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Educación en Promoción y Prevención en Salud
Laboratorio Clínico Hematológico
Anemia
Un signo, no una enfermedad
Diseño y diagramación
Editora Médica Colombiana S.A., Edimeco S.A.©
Carrera 43C No.5-33
Teléfono: 444 49 00, Fax: 312 82 32
e-mail: [email protected]
Medellín, Colombia
Germán Campuzano Maya, MD. Director-Editor
Impresión: Litografía Francisco Jaramillo
ISBN 958-96644-2-3
ISBN 958-96644-0-7 (obra completa)
Primera edición, 5.000 ejemplares, 1993
Segunda edición, 15.000 ejemplares, 1998
Tercera edición, 10.000 ejemplares, 2001
Cuarta edición, 15.000 ejemplares, 2007
Quinta edición, 15.000 ejemplares, 2010
El Programa de “Educación en Promoción y Prevención en Salud” del Laboratorio Clínico
Hematológico, está dirigido a la comunidad no-médica y busca proporcionar información útil acerca
de la detección precoz, el diagnóstico y el tratamiento de enfermedades en donde la medicina de
laboratorio y el laboratorio clínico juegan un papel importante. Los conceptos aquí expresados están
debidamente soportados en la literatura médica mundial pero en ningún momento buscan sustituir
la experiencia y el juicio clínico de su médico: esta información sólo puede ser utilizada como
conocimiento, que en todos los casos debe compartir con su médico.
Derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial de este material por cualquier medio
sin previa autorización escrita.
Anemia
Un signo, no una enfermedad
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Germán Campuzano Maya, MD1
e acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la anemia, con una prevalencia global que llega al 30% [1], es la manifestación clínica más frecuente en la especie humana, porcentaje
que expresado en números absolutos, a la fecha (2010), con una población
mundial por encima de 6.700 millones, correspondería a más de 2.000 millones de personas con algún grado de anemia. Además, los grupos más
afectados son los jóvenes y las mujeres embarazadas con una prevalencia
de 43% y 51% respectivamente, seguidos por los niños en edad escolar
con 37%, las mujeres, incluyendo las embarazadas, con 35% y los hombres
adultos con 18% [1] y para agravar el problema, cuando la prevalencia de la
anemia en los países en vía de desarrollo es de 36%, en los países desarrollados es tan sólo el 8% [1].
En Colombia, de acuerdo con el Plan Nacional de Alimentación y Nutrición
para 1996-2005, el 47% de los escolares tiene anemia ferropénica (deficiencia de hierro), siendo mayor el riesgo en las niñas a partir de la menarquía
(primera hemorragia menstrual), situación que tiende a agravarse con los
embarazos y los partos [2].
El material que tiene en sus manos hace parte de la serie «Educación en
Promoción y Prevención en Salud» del Laboratorio Clínico Hematológico, dirigido a la comunidad no-médica que busca proporcionar información acerca
de la detección precoz, el diagnóstico y el tratamiento de enfermedades
en donde la medicina de laboratorio en general y el laboratorio clínico en
particular juegan un papel importante. Los conceptos aquí expresados están
soportados en la literatura médica mundial pero en ningún momento buscan sustituir la experiencia y el juicio clínico del médico. Esta información
sólo puede ser utilizada como conocimiento, que en todos los casos, debe
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Médico especialista en Hematología y Patología Clínica. Director, Laboratorio Clínico Hematológico. Carrera 43C # 5-33, e-mail: [email protected]. Medellín, Colombia.
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compartir con su médico. Este documento busca que usted se actualice en
temas, que como la anemia, son de vital importancia para la comunidad y
la salud pública, y que conscientemente participe en el cuidado de su salud
y la de los suyos.
¿Qué es la anemia?
La anemia no es una enfermedad sino un signo o síntoma que como la fiebre, el dolor y la cefalea está relacionada con muchas enfermedades y como
en todos estos casos, el médico, antes que tratar el síntoma, debe identificar
la causa e intervenirla. Frente a un paciente con anemia, el médico debe
tener como principal objetivo establecer el diagnóstico, incluido el tipo de
anemia y su causa, con el menor número posible de estudios de laboratorio,
en el tiempo más corto, con la menor molestia para el paciente, idealmente
ambulatorio y al menor costo posible [3].
