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TRASTORNOS DEL COMPORTAMIENTO ALIMENTARIO:
ANOREXIA Y BULIMIA
Los trastornos del comportamiento alimentario (TCA) aparecen en los 60 en el
mundo occidental, originando un desafío a las políticas asistenciales,
investigaciones etiopatogénicas y verificaciones de estrategias terapéuticas. En
la actualidad, "constituyen un problema de Salud Pública por su prevalencia,
creciente incidencia, gravedad, curso clínico prolongado, tendencia a la
cronicidad, necesidad de tratamiento especializado y frecuente hospitalización",
según consta en la introducción al Protocolo de trastornos del comportamiento
alimentario editado por el Insalud y coordinado por el doctor Gonzalo Morandé,
Jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Niño Jesús de Madrid.
ÍNDICE
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Definición de Anorexia Nerviosa y Bulimia Nerviosa
Epidemiología
Etiopatogenia
Criterios Diagnósticos
Tratamiento
DEFINICIÓN
La Clasificación Internacional de las Enfermedades (CIE 10) define la Anorexia
Nerviosa (AN) como un trastorno caracterizado por la presencia de una
pérdida deliberada de peso inducida o mantenida por el mismo enfermo, que es
distinta a la Anorexia Nerviosa Atípica, concepto que debe usarse para los
casos en los que faltan una o más de las características principales de la
anorexia nerviosa, como amenorrea o pérdida significativa de peso.
La Bulimia Nerviosa (BN) es un síndrome caracterizado por episodios
repetidos de ingesta excesiva de alimentos y preocupación excesiva por el
control del peso corporal, lo que lleva al enfermo a la adopción de medidas
extremas para mitigar el aumento de peso. Como en el caso de la anorexia,
también se debe emplear el término de Bulimia Nerviosa Atípica para los
pacientes en los que faltan una o más de las características principales de la
BN, también según la CIE 10.
La Anorexia Nerviosa (AN), la Bulimia Nerviosa (BN) y los Cuadros Mixtos
(CM) son trastornos que afectan mayoritariamente a la mujer en una proporción
de 9:1, y la edad de comienzo es, salvo excepciones, la adolescencia.
EPIDEMIOLOGÍA
En los países europeos se acepta una prevalencia cercana al 1% para AN y del
2-3% para BN; ambos porcentajes corresponden a mujeres jóvenes. La
incidencia para la anorexia nerviosa es de 5-10/100.000 de la población
mundial. No obstante, la prevalencia puede ser mayor en determinadas
profesiones como modelos, bailarinas y gimnastas de competición. También se
consideran poblaciones de riesgo los homosexuales varones (AN) y personas
con problemas médicos crónicos que afectan a la imagen, como diabetes,
fibrosis quística del páncreas, escoliosis, etc.
Los estudios en España demuestran que no existen diferencias por clases
sociales, ya que "se ha convertido en un fenómeno universal y
democratizador", según el doctor Morandé.
Los ingresos hospitalarios en nuestro país por TCA han pasado de 86 en el
período 1990-91 a 225 en 1996, según el Conjunto Mínimo Básico de Datos
Hospitalario (C.M.B.D.) del Insalud. De éstas, el 83,1% son AN, el 14,7% BN y
el 2,2 % restante corresponden a cuadros mixtos. El 92% de estos episodios se
produjo en jóvenes de 15 a 29 años, de los cuales el 92,8% eran mujeres.
La prevalencia de AN en la población femenina de la Comunidad de Madrid se
ha estimado en 0,04% en mujeres de entre 15 y 24 años (N=417,696;
Número:160± 15); y de 0,025% en mujeres de 25 y 29 años (N=212,674;
Número:42± 5).
