Download Seguimiento farmacoterapéutico y dispensación activa: Diferencias
Document related concepts
no text concepts found
Transcript
INFORME Seguimiento farmacoterapéutico y dispensación activa: Diferencias y similitudes Drug therapy follow up and active dispensing. Differences and similitudes Fernando FERNÁNDEZ-LLIMÓS, María José FAUS, Neus CAELLES, José ESPEJO, Miguel Angel GASTELURRUTIA, José IBÁÑEZ, Manuel MACHUCA, Laura TUNEU Pharmaceutical Care España 2002; 4: 179-185 ■ RESUMEN La publicación del Consenso sobre Atención Farmacéutica ha aclarado los términos Dispensación Activa, Indicación Farmacéutica y Seguimiento Farmacoterapéutico, describiéndolos como los servicios fundamentales dentro de la Atención Farmacéutica. Al tratar de llevar a la práctica las líneas generales que aparecen en ese Consenso, se pueden estar cometiendo errores por falta de desarrollo conceptual, frecuentemente en relación al concepto de problemas relacionados con medicamentos (PRM). El objetivo del presente trabajo es analizar las diferencias existentes entre dos de los tres servicios citados: Seguimiento y Dispensación, basándose en las diferencias existentes entre los conceptos de proceso y resultados del paradigma SPO (structure-process-outcomes). ■ ABSTRACT Publishing of the Consensus on Pharmaceutical Care has clarified the terms Active Dispensing, Pharmacist Fernando Fernández-Llimós*. Licenciado en Farmacia. Farmacéutico Comunitario en Redondela (Pontevedra). María José Faus*. Doctora en Farmacia. Profesora de Bioquímica y Biología Molecular. Universidad de Granada. Neus Caelles*. Farmacéutica Comunitaria en Reus (Tarragona). José Espejo*. Licenciado en Farmacia. Farmacéutico Comunitario en Adra (Almería). Miguel Angel Gastelurrutia*. Licenciado en Farmacia. Presidente de la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria. José Ibánez*. Farmacéutico comunitario en Reus (Tarragona). Manuel Machuca**. Doctor en Farmacia. Farmacéutico Comunitario en Sevilla. Laura Tuneu*. Licenciada en Farmacia. Farmacéutica Comunitaria en Barcelona. * Grupo de Investigación en Atención Farmacéutica. Universidad de Granada. Apartado 4144. 18080 Garnada (España). ** Grupo de Investigación en Farmacología Aplicada y Farmacoterapia. Universidad de Sevilla. Consultation, and Drug Therapy Follow-up, being described as the fundamental services within that Pharmaceutical Care. On treating to put into practice the general guidelines established on this Consensus, some errors due to the lack of conceptual development, frequently related to the concept of drug-related problems (DRP) may appear. The aim of the present study is to analyze differences existing between two of the three mentioned services: Follow-up and Dispensing, being supported by the differences existing between the concepts of process and outcomes resulting from the SPO (structure-processoutcomes) paradigm. ■ ANTECEDENTES Desde la aparición del Consenso sobre Atención Farmacéutica1, avalado por el Ministerio de Sanidad, se vienen oyendo, cada vez más frecuentemente, las denominaciones de los tres servicios que se consideran esenciales en el modelo de ejercicio profesional del farmacéutico: Dispensación Activa, Indicación Farmacéutica y Seguimiento Farmacoterapéutico. No obstante, el uso que los distintos autores y entidades vienen dando a esos tres términos no es homogéneo, lo que obliga a un análisis de par tida para evitar la ambigüedad que se produjo en el uso de la denominación de la Atención Farmacéutica, y que llevó a la necesidad de la celebración del citado Consenso. En este Consenso se define Indicación Farmacéutica como "el ser vicio que es prestado ante la demanda de un paciente o usuario que llega a la farmacia sin saber qué medicamento debe adquirir, y solicita al farmacéutico el remedio más adecuado para un problema de salud concreto", es decir el ¿Qué me da para...?. Asimismo define Seguimiento Farmacoterapéutico como "la práctica profesional en que el farmacéutico Pharm Care Esp 2002; 4: 179-185 ◆ 179 F. Fernández-Llimós et al se responsabiliza de las necesidades del paciente relacionadas con los medicamentos... mediante la detección, prevención y