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La Contratransferencia
Las teorías no son textos abstractos, vehiculizan la
relación real o imaginada del analista con los autores
significativos en tanto figuras de amor, odio,
identificaciones y rivalidad.
La Contratransferencia.
Beatriz de León – Ricardo Bernardi
Introducción
Indignación, estupor, bronca, son afectos que a veces se presentan en el terapeuta en
el transcurso del proceso psicoanalítico en relación a la transferencia del paciente.
¿Cómo es que nos sucede esto?, ¿A qué se debe?
La idea de este trabajo es tratar de un intento de conceptualizar, el concepto de la
Contratransferencia a partir de dos viñetas clínicas.
Desarrollo
Se llama Contratransferencia al Conjunto de las reacciones afectivas conscientes o
inconscientes del analista hacia su paciente especialmente frente a la transferencia de éste.
Freud empleó por primera vez el término "Contratransferencia", entre comillas, en una carta a
Carl Gustav Jung del 7 de junio de 1909.
En 19 10, en su evaluación de las perspectivas para el futuro de la terapia psicoanalítica,
cuando evocó, hablando de la persona del terapeuta, la existencia de una Contratransferencia que
"se instala en el médico por la influencia del paciente sobre la sensibilidad inconsciente" del primero.
Freud añadió que estaba cercano el momento en que se tendría derecho a "plantear la
exigencia de que el médico reconozca en sí mismo esa Contratransferencia, y la domine".
Sabiendo que ningún analista puede ir más allá de lo que le permiten sus resistencias
interiores, "reclamamos -continúa Freud- que el analista inicie su actividad con un autoanálisis y lo
profundice continuamente, conforme a sus experiencias con el enfermo".
En una cura, escribe, “...ningún analista va más allá de lo que sus propios complejos y
resistencias se lo permiten...” (Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico, 1912).
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Por eso conviene que el analista conozca sus complejos y resistencias a priori inconscientes.
A partir de allí se ha impuesto por otra parte lo que se ha podido llamar la segunda regla
fundamental del psicoanálisis, a saber, la necesidad de que el futuro analista esté él mismo analizado
tan completamente como sea posible.
El analista -y ésta debe ser una regla según Freud- no debe nunca darle al analizante nada
que provenga de su propio inconsciente.
En cada caso tiene que "reconocer y superar su Contratransferencia, para estar libre de sí
mismo".
Unos años más tarde, Freud observa que la aparición en la cura de un fenómeno que él
denomina amor de transferencia puede ser para el analista la oportunidad de "...desconfiar de una
Contratransferencia tal vez posible...".
En las décadas de 1950 y 1960, se formulan nuevas hipótesis de las teorías de la
Contratransferencia. Podemos citar en particular los nombres de P. Heimann, M. Little.
Estas analistas no reducen la Contratransferencia a un fenómeno que vendría a contrariar el
trabajo analítico. A su manera, constituiría también un instrumento que vendría a favorecerlo, al
menos bajo la condición de que el analista esté atento a él.
Así, para Paula Heimann, «la respuesta emocional inmediata del analista es un signo de su
proximidad a los procesos inconscientes del paciente (...)» Así tomada, «ayuda al analista a focalizar
su atención sobre los elementos más urgentes de las asociaciones del paciente (...)»; en el límite, le
permite anticipar el desarrollo de la cura.
Puede entonces suceder que tal sueño del analista arroje luz sobre tales otros elementos
todavía no visibles en el discurso del paciente.
Lacan y sus discípulos también lo han replanteado. Lacan no niega que el propio analista
pueda tener algún sentimiento hacia su paciente y que pueda, interrogándose sobre lo que lo
provoca, ubicarse un poco mejor en la cura.
Sin embargo, siento la sensación que el problema que plantea la teoría de la
Contratransferencia es el de la simetría que establece entre analista y paciente, como si los dos
estuvieran igualmente comprometidos como personas, como egos, en el desarrollo del psicoanálisis.
En este punto, es necesario volver sobre la Transferencia misma. Ciertamente, esta se
establece en diversos planos, y no se puede negar que el analizante percibe ocasionalmente la
relación con su analista como simétrica, suponiéndole por ejemplo un amor semejante al de él o
inclusive viviendo la situación en la dimensión de la competencia o la rivalidad.
Pero la Transferencia está dirigida fundamentalmente a un Otro más allá del analista. Es en
esta destinación donde una verdad puede alumbrarse.
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A veces, sin embargo, al aproximarse el sujeto a lo que tiene para él valor de conflicto
patógeno, una resistencia se manifiesta, las asociaciones le faltan y, desde entonces, traspone sobre
la persona del analista las mociones tiernas o agresivas que no puede verbalizar. Es en este nivel
particularmente donde la Transferencia toma una dimensión imaginaria. El analista, sin embargo, no
debe reforzarla, lo que haría si se representara la relación analítica como una relación interpersonal,
relación en la que Transferencia y Contratransferencia se respondieran en eco la una a la otra.
