispas que los monopolares.
No utilizar bajo ninguna circunstancia el dispositivo para ingresar a
la tráquea durante una traqueostomía.
b. Durante cirugía con laser.







Colocar el dispositivo en modo de espera (stand by) cuando no está
en uso, y activarlo exclusivamente cuando el extremo se halla bajo
visión directa del cirujano.
Solo podrá activar el laser la persona que lo opere.
Colocar el laser en modo de espera antes de retirarlo del sitio
quirúrgico.
Cuando el procedimiento se llave a cabo a través de un endoscopio,
introducir la fibra del laser en el mismo antes de la introducción en
el paciente, y asegurarse que el dispositivo funciona correctamente
antes de su introducción en el paciente.
Cuando se llevan a cabo procedimientos sobre la vía aérea inferior,
mantener la visión directa del extremo del laser y asegurarse que se
halla fuera del broncoscopio o tubo traqueal antes de la emisión de
laser.
Para procedimientos sobre la vía aérea superior, utilizar tubos
traqueales resistentes a laser.
Tener en cuenta la inflamabilidad de tinturas, soluciones (benzoina,
fenol, colodion) y tener cuidado de no provocar ignición de sus
vapores.
D. La respuesta al fuego una vez producido el mismo. Varios de los siguientes pasos
deben llevarse a cabo simultáneamente.
a. Cortar el suministro de gases medicinales.
122
b. Esparcir solución fisiológica sobre el sitio quirúrgico.
c. Quitar la lencería quirúrgica y arrojarla al suelo, junto con todo otro material
que haya estado ardiendo.
d. Buscar y extinguir cualquier otro fuego adicional.
e. Si hay humo en el ambiente, determinar si es necesaria la evacuación.
Las medidas descritas no pretenden ser axhaustivas, sino tan solo se trata de poner de
relieve los riesgos básicos en el ambiente quirúrgico y las acciones inherentes para
disminuir sus consecuencias dañosas para los pacientes y para el personal en general.
REFERENCIAS
1) Mangram AJ, Horan TC, Pearson ML, Silver LC, Jarvis WR. Guideline for
prevention of surgical site infection, 1999. Infect Control Hosp Epidemiol
20(4):247-278,1999.
2) Seropian R, Reynolds BM. Wound infections after preoperative depilation versus
razor preparation. Am J Surg 121:251-254,1971.
3) Ducel G, Fabry J, Nicolle L (revisores). Organización Mundial de la Salud (OMS):
Prevención de las Infecciones Nosocomiales. Guía Práctica 2ª Ed, 2003. Disponible
en
http://www.who.int/crs/resources/publications/drugresist/en/PISpanish3.pdf
Acceso 16-02-08.
4) Gibbs V, Auerbach AD. 2001. The Retained Surgical Sponge. In Shojania K,
Duncan B, Mc Donald K, Wachter R, eds. Making Healthcare Safer: a Critical
Analysis of Patient Safety Practices. Rockville, MD:AHRQ.
5) Gawande A, Studdert D, Orav EJ, Brennan TA, Zinner, J. Risk factors for retained
instruments and sponges after surgery. N Eng J Med 348:229-235,2003.
6) Recommended Practices for Sponge, Sharp and Instrument Counts. AORN
Recommended Practices Committee. Association of Perioperative Registered
Nurses. AORN J 70:1083-1089,1999.
7) Campaña G. Errores médicos en el ambiente quirúrgico. Como prevenirlos. Parte
III: cuerpos extraños retenidos. Rev Chil Cir 58(5):390-392,2006.
8) Preámbulo a las Soluciones para la Seguridad del Paciente. World Health
Organization.
Mayo
2007.
Disponible
en
www.jcipatientsafety.org/fpdf/ICPS/PatientSolutionsSpanish.pdf Acceso 15 Feb
2008.
9) Beyea SC. Accident prevention in surgical srttings- keeping patients safe. AORN J
75(2):361-363,2002.
10) Kwaan MR, Studdert DM, Zinner MJ, Gawande AA. Incidence, patterns, and
prevention of wrong-site surgery. Arch Surg 141:353-358,2006.
11) Tietjen L, Bossemeyer D, Mc Intosh N. Infection Prevention. Guidelines for Health
Care Facilities with Limiter Resources. Chapter 7: Safe Practices in the Operating
Room.
JHPIEGO-Johns Hopkins University, 2003. Disponible en
http://www.reproline.jhu.edu/english/4morerh/4ip/IP_manual/ipmanual.htm
Acceso 14-02-08.
123
12) Joint Comisión on Accreditation of healthcare Organizations. Preventing operatin
room fires. Part 1: How facility and safety managers can help meet the new national
patient safety goal. Environment of Care 8(2):6-10,2005.
13) Joint Comisión on Accreditation of healthcare Organizations. Preventing operatin
room fires. Part 2: Helping OR staff members meet the new national patient safety
goal. Environment of Care 8(3):6-11,2005.
124
CAPÍTULO VII: ASPECTOS GENERALES DE SEGURIDAD EN PACIENTES
HOSPITALIZADOS
En este capítulo se analizarán aspectos puntuales inherentes a la seguridad de los pacientes
internados las cuales, tanto por su incidencia como por sus consecuencias dañosas
determinan consecuencias de severo riesgo físico, institucional y legal.
1. Caídas en pacientes hospitalizados
En este contexto, se define a la caída como al desplazamiento no intencional hacia el suelo
o a otra superficie inferior al nivel del paciente no generada por cuadros sincopales o
fuerzas externas no manejables. (1)
El entorno hospitalario resulta particularmente apto para la generación de caídas, en mayor
proporción que en el ámbito hogareño. El medio poco familiar, condiciones clínicas
agudas, cirugía, reposo o confinamiento en cama, trastornos de evacuación, efecto de la
medicación, tubos de drenaje y catéteres representan algunos de los elementos que deben
enfrentar los pacientes durante su movilización hospitalaria. Incluso, una caída puede
generar el temor hacia otras caídas, lo cual se traduce en una espiral negativa de reducción
de movilidad, pérdida de función y en consecuencia mayor riesgo de caída. (2)
Numerosos estudios revelan que entre el 2-12% de los pacientes experimentan al manos
una caída durante su estancia hospitalaria, resultando en mayor situación de riesgo los
mayores de 65 años. De hecho, las caídas representan el evento adverso mayormente
notificado en instituciones de salud. En unidades de rehabilitación de stroke el porcentaje
puede ascender hasta el 46%. La literatura demuestra incidencias variables (2,2-17,1 caídas
por 1000 días cama), dependiendo del tipo de sala hospitalaria y población institucional. A
su vez, las consecuencias directas de una caída varían entre excoriaciones y heridas
menores (28%) a severas heridas y daños a tejidos blandos (11,4%) y fracturas (5%); al
respecto, las fracturas de cadera constituyen la complicación más severa. Estas
complicaciones conllevan a una mayor permanencia hospitalaria, incremento consecuente
de los costos y repercusiones legales. (3) (4) (5) (6) (7) (8) (9) (10) (11)
Un relevamiento llevado a cabo en un hospital general universitario sobre 1126 caídas (12)
demuestra en forma acorde con la literatura la desigual incidencia de caídas en referencia a
los distintos servicios hospitalarios, registrando los autores los siguientes porcentajes:
33,8% medicina general, 15,2% cirugía general, 12,7% neurología, 12,2%
cardiología/cardiocirugía, 2,1% rehabilitación y 23,9% otros servicios; asimismo, la
mayoría de las caídas, 65,2%, se produjo durante la primera semana de internación,
constituyendo la caída de la cama el evento más frecuente: 42,4%, siguiéndole en
frecuencia 23,8% de caídas al deambular, 14% de caídas en el baño, 8,8% de caídas al
suelo desde la posición erecta, 8,6% de caídas desde una silla y 2,2% de caídas desde otras
localizaciones. Incluso, se ha reportado cierta tendencia cronológica en las caídas, así, los
pacientes con diagnóstico quirúrgico tendieron a caerse entre la mitad y la finalización de
su internación, mientras que los pacientes con diagnóstico clínico evidenciaron mayor
tendencia a caerse durante los primeros días de internación. (11) Como puede observarse el
razón de los datos presentados, la mayoría de las caídas ocurre desde la cama o cerca de la
cama del paciente, incluyendo baño y pasillos cercanos a la misma, así como actividades
125
llevadas a cabo en las inmediaciones, como ser maniobras de aseo, sentarse en una silla o
en el inodoro o el traspaso a una camilla o silla de ruedas. (13)
Factores de riesgo
Si bien todos los pacientes tienen, de algún modo, riesgo de caerse durante su
hospitalización, algunas características de los mismos o del entorno incrementan tal
posibilidad. Analizaremos a continuación los más salientes: (12) (13) (14) (15) (16) (17)
(18)






