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EUTANASIA Y MUERTE EN LOS ANIMALES Dra. Beatriz Vanda Cantón Programa Universitario de Bioética Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, UNAM La muerte no es lo contrario a la vida, sino que forma parte de ella, es un proceso natural que compartimos con todos los vivientes y aunque no parece ser ventajosa para los individuos, es necesaria para que la vida pueda continuar y evolucionar. La muerte duele y aflige porque significa una interrupción de nuestros planes, ruptura de relaciones y temor ante lo desconocido. Para poder entender y asimilar este proceso, surgió la Tanatología (del griego Thanatos dios de la muerte), que es una disciplina médica que mediante la información y cuidados paliativos pretende ayudar a los pacientes terminales para que puedan asumir su propia muerte, evitando la obstinación terapéutica. La tanatología también incluye el acompañamiento de los seres queridos o responsables del paciente en la toma de decisiones y durante el duelo.1 Los médicos veterinarios (MV) nos hemos tomado la prerrogativa de poder decidir sobre la vida y la muerte de los animales, por lo que deberíamos contar con una adecuada formación que nos haga tomar conciencia de la gran responsabilidad que esto implica, así como de sus límites. A diferencia de lo que sucede con los humanos, creemos que podemos quitarles la vida a los animales en cualquier momento estén o no enfermos, padezcan o no una enfermedad incurable en etapa terminal, sin cuestionarnos si es éticamente correcto o no, y sin restricciones de tipo religioso y muchas veces tampoco jurídico. Pero ¿por qué es así? ¿Acaso sus vidas son menos valiosas y por ello su muerte no tiene importancia? Muchas veces justificamos el hecho de matarlos diciendo que “es necesario para nosotros“, como el caso de los animales destinados a la alimentación; en otros casos queremos convencernos de que es “por el bien de la humanidad, o de los alumnos”, como cuando se matan con fines de investigación o enseñanza. Y en 1 otros casos, pensamos que es por el bien del animal “para que ya no sufra”… Todos estos motivos debemos cuestionarlos y analizarlos rigurosamente. Cuando decidimos la muerte de un animal por su bien y lo hacemos con el menor dolor –siguiendo los protocolos de anestesia autorizados-, al acto se le puede llamar eutanasia, pero cuando les quitamos la vida en nuestro interés o para beneficio de terceros, no se le puede llamar eutanasia (aunque se haga con anestésicos), se le llama entonces matanza o exterminio, dependiendo del caso. Aunque debemos tener presente, que en cualquiera de los casos y sea cual sea el motivo que haya para matar a uno o a muchos animales, el requisito debe ser que ellos no se den cuenta, es decir, que el método que hayamos elegido primero les cause inconciencia o aturdimiento, para que no sientan y después les produzca paro cardiorrespiratorio, de otra forma, es resulta un acto inadmisible, ya que además de privarlos de la vida, se les causará dolor y sufrimiento. Es responsabilidad del médico veterinario participar en la toma de decisiones en situaciones críticas, pues tiene la misión de procurar y promover el bienestar de los animales. Debe ser consciente que al brindar consejo a sus clientes o a los “tutores” o encargados de los animales, puede influir de manera importante y positiva sobre el destino de éstos.2 EUTANASIA Etimológicamente eutanasia quiere decir “buena muerte”, en medicina veterinaria, esta palabra ha sido empleada para designar al acto de inducir la muerte de una forma tranquila, con el mínimo estrés y dolor para el paciente.3 Médicamente la eutanasia es considerada como la interrupción de la vida por medio de un método indoloro, que produce una rápida inconsciencia seguida de la muerte. También se ha definido como: “la administración médica de un agente letal con el propósito de aliviar al paciente de un sufrimiento intolerable e incurable”.4 Por ello, los términos como: “sacrificio” o “poner a dormir” son eufemismos que no deben utilizarse, ya que son incorrectos y no corresponden a la realidad; el sacrificio se refiere a una 2 ofrenda hecha a algún dios con propósito de expiación o petición, o cuando alguien se ofrece voluntariamente por el bien de los demás.5 Y “poner a dormir” indica una acción transitoria y temporal, mientras que sabemos que la muerte es definitiva e irreversible. En hebreo la frase “mitát jasadím” que significa muerte misericordiosa,6 resulta una forma más adecuada para referirse al acto de interrumpir la vida de un animal, con el mínimo sufrimiento. Darle a un animal una muerte compasiva o con misericordia, va más allá del hecho de quitarle la vida, involucra la responsabilidad de decidir el momento y forma de su muerte, así como el acompañarlo durante este proceso. Debe quedar bien claro que la eutanasia no debe ser una escape fácil a los problemas, ni debe servir para deshacernos de quien nos estorba o a quien ya no queremos. Su finalidad debe ser terminar con un sufrimiento irremediable, cuando no exista una mejor alternativa que se le pueda ofrecer a un animal. El MVZ como profesionista responsable, está en todo su derecho de rehusarse a aplicar una eutanasia -cuando considere que el caso no lo amerita-, ejerciendo su autonomía y apelando a su objeción de conciencia, sin que nadie pueda obligarlo a hacer algo en contra de su conciencia. Antes de pensar en la eutanasia para un animal con un padecimiento incurable y que está en fase terminal, una actitud éticamente correcta es proporcionarle máximos cuidados y mínima terapéutica, evitando procedimientos invasivos; procurando en todo momento, que no tenga sed