resolución de problemas relacionados con la medicación". Por el contrario, el Consenso no da una definición, sensu stricto, del término dispensación, aunque sí una descripción de cómo debe ser, que puede resumirse en una actitud activa, de ahí que actualmente se esté hablando de Dispensación Activa. Tal vez sea conveniente recordar que Sánchez López de Vinuesa2 explicaba que se dispensan servicios, mientras se despachan medicamentos. De ahí que el Consenso aclare que "sólo si esta actividad sirve de soporte para realizar atención farmacéutica clínica, tendrá justificación su inclusión en el concepto de atención farmacéutica orientada hacia el paciente". Esta falta de definición puede estar provocando que algunos autores estén confundiendo los objetivos que se pretenden alcanzar en una Dispensación Activa con los que se pretenden alcanzar en un Seguimiento Farmacoterapéutico. Un claro ejemplo de esto puede apreciarse en algunos programas de detección de Problemas Relacionados con Medicamentos (PRM) en el acto de dispensación (sin necesidad de seguimiento), que se han implantado en España, o se están implantando, o que han llegado a escribir sus Procedimientos Normalizados de Trabajo (PNT). Aunque también es necesario recordar que la definición de la dispensación como una actividad de proceso3 es muy anterior a la publicación del Consenso. ■ LOS PRM SON RESULTADOS Para entender la diferencia entre los objetivos de Dispensación Activa y de Seguimiento Farmacoterapéutico es imprescindible comprender la diferencia entre proceso y resultados. Fue Donabedian4 hace muchos años quien empezó a aplicar el paradigma SPO (structure-processoutcomes) a la atención médica. Según este, la atención médica puede y debe analizarse bajo tres criterios: la estructura, el proceso y el resultado. Bastantes años más tarde Farris y Kirking5 trataron de adaptar este paradigma a la Atención Farmacéutica. Según estos autores, para medir la calidad de la atención médica o farmacéutica, es útil dividir los elementos en tres escalones: ● Estructura: que representa lo estable, la estructura física y las capacidades de la institución sanitaria. ● Proceso: lo que ocurre mientras el paciente está recibiendo la atención. ● Resultado: las consecuencias del proceso de atención. 180 ◆ Pharm Care Esp 2002; 4: 179-185 Para entender esta diferencia entre proceso y resultados, llega con leer el título de un trabajo de Gérvas y Pérez Fernández6: "El resultado es un cambio del estado de salud atribuible al antecedente de la atención sanitaria", tomándolo de la definición de resultado que aparece recogida en el Glosario Internacional de Medicina de Familia 7. Donde se define proceso como "dónde, a quién, y qué servicios se prestan; la relación de la estructura sanitaria con la población; lo que hace y manda hacer el médico", que por extensión debería entenderse por lo que hace y manda hacer el profesional de la salud. Kozma8 definió, dentro del capítulo de resultados, un modelo que hace más fácil su comprensión. Diferenció los resultados en clínicos, humanísticos y económicos. Parece entonces que cuando hablamos de resultados en salud, algunos autores se refieren sólo a los clínicos, mientras otros aceptan los tres tipos9. Desde sus orígenes en 1981, el concepto de problemas relacionados con medicamentos planteó este dilema a los autores. En el trabajo de Bergman y Wiholm10 es paradójico leer al principio: "Los problemas considerados fueron: incumplimiento del paciente con el régimen prescrito (p.e. tomar más o menos que lo prescrito), sub-tratamiento por los médicos y RAM". Esto daría lugar a interpretar que consideran el incumplimiento como PRM, si no fuese porque más adelante escriben: "Al evaluar los problemas de los medicamentos se hizo una gran distinción entre los síntomas resultantes de efectos excesivos o adversos por un lado, y el fallo en conseguir el propósito intentado por el otro". Y continúan "También se realizó una evaluación del papel del incumplimiento como causa de los problemas de medicamentos estudiados". Dos cosas pueden extraerse de estas afirmaciones. Por un lado reconocen explícitamente al incumplimiento como causa de problemas