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RELACION DEL ACNE CON LA OBSESION DEL ADOLESCENTE POR LA IMAGEN PERFECTA La adolescencia es la etapa de la vida que está compuesta por una serie de eventos que marcan el paso de la niñez a la vida adulta; uno de ellos es la dimensión de los cambios físicos. Durante la adolescencia, el desarrollo físico es el desarrollo de la identidad adulta en cuanto a imagen corporal y autoestima. El acné es un problema de salud muy importante en los adolescentes pues puede ser motivo de discriminación por parte de los grupos en que éstos se desenvuelven y llegar a la autoagresión por el problema psicológico que puede desencadenar; lo anterior inicia con bromas, comentarios destructivos, apodos y marginación por parte de los compañeros de escuela. Algunos de los cambios que experimentan los adolescentes en su composición biopsicosocial son: el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios, el paso de la escuela a la universidad, el interés por las relaciones de pareja, el crecimiento acelerado y disarmónico, la definición de su identidad, el pensamiento de omnipotencia, el establecimiento de su proyecto de vida y su independencia; todo esto hace de la adolescencia un período de la vida en el cual la persona es vulnerable a caer en crisis depresivas, suicidios, abuso de drogas, violencia, embarazos no deseados o contagio de enfermedades de transmisión sexual. De esta manera, conociendo los riesgos a los que está expuesta la juventud y sabiendo que existen múltiples tratamientos disponibles en la actualidad para el manejo del acné, sería una actitud poco ética no brindarle la importancia merecida a este problema y dar inicio a un abordaje integral del mismo; por lo tanto, se debe prevenir el desarrollo de un problema de autoestima, controlar las manifestaciones de la enfermedad y evitar las posibles complicaciones y secuelas1. El acné es una enfermedad de la unidad pilosebácea y se considera como enfermedad multifactorial, es decir, factores genéticos, estrés, andrógenos, y el exceso de sudoración influyen en su desarrollo y / o severidad. Un patrón de queratinización modificado en el folículo piloso conduce a la obstrucción de la secreción de sebo. Es probable que la hiperrespuesta a la estimulación en los sebocitos y los queratinocitos foliculares por los andrógenos conduzca a la hiperplasia de las glándulas sebáceas y seborrea que caracterizan al acné. La ampliación 1 Aberastury, A. y Knobel, M. (2007). La adolescencia normal. México: Ed. Paidós Mexicana. del lumen folicular atribuible a la queratina espesa y restos de lípidos forma un comedón cerrado (cabeza blanca). Cuando el folículo tiene un portal de entrada en la piel, la masa semisólida sobresale mediante la formación de un tapón, produciendo un comedón abierto (punto negro). El Propionobacterium acnes coloniza el conducto folicular y prolifera, rompiendo el sebo a los triglicéridos, los irritantes que probablemente contribuyen al desarrollo de la inflamación. Cuando el epitelio folicular es invadido por los linfocitos, se rompe, liberando el sebo, los microorganismos, y la queratina en la dermis. Los neutrófilos y los linfocitos se acumulan y producen la aparición de pápulas eritematosas, pústulas y nódulos característicos del acné inflamatorio 2. El acné inicia en el período prepuberal, cuando las glándulas suprarrenales maduran e incrementa la producción de andrógenos; luego, con el desarrollo de las gónadas, la producción de andrógenos aumenta aún más, de la misma manera que la actividad de las glándulas sebáceas (principalmente localizadas en la cara y el tronco). La mayoría de los pacientes tiene hiperreactividad a los andrógenos, más que sobreproducción de los mismos; aunque el acné frecuentemente se desarrolla en los pacientes que tienen exceso de andrógenos 3. Es la enfermedad más común de la piel, afectando al 80% de las personas entre los 11 y los 30 años de edad en algún momento. Además, a nivel de los adolescentes afecta más del 85%. A pesar de su aparente carácter estético, sus efectos pueden ir mucho más profundo que la superficie de la piel, y puede imponer una pesada carga emocional y psicológica en los adolescentes, que puede ser mucho peor que el impacto físico. El cambio en la apariencia de la piel puede dar lugar a sintomatología emocional como: 1. Retraimiento Social 2. Falta de estima personal. 