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CAPÍTULO 17
PROCESOS ONCOLÓGICOS EN
GERIATRÍA
MISERICORDIA GARCÍA HERNÁNDEZ
Enfermera.
Profesora Titular Enfermería Geriátrica.
Universidad de Barcelona
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CAPÍTULO 17
PROCESOS ONCOLÓGICOS EN GERIATRÍA
1. ETIOLOGÍA DE LOS PROCESOS ONCOLÓGICOS EN
GERIATRÍA
La edad de una persona es un factor de riesgo principal. ¿Por qué los ancianos
tienen tal incremento en el riesgo de padecer cáncer?. Una de las teorías de mayor
prevalencia es que la persona anciana tiene una exposición a carcinógenos
ambientales a lo largo de la vida, al vivir más, la dosis total que recibe es mayor. El
humo del tabaco, el alcohol, las radiaciones, los aditivos alimentarios son los
carcinógenos que tienen mayor contacto con el tejido epitelial de las glándulas y las
membranas mucosas, y son precisamente los cánceres en estas zonas de mayor
incidencia en la población anciana.
Hay otros factores que también pueden estar interrelacionados con la exposición
ambiental a carcinógenos, por alteración de procesos enzimáticos, dando lugar a una
lesión en su capacidad para reparar las mutaciones del ADN y a una acumulación de
radicales libres perjudiciales originados a partir del metabolismo del oxígeno.
Otra teoría propuesta para explicar la mayor incidencia en los ancianos de procesos
cancerosos es la senescencia inmunológica. El timo responsable de la maduración
de los linfocitos T comienza su involución con la maduración sexual a los 15 años,
aunque el número total de linfocitos T permanece constante a partir de los 50 años
la relación entre células T cooperadoras y citotóxicas aumenta a favor de las
primeras.
Por otra parte la sensibilidad de las células T citotóxicas también decae ya que
existe un aumento del número de células inmaduras en sangre. Esto afecta a la
vigilancia inmunológica del individuo o a su capacidad para reconocer y destruir
células mutantes o alteradas por virus.
También hay cambios inmunológicos humorales, asociados al envejecimiento, entre
los que se encuentra una disminución en la respuesta de anticuerpos. El efecto
global de estos cambios en el sistema inmunológico es un estado moderado de
inmunodeficiencia, explicándose así la susceptibilidad aumentada de virus y
micobacterias, que da lugar a un incremento de la incidencia de tuberculosis y
herpes Zoster y una respuesta menor a las células mutantes, con aumento del
crecimiento maligno.
2. SIGNOS Y SÍNTOMAS
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El diagnóstico del cáncer es un proceso multifásico que comprende llevar a cabo
una cuidadosa historia clínica sobre los factores de riesgo del paciente y
ambientales, observar la existencia de señales de alarma, practicar una exploración
física completa en la que se haga hincapié en los cambios indicativos de que el
paciente tiene un cuadro maligno o premaligno, y en practicar pruebas
complementarias seleccionadas.
2.1. SEÑALES DE ALARMA
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Un cambio en los hábitos intestinales.
Una úlcera que no cicatriza.
Hemorragia o secreción inusual.
Un engrosamiento o bulto en la mama o en cualquier otro lugar.
Indigestión o dificultad en la deglución.
Cambio evidente en una verruga o lunar.
Tos o ronquera persistente.
2.2. ESTADIAJE Y GRADACIÓN DE LOS TUMORES
El estadiaje es el método por el que se describe y clasifica la extensión de un tumor
maligno en el momento del diagnóstico. La mayoría de los tumores sólidos pueden
clasificarse según el sistema TNM, siglas que se refieren al tumor, los ganglios
linfáticos y a las metástasis, describe la presencia y la extensión de la enfermedad
local, regional y a distancia.
T: Clasificación del tumor primario según la profundidad de la infiltración, la
extensión superficial y el tamaño.
N: Afectación de ganglios linfáticos.
M: Extensión anatómica de las metástasis.
La gradación se refiere a la clasificación histológica del tumor. Describe la
malignidad potencial de acuerdo con el grado de diferenciación celular existente. En
algunos tipos de tumores, el grado es más indicativo del pronóstico que del estadio.