de medicamentos. Y por el otro que lo que buscan son resultados en el paciente: síntomas o fracasos terapéuticos. Cuando en 1990 Strand y col11. publican el trabajo que define y desarrolla por primera vez el concepto de PRM, vuelven a caer en el mismo error de confundir proceso y resultados. A pesar de que la definición que dan no es clara al respecto, hacen una afirmación suficientemente aclaratoria de cual era su intención: "Para que el suceso sea calificado como PRM deben existir al menos dos condiciones: 1) el paciente debe estar experimentando o ser posible que experimente una enfermedad o síntoma, y 2) esta patología debe tener una relación identificada o sospechada con la farmacoterapia". Tampoco queda ninguna duda de su intención al ver la forma de enunciar todos los PRM: "el paciente tiene un estado de salud...". El error aparecía en este trabajo en la Seguimiento farmacoterapéutico y dispensación activa / Drug therapy follow up and active dispensing TABLA 1. Definición de problemas relacionados con medicamentos. Espejo y col.21 Los PRM son fallos de la farmacoterapia, que producidos por diversas causas, conducen a que no se alcancen los objetivos terapéuticos o se produzcan efectos no deseados. TABLA 2. Clasificación de problemas relacionados con medicamentos Necesidad PRM 1. El paciente sufre un problema de salud por no recibir el medicamento que necesita PRM 2. El paciente sufre un problema de salud por recibir un medicamento que no necesita Efectividad PRM 3. El paciente sufre una inefectividad del tratamiento de origen cualitativo PRM 4. El paciente sufre una inefectividad del tratamiento de origen cuantitativo Seguridad PRM 5. El paciente sufre una inseguridad del tratamiento de origen cuantitativo PRM 6. El paciente sufre una inseguridad del tratamiento de origen cualitativo consideración de dos causas, y por tanto elementos de proceso, como PRM: las interacciones y el incumplimiento. Pocos años más tarde, estos autores corrigen parte de su error, primero en una entrevista12, y más adelante en la publicación de su Proyecto Minnesota13. Desde la primera de estas dos publicaciones, desaparecen las interacciones medicamentosas como problema, y aparecen recogidas como causa. Pero en esta corrección se olvidaron de la otra categoría donde confunden causas con problemas, es decir, proceso con resultados: el incumplimiento. Este error, que se mantiene desde el principio del concepto, ha hecho que otros muchos autores, sin realizar el suficiente análisis, caigan en la misma confusión. Se realizan análisis en los que bajo la denominación de "morbilidad" se incluye al incumplimiento, como si fuese un problema de salud en sí mismo. Y llegan a financiarse generosamente con 1,75 millones de dólares (2 millones de euros) programas que bajo la denominación de estudios de resultados en el paciente14, incluyen el "cumplimiento apropiado" como resultado de salud. Entre otros motivos, si se desea que los estudios que analizan la práctica profesional en la farmacia comunitaria sean comparables con los que se realizan en los ámbitos médicos o de farmacia hospitalaria, deben considerarse sólo los resultados de salud. Los trabajos realizados en ser vicios de urgencias sólo pueden analizar los resultados de salud de los pacientes, que por ser resultados negativos, son los que han llevado al paciente a ese servicio. Recientemente se han publicado dos estudios15, 16, que pre- sentan los porcentajes de visitas a sendos servicios de urgencias en los que se han encontrado problemas de salud relacionados con el uso de medicamentos. Concretamente en el de Mar tín y col.16 el "mal cumplimiento" aparece entre los motivos de evitabilidad de los PRM. No sólo no se puede obviar esta diferencia entre proceso y resultados, sino que tal y como adver tía Tully 17 en una conferencia internacional sobre medida de resultados del Pharmaceutical Care, "debe evaluarse rigurosamente la relación entre estructura, proceso y resultados, y debe existir una clara diferenciación entre estas medidas. Los investigadores de farmacia práctica deben familiarizarse con el concepto de que la medida de resultados se refiere a la evaluación de la