Por último, si el término Contratransferencia no es pertinente, es porque el analista, en el
dispositivo de la cura, no es un sujeto. Más bien hace función de objeto, ese objeto
fundamentalmente perdido, ese objeto que Lacan llama objeto a. La cuestión a partir de allí no es
saber lo que experimenta, como sujeto, sino situar lo que, como analista, puede -o debe- desear:
Sobre este punto, Lacan indica especialmente que el deseo del analista en tanto tal va en el
sentido contrario al de la idealización y revela que la tela que constituye al sujeto es de la índole del
objeto a y no de esa imagen idealizada de sí mismo en la que podía complacerse.
Conclusión
Lo primero que tuvo que dar cuenta fue Freud es de sus reacciones contratransferenciales
para luego elaborar el concepto de transferencia.
"Las transferencias son reediciones, recreaciones de las mociones y fantasías que a medida
que el analista avanza no puede menos que despertarse y hacerse conscientes, siendo lo
característico de todo el género la sustitución de una persona anterior por la persona del médico... No
se puede eludirla, es usada para producir todos los impedimentos que vuelven inasequibles el
material de la cura y además sólo después de resolverla puede obtenerse la sensación de
convencimiento en cuanto a la corrección de los nexos construidos”.
A su vez, la transferencia es una reacción desviada, anacrónica, se reacciona fuera de tiempo
y lugar. Son falsos enlaces, se activa algo pasado en el presente enlazándose una problemática
reprimida. Las reacciones transferenciales expresan clisés libidinales. Es el proceso mediante el cual
los deseos inconscientes se actualizan sobre ciertos objetos, dentro de un determinado tipo de
relación establecida con ellos y de un modo especial en la relación analítica.
Se trata de una repetición de prototipos infantiles, vivida con un marcado sentimiento de
actualidad. En la instauración, interpretación y resolución de la transferencia se reconoce el terreno
en el que se desarrolla la cura psicoanalítica. El analista viene a representar el papel en blanco en el
que se proyectan las fantasías, necesidades y expectativas del paciente.
La Contratransferencia precede a la situación analítica a través del análisis personal del
terapeuta, su formación y la adhesión a diferentes concepciones teóricas, pero la misma no adquiere
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su verdadera dimensión hasta que se la verifica junto con las demandas internas nacidas de la
situación analítica. Es allí donde la transferencia es descubierta y pensada desde la
Contratransferencia.
La escucha pone en juego la totalidad del cuerpo del analista donde se anuda la transferenciaContratransferencia. Se podría pensar que no hay una "objetividad" como tal en la práctica analítica,
sino un trabajo sobre la subjetividad del analista a través del análisis personal y del autoanálisis de la
Contratransferencia. Esta responsabilidad permite sostener el principio de abstinencia, para así
posibilitar la dirección del tratamiento.
El terapeuta no debería vivenciar como problemáticos los sentimientos que le despiertan sus
pacientes, ya que la Contratransferencia contiene una significación operacional, sirviéndole como
instrumento a la investigación de los procesos inconscientes del paciente
De acuerdo con lo expuesto, la Contratransferencia es un instrumento que está ahí,
esperándonos para ser usado, para poder darle un sentido e interpretación a los afectos que nos
despiertan cada paciente
A manera de síntesis voy a marcar una serie de puntos que en rigor son importantes de
destacar:
 Transferencia y Contratransferencia representa una unidad y se dan mutuamente.
 Si la Contratransferecia es un instrumento es por que también es un obstáculo.
 Puede definirse en sentido amplio y restringido. En sentido amplio, como la disposición conciente
o inconsciente del analista hacia el paciente en un momento o periodo dado del tratamiento. En
sentido restringido, designa un modo de participación inconsciente del analista en los procesos de
transferencia / Contratransferencia cuyos efectos en el tratamiento necesitan ser elucidados para
que el tratamiento analítico pueda continuar desarrollándose adecuadamente.
 Puede ser concordante y / o complementaria (Racker). La concordante es la expresión de la
Contratransferencia positiva sublimada y esta en la base de la empatía y de los procesos de
comprensión del analista. Los fenómenos de resonancia y sintonía que la caracterizan son
posibilitados por mecanismos de introyección y proyección los cuales llevan al yo del analista a la
identificación con él yo del paciente y del ello con él ello en sus diferentes facetas, experiencias e
impulsos. La complementaria, se manifiesta el lado neurótico de la Contratransferencia que
interviene en el proceso. Se pone en juego identificaciones en las que el analista ocupa el lugar y
se siente tratado como un objeto del mundo interno del analizado identificándose con este y
reaccionando con los sentimientos correspondientes.
 Estos objetos infantiles son figuras del Edipo temprano, del Edipo genital, del súper yo moral
clásico y sus defensas primitivas.
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 Kirle, Money 1956, habla de una Contratransferencia normal basada en la empatía y otra
patológica en los cuales se paralizan los procesos normales de proyección y reintroyección
ocurridos en el proceso analítico.
 Es un indicio de lo que ocurre con el paciente y él vínculo terapéutico.
 Hace referencia al marco teórico.
 Es inseparable de la transferencia y del proceso analítico.
