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Artículos complementarios
L A BULIMIA Y LLA
A ANOREXIA: ¿CON QUÉ SE COMEN?
Sonia Bersh *
Los trastornos de la conducta alimentaria son un problema grave que afecta a un creciente
número de personas, especialmente adolescentes y adultas jóvenes. Son diez veces más
frecuentes en mujeres que en hombres. Entre el 0.5 y el 3.7% de las mujeres, padece o
padecerá alguno de estos trastornos en el transcurso de su vida. Los síntomas principales
son la preocupación por el peso y la figura corporal, con una excesiva y desproporcionada
autoevaluación en este aspecto.
En términos amplios, la Anorexia se refiere a un peso por debajo del valor mínimo normal
considerado para la edad y la talla. Se presentan alteraciones metabólicas y endocrinas que
incluyen amenorrea. Generalmente la paciente no es conciente de su problema y considera
que su familia se preocupa demasiado, motivo por el cual no buscan atención médica
oportuna.
La bulimia se caracteriza por la presencia de comilonas (periodos de ingesta excesiva de
alimentos en corto tiempo) acompañados de sensación de pérdida de control sobre la misma; y conductas «compensatorias» inapropiadas, para evitar ganar peso: provocación de
vómito, uso de laxantes, diuréticos, enemas, ayuno y ejercicio exagerados. La mayoría de
las pacientes no están bajas de peso y por vergüenza esconden sus síntomas a los demás,
pasando inadvertidas incluso para sus familias.
El auge de la anore
xia y la bulimia
anorexia
Nos guste o no, lucir atractivo es un valor social. Existe una correlación fuerte entre lucir
atractivo y sentirse apropiado y valioso. La sociedad funciona con la hipótesis que «lo bello
es bueno», y todo el proceso de aprendizaje cultural, desde los cuentos de hadas hasta los
comerciales de televisión, nos refuerzan esta opinión.
Cada período en la historia y cada cultura tiene un concepto de belleza que afecta a todos
y de manera especial a las mujeres jóvenes. Los estándares de belleza propuestos por las
sociedades occidentales actuales han contribuido a los excesos que se observan en la clínica, al proponer un ideal de figura corporal muy esbelta, y en ocasiones hasta antinatural,
que resulta cada vez más inalcanzable. Sin embargo, simultáneamente se nos vende la idea
que sintetiza Judith Rodin con la siguiente frase: «que el objetivo de lucir suficientemente
bello es posible para cualquiera que trabaje muy fuerte, se ejercite por suficiente tiempo y
coma poco»; que más que una idea es un espejismo.
La presión social y cultural hace que se incurra en comportamientos alimenticios inapropiados hasta límites insospechados y patológicos: dietas extremas que muchas veces llegan a
enlentecer el metabolismo a tal punto que resulta más difícil perder peso o mantenerlo;
inducción del vómito; uso de laxantes y diuréticos; consumo de diversas sustancias para
disminuir el apetito (hasta peligrosas); hormonas y otras. Surge, además, una distorsión de
* Médica Psiquiatra, Fundación Clínica Valle del Lili, Cali.
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la imagen corporal, en la que la persona continúa percibiéndose gorda, aunque no lo esté, e insiste en seguir reduciendo su peso.
La preocupación por el peso, la figura y las conductas encaminadas a evitar engordar, poco a poco van desplazando otras actividades e intereses de la vida al extremo que
aquello no relacionado con el tema deja de ser importante.
Esta situación, prácticamente obsesiva, de una gran y persistente preocupación, tiene un costo emocional muy alto.
Complicaciones médicas
Las complicaciones médicas más frecuentes son: desnutrición que alcanza niveles severos; la osteopenia asociada a
la disminución de los estrógenos, que puede progresar a
osteoporosis, y en las personas jóvenes interfiere con el crecimiento y el desarrollo físico y sexual; alteraciones endocrinas, como la amenorrea y disminución de las hormonas
tiroideas; alteraciones en los electrolitos y en los casos más
graves (especialmente de anorexia), alteración en los signos vitales: temperatura, tensión arterial y frecuencia cardíaca, que pueden causar la muerte (20% de los enfermos
de anorexia).
Otros problemas psiquiátricos
Con frecuencia hay conflictos psicológicos complicados que
contribuyen a la formación o mantenimiento del problema
de la conducta alimentaria, los cuales deben ser dilucidados y manejados de manera individualizada por parte del
psiquiatra. Se han reportado trastornos psiquiátricos concomitantes que ameritan atención específica: depresión
(50%), trastorno obsesivo-compulsivo y otros trastornos de
ansiedad.
Tratamiento
Idealmente todo paciente con un trastorno de la conducta
alimentaria debe ser evaluado por un psiquiatra o psicólogo clínico con experiencia en este tipo de pacientes. Son
síntomas de particular alarma para consulta inmediata:
• Peso inicial muy bajo
• Disminución rápida o persistente en la ingesta
• Otras enfermedades médicas o psiquiátricas
concomitantes
• Vómito persistente
• Disfunción familiar
La labor del psiquiatra consiste en coordinar la atención del paciente y colaborar con otros
profesionales (endocrinólogo y nutricionista), evaluar y seguir el estado mental del paciente, definiendo la necesidad de hospitalización, y proveer orientación a la familia.
Los objetivos del tratamiento incluyen ante todo restaurar un peso saludable, entendiéndose por esto el peso en el cual se restaura la menstruación y la ovulación (en las mujeres), se
restablece un normal apetito sexual y niveles de testosterona (en los hombres), y el peso en
el cual continúa el normal crecimiento y desarrollo físico y sexual (en niños).
Otros propósitos son motivar al paciente a cooperar con la terapia, condición que requiere
que el paciente entienda que nadie lo va a engordar sino a ayudarle a no ser esclavo de esta
preocupación; proveer educación en nutrición y patrones alimentarios adecuados; tratar los
problemas emocionales subyacentes y movilizar el apoyo familiar. Con frecuencia la familia
tiene dificultades para comprender que el problema está por fuera del control del paciente,
precisamente porque la persona afectada luce tan aparentemente controlada (en su dieta) y
empeñada en su objetivo.
La piedra angular del tratamiento es la psicoterapia orientada a corregir las distorsiones
conceptuales y las actitudes perjudiciales que se presentan con relación a la alimentación, el
peso y la figura corporal, y a reeducar en formas de tomar conciencia de qué se come y
cómo hacerlo de una manera segura y con control. Algunos medicamentos han demostrado su utilidad: en la bulimia reduciendo las comilonas y el vómito, y para los problemas
psiquiátricos concomitantes.
La mayoría de las veces estos trastornos tienen un curso crónico. Desgraciadamente son
pocos los pacientes que alcanzan una recuperación total, aun con tratamientos apropiados.
En general mejoran los síntomas (bajo peso, comilonas, vómito) pero persisten grados variables de distorsión de la imagen corporal y de los patrones alimentarios. Por esto, es importante que se identifiquen y traten oportunamente estos trastornos que causan tantos
problemas médicos y tanto sufrimiento emocional para los enfermos y sus familias.
Disponible en la
Asociación Colombiana de Psiquiatria
$ 20.000
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