TABLA I. PORCENTAJE DE JÓVENES DE 15 A 16 AÑOS QUE HACEN
DIETA PARA ADELGAZAR O SE PERCIBEN CON EXCESO DE PESO
EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Hombre
Mujer
Dieta para
adelgazar
5,6± 1,0
27,5± 1,9
Exceso de peso
18,0± 1,7
32,0± 2,0
Fuente: SIVFRENT-J 1996-97
El Ministerio de Sanidad y Consumo, viendo los datos epidemiológicos relativos a la
incidencia de los trastornos de la nutrición, decidió constituir el pasado mes de marzo una
mesa sectorial que aborde aquellos factores relacionados con los problemas patológicos
asociados con estos trastornos. Todos los especialistas involucrados en la prevención,
diagnóstico y tratamiento en TCA (psiquiatras, pediatras, endocrinos y expertos en
nutrición), así como miembros de asociaciones de familiares de enfermos, analizaron el
tema, centrándose en aquellos factores vinculados a problemas sociales, ideales de belleza y
las preocupaciones propias de la adolescencia.
ETIOPATOGENIA
La aparición de AN y BN está relacionada con un conjunto de factores, como
puede observarse en la Tabla II, aunque no existen conclusiones definitivas al
respecto. En el curso de su evolución, sus manifestaciones clínicas sólo
pueden entenderse como consecuencia de una interacción permanente de
factores biológicos, psicológicos y medioambientales.
En este sentido, la investigación etiopatogénica debe ir encauzada hacia la
búsqueda de una explicación de las diferencias individuales que, a igualdad de
preocupación y restricción, lleva a algunos jóvenes a la anorexia o a la bulimia
nerviosa, dejando indemne a la mayoría.
TABLA II. LA ANOREXIA NERVIOSA COMO UN TRASTORNO MULTIFACTORIAL.
FACTORES DE
VULNERABILIDAD
CRITERIOS DIAGNÓSTICOS
Los especialistas aconsejan que en los pacientes con sospecha de padecer un
TCA se deba proceder a una historia clínica completa, ya que no debe
descartarse alguna otra patología orgánica y/o psiquiátrica asociada al mismo,
o bien como consecuencia de él. La actitud del clínico hacia el paciente es
fundamental para conseguir una información fiable y garantizar la continuidad
del proceso terapéutico. La mayoría de los pacientes conoce sus síntomas y
signos por lo que, superadas las reticencias iniciales, puede explicarse ante un
clínico interesado.
Los datos específicos que deben recogerse van desde el conocimiento de la
génesis de la enfermedad, las oscilaciones de peso, hasta el conocimiento de
la ingesta y el tipo de alimentos que consume o evita, así como sus horarios de
comida, métodos utilizados para perder peso, etc.
Es necesario evaluar el estado mental del paciente para precisar la gravedad
psiquiátrica del cuadro, así como los diagnósticos asociados:
— Grado de conciencia de la enfermedad: los TCA se caracterizan por la
negación de la enfermedad o una aceptación parcial de la misma.
— Alteraciones del pensamiento: los pacientes presentan variadas distorsiones
cognitivas y en algún momento de su evolución aparece una actividad delirante
de naturaleza corporal.
— Distorsión de la imagen corporal.
— Manifestación de ansiedad y angustia: en BM es habitual la ansiedad. No es
excepcional la comorbilidad con trastornos obsesivos compulsivos, con mayor
frecuencia en anorexia restrictiva.
— Alteraciones del estado de ánimo: dos terceras partes de los pacientes
presentan sintomatología depresiva, en una parte de ellos de carácter
melancólico y en los más de naturaleza distímica. Los síntomas desaparecen
en una tercera parte de los casos con la realimentación. La idea suicida está
presente, en diferente grado y riesgo, en la bulimia y en la anorexia nerviosa.
— Observaciones complementarias, como la dificultad del enfermo anoréxico
para permanecer sentado o los problemas de comunicación verbal. En el
paciente bulímico puede llamar la atención su actividad histriónica, el consumo
compulsivo de tabaco y su aparente "familiaridad" para las relaciones sociales.