Alteración del estado cognitivo. Constituye el factor hallado con mayor frecuencia.
Los pacientes confusos , desorientados, con limitaciones de memoria o de
comprensión se hallan particularmente expuestos.
Historial de caídas en hospitalizaciones previas o en la misma hospitalización.
Algunos estudios evidencian que entre el 16% y 52% de los pacientes pueden
experimentar más de una caída durante su hospitalización.
Medicamentos. Al respecto, merecen especial mención las benzodiacepinas,
antidepresivos y antipsicóticos. Sin embargo, los agentes que actúan sobre el
sistema nervioso central no son los únicos medicamentos asociados a riesgo de
caída; al respecto, han sido también implicados agentes tales como digoxina,
antiarrítmicos, antiepilépticos, antihistamínicos, diuréticos, hipotensores y
betabloqueantes. Asimismo, el uso simultáneo de cuatro o más agentes
farmacológicos también ha sido implicado como factor de riesgo causal. Los
hipnóticos, antidepresivos y psicotrópicos contribuyen sustancialmente al riesgo de
caídas al alterar la actividad psicomotora. Por otra parte, los efectos
extrapiramidales de las drogas antipsicóticas pueden afectar la movilidad debido al
temblor, rigidez o trastornos de la marcha. Los bloqueantes alfa adrenérgicos
también deben considerarse ya que pueden aumentar la posibilidad de hipotensión
ortostática. Las drogas que afectan la función vestibular, como los aminoglucósidos
también pueden contribuir con caídas. Los diuréticos pueden producir mareos o
confusión. Algunas medicaciones para la Diabetes como así también algunos
antiinflamatorios no esteroides pueden producir tendencia la sueño, confusión o
visión borrosa que determinen que el paciente se caiga. Otro aspecto vinculado con
la medicación se refiere al extendido uso rutinario de sedantes para prevenir caídas
de la cama, estas drogas deberían ser utilizadas sólo por razones médicas o
psicológicas justificadas y no deberían ser indicadas sólo para conveniencia del
personal como alternativa a otros medios de contención y/o inmovilización del
paciente.
Condiciones físicas del paciente tales como debilidad (sobre todo en los miembros
inferiores), movilidad reducida, alteraciones en la marcha o mala coordinación
motora.
Condiciones especiales de higiene condicionadas por incontinencia, urgencia
miccional o diarrea.
Diagnóstico clínico. Portadores de diversas entidades nosológicas han evidenciado
una mayor tendencia hacia las caídas, como ser: insuficiencia cardíaca congestiva,
arritmia, enfermedad renal crónica, diabetes, demencia y neumopatías.
126









