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¿
Qué puede aportar la mediación
intercultural al ámbito
sanitario?
Janet Delgado Rodríguez (1)
Alberto Expósito Barbuzano(2)
DUE. Licenciada en Filosofía.
Máster en Bioética.
Enfermera asistencial en UVI del HUC
DUE. Experto en Cuidados Críticos.
Enfermero asistencial en UVI del HUC
Delgado Rodríguez, J; Expósito Barbuzano, A. ¿Qué puede aportar la
mediación intercultural al ámbito sanitario? ENE. Revista de
Enfermería. 5(3):59-65 http://enfermeros.org
Recibido: 06/12/2011
Aceptado: 20/12/2011
Resumen
En el ámbito sanitario atender a las
personas, familias o comunidades supone
atender a personas con una amplia
diversidad cultural, lo que implica
diferentes cosmovisiones, puesto que cada
cultura posee una o varias formas de ver el
mundo. Debido a esto, se hace necesario
respetar las diferencias culturales: entender
cómo éstas influyen en las relaciones con las
personas, y desarrollar la habilidad
necesaria para ofrecer estrategias que
faciliten
los
encuentros
culturales
mejorarán la calidad asistencial. En este
artículo se aborda la importancia de la
introducción de la figura de los mediadores
culturales dentro del ámbito sanitario. Se
aborda también con detenimiento cuáles
son los nuevos problemas a los que nos
enfrenta la introducción de esta figura.
Palabras clave: mediación
cultural,
interculturalidad, ética, diversidad cultural.
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Abstract
In the sanitary environment to take care of
the people, families or communities
supposes to take care of people with an
ample cultural diversity, which implies
different ways to understand the world,
since each culture owns one or several ways
to understand the world. Due to this, it
becomes necessary to respect the cultural
differences: to understand how these
influences in the relations with the people,
and to develop the ability to offer strategies
that improve the cultural encounter, all this
will improve the welfare quality. This
article approaches the importance of
introducing the figure of the cultural
mediators within the sanitary area. It is also
approached carefully which are the new
problems which it faces to introduce this
figure.
Key
words:
cultural
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mediation,
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intercultural, ethics, cultural diversity.
perder de vista
Introducción
La barrera lingüística es sólo la primera de
las muchas barreras que se imponen cuando
la diferencia cultural se experimenta desde
la desconfianza. Pero además de esta
primera barrera, el choque muchas veces se
da entre las distintas cosmovisiones, entre
las formas culturales de entender el proceso
salud/enfermedad y los condicionantes
sociales del fenómeno migratorio, puede
crear
problemas
en
el
diálogo
enfermera/paciente, como muestra Moreno
en su estudio El Cuidado del Otro. Un
Estudio
sobre
la
Relación
Enfermera/Paciente (3). Sólo si se aborda la
asistencia sanitaria desde una perspectiva
intercultural podrá ser satisfactoria. Pero
para ello es necesario primero desarrollar el
reconocimiento, el respeto y la comprensión
de las diferencias culturales de los pueblos y
de los grupos humanos. Una manera de
superar estas barreras es la mediación
intercultural.
Son muchas las cuestiones relacionadas con
el significado de la vida, con la manera de
relacionarse con los demás, con la forma de
comportarse, con las expectativas vitales,
con la manera de entender la enfermedad y
la muerte etc, que están sumamente
influenciadas por los valores culturales. Es
por ello que los profesionales sanitarios, y
particularmente
los
enfermeros
y
enfermeras, deben prestar atención a la
importancia de los modelos explicativos de
la salud, de la enfermedad, de la autonomía
personal, etc, que son propios no sólo de
cada cultura, sino de cada persona. La
reflexión sobre la importancia de los valores
culturales puede llevarnos a una mejor
relación e integración de las variaciones en
la comprensión de la salud, de la
enfermedad, del sufrimiento, y de la muerte
por parte de los diferentes grupos
culturales(1).
Si
conseguimos
esta
integración de las perspectivas culturales en
el ámbito
de nuestra práctica diaria,
podremos mejorar la comunicación con
nuestros pacientes. Sin duda, hay
muchísimos elementos culturales insertos
en diversos ámbitos de la práctica cotidiana
de la profesión, como puede ser la
comprensión
del
consentimiento
informado, el planteamiento anticipado del
cuidado, la adecuación de los cuidados al
final de la vida, la percepción y en
consecuencia la contribución a los
trasplantes de órganos, etc.