Exploración física
El examen físico, con el paciente desnudo, constituye un elemento más en la
toma de conciencia de la enfermedad; éste debe incluir las medidas
antropométricas para determinar el índice de masa corporal (IMC o índice de
Quetelet), y las constantes vitales.
Posibles hallazgos de la exploración física y signos deducibles de la AN:
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Disminución de reservas de grasa subcutánea.
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Disminución significativa de peso; más del 25% del peso previo o su
equivalente en adolescentes en crecimiento. Índice de masa corporal<17,5.
Pelo quebradizo y abundante lanugo.
Carotenemia.
Signo de Russell (callosidades sobre los nudillos por vómitos autoprovocados).
Uñas quebradizas.
Vaciamiento gástrico lento. Molestias y plenitud postprandial.
Estreñimiento.
Amenorrea.
Oliguria. Deshidratación. Edemas.
Alteraciones dentales y gingivales.
Aumento de las glándulas salivares.
Parestesias y alteraciones musculares.
Bradicardia e hipotensión.
La CIE ha establecido los criterios diagnósticos y de diagnóstico diferencial de
la Anorexia nerviosa y LA Bulimia nerviosa (Tablas III y IV).
TABLA III. PAUTAS PARA EL DIAGNÓSTICO Y DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL EN AN (CIE 10)
Pautas para el diagnóstico
El diagnóstico de la anorexia nerviosa debe realizarse de una forma
estricta, de forma que estén presentes todas las alteraciones siguientes:
•
•
Pérdida significativa de peso (índice de masa corporal o de Quetelet1 menor de
17,5 y un porcentaje del 85% de peso ideal)2.
La pérdida de peso está originada por el propio enfermo, a través de:
— Rechazo al consumo de "alimentos que engordan", y por uno o
más de los síntomas siguientes:
— Vómitos autoprovocados.
— Purgas intestinales auroprovocadas.
— Ejercicio excesivo.
— Consumo de fármacos anorexígenos o diuréticos.
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•
Distorsión de la imagen corporal, que consiste en una psicopatología específica
caracterizada por la persistencia, con el carácter de idea sobrevalorada intrusa,
de pavor ante la gordura o flacidez.
Trastorno endocrino generalizado, que afecta al eje hipotalámico-hipofisiariogonadal, que se manifiesta en la mujer como amenorrea y en el varón como
pérdida del interés sexual. También pueden presentarse concentraciones altas de
hormona del crecimiento y de cortisol, alteraciones del metabolismo periférico
de la hormona tiroidea y anomalías en la secreción de insulina.
Si el inicio es anterior a la pubertad, se retrasa la secuencia de manifestaciones
de ésta o incluso se detiene y cesa el crecimiento. Si se produce la recuperación,
la pubertad suele completarse, pero la menarquía es tardía.
Diagnóstico diferencial
Pueden aparecer síntomas depresivos u obsesivos, así como rasgos de
la personalidad anormales, lo que trae consigo el problema de
diferenciar o utilizar más de una categoría diagnóstica. Deben
distinguirse de esta enfermedad las causas somáticas de pérdida de
peso en enfermos jóvenes, incluyendo enfermedades emaciantes
crónicas, tumores cerebrales y trastornos intestinales como la
enfermedad de Crohn o el síndrome de malabsorción.
Excluye: Anorexia, falta de apetito (R63)
Anorexia psicógena
——————————
1. Índice de masa corporal de Quetelet: peso (kg)
altura2 (m)2
2. Porcentaje del peso ideal: 100 — (x-y).100
x
x: Peso ideal
y: Peso actual
TABLA IV. PAUTAS PARA EL DIAGNÓSTICO Y DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL EN BN (CIE 10)
Pautas para el diagnóstico
Para el diagnóstico en BN deben estar presentes todas las alteraciones que se
detallan a continuación, de modo que constituyan pautas diagnósticas estrictas.