Edad. En general los mayores de 65 años acusan incremento del riesgo.
Hipotensión ortostática.
Disminución de la agudeza visual o auditiva.
Disfunción propioceptiva.
Uso de calzado inadecuado.
Dificultad del paciente para ser transferido a sillas de ruedas, camillas u otros
medios de transporte. Se incluye aquí el uso inadecuado de los medios de transporte
así como el material defectuoso, carente de elementos de bloqueo y/o
antideslizantes, con falta de piezas, como ser apoyapies, o ruedas desinfladas.
Utilización de barandas. Las camas de hospital muy altas con barandas que ocupen
todo el largo de la misma representan un peligro. Generalmente las barandas no
impiden a algunos pacientes levantarse de la cama. De hecho, las lesiones más
graves suelen producirse cuando el paciente intenta saltar sobre ellas, cayéndose
entonces desde una altura mayor. En general se prefiere utilizar barandas parciales,
de medio cuerpo o alternadas, que impiden que el paciente “ruede” pero eliminan la
necesidad de que el mismo “salte” sobre ellas para salir de la cama.
Utilización de medios de contención. La prevención de caídas es una de las
justificaciones esgrimidas más frecuentemente para la utilización de procedimientos
de inmovilización física en hospitales de agudos (ataduras de miembros, del tórax,
etc.). Sin embargo, el valor de su utilización con estos fines continúa siendo al
menos “cuestionable”, puesto que un considerable número de pacientes que se caen
estaban inmovilizados. Generalmente se asume que los pacientes inmovilizados
requieren menor atención y diligencia que los que no lo están. Nada podría estar
más lejos de la realidad. De hecho, aquellos pacientes con picos de excitación
psicomotriz o que tratan de escapar a su inmovilización están expuestos a peligros
que serían inconcebibles para el paciente sin ataduras. El paciente inmovilizado es
en general, por el sólo hecho de estarlo menos colaborador y menos capaz de
sobrellevar una emergencia o accidente. Lo dicho no invalida el uso cauteloso y
prudente de métodos de inmovilización física en pacientes seleccionados. Sin
embargo, hay coincidencia generalizada en que estos métodos deberían ser
utilizados como “último recurso” luego de haber agotado otras alternativas. En
condicione ideales, se deberían desarrollar y monitorear normas y procedimientos
para su utilización, documentar en la historia clínica el por qué de las decisiones, las
alternativas intentadas y la discusión con el paciente y/o sus familias con respecto a
este particular.
Aspectos inherentes al ambiente físico. Entre estos merecen mencionarse:
-
Pisos resbalosos.
Camas en posición alta.
Muebles con bordes agudos.
Barandas que ocupan todo el largo de la cama.
Falta de acordonamiento de áreas con piso mojado o en construcción.
Objetos o cables en el piso.
Sañalización inapropiada.
Falta de material antideslizante en rampas, pisos de baño, duchas y bañeras.
Falta de barandas de agarre en baños y paredes.
127
Evaluación del riesgo
Como se ha establecido inicialmente, todo paciente hospitalizado corre el riesgo de sufrir
caídas, sin embargo, sobre la base de los factores de riesgo mencionados con anterioridad
se ha tratado de establecer categorías de riesgo, a fin de implementar las adecuadas medidas
de protección. A continuación se describen los modelos más utilizados.
Modelo de la Comisión Conjunta (11)
Constituye una herramienta sencilla y de rápida categorización.
Calificación de riesgo de caídas de la Comisión Conjunta
Factor de riesgo
Puntaje
Alteraciones en la marcha
4
Vértigo / Síncope
3
Confusión permanente
3
Nocturia / Incontinencia
3
Confusión intermitente
2
Debilidad generalizada
2
Medicación de riesgo (ansiolíticos,
2
antipsicóticos, sustancias de abuso)
Caídas previas en los últimos 12 meses
2
Osteoporosis
1
Alteraciones de la visión / audición
1
Edad igual o mayor a 70 años
1
Un puntaje de 1-3 indica BAJO RIESGO DE CAÍDA
Un puntaje igual o mayor de 4 indica ALTO RIESGO DE CAÍDA
Escala de Morse (14) (19)
Analiza seis variables las cuales determinan un valor predictivo. Estas variables deberían
tener un valor de corte determinado para cada ámbito particular de atención de la salud, de
forma tal que las estrategias de prevención se dirijan a quienes tienen más riesgo. No es lo
mismo aplicar la escala en un lugar de agudos que de rehabilitación.
Los puntajes se asignan de acuerdo a las siguientes definiciones:
ANTECEDENTES DE CAÍDAS RECIENTES: se asignan 25 puntos si el paciente se ha
caído durante la presente internación o si tiene antecedentes dentro de los últimos tres
meses de caídas fisiológicas a consecuencia de situaciones tales como convulsiones o
trastornos de la marcha. Si el paciente no se ha caído, se asigna 0 punto. Nota: si un
paciente se cae por primera vez, entonces su puntaje automáticamente sube a 25. Si el
paciente sólo puede caminar apoyándose en los muebles se asignan 30 puntos.
DIAGNÓSTICO SECUNDARIO: se asignan 15 puntos si hay más de un diagnóstico en la
historia clínica. Si no, se califica 0.
AYUDA PARA DEAMBULAR: se califica con 0 si el paciente camina sin ningún
dispositivo de ayuda (aún siendo ayudado por una enfermera/o), se encuentra en silla de
ruedas o está en reposo y no se levanta de la cama para nada. Si el paciente utiliza muletas.
128
bastón o andador se asignan 15 puntos. Si el paciente sólo camina apoyándose en los
muebles se asignan 30 puntos .
VÍA ENDOVENOSA: se asignan 20 puntos si el paciente tiene una vía IV. En caso
contrario, el puntaje es 0.
MARCHA: se define como marcha normal cuando el paciente camina con la cabeza erecta,
los brazos balanceándose libremente a los costados y con pasos seguros. A esta marcha no
se le asignan puntos: 0. Con una marcha débil (puntaje 10) el paciente camina encorvado
pero es capaz de levantar la cabeza mientras camina sin perder equilibrio. Los pasos son
cortos y puede arrastrar los pies. Con una marcha alterada (puntaje 20) el paciente puede
tener dificultades para levantarse de la silla, pudiendo realizar varios intentos apoyando sus
brazos en los brazos de la silla o "tomando envión" (ej: realizando varios intentos por
incorporarse.). La cabeza del paciente está baja, mirando al piso. Como tiene muy poco
equilibrio, el paciente se agarra de los muebles, de una persona de apoyo o de bastones o
andadores y no puede caminar sin esta asistencia.
CONCIENCIA - ESTADO MENTAL: cuando se utiliza esta escala, el estado mental del
paciente es valorado chequeando la propia evaluación que hace el paciente acerca de su
capacidad para caminar. Se le pregunta al paciente "¿Puede ir al baño sólo o necesita
ayuda?" Si la respuesta del paciente es consistente con sus reales posibilidades se le asigna
0 punto. Si la respuesta del paciente no es realista, se considera que el mismo sobreestima
sus propias capacidades y no es conciente de sus limitaciones, asignándose entonces 15
puntos.
PUNTUACIÓN FINAL Y NIVEL DE RIESGO: se suman los puntajes de los 6 ítems y se
documenta en la historia clínica. Se identifica así el nivel de riesgo de caídas y las
acciones recomendadas.
Nivel de riesgo de caídas según la Escala de Morse
Variable considerada
1. Antecedentes de caídas recientes (en los últimos 3 meses)
2. Diagnóstico secundario
3. Ayuda para deambular
- Reposo en cama / asistencia de enfermería
- Bastón / muletas / andador
- Se apoya en los muebles
4. Vía venosa
Puntaje asignado
NO
0
SI
25
NO
0
SI
15
NO
SI
5. Marcha
- Normal / inmovilizado / en reposo en cama
- Débil
- Alterada, requiere asistencia
6. Conciencia – Estado mental
- Conciente de sus capacidades y limitaciones
- No conciente de sus limitaciones
0
15
30
0
20
0
10
20
0
15
Un puntaje de 0-24 NO IMPLICA RIESGO mayor al habitual de todo internado
Un puntaje de 25-50 implica RIESGO BAJO
Un puntaje > 51 implica RIESGO ALTO
129
Modelo de Hendrich (20)
Este modelo contempla esencialmente las variables ya comentadas, asignándoles puntaje a
cada una de ellas. Sin embargo, su realización resulta más complicada por cuanto requiere
completar por si o por no una serie de datos del paciente distribuidos en 12 carillas. El
lector interesado puede consultarlo accediendo a la bibliografía citada.
Medidas de prevención
La bibliografía revela numerosos estudios referidos a la implementación de medidas
específicas para la prevención de caídas en pacientes hospitalizados, las cuales pueden
agruparse de acuerdo al aspecto considerado en cuanto a su aparición o efectivización: (1)
(13)
Evaluación: implementación de un sistema de avaluación del riesgo de caídas en los
pacientes, particularmente en las siguientes situaciones:
 Todos los ancianos y desorientados antes de acostarse por la noche.
 Pacientes postquirúrgicos.
 Al ingresar al hospital o servicio.
 Todos los ancianos con prescripción de analgésicos o sedantes.
Formación: incluye medidas educativas hacia el personal, pacientes y familiares.
 Concienciar al personal acerca de los riesgos de caída y estrategias de prevención.
 Instrucción del paciente y familiares acerca del riesgo de caídas, aspectos de
seguridad y limitaciones de movilidad.
 Enseñar a los pacientes a realizar lentamente los cambios de posición.
 Orientar a los pacientes acerca de la zona cercana a su cama, las instalaciones del
servicio y la forma de obtener ayuda.
Entorno: comprende actividades tendientes a reducir el riesgo generado por las
instalaciones.
 Eliminar obstáculos y amontonamiento de objetos.
 Iluminación nocturna de la zona de la cama y del baño.
 Estabilización de camas y muebles próximos.
 Instalación cerca del baño de barras de sujeción verticales en vez de horizontales.
Continencia esfinteriana: adecuación de medidas en base a las características propias de
cada paciente:
 Colocar a los pacientes con incontinencia cerca de los baños.
 Controlar a los pacientes que reciben laxantes y diuréticos.
 Asear rutinariamente a los pacientes de riesgo.
 Instruir a los pacientes varones propensos a mareos o episodios de hipotensión a
orinar sentados.
130
Medicación: adecuar la misma a las necesidades clínicas, aunque contemplando el riesgo de
caídas:
 Revisión frecuente de la medicación prescrita.
 Control de los pacientes que reciben laxantes y diuréticos.
 Limitación, en la medida de lo posible de la combinación de analgésicos y sedantes.
Movilidad: las intervenciones incluyen:
 Calzado antideslizante.
 Facilitación de fisioterapia.
 Enseñar a los pacientes a levantarse lentamente.
 Enseñar al paciente y familiares las limitaciones de movilidad.
Estado cognitivo: constituye uno de los factores más importantes en la génesis de caídas.
Las intervenciones comprenden:
 Situar temporal y espacialmente a los pacientes desorientados.
 Orientar a los pacientes en el entorno hospitalario.
 Emplazar a los pacientes desorientados cerca de los controles de enfermería.
 Facilitar que familiares o cuidadores permanezcan con los pacientes desorientados.
 Utilización de camas bajas en pacientes desorientados.
Uso de la cama: las intervenciones para reducir las caídas mientras el paciente permanece
en cama incluyen:
 Asegurar la cama en una posición baja.
 Asegurar que los frenos de la cama se hallen puestos.
 Utilizar barandas si es necesario.
 Asegurar que el paciente pueda alcanzar los objetos que necesita.
 Utilizar una baranda de longitud media a fin de evitar que el paciente intente saltarla
al bajarse de la cama.
Uso de sillas de ruedas: las intervenciones para reducir las caídas incluyen:
 Utilización de bandas o cinturones de seguridad.
 Utilización de malla de látex en la silla para prevenir el deslizamiento del paciente.
 Utilización de sillas adecuadas con altura acorde.
Intervenciones varias:
 Utilización de brazaletes identificatorios para pacientes de riesgo.
 Utilización de alarmas en las camas que detectan el movimiento del paciente.
Ninguno de los aspectos mencionados ha demostrado utilidad significativa al ser
implementados en forma aislada, fuera del contexto de un estudio y planificación integral
que abarque a la institución en su conjunto, así como también a pacientes, cuidadores y
familiares.
131
Sobre la base de lo expuesto se pueden resumir una serie de recomendaciones generales
para el personal de enfermería, las cuales transcribimos de la cita de Vítolo F. (14)

