Antes de definir la anemia es indispensable conocer cómo funcionan los
eritrocitos o glóbulos rojos. Como se esquematiza en la figura 1, los eritrocitos son las células encargadas de llevar el oxígeno desde los pulmones
hasta los tejidos.
La definición de la anemia tiene dos enfoques [4]:
„„
Desde el punto de vista fisiológico se define como una oxigenación de los
tejidos (órganos) insuficiente.
Figura 1. Función de los eritrocitos.
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Anemia
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„„
Desde el punto de vista del laboratorio clínico se define como una masa de
eritrocitos deficiente para trasportar adecuadamente oxígeno a los tejidos.
La mayoría de los pacientes con anemia moderada pueden vivir gracias a
mecanismos de adaptación, aun sin darse cuenta, pero no vale la pena convivir con un estado clínico que en buena parte puede ser corregido.
¿Cuándo se presenta la anemia?
Los eritrocitos que circulan en la sangre viven 120 días, las células que se
envejecen o se dañan son removidas de la circulación por macrófagos (células
especializadas en fagocitar partículas o células dañadas) en el bazo, el hígado
y la medula ósea y son reemplazadas por células nuevas que la medula ósea
produce gracias a un complicado mecanismo de retroalimentación, que regulado por el oxígeno en los tejidos y la eritropoyetina (hormona que estimula la
producción de eritrocitos), mantiene en un equilibrio constante la masa total
de eritrocitos [4]. La anemia se produce cuando se rompe el equilibrio entre
la producción y la destrucción de los eritrocitos y la masa de eritrocitos es
insuficiente para mantener adecuadamente oxigenados los tejidos.
¿Cómo se manifiesta la anemia?
Teniendo claro que la anemia es un síntoma y no una enfermedad, las manifestaciones clínicas del paciente que tiene anemia son muy variables y van a
depender principalmente de la enfermedad con la cual está asociada, de la
intensidad, de la edad y de la velocidad de instalación, entre otras muchas
circunstancias. Las manifestaciones clínicas de la anemia propiamente dicha
son las que se derivan de la falta de una adecuada oxigenación de los tejidos.
En la figura 2 se relacionan algunas de ellas.
En la anemia por deficiencia de hierro, que es la forma más frecuente de anemia, se presenta un síntoma particular que en la mayoría de los casos pasa
desapercibido, conocido como «pica» y se manifiesta por un deseo incontrolable de comer tierra, tiza, hielo, almidón, entre otros. También hay cefalea (dolor de cabeza) de tipo pulsátil que los pacientes relatan como «tuntún», vértigo
y síncope (pérdida repentina del conocimiento), particularmente después de
ejercicio, tinnitus (ruido en el oído cuando no hay fuente sonora externa que
lo genere), irritabilidad, dificultad para dormir bien y para concentrarse, pérdida de la libido (apetito sexual) e impotencia en algunos casos.
De acuerdo con la enfermedad con la cual está asociada, el médico puede
encontrar crecimiento de órganos como los ganglios (adenopatías), el hígado (hepatomegalia) o el bazo (esplenomegalia), y palidez de la piel y de
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Figura 2. Principales signos y síntomas que aparecen como manifestaciones clínicas en los
pacientes con anemia, independiente de la causa.
las mucosas (especialmente en la cavidad oral y en la conjuntiva). En las
anemias por destrucción de los eritrocitos, denominadas anemias hemolíticas, hay ictericia (color amarillo de la piel y de las mucosas) que puede
confundirse fácilmente con hepatitis u otras enfermedades del hígado. En
las anemias severas o crónicas se puede encontrar crecimiento del corazón
y soplos cardiacos. En personas de edad, la anemia puede presentarse como
un cuadro de angina de pecho (dolor precordial) muy similar a un infarto del
miocardio y éste puede ser la primera manifestación de anemia.