Dentro de cada pauta pueden aceptarse variaciones:
• Preocupación continua por la comida, con deseos irresistibles de comer, de
modo que el enfermo termina por sucumbir a ellos, presentándose episodios de
polifagia, durante los cuales consume grandes cantidades de comida en períodos
cortos de tiempo.
• El enfermo intenta contrarrestar el aumento de peso así producido, bien mediante
vómitos autoprovocados, bien abuso de laxantes, períodos intercalares de ayuno, consumo
de fármacos supresores del apetito, extractos tiroideos o diuréticos. Cuando la bulimia se
asocia a la diabetes el enfermo puede llegar a abandonar su tratamiento con insulina.
• La psicopatología consiste en un miedo mórbido a engordar, y el enfermo se fija de
forma estricta un peso muy inferior al que tenía antes de la enfermedad, o al de su peso
óptimo. Con frecuencia, aunque no siempre, existen antecedentes previos de anorexia
nerviosa, con un intervalo entre ambos trastornos de varios meses o años.
Incluye: Bulimia sin especificar
Hiperorexia nerviosa
Diagnóstico diferencial
La bulimia nerviosa deber ser diferenciada de:
1. Trastornos del tracto digestivo superior, que pueden producir vómitos repetidos
(no existe la psicopatología característica).
2. Alteración más profunda de la personalidad, ya que el trastorno de la conducta
alimentaria puede coexistir con una dependencia al alcohol y conducta antisocial.
3. Trastornos depresivos (ya que los enfermos bulímicos padecen con frecuencia
síntomas depresivos).
Pruebas complementarias
La AN y la BN son trastornos mentales con graves complicaciones médicas, secundarias a
la malnutrición y a los procedimientos utilizados para adelgazar. Sin embargo, una parte
importante de los enfermos tiene una analítica prácticamente normal, según advierte la
directora del Instituto de Nutrición y Bromatología del CSIC, la doctora Ascensión
Marcos; por ello, y según el caso concreto, pueden realizarse pruebas complementarias (ver
Tabla VII).
TABLA VII. PRUEBAS COMPLEMENTARIAS
Iniciales
— Hemograma, VSG.
— Cloro, sodio, potasio.
— Gasometría (capilar o venosa).
— Urea, creatinina, glucosa, GOT,GPY y GT, fosfatasa alcalina.
— Colesterol, triglicéridos.
— Calcio, fósforo, magnesio, zinc.
— Proteínas totales, albúmina, prealbúmina, proteína transportadora de retinol.
— Hierro, ferritina, transferrina.
— Orina.
— Mantoux.
— T4, TSH.
— EKG.
Individualizada
— Estudio endocrinológico.
— Densitometría ósea.
— Test de embarazo.
— Ecografía ginecológica.
— Estudio inmunológico, digestivo y hematológico.
— TAC/Resonancia nuclear magnética craneal.
— Amilasa (fracción salivar y total).
— Edad ósea (en adolescentes jóvenes).
— Rx tórax.
El hemograma revelará la tendencia a leucopenia con neutropenia, acompañada de
linfocitosis relativa, y en algunos casos trombopenia. No suele haber anemia y si la
presentan es leve, normocítica, normocrómica, con sideremia y ferritina normal o
aumentada al diagnóstico; puede haber pancitopenia con médula ósea hipoplásica. VSG
normal o baja.
Anomalías hidroelectrolíticas: hiponatremia, alcalosis metabólica, hipokaliemia,
hipocloremia, hipocalcemia, hipomagnesemia, hipofosfatemia.
Alteraciones bioquímicas: tendencia a la hipoglucemia y curva de tolerancia a la glucosa
anormal. Aumento de colesterol y triglicéridos disminuidos. La hipoproteinemia es
excepcional. Albúmina generalmente normal o incluso aumentada en fases agudas. Las
proteínas de vida media corta son parámetros que se afectan más por la deprivación
calórica que por la proteica; se detectan desnutriciones en estado precoz y los valores se
normalizan rápidamente con una dieta adecuada.