salud del paciente y no a otros aspectos de los ser vicios de farmacia tales como el conocimiento de los pacientes". Curiosamente, de esa misma reunión internacional salió una clasificación de PRM que volvía a confundir categorías de proceso y de resultado 18. Obviamente el intento de validación fue infructuoso 19. Lo cual no desanimó a algunos miembros de aquel panel a diseñar una segunda clasificación que comete el mismo error y que, de nuevo, se tratará de validar. En ocasiones, al tratar de analizar esa relación entre proceso y resultados, se descubre que no existe una diferencia significativa, como comunican Machuca y Fernández-Llimós20 cuando consiguen un aumento de cumplimiento, que no va paralelo a una mayor percepción de salud en los pacientes tratados con antibióticos para infecciones agudas. Pharm Care Esp 2002; 4: 179-185 ◆ 181 F. Fernández-Llimós et al Por lo descrito, y con el objetivo de aclarar el concepto de problemas relacionados con medicamentos, se ha propuesto recientemente definirlos21 como "fallos de la farmacoterapia" (tabla 1). Es decir resultados negativos atribuibles al antecedente de la farmacoterapia, y su clasificación debe ser enunciada manteniendo este concepto, y no el de proceso con que se enuncia a veces para abreviar (tabla 2). ■ LOS PRM SON RESULTADOS INTERMEDIOS No cabe duda que lo ideal sería medir los resultados por los elementos de punto final, es decir las variables concluyentes de la atención prestada. Se mueren menos pacientes; se tardó más en morir este paciente; se curó de su enfermedad; o no ha vuelto a recaer en el problema de salud. Pero, ¿qué se hace en una enfermedad crónica, cuyos signos y síntomas permiten medir la evolución de la enfermedad?. Desde hace mucho tiempo, son muchos los autores que vienen aler tando del peligro del uso de estas variables, porque como suelen recordar, hay que demostrar la relación que existe entre una mejoría en esta variable intermedia y la correspondiente mejoría esperada en la variable de punto final17, 22. Gér vas y Pérez Fernández 6 aler taban en su reciente trabajo de los peligros de caer en la consideración de esos resultados intermedios como los elementos a obtener. Esta controversia es antigua y recurrente. Actualmente se está publicando en The Annals of Pharmacotherapy una serie que trata de ahondar en este punto. Sólo su título nos apunta al sesgo con el que par te la serie: "...surrogate end point outcomes" [sustitutos de los resultados de punto final]. Parece clarificador que el coordinador de esta serie no es muy partidario de éstos. Tanto más cuando lo expone claramente en un editorial23, en el que pide escepticismo, virtud que define como la "cicatriz que queda después de haberse enfrentado a un estudio CAST por uno mismo". Es necesario recordar que el estudio CAST era un ensayo clínico en que se probaban antiarrítmicos para post-infartados y se descubrió que el uso de los antiarrítmicos ecainida y flecanida aumentaba la mortalidad en 2,5 veces sobre el placebo. Se reducía la arritmia (resultado intermedio positivo) pero se aumentaba la mortalidad (resultado de punto final negativo). Pero el clínico en ejercicio necesita hitos que le indiquen el camino del proceso que, supuestamente le acercan al resultado de punto final positivo. Esos hitos son los resultados intermedios. Y por el contrario, es misión de los investigadores demostrar que esos hitos, 182 ◆ Pharm Care Esp 2002; 4: 179-185 los resultados intermedios, marcan el camino correctamente y no nos alejan como en el estudio CAST o en los ejemplos de Gérvas y Pérez Fernández. Por aclarar un ejemplo de estos autores, no debemos olvidar que el uso del nifedipino en las crisis hipertensivas estaba recomendado por nuestro boletín oficial, que no el BOE, en 1989. El que cambien los estándares fijados, en este caso de resultado intermedio deseable, no debe ser extraño, pues representa el avance de la ciencias de la salud. Además esta mutabilidad no es exclusiva de los resultados intermedios, sino que este avance produce también cambios en los resultados de punto final deseables. En seguimiento farmacoterapéutico estos hitos, o resultado intermedios para ser más