3. Sentimientos de inseguridad 5. Vergüenza 6. Depresión 2 Galasso, C. (2005). El Problema del Acné en Adolescentes. Argentina. Braunwald, Fauci, Kasper, Hauser, Longo y Jameson. (2002). Harrison: Principios de Medicina Interna.15ª edición. México: Ed. McGraw-Hill. 3 7. Ansiedad 8. Preocupación 9. Ira y frustración Los anteriores síntomas en conjunto, provocan que el adolescente posea dificultades en los ámbitos escolar, social, familiar y en su autoconcepto. Los pensamientos y actos suicidas son probablemente la sintomatología más grave en el adolescente que padece acné y es necesario que éstos sean atendidos médica y terapéuticamente. Los rasgos más comunes de los adolescentes que presentan acné son la obsesión, la ansiedad y la vergüenza ante situaciones diarias. De todos modos, las personas que padecen acné severo son más susceptibles de presentar los rasgos más característicos de una personalidad extraña que aquellos que padecen acné leve o moderado; todos los estudios confirman que las lesiones acneicas ligeras o moderadas no influyen en el estado psicológico del paciente y lo contrario se produce en el caso de los acnés severos. Tanto la ansiedad como la depresión pueden desencadenar un acné grave, pero también es cierto que, en determinadas personalidades, formas mínimas de acné pueden ser muy mal toleradas por los pacientes, ya que a las edades más jóvenes se vive mucho de la propia imagen y de la creencia que los demás tengan del aspecto de las personas 4. Así mismo, diversos estudios demuestran la presencia de Dismorfofobia en los adolescentes; es una entidad que se asocia con frecuencia en el acné y consiste en la percepción exagerada de los padecimientos cutáneos. Los pacientes se preocupan por su “fealdad imaginaria” y pasan horas del día frente al espejo, obsesionados en cuanto a la imagen percibida por ellos. La etiología de este problema es poco conocida. Aunque se manejan varias teorías. Sociológicamente hablando se explica por una interpretación excesiva de los ideales sociales de belleza y una sobreevaluación de los procedimientos médicos actuales. También se habla de que la “Fijación” en partes defectuosas del cuerpo constituye una defensa contra la ansiedad. El psicoanálisis lo explica como que ocurre un desplazamiento (que es un mecanismo básico) de los sentimientos de inferioridad, autoimagen pobre y culpa, hacia un área corporal definida. Hay que tomar en cuenta los factores que influyen en percepción corporal que son la personalidad, estados 4 James, W. (2005). Clinical Practice: Acne. The New England Journal of Medicine. premórbidos, significados idiosincráticos, factores constitucionales y la experiencia individual. También se han estimado diversos factores de riesgo para sufrir de Trastorno Dismórfico Corporal: • Predisposición genética • Timidez, perfeccionismo y temperamento ansioso que a su vez pueden ser en parte genéticamente determinados • Traumas infantiles debidos a burlas o amenazas por el aspecto físico, malas relaciones interpersonales, aislamiento social, falta de soporte familiar y/o abuso sexual; que como tal no son factores específicos para dismorfofobia. • Historia de estigmas dermatológicos o físicos resueltos en la adolescencia, como por ejemplo el acné • Ser más sensibles estéticamente que la media. Esto comprende una mayor respuesta emocional hacia individuos atractivos, dar gran valor e importancia a la apariencia. Estos pacientes también pueden tener grandes habilidades artísticas y/o estéticas. La clasificación de este trastorno se hace de la siguiente manera: Primario: cuando existe un dismorfismo en ausencia de otras patologías psiquiátricas. Secundario o sintomático: es cuando el dismorfismo es un síntoma inespecífico en el ámbito de otra patología psiquiátrica Una de las