Al no compartirse la misma manera de
interpretar el mundo puede ocurrir que
cada participante espere algo diferente de la
relación asistencial. Así, el usuario tendrá
unas expectativas a las que no podremos
dar respuesta, fundamentalmente por
desconocimiento de cuáles son éstas. Si el
profesional sanitario no es consciente de
estas diferencias de perspectiva y valores es
posible que, aunque haya un intercambio
comprensible de palabras, no exista
comunicación efectiva porque el contexto y
los significados son diferentes para cada
uno (2). Y es en este sentido, no podemos
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El enfoque intercultural
ámbito sanitario:
en
el
Para que un profesional sanitario y
particularmente de enfermería pueda
proporcionar asistencia a un paciente con
un fondo cultural o étnico distinto del
propio, es preciso que se produzca una
comunicación intercultural eficaz (4).
Puesto que los profesionales sanitarios
tratan con los pacientes de manera personal,
deben interaccionar y relacionarse con
personas con una amplia diversidad
cultural.
Podemos
entender
la
interculturalidad como una apuesta a favor
del diálogo entre varias opciones culturales
con el fin de propiciar el enriquecimiento
mutuo de cada una y la elaboración de un
común espacio (5). La interculturalidad
hace referencia a dos aspectos que están
siempre presentes en toda posible relación
entre personas de diferentes culturas:
explicita mejor la realidad del intercambio
cultural y manifiesta el reconocimiento de la
diversidad cultural (6). Con ello, se hace
indispensable la aproximación relacional al
otro
en
un
espacio
de
mutuo
enriquecimiento, en donde se deben
potenciar y generar procesos no sólo
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intercambio y aprovechamiento de unos y
otros saberes, sino procesos de elaboración
de conocimientos y de prácticas
relacionados a la construcción de saber.
En el contexto del ámbito sanitario, la
comunicación intercultural sólo será eficaz
cuando el grado de comprensión sea
aceptable ente interlocutores que han de
implicarse mutuamente. Por eso, cabe
recordar que los objetivos de la
comunicación intercultural son: establecer
los
fundamentos
del
intercambio
intercultural, empezando por el diálogo
intercultural, eliminar los estereotipos
negativos que cada cultura produce de las
otras culturas, iniciar la negociación
intercultural y finalmente, relativizar la
cultura propia, que llevará a la comprensión
de valores alternativos y eventualmente, a su
aceptación (7). Así, en el ámbito concreto de
la
enfermería,
la
comunicación
intercultural tiene un enorme valor,
puesto que facilita la comunicación y la
comprensión de la diversidad cultural,
la cual no sólo tiene un valor
inconmensurable por sí misma, como
reflejo de creatividad y del potencial
humano (8), sino que también constituye
una herramienta fundamental para la
práctica diaria de la profesión
enfermera.
Teniendo en cuenta todo ello, podemos
reconocer la necesidad de adquirir
competencia cultural, es decir, la
integración compleja de conocimiento,
actitudes y habilidades que aumenta la
comunicación entre personas de culturas
diferentes y fomenta las interacciones
apropiadas y efectivas con los otros. Esto
implica necesariamente aceptación y
respeto por las diferencias culturales;
sensibilidad para entender cómo esas
diferencias influyen en las relaciones
enfermero-paciente y viceversa, y habilidad
para buscar estrategias que mejoren los
encuentros culturales de acuerdo a las
necesidades manifestadas por el paciente.
La competencia cultural es una tarea en la
que
se
deben
comprometer
los
profesionales de enfermería (9), ya que los
cuidados prestados sólo serán de calidad si
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tienen en cuenta las experiencias vitales de
las personas. Desde el ámbito de la gestión,
el concepto de competencia cultural se
considera cada uno de los estándares en la
calidad asistencial. La responsabilidad
profesional de los enfermeros, médicos y
demás sanitarios debe llevarnos a
incorporar el elemento de la diversidad
cultural en los centros sanitarios de forma
que haya una mayor comunicación entre los
profesionales de la salud y los pacientes de
población extranjera con el fin de garantizar
una atención sanitaria de calidad. Y es
desde esa responsabilidad desde la que
debemos prestar especial atención a la
figura del mediador intercultural.
La mediación intercultural:
En nuestro país, la mediación intercultural
es un fenómeno bastante reciente, y aún en
nuestros días se trata de una figura que aún
no está del todo definida, ni regularizada
profesionalmente. ¿Qué es lo que
entendemos por mediación intercultural?