3. MÉTODOS DE TRATAMIENTO
3.1. CIRUGÍA
La cirugía es el método más antiguo de tratamiento del cáncer. Puede emplearse
tanto con fines curativos como paliativos, por ejemplo una resección y anastomosis
intestinal puede ser una solución paliativa para una obstrucción, o curativa si el
cáncer está localizado.
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La cirugía con fines curativos se emplea mejor cuando la neoplasia es pequeña y no
se han identificado metástasis a distancia.
La edad cronológica no es, por sí misma, una contraindicación para la cirugía
mayor, sin embargo, requiere una evaluación preoperatoria y preparación más
extensas, con atención a los síntomas del paciente que pueden tener efecto en el
postoperatorio. En los ancianos la función cardíaca y pulmonar están disminuidas,
así como la función renal que es aproximadamente la mitad que la de un adulto.
En el postoperatorio los ancianos presentan un aumento del riesgo de compromiso
respiratorio, hipoxia, y embolia secundaria a trombosis venosa profunda. Tienen
menos capacidad compensadora en su función renal, pulmonar y cardíaca y no
toleran la hiperhidratación . La disminución de la capacidad inmunitaria aumenta el
riesgo de aparición de sepsis, sobre todo si hay barreras físicas abiertas como
catéteres de Foley, vías intravenosas, drenajes, incisiones, etc. Por otra parte, el
ambiente estresante de una unidad de cuidados intensivos puede llevar al anciano a
estados de confusión, sentimiento de desesperanza y depresión.
Cuando durante la intervención a un paciente aparece la imposibilidad de resección
quirúrgica, éste tiene un postoperatorio de deterioro rápido.
3.2. RADIOTERAPIA
La radioterapia consiste en la administración de radiaciones ionizantes de alta
energía. Se trata de administrar una dosis precisa de radiación en un área
determinada con el menor daño a los tejidos sanos adyacentes. La radiación es
eficaz en el tratamiento local y regional, puede ser curativa o paliativa, puede
administrarse sola o combinada con otros medios. Se puede emplear antes de la
cirugía para reducir el tumor. Se utiliza como tratamiento en la enfermedad de
Hodgkin, el cáncer de próstata en estadios precoces y los cánceres de cabeza y
cuello en fases tempranas. De forma paliativa, para aliviar el dolor de las metástasis
óseas y la presión tumoral.
En los ancianos tratados con radioterapia es posible reducir los efectos secundarios
y toxicidades potenciales, efectuando modificaciones en el fraccionamiento, la
duración del tratamiento y el área que hay que tratar. La integridad de la piel y de
las mucosas y la función de la medula ósea pueden ser más vulnerables a la
radiación a causa de la habitual disminución funcional que se asocia al
envejecimiento. La fatiga secundaria a la anemia provocada por la mielosupresión
puede combinarse con los frecuentes desplazamientos durante los prolongados
periodos que se requieren para llegar al centro donde se aplica la radioterapia. Hay
que asegurarse de valorar la necesidad y la disponibilidad de ayuda, tanto para el
transporte como para las actividades domiciliarias. También es necesario valorar el
impacto del tratamiento sobre el cónyuge o la familia.
Efectos secundarios
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Efectos colaterales: Náuseas, vómitos, fatiga, diarreas; si la radiación es sobre zona
abdominal, esofagitis.
Efectos sobre la zona radiada: Alteraciones en la piel, desde un ligero eritema a una
descamación seca o húmeda con descamación de la epidermis y aparición de úlceras
cutáneas. Por tanto es necesario tener una especial atención con la piel de la zona
irradiada, y hay que tener en cuenta las siguientes normas desde el primer día de
tratamiento.
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Si es posible, no lavar la zona durante el tratamiento; si hay que lavarla
utilizar sólo agua tibia.
No se debe usar ropa que comprima la zona.
No se debe exponer la zona tratada al sol.
No se debe afeitar la zona tratada.
No hay que utilizar ninguna crema, desodorante o loción en la zona
tratada, excepto que sea recomendada por el servicio de radioterapia.
Si la piel se torna seca o pruriginosa se prescribirá medicación tópica y
se informará al paciente de que no se rasque.
Si la piel comienza a desprenderse, se puede aplicar pomada de
cortisona.
Si una zona de la piel se vuelve húmeda y comienza a agrietarse, se
seguirán las instrucciones dictadas por el servicio de radioterapia.