características clínicas más importantes de estos pacientes es su gran preocupación por su aspecto físico. Piensan ser poco atractivos e incluso ser deformes. Cualquier parte del cuerpo puede ser objeto de su fijación, pero las áreas más frecuentes en que fijan su preocupación son la cara, piel, cabello, nariz y mamas. El 80% de estos pacientes creen tener afectadas varias partes del cuerpo. Les preocupa cualquier lesión de acné (por muy pequeña que sea), cicatrices, arrugas, marcas, palidez, vello corporal; presentando una gran ansiedad y malestar desproporcionado por defectos menores. Consumen tiempo en preocuparse por estos problemas, incidiendo en sus estudios o vida laboral. En los casos más graves sufren delirios. Otra de las características típicas es que presentan comportamientos compulsivos. Tienen comportamiento repetitivo compulsivo para mejorar u ocultar el defecto, como por ejemplo tocarse o cubrir la cara con el cabello, para camuflar la deformidad con el pelo, maquillaje, postura o uso de diversos accesorios como sombreros e incluso máscaras. La gran mayoría consume mucho tiempo en observar o tratar de mejorar el supuesto defecto. Para comprobar el defecto se miran repetitivamente en espejos o cualquier superficie reflectante. También tienden a asearse en exceso y preguntar a los demás sobre su aspecto físico. Un tercio de los pacientes se rascan compulsivamente, para eliminar las imperfecciones de la piel. La Dismorfofobia comprende un espectro de enfermedad que va desde las formas más leves con ansiedad y/o trastorno obsesivo compulsivo hasta las formas más graves que llegan hasta la depresión mayor, delirio y psicosis. La consulta psiquiátrica está indicada si el paciente está deprimido o abrumado por su experiencia de la enfermedad, o si hay fobia social o trastorno de ansiedad causado o intensificado por la enfermedad. Las modalidades psicoterapéuticas que pueden ofrecerse comprenden la psicoterapia individual, terapia de grupo, terapia congnitivo-conductual, tratamiento del estrés y farmacoterapia. En general se recomienda no hacerles ningún procedimiento a este tipo de pacientes porque nunca quedarán conformes, a menos que ya hayan recibido tratamiento psiquiátrico. Generalmente están insatisfechos de sus resultados. Si están satisfechos trasladan inmediatamente su preocupación a otra parte del cuerpo, por lo que se hacen adictos a la policirugía5. Según el concepto psicosociobiológico, una persona goza de buena salud siempre que mantenga un equilibrio con su entorno. Un estado de estrés lo suficientemente importante como para alterar el sistema de defensas psíquicas y psicológicas de un individuo puede llegar a perturbar este equilibrio y desencadenar una enfermedad. La enfermedad psicocutánea está asociada a interacciones entre el estrés, los mecanismos de defensa de la piel y las reacciones psicológicas y psicopatológicas implicadas. En las enfermedades cutáneas es muy importante clasificar los problemas psicocutáneos en función de criterios psicopatológicos y psicofisiopatológicos con el fin de optimizar el diagnóstico y los resultados terapéuticos. Es necesario que exista cooperación entre dermatólogos, psiquiatras y psicólogos6. 5 Misticone, S. El Trastorno Dismórfico Corporal: un problema para el dermatólogo. Obtenida el 23 de Febrero de 2011 de http://www.cilad.org/archivos/Rondon/Rondon2009/dismorfofobia.pdf 6 Ayer, J. y Burrows, N. (2006). Acne: more than skin deep. BIBLIOGRAFIA • Aberastury, A. y Knobel, M. (2007). La adolescencia normal. México: Ed. Paidós Mexicana. • Ayer, J. y Burrows, N. (2006). Acne: more than skin deep. • Braunwald, Fauci, Kasper, Hauser, Longo y Jameson. (2002). Harrison: Principios de Medicina Interna.15ª edición. México: Ed. McGraw-Hill. • Galasso, C. (2005). El Problema del Acné en Adolescentes. Argentina. • James, W. (2005). Clinical Practice: Acne. The New England Journal of Medicine. • Misticone, S. El Trastorno Dismórfico Corporal: un problema para el dermatólogo. Obtenida el 23 de Febrero de 2011 de • http://www.cilad.org/archivos/Rondon/Rondon2009/dismorfofobia.pdf