¿Cómo saber si se tiene anemia?
En la práctica, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, hay anemia cuando la hemoglobina está por debajo de los valores que se relacionan
en la tabla 1 [6].
Además, debe considerarse que hay anemia cuando se presenta un descenso brusco o gradual de más 2 g/dL de la cifra de hemoglobina habitual de un
individuo, incluso aunque se mantenga dentro de los límites normales para
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Anemia
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Tabla 1. Niveles de hemoglobina que definen el concepto de anemia de acuerdo con
la OMS [6].
Niños
< 11,0 g/dL
Mujeres gestantes
< 11,0 g/dL
Mujeres no gestantes en edad reproductiva
<12,0 g/dL
Hombres y mujeres post-menopáusicas
<13,0 g/dL
su edad y sexo, por ejemplo, cuando la hemoglobina de un hombre pasa de
15,6 g/dL a 13,5 g/dL sin ninguna explicación, siempre y cuando la medición
se haga en el mismo laboratorio y con el mismo instrumento.
¿Qué hacer en caso de tener anemia?
Ante todo, recuerde que la anemia es un signo y no una enfermedad y que
se debe tratar la enfermedad con la cual está asociada y no el síntoma. En
caso de tener manifestaciones clínicas compatibles con anemia o que el hemograma muestre que hay anemia o que presente alteraciones, ya sea cualitativas o cuantitativas, en uno o varios de los componentes eritrocitarios, de
común acuerdo con su médico se debe identificar la causa íntima basándose
en la historia clínica y las ayudas de diagnóstico aquí analizadas y otras que
el médico le ordenará de acuerdo con cada caso en particular.
Estudios de utilidad
en la clasificación y manejo de las anemias
Una vez que se establece el diagnóstico de anemia se debe iniciar una búsqueda en todos los casos de la causa. El médico para lograr este objetivo
tiene a su disposición pruebas complementarias dentro de las cuales las
más importantes son las de laboratorio clínico. El laboratorio clínico aporta
más de un centenar de pruebas que le permiten al médico identificar la
causa íntima de la anemia. Como es obvio, el médico determinará cuáles
y cuándo emplear tal o cual prueba, pero en todos los casos de anemia se
deben utilizar un mínimo de pruebas tanto para la clasificación como para
el seguimiento. A continuación se analizarán las pruebas de mayor utilidad
en el diagnóstico y la clasificación de los pacientes con anemia y que, hasta
donde sea posible, deben hacer parte integral de la historia clínica del paciente con anemia.
Hemograma
Este examen identifica un conjunto de parámetros o valores que permiten
estudiar cuantitativa y cualitativamente los componentes de la sangre: los
glóbulos rojos (eritrocitos), los glóbulos blancos (leucocitos) y las plaquetas.
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Gracias al desarrollo tecnológico del laboratorio clínico en las últimas décadas, y particularmente a los contadores electrónicos de células, es posible
tener un hemograma muy confiable, a partir del cual se derivan muchas de
las pruebas complementarias en el diagnóstico y en el manejo del paciente
con anemia, de ahí que la mayoría de los laboratorios clínicos deberían estar
en capacidad de ofrecer esta tecnología [4]. Además, los hemogramas de
cuarta generación, recientemente integrados a la tecnología colombiana en
unos pocos laboratorios clínicos, traen nuevas mediciones que como la hemoglobina reticulocitaria permite identificar estados de anemia [5-6] antes
de que la hemoglobina disminuya a los valores definidos por la OMS [6].
Vale la pena enfatizar que un hemograma electrónico normal, cuantitativa
(relacionado con las cantidades que mide) y cualitativamente (relacionado
con la calidad de las células que analiza), descarta el diagnóstico de anemia,
aun en los casos mínimos o en la conocida «anemia sin anemia», en la cual
no hay disminución de la hemoglobina, pero hay deficiencia en la producción o en la maduración, o aumento en la destrucción de los glóbulos rojos.
