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Jorge E Palacios García
Institute of Psychiatry, King’s College London
Doctorado en Psicología Médica
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Depresión y Ansiedad en Enfermedad Coronaria
Depresión
La depresión es un trastorno del estado del ánimo que se caracteriza por la presencia de tristeza,
perdida del interés y baja autoestima, entre otros. En la clínica, el medico busca signos como fatiga,
falta de apetito y sueño, para asistir en su diagnóstico. Los investigadores utilizan diversas escalas
validadas para el estudio de depresión, tales como la Hamilton y el cuestionario sobre la salud del
paciente (PHQ-9 por sus siglas en ingles).
Ansiedad
La ansiedad se caracteriza por una sensación de miedo, preocupación y nerviosismo constante, que
también conlleva irritabilidad y falta de concentración. Las escalas DSM, Hamilton y HADS-A, entre
otras, se utilizan para confirmar el diagnóstico en la clínica y en la investigación.
Enfermedad Coronaria
La enfermedad coronaria en una aflicción en la que las arterias coronarias se bloquean gracias a la
formación de una placa en su interior, y hay un desbalance entre la demanda y el suministro de oxigeno
que alimenta a la musculatura del corazón. Este bloqueo se manifiesta clínicamente con un dolor de
pecho, también llamado angina de pecho, y sin tratamiento y control adecuado, puede llevar a un
infarto al miocardio y la muerte. Existen diversas intervenciones en la actualidad que permiten mejor
funcionamiento de las arterias coronarias y reducen el riesgo de morbilidad y mortalidad en los
pacientes.
Ambos trastornos del ánimo y la enfermedad coronaria son de de los mayores problemas de salud en la
actualidad. Se calcula que serán de las primeras causas de pérdida de años de vida ajustados por
discapacidad (DALYs por sus siglas en inglés) para el año 2020, de acuerdo al Global Burden of
Disease Study actualizado al 2004. En países de alto y medio ingreso, entre los cuales se encuentra
México, serán las dos primeras causas de DALYs.
Trastornos del ánimo y enfermedad coronaria
La presencia de depresión en pacientes con enfermedad coronaria es mayor a la población general, con
una prevalencia de alrededor del 15% (Colquhoun et al, 2013). Estudios han reportado síntomas
depresivos en 2/3 de pacientes hospitalizados con infarto agudo al miocardio (IAM) (Cay et al, 1972).
La asociación entre la trastornos del ánimo y la enfermedad coronaria ha sido estudiada desde distintos
puntos de vista a nivel epidemiológico. Diversos estudios han demostrado que la depresión aumenta el
riesgo de morbimortalidad de enfermedad coronaria (Anda et al, 1993) (Holahan et al, 2010). Además,
se ha demostrado que la depresión es un indicador de mal pronóstico en enfermedad coronaria
establecida (Surtees et al, 2008). Otros estudios han reportado asociaciones positivas con IAM tanto en
pacientes deprimidos como en pacientes que sufren de ansiedad (Jakobsen et al, 2008).
Se cree que esta asociación depende además de diversos factores de estilo de vida, tales como
sedentarismo, falta de adherencia al tratamiento y consumo de sustancias (Druss et al, 2000). Vale la
pena señalar que se están estudiando marcadores inflamatorios y endocrinos que también influyen en
esta compleja relación.
Estudios como el de UPBEAT-UK, en Londres (Tylee et al, 2011), pretenden estudiar la prevalencia de
depresión y ansiedad en pacientes con enfermedad coronaria, reclutados de un registro de pacientes que
se maneja a nivel primario. De esta manera también se propone intervenir y prevenir a este nivel para
reducir las consecuencias a largo plazo de esta comorbilidad.
Usando los datos derivados del estudio UPBEAT-UK, me encuentro realizando un doctorado que
analizara los síntomas específicos de depresión y ansiedad y como se comportan de manera
longitudinal (a lo largo de 36 meses), además de demostrar la relación entre los síntomas y el curso y
consecuencias de la enfermedad coronaria.
Aplicación y Oportunidades en México
Tanto los trastornos del ánimo como la enfermedad coronaria son enfermedades de alta relevancia para
nuestro país. Son de las causas principales de morbilidad, perdida de vida productiva y mortalidad.
Cuando un paciente sufre de ambas, la condición empeora, el pronóstico se vuelve más desfavorable, y
el costo para el país es mayor. Son necesarios estudios y cohortes importantes para determinar la
magnitud del problema, y poder proponer cambios en la identificación y manejo de estos pacientes.
Hay oportunidad de aumentar el acceso a atención psicológica en pacientes con enfermedades crónicas,
creando programas nacionales multidisciplinarios y entrenando al personal de salud a identificar de
manera temprana pacientes que los requieran. Además se debe combatir la estigmatización que existe
alrededor de los trastornos mentales, permitiendo al paciente y a su familia buscar ayuda.
Es
importante considerar también estudios multicéntricos y colaborativos con instituciones mundiales,
reforzando así el compromiso con mejorar la calidad de vida y supervivencia de pacientes que sufren
de estas condiciones.
Referencias
Anda, R. et al. Depressed affect, hopelessness, and the risk of ischemic heart disease in a cohort of US
adults. Epidemiology 4, 285–294 (1993).
Druss, B. G. et al. Mental disorders and use of cardiovascular procedures after myocardial infaction.
JAMA 283, 506–511 (2000).
Jakobsen, A. H., Foldager, L., Parker, G. & Munk-Jørgensen, P. Quantifying links between acute
myocardial infarction and depression, anxiety and schizophrenia using a care register database. J.
Affect. Disord. 109, 177–181 (2008).
Holahan, C. J. et al. Depression and vulnerability to incident physical illness across 10 years. J. Affect.
Disord. 123, 222–229 (2010)
Surtees, P. G. et al. Depression and ischemic heart disease mortality: evidence from the EPIC–Norfolk
United Kingdom prospective cohort study. Am. J. Psychiatry 165, 515–523 (2008).
Tylee, A. et al. Up-Bear UK: A programme of research into the relationship between coronary heart
disease and depression in primary care patients. BMC Fam Pract 12:38 (2011)