Reduzca los factores de riesgo mediante un adecuado programa de prevención de
caídas.
Evalúe el riesgo de caídas.
Identifique los factores intrínsecos y extrínsecos asociados con
caídas potenciales y lesiones.
Advierta al paciente y/o a su familia si tiene un alto riesgo de sufrir una caída
durante la internación. Explíqueles cuáles son sus factores de riesgo y discuta
estrategias de prevención.
Apunte sus estrategias a la minimización de los factores de riesgo identificados.
Maximice la capacidad del paciente guiado por su respuesta a la actividad física.
Explore con el paciente y su familia los efectos psicológicos que pueden tener las
caídas o el temor de sufrirlas y el impacto sobre su confianza para desarrollar tareas
diarias.
Agote todas las alternativas junto con el paciente y su familia antes de decidir la
más mínima inmovilización del paciente.
Evite el abordaje farmacológico en pacientes con trastornos del sensorio.
Colabore con el paciente y el equipo médico en la minimización del uso de
benzodiazepinas, el número de drogas indicadas y la utilización de drogas con alto
riesgo de efectos adversos.
En combinación con otras estrategias de prevención establezca programas de
ejercicios individuales o de grupo con el objetivo de mejorar la funcionalidad, la
fuerza motora y el equilibrio.
Cuando se indique, asegúrese que los dispositivos de ayuda como andadores,
bastones o sillas de ruedas se encuentren en buen estado y adaptados a las
necesidades del paciente.
Utilice un plan de transferencia y movilización basado en la evaluación inicial del
riesgo de caídas. Vuelva a evaluarlo si cambia el estado funcional del paciente.
Brinde información acerca de factores de prevención y manejo de la osteoporosis
para reducir el riesgo de fracturas en caso de caídas. (dieta, estilo de vida y opciones
de tratamiento).
Modifique los factores de riesgo del ambiente.
Implemente un procedimiento a seguir en caso de producirse una caída (evaluación
inicial, tratamiento, comunicación, documentación).
Incluya en la inducción del nuevo personal el análisis de los factores de riesgo y las
estrategias de prevención.
132
A su vez, la Comisión Conjunta Internacional, y la Organización Mundial de la Salud,
efectúan las siguientes estrategias para sus Estados Miembros, las cuales transcribimos a
continuación a modo de conclusión integradora: (21)
A) Identificar a los pacientes con riesgo de caída utilizando alguna herramienta
estandarizada, como las escalas de Morse o de Hendrich.







Una caída se asocia a un mayor riesgo de caídas posteriores.
La incidencia de caídas se incrementa con la edad.
El uso de medicaciones tales como benzodiacepinas, psicotrópicos,
antiarrítmicos y antihipertensivos incrementa el riesgo de caída.
Condiciones médicas tales como enfermedad circulatoria, enfermedad
pulmonar obstructiva crónica, depresión y artritis se hallan asociadas con el
mayor riesgo de caídas.
El deterioro en la movilidad o en la marcha, o en la fuerza muscular, visión
o audición, determinan mayor riesgo de caída.
El deterioro en el estado psicológico, situación cognitiva o el temor a una
caída implican per se un mayor riesgo.
Las deformidades en los pies (úlceras, uñas deformadas, alteraciones óseas)
general problemas de balance y aumento del riesgo de caída.
B) Reevaluar el riesgo de caída en varias oportunidades durante la estancia
hospitalaria, debido a que el “status” del paciente puede cambiar. La evaluación
debería tener lugar a su ingreso, al ser transferido a otro servicio, al producirse
cambios en su estado físico o mental, luego de sufrir una caída, o a intervalos fijos,
por ejemplo, cada dos semanas.
C) Implementar estrategias de prevención de caídas, las cuales incluyan las siguientes
intervenciones multifactoriales:








Establecer evaluaciones y reevaluaciones personalizadas de riesgo.
Monitorizar y observar frecuentemente a los pacientes en riesgo.
Utilizar estrategias alternativas: camas bajas, alarmas, etc.
Utilizar elementos de ayuda a la movilización, ej. andadores.
Proveer asistencia física a los pacientes de alto riesgo al caminar o realizar
maniobras que impliquen dificultad (aseo, evacuación intestinal, traslados,
etc) y promover la movilidad mediante fisioterapia a fin de fortalecer el
control postural.
Itroducir programas para ofrecer oportunidades regulares para la asistencia
en la evacuación intestinal o vesical.
Establecer valoraciones multidisciplinarias del riesgo ambiental (incluyendo
personal de salud, administradores, personal de maestranza) a fin de
minimizar oportunidades de riesgo.
Revisión periódica de la medicación que pudiera incrementar el riesgo de
caída, en especial los psicotrópicos.
133