3.3. QUIMIOTERAPIA
La quimioterapia es uno de los pocos tratamientos sistemáticos para el tratamiento
del cáncer. Su efectividad se basa en la cinética celular, que elige como blanco las
células neoplásicas según llevan a cabo su ciclo reproductivo. Muchos de los efectos
tóxicos asociados con la quimioterapia se producen debido a los efectos de estos
fármacos en el ciclo reproductivo de las células normales. Éstas pueden regenerarse
a partir de células madre no afectadas; las células malignas suelen sufrir un daño
genético fatal.
La mielotoxicidad es la mayor preocupación en los pacientes geriátricos. Con el
envejecimiento, hay una pérdida de la capacidad de proliferación de las células
madre de la médula ósea así como un reemplazo por tejido fibroso. Esto puede
afectar a la capacidad del anciano para regenerar la adecuada cantidad de neutrófilos
y plaquetas debido a la reducción de células madre funcionantes. El resultado sería
una mayor incidencia de infecciones y hemorragias, dos de las principales causas de
muerte en los pacientes cancerosos. La malnutrición, común en el anciano, también
puede ser un factor que contribuya a la mielotoxicidad.
La disminución de la masa corporal, hipoalbuminemia, y la reducción del agua
corporal total cambiarán de forma significativa la forma en que los fármacos
hidrosolubles afectan al anciano.
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La disminución de la función renal enlentecerá la excreción de algunos fármacos
citotóxicos, contribuyendo a un aumento de toxicidad.
Con una correcta planificación en los regímenes de tratamiento, teniendo en cuenta
las características de la edad, puede evitarse la toxicidad excesiva. Las decisiones
sobre el tratamiento han de estar basadas en el funcionamiento fisiológico del
paciente, estado de rendimiento y objetivos vitales personales, en lugar de la edad
cronológica.
Los regímenes quimioterápicos varían considerablemente en cuanto a pautas,
dosificación y combinación de fármacos según la neoplasia que hay que tratar. Es
importante la selección de fármacos para reducir al máximo la toxicidad excesiva
sobre cualquier sistema corporal y en concreto, sobre la médula ósea.
3.4.HORMONOTERAPIA
La hormonoterapia es un tratamiento paliativo eficaz en algunos tipos de cáncer. El
efecto hormonal se produce en algunos tumores actuando a distintos niveles: Al
impedir o reducir la síntesis de hormonas que favorecen el crecimiento tumoral, al
antagonizar sus efectos, al interferir su acción en la célula diana y al interaccionar
con los mecanismos de regulación interhormonal.
Terapéutica ablativa o cirugía endocrina. Se basa en la extirpación de órganos
endocrinos para disminuir los niveles de la sustancia hormonal inductora:
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Ovariectomía
Orquiectomía
Suprarrenalectomía
Hipofisectomía
Terapéutica aditiva o tratamiento médico. Se basa en la administración de
sustancias exógenas para que se produzca una modificación del equilibrio
hormonal:
Estrógenos,
andrógenos,
progestágenos,
corticoesteroides,
antiestrógenos, antiprolactinémicos, antiandrógenos e inhibidores de la
esteroidogénesis suprarrenal.
4. PROCESO DE ATENCIÓN DE ENFERMERÍA A ANCIANOS
CON PROBLEMAS ONCOLÓGICOS
Mediante la adopción de medidas para prevenir y tratar los síntomas, las enfermeras
influyen directamente sobre la capacidad del anciano para tolerar y participar en los
difíciles protocolos terapéuticos. El objetivo último consiste en mejorar la calidad
de vida para que puedan sobrellevar las actividades diarias, tanto él como su familia.
En este apartado se describirán los problemas y/o diagnósticos de enfermería más
frecuentes en cualquier proceso oncológico.
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4.1.ALTO RIESGO DE INFECCIÓN
A todos los pacientes en los que se sospeche una infección hay que someterles a una
cuidadosa valoración para identificar las áreas afectadas. De ello dependerá que se
pueda proceder a un tratamiento antibiótico y sintomático adecuado. Si hay
neutropenia se disminuye la capacidad para desarrollar la reacción inflamatoria, los
signos y síntomas de infección son más sutiles.
Hay que valorar:
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La totalidad de la superficie cutánea y de los pliegues para descartar
cualquier lesión, grieta, rotura, erupción.
En la boca, si existe enrojecimiento, lesiones o dolor a la palpación,
presencia de placas y manchas.