y que no tenga dolor. Otros dilemas éticos en torno a la eutanasia en animales de compañía sobre los cuáles se debe seguir reflexionando e investigando, son: ¿Bajo qué criterios se establece que un animal es un paciente terminal? ¿En qué casos y cuándo la eutanasia es realmente la única alternativa y no existe una mejor opción? La Comisión holandesa de eutanasia y suicidio asistido (en humanos) – procedimiento que está legalizado en Holanda desde abril del 2001-, establece que la eutanasia “es la terminación activa y deliberada de la vida de un paciente con su consentimiento, y efectuada por un médico”. Es decir, se 3 realiza a petición del propio paciente, pero en el caso de los animales: ¿podemos pedirles a ellos su consentimiento? Si esto no fuera posible, ¿quién debe tomar esta decisión? ¿CUÁNDO REALIZAR LA EUTANASIA? Nunca estamos realmente preparados para despedirnos de un ser querido, y menos aún para tomar la decisión respecto del momento de su muerte; sin duda es una decisión difícil y dolorosa. ¿En qué circunstancias se debe decidir por la eutanasia? Se debe tomar en cuenta la opinión de un médico veterinario calificado, que conozca bien la historia y el pronóstico del paciente, y aunque cada caso debe ser evaluado en forma individual hay algunas situaciones o padecimientos en los que está indicada la “muerte con misericordia” o eutanasia, algunos de estos criterios son: • Daño encefálico extenso e irreversible. • Daño en la médula espinal con parálisis permanente. • Trastornos neurodegenerativos avanzados (convulsiones o problemas mentales). • Dolor intenso y crónico, que no se pueda controlar con analgésicos convencionales. • Insuficiencia renal o uroperitoneo. • Neoplasias metastásicas que estén provocando déficit ventilatorio grave o insuficiencia en otros órganos. • Politraumatismos y quemaduras graves, extensos y con mal pronóstico. • Malformaciones congénitas incompatibles con la vida. • Enfermedad incurable en etapa terminal. ¿Cómo saber que ha llegado el momento de decir “adiós”? Para ello, uno puede hacerse las siguientes preguntas: 4 El paciente ¿pasa la mayoría de los días “más o menos bien”, o casi todos los días han sido “muy malos” para él, desde que empezó su padecimiento? ¿Acepta la comida y el agua, o hay que forzarlo para que coma? ¿Ha perdido peso notablemente y presenta deterioro en su estado corporal y anímico? ¿Todavía le llaman la atención sus juguetes? ¿Mueve su cola o manifiesta interés ante las cosas que normalmente le causan alegría? ¿Tiene ganas de salir a pasear o prefiere no moverse? ¿Llora, gime o aúlla como si algo le doliera constantemente? Por eso, quien finalmente “decide” por la eutanasia es el propio paciente, quien interpreta este deseo es su tutor y quien la lleva a cabo, es su amigo médico veterinario. ÚLTIMAS RECOMENDACIONES ¿Cómo se realiza la eutanasia? La eutanasia en animales, sólo debe ser llevado a cabo por un médico veterinario. Consiste en aplicar por vía endovenosa o inhalada una sobredosis de anestésicos (generalmente se emplean barbitúricos o combinaciones de éstos precedidos de algún tranquilizante o sedante), los cuales provocarán que el animal se relaje, pierda la consciencia y no sienta dolor al morir. La muerte se produce en breves instantes, ya que el anestésico deprime los centros nerviosos que controlan la respiración y el ritmo cardíaco, hasta que se produce el paro cardiorrespiratorio irreversible.7, 8 Última despedida Los animales comparten nuestra vida, confían en nosotros, cuidan nuestra casa, nos brindan su amor y nos escuchan como lo hace un amigo, por eso, lo menos que podemos hacer es acompañarlos en sus últimos momentos. Se recomienda 5 que los miembros de la familia le hablen y se despidan de él o de ella, antes de que el médico veterinario lleve a cabo la eutanasia. La mayoría de las veces se realiza en una clínica veterinaria, donde se cuenta con el equipo médico necesario; sin embargo, lo más conveniente para el animal, es no sacarlo de su territorio ni llevarlo a un lugar extraño, sino es mejor que el procedimiento se lleve a cabo en su casa, rodeado de sus seres y objetos queridos, rodeado de olores y sonidos conocidos, esto le dará seguridad1 y ayudará a disminuir su ansiedad antes de morir. Lo importante es no dejarlo sólo, se recomienda que la familia permanezca junto a él mientras se realiza la eutanasia, ya que al sentirse acompañado estará más tranquilo y morirá con la certeza de que sus amigos no lo han abandonado. Mientras es canalizado para administrarle los fármacos, debemos agradecerle por habernos dedicado su vida y darnos su afecto, y expresarle lo importante que él o ella ha sido para nosotros, y así poder despedirnos con cariño y gratitud. REFERENCIAS 1. Rebolledo-Mota F. Aprender a morir. Fundamentos de tanatología médica. 3ª ed. México, 1999; 315 pp. 2. Rollin BE. Veterinary Medical Ethics. Ames: Iowa State University Press, 1999; 417 pp. 3. Onions CT. The shorter Oxford english dictionary. 3rd ed. Oxford: Clarendon Press,1987. 4. Council on Ethical and Judicial Affairs, American Medical Association: Decision near the end of life. JAMA 1992; 267: 2229-2233. 5. Real Academia Española. Diccionario de la Lengua española, 21ª ed. Madrid: Espasa Calpe; 1992, Tomo II, p 1826. 6. Kraus A. Eutanasia: reflexión obligada. Rev Inves Clin 1995; 47:217-229. 7. Leary S, Underwood W, Anthony R, Cartner S, Corey D, et al. American Veterinary Medical Association (AVMA) Guidelines for the Euthanasia of Animals: 2013 Edition. 8. Humane Society. General Statement Regarding Euthanasia Methods for Dogs and Cats. HIS Electronic Library. En: http://www.hsus2.org/international/library/euthanasia_statement.html 6