Asignación de roles especiales al personal a fin de identificar y disminuir los
factores de riesgo.
Mantener encuentros con personal, pacientes y familiares.
Lamentablemente, observaciones individuales y meta análisis recientes indican que a pesar
de la implementación de programas integrados, el riesgo de caídas disminuye en
instituciones o servicios de pacientes crónicos, no así en los servicios de atención de
pacientes agudos, (3) (22) lo cual demuestra que el problema no está cerrado, y amerita
mayores estudios de circunstancias y medidas relacionadas con la condición clínica y el
entorno del paciente hospitalizado a fin de minimizar el riesgo de caída.
2. Atrapamiento
El atrapamiento de pacientes en la propia cama hospitalaria constituye una grave situación,
tanto por las consecuencias físicas – incluida la muerte- para el paciente, como por las
repercusiones legales sobre responsabilidad institucional. Al respecto, comentamos a modo
de adelanto, que las barandas en las camas, constituyen los elementos principalmente
involucrados en el atrapamiento. En el período comprendido entre 1985 y 1995, la Food
and Drug Administration (FDA) de los Estados Unidos, registró 649 eventos adversos
relacionados con las camas hospitalarias, de los cuales, 112 (17%) resultaron de
atrapamiento, y entre estos últimos, 111 correspondieron a atrapamiento a causa de las
barandas. De los 111 atrapamientos relacionados a las barandas de las camas, se produjo la
muerte del paciente en 72 casos (65%), heridas no fatales en 26 (23%) y resultaron sin
consecuencias en 13 casos (12%). El sitio de atrapamiento comprendió el espacio entre la
baranda de la cama y el colchón, los espacios en la baranda o entre barandas parciales o
entre el colchón y la cabecera o la tabla de los pies, detentando los pacientes afectados una
débil condición física, edad avanzada o estado confusional. (23) (24) (25) (26)
Respecto del tema aquí considerado, la FDA y los Centres for Medicare & Medical
Services (CMS) de los Estados Unidos establecen: “Es importante resaltar que las barandas
de las camas representan un riesgo inherente a la seguridad, en particular cuando el
paciente es añoso o está desorientado. Incluso cuando una baranda no sea utilizada
intencionalmente como un medio de sujeción, los pacientes pueden quedar atrapados entre
el colchón o el borde de la cama y la baranda. Los pacientes desorientados pueden percibir
una baranda levantada como una barrera a sortear y se pueden deslizar por entre la misma o
desplazarse hacia el extremo de la cama a fin de evitar una baranda levantada. Al tratar de
salir de la cama mediante alguna de estas maniobras, el paciente se halla en riesgo de
quedar atrapado o de alguna forma enredado en la estructura, así como de caerse desde una
altura mayor que la de la cama, como lo es desde una baranda levantada...Un mismo
dispositivo puede tener el efecto de sujetar a un individuo pero no a otro, dependiendo ello
de las circunstancias particulares del paciente y del entorno. Por ejemplo, las barandas
parciales pueden ayudar a que un paciente entre y salga en forma independiente de la cama
mientras que para otros representa un verdadero sistema de sujeción”. (25)
Una cama de hospital no debe considerarse como un artículo de mobiliario aislado, la FDA
considera el concepto de “sistema de cama hospitalario”, integrado por la estructura de la
cama y sus componentes, incluyendo el colchón, las barandas, las tablas de cabecera y de
los pies y todo otro accesorio que incluido en la cama. (27) Muchas camas en uso pueden
contener colchones o barandas no originales y pueden por ello incrementar el riesgo de
134
atrapamiento al generar (por el uso de elementos no originales) espacios o aberturas no
consideradas en el diseño del sistema. Asimismo, también se incrementa el riesgo de
atrapamiento si el sistema o alguno de sus accesorios es utilizado con un propósito diferente
del original de diseño. (27)
Factores de Riesgo
Pueden considerarse los factores de riesgo de atrapamiento tomando en consideración los
aspectos inherentes al paciente, al entorno y al seguimiento o vigilancia. (23) (25) (26)
Factores relacionados con el paciente: a mayor acumulación de factores, mayor riesgo de
atrapamiento.
 Edad avanzada.
 Alteración cognitiva.
 Dependencia funcional.
 Estructura corporal pequeña.
 Debilidad.
 Alteraciones de comunicación.
 Espasticidad.
 Traumatismo encefálico.
Factores relacionados con el entorno:
 Habitaciones con escasa visibilidad sobre el paciente.
 Pacientes situados en habitaciones alejadas de las estaciones de enfermería.
 Configuraciones arquitectónicas que privilegian las habitaciones privadas sobre las
salas abiertas.
 Salas amplias con largos corredores.
 Sistemas de cama hospitalarios con dispositivos inseguros de apertura o con
aberturas estructurales o con colchones, barandas o estructuras incompatibles.
Factores relacionados con el seguimiento o vigilancia:
 Personal no capacitado.
 Escasez de personal en el turno noche.
 Procesos de cuidado que no anticipan necesidades básicas de los pacientes, tales
como evacuación vesical o intestinal, alimentación y manejo del dolor.
 Personal nuevo o temporario con poca familiaridad con los pacientes de
determinado servicio.
 Uso limitado de tecnología como cámaras y alarmas en las camas.
En forma típica, los pacientes alojados en unidades de internación prolongada detentan
mayor riesgo.
135
Zonas potenciales de atrapamiento
El atrapamiento en un sistema de cama hospitalario puede ocurrir con el mismo en posición
plana o articulada. Dentro del sistema de cama hospitalario se describen siete zonas
potenciales de atrapamiento, (27) las cuales se representan en la siguiente figura tomada de
la fuente citada.
Zonas potenciales de atrapamiento
5
6
7
8
9
Zona 1: Dentro de la baranda.
Zona 2: Debajo de la baranda, entre los soportes de la misma o próximo a un soporte de
baranda única.
Zona 3: Entre la baranda y el colchón.
Zona 4: Debajo de la baranda, en los extremos de la misma.
Zona 5: Entre barandas discontínuas.
Zona 6: Entre el extremo de la baranda y el borde lateral del respaldo de cabecera o de los
pies.
Zona 7: Entre el respaldo de cabecera o de los pies y el extremo del colchón.
El 80% de los atrapamientos ocurren en las zonas 1 a 4 y el 20% en las zonas 5 a 7.
136
A continuación se pasará revista a las consideraciones y recomendaciones estructurales – en
base a datos antropométricos- sugeridas por la FDA en las diferentes zonas a fin de
minimizar el riesgo de atrapamiento.(las figuras presentadas están tomadas de la fuente
citada) (27)
Zona 1: Dentro de la baranda:
Esta zona comprende cualquier espacio abierto
dentro del perímetro de la baranda. Las aberturas
de la baranda deberán ser lo suficientemente
estrechas como para impedir la penetración de la
cabeza. A tal efecto, la FDA recomienda que
dichas aberturas no deben ser mayores de 120
mm..
Zona 2: Debajo de la baranda, entre los soportes de la misma o próximo a un soporte de
baranda única.
Constituye el espacio entre el borde inferior de la
baranda y el colchón comprimido por el peso de
la cabeza. Se debe tener en cuenta la
compresibilidad del colchón, la cual puede
cambiar a lo largo del tiempo debido a uso o
deformidades atribuibles a posición del paciente,
desplazamiento del mismo o accesorios
adosados a la cama. Un paciente inquieto puede comprimir el colchón más allá de los
límites estructurales permitidos. Asimismo, este espacio también se modifica en función de
la posición de la baranda o de los respaldos de cabecera y de los pies. En algunas
posiciones existe riesgo de atrapamiento en esta zona aun en sistemas de cama articulados.
El impedir el pasaje de la cabeza en esta zona disminuye el riesgo de atrapamiento, por lo
cual la FDA ecomienda que el espacio formado en esta zona sea menor de 120 mm.
Zona 3: Entre la baranda y el colchón.
Esta zona comprende el espacio entre la
superficie interna de la baranda y el colchón
comprimido por el peso de la cabeza del
paciente, el cual deberá ser lo suficientemente
estrecho como para impedir la ubicación de la
137
cabeza considerando la compresibilidad del colchón o cualquier desplazamiento del
colchón o de la baranda. Esta espacio deberá ser inferior a 120 mm.
Zona 4: Debajo de la baranda, en los extremos de la misma.
Esta zona comprende la abertura entre el colchón
comprimido por el paciente y la porción inferior
de la baranda en su extremo. Como en los casos
anteriores, la extensión de la misma depende de
la compresibilidad del colchón, desplazamientos
del mismo o barandas flojas. El cuello constituye la región anatómica de riesgo. La FDA
considera que las aberturas en esta zona deberán ser menores a 60 mm, con un ángulo entre
el extremo de la baranda y el colchón superior a 60 º.
Zona 5: Entre barandas discontínuas.
El espacio entre barandas discontínuas de un
mismo lado de la cama determina el riesgo de
atrapamiento del cuello o del tórax. De momento,
la FDA no recomienda medidas de diseño
específicas, lo mismo que en las zonas 6 y 7.
Zona 6: Entre el extremo de la baranda y el borde lateral del respaldo de cabecera o de los
pies.
Esta zona constituye el espacio entre el extremo
de la baranda y el extremo lateral del respaldo
de cabecera o de los pies, con riesgo de
atrapamiento de cuello o tórax.
Zona 7 : Entre el respaldo de cabecera o de los pies y el extremo del colchón.
Comprende el espacio entre la superficie interior
del respaldo de cabecera o de los pies y el
extremo del colchón.
138
El uso racional de las barandas laterales de las camas
Sobre la base de los párrafos precedentes, se ha puesto en evidencia que el uso de barandas
requiere de un ajustado criterio de decisión, ya que el mismo implemento puede constituír
un elemento de seguridad o un riesgo potencial para la generación de caídas o
atrapamiento. A fin de tomar una conducta adecuada, resulta útil poner sobre el tapete las
ventajas y desventajas de las barandas: (24)
Beneficios potenciales:
 Elemento de ayuda para la rotación y reposicionamiento en la cama.
 Constituye un elemento apto para asirse al entrar o salir de la cama.
 Provee una sensación de comodidad y seguridad.
 Reduce el riesgo de que el paciente se caiga de la cama al ser transportado.
 Provee acceso fácil a los controles de la cama.
Riesgos potenciales:
 Posibilidad de estrangulamiento, sofocación, heridas corporales o muerte cuando el
paciente o parte de su cuerpo queda atrapado.
 Posibilidad de generar serias heridas por caídas al saltar el paciente por sobre las
barandas levantadas.
 Inducción de comportamientos violentos cuando las barandas se utilizan como
medios de contención.
 Facilita una sensación de aislamiento o de contención innecesaria.
 Impide a los pacientes que pueden salir de la cama el realizar actividades cotidianas,
tales como ir al baño o retirar elementos de su armario.
De modo que la decisión acerca del uso o de la suspensión del uso de barandas se debe
realizar en el contexto de una evaluación individualizada del paciente, su contexto clínico y
su entorno, material y personal. Entre los parámetros a considerar en la evaluación se
incluyen: (25)
A. Condición clínica general










Diagnóstico clínico y sintomatología.
Hábitos de sueño.
Medicación.
Intervenciones médicas o quirúrgicas agudas.
Condiciones clínicas subyacentes.
Existencia de episodios de delirio.
Habilidad para evacuar vejiga o intestino.
Estado cognitivo y de comunicación.
Movilidad fuera y dentro de la cama.
Riesgo de caída.
139
B. Evaluación del entorno de sueño.
 Existencia de dolor.
 Hipoxia.
 Situación de duelo.
 Soledad.
 Apetito, sed.
 Aburrimiento.
 Tiempo de permanencia en cama.
 Iluminación y temperatura del ambiente.
C. Proximidad del baño.