Presencia de tos, esputo, ruidos pulmonares anormales y dificultad
respiratoria.
En la zona perineal sobre todo la zona rectal porque es frecuente la
localización de infecciones, se debe explorar en busca de ulceraciones;
valorar el dolor que puede acompañar las deposiciones; secreciones
vaginales, sensación de quemazón, prurito u olores que puedan indicar
infección.
Valorar los cambios en el nivel de consciencia que nos pueden indicar la
presencia de sepsis.
El objetivo del cuidado consiste en evitar las complicaciones infecciosas y detectar
rápidamente los indicios de infección. El resultado esperado es que el paciente
permanezca libre de infección o que las complicaciones infecciosas cedan.
4.2.HEMORRAGIA
La trombocitopenia provocada por la quimioterapia es la causa más frecuente de
hemorragia. Cuando el recuento plaquetario desciende por debajo de 20.000mm, el
riesgo de hemorragia es elevado. En estos casos puede administrarse transfusiones
profilácticas de plaquetas aunque no haya hemorragia activa, para reducir la
posibilidad de hemorragias gastrointestinales o en el sistema nervioso central que
pueden resultar mortales. También puede haber trombocitopenia por la supresión
medular secundaria a la radioterapia.
La infiltración por el tumor causa a veces erosión y la subsiguiente rotura de los
vasos sanguíneos como en el caso de los cánceres de cuello, cabeza y pulmón.
Hay que valorar.
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La presencia de petequias y equimosis espontáneas.
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La presencia de hemorragias donde se llevan a cabo técnicas cruentas,
epistaxis, hemorragias gingivales y hemorragias genitourinarias.
Los cambios en el nivel de consciencia y la aparición de cefaleas que
pueden indicar hemorragia en el sistema nervioso central.
El control de las constantes vitales que pueden indicar hipovolemia.
Los factores de riesgo asociados como la ingesta de medicamentos que
interfieren en la hemostasia, como las aspirinas, antiinflamatorios no
esteroideos, heparina...
El objetivo del cuidado es potenciar al máximo la prevención, la detección precoz y
la actuación inmediata. El resultado esperado es que el paciente permanezca libre de
hemorragias o que se solucionen los episodios hemorrágicos y que sepan verbalizar,
él y su familia, las medidas encaminadas a prevenir y controlar las hemorragias.
4.3.ANEMIA
La anemia de los pacientes con cáncer es otra complicación secundaria a la
alteración de los mecanismos protectores. Aunque la anemia puede tener un impacto
considerable sobre la calidad de vida en el anciano, no suele dar lugar a cuadros
potencialmente fatales. Sin embargo, la anemia es un problema importante ya que
puede afectar gravemente a la capacidad de autocuidado por la gran fatiga que
produce. Las manifestaciones de la anemia dependen de la menor capacidad para
transportar el oxígeno. Hay que valorar los tratamientos previos o actuales contra el
cáncer o los medicamentos que pueden producir anemia; puede haber un aumento
de la frecuencia respiratoria y cardíaca por la hipoxemia.
Cuando el nivel de hemoglobina es muy bajo puede producirse letargia y
disminución de la capacidad de respuesta.
Hay que valorar:
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La presencia de cefaleas, disnea de esfuerzo, mareos, taquicardia, dolor
torácico o hipersensibilidad al frío.
La presencia de sangre en heces, orina o nasofaringe.
La palidez de la piel, los lechos ungueales y las conjuntivas.
El objetivo del cuidado consiste en mantener la energía del anciano y en facilitar su
bienestar durante los períodos de anemia. La respuesta esperada es una adecuada
oxigenación de los tejidos que se demuestra por la ausencia de signos de anemia. El
anciano o su familia han de ser capaces de verbalizar las medidas encaminadas a
conservar la energía durante los períodos de fatiga.
4.4.PROBLEMAS ORALES
Las complicaciones orales más frecuentes son la estomatitis y la xerostomia. Ambas
producen un impacto directo sobre el estado de nutrición y el bienestar. La causa es
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que durante los tratamientos de quimioterapia, por efecto de la citotoxicidad, las
células epiteliales se desprenden produciéndose una desnudación de la mucosa oral,
causando atrofia e inflamación de la mucosa.