precisos, son los Problemas Relacionados con Medicamentos. Sólo los estudios a largo plazo realizados en pacientes que han recibido este servicio, podrán demostrar la posible relación o ausencia de relación entre la obtención de resultados intermedios positivos, resolución de PRM, y resultados finales positivos, supervivencia, curación, etc. (entre los clínicos); reducción de costes totales de atención o de abstencionismo (entre los económicos); y mayor calidad de vida documentada (entre los humanísticos), aunque estos últimos requieren un especial cuidado26. ■ DISPENSACIÓN ACTIVA Y SEGUIMIENTO FARMACOTERAPÉUTICO Si la medición de resultados es, de por si, una tarea difícil, la medición de resultados, aunque sean intermedios, en el acto de dispensación es prácticamente imposible. Probablemente se esté volviendo a caer en el mismo error de confundir proceso y resultados al no ver la clara diferencia que existe entre estas dos actividades. En el acto de dispensación de un paciente que no está en Seguimiento Farmacoterapéutico, por muy profesionalmente que se realice, no se conoce el Estado de Situación completo de ese paciente. El Estado de Situación es el documento al que se llega tras una entrevista, estructurada de modo diferente en las distintas metodologías27-29, pero tendente en todos los casos a conocer todos los medicamentos que toma el paciente y todos los problemas de salud que presenta. La ausencia de ese estado de situación hace que la evaluación que se trata de realizar sea, no sólo incompleta, sino aventurada, ya que a la falta de compleción de ese documento, se debe añadir la falta de conocimiento sobre la evolución de los problemas de salud que pudiesen identificarse en el acto de dispensación. Una demostración de la ineficacia de la detección esporádica, la planteaban Stevens y Crabbe 30 Seguimiento farmacoterapéutico y dispensación activa / Drug therapy follow up and active dispensing que conseguían detectar menos del 63,3% de las posibles interacciones que podían ocurrir en los pacientes. No sólo no tenemos constancia de la existencia de las interacciones detectadas y su manifestación en el paciente, que no significación clínica, sino que ni siquiera tenemos constancia de la detección de todas las posibles interacciones a causa de la no existencia de un estado de situación completo. Puede ser necesario recordar, que el Consenso sobre Atención Farmacéutica1 no establece la detección de PRM como par te de los objetivos de la Dispensación Activa, diciendo "b) proteger al paciente frente a la posible aparición de problemas relacionados con los medicamentos". Este puede ser el párrafo que ha llevado y sigue llevando a confusión a algunos autores y entidades que no tienen en cuenta que el Consenso sigue afirmando: "este acto de dispensación debe servir como: - Fuente de información para los pacientes sobre la medicación que van a utilizar. - Filtro para la detección de situaciones en las que hay un riesgo de sufrir problemas relacionados con los medicamentos, y - Fuente de información para el farmacéutico..." Las tres utilidades que el Consenso asigna al acto de dispensación son elementos de proceso (figura 1). El problema está en que algunos han entendido en la segunda de ellas como la detección de problemas relacionados con los medicamentos, en lugar de, como dice, las situaciones de riesgo. Esta diferencia es la que existe entre los dos elementos de la dualidad causa-efecto. Las situaciones de riesgo que cita son causas, concretamente factores precipitantes7, de problemas relacionados con medicamentos, si es que llegan a manifestarse. Por tanto, la Dispensación Activa es un proceso que trata de actuar como prevención primaria7, 21 para evitar la aparición de problemas relacionados con medicamentos, pero no para detectar PRM de por sí. La Dispensación Activa debe ser el acto con el que el farmacéutico trata de garantizar que el proceso de uso de medicamentos se realiza correctamente. Concretamente en el Consenso español sobre Atención Farmacéutica se plantean tres elementos que habrá de implicar el acto de Dispensación Activa: - El paciente debe conocer el objetivo del tratamiento - El paciente