Cualquier alteración en los parámetros eritrocitarios del hemograma electrónico amerita plenamente los estudios complementarios.
Recuento de reticulocitos
Mide la producción de eritrocitos en la medula ósea. Podría decirse que el
reticulocito es un eritrocito «recién nacido» con una edad menor de 48 horas. Mediante el recuento de reticulocitos se tiene una medida objetiva de
la producción de eritrocitos que característicamente está disminuida en las
anemias por daño o freno de la medula ósea o aumentada en las anemias hemolíticas y en los estados poshemorrágicos y postratamiento. El recuento de
reticulocitos debe ser, idealmente con métodos precisos como la citometría
de flujo, parte integral de los estudios de clasificación en todos los pacientes
con anemia. Como en el caso anterior, los hemogramas de cuarta generación,
recientemente integrados a la tecnología colombiana en unos pocos laboratorios clínicos, traen incorporado, como una medición de rutina, el recuento de
reticulocitos y los nuevos parámetros con ellos relacionados [10] [11].
Ferritina
Esta prueba, como la anterior, a pesar de su gran utilidad clínica, es poco
utilizada en nuestro medio, mide el depósito de hierro disponible para la
eritropoyesis (producción de eritrocitos) en la medula ósea, el bazo y el
hígado. Debido a que la deficiencia de hierro es la causa más frecuente
de anemia, la ferritina se debe medir en todos los pacientes con anemia,
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a no ser que la causa sea muy obvia y ésta no sea necesaria. La ferritina
permite identificar estados deficientes, antes de que se presenten cambios
en el hemograma, especialmente antes de que la hemoglobina disminuya
por debajo de los criterios definidos por la OMS, previamente descritos [3],
o que se presenten los síntomas de la deficiencia como la caída del cabello
[12] o los cambios en la piel y las uñas.
Sideremia
Esta prueba estudia tres parámetros relacionados con el hierro, principal
componente de la hemoglobina: el hierro sérico, la capacitad total de fijación del hierro y la saturación de la transferrina. La prueba es complementaria a la medición de la ferritina, mide el hierro utilizable, y usualmente se
modifica cuando lo hace la ferritina. Esta prueba es de importancia en el
diagnóstico diferencial de las anemias por deficiencia de hierro y las enfermedades crónicas y malignas. Se recomienda en los estudios de clasificación de todos los pacientes con anemia [3].
Medula ósea
La sangre se produce en la medula ósea. El estudio de la medula, ya sea por
biopsia o aspirado (mielograma), permite tener una evaluación objetiva de los
precursores de la hematopoyesis (producción de sangre) en general y de la eritropoyesis (producción de eritrocitos) en particular. El estudio medular, particularmente el aspirado medular, hasta hace poco considerado como una prueba indispensable en el estudio de los pacientes con anemia, hoy se considera
que sólo está indicado cuando los estudios de sangre como el hemograma, el
recuento de reticulocitos, la ferritina y la sideremia no son lo suficientemente
claros para sustentar un diagnóstico o cuando se tenga sospecha clínica o por
las pruebas de laboratorio de una enfermedad infiltrativa de la medula ósea
como una leucemia, una metástasis, parásitos y hongos. El estudio de la medula ósea no debe considerarse como una prueba más del laboratorio clínico,
éste lo deben hacer sólo profesionales conocedores del procedimiento y con
capacidad para interpretarlo, idealmente por un hematólogo.
Pruebas de función renal
En todo paciente con anemia se debe estudiar la función renal con el nitrógeno ureico o BUN, la creatinina y el citoquímico de orina. Muchas de las
anemias resistentes al tratamiento se explican por fallas en la función renal,
que no fueron estudiadas oportunamente a no ser que se sospeche o se
estudien rutinariamente.
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Eritropoyetina
Esta es la hormona que regula la producción de sangre mediante mecanismos dependientes del oxígeno a nivel del riñón. La eritropoyetina puede estar
disminuida en pacientes con enfermedades renales crónicas, cáncer e inmunodeficiencia adquirida. Los pacientes con estas enfermedades que presenten
anemia y/o niveles bajos de eritropoyetina son candidatos para recibir la hormona por vía parenteral (inyección subcutánea), reduciendo significativamente el número de transfusiones requeridas para el manejo de la anemia.