GOT y GPT pueden estar aumentadas y reflejan una actividad de transaminación elevada.
Disminución de la fosfatasa alcalina y LDH.
Amilasa salivar aumentada, que puede ser un marcador de la incidencia de vómitos en
pacientes que se purguen.
Alteraciones en el electrocardiograma: Bradicardia sinusal, disminución de la amplitud
del QRS, alteraciones propias de la hipokaliemia, arritmia ventricular, prolongación del QT.
Alteraciones endocrinológicas: Niveles bajos de FSH, LH, estrógenos y progesterona,
con un patrón de secreción prepuberal, con respuesta anormal al test de estimulación con
LH-RH.
Cortisol plasmático elevado, con pérdida del ritmo diurno. Nivel basal de GH elevado con
disminución del IGF-1. Disminución de T4 con T3 normal o baja y TSH normal.
Alteraciones inmunológicas: inmunoglobulinas G y A disminuidas en casos agudos.
Factores de sistema del complemento C3 y C4 bajos en casos agudos. Respuesta baja a
tests cutáneos de hipersensibilidad retardada, con anergia e hipoergia. Subpoblaciones
linfocitarias alteradas, en especial CD3, CD4 y CD57.
Alteraciones del aparato genital interno: hipoplasia.
Alteraciones óseas: osteopenia demostrable en la densitometría ósea.
Los criterios diagnósticos de la Academia Americana de Psiquiatría han sido publicados en
el DSM-IV, y pueden verse en las Tablas V y VI.
TABLA V. CRITERIOS DIAGNÓSTICOS PARA AN DE LA ACADEMIA AMERICANA DE
PSIQUIATRÍA
Rechazo a mantener un peso corporal normal o por encima del mínimo para su edad y talla
(pérdida de peso que conlleva a mantenerlo por debajo del 85% del peso ideal, o ganancia
ponderal menor de la esperada durante el período de crecimiento, que lleva a mantenerlo
por debajo del 85% del peso ideal).
• Terror a la ganancia ponderal o a engordar, aun estando por debajo del peso ideal..
• Distorsión en la percepción del peso y de la imagen corporal..
• En mujeres postmenárquicas, amenorrea..
Tipos específicos
— Restrictivo: durante el episodio de la AN, la persona no se ve implicada
regularmente en un comportamiento purgativo o de atracones (vómitos
autoinducidos, laxantes o diuréticos).
— Atracón/purgativo: durante el episodio de la AN, la persona se ve implicada de
forma regular en comportamientos de atracones purgativos (vómitos
autoinducidos, uso de laxantes o diuréticos).
TABLA VI. CRITERIOS DIAGNÓSTICOS PARA BM DE LA ACADEMIA
AMERICANA DE PSIQUIATRÍA
•
Episodios recurrentes de atracones. Un episodio de atracón se caracteriza por:
— Comer en un período de tiempo (dos horas) una cantidad de comida, que es
claramente mayor a lo que la mayoría de la gente comería en un período similar de
tiempo y en las mismas circunstancias.
— Sentimiento de pérdida de control sobre el acto de comer durante el episodio.
• Comportamiento recurrente e inapropiado compensatorio para prevenir la ganancia
ponderal, como vómitos autoinducidos, uso de laxanates, diuréticos y otras mediaciones;
ayuno o ejercicio excesivo.
• Los atracones y los comportamientos compensatorios inapropiados ocurren ambos, al
menos, dos veces por semana durante tres meses.
• La autoevaluación está indebidamente influenciada por la figura corporal y el peso.
• Las alteraciones no ocurren exclusivamente durante los episodios de anorexia nerviosa.
Tipos específicos
— Purgativos: la persona se ve implicada en vómitos autoinducidos, uso de
laxantes o diuréticos.
— No purgativos: el enfermo utiliza otros comportamientos
compensatorios inadecuados, como períodos de ayuno o ejercicio excesivo.
