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I análisis I agrupació
En brazos de Morfeo
Los beneficios de dormir bien
Dormir bien es fundamental para disfrutar de una buena salud. Sin embargo, los
trastornos del sueño son un problema de salud muy habitual que, además de
perjudicar nuestro descanso, provoca un deterioro global de nuestro bienestar
físico y psíquico.
¿Qué sucede si no dormimos lo suficiente?
· Mentalmente, nos sentimos somnolientos y disminuye
nuestra capacidad de concentración y atención.
· Psicológicamente, aumenta nuestra irritabilidad y afecta
a nuestro estado de ánimo.
· Físicamente, nos sentimos más cansados y con menor
capacidad de realizar esfuerzos.
· Si el insomnio persiste, se producen cambios en nuestro
organismo: oscilaciones de la tensión arterial, alteraciones
de tipo endocrinológico o envejecimiento de la piel.
C
uenta el doctor Joan Baptista
Massons Cirera, jefe del
Servicio de Neurología de IDC
Salud en Catalunya, que cuando
anochece empieza a segregarse
una hormona llamada melatonina. Con ella, llegan la somnolencia y la relajación a toda nuestra
musculatura.
La aparición de la luz eléctrica
ha permitido decidir el momento en el que queremos dormir y
ha extendido nuestra actividad
laboral o de ocio –independien-
agrupació I análisis I 13
temente del momento del día en
que nos encontremos–, y estas
alteraciones en nuestras costumbres provocan, en muchos
casos, lo que conocemos como
trastornos del sueño.
¿Cuántas horas debemos
dormir?
La necesidad de dormir depende
de cada persona. «Los límites
se consideran entre un mínimo
de 5 horas y un máximo de 10,
pero el problema no está en las
horas que uno duerme sino en la
calidad del sueño; lo correcto es
hablar de sueño reparador, que
es el sueño de buena calidad»,
afirma el doctor Massons.
En general, un recién nacido
duerme 15 horas por la noche;
un adolescente, 8; un adulto, 7,
y un anciano, apenas 6.
Al aumentar la edad, pues,
disminuyen las horas de sueño
nocturno. «Ello no implica que el
sueño no sea reparador ni que
los pacientes ancianos tengan un
sueño de baja calidad», matiza el
doctor Massons. Hay que tener
en cuenta también que durante el
día un recién nacido duerme una
siesta de varias horas; un adulto,
menos de media hora, y un anciano, una hora y media.
Nuestro enemigo: el insomnio
El trastorno del sueño más
frecuente y que provoca más
consultas es el insomnio, que
es la dificultad para conciliar el
sueño o permanecer dormido
pese a disponer de las circuns-
Mientras dormimos...
Mientras dormimos, nuestro cerebro
permanece activo y atraviesa cinco
fases de sueño, denominadas
fase 1, 2, 3, 4 y REM (movimientos
oculares rápidos, según las siglas
en inglés). Las cinco fases del
sueño conforman un ciclo de sueño,
que dura aproximadamente entre
90 y 100 minutos. En una noche,
experimentamos de cuatro a cinco
ciclos de sueño.
· Las fases 1 y 2 son períodos de
sueño ligero en los que podemos
despertarnos con facilidad.
Nuestros movimientos oculares, así
como nuestra frecuencia cardíaca
y respiratoria, son lentos, al tiempo
que la temperatura corporal
disminuye.
· Las fases 3 y 4 son períodos
de sueño profundo que ofrecen el
sueño más reparador. Es el tipo
de sueño que necesitamos más
cuando estamos muy cansados.
Si nos despertamos en estas fases,
nos sentimos desorientados y
aturdidos durante unos minutos.
· La fase REM es la última del ciclo
de sueño, durante la cual soñamos,
nuestro ritmo respiratorio se
incrementa, el corazón late más
deprisa y los músculos de las
extremidades no se mueven.
tancias adecuadas para dormir.
El insomnio puede ser transitorio
si dura menos de 1 semana; de
corta duración, entre 1 y 4 semanas, y crónico, si dura más de 1
mes. Este último afecta a entre
el 10 y el 35% de la población.
El insomnio se clasifica como
primario, cuando no existe una
causa conocida, o como secundario, cuando se relaciona con
una mala higiene del sueño, uso
o abuso de fármacos u otras sustancias, enfermedades psiquiátricas, médicas o neurológicas.
El insomnio no se considera
una enfermedad, sino un síntoma. Puede ser consecuencia de
trastornos emocionales y físicos
o del consumo de medicamentos. La dificultad para conciliar el
sueño se manifiesta en alteraciones emocionales como ansiedad,
nerviosismo, depresión o temor.