debe conocer la forma de administrar ese medicamento, en lo que deberá entenderse incluido no sólo la operativa de administración, sino la cantidad, frecuencia, y otros factores asociados al uso, y - El medicamento no es "inadecuado" (lo que no quiere decir contraindicado), con el resto de situaciones fisiológicas o patológicas que se puedan conocer en el acto de dispensación. Todo ello, sin perder la agilidad y eficiencia de un acto de entrega de medicamentos al paciente o persona que los recoge en su nombre. Lo que se diferencia claramente de los nueve pasos que se establecieron desde el el principio en el proceso de Seguimiento Farmacoterapéutico32. Para definir y desarrollar el acto de Dispensación Activa existe un antecedente que debe analizarse con sumo cuidado, y extraer conclusiones que permitan copiar lo válido y no caer en los errores que contenía33: OBRA-90. En 1990, el Congreso norteamericano promulgó una ley para marcar como debía ser el acto de dispensación a los pacientes de Medicaid. Años más tarde esta legislación es de obligado cumplimiento en todas las dispensaciones de un buen número de Estados. En ella, se sugiere una evaluación previa a la dispensación que se compone de 7 apar tados, y ocho elementos sobre los que habrá de aconsejarse al paciente en esa dispensa- FIGURA 1.Asignación de las actividades del Consenso sobre Atención Farmacéutica a las categorías del paradigma SPO (structure-process-outcomes) Estructura Actividades Proceso Dispensación activa Indicación farmacéutica Resultados Seguimiento farmacoterapéutico Variables de proceso Uso de Mtos Variables de resultado PRM… Pharm Care Esp 2002; 4: 179-185 ◆ 183 F. Fernández-Llimós et al ción (salvo que el paciente se niegue por escrito). Sólo tras un cuidadoso análisis de la literatura publicada sobre los éxitos y los fracasos de OBRA-90 puede ser vir de ayuda para diseñar el acto de Dispensación Activa. Profundizando más en esta diferencia, es conveniente conocer la definición que el National Coordinating Council for Medication Error and Prevention34 da de error de medicación: "Cualquier incidente prevenible que pueda causar daño al paciente o dé lugar a una utilización inapropiada de los medicamentos, cuando estos están bajo el control de los profesionales sanitarios o del paciente consumidor". Esta definición también ha llevado a algunos a confundir el error de medicación con los PRM. Afortunadamente, la página española del ISMP 35, tras le definición de error de medicación añade: "los errores de medicación se producen por fallos en el proceso de utilización de medicamentos". No cabe duda de que la prevención de los errores de medicación son parte importante en el proceso de Dispensación Activa, y que es de esperar que con su detección se reduzca el número de PRM, pues estos errores de medicación son una de las causas de PRM. Pero no debe olvidarse que existen otras muchas causas de PRM que no tienen relación con el error de ningún profesional, o como dice el ISMP, del sistema. Y tampoco debe olvidarse que hay errores de medicación que nunca llegan a producir PRM. No hay más que repasar la taxonomía de errores de medicación36, en la que las categorías A, B, C y D son errores (o posibles errores en la A), que no llegan a causar daño alguno en el paciente; a diferencia de las E, F, G, y H que causan daño y de la I que causa la muerte. Probablemente éstos, los errores de medicación, sean el objetivo final de la Dispensación Activa, para lo que se apoyará en una mejora del proceso de dispensación tradicional en cuanto a lo relativo al farmacéutico, y en una mayor provisión de información al paciente, como último agente participante en el proceso de uso de medicamentos. A modo de corolario, algunas de las diferencias entre Dispensación Activa y Seguimiento Farmacoterapéutico pueden ser: ● La Dispensación Activa en una actividad a la búsqueda de un proceso idóneo: trata de que el paciente utilice los medicamentos correctamente; mientras que el Seguimiento Farmacoterapéutico es una actividad a la búsqueda de un resultado idóneo: evalúa los resultados obtenidos con el uso de los medicamentos. ● El Seguimiento Farmacoterapéutico