Otros estudios
En los pacientes con sospecha de deficiencia de hierro, además del estudio renal básico (urea, creatinina, citoquímico de orina) y del coprológico,
es indispensable buscar sangre en la materia fecal, idealmente utilizando
pruebas que identifican la presencia de sangre humana en la materia fecal
que, a diferencia de las pruebas convencionales, no da resultados falsos positivos que pueden generar estudios innecesarios con costos y pérdidas de
oportunidad. En las anemias macrocíticas (con el tamaño de los eritrocitos
aumentado) y en algunas formas de anemia normocítica (con el tamaño de
los eritrocitos disminuido) se deben ordenar estudios de tiroides (TSH y T4
libre). En las anemias ferropénicas [7-8] y en las anemias macrocíticas por
deficiencia de vitamina B12 [9] se debe considerar la posibilidad de que el
paciente esté infectado por Helicobacter pylori y en estos casos el tratamiento de la anemia se inicia con la erradicación de la infección. La mejor
manera de evaluar la infección por Helicobacter pylori, cuando no está indicada la endoscopia digestiva alta, es la prueba que los organismos de salud
recomiendan como la mejor opción, conocida como la prueba de aliento
con urea marcada con carbono 13 [10-11], disponible en el medio.
Clasificación de las anemias
En la práctica, las anemias se clasifican de acuerdo con la causa y de acuerdo
con las características de los eritrocitos. La primera es la clasificación etiológica que debe ser la meta del médico en todos los pacientes y la segunda es
la clasificación morfológica. En la gran mayoría de los casos la clasificación
morfológica permite al médico llegar a la clasificación etiológica como se
analizará con mayor detalle en los dos subtítulos siguientes.
Clasificación etiológica de las anemias
Se refiere a la enfermedad asociada con la anemia. Desde el punto de vista
de la causa, o clasificación etiológica, la anemia puede ser clasificada en tres
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Anemia
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grandes grupos a saber: por pérdida de sangre, por producción disminuida
y por aumento en la destrucción. Como se ha expresado, la mejor aproximación, si no la única, a la clasificación etiológica de la anemia es a partir de
la clasificación morfológica basada en un hemograma electrónico (tercera o
cuarta generación).
Por pérdida de sangre
La hemorragia crónica representa la causa más frecuente de anemia. En los
casos de hemorragia crónica, después de un tiempo relativamente largo y
de acuerdo con la intensidad de la hemorragia, los depósitos de hierro terminan consumidos y la producción de eritrocitos se disminuye; además, los
que se producen son de mala calidad debido a que la cantidad de hemoglobina que los compone disminuye en forma proporcional con la deficiencia
de hierro.
La pérdida de sangre se puede producir en forma aguda por sangrado
externo o interno. La pérdida crónica de sangre usualmente no es perceptible para el paciente y en la mayoría de los casos es un proceso de
muchos meses o años. Las causas de hemorragia crónica más frecuentes
en mujeres son las originadas en el tracto genitourinario, en particular las
de origen uterino asociadas con miomatosis uterina (tumores benignos
del útero) y trastornos del ciclo menstrual, y en el tracto gastrointestinal; en hombres la causa más frecuente son las hemorragias del tracto
gastrointestinal.
Por producción disminuida
Los glóbulos rojos se producen en la medula ósea mediante el proceso de
la eritropoyesis, que es mediada por la hormona conocida como eritropoyetina y otros elementos como el hierro, la vitamina B12 y el ácido fólico. La
producción de glóbulos rojos puede estar disminuida en varias circunstancias, como se analizará a continuación.