TRATAMIENTO
Los TCA en tanto patologías mentales deben ser tratados por un psiquiatra, pero el
tratamiento debe hacerse conjuntamente por endocrinos, expertos en nutrición, psicólogos
y enfermería, acompañados de los grupos de autoayuda y potenciados por asociaciones de
familiares de enfermos, que serán fundamentales para superar la enfermedad y evitar la
cronicidad.
En primer lugar, es el médico de atención primaria el que identifica una posible patología,
realiza el diagnóstico y la orientación posterior. El proceso que se inicia una vez
diagnosticada la enfermedad necesita de la colaboración estrecha y responsable de los
clínicos, el paciente y la familia durante al menos dos años. En primer lugar, hay que
determinar si el tratamiento se lleva de forma ambulatoria o requiere el ingreso hospitalario;
generalmente se intentará evitar el ingreso en el Servicio de Psiquiatría. En los casos de
pacientes graves se debe proceder al ingreso hospitalario, que se hará en el Servicio de
Pediatría u otra unidad especializada en el tratamiento de los TCA.
Los criterios para el ingreso en AN son los siguientes:
1. Pérdida de peso persistente (25%-30%) en menos de 3 meses o un porcentaje
mayor en forma progresiva.
2. Trastornos hidroelectrolíticos severos.
3. Arritmias cardíacas.
4. Inestabilidad fisiológica (bradicardia severa, hipotensión, hipotermia, cambios
ortostáticos).
5. Fallo del tratamiento ambulatorio.
6. Rechazo manifiesto a alimentarse.
7. Incompetencia familiar manifiesta ante un cuadro en evolución.
8. Intervenciones en crisis y descompensaciones.
9. Urgencias psiquiátricas (idea de suicidio, psicosis aguda).
A continuación se detallan, los criterios para ingresar a un enfermo bulímico:
10. Ideación autolítica y riesgo de acto suicida.
11. Depresión mayor asociada con actividad delirante.
12. Trastorno de personalidad, asociado con descompensación psicótica actual.
13. Psicosis tóxica.
14. Atracones y vómitos incontrolables.
15. Complicaciones médicas de malnutrición.
16. Incompetencia familiar manifiesta.
En cualquier caso, los objetivos que incluyen un tratamiento en un trastorno del
comportamiento alimentario son siempre los siguientes:
— Renutrición y realimentación.
— Obtención y mantenimiento de un peso adecuado.
— Tratamiento de las complicaciones médicas.
Realimentación
Es el primer objetivo para cualquier paciente con un TCA. Debe valorarse el estado
nutricional del enfermo averiguando la historia dietética (entrevistas, cuestionarios y
observación de la ingesta), haciendo un examen físico y una analítica clínica (del estado
hematológico, inmunológico y bioquímico) con el fin de romper el círculo de perpetuación
de la enfermedad. En este proceso, y dependiendo de la gravedad del cuadro, se prescribe
al paciente una dieta, se le educa sobre aspectos nutricionales y la necesidad de comer sana
y equilibradamente, además de plantearle alcanzar un peso determinado. Una vez que esto
se consigue, hay que ayudar al paciente a desterrar su temor al descontrol y a que mantenga
el peso, mediante una dieta normocalórica.
La doctora Ascensión Marcos afirma que "cualquier plan de tratamiento para un paciente
con un TCA debe incluir métodos para normalizar su alimentación. Aunque parezca obvio,
se olvida con frecuencia en la práctica clínica. Por supuesto, con sólo realimentar a este tipo
de enfermo no se obtendrán remisiones duraderas si no se acompañan de un tratamiento
psiquiátrico y psicológico adecuado", con el objetivo de lograr la maduración psicosocial y
normalizar la imagen corporal.
Tratamiento psicológico
Desde la psicología se aportan las teorías para el abordaje de la terapia, que es básica para la
curación de los TCA. En el caso de AN, inicialmente cumple una función de apoyo de la
realimentación para más adelante afrontar la recuperación global del individuo. En bulimia
nerviosa es el tratamiento central, apoyado por psicofármacos y el control médico de las
complicaciones.