se realiza sobre los pacientes que pueden beneficiarse de él (generalmente, aunque no siempre, con algún problema de salud de larga duración) y 184 ◆ Pharm Care Esp 2002; 4: 179-185 tras un pacto entre farmacéutico y paciente; mientras que la Dispensación Activa debe realizarse con el 100% de los pacientes o sus cuidadores, ya que una entrega de medicamentos que no sea Dispensación Activa es un despacho, y para ello no haría falta un farmacéutico ni una farmacia. ● En la Dispensación Activa el registro documental de la actividad es un elemento de apoyo y su misión es la de dejar constancia de lo realizado; mientras en el Seguimiento Farmacoterapéutico ese registro documental es una actividad básica que sirve para evaluar los resultados del paciente a lo largo del tiempo. ● La Dispensación Activa debe ser realizada en el mostrador de la farmacia, acudiendo en alguna ocasión a la zona de atención personalizada para explicaciones que requieran mayor atención; mientras que el Seguimiento Farmacoterapéutico debe realizarse siempre en esa zona de atención personalizada para permitir la comunicación bidireccional con el paciente. Pero cuando se hace Dispensación Activa no podemos caer en procesos farragosos que estén limitados, por complejos, a un número limitado de operaciones de venta. Ni tampoco a lo contrario, llegar a un proceso fraudulento por falto de comunicación verbal37. Probablemente la investigación que debe realizarse para definir este proceso de Dispensación Activa, deba eliminar tópicos como que los pacientes desean y reciben con agrado toda cuanta información podamos proporcionar38; o que la información ayudada con informática es más efectiva que la tradicional en papel39.Y probablemente se deberán aprender a utiliza nuevas herramientas 40 para comunicar efectivamente los mensajes que constituyan la información para que el proceso de uso de medicamentos sea correcto. Esto llena de por sí el acto de Dispensación Activa sin tratar de incluir en el elementos que le son propios al Seguimiento Farmacoterapéutico o a la Indicación Farmacéutica, tal y como las describe el Consenso español sobre Atención Farmacéutica. ■ BIBLIOGRAFÍA 1. Grupo de Expertos. Consenso sobre Atención Farmacéutica. Madrid: Ministerio de Sanidad y Consumo; 2001. 2. Sánchez López de Inuesa F. Dispensar ¿Vender con bata? Farmacia Profesional 1996; 10(4):6-14. 3. Férnandez-Llimós F. Mejora del proceso de dispensación. Farmacia Comunitaria en el planeta Marte. Farmacia Profesional 1997; 11(10): 36-40. 4. Donabedian A. Evaluating the quality of medical care. Milbank Mem Fund Q 1966; 44:166-203. Seguimiento farmacoterapéutico y dispensación activa / Drug therapy follow up and active dispensing 5. Farris KB, Kirking DM. Assessing the quality of Pharmaceutical Care: II. Application of concepts of quality assessment from medical care.Ann Pharmacother 1993; 27: 215-23. 6. Gérvas J, Pérez Fernández M. El resultado es un cambio del estado de salud atribuible al antecedente de la atención sanitaria. Pharm Care Esp 2002; 4:118-122. 7. Comité de Clasificación de la WONCA. Glosario internacional de Medicina General / de familia. Barcelona: Semfyc: 1997. 8. Kozma CM, Reeder CE, Schulz RM. Economical, clinical and humanistic outcomes: a planning model for pharmacoeconomic research. Clin Ther 1993; 16(6): 1121-1132. 9. Badia X, Bigorra J. La investigación de resultados en salud: de la evidencia a la práctica clínica. En: X. Badia, ed. La investigación de resultados en salud. Barcelona: Edimac; 2000. p. 13-34. 10. Bergman U, Wiholm BE. Drug-related problem causing admission to a medical clinic. Eur J Clin Pharmacol 1981; 20: 193-200. 11. Strand LM, Morley PC, Cipolle RJ, Ramsey R, Lamsam GD. Problemas relacionados con medicamentos: su estructura y función. Pharm Care Esp 1999; 1: 127-132. 12. Tomenchko MA, Strand LM, Morley PC, Cipolle RJ. Q and A from the pharmaceutical care project in Minnesota. Am Pharm 1995; NS35(4): 30-39. 13. Cipolle RJ, Strand LM, Morley PC. Pharmaceutical Care Practice. New York: McGraw-Hill: 1998. 14. Posey LM. Patient outcomes under study by ASCP Foundation. Pharm Today 2002; 8(1): 9. 