Por daño de la medula ósea
Se presenta cuando la medula ósea es infiltrada por células malignas propias
como sucede en las leucemias o por células extrañas como ocurre cuando
hay metástasis a la medula ósea o hay reemplazo de la medula ósea por fibrosis. También puede haber falta de producción cuando los precursores de
la eritropoyesis han sido destruidos, como acontece en la anemia aplástica
(destrucción del tejido hematopoyético productor de la sangre) por medicamentos, químicos o radiación.
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Por falta de elementos para la eritropoyesis normal
Se presenta en las enfermedades renales en donde característicamente están disminuidos la eritropoyetina o los elementos necesarios para la normal
eritropoyesis, como sucede en la deficiencia de hierro, de vitamina B12 y de
ácido fólico.
Por aumento de la destrucción de los glóbulos rojos
En estado normal, los eritrocitos viven un promedio de 120 días. Por varias
circunstancias, la vida media de los eritrocitos se puede disminuir, situación
que se conoce como hemólisis, que a su vez, es el proceso que lleva a la
anemia hemolítica. La vida media de los eritrocitos puede verse disminuida
por múltiples mecanismos: mecánicos, cuando el bazo se encuentra crecido (esplenomegalia) o cuando hay válvulas cardíacas mecánicas, enfermedades hereditarias como la esferocitosis hereditaria, las talasemias y las
hemoglobinopatías y enfermedades adquiridas como las relacionadas con
anticuerpos contra los eritrocitos como sucede en la anemia hemolítica por
anticuerpos y en el lupus eritematoso diseminado.
Clasificación morfológica de las anemias
Con la incorporación de los contadores electrónicos de células al laboratorio
clínico, las anemias pueden ser clasificadas en grupos según el tamaño de
los eritrocitos expresado en el parámetro volumen corpuscular medio y la
variación en el tamaño de ellos expresado en el parámetro ancho de distribución de los eritrocitos. De acuerdo con estos dos parámetros del hemograma, esto es el volumen corpuscular medio y el ancho de distribución de
los eritrocitos, las anemias se clasifican en seis grupos a saber [12]:
Normocítica homogénea
Se caracteriza por un volumen corpuscular medio normal (entre 85 y 95 fL) y
un ancho de distribución de los eritrocitos normal (por debajo de 15%). Esta
forma de anemia se asocia con enfermedades crónicas, especialmente del
hígado, del riñón y las enfermedades infecciosas e inflamatorias. También
puede estar relacionada con leucemias y estados hemorrágicos agudos.
Normocítica heterogénea
Se caracteriza por un volumen corpuscular medio normal (entre 85 y 95 fL)
y un ancho de distribución de los eritrocitos alto (por encima de 15%). Esta
forma de anemia se asocia con las primeras etapas de las anemias carenciales tales como la deficiencia de hierro, de vitamina B12 o de ácido fólico, las
enfermedades hepáticas y en las hemoglobinopatías.
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Microcítica homogénea
Se caracteriza por un volumen corpuscular medio disminuido (por debajo
de 85 fL) y un ancho de distribución de los eritrocitos normal (por debajo
de 15%). Esta forma de anemia se asocia con la anemia hereditaria conocida como beta-talasemia y algunas enfermedades crónicas inflamatorias o
infecciosas.
Microcítica heterogénea
Se caracteriza por un volumen corpuscular medio disminuido (por debajo
de 85 fL) y un ancho de distribución de los eritrocitos alto (por encima de
15%). Esta forma de anemia se asocia, hasta que no se demuestre lo contrario, con deficiencia de hierro, la forma más frecuente de anemia. Unos
pocos casos que no corresponden a la situación antes enunciada están asociados con enfermedades donde hay fragmentación de los eritrocitos.
Macrocítica homogénea
Se caracteriza por un volumen corpuscular aumentado (por encima de 96
fL) y un ancho de distribución de los eritrocitos normal (por debajo de 15%).
Esta forma de anemia se asocia con endocrinopatías, especialmente las de la
glándula tiroides, enfermedades del hígado sobre todo las relacionadas con el
alcoholismo y las enfermedades malignas de la sangre como las leucemias.