Giménez Romero define la mediación
intercultural “como una modalidad de
intervención de terceras partes, en y sobre
situaciones sociales de multiculturalidad
significativa, orientada hacia la consecución
del reconocimiento del otro y el
acercamiento de las partes, la comunicación
y comprensión mutua, el aprendizaje y
desarrollo de la convivencia, la regulación
de conflictos y la adecuación institucional,
entre actores sociales o institucionales
etnoculturalmente diferenciados” (10) Así, la
mediación intercultural viene a ser el puente
que vehiculiza la comunicación entre dos
partes no puede llevarse a cabo sin la
intervención de una tercera persona. Ante
todo, el mediador interviene, construye un
lenguaje común entre las partes, despliega
un papel activo y delicado para el cual la
formación adquiere un valor fundamental.
El mediador intercultural facilita la
comunicación y la relación terapéutica, con
el fin de neutralizar las diferencias en la
calidad
asistencial
a
los
grupos
culturalmente diferentes de nuestro medio.
El trabajo del mediador intercultural es
complejo y requiere conocimientos y
habilidades específicos. Que la mediación
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intercultural todavía no sea reconocida
como una profesión significa que la figura
del mediador está sometida a una serie de
desafíos respecto a su propia actuación y su
adaptación al sistema sanitario.
La función principal de la mediación
intercultural en el área sociosanitaria es
ayudar en la comunicación entre el paciente
y el profesional sanitario y, de este modo,
facilitar la relación asistencial con el
objetivo de conectar y vincular a ambos
participantes (profesional sanitario y
usuario), sin necesidad de que llegue a
existir un conflicto, sino simplemente para
favorecer la comunicación entre dos partes
(11). El perfil del mediador intercultural es
el de una persona que por su conocimiento
de uno o más grupos culturales y de su
entorno ejerce una función de puente entre
la institución sanitaria y los usuarios. Con
ello, se busca facilitar el acceso en igualdad
de condiciones de los miembros de estos
grupos a los servicios sociosanitarios.
Además, su papel consiste en ayudar a los
diferentes participantes implicados en la
relación sanitaria para que adquieran y
apliquen los conocimientos adecuados
sobre sus respectivas visiones culturales y
sociales de la salud y la enfermedad. En su
labor de mediación tiene que procurar que
tanto el profesional sanitario como el
paciente estén en condiciones de poder
comunicarse y de dialogar. La mejora de la
comunicación entre el paciente y el
profesional, gracias a la incorporación de
esta figura, ha demostrado ser eficaz tanto
en programas de medicina preventiva como
en el grado de satisfacción del usuario, e
incluso en el coste total de la asistencia
sanitaria (12).
La mediación intercultural en el ámbito
sociosanitario es una necesidad creciente
para mejorar la atención (diagnóstico,
tratamiento y seguimiento) de los pacientes
pertenecientes a los grupos étnicos
minoritarios, puesto que facilita la
comunicación entre el personal y los
usuarios de los servicios sociosanitarios,
que no sólo pueden hablar idiomas
diferentes sino que pueden tener diferentes
modos de entender el mundo, incluidos
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conceptos fundamentales en este contexto
como la salud, la enfermedad, la curación o
el cuerpo; así como diferentes maneras de
percibir la realidad que les rodea y las
situaciones que están viviendo. La
competencia de la figura del mediador
intercultural está basada en la relación
médico–paciente, y esto necesariamente
implica que el mediador intercultural
requiere una serie de habilidades y
conocimientos. La asistencia sanitaria
depende en muchos sentidos de la adecuada
comunicación con los usuarios. Es por ello
que se ha de garantizar que la mediación
sea fiable con una total garantía. Y es por
eso por lo que se hace necesaria la
regulación de la formación en mediación
intercultural sociosanitaria.
Conflictos éticos derivados de la
mediación intercultural:
Como hemos visto hasta ahora, la
introducción de la figura del mediador
intercultural se hace necesaria en aras a
mejorar la calidad asistencial de los
cuidados que prestamos en el ámbito
sanitario. Pero la introducción de una figura
nueva tampoco está exenta de nuevas
dificultades que se añaden a las ya existentes
en el ámbito sanitario. Una de las
dificultades más importantes consiste en
garantizar
la
confidencialidad.
La
confidencialidad podemos entenderla como
un derecho-deber que atañe a la
información relacionada con la salud y con
el cuerpo de una persona, y que, por tanto,
se considera información sensible (13). El
respeto a la confidencialidad de la
información en no sólo un deber
deontológico, sino una norma legal. La ley
41/2002 de autonomía del paciente recoge
en el artículo 7 que “toda persona tiene
derecho a que se respete el carácter
confidencial de los datos referentes a su
salud, y a que nadie pueda acceder a ellos
sin previa autorización amparada por la
Ley” (14). Si bien la responsabilidad
profesional obliga a los profesionales
sanitarios
al
respeto
hacia
la
confidencialidad, con esta nueva figura del
mediador intercultural, ¿queda garantizada
la confidencialidad? Parece claro que así
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debe ser, pero sin embargo se hace
necesario insistir en esta cuestión en el
proceso formativo de los mediadores
interculturales. Lo que se trate en
cualquiera de las sesiones médicas o de
enfermería no podrá compartirse bajo
ningún concepto con otras personas, así
como los datos de la historia clínica del
paciente. Por eso se hace sumamente
importante la formación de los mediadores
interculturales, y la asunción por parte de
estos de su responsabilidad profesional.