La radioterapia en las zonas de la cabeza y el cuello produce una respuesta celular
similar. Pueden cambiar e incluso perder el sentido del gusto, a veces las
alteraciones orales pueden ser permanentes en pacientes que han recibido
radiaciones, cosa que no sucede en los que han recibido quimioterapia. Otros
factores que hay que tener en cuenta son la higiene oral, el estado de nutrición, la
hidratación, la administración de oxígeno y la ingesta de fármacos que induzcan a la
sequedad.
Hay que valorar:
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Antecedentes de problemas orales o dentales y el consumo de tabaco y
alcohol.
La boca mediante una exploración observando el estado de los labios, la
lengua, la mucosa, la encía y los dientes.
La presencia en la boca de enrojecimiento, úlceras, sensación de
quemadura o dolor y placas blancas en la mucosa.
El objetivo del cuidado consiste en mejorar la comodidad y la ingestión de
alimentos, asó como establecer un método eficaz de higiene bucal. El resultado
esperado es una correcta prevención o resolución de los problemas orales,
manteniendo la mucosa oral intacta y sin dolor ni malestar.
4.5.ALOPECIA
Aunque el pelo no es esencial desde el punto de vista del bienestar físico, lo cierto
es que tiene efectos devastadores, para quien la sufre, con respecto a la autoimagen.
La pérdida de pelo más importante es la de la cabeza, pero el resto del cuerpo
también sufre las consecuencias. La amplitud de la pérdida depende del tipo,
dosificación y duración del tratamiento. La alopecia producida por la quimioterapia
es temporal, a diferencia de la producida por los andrógenos en los tratamientos de
hormonoterapia. La radioterapia produce alopecia en las zonas radiadas y, según la
dosis, puede ser temporal o permanente.
Hay que valorar:
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El método habitual del cuidado del cabello y las prácticas que pueden
dañarlo, como los lavados muy frecuentes, el uso de rulos calientes,
secadores de aire, rizadores, permanentes y tintes.
El objetivo del cuidado consiste en minimizar el efecto que la alopecia ejerce sobre
la autoimagen del anciano y que participe en las medidas encaminadas a conseguir
su adaptación a este problema. El resultado esperado es que conozca si la alopecia
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será temporal o permanente y las estrategias de autocuidado para tratar o reducir los
efectos que la alopecia produce en la autoimagen.
4.6.NÁUSEAS Y VÓMITOS
Las náuseas y los vómitos son los problemas de tratamiento que más hacen sufrir a
los pacientes. El control satisfactorio mejora significativamente la calidad de vida
durante el tratamiento. Las posibles complicaciones de unas náuseas y vómitos
prolongados e incontrolados son los desequilibrios electrolíticos, la deshidratación,
la gastritis y la alteración del estado nutritivo.
Para paliar los efectos de las náuseas y vómitos se modificará la dieta,
administrando comidas frías, líquidos diluidos y galletas, eliminando los alimentos
fuertes y especiados; los alimentos calientes pueden desprender olores que pueden
provocar el vómito. Los antieméticos se administran con liberalidad antes y después
del tratamiento.
Los quimioterápicos de naturaleza emética actúan sobre el bulbo raquídeo, la
corteza cerebral o los receptores periféricos de la faringe y del aparato digestivo,
estimulando los vómitos. En la mayoría de casos ceden a las 48 horas de interrumpir
el tratamiento; las náuseas en cambio son más persistentes. La radioterapia también
puede producir náuseas y vómitos, no sólo cuando la zona radiada es la zona
abdominal por los efectos directos sobre la mucosa gástrica, sino también en otras
zonas por el efecto que produce la liberación de toxinas, cuando se destruye el
tumor, en el torrente circulatorio.
Hay que valorar:
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El impacto de las náuseas y vómitos sobre las actividades de la vida
diaria.
El patrón de aparición, frecuencia e intensidad.
Los factores agravantes: el olor de la comida, el movimiento, la tos,
determinados alimentos.
El objetivo del cuidado es la ingesta nutritiva adecuada y el bienestar. El resultado
esperado es controlar al máximo la no presencia de náuseas y vómito.
4.7.DIARREA
Los pacientes tratados con quimioterapia y radioterapia desarrollan diarrea por la
destrucción de las células epiteliales de la mucosa del aparato digestivo,
produciendo su atrofia. La consecuencia es la pérdida de elementos nutritivos y
líquidos. Tras la extirpación de intestino se puede sufrir un síndrome de mala
absorción de líquidos. Otras posibles causas de diarreas en los pacientes
oncológicos son el estrés, la obstrucción intestinal secundaria al crecimiento
tumoral, los suplementos nutritivos de elevada osmolaridad y la infección intestinal.