Ubicación a la vista del paciente.
Accesibilidad.
D. Uso apropiado de la cama.






Cómoda y segura.
Altura adecuada.
Marcar el extremo del colchón en caso necesario.
Ayuda para la rotación.
Ayuda para salir en forma segura.
Necesidad de elevación de la cabecera.
E. Estabilización clínica.






Tratamiento de procesos asociados.
Dosis y tipos de medicación.
Efectos de hipnóticos utilizados en forma prolongada.
Tratamiento del dolor.
Utilización de medicación generadora de medicación
ortostática.
Administración de colaciones nocturnas en pacientes
diabéticos.
En forma integradora, se consideran las siguientes acciones orientadoras como una guía
para la utilización racional de barandas laterales en las camas: (25)
 Se considera que un paciente representa un riesgo bajo de daño sobre la base
de los siguientes factores:
- Se traslada en forma segura desde o hasta la cama o silla de ruedas.
- Camina hacia o desde el baño sin ayuda y sin caerse.
- No se ha caído y es poco probable que se caiga y
- Sabe utilizar y lo hace adecuadamente los sistemas de llamada
140
Considerar la utilización de una cama sin baranda o con las barandas bajas.
 Se considera que un paciente se halla en alto riesgo de daño si:
-
No puede trasladarse en forma segura desde o hasta la cama o silla de
ruedas.
Sufrió un episodioprevio de atrapamiento o casi atrapamiento.
Imposibilidad de caminar hacia o desde el baño sin caerse.
Antecedentes de caídas.
Incapaz de utilizar adecuadamente los sistemas de llamada.
Considerar ubicar a este paciente en una cama con altura ajustable la cual deberá estar lo
más cercana posible al suelo durante las horas de sueño y más elevada durante actos de
transporte y de actividades diarias. Asimismo, considerar la utilización de un colchón
cóncavo o de una alfombra de alto impacto alrededor de la cama.

Un paciente requiere una cama en posición baja pero tiene dificultad en
ingresar a la misma desde la posición erecta..
El paciente debe estar en una cama con altura ajustable.

El paciente corre daño de lesionarse al intentar salir de la cama y se sostiene
con el mobiliario.
Considerar el uso de una alarma en la cama.
En caso de que se considere necesario el uso de barandas se deberá prestar una marcada
atención al diseño de las mismas en relación a las otras partes del sistema de cama
hospitalario. Al respecto, la FDA considera: (25)
 Los espacios entre las barras de la baranda deberán ser lo suficientemente
estrechos como para impedir el paso de la cabeza u otras partes del cuerpo.
 La interfase entre el colchón y la baranda deberá resultar adecuada como
para evitar el pasaje de partes del cuerpo o la sofocación.
 Tomar precauciones para que el colchón no se achique con el paso del
tiempo o al ser sometido a procesos de limpieza.
 Comprobar la compresibilidad del perímetro externo del colchón.
 Asegurarse que el colchón se adapte a la estructura externa de la cama,
puesto que no todos los colchones pueden utilizarse en forma uniforme en
diferentes modelos de cama.
 En caso de crearse un espacio anormalmente amplio entre el extremo del
colchón y las barandas o los respaldos de cabecera o de los pies, deberá
insertarse en el mismo un dispositivo adecuado como para estrechar la
brecha. (ver más adelante).
 Los cerrojos de las barandas deberán resultar lo suficientemente estables
como para impedir que las barandas se bajen ante acciones de sacudida.
141
Medidas preventivas generales
A fin de reducir el riesgo de atrapamiento en sistemas de cama hospitalario, entidades
regulatorias de los Estados Unidos han sugerido el siguiente programa de acción: (23) (26)
(28)
Paso 1: Asignación de la tarea.
Establecer un equipo multidisciplinario de evaluación y corrección de los sistemas de cama
hospitalario existentes en la institución.
Paso 2: Determinación de las unidades clínicas con alto riesgo de atrapamiento.
En caso de que una institución posea múltiples servicios y diferencias poblacionales, la
determinación del nivel de riesgo implicará la asignación de prioridades en la ejecución de
medidas correctivas o de reemplazo de camas.
Paso 3: Realización de un inventario de sistemas de cama.
La identificación de los sistemas en uso en cada unidad clínica, detallando el modelo,
fabricante y año de uso complementa el accionar determinado en el paso anterior.
Paso 4: Evaluación de los sistemas de cama hospitalario en concordancia con las
especificaciones de diseño establecidas por la FDA.
Los sistemas que ofrecen un elevado riesgo de atrapamiento comprenden:
 Los construidos con anterioridad a 2000.
 Camas viejas en las cuales se han reemplazado los colchones sin tener en cuenta las
especificaciones de diseño del fabricante.
 Camas con amplios espacios involucrando las probables zonas de atrapamiento.
Paso 5: Iniciación de acciones correctivas.
Se deberá tomar contacto con las empresas proveedoras / constructoras a fin de asesorarse
sobre la posibilidad de ajustes o existencia de dispositivos o accesorios correctores para la
Zona 1 de atrapamiento.
En caso de que las Zonas 2, 3 y 4 no contemplen los criterios de dimensión establecidos o
que la Zona 7 resulte excesivamente amplia, reemplazar el colchón con uno que se ajuste a
las medidas requeridas.
Se deberá tener especial precaución al reemplazar el colchón habitual por otro de agua o
aire, en lo atinente a su compresibilidad en los bordes y el riesgo asociado de atrapamiento.
Existen en el mercado una serie de accesorios de bajo costo especialmente diseñados para
satisfacer las necesidades enunciadas, entre los que se mencionan: (al final de la sección se
presenta el detalle gráfico de algunos de los mismos).
 Almohadones o cuñas de relleno cubiertas de material plástico destinados a
disminuir el espacio entre la baranda y el colchón o entre el colchón y los respaldos
de cabecera y de los pies.
 Dispositivos de plástico rígido que se insertan y recuben integramente las barandas
a fin de disminuir el espacio entre los barrales de las mismas. Etc.
142
Paso 6: Efectuar una compra racional de camas y accesorios.
Se deberá efectuar la compra sobre la base de los riesgos de cada servicio, tipo de pacientes
internados, diseño arquitectónico del entorno y costos.
Finalizando la presente sección presentamos una serie de dispositivos destinados a subsanar
fallas en los sistemas de cama hospitalarios. El registro gráfico exime de mayores
comentarios. Los mismos fueron tomados de la empresa Wheelchairinabag, disponible en
www.wheelchairinabag.com
143
144
3. Ulceras por presión.
Las úlceras por presión (UP), también conocidas como úlceras de decúbito, constituyen
áreas localizadas de daño o necrosis tisular de la piel y tejidos subyacentes debidas a
presión, y/o fricción prolongadas sobre una superficie ósea. El punto crucial resulta ser el
valor de presión de llenado capilar, el cual es de 32 mmHg; toda presión ininterrumpida que
sobrepase dicho valor durante un intervalo superior a las dos horas generará daño tisular
irreversible. Las UP representan un elemento común de morbilidad en personas añosas
institucionalizadas u hospitalizadas, derivando en complicaciones como osteomielitis,
sepsis y hasta incremento de la mortalidad. La literatura internacional reporta una
prevalencia que oscila entre el 5 % y 23 % para pacientes hospitalizados. (29) (30) (32)
(33)
Grupos de Riesgo
En vista de la fisiopatología, se han identificado diversos factores de riesgo que exponen a
ciertos grupos poblacionales a una mayor incidencia de UP, a saber: (31) (32) (33)
 Individuos mayores de 65 años y menores de 5 años.
 Pérdida motora y sensitiva (politraumatizados y lesiones medulares).
 Desnutrición, hipoalbuminemia.
 Pérdida de peso mayor al 5%.
 Hipotensión arterial.
 Fármacos sedanyes y analgésicos.
 Uso de inotrópicos (determinan vasoconstricción e hipoxia tisular).
 Uso de antiinflamatorios no esteroides (retardan o modifican el proceso re respuesta
inflamatoria ante la presión.
 Enfermedades con secuelas metabólicas (ej. diabetes, obesidad).
 Anemias severas (por hipoxia tisular).
 Incontinencia urinaria o fecal.
 Déficit de higiene (humedad de la piel por el propio sudor).
 Pérdida de la elasticidad de la piel (ancianos).
145