La doctora Rosa Calvo Sagardoy, psicóloga del Hospital de La Paz de Madrid, propone el
modelo cognitivo-conductual para el tratamiento psicológico de la AN y BN, que requerirá
la intervención individual y grupal. En una primera fase lo primordial es proteger la vida de
los pacientes, reinterpretar la enfermedad, incrementar la autoconciencia y proveerlos de
algunos recursos. La segunda fase busca la corresponsabilidad en su autocuidado.
La psicoterapia debe hacerse por un período de dos años y, en algunos centros, se
constituyen grupos de padres.
Aspectos psicofarmacológicos
Para la AN no existe tratamiento farmacológico específico, sino de sus complicaciones
psiquiátricas. Se recomienda prescribir fármacos antidepresivos, en dosis habituales, si
existe un cuadro depresivo asociado que no mejora con la realimentación. El uso de
tricíclicos, indispensable en algunos casos, y en dosis psiquiátricas (superiores a 150
mg./día), debe realizarse con control electrocardiográfico y monitorización de los niveles
sanguíneos.
El uso de ansiolíticos es conveniente en los casos de comorbilidad con trastornos de
angustia. En trastornos obsesivo compulsivos (TOC) y trastornos con crisis de pánico
deben asociarse a tricíclico. En el caso de BN se acepta que existe como tratamiento
específico el uso de fluoxetina (junto a terapia cognitiva conductual). La fluoxetina es eficaz
en la disminución de la sintomatología en dosis de 60 mg./día en una o tres tomas, aunque
no exista depresión asociada. Una minoría tolera mal este fármaco, presentando cuadros de
euforia hipomaníaca o molestias gástricas intensas, por lo que debe suspenderse la
medicación.
CRONICIDAD
A pesar de seguir tratamientos adecuados, hay un porcentaje alto (hasta un 30% en
anorexias y se desconocen los datos para la bulimia) de enfermos de TCA que se
cronifican. En estos casos es fundamental un plan de actuación con fines realistas,
encaminados a asegurar una mínima calidad de vida y procurar apoyo psicoterapéutico
tanto al individuo como a su familia, puesto que algunos deciden volver a iniciar un
tratamiento activo y se recuperan. La doctora Calvo, especialista en este tipo de pacientes,
apunta a la búsqueda de la juventud en personas mayores, como un factor coadyuvante de
la cronicidad de la anorexia nerviosa.
El establecimiento de objetivos realistas respecto a la frecuencia de los cuidados médicos,
peso límite, analítica y comunicación con la familia permite que permanezcan en el
tratamiento y no lo abandonen.
Para la realización de este artículo se ha contado con la
colaboración de la doctora Ascensión Marcos, directora del
Instituto de Nutrición y Bromatología del CSIC, la doctora
Rosa Calvo, del Hospital La Paz de Madrid y M. Carmen
González, de ADANER.
BIBLIOGRAFÍA
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Madrid, 20 de febrero de 1999.
— BEAUMONT, P. J. V., RUSSELL, J. D., y TOUYZ, S. W.: "Treatment of
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— CALVO SAGARDOY, R.: "Problemas de ansiedad en los trastornos de
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Análisis y modificación de conducta. Madrid, 1990, vol. 18, nº 57.
— INSALUD. Protocolo de trastornos del comportamiento alimentario. Madrid, 1995.
— MATEY, P.: "La nueva epidemia de los adolescentes". El Mundo, supl. Salud,
Madrid, septiembre 1997, nº 262.
— MORANDÉ, G. y RODRÍGUEZ CANTO: "Anorexia y bulimia nerviosa.
Trastornos del apetito y de la alimentación en adolescentes". Medicine, [5ª ed.], 1991,
pp. 3.281-3.287.
— TORO, J.: "Anorexia y bulimia". Jano, Madrid, 1999, vol. LVI, nº 1.289.