Incluso hay personas a quienes
les cuesta conciliar el sueño porque no se sienten cansadas, ni
físicamente ni mentalmente.
En general, los motivos de
que durmamos poco pueden ser
identificados sin necesidad de
acudir al médico de cabecera.
Una cama incómoda, una tem­
peratura excesiva, demasiado
ruido, hacer poco ejercicio físico
o comer demasiado pueden
hacer difícil conciliar el sueño.
La calidad del sueño también
se puede ver afectada por la
presencia de algún dolor o el
consumo de cigarrillos, alcohol
o bebidas con cafeína.
¿Los fármacos pueden
ayudar?
«Los fármacos utilizados para el
insomnio son objeto de frecuentes críticas, aunque lo peligroso
no es el fármaco, sino su mala
utilización», afirma el doctor
Massons. Los fármacos deben
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I análisis I agrupació I
Más allá del insomnio:
otros trastornos de
sueño frecuentes
Síndrome de las apneas del sueño.
Los pacientes que lo padecen presentan
un trastorno del sueño caracterizado
por ronquidos y episodios de parada
respiratoria (conocidos como apneas).
Estas personas suelen tener un mal
control de la tensión arterial y presentan
un mayor riesgo de sufrir problemas
de tipo vascular. «Algunas personas
mejoran perdiendo peso o durmiendo
de lado. Otros necesitan unos aparatos
(CPAP) que aumentan la presión del aire
inspirado, con lo que se consigue una
mejoría notable de su sintomatología»,
asegura el doctor Massons.
Síndrome de las piernas inquietas.
Se trata de un trastorno curioso y
frecuente, en ocasiones hereditario,
que se caracteriza por una inquietud
insoportable en las piernas cuando el
paciente se acuesta, lo que le impide
conciliar el sueño. El paciente debe
levantarse de la cama y caminar para
conseguir aliviar los síntomas. Según
el doctor Massons, en algunos casos
este trastorno se debe a la disminución
del hierro en sangre y puede corregirse
fácilmente. En otros pacientes, son
necesarios tratamientos más específicos.
Movimientos nocturnos. Las
personas que los sufren muestran
movimientos bruscos de las piernas o
los brazos, a veces acompañados de
gritos, e incluso pueden llegar a agredir
involuntariamente a su pareja. Esta
actividad coincide con el momento en
que el paciente sueña, y provoca que
se despierte fácilmente. «En algunos
pacientes puede ser un síntoma precoz
de enfermedades degenerativas, como
el Parkinson, o de algunas demencias.
Un fármaco conocido como clonazepam
puede ser muy eficaz para controlar
estos síntomas y mejorar la calidad del
sueño de estos pacientes», afirma el
doctor Massons.
utilizarse solamente después de
haber intentado sin éxito medidas de higiene del sueño para recuperar la predisposición natural
de nuestro organismo a dormir
durante la noche.
En pacientes con insomnio
de corta duración, los fármacos
deben tomarse como máximo
durante tres semanas. En pacientes con insomnio prolongado y
resistente, pueden usarse más
tiempo, siempre con las dosis
más bajas posibles y bajo estric-
ta supervisión médica. «Hay que
evitar al máximo la automedicación», advierte el jefe del Servicio
de Neurología de IDC Salud en
Catalunya.
Una atención especial merecen los pacientes ancianos que
toman fármacos para dormir:
«Estos pacientes acostumbran
a tomar muchos fármacos y
es fácil provocar algún tipo de
interacción con consecuencias
nefastas», concluye el doctor
Massons.
Consejos para conciliar el sueño
4
Cenar de forma
ligera y acostarse
dos horas después
de haber cenado.
1
Mantener un horario
regular: levantarnos y
acostarnos siempre a la
misma hora.
2
El lugar donde
dormimos debe ser
confortable, silencioso, con
la temperatura adecuada y
poca luz.
3
Utilizar la cama solo
para dormir. Si nos
despertamos y no podemos
dormir, es preferible que
nos levantemos que
permanecer en la cama
dando vueltas.
5
Evitar tomar bebidas
energéticas o estimulantes,
como café, té o chocolate,
durante la tarde o la noche.
6
El tabaco y el alcohol
también son estimulantes.
Además, disminuyen nuestro
oxígeno y nos impiden
descansar completamente.
7
Revisar nuestra medicación
para comprobar si algún
medicamento interfiere en el
sueño.