Deterioro del estado neurológico.
Antecedente de UP previa.
Atento a poder determinar el riesgo inherente de UP de cada paciente se han propuesto
varias herramientas, resultando las más usadas las escalas de valoración de Norton y de
Braden, las cuales presentamos a continuación. (31) (34)
Indice de Norton de Riesgo de Ulceras por Presión.
Estado General
4. Bueno
3. Débil
2. Malo
1. Muy malo
Estado Mental
4. Alerta
3. Apático
2. Confuso
1. Estuporoso
Actividad
4. Caminando
3. Con ayuda
2. Sentado
1. En cama
Movilidad
4. Total
3. Disminuída
2. Muy limitada
1. Inmóvil
Incontinencia
4. Ninguna
3. Ocasional
2. Urinaria
1. Doble
incontinencia
La puntuación máxima de la escala de Norton es de 20, quedando establecido el riesgo de
padecer UP cuando la puntuación total es de 14 o inferior:
Puntuación 5-9: riesgo muy alto
Puntuación 12-12: riesgo alto
Puntuación 13-14: riesgo medio
Puntuación 14 o superior: riesgo mínimo
Escala de Braden para la Valoración de Riesgo de Ulceras por Presión.
PERCEPCIÓN
SENSORIAL
Capacidad para
reaccionar ante una
molestia relacionada con
la presión.
EXPOSICIÓN A LA
HUMEDAD
Nivel de exposición de la
piel a la lhumedad.
ACTIVIDAD
Nivel de actividad física.
Escala Braden para la Valoración de Riesgo de Ulceras por Presión
1. COMPLETAMENTE 2. MUY LIMITADA:
3. LIGERAMENTE
LIMITADA: Al tener
reacciona solo ante
LIMITADA: reacciona
disminuido el nivel de
estímulos dolorosos. No
ante órdenes verbales
conciencia o estar
puede comunicar su
pero no siempre puede
sedado, el paciente no
malestar excepto
comunicar sus molestias
reacciona ante estímulos mediante quejidos o
o la necesidad de que lo
dolorosos (quejándose,
agitación o presentan un cambien de posición o
estremeciéndose o
déficit sensorial que
presenta alguna dificultad
agarrotándose) o
limita la capacidad de
sensorial que limita su
capacidad limitada de
percibir dolor o molestias capacidad para sentir
sentir en la mayor parte
en más de la mitad del
dolor o malestar en al
del cuerpo.
cuerpo.
menos una de sus
extremidades.
1.CONSTANTEMENTE 2. A MENUDO
3. OCASIONALMENTE
HÚMEDA: la piel se
HÚMEDA: la piel está a HÚMEDA: la piel está
encuentra
menudo, pero no siempre ocasionalmente húmeda,
constantemente expuesta húmeda. La ropa de cama requiriendo un cambio
a la humedad por
se ha de cambiar al
suplementario de ropa
sudoración, orina, etc. Se menos una vez en cada
aproximadamente una
detecta humedad cada
turno.
vez al día.
vez que se mueve o gira
al paciente.
1. EN CAMA: paciente
2. EN SILLA: paciente
3. DEAMBULA
constantemente en cama. que no puede andar o con OCASIONALMENTE:
deambulación muy
deambula
limitada. No se puede
ocasionalmente, con o sin
autosostener y/o necesita ayuda,durante el día,
ayuda para pasar a una
pero para distancias muy
silla o silla de ruedas.
cortas. Pasa la mayor
4. SIN LIMITACIONES:
responde a órdenes
verbales. No presenta
déficit sensorial que
pueda limitar su
capacidad de expresar o
sentir dolor o malestar.
4. RARAMENTE
HÚMEDA: la piel está
generalmente seca. La
ropa de cama se cambia
de acuerdo con los
intervalos fijados para los
cambios de rutina.
4. SIN LIMITACIONES:
deambula fuera de la
habitación al menos dos
veces al día y dentro de
la habitación al menos
dos horas durante las
horas de paseo.
146
MOVILIDAD
Capacidad para cambiar
y controlar la posición
del cuerpo.
NUTRICIÓN
Patron usual de ingesta
de alimentos.
ROCE Y PELIGRO
DE LESIONES
parte de las horas diurnas
en la cama o en silla de
ruedas.
1. COMPLETAMENTE 2. MUY LIMITADA:
3. LIGERAMENTE
INMÓVIL: sin ayuda no ocasionalmente efectúa
LIMITADA: efectúa con
puede realizar ningún
ligeros cambios en la
frecuencia ligeros
cambio en la posición del posición del cuerpo o de cambios en la posición
cuerpo o de alguna
las extremidades, pero no del cuerpo o de las
extremidad.
es capaz de hacer
extremidades por sí solo.
cambios frecuentes o
significativos por sí solo.
1. MUY POBRE: nunca 2. PROBABLEMENTE
3. ADECUADA: Toma
ingiere una comida
INADECUADA:
más de la mitad de la
completa. Raramente
raramente come una
mayoría de las comidas.
toma más de un tercio de comida completa y
Come un total de cuatro
cualquier alimento que se generalmente come solo
servicios por día de
le ofrezca. Diariamente
la mitad de los alimentos proteínas (carne o
come dos servicios o
que se le ofrecen. La
productos lácteos).
menos con aporte
ingesta proteica incluye
Ocasionalmente puede
proteico (carne o
solo tres servicios de
rehusar una comida pero
productos lácteos). Bebe carne o productos lácteos tomará un suplemento
pocos líquidos. No toma por día. Ocasionalmente dietético si se le ofrece, o
suplementos dietéticos o toma un suplemento
recibe nutrición por
se halla en ayunas y/o
dietético o recibe menos sonda nasogástrica o por
dieta líquida o sueros
que la cantidad óptima de vía parenteral, cubriendo
más de cinco días.
una dieta líquida o por
la mayoría de sus
sonda nasogástrica.
necesidades
nutricionales.
1. CONSTANTE
2. FRICCIÓN
3. NO HAY FRICCIÓN:
FRICCIÓN: requiere de
OCASIONAL: se mueve se mueve en la cama y en
moderada o máxima
muy debilmente o
la silla con
asistencia para ser
requiere de mínima
independencia y tiene
movido. Es imposible
asistencia. Durante los
suficiente fuerza
levantarlo
movimientos, la piel
muscular para levantarse
completamente sin que se probablemente roza
completamente cuando se
produzca un
contra parte de las
mueve. En todo momento
deslizamiento entre las
sábanas, silla, sistemas
mantiene una buena
sábanas. Frecuentemente de sujeción y otros
posición en la cama o en
se desliza hacia abajo en objetos. La mayor parte
la silla.
la cama o en la silla,
del tiempo mantiene una
requiriendo frecuentes
relativa buena posición
reposicionamientos con
en la silla o en la cama,
máxima ayuda. La
aunque en ocasiones
existencia de
puede resbalar hacia
espasticidad, contracturas abajo.
o agitación produce un
roce casi constante.
4. SIN LIMITACIONES:
efectúa frecuentemente
importantes cambios de
posición sin ayuda.
4. EXCELENTE: ingiere
la mayor parte de cada
comida. Habitualmente
come un total de cuatro o
más servicios de carne
y/o productos lácteos.
Ocasionalmente come
entre horas. No requiere
suplementos dietéticos.
La escala de puntuación es la siguente:
Riesgo alto: puntuación > 13
Riesgo moderado: puntuación entre 13 y 14
Riesgo bajo: si > 75 años puntuación 15-16
Si > 75 años puntuación 15-18
Medidas Preventivas
En el presente acápite hemos tratado de reunir las medidas preventivas tendientes a la
disminución de la producción de UP, más frecuentemente reportadas en la literatura
internacional. (30) (35) (36) (37) (38) (39)
147
Establecimiento de un programa estandarizado de prevención y cuidado de UP.
a. Identificar a los individuos en riesgo de desarrollar UP.