15. Baena MI, Fajardo P, Luque FM, Marín R, Arcos A, Zarzuelo A, y col. Problemas relacionados con los medicamentos en usuarios de un servicio de urgencias hospitalario: resultados de la validación de un cuestionario. Pharm Care Esp 2001; 3(5): 345-357. 16. Martín MT, Codina C, Tuet M, Carné X, Nogué S, Ribas J. Problemas relacionadas con la medicación como causa de ingreso hospitalario. Med Clin (Barc) 2002; 118(6): 205-210. 17. Tully M. Measuring outcomes in Pharmaceutical Care. In: JWF van Mil, ed. International Working Conference on Outcomes Measurements in Pharmaceutical Care. Jannuary 26-29, 1999, Hillerød Denmark. 18. Workshop VI, Assessing drug-related problems from patients perspective. In: JWF van Mil, ed. International Working Conference on Outcomes Measurements in Pharmaceutical Care. Januar y 26-29, 1999, Hillerød Denmark. 19. Van Mil JWF. The validation of the PCNE-DRP system. In: M Schulz, ed. Proceedings 2nd International Working Conference on Quality Issues in Pharmaceutical Care Research. January 24-28, 2001, Hillerød Denmark. 20. Machuca M, Fernández-Llimós F. El cumplimiento no debe ser el objetivo final. Pharm Care Esp 2002; 4(2): 315-316. 21. Espejo J, Fernández-Llimós F, Machuca M, Faus MJ. Problemas relacionados con medicamentos: definición y propuestas de inclusión en la Clasificación Inetrnacional de la Atención Primaria (CIAP) de la WONCA. Pharm Care Esp 2002; 4: 122-127. 22. Entight SM. Assessing patient outcomes. Am J Hosp Pharm 1988; 45: 1376-1378. 23. Thompon DF. Surrogate end points, skepticism, and the CAST Study. Ann Pharmacother 2002; 36: 170-171. 24. Ruilope LM. Tratamiento de las elevaciones graves de la hipertensión arterial. Inf Ter Seg Social 1989; 13: 233-240. 25. Koopmans PP. Clinical endpoints in trials of drugs for cancer: time for a rethink? BMJ 2002;324: 1389-1391. 26. Garratt A, Schmidt L, Mackintosh A, Fitzpatrick R. Quality of life measurement: bibliographic study of patient assessed health outcome measures. BMJ 2002 324; 1417-1421. 27. Erayalar MT, Álvarez de Toledo F, Dago AM, Pastor R, Álvarez G, Arcos P. Actividades del proceso de Atención Farmacéutica: la visita farmacéutica. Pharm Care Esp 1999; 1(1): 70-75. 28. Faus MJ, Fernández-Llimós F, Martínez F, Eds. Programa Dáder de Seguimiento del Tratamiento Farmacológico. Casos Clínicos. Barcelona: Universidad de Granada; 2001. 29. Aguas Y, De Miguel E, Suárez de Venegas C. Modelo para presentación de casos adaptado a la metodología Dáder. Pharm Care Esp 2002; 4(1): 60-63. 30. Stevens RG, Crabbe AM. Patient medication records evaluation of a drug interaction routine and potential for time saving. Int J Pharm Pract 1991; 1: 41-43. 31. Fernández-Llimós F, Vázquez I. Guía rápida de interacciones farmacológicas. Madrid: Saned; 2002. 32. Strand LM, Cipolle RJ, Morley PC. Pharmaceutical Care: a introducton. Current Concepts. Kalamazoo, MI: Upjhon; 1992. 33. Bruce R, Canaday, Ed: OBRA ‘90: A Practical Guide to Effecting Pharmaceutical Care. Washington: American Pharmaceutical Association; 1994. 34. National Coordinating Council for Medication Error Reporting and Prevention. About Medication Errors. URL: http://www.nccmerp.org/aboutmederrors.htm (accedido en mayo de 2002). 35. ISMP-España. ¿qué es un error de medicación? URL: http://www3.usual.es/ismp/marco.html (accedido en mayo de 2002). 36. National Coordinating Council for Medication Error Reporting and Prevention. NCC MERP Taxonomy of Medication Errors. URL: http/www.nccmerp.org/taxo0731.pdf (accedido en mayo de 2002). 37. Allan EL Barker KN, Malloy MJ, Heller WN.Dispensing errors and counseling in community practice. Am Pharm 1995; NS35 (12): 25-33. 38. Duggan C, Bates I, Sturman S, Andersson E, Aström K, Carlsson J. Validation of a ˝desire for Information˝ scale. Int J Phar Pract 2002; 10(1): 31-37. 39. Graham G, Smith P, Kamal A, Fitzmaurice A, Smith N, Hamilton N. Randomised controlled trial comparing effectiveness of touch screen system with leaflet for providing women with information on prenatal tests. BMJ 2000; 320: 155-160. 40. Edwards A, Elwyn G, Mulley A. Explaining risks: turning numerical data into meaningful pictures. BMJ 2002; 324: 827-830. Pharm Care Esp 2002; 4: 179-185 ◆ 185