 Nos habla de la comunicación Inconsciente del analista / Inconsciente del paciente.
 Repite situaciones totales del pasado infantil que incluye defensas, emociones, relaciones
objetales. El paciente las actúa en la transferencia y llegan al analista a través de identificaciones
proyectiva
 Esta estrechamente relacionada con la neutralidad terapéutica y la abstinencia y conduce a la
cuestión de objetivos y metas terapéuticas.
 Debe ser dominada para evitar que el paciente quede subordinado y al servicio del analista.
 Nos habla de los aspectos neuróticos y puntos ciegos del analista en relación con el paciente.
 Abarca la vida psíquica del analista es decir afectos, ocurrencias, creencias, actos, movimientos,
etc.
 Se debe diferenciar de la identificación empática ya que esta ultima facilita el insight analítico.
 Pone a prueba la memoria emocional y la integridad de la personalidad.
 Es difícil captar el momento que ocurre y por lo general es reconocido después de que se haya
actuado y en lo mejor de los casos descubierta y pensada.
 La comprensión del lado del obstáculo es decir la coalición con las resistencias del paciente nos
facilita un puente de insight y progreso. Por ser una promesa al acceso al inconsciente del
paciente.
 Interpretar la Contratransferencia mantiene al analista en el lugar de l Ideal de Yo y al paciente en
el de yo ideal.
 No es lo mismo la Contratransferencia que el lugar del deseo del analista dentro de la concepción
Lacaniana.
 Atender a la Contratransferencia no se contrapone a la escucha de la asociación libre, de la
historia, de los sueños y de los conflictos actuales. El arte clínico consiste en determinar en que
momento ponerla en juego.
La Contratranferencia nos puede conducir a un aspecto resistencial compartido, a las formas
arcaicas de satisfacción pulsional o de las defensas contra ellas. Estas se ponen en juego en el
análisis para inmovilizar la situación y para continuar se debe remover el obstáculo.
Se ve bien cuánto se aleja esta problemática, que representa el análisis a partir de su fin, la
Contratransferencia, que a menudo empantana la cura en esquemas repetitivos de los que a veces
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es muy difícil salir. A partir que se presenta parecería necesario fijarle a la cura un nuevo objetivo,
menos ligado quizás a las particularidades del síntoma.
Hay que resituar en este marco objetivos como el levantamiento de la amnesia infantil, la
restitución de la capacidad de amar y trabajar o, en autores como Hartmann, el refuerzo de un yo
autónomo considerado capaz de adaptarse mejor a la realidad.
Sobre la cuestión del fin de la cura, sin embargo, un texto breve de Freud, Análisis
terminable e interminable (1937), constituye un punto de viraje esencial. En ese texto, Freud explica
que, en el momento mismo en que un análisis parece llegar a su fin, surge comúnmente una
resistencia más fuerte que todas las que pudieron precederla. «El hombre no quiere someterse a un
sustituto paterno, no quiere deberle nada, por lo tanto no quiere aceptar más la cura del médico».
En el hombre en análisis hay «protesta viril», o rechazo de la posición pasiva hacia otro
hombre. En cuanto a la mujer en análisis, las cosas no se presentan mejor, puesto que la «envidia del
pene» la aparta de aceptar la solución propuesta por el analista, haciéndola entrar en rivalidad con él.
En uno como en otro caso, el análisis tropezaría contra la «roca de la castración», lo que impediría
llevarlo a su verdadero término.
En cuanto a la Contratransferencia del analista y sus puntos ciegos en relación a los
casos presentados, son tema del propio análisis del terapeuta.
En fin creo que de esto se trata.
Bibliografía
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Freud, S. “Perspectivas para el futuro de la terapia psicoanalítica” 1910.
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Freud, S. “Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico” 1912.
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Diccionario de Psicoanálisis bajo la dirección de Roland Chemama.
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Contratransferencia, Heinmann Paula.
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Contratransferencia, Beatriz de león, Ricardo Bernardi.
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Criterios de diagnostico. José Bleger.
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Criterios de Curación y Objetivos del psicoanálisis. José Bleger.
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Naturaleza de la acción terapéutica del psicoanálisis. J.Strachey.
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Fundamentos de la Técnica Psicoanalítica. Horacio Etchegoyen.
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Regresión y encuadre. Horacio Etchegoyen.
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Aspectos clínicos y metapsicológicos de la regresión dentro del marco psicoanalítico. D. W.
Winnicot.
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Acting Out y acción. Daniel Lagache.
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Hacer conciente lo inconsciente para modificar los procesamientos inconsciente: algunos
mecanismos del cambio terapéutico. Hugo Bleichmar.
•
El tratamiento Ampliación de la conciencia, modificación del inconsciente. Avances en
psicoterapia psicoanalítica. Hugo Bleichmar.
•
En que consiste entonces la entrevista con el psicoanalista. Maud Mannoni.
•
La interpretación. Ricardo Avenburg.
•
Psicoanálisis: la transformación de la palabra del sujeto por la palabra hablada. Ana María Rizzuto
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