Evaluar movilidad, incontinencia, déficit sensorial y estado
nutricional.
Efectuar un completo análisis y evaluación cutánea desde la cabeza
a los pies al ingreso y en forma diaria en los pacientes de riesgo.
Utilizar la combinación de juicio clínico y herramientas
estandarizadas (escalas de Braden o de Norton) al realizar las
evaluaciones.
Reevaluar a los pacientes regularmente y documentar los hallazgos.
Incrementar la frecuencia de evaluación si la condición clínica del
paciente se deteriora.
b. Mantener e incrementar la tolerancia tisular a la presión mediante el
reconocimiento y tratamiento de factores de riesgo que la puedan afectar,
incluyendo permeabilidad vascular, control de glucemia en diabéticos y
mantenimiento de un adecuado estado de nutrición.
c. Desarrollar un plan individualizado de cuidado en colaboración con el
paciente, familiares y otros agentes de salud basado en la evaluación,
reconocimiento de factores de riesgo y metas del paciente. Dicho plan
deberá contener los siguientes elementos:

-
-
Inspecciones cutáneas (con especial atención en las áreas de alto
riesgo como sacro, dorso, glúteos, talones y codos) manteniendo la
higiene y tratando las zonas afectadas utilizando elementos de
barrera contra la humedad.
Utilizar jabones o sustancias limpiadoras con potencial irritativo bajo.
Lavar la piel con agua tibia y secar meticulosamente sin fricción.
No utilizar ningún tipo de alcohol sobre la piel.
Aplicar cremas hidratantes procurando su completa absorción.
Valorar la posibilidad de utilizar productos con ácidos grasos
hiperoxigenados en las zonas de riesgo de desarrollo de úlceras por presión,
cuya piel esté intacta.
Utilizar de preferencia lencería de tejidos naturales.
Utilizar apósitos protectores (hidrocoloides, películas y espumas de
poliuretano) para reducir las lesiones por fricción.
No realizar masajes directamente sobre prominencias óseas.
Dedicar especial atención a zonas previamente afectadas por UP.
 Prevención y estrategias protectivas para pacientes incontinentes
(ej. brindanr asistencia durante la evacuación, realizar cuidado
perineal cada dos horas o de acuerdo a necesidad, aplicando
elementos de barrera contra humedad.
148

-
Evitar en lo posible apoyar al paciente sobre sus lesiones.
Mantener el alineamiento corporal, la distribución del peso y el equilibrio
del paciente.
Evitar el contacto directo de las prominencias óseas entre sí.
Evitar el arrastre. Realizar las movilizaciones reduciendo las fuerzas
tangenciales y la fricción.
En decúbito lateral no sobrepasar los 30º.
No utilizar flotadores.


-
-
-
-
Posicionamiento adecuado. Los pacientes inmóviles deberán
rotarse cada dos horas. Desarrollar un esquema o programa de
rotación escrito y documentar cada cambio de posición efectuado.
En la realización de los cambios posturales se tendrán en cuenta las
siguientes recomendaciones:
Utilización de elementos reductores de presión en la cama o silla
del paciente como ser elementos de gomaespuma alternativos al
colchón, superficies estáticas y dinámicas, colchones de agua o de
aire.
Utilización de superficies de apoyo en las extremidades y
prominencias óseas. Dicha superficie de apoyo deberá estar en
concordancia con el riesgo propio de UP de cada paciente:
En pacientes de riesgo bajo: preferentemente superficies estáticas
(colchonetas o almohadones estáticos de aire, de fibra o espuma especiales o
viscoelásticos.
En pacientes de riesgo medio: preferentemente superficies dinámicas
(colchonetas alternantes de aires de celdas medias) o superficies estáticas de
altas prestaciones (colchonetas de espuma especial o viscoelásticas).
En pacientes de riesgo alto: superficies dinámicas (colchones o colchonetas
de aire alternante de grandes celdas).
Los pacientes de riesgo medio y alto deberán utilizar un almohadón con
capacidad de reducción de la presión mientras estén en sedestación.
Al utilizar un elemento accesorio respetar acabadamente las indicaciones de
uso aportadas por el fabricante: tipo de pacientes a los que va destinado,
niveles de riesgo, características de las lesiones de los pacientes tributarios
de su uso, así como parámetros de efectividad respecto del alivio o
reducción de la presión.
Considerar siempre a las superficies especiales como un material
complementario que no sustituye al resto de los cuidados como la
movilización y los cambios posturales.


Establecer un plan de vigilancia y manejo nutricional.
Establecer un plan para incrementar la movilidad en la medida de
lo posible.
149

Desarrollo de estrategias de prevención y protección para pacientes
sometidos a anestesia general o con deterioro agudo de su
condición clínica, como ser traumatismo craneal, coma, sobredosis,
etc.
d. Asegurar el acceso a los recursos enunciados a todo el equipo de salud.
e. Asegurar que todos los miembros del equipo de salud conozcan el plan
individualizado de cada paciente y documentar en la historia clínica cada
acción efectuada.
f. Proveer adecuada información y entrenamiento al equipo de salud.
g. Informar al pacientes, familiares y cuidadores acerca de todos los aspectos
referidos a las UP.
Como todo plan de acción, el aquí presentado también debe afrontar escollos y dificultades
potenciales a su desarrollo o aplicación, algunas de las cuales se enumeran a continuación:
(30)







Falta de conocimiento acerca de la existencia de protocolos para la prevención de
UP.
Incremento en la carga laboral del personal al deber cumplimentar con el
cronograma de reposicionamiento de pacientes.
Dificultad en la evaluación cutánea en pacientes con piel oscura.
Exceso de confianza en el uso exclusivo de las herramientas de evaluación de riesgo
en vez del uso combinado de las mismas junto al juicio clínico.
Complejidad del estado clínico de los pacientes a cargo del personal, incluyendo la
condición física, edad, estado nutricional y equipo de soporte necesario.
Falta de presupuesto o de personal.
Dificultad en la obtención de equipamiento necesario para la prevención de UP.
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presión. Best Practice (vers. Castellana) 1(1):1-6,1997.
153
CONCLUSIÓN
El presente trabajo no pretendió ser abarcativo de la totalidad de la problemática del riesgo
médico institucional. En un área en constante desarrollo, ha sido nuestra intención motivar
al lector acerca de la necesidad de generar en forma gradual, los cambios culturales
necesarios a fin de situar el foco de atención en la problemática y perspectiva de cada
organización sanitaria. La tarea no resulta fácil, es menester sortear barreras solidamente
establecidas en los pilares de la costumbre, la apatía, el lucro económico o la ignorancia. De
todas formas, lo realmente importante es generar el inicio del cambio y mantenerse en las
convicciones éticas de ejercicio profesional y relación interpersonal. El tema queda así
abierto a la constante ampliación y actualización.
154