Macrocítica heterogénea. Se caracteriza por un volumen corpuscular aumentado (por encima de 96 fL) y un ancho de distribución de los eritrocitos
alto (por encima de 15%). Hasta que no se demuestre lo contrario, esta
forma de anemia se asocia con deficiencia de vitamina B12 o ácido fólico.
También puede estar asociada con las anemias hemolíticas, por destrucción
de eritrocitos.
¿Cómo tratar la anemia?
Para tener éxito en el tratamiento de la anemia es importante que tanto el
médico tratante como el paciente afectado comprendan cinco conceptos
básicos:
„„
„„
„„
La anemia es un signo, no una enfermedad.
La anemia es un proceso dinámico que usualmente se instala paralelo con
la enfermedad de base con la cual está asociada.
Antes de tratar la anemia, el médico debe buscar, y el paciente exigir, la
causa íntima con la cual está asociada. El diagnóstico de anemia requiere
un programa de trabajo apoyado en la clínica y el laboratorio, debidamente coordinado por un médico conocedor del tema.
Un signo, no una enfermedad
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Laboratorio Clínico Hematológico
„„
„„
En muchos casos, el tratamiento de la enfermedad de base corrige la
anemia. Los tratamientos empíricos de la anemia no tienen ninguna justificación y en más de una oportunidad atrasan el diagnóstico.
La transfusión de sangre en el paciente con anemia sólo está indicada
cuando se pone en riesgo la vida o cuando hay falla cardiaca.
Epílogo
La anemia no es una enfermedad, es un signo que acompaña a muchas enfermedades. El objetivo del médico frente al paciente con anemia debe estar
dirigido a establecer el diagnóstico, incluido el tipo de anemia y su causa,
con el menor número posible de estudios de laboratorio, en el tiempo más
corto, con la menor molestia para el paciente, idealmente ambulatorio, y
al menor costo posible. La mayoría de los pacientes con anemia moderada
pueden vivir, aun sin saber que son anémicos, gracias a mecanismos de
adaptación, pero no vale la pena permanecer con un estado clínico que en
buena parte puede ser corregido.
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Cáncer de próstata. Su diagnóstico precoz. Primera edición, 5.000 ejemplares
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Anemia. Antes que tratarla, establecer la causa que la está produciendo. Segunda edición,
15.000 ejemplares
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Cáncer de próstata. Uno piensa que sólo le da a los demás. Segunda edición, 15.000
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10.000 ejemplares
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Cáncer de próstata. Uno piensa que sólo le da a los demás. Tercera edición, 10.000 ejemplares
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Helicobacter pylori. La bacteria responsable de las enfermedades gástricas y duodenales.
Segunda edición, 10.000 ejemplares
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Helicobacter pylori. El único Helicobacter bueno, es un Helicobacter muerto.Tercera
edición, 10.000 ejemplares
2003
Helicobacter pylori. El único Helicobacter bueno, es un Helicobacter muerto. Cuarta
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Cáncer de próstata. Uno piensa que sólo le da a los demás. Cuarta edición, 20.000 ejemplares
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Helicobacter pylori. El único Helicobacter bueno, es un Helicobacter muerto. Quinta
edición, 15.000 ejemplares
2007
Anemia. Más que una enfermedad, es un signo que debe investigarse. Cuarta edición,
15.000 ejemplares
2007
Cáncer de próstata. Uno piensa que sólo les sucede a los demás. Quinta edición, 20.000
ejemplares
2008
Helicobacter pylori. De la gastritis al cáncer gástrico. Sexta edición, 30.000 ejemplares
2009
Laboratorio Clínico Hematológico. Un compromiso irrenunciable con la calidad. Primera
edición, 5.000 ejemplares
2010
Anemia. Más que una enfermedad, es un signo que debe investigarse. Quinta edición,
15.000 ejemplares
2010
Cáncer de próstata. Uno piensa que sólo le da a los demás. Cuarta edición, 15.000 ejemplares
ISO 9001
Código SC 511-1
ISO 14001
Código SA 101-1
O H S AS 1 8 0 0 1
Código OS 020-1