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Hay que valorar:
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Aumento de los ruidos intestinales, distensión o rigidez abdominal,
flatulencia, cólicos o dolor.
La cantidad y frecuencia de la diarrea, el color, la consistencia y olor de
las heces.
Estado de la piel perianal para descartar excoriaciones o dolor.
La hidratación, la ingesta, la presencia de sed.
El objetivo del cuidado es recuperar el patrón normal de eliminación y evitar la
deshidratación y la alteración del estado nutricional. El resultado esperado es la
disminución o la desaparición de la diarrea y que el anciano pueda identificar las
medidas encaminadas a minimizarla.
4.8.DISFUNCIÓN SEXUAL
Se valorará la presencia de factores de riesgo de disfunción sexual. Hay que valorar
la historia sexual previa, incluyendo el rol y las relaciones sexuales preferidas, así
como las percepciones del paciente, y en los casos que se crea conveniente también
del compañero sexual, sobre la forma que la enfermedad y el tratamiento afectan a
su sexualidad.
El objetivo del cuidado consiste en ayudar al anciano a conocer el posible impacto
de la enfermedad o de su tratamiento sobre la sexualidad, y si lo desea ayudarle a
conseguir un rol sexual satisfactorio. El resultado esperado es que el paciente debe
ser capaz de expresar verbalmente su conocimiento sobre el impacto que la
enfermedad y su tratamiento pueden tener sobre la sexualidad.
No es aconsejable trabajar con el anciano este diagnóstico si él no se muestra
receptivo a ello. En el caso que él lo verbalice se puede ayudar identificando los
recursos humanos disponibles para un asesoramiento sexual más intenso.
4.9.ALTERACIONES DE LA NUTRICIÓN
Las alteraciones del estado nutritivo pueden atribuirse a las náuseas y vómitos, a los
problemas de eliminación intestinal, al dolor, a la angustia, a la fatiga, a la anorexia
provocada por el tratamiento. La malnutrición también puede deberse a un problema
inherente al proceso canceroso, lo que se traduce en caquexia con una pérdida
progresiva de la grasa y del músculo del organismo y en adelgazamiento paulatino
que puede provocar la muerte.
La malnutrición de los pacientes con cáncer es de naturaleza proteicocalórica
porque la composición de la dieta en proteínas y calorías no basta para cubrir las
demandas metabólicas. Otros factores que contribuyen a la malnutrición son la
alteración del sentido del gusto y la obstrucción del tubo digestivo por la presencia
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de un tumor. También son innumerables los factores psicológicos que afectan a la
nutrición.
Hay que valorar:
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Medidas antropométricas: peso, talla y grosor del pliegue cutáneo.
Estado de la cavidad bucal.
La capacidad de masticar y deglutir alimentos.
La debilidad muscular, pérdida de masa muscular.
La conducta en relación a la comida.
El rechazo a los alimentos.
El estado anímico.
El objetivo del cuidado es estabilizar y mejorar el estado nutricional. El resultado
esperado es que el anciano tenga un estado nutricional óptimo a sus posibilidades.
4.10 ESTREÑIMIENTO/DOLOR
Estos dos diagnósticos, complicaciones de los procesos y tratamientos del cáncer,
son tratados en los capítulos “Principales dependencias en geriatría” y “Procesos
terminales en el anciano”.
RECOMENDACIONES PRÁCTICAS
•
Hacer la valoración para el tratamiento del anciano con cáncer no en función de
su edad sino por el estado de rendimiento.
•
Controlar especialmente el postoperatorio si ha habido imposibilidad de
resección quirúrgica, así como las funciones cardíacas, respiratorias y renales,
alteradas éstas por el proceso de envejecimiento.
•
Seguir desde el primer día las normas de cuidado de la piel de las zonas radiadas
para evitar los efectos secundarios.
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Poner especial atención en los efectos secundarios producidos por los diversos
tratamientos y la repercusión en las actividades de la vida diaria de las personas
ancianas.
•
Valorar y planificar los cuidados de enfermería de los diversos síntomas y
complicaciones de los procesos oncológicos para conseguir el máximo bienestar.
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