Otra cuestión importante consiste en
garantizar la imparcialidad del mediador. Si
el mediador tiene una opinión personal
respecto a algunas prácticas, esto no puede
interferir nunca en la información que se dé
tanto al usuario como al profesional
sanitario. Supongamos que el mediador no
aprueba alguna práctica sanitaria legal en
nuestro país, como puede ser el uso de
anticonceptivos orales. En el caso de que
participara en una consulta de planificación
familiar, por ejemplo, sus valoraciones
personales no pueden bajo ningún concepto
interferir en la comunicación entre el
profesional sanitario y la paciente. Por ello,
es necesario que se desarrolle una
regulación de las competencias y deberes
profesionales del mediador intercultural.
Así, el mediador intercultural debe tener
clara la diferencia entre la ética personal y la
ética profesional. Para ello, debe tomar
conciencia acerca de cómo los valores
personales propios pueden afectar a la
capacidad de trabajar con diferentes
personas. Por eso es importante que
identifique cuáles son los sesgos personales
que pueden influir en sus reacciones hacia
los demás. El respeto a la autonomía
personal ha de ser el principio regulador de
la actividad del mediador, puesto que éste
no debe opinar ni interferir en el proceso de
toma de decisiones del paciente o su familia,
aun cuando estos le pidan su opinión (15).
Además, se ha de garantizar que el
mediador intercultural trate con igual
respeto a las partes implicadas, tanto a los
profesionales sanitarios, como al paciente y
a su familia.
Como vemos, es necesario establecer un
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marco formativo que incluya una
importante formación ética para el
desempeño de la actividad profesional del
mediador intercultural.
Conclusiones
Si partimos de la premisa de que una
sociedad
plural
descansa
en
el
reconocimiento de las diferencias generadas
por la diversidad de costumbres, creencias y
prácticas, para poder dar una asistencia
sanitaria de calidad debemos reconocer en
primer lugar la importancia de un enfoque
intercultural. Aunque actualmente la
mediación intercultural en el área sanitaria
no cuenta con un reconocimiento
profesional formal, no podemos dejar de
lado el importante papel que desempeña.
Pero para que su trabajo sea adecuado, los
profesionales
sanitarios
debemos
implicarnos en varios niveles. En primer
lugar, es necesario que nos acerquemos a la
práctica de la mediación intercultural. Sin
duda son pocos los espacios sociosanitarios
en nuestro país que cuentan con un servicio
de mediación intercultural. Pero el primer
paso para que se haga una figura “cotidiana”
en la mayor parte de los hospitales y
servicios de atención primaria es el
conocimiento
de sus funciones y el
reconocimiento de su gran aportación. En
segundo lugar, consideramos que ha de
partir de los propios profesionales la
demanda de una búsqueda de soluciones
para todos aquellos casos en los que existen
distancias lingüísticas y culturales con
nuestros pacientes, pues esta es una
situación bastante frecuente. Si queremos
dar una atención de calidad, tenemos que
buscar los mecanismos que nos ayuden a
facilitar un acceso igualitario a los servicios
de salud para toda la población.
Finalmente, la mediación intercultural
requiere una formación específica, la
regulación
de
las
competencias
profesionales, y una amplia formación
bioética. No debemos perder de vista que la
mediación intercultural es una herramienta
que nos puede facilitar la comunicación con
nuestros pacientes, y en la medida de lo
posible, debemos fomentar su introducción
en las instituciones sanitarias. Peroissn
eso 1988
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tampoco
nos
exime
de
nuestra
responsabilidad profesional con respecto a
los pacientes de otras culturas. Es necesario
que tomemos conciencia de la necesidad
que tenemos los enfermeros y profesionales
sanitarios de adquirir competencia cultural.
La introducción de una perspectiva
intercultural es sin duda una labor tanto de
las instituciones de salud como de los
profesionales sanitarios, y especialmente de
los enfermeros y enfermeras, que deben
priorizar el papel central del cuidado,
respetando las diferencias e identificando
las necesidades de los sujetos desde su
perspectiva cultural.
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